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MUNIBE (Antropologia-Arkeologia) nº 60 17-33 SAN SEBASTIÁN 2009 ISSN 1132-2217

Recibido: 2009-10-05
Aceptado: 2009-10-26

Yacimientos del Pleistoceno superior en la Península


Ibérica con presencia de restos de oso
Upper Pleistocene sites in the Iberian Peninsula containing bear bones
PALABRAS CLAVES: Arqueozoología, Prehistoria, Ursus spelaeus, Ursus arctos, Dispersión geográfica.
KEY WORDS: Prehistory, Archeozoology, Ursus spelaeus, Ursus arctos, Geographical dispersion.
GAKO-HITZAK: Historiaurrea, Arkeozoologia, Ursus spelaeus, Ursus arctos, Sakabanaketa geografikoa.

Aritza VILLALUENGA(1,2)

RESUMEN
En este trabajo, presentamos los resultados obtenidos tras realizar una revisión bibliográfica de publicaciones arqueozoológicas de conjuntos
recuperados en cuevas de la Península Ibérica. Con ello hemos abordado el estado de la cuestión acerca de la alternancia de carnívoros y huma-
nos durante el Pleistoceno Superior.
En las siguientes líneas tratamos la distribución de dos especies de carnívoros, Ursus spelaeus y Ursus arctos en dichos contextos, ya que son
aquellas que mayor índice de alternancia presentan con el ser humano.

ABSTRACT
In this article we wish to present a bibliographic revision of the most important Archaeozoological publications about of cave sites in the Iberian
Peninsula. This information is fundamental to understand the importance of the alternation between humans and carnivores in the cave context.
In this article our main objective has been to describe the geographical distribution of two carnivores, Ursus spelaeus and Ursus arctos, becau-
se both species frequently alternated with humans in the occupation of the caves.

LABURPENA
Lan honetan aurkezten ditugu Arkeozoologia alorreko argitalpen bibliografikoen emaitzik garrantzitsuenak. Leizetan gizaki eta haragijale-
en arteko txandakatzea ausnartu dugu Iberiar Penintsulako Goi Pleistozenoan zehar.
Jarraian datozen lerrotan, bi haragijale Ursus spelaeus eta Ursus arctos-en sakabanaketa geografikoa aurkeztu nahi dugu. Bi espezie
hauek izan baitziren giza taldeekin leizetako okupazioan alternatzia episodioak izan zituztenak.

1.- INTRODUCCIÓN
das durante el siglo XIX e inicios del XX que han
En las siguientes páginas presentamos la sido revisadas desde criterios arqueozoológicos.
dispersión de restos de las dos especies de úrsi- Estos trabajos han permitido observar que los
dos (Ursus spelaeus y Ursus arctos) que habita- úrsidos son, entre las especies de grandes carní-
ron la Península Ibérica durante el Pleistoceno voros del Pleistoceno Superior, aquellas que con
Superior en cavidades con niveles arqueológicos. mayor facilidad llegaban a alternar las ocupacio-
Una recopilación similar fue realizada por José nes de las cavidades kársticas con los grupos
Trinidad de Torres en su Tesis Doctoral (TORRES, humanos. Por este motivo, son abundantes los
1984), si bien, en aquella ocasión, se trataba de casos en los que, en niveles arqueológicos en los
un catálogo de los principales conjuntos ibéricos que el agente acumulador principal del registro
con o sin presencia antrópica. fósil es antrópico, también son identificados
En las últimas décadas, los estudios arqueo- abundantes restos de oso, especialmente de
zoológicos se han convertido en una herramienta Ursus spelaeus. A diferencia de la opinión exis-
aplicada a la mayoría de conjuntos arqueológi- tente hace algunas décadas, en la actualidad la
cos. De la misma manera, son muchas las colec- presencia de estos animales no se atribuye a epi-
ciones de fauna fruto de excavaciones practica- sodios de caza, sino más bien a periodos de

Becario FPI del Gobierno Vasco – Eusko Jaurlaritza. Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV- EHU.
(1,2)

aritzavillaluenga@gmail.com.
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abandono de las cavidades por el ser humano y en las que la presencia de restos de estos ani-
ocupaciones del mismo medio físico por parte de males sea debida a acumulaciones producidas
estos animales. Este uso de los mismos empla- durante la hibernación o como consecuencia de
zamientos llevó, tanto a humanos, como a úrsi- caídas en trampas naturales, así como cuevas en
dos, a alternar en las mismas cavidades, como las que han sido localizados restos de estos ani-
lugar de habitación en el caso de los primeros, y males o indicios de su presencia, yacijas o ara-
de hibernación en el de los segundos. ñazos en las paredes de cuevas sin presencia
Este hecho nos llevó a identificar evidencias antrópica. El estudio de estos últimos conjuntos
claras de ocupaciones alternas durante el deseamos abordarlo en futuros trabajos, ya que
Paleolítico Medio y Paleolítico Superior Inicial, y también son de gran importancia para conocer a
plantearnos si la llegada del Homo sapiens y estos animales.
comienzo del Paleolítico Superior pudieron acarre-
ar algún tipo de cambio en el comportamiento de 2- MARCO DE ANÁLISIS
los grupos humanos. En lo relativo a la ocupación El medio calizo es el indicado para la existen-
del medio físico, contribuyó a desplazar de las cia de cavidades con suficiente desarrollo para la
cavidades ocupadas por estos a ambas especies creación de las condiciones de aislamiento ade-
de oso, Ursus spelaeus y Ursus arctos. Este pudo cuadas, y la conservación mediante procesos de
ser un factor más a tener en cuenta para com- fosilización del material óseo. En este trabajo
prender la extinción de la primera especie, con hemos documentado gran diferencia entre el
mayor vinculación al medio kárstico para la hiber- norte y sur de la Península Ibérica, ya que por
nación y periodo de cría. Mientras que la segun- varios motivos, geológicos, ecológicos o por la
da, como ocurre en la actualidad al poseer mayor ausencia de prospecciones arqueológicas intensi-
capacidad de adaptación, se vio menos afectada. vas en todo el territorio, la Cornisa Cantábrica ha
El contexto geográfico empleado en este aná- sido donde mayor cantidad de cavidades han
lisis ha sido la Península Ibérica. Creemos que sido objeto de prospecciones y excavaciones
esta es una unidad geográfica válida a la hora de arqueológicas. Es por ello que gran parte de los
ser analizada por separado del resto del conti- conjuntos aquí analizados se encuentren en esta
nente europeo, por extensión, variedad geográfi- región, mientras que otras áreas presenten vacíos
ca y múltiples biotopos en ella existentes. Con de información
esta selección no es nuestra intención proponer La ausencia de cuevas en amplias áreas
el aislamiento geográfico de este territorio ya que, peninsulares no nos permite disponer de eviden-
a nuestro entender dos corredores costeros en cias directas de restos óseos. Es conocido que
ambos extremos de la cordillera pirenaica permi- Ursus arctos colonizó la Península Ibérica en su
tieron el tránsito de humanos y de animales, aún totalidad, no representando un problema para
durante los máximos glaciares este animal la ausencia de cavidades en las que
Otra problemática de este estudio es lo parcial hibernar. A este respecto, trabajos como los publi-
del registro conservado. Los restos que poseemos cados por Clevenger (CLEVENGER y PURROY,
son aquellos recuperados en cavidades de origen 1991) o Grande del Brío (GRANDE DEL BRÍO;
kárstico. Estas formaciones geológicas no se HERNANDO AYALA y PIÑACEIRO HACEIRAS,
encuentran en todo el territorio peninsular, por 2002) nos ayudan a comprender la capacidad de
tanto en aquellas áreas en las que no hubiera cavi- adaptación de esta especie, llegando a encamar-
dades los restos óseos serán inexistentes. Aunque se bajo tocones o excavando exiguos refugios
en el caso del oso pardo no quiere decir que no bajo salientes rocosos siendo estos suficientes
llegase a colonizar la totalidad de la península. para hibernar, e incluso alumbrar una camada. Por
Por otro lado, este estudio engloba análisis de ello pensamos que comportamientos similares
cavidades y niveles arqueológicos excavados pudiesen haber existido durante el Pleistoceno
mediante metodología arqueológica y analizados Superior allí donde la ausencia de cuevas no ofre-
mediante estudios arqueozoológicos en los que cía abrigo en donde pasar el invierno.
se hayan constatado la presencia de úrsidos. La presencia de Ursus spelaeus en la
Esto no implica la inexistencia de otras cavidades Península Ibérica parece estar en cierta manera

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vinculada a la geología del territorio. El propio nom- albergar poblaciones importantes. El ser huma-
bre de este animal lo relaciona con un medio con- no, durante el proceso de desaparición, ejercería
creto, el kárstico, y por tanto la presencia de sus cierta presión sobre esta especie mediante la
restos debiera localizarse en áreas geológicas que existencia de episodios de caza o de ocupación
cumpliesen esta condición. Sin embargo la pre- competitiva de cavidades. A pesar de ello, no
sencia de esta especie se ciñe a la mitad septen- parece ser que esta causa fuese la única, ni la
trional, siendo el Sistema Central el punto de distri- principal, para explicar el porqué de la desapari-
bución más meridional. Por ello, otros factores de ción de este plantígrado. Dicha explicación es
índole ecológica hacen plantear la posibilidad de aún menos clara si tenemos en cuenta que otra
la necesidad del Ursus spelaeus de ciertas condi- especie de plantígrado, el Ursus arctos tuvo un
ciones ecológicas presentes en la mitad norte y importante éxito ecológico tras la desaparición
ausentes en la sur. El empleo de análisis polínicos, del oso de las cavernas, distribuyendo su pre-
sedimentarios o el análisis de isótopos pudieran sencia por toda la Península Ibérica y viendo
contribuir a esclarecer no sólo el porqué de la menguada sus poblaciones sólo en cronologías
extinción de esta especie si no también las causas históricas y debido a una persecución sistemáti-
de su distribución geográfica. (TORRES, 1984). ca por el ser humano.
En la Cornisa Cantábrica, hemos documen-
3- LOS OSOS IBÉRICOS DEL PLEISTOCENO tado la presencia del Ursus spelaeus en 75 yaci-
SUPERIOR mientos, tanto arqueológicos, como paleontoló-
3.1 Ursus spelaeus gicos. Queremos reiterar que este listado es par-
cial ya que seguramente sean muchas las publi-
Esta especie, habitó la mitad norte peninsu- caciones en las que se hace referencia al hallaz-
lar, situándose el extremo sur de su distribución go de restos de este carnívoro que nos hayan
en el Sistema Central, con los dos yacimientos pasado inadvertidas. A pesar de ello, la existen-
meridionales de la Cueva de los Casares y la cia de este significativo número de cavidades
Cueva del Reguerillo (Fig.1). Debido a la gran con presencia de esta especie hace del área
abundancia de este animal, especialmente en la cantábrica una región de gran interés para estu-
Cornisa Cantábrica, han sido varios los autores diar todos los aspectos relacionados con esta
que han planteado la hipótesis de la existencia especie. Junto con los Urales, Cárpatos y Alpes,
de una importante población en este área geo- es uno de los sistemas montañosos de mayor
gráfica (ALTUNA, 1972 y TORRES, 1984). Otra riqueza paleontológica.
hipótesis ha sido una posible extinción retrasada
Si los montes cantábricos presentan una
en el tiempo con respecto al resto de regiones
concentración muy importante de restos, no
limítrofes. Esta afirmación, recogida en distintos
hemos de olvidar otros emplazamientos, como
trabajos (KURTÉN, 1976), contribuyó a defender
son el Pirineo aragonés o catalán. Algunos de
la hipótesis del “refugio cantábrico”. Parece ser
estos son yacimientos muy particulares, ya que
que este hipotético retraso en la desaparición no
se encuentran a importantes altitudes. Entre ellos
se ha constatado entre los hallazgos paleontoló-
destaca la cueva de Coro Tracito (TORRES et alii,
gicos, y su extinción, al igual que en el resto de
1998 y RABAL GARCÉS y CUENCA BESCÓS,
especies de megafauna pleistocénica, durante
2008, 2009) situada a 1.600 metros de altitud,
el Würm IV, coincide con el Magdaleniense. Es
muy por encima de la media de yacimientos ibé-
posible afirmar que la extinción de este plantí-
ricos, localizados por regla general en cotas cer-
grado fue más repentina que el de otras espe-
canas a los 600-800 metros. Ello nos indica que,
cies, ya que parece ser que en un breve plazo, al igual que en los Alpes, esta especie era capaz
delimitado en unos pocos miles de años, pasa de sobrevivir en biotopos poco aptos, es decir
de ser una especie abundante, a desaparecer medios de alta montaña en los que los recursos
del norte peninsular. alimenticios escaseaban. También en Girona se
Se piensa que el Ursus spelaeus halló en el distribuye esta especie, pero en este caso nos
medio cantábrico un biotopo idóneo constituido encontramos con poblaciones ligadas a medios
por bosque mixto, junto con amplios espacios boscosos mediterráneos, a lo largo de la costa o
abiertos. Como consecuencia, este área pudo de la media montaña.

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Fig. 1. Mapa de dispersión de restos de Ursus spelaeus en cuevas con contexto arqueológico durante el Pleistoceno Superior.

LEYENDA: 1- A Valiña, Castroverde, Lugo; 2- Balmorí, Llanes, Asturias; 3- El Buxu, Cangas de Onís, Asturias; 4- Cueva del Conde, Santo Adriano, Tuñon, Asturias; 5-
Tito Bustillo, Ribadesella, Asturias; 6- Altamira, Santillana del Mar, Santander; 7- Cueva del Castillo, Las Monedas y La Pasiega, Puente Viesgo, Santander; 8- Cueva
de Chufín, Rionansa, Riclones, Santander; 9- El Pendo, Camargo, Santander; 10- Cueva de Lastrilla, Castro Urdiales, Santander; 11- El Otero, Secadura, Santander,
12- Cueva del Salitre, Miera, Santander; 13- Lamiñak II, Berriatua, Bizkaia; 14- Axlor, Dima, Bizkaia; 15- Azkondo o Azko, Mañaria, Bizkaia; 16- Amalda y Erralla, Zestoa,
Gipuzkoa; 17- Aitzbitarte IV, Errentería, Gipuzkoa; 18- Ekain y Urtiaga, Deba, Gipuzkoa; 19- Labeko Koba y Lezetxiki, Arrasate, Giipuzkoa; 20- Arrillor y Mairulegorreta,
Zigoitia, Áraba; 21- Abauntz, Abaurrea Alta, Nafarroa; 22- Coscobilo, Olazagutía, Nafarroa; 23- La Ermita y Cueva Millán, Hortigüela, Burgos; 24- Prado Vargas,
Merindad de Sotoscueva, Cornejo, Burgos; 25- Valdegoba, Huérmeces, Burgos; 26- Moros de Gabasa, Gabasa, Peralta de Calasanz, Huesca; 27- L’Arbreda, Mollet
I, Mollet III y Raclau Viver, Serinyá, Gerona; 28- Els Ermitons, Sales de Llierca, Gerona; 29- Cova Duc de Ulla, Torroella de Montgrí, Gerona; 30- Cova de Teixoneres y
Cova del Toll, Moià, Barcelona; 31- Cueva de los Casares, Riba de Saelices, Guadalajara; 32- El Reguerillo, Patones, Madrid; 33- Tres Simas, Atapuerca, Burgos.

Finalmente, los últimos conjuntos son los das precedentes, han de servir para completar
situados en torno al Sistema Central. Estos son los una nueva visión de la presencia de esta especie
más meridionales en la distribución de esta espe- en la Península Ibérica, así como de la importan-
cie, por lo que Torres (TORRES, 1984) plantea la cia que tuvo este animal en el paisaje del
posible explicación de la no presencia en áreas Pleistoceno Superior. A este respecto, podemos
más meridionales, debido a las necesidades eco- añadir que estudios que estamos realizando indi-
lógicas de esta especie. A ello ha de añadirse, la can la importancia de la acción de los osos de las
barrera geográfica que representaría la Meseta cavernas en las acumulaciones paleontológicas,
siendo ellos mismos quienes consumían las car-
Sur. Medio poco adecuado para la subsistencia
casas de sus propios congéneres en el interior de
de esta especie, y que ejercería como barrera
las cavidades, posiblemente al despertar del letar-
ante una posible dispersión y colonización de las
go invernal. Por otra parte, también es interesante
serranías meridionales.
destacar la no exclusión de la presencia antrópica
Sólo nos queda por añadir que el estudio de con la de estos animales, ya que las ocupaciones
nuevas acumulaciones, junto con el análisis de de las cuevas por parte del Ursus spelaeus se
yacimientos ya excavados y estudiados en déca- producían durante el invierno. Mientras que los

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seres humanos u otros agentes acumuladores del en este vasto territorio habita bajo 8 formas o subes-
registro fósil pudiesen utilizar las cavidades duran- pecies, que se diferencian unas de otras por colora-
te otros momentos del año, originando de este ción y tamaño. Hasta tal punto son distintas que anti-
modo palimpsestos de gran interés. guamente se les consideraba como especies autó-
Estos conjuntos formados por los osos de las nomas (KURTÉN, 1976). En el caso de la Península
cavernas nos permitirán, mediante el estudio del Ibérica, ha sido constatada la presencia de esta
registro fósil desde la Arqueozoología, conocer mejor especie desde el Pleistoceno Superior, hace entre
los hábitos etológicos de la especie, como la hiber- 90.000 y 80.000 años BP. Según las hipótesis vigen-
nación en grupo o solitario, la documentación de tes, este animal habría migrado desde Asia, hacia
daños en multitud de restos de oso de las cavernas, Europa y América colonizando la práctica totalidad
que pudieron ser producidos por otros ejemplares de del hemisferio norte (GARCÍA, 2003 y PINTO
la misma especie o por diversos carnívoros. LLONA; ANDREWS y ETXEBARRIA, 2005). Esta
especie presentó una amplia distribución durante el
Pleistoceno Superior, ocupando la totalidad del terri-
3.2 Ursus arctos torio peninsular (Fig. 2). Restos de esta especie han
El oso pardo es habitante de los bosques de sido identificados en al menos 40 yacimientos, sien-
Europa, Asia septentrional y América del Norte. do una de las dificultades de esta especie su ads-
Aunque al inicio del Holoceno, su distribución alcan- cripción cronológica al ser, aún hoy día, una especie
zaba el norte de África, Asia Central y Centroamérica, presente en nuestro entorno.

Fig. 2. Mapa de dispersión de restos de Ursus arctos en cuevas con contexto arqueológico durante el Pleistoceno Superior.

LEYENDA: 1- A Valiña, Castroverde, Lugo; 2- La Riera, Posada de Llanes, Asturias; 3- Altamira, Santillana del Mar, Santander; 4- Meaza, Ruiseñada, Comillas, Santander;
5- Ojebar, Rasines, Ramales de la Victoria, Santander; 6- Venta Laperra, Karrantza, Bizkaia; 7- Atxagakoa, Forua, Bizkaia; 8- Santimamiñe, Kortezubi, Bizkaia; 9- Lumentxa,
Lekeitio, Bizkaia; 10- Urtiaga, Deba, Gipuzkoa; 11- Lezetxiki, Arrasate, Gipuzkoa; 12- Arrillor y Mairulegorreta XI, Zigoitia, Áraba; 13- Uribe Arruako Lezia, Sierra de Aralar,
Nafarroa; 14- Coscobilo, Olazagutía, Nafarroa; 15- Abauntz, Abaurrea Alta, Nafarroa; 16- Conjunto de la Blanca, Oña, Burgos; 17- Valdegoba, Huérmeces, Burgos; 18- Les
Muricecs, Llimiana, Lérida; 19- Olopte B, Isovol, Gerona; 20- Abric Romaní, Capellades, Barcelona; 21- Cova de Toixoneres y Cova del Toll, Moià, Barcelona; 22- Cova del
Gegant, Sitges, Barcelona; 23- Los Casares, Riba de Saelices, Guadalajara; 24- Cueva de los Torrejones, Tamajón, Guadalajara; 25- Cova del Bolomor, La Valldigna,
Valencia; 26- Cueva del Boquete de la Zafarraya, Alcaucín, Granada; 27- Cueva de Maltravieso, Cáceres, Extremadura; 28- El Reguerillo, Patones, Madrid; 29- Genista
Cave y Devil’s Tower, Gibraltar, Reino Unido; 30- Serra dos Molianos, Alcobaça, Portugal; 31- Caldeirao, Tomar, Portugal; 32- Furninha, Torres Vedras, Portugal; 33- Salemas,
Peniche, Portugal; 34- Lorga do Dine, Vinhais, Portugal; 35- Gruta da Figueira Brava, Setúbal, Portugal; 36- Gruta do Escoural, Montemor-o-Novo, Portugal.

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En los montes cantábricos, estos animales tie- claro de la permeabilidad del territorio, debido a
nen una longevidad de 20 años en libertad y 30 la baja altitud media de la Cordillera Cantábrica
en cautividad. Las hembras pesan entre 70 y 140 en esta zona. A esta intensa presencia hemos de
kg, mientras que el peso de los machos es de añadir la gran amplitud cronológica de las ocu-
entre 90 y 250 kg. La longitud corporal varía paciones en esta área, ya que los restos más anti-
desde 1,50m hasta los 2,95 metros, dependiendo guos de úrsidos nos remontan hasta el
de la subespecie, y una altura en la cruz de hasta Pleistoceno Medio, en cuevas como Santa Isabel
1,30 m. (CLEVENGER y PURROY, 1991). Los de Ranero o Lezetxiki, donde han sido recupera-
machos campean por un territorio de una exten- dos restos de Ursus deningeri. (ALTUNA, 1972;
sión máxima cercana a los 1.300 km², pudiendo TORRES et alii, 2001) Limitándonos a la presencia
ser menor si la cantidad de recursos disponibles del Ursus spelaeus, la cronología de los hallazgos
en la zona es mayor. Mientras que las hembras se abarca el Pleistoceno Superior al completo. Así,
desenvuelven en áreas entre dos y cinco veces hemos podido identificar 10 cavidades durante el
menores. Estos datos de la biología de las pobla- Paleolítico Medio con 35 niveles arqueológicos
ciones de oso pardo ibérico son la única fuente calificados como musterienses, 9 cavidades y 26
de información acerca de esta especie, para niveles arqueológicos para el Auriñaciense o 17
poder inferir el comportamiento tanto, de los cavidades y 27 niveles durante el
ejemplares de esta misma especie que habitaron Magdaleniense, sólo por citar los periodos en los
la Península Ibérica durante el Pleistoceno que más abundantes son los materiales. (Tabla I).
Superior, como para estudiar las acumulaciones Un segundo enclave es el situado en lo que
fósiles de los Ursus spelaeus. Por ello, considero podríamos calificar de modo genérico como las
importante resaltar esta información, ya que se ha estribaciones del Sistema Ibérico. En este área
de tener presente la dificultad y precariedad de hemos documentado niveles arqueológicos con la
las lecturas que puedan ser realizadas a través asociación Ursus spelaeus y ocupaciones huma-
del estudio del registro fósil. En muchas ocasio- nas en las cuevas de La Ermita, Millán, Valdegoba
nes, hemos de basarnos en datos biológicos, de y Tres Simas, (ÁLVAREZ et alii, 1992; DELIBES,
poblaciones con importantes problemáticas 1972; DÍEZ et alii, 1989, 2006; NAVAZO et alii,
como la escasez de animales o la grave antropi- 2005; TORRES, 1984 e YRAVEDRA, 2007) siendo
zación del medio en el que habitan. testimonio de la presencia humana conjuntos de
, industria lítica asociada tecnológicamente al
Paleolítico Medio. Sin embargo, hemos de hacer
4. DISPERSIÓN GEOGRÁFICA Y CRONOLOGÍA referencia a la escasez de restos de Ursus spe-
4.1. Ursus spelaeus laeus existentes en estas cavidades. Así en
La distribución del Ursus spelaeus en la Valdegoba existen sólo seis restos, en La Ermita
Península Ibérica es parcial. La dispersión de niveles 5-4 fue identificado un solo resto atribuido
esta especie alcanzó el Sistema Central, siendo la a esta especie, en Cueva Millán tres y en Prado
Cueva del Reguerillo (Patones, Madrid) la cavi- Vargas en el nivel TNAD dieciocho, mientras que
dad con situación geográfica más meridional la en el nivel ALFA, la muestra se reduce a seis res-
Península Ibérica. A pesar de que la presencia de tos identificados como pertenecientes a Ursus
esta especie se limita a la mitad norte, la cantidad spelaeus. Por ello, esta serie de yacimientos nos
de yacimientos es importante. En este estudio sirve para constatar la existencia de la especie en
hemos contabilizado al menos 44 cavidades en la actual provincia de Burgos, en cronologías que
las que este plantígrado convivió con el ser huma- van desde el 95-70.000 BP de Valdegoba hasta
no durante el Pleistoceno Superior. La gran mayo- los 31.100 BP en La Ermita (YRAVEDRA, 2007).
ría, 29 cavidades, se localizan en el tercio norte, De estos conjuntos, sólo es posible concluir la pre-
concretamente en la Cornisa Cantábrica. (VER sencia de esta especie en el mismo área que los
Tabla I) A este respecto hemos de señalar que, si grupos de Homo neandertalensis, que parece
bien en la zona occidental las cavidades se sitú- ocuparon las mencionadas cavidades de manera
an en la vertiente norte de la cordillera, en la mitad más o menos prolongada e intensa.
oriental se localizan, tanto al norte, como al sur de Una tercera concentración de cuevas se
los macizos montañosos. Este dato es un ejemplo encuentra en el Pirineo Catalán, distribuida entre

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Lamiñak II Berriatua, Bizkaia Magdaleniense Castaños, 1988, En, Ibáñez et al.
Amalda Zestoa, Gipuzkoa Musteriense VI Altuna, 1990
Perigordiense-Gravetiense VI, V
Solutrense IV
Aitzbitarte IV Errenteria, Gipuzkoa Gravetiense Solutrense Altuna, 1970, 1972
Magdaleniense Altuna, 1970
Ekain Deba, Gipuzkoa Auriñaciense VIII Altuna y Mariezkurrena, 1984
Magdaleniense VII, VI
Erralla Zestoa, Gipuzkoa Magdaleniense V, III, I Altuna et al, 1985
Labeko Koba Arrasate, Gipuzkoa Chatelperroniense IX inf./ IX sup. Arrizabalaga y Altuna, 2000
Auriñaciense VIII, VI, V, IV
Lezetxiki Arrasate, Gipuzkoa Musteriense VI, V, IV Altuna, 1972
Perigordiense- II-III
Gravetiense
Magdaleniense I

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YACIMIENTO LOCALIZACIÓN PERIODO CULTURAL NIVELES ARQUEOLÓGICOS BIBLIOGRAFÍA


Urtiaga Deba, Gipuzkoa Solutrense I Altuna, 1972
Magdaleniense E, F
Arrillor Zigoitia, Araba Musteriense Lmc Castaños, 2005
Mairulegorreta Zigoitia, Araba Magdaleniense Altuna, 1972
Altuna y Baldeón, 1986
Abauntz Abaurrea Alta, Nafarroa Musteriense I Altuna y Mariezkurrena, 2002
Coscobilo Olazagutia, Nafarroa Musteriense Altuna, 1972
Auriñaciense
La Ermita Hortigüela, Burgos Musteriense 5-4 Delibes, 1972 y Yravedra, 2007
Cueva Millán Hortigüela, Burgos Musteriense Álvarez et al, 1992 y Yravedra, 2007
Tres Simas Atapuerca, Burgos P. Superior Torres, 1984
Prado Vargas Merindad de Sotoscueva, Musteriense TNDA, Alfa Navazo et al, 2005
Cornejo, Burgos Yravedra, 2007
Valdegoba Huérmeces, Burgos Musteriense Díez et al, 1989, 2006 y Yravedra, 2007
Moros de Gabasa Gabasa, Peralta Musteriense A+C, D, E, H Blasco, 1995
de Calasanz, Huesca Yravedra, 2007
L’Arbreda Serinyá, Girona Musteriense F, G, I Estévez, 1987
Auriñaciense E, EB
Solutrense B, C
Magdaleniense A
Cova 120 Sales de Llierca, Musteriense Agustí y Farjas, 1991
Sardenes, Girona Estévez, 1979, 1980
Terrades, 2004
Duc de Ulla Torroella de Montgrí, Girona Musteriense Estévez, 1979
Els Ermitons Sales de Llierca, Musteriense VI, IV Estévez, 1979
Sardenes, Girona Maroto et al, 2002
Mollet I Serinyá, Girona Musteriense Rueda, 1993, Maroto, Soler y Mir, 1987
Mollet III Serinyá, Girona Musteriense Auriñaciense Rueda, 1993
Raclau Viver Serinyá, Girona Musteriense Solutrense Maroto, 1987, Altuna, 1994
Teixoneres Moiá, Barcelona Musteriense Estévez, 1979
Toll Moiá, Barcelona Musteriense Estévez, 1979
Los Casares Riba de Saelices, Guadalajara Musteriense Altuna, 1973 y Yravedra, 2007
El Reguerillo Patones, Madrid Auriñaciense Torres, 1984

Tabla I: Yacimientos con presencia de Ursus spelaeus en la Península Ibérica.

las provincias de Girona y Barcelona. En esta la Cueva de los Moros de Gabasa, localizada en
área hemos identificado un total de 9 cavidades el Pirineo Aragonés, en la que en los niveles del
con palimsestos atribuibles a acumulaciones de musteriense fueron identificados varios restos de
origen antrópico y de carnívoros. Los yacimientos Ursus spelaeus, dos en el nivel A+C, veinte en el
localizados se encuentran en la mitad oriental de D y uno en el E. (BLASCO, 1995 e YRAVEDRA,
ambas provincias, es decir en áreas de media 2005, 2007) Esta cavidad es testigo de la temáti-
montaña situadas en cavidades a media altitud ca tratada en este trabajo, la alternancia en las
en las estribaciones de la Cordillera Costera ocupaciones entre humanos y carnívoros en con-
Catalana o en las faldas de los Pirineos. En las textos de cueva. Sin embargo, en el Pirineo cen-
nueve cavidades incluidas en este estudio han tral no existen otros ejemplos de esta problemáti-
sido identificados 14 niveles arqueológicos, de ca, no siendo debido a la ausencia de U. spe-
los cuales doce corresponden a acumulaciones laeus en este entorno. Existen multitud de acu-
del Paleolítico Medio, mientras que Auriñaciense mulaciones paleontológicas en el Pirineo, a
y Solutrense sólo han sido identificados un nivel ambos lados de la frontera, de oso de las caver-
por periodo. (ESTÉVEZ, 1979) nas y pardo. Las cuevas de Coro Tracito o la
Finalmente, hemos de hacer referencia a Grotte Blanche son buenos ejemplos. (RABAL-
aquellos yacimientos que geográficamente se GARCÉS y CUENCA-BESCÓS, 2008, 2009;
encuentran aislados. En esta categoría incluimos FOSSE y VILLALUENGA, en preparación) Estas

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YACIMIENTOS DEL PLEISTOCENO SUPERIOR EN LA PENÍNSULA IBÉRICA CON PRESENCIA DE RESTOS DE OSO
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mismas cavidades con registro paleontológico ticas del conjunto conservado. En este caso
junto con simas que funcionaron como trampas podemos situar a los conjuntos como el
naturales contienen una extensa representación Musteriense de Abauntz con 108 restos. En estos
de fauna subactual del Pirineo, siendo por ello conjuntos podría comenzar a plantearse la impor-
interesantes conjuntos para identificar y estudiar tancia de estos animales en la acumulación e
las especies presentes en el ecosistema pirenai- implicaciones tafonómicas en el estudio arqueo-
co durante los diversos periodos de la prehistoria. zoológico de estos niveles. (ALTUNA y MARIEZ-
(FOSSE, en preparación.) KURRENA, 2002)
Los dos últimos yacimientos con presencia de En tercer lugar, nos hallamos ante cavidades
oso de las cavernas son El Reguerillo y la Cueva con un registro muy amplio, tanto en lo espacial,
de los Casares. El primero se trata de una cavi- como en lo cronológico, en la que la cantidad de
dad intensamente ocupada por los osos de las restos supera ampliamente a las anteriores.
cavernas y sólo de manera anecdótica durante el Podemos mencionar los casos de las cuevas de
Auriñaciense por los seres humanos (TORRES, Lezetxiki y Ekain, ambos analizados en la tesis
1984). Mientras que la Cueva de los Casares, doctoral de Altuna. En este trabajo se analiza con
esta cavidad parece haber sido ocupada alterna- detalle la acumulación de Lezetxiki, donde se
tivamente por humanos y carnívoros durante el recuperaron durante la primera excavación, 1956-
Paleolítico Medio. Dado lo variado de taxones y 1968, un total de 3773 restos óseos identificables,
cantidad de restos de carnívoros parece ser que de los cuales 815 correspondían a Ursus spe-
la cavidad funcionó como cubil. Los análisis laeus, 352 a Ursus deningeri y 60 más a Ursus
arqueozoológicos (ALTUNA, 1972 e YRAVEDRA, arctos (ALTUNA, 1972). A ellos han de añadirse
2005, 2006), varían en cuanto a las especies de los restos recuperados en el curso de los últimos
úrsidos y MNI identificados por cada especie. De años, sumando aproximadamente más de un
este modo, Altuna identificó un total de 6 restos millar. Por esto, y gracias a los datos proporciona-
de Ursus spelaeus, mientras que Yravedra amplia dos por la nueva excavación, dirigida por A.
esta cantidad a dieciocho e incluye la presencia Arrizabalaga en la que participamos, podemos
de un ejemplar de Ursus arctos identificado afirmar la importancia de los úrsidos en el registro
mediante cinco restos. fósil. El agente acumulador principal en los niveles
Tras el análisis realizado sobre la presencia basales (M, N, O) de la estratigrafía de esta cavi-
de restos óseos de Ursus spelaeus en cavidades dad deja de ser el ser humano para pasar a serlo
de la Península Ibérica, hemos identificado tres la forma de úrsido que habitó esta cavidad duran-
categorías en función del NR de esta especie te la transición del Pleistoceno Medio al Superior.
presentes en cada cavidad. Existen cavidades en En estos niveles, la cantidad de restos óseos de la
las que la presencia de este plantígrado fue especie sobrepasa el 90%, estando acompaña-
excepcional o casual: son aquellas en las que el dos por grandes félidos y herbívoros, junto con un
número de restos es inferior a <50. Dentro de esta interesante conjunto de industria lítica. Ello nos
categoría se encuentran las cavidades situadas indica la presencia humana y por tanto, el posible
en territorio burgales, La Ermita presenta un sólo palimpsesto tafonómico presente en estos niveles,
resto, Cueva Millán 3 fragmentos Valdegoba 6 y con origen en los tres agentes anteriormente men-
Prado Vargas, un total de 24, sumando ambos cionados, úrsidos, humanos y félidos.
niveles. Estos datos sólo son útiles para docu- Es en estas cavidades, con importantes con-
mentar la presencia de esta especie en este juntos y ocupaciones dilatadas en el tiempo, es en
entorno, quedando el resto de cuestiones sin ser las que se puede obtener mayor cantidad de infor-
resueltas. mación acerca de la alternancia de úrsidos y
En una segunda categoría sería posible humanos en las cavidades. Es en muestras de
incluir cavidades con una cantidad de restos en gran tamaño y buen grado de conservación
torno a 100. Con esta cantidad entendemos por donde es posible identificar pautas de destrucción
lo general la presencia de estos animales fue rela- por parte de diversos agentes tafonómicos, índices
tivamente frecuente, ya que difícilmente los restos de conservación, dispersión o destrucción del
óseos serán de un sólo individuo. Ello nos permi- registro u otras lecturas que en conjuntos de menor
tiría describir estadísticamente ciertas caracterís- envergadura difícilmente podrán ser realizadas.

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4.2. Ursus Arctos frecuencia muy variada (Tabla II). Un primer con-
La presencia de Ursus arctos en la Península junto se encuentra en la Cornisa Cantábrica, donde
Ibérica parece ser más reciente que la del U. spe- se sitúan 18 cavidades con presencia de esta
laeus, ya que como mencionan diferentes autores especie. La mayor muestra en cuanto al número de
(CARDOSO, 1993; KURTÉN, 1968, 1976; TORRES, restos es la anteriormente mencionada de Lezetxiki,
1984) estos animales evolucionaron desde el Ursus si bien la mayor acumulación paleontológica de res-
etruscus en Asia Occidental, produciéndose la colo- tos de oso pardo, es la hallada en la Sima de Illobi
nización del continente europeo durante los máximos (Aralar, Navarra) con un total de 899 restos (ETXE-
BERRIA, 1995). En lo referente a la cronológica,
climáticos del Pleistoceno Superior. De este modo,
este animal se encuentra en acumulaciones del
parece ser que los primeros ejemplares colonizaron
Paleolítico Medio, concretamente en cinco yaci-
la Península Ibérica entre el 90.000 y el 80.000 BP, lo
mientos y seis niveles arqueológicos.
que situaría su presencia en contexto cultural del
Posteriormente, su abundancia disminuye hasta lle-
Musteriense, si bien esta afirmación puede cambiar
gar al Magdaleniense en el que los restos de Ursus
en el futuro, en función de futuros hallazgos.
arctos vuelven a ser más frecuentes, hallándose en
Durante la fase de recopilación de datos de 7 cavidades y en un total de 18 niveles. Esto podría
este trabajo, hemos podido constatar las diferen- estar relacionado con la extinción del Ursus spe-
cias en las acumulaciones de ambas especies, laeus, especie con la cual Ursus arctos competía
Ursus spelaeus y Ursus arctos. En el caso del pri- por un mismo nicho ecológico, y tras la extinción de
mero, existen cavidades, con o sin presencia antró- la primera, al quedar dicho nicho libre, permitiría su
pica, con importantes conjuntos fruto de acumula- aumento poblacional. Esto, unido al fin de la glacia-
ciones prolongadas en el tiempo y como conse- ción de Würm, permitiría una expansión de la
cuencia de reiterados episodios de hibernación en cubierta forestal y por tanto, un aumento del hábitat
un mismo emplazamiento. En el caso de U. arctos, más apto a este plantígrado.
los conjuntos son numéricamente más reducidos.
Un segundo conjunto de cavidades se sitúa al
Podemos considerar una acumulación interesante
sur de la Cornisa Cantábrica, en territorio burgalés.
la de Arrillor, con 32 restos (CASTAÑOS, 2005) o Allí encontramos: La Blanca y La Galería del Sílex
Lezetxiki con 63 restos, de los cuales 54 corres- en la Cueva Mayor, en la Sierra de Atapuerca. La
ponden al nivel VI y de los cuales 52 pertenecen a cronología de estas cavidades es Magdaleniense
un sólo ejemplar (ALTUNA, 1972). En otros yaci- en el caso de La Blanca (CORCHÓN, 2002) y exis-
mientos, como Los Casares o Abauntz, el NR es te una datación de 18.000 BP para los restos de La
inferior a 10, lo que nos permite certificar la presen- Galería del Sílex. Si bien, en el caso de esta última
cia de dicha especie en el registro fósil, pero sin cueva, queda por constatarse a través de futuros
poder entrar en mayores valoraciones. trabajos arqueológicos la presencia de registro
En cuanto a la dispersión de esta especie en la arqueológico en el emplazamiento de los restos de
Península Ibérica, hemos de indicar su presencia úrsido o si se trata de una acumulación natural en
en la totalidad de la geografía, si bien en cantidad y la parte final de una galería.

YACIMIENTO LOCALIZACIÓN PERIODO CULTURAL NIVELES ARQUEOLÓGICOS BIBLIOGRAFÍA


A Valiña Castroverde, Lugo Chatelperroniense Pumarejo, en Llama et al, 1991.
P. Sup. Inicial Fernández, 2006.
La Riera Posada de Llanes, Asturias Solutrense II-XVII Altuna, 1986
Magdaleniense XVIII-XXIV Altuna, En Straus y
Clarck, 1986
Altamira Santillana del Mar, Santander Solutrense Altuna y Straus, 1976
Magdaleniense
Meaza Ruiseñada, Comillas, Magdaleniense Altuna, 1972
Santander
Ojebar Rasines, Ramales, Santander P. Superior Altuna, 1972
Atxagakoa Forua, Bizkaia Musteriense Castaños, En Quintana,
Castaños y Guenaga 2007

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YACIMIENTOS DEL PLEISTOCENO SUPERIOR EN LA PENÍNSULA IBÉRICA CON PRESENCIA DE RESTOS DE OSO
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YACIMIENTO LOCALIZACIÓN PERIODO CULTURAL NIVELES ARQUEOLÓGICOS BIBLIOGRAFÍA


Lumentxa Lekeitio, Bizkaia Magdaleniense Final Inferior Altuna, 1972
Magdaleniense III Superior
III
Santimamiñe Kortezubi, Bizkaia Auriñaciense VIII Castaños, 1984
Solutrense VII
Magdaleniense II-V y VI
Venta Laperra Karrantza, Bizkaia Musteriense Castaños, 1986
Arrillor Zigoitia, Araba Musteriense Lmc, Smk, Amk Castaños, 2005
Mairulegorreta XI Zigoitia, Araba Magdaleniense Altuna, 1972
Altuna y Baldeón, 1986
Lezetxiki Arrasate, Gipuzkoa Musteriense IVa, VI Altuna, 1972
Perigordiense-Gravetiense IIIa
Urtiaga Deba, Gipuzkoa Solutrense I Altuna, 1972
Magdaleniense E
Abauntz Abaurrea Alta, Nafarroa Magdaleniense Medio Altuna et al, 2002
Superior
Coscobilo Olazagutía, Nafarroa Musteriense Altuna, 1972
Auriñaciense
Uribe-Arruako Lezia Sierra de Aralar, Nafarroa Auriñaciense Altuna, 1972
Conjunto de la Oña, Burgos Magdaleniense Corchón, 2002
Blanca, Caballón
Cueva Mayor, El Portalón, Sierra de Atapuerca, 18.000BP.
Galería del sílex Burgos
Los Casares Riba de Saelices, Guadalajara Musteriense 9-12, 15 Altuna, 1973 y Yravedra, 2007
Los Torrejones Tamajón, Guadalajara Musteriense E-5, E-4 Arribas y Jordá Pardo, 1995
El Reguerillo Patones, Madrid Auriñaciense Torres, 1984
Cueva de Maltravieso Cáceres, Cáceres Pleistoceno Superior Rodríguez Hidalgo et al, 2005
Les Muricecs Llimiana, Lleida Musteriense Estévez, 1979
Auriñaciense
Cova de Olpte B Isobol, Girona Musteriense Estrato 4 Estévez, 1979
Abric Romaní Capellades, Barcelona Musteriense I Cáceres, 1996 a
H Cáceres, 1996 b
J-A Cáceres, 2002
B, C, D, DCN Cáceres, 2002
K Fernández Laso, 2002
J Rosell, 2001
Cova del Gegant Sitges, Barcelona Musteriense Sanz y Daura, 2008
Toixoneres Moiá, Barcelona Musteriense Estévez, 1979
Cova del Bolomor La Valldigna, Valencia Pleistoceno Superior Inicial I-VII Fernández Peris, 2003
Boquete de la Zafarraya Alcaucín, Granada Musteriense Geraads, 1995
Barroso et al, 2003
Gruta do Caldeirao Tomar, Portugal Musteriense Davis, 2002
P. Superior Inicial (EUP) Davis, 2007
Solutrense
Gruta do Furninha Torres Vedras, Portugal P. Medio C.5, C.9 Sala Interior Cardoso, 1993
P. Superior C.13 Boca Cueva Raposo, 1995, 2005
Gruta do Escoural Concelho de Montemor-o-Novo Solutrense Cardoso, 1993
P. Medio
Gruta da Figueira Brava Sétubal, Portugal Pleistoceno Superior C.2 Cardoso, 1993
Gruta da Salemas Concelho de Loures, Portugal Solutrense C.4, C.5, C.6 Cardoso, 1993
Perigordiense C.7 Raposo, 1995
P. Medio C.8
Lorga Do Dine Vinhais, Portugal Pleistoceno Superior Würm final Cardoso, 1993
Pedreira da Salemas Concelho de Loures, Portugal P. Superior C.4 Cardoso, 1993
P. Medio C.2
Serra dos Molianos Alcobaça, Extremadura, Portugal Pleistoceno Superior Nivel Inferior Cardoso, 1993 Torres, 1984
El Reguerillo Patones, Madrid Auriñaciense Torres, 1984

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YACIMIENTO LOCALIZACIÓN PERIODO CULTURAL NIVELES ARQUEOLÓGICOS BIBLIOGRAFÍA


Genista Cave Gibraltar, Reino Unido P. Medio Torres, 1984
P. Superior
Devil’s Tower Gibraltar, Reino Unido P. Medio Torres, 1984
P. Superior
Tabla II: Yacimientos con presencia de Ursus arctos en la Península Ibérica.

Un tercer conjunto sería el situado en Cataluña, da Salemas, Gruta da Figueira Brava y Gruta da
en las provincias de Lleida, Girona y Barcelona. Escoural. La cavidad con mayor número de restos
Hemos documentado 6 cavidades con un total de de Ursus arctos es Furninha, en donde un 30,6%
15 niveles analizados en los que aparecen restos de los restos identificados corresponden a esta
de Ursus arctos. Como ya sucediera con los osos especie sobre un total de 648 restos estudiados
de las cavernas, las cronologías son musterienses, (CARDOSO, 1993). En esta cavidad, la presencia
lo cual nos indica una presencia antigua de esta humana parece haber jugado un papel secunda-
especie en el contexto ibérico. (Tabla II). rio, siendo la presencia de carnívoros es la
Un cuarto conjunto es el situado en las estriba- siguiente: hiena, lobo, lince además del Ursus arc-
ciones del Sistema Central, en el que se encuen- tos, indicadores de un conjunto de origen paleon-
tran las cuevas de Los Casares y Torrejones, tológico. Salvo esta excepción, el resto de cavida-
ambas en Guadalajara y El Reguerillo, en Madrid. des sigue la tónica anteriormente descrita: reduci-
Como ocurre en el resto de cavidades analizadas, da presencia de restos de oso pardo, tanto en
el número de restos es muy escaso. Ejemplo de niveles del Paleolítico Medio, como del Paleolítico
ello son los 5 contabilizados en la cueva de Los Superior, siendo el nivel del Paleolítico Superior
Casares, (YRAVEDRA, 2007), cavidad con una Inicial de Caldeirao (EUP), con nueve restos uno
amplia representación de carnívoros. El caso de la de los que más amplio registro posee (DAVIS,
Cueva del Reguerillo es distinto, ya que se trata de 2002; DAVIS, ROBERT y ZILHAO, 2007).
una cavidad con una importante ocupación por Finalmente, hemos de hacer referencia a una
parte del Ursus spelaeus, siendo la cavidad ibéri- serie de conjuntos geográficamente individualiza-
ca más meridional con este tipo de ocupaciones, dos. Estos son la Cova del Bolomor en Valencia, El
en la que la presencia humana durante el Boquete de la Zafarraya en Granada, Genista
Auriñaciense parece ser marginal, al igual que la Cave y Devil’s Tower en Gibraltar y en la Sala de
presencia de U. arctos (TORRES, 1984). los Huesos de la Cueva de Maltravieso en
Finalmente, hemos de mencionar las excavacio- Cáceres y la Logar do Dine, en Vinhais, Portugal
nes que se vienen realizando en los yacimientos de (BARROSO et alii, 2003; CARDOSO, 1993;
Pinilla del Valle, en los que ha sido identificado el FERNÁNDEZ PERIS, 2003; GERAADS, 1995;
taxón aquí analizado en el yacimiento de Camino. RODRÍGUEZ HIDALGO et alii, 2005 y TORRES,
Este, al ser un cubil de hienas (Crocuta crocuta), no 1984). Todos ellos son yacimientos con niveles
ha sido contabilizado en este estudio, mientras que musterienses y en algunos, las ocupaciones
los datos que poseemos del resto de yacimientos antrópicas se prolongan durante el Paleolítico
de este conjunto son notas preliminares, con datos Superior. De la misma manera que en el resto de
demasiado escuetos como para poder ser correc- conjuntos, el número de restos es mínimo, no
tamente evaluados (ÁLFÉREZ et alii, 1985; alcanzando la decena en ninguno de ellos.
ARSUAGA, BAQUEDANO y PÉREZ-GONZÁLEZ, Actualmente, entre estos conjuntos aquellos que
2006). Sin embargo, consideramos de gran impor- contexto cronológico más preciso ofrecen son los
tancia los trabajos que allí se vienen realizando con restos de la cavidad cacereña. Dos dataciones de
el objetivo de documentar el Paleopaisaje durante series de Uranio, sobre sendas planchas estalag-
el MIS 5 en el centro peninsular. míticas han ofrecido fechas absolutas de 180 Ka
El quinto grupo de yacimientos está integrado BP y 117 Ka BP, es decir conjuntos de cronología
por aquellos situados en Portugal. Estos forman del final del Pleistoceno Medio e inicios del
un conjunto en el área central del territorio, que Pleistoceno Superior, en los que igualmente los
incluye seis cavidades: Serra dos Molianos, restos de úrsidos son inferiores a una docena
Caldeirao, Furninha, Gruta da Salemas, Pedreira (RODRÍGUEZ-HIDALGO; MUÑOZ-ENCINAR y

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YACIMIENTOS DEL PLEISTOCENO SUPERIOR EN LA PENÍNSULA IBÉRICA CON PRESENCIA DE RESTOS DE OSO
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CANALS I SALOMÓ, 2006), lo que nos lleva a planteado una serie de cuestiones sugerentes
plantear la cronología de la llegada de Ursus arc- para desarrollar en futuras publicaciones.
tos a la Península Ibérica. En primer lugar, resulta posible concluir que la
Sobre la dispersión de Ursus arctos en la muestra de Ursus arctos es mucho más exigua
Península Ibérica, durante el Pleistoceno Superior que los restos de oso de las cavernas en el regis-
hemos observado, a diferencia de Ursus spe- tro fósil. A pesar de hallarse en un número similar
laeus, la presencia de esta especie a lo largo de de emplazamientos, (41 para el primero por 44 del
todo el territorio. Sin embargo, la concentración de segundo), los restos de los que disponemos de
yacimientos es muy variable desde una alta den- Ursus arctos son escasos, debido a lo limitado de
sidad con 16 yacimientos en la Cornisa las muestras conservadas en cada yacimiento.
Cantábrica a las agrupaciones de 6 yacimientos Esto puede deberse a múltiples factores, entre los
en Cataluña o 4 en Portugal, o hasta la existencia cuales consideramos tres como más probables.
de conjuntos aislados. A este respecto, debo En primer lugar, cabe la posibilidad de que
mencionar la escasez de yacimientos en la mitad durante el Pleistoceno Superior, la población de
sur del territorio, fruto de palimpsestos producidos Ursus arctos fuese menor que la de Ursus spe-
por grupos humanos y carnívoros. Ello, a pesar de laeus, debido a una mejor adaptación al medio
existir una considerable cantidad de yacimientos ibérico de la segunda especie, en la mitad sep-
con ocupaciones humanas, especialmente en tentrional. En segundo lugar, se puede plantear la
cronologías del Paleolítico Superior en el Levante existencia de hábitos distintos entre ambas espe-
peninsular. Parece ser que estas intensas ocupa- cies. Como se documenta actualmente, el Ursus
ciones desplazaron al oso pardo de estos empla- arctos no presenta una gran dependencia de las
zamientos. Por otra parte, en cronologías anterio- cavidades para buscar refugio. Por ello, a pesar
res es cuando más visible es la alternancia en las de ser una especie presente en el medio, no deja-
ocupaciones de las cavidades por humanos y ría restos fósiles que atestiguasen su presencia.
úrsidos, ya que la mayoría de datos existentes en En tercer lugar, el oso pardo a pesar de poseer
la mitad meridional de la Península Ibérica proce- variadas estrategias en la alimentación no es un
den de esta cronología. animal abundante, debido a que cada ejemplar
Es en los conjuntos de cronología más antigua requiere de amplios territorios para garantizar su
en los que se localiza mayor cantidad de restos de supervivencia. Empleando estos datos, cabe
Ursus arctos. Durante el Paleolítico Medio existen plantear la posibilidad de la existencia de una
19 yacimientos con 36 niveles con restos de esta sobrerrepresentación del oso de las cavernas en
especie, mientras que durante el Paleolítico el registro fósil, como consecuencia de sus hábi-
Superior Inicial hallamos 9 yacimientos con 15 tos cavernícolas. Como consecuencia, con pobla-
niveles. A lo largo del Paleolítico Superior ciones numéricamente similares al oso pardo, los
Avanzado (Solutrense y Magdaleniense) los yaci- restos de Ursus spelaeus serían más abundantes.
mientos son 14, con 37 niveles documentados, a Finalmente, nos planteamos si la llegada del
pesar de haber sido identificados al menos 88 Homo sapiens produjo un cambio en la explota-
yacimientos con presencia de Ursus arctos en el ción del territorio por parte del ser humano, lo cual
registro fósil. Estos no arrojan una gran información afectó a la presencia de los úrsidos en cavidades
acerca de la importancia de esta especie, ya que ocupadas por grupos humanos. Por ello, durante
como hemos constatado, en muchos el NR apenas el Paleolítico Medio se observa una dinámica de
supera los 10 restos. Ello resta valor a dicha pre- alternancia en las ocupaciones entre humanos y
sencia, ya que no permite realizar análisis estadís- carnívoros. Esta dinámica se diluye gradualmen-
tico o valoración alguna de mayor calado. te a lo largo del Paleolítico Superior, llegando a
reducirse al mínimo la presencia de grandes car-
nívoros del registro arqueológico, entre ellos los
5- CONCLUSIONES osos, durante el Magdaleniense. Pensamos que
Tras realizar este análisis acerca de la disper- esto pudiera deberse a un uso cada vez más
sión de las dos especies de oso presentes en la intenso de estos espacios por los grupos huma-
Península Ibérica durante el Pleistoceno Superior, nos, junto con la extinción de la fauna pleistocéni-
más que alcanzar conclusiones claras, se nos han ca que ocurrió al mismo tiempo.

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30 ARITZA VILLALUENGA

6- AGRADECIMIENTOS ALTUNA ECHAVE, J. y STRAUS, L.G.


1976 The Solutrean of Altamira: The artifactual and faunal
Esta publicación es el resultado de la realiza- evidences. Zephyrus XXVI-XXVII, 175-182.
ción del Trabajo de Suficiencia Investigadora pre-
sentado en el Departamento de Geografía, ÁLVAREZ, M.T.; SESÉ C. y MORALES MUÑIZ, A.
Prehistoria y Arqueología de la UPV-EHU, presen- 1992 Mamíferos del yacimiento del Pleistoceno Superior de
tado en Julio de 2009 y dirigido por Alvaro Cueva Millán, (Burgos, España), Estudios geológicos,
volumen 48, 3-4.
Arrizabalaga. Este trabajo ha sido financiado por
el Gobierno Vasco - Eusko Jaurlaritza, gracias a
ARRIBAS HERRERA, A. y JORDÁ PARDO F.
una beca FPI y mediante el proyecto HUM 2005-
2002 Los mamíferos del Cuaternario kárstiko de Guadalajara.
04236 del Ministerio de Educación y Ciencia Museo Geominero Instituto tecnológico de España,
(Discusión de Unidades Regionales del Paleolítico Madrid.
Superior a Inicios del Neolítico en el Pirineo
Occidental). También he de agradecer los conse- ARRIBAS, A. y PALMQVIST, P.
jos y orientaciones de mi codirector Philippe 1995 El registro fosil de los cánidos del cuaternario en
España: Inferencias tafonómicas y Paleobiológicas.
Fosse, al igual que a Pedro Castaños, José Boletín del Museo Geominero, Instituto tecnológico de
Yravedra y a los miembros del Área de Prehistoria España. Madrid.
de la UPV-EHU por sus sugerencias.
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