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Legislativas - 1985 - Tema 5
Legislativas - 1985 - Tema 5
Legislativas - 1985 - Tema 5
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Este trabajo se enmarca en el proyecto I+D+I financiado por el Ministerio de Economía y
Competitividad y al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), con referencia EDU2015-68004-R
(MINECO/FEDER, UE)
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Investigación-acción
Índice:
Objetivos
Mapa de ruta
Información:
2. Fases de trabajo
2.1. Formulación del problema-demanda de colaboración. Toma de contacto
y negociación compartida de la demanda
2.2. Detección de necesidades: diagnóstico y análisis compartido
2.3. Propuesta y planificación de la acción
2.4. Puesta en acción y seguimiento
2.5. Evaluación del proceso de IAP
2.6. Difusión del proceso
Materiales y Recursos
FAQ
Referencias bibliográficas
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Objetivos
Justificar la investigación-acción participativa como metodología del educador
social: sentido, necesidad e implicaciones
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Un ejemplo inicial. Las misiones interculturales.
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Para más información se puede visualizar el video “Missions Interculturals”
(https://www.youtube.com/watch?v=j0g_vdcRuBQ) y los artículos de Alcañiz, Segarra y Trilles (2014),
Segarra, Traver y Lozano (2015), Terol (2016) y Traver, Segarra y Lozano (2017).
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gestando el proyecto. Dos pequeños pueblos con una cierta
trayectoria de participación ciudadana de los grupos locales
que seguían los presupuestos de la Agenda 21 de la Cultura.
Después de varios contactos en los que negociamos el sentido,
interés y oportunidad del proyecto con los grupos locales y la
administración local de ambas poblaciones, decidimos llevarlo
adelante formando un grupo de coordinación heterogéneo en el
que participaran representantes de cada municipio junto con
investigadores y técnicos de cultura de la Universitat Jaume I
de Castellón. Ya sólo quedaba por decidir cómo conformar y de
qué manera acceder al colectivo que habíamos denominado
“nómadas culturales”. Para realizar esta selección, en el grupo
coordinador acordamos como básicos tres criterios:
voluntariedad, disponibilidad para participar en las tres fases
del proyecto y no estar vinculados vivencialmente a estas
poblaciones (no podían ser vecinos o vecinas de los mismos ni
residentes temporales). Y ahora venía el momento de la calle,
del contacto directo con asociaciones o colectivos con los que
difundir el proyecto. Para ello, echamos mano de los recursos
más cercanos y que tenían cierta tradición en voluntariado
social e implicación comunitaria de la ciudad de Castellón.
Preparamos materiales y carteles para la difusión y nos
acercamos a cada uno de los colectivos donde realizar la
difusión. La respuesta nos sorprendió gratamente.
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El «Casal Popular» de Castelló es un centro social autogestionado en el que, como se afirma en su
página web, conviven diferentes colectivos e individualidades que comparten espacio, recursos y
pensamiento. En él, con una estructura de funcionamiento y organización asamblearia, se realizan
actividades cívicas y culturales como conferencias, conciertos, ciclos de cine, debates, tertulias,
presentaciones de libros o talleres (https://www.facebook.com/pg/casalpopulardecastello/about/).
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presupuestos, la participación democrática y la implicación
ciudadana son dos factores clave sobre los que descansa la
propuesta.
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intercambio de opiniones y evaluación del proyecto en la que
participaron todas las personas y los diferentes colectivos que
lo han hecho posible (redes locales, grupos de nómadas y grupo
investigador). En esta sesión, se juntaron los participantes de
los dos pueblos en una dinámica asamblearia que realizó un
análisis crítico de los procesos seguidos, los resultados
alcanzados y las vivencias experimentadas. Las evidencias
recogidas en esta sesión y a lo largo del proyecto en
grabaciones audiovisuales, entrevistas y diarios de trabajo
forman parte del material que, desde una vertiente
investigadora, nos han permitido estudiar el proyecto de manera
plural, sistemática y rigurosa.
Mapa de ruta
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herramientas de investigación participativa, como puede ser la gestión de los tiempos y
los espacios para la participación. En segundo lugar, nos aproximaremos a algunas de
las principales cuestiones que definen el tipo de relaciones que se dan entre los
profesionales y la comunidad en la investigación participativa, como por ejemplo todas
aquellas relacionadas con la gestión y uso de la información o el liderazgo del proceso
investigador. Finalmente mostramos algunas de las técnicas de DSP utilizadas en
nuestra propuesta.
Información
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social a mejorar, sea cosa de todos y todas. Y, coherentemente con ello, la planificación
de la acción a realizar, su ejecución práctica y la valoración de la misma, no pueden
dejar al margen a ninguno de los agentes ni actores sociales involucrados en la realidad
objeto de análisis y mejora. De esta manera propiciamos el proceso de toma de
conciencia crítica necesario para generar empoderamiento y transformación social
críticamente informados.
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dinámicas de emancipación social que Freire bautizó como “concientización”. Mediante
la IAP realizamos una aproximación compleja y dilemática de nuestra realidad ya que
como señala Jara (en Santos et al., 2011: 4), nos permite comprenderla, holísticamente,
como un todo articulado. “Este proceso investigativo – educativo – transformador, debe
llevar a entender las relaciones y articulaciones que hay entre todos los fenómenos
sociales. Entre los elementos económicos, políticos, ideológicos, culturales. Entre la
situación del presente y la del pasado. Entre los hechos de la realidad inmediata y los de
la realidad global. Entre los fenómenos que ocurren en cada coyuntura y las condiciones
estructurales. Entre los hechos particulares y las leyes de la sociedad”.
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Desde estos presupuestos la investigación social se basa, se estructura y se lleva a cabo
con la participación de los propios colectivos a investigar. “Valora los saberes populares
como formas válidas de conocer el mundo, distribuyendo de forma democrática el poder
del conocimiento” (Jara, 2012: 63). Pasamos de una relación sujeto-objeto, a una
relación sujeto-sujeto. Como señala Alberich (2008: 139), las personas pasan de ser
“objeto de estudio a sujeto protagonista de la investigación, controlando e interactuando
a lo largo del proceso investigador y necesitando una implicación y convivencia del
investigador externo en la comunidad a estudiar”. Reconocer a las personas investigadas
como sujetos activos, capaces y con plenos derechos en lo que a la responsabilidad de
investigar sobre sus propias vidas y condiciones sociales se refiere, cuestiona
directamente el rol investigador ejercido desde la academia. Este reconocimiento resitúa
necesariamente a los y las investigadoras académicas como expertas, que suelen ocupar
una posición externa o periférica al contexto investigado, pero que se suele erigir en
hegemónica en relación al conocimiento válido para analizar, comprender, interpretar y
actuar en los hechos o situaciones estudiadas.
Frente a ello, “la IAP es concebida como una perspectiva alternativa a la concepción
positivista; defiende la alianza entre investigador/investigado; forja un nuevo modelo de
investigador que realiza su trabajo de forma sistemática a través de un método flexible,
ecológico y orientado a los valores donde se involucra a las personas para la solución de
las problemáticas existentes” (Santos, Díaz y Lautín, 2011: 3).
En este sentido, para Fals Borda (2008: 5), es necesario considerar al investigador y al
investigado no como dos polos antagónicos sino como “seres <entipensantes>, cuyos
diversos puntos de vista sobre la vida en común deberían tomarse en cuenta
conjuntamente”. Para este autor, la resolución de la tensión que se produce entre los
posicionamientos entre investigador-investigado, pasa por adoptar entre los mismos una
<reciprocidad simétrica>, que como sigue afirmando “incluye respeto y aprecio mutuos
entre los participantes y también entre los humanos y la naturaleza, con el fin arribar a
una relación horizontal de sujeto a sujeto” (Ibídem).
Teniendo presentes las diferentes etapas que proponen los teóricos de la IAP
consultados (Ander Egg, 2003; Pereda, Prada, Actis, 2003; Suárez y Gómez, 1999;
Villasante, Montañés y Martí, 2000) proponemos las siguientes fases, que en todo caso
pasan por una toma de contacto previa que supone un acercamiento exploratorio a la
demanda y al contexto, un diagnóstico participativo en el que se detectan las
necesidades, una planificación y puesta en marcha de la acción y una fase de evaluación
y seguimiento de la acción. Estas dos últimas exigen una sistematización de la acción
que surge de la reflexión compartida.
Esta fase es considerada por Villasante, Montañés y Martí (2000) como una etapa de
pre-investigación en la que tiene lugar la detección de los síntomas y realización de una
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demanda, el planteamiento de la investigación y la negociación de la demanda. Se trata
de una fase de acercamiento exploratorio en la que, según Suárez y Gómez (1999) se
identifican los rasgos característicos de la comunidad, organización o institución. Se
trata de ganarse el afecto de los vecinos, su confianza, convencerlos de que juntos se
pueden resolver los problemas.
Algunas de las preguntas que se formulan en esta fase según Ander- Egg (2003)
son: ¿Cuáles son las necesidades y los problemas que afrontamos en nuestra realidad?,
¿cuáles son los más urgentes y que deberíamos resolver prioritariamente?, ¿cuáles son
los centros de interés que motivan y movilizan a nuestra gente?, ¿cuáles son los
obstáculos y las dificultades que podemos encontrar para resolver nuestros problemas?,
¿de qué recursos actuales disponemos?, ¿cuáles son los recursos potenciales a los que
podemos acceder en el corto, mediano y largo plazo?
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2.2. Detección de necesidades: Diagnóstico y análisis compartido
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información mediante grabaciones audiovisuales, elaboración
del diario de la investigación y distintos productos
documentales –tablas de doble entrada, mapas de conceptos,
etc.- en los que se sintetizaron las principales ideas y
planteamientos que definían, según los participantes, las
problemáticas de trabajo seleccionadas por ellos. El grupo
investigador, durante estos dos momentos, realizamos funciones
de acompañamiento y documentación del proceso.
El mapeo es otra de las herramientas de DSP que podemos utilizar en esta fase.
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Para poder realizar la dinámica de DSP de mapeo dos madres
prepararon los mapas base en gran formato a una escala de
1/50,000. Seguidamente, se desarrolló un conjunto de símbolos
(gomets de diferentes colores y forma para los diferentes
colectivos participantes). El equipo de investigación facilitó
la actividad de mapeo social que consistió en presentar dos
grandes mapas en paneles (uno de cada municipio del CRA). Poco a
poco alumnado, familias, profesorado, agentes locales y
representantes de la administración fueron localizando en cada
mapa los lugares más representativos (marcados con una casita)
los más frecuentados (marcados con gomets) y posteriormente
comentaban las posibilidades educativas de algunos sitios o
recursos que aparecían en el mapa (entrevista).Esta dinámica
permitió visualizar la escuela dentro de su territorio e
incorporarla como parte de las localidades según la visión del
vecindario.
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(grabaciones video) en una tabla resumen. Asimismo, se realizó
un video-clip con algunos comentarios sobre las posibilidades
educativas de los lugares con objeto de sintetizar la
información, mostrar la diversidad de participantes y el gran
número de ideas generadas. Este fue, además, un elemento
motivador para la asistencia a la sesión de devolución y
análisis de la información.
Esta fase, según Suarez y Gómez (1999) está integrada por las acciones, tareas y/o
indicadores propuestos para alcanzar los resultados esperados y el cumplimiento del
objetivo. Presentan un carácter operativo o educativo, cuantitativo o cualitativo; según
se relacionen con las evaluaciones de los diferentes momentos de la investigación o con
aquellas acciones relacionadas con el proceso formativo. Los que participan en la
investigación elaboran y ejecutan el plan para cada objetivo, trazan metas y actividades
que deben realizarse, se decide quién es el responsable y quiénes participarán, que
recursos se necesitan y cuándo debe cumplirse.
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culturales por parte de los miembros de las redes locales y
el desarrollo de seminarios y talleres de trabajo comunitario
durante una semana en las dos poblaciones (tal y como aparece
detallado en los materiales referenciados anteriormente).
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intergeneracional donde las familias se implicaban y las
personas de pueblo se incluían. El producto final, el libro,
se compartiría con el pueblo.
En esta fase tienen lugar tanto el desarrollo de la acción planificada como el proceso de
seguimiento de la misma, que quedan ilustrados a través de los ejemplos de IAP
propuestos.
a. Desarrollo de la acción
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colectivo en la vida comunitaria de los pueblos. El objetivo era
compartir la cotidianeidad con los vecinos y vecinas de los
pueblos, conocer y vivenciar de primera mano el contexto de
investigación, lo que les permitía situar las problemáticas a
trabajar. Y, posteriormente, participar en las sesiones de
problematización y discusión de estas cuestiones conjuntamente con
los miembros de las redes locales, siguiendo la planificación
acordada. En estas sesiones utilizamos distintas dinámicas
grupales y de DSP como la hoja giratoria, la lluvia de ideas o la
bola de nieve. Durante esta semana, los miembros del grupo
coordinador realizamos tareas de acompañamiento y documentación
del trabajo a realizar (grabaciones audiovisuales, diario
investigador, recopilación de la documentación generada por el
grupo, etc.). Además, los miembros de las redes locales y del
colectivo nómada también participaron en esta recogida de
información mediante la elaboración de diarios personales.
b. Seguimiento de la acción
Ander Egg (2000) propone en esta fase de Villasante (2003) un control operacional
mediante la acción-reflexión-acción acerca de lo que se está haciendo.
- ¿Qué hemos hecho? ¿Hemos cumplido los objetivos previstos?
- ¿Hemos cumplido el programa de trabajo propuesto?
- ¿Qué problemas hemos tenido? ¿Cómo los hemos resuelto?
- ¿Las actividades propuestas han logrado solucionar el problema?
- ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué hemos de rectificar?
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2.5. Evaluación del proceso IAP
En esta fase se trata de valorar la efectividad de las acciones y para ello es útil hacer un
recuento del trabajo realizado (Suárez y Gómez, 1999): se tuvo un taller inicial, se ha
definido la visión, identificado los obstáculos, creado el mapa de riesgos y recursos,
identificado y diseñado acciones y/o indicadores, comunicado lo que se hizo en los
eventos científicos mensuales, se ha hablado con representantes del municipio y en la
radio, se han hecho propuestas o implementado soluciones para mejorar la situación,
identifican a nuevos actores.
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inicio del proyecto.
En la primera parte de la asamblea los grupos de familias,
alumnado y maestras/os, se repartieron en tres aulas diferentes
en las que tuvo lugar la visualización de una presentación Prezi
que hizo un recorrido de todas las actividades desarrolladas
durante el curso pasado y el actual. El proceso de reflexión
grupal gira en torno a los aspectos que impiden que el proyecto
de escuela siga adelante (ancla) y los elementos que favorecen el
trabajo conjunto por un proyecto común (viento).
A continuación se realizó una puesta en común en la que se
formaron grupos heterogéneos que trasladaron sus conclusiones a
un Post-it que posteriormente trasladaron a un mural en el que
estaba dibujado el logo de la escuela con los elementos que
entraban en juego en la metáfora que servía como hilo conductor
de la sesión: el proyecto del CRA, con su historia, avances y
actividades (barco), los elementos limitadores (ancla) y
favorecedores (viento)
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participación de voluntarios (madre-alumnos/a) que resumieron las
aportaciones de cada apartado. En conclusión, a través del
proyecto tanto el profesorado como las familias han tomado
conciencia de la configuración social de dos pueblos vecinos y de
las posibilidades educativas de los recursos disponibles. El
proyecto ayuda a entender el proceso de cambio escolar desde una
perspectiva de transformación social y comunitaria en la que se
escuchan las distintas voces (queda pendiente la voz del
alumnado) aunque todavía las propuestas se generan más en la
escuela que en el municipio.
Además, se llevó a cabo una evaluación revisión sobre cómo es
percibido el propio proceso de IAP por los propios participantes.
Es decir, la valoración de los actores sobre los factores que
favorecen o limitan el proceso de cambio y mejora en el que la
escuela está inmerso. La dinámica desarrollada para tal fin fue
“La rueda socrática” de Chevalier, Buckles y Bourassa (2013). En
esta dinámica de evaluación participaron 13 informantes, 3 de los
cuales eran maestros y maestras del centro, 4 eran estudiantes, 2
familiares y 4 miembros del grupo de investigación. Se realizó en
el marco de la Jornada de inicio de curso. En la rueda socrática
se establecieron 8 ejes o factores sobre los que los
participantes debían pronunciarse, cinco de ellos relacionados
con los factores clave que la literatura establece como
relevantes en los procesos de investigación-acción-participativa
(diálogo, participación-acción-compromiso, visibilidad,
movilización del conocimiento y vinculación con el territorio) y
tres de ellos sobre factores o elementos de desarrollo del
proyecto (gestión de la información, gestión de tiempos y
espacios, y gestión de materiales). Las dos preguntas formuladas,
para cada uno de los ejes, fueron: a) En este proceso de
investigación-acción-participativa, ¿qué importancia pensamos que
tiene cada factor? y b) En este momento, ¿en qué punto estamos?
Los participantes debían ponerse de acuerdo para valorar cada eje
en una escala de 0 a 10. Pero aparte de la puntuación, lo más
interesante son los argumentos que esgrimen los participantes
para justificar su valoración.
Los resultados indican que los participantes reconocen que la
participación en la escuela se ha abierto, pero todavía desearían
una mayor implicación. Cuando se trata de actividades y
propuestas didácticas que movilizan los saberes locales la
respuesta es excelente y la vinculación al territorio se percibe
como logro del proyecto. Sin embargo, se detectaron problemas de
comunicación entre los participantes y para visibilizar el
proyecto, a la vez que se considera necesario generar más
espacios y tiempos para el diálogo, la negociación y la
elaboración de materiales que vayan fortaleciendo las estrategias
de democratización y participación puestas en marcha.
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La difusión comporta un proceso de sistematización 4 de la experiencia. Para definir los
ejes de sistematización, Suárez y Gómez (1999) consideran que se debe hacer según
consenso del equipo de trabajo y pueden coincidir con las dimensiones o problemas
seleccionados por los participantes. Se cumplirán los pasos metodológicos que se
resumen en los siguientes aspectos:
1. El punto de partida.
2. Las preguntas iníciales.
3. Recuperación del proceso vivido.
4. La reflexión de fondo.
5. Los puntos de llegada.
También puede ser útil abordar en esta etapa los criterios que proponen Kemmis y
McTaggart (1992) para la elaboración del informe de la investigación-acción y que se
sintetiza en lo siguiente: “se realizan generalmente al dar por terminada una espiral de
investigación-acción y se publican bajo la forma de un estudio de caso. Debe adoptar un
formato histórico y narrar los hechos cronológicamente, abarcando los aspectos
siguientes: evolución de nuestra idea general y de la comprensión del problema,
acciones emprendidas, problemas de implementación, efectos pretendidos e
imprevistos, técnicas utilizadas, entre otras.”
No es el fin del proceso, puesto que la IAP es un proceso circular y ello implica que se
deben repetir las etapas.
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Hemos optado por ubicar la sistematización de las experiencias dentro de la última fase de la
IAP siendo conscientes que este proceso también está fuertemente vinculado a la evaluación
de la experiencia realizada puesto que de él se derivan aprendizajes para todas las personas
participantes.
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increíblemente gratificantes. Este libro actualmente está en fase
de negociación editorial para su próxima publicación. Con respecto
a la difusión de este tipo de experiencias en el mundo académico,
hay que subrayar las dificultades que encontramos cuando
intentamos difundir materiales que utilicen voces no académicas en
su forma de relatar la experiencia, ya que topan con las rigideces
del mundo académico. Finalmente, desde el ámbito académico,
también se han realizado tareas de difusión en distintos congresos
internacionales (por ejemplo: Segarra, Ortells, Traver y Lozano,
2014; ….) y en revistas científicas (por ejemplo: Alcañiz, Segarra
y Trilles, 2014; Segarra, Traver y Lozano, 2015 y Traver, Segarra
y Lozano, 2017).
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complementan, por lo que toda la comunidad debe percibir que ha participado en alguna
medida en todas ellas o ha tenido la oportunidad de hacerlo.
No extender exageradamente una fase (detección) y después acelerar otras (acción o
evaluación), porque las personas se pierden en el proceso, no entienden la filosofía del
proyecto y se descuelgan creyendo que no son necesarios y que no va con ellos.
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seguir, las dinámicas que se van a utilizar y la información e implicación que se
requerirá para participar. Lo importante es establecer un acuerdo, hacer visible el
proceso de trabajo y asegurarse de que las personas colaboran consciente y
voluntariamente.
(Solicitud de consentimiento según capítulo II del REAL DECRETO 1720/2007, de 21 de diciembre, por
el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de
protección de datos de carácter personal).
Para ello, y de forma concreta, la investigación se lleva a cabo a través de un Diagnóstico Social
Participativo y___________________.
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documento, la persona colaboradora se compromete a participar activa y voluntariamente en esta
investigación.
Colaborador/a en la investigación /
Tutor/a legal (en caso de menor ) Investigador Principal
Fdo.:............................................ Fdo:…………………………………
DNI nº…………………………. DNInº:………………………………
Preservar el anonimato de las personas que informan, custodiar esa información y hacer
una gestión constructiva de la misma, -para que sea útil en la toma de decisiones
democrática- es una responsabilidad que debe asumir el equipo de profesionales que
inicien estos procesos en cualquier contexto social. Sin embargo, las situaciones en las
que se puede encontrar, hacen difícil y dilemático en muchos casos, seguir estos
principios, puesto que la complejidad de escenarios que se pueden producir y los
procesos dinámicos en los que se produce la acción, hacen problemática esta cuestión.
Por ello, ha de ser tenida en cuenta y ser consciente de que será uno de los aspectos a
decidir y reflexionar constantemente en el transcurso de los procesos IAP.
Materiales y recursos
- Aguirre, A.; Benet, A.; Moliner; O. Sales, A.; Sanahuja, A. y Traver, J. (2017)
Técnicas para la participación democrática: la formación para la convivencia
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democrática en los procesos de mejora. Colección Sapientia. Servei de
Publicacions de la Universitat Jaume I. (en prensa: poner link cuando esté la
edición online)
- Moliner, O., Sales, A. y Sanahuja, A. (2017). Social Mapping in the Context of a
Community-build Day: Strategy to Strengthen Links with Community in a Small
Rural School. Procedia - Social and Behavioral Sciences, 237, 305–310. doi:
10.1016/j.sbspro.2017.02.083
- Documental audiovisual Misiones culturales:
(http://www.svideo.uji.es/peli.php?codi=1286&lg=).
- Página web: Estudio de caso sobre los procesos de IAP:
https://editor.wix.com/html/editor/web/renderer/edit/a45cab4f-0566-4619-bbbf-
27ca2f0523f3?metaSiteId=a1f6501d-f1b1-43ed-bc38-
4119a531ddf9&editorSessionId=8AC7CAA4-5AEC-4BE9-B7FD-
9E96C89515AE
FAQ
En el transcurso del proceso el profesional puede ser “uno entre tantos”, un miembro
más en las comisiones, asambleas, sesiones de trabajo o recogida de datos, de debate y
reflexión. Aporta otro punto de vista, otra mirada, sin adquirir un estatus superior o una
fría distancia de la realidad en la que se implica.
Por tanto, es una voz más y debe ejercerla con responsabilidad, teniendo en cuenta que a
pesar de querer establecer una relación horizontal e igualitaria no siempre es posible por
las estructuras discriminatorias, jerarquizadas o de resistencia al cambio que hacen que
se le coloque en una posición que no desea tener para excluirlo del proceso o para
otorgarle una autoridad que desautorice (deslegitime) a otras voces.
Esa voz explícita del profesional y su posición en el proyecto debe servir para
empoderar otras voces, sobre todo las más vulnerables. Asegurarse de que las voces
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silenciadas se hacen presentes y son legitimadas en el proceso de toma de decisiones.
Garantizar una participación auténtica, transformadora, democrática. Actuar desde
principios de inclusión e interculturalidad que velen por el respeto a la diversidad y sean
beligerantes con actitudes o conductas de racismo y exclusión.
Así pues, el liderazgo de estos procesos debe ser compartido, distribuido en redes con
nodos que interactúan y son interdependientes horizontalmente. Que promueve la auto-
gestión de los procesos y fomenta la autonomía y empoderamiento de los colectivos y
personas más vulnerables.
¿Y si no veo cambios?
Poner en acción la metodología IAP implica entrar en un bucle de acción-reflexión que
en ocasiones puede superar o ser incompatible con los ritmos de trabajo y cambio de las
personas o colectivos participantes. El bucle sigue distintas fases y la tentación de
quedarnos estancados en la formulación del problema y detección de necesidades puede
ser frecuente. Conocer mejor el contexto, ampliar las voces, contemplar distintas
perspectivas del problema, consensuar discursos sobre la situación, son aspectos
esenciales en las primeras etapas de la IAP, pero si se alarga demasiado, las personas y
colectivos comienzan a perder interés, no perciben un avance y un protagonismo en la
acción y el ciclo decae y la desmotivación aumenta.
¿Y si no participan?
Hay que considerar todas las posibilidades de horarios y calendarios para facilitar la
participación de todos los agentes (infancia, tercera edad, familias…) en función de su
disponibilidad y costumbres. De nada nos sirve convocar para una reunión de trabajo,
una dinámica o una sesión de evaluación si no garantizamos la presencia de todas las
voces. “No tienen interés”, “los llamas y no aparecen”, “estos ya pasan”…son
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comentarios que a veces se realizan prejuzgando a los participantes y las razones por las
que sus tiempos no corresponden con los nuestros, los profesionales.
Cuidado con que siempre sean las mismas personas las que colaboran, hablan y acuden
(nos facilitan la tarea, pero silencian otras voces). Esto hace que algunos agentes tengan
más presencia, más empoderamiento y por tanto, más poder en la investigación, por el
simple hecho de que tienen posibilidad de flexibilizar más sus horarios y asumir roles
“expertos”.
Referencias bibliográficas
30
Internacional de Aprendizajes a lo largo de la vida. Universitat Jaume I: Castelló.
Higgs, Joy; Titchen, Angie; Horsfall, Debbie y Bridges, Donna (Eds.)(2011) Creative
Spaces for Qualitative Researching. Rotterdam: Sense Publishers.
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