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Trabajo de Prehistoria.

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Trabajo de

Prehistoria del
País
Valenciano

Javier Lisart Villena


Grupo B
La creación del museo de prehistoria de Valencia se remonta a 1927, vinculado al
servicio oficial de investigación prehistórica, impulsado por Isidro Ballester, que desde
el primer momento realizan excavaciones importantes como en la cova del parpalló,
fotografía que aparece en la primera sala.

Nuestra visita al museo de prehistoria comenzó con una sala en la que se


representaba la historia de la investigación en el País Valenciano desde los comienzos
de la investigación, con algunos de los instrumentos utilizados como las plumas, los
pinceles, la cámara, los separadores de tierra muy rudimentarios…

Debemos aclarar las distintas etapas que vimos en el museo y de las que versa mi
trabajo. Estudiamos desde el paleolítico hasta la edad de los metales, pasando por el
neolítico. En el país valenciano, las primeras evidencias del paleolítico, el cual se divide
en inferior (desde 1.500.000 hasta 128.000 B.P.), medio (desde 128.000 hasta 35.000
B.P.), y superior (desde 35.000 hasta 10.000 B.P., dividido en el auriñaciense (30.000-
28.000 B.P.), el gravetiense (28.000-21.000 B.P.), el solutrense (21.000-16.500 B.P.) y
el magdaleniense (16.500-10.000 B.P.)), surgen hace unos 1.500.000 años, hasta 10.000
años B.P., que es el comienzo del mesolítico (desde el 10.000 hasta el 5.600 B.P.).
Posteriormente, llega el neolítico (desde el 5.600 hasta el 3.150 B.P.), que finaliza con
la llegada del campaniforme (desde el 3.150 hasta 1.850 B.P) y, posteriormente, la edad
del bronce (2.100- 600 B.P.).

En la segunda sala, con las edades del paleolítico inferior y medio, se nos exponen
vitrinas con los restos de la cova del bolomor, una sobre el paleolítico inferior y otra el
medio, con restos de animales como el rinoceronte de la estepa, el elefante, el
megaloceros, el thar… pero lo que destaca de estas vitrinas es el estudio tafonómico
realizado a estos restos para poder distinguir quien ha consumido esos animales, si
fueron animales o humanos, dependiendo de las marcas. Podemos ver, por estas marcas,
que durante el paleolítico inferior y medio había una alternancia entre humanos y
animales en las ocupaciones de las cuevas. En esta sala, además, vemos unas réplicas de
los distintos homínidos, sin embargo, a nosotros nos importan más el neandertal y el
sapiens, por la importancia que tuvieron y por los restos hallados, como vemos en la
cova del bolomor, donde hay un fragmento de cráneo de neandertal y dientes de dicho
espécimen.

Vemos restos en la cova negra de la fauna y de neandertales, destacando la gran


cantidad de restos humanos, muchos infantiles, lo que indica una alta mortalidad
infantil. Los neandertales tenían una gran movilidad, ocupaban los yacimientos por
estancias cortas y habían momentos de desocupación bastante largos, donde podían
entrar carnívoros al yacimiento, como la hiena, de ahí que aparezcan restos de animales
consumidos por carnívoros como nos indican las marcas dentales o excrementos
fosilizados de estos, o por los restos de huesos de murciélagos.

Contemplamos también una evolución de la industria lítica, elaborada


actualmente, desde el paleolítico inferior hasta el paleolítico superior. Los distintos
sistemas de talla de piedra comienzan por el paleolítico inferior, una con la talla
Chopper (golpeando una cara), y otra con la talla Chopping-tool (golpeando ambas
caras). En el paleolítico inferior también encontramos la talla poco elaborada
(golpeando la piedra, obtienen lascas muy irregulares). Posteriormente vemos las tallas
propias del paleolítico medio, como la talla discoide (despunta en todas direcciones y se
aprovecha la forma del núcleo para obtener lascas más finas y regulares). La talla bifaz
(acabada en punta con laterales cortantes) aparece también en el paleolítico inferior,
pero en el país valenciano no es muy usual. La talla Levallois (se explota el núcleo
alrededor con golpes verticales, luego horizontales hasta la obtención de esa lasca) es
muy elaborada y requiere una piedra con características específicas. En el paleolítico
superior encontramos la talla laminar (trabajar el núcleo desde arriba, obteniendo un
plano desde el cual extraer láminas en vertical), que se obtienen lascas para usar como
raspadores, buriles… El retoque solutrense se elabora dando un tratamiento térmico al
sílex, permitiendo un retoque muy elaborado, sacando lascas muy finitas. Los microlitos
se dan a lo largo de todo el paleolítico superior, pero son más frecuentes en sus últimos
momentos, el magdaleniense, destacando que el retoque se realiza por presión (con un
hueso), en vez de golpeando.

Posteriormente encontramos las etapas del paleolítico superior, el auriñaciense, el


gravetiense, el solutrense… En los restos del auriñaciense, encontramos por ejemplo las
azagayas, y lo que destaca de estos primeros momentos es que la talla laminar no
aparece, sin embargo hay algunas piedras laminares. Pasando al gravetiense destacamos
en la industria lítica las gravettes y micriogravtettes (puntas con un retoque abrupto, las
primeras más grandes que las segundas).

En el solutrense encontramos piezas del solutrense inicial, como las puntas de cara
plana; piezas del solutrense medio como las hojas de laurel con retoque plano en las dos
caras; y el solutrense evolucionado con útiles como la punta de pedúnculo y aletas o la
punta de escotadura. En el solutrense, además de la industria lítica, destaca la industria
ósea.

En el magdaleniense, aparecen muchos restos de industria ósea, por ejemplo las


agujas o los arpones, y también podemos destacar la abundancia del microlitismo, como
las hojas de muy pequeño tamaño. También vemos los adornos del paleolítico superior
usados como collares o atados a la ropa, como ocre, conchas y caninos de animales, por
ejemplo los hallados en la cova del parpalló. Hay una especialización en la caza del
ciervo y la cabra, complementando con la caza de conejos, lo que nos lleva a pensar que
ahora se estacionan durante más tiempo en sus asentamientos, reduciéndose la
movilidad de estos grupos. Vimos un fragmento de cráneo de Malladetes del
gravetiense y un cráneo de parpalló del gravetiense, con el espejo donde todos nos
miramos.

Luego fuimos a la “cueva”, donde estaban las figuras gravadas y pintadas en las
piedras, algunas más fáciles de ver que otras, pero se reconocen por las técnicas usadas
por los investigadores, como la luz rasante para ver las sombras que proyectan o con
simples lupas. Yo he querido destacar tres que me han gustado: la primera aparecen
unos cérvidos, una madre y una cría; en otra aparece bien representada la cabeza de un
équido; y en la última aparecen dos bóvidos. La mayoría de estas tablas son grabadas,
pero también hay otras pintadas en una sala aparte.

En la parte de prehistoria reciente, veíamos el neolítico y la edad de los metales.


Pero para ver el neolítico, pasamos por el mesolítico (período de transición), donde hay
una ruptura con el arte y las tradiciones artísticas del paleolítico y aparece un arte lineal
geométrico, como se ven en las plaquetas de la cueva de la cocina. Alrededor veíamos
las armaduras de proyectil en forma de triángulos, trapecios o segmentos (medias
lunas), que se utilizaban en las flechas, porque en este periodo se pasa a un paisaje más
boscoso, por lo que el propulsor no es muy efectivo en esos ámbitos tan cerrados, y se
empieza a utiliza el arco.

En el neolítico veíamos la parte de la cerámica cardial (la cerámica de los


primeros momentos del neolítico, que fue traída por los primeros neolíticos, muy típica
del ámbito mediterráneo), que se realizaba con impresiones de conchas (cardium edule),
tanto por su parte externa, dejando líneas y formas, como por su parte interna, dejando
círculos. Respecto a la industria lítica, vemos los dientes de hoz sobre todo (para
recolectar el cereal). También vemos el uso de piedra pulida, por un lado las hachas y
las azuelas, y por otro se utilizan útiles de piedra como adorno. Respecto a la industria
ósea, veíamos las cucharas de hueso (vinculado al cambio de alimentación, como las
papillas), aunque también se usa el hueso como adorno, por ejemplo en anillos. En la
agricultura, vimos el mango de una hoz con los dientes; un molino de mano, formado
por una parte pasiva (pieza más grande) y una parte para moler el cereal (pieza más
pequeña); también hay un contrapeso para un palo cavador (se usan para hacer agujeros
en el suelo y plantar las semillas) y un recipiente cerámico vinculado al almacenaje del
grano. En cuanto a la ganadería, vemos restos de algunos animales domesticados como
ganado caprino, ovino y bobino, aunque también continua la caza. Después vimos
diferentes recipientes cerámicos y una explicación de cómo llegan por mar los grupos
neolíticos (en piraguas).

Luego entramos ya en la edad de los metales, en el cobre o eneolítico, donde se


sigue empleando la piedra pulida y la industria lítica tallada; destacan las puntas de
aletas y pedúnculo, parecidas a las de parpalló, pero estas se tiene claro que son de uso
con arco, por lo que se usan para ver si en el solutrense en parpalló ya se usaba usar el
arco. También destacan las láminas que se producen por la talla por presión (haciendo
fuerza en el núcleo con un palo en forma de T apoyando todo el peso del tallador) que
haría salir tallas alargadas de bastante longitud. Vimos los primeros restos metálicos que
hay en el calcolítico, restos de cabezas de hachas de cobre, algunos punzones, aparecen
en poca medida por la escasa materia prima, pero aparecen muy vinculados a las élites,
como un objeto de prestigio. También veíamos los ídolos oculados, que son huesos
decorados con motivos geométricos y algunos símbolos en forma de ojos (de ahí el
nombre oculados). En cuanto a los ajuares funerarios hallados, hay puntas de aletas y
pedúnculo, hojas largas de sílex (extraídas por presión), ídolos oculados… Y sobre los
restos humanos de este período, vemos trepanaciones en los cráneos en la cueva de la
pastora, algunos se realizarían en vida porque en algunos el orificio ha cicatrizado, por
lo que el individuo ha continuado vivo, pero uno de ellos no sobrevivió o se lo hicieron
después de muerto. Esta práctica se considera ritual, porque no se ha encontrado ningún
tipo de enfermedad en los huesos y por lo tanto no tiene carácter curativo, pero puede
ser que la enfermedad no se vea reflejada en los huesos.

Antes de llegar la edad del bronce, vemos el período campaniforme (período de


transición del calcolítico a la edad del bronce), donde aparecen sus representativos
vasos campaniformes con forma de campana y entre sus ajuares aparecen distintas
piezas de cobre, como la punta de palmela, puñal de lengüeta, botones de hueso… todo
lo representativo en el kit campaniforme.

Por último, en la edad del bronce, veíamos la reconstrucción de un horno


metalúrgico, donde al mezclar el cobre y el estaño se obtiene el bronce fundido, que
luego se aplica en los distintos moldes que había para darle las formas que más les
convenían. Veíamos los restos hallados de bronce como cabezas de hacha, algunas
puntas de lanza, puntas de puñales y otros tipos de armas, por lo que vemos cómo se va
extendiendo el bronce al resto de los yacimientos. Vemos algunos restos de la lloma de
betxí, como la quesera para producir quesos, que está relacionado con la revolución de
los productos secundarios que se da a partir del calcolítico, donde se empiezan a utilizar
toda una serie de productos derivados de la ganadería, y por otro lado también destacan
las piedras de telar, de distintos tamaños, lo que demuestra que ya hay telares y piezas
de tejidos.

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