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Recorrido Histórico Por Los Impresos Dominicanos

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Recorrido histórico por los impresos

dominicanos

La historia de los primeros periódicos circulantes en el país,


implica un recorrido por sucesos bélicos, donde la difusión de
ideas, prevalecía por encima de las limitaciones y la censura.
No se conoce con exactitud la fecha en que llegó a utilizarse por
primera vez en suelo dominicano la creación de Johan
Gutemberg.
Impresos iniciales
El primer impresor en Santo Domingo lo fue el francés Andrés
Josef Blocquerst, mejor conocido como “el impresor del
gobierno”. Se le atribuye haber traído la imprenta al país. En su
taller tipográfico se realizaron algunas impresiones de la época.
La “novena para implorar la protección de María Santísima por
medio de su imagen de la Altagracia”, fue el documento que
estrenó la maquinaria de este Impresor de la Comisión del
Gobierno Francés, en 1800. Este elemento fue utilizado por la
iglesia para atraer nuevos seguidores y fortalecer la fe católica.
Los Estatutos de la regia y pontificia Universidad de Santo
Thomas de Aquino, editados en 1801, conforman el segundo
tomo en la lista de escritos antiguos, seguido del “Proceso verbal
de la toma de posesión de la parte española de la Isla de Santo
Domingo”, un acuerdo entre el gobernador español Joaquín
García y el haitiano Toussaint Louverture.
Existen otros impresos citados por García Lluberes, como
proclamaciones, decretos, órdenes y documentos de carácter
militar, que componen este catálogo de impresos.
Primeros periódicos
Boletín de Santo Domingo, fue el nombre del primer impreso
informativo de la parte española de la isla en 1807. Se
caracterizaba por ser una hoja con noticias militares contra el
gobierno de Luis Ferrand y de la guerra dominicano-francesa,
escritas en español y francés. Por su orden gubernamental, no se
le considera de carácter periodístico, ni elemento destacado en el
desarrollo de la cultura dominicana. Circuló hasta 1809.
El control del poder empieza a sentirse en los acontecimientos
que abarcan la evolución del periódico. En 1810, se promulgó un
decreto que autorizaba la libertad de imprenta, consagrada tiempo
después por la Constitución de Cádiz en su artículo 371.

El libre albedrío de expresión, existió hasta 1814 cuando por


medio del Consejo de Indias, Fernando VII dispuso que todo
escrito debía tener un permiso para imprimirse y publicarse, de lo
contrario estaba prohibida su reproducción.
A partir de ese momento se limita y abusa de la libertad de prensa
existente en Santo Domingo.
Las primeras manifestaciones periodísticas fueron pasquines
críticos en contra del gobierno de la época.
Es hasta 1820, que el Rey Fernando VIII restablece la libertad de
imprenta, la nueva Constitución jurada de Cádiz, concedía a los
dominicanos el privilegio que les fue arrebatado.
Esa autonomía instaurada dio paso, el 5 de abril de 1821, a la
creación de El Telégrafo Constitucional, el primer vocero en
Santo Domingo, fundado y dirigido por Antonio María Pineda.
Su lema en latín decía: “Qui consulta patrum, qui leges, juraque
servat”, que traducido al español significa: “Que guarda los
decretos de los padres, que hicieron las leyes y la justicia”.
Este diario compuesto de cuatros páginas y formato mediano, solo
era de acceso para los suscriptores que contribuían con un peso
fuerte, precio mensual por suscripción.

Era publicado cada jueves y sus líneas contenían: “decretos y


órdenes de las diputaciones provinciales y ayuntamientos, los
estados mensuales de recaudación e inversión de las rentas
públicas, el movimiento mercantil, la hora de entrada y salida de
buques”, y otras noticias y documentos oficiales que citaban las
necesidades dominicanas, el progreso y bienestar de la colonia, y
enaltecía a la agricultura como “nuestro único camino de
prosperidad posible”.
En menos de tres meses, tiempo que permaneció vigente, se
publicaron diecisiete números. Su última edición fue el 26 de julio
de 1821.
Diez días después del surgimiento de El Telégrafo, aparece “El
Duende”, dirigido por José Núñez de Cáceres (considerado
como el fundador del periodismo dominicano).
Sus páginas se publicaban los domingos, con informaciones
relevantes de España y ciertos avisos. A diferencia del anterior,
este se caracterizaba por ser un periódico de opinión. Se publicó
hasta el 15 de julio 1821.
Controversia y fin de los periódicos
El despertar y la felicidad que apenas iniciaban para los
dominicanos, se vio interceptada por la invasión haitiana. Desde
1822 hasta 1843, no se registran muestras de libertad absoluta de
expresión en la isla, más que pasquines y hojas sueltas, aparecidas
esporádicamente. Entre las que se encuentran, las de carácter
revolucionario hechas por los trinitarios, y unos escritos de
desahogo con letras disfrazadas, que también circulaban en las
sombras de la clandestinidad, muchos, elaborados por José María
Serra.
El régimen del país ocupante hizo uso de la libertad arrebatada, y
crearon los periódicos: La estrella haitiana, La Concordia,
Explorador Haitiano y el Propagado Haitiano.

Tramas, renacimiento y libertad


Con la lucha independentista en 1844, se restablece la libertad de
expresión. En lo adelante, empieza a notarse avances
significativos en la prensa escrita.

En 1845 surge el primer periódico después de la Independencia


Dominicana, con el nombre “El Dominicano”, recordado por su
lema “Aquí no se escribe porque nadie lee y no se lee porque
nadie escribe”, este defendía las causas de la nación.
Después de su desaparición el 30 de noviembre de 1846, no se
registra un auge de medios impresos.
Los periódicos circulantes se caracterizaban por ser de oficialistas
o partidaristas, de poca difusión, efímeros y de carácter comercial
y literario.
En los años de restauración, en el país solo existían cuatro
periódicos: La Razón, dirigido por Manuel de Jesús Galván, El
Progreso con temas filosóficos, literarios y económicos, El
Orden, con fin oficialista y El Boletín, el único que surgió
durante el periodo de anexión.
Las primeras revistas de contenido literario fueron Flores del
Ozama y Revista Quincenal Dominicana.
Algunos periódicos efímeros, surgidos en la década de 1890
fueron: “El Diario del Cibao”, “El Mercurio”, “La Tarde”,
“Boletín de Noticias”, “Diario de la Mañana”, “El Anunciador”,
“Las Albricias”, “El Tiempo”, “El Avisor” y “El Comercio”.
Sucesos como el derrocamiento de Báez, la aparición del nuevo
régimen, el fin de la tiranía de Heureaux, la ocupación
norteamericana, el fin del gobierno ocupante, la dictadura
trujillista y otros acontecimientos que han involucrado la libertad
de imprenta y expresión y marcado la historia política- social de
República Dominicana, dieron inicio al surgimiento de alrededor
1,145 periódicos, citados y clasificados por años, en el libro de
Marcos Antonio Martínez Paulina, Publicaciones Periódicas
Dominicanas desde la Colonia.

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