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Tema 5 Empirismo Hume

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TEMA 5: LA FILOSOFIA EMPIRISTA

El empirismo como movimiento filosófico hay que entenderlo como radicalización


del problema del conocimiento. Los empiristas se enmarcan en la tradición filosófica que
sólo acepta como ciertos los conocimientos que proceden de la experiencia por los
sentidos. El resultado final será una confrontación con los racionalistas, que se sitúan en un
paradigma distinto1. Al final la filosofía moderna quedará enfrentada entre los dos modelos
y la irrupción del pensamiento kantiano supondrá una cierta salida de la crisis. Pero,
consideremos unas características generales del movimiento empirista:
- Consideran una prevalencia del conocimiento sensible sobre el racional, pues
sostienen que el origen y valor de nuestros conocimientos procede de la experiencia.
- El origen experiencial de nuestros conocimientos implica la negación de las
ideas innatas. Locke dice que nacemos con la mente "como un papel en blanco".
- El conocimiento humano no es ilimitado, la misma experiencia es su límite. Esto
va a implicar un hastío y crítica a la metafísica, que pretende ir más allá de la
experiencia.

1.- Punto de partida epistemológico:


1.1.- Elementos del conocimiento según D. HUME: (1711-1776)
Nace en Edimburgo en 1711. En 1734 se retira a Francia, donde
escribe su primera obra, Tratado acerca de la naturaleza humana. Tres años más tarde
vuelve a Londres a publicarla, pero el fracaso fue total. En 1752 publica sus Discursos
políticos: crece su fama. Se le pide a la Iglesia Anglicana que le excomulgue por sus
escritos "subversivos contra la religión y la moral". La Iglesia Católica le incluye en el
índice de libros prohibidos. Intenta repetidas veces la cátedra en la Universidad, pero es
rechazado "por sus ideas heréticas". Su trato amable y cordial le ayuda a superar todas
estas cosas. En 1769 se se retira a Edimburgo a "disfrutar de sus bienes y de la compañía
de damas discretas". Muere en 1776. La influencia de Hume en la filosofía ha sido enorme.
Fue la lectura de Hume lo que despertó a Kant, en frase de éste, de su "sueño dogmático".
El empirismo contemporáneo reconoce en él su fuente y precursor más cualificado.
Con este apartado entramos propiamente en nuestro tema que es "el
empirismo de Hume". Hume es un empirista mucho más radical que Locke, lo cual le
llevará al final a un escepticismo fenoménico. Su radicalismo se observa en su
consideración sobre el punto del partida del conocimiento y los elementos que lo
componen.
a) Crítica al concepto de idea de Locke:
Hume no estaba de acuerdo con la manera en que Locke utilizaba el
término "idea" para referirse a todo aquello que conocemos (el color que vemos, el dolor
que sentimos, eran denominados ideas por Locke, como ya hemos indicado). En
consecuencia, reservó la palabra "idea" para designar solamente ciertos contenidos del
conocimiento.
b) IMPRESIONES e Ideas son los elementos del conocimiento:
Si ahora mismo, querido alumno, estás leyendo esta página de estos
apuntes y después cierras los ojos tratando de imaginar esta página, en ambos casos estarás
percibiendo o conociendo esta página, si bien entre ambos casos existe una notable
diferencia: la percepción de esta página es más viva cuando la vemos que cuando la
imaginamos. Al primer tipo lo llama Hume impresión y al segundo idea.
Concretando:
- IMPRESIONES: se trata de las sensaciones actuales, el
conocimiento por medio de los sentidos. Lo que percibimos aquí y ahora. Son, por tanto,
sensaciones muy vivas. Son los elementos fundamentales del conocimiento porque se
tratan de los datos brutos de los sentidos.
- Ideas: son los recuerdos de las impresiones pasadas. Son,
por tanto, menos vivas que las impresiones.
CONSECUENCIA: Las ideas proceden de las impresiones, para
saber si una idea es verdadera hay que saber de qué impresión procede. Las impresiones
son, por tanto, lo fundamental en el conocimiento. El criterio para decidir la verdad y el
valor objetivo de una Idea es si podemos señalar la impresión de la que proviene, en caso
contrario tal Idea es una ficción y carece de valor objetivo. Aquí se observa la
radicalización del empirismo de Hume con respecto a Locke, ya que para Hume es
inconcebible un concepto como el de idea compleja de Locke.

2.- La crítica de la "idea de sustancia material" y de la "noción de causalidad" como base a


la crítica de la metafísica racionalista:
Este punto de partida epistemológico tan fuerte adoptado por Hume, en el
sentido de no admitir por verdadero nada más que aquello que esté directamente conectado
con la experiencia, esto es, aquello de lo que tengamos una impresión, le va a llevar a
destruir los fundamentos de la metafísica -nociones de sustancia y causa- y la misma
metafísica -Dios, mundo y yo- al no estar estos conceptos directamente conectados con la
experiencia. Las consecuencias que acarreará todo esto para la historia de la filosofía serán
incalculables, desde entonces ya no se podrá hacer metafísica con esa exigencia de ciencia,
de saber absoluto acerca de la realidad.
II.1.- Crítica de la IDEA DE SUSTANCIA:
Recordemos que para Aristóteles, la noción de sustancia (ousía)
fundamentaba la ontología (metafísica), ya que todas las propiedades o accidentes de cada
ser vivo, lo eran de su sustancia. La sustancia se configuraba como el sujeto de los
accidentes, como la esencia (eidos) que posibilitaba los accidentes del ser. La sustancia no
se podía percibir por los sentidos, pero para Aristóteles era lo más real, lo que
fundamentaba al ser.
Sin pensar demasiado y una vez considerado que para Hume sólo es válido
aquello de lo que tengamos impresión sensible, no es necesario ser demasiado perspicaz
para captar la crítica que hará Hume al concepto de sustancia. Según el criterio empirista
de verdad sólo podemos afirmar aquella idea que provenga de una impresión; la idea
de sustancia no se deriva de ninguna impresión, luego carece de fundamento.
Hablando con la terminología de Aristóteles, podríamos decir que Hume sólo admite la
existencia de los accidentes -porque se pueden captar por los sentidos-, pero no de la
sustancia (ousía).
Entonces, ¿por qué tenemos tal idea?, ¿por qué usamos continuamente en
nuestra vida ese concepto cuando nos referimos al hombre, a la rosa , al perro,...?. Hume
dice que la idea de sustancia no es más que un conjunto de ideas simples unidas por la
imaginación. Veamos esto con un ejemplo sencillo:
... tomemos una cosa, un objeto cualquiera, por ejemplo una rosa.
¿Qué es lo que percibimos?, pues percibimos un cierto color, un volumen, una figura, un
tamaño, un olor, una sensación suave al tacto2, incluso un sabor3; en una palabra, un
conjunto de impresiones simples. Pero, ¿es esto en realidad la rosa?, desde luego que no: el
olor, color, figura, etc., no son la rosa; sino que son el color de la rosa, el olor de la rosa,
etc. ¿Qué es entonces la rosa, aparte de esas cualidades sensibles?. Puesto que lo único que
percibimos es el color, olor, etc, hemos de confesar que no sabemos qué es la rosa, que
suponemos que por debajo de estas cualidades hay algo misterioso que le sirve de
soporte; y a esto misterioso le llamamos sustancia de la "rosa", pero no conocemos la
sustancia, no conocemos el ser de las cosas, sólo conocemos aquello que la experiencia
nos muestra, y la experiencia sólo nos muestra un conjunto de cualidades sensibles.
La experiencia es, pues, el origen y también el límite de nuestro conocimiento.

II.2.- Crítica a la NOCION DE CAUSALIDAD:


La noción de causalidad, esto es, de que todo lo que se produce en el
mundo tiene una causa proporcionada que lo produce es necesaria para nuestro
entendimiento del mundo, sabemos que si ponemos agua al fuego, ésta se calentará, el
fuego es causa del calor; podemos poner infinitos ejemplos de que funcionamos con esa
noción. Incluso metafísicamente era la base para la prueba "a posteriori" tomista para el
acceso a Dios. También la ciencia necesita usar dicho concepto cuando formula leyes
universales y necesarias de las regularidades y comportamiento de los cuerpos. Pero Hume
tiene otra historia que contarnos:
- La idea de causa y el conocimiento de hechos:
Según el criterio empirista de verdad el límite de nuestros
conocimientos son las impresiones. ¿Queremos saber si una idea cualquiera es verdadera?.
Muy sencillo: comprobemos si tal idea procede de alguna impresión; si podemos señalar la
impresión correspondiente, estaremos ante una idea verdadera, en caso contrario será una
ficción.
Aplicando este criterio al conocimiento de hechos del mundo, éste
queda limitado a nuestras impresiones actuales (es decir, lo que ahora vemos u oímos,
etc.) y a nuestras ideas actuales de impresiones pasadas (lo que recordamos haber visto,
oído, etc); pero no puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no tenemos
impresión alguna de lo que sucederá en el futuro.
Ahora bien, es incuestionable que en nuestra vida contamos con
que en el futuro se producirán ciertos hechos (por ejemplo, colocamos un recipiente de
agua sobre el fuego contando con que se calentará).
Hume observó que en todos estos casos (es decir, tratándose de
hechos), nuestra certeza acerca de lo que acontecerá en el futuro se basa en una inferencia
o razonamiento causal; por ejemplo, el fuego es causa y su efecto es el calentarse de
cuanto caiga bajo su acción.
- Causalidad y "conexión necesaria":
La idea de causa es la base de todos nuestros razonamientos acerca
de hechos de los que no tenemos una impresión actual.
Pero, ¿qué entendemos por causa, por relación causa-efecto?: Hume
observa que esta relación se concibe como una conexión necesaria (que no puede no
darse) entre una causa (fuego) y su efecto (calor). Puesto que tal conexión es necesaria,
podemos conocer con certeza que el efecto se producirá necesariamente.
- Crítica de la idea de "conexión necesaria":
Pero, una idea verdadera es aquella que corresponde a una
impresión. Pues bien, no tenemos impresión que corresponda a esta idea de conexión
necesaria entre dos fenómenos: hemos observado el fuego y hemos observado que a
continuación aumentaba la temperatura de los objetos próximos a él, pero nunca hemos
observado que entre ambos hechos exista una conexión necesaria.
Lo único observado es que entre ambos hechos se ha dado una
sucesión constante en el pasado, esto es, que siempre sucedió lo segundo (calentarse el
agua) tras lo primero (ponerla al fuego).
Que además de esta sucesión constante exista una conexión
necesaria entre ambos hechos es una suposición incomprobable. Propiamente no
sabemos que el agua vaya a calentarse, simplemente creemos4 que el agua se calentará.
Pero esta suposición y creencia ("belief") no significa que no
estemos absolutamente ciertos acerca de los mismos. Esta certeza proviene del hábito, de
la costumbre de haber observado en el pasado que siempre que sucedió lo primero,
sucedió también lo segundo.

3.- Crítica a la METAFISICA RACIONALISTA:


Una vez que nos hemos cargado las nociones de sustancia y causalidad,
todo el edificio metafísico se derrumba. En efecto, nosotros podemos tener impresiones de
objetos del mundo o impresiones de nuestro yo personal, pero ¿cómo pasamos de nuestras
impresiones de la realidad a la realidad?. El mecanismo psicológico del hábito y la
costumbre nos dice que el razonamiento causal sólo es posible entre impresiones: de la
impresión actual del fuego podemos inferir la inminencia de una impresión de calor,
porque fuego y calor se nos han dado unidos repetidamente en la experiencia. Podemos
pasar de una impresión a otra, pero no de una impresión a algo de lo cual nunca ha
habido impresión, experiencia. La crítica a la causalidad le servirá para criticar los temas
metafísicos del Mundo y de Dios; mientras que la crítica a la noción de sustancia material
le llevará a la crítica del Yo o concepto de identidad personal:
3.1.- Crítica a la existencia de la realidad exterior
(MUNDO):
Tomemos el criterio anterior y comencemos aplicándolo al
problema de la existencia de una realidad distinta de nuestras impresiones (que es el
criterio de verdad) y exterior a ellas. En Locke la existencia de los cuerpos como realidad
distinta y exterior a las impresiones o sensaciones se justifica en una inferencia causal: la
realidad extramental es la causa de nuestras impresiones. Ahora bien, este razonamiento es
inválido, a juicio de Hume, ya que no va de una impresión a otra impresión, sino de las
impresiones a una pretendida realidad que está más allá de ella y de la cual no tenemos,
por tanto, impresión o experiencia alguna. La creencia en la existencia de una realidad
corpórea distinta de nuestras impresiones es, por tanto, injustificable apelando a la idea de
causa.
Dicho con otras palabras más simples: la mente sólo
conoce las impresiones de las cosas, y las ideas que derivan de dichas impresiones,
luego es problemática la existencia de la realidad exterior a las impresiones. Tampoco
podemos decir que el mundo es la causa de las impresiones porque no admite la
causalidad.
La doctrina de Hume que comenzó con un punto de partida muy seductor
para todo filósofo y científico: es verdadero sólo aquello de lo que tenemos experiencia,
dato de los sentidos, impresiones; queda encerrada sobre las mismas impresiones y le
conduce a un fenomenismo (sólo conocemos lo que aparece) y a un escepticismo (del
mundo exterior no cabe justificación racional; no sabemos a qué se deben nuestras
impresiones, pretender investigar el origen de nuestras impresiones es ir más allá de ellas y
eso es imposible por que las impresiones son el límite de nuestro conocimiento).
Ahora bien, el hecho de no poder justificar racionalmente la existencia del
mundo exterior no significa para Hume negar que éste exista: de la existencia del mundo
no hay conocimiento, pero hay creencia. La creencia ocupa en el pensamiento de Hume
un puesto tan importante como la razón, o tal vez más.
3.2.- Crítica a la existencia de DIOS:
Locke (y muchos otros como el mismo Santo Tomás y los
que usan el camino "a posteriori", situando a Dios como la causa proporcionada que
explica la existencia del mundo y sus criaturas, sus efectos) había utilizado la idea de
causa, el principio de causalidad, para fundamentar la afirmación de que Dios existe. A
juicio de Hume, esta inferencia o razonamiento es inválido por la misma razón,
porque no va de una impresión a otra, sino de nuestras impresiones a Dios, que no es
objeto de impresión alguna. Pero Hume no niega que Dios exista (tenemos creencia); lo
que rechaza es la pretensión de un conocimiento cierto de su existencia y naturaleza.
3.3.- CRITICA AL CONCEPTO DE IDENTIDAD PERSONAL (YO):
De las tres realidades o sustancias cartesianas (Dios, Mundo y Yo), nos queda
solamente ocuparnos del yo como realidad, como sustancia distinta de nuestras
impresiones e ideas. La existencia de un yo, de una sustancia cognoscente distinta de sus
actos, de una autoconciencia o identidad personal, había sido considerada indubitable por
Descartes e incluso por Locke. Y no le sirve ahora a Hume aplicar su crítica de la idea de
causa -como ha hecho con el Mundo y con Dios-, ya que la existencia del yo no fue
considerada por sus predecesores como resultado de una inferencia o razonamiento causal,
sino como resultado de una intuición inmediata ("Pienso, luego existo"). Sin embargo la
crítica de Hume alcanza también al yo como realidad distinta de las impresiones e ideas. Y
utiliza para ello su crítica a la noción de sustancia.
La existencia del yo como sustancia, como sujeto permanente de
nuestros actos psíquicos, no puede justificarse apelando a una pretendida intuición,
ya que sólo tenemos intuición de nuestras ideas e impresiones y ninguna impresión es
permanente, sino que unas se suceden a otras de manera ininterrumpida: así, por
ejemplo, podemos tener impresión aquí y ahora cuando nos hemos levantado, cuando
hemos desayunado, cuando hemos entrado en esa clase de filosofía que tanto nos gusta; es
decir, tenemos impresiones particulares de cada uno de estos actos, pero reunir todas esas
impresiones y decir que "yo" soy el sustrato o sustancia que ha realizado todo eso, es una
suposición incomprobable. El yo o persona no es ninguna impresión, sino aquello a que
se supone que nuestras ideas e impresiones se refieren. Si alguna impresión originara
la idea del yo, tal impresión habría de permanecer invariable a través del curso total de
nuestra vida, ya que se supone que el yo existe de este modo. Sin embargo, no hay
impresiones constantes e invariables: "Dolor y placer, tristeza y alegría, pasiones y
sensaciones suceden unas a otras y nunca existen todas al mismo tiempo. Si alguien, tras
una reflexión seria y sin prejuicios, piensa que tiene una noción distinta de su yo, he de
confesar que no puedo seguir discutiendo con él. Todo lo que puedo concederle es que tal
vez esté tan en lo cierto como yo, en cuyo caso somos esencialmente distintos en este
aspecto. Tal vez él perciba algo simple y permanente que denomina su yo; por mi parte,
estoy seguro de que en mí no hay tal principio", Tratado acerca de la naturaleza humana,
I, 4, 6.
No existe, pues, el yo como sustancia distinta de las impresiones e ideas, no
existe el yo como sujeto de la serie de los actos psíquicos. Por lo demás, esta afirmación
tajante de Hume no permite explicar fácilmente la conciencia que todos poseemos de
nuestra propia identidad personal: en efecto, cada sujeto humano se reconoce él mismo a
través de sus distintas y sucesivas impresiones (querido alumno que lees estas páginas
ahora mismo, tienes conciencia de ser el mismo que antes contemplabas el paisaje o
escuchabas música apaciblemente, o veías ganar al F.C. Barcelona frente al R. Madrid; si
sólo hay conocimiento de las impresiones e ideas, y éstas -la página, el paisaje, la melodía
o el partido- son tan distintas entre sí, ¿cómo es que el sujeto tiene conciencia de ser el
mismo?). Para explicar la conciencia de la propia identidad, Hume recurre a la
memoria: gracias a la memoria reconocemos la conexión existente entre las distintas
impresiones que se suceden; el error consiste en que confundimos sucesión de
estados de conciencia con identidad personal.

CONCLUSION: FENOMENISMO Y ESCEPTICISMO


Los principios empiristas de la filosofía de Hume, llevan en último término a una
postura fenomenista y escéptica. En efecto: de una parte, las impresiones aisladas son
datos primitivos a los cuales no cabe buscar ya justificación alguna, son los elementos
que constituyen el punto de partida absoluto; de otra parte, las percepciones aparecen
asociadas entre sí, sin que sea posible descubrir conexiones reales entre ellas, sino
solamente su sucesión o contigüidad. No es posible, pues, encontrar un fundamento
real de la conexión de las percepciones, un principio de unidad de las mismas que sea
distinto de ellas: ni conocemos una realidad exterior (mundo) a las mismas y distinta de las
percepciones, ni conocemos tampoco una sustancia pensante (Yo) como sujeto de las
mismas. Sólo conocemos las percepciones, la realidad queda reducida a éstas, a meros
fenómenos, en el sentido etimológico del término (fenómeno = lo que aparece o se
muestra). Este es el sentido del fenomenismo de Hume.
El fenomenismo lleva emparejada una actitud escéptica: "En resumen hay dos
principios que no soy capaz de hacer consistentes y tampoco me es posible renunciar a
ninguno de ellos: que todas nuestras percepciones son existencias distintas y que la mente
no percibe nunca conexión real alguna entre existencias distintas. Si nuestras percepciones
tuvieran como sujeto algo simple o individual, o bien, si la mente percibiera alguna
conexión real entre ellas, desaparecería la dificultad del caso. Por mi parte, he de solicitar
que se me permita ser escéptico y he de confesar que esta dificultad excede mi capacidad
de entendimiento", en Tratado acerca de la naturaleza humana, apéndice.

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