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TEMA 4 Oferta y Demanda Aplicaciones

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Microeconomía

TEMA Nº 4
OFERTA Y DEMANDA APLICACIONES

CONTENIDO
4. 1. POLÍTICA DE PRECIOS MÍNIMOS
4.2. POLÍTICA DE PRECIOS MÁXIMOS
4.3. EFECTO DE UN IMPUESTO
4.4. LOS IMPUESTOS Y LA ELASTICIDAD

OBJETIVOS
 Analizar la política de precios mínimos y precios máximos.
 Entender el efecto de un impuesto y la relación de los impuestos con la elasticidad.
 Resolver ejercicios aplicativos de la demanda y oferta.

4. 1. POLÍTICA DE PRECIOS MÍNIMOS


Como generalmente suele ocurrir, los gobiernos a veces tratan de subir los precios por encima
de los niveles que equilibran el mercado en lugar de bajarlos. Ejemplos son la ley sobre el salario
mínimo y toda una variedad de medidas agrícolas (la mayoría de los contingentes y de los
aranceles sobre las importaciones también tienen este objetivo). Una manera de subir el precio
por encima del nivel que equilibra el mercado es regularlo directamente, es decir, declarar ilegal
simplemente cobrar un precio inferior al mínimo especificado.

Esa situación ejemplificada, se muestra en la Figura 1, en la que Pmin representa el precio mínimo
fijado por el gobierno. Ahora la cantidad ofrecida es Q2 y la demandada es Q3; la diferencia
representa el exceso de oferta no vendida. Examinemos ahora las variaciones resultantes del
excedente del consumidor y del productor.

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Figura 1. El precio mínimo

Fuente: Pindyck y Rubinfeld (2009).

Los consumidores que aún compran el bien ahora deben pagar un precio más alto y, por tanto,
sufren una pérdida de excedente representada por el rectángulo A de la Figura 1. Algunos
también han abandonado el mercado a causa de la subida del precio, por lo que experimentan
una pérdida de excedente representada por el triángulo B. Por tanto, la variación total del
excedente del consumidor es
ΔEC = −A − B

El bienestar de los consumidores empeora claramente como consecuencia de esta política.


¿Qué ocurre con los productores? Cobran un precio más alto por las unidades que venden, lo
cual provoca un aumento del excedente, representado por el rectángulo A (este rectángulo
representa una transferencia de dinero de los consumidores a los productores). Pero el descenso
de las ventas de Q0 a Q3 provoca una pérdida de excedente representada por el triángulo C.

Consideremos finalmente el coste en que incurren los productores elevando la producción de Q0


a Q2. Como solo venden Q3, no hay ingresos para cubrir el coste de producir Q2 – Q3. ¿Cómo
podemos medir este coste? Recuérdese que la curva de oferta es la curva de coste marginal
agregado de la industria. La curva de oferta indica, pues, el coste adicional de producir cada
unidad adicional. Por tanto, el área situada debajo de la curva de oferta de Q3 a Q2 es el coste de
producir la cantidad Q2 – Q3. Este coste está representado por el trapezoide sombreado D. Por

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tanto, a menos que los productores respondan a la producción no vendida produciendo menos,
la variación total del excedente del productor es:
ΔEP = A − C − D

Dado que el trapezoide D puede ser grande, ¡un precio mínimo puede provocar incluso una
pérdida neta de excedente a los productores! Por tanto, este tipo de intervención del Estado
puede reducir los beneficios de los productores debido al coste del exceso de producción.

En conclusión, como explican Pindyck y Rubinfeld (2009), según la Figura 1: el precio se regula
para que no sea inferior a Pmin. A los productores les gustaría ofrecer Q2, pero los consumidores
solo comprarán Q3. Si los productores produjeran, de hecho, Q2, la cantidad Q2 – Q3 no se
vendería y la variación del excedente del productor sería A – C – D. En este caso, podría
empeorar el bienestar de los productores como grupo. Otro ejemplo de precio mínimo impuesto
por el gobierno es la ley del salario mínimo. Su efecto se ilustra en la Figura 2, que muestra la
oferta y la demanda de trabajo. El salario se fija en wmin, que es un nivel superior al que equilibra
el mercado w0. Como consecuencia, los trabajadores que pueden encontrar trabajo perciben un
salario más alto. Sin embargo, algunas personas que quieren trabajar no pueden. La política
genera desempleo, que en la figura es L2 – L1.
Figura 2. El salario mínimo

Fuente: Pindyck y Rubinfeld (2009).

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Aunque el salario que equilibra el mercado es w0, las empresas no pueden pagar menos de wmin,
lo cual provoca una cantidad de desempleo de L2 – L1 y una pérdida irrecuperable de eficiencia
representada por los triángulos B y C.

4.2. POLÍTICA DE PRECIOS MÁXIMOS


Suponiendo que como parte de una política de control de precios en el mercado, el gobierno
prohíbe a los productores cobrar un precio superior al precio máximo, que es inferior al que
equilibra el mercado. Recuérdese que ese precio máximo, al reducir la producción y aumentar
la cantidad demandada, provoca escasez (un exceso de demanda).

Figura 3. El precio máximo

Fuente: Pindyck y Rubinfeld (2009).

La Figura 3 reproduce esa situación que permite analizar los siguientes cambios (Pindyck y
Rubinfeld, 2009):

1. Cambio del excedente del consumidor: El bienestar de algunos consumidores ha


empeorado como consecuencia de esta política y el de otros ha mejorado. Aquellos cuyo
bienestar ha empeorado son los que han sido desplazados del mercado debido a la
reducción de la producción y de las ventas de Q0 a Q1. Sin embargo, otros consumidores
aún pueden comprar el bien (tal vez porque se encuentran en el lugar oportuno y en el

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momento oportuno o porque están dispuestos a hacer cola). El bienestar de estos


consumidores es mayor porque pueden comprar el bien a un precio más bajo (Pmax en
lugar de P0).
¿Cuánto ha aumentado o empeorado el bienestar de cada grupo? Los consumidores que
aún pueden comprar el bien disfrutan de un aumento del excedente del consumidor,
representado por el rectángulo sombreado de color azul A. Este rectángulo mide la
reducción del precio de cada unidad multiplicada por el número de unidades que pueden
comprar los consumidores al precio más bajo. En cambio, los consumidores que ya no
pueden comprar el bien pierden excedente; su pérdida está representada por el triángulo
de color verde B. Este triángulo mide el valor que pierden los consumidores por la
reducción de la producción de Q0 a Q1, una vez descontado lo que habrían tenido que
pagar. La variación neta del excedente del consumidor es, pues, A – B. En la Figura 3,
como el rectángulo A es mayor que el triángulo B, la variación neta del excedente del
consumidor es positiva.
Es importante hacer hincapié en que hemos supuesto que los consumidores que pueden
comprar el bien son los que más lo valoran. Si no fuera así; por ejemplo, si la producción
Q1 se racionara aleatoriamente, la cantidad de excedente del consumidor perdido sería
mayor que el triángulo B. Además, no hemos tenido en cuenta los costes de oportunidad
del racionamiento. Por ejemplo, las personas que quieren el bien podrían tener que hacer
cola para conseguirlo. En ese caso, el coste de oportunidad de su tiempo debería incluirse
en el excedente del consumidor perdido.

2. Cambio del excedente del productor: Con controles de los precios, algunos
productores (aquellos cuyos costes son relativamente más bajos) siguen en el mercado,
pero perciben un precio más bajo, por su producto y otros abandonan el mercado. Ambos
pierden el excedente del productor. Los que se quedan y producen la cantidad Q1 ahora
perciben un precio más bajo. Han perdido el excedente del productor representado por
el rectángulo A. Sin embargo, la producción total también ha disminuido. El triángulo C
de color morado mide la pérdida adicional de excedente del productor de los productores
que han abandonado el mercado y de los que han permanecido en él, pero están
produciendo menos. Por tanto, la variación total del excedente del productor es –A –C.
Los productores pierden claramente como consecuencia de los controles de los precios.
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3. Pérdida irrecuperable de eficiencia: ¿Es contrarrestada la pérdida que experimentan


los productores como consecuencia de los controles de los precios por la ganancia que
reciben los consumidores? No. Como muestra la Figura 13, los controles de los precios
dan como resultado una pérdida neta de excedente total, que denominamos pérdida
irrecuperable de eficiencia. Recuérdese que la variación del excedente del consumidor
es A – B y que la variación del excedente del productor es –A–C, por lo que la variación
total del excedente es (A – B) + (–A – C) = –B – C. Tenemos, pues, una pérdida
irrecuperable de eficiencia representada por los dos triángulos B y C de la Figura 13.
Esta pérdida irrecuperable de eficiencia es una ineficiencia causada por los controles de
los precios; la reducción del excedente del productor es superior al aumento del
excedente del consumidor.

Si los políticos valoran el excedente del consumidor más que el excedente del productor, esta
pérdida irrecuperable de eficiencia provocada por los controles de los precios puede no tener
mucho peso político. Sin embargo, si la curva de demanda es muy inelástica, los controles de
los precios pueden dar como resultado una pérdida neta de excedente del consumidor.

4.3. EFECTO DE UN IMPUESTO


Para simplificar el análisis, consideraremos un impuesto específico1, por ejemplo, un impuesto
de una determinada cantidad de dinero por unidad vendida. Entre los ejemplos de impuestos
específicos se encuentran los impuestos sobre la gasolina y sobre el tabaco.

Supongamos que el gobierno establece sobre la gasolina un impuesto de t centavos por unidad.
Suponiendo que todo el mundo obedece la ley, el Estado debe recaudar en ese caso t centavos
por cada litro de gasolina vendido. Eso significa que el precio que paga el comprador debe ser
t centavos superior al precio neto que recibe el vendedor. La Figura 14 muestra esta sencilla
relación contable y sus consecuencias. P0 y Q0 representan el precio y la cantidad de mercado
antes de que se establezca el impuesto. Pc es el precio que pagan los compradores y Pv es el

1
Este impuesto se diferencia de un impuesto ad valorem (es decir, proporcional), como el impuesto sobre las ventas
(el análisis de un impuesto ad valorem es más o menos el mismo y da los mismos resultados cualitativos). (Pindyck
y Rubinfeld, 2009)

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precio neto que reciben los vendedores una vez establecido el impuesto. Obsérvese que Pc – Pv
= t, por lo que el gobierno está feliz.

¿Cómo averiguamos cuál será la cantidad de mercado una vez establecido el impuesto y qué
parte de este soportarán los compradores y cuál los vendedores? Recuérdese, en primer lugar,
que lo que interesa a los compradores es el precio que deben pagar: Pc. La cantidad que compran
viene dada por la curva de demanda; es la cantidad de la curva de demanda correspondiente al
precio Pc. Asimismo, lo que les interesa a los vendedores es el precio neto que perciben, Pv.
Dado Pv, la cantidad que producen se obtiene a partir de la curva de oferta.
Finalmente, sabemos que la cantidad que se vende debe ser igual a la que se compra. La solución
consiste, pues, en hallar la cantidad que corresponde a un precio de Pc de la curva de demanda
y a un precio de Pv de la curva de oferta, de tal manera que la diferencia Pc – Pv sea igual al
impuesto t; en la Figura 14, esta cantidad es Q1.

Figura 4. Efectos de un impuesto

Fuente: Pindyck y Rubinfeld (2009).

¿Quién soporta la carga del impuesto? En la Figura 14, esta carga es compartida más o menos
por igual por los compradores y los vendedores. El precio de mercado (el precio que pagan los
compradores) sube en la mitad de la cuantía del impuesto. Y el precio que perciben los
vendedores baja alrededor de la mitad de la cuantía del impuesto.

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Como muestra la Figura 4, para que se equilibre el mercado deben satisfacerse cuatro
condiciones una vez que se establece el impuesto (Pindyck y Rubinfeld, 2009):
1. La cantidad vendida y el precio del comprador Pc deben encontrarse en la curva de
demanda (ya que a los compradores solo les interesa el precio que deben pagar).
2. La cantidad vendida y el precio del vendedor Pv deben encontrarse en la curva de oferta
(ya que a los vendedores solo les interesa la cantidad de dinero que reciben una vez
descontado el impuesto.
3. La cantidad demandada debe ser igual a la ofrecida (Q1 en la figura).
4. La diferencia entre el precio que paga el comprador y el que percibe el vendedor debe
ser igual al impuesto t.

Estas condiciones pueden resumirse por medio de las cuatro ecuaciones siguientes (Pindyck y
Rubinfeld, 2009):
(1) QD = QD(Pc)
(2) QS = QS(Pv)
(3) QD = QS
(4) Pc − Pv = t

Si conocemos la curva de demanda QD(Pc), la curva de oferta QS(Pv) y la cuantía del impuesto
t, podemos despejar en estas ecuaciones el precio de los compradores Pc, el precio de los
vendedores Pv y la cantidad total demandada y ofrecida.

La Figura 4 también muestra que un impuesto provoca una pérdida irrecuperable de eficiencia.
Como los compradores pagan un precio más alto, el excedente del consumidor experimenta una
variación que viene dada por
ΔEC = −A − B
Como ahora los vendedores perciben un precio más bajo, el excedente del productor
experimenta una variación que viene dada por
ΔEP = −C − D
Los ingresos fiscales del Estado son tQ1, es decir, la suma de los rectángulos A y D. La variación
total del bienestar, ΔEC más ΔEP más los ingresos del Estado es, pues, – A – B – C – D + A +
D = – B – C. Los triángulos B y C representan la pérdida irrecuperable de eficiencia provocada
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por el impuesto. En la Figura 4, la carga del impuesto es compartida casi por igual por los
compradores y los vendedores, pero no siempre es así.

4.4. LOS IMPUESTOS Y LA ELASTICIDAD


En última instancia, la carga del impuesto que recae sobre los compradores y vendedores
depende de la elasticidad de las curvas de oferta y demanda (Pindyck y Rubinfeld, 2009). Si la
demanda es relativamente inelástica y la oferta es relativamente elástica, la carga del impuesto
recae principalmente en los compradores. La Figura 5 muestra por qué: para reducir la cantidad
demandada incluso en una pequeña cantidad, se necesita una subida relativamente grande del
precio, mientras que para reducir la cantidad ofrecida solo se necesita una pequeña reducción
del precio. Por ejemplo, como el tabaco es adictivo, la elasticidad de la demanda es baja
(alrededor de –0,4), por lo que los impuestos sobre el tabaco recaen principalmente en los
compradores.

Figura 5. Efectos de un impuesto cuando la demanda es muy inelástica en relación con la


oferta

Fuente: Pindyck y Rubinfeld (2009).

La Figura 6 muestra el caso contrario: si la demanda es relativamente elástica y la oferta es


relativamente inelástica, la carga del impuesto recae principalmente en los vendedores.

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Figura 6. Efectos de un impuesto cuando la demanda es muy elástica en relación con la


oferta

Fuente: Pindyck y Rubinfeld (2009).

Por tanto, aunque solo tengamos estimaciones de las elasticidades de la demanda y de la oferta
en un punto o en un pequeño intervalo de precios y cantidades, en lugar de las curvas enteras de
demanda y de oferta, podemos averiguar más o menos quién soporta la mayor carga de un
impuesto (independientemente de que esté realmente en vigor o de que solo esté debatiéndose
como una opción). En general, un impuesto recae principalmente en el comprador si Ed/Es es
pequeño y principalmente en el vendedor si es grande.

En realidad, podemos calcular el porcentaje del impuesto que recae en los compradores
utilizando la siguiente fórmula de “traslación”:
Proporción que se traslada = Es/(Es – Ed)

Esta fórmula nos dice qué proporción del impuesto “se traslada” a los consumidores en forma
de precios más altos. Por ejemplo, cuando la demanda es totalmente inelástica, de tal manera
que Ed es cero, la proporción que se traslada es 1 y todo el impuesto recae en los consumidores.
Cuando la demanda es totalmente elástica, la proporción que se traslada es cero, por lo que los
productores soportan todo el impuesto; en este caso, la proporción que soportan los productores
es: –Ed/(Es - Ed).

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BIBLIOGRAFÍA

Henderson, J. M. y E. Quandt. 1975. Teoría Microeconómica: Una Aproximación Matemática.


Ed. Ariel. 2ª edición. Barcelona, España.

Leftwich, R. y R. Eckert. 1990. Sistema de Precios y Asignación de Recursos. Ed. McGraw


Hill. 9ª edición. México.

Maddala, G. y E. Miller. 1996. Microeconomía. Teoría y aplicaciones. Ed. McGraw Hill.


México.

Pindyck, R. y D. Rubinfeld. 2009. Microeconomía. Ed. Pearson Prentice Hall. Madrid, España.

Salvatore, D. 2009. Microeconomía. Ed. McGraw Hill. 4ª edición. México.

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