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Este artículo trata sobre las relaciones entre arte y literatura en la obra de Azorín. Sus ensayos —a
excepción de aquellos dedicados al cine— han sido analizados con objeto de demostrar el conocimiento
y el interés de Azorín en las artes visuales y en la critica de arte, revelando un aspecto olvidado, a veces,
del escritor que creó el concepto de "generación del 98".
This paper dealt with the relationship of art and literature in Azorin work. Their essays are examinated
in order to verify Azorin knowledge and interest on visual arts and art criticism showing an forgotten
sight of the writer who created the concept of "generación del 98".
1. M. Ferrand, "Azorín y la pintura" in J.L. Ortiz de Lanzagorta (Recop.),Azotín, cien años ( 1873-1893),
Sevilla, 1973, pp.174-184.
2. C.Pena, Pintura de paisaje e ideología. La generación del 98, Madrid, 1983, passim.
3. F.Calvo Serraller, Paisajes de luzy muerte. La pintura española del 98, Barcelona, 1998, pp. 219-223.
4. Azorín, Pintar como querer, Madrid, 1954, pp. 71-84.
Azorín: Arte y Literatura 363
a juzgar y decir la verdad "malgré tout" aún cuando produzca el escándalo de los
filisteos del arte, tenga que luchar contra tirios y troyanos, o se rasgen las vestiduras
los pontífices de la investigación y de la erudición pues en materia de arte nada hay
definitivo, absoluto e inconmovible.
II
Dolorosa, en la que ha trabajado desde hace mucho tiempo, afirmando: "Les estoy
diciendo, repitiendo siempre a nuestros escultores que trabajen en madera, que nuestra
escultura, la española, es la de madera pintada. Esa es nuestra tradición; ahí está nuestro
genio... Un mármol desentona en nuestro ambiente" 19.
III
con dicho estilo y algún crítico afirmó en aquel momento: "Los productos y artistas
españoles deben concurrir en gran número a París... y ya que perdimos colonias y
prestigios politicos, que el arte y la industria, allí dignamente representados, lleven
nuestro decaido espíritu" 27.
Por otra parte, aquellos "pueblos pequeños" a los que se refería el Congreso de
Valencia no eran, precisamente, capitales de provincia sino lugares de escaso vecindario
en donde edificar a reducida escala los grandes edificios de las populosas ciudades
sería la mayor de las equivocaciones con el más funesto resultado, dado que la "acción"
del arquitecto en ciertas ocasiones no sólo consiste en construir sino en destruir el
entorno del que surge la arquitectura
La sabiduría de nuestra arquitectura popular es lo más opuesto a la presunción
y al fasto mal entendido porque la sencillez y humildad son su norma. Nada más alejado
de la arquitectura popular que la altivez pretenciosa de querer parecer lo que no es.
Ante la posible "acción" del arquitecto el maestro Azorín invoca al genio local de
alarifes y albañiles que se desarrolla libremente y según la tradición. Los arquitectos
modernos operan con abstracciones pero no tienen en cuenta el clima, la temperatura,
el aire, el conjunto urbano, el paisaje...
Para Azorín los alarifes y albañiles no tienen ningún arte, los mueve un equilibrado
conocimiento del medio, del sol, de la luz, del espacio, de la humedad de la atmósfera.
De ahí la armonía, la belleza de las casas vascas, alicantinas, andaluzas o catalanas.
Nuestros albañiles trabajan con un profundo sentido de la proporción y de la armonía.
Ellos han creado la singularidad y extraordinaria diversidad de esos "pueblos pequeños"
de la geografía española con un profundo instinto de vida y armonía; esos pueblos
que hay que proteger y defender de la acción del arquitecto pues "lo que ha creado
la vida a través de los siglos es lo exacto y lo conveniente".
27. Apud P. Navascués, "Arquitectura" in Historia del Arte Hispánico' V. Del Neoclasicismo al
Modernismo, Madrid, 1987, p. 90. Véase también F. Chueca Goitia, Historia de la arquitectura occidental.
X. El siglo XX. Las fases finales y España, Madrid, 1984, pp. 251-265.