Analisis y Revision Del Sarcasmo y La Litote Propu
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Adrián Cabedo-Nebot
University of Valencia
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Resumen
Abstract
*
Para correspondencia dirigirse a: Adrián Cabedo Nebot (adrian.cabedo@uv.es),
Departamento de Filología Española, Grupo Val.Es.Co, Facultat de Filologia, Universitat de
València, Avda. Blasco Ibáñez, 3246010, València, España.
the existence of two different languages: the literal one and the
figurative one, whereas more recent theoretical frameworks, such
as Relevance Theory, disagree with this standpoint. In that sense,
this paper attempts to revisit some classical considerations from
the perspective of Relevance Theory; one significant conclusion
will be that there is only one language with different uses guided by
communicative relevance.
1. INTRODUCCIÓN
Así pues, desde este punto de vista, el sarcasmo no sería más que un
tipo de ironía definido por una energía de emisión. Más en concreto, si la
ironía está teñida de crueldad y hostilidad, se hablará de sarcasmo (Azaustre
y Casas 1997: 90). Ej.:
E cuando llegó ante’l rey, venía tan desfaçiado por aquel golpe de travieso
que traía por los ojos, que aspereza era grande de lo catar. Pero dixo el
rey: ¡Ay sobrino de mal conde! ¡Creo que non seríades de aquí adelante
para atalaya! (Libro del Caballero Zifar).
Por otro lado, puede parecer que incluir la lítote en un apartado dedicado
a la ironía o al sarcasmo no sea coherente, sin embargo, la misma tradición
dice que esto no es así. El mismo Lausberg define la lítote como una
combinación entre el énfasis (figura retórica que lleva de lo impreciso a lo
preciso) y la ironía. En esa línea, con la lítote se conseguirá un grado máximo
de significado mediante la aparente negación de lo contrario. Mediante la
sugestión que consigue la figura retórica se evita emitir una ostentación
exagerada en el medio expresivo. La lítote, así pues, expresa una cierta
gradación, como veremos más adelante. Ej.:
1
El tropo consiste en el uso de una palabra inapropiada para designar un concepto.
(Versión directa) “Desde luego, pero ten en cuenta que tú también estás
siempre pensando en María” (Jorgensen 1996: 630) 2 .
2
Este ejemplo que aporta la autora parece más bien un caso de ironía típico, donde lo que
se ecoiza es un supuesto pensamiento del compañero de habitación que sería algo así como
[Yo no pienso nunca en mi ex]; a no ser que la actitud del emisor fuese explícitamente dañar
o molestar a su interlocutor, lo cual no parece que sea el ejemplo de este caso preciso.
hablante. Hay que ir con cautela al respecto porque, desde una perspectiva
kantiana, todo pasa por los sentidos y, por tanto, también por la mente.
Véase un ejemplo:
(1). Juan tiene almorranas. [P] se enlaza con el hecho contrastivo de que [P].
(2). Juan tiene almorranas. [P] se enlaza con el hecho subjetivo de que [T].
3
Salvatore Attardo tiene una formulación parecida en su ‘Irony as a relevant inappro-
priateness’ (2000).
Pero, ¿debe ser el eco una repetición exacta de las palabras de una fuente
precisa? No siempre es así. Dicen Sperber y Wilson (1998: 284): “the notion
of echo we used in analysing irony is a technical one; it is deliberately broad,
and goes beyond what would generally be understood by the ordinary-
language word echo”.
El problema de aumentar el campo de actuación de la palabra eco es
peligroso porque, en realidad, cualquiera de nuestros enunciados puede ser
considerado repetición de algo dicho en otro momento de nuestra vida. En
tal sentido, Sperber y Wilson (1998) defienden que ese eco debe estar de
algún modo patente en la mente del hablante.
Así pues, no hay una línea férrea entre la ironía y otros fenómenos como,
por ejemplo, la metáfora. Ambos son interpretaciones de un pensamiento del
hablante que, en principio, difiere de la forma proposicional del enunciado
emitido. En la ironía se da la peculiaridad de que ese pensamiento es a su
vez interpretativo en segundo orden.
En el anterior ejemplo, por tanto, las fuentes pueden ser diversas.
Imagínese por ejemplo que no exista ningún momento reciente en que un
hablante anterior haya dicho [P] en serio y, sin embargo, no exista duda de que
[P] sea irónico. Por ejemplo, un hablante deambula por la playa sin camisa
y medio ahogado por el calor que hace. No hay nadie a su alrededor y, sin
embargo, emite [P] con un claro sentido irónico. Autores como Hamamoto
(1998) o el propio Seto (1998) cuestionarían que este enunciado fuera irónico
y hablarían de una ironía no-ecoica. A nuestro juicio esto no sería necesario.
Préstese atención a la figura número 1:
Fig. 1
La fuente del enunciado ecoico es el mismo hablante en el pasado. La
forma proposicional de [P] no sería Enrique piensa que [P], sino exactamente
S se disocia de [S’ piensa que [P]]. En este caso, Enrique sería S y el Enrique
del pasado sería S’. Matizando un poco la propuesta de Curcó (2000) podría
esgrimirse un esquema como el siguiente (Curcó 2000: 269):
S intenta
Hacerme saber que
S se disocia de
S’ piensa que
[P]
Una muchacha entra con el pelo despeinado por la acción del viento y
un compañero le dice [Me gusta tu nuevo peinado, estás muy guapa]
Fig. 2
Otro ejemplo que esgrime Hamamoto (1998) es el del hijo de unos padres
activistas preocupados por el medioambiente pero que tienen su casa muy
desordenada. Este chaval dirá: [Mi casa es un medio ambiente].
La explicación que da Wilson es que los padres deben de pensar que se
preocupan por el medioambiente. En realidad, aquí podemos observar que se
compaginan dos fenómenos. En principio, existe una metáfora que presenta el
término medioambiente como sinónimo no únicamente de casa, sino también
de lugar desordenado o desprotegido. Estos contenidos son desvelados
mediante la comprensión de implicaturas débiles, como se ha expuesto
anteriormente en cuanto a los efectos poéticos de los enunciados.
Por tanto, de lo que se disocia S no es de [P] sino de una de las implicaturas
débiles implícitas enciclopédicamente en la palabra medioambiente; esto
es, que sus padres piensan que se preocupan por el medioambiente. Como
puede observarse en la figura 3, el fenómeno de la ironía no es un fenómeno
sencillo. No basta con decir que S se disocia de la opinión ecoizada, sino
que hay que saber exactamente de qué se disocia. Por otro lado, puede
observarse en este ejemplo claramente irónico que S no intenta decir lo
contrario de lo que expresa, es decir, no quiere transmitir [Mi casa no es un
medio ambiente] sino una actitud disociativa a partir de unas implicaturas
débiles generadas por la metáfora.
Fig. 3
A) Juan y Eva han tenido una discusión hace media hora y ahora se están
vistiendo para ir a una fiesta. Mientras se están cambiando en la habita-
ción, Juan le dice a su novia: ¿Para qué llevas sujetador? A lo que ella
responde: Y tú, semental, ¿para qué usas calzoncillos?
B) Juan y Eva llegan borrachos a casa y se están desvistiendo para hacer el
amor. Juan, bromeando, le dice: ¿Para qué llevas sujetador? A lo que ella
responde entre risas: Y tú, semental, ¿para qué llevas calzoncillos?
Fig. 4
Piénsese ahora en el siguiente caso que tiene que ver con lo expuesto
anteriormente. Imaginemos que el pensamiento de Eva es [Tengo los
pechos pequeños pero tengo derecho a llevar sujetador]. Juan sabe que
Fig. 5
Así pues, a los tres rasgos básicos que operan sobre la ironía habría que
añadir un rasgo más:
Fig. 6
4
CORDE en www.rae.es.
Fig.7
5
Evidentemente, los números son orientativos y no tienen validez cuantificadora.
Fig. 8
NO MUCHO = NO MUCHO
ENUNCIADO PENSAMIENTO
-0 -1 -2 3 4 5
DELIMITACIÓN SIGNIFICATIVA
Fig. 9
Fig. 10
6
Hay que recordar que este ejemplo es puramente ilustrativo y se pertende convertirlo en
paradigma. Son muchos los elementos que pueden encerrarse en un polo positivo y en uno
negativo. No solo adjetivos cuantitativos, sino también preposiciones o sustantivos.
NO MUCHO = NO MUCHO
ENUNCIADO PENSAMIENTO
-0 -1 -2 3 4 5
DELIMITACIÓN
SIGNIFICATIVA
Fig. 11
7
-X= no; -Y=poco; Z=mucho
En un caso como el del ejemplo 2 [no sin razón], habría que asignar
un valor negativo a la preposición sin, aunque con tener en cuenta que
al multiplicar dicho valor con el negativo de la partícula negativa da un
resultado positivo (con) es más que suficiente.
Cuando no indica una dirección descendente en la escala no hay que
restar, sino dividir. Ya hemos dicho que no tendrá una carga variable según
el caso, aunque siempre será negativa. Por tanto, en esta ecuación uno de
los elementos del polo positivo se dividirá con un elemento negativo, dando
como resultado precisamente otro elemento negativo. En tal sentido, la
fórmula sería la siguiente:
8
Y=mucho; -X=no; -Z=poco
propone la teoría del reverso semántico para el caso de la ironía, aunque este
autor también opina que puede extenderse a otros fenómenos retóricos.
Seto (1998) explica: “there are two types of understatement; one is
meiosis and the other litotes (…) Both are a way of emphasis; litotes is
different from ordinary double negatives (not unhappy usually does not mean
(very) happy)”. El ejemplo gráfico del reverso semántico es el siguiente:
Very good
Not bad
bad
Fig. 12
El paso que hay que dar para conseguir el reverso semántico se realiza
mediante lo que Seto (1998) denomina énfasis. Se estaría en este sentido
en una situación parecida a la del sarcasmo con lo que se mencionaba de
energeia, no es algo que sea fácilmente computable desde un punto de vista
lingüístico. ¿En qué consiste el énfasis? Seto no aporta una opinión favorable,
de todos modos sería una postura cercana a la de Lausberg. No parece, sin
embargo, que la secuencia [no mucho mar] usada como lítote deba significar
irremediablemente [poco mar], como habría que pensar desde un punto de
vista de reverso semántico. Nosotros, por nuestra parte, preferimos pensar
que la lítote es un recurso que nos dirige hacia un polo concreto: el positivo
o el negativo. En cada caso, el punto exacto será distinto, aunque seguimos
pensando que en ningún caso sería del mismo polo.
Los pasos que definirían el descubrimiento de la lítote serían los
siguientes:
4. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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