Carmen Lafuente Publicación - PDF DEFINITIVA
Carmen Lafuente Publicación - PDF DEFINITIVA
Carmen Lafuente Publicación - PDF DEFINITIVA
2
ÍNDICE
PRÓLOGO ......................................................................................................................... 6
El horror al saber..................................................................................................................... 13
Bibliografía .............................................................................................................................. 20
Introducción ............................................................................................................................ 21
El sinthome ............................................................................................................................. 27
3
Las mujeres son las que han dicho algo sensato sobre la contratransferencia ...................... 28
Las peores analistas: la dificultad para las mujeres de ubicarse en el lugar del objeto ......... 30
A modo de conclusión............................................................................................................. 32
Bibliografía .............................................................................................................................. 35
La igualdad .............................................................................................................................. 42
Frente a esta realidad y algunas de las causas que hemos analizado, ¿qué podemos hacer
desde el psicoanálisis? ........................................................................................................... 43
Bibliografía .............................................................................................................................. 56
4
Afectos del final ...................................................................................................................... 59
Bibliografía .............................................................................................................................. 63
5
PRÓLOGO
6
Este libro que publicamos como homenaje póstumo a nuestra colega Carmen Lafuente
incluye las 4 conferencias que dictó para el Foro de Medellín los días 23 y 24 de abril de 2022
con el título de “Incidencia del psicoanálisis en la vida de las mujeres y en la civilización”.
La publicación ya había sido acordada con ella y gustosa había cedido los textos para
que se difundieran. Lo teníamos pendiente.... pero nunca podemos calcular el golpe de la
muerte, el advenimiento que suspende el tiempo cronológico y precipita el tiempo lógico. Así
que ahora en esta suerte de prisa presentamos ante la comunidad de los analistas de la
Internacional de los Foros del Campo Lacaniano y de su Escuela el libro con sus reflexiones y
preguntas, siempre abiertas a nuevos movimientos.
Además de las 4 conferencias hemos decidido incluir dos textos más: uno, su
participación en el Encuentro Internacional de Escuela en Barcelona 2018 en la mesa de los AE
sobre la alegría de nuestro trabajo. Era en cierta medida su primer testimonio ante la Escuela
luego de su nominación como AE, el cual ya aparece publicado en Wunsch # 19.
Y, en segundo lugar, un texto escrito por Clara Cecilia Mesa para la conmemoración de
los 50 años de la Proposición del Pase en el cual presentó sus reflexiones sobre las enseñanzas
que el testimonio del pase de Carmen Lafuente y su nominación dejan para la Escuela, respecto
de cómo lo más singular de un sujeto puede tener efectos epistémicos para nuestra Escuela.
Cómo cada nominación es siempre una apuesta, una apuesta lógica de la que cada nuevo AE
deberá responder. Hacerse responsable del progreso de la Escuela, pues ellos tienen la tarea
de continuar el proyecto de reformar el entendimiento, emprendido por Lacan.
Es pues esta nuestra manera de mantener viva la transmisión de un deseo por la
pervivencia del psicoanálisis que se sostuvo por muchos años, tanto en su comunidad como a
nivel Internacional.
Noviembre 2 de 2022
Sol Beatriz Botero G
Miembro de la Internacional de Foros de Psicoanálisis del Campo Lacaniano,
Foro de Medellín
7
SABER Y FINAL DE ANÁLISIS
Voy a presentaros un texto sobre los restos de un análisis, tema de trabajo en un cartel
internacional sobre la pulsión, el atravesamiento del fantasma y el final de análisis. En el incluyo
un testimonio propio vivido después del final de análisis y de la nominación de AE. Me
permitiréis que incluya un relato muy personal como parte del recorrido teórico de esta
presentación. El cartel no solo es un instrumento de trabajo más, sino que es la base del trabajo
de Escuela, que tiene como finalidad restaurar el filo cortante de la verdad de Freud, y cumplir
el deber que le corresponde en este mundo con una crítica asidua de las posibles desviaciones
que degradan su empleo. En ese sentido, el cartel tiene encomendada una labor crítica y de
investigación que exige que seamos capaces de incluir en él aquellas cuestiones tanto de la
clínica como de la teoría analítica que nos resultan un poco arduas o, poco claras. Es con esta
finalidad que incluiré este pequeño testimonio hoy.
Es una cuestión que me ha interesado siempre, y más concretamente tras mi final de análisis y
con la lectura del fragmento del Seminario XI “Los cuatro conceptos” pág. 281:
¿Cómo puede un sujeto que ha atravesado el fantasma fundamental vivir la pulsión? Esto
es el más allá del análisis y nunca ha sido abordado. Actualmente solo puede ser abordado
a nivel del analista en la medida en que se le exige, precisamente, haber recorrido en su
totalidad el ciclo de la experiencia analítica.
Su invención del pase en 1967 es una respuesta en acto a esta cuestión.
Para ir trabajando esta temática, he empezado por estudiar el texto de Freud Análisis
terminable e interminable. A Freud le interesa la cuestión del final del análisis, que está
relacionada con un resto, pero que es un resto fecundo, no es un resto muerto. Es lo que Freud
llamaba Triebwurzel, la raíz pulsional. A lo largo del texto se pregunta cómo desactivar ese resto.
También reflexiona sobre de qué depende el éxito de la terapia. Responde mediante tres
elementos: la influencia de los traumas, la intensidad constitucional, las alteraciones del yo.
8
Ya de entrada, menciona Freud la existencia de un factor constitutivo que es la
viscosidad de la libido de cada sujeto, que no es descifrable. Me planteo cómo relacionarlo con
el resto de goce lacaniano, por un lado, la viscosidad de la libido es congénita del sujeto,
mientras el resto del análisis es el resultado de todo el proceso analítico, quizás ese resto, lo
más singular de cada sujeto, tiene algo que ver con un elemento constitutivo del sujeto, pero
al que hay que añadirle su posición ética, es decir, su relación con lo Real, la manera en que lo
aborda.
Para Freud hay dos límites estructurales para el final de la cura, el epistémico y el
terapéutico: el terapéutico es la castración y el epistémico es la represión originaria, es decir, la
imposibilidad de levantar la represión en su totalidad. Lacan ratifica también estas dificultades
que son reales, por un lado, la castración, efecto del lenguaje, y por lo tanto incurable, y por
otro la represión originaria que escribe como el Significante del Otro barrado, el agujero en el
Otro, aunque él no estaba de acuerdo con que eso constituyera un tope al final del análisis.
¿De qué depende que la curación sea permanente, se pregunta Freud? Depende del
resto pulsional, es decir que hay un resto de goce activo y puede despertar al sujeto.
Interesante es la pregunta que se plantea sobre qué quiere decir estar analizado, a la cual
responde afirmando que no solo es hacer como cualquiera que esté sano, sino que es una
creación totalmente original, no es la simple normalidad.
Para nosotros, desde el análisis lacaniano, implica una relación diferente con la pulsión,
no una reconciliación, no el yo fuerte, sino una cierta plasticidad del sujeto, seguir la cadena
metonímica con menos inercia, así, por ejemplo, aceptar ser mirado sin angustia, no darse a ver
compulsivamente, no ponerse en la posición de ser comido o comer al otro…
Del final de análisis se espera una resituación significante, la emergencia del deseo y una
mutación de la libido. Con respecto a la libido podemos plantear que se produce en el final un
vaciamiento del goce: reducción del goce narcisista, reducción del falicismo y también una
mutación de la libido cuando se va más allá del Edipo. Hay un más allá del Edipo que hace
aparecer una relación al Otro distinta de la relación familiar.
Puede quedar un resto, pero hay una salida. Hay una ganancia en el terreno del saber y
de la metabolización del goce, pero hay un resto en mi caso en el terreno del falicismo, como
9
dice Freud en Análisis terminable e interminable con relación a las mujeres y como os mostraré
más adelante, en relación con el horror al saber.
En los sujetos masculinos, este resto es lo que llama la protesta viril.
El analizante teje una historia, una elaboración de saber que responde a la elucubración de la
verdad en lo real. El final de análisis coincide con la aceptación de que la verdad no alcanza a lo
Real fuera de sentido, última concepción de lo Real lacaniano tras el Seminario Encore.
El fantasma incluye dos elementos que son el Sujeto barrado y el a. La travesía del
fantasma y las consecuencias que se producen en la pulsión, son referencias que enmarcan la
concepción lacaniana del pase de finales de los 90. Aunque las posteriores conceptualizaciones
con respecto al final del análisis, a partir de lo Real fuera de sentido, van más allá y se reorientan
a partir del goce que se revela al final del análisis, la travesía del fantasma es un pasaje
imprescindible para hablar de final. Tras ella uno se encuentra de cara al objeto a y sin los
recursos del Otro para ir a la raíz de la pulsión.
Uno no se separa del fantasma, este no desaparece, no hay un más allá del fantasma,
sino una ventana sobre lo real que es la perspectiva de lo imposible y singular que se alcanza
en un análisis. El fantasma se presenta como un aparato de goce que ordena, articula la
sustancia gozante. Pero no todo el objeto a como plus de goce se somete a sus leyes. No todo
es elaborable en el aparato del fantasma.
La cura, aunque sea llevada hasta el final, deja unos restos, restos sintomáticos, trozos
de real, restos de identificaciones, restos que son activos, como un volcán dormido, que
puede activarse.
La última enseñanza de Lacan prolonga los análisis hasta el punto en que lo Real se desvela
apuntando a un más allá de la travesía del fantasma, al sinthome. Más allá están los restos
sintomáticos, el goce que no puede reabsorberse, que hacen que el analizante prosiga un
tiempo más.
10
El final del análisis de la última enseñanza de Lacan se concibe como identificación al
síntoma o saber hacer con él. Esto implica cambiar el síntoma transferencial por el síntoma
fundamental. El beneficio de la identificación al síntoma es un efecto de separación, identidad
de separación como dice Colette Soler, que permite separarse del vínculo transferencial sin que
se produzca un retorno a la alienación al Otro.
Pero haber encontrado un final para la experiencia analítica mediante la identificación
a la letra del síntoma no debe hacernos olvidar que hay una opacidad de goce que no se deja
atrapar por el saber, lo que explicaría el retorno al análisis de algunos AE después de ser
nominados.
Algún tiempo después del final y de mi nominación como AE se produjo un encuentro con lo
Real que afectó mi cuerpo y me confrontó con restos sintomáticos, con el horror al saber y con
la angustia como acontecimiento de lo Real. El sujeto analizado dice Colette Soler, no es un
angustiado, ha disminuido la angustia frente al Otro, pero no la angustia frente a lo Real.
En una época de mucha actividad y responsabilidad con la Escuela un análisis de sangre
revela una anemia importante, de la que no investigo las causas y a la que no pongo ningún
remedio.
Tras un largo tiempo experimentando unos síntomas físicos importantes, un diagnóstico me
obliga a iniciar un tratamiento severo. Lo llamativo para todos los médicos que me atendieron
fue cómo yo había podido seguir con mi vida en estas condiciones. Sabía que no estaba bien,
había colgado los resultados del análisis en un corcho que tengo a la vista en mi despacho de
trabajo, pero no había hecho nada más, “pinché, los análisis en el corcho” y los miraba, pero no
los veía. La sorpresa y la angustia que me produjo este acontecimiento me llevó a retomar unas
sesiones con la analista con la que había terminado mi análisis.
Se puede terminar el análisis, pero no terminamos nunca con las contingencias de lo
Real y la contingencia se presentó en mi vida, como un agujero inesperado. Me pregunté, ¿qué
hago con esto sola, busco las coordenadas?, y se abren preguntas, no el por qué me ha pasado,
pues el análisis te hace aceptar ese real contingente sin culpa, sin responsabilizar a nadie, sino
por qué lo he negado y pedí análisis de nuevo, un post análisis habiendo sido anteriormente
nominada AE. Esto ha sido cuestionado en casos anteriores porque el fin del análisis se sostenía
11
del atravesamiento del fantasma y una vez atravesado, se consideraba terminado, pero con la
última enseñanza cambia y nos encontramos con lo que no es del orden de lo que no se
atraviesa, sino de lo que no se puede saber, es un real fuera de sentido, sin ley, es el uno solo
sin un S2, como marca de goce que itera y con lo que hay que hacer toda la vida y alrededor de
esa marca el Inconsciente da vueltas, sueña…pero hay momentos de la vida en que una
contingencia viene a retocar esa marca y aunque sabemos que no hay Otro, uno puede decir
pongo a trabajar esta contingencia y sus consecuencias, con la idea de que hay un plus de
elucidación posible, y es algo que no se termina nunca. El analista no debe dejar nunca de ser
analizante pues corremos el riesgo de caer en la infatuación. Podemos llegar a saber hacer con
el sinthome que implica el cese del sufrimiento, pero encontrarnos otra vez con algo que insiste
en un modo de soñar, de olvidar, de negar el horror, y en eso trabajamos toda la vida, uno no
termina nunca.1
¿La culpabilidad tras la muerte de mi madre retorna?, pensé. Pero no era eso. El duelo
había concluido, la posición fálica con respecto a ella había caído tras el final de mi análisis en
el que claramente se reveló que tras el gran amor se escondía el exceso del otro que exige una
presencia absoluta y que el reverso del amor es la muerte. Ese capítulo estaba cerrado, ¿de qué
se trataba entonces?
Un lapsus en mi vida cotidiana se produjo haciéndome ver otra perspectiva de los
hechos. Recibo los resultados del análisis de sangre que en mi convalecencia me hago con
frecuencia. Afortunadamente la evolución de mi enfermedad es favorable y los resultados de
los análisis son satisfactorios, aunque suponga un grado de incertidumbre. Frente a esto, me
voy de fin de semana sin bajar del correo los análisis y me cuido de dejar la clave de acceso
fuera de mi alcance. A mi vuelta, ahora sí, voy a bajar los resultados, pero no los encuentro en
mi correo. Se me desencadena una crisis de angustia muy intensa y caigo en la cuenta de que
no había recibido el archivo en mi correo, sino en un SMS de mi móvil.
Se repite el episodio del inicio de mi enfermedad, pongo los análisis bien a la vista, pero
no los miro. No quiero saber. El horror al saber es mi defensa frente a la angustia que produce
el encuentro con lo Real. Horror al saber, la mirada que no ve, la falsa protección que confiere
la miopía me permite navegar por tumultuosas aguas hasta que la angustia despierta al sujeto
que finge no enterarse.
1
Solano- Suárez, E.: Tres segundos con Lacan. Video
12
El mecanismo psíquico de la verleugnung o renegación descubierto por Freud y
desarrollado por Lacan se puso en juego, reconocer una realidad y negarla al mismo tiempo por
lo intolerable que resulta. También el fingir no saber del Seminario “El acto analítico”
En esta coyuntura se me planteó la posibilidad de un cambio, de una nueva elección en
relación con la profesión. Esto en ocasiones ocurre al final del análisis, el cambio producido en
el régimen del goce, la separación del analista, la destitución subjetiva, abren un nuevo
panorama en el que se puede elegir de nuevo. Hay unas cargas libidinales que quedan sueltas
y se pueden abrochar con nuevos intereses. Pero en mi caso ocurrió en ese momento e imaginé
dejar las obligaciones que el trabajo analítico implica, el compromiso con la Escuela, el arduo
trabajo diario y fantaseé que podía vivir sin obligaciones ni compromisos. Pero la realidad se
impuso, dejar el psicoanálisis es absolutamente imposible para mí. Sería dar la espalda al deseo.
Lo que en realidad tenía que hacer, no era dejar el psicoanálisis, sino atemperar el empuje
superyoico que en ocasiones acompaña al trabajo de Escuela. Se trataba de un "haz lo que
puedas, lo posible”. Había que pinchar el superyó, no el psicoanálisis.
EL HORROR AL SABER
El análisis no salva del impacto de los acontecimientos de lo Real en el cuerpo. Frente a esta
intrusión el sujeto puede responder mediante el sentido que proporciona el fantasma o
mediante el horror al saber cómo ocurrió en este caso.
Al saber hacer con lo Real se puede acceder en un análisis donde uno se enfrenta con la
falta de la falta en la que lo que está en juego no es la castración atribuida al Otro, sino el
desamparo absoluto del sujeto2. El análisis da la oportunidad de enfrentarse de manera
diferente a la indefensión con la que todo sujeto tuvo que encararse en algún momento y a la
que respondió con el horror al saber. El horror al saber es una respuesta diferente a la del
fantasma que es por el sentido. En este caso es porque el sentido ya no sirve que aparece la
angustia y el horror al saber. Es también una defensa, aunque de otro tipo. Pienso que el cartel,
las supervisiones, el trabajo de Escuela pueden ayudar.
Cuando la protección del horror al saber amenaza con desmoronarse o cuando el
fantasma que vela lo Real ya no sirve, acude en su defensa la angustia. La respuesta más
2
Roca, R. Espacio Escuela. FPB. 2016.
13
humana a lo Real es el horror al saber del que se deriva el fantasma y la angustia adyacente.
Pero estos recursos no cierran la cuestión y el síntoma es la prueba de que las defensas puestas
a lo Real de un goce totalmente opaco no pueden impedir que este goce haga acto de presencia
en la vida de los humanos.
El deseo de saber es inhumano porque supone desmarcarse del no saber común o pasión de la
ignorancia. El saber no está hecho para una pretendida humanidad puesto que no lo desea3.
Freud constata y puntualiza que hay dos cosas de las que nadie quiere saber; la castración y la
pulsión indomable. El horror al saber es la respuesta del sujeto.
Los analistas en esto no son tan diferentes. Un analizante en su análisis ha podido cernir
la causa de su horror, el suyo propio. Este es un paso de analizante. ¿Pero el analista para su
ejercicio, precisa de un deseo de saber? Lacan en Introducción a la edición alemana de los
Escritos4 es muy rotundo en su juicio y plantea, hablando de los analistas, que no hay en ellos
el menor deseo de saber y que él lo palpa cada día. La pasión mayor es la ignorancia.
En la Carta a los italianos, o Nota italiana, de 1974, un año después de la Introducción a
la edición alemana de los Escritos, aborda temas como el analista, su autorización, la garantía,
la relación de la ciencia y el psicoanálisis con lo Real, y fundamentalmente la relación del analista
con el deshecho, el deseo de saber y el pase. En este texto atempera un poco su afirmación de
que los analistas no quieren saber.
En esta carta contesta a la petición de tres analistas italianos, analizantes suyos, además
cada uno líder de un grupo, que querían organizar un dispositivo institucional de Escuela en
Italia. Les responde haciendo valer su pase, dispositivo que había lanzado en la Proposición del
9 de octubre de 1967:
“El analista llamado de Escuela, AE, se recluta de ahora en adelante por someterse a la
prueba del pase, a la que sin embargo nada le obliga. El grupo italiano, si quiere
seguirme, se atendrá nombrar a aquellos que postularán en el su entrada, según el
principio del pase, aún a riesgo de que no los haya”5.
3
Lacan, J.: La nota italiana. Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
4
Lacan, J.: Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos. 1973.Uno por Uno 42
5
Lacan, J.: La nota italiana. Otros escritos, pág. 327.
14
Lacan se mantiene firme en su postura de la Escuela como experiencia singular, fuera
del funcionamiento grupal, alentándolos a producir un cambio en el discurso del amo e
introducir el discurso analítico. Sabemos que la iniciativa fracasó, pues continuó funcionando la
dinámica grupal y Lacan se desmarcó del proyecto.
Voy a comentar las diferentes tesis sobre el deseo de saber que introduce Lacan en esta
carta, ayudada por el trabajo de Colette Soler en el tercer capítulo de su reciente texto, Une
urgence pas comme les autres.
Lacan en dicha carta plantea que el psicoanálisis no hubiera podido aparecer sin un
nuevo deseo de saber estimulado por el de la ciencia que lo ha precedido, pero que no ha
surgido de ésta sino de los no científicos, de los defensores de la docta ignorancia como, por
ejemplo, Nicolas de Cusa. Este deseo de saber surgía de los precientíficos, porque la ciencia
excluye a lo humano de su consideración. Creer que la ciencia es verdadera bajo el pretexto de
que es transmisible matemáticamente, es una idea delirante, dice.
El deseo del analista no es el deseo de la ciencia, es un deseo de saber en otro campo.
LA DOCTA IGNORANCIA
Considero que podemos diferenciar dos vertientes del no querer saber. Una es el no querer
saber nada de la posición perezosa, cobarde del neurótico. La otra, que podemos llamar la docta
ignorancia, se sitúa en la juntura del saber y del no saber. Se sostiene en el deseo de saber,
aunque sin olvidar que hay en el saber un núcleo de imposible. En ese sentido, la ignorancia
tiene una función realista y operativa en nuestra práctica. Es la docta ignorancia de alguien que
sabe, pero ignora hasta cierto punto su saber, para dar cabida a lo nuevo. Un ejemplo es cuando
recibimos a un paciente nuevo, que hemos de ignorar lo que sabemos, y también la atención
flotante recomendada por Freud para poder acoger la sorpresa, lo nuevo que hay en las
palabras del analizante. Como dice Lacan: Lo que el psicoanalista debe saber, ignorar lo que
sabe6
Lacan toma la docta ignorancia del filósofo Nicolas de Cusa que aborda la relación con
Dios y con el universo. Para él, la vía privilegiada de relación con Dios, no se obtiene del saber
sino mediante lo que denomina la ignorancia metódica que marca un límite al saber humano.
6
Lacan, J.: Variantes de la cura tipo. Escritos.Ñ
15
Esto le sirve a Lacan para decir en la Proposición “lo no sabido se orienta como el marco del
saber”
Un ejemplo para pensar esta compleja cuestión es el acto del analista que se ordena
mediante la dimensión de la ignorancia.
Colette Soler, diferencia en el texto mencionado entre el deseo de saber (verbo) y el deseo del
saber (sustantivo). No hay horror del saber, más bien indiferencia. Si que hay un horror de saber
que genera un rechazo del sujeto.
El sujeto no busca el saber, busca sentido. El análisis es un recorrido tras la búsqueda de
sentido, pero de repente puede aparecer un saber no vinculado a sentido alguno, sino a un goce
opaco a todo sentido. El sujeto a lo largo de su recorrido analítico más bien ha reculado frente
al destino que su inconsciente le muestra, las negatividades relacionadas a las esperanzas del
inicio7: “al que quería completarse, se le promete la castración, al que quería curarse, se le
promete lo incurable, al que quería reforzar su seguridad existencial, se le promete la
destitución…” Pero estas objeciones ya se señalaron en tiempo de Lacan, diciéndole que podían
hacer que la gente perdiera interés por el psicoanálisis8, a lo que respondió que inscribir la
destitución subjetiva en el tiquete de entrada, no detendrá al inocente que además podrá, si
prosigue la experiencia hasta el final, encontrar un alivio al deponer sus falsas expectativas,
frenar su demanda insaciable, olvidar la tonta esperanza del neurótico.
En el fantasma el sujeto era un objeto del Otro, bajo distintas formas. El fantasma da
palabras al objeto, aunque frecuentemente proteste porque estas palabras son poco
halagadoras. Pero tras su atravesamiento, percibirá que el objeto no se puede decir y que no
sirve para nada ya que el Otro está agujereado. De ahí que una de las formas de la llamada
urgencia analítica sea asegurar este franqueamiento.
El sujeto, al final de su recorrido, aceptará saber algo, ¿qué? Que es un desecho. Ya no
es el objeto del Otro. Tras la travesía y la destitución subjetiva, y si aparece el deseo de saber,
es el desecho de la humanidad.
7
Soler, C. : Une urgence pas comme les autres. Capítulo 3. Ed. Nouvelles du Champ Lacanien.
8
Lacan, J.: La proposición del 9 de octubre de 1967. Otros Escritos
16
No hay analista si este deseo de saber no le surge, lo que le hace desecho de la
humanidad dado que ésta no quiere saber9. Es precisamente este deseo el que hay que
reconocer en el pase. Son las que llama aventuras del deseo del que el analista debe llevar la
marca y sus congéneres han de saber encontrarlas en el pase.
Pero esta travesía, esta destitución subjetiva, este franqueamiento del horror de saber,
es un paso del analizante, no del analista. Un analizante que acepta saber un real que se impone
en la experiencia, y lo sabrá en adelante, pero de aquí no podemos concluir que de este paso
de aceptación se genere un deseo de saber, ni tampoco que se transfiera automáticamente al
analista que será.
Este texto no nos permite deducir que Lacan afirme un deseo de saber en el analista en
tanto tal. Lacan postula dos cosas, que hay deseo de saber en algunos, incluso fuera del análisis,
ya que sin él el psicoanálisis no hubiese podido surgir, es la llamada docta ignorancia de los
rechazados de la humanidad, contingencia pues y dado que el analista releva del no todo puede
haber un deseo de saber en algunos, deseo que le hace desecho de la humanidad y que hay
que reconocer en el pase.
En la Nota italiana, es algo menos rotundo que en la Introducción a la Edición alemana
de un primer volumen de los escritos. Está claro que un análisis no produce analista,
necesariamente. Puede hacerlo, pero es contingente.
En el texto a los alemanes, carga más contundentemente contra los analistas, a los que
les reprocha una ausencia radical de todo deseo de saber cuyo fundamento mayor es no haber
comprendido que la entrada en la matriz del discurso no es el sentido, sino el signo.
“Lo difícil es la relación del psicoanalista con el saber, no con lo que yo digo, ya que,
en conjunto, no se sabe lo que digo. Eso no significa que de lo que digo, nada se sepa,
pero se tiene horror de lo que se sabe al respecto”10
9
Lacan, J.: La nota italiana. Otros escritos.
10
Lacan, J.: Seminario 19. “…ou pire”. 1971-72. Paidós. Pág. 189.
17
A finales de 1971, Lacan es invitado a dar unas conferencias en St. Anne, siete en total,
a los internos de psiquiatría. El título elegido fue “El saber del psicoanalista”. Miller publicó las
tres primeras en una colección de opúsculos inéditos que se llama Paradojas de Lacan, con el
título “Hablo a las paredes”. Las cuatro restantes forman parte del Seminario 19.
El motivo de este cambio es explicado por Miller de la siguiente manera en la nota sobre
el texto, que abre el volumen: Las tres primeras charlas desviarían la atención de los temas que
se discutían en el Seminario y por ello se presentan separadamente en este volumen. Las cuatro
restantes se incluyen en el Seminario. No aclara el porqué del cambio del título. Evidentemente
llama la atención este cambio y nos abre preguntas especialmente con relación al calificativo
desviante atribuido a estas tres charlas.
Por otra parte, Lacan en la segunda charla les da el mismo valor que otorga a las
entrevistas preliminares, que como indica, “todos ustedes saben, aunque muchos lo ignoren, la
importancia que les doy a las entrevistas preliminares, y no hay entrada posible en un análisis
sin entrevistas preliminares”, señalando que la relación entre las entrevistas preliminares y el
inicio de un análisis es la misma que hay entre estas charlas y el Seminario que dará a posteriori.
Para Lacan pues, las tres primeras charlas tienen el valor de entrevistas preliminares al
Seminario que se iniciará el 8 de diciembre de 1971.
En la primera de estas conferencias, titulada “Saber, ignorancia, verdad y goce” Lacan
estaba más interesado en encontrarse con los jóvenes internos de psiquiatría que con los más
veteranos, seguramente porque consideraba que los jóvenes no estaban aún intoxicados por
tendencias surgidas al amparo de ciertas modas. Su intención era contrariar la posición de
algunos de sus mejores discípulos que siguiendo a Bataille, se apuntaron a la bandera del no
saber. Como Lacan había puesto en correlación la docta ignorancia y el saber, se apuntaron a
lo que él llamó la mistagogía del no saber.
Sin embargo, Lacan no apartó al psicoanálisis del saber, lo que dijo es que el psicoanálisis
procede de un saber supuesto, el del inconsciente. El Discurso analítico se sitúa entre verdad y
saber y aunque la verdad no es el saber, tampoco es el no saber. Lacan dice en este texto que
el saber es importante en psicoanálisis, pero hay una dificultad en que el saber pase de hacer
entrar en juego cierta función del saber, porque es un saber que no se sabe.
Si el saber animal sabe lo que le hace falta, el saber del psicoanálisis es un saber
estructurado como un lenguaje y esto es una subversión en la estructura del saber. Si Freud en
“Una dificultad para el psicoanálisis” considera que hay resistencias para aceptar el saber
18
analítico porque como les pasó a Copérnico y a Darwin, ataca el narcisismo del ser humano y
que el único remedio es la revolución. Lacan es contrario a esta argumentación y plantea que
lo que introduce el saber analítico es una subversión, y que por ello precisa de un nuevo
discurso.
Discurso analítico, enmarcado en el no saber de la docta ignorancia y que no se sabe a
sí mismo y que está estructurado como un lenguaje. Uno sabrá al final que solo es posible
atrapar trozos de saber, S1 sin el S2 del saber absoluto.
19
BIBLIOGRAFÍA
Lacan, J.: Seminario XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. 1964.
Paidós
Lacan, J.: La nota italiana.1974. Otros escritos. Paidós
Lacan, J.: Introducción a la edición alemana de los Escritos. 1975. Paidós.
Lacan, J.: Seminario 19. “…ou pire’ .1971-72. Paidós.
Lacan, J.: Hablo a las paredes. 1971. Paidós
Freud, S.: Análisis terminable.1937. O.C. Amorrortu Ed.
Soler, C.: Une urgence pas comme les autres. 2021. Ed. Nouvelles du Champ Lacanien
20
¿SON LAS MUJERES MEJORES ANALISTAS?
Con cierta frecuencia encontramos en los testimonios de análisis un recorrido analítico en dos
partes, la primera en la cual el sujeto va en busca de la verdad mentirosa, y la segunda en donde
se desprende de esta búsqueda y se dirige hacia el encuentro de lo Real.
Este doble proceso es habitual en las curas analíticas, aunque no sea algo estrictamente
lineal, pero suele cursar así y se comenta que con frecuencia en el obsesivo aparecía este
segundo tiempo, mientras que la histeria se detendría más en la dimensión de la búsqueda de
la verdad.
Aplicando este razonamiento a la entrada en análisis, se podría deducir que la histeria
entraría más fácilmente en el dispositivo analítico, es decir, en una histerización que el obsesivo,
aunque los dos tienen que pasar por el discurso de la histeria. Consecuencia de ello pues, la
siguiente hipótesis: ellas entran mejor, pero ellos salen más fácilmente. Evidentemente es una
hipótesis de trabajo discutible, pero tiene la virtud de plantear la cuestión acerca del final de
análisis y la posición sexual, tema clásico del psicoanálisis freudiano, por el que me he
interesado tras lo escuchado en el Espacio Escuela mencionado y que hoy voy a desarrollar aquí
con vosotros.
INTRODUCCIÓN
Freud marcaba una diferencia entre el final de análisis en los hombres y en las mujeres. Así en
“Análisis terminable e interminable” dice que el proceso analítico llega a un tope, el penis neid
en la mujer y la protesta viril en el varón. Lo explica mediante el rechazo de la castración por
parte de ambos que quedará como el resto freudiano infranqueable de la cura.
Esta explicación freudiana se funda en una orientación de la cura centrada en el Edipo y
en el falo. Lacan, irá más allá y tomará una orientación que aborda lo femenino desde una
sexuación que incluye un más allá del Edipo.
21
La sexuación en Lacan significa una posición subjetiva con respecto al goce, una del lado
masculino que implica una excepción y un para todo y del lado femenino, una ausencia de
excepción y un no todo, tal y como encontramos en L’ Etourdit.
La pregunta que nos hacemos es qué papel juega, desde la enseñanza de Lacan, la
diferencia de los sexos en el final de análisis. Diversos autores han explorado este tema. Me
remitiré en mi trabajo a los que he consultado para esta presentación, y que tienen posiciones
diversas. Naturalmente, esta recensión no agota el tema.
G Morel, en un trabajo de 1992, pero que en mi opinión sigue siendo de mucha actualidad,
considera que hay una diferencia evidente entre el final de análisis de los hombres y de las
mujeres, y más concretamente en lo que respecta al atravesamiento del fantasma, modelo del
final de la Proposición. Para tratar la cuestión del final de análisis despliega fundamentalmente
dos cuestiones:
La primera: el atravesamiento del fantasma.
deseo masculino: Φ (a) y del deseo femenino (φ) aunque no son exactamente lo mismo.
Morel considera que al definir de este modo el final, este se “masculiniza”, en el sentido
de que el fantasma está del lado masculino. Sin embargo, eso no significa que la mujer no tenga
fantasma. Se constata pues que la No-toda, tiene un fantasma y que además generalmente es
histérica. Pero dice la autora:
“Para las mujeres histéricas el fantasma es más fácil de atravesar porque tiene
una relación más suelta con eso, y porque el fantasma es más parcial. Una mujer
tiene su fantasma, pero tiene otro goce, por eso una mujer puede atravesar su
fantasma sin que todo el goce haya sido concentrado en eso”.
22
Siguiendo con las fórmulas, otra cuestión que aborda en relación al goce suplementario
es que se puede considerar que el final de un análisis debe tocar algo de S (Abarrado) es decir
de la falta del Otro. En las mujeres podríamos pensar que tienen más acceso a este S (Abarrado)
y que pueden soportar mejor la falta, el vacío, que los hombres, especialmente los obsesivos.
Pero hay que diferenciar, y esto me ha parecido muy importante, entre este S(Abarrado), que
significa un goce, suplementario, y el S (A barrado) del final de análisis que no sería el mismo,
sino que significa poder soportar mejor la falta del Otro, sin poner algo del goce para tapar dicha
falta.
Esta relación de las mujeres con el S() plantea la pregunta de cómo se incide en la
relación con el S() en un análisis. En el análisis solo se puede analizar lo que está estrictamente
ligado al falo, es decir aquello que está ligado al significante, que toma una vertiente
sintomática. El inconsciente no sabe nada del goce Otro, del S(). Pero el hecho de que el
trabajo del inconsciente esté del lado del fantasma no significa que no tenga efectos sobre lo
que no es inconsciente. Si se toca el goce fálico, posiblemente se toca algo del goce Otro porque
están relacionados. La cuestión es si se obtienen indicios, signos de ese cambio. Esta es una
cuestión que queda abierta.
Ahora bien, y volviendo al tema que nos ocupa, Morel opina que, en todos los
casos de mujeres, tenemos la impresión de una gran imprecisión sobre el final. Aunque haya
habido atravesamiento tenemos la sensación de no saberlo todo sobre el goce del sujeto. En el
caso de los hombres es al revés, tenemos la impresión de saberlo todo sobre su goce,
naturalmente en hombres obsesivos.
El término “compresión a lo César”11 que desarrolló Miller también en esta época, considera
que en algunos hombres al final de análisis, todo el goce se encuentra concentrado sobre un
fantasma muy preciso ligado a la pulsión. Se ve bien que al final del análisis el fantasma y la
pulsión son casi lo mismo. En la mujer no ocurriría de la misma manera porque una parte de su
goce no está concentrado en el objeto.
11
Escultor francés que hacía unas esculturas en forma de cubos comprimiendo planchas metálicas, coches. Citado
por Miller en la Conferencia de Buenos Aires de 1992. Publicado en ”De mujeres y semblantes”.
23
¿Sería atravesable un fantasma tan compacto? Parece más difícil, y más bien, en esos
casos, nos encontraríamos con un final de análisis ligado a la identificación al síntoma,
entendido como sinthome, es decir como forma de goce del inconsciente. Señala Miller al
respecto que el atravesamiento del fantasma, que tendría afinidad con una ganancia de
libertad, sería más femenino, mientras que en el hombre al tener lugar una compresión del
fantasma no se produciría esa libertad.
24
grave, a veces irreductible, debido a su dificultad de aceptar la falta de pene, en el hombre en
cuanto al “rechazo de la feminidad”, sobre compensación arrogante respecto a su analista.
Colette Soler ha señalado posteriormente en su libro “El inconsciente reinventado” algo
similar respecto a esta actitud del analizante en relación con el analista: El principio de
conclusión es insoportable, y está protegido por el horror de saber. De lo apercibido sobre el
edificio del fantasma, en relámpago o no, a la conclusión de imposibilidad de la relación, hasta
el inconsciente real de lalengua, como saber no sabido, el saber adquirido, es el saber sobre un
límite de la aspiración al saber, sinónimo de la castración ... una consecuencia de este resultado
se ve en algunos sujetos, que se alivian de su propio horror de saber, convirtiéndolo en odio, del
análisis y de sus agentes. No diferencia Colette Soler, entre hombres o mujeres, por lo que
deducimos que puede ocurrir en ambos.
Volviendo a Freud, él explica muy bien que en el caso de la mujer si se deprime es que
en el fondo pierde la esperanza de recibir, ya no cree en esta posibilidad. Así pues, vemos una
consecuencia de la envidia del pene: la desesperanza. En cuanto al hombre, se formula
mediante el término de rehusar. Rehúsa recibir del médico la curación, rehúsa estar agradecido
al analista. Una desespera de recibir y el otro rehúsa recibir. Son dos fórmulas que conciernen
la Demanda al Otro analista.
El rechazo de la feminidad en el hombre no significa que el varón rechace una posición
pasiva, señala Freud. Un buen ejemplo lo proporciona la observación de que estos hombres
hacen exhibición de una actitud masoquista hacia las mujeres. Solo se defienden de la posición
pasiva con respecto a los hombres. En otras palabras, la protesta viril es solo angustia de
castración. Freud lo explica diciendo que la transferencia lo prueba, en la medida en que se
presenta para el hombre solo en relación al hombre sustituto del padre. Vemos pues
claramente que ese Otro, es el de la demanda.
Una vez analizada esta propuesta de Freud, podríamos esperar que Lacan siguiera en la
misma línea y que frente al impasse freudiano diera dos versiones del pase, una masculina y
otra femenina, pero este no es el caso. Hay por el contrario una abstención casi sistemática,
tal y como muestra Colette Soler.
Para justificarlo nos remite a los textos fundamentales que repasaremos muy
brevemente:
Función y campo de la palabra: en cuyas páginas finales hace referencia a la satisfacción y a un
fin en función de un sujeto pensado como una intersubjetividad.
25
La dirección de la cura: aquí si encontramos una mención al fin de análisis en relación
con el falo y una pequeña indicación sobre la diferencia de los sexos que desarrollaremos más
adelante. “Es preciso que el hombre, masculino o femenino, acepte tenerlo y no tenerlo a partir
del descubrimiento de que no lo es”
Informe de Daniel Lagache: texto muy importante ya que por vez primera evoca un final
de análisis no por la destitución del sujeto sino por la abolición del sujeto, pero sin referirse a
la diferencia de los sexos.
Subversión del sujeto: en las dos últimas páginas Lacan habla del impasse freudiano,
pero cuestión interesante, sin considerar que sea inevitable como impasse.
La proposición: aunque habla del atravesamiento del fantasma y la destitución subjetiva,
no comenta nada en relación con la diferencia de los sexos. En La carta a los italianos, tampoco
lo menciona. Igualmente, en el Seminario XI no aparece referencia alguna. En L’ Etourdit,
aunque reformula la sexuación, no menciona la diferencia de los sexos en relación con el final
de análisis.
Sorprende esta ausencia sistemática ya que Lacan a lo largo de su obra, hace una
construcción sistemática de una clínica diferencial que toma en cuenta la diferencia de los
sexos, en un principio tomada como obsesión - histeria, luego como la mujer y el varón y por
último la clínica diferencial respecto al falo. Pero no hay una clínica diferencial del analizante y
de la analizante. Hay una elisión del carácter sexuado del analizante, en beneficio del universal
de la estructura.
Sin embargo, hay indicaciones sobre los analistas hombres y mujeres, indicaciones
respecto de una relación al inconsciente diferente que podríamos resumir diciendo que las
mujeres analistas serían más libres respecto al inconsciente, no las mujeres, sino las analistas
mujeres.
¿Por qué Lacan elide la diferencia sexual a nivel del analizante y solo la encontramos a
la salida o más bien más allá de la salida, en la elaboración de la transferencia?
Para aclarar porque Lacan elude hacer una clínica diferencial del analizante y la analizante al
final de análisis, Colette Soler nos dirige a “La dirección de la cura”, en donde sitúa el final en
relación al falo: “es preciso que el hombre, macho o hembra, acepte tenerlo y no tenerlo, a partir
26
del descubrimiento de que no lo es”. Aquí hay una diferencia, pero sobre el fondo de una no
diferencia, por el hecho de que prioritariamente antes de que el tener y el no tener entre en
juego, el hombre es el ser que está sujeto al lenguaje, es el parlêtre, que dirá luego Lacan, que
debe descubrir que no lo es. Es el único texto en el que evoca esta diferencia, pero insertando
el universal del sujeto.
Podríamos llegar a esta conclusión: uno de los motivos por los cuales Lacan elide la
diferencia sexual en el análisis, es que el ser del sujeto en su universal, en tanto que es efecto
del lenguaje, prima sobre el ser sexuado. Podemos decir que en cada cura se analiza cada sujeto
como un uno, diferente de los otros y para cada uno se analiza lo que hay en el de sujeto, lo
que en el participa de todo sujeto en tanto tal, que está tomado en la función fálica.
Es pues en esta dirección que se puede encontrar la respuesta a la cuestión; es porque
Lacan prima el universal del sujeto y el paso obligado por el Otro del significante que cuando se
trata de la práctica analítica, de su entrada, de su recorrido, de su salida no acentúa la variable
sexual.
EL SINTHOME
Si vamos más allá de la Proposición y pensamos en el final de análisis por el sinthome, que es
un goce no negativizable, inconmesurable, más allá de la castración, que más que saberse, se
experimenta como un acontecimiento de cuerpo. El sinthome incluye la reducción del síntoma
a la letra de goce o sea la marca traumática que ha determinado un modo de gozar singular.
Ese resto de goce, con el que Lacan dice que hay que saber hacer en el Seminario 24, tendría
afinidad con el principio femenino y en ese sentido podemos decir que el pase feminiza.
Aquí sí que tenemos otro gran tema para explorar y en el que encontramos bastantes
indicaciones de Lacan que tiene en cuenta la variable sexual.
Freud en “Análisis terminable e interminable”, este texto tan rico en aportes, se pregunta por
el papel de la persona del analista en la cura. Recuerda a Ferenczi con el que tuvo muchos
27
problemas a causa de su resto transferencial, quien señala que el éxito del análisis depende de
que el analista haya aprendido bastante de sus propios errores y equivocaciones y haya
corregido los puntos débiles de su personalidad. No puede negarse, dice Freud, que los
psicoanalistas no han llegado al nivel de normalidad psíquica hasta el cual desean educar a sus
pacientes. Los psicoanalistas son seres humanos como los demás..., pero a diferencia de los
médicos por ejemplo que pueden trabajar y diagnosticar estando enfermos, si esto no les
impide trabajar, en el caso de los analistas sus propios defectos interfieren en el correcto
establecimiento del estado de cosas de su paciente y les impiden reaccionar de un modo eficaz.
Por tanto, es razonable esperar de un psicoanalista un grado considerable de normalidad y
salud mental. Además, ha de poseer alguna clase de superioridad, de modo que en ciertas
situaciones analíticas pueda actuar como modelo para su paciente y en otras como maestro.
Freud pues, considera al analista en posición de amo, de ideal para el paciente, tanto es así que
califica la tarea del analista como imposible, junto a la de educar o gobernar y en ello no marca
diferencias en relación con los dos sexos.
LAS MUJERES SON LAS QUE HAN DICHO ALGO SENSATO SOBRE LA CONTRATRANSFERENCIA
Dirigiendo ahora nuestra lectura hacia Lacan y sus aportes respecto a los analistas y su
sexuación, en el seminario “La angustia” en el capítulo XIV dice: “Las mujeres analistas son las
que han dicho algo sensato sobre la supuesta contra transferencia por su mayor facilidad para
captar las incidencias del deseo del Otro. La mujer demuestra ser superior en el dominio del
goce, porque su vínculo con el deseo es más laxo, la falta, el signo menos con el que está
marcada la función fálica para el hombre...
Esto no significa que ella no tenga relación con el deseo del Otro. Por el contrario, con lo
que se enfrenta es con el deseo del Otro en cuanto tal, y ello tanto más cuanto que, en esta
confrontación, el objeto fálico solo interviene para la mujer en segundo lugar y en la medida en
que desempeña un papel en el deseo del Otro. Esto supone una gran simplificación...
Esta relación simplificada al deseo del Otro es lo que permite a la mujer, cuando se
dedica a nuestra noble profesión, estar respecto a dicho deseo en una relación que nos parece
28
más libre, sin perjuicio de cada particularidad... Esto es manifiesto cada vez que aborda el campo
confusamente designado como contratransferencia”12.
Numerosos analistas han relatado sus experiencias de contratransferencia, en
particular las mujeres analistas, Melanie Klein, Paula Heimann, Margaret I. Little y Lucía Tower,
a las que Lacan rinde homenaje especialmente en el Seminario 8 sobre “La transferencia”.
Las mujeres mejores analistas. Encontramos esta afirmación en la página 136 de la
Conferencia en Ginebra sobre el síntoma de Lacan, respondiendo a una pregunta del público.
“Pregunta: ¿La mujer es el síntoma del hombre, puede recíprocamente que el hombre
es el síntoma de la mujer? ¿Para la niña o para el varoncito, el mensaje que la madre transmitirá,
el mensaje simbólico significante, será sobre lo mismo, dado que es la madre quien lo transmite,
trátese de una niña o de un niño? ¿hay una reciprocidad o una diferencia a la que no se escapa?
R: Con toda seguridad hay una diferencia, que se debe al hecho de que el hombre es un
bicho raro. Esto debe ser juzgado a nivel de las mujeres analistas. Las mujeres analistas son las
mejores. Son mejores que el hombre analista.
P: ¿mejores en qué? ¿mejores cómo?
Está claro que son mucho más activas. No hay muchos analistas que hayan dado fe de
que comprendían algo. Las mujeres avanzan. Basta con ver a M. Klein. Las mujeres se adentran
y lo hacen con un sentimiento directo de qué es el bebé en el hombre. Para los hombres es
necesario un duro quiebre”
Podemos pensar que esta referencia a lo que es el bebé en el hombre, tiene que ver con
lalangue. Las mujeres tienen pues un sentimiento directo de lalangue, ya que se ocupan
fundamentalmente del cuerpo del niño y de la transmisión de la lengua materna.
Más adelante en el Seminario 27 “Disolución”, nuevamente repite la misma afirmación:
Es así mismo en eso que "las" mujeres, quienes, ellas, si existen, son las mejores analistas, o a
veces las peores. Extraña afirmación seguida más adelante en la misma intervención oral de la
siguiente: “ellas pueden escuchar lo que del inconsciente no tiene ganas de decirse”.
12
Lacan, J.: El Seminario Libro 10. La Angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, pág. 200.
29
LAS PEORES ANALISTAS: LA DIFICULTAD PARA LAS MUJERES DE UBICARSE EN EL LUGAR DEL
OBJETO
Lacan en “La Tercera” nos dice que para ser semblante de objeto hay que tener condiciones. Es
especialmente difícil, más difícil para una mujer que para un hombre, contrariamente a lo que
suele decirse. Que en ocasiones la mujer sea objeto de un hombre no significa para nada que
sea de su gusto serlo. Pero, en fin, son cosas que suceden. Sucede que ella se le asemeje
naturalmente. ¡Nada se asemeja más a una cagada de mosca que Anna Freud!¡Debe serle útil! 13
Sostener, aunque sea transitoriamente, el lugar de objeto para el deseo del otro no es
una tarea cómoda. Por ello vemos que se recubre, se sostiene ese lugar de diferentes maneras,
fundamentalmente con los ritos del amor, con los ropajes fálicos y las mascaradas.
Comenzaremos señalando las semejanzas existentes entre el analista y L/a Mujer. En primer
lugar, ambos están en una posición de alteridad. L/a Mujer por su relación con el goce Otro. El
analista que encontramos, bien en el lugar del gran Otro, en la primera parte de la cura o bien
en la posición de semblante de objeto, en ambos casos lejos de una posición de simetría con el
analizante.
Recordemos para proseguir, que no hay un universal ni para L/a Mujer ni para el
analista. Dice Lacan que el analista no existe, no hay un patrón o un modelo para él. La mujer
tampoco existe ya que no toda es definible por el significante.
Tras lo dicho, podemos postular que el analista está en posición femenina,
independientemente de su sexo anatómico o de su condición erótica, porque actúa “dejándose
guiar por lo que el analizante anhela hacer de él”. Se coloca, como la mujer, en posición de
semblante de objeto que causa el deseo del analizante.
Ocupar el lugar del semblante es ocupar el lugar del ser, pero haciendo algo con el no
tener, lo cual es justamente aquello que vincula con claridad la posición femenina con la
operación del analista. Hacer algo con el no-tener es un modo de referirse tanto a la función
analítica como a la posición femenina. El analista no tiene el saber ni la clave de lo que le pasa
al analizante, pero se ofrece a escucharle y a causar el deseo de proseguir su análisis. La posición
13
Lacan, J.: La tercera, en Intervenciones y textos 2, Manantial, Buenos Aires, 1998, pág. 83
30
femenina de no-tener el falo y a pesar de ello, o precisamente por ello, causar el interés de
alguien que cree poseerlo, responde así a la misma lógica subyacente.
En consecuencia, cuando decimos que el analista está en posición femenina, es porque
actúa dejándose guiar por lo que el analizante anhela hacer de él. Esta afirmación responde a
las fórmulas de L’ Etourdit y a los esquemas de Encore, a la posición con relación al goce de cada
sujeto, no a su anatomía ni al género.
31
que falta al hijo. El estilo de la demanda transferencial y sobre todo su término están marcados
por esta disimetría.
En relación a esta cuestión sabemos que el amor de transferencia tiene una
obsolescencia programada, el Otro del saber ha de ceder su lugar al “a” que separa del Otro y
de la demanda de amor. Esta separación es más fácil para el hombre que para la mujer pues él
está más separado del Otro por su fantasma.
La mujer no destituye fácilmente al Otro del saber ya que solo lo fálico es objeto de un
saber14.
A MODO DE CONCLUSIÓN
14
Soler, C.: Des hommes, des femmes. Pag. 173.
32
Veamos una pequeña selección para terminar:
“Pueden las mujeres ser las mejores analistas o las peores” (Seminario “Disolución”).
“Son las únicas que han dicho algo sensato sobre la contratransferencia” (Seminario “La
angustia”).
“Les cuesta más que a los hombres sostener su lugar de objeto en la transferencia” (“La
Tercera”).
“Nuestras colegas, las damas analistas, ¿qué nos dicen de la sexualidad femenina? -no
todo. Es muy notable, ellas no han hecho avanzar ni un ápice la cuestión de la sexualidad
femenina: debe haber una razón interna ligada a la estructura del aparato del goce” (Seminario
XX: “Encore”).
De todas formas, tal y como dice Colette Soler15, la propuesta más fundamental es la
siguiente: Hombre o mujer da lo mismo, si es analista. Si la capacidad para el acto, el deseo del
analista está ahí, entonces la incidencia de la variante sexual se borra. Recuerdo una
intervención de Di Ciaccia, hace años, en el que explicaba que había recibido a una mujer en su
consulta que le dijo al comenzar la primera entrevista, “vengo a verlo a usted porque quiero
analizarme con un hombre”, a lo que él respondió: “y usted como sabe que yo soy un hombre”.
Interesante forma de poner en cuestión las aseveraciones de la paciente con respecto al
analista.
Una diferencia notable está en el número ya que, aunque al principio de la historia del
psicoanálisis los analistas eran mayoritariamente hombres, ahora son principalmente mujeres.
Es un dato para considerar y que podría ser debido a la teoría de Lacan respecto al goce
femenino, bienvenida por las mujeres en general. Se puede argumentar también que las
mujeres suelen ser cuidadoras por inercia de los estereotipos sociales. También, como dijimos,
hay algo así como una identidad estructural ya que ni L/a Mujer ni el Analista existen en lo
universal, aunque no sé hasta qué punto esto puede influir en las vocaciones.
También las analizantes son sobre todo mujeres, lo mismo ocurre en la Salud Mental
donde la mayoría de los pacientes son mujeres. Una posible explicación es que las mujeres
histéricas encajan mejor que los hombres en la Demanda, en la queja, en la división, es decir
entran más fácilmente en la histerización previa a la entrada en análisis. Pero, aunque sean
15
Soler, C.: Hombres y mujeres. Pliegues.
33
histéricas no significa que estén naturalmente en el discurso histérico, el analista tiene que
conducir esa rectificación subjetiva también en ellas.
34
BIBLIOGRAFÍA
Morel, G.: Debate con G Morel 1992. Archivos de psicoanálisis. ¿Cómo verificar el final de
análisis?
Soler, C.: Variables del final de la cura. Clase 2. 1992-93.
Soler, C.: Retour à la passe. Masculin féminine, Pag 456. Varios. Forums du Champ
lacanien. 2000.
Soler, C.: Ce que Lacan disait des femmes. In progress… Editions du Champ lacanien. 2003.
Pag 171
Soler, C.: L’inconscient réinventé. Presses universitaires de France. 2009.
Lacan, J.: Seminario XX. Aún. 1972-3. Ed. Paidós. 1985
Soler, C.: Hombres y mujeres. Pliegues.
Lacan, J.: La proposición del 9 de octubre de 1967. Ornicar? Nº 1. Ed Petrel. 1981
Lacan, J.: Conferencia en Ginebra sobre el síntoma.1975 Intervenciones y textos.
Manantial. 1988.
Lacan, J.: La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos. Ed Siglo XXI. 1971.
Lacan, J.: Seminario XXVII. Disolución. “El otro barrado”. Clase 2. 1980. (No publicado)
Lacan, J.: Seminario X. La angustia. 1962-3. Ed Paidós. 2006
Freud, S.: Análisis terminable e interminable.1937. O.C. Amorrortu Ed.
Baldiz. M.: La primacía femenina en el mundo psicoanalítico. Psicoanálisis y modernidad
femenina.www.psicoanalisisysociedad.org
Miller, J.A.: “De mujeres y semblantes”. Conferencia en Buenos Aires en 1992. Cuadernos
del Pasador (1993).
35
LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA ACTUALIDAD
No es este un problema nuevo, pero constituye una preocupación cada vez mayor para nuestra
sociedad, probablemente por el clamor de las mujeres y también porque el número de mujeres
maltratadas y asesinadas no cesa de aumentar alcanzando cifras escalofriantes.
Para empezar, sorprende el hecho de que a pesar de que hay una mayor concienciación
social acerca de esta lacra, la violencia contra la mujer parece ir en aumento.
Una de las explicaciones más extendidas es que los cambios vertiginosos que la mujer
ha experimentado en su conducta y en su vida no han podido ser aún asimilados por los varones
que por otra parte han perdido los referentes que guiaban su conducta y aún no han sido
sustituidos por otros.
También es cierto que las medidas tomadas para el control y modificación de la violencia
contra las mujeres no están teniendo el resultado esperado, quizás porque el abordaje para los
varones es fundamentalmente pedagógico y se topa con el límite de lo que se puede aprender.
Por otra parte, las terapias que se proponen a las mujeres, básicamente las victimizan y suelen
ser grupales de modo que no pueden abordar la implicación subjetiva de éstas en el maltrato
para poderlo trabajar desde la singularidad y la diferencia.
En muchos casos a la mujer, ya sea por los hijos, por lástima hacia el maltratador o por
la esperanza de que conseguirá cambiarlo, le cuesta denunciar los casos de violencia y salir de
estas situaciones de sufrimiento y degradación. En esta dificultad, encontramos no solo el
tradicional rol femenino de pasividad y dependencia determinado por el orden social
establecido, sino también unas respuestas determinadas por ideas fantasmáticas ya sean de la
propia mujer o del partenaire que no por inconscientes operan menos. Se ha achacado a las
mujeres, incluso desde algunas corrientes psicoanalíticas una posición masoquista, pero ¿qué
dice Lacan de todo ello?
El psicoanálisis lacaniano no se limita a analizar la subjetividad inconsciente de los
parlêtres, sino que también nos proporciona elementos para pensar cuestiones sociales que
inciden en las vidas de los sujetos.
Vamos a abordar, desde los aportes lacanianos, dos cuestiones fundamentales para
pensar el alarmante incremento de la violencia contra las mujeres, una desde lo singular: el
supuesto masoquismo femenino, y la otra desde lo social: la llamada violencia de género.
36
EL SUPUESTO MASOQUISMO FEMENINO
16
Freud, S, Nuevas lecciones de introducción al psicoanálisis. (1933). Conferencia 33ª La Feminidad. OC VOL
22. Amorrortu.
17
Lacan, J.: Ideas directivas para un Congreso sobre la sexualidad femenina. 1958. Escritos. SXXI.
18
Soler, C. : Ce que Lacan disait des femmes. La femme, masochiste ? pág. 74 Ed du Champ Lacanien. Paris
1997.
19
Ibidem, pág. 75.
37
la castración imaginaria del objeto es uno de los requisitos de la elección de objeto en el
hombre. Condensa dos cuestiones: La forma erotomaníaca del amor femenino que busca ser la
única, la elegida, y las condiciones del deseo del hombre que requiere que el objeto incluya la
castración. La famosa complacencia de las mujeres al fantasma masculino que las empuja a
concesiones sin límite de las que Lacan habla en Televisión20 tiene que ver con esto.
En la mascarada la mujer se somete a las condiciones del deseo del Otro, pero procede
realmente de forma azarosa ya que, debido a la represión, ella no sabe cuáles son los resortes
particulares que su deseo pone en juego. No sabe realmente cuál es el objeto del fantasma del
hombre a quien se dirige.
El masoquista por el contrario no deja nada al azar, incluso hace un contrato (ver Sacher
Masoch). Quiere establecer, en lugar del derecho al goce, un deber de goce reglamentado, no
dejando nada al azar y siendo él el amo. Nada pues semejante a la mujer que está a la “hora del
Otro”
Otra cosa fundamental es diferenciar, más allá del artificio del semblante, lo que cada
uno quiere. La mujer con su mascarada busca el amor. La histérica busca suscitar el deseo del
Otro. El masoquista busca la señal de angustia en el Otro.
La mujer busca obtener un beneficio mediante su sacrificio, el beneficio del amor. Es
además este el campo donde ella tiene todos sus poderes en tanto objeto causa del deseo.
Por otra parte, si pensamos en el goce femenino no fálico, Lacan nos da el ejemplo de
las místicas que, si ellas renuncian al mundo, no para obtener el dolor sino por el contrario por
un sueño, el de abolirse en el goce de un amor infinito.
Toda esta introducción tiene el propósito evidentemente de desmentir la idea de un
masoquismo femenino. Cuando la mujer está en una posición de falta se debe pues:
1. A su lugar de semblante de objeto en la pareja, pero que no dice nada de
ella como sujeto.
2. A una posición histérica que busca realizarse por procuración.
20
Lacan, J. : Télévision. Autres Écrits, Paris, Seuil, 2003, pág. 540.
21
Soler, C. : Ce que Lacan disait des femmes. La femme, masochiste ? Ed du Champ Lacanien. Paris, 1997, pág.
77.
38
3. A situarse como objeto del fantasma masculino, buscando así la respuesta
a qué es ella cómo mujer.
4. A una búsqueda del amor, de ser la única.
Como conclusión, podemos afirmar que la causa de todo ello es la falta de relación
sexual y el hecho de que L/a mujer no existe, es decir nada la define a ella como mujer ya que
no toda ella está bajo la égida del significante fálico.
LO SOCIAL. EL CAPITALISMO
22
La teoría sueca del amor. Eric Gandini. YouTube.
23
Gallano, C.: Dónde está el amor. La violencia del fantasma en pareja. Clínica y pensamiento. Revista de la
AePCL. Nº4. Pág31.
24
Lacan, J. : Le Savoir du psychanalyste. Je parle aux murs. (6-01-72). Seuil, Pág. 96.
39
“Lo que distingue al discurso capitalista es la verwerfung, el rechazo de la
castración fuera de todos los campos de lo Simbólico. Todo orden, todo discurso que se
entronca con el capitalismo deja de lado las cosas del amor.”
La castración y el amor quedan pues al margen.
El discurso capitalista busca un más de goce para tapar la falta, desconociendo que la
falta hay que saber situarla sin taparla, pues de ella depende el deseo y el amor. Es necesario
situar la falta y hacer con ella, pues da lugar a la libertad y a la creatividad. En ese sentido el
discurso capitalista si da lugar a un tipo de violencia específica.
Otra cuestión a tener en cuenta es la prevalencia del discurso de la ciencia hoy en día,
que forcluye al sujeto y genera a su vez violencia y malestar.
Antes había un Simbólico dominante (el honor a los hombres, la honra a las mujeres), hoy no y
es a causa de esta ausencia de un pacto Simbólico que se producen dichos actos violentos.
En el capitalismo actual, cuanto más está forcluida la castración en los intercambios
simbólicos, más se agravan las dificultades con el deseo y el amor. Si miramos el discurso
capitalista, vemos que hay una relación directa entre el Sujeto y el objeto.
Por el contrario, vemos en el discurso del amo que la división del Sujeto queda oculta
bajo la barra, pero encontramos la impotencia entre S barrado y el objeto “a,” ya que no hay
objeto que pueda satisfacer al Sujeto. El Sujeto que se inscribe en un discurso experimenta la
renuncia al Goce que solo podrá realizarse en el marco de su fantasma y como algo fallido. Pero
hoy el límite que antes ponía el discurso del Amo ya no existe.
40
En el discurso del amo: Hay una barrera entre el Sujeto barrado y el “a”.
En el discurso capitalista: El S1 no está en el lugar de agente y hay una relación entre el
S/ y el objeto “a”, y por tanto una Verwerfung de la castración.
La conclusión a la que llegamos acerca de si hay más violencia o esta se denuncia más,
nos lleva a varias posibilidades no necesariamente excluyentes. Veamos:
Se denuncia más.
Ocurre más.
Hay viejas y nuevas causas que pueden incurrir con mayor incidencia y más denuncias.
En el texto “La organización genital infantil,” Freud25 nos presenta la primacía del falo y una
teoría sádica de dicha organización infantil, que nos remite a una agresividad profunda en la
relación entre los sexos: “Es notorio cuánto menosprecio por la mujer, horror a ella y disposición
a la homosexualidad, derivan del convencimiento final acerca de la falta de pene en la mujer.”
Esta falta de pene es entendida como resultado de una castración. El Complejo de
castración es una teoría violenta que el niño inventa frente al agujero de la falta de inscripción.
Solo se inscribe lo que falta, nos dice Freud, en la referencia de los sexos, lo que se inscribe es
el falo como aquello que falta a la madre. El falo es la inscripción del órgano faltante en la mujer,
por eso se inscribe, pero para la mujer no hay ninguna falta que venga a hacer ausencia y por
tanto la mujer se vuelve ausencia ella misma; que es otra manera de leer que la mujer no existe.
Este real sexual implica una agresividad irresoluble en la relación entre los sexos: tanto
uno como la otra solo pueden acceder al sexo a través del Complejo de Castración.
Lacan da otras razones del odio anti-mujer en La Etica26, cuando dice que el sexo
femenino es inaprensible, ilimitado, que no puede ser captado de ninguna manera, que no está
causado por ningún objeto plus de goce de los que hay a la mano, que por su semejanza con lo
real este goce produce odio, horror, rechazo, y que el goce femenino estaría en el origen de
todas las segregaciones.
25
Freud, S.: La organización genital infantil. 1923. OC T. XIX Amorrortu. Buenos Aires
26
Lacan, J.: La Ética del psicoanálisis. Seminario VII. Paidós
41
Otra razón a destacar es que la mujer es objeto de intercambio. Lacan construye lo
simbólico con una referencia clave: Lévi-Strauss y sus Estructuras elementales del parentesco,
que no son otras que las estructuras de los intercambios, en las que las mujeres aparecen como
objeto de intercambio, un objeto raro porque habla, como dice M.H. Brousse.
LA IGUALDAD
El intento de salir de esta violencia, a la que nos condena la realidad sexual por el lado de la
igualdad, confundiendo la igualdad de derechos y deberes con la negación de la diferencia, no
puede llevarnos más que a lo peor.
El Uno del significante fálico, funcionará siempre como segregador de lo femenino.
Porque fuera del Uno no hay nada, nunca se accede al dos, y lo que no entra se segrega.
En el niño, su órgano, su detumescencia tras la erección, le convierte en la base para
constituir el significante fálico o la función fálica constituyendo el universal del lado masculino.
La niña tiene que arreglárselas con la función fálica sin el apoyo del órgano, enfrenta un
goce sin una representación corporal clara que aparece solo como ausencia. Esta ausencia es
vivida siempre como amenaza, ese goce inaprehensible, puede ser causa de odio.
Este real, nos confronta con una diferencia, que no podemos soslayar. Pero no es la
identificación lo que nos permite devenir sexuado, sino tener en cuenta la diferencia sexual.
27
Soler, C: Lo que queda de la infancia. Pág. 91-2
42
FRENTE A ESTA REALIDAD Y ALGUNAS DE LAS CAUSAS QUE HEMOS ANALIZADO, ¿QUÉ
PODEMOS HACER DESDE EL PSICOANÁLISIS?
28
Lacan, J.: Televisión. Otros Escritos. Pág. 541
43
Además, podemos afirmar que cada sociedad se define por el trato que da a las mujeres:
en la legislación, en las ayudas sociales, laborales, en el acceso a la educación, etc.
Para terminar, quiero exhortar a los psicoanalistas a estar presentes en estos
dispositivos y a participar en el debate sobre el sexo que es uno de los más importantes para
nuestra civilización actual.
44
MARIE DE LA TRINITÉ. UNA MÍSTICA EN ANÁLISIS
El caso de la religiosa Marie de la Trinité, como Sta. Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, y
Hadewijch de Amberes entre otros, nos permitirá analizar la siempre apasionante cuestión del
misticismo en la posición femenina y detenernos en la singularidad del caso de Marie de la
Trinité y de su experiencia mística.
En el Seminario Aún Lacan dice: Lo mejor que puede leerse son los escritos de las
místicas, a parte de los míos29. Lacan cuestiona las interpretaciones anteriores que
consideraban el goce místico como un goce fálico sublimado, mientras que él lo sitúa
decididamente del lado Otro. Añade a continuación:
Ese goce que se siente y del que nada se sabe, ¿no es acaso el que nos encamina
hacia la ex - sistencia? ¿por qué no interpretar una faz del Otro, la faz de Dios, como lo
que tiene de soporte al goce femenino?, y más adelante indica: Por ser su goce
radicalmente Otro, la mujer tiene mucha más relación con Dios que todo cuanto pudo
decirse en la especulación antigua siguiendo la vía de lo que manifiestamente solo se
articula como el bien del hombre30.
Según Lacan los místicos encarnan la posición femenina. En el lugar de la relación sexual
que no existe, colocan el amor a Dios. La relación con Dios les procura un goce extático en el
cuerpo, aunque fuera de las fronteras del yo, y más allá del goce común, más allá de todo lo
que existe. Ese goce del éxtasis comporta la salida del Uno fálico y el acceso a S(). Buscan en
ese amor, una completud en el Otro, mediante un goce que podemos definir como goce
suplementario de la posición femenina, no todo regulado por el falo.
Los místicos quieren vivir la religiosidad de otra manera, con una voluntad muy singular
de vivir una religiosidad, no exenta de erotismo, experimentando una mezcla de éxtasis y
sufrimiento, más allá del principio del placer freudiano y que Lacan llama goce. Hay muchos
45
antecedentes de estas experiencias en la historia y que son citadas por Lacan, y en las que no
me voy a detener.
En mi investigación acerca del superyó en las mujeres, el hallazgo de este caso ha
supuesto un punto de inflexión pues se trata de un sujeto que enferma por la tensión que le
produce su voto de obediencia, tal y como le señala Lacan. Se trata, en el caso de Marie de la
Trinité no solo de una mística con un trabajo de escritura copioso, sino además de un sujeto
afecto de un superyó feroz, de origen manifiestamente materno, del cual la oración y el
mensaje divino la protegen de las inyecciones del superyó que la atenaza. Al interés de su
experiencia vital, de la que nos deja testimonio en su amplia obra escrita, se agrega el hecho de
que Marie de la Trinité se analizó unos años con Lacan, y le inspiró muchos de sus comentarios
del Seminario Aún.
Podemos considerar, como desarrollaremos más adelante, que Marie de la Trinité
enfermó por la tensión imposible de resolver, entre su vocación, y su obediencia, agravada por
la incomprensión de las autoridades religiosas acerca de su deseo de llevar una vida
contemplativa dedicada a la oración. Afecta desde su juventud de arrebatos místicos que
describe brillantemente, sufrió también una grave crisis depresiva con intensos ataques de
angustia y obsesiones. Consultó a unos veinte psiquiatras y psicoanalistas muy prestigiosos de
su época, escapó por poco a la lobotomía y a los electrochoques y siguió un análisis con Lacan.
Escribió una obra mística, testimonial de su relación con Dios, en más de cuarenta
cuadernos que tienen enorme valor religioso y clínico (más de 3.500 páginas). Uno de ellos fue
conservado por Lacan. En ellos describe sus vivencias que define como las visiones, las gracias
y el diálogo con Dios. Las visiones son interiores e intelectuales, como Sta. Teresa de Ávila: con
los ojos del cuerpo. El diálogo con Dios la guía en una relación de intimidad con él, que la hace
única. Las gracias, surgen de oraciones, pero tienen un efecto de cambio en ella y provienen de
la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Además de sus cuadernos, “carnets”, está su correspondencia con sus directores
espirituales y con los psicoterapeutas que la atendieron y del que destacamos el escrito que
hizo de su cura de sueño a petición de Lacan, que se titula De la angustia a la paz.
En su escrito De l´angoisse à la paix, subtitulado Relación escrita para Jacques Lacan
hace un verdadero testimonio acerca de la relación entre enfermedad mental y experiencia
mística. De l’angoisse à la paix es el relato terrible de un sufrimiento moral y físico, durante el
cual sufrió una cura de sueño, que ella misma solicitó y que finaliza con el restablecimiento de
46
un cierto estado de salud. Marie de la Trinité siguió un tratamiento psicoanalítico con Lacan,
frecuente y regular, durante cuatro años, de 1949 a 1953 y fue a petición de este que ella
redactó este testimonio.
ANTECEDENTES BIOGRÁFICOS:
Paule de Mulatier, Marie de la Trinité fue su nombre de religiosa, vivió durante los años 1903 a
1980.
Nacida en una familia rica y católica fue la menor de seis hermanas y un hermano. No
se encontraba a gusto en su familia y mostró desde el inicio una fragilidad destacable. Cuando
ella nació, la familia deseaba tener un niño, Paul. Marie de la Trinité se sentía físicamente menos
femenina que sus hermanas, pensaba que tenía una mentalidad de mujer y otra de hombre;
pero a la vez se sentía, unas veces, más mujer que las mujeres y otras, más hombre que los
hombres.
Marie de la Trinité admiraba al padre, al que ella veía rezar cada noche. La madre era
austera y distante, las demandas maternas significaban para ella una exigencia de perfección
asfixiante, cuya ley debía cumplir férreamente y como ella misma escribió: “La búsqueda de la
perfección de mamá, tenía un aspecto admirable, pero a mí me impedía vivir, al mismo tiempo,
los remordimientos me invadían por no poder alcanzar este ideal y actuar de la misma forma...
Añade: Estas enfermedades en la infancia pueden después crear nidos de angustia y
ambivalencias paralizantes, es decir, tendencias contradictorias las cuales tanto una como la
otra dominan -con siempre- la angustia de dejar una para elegir la otra y recíprocamente, la dos
juntas, es imposible”.
Pensaba que producía vergüenza a su familia pues se sentía sin valor alguno. Se describe
en su infancia en perpetuo estado de tensión interior, siempre bloqueada.
Explica que desde bien pequeña mantenía un diálogo interior con Dios con el que se
entendía casi sin palabras.
La primera infancia estuvo marcada por un síntoma: los accesos de cólera. Se tiraba al
suelo, gritaba, se negaba a hacer lo que le pedían, entonces la madre la hacía ir a la cama y
permanecer en ella hasta tres días. Así, recobraba la buena forma y la calma. Era
probablemente, una forma precoz de manifestar su dificultad para oponerse a las exigencias
maternas de forma más adecuada. Sin embargo, como ella misma dice, oía decir a su madre:
47
“no es sincera cuando pide perdón, porque siempre vuelve a empezar”. A causa de ello, Marie
de la Trinité no creía en su propia sinceridad.
Tuvo su primer éxtasis el 11 de agosto de 1929, a los 26 años al cual ella considera
como un abrazo de la Trinidad. Primero es tomada en el seno del Padre, luego es tomada en el
abrazo de amor inefable que hay del Padre al Hijo y del Hijo al Padre y por último se añade el
Espíritu Santo del que piensa que es operador de este abrazo.
Poco después de este éxtasis en 1930 decide hacerse religiosa. Ella quería entrar en el
Carmelo y dedicarse a la vida contemplativa, pero su director espiritual la ordena incorporarse
a las Dominicas misioneras de campo, orden que acababa de fundarse y que era más activa.
En la orden, desarrolló una actividad enorme que algunos consideran la causante de su
crisis nerviosa. Fue la mano derecha de la superiora, la Madre Saint Jean, con la que colaboró
en la consolidación de la orden, llevando a cabo además múltiples viajes fundacionales que la
condujeron al agotamiento.
De su capacidad e inteligencia, da cuenta el hecho de que fue la mano derecha de la
madre superiora de su congregación durante treinta años. Fue también maestra de las novicias
y participó en la redacción de la Constitución de las Dominicas, orden que acababa de fundarse.
DESARROLLO DE SU ENFERMEDAD
Desde pequeña su vida secreta estuvo consagrada a Dios con el que mantenía un
diálogo interior. Así dice: Yo no tenía siquiera la necesidad de decirle a Dios que le daba mi vida.
Se sobreentendía entre él y yo.
La oración fue un recurso de Marie de la Trinité y por ello quería dedicarse a la vida
contemplativa. Sus plegarias con Dios la protegen del superyó que la invade. En él encuentra
un mensaje divino donde refugiarse y que la distingue de todos y de todas, la hace única. Pero
quizás, porque ya había iniciado unas conductas frenéticas de misa, ayuno y penitencia, su
superior le ordenó que se hiciera dominica y llevase una vida más activa. Ella aceptó por
obediencia y a esto le acompañó la angustia que ya no la abandonó.
La escritura tendrá también un papel esencial, en primer lugar, el de soportar la angustia
y en segundo lugar elaborar una teología y la filiación a partir de la experiencia mística de las
gracias y del diálogo con Dios que interpreta como resultado de la intervención de la Santísima
48
Trinidad en ella. Su forma de escritura es ordenada y clara. Escribió además de sus cuadernos
una amplia correspondencia con su familia, sus psiquiatras y Lacan.
Estas soluciones se desmoronaron en 1941 cuando tuvo una grave crisis que la condujo
a consultar con innumerables especialistas. Tuvo otro éxtasis que la llevó a lo que ella llamó la
prueba de Job. Cada vez más dividida entre su voluntad de obediencia y su deseo místico, es
invadida por obsesiones que la llevan a la imposibilidad de rezar, que para ella era una de las
actividades que mantenían su precario equilibrio. Estas obsesiones duraron años y la llevaron a
consultar con los mayores especialistas de la época que multiplicaron sus diagnósticos y
tratamientos, hasta que en 1949 inició un análisis con Lacan, el psicoanalista más prestigioso
de la época.
Estando en análisis con Lacan y a petición propia, ingresó en Bonneval para someterse
a una cura de sueño para intentar recuperarse de los graves síntomas que la atenazaban. Lo
más grave era que se le imponen lo que llama sus obsesiones que consistían en un desarrollo
repetitivo, inexorable de ciclos de monólogos interiores, destructivos y que le impedían rezar.
Además del agotamiento, una de las causas de su crisis fue enterarse que su director espiritual
y su psiquiatra habían comentado ente ellos cosas privadas suyas. En esta ocasión, aflora un
delirio de indignidad, así escribe: Era una criatura sórdida, moralmente podrida, ve unos
caracteres enormes en la primera página de los periódicos que anuncian: “La supuesta hermana
Marie de la Trinité muerta, podrida en su habitación”. El tratamiento de la cura de sueño, la
condujo a un estado de confusión mental que llevó al Dr. Ey a interrumpirla. Hay que agregar
que las condiciones de su estancia en Bonneval fueron inhumanas. Tras su alta, al cabo de unos
días las obsesiones desaparecieron.
Ella escribe: Ya no estoy obsesionada, pero el campo religioso interior está
paralizado...creo que el exceso de dolor ha podido crear esta inhibición. El contenido de mi fe
sigue siendo muy claro...pero no puedo cantar en la iglesia, entre yo y Cristo hay un muro. Pude
rezar al poco de salir del hospital. Pedí perdón a Dios, con todo mi corazón...pero después el
silencio de hierro cayó, y no se ha levantado.
Tras el ingreso, Marie de la Trinité siguió un tratamiento con la Dra. Renaud con la que
se entendió muy bien y que hace el prólogo de su escrito De la angustia a la paz. Este escrito
pone de manifiesto en primer lugar la espiritualidad de Marie de la Trinité y su amor a Dios que
se mantuvo durante toda su vida. A pesar de sus graves trastornos psíquicos, se mantuvo lúcida
e inteligente, estudió psicología, participó activamente en muchos congresos y se dedicó a la
49
psicoterapia en el Servicio de Psicosomática de Vaugirard, entre otros, revelándose como una
terapeuta muy capaz.
Dejó esta actividad para cuidar a la madre superiora, gravemente enferma y cuando esta
fallece se traslada a vivir al convento de una pequeña localidad donde lleva una vida de eremita.
Fallece de cáncer a los 77 años en 1980
Tras su muerte muchos autores, H. U. Von Baltasar, Christianne Sanson han consagrado
estudios y publicaciones a su figura y a su obra por considerarla una figura relevante que ilustra
con su experiencia y su especial comunicación con Dios, aspectos singulares de la vida espiritual.
Marie de la Trinité en 1946 consulta a un psiquiatra, el Dr. Nodet, para saber si es viciosa o está
enferma. El psiquiatra que la atiende le dice que padece una neurosis muy grave, y le
recomienda que inicie un psicoanálisis. Decide entonces interrumpir la redacción de sus
cuadernos pues duda de si sus vivencias son espirituales o producto de su enfermedad. Las
últimas palabras que escribe son: La savia de vida circula en mis miembros pecadores. Déjate
morir para madurar.
Había consultado con unos 20 profesionales, entre psiquiatras y psicoanalistas, algunos
de los cuales, ante la gravedad de su cuadro recomendaron una lobotomía o electroshock.
Finalmente, en 1949, se traslada a París donde inicia un tratamiento psicoanalítico con Lacan
que durará cuatro años. Vive sola en un chambre de bonne y en unas condiciones bastante
penosas. Mantiene la relación con su congregación, dedica el tiempo a sus actividades
religiosas, a sus sesiones de análisis y comienza el estudio de la historia de las religiones, del
griego bíblico y del hebreo. Se dedica también a la enseñanza de la Biblia y publica una guía
para leer la Biblia de la que se hicieron varias ediciones.
Encontramos referencias al tratamiento con Lacan en algunos de sus cuadernos.
Básicamente, siguiendo a I. Morin, podemos decir que al principio el mismo Lacan la trata como
una histeria, que pide un amo, pero que lo rechaza. Así cuando ella evoca recuerdos penosos,
él le dice: “Se ha divertido mucho”. Busca que asuma su responsabilidad de sujeto cuando se
queja de los demás, o le interpreta que querer el bien del otro, muchas veces no es sino el
reverso de su propia agresividad. Hay un aspecto demandante y un poco suspicaz en su
transferencia y la actitud de Lacan se torna más benevolente con ella con el paso del tiempo y
50
seguramente frente a la realidad del enorme sufrimiento de Marie de la Trinité, se vuelve más
pedagógico, como cuando le explica en su carta a donde quiere conducir su análisis con ella.
Disponemos de un material extraordinario del análisis de Marie de la Trinité con Lacan;
una carta que él le escribió en un momento en que ella quería dejar su análisis, 19 de
septiembre de 1950. Lo califico de extraordinario, porque nos muestra en primer lugar un
lapsus de Lacan respecto a la dirección de Marie de la Trinité, que hizo que no pudiese
entregarle la carta personalmente, en segundo lugar, el exquisito cuidado y la entrega que él
ponía con sus pacientes (hay otros ejemplos similares) y sin menosprecio de lo anterior, lo
directo que es en sus opiniones y en sus actos y por último lo que pensaba del problema de
Marie de la Trinité que califica de problema de obediencia.
51
Pues es ahí el momento fecundo del cual busco extraer un paso decisivo para el análisis.
Tiene que confiar en mí para la apertura de este momento. La centro ahí ahora, precisamente
para extraer el efecto, el cual es voluminoso.
La manera contraria de tomar las cosas- su manera actual- es una manera formalista de
afrontarlas, que desconoce el carácter irremediablemente intrincado de sus mejores
movimientos, con ese nudo secreto que las ha hecho tan ruinosas para usted. Y que estamos ahí
para resolverlas conjuntamente.
Venga a verme lo antes posible. Y no espere una correspondencia más prolongada que
no haría más que hacerle perder el tiempo”.
El lazo de obediencia que Marie de la Trinité establecía, la colocaba en una posición de
alienación al Otro. La paradoja era que si se rebelaba y salía del voto peligraba su filiación a la
comunidad religiosa que le proporcionaba un lugar en la existencia. En esa disyuntiva, Marie de
la Trinité vivió su dramática existencia. El análisis con Lacan le permitió introducir el no-todo y
obedecer de otra manera, con toda libertad.
Ella misma reconoce en uno de sus cuadernos que este análisis le permitió comprender
que se puede obedecer… con matices, que no es necesario obedecer en todo, lo que le produjo
un enorme alivio.31
Sin embargo, en 1953, escribe que a pesar de que el psicoanálisis le ha sido útil y puede
ayudarla aún, no la priva de sus obsesiones y las sesiones con el Dr. Lacan la agobian, incluso
con un malestar sobreañadido. Hay una demanda transferencial exigente, acusa a Lacan de no
amarla y de ser frío e indiferente hacia ella. Es entonces cuando informa a Lacan de su decisión
de ingresar en Bonneval, y allí está durante un mes aproximadamente siguiendo una cura de
sueño. Lacan le pide que escriba su experiencia en el hospital. A la salida escribe: “las obsesiones
han desaparecido, pero el contacto conmigo misma no se reestableció espontáneamente y todo
lo que el curso de mi vida había acumulado anteriormente, había desaparecido, no quedaba
nada”.
Tras el alta, tal y como habían acordado, contacta con Lacan, pero este le dice que ha
dado su hora a otros pacientes y que no la puede atender. Marie de la Trinité con la lucidez que
la caracterizó escribe años después: Esta decisión fue sin duda excelente, pues juntando las
31
Marie de la Trinité : Carnets. I. Les Grandes grâces, Ed. Du Cerf, Paris, 2009, pag. 45.
52
pocas fuerzas morales y de coraje que tenía, me dediqué a utilizar de la mejor manera la
experiencia adquirida durante estos cuatro años de psicoanálisis. Emprendí, yo sola, mi
reconstrucción a partir de cero.
Hay que decir que, tras este final, ella en algunas ocasiones vuelve a consultar con él
cuestiones relativas a sus estudios y trabajos de psicología.
RECURSOS ESTABILIZADORES
He considerado como tales, una serie de elementos sin destacar uno sobre los demás,
ya que me parece que el conjunto de ellos era lo que la mantenía relativamente estable
La oración, en un diálogo permanente, exclusivo con Dios, cito: en el que sobraban las
explicaciones y que la protegía de las intromisiones superyoicas. La prueba de Job consistió en
no poder rezar debido a sus obsesiones y fue lo que la desestabilizó gravemente.
La comunidad religiosa a la que pertenecía y que le daba un lugar en el mundo a pesar
de la intransigencia de sus superiores respecto a su vocación.
La escritura, incansables escritos que le permiten sofocar la angustia y elaborar una
Teología.
La Trinidad, que además toma para su nombre de religiosa y que explica sus arrebatos
que interpreta como abrazos de la Trinidad.
El estudio de la psicología que hizo de forma muy seria y rigurosa llegando a presentar
trabajos en diversos Congresos. Sin duda sus estudios, además de su análisis, le permitieron
ocuparse de otras monjas lo que le proporcionaba una gran satisfacción.
El análisis con Lacan, la forma como la trata Lacan y en especial la interpretación de la
obediencia que él le hace, de una forma tan perspicaz pues no la insta a abandonar su
obediencia, porque es de suponer que entiende que es imposible, y que constituye parte de su
estabilidad, sino a entenderla y obedecer de otra manera, en total libertad.
Por último, quiero destacar que el caso de Marie de la Trinité nos plantea la cuestión de
32
Morin, I. Obéir libremente. Págs. 31 en adelante
53
su diagnóstico, así como la singularidad de su misticismo y la función que cumple en su
economía psíquica.
Lacan al inicio de su cura la trata claramente como una histeria, si bien a medida que
avanza el tratamiento cambia su actitud con ella y se muestra más paciente y comprensivo.
Pero no dice nada del diagnóstico, hasta donde sabemos.
La lectura del texto redactado para Lacan muestra una sintomatología de una extrema
gravedad que haría pensar en una melancolía. Hay que señalar que ella siente que está muerta,
que apesta, que está podrida y que es moralmente abyecta. Pero no olvidemos que está
sometida a un tratamiento totalmente inhumano tanto a nivel físico como psicológico.
Pero si recordamos el caso de la gran mística y Doctora de la iglesia, Santa Teresa,
definida como patrona de las histéricas por Freud en sus Estudios sobre la histeria, no hay que
olvidar que tuvo unos cuadros de melancolía y tristeza importantísimos y llegó a ser considerada
como muerta en una de sus enfermedades. Pero ella se sometía también a pruebas ascéticas
terribles que la llevaban, como a Marie de la Trinité, a la extenuación.
Pensado desde la clínica borromea lacaniana, el episodio melancólico de Marie de la
Trinité que tiene lugar durante su ingreso, el nudo que le correspondería sería un anudamiento
entre Real e Imaginario dejando el simbólico desanudado33
Lo más llamativo de su abigarrada clínica son las obsesiones que ponen un muro entre
ella y Dios y que duran 9 años. No sabemos el contenido, pero sí que constituyen un
pensamiento intrusivo, reiterativo que no le permite rezar. Debido a ello está privada de decir
el nombre del padre, lo que la distancia de Dios y la sustrae de la simbiosis con él, que la sostiene
y creo que tiene valor de suplencia, de sinthome.
Hemos de considerar además que su teología que consistía en unir a Dios por la filiación
al Cristo y luego anudarlo todo con el Espíritu Santo, parece una tentativa de anudamiento
Borromeo un nudo trinitario del cual ella en tanto sujeto es trina (Marie de la Trinité). En ese
caso se trataría de un anudamiento de trébol que es el que Lacan atribuye a la Paranoia.
Tras su ingreso, una vez eliminadas las obsesiones con el tratamiento medicamentoso,
sigue sin poder rezar, pero construye un nuevo sinthome mediante sus estudios de psicología y
su trabajo como psicoterapeuta que le proporciona una estabilización nueva lo que anudaría
nuevamente el nudo desanudado en las obsesiones y la melancolía.
33
Cevasco, R.: Hacia una Clínica borromea paso a paso. Pág. 17
54
Marie de la Trinité nos permite diferenciar entre solución y experiencia místicas. La
experiencia mística es transestructural y consiste en abolirse en el Otro, de forma episódica, en
la búsqueda de ese Otro goce, más allá del falo. La solución mística de Marie de la Trinité creo
que no es tanto abolirse en el Otro, sino que el diálogo permanente con Dios le impide abolirse
en ella misma, lo que fracasa cuando las obsesiones le impiden rezar y la hacen caer en el
gravísimo cuadro melancólico que describe en “De la angustia a la paz”.
Finalmente ¿qué conclusión nos permite hacer el caso de Marie de la Trinité?: Con
respecto al diagnóstico, descartada la histeria me inclino por una psicosis que situaría entre la
Melancolía y la Paranoia. La estabilización como dije, la obtiene de su relación con Dios que es
singular y diferente de otras místicas que gozan de la ausencia, de la experiencia de separación
de Dios, a diferencia de Marie de la Trinité que se hace una con Dios. Este anudamiento se
mantiene durante bastante tiempo, hasta la aparición de sus obsesiones que junto a la angustia
y la culpa la distancian de Dios. El episodio melancólico, es otra manifestación clínica dentro de
su proceso. Tras el tratamiento medicamentoso la oración sigue siendo imposible, pero un
nuevo modo de anudamiento la acompaña esta vez con bastante fortuna, el cuidado de las
monjas y de la Madre superiora, función situada en lugar de Ideal sostiene al sujeto hasta el
final en que vive de forma casi eremítica.
55
BIBLIOGRAFÍA
56
La Escuela y sus Discursos ¿Qué alegría hallamos en aquello que constituye nuestro trabajo?
Lacan en su alocución en la Jornada sobre “Las psicosis del niño”, que tuvo lugar el 22 de octubre
de 1967, pocos días después de la “Proposición”, se refiere a un afecto: la alegría, que
contrapone al pecado de la tristeza y que considera que le caracteriza: Cada uno sabe que soy
alegre, incluso chiquillo, me dicen: me divierto. Me ocurre sin cesar en mis textos, entregarme a
bromas que no son del gusto de los universitarios. Es verdad, no soy triste. O más exactamente,
solo tengo una tristeza, en lo que me ha sido trazado de carrera, es que hay cada vez menos
personas a las que pueda decir las razones de mi alegría, cuando las tengo.35
Lacan nos dice en esta alocución, que lo que permite salir del pecado contra el
inconsciente, que es la tristeza, es una virtud que denomina gay savoir. Él se autodenomina
gay, alegre y aunque se refiere a sí mismo, lo podemos aplicar a cada uno de nosotros, analistas.
Claramente, es el saber del analista, el del discurso analítico, el que lo hacía ser alegre, y hacer
bromas, chiquilladas, juegos de palabras que no eran del gusto de los universitarios. La alegría
de Lacan es la de la broma, el chiste, el juego de palabras, la interpretación por el equívoco.
El verdadero antidepresivo, nos dirá en Televisión, el único que no hace desertar del
inconsciente, es el gay saber, el saber libre de lalangue, el de las palabras: Pero no cogiéndolo
del sentido, sino rasándolo, tanto como se pueda.36 Esta es la alegría que llamaré del 67.
34
WUNSCH Número 19, febrero, 2019 VI Encuentro de Escuela:
35
Lacan, J. : Allocution sur les psychoses de l’enfant. de Autres Écrits, Pág 363. Le Seuil
36
Lacan, J.: Televisión. pág 526. Le Seuil
57
Comenta luego en la Alocución que, al psicoanalista, no es el ser para la muerte
Heideggeriano el que le incumbe, sino el ser para el sexo, es decir la castración y para ello los
psicoanalistas tienen que estar decididos a mantener la posición, y a estar alegres. Esto,
evidentemente, nos concierne.
Lacan elogia la alegría y la destaca como un afecto necesario para el psicoanalista, pero
se pregunta en qué consiste esta alegría y nos deja, como colofón de la mencionada Jornada, la
siguiente pregunta: ¿Qué alegría encontramos en lo que hace nuestro trabajo?
58
Es decir, que la alegría del analista no va sin otros afectos menos divertidos, y por ello
hay que entenderla como una alegría no-toda.
Para pensar la alegría del psicoanalista ligada a su deseo, vamos a recordar las referencias de
Lacan al efecto de aligeramiento que se produce en el final del análisis y que Colette Soler ha
trabajado en sus estudios sobre los afectos.
En La Proposición del 9 de octubre de 1967 evoca el duelo por la pérdida de la analista
seguida de la paz.
En L'étourdit, 1972, del final del duelo del objeto “a” que encarnaba el analista.
En la Nota italiana, 1974, del entusiasmo. Que llega tras haber circunscrito la causa de
su horror al saber, lo que le permitirá saber ser un desperdicio. Eso lo lleva al entusiasmo, sin
lo cual puede haber habido análisis, pero de analista ni por asomo.
En las Conferencias americanas, 1975: “Cuando el analizante piensa que está contento
de vivir, es suficiente”.
En el Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11, 1976, trata de una satisfacción
específica que permite concluir el análisis. La satisfacción que marca el final del análisis es un
afecto de lo real. Esta satisfacción no tiene otra definición que la de poner fin a la otra
satisfacción, la generada por el sentido y la verdad. “Dar esa satisfacción es la urgencia que
preside el análisis.”
En general, los afectos positivos son los del final de análisis, pero ¿son esos los afectos
del trabajo del analista? No, el analista ha pasado por esos afectos, tiene que haberlos
experimentado, haber vivido ese cambio en el goce, para querer llevar a los otros, a ese
momento de satisfacción, que es conclusivo.
La segunda cuestión para pensar: el trabajo. ¿Se puede hablar de un trabajo referido al analista?
Recordemos algunas características que hacen de su actividad algo alejado de lo que se
considera comúnmente trabajo: Caducidad constitutiva del analista y su deser, por ser un
59
desecho no hay que dar cuentas a nadie, el acto no se reembolsa, y por haber degradado, al
final, toda representación de objetivo ¿puede aún ser nombrado como trabajo?37
Así pues, ¿en qué consiste el trabajo del analista? Veamos dos niveles de la cuestión:
37
Pellion, F.: Nota sobre la alegría. Pretexto Xª Cita Internacional IF- EPFCL
38
Lacan,J.: La psychanayse et ses rapports avec la réalité. Autres Écrits. Pag 359. Seuil 2001
60
En mi caso, poder compartir con los otros, como resultado de la caída de la “surmoitié”
produjo un aligeramiento y flexibilización en mis relaciones con los otros y me ha conectado de
otra manera con la Comunidad analítica. Cada espacio de transmisión compartido con mis
colegas ha supuesto un enriquecimiento importante, una alegría, siempre.
El dispositivo del pase está pensado para eso y a mí me permitió recoger los efectos de
la experiencia con lo real, de la satisfacción del fin e inaugurar otro saber hacer que incluya a la
Escuela
LA ALEGRÍA DEL 76
Si al inicio de este texto, habíamos desarrollado la alegría del gay savoir, la del 67, habremos de
señalar que ya en Televisión, año 73, nos advierte que esa alegría no consiste en comprender,
sino en vaciar el sentido tanto como se pueda y que para que ese goce del desciframiento no
se transforme en un pegoteo, ha de caer al final del análisis.
Pero será en el Prefacio donde Lacan hará el viraje teórico definitivo en el cual el final
del análisis no es por el gay savoir, el saber de la verdad, del inconsciente transferencial, sino al
contrario y debido a que ese goce del desciframiento no tiene fin, el final consistirá en
desabonarse del inconsciente. Ese es el inconsciente real. Este final solo se manifiesta por un
desplazamiento de libido, por un cambio de satisfacción que toma valor de conclusión.
Si no existiera esta satisfacción, el análisis dejaría al analizante en los impases de la fase
terminal del análisis que son decepción y angustia por la impotencia de la verdad y por el horror
del real que sobrepasa al sujeto y privado del efecto terapéutico mayor que es el efecto del
final.
Sin ese final, ¿cómo podríamos, honestamente, animar, empujar a un sujeto a un
análisis? Como dice Colette Soler, para hacer la oferta de un análisis el analista ha de haber
experimentado la salida de sus amores con la verdad y la caída del postulado del SsS. Tiene que
haberla sopesado en su propia experiencia analítica primero y luego en los análisis que conduce.
Cuando el analista ha finalizado sus amores con la verdad, podrá entonces hacerse el
analista, sin reparo, el sirviente de la transferencia y sus señuelos porque está seguro de la
posibilidad de la salida. Es solo una posibilidad, pero es mucho39. Y esto da alegría. Sin ella queda
39
Soler, C.: Les affects lacaniens. Pág 147
61
cautivo, del postulado transferencial que sigue compartiendo con sus analizantes y solo puede
prometer un análisis sin fin que se acaba por simple dejadez y no permite la satisfacción del
final.
Esta alegría del 76, diferente de la del gay savoir, es la que encontramos en el Prefacio
con la función del inconsciente Real que podrá orientar al analista y llevar a sus analizantes a la
satisfacción conclusiva.
62
BIBLIOGRAFÍA
63
WUNSCH Número 18
Junio 2018
Los actores del pase:
50 años después de la Proposición de Lacan
Río de Janeiro, París, 7, 23 y 30 de septiembre de 2017
Queridos colegas, estamos a punto para concluir la intensa jornada en relación con la
experiencia de la Escuela puesta a prueba, 50 años después de que Lacan hiciera su proposición
del dispositivo del pase. Lacan como Spinoza, 4 años después de la que él llama su excomunión,
emprende un proyecto que aspira a la “reforma del entendimiento”, la fórmula es de Spinoza y
es tomada por Lacan en su texto “Razón de un fracaso”, también del 67, en el que dice haberse
“consagrado a la “reforma del entendimiento” que impone una tarea respecto de la cual es un
acto comprometer en ella a los demás”40 entonces, ese proyecto es anunciado bajo la forma de
una proposición dirigida a la comunidad de los analistas y sus pilares fundamentales son una
renovación del estatuto del inconsciente e interrogar la práctica, su programa implica
establecer una nueva forma a partir de la cual el psicoanalista encuentre en su propio análisis
las razones de su acto. Así pues, la proposición va más lejos que la puesta en marcha del
dispositivo del pase para despejar la sombra espesa que recubre el pasaje de analizante a
analista. Es para esto que propone estructuras aseguradas en el psicoanálisis y que pueda
garantizar su efectuación en el psicoanalista”.41
40
Lacan, Razón de un fracaso, en Otros Escritos. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012. Pág. 365
41
Lacan, Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela. En: Otros Escritos. Editorial
Paidós, Buenos Aires, 2012. Pág. 261
64
Sabemos que su comunidad no acogió de buen agrado el proyecto, pero Lacan no
desiste, así el 15 de noviembre inaugura su Seminario 15: El acto analítico, el 14 de diciembre
dicta la conferencia “La equivocación del sujeto supuesto saber”, y 18 horas más tarde, el 15 de
diciembre "Razón de un fracaso". La reforma del entendimiento se encontró con las
resistencias, las mismas que Freud había advertido: la de los analistas, así comienza “La
equivocación del sujeto supuesto saber” diciendo: “Qué es el inconsciente? La cosa aún no ha
sido comprendida. Dado que el esfuerzo de los psicoanalistas fue durante décadas tranquilizar
acerca de este descubrimiento, el más revolucionario que haya existido…"42
Así que conmemoramos los 50 años de un cuadrípodo: proposición a la Escuela, como
proyecto de reforma, balance de un fracaso y acto analítico, inédito, como él lo dice en su
reseña del Seminario 15: “El acto analítico, ni visto, ni conocido fuera de nosotros, es decir,
menos aún cuestionado, he aquí que lo suponemos desde el momento electivo en que el
analizante pasa a psicoanalista”43
Lacan decide pues partir de lo que hay: el analista sólo se autoriza de él mismo, lo cual
no excluye que la Escuela garantice que un psicoanalista surge de su formación…y el analista
puede querer esa garantía…y volverse responsable del progreso de la Escuela…44 El proyecto
de Lacan implica entonces: una garantía para la escuela, pero no es la garantía que viene del
Otro, no es la garantía de un saber todo posible, sino paradójicamente, una garantía que viene
de lo real, de lo imposible, del no-todo y esa garantía produce una novedad sobre algunos
problemas precedentes para el psicoanálisis: primero el análisis tiene un fin, no está a la deriva
del inconsciente estructurado como un lenguaje siempre sujeto a una nueva elucubración;
segundo, a pesar de que ese no-todo posible de decir hunde sus raíces en el nudo del ombligo
de los sueños, no es sin embargo inefable; tres, la producción del analista no es un automathon
sino una contingencia, un acontecimiento. Así se puede ver en la “Nota a los italianos”. Lacan
cambia de opinión y ya no dice que el analista es el producto de un análisis, si, lo es, pero no
como un automathon, sino que de manera contundente dice que no basta un análisis terminado
para que haya analista45, y, cuatro, el analista no es autorizado por la jerarquía institucional al
modelo IPA que lo precede, se autoriza de sí mismo, esto es, de lo que ha podido cernir una vez
42
Lacan. Razón de un fracaso. En: Otros Escritos. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012. Pág. 349
43
Lacan, Reseña de enseñanza del seminario sobre el Acto Analítico En Otros Escritos. Editorial Paidós, Buenos
Aires, 2012. pág.395
44
Lacan, proposición del Pase. En: Otros Escritos. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012. pág. 261
45
Colette Soler, Conferencia en Madrid sobre el deseo: https://www.youtube.com/watch?v=13DQJBddO40
65
que ha podido atravesar el horror de saber, el suyo propio, separado del clamor de la
humanidad y con él ha podido saber ser el desperdicio de la humanidad” cito a Lacan en la Nota
Italiana46 en la cual no deja dudas sobre cómo se reclutan los analistas. Se autoriza de sí mismo
es decir del objeto a que ha podido cernir como resto de su propio análisis, llevado hasta las
últimas consecuencias, y no de su extravío, ni de su división, ni de su fantasma, ni de su
castración47.
Ahora bien, el dispositivo del pase es un procedimiento complejo que pone a prueba la
emergencia del Analista de la Escuela, y por ende la Escuela misma, este dispositivo articula los
AME, los pasadores, el cartel del pase, y, finalmente, el AE, contingente porque puede venir o
no una nominación.
De este funcionamiento complejo, me interesa ver de qué modo, y por qué medios, el
Cartel del Pase puede servirse para la nominación de un AE. De qué medios porque en ese
dispositivo está en juego, como el agua que hace mover al molino, la falla en el saber que lo
real introduce, y que se manifiesta en cada paso del procedimiento: el analizante que decide
testimoniar de los problemas cruciales de su análisis, es decir el pasante, quien sabe más de lo
que sabe que sabe, sin saberlo, como el prisionero del sofisma, ha llegado a la deducción lógica
sobre la marca que lleva a sus espaldas y que le indica quién es, sin poder verlo y se presenta a
la puerta para demostrar cómo llegó a la conclusión sobre su ser; los pasadores, dos, que están
ellos mismos en un momento de construcción de su travesía de final de análisis, se hayan en
una relación determinada por un cierto amor al saber, dice Lacan en la pequeña “Nota sobre la
designación de pasadores” (1974), para que pueda escuchar la intensión de transmisión del
pasante, la transmisión del esclarecimiento de lo que sucede en la penumbra que cubre el
pasaje de analizante a analista, y que al mismo tiempo sea particularmente sensible, en ese
momento, al horror de saber… Se necesita un pasador dice, para concluir su nota, no importa
que no sepa interrogar al otro, no importa que no sepa cuál es el saber que él porta, porque,
como dice Colette Soler, “al pasador aún le falta la respuesta”, sin embargo, es por esta misma
dificultad “que será eventualmente sensible a la respuesta que el otro, su pasante, ha creído
encontrar y que podría transmitirla al cartel del pase”
46
Lacan, Nota italiana. En: Otros Escritos. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012. Pág. 329
47
Remito al texto de Colette Soler “El embrollo de los discursos”, publicado en Heteridad #3 Madrid 2002. Págs
116-117
66
Vemos aparecer aquí el campo en el cual un Cartel del Pase recibe los testimonios,
generalmente heterogéneos de los pasadores y es sobre ellos que ha de deliberar y decidir
finalmente nominación o no. Pero ¿cómo? Si no se tiene un saber de doctrina previo que
permita elaborar una especie de check list con la cual ir verificando el cumplimiento de los
criterios para determinar un final de análisis.
Sin embargo, luego de la experiencia en un cartel del pase que ha tenido la oportunidad
de nominar un AE, he llegado a construir la hipótesis de que el punto en el cual la transmisión
toca el fundamento epistémico de la Escuela es en el encuentro efímero, como un relámpago
ocurrido entre el cartel del pase, él mismo efímero y cada uno de los dos pasadores, ellos
también efímeros. Este encuentro, como una cita a ciegas, permite que estas diferentes
especies de desconocimiento produzcan una remoción de las tranquilas aguas de un saber
supuesto doctrina en el psicoanálisis, que deje en consecuencia un espacio fecundo para la
sorpresa. “A todos los rige el relámpago” dice Lacan en 1973 en: “Sobre la experiencia del pase”,
refiriéndose a la cita de Heráclito “el trueno rige pa tanta” a los todos en cuanto diversos, en
tanto radicalmente distintos”. Esta referencia lo conduce a una pregunta:
¿Puede el pase poner efectivamente de relieve ante quien se ofrece a él, como es capaz
de hacerlo un relámpago, con una luz totalmente distinta, un cierto sector de sombras de su
análisis? Es una cosa que incumbe al pasante. Puedo asegurarles, y creo que en el jurado de
confirmación nadie (…) puede negar que el pase fue para algunos una experiencia
absolutamente conmocionante.48
Recojo entonces un fragmento de la experiencia del cartel del pase. Parto de una riqueza
particular pues ha permitido comparar dos momentos subjetivos frente al pase distintos y
extraer consecuencias para la transmisión.
El pasante en cuestión había considerado hace varios años que su análisis había
terminado y había pensado presentarse al pase. En ese momento por diversas razones pospuso
esa decisión. Mientras tanto continuaba escribiendo su experiencia de análisis en papeles que
al parecer guardaba para el momento en que esa decisión fuese tomada, finalmente pasó el
tiempo y frente a algunas contingencias o encuentros de la vida se derrumbaron algunas
certidumbres ligadas a los ideales y emblemas de la familia paterna y del padre y, luego de ese
movimiento, decide retomar el análisis para un tramo final. Después de ese tiempo y de
48
Lacan. Sobre la experiencia del pase. En Ornicar #1. Versión en español. Pág. 35
67
elaborar allí los restos que los tramos anteriores de análisis no habían logrado tramitar se decide
a presentar finalmente el pase, hago el señalamiento de paso, que antes de retomar su último
tramo de análisis entre las contingencias está una que implicó haber perdido toda la
elucubración y toda la historización que cuidadosamente guardaba de su experiencia de
análisis, desprovisto ahora de toda esa verdad mentirosa, el pasante se presenta al pase en
condiciones muy distintas. Dos tiempos entonces: el primer momento, que los pasadores nos
permitieron percibir, era aún el momento en el que si bien había efectos terapéuticos
importantes, el peso de los ideales paternos probablemente hubieran hecho de la nominación,
la conquista de un prestigio en serie con los ideales de élite, pero el último tramo de análisis y
su demanda final de pase nos permitieron pensar que el movimiento del primer al segundo
momento era un movimiento en el que se podía sopesar la caída del soporte narcisista, y del
soporte fálico dejándole de frente a un resto. Entonces la pregunta si es posible discernir entre
lo dicho por los pasadores sí este pasante ahora sin sus emblemas podía transformar ese objeto,
en objeto causa de la experiencia analítica, es decir saber hacer causa con ese resto.
No puedo ir más lejos en relación con la experiencia, pero el movimiento entre estos
dos tiempos es el que el cartel ha discernido como el pasaje. Siguiendo a Colette Soler en “Lo
inconsciente reinventado” se puede decir que ese pasaje de analizante a analista no es posible
sino en la medida en que “el analizante haya podido cernir su lugar en el inconsciente real,
condición para que se pueda pasar al acto analítico”49.
Vuelvo al testimonio para destacar un momento muy importante que tuvo que ver con
que un miembro del Cártel del pase que está muy lejos de conocer la lengua en que los
pasadores transmitieron el testimonio, pescó el significante del nombre, la marca del sujeto
que se abrió en un sueño como no siendo más que parte del escenario, aparentemente trivial.
Ese significante que salta, y que, como pez es agarrado por la cola, permite comprender
que esa marca del sujeto real, aun siendo el vestigio singular de la lalengua encarnada, sin
embargo, es, en cierta medida trans- lingüística o a – lingüística. Lo que Lacan dirá: el
inconsciente real: “no tiene gramática no tiene sintaxis gramatical productora de significación”.
“Los significantes S1 y S2 no forman cadena”. Esto, por supuesto no excluye que el inconsciente
esté condicionado por el lenguaje por el hecho de ser hablante, pero el ICSR50 no es un lenguaje
49
Colette Soler. Lo inconsciente reinventado. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 2013. Pág. 16
50
Inconsciente Real
68
que “haga frases o proposiciones, es más bien multiplicidad inconsistente de elementos
diferenciales que no fijan el sentido” hay que aclarar que a pesar de ser enunciado por los
pasadores tampoco ellos lo habían atrapado. Es decir, ese pez que saltó remite a la variante del
significante en lo real fuera de cadena que “fija el nombre propio como firma infalsificable del
sujeto”51 dice Colette Soler. El análisis entonces no tiene otro producto que él hay del Uno.
Esa marca evoca la apuesta lógica de Lacan con el aserto de certidumbre anticipada, el
prisionero que ha podido inferir la marca que lleva sobre su espalda…y completemos con “La
nota italiana” donde Lacan dice: “a los congéneres les toca “saber hallarla”, les corresponde
reconocer la marca”52.
Entonces volvamos a la función del Cartel del Pase, que Lacan llamó jurado de
confirmación, si los podemos situar en el lugar de los congéneres, es porque a los carteles del
pase se le supone legítimamente un saber derivado de su propia experiencia y del conocimiento
de la teoría pero este saber no reduce la función de la enseñanza freudiana a los analistas:
tomar cada caso como si fuera el primero, es decir dejar que cada caso enseñe la singularidad,
la experiencia no puede impedir el darle cabida a la sorpresa de la emergencia del inconsciente.
Sobre esta función tengo muchas preguntas que no puedo resolver en este espacio, pero que
enunciaré: ¿Sobre qué decide? ¿Hubo o no final de análisis? ¿Hubo o no posibilidad de
determinar si hubo pasaje de analizante a analista?, ¿hubo emergencia del deseo del analista?,
¿qué lugar ocupa la teoría en el discernimiento del Cartel?, ¿qué es lo que transmite un
pasante?, ¿cómo lo más singular de un caso hace transmisión? ¿En qué lugar del dispositivo se
da la transmisión? La experiencia me ha permitido ver que la teoría, siendo imprescindible, no
es sin embargo más que un mapa de navegación, y esto se verifica porque si bien cada miembro
del cartel tiene una concepción precisa sobre el psicoanálisis, la teoría toda es puesta en
cuestión. Desde la concepción de la entrada en análisis hasta la concepción de final de análisis
pasando por la de la transferencia, el fantasma, el síntoma, la mutación subjetiva, lo terapéutico
en juego, la emergencia del deseo de analista, etc. Este movimiento por supuesto le da al
testimonio una función epistémica fundamental. No es la teoría que se aplica a un caso. Es un
caso que interroga la teoría. Pero no es tampoco suficiente. La única expectativa posible para
51
Colette Soler. Lo Inconsciente reinventado. Editorial Amorrortu. Pág. 28
52
Lacan, Jacques Nota Italiana En: Otros Escritos. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012. Pág. 329
69
el cartel es la de tratar de hallar una respuesta a la pregunta sobre cómo y porqué dio el pasante
el paso que lo colocó en el lugar de analista.
El procedimiento del cartel es un juicio en el sentido del discernimiento, no un veredicto,
es un juicio en el sentido en que logra cernir, cribar entre los dichos y el decir un significante
que salta de la cadena. No de cualquier cadena por supuesto, pues el significante que saltó
intruso no es sin embargo muy alejado de los que se articulaban en la cadena de las
generaciones, en las sucesiones familiares, en las sucesiones S1, S2, pero salta para señalar el
resto que sitúa al sujeto como caído de la cadena simbólica.
Es claro que lo que el cartel del pase debe cribar no es el analista bien analizado, que
por su forma de historizar su propio análisis habría aportado la prueba de que su análisis está
terminado, lo que bien hubiera podido ser el primer tiempo para el pasante (…) lo que el cartel
tiene que autentificar, cito a Bousseyroux, es el analista que se manifiesta dispuesto a
responder por lo real que hace tapón a dicha historización (…) que tenga experiencia no hace
al analista ni que no la tenga, sino que sea el tirabuzón (sacacorchos, sacatapón) de la falta de
la falta que tapona el glu glu de la verdad53…mentirosa.
Finalmente, sólo puedo decir que cada nominación es siempre una apuesta, una apuesta
lógica de la que cada nuevo AE deberá responder. Hacerse responsable del progreso de la
Escuela, ellos tienen la tarea de continuar el proyecto de reformar el entendimiento,
emprendido por Lacan.
53
Michel Bousseyroux. Lacan el Borromeo. Ediciones S&P Barcelona 2016. Pág. 60
70
71