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Primer Parcial Filosofía

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La ética en la profesión docente y los valores en su rol

Santiago Ferreira, Mariana Miglionico y Emely Pereira

Instituto de Profesores Artigas, Montevideo, Uruguay.

Filosofía de la educación

Prof. Marisol Moreira

01 de agosto de 2023
2

Índice

Introducción……………………………………………………………………….3

Desarrollo con categoría de análisis………………………………………………4-6

Reflexión final grupal……………………………………………………………..6-7

Bibliografía………………………………………………………………………..7

Anexos……………………………………………………………………………..7-8
3

Introducción

En nuestro recorrido dentro de esta institución de formación docente son recurrentes


las preguntas acerca de la educación. ¿Para qué educamos? ¿Cómo educamos? ¿Cómo es el
rol que debemos adquirir? Desde el primer año hasta las últimas instancias antes de la
obtención del título, el modelo docente cobra importancia dentro de la formación como la
base de toda nuestra carrera profesional a través de diversas lecturas y el encuentro práctico
con estudiantes de múltiples edades. El rol docente se encuentra, entonces, en constante
cambio ya que se construye mediante los conocimientos teóricos y las experiencias
adquiridas pero muchas veces, por más que intentemos dar lo mejor de nosotros hay
obstáculos que interfieren en nuestra labor diaria. Tal como indica Marchesi (2008), las
tensiones sociales y culturales de “la sociedad del siglo XXI afectan, sin duda, el ejercicio de
la actividad docente.”1 (p.1).
Como consecuencia de estos cambios, se produce un cuestionamiento que interpela el
desarrollo de la identidad que tenemos los docentes. Es así, que a través de este trabajo,
buscamos volver al núcleo principal sobre la importancia de la ética y los valores que debe
tener un docente para poder impartir y compartir saberes. Desarrollaremos este análisis a
partir de tres perspectivas, la primera en base a los autores Carlos Cullen (1997/2017) y
Álvaro Marchesi (2008) que teorizan acerca de la ética y los valores docentes, la segunda
reflexionando el paso de los docentes por las instituciones a partir de la película “El
Suplente” (2022) a través de una experiencia en la formación y la tercera desde la voz de
nuestros estudiantes. De esta forma, podemos atravesar el tema dentro de estas perspectivas
para saber si coinciden o si hay diferencias entre lo que se espera y lo que se hace. Así, la
unión de conocimientos teóricos y prácticos, ayudarán a que podamos pensar en el trabajo y
el rol docente que se debe desempeñar para que cada educando pueda desarrollarse luego en
el ámbito social y cultural.

Términos claves

Educación. Ética. Valores. Vulnerabilidad. Identidad. Práctica. Docente.Sistema educativo.


Rol. Estudiantes.

1
Ver anexo 1
4

Desarrollo con categoría de análisis

Por qué y para qué educamos son interrogantes que permean constantemente dentro de
la formación docente. Para Cullen (1997): “Las razones de educar son, en realidad, razones
para justificar una práctica social, una acción humana” (p.8). Es decir, si consideramos la
práctica de educar como una acción humana, debemos atender diversos aspectos como el
contexto en el que se produce la enseñanza, el rol del educando, los vínculos y todo aquello
que se encuentra en el exterior de la figura del docente.
Durante siglos se llevaron a cabo teorizaciones acerca de distintos modelos de
enseñanza, pero actualmente no solo se limita a este campo sino que se traslada a la práctica
en base a diferentes maneras de enseñar. Unas enfocadas desde el poder ejercido por la
autoridad, otras desde la autonomía del estudiante y del docente; también aplicando el
fragmentarismo en asignaturas y hasta en clases sociales, como la educación privada por
ejemplo. Además, diversas políticas educativas inauguraron instituciones que se centran en
oficios para una pronta salida laboral, otras en educación en valores—como el liceo
logosófico—aunque la gran mayoría se preocupa sobre todo por la tasa de inserciones y
deserciones; o por los contenidos de la currícula, sin pensar en la responsabilidad de lo que
realmente se pretende transmitir. Lo que genera según Marchesi (2008) que los docentes se
encuentren enfrentados a una “crisis de confianza y de identidad profesional”2 (p.2). Esta
cuestión acompaña, además, las nuevas visiones sobre las instituciones educativas que
resuenan en la sociedad actual. Anteriormente, la autoridad del maestro y la escuela, eran de
alguna manera, intocables e incuestionables desde una perspectiva cultural y social ya que la
validación del saber acompañaba el espacio institucional y la figura del docente sabio;
actualmente las posturas posmodernas producen tensión entre la sociedad y estos espacios,
además de las habilidades de enseñanza de los sujetos generadores de conocimientos.

Este cuestionamiento de la sociedad posmoderna, entonces, hace que la


responsabilidad directa o indirecta de la educación recaiga—en la mayoría de los
casos—sobre el docente, como si éste tuviera la capacidad de solucionar diversas
problemáticas, como lo son por ejemplo, de base familiar o económicas. Todo este peso extra
que se le impone al docente de manera explícita lo vuelve vulnerable, así como expresa
2
Ver anexo 2
5
Marchesi (2008) que “el análisis de las emociones y de los valores de los profesores exige
tener en cuenta su historia personal y profesional, sus creencias y actitudes, sus condiciones
de trabajo y el contexto social y educativo en el que se desempeña” (p.4).
No debemos olvidarnos que, además, los docentes también forman parte del mismo
entorno que los estudiantes y el sistema educativo, es decir que conviven en esta realidad y no
están por fuera de ella, por esto es que deben delimitarse dentro de un sistema impuesto.
Es importante destacar que las emociones de los docentes son expresiones de las interacciones
con los alumnos y con sus pares, pero también dependen de las demandas y exigencias del
sistema educativo. Siguiendo con el planteo de Marchesi, la vida personal del docente y la
relación con su profesión es útil y necesaria de analizar para comprender las emociones que
atraviesan su vida3 (p.5). Así, el debilitamiento a la convicción docente es más común año tras
año. Las injusticias sociales y gubernamentales hacen que la idealización de lo que ser
docente significa y cómo debe practicarse se difumine.

Dada la naturaleza de este tipo de problemáticas, diversos autores han propuesto


enfoques basados en un punto de vista filosófico-práctico. Cullen (2017) lo analiza desde un
punto de vista ético-político definiendo la ética docente como “(...) el espacio que se abre a
partir de lo que acontece, es decir, de lo no previsible, de lo nuevo, de lo que desorienta
nuestras certezas previas” (p.108). Dentro del contexto de la enseñanza, entran en
consideración aspectos como la reflexión sobre uno mismo, uno mismo en relación a los otros
y sobre todo, el cuestionamiento permanente de las razones de llevar a cabo su labor.
Marchesi (2008) sostiene que la personalidad moral está compuesta por cuatro dimensiones
principales, siendo la última el sentido mismo de la vida moral, dedicada a la reflexión sobre
la ética. Es decir, reflexionar “sobre la propia ética en una suerte de metaética, en la que el
individuo no sólo trata de ser justo consigo mismo y con los otros, sino (...) preguntarse por
las razones que lo impulsan a vivir de esa manera” (p.7). No obstante, en la mayoría de casos
es complejo llevar esto a cabo, puesto que, el contexto educativo está difuso o perdido entre el
bajo nivel del estudiantado, las malas condiciones del centro educativo y las permanentes
señalizaciones críticas frente al trabajo de los docentes.
En la película argentina “El Suplente” (2022) dirigida por Diego Lerman podemos
visualizar cómo, a través de distintos momentos, se abordan temáticas vinculadas a los
planteos de los autores citados. En la misma, se narran las acciones de un profesor de

3
Ver anexo 3
6
literatura que realiza una suplencia en un instituto ubicado en una zona de contexto crítico.
Allí se enfrenta a diversas problemáticas que, en mayor o menor medida, lo comprometen
desde su posición como docente. Problemáticas que van desde una difundida desvalorización
del conocimiento por ser considerado inútil frente a las demandas del mercado laboral, hasta
vínculos existentes entre los estudiantes con el mundo del narcotráfico. Dentro de este
contexto, el docente se ve forzado a ejercer su rol ético desde dos posibles formas: ignorando
la complejidad de estas situaciones y limitándose a dictar sus clases con normalidad—como
es el caso de otros—o buscar la forma de continuar realizando su trabajo, esto es, de seguir
compartiendo el conocimiento, pero de tal manera que pueda volverlo más significativo para
el grupo de sus estudiantes, a pesar de las dificultades.

Para finalizar, le preguntamos a nuestros estudiantes cómo debería ser un buen


docente para ellos y si durante su recorrido académico por las instituciones han tenido
experiencias con este modelo de docente. Los estudiantes reconocen como un buen docente a
una persona que tenga valores como la responsabilidad, la empatía, el respeto, el carisma, la
confianza, la alegría, el aliento a progresar y la paciencia para transmitir saberes. Respecto a
su experiencia frente a estos docentes, las respuestas son muy positivas, pues, la mayoría
expresó que dentro de su paso por el sistema educativo, recuerdan a docentes que han sido
guías para ellos, además de reconocer el gusto a la asignatura por el docente que la enseñaba.4
Esto nos hace pensar que si bien muchas veces pareciera que hubiese una visión negativa
sobre la realidad docente, hay profesores que resisten y cuestionan constantemente su rol más
allá de los conflictos emergentes que puedan surgir.

Reflexión final grupal


Si bien la enseñanza es currícula, es sistema, es exigencia y puede ser desgastante, es a
su vez una búsqueda de la identidad a través del compromiso, del vínculo con los estudiantes
y otros agentes—como sucede en la película—además del disfrute del conocimiento que se
obtiene mediante el constante cuestionamiento de esta labor. En palabras de Cullen (2017)
“(...) hemos reflexionado sobre lo que podemos llamar “las entrañas éticas” de la identidad
docente, definiendo la docencia como identidad narrativa, es decir: una identidad que puede

4
Ver anexo 4 (seleccionamos algunas de las intervenciones más ilustrativas ya que la totalidad de las opiniones
hace que la extensión del trabajo se sobrepase)
7
darse en escenarios diferentes, incorporar personajes y sucesos, es decir verla como un relato
que busca su narrador (...)” (p. 104).

En base a lo anteriormente planteado, podemos concluir que, el camino de la docencia


puede estar obstaculizado pero, si tenemos firmes los cimientos de la trayectoria y la
vocación, este compromiso y amor, por y hacia lo que hacemos, podemos encontrar caminos
alternativos que limiten el desgaste, que el docente recobre sus raíces y pueda responder las
interrogantes iniciales en este trabajo: para qué y cómo enseñamos. Siempre desde la
reflexión, el pensamiento crítico y la aceptación de los diversos cambios que van ocurriendo
a lo largo del paso del tiempo.

Bibliografía

Cullen, C. (1997). Crítica a las razones de educar. Temas de la filosofía de la educación.

Paidós.

Cullen, C. A., & Amilburu, M. G. (2017). La ética docente entre la hospitalidad y el

acontecimiento. In I. Edith & R. Hernández (Eds.), Voces de la filosofía de la educación (pp.

103–112). CLACSO. https://doi.org/10.2307/j.ctvtxw3q0.8

Marchesi, A. (2008). Cambios sociales, emociones y los valores de los docentes. E.T.F(Ed.),

Nuevos temas en la agenda de política educativa (pp. 193-211).

Anexos

Citas

1. “Las tensiones que vive en la actualidad el sistema educativo son expresión de las
transformaciones sociales y de las nuevas exigencias que se plantean para la
formación de las jóvenes generaciones. El acceso a la información y el conocimiento,
los cambios en la familia y en los propios alumnos, las modificaciones en el mercado
laboral, los valores sociales emergentes y la rapidez de estos cambios son algunas de
las características de la sociedad del siglo XXI que afectan, sin duda, el ejercicio de la
actividad docente.” (Marchesi, 2008, p.1)
8
2. “La profesión docente se enfrente a una crisis de confianza y de identidad profesional.
Ambos sentimientos están estrechamente relacionados. La confianza permite a los
profesores tener seguridad en las acciones que desarrollan y enfrentarse con más
fuerza a los riesgos que conlleva la profesión docente.” (Marchesi, 2008, p.2)
3. “Las relaciones entre la vida de los docentes y su profesión, el compromiso personal
en la tarea de enseñar y los riesgos a los que éstos deben enfrentarse para mantener el
sentimiento de identidad profesional son factores que han de tenerse en cuenta al
analizar las emociones de los docentes.” (Marchesi, 2008, p 5)
Recursos

4.

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