Minotaur">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Mito de Teseo Con Actividades - 7 Grado

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

7° GRADO

Ministerio de Educación Actividades de revisión de los aprendizajes


Prácticas del Lenguaje 

Estimadas familias:
Con el objetivo de seguir acompañando los procesos de continuidad pedagógica, se ofrecen
las siguientes actividades como una propuesta para acercar a los/as estudiantes a diversos
aprendizajes.
Estas actividades complementan las propuestas elaboradas por los/as docentes y constituyen
una oportunidad para revisar, profundizar y reforzar ciertos aspectos o contenidos para seguir
transitando este contexto excepcional.
Gracias por el apoyo y el compromiso para que los/as estudiantes continúen aprendiendo.

Por favor, completá tus datos:

Nombre/s y apellido/s  ................................................................................................................

Escuela  .......................................................................................................................................

Sección  .......................................................................................................................................

Teseo, héroe entre los héroes


Egeo, rey de Atenas, supo por boca del oráculo que no debía casarse lejos de su tierra. La unión
del rey con una extranjera, afirmó el oráculo, traería grandes desgracias a Atenas y al pueblo ateniense.
Sin embargo, el joven rey se enamoró de Etra, la hija menor del rey de Trecén y se unió a ella sin
pensar en las amenazantes predicciones.
Un día, cuando ya estaba a punto de nacer el hijo de Egeo y Etra, Egeo supo que debía regresar
a Atenas. Llevó a su esposa a las afueras de Trecén, se detuvo junto a una inmensa roca y así habló:
—Esposa mía, bajo esta roca ocultaré mis sandalias y mi espada. Si el niño que está por nacer es
varón, tráelo a este lugar cuando sea un joven y ordénale que las desentierre. Cuando lo vea vistiendo
mis prendas, sabré que es mi hijo y lo haré heredero de mi reino, Atenas, al que debo regresar ahora.
Poco tiempo después nació Teseo; se crió en el palacio de su abuelo sin conocer a su padre y, desde
muy pequeño, recibió la especial protección de Poseidón, dios del mundo de los mares.
Teseo se destacó como un niño fuerte y valiente. Su abuelo, el rey de Trecén, le enseñó a conocer
las estrellas, a lanzar la jabalina y a empuñar la espada.
Un día, cuando Teseo tenía siete años, Hércules llegó de visita al palacio; al entrar, dejó sobre
uno de los bancos del jardín la piel del león de Nemea con la que siempre se cubría desde que había
derrotado al temible león. Los niños vieron la figura de la bestia recostada sobre el banco y huyeron
despavoridos gritando: “¡Un león, un león!”.
Teseo, sin embargo, corrió hacia la cocina, tomó de allí un cuchillo y volvió con él al jardín dis-
puesto a vencer a la fiera. Hércules quedó admirado de la valentía del niño y aseguró que el nombre de
Teseo se recordaría por siempre entre los nombres de los héroes.
Cuando Teseo cumplió dieciséis años, Etra, su madre, lo llevó hacia las afueras de Trecén y mos-
trándole la inmensa roca le dijo:
—Hijo mío, debajo de esa roca encontrarás las sandalias y la espada de tu padre que no es otro
que Egeo, el rey de Atenas. Recupera esas prendas y preséntate ante Egeo que reconocerá en ti a su hijo.
Con un enorme esfuerzo Teseo corrió la roca. Allí estaban las sandalias y la espada de su padre.
Se las calzó, dio un fuerte abrazo a su madre y, sin dejarse ganar por la tristeza de la separación, em-
prendió la marcha.
Teseo se dirigió a Atenas por el camino de tierra, plagado de peligros; deseaba demostrar su va-
lentía e imitar a Hércules, a quien mucho admiraba. No le faltaron ocasiones.
El primero en probar el filo de su espada fue Escirón, un poderoso salteador de caminos. Lo siguió
el gigante Sinis, a quien llamaban el “doblador de pinos” pues solía aplastar a sus enemigos entre dos
inmensos pinos a los que unía entre sí con el solo movimiento de uno de sus brazos. Sin duda, Poseidón,
protector de Teseo, lo custodió a lo largo del camino.
En el palacio se celebraba un gran banquete el día en que llegó Teseo. Su padre, el rey Egeo,
ocupaba el lugar principal.
El joven no había revelado a nadie su nombre; al llegar ante la mesa desenvainó su espada. Tuvo
que apartar de sí a quienes querían echarlo fuera antes de lograr cortar con la punta del arma una pata
del cordero que Egeo tenía ante sus ojos, en una fuente de plata. El rey reconoció la espada, miró los
pies del desconocido y supo que el apuesto joven era su propio hijo. Levantándose lo abrazó una y otra
vez, y lo proclamó su heredero.
Desde entonces, Teseo luchó para fortalecer en Atenas la autoridad de su padre.
Atenas padecía por entonces una gran penuria anunciada ya por el oráculo. Minos, el rey de
Creta, había vencido a los atenienses en una guerra y les había impuesto un terrible castigo. Cada año,
los atenienses debían enviar a siete jóvenes y siete doncellas para que fueran devorados en Creta por
el Minotauro.
El Minotauro era un ser monstruoso, con cuerpo de hombre y cabeza de toro; emitía por su boca
extraños ruidos no articulados, mezcla de bufido y ronquido, en los que se adivinaba un soplo humano
de tristeza. Se alimentaba con carne humana. Vivía encerrado en el Laberinto, complicada construcción
en la que era fácil entrar pero imposible salir.
Cuando Teseo supo de la desgracia que hería al pueblo de su padre, decidió viajar él mismo a
Creta para luchar contra el Minotauro y librar del mal a Atenas.
—Teseo, hijo bienamado –dijo Egeo– que los dioses te protejan. La nave que te conduce lleva
velas negras. Cuando regreses vencedor del Minotauro, cámbialas por velas blancas. De ese modo, a la
distancia, conoceré la noticia de tu victoria.
Teseo prometió a su padre que cambiaría las velas como señal de su triunfo y zarpó, junto a los
otros jóvenes, rumbo a Creta.
El rey Minos recibió a los atenienses ataviado con bellas ropas blancas; deseaba conocer al joven
Teseo, de cuya valentía había oído hablar. Para impresionarlo, le dijo de manera burlona mientras arro-
jaba al agua su anillo:
—Me han dicho, Teseo, que el dios Poseidón te favorece. Si es cierto, dile que te ayude a recuperar este anillo.
Teseo le respondió:
—Demuestra tú primero que el mismo Zeus, padre de todos los dioses, te tiene bajo su protección.
Zeus, que verdaderamente era protector de Minos, no se hizo esperar: arrojó desde los cielos rayos
y truenos que iluminaron el mar y levantaron en él olas gigantescas que sacudieron sin cesar la nave
ateniense.
Teseo se arrojó entonces al mar. Allí, Poseidón lo recibió con alegría. Estaba sentado en un carro de
oro tirado por bellas sirenas. Bastó una señal suya para que un veloz pez plateado recuperara el anillo.
Segundos después, Teseo emergió de las aguas con el anillo en una de sus manos y frágiles estrellas de
mar escabulléndose entre los dedos de la otra.
Teseo y sus compañeros debieron aguardar al día siguiente para combatir con el Minotauro.
Durante la noche, la joven Ariadna, hija del rey de Creta, apareció entre los árboles. La belleza
de Teseo, saliendo deslumbrante del mar aquella mañana, había despertado un amor incontenible en
su corazón.
—Valiente Teseo –le dijo– podrás vencer, sin duda, al poderoso Minotauro con tu espada y tu va-
lentía. Pero no saldrás jamás del Laberinto. Te entrego este ovillo; es un ovillo mágico. Ata la punta del
hilo a la puerta del laberinto y conserva el ovillo en tu mano. El hilo se irá desenrollando cuando camines
por los corredores del Laberinto y, cuando desees volver, te bastará seguir el hilo para hallar la salida.
A la hora señalada, Teseo entró en el Laberinto. En una mano llevaba la espada de su padre y en
la otra el ovillo de Ariadna.
Desde lejos escuchó los mugidos del Minotauro pero solo se enfrentó con él después de llegar al
centro mismo del Laberinto. El combate duró largas horas. La bestia arremetía contra el joven clavándole
sus cuernos y empujándole con fuerza sobrehumana. Teseo resistió sus embates. Cuando logró separarse
del monstruo, tomó fuerzas, se lanzó sobre su adversario con la espada en alto y le atravesó el corazón.
El Minotauro cayó muerto.
Teseo siguió el hilo de Ariadna para hallar el camino de regreso.
Ariadna y los jóvenes y las doncellas atenienses que se habían librado de una terrible muerte
abrazaron a Teseo en la puerta del Laberinto. Sigilosamente, subieron a bordo de su nave y esa misma
noche huyeron hacia Atenas. Ariadna viajaba junto al joven héroe.
Al llegar a la isla de Naxos, sin embargo, algo interrumpió su dicha. Dionisio, uno de los dioses
del Olimpo, vio a la princesa y deseó inmediatamente casarse con ella. La joven se despidió llorando de
Teseo. El dios Dionisio bajó a la isla con un carro maravilloso tirado por fantásticas panteras aladas y en
él se llevó a Ariadna hacia el Olimpo para convertirla en su esposa.
Los atenienses siguieron viaje sin dejar de festejar la victoria sobre el Minotauro. La alegría hizo
que Teseo olvidara la promesa que había hecho a su padre: la nave avanzaba hacia Atenas con sus ne-
gras velas desplegadas al viento.
Desde lo alto de la ciudad, Egeo la divisó. Su corazón se estremeció de dolor al pensar que su
amado hijo había muerto en Creta. Sin poder soportar la pena, Egeo se arrojó al mar, a ese mar que
baña las costas de Grecia y que, desde entonces, lleva su nombre.
Cuando Teseo desembarcó, supo la noticia de la muerte de su padre. En medio de esta nueva
tristeza, el joven héroe fue proclamado rey de Atenas. Teseo fue un buen rey pero su reinado estuvo
plagado de luchas y tragedias, como lo había estado su nacimiento, marcado a la vez con el signo de
la gloria y con la sombra de la desgracia.

Versión extraída de Prácticas del Lenguaje. Mitos griegos. Plan plurianual para el mejoramiento de la enseñanza 2004-2007,
Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, 2017.
Ahora que ya leíste una versión del mito de Teseo, te proponemos que resuelvas las
siguientes actividades:

1 En este texto se narran diferentes momentos de la vida de un héroe: Teseo. Este se carac-
teriza, como habrás leído, por su valentía. Enumerá distintas situaciones contadas en este
mito que demuestren la valentía de este personaje. Empezamos mencionando una, a modo
de ejemplo:

.  Teseo se enfrenta al “león” de Hércules


.  _______________________________________________________________________________
.  _______________________________________________________________________________
.  _______________________________________________________________________________
.  _______________________________________________________________________________

2 En este mito, hay dos objetos que son muy importantes: la espada y las sandalias. ¿Qué
función cumplen en la historia? ¿Por qué es importante que Teseo los lleve consigo al ban-
quete en Atenas?

3 Al principio del texto, el narrador dice: “Egeo, rey de Atenas, supo por boca del oráculo que
no debía casarse lejos de su tierra. La unión del rey con una extranjera, afirmó el oráculo,
traería grandes desgracias a Atenas y al pueblo ateniense”. ¿Cuáles son las desgracias que
trajo a Atenas la unión de Egeo y Etra?

4 A lo largo de la historia, Teseo recibe la ayuda de otros personajes. Completá el siguiente


cuadro con los nombres de los personajes que colaboran con el héroe y con las acciones
que realiza cada uno. Recordá que un mismo personaje puede ayudar a Teseo en más de
una situación complicada.

Ayudante Acciones

5 ¿Cómo termina la historia de Teseo y el Minotauro? ¿Creés que este enfrentamiento fue la
última aventura del héroe? Elegí una cita del texto para justificar tu respuesta a esta última
pregunta.

También podría gustarte