Dieta y Evolución - Seldes
Dieta y Evolución - Seldes
Dieta y Evolución - Seldes
Dieta y
evolución
Seldes, Verónica
Dieta y evolución / Verónica Seldes ; prólogo de Francsico Raúl Carnese. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : El Zócalo,
2020.
Libro digital, EPUB - (Intercátedras / Hernán Cardinale, )
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-4061-24-9
1. Evolución Humana. 2. Nutrición. 3. Antropología Física. I. Carnese, Francsico Raúl , prolog. II. Título.
CDD 613.2
© 2015, Verónica Seldes
© 2015, Ediciones El Zócalo
Colección Intercátedras: Cord. Hernán Cardinale
Cooperativa El Zócalo
Río de Janeiro 668 • Ciudad de Buenos Aires • Argentina
e-mail: elzocalo@cooperativaelzocalo.com.ar
web: www.cooperativaelzocalo.com.ar
Edición grá ca: Cooperativa El Zócalo
Arte de tapa: Coop. el Zócalo sobre la ilustración de Zdenček Burian
2da. reimpresión, abril de 2017
ISBN: 978-987-45868-2-7
Hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Impreso en Argentina
Todos los derechos reservados.
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por
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sin el permiso previo o por escrito de los titulares del copyright.
Verónica Seldes
Clasi caciones*1
“Las teorías son las especulaciones sometidas a prueba, y continúan siendo un signo vital de
la ciencia mientras se las presente como tales”.
(Willis 1992, 118)
1* Con un asterisco señalamos aquellos términos que se desarrollan en el glosario al nal de este
libro.
CAPÍTULO 2
Selección natural
La selección natural es un proceso que requiere que haya variabilidad
genética* para que pueda actuar. Esta variabilidad viene dada por
mutaciones en los genes (ya veremos enseguida este concepto) y por
recombinación (crossing over*) en el proceso de meiosis*, esto es, cuando se
producen los gametos* que permiten la reproducción sexual. Por
consiguiente es importante entender que la selección natural actúa sobre la
variabilidad preexistente. Cuando se habla de selección natural se re ere a
que en una población determinada, los individuos pueden ser portadores de
uno u otro alelo* o variante de un gen. Algunas de estas constituciones les
con eren a los individuos una ventaja porque les permite vivir más tiempo y
dejar más descendencia. En la generación siguiente, los portadores de esas
constituciones serán más frecuentes y con el tiempo esos alelos tenderán a
hacerse mayoritarios en esa población. Si esta sustitución de alelos afecta a
un gran número de genes, entonces la población terminará teniendo una
constitución genética diferente de la original; de esta forma nacerá una
nueva especie. De esto volveremos a hablar cuando comencemos a describir
las distintas especies y géneros que nos precedieron.
Un punto importante es que la selección natural constituye la principal
fuerza que desplaza las frecuencias alélicas* en poblaciones, y es por
consiguiente, uno de los factores principales
de cambio evolutivo.
La selección natural se mide a través de la e cacia biológica*, esto es,
aquellos individuos que presentan combinaciones
de caracteres más idóneos para hacer frente a ese ambiente (incluyendo
clima, recursos, competidores, enemigos), tienen mayor probabilidad de
sobrevivir, reproducirse y dejar descendencia, y que sus sucesores continúen
reproduciéndose y de esta manera se preserven esos caracteres ventajosos.
Hay que tener en cuenta que la evolución es oportunista, es decir,
favorece cualquier variación que con era al individuo una ventaja respecto a
los demás miembros de su población o grupo (Mayr 1978).
A modo de síntesis: la selección natural plantea que los organismos y
seres vivos, tienen que ir adaptándose a los cambios que se generan en su
medio ambiente. Los que logran sobrevivir y dejar descendencia, están
mejor adaptados a ese medio ambiente o nicho ecológico* en particular.
Pero ¿en qué consiste esa adaptación*?, en cambios en la anatomía y
funcionalidad de los órganos del cuerpo que se producen debido a diferentes
causas entre las que podemos mencionar la mutación.
Mutación
Antes de explicar qué son las mutaciones es importante que refresquemos
la memoria recordando que el ADN* está compuesto por nucleótidos
(Adenina, Citosina, Guanina y Timina), un azúcar (la desoxirribosa) y un
grupo fosfato. El gen es un segmento de ADN que está formado por varios
cientos de nucleótidos ubicados en un orden especial; ese orden es lo que
determina la función de un gen (Cavalli Sforza 1994).
Resulta que en el proceso de duplicación del ADN pueden producirse
errores; aquellos que se dan en las células germinales o sexuales nos
interesan especialmente porque son las que se transmiten a la descendencia
mientras las que ocurren en las células somáticas no se heredan (Curtis y
Barnes 2011).
Una mutación entonces es un cambio en la secuencia o en el número de
nucleótidos, producto de errores en el proceso de copia del ADN (Cavalli
Sforza 1994).
Como ya hemos dicho, las mutaciones junto con el crossing over
(recombinación en el proceso de meiosis) constituyen la materia prima de la
variación genética; sin embargo, el destino nal de los alelos surgidos por
mutación está determinado por la selección natural y la deriva génica ya que
perdurarán y aumentarán en la población cuando resultan ventajosas en un
ambiente determinado (Curtis y Barnes 2011).
La mutación es azarosa, no tiene una dirección pre jada de antemano. El
ambiente actúa como agente selectivo, con lo cual la mutación se jará si es
favorable en ese ambiente determinado.
Las mutaciones pueden no tener demasiadas consecuencias para la vida
del individuo, pero en ocasiones y dependiendo de la posición del
nucleótido mutado y de la naturaleza del cambio, puede generar grandes
modi caciones; de hecho hay mutaciones que resultan perjudiciales para el
individuo y probablemente sean desventajosas para su supervivencia.
Algunas mutaciones pueden mejorar el funcionamiento del organismo y
otorgarle ventajas en determinados ambientes.
En este proceso entra a jugar la selección natural porque los portadores de
esa mutación tienen mayores niveles de supervivencia y fecundidad y
entonces irán aumentando su presencia a lo largo de las generaciones
(Cavalli Sforza 1994). La historia del bipedismo, que luego desarrollaremos
con mayor profundidad, es un ejemplo de esto. Uno de los cambios
genéticos más importantes y asociado a su vez al bipedismo fue el aumento
del tamaño y complejidad del cerebro. También constituyó una ventaja
adaptativa la mutación que favoreció la tolerancia a la lactosa, cuestión que
retomaremos cuando hablemos de la revolución neolítica.
Por el momento quedémonos con la idea de que algunas mutaciones han
constituido una ventaja adaptativa a lo largo de la historia de nuestra especie
y la de nuestros antepasados.
Como una de las principales fuentes de generación de variabilidad, la
mutación proporciona la materia prima para la evolución. El destino de los
alelos (o variantes de un gen creados por mutación), está determinado por
otros mecanismos microevolutivos como ser la deriva génica (Klug et al.
2006).
Deriva génica
La deriva génica es un proceso que da lugar a cambios aleatorios en las
frecuencias alélicas de poblaciones y permite jar mutaciones en una
población (Curtis y Barnes 2011). Se genera cuando el número de
individuos que se reproducen en una población es pequeño y por
consiguiente no está garantizado que todos los alelos de esa generación
pasen a la siguiente (Klug et al. 2006). La deriva génica puede ocasionar que
alguno de los alelos termine desapareciendo si sus portadores no dejaron
descendencia.
Como consecuencia de la deriva génica, algunos caracteres pasan a ser
mayoritarios mientras que otros se reducen o desaparecen.
Veamos algún ejemplo: en el caso de poblaciones pequeñas, desastres
naturales o epidemias pueden generar alta mortalidad y que unos pocos
individuos sobrevivan (Klug et al. 2006); como consecuencia de esto,
algunos alelos pueden no haberse mantenido en la población que sobrevivió.
A este fenómeno se lo conoce como cuello de botella* (Curtis y Barnes
2011).
También puede darse el caso de un pequeño grupo que migre a otro
lugar, perdiendo contacto con la población de origen. Este grupo que se
desplazó a otro territorio, al igual que en el caso anterior, puede no portar en
sus genes todos los alelos de la población original. Si este fuera el caso
tendría un reservorio génico* diferente al grupo de proveniencia. Esto es
denominado efecto fundador* (Curtis y Barnes 2011). Retomaremos esto
cuando hablemos del poblamiento de América.
Flujo génico
Este mecanismo se vincula con la migración, entendida como el proceso
de desplazamiento de individuos entre poblaciones separadas
geográ camente. Ese ujo que generan los cruzamientos entre individuos de
las diferentes poblaciones, puede cambiar las frecuencias de los alelos ya
existentes; también puede introducir nuevos alelos si los migrantes portan
variaciones no existentes en la población receptora (Curtis y Barnes 2011).
Si uno mira este proceso desde el punto de vista estrictamente biológico,
las migraciones solo pueden originar cambios en las frecuencias génicas o
alélicas de una población, si la migración contiene ujo génico, esto es, el
intercambio de genes entre distintas poblaciones gracias a la reproducción
sexual. Se dice que para que su efecto sea observable requiere que esas dos
poblaciones tengan frecuencias alélicas diferentes y que la receptora no sea
numéricamente grande, sino la introducción de nuevos alelos no sería
signi cativa en el acervo génico de la población.
CAPÍTULO 3
Los primates
Valle del Ri .
Los ri s, producto de la separación de las placas tectónicas, son áreas
donde la corteza sufrió divergencias y tensiones. De ellas
dan cuenta la presencia de grietas en el suelo.
El valle del Ri tiene una vasta super cie que atraviesa siete países. Su
historia se remonta hace aproximadamente 17 millones de años cuando se
crea una fractura en la corteza terrestre y la misma comienza un proceso de
separación entre sus lados Este y Oeste (Ramírez Rozzi 2000). Esta falla
provocó la erupción de volcanes que volvieron la vida de los mamíferos y de
las plantas, algo muy inestable. Recién cuando se asentó el suelo, se
generaron diversos valles y lagos.
¿Por qué esto es importante para el asunto que estamos tratando en este
libro? Justamente porque alrededor de este nuevo ambiente se registraron las
evidencias del complejo proceso denominado “hominización”.
La geología nos cuenta que antes de la falla, todo estaba cubierto de
bosques; luego comenzó un proceso de desertización y aridización de los
suelos hacia el Este del valle del Ri , hace aproximadamente 10 millones de
años (Ramírez Rozzi 2000). Los bosques y la selva ecuatorial sólo
perduraron en el Oeste y este fue el ambiente en el que evolucionaron los
chimpancés
y los gorilas.
La desaparición paulatina de los bosques y la selva dio lugar a un nuevo
ambiente. El Este pasó a ser un ambiente de bosques en galería combinados
con la sabana, un mosaico donde se extendía un gran ambiente desértico
atravesado por pequeños bosquecillos que servían de protección a unos
pequeños personajes que hicieron una gran historia.
Este nuevo ambiente fue propicio para un especial tipo de marcha: el
bipedismo. Se dice que la presión selectiva favoreció a este sistema de
locomoción que fue ventajoso en medios abiertos. Comenzaba a surgir una
nueva línea evolutiva: los homínidos.
Antes de Lucy
“La hipótesis de trabajo es que ha sido precisamente la nutrición la que ha guiado los pasos
de la evolución del ser humano en su desarrollo desde la separación de los otros primates
hasta el momento actual”.
Ordovás Muñoz (2011, 77)
Australopithecus
Australopithecus afarensis
Los antepasados mejor conocidos hasta el momento constituyen el
género Australopithecus, siendo los Australopithecus afarensis los más
famosos entre ellos.
El primer conjunto de restos de esta especie fue descubierto por un
paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson, en el año 1974, aunque
creo que estamos siendo injustos con aquellos que lo acompañaron en su
trabajo de campo. La mala costumbre hace que sólo se nombre al jefe o
director de un equipo de trabajo sin reconocer que el trabajo colectivo es lo
que hace posible la mayoría de las investigaciones. Entonces, siguiendo con
la historia, en uno de sus tantos trabajos de campo, encontraron el esqueleto
casi completo de un homínido. Cuenta la leyenda que en el momento del
hallazgo, su equipo de trabajo estaba escuchando “Lucy en el cielo con
diamantes” de Los Beatles A partir de ese momento el esqueleto hallado
pasó a llamarse “Lucy”, en alusión a la canción. Luego encontrarían a todo
un conjunto de homínidos en Afar, Etiopía. Esto permitió contar con mayor
corpus de información.
Huellas de Laetoli.
Las huellas de Laetoli demostraron que el dedo gordo del pie estaba
alineado al resto, a diferencia de los primates no homínidos, el chimpancé
por ejemplo, cuyo dedo sigue siendo oponible.
Comparación planta del pie de chimpancé, humano y Lucy.
Por otra parte sus piernas eran cortas en relación a los brazos y el tronco,
lo cual también abona la idea de una movilidad que combinaba la vida en
los árboles con el desplazamiento por el suelo en dos pies (Arsuaga y
Martínez 1998). Tenían la parrilla costal acampanada, preparada para un
aparato digestivo voluminoso. Volveremos sobre esto más adelante.
Australopithecus africanus
En el año 1924, hubo una explosión en una cantera en Taung, Sudáfrica.
Allí encontraron un fragmento de cráneo de un niño, el cual estudiado por
Raymond Dart, fue de nido como Australopithecus
(o sea, simio del sur). De acuerdo a los análisis realizados, Dart observó que
tenía muchos rasgos humanos pero su cerebro era pequeño. Se lo llamó el
niño de Taung (Arsuaga y Martínez 1998).
Esa no era una época en la cual la ciencia y el público en general
estuvieran preparados para aceptar que África había sido la “cuna de la
humanidad” (Curtis y Barnes 2011). Por consiguiente, el hallazgo no fue
tomado en consideración hasta muchos años después.
Las investigaciones realizadas, una vez superados los prejuicios, unas
cuantas décadas después del hallazgo, permitieron conocer algo sobre la
vida, antigüedad y características anatómicas de los africanus. Se postula que
vivieron entre 3 y 2 millones de años AP, en lo que hoy es Sudáfrica; tenían
un cerebro de 500 cm3, una estatura de aproximadamente 1,20 a 1,45 m y
pesaban entre 30 y 60 kg, dependiendo de si era hombre o mujer (Arsuaga y
Martínez 1998). Tenían menos prognatismo que los afarensis, esto es, la cara
menos proyectada hacia adelante en su parte inferior.
El hábitat en el que vivían era boscoso con espacios abiertos, algo así
como lo que hemos denominado bosques en galería.
Bipedismo
“Los carnívoros corren, muerden y arañan. Mi gato podrá manipularme psicológicamente,
pero nunca jamás escribirá a máquina ni tocará el piano”.
(Gould 2006, 22)
El geno po ahorrador
Esta hipótesis del genotipo* ahorrador fue propuesta por Neel en 1962
como explicación para la diabetes mellitus y la obesidad en la actualidad; si
bien él la remonta hacia nuestros antepasados (King y Roglic 1999), no
especi ca claramente a qué especie ni qué antiguedad tendría. Toma como
base la presencia de insulino-resistencia en las células musculares así como
una gran sensibilidad a la insulina por parte de las células adiposas, lo cual
facilita que la glucosa excedente se derive hacia la síntesis de triglicéridos en
los adipocitos (Neel 1962).
A esto se le suma la leptino-resistencia de los receptores hipotalámicos de
esta hormona que genera una disminución de los mecanismos de saciedad,
esto es, el ponderostato no se activa rápidamente y seguimos comiendo a
pesar de no tener hambre (Campillo Álvarez 2004a).
Nuevamente recurrimos a las palabras de Campillo Álvarez:
“Su tejido acumularía grasa y teóricamente produciría leptina pero esta
hormona no ejercería el freno sobre el hambre a causa de su di cultad para
actuar sobre sus receptores (leptinoresistencia). Ello les proporcionaría una
ventaja
de supervivencia, ya que les permitiría comer mayor cantidad de alimentos,
llenar más sus depósitos de grasa antes de que actuara la señal supresora
del apetito de la leptina”. (Campillo Álvarez 2004a,103)
Los Paranthropus
Homo habilis
Su nombre deriva del hecho de haber sido el primero que fabricó
herramientas, de ahí el mote de “hombre habilidoso”.
Los Homo habilis vivieron aproximadamente entre 2,5 y 1,6 millones de
años AP. El primer descubrimiento de estos primates se realizó en 1964 en la
garganta de Olduvai, Tanzania. Posteriormente, se encontraron evidencias
en otros sitios como Omo en Etiopía y Koobi Fora en Kenya.
Los Homo habilis vivían en ambientes abiertos, recuerden que ya hicimos
mención al proceso de aridización que generó la pérdida de los espacios
boscosos a expensas de la sabana hace cerca de 2,5 millones de años.
Tenían una postura bípeda plena que implicó cambios anatómicos como
el aumento en el tamaño y longitud de las piernas así como otros en la forma
de los pies (menos curvatura) que le impedían trepar fácilmente a los
árboles como sí lo hacían Lucy y su grupo.
¿Y el Homo erectus?
Si consultan en textos antiguos (bueno, en los recientes también hay que
decirlo), encontrarán numerosas referencias al Homo erectus y los logros que
nosotros hemos adjudicado a los Homo ergaster. La cuestión es que hasta
hace algunos años, los Homo ergaster eran denominados Homo erectus. ¡Si,
menuda confusión trae esto! En la actualidad se plantea que Homo erectus es
en realidad una especie derivada de los Homo ergaster que migró, hace
aproximadamente un millón de años, ocupando lo que hoy es Java (China)
hasta hace 100.000 años aproximadamente; en este proceso se aisló de sus
antepasados formando una nueva especie ya que no se volvieron a cruzar
con ellos.
Los Homo erectus serían entonces otro ejemplo de lo que constituye una
línea para lética.
Los erectus tenían una capacidad craneana entre 850 y
1.200 cm3; sus rasgos craneales eran más marcados que los de los ergaster;
esto se puede observar en los huesos nasales que están ensanchados, un
prognatismo mayor, la mandíbula robusta y los dientes estrechos (Arsuaga y
Martínez 1998).
Un punto interesante: estos erectus no se encontraron asociados a
instrumentos achelenses que, como vimos, son característicos de los Homo
ergaster. Lo que creen los arqueólogos y paleoantropólogos es que cuando
los primeros Homo ergaster salieron de África colonizando nuevos
territorios, aún no habían desarrollado la tecnología achelense (Tattersall
1997).
CAPÍTULO 12
Crecimiento y encefalización*
Volvamos al árbol logenético, cada vez con más ramas; con esto vamos
aproximándonos en el tiempo a nuestros días. A medida que nos acercamos
al Homo sapiens, las discusiones sobre quiénes son nuestros antepasados,
con quiénes alguna vez nos hibridamos (nos cruzamos), o quiénes
constituyen una línea para lética, son objeto de arduos debates. No
mencionaremos a todos porque sería hacer un libro especí co sobre este
tema, pero sí tomaremos algunos de ellos como ejemplo, ya que sin tratar
ciertos puntos con ictivos, no podríamos terminar de entender la historia
de los homínidos, es decir, nuestra historia.
Es momento de presentar a algunas de las especies más cercanas en el
tiempo como el Homo heidelbergensis y el Homo antecessor.
Homo neandertalhensis
Homo sapiens
Durante mucho tiempo se creyó que los neandertales habían dado origen
a los Homo sapiens. Si miran antiguos árboles logenéticos, observarán que
las echas hacia los sapiens se derivan de ellos.
Actualmente hay acuerdo entre los paleoantropólogos respecto a que esta
relación no estaba correctamente establecida ya que el registro fósil y los
estudios moleculares indican que en realidad ambos tienen un ancestro en
común. Hasta acá, todos de acuerdo. Ahora bien ¿Cuál es ese ancestro?
Nuevamente tenemos que decir que este punto ha generado grandes
controversias. Como ya vimos, para la mayoría, ese antepasado sería el
Homo heidelbergensis, para otros sin embargo, sería el
Homo antecessor.
Y para complicar aún más la cosa, apareció un nuevo representante del
género Homo en el sur de Siberia. Conocidos como denisovanos, vivieron
aproximadamente hace 40.000 años y divergen tanto de sapiens como de
neanderthalensis. Para peor, los estudios de ADN mt [mitocondrial] dicen
que los Homo que vivieron en Sima de los Huesos (los antecessor) están
próximos genéticamente a los denisovanos (Hammer 2013). Pero esto es
algo que aún está en proceso de análisis por parte de la comunidad
académica, así que volvamos al tema del origen de
nuestra especie.
¿Dónde y cuándo surgió el Homo sapiens? Tratar de responder esto verán
que no es tarea sencilla, y me disculparán por meterlos en medio de las
peleas entre los paleoantropólogos, pero no hay manera que logremos
entender este proceso si no nos convertimos un poco en espectadores de
estos acalorados debates.
Out of Africa
Este modelo fue propuesto inicialmente por Stringer (1991), basándose
en los datos aportados por la genética, especí camente, los análisis de ADN
realizados a diferentes restos fósiles. El ADN mitocondrial se transmite por
vía materna a sus hijos y no recombina en el proceso de meiosis; su análisis
permitió rastrear la historia del Homo sapiens, estimando a partir de la
cantidad de mutaciones, que la primer mujer sapiens habría vivido en África
hace aproximadamente 200.000 años.
Denominado Out of Africa, este modelo sostiene entonces que los
humanos modernos descienden de una única población de Homo sapiens
que evolucionó en África. Allí habrían vivido hasta hace 70.000 años cuando
comenzaron un proceso de expansión y dispersión por Asia y Europa,
reemplazando a las poblaciones preexistentes (los ergaster y los
neandertalhensis).
Esto signi ca que Homo neanderthalensis y Homo sapiens son dos
especies que divergieron a partir de un antepasado común hace 200 mil
años. Mientras que los neandertales evolucionaron en Europa, los sapiens lo
hicieron en África.
Mul regional
Este modelo, contrapuesto al anterior, fue propuesto por orne y
Wolpo ( orne y Wolpo 1992). En este caso tomaron como base el
registro paleoantropológico, es decir, los restos fósiles de los diferentes
representantes del género Homo, para proponer que los antecedentes del
Homo sapiens hay que buscarlos en los grupos de Homo ergaster que
salieron de África.
Es decir, los humanos modernos aparecieron no sólo en África sino
contemporáneamente también en Europa y Asia. Estas poblaciones que se
dispersaron por diversas regiones, evolucionaron en forma independiente
entre sí hacia el Homo sapiens, en diferentes lugares al mismo tiempo. Estos
grupos, por acción
de los mecanismos microevolutivos como selección natural, dieron lugar a
las poblaciones modernas con sus particulares características: conformación
física, color de la piel, del pelo y los ojos, entre otros rasgos. Ahora bien, al
no haber estado del todo aisladas, el ujo génico hizo que no se
establecieran diferentes especies, sino que por las migraciones entre los
diferentes grupos, siempre estuvieran conectadas entre sí.
En el caso de los neandertalhensis, los defensores del modelo
multiregional postulan que esta especie evolucionó hacia los humanos
modernos.
Modelo de asimilación
Hay una tercera posición respecto al origen de los humanos modernos
denominada modelo de asimilación. El mismo acepta el origen africano de
los humanos modernos, de acuerdo con la propuesta de Out of Africa, pero
rechaza la idea de un reemplazo como factor principal para la aparición del
Homo sapiens. En cambio hace hincapié en el ujo génico y las presiones
selectivas que llevaron al cambio morfológico que dio origen a nuestra
especie.
Lo cierto es que los estudios moleculares han dado cuenta de que algunas
personas tienen en la actualidad en su ADN algunas secuencias que
proceden de neandertales y de otros humanos arcaicos. Esto signi ca que los
primeros sapiens se cruzaron con otras especies del género Homo, dejaron
descendencia, y de esta manera se fueron transmitiendo sus genes a lo largo
de miles de generaciones (Hammer 2013).
No nos detengamos en esta discusión, porque además no es sencillo saber
quién tiene razón. Mejor nos concentramos en algunos de los cambios
anatómicos y en las innovaciones tecnológico-culturales que se dieron con el
Homo sapiens.
Sabemos que somos los más encefalizados de todos los mamíferos.
Tenemos una capacidad craneana de aproximadamente 1350 cm3 y mayor
complejidad en el cerebro que nuestros predecesores (léase y para que nadie
se ensañe con los parientes más próximos, que nos referimos a otros
representantes de los género Australopithecus y Homo).
Respecto al aparato masticador, los dientes se hicieron más pequeños, la
cara se fue reduciendo (el maxilar superior principalmente), generando
menor prognatismo alveolar.
El Homo sapiens fue quien desarrolló el lenguaje articulado, gracias a
algunos cambios anatómicos como los ocurridos en el cerebro y en el tracto
vocal (laringe, faringe, cavidad nasal y oral). Ya en el Homo ergaster aparece
el área de Brocca, la cual controla los músculos de los labios, la lengua, el
maxilar y las cuerdas vocales, y produce la capacidad verbal; pero es el área
de Wernicke la que le da comprensión y sentido al habla (Arsuaga y
Martínez 1998). Esta la tenemos sólo nosotros, al menos hasta el momento
no se ha encontrado en otros primates vivos o extintos.
Solo con imaginar las nuevas posibilidades en la comunicación,
transmisión del conocimiento y en los propios vínculos que facilitó el
lenguaje, nos damos una idea de la importancia que esto tuvo en nuestra
historia evolutiva.
Sumemos a esto el surgimiento de una nueva tecnología conocida como
Modo 4 o Auriñaciense, que incluye nuevas y más so sticadas clases de
herramientas; así como también la incorporación de instrumentos
fabricados en materiales como astas, mar l o huesos de animales (Arsuaga y
Martínez 1998).
Las nuevas herramientas tales como lanzas, echas, arcos, hondas, lazos y
trampas, facilitaron las actividades de caza incorporando la posibilidad de
atrapar presas de gran tamaño y la caza a larga distancia, por citar algunas
innovaciones.
Herramientas Modo 4 o Auriñacienses.
Venus de Willendorf.
¿Por qué el Homo sapiens fue la única especie que sobrevivió? Una
posible explicación es que todas estas características que fuimos
mencionando, le otorgaron ventajas adaptativas que le permitieron tener
mayor e cacia reproductiva.
Poblamiento de América
Habrán visto a lo largo de este libro que siempre para introducir un tema
empezamos haciendo referencia a otros que a simple vista cuesta
encontrarles la relación. Ya es una costumbre de mi forma de escribir y no
vamos a abandonarla ahora que falta tan poco para terminar el libro.
Bien, habiendo hecho este comentario, ya encuentro una justi cación
para volver a irme por las ramas, aunque espero que hayan entendido que
siempre son ramas que nos conducen a algún punto importante en la
historia de la evolución humana y los cambios en la alimentación que fueron
parte fundamental de la misma.
¿Y por qué el poblamiento de América es importante para los temas que
se tratan en este libro? Saber sobre las primeras ocupaciones en nuestro
continente, quiénes eran, cómo vivían, cuál era la base de su alimentación,
entre otras cosas, es importante para conocer nuestra historia y la del
territorio en el que actualmente vivimos.
¿Cuántos a rmarían que América está poblada por nuestra especie desde
hace no más de 20.000 años? ¿Antes del Homo sapiens hubo otros
homínidos en el continente? A esta altura y si estuvieron prestando atención
a los diferentes capítulos sabrán que no. Mi experiencia de años de dar clase
dice que no es un tema muy conocido.
Volvamos al Homo sapiens entonces. A lo largo del tiempo, estos
homínidos (los únicos sobrevivientes del proceso de hominización) fueron
explorando y colonizando nuevos territorios, seguramente en búsqueda de
alimentos, ya que la población fue aumentando demográ camente y los
recursos comenzaban a escasear en las áreas ocupadas.
En este proceso, hace aproximadamente 20.000 años, algunos grupos
llegaron desde Asia a América del norte, a una región denominada Beringia.
Claro que para esto fue preciso que se pudiera cruzar por el océano Pací co.
¿Cómo lo lograron? Resulta que para esa época los glaciares, que venían en
pleno avance, generaron la reducción del nivel de los océanos lo cual
permitió que hubiera un corredor o un camino libre de hielo entre Siberia y
el norte de América (Pena y Santos 2000).
América fue poblada entonces por primera vez por grupos de Homo
sapiens que llegaron desde Siberia. Estos grupos permanecieron un tiempo
en Beringia (no se sabe cuánto, o bien podríamos decir que no se han puesto
de acuerdo todavía los especialistas en las fechas), ya que las rutas o accesos
al resto del continente estaban cubiertas de hielo. Imaginen que en Beringia
el ambiente era similar al de tundra esteparia, un ambiente frío y seco con
grandes estepas abiertas (Politis et al. 2009), similar al que había en los
territorios que recién abandonaban.
Cuando en algún momento bajó el nivel de hielo (Schurr y Sherry 2004),
algunos grupos comenzaron a descender por la costa del Pací co desde hace
20.000 años hasta hace 15.000 años (Politis et al. 2009). No podían ingresar
al interior de América del Norte porque los pasos estaban cubiertos de hielo.
Por eso eligieron lo que se conoce como el corredor costero. Rápidamente
iniciaron un descenso (Goebel et al. 2008) que los llevó a explorar nuevos
territorios hasta llegar a América del Sur, a la actual Patagonia argentina
(Schurr y Sherry 2004).
Hace aproximadamente 15.000 años se abrió el corredor interno de
América del Norte, se liberó de hielo y algunos grupos pudieron comenzar a
explorar y colonizar esa parte del territorio (Schurr y Sherry 2004). Ahí se
instalaron grupos que desarrollaron lo que se conoce como cultura Clovis.
La revolución neolí ca
“(...) las poblaciones humanas tienen una fauna extraordinariamente amplia de alimentos
posibles, dadas sus capacidades omnívoras y sus pautas exibles (controladas culturalmente)
de selección de alimentos. Los grupos humanos raras veces explotan todos los recursos que
tienen a su disposición. El consumo efectivo se determina por opciones culturales, que a su
vez se basan en diversos factores: preferencias alimentarias, necesidades de nutrición,
prestigio, costos del trabajo y actividades preferidas”.
(Cohen 1981, 62)
Creciente fér l.
Repercusiones
La revolución neolítica trajo aparejada toda una serie de cambios que no
podemos tratar en profundidad ya que sería escribir otro libro, pero es
interesante mencionar algunos de ellos, que tuvieron importantes
consecuencias para nuestra historia:
• La actividad agrícola requirió de nuevas herramientas para trabajar
la tierra y para obtener alimentos de los animales ahora encerrados en
corrales.
• Los cereales comenzaron a ser almacenados, y si se guardaban en
condiciones adecuadas, podían conservarse por largo tiempo sin perder
sus cualidades nutritivas. Para esto se necesitaban recipientes donde
colocar lo que se cosechaba. Si bien ya existían algunos tipos de vasijas
realizados en piedra (basalto por ejemplo) y pieles, a partir de la
revolución neolítica se inicia la producción de vasijas cerámicas
realizadas con arcilla. Es en este momento cuando la utilización de vajilla
comienza a hacerse cotidiana.
• Otro punto interesante es que pasar mucho tiempo en un mismo
lugar trabajando diariamente un campo
de cultivo o cuidando de ganado, coincidió en la mayoría de los casos con
la sedentarización de las poblaciones. Esto traería numerosos cambios
en los modos de vida que incluyeron comenzar a vivir en conglomerados,
estos dieron lugar posteriormente a la formación de las aldeas. La ciudad
propiamente dicha, si consideramos como tal a un conjunto urbano,
recién podemos situarla hacia el 6000 AP en Mesopotamia y Egipto.
• También hay que pensar que la producción de alimentos permitió
acumular el sobrante o excedente porque el mismo no tiene que ser
consumido necesariamente en el momento en que se lo cosecha; los
granos pueden conservarse y de hecho una proporción de los mismos
puede ser guardada para ser sembrarse en el futuro. Cultivar más de lo
que habría de consumirse permitió la acumulación (Gordon Childe
1954), la cual favoreció el poder contar con alimentos en caso de malas
cosechas, posibilitando una reserva de alimentos a disposición. No es
difícil imaginar que la producción excedentaria facilitó a su vez el
crecimiento demográ co, como también permitió la acumulación de
recursos en manos de unos pocos en algunas ocasiones (tal vez
demasiadas pensándolo bien).
Revolución neolí ca
y mecanismos microevolu vos
Llegó el momento de retomar el tema de los mecanismos
microevolutivos, ¿creían que ya no volveríamos a hablar de ellos? Hay un
ejemplo que resulta muy ilustrativo:
La lactosa es el azúcar de la leche y constituye una parte importante de la
alimentación que la madre le aporta a su hijo en la lactancia. La lactosa se
asimila gracias a la lactasa, una enzima que permite digerirla y asimilarla.
Resulta que después del destete los mamíferos, nuestros antepasados
incluidos, dejan de producir lactasa (Pollard 2009) y, por consiguiente, no
continúan consumiendo leche porque les produciría algunos problemitas en
la digestión (los efectos los dejo librado a su imaginación, seguramente se
acerquen bastante a la realidad).
Ahora bien, en algún momento de la historia de nuestra especie se
produjeron mutaciones y algunos individuos continuaron produciendo
lactasa aún después de ser destetados. De esta manera pudieron continuar
incorporando leche a su dieta, ya que podían asimilar la lactosa (Harris
1999).
La historia cuenta que el consumo de leche no materna fue incorporado a
la dieta de los humanos luego de haber logrado domesticar a los animales y
de haber podido criar ganado (Cavalli Sforza 1994).
Entonces es posible pensar que, con los animales domesticados y a
disposición, aquellos individuos que tuvieron la mutación referida, fueron
quienes pudieron incorporar la leche como parte de su alimentación, lo cual
constituyó una ventaja porque ampliaron su dieta pudiendo absorber
mayores proporciones de calcio (Cavalli Sforza 1994, Contrera Hernández y
Gracia Arnaiz 2005).
La capacidad de los adultos de asimilar la lactosa es un ejemplo de una
mutación que con rió a aquellos que tenían esa variación, una ventaja
adaptativa. Pero por acción de la selección natural y en honor a ella,
debemos decir que sólo se convirtió en una ventaja para aquellos que la
poseían, en un momento y lugar determinado, justamente donde
comenzaron a domesticarse los animales y a lograr extraer su leche para
consumirla. De nada servía a los pueblos del paleolítico esa mutación si no
tenían la posibilidad de ingerir leche luego del destete.
Conclusiones
Crossing over: forma parte de la meiosis. Se trata del proceso por el cual
las cromátidas de cromosomas homólogos se aparean; en ese apareamiento,
intercambian fragmentos de su ADN. El resultado de este proceso es el
intercambio de genes.