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Unidad 3.1 - Comunicación Intercelular
Unidad 3.1 - Comunicación Intercelular
Unidad 3.1 - Comunicación Intercelular
Autocrina
La molécula liberada (ligando o molécula señal) actúa sobre receptores de la misma célula
que la produce, es decir, la célula secretora es a su vez la receptora de esa señal. Esto
sucede cuando los receptores detectan un exceso en el medio de la sustancia que se está
secretando y así la célula puede autorregularse para limitar o inhibir la secreción. Por
ejemplo, la noradrenalina, que es liberada en terminaciones sinápticas, actúa sobre
receptores de la membrana presináptica, es decir, de la célula secretora, inhibiendo la
liberación de más neurotransmisores.
Comunicación paracrina
El ligando puede actuar en células vecinas, pero sin necesidad de penetrar al torrente
sanguíneo, es decir, que la célula secretora libera la molécula señal al espacio intersticial y
esta puede interactuar con un receptor específico que está presente en una célula vecina
(la llamada célula diana). Por ejemplo, la somatostatina, que es una hormona liberada por
un tipo de células de los islotes pancreáticos, entrando al espacio intersticial puede regular
la liberación de otras hormonas secretadas por células de los mismos islotes, cómo la
insulina y el glucagón. De esa misma manera, la histamina, liberada por tejidos dañados,
difunde a los capilares cercanos a la lesión y lo hace más permeables a los glóbulos
blancos y a los anticuerpos del plasma.
Comunicación yuxtacrina
En este caso el ligando secretado permanece unido a la membrana de la célula señal e
interactúa con un receptor unido a la membrana de una célula vecina. Por esta razón se la
llama también comunicación por contacto, ya que se necesita que las dos células estén en
contacto entre sí para que se pueda producir la interacción ligando-receptor y así se
transmita la señal. Este tipo de comunicación está presente en ciertos tejidos durante el
desarrollo embrionario como el sistema inmune.
Comunicación neuroendocrina
El sistema nervioso utiliza una combinación de señales tanto químicas como eléctricas
para comunicarse a distancia. Una señal eléctrica viaja a lo largo de una neurona hasta que
alcanza el extremo de la célula dónde se traduce en una señal química al secretar una
sustancia señal, estas son llamadas moléculas neuroendocrinas y según la función que
cumplen se clasifican en neurotransmisor, neuromodulador o neurohormona. Si una
molécula neuroendocrina difunde desde la neurona a través de un espacio extracelular
estrecho hasta una célula diana y tiene un efecto de inicio rápido, se les denomina
neurotransmisor. En cambio, cuando actúa más lentamente como una señal autocrina o
paracrina se denomina neuromodulador, y cuando difunde en la sangre para distribuirse
en todo el cuerpo entonces se denomina neurohormona. Las similitudes entre las
neurohormonas y las hormonas clásicas secretadas por el sistema endocrino tienden un
puente en la brecha entre los sistemas nervioso y endocrino, lo que los convierte en un
continuo funcional más que en dos sistemas distintos, es decir, que el sistema endocrino y
sistema nervioso están estrechamente relacionados en lo que se refiere a la regulación de
todas las funciones del organismo.
En este esquema se representa cómo se produce la sinapsis: están las células presinápticas
con el botón axonal, donde están acumuladas las vesículas que contienen el
neurotransmisor. Cuando esa célula es estimulada, se genera el potencial de acción en su
membrana, el cual al llegar al final de ese botón sináptico produce la liberación del
contenido de esas vesículas que ingresan al espacio sináptico y allí interactúan con los
receptores presentes en la dendrita de la neurona postsináptica. A la izquierda se
esquematiza un potencial de acción que representa los cambios que se producen a nivel
eléctrico en las membranas de las células tanto presináptica como postsinápticas.
Comunicación feromonal
Utiliza como molécula señal a las feromonas, que son sustancias químicas secretadas por
los seres vivos con el fin de provocar comportamientos específicos en individuos de la
misma especie. En la naturaleza existen varios ejemplos: en las abejas, las feromonas son
utilizadas, por ejemplo, por la reina para controlar a las obreras, durante el vuelo nupcial
para atraer a los machos, para estimular la agregación de los enjambres, para mantener la
tranquilidad de la colmena, promover la recolección de néctar, etc. En las hormigas las
feromonas cumplen distintos tipos de funciones como: sexual, atracción del sexo opuesto,
facilitar el apareamiento y por tanto la reproducción, como reacciones de dispersión. Son
hormonas que incrementan el espaciamiento entre los individuos y disminuyen la
competencia intraespecífica, pueden actuar como alarma para alertar a los individuos de
una población en caso de peligro y también como señales de rastro. Son utilizados por las
hormigas para ser seguidas con fines específicos, como, por ejemplo, cuando una hormiga
detecta una fuente de comida, guía al resto de su población al lugar. En el caso de los
mamíferos, ocurre con los perros cuando una hembra está en celo, los machos se acercan
al animal e intentan la copula; a través de estas sustancias volátiles, se logra el
acercamiento y se facilita entonces el apareamiento. En el caso de la especie humana, si
bien hay estudios científicos que señalan la posible existencia de feromonas, los resultados
hasta la actualidad son bastante contradictorios y hay muchas dudas de acuerdo a la
metodología y las conclusiones poco claras que existen. En la actualidad, no hay un
consenso definitivo acerca de la existencia de estas feromonas en humanos; se cree que, si
existen, pero no se conoce exactamente todavía el funcionamiento de este tipo de
moléculas.
Hay que tener en cuenta que una misma molécula señal puede utilizar distintos tipos o
vías de comunicación. Por ejemplo, la insulina, que es una hormona secretada por las
células beta de los islotes pancreáticos, puede utilizar la vía autocrina, a partir de la cual la
misma sustancia que libera la célula beta actúa sobre sus receptores en las células
secretoras regulando su secreción. Además, puede utilizar la vía paracrina mediante la
cual, a través de su liberación al espacio intersticial, impacta en receptores de las células
vecinas cómo son las células productoras del glucagón inhibiendo la síntesis del mismo.
Pero también la insulina ingresa a la circulación general y a partir de ahí llega a todos los
tejidos blancos o diana, donde produce sus respectivas respuestas fisiológicas. De igual
forma, una misma señal química puede inducir diferentes tipos de respuestas en su célula
blanco dependiendo de los receptores a los cuales se una.
Receptores muscarínicos:
En músculo cardíaco produce es una relajación de la fibra muscular cardiaca.
En las glándulas salivales estimula la secreción de saliva.
En el músculo gastrointestinal (musculo liso) estimula la contracción de la fibra
muscular lisa.
Receptores nicotínicos:
En el músculo esquelético produce una contracción de la fibra muscular esquelética.
RECEPTORES
Para que una molécula señal pueda actuar, se necesita de la presencia de receptores. Estos
son proteínas complejas situadas ya sea en la membrana o en el interior de la célula diana,
y a los cuales se unen los ligandos o primeros mensajeros, que pueden ser naturales, es
decir, producidos por el mismo organismo o artificiales, como en el caso de un fármaco.
Receptores de membrana
Son aquellos que están presentes para moléculas lipofóbicas (hidrosolubles), es decir, que
no pueden atravesar la capa lipídica de las membranas celulares, por lo tanto, deben
unirse a un receptor ubicado en la cara externa de la membrana. Este mecanismo resulta
en un proceso rápido, viéndose la respuesta en milisegundos a minutos. Dentro de los
receptores de membrana existen otros tres tipos, que son:
Receptores acoplados a canales iónicos: la unión del ligando al receptor produce la
apertura o el cierre de canales iónicos, cambios en la conductancia iónica y del
potencial de membrana. Estas son las vías más rápidas, por lo que se ubican a menudo
en tejidos excitables, cómo son los nervios y los músculos.
Receptores acoplados a proteína G: la unión del ligando a una proteína G produce la
activación de diferentes enzimas como la adenilato ciclasa, guanilato ciclasa o la
fosfolipasa C. En caso de que el ligando se una a una proteína Gs (S del inglés
stimulatory, estimuladora), va a estimular a adenilato ciclasa con el consecuente
aumento de la producción de AMP cíclico. En cambio, si se une a una proteína G
inhibidora (Gi) va a producir inhibición de la adenilato ciclasa; a una proteína GQ,
activará fosfolipasa, etc.
Receptores con actividad tirosina quinasa: la unión del ligando al receptor activa a
tirosina quinasa, que a veces es parte del mismo receptor y se inicia una cadena de
señales.
También existen receptores con actividad tirosina quinasa que deben asociarse a proteínas
JAK quinasas citoplasmáticas debido a que no tienen la capacidad de fosforilarse por si
solos, por lo tanto, deben recurrir a la asociación con otras proteínas, que sí que tienen esa
capacidad. En esta imagen, se observa como una citocina, que es una molécula de bajo
peso molecular que actúa fundamentalmente en el sistema inmune, se une a su receptor,
el cual, cuando se produce el complejo ligando-receptor, se une a las proteínas JAK. Estas
se fosforilan de manera cruzada, lo que permite que se pueda fosforilar el dominio interno
del receptor. Este, una vez fosforilado, interactúa con proteínas STAT, desencadenando una
serie de eventos que van a llevar a producir una alteración en la transcripción genética del
núcleo de estas células y por tanto a una determinada respuesta fisiológica
En esta tabla se enumeran algunos ejemplos de señales que utilizan esta vía de las
proteínas JAK-STAT y las respuestas que produce: por ejemplo, si el ligando es un
interferon-gamma, la respuesta es una activación de los macrófagos; si la señal es un
interferon-alpha, se aumenta la resistencia celular a las infecciones virales; si la señal es la
eritropoyetina; se estimula la producción de eritrocitos; si es prolactina, se estimula la
producción de leche, etc.
Cuando existen receptores intracelulares, el ligando debe difundir a través de la membrana
celular y formar el complejo ligando-receptor con las proteínas o receptores que están
dentro del citosol o en el núcleo mismo de la célula diana. Una vez que se produce el
complejo ligando receptor, se puede unir al ADN nuclear y modificar la síntesis de
proteínas efectoras. Por lo tanto, se puede decir que los receptores intracelulares son
reguladores de la transcripción y por eso su acción biológica es más lenta que la de
receptores de membrana que facilitan la transducción de señales, tomándole a veces
desde minutos a días para poder producir su respuesta biológica.
Estos receptores intracelulares contienen tres dominios funcionales: un dominio de unión
a ligando, que está cerca del carboxilo terminal y contienen la región de activación de la
transcripción; un dominio de unión al ADN que tiene una homología estructural entre los
receptores de la misma familia y es de estructura muy estable; y un dominio N terminal
que muy variable, tanto en longitud como en composición de aminoácidos, y es el que le
da la especificidad al receptor.
Los receptores intracelulares se dividen en los tipo 1 y 2. Los tipo 1 son aquellos que están
unidos a proteínas HSP, este nombre proviene nombre en inglés heat shock proteins o
proteína de choque térmico, que normalmente están unidas al receptor e impiden que
este se una al ADN hasta el momento en que llegue el ligando. Cuando se produce el
complejo ligando-receptor, las proteínas HSP se separan, el complejo puede transportarse
hacia el núcleo, se une al ADN y se activa la transcripción génica. Hay tener en cuenta que
los receptores de tipo 1 están ubicados en el citoplasma y deben migrar al núcleo. Utilizan
este tipo de receptores las hormonas esteroideas como, por ejemplo, las hormonas
sexuales testosterona, progesterona, estradiol, etc.
Los tipo 2 son aquellos que están dentro del núcleo de las células unidos al HRE, que
proviene de nombre de su nombre en inglés hormone response element del ADN, pero no
pueden actuar hasta que llegue el ligando y se una a él. Normalmente estos receptores
están unidos a proteínas correpresoras de la transcripción, es decir, que también lo es tan
silenciando. Una vez que llegue ligando, debe ingresar al núcleo dónde se une al receptor,
se disocian esas proteínas correpresoras y aquí se puede producir la modificación de la
transcripción génica. Utilizan este tipo de receptores las hormonas tiroideas, el calcitriol y
el ácido retinoico.
En este esquema se grafica como actúan estos dos tipos de receptores: un ligando llega a
través de la sangre, los cuales normalmente se transportan unidos a proteínas
transportadoras y, al llegar a la célula diana, se separan para poder atravesar la membrana.
Al ingresar al citoplasma, pueden ocurrir dos cosas:
Si es un ligando que interactúa con un receptor de tipo 1, lo va a encontrar en el
citoplasma. A su vez este estará unido a las proteínas de choque térmico, que son
aquellas que lo mantienen silenciado, y una vez que se une el ligando al receptor esta
proteínas se separan, de manera que se activa el complejo ligando-receptor, pasa por la
membrana nuclear y una vez que ingresa al núcleo se une al ADN y activa o modifica la
transcripción génica.
Si se trata de un ligando que tiene que interactuar con un receptor de tipo 2, ingresará
al citoplasma y debe atravesar la membrana nuclear para unirse al receptor que está
dentro del núcleo, el cual está unido a proteínas correpresoras que también se separan
cuando se une el ligando y permiten que el complejo ligando-receptor, unido al ADN,
produzca una modificación en la transcripción y una determinada respuesta biológica.
Factores de crecimiento
En las células de los tejidos excitables, la concentración de calcio puede aumentar por la
apertura de canales operados por voltaje, es decir, cuando en estas células se produce una
despolarización de la membrana, el cambio en el potencial de la membrana produce
apertura de canales de calcio que hace que este ion ingrese a las células y allí va a cumplir
una determinada función.
En otros tipos de células puede ocurrir que haya canales operados por receptores; cuando
un ligando se une a un receptor esto hace que se abra un canal de calcio normalmente
activado por proteínas G y que utilizan segundos mensajeros. También puede ser que haya
una activación de la fosfolipasa C, lo que aumenta la producción de diacilglicerol e inositol
trifosfato, el cual produce la liberación de calcio de depósitos intracelulares.
Los cambios que se producen a nivel del calcio citosólico, por ejemplo, cuando se pasa de
una concentración de 10-7 molar a una concentración de 5x10-6, pueden producir diferentes
tipos de reacciones biológicas como:
Activación de enzimas.
Activación de la fosfoquinasa C, lo cual produce fosforilación de proteínas.
Activación de la fosfolipasa A2, que va a llevar a la formación de prostaglandinas,
leucotrienos y tromboxanos.
Contracción muscular en el musculo esquelético, si el calcio se une a la troponina.
Unido a calmodulina puede producir: activación de adenilato ciclasa y, por lo tanto,
fosforilación de proteínas; si activa a una fosfodiesterasa, inhibe la fosforilación porque
la fosfodiesterasa destruye al AMP cíclico; puede activar a la cadena ligera de miosina
quinasa y esta fosforilación de la miosina lleva a contracción muscular en el músculo
liso; regulación de la fosfolipasa A2; liberación de neurotransmisores, etc.
Principales mecanismos que utilizan los mensajeros químicos para
modificar la actividad celular.
Apertura o cierre de canales iónicos: es el mecanismo que utiliza acetilcolina al actuar
sobre sus receptores tanto nicotínicos como muscarínicos.
A través de receptores citoplasmáticos o nucleares para incrementar la trascripción de
determinados genes: de esta forma actúan hormonas como las tiroideas, esteroideas y
el ácido retinoico.
La activación de la fosfolipasa C con la formación de diacilglicerol e inositol trifosfato:
es el mecanismo que angiotensina II, vasopresina a través de sus receptores de tipo V.
Activación o inhibición de adenilato ciclasa con el consiguiente aumento o disminución
de AMP cíclico: este mecanismo utiliza la norepinefrina, un tipo de catecolamina,
actuando sobre sus receptores β1.
Aumento del GMP cíclico: este mecanismo utiliza el factor natriurético atrial, una
sustancia liberada por las aurículas del corazón, y el óxido nítrico.
Activación de la actividad de tirosina quinasa de porciones intracelulares de receptor de
membrana: es el ya descripto para insulina y también lo utilizan los factores de
crecimiento.
Activando tirosinas quinasas intracelular (JAK) que a su vez activan factores de
crecimiento (STAT): son utilizados por la hormona del crecimiento GH o la prolactina.
MECANISMOS GENERALES DE ACCIÓN HORMONAL
Existen hormonas que, por su estructura química, deben interactuar con receptores de
membrana. Una vez que forman el complejo ligando-receptor u hormona-receptor, se
produce una cascada de eventos que utilizan la transducción de señales, a través de
segundos mensajeros, que van a llegar al núcleo para poder producir alguna modificación
en la transcripción.
Por otro lado, las hormonas como las tiroideas o esteroideas que pueden atravesar la
membrana celular, ingresan al citosol y allí, o encuentran su receptor y forman el complejo
hormona-receptor e ingresan al núcleo (tipo 1) o bien al ingresar en la célula, penetran el
núcleo y allí encuentran a sus receptores (tipo 2). Al formar el complejo, se unen al ADN
provocando la modificación en la transcripción génica.
Amplificación de la señal
En la vía de transducción de señales, la señal original, es decir, la unión del ligando al
receptor, no solo es transformada, sino que también es amplificada. Este proceso
comienza cuando el ligando del primer mensajero se combina con el receptor, lo cual
activa una enzima amplificadora, la cual luego activa varias moléculas y, a su vez, cada una
de ellas activa varias moléculas más a medida que la cascada prosigue. Para el final del
proceso, los efectos del ligando han sido amplificados mucho más que si existiera una
relación uno a uno entre cada paso. A través de este fenómeno de la amplificación el
organismo logra los mejores resultados al permitir que una pequeña cantidad de ligando
cree un efecto de mayor magnitud.
MECANISMOS DE CONTROL DE LA ACCION DE LOS MEDIADORES
Cuando se dispara una señal, una vez lograda la respuesta deseada, para limitar espacial y
temporalmente la transmisión de la información entre las células, pueden ocurrir diversos
fenómenos que actúan como mecanismo de control de la acción de los mediadores; uno
de ellos es la dilución, que implica que todas las moléculas señales que son secretadas van
a poder diluirse tanto en el espacio intersticial como en el intravascular, es decir, no todas
las moléculas secretadas van a llegar a unirse a un receptor y van a producir una respuesta,
gran parte de ella se va a perder y luego será metabolizada.
Otro mecanismo es la recaptación, que ocurre cuando una molécula señal es secretada en
exceso, entonces, las células secretoras pueden poseer transportadores específicos que
captan dichas moléculas en el espacio intersticial para poder reciclarlas y volver a formar o
sintetizar moléculas señal para otra oportunidad.
Un tercer mecanismo es la modificación enzimática, que implica que, a la vez que hay
células que secretan moléculas señales, también pueden estar presentes enzimas que se
encargan de degradar a esa molécula señal. Por ejemplo, la acetilcolina, cuando es
liberada al espacio sináptico es degradada por una enzima llamada acetilcolinesterasa, y
partes de los metabolitos de esa molécula vuelven a captarse y a formar nuevas moléculas
de acetilcolina.
La función del órgano que la metaboliza: por ejemplo, las hormonas esteroideas se
metabolizan en el hígado, por lo tanto, la función hepática aumenta o disminuye la
cantidad de hormonas disponible. Es decir, la hormona se secreta y una vez que llega al
hígado, si esta es excesiva, el órgano va a degradar mayor cantidad de la misma, o, si la
función se atenúa, va a haber menor degradación y esto va a incidir en la disponibilidad
de hormonas circulantes.
Proteínas transportadoras a las que se unen las hormonas: al unirse al mediador
químico o la molécula señal, evitan su destrucción enzimática o la eliminación renal o
ambos procesos, es decir, preservan o aumentan la vida media de una hormona al estar
unida a ellas. Pero, a su vez, la unión de una hormona a una proteína transportadora
puede limitar la cantidad de hormonas libre, que es la que ejerce la acción biológica. Es
decir, cuánto mayor cantidad de proteínas transportadoras haya en la sangre, menor
cantidad de hormona libre habrá disponibles para unirse a los receptores y provocar la
respuesta biológica.
Enzimas de los tejidos blancos: a veces las hormonas no se secretan como tal, sino que
secretan como precursor llamados prohormona, que cuando llegan a sus tejidos diana,
allí son sustratos de enzimas que las transforman en la hormona activa. Esto va a ocurrir
según las propias necesidades metabólicas de este tejido, por lo tanto, el tejido blanco
tiene la capacidad de determinar cuánta hormona necesita y cuánta está en exceso.