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Participacion de La Mujer en La Independencia de Ecuador
Participacion de La Mujer en La Independencia de Ecuador
Participacion de La Mujer en La Independencia de Ecuador
TEMA:
Pregunta de investigación:
Juliana Galarza
2023
Nº DE PALABRAS:
Índice
Introducción ..................................................................................................................... 1
Capítulo 1. Contexto histórico, Ecuador en el siglo XIX.................................................... 2
Capítulo 2. El rol de la mujer en los distintos períodos de la historia ecuatoriana del
siglo XIX ............................................................................................................................ 5
Capítulo 3. Discusiones sobre los cambios en el rol de la mujer antes y después de la
lucha por la independencia. ............................................................................................. 9
Conclusiones: ................................................................................................................. 11
Bibliografía: ....................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Introducción
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Capítulo 1. Contexto histórico. Ecuador colonial, independentista
y republicano.
Lo que hoy es Ecuador, en la época colonial fue llamado Reino de Quito, bautizado así
tras el kichwa “Kitus” nombre indígena, usado desde períodos preincaicos. En general,
la historia colonial estuvo marcada desde sus inicios por una puja de poderes entre los
nuevos locales (colonos) y la Corona Española por prevalecer sus respectivos intereses,
mientras toda actividad económica se sustentaba en el trabajo forzado de la población
indígena y afrodescendiente. La Iglesia era encargada de instaurar su ideología en toda
la sociedad. Por otro lado, la política estaba repartida entre los Virreyes, que
representaban a la monarquía y el “cabildo”, institución cuyo fin era debatir los intereses
locales. La principal actividad económica eran las grandes producciones textiles en la
Sierra, algunas pertenecientes a La Corona y otras a comerciantes particulares. Si bien
hubo una época de estabilidad con estas formas de organización, según (Ayala, 2008)
en el último período de la colonia, las contradicciones propias del sistema empezaron a
volverlo insostenible.
La inestabilidad comenzó con las crisis de 1700, cuando ascendieron al poder español
monarcas Borbones que pretendieron modernizar el comercio del reino con el fin de
convertirlo en una potencia industrial. Con ese objetivo, pusieron reformas que
limitaron al comercio de las colonias, sobre todo a los textiles. A esto se le sumaron
desastres naturales, peleas entre funcionarios, conflictos con la iglesia, entre otros
factores que pusieron en duda la capacidad administrativa de La Corona.
Por otro lado, la misión geodésica en 1734 inspiró el surgimiento de ideas ilustradas
entre los criollos, mismas que sustentaban ideológicamente sus deseos de autonomía.
Es así que el siglo XVIII terminó con gran inestabilidad socio-económica y con nuevos
pensadores y actores políticos criollos con claras tendencias de autonomía que
empezaban a querer diferenciarse de lo europeo e instaurar una identidad propia.
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Independencia de Quito y Época Bolivariana
A principios del siglo XIX, América empezaba a desear la independencia. Según (Ayala,
2008) las causas fueron: la decadencia del imperio español y la influencia de dos
referentes de revolución: Estados Unidos y Francia; pero, sobre todo, las falencias de la
administración y el abuso de los colonizadores, como se había mencionado.
Así nació la Gran Colombia que comprendía a Venezuela, Nueva Granada y Quito, con
esperanzas de independizar y anexar a Perú. El Reino de Quito pasó a llamarse Distrito
del Sur. La situación política de la Gran Colombia fue muy conflictiva desde sus inicios.
Simón Bolívar había sido designado presidente, sin embargo, las exigencias de la
campaña militar por la independencia de las regiones que faltaban hacían imposible que
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pueda gobernar, por lo cual su vicepresidente, Santander, quedó a cargo. Santander
promovió políticas liberales, por ejemplo: creó juntas de protección de la agricultura y
el comercio, impulsó el librecambismo, declaró ilegal el trabajo gratuito de los indígenas
y estableció un salario mínimo, (Ayala, 2008). Estas políticas le ocasionaron disyuntivas
con los grandes terratenientes ya que perjudicaban sus intereses y por ende también
con Bolívar.
En 1830 se anunció la separación del Distrito del Sur, que pasó a llamarse Ecuador en
honor al nombre que le habían dado los científicos de la misión geodésica al descubrir
que la línea equinoccial lo atraviesa. La república tuvo que lidiar desde sus inicios con
una profunda desarticulación de los distintos sectores sociales. Por una parte, surgió un
marcado regionalismo, producto de las precarias relaciones comerciales entre las
distintas provincias que conformaban el Ecuador. Por otro lado, se impusieron los
intereses de latifundistas criollos, cuando la mayoría de la población eran campesinos
indígenas, provocando una ruptura entre clases que perdura hasta nuestros días.
Según (Ayala, 2008), los factores que permitieron que la oligarquía terrateniente
mantenga el control fueron: la exclusión del voto a mujeres, analfabetos y no
propietarios; y mecanismos de represión y manipulación ideológica de campesinos y
trabajadores. Se mantuvo el tributo indígena que, de hecho, fue una de las principales
fuentes de recursos del estado, se mantuvo el control ideológico que ejercía la Iglesia
haciéndose cargo de gran parte de la educación (que por cierto estaba destinado a una
parte extremamente reducida de la población) y “auspiciando” a figuras políticas para
asegurar la continuidad de sus intereses. La historia del país a grandes rasgos estuvo
caracterizada por dichas condiciones hasta fines del siglo XXI.
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Capítulo 2. El rol de la mujer en los distintos períodos de la
historia ecuatoriana del siglo XIX
Es importante señalar que pese a que se evidencia que la mujer colonial no fue un
personaje casi vegetativo como pretenden retratarla ciertos escritos históricos,
tampoco gozaba de derechos y autonomía, si no que se valía de estrategias diversas
para abrirse paso en la sociedad patriarcal, aunque esto le suponga ser castigada y
juzgada.
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Muchas mujeres tuvieron que defender legalmente a sus familias ya que, en los casos
en que todos los integrantes apoyaban la causa independentista, los miembros varones
cayeron presos y ellas tuvieron que abogar por sus parientes ante las autoridades. Un
ejemplo es Rosa Montufar, que abogó por su padre, el Marqués de Selva Alegre cuando
este protagonizó la independencia de Quito en 1809 y cayó preso.
Respecto al segundo rol mencionado, consistió en convocar simpatizantes a la causa,
mediante discursos públicos y privados. Una representante importante de este rol fue
la sanroqueña María Ontaneda y Larraín, que de acuerdo a (Salazar & Sevilla, 2009) era
conocida por dirigir y movilizar un grupo importante de mujeres en la insurrección.
Asimismo las mujeres participaron tejiendo redes de información y prestando sus
espacios. Como se había mencionado, ya desde la segunda mitad del siglo XXI se
empezaban a formar tertulias, mismas que se incrementaron con los ímpetus
revolucionaros de la población, sobre todo de la élite (recordando que fue este sector
el que inició el movimiento). No solo que en estas reuniones las mujeres absorbían
información valiosa que después compartían, si no que posteriormente estos espacios
posibilitaron coordinar estrategias y acciones antirrealistas, y eran ellas quienes los
organizaban. El ejemplo más representativo de esto lo encontramos en la gloriosa
Manuela Cañizares, que en los salones de su casa se fraguó el primer grito de la
independencia en Quito 1809 (Goetschel, 2009)
No solo las mujeres de la élite sirvieron como espías e informantes, varias del sector
popular aprovecharon la indiferencia con que se las trataba para recopilar valiosa
información en las casas en las que trabajaban.
En otros casos, las mujeres participaron directamente en el campo de guerra, o bien
desempeñando actividades que permitían la mantención de los campamentos como
cocinar y atender heridos, o bien en batalla empuñando armas. No se puede dejar de
nombrar como ejemplo a Manuela Sáenz, que luchó por la independencia de Ecuador
Perú y Colombia, en varias ocasiones en traje de guerra junto a su amante y compañero
Simón Bolívar. Según (Lopez, 2011) por sus actividades proindependentistas, se le
concedió el título de "Caballeresa del Sol".
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que sostener la economía haciéndose cargo de los negocios e incluso financiando la
causa. Según (Salazar & Sevilla, 2009) ellas se convirtieron, aunque sea temporalmente,
en el motor económico de este período. Un caso representativo es el de la “Marquesa
de Maenza” en Latacunga, a quien su estatus particular privilegiado, le permitió recibir
y transmitir patrimonio y títulos, ser jefa de su familia, gestionar, mandar y gobernar,
convirtiéndose en una de las principales financiadoras mujeres de la revolución.
La información presentada, permite asegurar que la mujer tuvo un papel activo e
indispensable en la independencia del Ecuador, actuando desde diversos focos y desde
sus respectivas posiciones sociales, fueron un elemento clave logístico y en muchos
casos bélico para que se logre la independencia.
Pese a que la suerte de las mujeres que participaron en la independencia no fue la mejor,
en la segunda mitad del siglo XXI, empiezan a surgir mujeres que destacan en literatura,
arte y que comienzan a levantar sus voces sobre asuntos políticos.
Por ejemplo, encontramos a Dolores de Veintimilla (1829-1857), poetiza destacada, que
se atrevió a escribir su opinión de la pena de muerte en su texto “Necrología”
(Veintemilla, 2006). Dolores era una mujer sola, ya que su marido la había abandonado,
y acostumbraba a organizar tertulias en su casa a donde acudían importantes literatos
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quiteños. Como era de esperarse, la sociedad castigó este comportamiento que
escapaba a los estándares, y la calumniaron tanto en la prensa que se suicidó.
Otro ejemplo destacable es Marieta Veintimilla (1858-1907), librepensadora autora del
primer escrito histórico ecuatoriano realizado por una mujer, titulado “Páginas del
Ecuador” (1890). En lo político, defendió apasionadamente el gobierno de su tío Ignacio
de Veintimilla, llegando incluso a comandar tropas en su nombre. Otra publicación
icónica de ella, fue “Madam Roland” donde según (Goetschel, 2009) se dirige a las
mujeres latinoamericanas planteando que es posible a la mujer de cualquier condición
social “trabajar por el fomento de las ideas provechosas al género humano” y haciendo
homenaje a la feminista de quien lleva el nombre este escrito. Este texto es clave al
situar los orígenes del feminismo en Ecuador.
Otro ejemplo de una mujer activa políticamente, fue el de la indígena Manuela León en
su participación en el Levantamiento de Daquilema (1871), misma que fue duramente
castigada en público para escarmiento. (Goetschel, 2009)
Podemos notar que pese a que las mujeres seguían luchando por ganar espacios
públicos, las que se atrevían a hacerlo eran castigadas legal o socialmente con el fin de
encasillar a la mujer ecuatoriana en un estándar de ama de casa, sumisa, casta, cuyo
objetivo último de su vida era satisfacer las necesidades de su marido e hijos.
La autora Isabel Cristina Bermúdez Escobar en su libro “La educación de las mujeres en
los países andinos. El siglo XIX” (Bermúdez, 2015) estudia la evolución de la educación
de la mujer como tema de interés público en el siglo XIX, en los países andinos. En su
investigación señala que en la época colonial hubo una especie de anarquía en cuanto a
la formación y el control de las mujeres. Si bien la iglesia, que estaba a cargo de imponer
y mantener su ideología en la sociedad promovía un ideal femenino de beatitud,
castidad y sumisión, cuando esta teoría era llevaba a la praxis no lograba imponerse
completamente y permitía figuras femeninas cotidianas que no respondían a la norma.
Es por esto que, por ejemplo, como se detalla en la sección anterior de esta
investigación, había mujeres totalmente involucradas en actividades económicas.
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En la revolución independentista, el caos generó vacíos de poder y promovió ideales
ilustrados, permitiendo que las mujeres aprovechen estas “rendijas” y se involucren en
asuntos públicos. Así mismo la necesidad del movimiento revolucionario de convocar a
un sector más amplio de la sociedad provocó que los lideres incentivaran la participación
de la mujer en diferentes procesos de la independencia (Lopez, 2011). La participación
femenina fue tan importante que sin ella no se hubiera podido conseguir la
independencia, sin embargo, al estabilizarse la situación de las nuevas repúblicas
andinas, uno de los objetivos fue retomar el orden social, y se volvió a poner a la mujer
“en su sitio” (Bermúdez, 2015).
Esta nueva sociedad intentó emular el ideal de civilización ilustrada de las naciones
europeas. (Bermúdez, 2015) sostiene que la educación de la mujer fue tomada como
bandera por los políticos de la época, sin embargo, no se pretendía educar a la mujer en
ningún área técnica o intelectual, si no domesticarla para ponerla al servicio de la nación.
La autora plantea que el rol de la mujer fue ser “el ángel del hogar” una criatura sensible
y educada que inculcaba el patriotismo y formaba ciudadanos de bien en el seno del
hogar. Era la educadora de la nueva familia para una nueva nación y los intentos de
conferirle cultura, tuvieron por objetivo que se la transmitiese a sus hijos y no convertirla
en sujeto de derechos. Por su puesto este rol estaba relegado a las mujeres de la élite y
algunas de clase media ya que las indígenas y mestizas pobres, simplemente
correspondían a la masa poblacional de gente “sin cultura” y sin derechos que había que
“sanear” para mejorar la imagen de la república.
Pese a que la mujer fue adoctrinada para no salir del espacio familiar, no tuvo acceso al
voto hasta mucho después y era aún relegada a un papel secundario en la sociedad; se
registra un aumento en la aparición de mujeres libre pensantes.
En mi opinión personal esto se debe a que, aunque no cambió la opresión sistemática
hacia la mujer al nacer la república del Ecuador, cada acto revolucionario de las mujeres
valientes que se atrevieron a cuestionar lo impuesto, quedó grabado en el imaginario
colectivo de las mujeres ecuatorianas, inspirándolas para seguir luchando por ganar
espacios en el sistema patriarcal.
Es importante destacar que la situación de las mujeres indígenas y mestizas no cambió
demasiado a lo largo del siglo XIX, ya que en todo este período fueron doblemente
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oprimidas, por ser mujeres y ser no-blancas. Ellas participaron desde la colonia en
actividades económicas, no necesariamente porque quisieran si no porque su condición
de pobreza lo exigía. Como se revisó, tuvieron un papel clave en la independencia, sin
embargo, fue totalmente invisibilizado al punto en que recién en estudios
contemporáneos con enfoque de género, empiezan a revelarse nombres de mujeres
históricas de esta clase social. Ellas compartieron con los varones de su clase, que fueron
subyugados y obligados a participar en procesos históricos que de ninguna manera los
beneficiaron.
Conclusiones:
En los primeros años de la República del Ecuador, se mantuvo una dinámica social
parecida a la de la colonia, solo que respondía a las ideologías e intereses económicos
de los criollos patriotas. Se mantuvo la opresión de indígenas y la exclusión de la mujer
y sectores populares de la política. Aunque se hizo énfasis en la necesidad de educar
formalmente a la mujer, el objetivo era hacerla útil para la República, como formadora
de ciudadanos modelo desde el seno del hogar. No se brindó educación técnica o
intelectual a la mujer.
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El rol que la sociedad le asignaba no cambió significativamente después de su
participación en la independencia, ya que, una vez retomado el control social, no se
reconocieron sus hazañas ni se la incluyó en la esfera pública, si no que más bien se
reprendió cualquier acción femenina fuera de la esfera privada. Pese a esto, después de
la independencia empezaron a surgir más mujeres librepensadoras en las clases altas,
que luchaban por abrirse espacio en la temprana sociedad ecuatoriana, probablemente
inspiradas por sus ancestras que dejaron como legado la memoria de que las mujeres sí
pueden ser sujetos históricos.
Las mujeres indígenas y mestizas, compartieron con los varones de su clase que fueron
obligados a participar de procesos históricos que no cambiaron en lo absoluto su
posición de oprimidos. Esta condición provocó que esta mujer se vea obligada a
involucrarse en actividades económicas y en algunos casos en procesos políticos de su
clase social. Su papel en la independencia fue clave, sin embargo, fue aún más
invisibilizado que el de la mujer de élite. El rol de la mujer proletaria en Ecuador no vario
mucho a lo largo del siglo XIX, ya que fue basado siempre en la doble opresión por ser
mujer y por no ser blanca, condición con la que luchamos hasta los días presentes.
Realizar esta monografía tuvo un gran significado para mí como mujer ecuatoriana, ya
que me permitió valorar los esfuerzos de cada mujer revolucionaria que luchó por abrir
espacios para nuestro género. Así mismo pude entender el origen de instituciones
antiguas que limitan la autodeterminación de las mujeres ecuatorianas y se mantienen
hasta nuestros días. Por último, pude darme cuenta de que por más que se intente
invisibilizar ciertas personas y procesos históricos, la memoria resiste y es semilla de
revolución.
Bibliografía
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