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Resumen 2 Conocimiento Dieterich

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HEINZ DIETERICH

¿Qué es el conocimiento científico y para qué sirve?

El término ciencia abarca cuatro aspectos de la realidad contemporánea:

a) las instituciones cuyo quehacer consiste en realizar actividades vinculadas con la ciencia
(universidades y centros de investigación).

b) el método científico como procedimiento o estrategia para interpretar el universo de manera


objetiva.

c) las teorías y conocimientos (científicos), de los últimos 2500 años de la humanidad, y desde
la génesis de la ciencia moderna en el siglo XVI.

d) el sujeto cognoscente o investigador: el científico.

Para que el ser humano pueda actuar y sobrevivir en el mundo que vive, necesita comprenderlo o
interpretarlo adecuadamente. A diferencia de los animales, además de contar con los sentidos
(olfato, vista, oído, tacto y gusto), usa el lenguaje, en forma de palabras, símbolos, imágenes, etc.

El lenguaje humano es una facultad cerebral neurológica (única en el planeta). Las percepciones
son la materia prima para la comprensión que realiza el ser humano del mundo.

Para la interpretación del mundo se apoya en dos tipos de lenguajes: los históricos o naturales y los
artificiales o formales.

Los históricos son aquellos que una persona habla cotidianamente (castellano, inglés), etc.

Por lenguajes artificiales se entiende, las matemáticas y la lógica; la gramática tiene elementos de ambos,
dado que trata de aplicar reglas racionales y coherentes a los lenguajes históricos. La distinción de ambos
tipos de lenguaje, de la comunicación de los animales, son los símbolos abstractos en la apercepción o
sistemas simbólicos del hombre.

Diferencias entre la ciencia y los demás sistemas de interpretación:


Primera: El razonamiento científico no le es natural o congénito al ser humano. No lo desarrolla espontánea o
biológicamente, gracias -por genética-, sino por medio de un esfuerzo mental deliberado y disciplinado.
Podríamos considerarlo un pensamiento artificial, frente al carácter natural de los demás sistemas
simbólicos.
Se considera la génesis de la ciencia moderna a partir del siglo XVI, vinculada a la gran obra del físico
Galileo Galilei (1564-1642).
Asimismo, el término "científico" apenas comienza a utilizarse desde 1841, cuando es acuñado por el
historiador inglés William Whewell.
Segunda: la ciencia constituye el único sistema simbólico capaz de generar un conocimiento
objetivo (certero ) so bre lo s fenómeno s del universo .
Tercera: produce y expresa sus conocimientos, siempre que sea posible de una manera
cuantitativa, con la mayor precisión, por ejemplo: "el objeto X mide 20 por 80 por 90cm; en
lugar de "el objeto X es muy grande'' .

El lenguaje y las reglas del quehacer científico permiten comunicar sus resultados de una manera
intersubjetiva —independiente a las opiniones de las personas—, y por ende, comprobables por
toda persona con la inteligencia y la preparación para ello.
Al inicio de todos los esfuerzos interpretativos que hiciera el hombre del mundo circundante,
estuvo la necesidad y el deseo de para poder protegerse de ellos y, si fuera posible, controlarlos
para su propio provecho. Sin embargo,

En la antigüedad, los sistemas interpretati vos con los cuales estaba dotado el hombre de manera
natural, eran inadecuados para comprender el porqué de los fenómenos (sequías, enfermedades,
inundaciones, la muerte, etc.). Con frecuencia, lo s fenómeno s no so n lo que parecen y no
parecen, lo que son. Quiere decir que hay una dife rencia entre la apariencia y la esencia o
realidad verdadera (objetiva) de las cosas. El ser humano se encuentra, en consecuencia, ante un
problema epistemológico o de conocimiento de la realidad objetiva que lo ha acompañado a lo
largo de su historia.

Un ejemplo de este problema epistemológico, causado por las diferencias entre la apariencia y la
esencia —entre lo percibido y lo real— de los fenómenos, es la puesta del sol o la salida de la
luna. Pese a que subjetivamente observamos la “puesta del sol”, tal cual –el fenómeno se presenta como
una realidad objetiva ante nuestro sentido común—, no existe la "puesta del sol" en términos
cosmológicos.
Otros ejemplos ilustrativos son las pinturas artísticas, que se aplican sobre un plano horizontal, pero un
buen artista logra darle una perspectiva de profundidad que nos induce a ver la imagen desde un
primer plano hasta trasfondos muy alejados

El camino para evitar las falacias del sentido común (verdades mentales engañosas) en lo posible,
radica en el análisis del universo mediante el método científico que tiene la capacidad de
hacernos pasar de la verdad mental (subjetiva) a la verdad objetiva.

Debido al escaso desarrollo de sus capacidades de explicación objetiva del mundo, lo comprendió a
la manera de entender del grupo social del cual formaba parte: proyectó lo que vivía y veía en su
pequeño cosmos social, sobre el cosmos natural. Observaba, por ejemplo, que en su sociedad había hombres
que mandaban, que tenían poder y fuerza, y proyectaba esta imagen sobre el universo: lo an-
tropomorfizaba.

Los hombres y mujeres de todas las culturas antropomorfizaban la realidad objetiva en esta
etapa de su evolución: interpretaban los fenó menos del cosmos conforme a las características y
propiedades de su propio ser humano y convivencia social –en analogía a su vida social– para
hacerlo entendible y controlable.
El pensamiento mágico no descubre las relaciones causales reales que imperan en el mundo, en
cambio, establece relaciones ficticias de causa-efecto, hecho por el cual no puede influenciar los
acontecimientos reales y sus determinantes decisivos. Entre un fenómeno meteorológico como la
lluvia y el sacrificio de un ser humano no existe ninguna relación de dependencia real, de ahí
que el ritual mágico podía calmar las angustias respectivas de los creyentes, mas no producir la tan
necesitada lluvia.

L as analo gías antro p o mo rfizantes del pe n sa miento mágico recibieron un poderoso estímulo
del efecto de la imitación. Ante las deficiencias del pensamiento mágico, del sentido común y, en
general, de todas las formas de interpretación naturales, se hace imperativa la siguiente pregunta:
¿por qué el hombre no trata de abolirlas para ya sólo pensar de manera objetiva? La respuesta es
triple.

En primer lugar, para la gran mayoría de las actividades cotidianas no se requiere la generación del
conocimiento profundo y preciso que proporciona la ciencia. Para los quehaceres rutinarios y habituales,
es suficiente el uso de conocimientos no científicos, reflejos condicionados y conductas innatas.

En segundo lugar, sería imposible que alguien razone constantemente de manera científica para
interpretar y conocer el mundo, o que "traduzca" sus observaciones de sentido común en lenguajes científicos.

¿para qué sirve el conocimiento objetivo?, ya ha sido contestada de manera implícita: el conocimiento
científico sirve —de hecho, es el único medio disponible—, para conocer el mundo real (objeto de
investigación) tal como objetivamente existe y opera.

La utilidad del pensamiento objetivo no se limita al análisis de los temas de investigación


académicos, debe emplearse en las situaciones personales de gran trascendencia —selección de
carrera, etc.— , p a r a e v i t a r consecuencias irrevocables.

El método científico tiene sentido donde el conocimiento de la realidad tiene que ser libre de
distorsiones, preferencias o ilusiones por el sujeto cognoscente (quien interpreta), tanto en situaciones
profesionales como personales.

La finalidad de la ciencia es, eminen temente práctica: se trata de la dominación de los


procesos reales en beneficio del hombre, y así ha sido desde su origen.

El poder del conocimiento objetivo ha sido utilizado tanto para el control de los procesos
naturales, como para la dominación y explotación del hombre. Es necesario entender que no es
responsabilidad de "la ciencia", sino de las relacio nes sociales en que es utilizada.

El dicho: saber 'es poder, es correcto -cada vez más-, en la medida en que se tecnifican las econo -
mías. El poder del saber objetivo es utilizable tanto para la dominación del hombre como para su
emancipación. La televisión, por ejemplo manipula o clarifica.
"Como científico, Hawking es un profesional; como filósofo, un
diletante" (Entrevista a Juan Arana)
Publicado en: El Mercurio
Fecha de publicación: Chile, 1 de febrero de 2015.

"El científico debe tener una ética, una posición política, una
concepción de lo que le da sentido a la vida"

Muchos de los alumnos de Juan Arana -catedrático de la Universidad de Sevilla, y miembro de la


Academia de Ciencias Sociales y Políticas de España- quedan sorprendidos cuando estudian el caso
Galileo y descubren que este no fue condenado a la hoguera -a diferencia, por ejemplo, del filósofo
Giordano Bruno-, que muchos de los grandes eclesiásticos de la época solían proteger a los científicos,
y que en el enfrentamiento entre Galilei y la Inquisición, presentado como ejemplo arquetípico del
conflicto entre ciencia y religión, incidieron de modo sustantivo cuestiones políticas de la época.

Especialista en filosofía de la naturaleza y en historia de la ciencia, Arana suele abordar temas como
estos en sus libros y conferencias. Defensor de la necesidad de recuperar el diálogo entre los campos
de la filosofía, la ciencia y la religión, estuvo recientemente en Chile invitado por la Universidad de los
Andes. Aprovechó de reunirse con antiguos amigos, como el matrimonio de filósofos Roberto Torretti
y Carla Cordua, y de realizar en sus charlas afirmaciones que más de alguien podría estimar hasta
provocativas, como su convicción acerca de las raíces cristianas de la ciencia moderna.

¿En qué sustenta ese planteamiento?

"Hay una razón muy concreta: Prácticamente la totalidad de los creadores de la ciencia moderna, más
del 90 por ciento de los grandes científicos en los siglos 16, 17, 18, y quizá no tanto, pero también
sustancialmente en el siglo 19, eran personas de honda raigambre cristiana. Personas que se tomaban la
religión muy en serio y a quienes ese sentimiento religioso les llevaba a hacer ese trabajo que después
hemos denominado ciencia moderna. Cuando se comprueba que eso es así, no nos queda más que
aceptar como un hecho que la ciencia moderna ha tenido raíces cristianas".

Sin embargo, en esos orígenes de la ciencia moderna aparecen con frecuencia los conflictos con la
religión.

"Naturalmente, en esas sociedades tan cristianas, la autoridad religiosa implicaba una posición de
poder, y estos conflictos se vinculan a menudo con ese tipo de cuestiones. Para los príncipes de la
Iglesia, la ciencia aparecía como algo deseable. Y de la misma manera en que hubo conflictos entre
Miguel Ángel y el Papa, los hubo entre Galileo y su protector y amigo, Urbano VIII. Pero se le ha
querido dar un sesgo de enfrentamiento entre religión y ciencia a lo que fue un enfrentamiento entre
personas concretas, cada uno de ellos con un elemento religioso, pero también con un elemento
temporal".
¿Cuándo se produce el divorcio entre el mundo religioso y la ciencia?

"La ciencia, en sus orígenes, era un campo nuevo. Por eso, el científico debía partir de una fe: la de que
la verdad que estaba buscando se podía encontrar. Y en el nacimiento de la ciencia moderna era la
religión la que convencía a los grandes científicos, pensemos en Descartes, Newton, Maxwell, de que
la naturaleza es algo hecho por Dios para que el hombre la pueda entender. Pero conforme avanzó la
ciencia, llegó el momento en que esa fe no dependía tanto de un apoyo religioso, sino de los resultados
conseguidos".

Pero el siguiente paso es más radical: estimar que la ciencia puede reemplazar a la religión.

"Hubo autores en el siglo 19 que propusieron seriamente la idea de que la ciencia podía dar una
respuesta a todos nuestros problemas e incluso convertirse ella misma en una especie de religión. El
más conocido es Comte, pero quien tal vez lo planteó de una manera más desarrollada fue Ernest
Renan: que la ciencia puede convertirse en algo que no solo nos resuelva la vida material, sino que
también nos dé una ética, nos ayude a organizar políticamente la sociedad, establezca valores y dé
sentido a nuestra existencia. El siglo 20 ha sido un amargo despertar de ese sueño de la razón".

Sin embargo, hoy día voces científicas influyentes, como un Stephen Hawking, plantean que es
posible entender toda la naturaleza del universo sin necesidad de religión y que esta constituye más
bien un obstáculo.

"Casos como el de Hawking ejemplifican los defectos de una cultura atomizada, separada en
compartimentos estancos. De la excelencia científica de Hawking nadie duda, pero ese espíritu tan
privilegiado adolece de una compartimentación: tiene una gran cultura científica, pero su cultura
histórica y filosófica es deficiente. Yo diría que como científico es un profesional; como filósofo, un
diletante".

¿Y qué ocurre con el evolucionismo? Muchos de sus divulgadores plantean su incompatibilidad con
el pensamiento religioso.

"La teoría de la evolución fue algo así como el caso Galileo del ámbito protestante. Cuando surge la
teoría de Darwin, esta produce una gran controversia religiosa, que sin embargo no se da en los países
católicos. En estos últimos muy pronto aparecen personajes como Bergson y después Chardin, que no
solo no rechazan la idea de la evolución, sino que la consideran como algo fácil de armonizar con la
creencia cristiana. Porque la creencia cristiana tiene una visión dinámica de la historia; esta camina
hacia la salvación común de la humanidad. La teoría de la evolución viene a traer esa visión lineal a la
historia natural; entonces, no parece que tuviese que haber ningún conflicto".

¿Un evolucionista consecuente no debiera ser necesariamente un ateo?

"No es que no debiera ser, es que de hecho no lo fue. Darwin no era ateo, y Wallace, que fue el que
codescubrió con él, era un creyente. Y la proporción de creyentes que hay entre los científicos
evolucionistas es creciente a lo largo del tiempo. Es verdad que también ha habido otra línea, que
comienza con otro discípulo de Darwin, Thomas Huxley, que ha tratado de desarrollar una visión del
hombre como producto de la pura naturaleza. Para un cristiano no tiene ninguna dificultad afirmar que
el desarrollo de la vida es un producto de la naturaleza, pero el hombre de alguna manera saca la
cabeza de la naturaleza y tiene una dimensión espiritual, no reducible a lo biológico. Y eso no tiene
que ver ya con la teoría de la evolución, sino con la interpretación que hacemos del hombre".

Usted ha hablado de un auge de la teología natural. ¿A qué alude el concepto?

"A la posibilidad de entender algo acerca de Dios no apelando a la religión, sino a las propias fuerzas
del hombre. Esto se ha planteado fundamentalmente a partir de la filosofía analítica y de ciertos
desarrollos de la filosofía post analítica que han vuelto al centro del debate: qué podemos decir,
apoyándonos en la razón, de la existencia o no existencia, y de los atributos que pueda tener la
divinidad. En este campo hay posiciones controvertidas. Hay teístas y quienes niegan esa posibilidad,
pero el diálogo es constructivo. Y se han producido avances muy notables últimamente, como el paso
del bando ateo al bando teísta del filósofo Anthony Flew. Este planteó que lo suyo no tenía nada que
ver con una conversión religiosa, sino que solo por argumentos racionales él defendía ahora la
existencia de la divinidad".

En la cultura popular no es eso lo que se percibe. Se piensa por ejemplo que en los laboratorios se
podrá crear vida, y cuando eso ocurra la religión ya no tendrá sentido.

"En 1870 se podía pensar algo así, pero estamos en 2015. ¡Han pasado 135 o 140 años desde aquel
momento en que se veía en la ciencia la panacea universal! La ciencia es ciencia, es conocimiento,
pero el científico debe tener una ética, una posición política, una concepción de lo que le da sentido a
la vida. Y si vamos a los grandes científicos tanto de ayer como de ahora, vemos que ninguno de ellos
pretende atribuirle a la ciencia la capacidad de definir aquello. Entonces, si los grandes científicos no
buscan en la ciencia lo que esta no puede dar, ¿por qué la gente de la calle sí? Porque se ha creado un
mito a base de propaganda, a base de idiotización, y muchas veces esa es la mejor forma de manipular.
Un elemento que tal vez incide en esto es cómo ha entrado la cultura de la comercialización en este
ámbito. Hay agentes literarios que se dedican a reclutar premios Nobel y personas que han tenido gran
relevancia científica, y les ofrecen contratos millonarios por libros para el gran público. Se da con
mucha frecuencia el uso de escritores fantasmas con la firma de figuras destacadas. Cuando esos textos
se presentan después como si fueran una suerte de Biblia, se está cometiendo un acto enormemente
deshonesto".

http://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/como-cientifico-hawking-es-un-profesional-como-filosofo-un-diletante
El físico británico Stephen Hawking, el científico que explicó el universo desde una silla de ruedas y
acercó las estrellas a millones de personas alrededor del mundo, ha fallecido esta madrugada en su
casa de Cambridge, a los 76 años.
Hawking pasará a la historia por su trabajo sobre los agujeros negros y por intentar unificar las dos
grandes teorías de la física del siglo XX, la de la relatividad y la de la mecánica cuántica. También
por los populares títulos divulgativos de los que fue autor, entre ellos Breve historia del tiempo, del
Big Bang a los agujeros negros, publicado en 1988 y convertido en el libro de ciencia más vendido de
la historia.
…dijo en una ocasión. "Mi objetivo es simple. Es un completo conocimiento del universo, por qué es
como es y por qué existe".
Sus contribuciones excepcionales al conocimiento científico y a la popularización de la ciencia y las
matemáticas han dejado un legado indeleble. Su personaje fue una inspiración para millones.
Solo la cosmología capturó de verdad su interés, pues lidiaba con la gran pregunta del origen del
universo.
Hawking saltó a la fama junto a su colega Roger Penrose a finales de la década de 1960. El motivo,
su teoría de la singularidad del espacio tiempo. Los dos físicos aplicaron la lógica de los agujeros
negros al universo entero. Su más famoso hallazgo científico fue el del fenómeno que se conocería
como la radiación Hawking, por la que los agujeros negros desprenden energía hasta desaparecer.
Su enorme popularidad su idea de que la ciencia descubriría algún día “la teoría del todo”, que
exploraría en su libro Breve historia del tiempo.

En enero de 2014 presentó un polémico artículo defendiendo que no existían los agujeros negros. Al
menos que no existían de acuerdo con cómo se habían entendido hasta entonces. Un agujero negro
es un lugar de gran densidad y energía. La teoría decía que a partir de un punto, la energía -la luz-
no podría escapar a su gravedad. Hawking argumentó en cambio que sí podría, que no existía un
horizonte de sucesos, esto es, un punto de no retorno, sino un horizonte aparente. Así, el agujero
negro contendría la energía durante un tiempo antes de dejarla escapar.

Se convirtió en una suerte de icono de la cultura popular, como demuestra la cantidad de estrellas
del cine y de la música que hoy han expresado sus condolencias por la muerte del respetado
científico. Hawking apareció en la serie The Big Bang Theory, de la que se declaraba fan, y mereció
un personaje en Los Simpson. "Su teoría sobre el universo en forma de dónut es interesante, Homer.
Puede que tenga que robársela", le decía al cabeza de familia de la popular serie animada.

https://elpais.com/elpais/2018/03/14/ciencia/1521000039_928701.html

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