El Banquete (Fragmento)
El Banquete (Fragmento)
El Banquete (Fragmento)
El banquete (fragmento)
Introducción:
El banquete es una obra del filósofo griego Platón, escrita en torno a 385–370 a. C. La obra,
que tiene forma de diálogo, se desarrolla en un simposio o banquete en el que los comensales
debaten acerca del Amor. Entre estos comensales está, como no podía ser de otro modo, su
maestro Sócrates, ya fallecido cuando Platón acomete la obra.
Lectura:
"En primer lugar, tres eran los sexos de los hombres, no dos como ahora, masculino y
femenino, sino que había además un tercero que era común a esos dos, del cual aún perdura
el nombre, aunque el mismo haya desaparecido. El andrógino, en efecto, era entonces una
sola cosa en cuanto en su figura y nombre, que participaba de uno y otro sexo, masculino y
femenino, mientras que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia. En segundo
lugar, la figura de cada individuo era por completo esférica, con las espalada y los costados
en forma de círculo; tenía cuatro brazos, y dos rostros sobre un cuello circular, iguales en todo;
y una cabeza, una sola, sobre estos dos rostros, situados en direcciones opuestas, y también
cuatro orejas, dos órganos sexuales y todo lo demás según uno puede imaginarse de acuerdo
con lo descrito hasta aquí. Eran pues, terribles por su fuerza y su vigor, y tenían gran
arrogancia, hasta el punto de que atentaron contra los dioses.
Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: "Me parece que tengo una estratagema
para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora
mismo, en efecto, voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles
y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número".
Así pues, una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de
menos a su mitad, y se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la
otra, anhelando ser una sola naturaleza, y morían por hambre y por su absoluta inactividad, al
no querer hacer nada los unos separados de los otros.
Al oír esto, sabemos que ni siquiera uno solo se negaría ni dejaría ver que desea otra cosa,
sino que sencillamente creería haber escuchado lo que anhelaba desde hacía tiempo, es decir,
unirse y fundirse con el amado y llegar a ser uno solo los dos que eran. Pues la causa de esto
es que nuestra antigua naturaleza era ésa que se ha dicho y éramos un todo; en consecuencia
el anhelo y la persecución de ese todo recibe el nombre de amor. "