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Estela Urdániz - Periodismo Revolucionario en Las Chacras Misioneras

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Estela Urdániz: periodismo revolucionario

en las chacras misioneras

Por Sebastián Korol (*)

Su nombre integra la lista de los treinta mil desaparecidos por el terrorismo de Estado.
Estela Urdániz fue periodista, comunicadora y educadora popular, soñadora de manos
tendidas y pies embarrados. No es desatinado afirmar que, aunque de diferente manera,
estuvo a la altura de Rodolfo Walsh. Esta Mujer -sí, con mayúscula-, luchó en la década del
70 junto al Movimiento Agrario de Misiones (MAM) y las Ligas Agrarias de Misiones
(LAM). En su militancia rural, de perfil bajo pero elevadísimo nivel político e intelectual,
dejó todo. Por eso los genocidas quisieron arrancarnos su luz.

No llega al metro setenta, cabello corto, raya al costado, castaño teñido. Sonrisa amplia de
labios delgados, pómulos marcados. Pensativa, laboriosa, ordenada, rigurosa. Alegre,
inquebrantable, imponente. Así la describen sus compañeros. Así lo evidencian las
poquísimas fotos que se conservan de ella, sacadas casi a escondidas, porque no aceptaba
posar ante la cámara.

Poco se sabe de su vida antes de Misiones. Nació en la zona Sur de Capital Federal, donde
cursó sus estudios primarios y secundarios. Posiblemente estudió periodismo en Buenos
Aires. Lo cierto es que ejerció el oficio durante algunos años. A mediados de la década del 60
se incorporó al Movimiento Rural Cristiano. Fue allí donde conoció a Michel Guilbard, quien
años más tarde la convocaría para sumarse a un gremio agrario recién fundado en Misiones,
que tenía entre sus prioridades la edición de un periódico.

Su militancia también se dio en el Peronismo de Base (PB), donde llegó a relacionarse con
personas que habían participado en Taco Ralo, la primera experiencia de guerrilla peronista,
en el sudeste de Tucumán.

Llegada a Misiones
En la Asamblea General Ordinaria del Movimiento Agrario de Misiones del 29 de abril de
1972 se dispuso, entre otras medidas, la creación de un periódico y la emisión de un
programa radial de la organización.

Pablo Fernández Long llegó a Misiones en febrero de 2012, cuando se realizaba la Huelga
del Té, interesado en aportar al Movimiento desde su formación sociológica. Se asentó en
Oberá y al poco tiempo fue designado por la Comisión Central y la Asamblea de Delegados
del MAM como asesor de la organización.

“A partir de la presencia de una mujer que hizo mucho por eso (desarrollo sector
maestros), que se llamó Estela Urdániz y es una desaparecida del tiempo del Proceso, era una
asistente social y yo creo que lo veía claro a eso de que había que hacer todo un trabajo con
los maestros rurales desde la escuela” (M. Rébora, 1995) Citado por Mercedes Moyano
Walker (2020).

“Nosotros le pedimos al francés, Michel Guilbard, que estaba en Buenos Aires, que tratara
de encontrar a alguien capaz de conducir un periódico, con experiencia de trabajo de base,
etcétera, y él la trae a Estela. Lamentable dónde la fue a buscar no sé y ella era muy cerrada
en la información. Cuando llegó nosotros le decíamos 'Paula', hablábamos entre nosotros y
usaba nombre de guerra (risas), te digo esto para que te des una idea del por qué es tan difícil
seguirle los pasos, hacia atrás, de dónde venía y qué había hecho antes”. (Pablo Fernández
Long. Entrevista)

Fue así como Estela Urdániz arribó a Misiones, por medio del Movimiento Rural
Cristiano, y quedó como responsable principal de la edición de Amanecer Agrario.

Con apenas un bolso de ropas, libros y elementos personales, Estela se instaló en la sede
del MAM, que funcionaba en un viejo salón de madera, ubicado justo en frente de radio
LT-13 de la localidad de Oberá. En ese lugar pasó a convivir con Pablo Fernández Long,
Susana Benedetti y Juan Carlos Berent. Más adelante se sumó también Pedro Peczak, quien
pasaba algunos días allí y otros en su chacra de Los Helechos.
“Era una experiencia de vida colectiva, se compartía y socializaba todo. Eso nos daba
mucha riqueza porque se hablaba mucho de política, de trabajo, y Estela era el 'comisario
politico' en materia de convivencia, todas las normas de hacerse cargo de los trabajos de la
casa, la agitacion antimachista. En esa epoca no se hablaba de feminismo, se hablaba de
participación de la mujer, de la igualdad de la mujer, esa era la cuestión”. (Pablo Fernández
Long. Entrevista)

Juan Carlos Berent aporta: “Yo, salvo la experiencia que tuve en un colegio privado, nunca
compartí con gente. Yo tenía mi pareja, nosotros teníamos nuestra pieza, pero nunca tuvimos
problemas de convivencia, ni con Estela ni con Pablo ni con Pedro. En ese momento eramos
como siete, ocho los que vivíamos en la misma casa y siempre fue buena la convivencia. Por
supuesto siempre bien organizados, cada uno sabía lo que tenía que hacer, y más o menos
siempre la que 'llevaba la batuta' era ella, la más vieja (se ríe). Y yo te digo, nunca tuve otra
experiencia de ese tipo, fue una cosa muy hermosa, un compañerismo muy grande, siempre
nos ayudamos, en la cuestión de la cocina siempre bien organizados. Fue una cosa hermosa
haber vivido, a pesar de que yo estaba en pareja y por ahí rompían las bolas las compañeros,
pero fue lindo”.

Durante el período comprendido entre la Asamblea del 29 de abril y la aparición del


primer ejemplar del periódico, la dirigencia del Movimiento emprendió una intensa tarea de
educación, formación y perfeccionamiento de sus bases: se realizaron cursos de tres días en
todas las colonias, en los que se abordaban temas como gremialismo, comercialización y
organización interna.

El periódico

Con una tirada de ocho mil ejemplares, el primer número del vanguardista periódico
“Amanecer Agrario” vio la luz en junio de 1972. Señala Francisco Ferrara (1973) que en sus
páginas se vierten las experiencias más importantes del Movimiento, matizadas con artículos
de fondo sobre cuestiones diversas, declaraciones y documentos de la organización, y una
columna dedicada constantemente a reflejar los problemas de la mujer campesina: “La Mujer
Rural Misionera Tiene la Palabra”. Varios de los artículos eran de Estela Urdaniz y Susana
Benedetti, coordinadoras de la sección. Al igual que en el resto del periódico, todos tenían
una fuerte influencia católica” (Rodríguez. 2009).
“Era fuertisimo la marca de genero en el Amanecer Agrario. Y eso era fruto de los aportes
d Estela y de Susana, que ya venia fuerte desde el MRC, del respeto a la persona mas allá de
la igualdad de género. Ella lo marcó mucho, no desde la persepectiva de un feminismo como
'lucha de clases, del nos explotaron hasta ahora y vamos a poner otras reglas de juego'. La
visión en ese momento era 'o nos liberaron juntos o no se libera nadie'. Hombres, muejres,
chicos, el hombre nuevo y todo eso que incluia una fuerte politica de igualdad, de respeto y
de participación, era la palabra fundamental: participación. No era feminismo. Era igualdad,
participación, en serio”. (Pablo Fernández Long. Entrevista)

“Al principio teníamos muchas dudas de que el Amanecer Agrario anduviera, porque no
sabíamos de la capacidad de Estela, pero una vez que empezó a salir, que ella le daba forma a
los artículos, diagramaba todo, estaba en contacto con el tipo de la imprenta, que era una
imprenta de esas que ponían letrita por letrita todavía. Y dio resultado, porque la gente, que
no le gusta mucho leer en el interior se prendió de eso, vendíamos una cantidad de ocho mil
ejemplares por número, que teóricamente era quincenal, pero por ahí se estiraba un poco
porque nos costaba la distribución del periódico”. (Juan Carlos Berent. Entrevista).

Tanto Estela como Fernández Long se encargaron de enseñar a muchos integrantes de la


Comisión a escribir correctamente para publicar sus artículos en el periódico, indica el
investigador Gerónimo Cabassi, en su Tesis de Grado “Compañeros colonos no bajemos la
guardia” (2011), de la Licenciatura en Comunicación Social, donde ofrece un minucioso
análisis discursivo del periódico.

“Ella llega y mientras hace todo el trabajo del Amanecer Agrario, era la que se encargaba
de juntar todas las notas, trabajaba mucho con las mujeres en las colonias, ayudarles a
expresar para que las mujeres escribieran también, realmente tenía una metodología de
trabajo espectacular. Ella practicamente nos ayudó, a mí, a Susana (Benedetti) a Juan Carlos
(Berent), a elaborar toda la metodología de la profundización. Juan Carlos cuando hablaba de
que iba a las colonias, de la raíz del problema, bueno, ella nos dio una mano enorme con todo
eso. Además era muy pedagógica”. (Pablo Fernández Long. Entrevista).

“(...) Conmigo por ejemplo, yo al principio era un desastre (risas) Imagináte que si bien,
yo tuve una formación en un colegio de monjas, ya traes incorporado un vocabulario y una
redacción un poquito mejor, pero bueno, nunca para un diario ¿viste? O como hacer los
puntos, nosotros tuvimos hasta clases de eso para aprender. Porque cuál es el punto central y
como ir desarrollándolo (...) aprendí con Estela o con el mismo Pablo preguntando, porque
eso fue algo que yo, agradezco que adquirí, no tener vergüenza de preguntar, ¿viste? Y no
sentirme que estoy haciendo el ridículo, si no lo sé, no lo sé. A mucha gente por ahí le cuesta,
¿no cierto?” (Susana Benedetti. Entrevista con Gerónimo Cabassi. Ob.cit)

“Ella hacía las correcciones finales y le daba forma al artículo. Y ella impulsó en el
periódico Amanecer Agrario la parte de la mujer, que también tenía su espacio. Siempre hubo
mujeres que mandaban cartas y que ella las arreglaba y las pasaba al Amanecer Agrario. Las
mujeres participaban mucho en ese sentido. Y todos nosotros, porque no te olvides que
nosotros, la mayoría éramos colonos y escribíamos a nuestro estilo y ella por ahí hacía las
correcciones, nos daba los temas, un punteo para que podamos desarrollar los temas, y
después ella se encargaba de hacer las correcciones necesarias para que salga un buen
artículo”. (Juan Carlos Berent. Entrevista)

El staff de redacción no estaba definido, analiza Cabassi, por lo menos de manera


explícita. Los encargados de la realización del periódico eran los integrantes de la Comisión
Coodinadora Central (C.C.C.) bajo la coordinación y revisión de Estela Urdániz. También
colaboraban delegados de núcleos y socios así como lectores varios que enviaban sus notas,
tanto para la columna Carta de lectores como para otros artículos diversos. Pero la instancia
de discusión sobre el contenido, las formas, los artículos a publicar, las correcciones y la
diagramación del periódico se llevaba a cabo en la reunión semanal de la C.C.C. que se
realizaba todos los martes.

Sobre esos encuentros editoriales rememoró Fernández Long:

“Antes de cada número teníamos una reunión editorial, participaban Estela, Juan Carlos,
Susana, yo, Pedro, y algunos compañeros más, José si andaba en ese momento por Oberá. Y
ahí peloteábamos, definiamos, los temas más importantes y ya está. Después ella agarraba y
empezaba, decía: 'bueno, ¿cuál va a ser el tema de tapa, qué vamos a hacer aquí, qué vamos a
poner allá?'. Es decir toda la parte, su relación con la imprenta, ella era la que trabajaba con el
paraguayo que nos imprimía, la que se relacionaba con la persona que recogía la publicidad.
Ella dirigía el diario, realmente. No es que escribía tanto ella personalmente, su trabajo era
hacer escribir a los demás, a través de una discusión política. Más que la capacidad de
escribir, ella tenía la capacidad de hacer escribir a los demás. Se sentaba con Pedro, con gente
que nunca había escrito un artículo, y hablando, charlando, horas y horas, y cuando
terminaban toda la charla, iban y escribían. Ella por supuesto les corregía un poco la sintaxis,
un poco la redacción. Pero lograba que expresaban por escrito lo que ellos pensaban, que creo
es una habilidad periodística más difícil que sentarse y hacerlo uno mismo, que es lo más
fácil”. (Pablo Fernández Long. Entrevista)

Susana Benedetti, citada por Cabassi, expresa: “De la Comisión yo participaba porque era
la secretaria y Estela porque era la del periódico, era reunión de Comisión, no de delegados ni
nada de eso. Entonces se tocaban los temas concretos, un tiempo se hablaba mucho de lo que
fue... se hizo todo un cronograma de trabajo, se tocaba el tema de salud (...) más o menos, el
lunes a la tardecita si te faltó algo, a revisar lo que habías escrito. Bueno y el martes reunión
de comisión. Se trataba todo el orden del día y entre eso se trataba el tema diario y... porque
viste salía una vez por mes el diario, después quincenal, pero primero era una vez por mes al
principio, que yo te contaba que ni diario era, sólo un folleto. Entonces era, el problema más
grande que hubiera se tocaba, se escribía y que se proponía y a su vez bueno, la editorial
siempre la escribía Pedro ayudado por Estela que nosotros como yo te decía”.

“Estela Urdaniz, ella era la que armaba, pero después participaron gente con bastante
nivel, como Pablo Fernández Long, eh... Michel Guilbard, Juan Carlos Berent, la Susana
Benedetti que estaba principalmente en esa parte, estaban principalmente en cuanto al perfil
que tenía que tener el periódico, pero prácticamente los contenidos se discutían en toda la
Comisión Central, a grandes rasgos”. (Enrique Peczak. Entrevista con Gerónimo Cabassi.
Ob.cit)

En las reuniones de la C.C.C. se planteaban los temas más importantes para incluir en el
periódico. Una vez definidos y finalizada la reunión, Estela y una ayudante se encargaban de
diagramar y organizar el orden de los artículos que luego serían llevados a la imprenta, señala
Cabassi. Y acota que el periódico se imprimía en la imprenta del diario Pregón Misionero,
que operaba en la ciudad de Oberá, con tecnología muy rudimentaria:

“Acordáte esta fue hecha con la Gutenberg todavía, o sea la imprenta que se armaban tipo
por tipo, o sea acá... en Oberá... como dos semanas era, Michel siempre decía la Gutenberg
escuchá... porque hacia un ruido track track (risas) retumbaba como a media cuadra... esta
mayoría fue hecha, nada que ver con tecnología. Y la realización, porque además era un
paraguayo que a veces le costaba corregir los errores de ortografía (risas), entonces corregir,
volver y cambiar un tipo era... entonces, se iba a la imprenta y se trabajaba directamente con
él, pero cuando salía, salía ya, no había rotativa.” (Enrique Peczak. Entrevista con Gerónimo
Cabassi. Ob.cit)

“Yo me acuerdo que a veces le faltaban letras entonces había que volver al artículo para
que le ponga la letra (risas) (...) bueno a todo esto, la que quedaba con el trabajo era Estela,
vos tenés todos los artículos, ¿como los ponés? Entonces era a veces Estela y Juan Carlos,
otra veces Estela y Pablo, a veces Estela y Pedro, depende, se designaba quién ayudaba (...)
entonces, se diagramaba, lo que es diagramar un diario, ah y estaba Chincho y no me acuerdo
quién más, los responsables, estaba Alberto Krujosky también (...) bueno y entonces Estela se
quedaba armando, iba y hacían el bosquejo, viste que tenés que, era todo con las, no sé cómo
se llama? [se refiere a los tipos móviles]” (Susana Benedetti. Entrevista con Gerónimo
Cabassi. Ob.cit)

Cada tanto, Estela viajaba a Buenos Aires, donde mantenía encuentros con compañeros
militantes de organizaciones de la izquierda peronista. De a poco la conducción MAM fue
radicalizando sus posicionamientos políticos.

“Ella era la que tenía un contacto más estrecho a nivel de organización, pero era muy
hermética. Iba a Buenos Aires, volvía y traía documentos de discusión, traía muchas cosas de
los descamisados, que después convergen con Montoneros. Gente muy... la gente menos
foquista, menos guevarista, era la gente más 'basista', que era lo que nosotros hacíamos acá. O
sea, nosotros dentro de las contradicciones que después hubo dentro del movimiento de la
tendencia revolucionaria del peronismo en general, nuestros choques más grandes eran con la
gente que venía del foco, gente de Buenos Aires, de Rosario... con la gente que conformó la
teoría foquista, que es la que se impuso en este movimiento que giraba en torno a
Montoneros. Nuestra fuente había sido más del Peronismo de Base, Descamisados, gente que
empezaba haciendo trabajo de base primero y si ese trabajo de base llevaba a una
radicalización y un sector se incorporaba... era al revés. Dos concepciones diferentes. Ella era
una clara defensora de esa primera posición. Y nosotros seguíamos mucho la línea que nos
bajaba Estela, era realmente fue la compañera de más nivel, la reconocíamos como la de más
nivel político. El basismo nos vino mucho de Estela, eso de no acelerar, de respetar los
tiempos de la gente, de que las decisiones que surjan surjan realmente pensadas, maduradas,
etcétera. Esa parte del trabajo era muy importante. Pero claramente, Tatú, Pedro, yo, todo el
mundo. Y era la que José (Czerepak) escuchaba más, confiaba mucho, y que le ayudó a José
también a avanzar mucho políticamente” (Pablo Fernández Long. Entrevista).

Además de editar el periódico, Estela trabajó en el armado de otras piezas gráficas, que no
solo buscaban fortalecer la comunicación con las bases, sino también generar mayor
participación en las movilizaciones.

“Estaba el diario pero también había folletos, ponéle íbamos a una reunión y llevábamos
algo armado también, entonces eso lo hacíamos en los mimeógrafos, primero los stencil, ¿no
se si conociste? Era un laburo de la gran siete, después el mimeógrafo, chaca chaca chaca
chaca... Nosotros no teníamos primero, entonces nos facilitaba la Cooperativa Agrícola, que
estaba en el tercer piso, entonces nos íbamos allá arriba y estábamos estábamos... después ya
compramos un mimeógrafo (...)” (Susana Benedetti. Entrevista con Gerónimo Cabassi.
Ob.cit)

Estela estuvo al frente de la edición general de Amanecer Agrario desde su génesis, en


junio de 1972, hasta julio de 1974, cuando se produjo la ruptura en el interior del MAM que
desencadenó la formación de las Ligas Agrarias de Misiones, con una línea política más
combativa. Urdániz acompañó a este último grupo, que tenía al frente a Pedro Peczak, los
hermanos Anselmo y Vladimiro Hippler, el sacerdote tercermundista José Czerepak y el
asesor Pablo Fernández Long.

Si bien el periódico siguió editándose, con el mismo nombre de “Amanecer Agrario”, la


tirada se redujo y cambió notablemente su línea editorial y estilo. Señala Cabassi que “el
M.A.M. fue perdiendo poder de convocatoria, movilización y representación de los
agricultores misioneros y la tirada de su periódico se redujo a dos mil ochocientos ejemplares
y comenzó a editarse de forma mensual hasta que finalmente, en 1975, dejó de publicarse por
completo”.

Sapucay libertario
Dos meses después de la conformación de las Ligas Agrarias de Misiones, Estela Urdániz
encabeza la edición de un nuevo periódico: “Sapucay de Liberación”, cuyo único número
salió en diciembre de 1974. Analiza Laura Rodríguez que “en el primer y único número del
periódico se encontraba la columna 'La Mujer Rural Misionera Tiene la Palabra' que había
desaparecido definitivamente del resto de los números de Amanecer Agrario, lo que indicaba
la filiación política de las mujeres que escribían en esa sección. El primer y único número
tenía una nota firmada por Susy. No hacía mención a la separación con el MAM y seguía
poniendo el énfasis en la necesidad de que la mujer acompañara al hombre. En esta nueva
etapa, decía, necesitaban que ellas se involucraran para fortalecer a las LAM. Explicaba que
estaban muy 'tranquilas' y que 'a veces tendremos que imponernos un poco' a los maridos”
(Susy. Sapucay de Liberación, Año 1, N° 1, diciembre 1974, p. 5).

En las Ligas Agrarias, desde mediados de 1974 hasta 1976, Estela se desempeñó como
asesora, junto a José Czerepak y Pablo Fernández Long. “Pero siempre preocupada por
volver a hacer un periódico, que al final salió, el “Sapucay de Liberación”, pero no se dieron
las cosas para hacer más. Siempre estuvo en la conducción de las Ligas”, recordó Juan Carlos
Berent.

El año 1975 estuvo signado por la labor legislativa del representante de las Ligas en la
Cámara de Representantes: Pablo Fernández Long. Estela acompañó ese proceso recabando
información que luego era utilizada para la elaboración de proyectos de Ley que apuntaban al
mejoramiento de las condiciones de trabajo de los colonos y peones rurales.

Golpes bajos

Hacia fines de ese año el clima de inestabilidad política se torna insostenible. El golpe es
inminente. La violencia de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) contra los sectores
sociales movilizados y organizados va en aumento.

“Como sabíamos que el golpe se venía cada uno agarró por un rumbo, Pablo que había
sido diputado se fue a Buenos Aires, yo me fui a trabajar en un obraje en Montecarlo, Pedro
se quedó en su colonia y de Estela no sé qué se hizo, posiblemente fue para Buenos Aires.
Perdimos el contacto totalmente. Eso fue en febrero, marzo del 76. Lo que no habíamos
decidido es qué hacer en caso de golpe, porque teníamos posturas diferentes, mi postura era
de borrarnos, de no seguir la lucha, de esperar que la cosa se aclare para saber qué hacer. Y la
postura de Pedro era resistir aunque sea en la clandestinidad, porque no podíamos abandonar
a la gente... Y bueno, nos agarró el golpe sin definir la cosa y cada uno hizo lo que pudo.
Estela en este caso, pará mí, se fue a Buenos Aires, y allá seguramente la habrán matado,
porque desapareció”. (Juan Carlos Berent. Entrevista)

¡Presente!

Muchos la buscaron cuando volvió la democracia. Algunos hasta conservan la esperanza


de volver a verla: quizás camuflada en alguna foto, con sus enormes anteojos negros; quizás
firmando algún artículo de prensa villera o sin tierra.

Sea como fuere: Estela Urdániz vive. En su ejemplo y legado de lucha y periodismo
revolucionario. Es una de nuestras estrellas.

(*) Publicado en 2012. Co-director de Revista Superficie.

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