Este documento ofrece cuatro razones por las cuales siempre es bueno dar gracias a Dios: 1) Por su fidelidad, ya que Dios nunca cambia y podemos confiar en su amor; 2) Por sus obras maravillosas como abrir el mar Rojo y derrotar a nuestros enemigos; 3) Por su justicia, pues Dios derrotará a todos sus enemigos incluyendo la injusticia y el pecado; 4) Por nuestra prosperidad cuando estamos plantados en su presencia y caminamos con él en fe y obediencia.
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Este documento ofrece cuatro razones por las cuales siempre es bueno dar gracias a Dios: 1) Por su fidelidad, ya que Dios nunca cambia y podemos confiar en su amor; 2) Por sus obras maravillosas como abrir el mar Rojo y derrotar a nuestros enemigos; 3) Por su justicia, pues Dios derrotará a todos sus enemigos incluyendo la injusticia y el pecado; 4) Por nuestra prosperidad cuando estamos plantados en su presencia y caminamos con él en fe y obediencia.
Este documento ofrece cuatro razones por las cuales siempre es bueno dar gracias a Dios: 1) Por su fidelidad, ya que Dios nunca cambia y podemos confiar en su amor; 2) Por sus obras maravillosas como abrir el mar Rojo y derrotar a nuestros enemigos; 3) Por su justicia, pues Dios derrotará a todos sus enemigos incluyendo la injusticia y el pecado; 4) Por nuestra prosperidad cuando estamos plantados en su presencia y caminamos con él en fe y obediencia.
Este documento ofrece cuatro razones por las cuales siempre es bueno dar gracias a Dios: 1) Por su fidelidad, ya que Dios nunca cambia y podemos confiar en su amor; 2) Por sus obras maravillosas como abrir el mar Rojo y derrotar a nuestros enemigos; 3) Por su justicia, pues Dios derrotará a todos sus enemigos incluyendo la injusticia y el pecado; 4) Por nuestra prosperidad cuando estamos plantados en su presencia y caminamos con él en fe y obediencia.
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Demos gracias al Señor
20/11/2022
A un niño de cuatro años se le pidió que diera gracias
en la cena de Navidad. Todos inclinaron las cabezas, y el niño comenzó a orar. Le dio gracias a Dios por sus amigos, nombrándolos uno por uno. Le dio gracias a Dios por su mamá, su papá, sus hermanos, sus abuelos y todos sus tíos. Luego, comenzó a darle gracias a Dios por los alimentos. Dios gracias por el pavo, el pan, la ensalada de frutas, la salsa, los pasteles y las papas. Se detuvo por un largo rato mientras todos esperaban. Por fin, el muchachito miró hacia su madre y le dijo: Mamá, si le doy gracias a Dios por las verduras, ¿no sabrá que es mentira? Sin duda, es bueno darle gracias a Dios. Sin embargo, a veces es difícil hacerlo. Hay algunas cosas, como las verduras, por las cuales no siempre queremos darle gracias a Dios. A veces los sentimientos nos lo impiden. Cuando nos sentimos tristes, frustrados, deprimidos y desanimados, dar gracias puede ser lo último que queremos hacer. Sin embargo, siempre es bueno darle gracias al Señor. Cuando menos ganas tenemos de hacerlo es cuando más nos hace falta. La gratitud cambia nuestro corazón y nuestros sentimientos, y puede cambiar nuestras circunstancias también. En esta temporada del año cuando muchos piensan en dar gracias, vamos a ver por qué es bueno siempre darle gracias a Dios. Basaremos nuestra meditación en el Salmo 92. Este salmo fue escrito especialmente para el sábado, el día de reposo y de adoración a Dios en el Antiguo Testamento. Nosotros nos reunimos para adorar en domingo, pues Jesús es nuestro reposo. Su resurrección es la máxima razón para adorar. Por la fe en él, podemos reposar en su adoración todos los días. Ya que se escribió este salmo específicamente para el sábado, habla de las actividades de los salmistas y adoradores que guiaban al pueblo en la adoración a Dios. Los levitas que dirigían la adoración usaban instrumentos para alabar a Dios en la mañana y por la tarde. Quizás pensaríamos que se fastidiarían de alabar a Dios todo el tiempo. Vamos a ver lo que dicen en los versos 1 al 3. ¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre; 2 proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche, 3 al son del decacordio y de la lira; al son del arpa y del salterio! ¿Cuál es su reacción? ¿Es pesado tener que darle gracias a Dios? ¡No! Es bueno. Es apropiado y agradable, porque Dios se lo merece. Fuimos creados para alabar a Dios. Cuando lo alabamos de corazón, nos trae satisfacción, porque para eso fuimos hechos. Debemos acostumbrarnos a darle gracias a Dios como lo hicieron ellos, regularmente. En este salmo vamos a encontrar cuatro razones para darle gracias a Dios. Aquí encontramos la primera: Es bueno dar gracias a Dios por su fidelidad. Él nunca cambia. Podemos confiar en el amor fiel de nuestro Dios. Un día, un viejo granjero estaba sentado junto a su esposa cuando se puso a pensar en lo bueno que había sido con él. Llevaban 42 años de casados, y ella siempre lo había apoyado. Le echó el hombro en todo. Por fin, ya no lo pudo contener. Le dijo: Mujer, has sido una mujer tan maravillosa que casi te lo he querido decir. Apenas podía contener su amor, pero no quería que se le subieran los humos. ¡Dios no se ha quedado callado en cuanto a su amor por nosotros! Lo ha escrito en el cielo, en los alimentos, en el cantar de las aves, en el aroma del café. Lo escribió con letras enormes en la cruz. Si él nos ha declarado así su amor, ¿no debemos corresponderle? Es bueno dar gracias a Dios por su amor fiel. Vamos a buscar la segunda razón por la que es bueno dar gracias a Dios en los versos 4 al 8. Tú, Señor, me llenas de alegría con tus maravillas; por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos. 5 Oh Señor, ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos! 6 Los insensatos no lo saben, los necios no lo entienden: 7 aunque broten como hierba los impíos, y florezcan todos los malhechores, para siempre serán destruidos. 8 Solo tú, Señor, serás exaltado para siempre. Es bueno dar gracias a Dios por sus obras maravillosas. Dios no es hipócrita; él no nos declara su amor sin demostrarlo. La Biblia es la historia de las grandes obras de Dios. Él abrió el mar Rojo, y partió el río Jordán. Tumbó las murallas de Jericó, y derrotó a los enemigos de Israel. ¿Qué ha hecho por nosotros? Ha derrotado a nuestros peores enemigos, el diablo y la muerte, en la cruz. Cada día nos abre camino, y nos lleva por el sendero del cielo. Contesta nuestras oraciones. Nos provee todo lo que necesitamos. Sólo el necio ignora las grandes obras de Dios, dice el salmista. El insensato va por su camino, disfrutando de las bendiciones de Dios sin reconocer de dónde vienen. Por eso, su existencia será acortada. Será como la hierba que brota verde y luego se seca. Se cuenta la historia de un hombre que encontró el granero donde Satanás almacenaba las semillas que siembra en el corazón humano. Entre todas las semillas del enemigo, la más abundante era la semilla del desánimo. Se dio cuenta de que esas semillas crecían por todas partes. Sin embargo, cuando preguntó si había algún lugar donde no crecían esas semillas, le dijeron que sólo había una tierra inhóspita para las semillas del desánimo. Es el corazón agradecido. ¡Es bueno dar gracias a Dios por sus obras maravillosas! Leamos ahora los versos 9 al 11 para encontrar la tercera razón por la que es bueno dar gracias a Dios. Ciertamente tus enemigos, Señor, ciertamente tus enemigos perecerán; ¡dispersados por todas partes serán todos los malhechores! 10 Me has dado las fuerzas de un toro; me has ungido con el mejor perfume. 11 Me has hecho ver la caída de mis adversarios y oír la derrota de mis malvados enemigos. Es bueno dar gracias por la justicia de Dios. Cuando los enemigos de Dios también son tus enemigos, puedes regocijarte en la victoria de Dios. Es seguro que Dios derrotará a sus enemigos. Nadie que se opone a Dios podrá sobrevivir. Por lo tanto, si te has aliado con Dios, puedes estar seguro de que tus enemigos también dejarán de existir. No me refiero, por supuesto, a la vecina chismosa que te fastidia, o al jefe que te saca de quicio. Dios sabrá lo que hará con ellos. Me refiero, más bien, a la injusticia, a la muerte, a la pobreza, a la enfermedad, al pecado, al diablo y a sus demonios. Todas estas cosas dejarán de existir, porque Dios hará justicia en la tierra. Podemos celebrar cuando vemos esas victorias ahora. Cuando Dios sana a un enfermo, cuando salva a un pecador, cuando rescata a una familia y trae paz a una nación, debemos darle gracias a Dios por su justicia. Asegúrate de estar del lado de Dios, y podrás siempre celebrar sus victorias. Ahora veremos la cuarta razón por la que es bueno dar gracias a Dios. Se encuentra en los versos 12 al 15. Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. 13 Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. 14 Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos, 15 para proclamar: «El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia». Es bueno dar gracias por la prosperidad de Dios. Cuando estamos plantados en la presencia de Dios, podremos florecer. En el templo que construyó Salomón y donde cantaban los levitas había dos clases de árboles representados. Los cedros se usaron como material de construcción, porque la madera de cedro es fuerte y resistente a la polilla. Como adorno, se usaron figuras de palmera. Estos dos árboles representan la vida de la persona que vive en la presencia de Dios. La palmera, que crece en los oasis en medio del desierto, da uno de los frutos más dulces que se conoce. Cuando nos mantenemos cerca de Dios, caminando con él en fe y obediencia, nuestra vida producirá fruto. Aun en la vejez, nuestra vida tendrá sentido. El cedro es muy grande y longevo. Representa la estabilidad y fuerza del creyente. A diferencia del malvado, que se acaba como el pasto, el cedro resiste el cambio de temporadas y las épocas de sequía. El cedro es firme y fuerte, y así es la persona que se mantiene cerca del Señor. Podemos darle gracias a Dios por el bienestar que tenemos en él. Un día, los ancianos se reunieron en el asilo para la cena del día de acción de gracias. Cada uno se turnó en darle gracias a Dios por algo. Una señora de avanzada edad dijo: Le doy gracias a Dios porque me quedan dos dientes emparejados, uno arriba y el otro abajo, que me permiten masticar la comida. Esta señora comprendió algo que nosotros a veces olvidamos. Es bueno darle gracias a Dios en todo momento y por toda situación. Si te has entregado a Jesucristo, tienes grandes razones para darle gracias a Dios. Puedes darle gracias por su fidelidad, por sus obras, por su justica y por la prosperidad que viene de él. Dale hoy las gracias a Dios por todas sus bendiciones.