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“AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL DESARROLLO”

UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDES

FACULTAD DE INGENIERÍA

ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA

TEMA: ENSAYO

CÁTEDRA: ARQ. EDGAR A. HUAMÁN GAMARRA

ALUMNO: HUAYNARUPAY CARDENAS JOSE DAVID

CURSO: SEMINARIO DE CONSERVACION Y RESTAURACION DEL PATRIMONIO

CICLO: VI

2023- HUANCAYO
Introducción

Introducción El Perú es un país de variada cultura, un país multiétnico y multilingüista. A

través de su extenso desarrollo histórico, ha logrado constituirse en uno de los países que

alberga una riqueza cultural muy nutrida y variada, y que comprende todas aquellas expresiones

o testimonios de creación humana que tienen especial relevancia en relación con la arqueología,

la historia, la literatura, la educación, el arte, las ciencias y la cultura en general de este país,

además mantiene vivos elementos específicos que distinguen sus diferentes y múltiples

contextos culturales. De ahí la importancia por su protección, conservación y transmisión a las

generaciones futuras, así como la lucha por evitar su depredación, la misma que se inició desde

el momento de la conquista española. El patrimonio cultural peruano, desde el aspecto legal,

está bajo el amparo del Estado y de la Comunidad Nacional y se rige por la Ley 28296

denominada “Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación”, la cual manifiesta que todos

sus miembros están en la obligación de cooperar en su conservación y para el campo artesanal

la Ley 29073 denominada “Ley del Artesano y del Desarrollo de la Actividad Artesanal”. Su

patrimonio se divide mayormente en Arqueológico, Histórico-Artístico, Bibliográfico y

Documental, siendo los organismos estatales competentes para su preservación y cuidado, el

Instituto Nacional de Cultura (INC), la Biblioteca Nacional del Perú y el Archivo General de la

Nación. Es responsabilidad de estas instituciones el identificar, reglamentar, conservar,

proteger, investigar y difundir el Patrimonio Cultural del Perú en los ámbitos de su

competencia. El Instituto Nacional de Cultura está encargado de proteger y declarar el

Patrimonio Cultural Arqueológico y el Patrimonio Cultural Histórico y Artístico, así como

también las manifestaciones culturales orales y tradicionales del país. La Biblioteca Nacional y

el Archivo General de la Nación están encargados de proteger y declarar el Patrimonio

Bibliográfico y Documental, respectivamente. El Instituto Nacional de Cultura es el principal

organismo encargado de la preservación, conservación y restauración de bienes culturales

muebles e inmuebles, es por ello que su autorización es imprescindible para la realización de

investigaciones nacionales y/o extranjeras de nuestro patrimonio. La finalidad del Instituto


Nacional de Cultura es afirmar la identidad nacional mediante la ejecución descentralizada de

acciones de protección, conservación, formación, promoción, puesta en valor y difusión del

Patrimonio Cultural de la Nación y las manifestaciones culturales para contribuir al desarrollo

nacional, con la participación activa de la comunidad y el sector público y privado. Pero hay

otra categoría que se define también como bien cultural, la artesanía republicana que afloro en

pleno auge del movimiento cultural conocido como “Indigenismo” a comienzos del siglo XX,

comúnmente llamada arte popular o folklore. Esta faceta del Perú profundo ha sido conocida a

través 11 de pinturas difundidas por pintores indigenistas como José Sabogal y Julia Codesido,

aunque este arte también comprende alfarería, mates, retablos, trabajos en paja, madera,

platería, tejidos y música vernacular, a lo que habría que añadir la tradición oral, los mitos y el

curanderismo; por cierto, existen algunos esfuerzos por documentar la tradición oral, pero aún

estamos lejos de ese objetivo. Si bien el Perú actual está inexorablemente inmerso en los

procesos de globalización cultural, es importante señalar que ha sabido mantener vivas sus

características culturales propias.


Precedentes del Patrimonio Cultural en el Perú

A través de la cultura, se puede evaluar el conocimiento, desarrollo y habilidades que poseen

tanto hombres como pueblos. Es también el medio más eficaz a través del cual un grupo

humano alcanza su integración, por lo que no existen pueblos sin cultura, ni tampoco una

cultura uniforme para todos los pueblos. Partiendo de ello se pueda hablar de una identidad

cultural como el legado más representativo y más preciado de un pueblo. Sin embargo, el

desarrollo cultural de una sociedad no está libre de peligros. La historia revela un sin número de

procesos culturales que se han truncado o alterado debido a situaciones de conquista, a la

incapacidad de sus élites para salvaguardar su valioso patrimonio y, en general, al recorte de la

libertad de los seres humanos. En la actualidad existe gran consenso entre los investigadores en

el sentido de que una mala administración de la técnica moderna y de los medios de

comunicación de masa, la mecanización, las tendencias de la globalización de la economía

moderna, además de otros factores, pueden poner en serio peligro la identidad cultural de

muchos grupos humanos, especialmente de aquellos que son calificados como minorías étnicas.

El patrimonio cultural del Perú es quizá uno de los más ricos de América, pues se trata del

legado de distintos pueblos que alcanzaron el nivel de alta cultura en diferentes etapas y

lugares, muchos años antes de la llegada de los europeos, y la herencia de uno de los virreinatos

más poderosos de la América Hispana. Además contiene los añadidos de minorías provenientes

de África Asia y Europa. Sin embargo, tanto las vertientes nativas como las foráneas no han

logrado integrarse de tal manera que podamos hablar de una identidad nacional coincidente con

su territorio. La innumerable cantidad de monumentos arquitectónicos, cerámica, textilería,

orfebrería y muchas otras expresiones artísticas y técnicas que vienen de aquellas épocas, son

prueba de su grandeza. Pero en tiempos presentes, son testigos las expresiones del riquísimo

acervo folklórico que se manifiesta en los variados estilos musicales, danzas, narraciones,

gastronomía, y artesanía en general, en los cuales hacen gala de reverenciar el arte vivo de

aquella grandeza pasada, la que se resiste a perecer a pesar de la depredación y negación

sistemática de muchos años de dominación. Esta gran variedad de nuestro folklore en el que
cada región o, mejor aún cada población conserva sus propios estilos, es un signo elocuente de

que el Perú es un país multicultural. Esta caracterización del Perú, no debe juzgarse como un

factor negativo. Muy por el contrario, esto significa que la creatividad de estos pueblos

mantiene su dinamismo, aunque es evidente que día a día esto se logra con mayor dificultad.

Sin embargo, lo predominante ha sido ver al pluralismo como un obstáculo y a la cultura como

una temática de segundo orden. El período 13 republicano (1895 – 1930, véase anexo 4) está

marcado por un desinterés hacia lo cultural, particularmente por aquellas expresiones que

brotan de la realidad autóctona contemporánea y por el legado monumental y artístico de

nuestra historia prehispánica y colonial (Basadre, 1929). En su afán por desarrollar un Estado

moderno y competir con el desarrollo de otros países, las élites dominantes de la república

prefirieron mirar más hacia afuera que hacia adentro y privilegiaron la imitación a la

creatividad, la técnica al arte y la ciencia, la economía a las humanidades (Millones, 1986). No

es pues de extrañar, ante semejante contexto, que nuestro pasado se presente deformado y que

el sistema educativo oficial haya estimulado la memorización y no tanto la reflexión y la

confrontación de los conceptos y teorías con la observación de la realidad. Como consecuencia

de todo esto, nuestras nuevas generaciones siguen ignorando y despreciando a nuestras

minorías étnicas y, en general, a la mayor parte de nuestros valores autóctonos.

Homogeneización del país, actitud despreciativa y discriminatoria hacia los grupos percibidos

como diferentes, y menosprecio por lo cultural, son los rasgos característicos de los grupos

dominantes de este Perú republicano. Lo primero es el fruto de forzar una nacionalidad

coincidente con la república; lo segundo es el resultado de las relaciones de dominación; y, lo

tercero, el producto de un malentendido proceso de modernización. Las expresiones concretas

de esta situación se pueden apreciar en lo siguiente: La falta de una legislación adecuada que

defienda al patrimonio artístico, documental, monumental y que se adapte al pluralismo cultural

que reina en el país. Es cierto que en la Constitución se contempla la defensa de los yacimientos

y restos arqueológicos, de los objetos artísticos y testimonios de valor histórico, de las minorías

étnicas y de la enseñanza bilingüe; sin embargo, las últimas leyes de defensa del patrimonio
cultural que se han preparado, están muy lejos de cumplir con estos propósitos. Para empezar,

todas estas leyes se han presentado como la “Ley General del Patrimonio Cultural de la

Nación” (anexo 1) y ésta tan sólo legisla lo concerniente a los bienes muebles e inmuebles

dejando de lado todas aquellas manifestaciones que conocemos como folklore, por lo que en los

últimos años de aprobó la “Ley del Artesano y del Desarrollo de la Actividad Artesanal” (anexo

2). Pero aquí no termina el problema, pues en el caso de la ley aprobada, la tipificación de estos

bienes monumentales como patrimonio cultural es tan controvertible que no llega a defender

nada y, muy por el contrario, deja resquicios abiertos para que nuestro patrimonio se fugue al

exterior. En estas circunstancias, no es de extrañar que la huaquearía (saqueos) prospere, que se

incremente la comercialización ilícita, que algunas empresas constructoras destruyan sitios

arqueológicos impunemente y que nuestras piezas prehispánicas y coloniales inunden el

mercado extranjero de antigüedades. En lo que se refiere a nuestras minorías étnicas, casos

como el Bagua*, Uchuraccay*, o el de Huayanay*, revelan que nuestros magistrados tienen

graves problemas para juzgar los hechos que se dan en contorno cultural distinto al que es

reconocido oficialmente, el cual responde básicamente a patrones culturales occidentales,

además de ellos, el Presidente del Perú, Alan García luego de los hechos de Bagua, los

denomino ciudadanos 14 de segunda. En cada caso, las fijaciones de diferencias limitan la

demarcación de los conceptos básicos “adentro” de la etnia, del nosotros; también la sociedad,

como expone Ana María Portal (1989), delimita sus fronteras culturales hacia “afuera”, es

decir, el “otro” (u otredad) frente a lo “propio” (o mismidad). Estos elementos no pueden ser

vistos como rasgos particulares y contrapuestos, sino como elementos de un mismo y único

proceso, obligándonos a pensar la identidad grupal no como un fenómeno cerrado en sí mismo,

auto definible en abstracto, sino como un proceso abierto en continua confrontación y

reformulación. En este sentido, hablar de identidad es hablar de un proceso histórico concreto,

constituido por prácticas sociales contradictorias tanto en el interior de los grupos humanos

como en su correlación con otros grupos sociales.


Valoración del Patrimonio Cultural

En primer lugar, observemos las características globales de los materiales y veámoslas en

función de las estrategias o ausencia de ellas con respecto a su preservación. Comenzaremos

por decir que sigue siendo evidente que la preocupación estatal y privada tiende a mostrar

interés por los bienes monumentales (precolombinos o coloniales), deja en un segundo plano al

material documental, y descubre tardíamente la artesanía (como parte del patrimonio) y la

tradición oral. Que esto sea así resulta de dos condicionamientos generales: de una parte, el

monumento es parte del paisaje y compromete al poblador no sólo porque interactúa con él

como objeto tangible, sino porque el proceso de expansión urbana lo pone cada vez más en la

disyuntiva (empujada por los especuladores de tierras) de construir o destruir, es decir, entre el

lucro y el respeto a sus pasados, con los resultados previsibles. De otra parte, entendemos por

monumentos no sólo a los remanentes de construcciones pasadas, sino también a la multitud de

objetos metálicos, de cerámica, de tejidos, etc. que nos han legado nuestros mayores y cuyo

precio en el mercado se valoriza al ritmo de los intereses de coleccionistas privados,

instituciones culturales o simplemente de turistas y aficionados (peruanos y extranjeros). Hay

en todo esto un factor psicológico que deriva del hecho de que el objeto monumental que debe

preservarse es visible, tiene una expresión material, que incluso puede ser de gran belleza, aun

en los términos de la apreciación estética contemporánea. Y por lo tanto, la incitación a su

cuidado puede derivarse de su propia imagen, que además tiene el prestigio de su antigüedad.

Patrimonio Cultural de la humanidad

En reconocimiento al enorme legado cultural de trascendencia internacional que tienen diversos

sitios arqueológicos e históricos, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO ha

reconocido algunos bienes como Patrimonio Cultural de la Humanidad (según consta en el

Instituto Nacional de Cultura), estos son:

a) Cusco – Centro Histórico o Ciudad Vieja, inscrita en la 7ª sesión del Comité del Patrimonio

Mundial realizada en Florencia en diciembre de 1983. 31

b) Santuario Histórico de Macchu Picchu, inscrito en la misma sesión en la que además fuere
conocido como Bien Natural.

c) Sitio Arqueológico de Chavín, inscrito en la 9ª sesión del Comité del Patrimonio Mundial

realizada en París en diciembre de 1985.

d) Zona Arqueológica de Chan Chán, inscrita en la 10ª sesión del Comité del Patrimonio

Mundial realizada en París en noviembre de 1986.

En el campo del folklore:

Escuela Nacional Superior de Folklore. El Reglamento de la Escuela estipula que, ella es una

institución “que salvaguarda el legado artístico-cultural de la nación, por medio de acciones

como la formación profesional, la investigación, la capacitación y la difusión”. También

establece que uno de sus fines es el "rescate, conservación, preservación y difusión de las

expresiones folklóricas de todas las regiones del país". 32 Centro de Etnomusicología Andina

del Instituto Riva Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Se creó en 1985 en el

Instituto Riva Agüero de la PUCP para preservar la música tradicional. Tiene como finalidad

investigar y documentar audiovisualmente in situ, la música andina; conservar los documentos

audiovisuales, y difundir los resultados de sus investigaciones.

En el campo de la música: Conservatorio Nacional de Música. Esta institución tiene entre sus

fines "toda acción que contribuya a la preservación, renovación y difusión de nuestro

patrimonio artístico musical dentro y fuera del país". Para ello el Conservatorio cuenta con

Biblioteca y Discoteca especializadas, sala de grabaciones y de video, laboratorios especiales de

electroacústica y de lenguaje musical, etc. Inventarios y catálogos del patrimonio cultural La

enorme cantidad y diversidad de los bienes integrantes del patrimonio Cultural de la Nación en

posesión de diferentes instituciones y personas, ha desalentado la imposición de la

obligatoriedad del registro de los mismos, al carecerse de los medios e infraestructura

suficientes para efectuar un Inventario Nacional del Patrimonio Cultural Mueble e Inmueble.

Esta deficiencia motivó la inclusión de “presunción” en la Ley 24047, Ley General de Amparo

al Patrimonio Cultural de la Nación, según la cual, un bien característico de las épocas

prehispánica, colonial o republicana no necesita la declaratoria expresa de su inclusión en el


Patrimonio Cultural para alcanzar protección estatal. El Instituto Nacional de Cultura

reconociendo la importancia de los registros e inventarios como medidas de prevención y

control declaró el año 1994 como “Año del Inventario del Patrimonio Cultural de la Nación”;

estableciendo al mismo tiempo la Comisión Nacional de Inventario y Catálogo Sistemático de

los Museos. Como resultado de los estudios realizados, se constató que los medios utilizados

eran manuales, lo cual dificultaba la recuperación y utilización de la información;

proponiéndose emplear una “ficha única” de registro y catalogación, destinada a incorporarse a

un sistema informatizado. Se propuso entonces elaborar un listado de datos comunes para la

descripción de todos los bienes conformantes del Patrimonio Cultural de la Nación. Fueron

muchas las dificultades presentadas desde entonces para culminar con el inventario y esto

conllevó a la ejecución parcial de la meta propuesta, sin embargo, no se ha cesado en el

cumplimiento de esta misión. El Instituto Nacional de Cultura cuenta en la actualidad con la

Dirección de Registro del Patrimonio Cultural Mueble, encargada del inventario de los bienes

arqueológicos e histórico artísticos, y la Dirección de Registro del Patrimonio Cultural

Inmueble, encargada de llevar el inventario de bienes inmuebles a nivel nacional; ambas a

cargo de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Monumental. El resultado de los

avances realizados se ha constituido en documentos internos que el Instituto Nacional de

Cultura maneja directamente 33 con fines de protección y salvaguarda de nuestro patrimonio,

sin embargo, aún hay mucho por hacer. Cabe indicar, que gracias al aporte económico de

empresas privadas, comprometidas mediante la firma de convenios con el Instituto Nacional de

Cultura, se vienen realizando los inventarios de textiles precolombinos del Museo Nacional de

Arqueología, Antropología e Historia del Perú, que contienen una de las colecciones más

importantes del país, así como el Inventario del Patrimonio Cultural de las Iglesias, en

coordinación con la Conferencia Episcopal Peruana.

Arqueológico

La Defensa del patrimonio monumental de la nación ha sido siempre una de las preocupaciones

del Estado. Parte de la defensa es la política de conservación, restauración y reconstrucción de


los bienes materiales del Perú precolombino. Esta preocupación ha sido expresada desde

diversas posiciones, tanto institucionales como individuales, desde el nivel de los gobernantes

como de los gobernados.

Dentro de un ambiente como el descrito, hubo excepciones. No todo es destrucción y

negatividad con el patrimonio cultural, y por eso, todavía podemos contar con Pachacámac,

Chan-Chan, Garagay, Macchu Picchu, etc. La primera Carta Magna, promulgada por el general

San Martin el 10 de 36 agosto de 1821, ya establecía normas para la defensa y conservación de

los monumentos históricos del Perú. En 1822, durante el Protectorado de don José de Torre

Tagle, siendo ministro de Instrucción don Bernardo de Monteagudo, se fundó el Museo

Nacional con el propósito de custodiar el patrimonio cultural de la nación. Esta política del

Estado naciente, es seguida en todas las constituciones, perfeccionándose en cada una de ellas.

En 1929 Se da la Ley Nº 6634, dedicada al patrimonio arqueológico, ley en gran parte

anacrónica, pero eficiente si hubiese voluntad de cumplirla o hacerla cumplir en su espíritu,

Esta ley fue elaborada y gestionada por el pionero en la defensa del patrimonio, don Horacio H.

Urteaga, recogiendo el sentir de quienes como él buscaban una política de protección legal del

legado de la sociedad andina precolombina (Matos et. al. 1986).


Conclusiones

En el Perú el patrimonio cultural ha sido entendido en primera instancia solo como patrimonio

monumental mueble e inmueble de las épocas prehispánica y colonial y tal como figura en las

leyes de conservación. Son más recientes las disposiciones sobre el patrimonio documental y

bibliográfico. Evidentemente un punto de total acierto y coincidencia fue la ampliación de la

noción del patrimonio, al incluir dentro de ella, toda actividad humana del pasado y del

presente. Esto nos indica que ha despertado el interés por parte del Estado y reconocido el

trabajo de los investigadores que han venido luchando por 111 modificar este criterio, de lo que

debe conservarse del patrimonio cultural. Esto es de remarcar porque se ha identificado

patrimonio monumental con patrimonio cultural de la nación y dentro de cada uno de ello, lo

que le correspondería.

Nuestra herencia cultural es vasta y aunque podría hacerse una tipología de la misma, con

divisiones y subdivisiones, y tratarles aisladamente, es verdaderamente una sola, constituida por

su herencia física y su herencia tradicional, ambas indesligables e interconectadas. En lo que se

refiere al porqué de la defensa del patrimonio cultural, muchos han sido los postulados

esbozados. Sin embargo, se ha olvidado que cada uno de ellos es básicamente fuente de

conocimiento.

A través de este trabajo, he querido realizar un recuento histórico de lo acontecido en el Perú

hasta el momento, en lo que atañe al Patrimonio Cultural, para entender lo investigado hasta el

momento y marcar mi propia pauta en el inicio de un trabajo de análisis actualizado sobre el

Patrimonio Cultural del Perú, a través de mi tesis doctoral, en el cual se puedan analizar

concienzudamente las diversas causas que aquejan el abandono y precariedad en que se

encuentra el Patrimonio en el Perú, analizar aspectos fundamentales no mencionados por

quienes han investigado hasta el momento este tema, como es la negación de nuestros diversos

grupos étnicos del Perú profundo y su relación real con la sociedad peruana o diciéndolo

claramente, del racismo existente entre las sociedades costeras con las de razas autóctona del

país; analizar y buscar propuestas y alternativas de solución a las diferentes causas del
abandono en que se encuentra nuestro patrimonio de boca de diferentes especialistas y de

diversos sectores y buscar una alternativa hilando cuidadosamente una propuesta de solución

Referencias bibliográficas:

-Autor 01 : APARICIO, M. (1983) Diagnóstico de los Museos del Perú. PNUD/UNESCO. Lima.
(Mimeografiado).

Autor 02 : ARAZAENS, A. (1958) “Informe sobre daños a los monumentos en la ciudad de


Arequipa como consecuencia del terremoto del 15 de enero del presente año”. En: Boletín de
la Sociedad de Arquitectos del Perú, N° 5, p. 4-30.

Autor 03 : AVALOS DE MATOS, R. y RAVINES, R. (1974) “Las antigüedades peruanas y su


protección legal”. En: Revista del Museo Nacional, Tomo XL, pp. 363-458, Lima.

Autor 04 : AZEVEDO, P. (1982) Cusco Ciudad Histórica: Continuidad y Cambio.


PNUD/UNESCO. Lima.

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