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El Contrato Deifrus

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Intentos de Balta y Piérola para salir de la crisis: el Contrato

Dreyfus
Balta, para salir de la crisis, nombró como ministro a Nicolás de Piérola, político conservador-demócrata, de apenas
30 años de edad. Había estudiado instrucción media, Teología y Derecho en el Seminario de Santo Toribio de
Mogrovejo de Lima. Se separó del Seminario en 1860 y se graduó en la Facultad de Derecho de Lima.
Piérola como ministro de Hacienda, pidió autorización al Congreso de la República para negociar directamente (sin
consignatarios) la venta del guano al extranjero, en un volumen que bordeaba las dos millones de toneladas métricas.
Los comisionados Toribio Sanz y Juan Martín Echenique (hijo del expresidente José Rufino Echenique) viajaron a
Europa para dar a conocer las bases del contrato, a fin de que las empresas interesadas lanzaran sus propuestas. Los
comisionados aceptaron la propuesta de la casa judío francesa “Dreyfus & Hnos.”
El contrato se firmó en París, el 5 de julio de 1869, entre los representantes del Estado peruano y los de la Casa
Dreyfus & Hnos. Este contrato se celebró no en forma definitiva sino ad referéndum, es decir, con cargo a la
aprobación del gobierno peruano. Con algunas mejoras, éste lo aprobó el 17 de agosto de 1869. Posteriormente, se
harían otras ampliaciones.
Las principales estipulaciones del Contrato Dreyfus eran las siguientes:

1. La Casa “Dreyfus Hnos.” se comprometía a adquirir el guano al término de los contratos con los
consignatarios, en un volumen de dos millones de toneladas.
2. Mientras tanto, Dreyfus adelantaría al Gobierno la suma de 2 millones de soles en dos mensualidades (esta
suma fue, luego, elevada a 2.4 millones).
3. En los meses sucesivos, Dreyfus se comprometía a entregar 700 000 soles cada mes hasta marzo de 1871.
4. Dreyfus se encargaría de cubrir los pagos de la deuda externa, que ascendía a 5 millones de soles al año.
5. Para todos los casos de pagos e inversiones se establecían los intereses y primas del caso.
6. Dreyfus tendría el comercio del guano para los mercados de Mauricio, Europa y sus colonias (a excepción
de Cuba y Puerto Rico).
7. El precio de venta del guano a Dreyfus quedó señalado dándose un tipo único de S/. 36.50 por tonelada, en
vez de S/. 31.00 por tonelada pactada con los consignatarios en mayo de 1869.
El contrato originó un gran debate en el Perú, sobre las ventajas o desventajas del mismo. Como era de esperarse, los
primeros en alzar su protesta fueron los consignatarios nacionales (aunque entre ellos había también algunos
extranjeros), quienes iniciaron una querella judicial al Estado por “despojo”, reclamando a su favor el derecho de
“retracto”, esto es, el de sustituirse en igualdad de condiciones a Dreyfus en el contrato, amparados en una resolución
legislativa del año 1849 que mandaba dar preferencia a los nacionales en los contratos de venta del guano. La Corte
Suprema falló a favor de los consignatarios y en contra del Poder Ejecutivo. Sin embargo, el Gobierno de Balta estaba
decidido a llevar adelante el contrato y fue tajante al señalar que era el Congreso de la República, y no la Corte
Suprema, quien debía decidir si el Ejecutivo había procedido correctamente o no al aprobar el contrato. Tras un
debate vivísimo, donde se lució el ministro Piérola defendiendo su punto de vista en el recinto parlamentario, el
contrato fue finalmente aprobado por el Congreso el 11 de noviembre de 1870.
Se ha discutido mucho las ventajas y desventajas de este Contrato. Al respecto, dice el doctor César Antonio Ugarte:
“En nuestro concepto, el contrato Dreyfus representaba un gran progreso en el manejo de las rentas del guano. Las dificultades
sobrevivientes tuvieron origen, más que en el contrato mismo, en los empréstitos levantados por mediación de la citada casa y en
los excesivos adelantos que de ella pidió el Gobierno, para los gastos interiores, desvirtuando la idea que había inspirado el plan”.
El 19 de mayo de 1870 el gobierno de Balta contrató en París, con la Casa Dreyfus & Hnos., un empréstito por
59 600 000 soles, destinado a la construcción de las grandes vías férreas de penetración, de la costa a la sierra. El
buen éxito que tuvo la colocación de este empréstito alentó a la realización de otro, que fue pactado también con la
Casa Dreyfus, en Lima, el 7 de julio de 1871, pero solo fue aprobado en 1872. El monto de este segundo empréstito
era de 75 000 000 de soles, de las cuales 13 000 000 estaban destinados a la construcción de otros ferrocarriles y el
resto a irrigaciones de la costa.
Estos empréstitos, si bien inyectaron al país de grandes capitales y provocaron un período de bonanza, a la larga
resultaron nefastos al estar a cuenta de ingresos futuros, que no se pudieron cubrir. Para colmo, el precio del guano
empezó a caer, debido a la competencia que le hacía el salitre. Como el gobierno siempre andaba falto de dinero,
recurrió a pedir adelantos a Dreyfus & Hnos., ocasionando que a la cuantiosa deuda pública, ahora se agregara el
consumo por adelantado de la renta producida por al contrato Dreyfus.
Los exorbitantes gastos en la construcción de ferrocarriles empezaron a mellar la débil economía del Perú. Para tratar
de aumentar los ingresos y salvar el estancamiento económico del país , se tomaron las siguientes medidas:
a) Se echó mano a la explotación y venta del salitre de Tarapacá. Ese producto tenía buen mercado porque,
por ejemplo, comparándolo con el producido en Chile, resultaba de mejor calidad.
b) Se reactivó la política de empréstitos; es decir, se volvió a acudir al fácil expediente de traer bienes de
capital del extranjero, endeudarse, y cumplir con los compromisos internos con dinero ajeno.
La política del endeudamiento externo, a través de toda la historia, ha sido un negocio redondo para las
entidades o los países acreedores. En cambio, ese dinero para los países deudores siempre ha producido
una sobrecarga financiera, porque tiene dos componentes:
1) La deuda principal, que se debe amortizar mediante un cronograma; y,
2) El interés, que es un porcentaje del capital principal y pagadero también mediante un cronograma.
Genera también, una dependencia del deudor frente al acreedor, por lo que los países más
endeudados son los más dependientes.
Como la venta del guano peruano empezó a declinar, primero, por depredación, segundo, por
sustitutos que iban apareciendo usándose en el mercado rural europeo y, tercero, por deficiente
administración, los presupuestos de la República, basados principalmente en los ingresos gracias a
la venta de este abono natural, terminaban siempre con saldos negativos.
Esta fue la política “salvadora” que usó, tanto, José Balta, fue diseñada por Nicolás de Piérola.
Mientras los funcionarios gubernamentales estaban ocupados en la danza del guano, los empréstitos
y los ferrocarriles, la población peruana estaba mucho más que desprotegida; estaba abandonada
sobre todo la población de los estratos más pobres. La falta de servicios elementales de higiene, de
salud pública y educación eran notables.

Cambios en el contrato[editar]
Se hicieron cambios al contrato durante el gobierno de Manuel Pardo y Lavalle.

Octubre de 1872[editar]
El primer cambio en el contrato vino en relación con las mensualidades de 700 000 soles que debía entregar Dreyfus.
En esta entrega, Dreyfus hacía descuentos por adelantos y comisiones de la gestión de empréstitos, y al final, la
entrega líquida era de 300 000 a 400 000 soles.
Se firmó con Dreyfus un nuevo convenio en el cual, este entregaba una mensualidad por un año de 500 000 soles (6
millones al año) y luego una mensualidad de 200 000 soles por el año siguiente (2.4 millones al año).

Marzo de 1873[editar]
Otro cambio del contrato fue en relación con el millón de libras esterlinas, equivalentes a 5 millones de soles, que
Dreyfus tenía que aportar cada año hasta amortizar los bonos del empréstito de 1865.
En enero de 1872, el gobierno de Balta hizo un contrato con Dreyfus para la emisión de bonos por 36.8 millones
de libras esterlinas, equivalentes a 184 millones de soles de plata, además de que Dreyfus debería de rescatar todos
los bonos de 1865 y cobrarse con lo obtenido de ese empréstito. Pero resultó que por la crisis económica mundial de
ese año, solo se pudo colocar 4 millones de libras esterlinas en bonos.
En marzo de 1873, el Estado pactó con Dreyfus la suspensión de la entrega del millón de libras esterlinas de la deuda
externa, pues ya todos los bonos habían sido rescatados por Dreyfus; la entrega de dos millones de libras esterlinas
ese año, para atender los trabajos públicos (ferrocarriles), la entrega de un millón de libras esterlinas anuales, y
postergar la colocación de bonos que Dreyfus debía hacer del empréstito de 1872 hasta que los bonos peruanos
suban en su cotización.

Abril de 1874[editar]
A fines de 1873, Dreyfus tenía por exportar un millón de toneladas de guano de las dos que había comprado. Podía,
mientras no las vendiese, impedir que el gobierno consignase o negociara el abono de los mercados europeos. Es
que el contrato no especificaba hasta cuando Dreyfus tenía tiempo para retirar sus dos toneladas de guano, quedando
indefinidamente en posición de monopolio. Dreyfus tampoco había cumplido con entregar el millón de libras esterlinas
para el fondo de obras públicas, de acuerdo a la modificación de marzo de 1873. Además, Dreyfus pasaba por una
terrible falta de liquidez que podía llevarlo a la quiebra, agudizado por al caída de demanda del guano en el mercado
europeo.
El 15 de abril de 1874 se acordaron nuevas modificaciones al contrato:

 El gobierno obtuvo el derecho de exportar guano desde el 1 de julio de 1875 y de venderlo en todos los mercados
del mundo desde el 1 de noviembre de 1876, aun cuando Dreyfus no haya concluido de exportar el guano
comprado.
 Dreyfus entregaría 7 millones de soles por mensualidades para atender los gastos públicos.
 Dreyfus pagaría los intereses y amortizaría la deuda externa en los semestres de 1 de julio de 1874, 1 de enero y
1 de julio de 1875.
 Dreyfus recibió el derecho de beneficiar el guano mediante el procedimiento del ácido sulfúrico para aumentar su
proporción de materias fertilizantes.
 Se redujo el precio de venta de 13 libras esterlinas a 12 libras 10 chelines, pues el gobierno pensaba que el alto
precio había ocasionado la caída de la demanda.
Al final, llegó noviembre de 1876 y Dreyfus estaba muy lejos de haber vendido sus dos millones de toneladas de
guano y entró en vigencia un contrato de consignación entre el Estado y la Peruvian Guano Company, el Contrato
Raphael.

La crisis europea golpeó la economía peruana de dos formas. Primero porque el gobierno peruano había
incrementado de forma exponencial —desdeñando soluciones competitivas— los precios del guano, tanto que los
granjeros afectados se volvieron hacia otros fertilizantes de precio más bajo; lo cual drenó la demanda de
cargamentos desde las Islas Chincha. Segundo, porque con los mercados de bienes y dinero de Londres
congelados, los prestadores dejaron de apetecer el dar más crédito al Perú, una vez más agobiado por la deuda.
Habiendo tenido acceso ilimitado al crédito de Londres (…) pero ahora agobiado con el peso de la mayor deuda
con el extranjero de América Latina, Perú no estaba preparado para la quiebra. Fue pasar de la opulencia a la
miseria con nada que ofrecer en cuanto a avance económico duradero.
de una agobiante deuda por impago en 1826 y de varias centurias como colonia española, habían dejado a la
economía del país empequeñecida y dominada por la artesanía, incluso sin sistema bancario (1). Mirado desde
esta distancia, «el guano fue una gran oportunidad perdida para el desarrollo de Perú (…) ya que las inversiones
por parte del estado pusieron obstáculos infranqueables a las posibilidades de los emprendedores nacionales, la
diversificación y los logros en productividad doméstica»Aunque la mayor parte de los gastos del gobierno fueron
malas inversiones, las del ferrocarril fueron las más evidentes. Por supuesto, la minería del guano y su exportación
no fue o que llevó al fracaso, lo que lo hizo fueron las políticas monetarias y la carencia de provisión del gobierno
Peruano. Una de las explicaciones sostiene que «una pobre selección de proyectos de inversión» tuvo la culpa del
pinchazo y la caída (31). Aunque esto es verdad, no cabe duda, ello sugiere que en otras circunstancias el
gobierno podría haber sido capazLa causa definitiva del fracaso de la industria del guano en establecer una
prosperidad económica duradera ha sido tema de un debate de más de un siglo en los círculos económicos: ¿Cómo
es que un recurso natural fácilmente extraíble, demandado por todo el mundo no solamente no llevó a la
prosperidad sino que de hecho pareció conducir a una implosión económica

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