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ISBN 978-987-42-2286-2
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en las escuelas, cada vez pueda picar un poco más, así rascamos
donde pica...
"La función del arte
2
El pastor Miguel Brun me contó que hace algunos años estuvo con
los indios del Chaco paraguayo. El formaba parte de una misión
evangelizadora. Los misioneros visitaron a un cacique que tenía
prestigio de muy sabio. El cacique, un gordo quieto y callado, escu
chó sin pestañear la propaganda religiosa que le leyeron en lengua
de los indios. Cuando la lectura terminó, los misioneros se queda
ron esperando.
El cacique se tomó su tiempo. Después, opinó:
—Eso rasca. Y rasca mucho, y rasca muy bien.
Y sentenció:
—Pero rasca donde no pica".
Eduardo Galeano
Introducción
C
uando empecé a pensar este libro, varias ideas daban vueltas.
Quería reunir a un grupo de trabajadores y trabajadoras de
la educación, con experiencias concretas muy valiosas, para
que las contaran y reflexionaran sobre ellas.
Tenían que ser experiencias en la escuela pública, esa institución
de la que habitualmente los medios hegemónicos hablan únicamen
te en ocasión de los paros docentes o de algún episodio que permita
criticarla.
Una vez leí un cartel en castellano y en pilagá, que decía: "¡El úni
co que está quieto es el pizarrón! En esta escuela todos nos move
mos por una educación mejor".
Ojalá este libro sea como el huayra muyoj, "viento arremolinado"
en quechua, que sacude el polvo, que pone todo en movimiento...
Necesitamos un huayra muyoj en educación.
Aquí estamos... Docentes de distintos niveles y modalidades de
la escuela pública, compartiendo nuestras dudas, nuestros proyec
tos, nuestras experiencias...
Un círculo de docentes intercambiando, compartiendo saberes,
cuestionando y cuestionándose... Reunidos en círculo para que cir
cule la palabra en un pie de igualdad, para escucharnos, para desins
talar creencias, para desnaturalizar prácticas educativas...
Las puertas están abiertas para el debate, las críticas, el intercam
bio, el encuentro...
Es una excelente forma de defender la educación pública.
Por qué jugar en la escuela
Introducción
Jugar sirve para leer y atrapar la realidad. Así lo hacen los ni
ños desde que nacen, intuitiva y espontáneamente. El ser humano,
desde su origen, asimila y acomoda estructuras de conocimiento al
interactuar con los objetos, jugando con ellos. Los niños exploran la
materia amasando, tirando, estirando, probando qué pasaría si... El
juego es un ejercicio de fantasía que interroga al mundo.
La adivinanza, por ejemplo, es una de las formas más artesanales
del conocimiento. Poético juego popular, la humanidad crea adivi
nanzas para ver y ayudar a ver. Erik, uno de nuestros alumnos de
tercer grado, inventa adivinanzas en su cuaderno de pensamientos
propios. El mira y juega, juega y mira con las cosas; así nos invita
lúdicamente a contemplarlas. Y escribe:
"¿Qué es eso que aparece en el cielo de noche y que brilla? Las
estrellas.
¿Qué es eso que tiene metal en las patas? El caballo.
¿Qué es eso que no se puede alzar? El agua.
¿Qué es eso que se revienta cuando lo tocás? La burbuja".
Así, jugando a esconder, percibe y resalta poéticamente las cua
lidades singulares de los objetos. Condensa y desplaza, recorta y
E ncuentros 19
Algunas conclusiones
Cantidades
El beneficio de inventario
Este proceso va dejando resultados más allá del instante, del en
tretenimiento y la risa. Quizás no se puedan dimensionar del todo,
menos aún cuantificar. Pero lo que el encuentro produce se da en
planos tan inmensurables como los del "clima institucional", la
fortaleza de los lazos, el sentimiento de pertenencia, la noción de
comunidad. Nada numérico ni tangible, pero con peso específico
cierto y concreto en el diario andar. Hoy nos animamos a decir que
trabajamos en una escuela alegre. Eso no se mide, pero se respira.
No notamos particularmente que se expresen mejor oralmente,
que se muestren más interesados por la lectura, que se hayan anota
do en cursos de teatro ni que pregunten por Shakespeare (tal vez lo
hagan, pero no lo podemos afirmar con certeza). Sí podemos pensar
en la construcción de una memoria literaria compartida, un "cami
no espectador" agenciado en conjunto.2
La experiencia generó interesantísimos movimientos en el grupo
de compañeros: maestros, auxiliares, directivos —sectores de la es
cuela que no siempre conjugan armónicamente, pero aquí sí— y hasta
en el vínculo con las familias. El humor y el arte siempre son un lazo
para derribar decorados de cartón. A partir del juego y la diversión,
encontramos un gigantesco aporte a la humanización de la escuela y
a la construcción colectiva de su identidad. Allí los chicos ven jugar,
como lo hacen ellos, a sus papás, a sus maestros, a la casera, a los
auxiliares. Ya sea como actores o como espectadores, encontramos en
las obras un lugar de reunión, de sentir, de mirar al otro y de hacerlo
partícipe. Es la integración de tantos actores que hacen escuela.
También hay aportes en relación al ejercicio de la concentración:
lo vemos en los actos escolares tradicionales a través de un silencio
y una atención conmovedores. También vemos a los niños con más
confianza hacia los maestros, más sueltos en los espacios comunes,
Lo instituido y lo instituyente
Introducción
(donde las escuelas llevan sus deseos por un mundo mejor). Pero
también en numerosos espacios no escolares: el escenario de la fe
ria de Mataderos; el Tercer Festival de Folklore FIFBA, en homenaje
a Leda Valladares, junto a Gustavo Santaolalla y Laura Peralta; el
acto en el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia; un acto del
INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia
y el Racismo) en cancillería; la conmemoración de la creación del
Centro Ana Frank; entre otros.
Los docentes participantes nos hemos organizado y articulado
por medio de una construcción colectiva, en el marco de una meto
dología pedagógica dinámica y en movimiento, que se va constru
yendo en clave de encuentro. Se promueve así una lógica que nos
gusta llamar "pedagogía del encuentro" (o de la re-unión), que se
construye en ese hacer en común.
El comienzo
El Repertorio
"La memoria
La memoria que me dieron
para olvidarme de mí
no estaba aquí, la trajeron
para apartarme de ti.
Cantaremos todos.
Cantar y cantar.
Para ser nosotros
con nuestra verdad.
Madrecita tierra,
Mi palomita])
No puedo ser libre
sin tu libertad.
Cantaremos...
Madrecita...
de Suna Rocha y Guglielmino
Consideraciones finales
Anexo
"Me encantó tocar con todas las escuelas y estar con algunos ami
gos de la tarde. Otra cosa que me gustó fue la banda que vino a tocar,
me hubiera encantado tocar los instrumentos con los cuales tocaban".
"¡Estuvo muy bueno! Me gustó que todos fuimos por el mismo
motivo, sin conocernos, a hacer algo que a todos nos gusta. Fue una
experiencia distinta".
"¡Estuvo buenísimo! Habría que hacerlo más seguido y con mu
chísima más gente".
"Me gusta que todos se emocionen por ir, aunque no vayan a to
car la música que escuchan siempre. Además, me gusta que tam
bién estemos todos juntos".
"Me gustó la entrada. No se me ocurre nada que no me haya gus
tado. ¡Que siga siendo tan divertido como siempre!".
"Estuvo bueno compartir la música con chicos de nuestra edad de
otras escuelas".
"Nos sentimos bien porque tocamos sikus y cantamos entre todos
y también con Laura Peralta".
"Me sentí bien, halagado y emocionado".
"A un amigo le diría que una vez al año nos juntamos muchas es
cuelas y con alegría y música conmemoramos a nuestros hermanos
derrotados por los españoles y así festejamos la memoria de nuestra
tierra, cuidándola y respetándola".
"Me siento muy feliz porque nos encontramos con otras escuelas".
"Lo que más me gustó fue que todos nos reunimos, cantamos y
compartimos canto entre todos y también que una señora cantó y
nos unió a su canto".
"Lo que más me gustó fue cantar con otras escuelas".
"Con cada cosa que hacíamos, sentía que aprendía más. Con las
letras de las canciones entendía muchas más cosas sobré qué pasó y
cómo ocurrió. También aprendí que no hay que ser racista y que en
el mundo todos somos hermanos".
"Mucha sorpresa al ver tantos chicos".
"Tiene sentido juntarnos y tocar por una misma causa".
"¡Qué bueno tocar juntos!".
"Me gustó la entrada, caminando y tocando entre todos".
E ncuentros 45
Contenido disciplinar
La visión mediata
5 .. . Ce5
5 .. . Ch6
violencia y los abusos; todo esto, más una capa de problemas menos
profundos pero pregnantes por su permanencia: los materiales, los
espacios físicos, la conservación y la circulación de lo producido...
Todos nudos de una trama que a veces me atrapaba, me inmoviliza
ba en la sensación de "es demasiado", y tantas otras —quizá más—
me convidaba a saltar sin temor a caer. Porque, en definitiva, esa
complejidad de nudos me hizo saber dos cosas fundamentales. Una,
que la práctica docente así concebida era experiencia vital, estaba en
la vida más vivida porque accionaba y se reflexionaba, porque los
días transcurrían con cosas que pasaban, con arrugas, pliegues, y
a veces con descubrimientos y satisfacciones; y la otra, que no es
taba sola, que esa imbricación de problemas incluía a muchísimos
actores, pudiendo yo encontrar un aliado en cada uno de ellos: un
destinatario, un referente y/o alguien a quien interpelar.
Asumiendo que esta red estaría siempre tejiéndose y destejién
dose, comencé a tirar más de otro hilo: el del lugar de la educación
plástica en el currículum prescripto y, sobre todo, en el currículum
real. Fui preguntándome más hondo acerca del sentido de la educa
ción artística, porque encontraba fuertes contradicciones entre los
enunciados del diseño curricular y lo que observaba cada vez que
iniciaba una nueva suplencia, instancias que se caracterizaban ma-
yoritariamente por la vacuidad y la ambigüedad en el relato de los
chicos, así como en la producción que se acumulaba en las carpetas.
Recuerdo con cierta nitidez una escena en particular. Estaba en
clase con chicos de cuarto grado, ese día iniciaba una secuencia en
torno a la seriación de la imagen mediante el grabado. A lo largo
de cuatro o cinco clases, crearíamos matrices y las estamparíamos
para reconocer posibles transformaciones en una imagen que con
servara ciertos rasgos compositivos (las formas) pero donde, a su
vez, estos se vieran alterados por la modificación de otros (el color,
los soportes y los espacios de emplazamiento).
Había preparado unas cuantas planchas de polyfan, obtenidas de
las bandejas en las que suelen venderse alimentos. Mientras soste
nía esas planchas y preguntaba si alguna vez habían grabado, me
asaltaba una pregunta que me hizo retroceder: "¿Qué era eso que
tenía entre manos? ¿Por qué iba a llamarlo polyfan, si en definitiva
era mucho más que un material? ¿Por qué a iba a llamarlo 'bande-
jita', si encima no había nada apoyado como para pensarlo con esa
62 H ebe M iriam R oux
las tareas que se proponen"2 fui valorando cada vez más la pala
bra elegida para cada cosa, para cada momento, para cada propo
sición. Desde entonces, en lugar de prolongar el debate acerca del
arte como invención versus el arte como expresión (y tantas otras
luchas posibles), incluí todas esas variaciones en el enunciado de
mis consignas. En definitiva, si el deseo era empoderar, el camino
consistía en amplificar simbólicamente la extensión de lo que so
mos capaces de ser y hacer.
Cuando, hacia el final de la secuencia, me preguntaba por la circula
ción de esas producciones, comenzaba a vincular desde la praxis dicha
necesidad con la demanda institucional de socializar las imágenes que
producen los chicos y la estética de la recepción,3 que venían reescri
biéndose con múltiples prácticas en el arte contemporáneo. No podía
impulsar una exhibición estática clásica que, a lo sumo, convidase a ser
contemplada. A una experiencia de variaciones de la imagen le corres
pondía un dispositivo de exhibición que permitiera a los espectadores
jugar también, recreando las series. Pregunté a los chicos si estaban de
acuerdo con la idea de estampar algunas veces más y cortar e iman-
tar estos fragmentos. De ese modo, podríamos dar lugar a la recon
figuración de las imágenes sobre un panel metálico. A un lado de la
exhibición, que era a la vez territorio de juego constante en los recreos,
dejamos colgado un bloc de hojas junto a un fibrón, con el siguiente
mensaje: "¿Qué querés decirle a los autores de estos grabados?".
Un día después, aparecieron las primeras escrituras. Recuerdo con
precisión que en la primera página se leía "Aguante Boca" y "6to
capo". Era evidente que no alcanzaba con instalar un dispositivo para
autorizar4la participación desde la expectación ni mucho menos para
Primera parte
La incidencia de la institución escolar en la
construcción de la identidad: cuestiones de géneros
2. Disponible en http://glosarioeducativo.wikispaces.com/file/view/
warriors.pdf/161621441/warriors.pdf. Fecha de consulta: junio de 2016.
78 E zequiel T rigo y E miliano Samar
Segunda parte
Masculinidades y escuela
La tarea de la escuela
Tercera parte
Links de interés:
- "Construcción de las identidades de género en la escuela" Amparo Tomé.
http://www.youtube.com/watch?v=85e2ZvWUjA4. Fecha de consulta: ju
nio de 2016.
- "Construcción de masculinidades alternativas" Erick Pescador.
http://www.youtube.com/watch?v=0hcvKu57qHQ. Fecha de consulta: ju
nio de 2016.
Posibles insumos para discusiones:
- "Igual que tú":
http://www.youtube.com/watch?v=Ms9sWfBFkrM&feature=related.
Fecha de consulta: junio de 2016.
- "Igualdad de género":
http://www.youtube.com/watch?v=iax2W9qAfK0&feature=related.
Fecha de consulta: junio de 2016.
"Spot sobre igualdad de género":
http://www.youtube.com/watch?v=QMQx4bcvjuU&feature=related.
Fecha de consulta: junio de 2016.
- "Roles sexistas en la familia":
http://www.youtube.com/watch?v=Ynz8MC-EpR4&feature=related.
Fecha de consulta: junio de 2016.
"A troche y Mocha" por Karen Benett. Disponible en http://www.paginal2.
com.ar/diario/suplementos/soy/l-2577-2012-08-20.html. Fecha de consulta:
junio de 2016.
Ampliar la mirada, construir nuevos saberes
saber para dessaber, con las otras y los otros, "en y con" el Barrio
Villa 21/24 de Zavaleta.
que él pretende para sus alumnos. Será el que cree los espacios
de participación democrática, para que funcionen las asambleas,
algo fundamental para que todos juntos decidan. Será el que, en
un día de lluvia, cuando han asistido pocos alumnos, dé lugar a
un ambiente de estudio, reflexión e intercambio docente. El que
haga respetar las reuniones de ciclos, donde se pergeñen proyec
tos, se estudie y se elaboren secuencias de trabajo. El que visite
aulas, observe clases y realice devoluciones permanentemente.
El que observe los actos escolares y trabaje para que estos sean
otro momento de reflexión, en un contexto público trabajado en el
aula. El que rescate distintas situaciones de aprendizaje, de modo
que los alumnos se lleven la mejor tajada. El que gestione una ac
ción cooperativa en el proceder escolar, de modo que se vivencie
permanentemente la solidaridad. El que esté buscando las formas
en que los docentes conozcamos a nuestros niños en profundi
dad, así como la comunidad toda. El que estará siempre al lado
del docente para que juntos tomen las mejores decisiones. Será el
que hará de la tarea cotidiana, esa que se da en recreos, aulas, y
en diferentes experiencias directas, ejemplo viviente de trabajo.
El que buscará las formas para que el docente ayude a conocer
el patrimonio cultural local y nacional a sus alumnos. Será, en
definitiva, el "director bicho", aquel que ayude a la formación del
nuevo ciudadano, que tome la palabra y que ayude a nuestros
niños a empoderarse.
En definitiva, el director bicho será el que ayude a que los edu
cadores sepan lo que sucede en el mundo de los niños con los que
trabajan, el universo de sus sueños, el lenguaje que usan para de
fenderse, sus mañas, la agresividad de su mundo. Lo que saben y
cómo lo saben fuera de la escuela. Todo esto ayudará a lograr una
escuela democrática, que no solo esté abierta a la realidad contex
tual de sus alumnos, para comprenderlos mejor y ejercer mejor el
magisterio, sino también estar dispuesto a aprender de sus rela
ciones con el contexto concreto. Parafraseando a ese gran maestro,
don Pablo Freire, el director bicho será el que, con su tarea, logre
una escuela democrática: esa donde no solo el maestro enseña y el
alumno aprende, con un director que es el mandante todopoderoso;
sino una escuela que se nutre con la cooperación y el saber que da
el intercambio de todos.
E ncuentros 93
¡Qué tarea la del director bicho! Será también el que ayude a ha
bitar la vida escolar, donde se sistematicen experiencias, puedan
observarse continuidades, con inquietudes, preguntas; escapando
de la queja nostálgica, de la victimización autorreferencial, o de la
crítica tranquilizadora, para dar lugar a las respuestas creativas, a
los problemas de la vida, a la pobreza, a la destrucción del planeta
y de la especie humana, a la actitud individualista de cada "maes-
trito con su librito" o a las recetas neoliberales que manejan nues
tras libertades. Al Sr. Capital de la acumulación... Y que podamos
pensar y pensar, para que no lleguemos a la "Matrix", donde el ser
humano pierde la guerra con la inteligencia artificial de las máqui
nas. Debemos poder ofrecer resistencia para que eso sea solo una
metáfora. Si el director bicho logra que la escuela esté alerta a la
autodestrucción del ser humano, estaremos felices con esta nueva
figura, que ayudará a que la escuela vaya dando respuestas a las
preguntas existenciales de la vida. Esas respuestas no saldrán de
una "galera", sino de la creación de espacios continuos de reflexión
y estudio. Donde crezco con el otro, me junto con el otro y comparto
el conocimiento, lo doy, lo recibo y para eso la educación permanen
te del "ser maestros". No paramos, seguimos estudiando y en forma
cooperativa vamos andando, construyendo desde lo más profundo
la libertad, que nunca más parará.
¿Puede el director ser, con todo lo anterior, un "docente bicho"?
Sí, en la medida en que los entornos institucionales no confabulen
con dimes y diretes en distorsiones, en fantasmas que sacan del eje,
de que el "enseñar es un acto creativo" y que quien "enseña" es
un sujeto político. Solo allí podremos enfrentar a las infinitas bu
rocracias que constantemente quiebran el brazo para que nuestros
niños no piensen, y de esta forma sean dominados, sujetos, acatan
do pasivos, y contribuyendo a esa otra gran metáfora de Freud "la
pulsión de muerte". Por todo esto, no te dejes vencer y convertite en
un director-docente bicho.
Animado con este marco teórico, vengo trabajando como direc
tor de escuelas primarias en la Ciudad de Buenos Aires. De mis
treinta y cinco años como docente, diez han sido en esta ciudad. He
desarrollado la experiencia de ser docente, casi siempre, en comu
nidades con alta vulnerabilidad. Entendiéndose con este término
aquellos niños de la zona sur de la Capital Federal, que viven a
94 E rnesto G arcIa
Plata (2014); y Embalse de Río Tercero, Córdoba (2015), con los quin
tos, sextos y séptimos grados. El resto de la escuela visitó la sierra
tandilense.
Desde luego, el viajar se ha convertido en una ilusión hecha rea
lidad para nuestros niños y la comunidad toda. Es por eso que en
la actualidad a nuestro P.E. le dedicamos un apartado exclusivo con
las virtudes que brinda el viajar.
hace más real y tiene vida cuando lo visitamos. Allí surge otra idea
medular de nuestra institución: concientizar sobre el cuidado de
nuestro planeta, admirarlo y quererlo. Por todo esto lo respetamos,
porque lo vemos y lo palpamos...
El buen viajero disfruta de todo lo que conoce, lo que cuenta es
saber cómo es. Cada viaje amplía el bagaje personal, el mundo pro
pio se hace más grande, las experiencias bonitas nos acompañarán
para siempre y nuestros niños, que han vivido en un contexto de
exclusión o aún viven en esas condiciones, lo necesitan, y todo esto
los ayuda a ser más felices.
Son muchos los motivos que nos harán, día a día, ser una escuela
viajera, lo cual disfrutaremos y haremos disfrutar, conociendo un
poquito más el mundo... Una viajera que lo expresa así: "Soy como
las golondrinas, como los osos polares, viajo porque me enriquece,
es un nutriente para mi alma, para mi mente, es un aprendizaje
constante que me aleja de la rutina, me pone a prueba y me permite
conocerme a mí misma. Viajo porque no hay fronteras en mi ima
ginación, ni en mis deseos y no debería haberlas en mi realidad.
Viajo porque me lo merezco, porque no todo gira en torno a la ca
rrera profesional, o de un trabajador. Porque el mundo es grande y
bonito, porque las culturas que la habitan son excepcionales, únicas
y hay que conocerlas para entenderlas. Porque viajar es un ejercicio
de tolerancia, de paciencia, de audacia, de perspicacia... Porque via
jar te da alas, te da libertad, te da energía, te llena de ideas nuevas,
te cambia la perspectiva con la que usualmente mirás el mundo, te
abre nuevas puertas, porque viajar es aprender y equivocarse, es
perdonar y perdonarse, es liberarse de ataduras, físicas y menta
les, ideológicas, espirituales, religiosas, políticas, sociales... Porque
te ayuda a recuperar la mirada curiosa e ingenua de la/el niña/o
que alguna vez fuiste, es salir de la zona de confort y ponerle cara
al miedo que genera el cambio. Viajar es permitirse conocer gente.
Mostrar tu cara más amable, hablar con gente que nunca imaginas
te desde la comodidad de la cama de casa; es compartir mesa con
un grupo de amigos, compañeros o viajeros del mundo, que tienen
inquietudes y necesidades. Es compartir experiencias con extraños
con la misma intimidad con la que se cuentan secretos a un mejor
amigo, viajar es convertir a los extraños en tus amigos, hermanos,
confidentes... Viajar tiene sus riesgos, pero como todo riesgo tam-
E ncuentros 97
Bibliografía
1. gabrielasas@gmail.com.
E ncuentros 131
so. En ese espacio no solo aprende a leer, escribir, sumar; sino que
también se aprende a relacionarse, a compartir, a tomar decisiones,
a asumir ciertos roles, a valorarse y a ser valorado, a respetar al
otro, a ser respetado, todos aspectos que tienen que ver con la cons
trucción de su subjetividad.
Telma Barreiro2 habla de dos ámbitos que acaecen en el aula: el
ámbito de lo socioafectivo y el ámbito de lo pedagógico, que se en
cuentran estrechamente relacionados. Es necesario actuar sobre
ellos para generar procesos de aprendizaje genuinos en los alum
nos.
Desde este lugar, se toma lo grupal no solo como el hábitat donde
se desarrollan las clases, sino como el espacio donde se juegan di
versos elementos constitutivos de cada sujeto, lo que puede ser un
factor de bienestar o de malestar personal, favorecedor o no de los
aprendizajes.
Sin embargo, lo que está instalado en las instituciones es pensar
que el aprendizaje escolar solo abarca contenidos cognoscitivos,
sin relación con otros aspectos, y haciendo eje solo en el aprendi
zaje individual. Es así como, generalmente, se piensa que el chico
que no aprende o se porta mal, es "portador" de algún problema,
y es visto como el conflictivo, el que molesta; aquel al que hay que
extirpar para que todo funcione bien, haciéndolo responsable de
su situación. De esta manera, se profundiza una mirada que solo
pone el acento en el sujeto, en su problemática y en la idea de que
la solución pasa por lo individual, lo familiar, o sea, lo extraescolar.
Tampoco se tienen en cuenta los factores afectivos, que favorecen el
aprendizaje en los niños, que la escuela considera que sí aprenden.
Es frecuente pensar que el grupo del que cada docente se hace
cargo tiene alguna característica especial: es ruidoso, o participati-
vo, o molesto... Como si fuera un sello particular innato de ese gra
do. Durante la formación docente, muchas veces se consolida esa
mirada, cuando los practicantes se acercan a las escuelas y reciben,
de los docentes a cargo, comentarios que confirman esa percepción.
Por eso es importante que, al formarse, el futuro docente tenga
en cuenta que un grupo de alumnos no es un grupo que nace con
Algunas experiencias
A modo de cierre
3. Claro ejemplo de esto fue el caso de una docente del área de tecnolo
gía, recién llegada, que se encontró con un fuerte rechazo en su grupo de
alumnos. Compartiendo esta experiencia, y al reconocerse en las dificul
tades de los otros, logró sentirse contenida y no juzgada. Construyó una
propuesta pedagógica sobre el compostaje, sumando lo que en un prin
cipio se planteó como dificultad, el intercambio de experiencias con sus
compañeros docentes y el trabajo con un agente externo integrante del
equipo del INTA. El crecimiento no fue un suceso aislado ni individual.
La imagen visual de la docente en un día de lluvia con una fila de para
guas que habría camino hacia el cantero y los adolescentes caminando
bajo ellos fue una bisagra que habilitó nuevas apuestas, tanto de la docen
te hacia los estudiantes, como de estos hacia su docente.
144 M ónica E vangelisti
La memoria en la Escuela
Hasta aquí hemos intentado compartir con los lectores una expe
riencia de construcción de un Proyecto Pedagógico Institucional en
su momento inicial, en sus primeros cinco años. Dada la complejidad
de todo acontecimiento o suceso, en este caso la creación de una es
cuela secundaria, hemos tenido que hacer recortes. Seleccionar y es
coger aquello que hemos visto, oído, sentido, decidido; jerarquizando
y priorizando como lo más relevante de acuerdo a nuestra percepción,
ideología, formación profesional, a la lógica subjetiva con la que toda
persona jerarquiza o valora los componentes de un acontecimiento.
Por lo tanto, está sujeto a ser enriquecido con otras miradas, con
críticas superadoras, con otros aportes. Pero estamos convencidos
también de que la trama o el tejido social y educativo, en este "la
boratorio social" que fue nuestra escuela merecía ser documentado
y socializado.
Gracias...
Escuela desfondada
Paisajes de posguerra
vamos las instalaciones del gas, la electricidad, los baños; con los
cursos de gasista, electricidad y plomería, respectivamente. En jor
nadas solidarias, pintamos paredes, mejoramos pisos y techos, y
fuimos de a poco consiguiendo algún equipamiento, en paralelo a
la apertura de los nuevos cursos que íbamos gestionando.
Fundamos la Asociación Cooperadora, lo que nos permitió acce
der a subsidios por parte del Estado, y a partir de la cual empeza
mos a desarrollar una estrategia "económica". Confeccionamos un
periódico barrial, que actualmente sigue editándose, denominado
El Aprendiz. La publicación se proponía revincular la institución
con el barrio (cabe destacar, además, que sobre la institución pesaba
la fama de ser un lugar de comercialización de drogas).
Mientras esto sucedía, se gestó también puertas adentro de la
escuela un movimiento asambleario con estudiantes y docentes,
donde nos preguntábamos: ¿cómo vincular los cursos que estaban
haciendo con una salida laboral concreta? Esta pregunta, que par
tía de la intuición y no de una larga reflexión, de las capturas de
las angustias del ambiente y no de una proceso de racionalización,
nos aglutinó en nueve encuentros, con mucha participación; y dio
como resultado la conformación de una cooperativa de trabajo, en
el seno de la institución, denominada "El Profesional Limitada",
que convivió en el establecimiento durante más de seis años (y fue
un gran problema para el sistema educativo, que no supo dónde
encasillarla, con pedidos de sumario incluido). Esta creación inédita
se materializó a través de un acuerdo firmado entre la Asociación
Cooperadora escolar y la Cooperativa de Trabajo. No "sabíamos"
qué hacíamos...
Ese escenario de desocupación y zozobra que nos recorría fue
captado y desafiado de manera colectiva, dando origen a una in
vención social original por el contexto histórico e institucional en el
que germinaba la experiencia.
Una escuela que iba naciendo y haciéndose en su "afuera"... En el
afuera de sus certezas y habitualidades. Más atenta a lo que podría
llegar a ser que a lo que "debería ser" ya que desde sus coordenadas
heredadas, los sentidos iban perdiendo potencia, inscripción real,
fruto de haber nacido en un suelo social desfondado, del que su
estructura e historia eran fieles reflejos.
162 S ergio L esbegueris
3. La ventana
"A partir de los trabajos del filósofo español Jorge Larrosa, consi
deramos que la experiencia es lo que 'nos pasa', nos atraviesa, nos
interroga en nuestras formas de ser, de pensar, de sentir, de decir.
El sujeto de la experiencia es aquel que se ve interpelado, se detiene
ante 'algo' que lo sorprende, algo que no domina, que no sabe, que
no conoce. Ese 'algo', esa experiencia, exige nuevas palabras, puesto
que es la irrupción de la alteridad, de lo 'otro' en uno. Así, no hay
experiencia sin la aparición de un 'alguien' o de un 'algo' del exte
rior, que 'hace algo en uno'. Y no hay experiencia si no hay espacio
para que la diferencia o para que la pregunta tenga lugar.
La experiencia tiene que ver con la vida, con algo que le pasa al
sujeto. Algo que le pasa y lo mueve de lugar, algo que le hace ver-
172 E nrique Samar
tesa nías, e incluso los temas musicales, pueden quedar como algo
folklórico, pintoresco, pero que no va al fondo de la cuestión.
Robert Connell propone plantear los temas desde los intereses de
los menos favorecidos, para la creación de un currículo contrahege-
mónico al orden de dominación impuesto. Por un lado, desde la si
tuación de los pobres y no de los ricos; y, además, desde la posición
de las mujeres en cuanto a las cuestiones de género...
Nosotros, en la Escuela 23 del Distrito Escolar 11, de Flores Sur, así
lo hicimos con los Pueblos Originarios, especialmente cuando ini
ciamos la participación en los Contrafestejos del 12 de Octubre. En
épocas en las que todavía existía el llamado "Día de la Raza", empe
zamos a marchar, padres, alumnos y docentes, desde el Congreso
hasta Corrientes, y de allí a la 9 de julio, luego hasta Avenida de
Mayo y nuevamente al Congreso. Siempre con los sikus, los bom
bos, cantando, en especial y con fuerza, "Cinco siglos". La presencia
de alumnos y docentes de la 23, con sus guardapolvos blancos, se
convirtió, con el tiempo, en un clásico, un momento esperado por
jóvenes y ancianos indígenas.
La interculturalidad lleva a proyectar acciones que faciliten en los
alumnos el fortalecimiento de lo considerado como propio. De este
modo fue que incorporamos, por ejemplo, la difusión de la quinua,
el tesoro olvidado. Uno de los momentos más hermosos de mis cua
renta y cuatro años de docente fue cuando los alumnos de séptimo
grado prepararon empanadas dulces de manzana y banana, con
miel, canela y quinua, y se las regalaron a los alumnos de primer
grado.
Importante fue también cuando descubrimos el valor de la mú
sica. Año tras año, los talleres de sikus se sucedieron en distintos
horarios y con distintos profes. "Los pequeños grandes sikuris de
la escuela 23", junto a la Banda de sikuris Sartañani, recorrieron
escuelas, calles y plazas... Como dijo Natalia: "Aprendemos, a través
del sikus, acerca de nuesta cultura andina, sabia y milenaria, que
florece con los sikus y las tarkas en nuestras manos...".
Gabriel E. Brener
Gabriel es licenciado en Ciencias de la Educación por la UBA, especialis
ta en Gestión y Conducción de Sistema Educativo por FLACSO y profesor
de enseñanza primaria por la Escuela Normal N° 4. Además, es docente
de Didáctica General en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y
del diploma superior en Conducción Educativa del ISFD J. V. González,
así como profesor del diploma y de la especialización en Currículum y
Prácticas Escolares en Contexto, de FLACSO, y de la Cátedra de Sujetos e
Instituciones Educativas, en la Licenciatura en Ciencias de la Educación
de la Universidad Nacional de Hurlingham.
Es coautor de Violencias en plural. Sociología de las violencias en la escuela1y
de La escuela inquieta. Explorando nuevas versiones de la enseñanza y del apren
dizaje.2Es autor del libro Periodismo pedagógico. De escuelas, violencias, medios
y vínculos entre generaciones.1
23
Se ha desempeñado como docente, directivo y asesor en escuelas pri
marias y secundarias, así como también en la función de consultor en el
Ministerio de Educación de la Nación, y en ministerios provinciales de
educación y otras asociaciones de la sociedad civil. Ha escrito profundos y
brillantes artículos sobre distintas temáticas, vinculados a la violencia, los
medios de comunicación, los jóvenes, la escuela y la autoridad educativa,
entre otros temas.
Carlos Cavallo
Nació en la ciudad de Rojas, provincia de Buenos Aires, en el año 1952.
Tuvo la infancia feliz de un chico de pueblo, con la libertad de un espacio
abierto a la naturaleza, cuando no había soja ni agroquímicos que conta
minaran, en horas de juego seguro en la calle después del colegio y en el
refugio de los juegos de mesa en invierno.
El ajedrez fue un descubrimiento en la casa de su abuelo Narciso, así lo
llamaba, y de allí al Centro Español, donde lo cultivaban los que "jugaban
bien". Desde entonces, el ajedrez lo fue acompañando, con más o menos
intensidad, a lo largo de toda su vida.
Pasaron cosas y años y un día se fue del pueblo a la gran ciudad. Estudió
en la UBA y se recibió de licenciado en Educación, al tiempo que empezó
a trabajar en el Programa de ajedrez Escolar de la Ciudad. Después vino
el Programa Nacional de Ajedrez Educativo del Ministerio, hoy de Edu
cación y Deportes. Ser "ajedrecista" fue en parte una manera de estar en
el mundo. Jugar, estudiar y escribir, un modo de afirmar una búsqueda
y orientar una perspectiva sobre el alcance del juego. El artículo presente
en este libro intenta ser una reflexión sobre las posibilidades que brinda el
ajedrez como una puerta de entrada al conocimiento del mundo.
E ncuentros 185
Hebe Roux
Una tarde, en la escuela primaria, la señorita Leonor (maestra de Plás
tica eterna), sentó a los alumnos bajo el árbol del patio trasero y les pidió
que mirasen la pared. Habló del color local y de la luz, y de las manchas
sobre ese muro. En ese momento, Hebe, apenas una niña, aunque aún no
comprendiera la noción de color local, entendió algo mucho más valioso:
ella sería eso, alguien buscando ver en las cosas algo que estaba inscripto
pero no develado.
Así, en 1989, comenzó a estudiar en la entonces Escuela Nacional de
Bellas Artes Rogelio Yrurtia, y egresó en 1993 con el título de Maestra
Nacional de Dibujo. Al año siguiente, comenzó a trabajar como docente en
escuelas primarias del Distrito Escolar 11, y recorrió muchísimas escuelas
durante trece años, hasta que logró titularizarse en la Escuela 23, donde
Enrique Samar, como director, habilitó una práctica desburocratizada y
plena de propuestas. Posteriormente, se recibió de profesora nacional de
pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prihdiano Pueyrredón. En
los años subsiguientes dictó y coordinó diversas experiencias educativas.
Desde 2010 trabaja en distintos espacios de formación docente y en la
Universidad Nacional de Luján. También sigue trabajando en una escuela
primaria. En 2013, escribió y publicó dos libros: Desplegar la mirada (edito
rial Biblos) y La construcción de la imagen en la escuela (editado por CePA).
Para cerrar, sus propias palabras: “Llego a estas páginas para pensar(nos)
juntos".
Daniel Ferro
Daniel es maestro y actualmente trabaja como director titular de la
Escuela N° 10 del D.E. 5, en el barrio de la Villa 21/24-Zavaleta.
186
Ernesto García
Ernesto es catamarqueño y dio sus primeros pasos en la docencia
en Andalgalá. Se recibió de licenciado en Ciencias de la Educación en
1991. Desde la década del ochenta hasta la fecha, ejerció la docencia
sin interrupciones. Actualmente es director de la Escuela 8 del D.E. 5
y maestro de ciclo en el nivel del adolescente y adulto. Siempre fue su
preocupación que “los niños se lleven la mejor tajada", “que aprendan
más y mejor".
Ernesto no titubea en decir que le gustaría tener más tiempo para po
nerse a estudiar con los maestros, que muchas veces la escuela va por un
lugar y la realidad por otro. Habla de la escuela como un espacio de la
cultura popular.
Hugo Lichtenzveig
Maestro de grado, trabajó desde 1985 y hasta fines de 2012 en la Escuela
N° 18 del D.E. 6, momento en que se jubiló. Desde el año 1988, junto con
los alumnos y alumnas, comenzó a realizar libros, y en 1990 formaron la
Cooperativa Escolar Manzana Podrida. Una de sus preocupaciones fue
y sigue siendo cómo lograr que la escuela provoque en los estudiantes el
deseo por aprender, y los ayude a ser día a día más críticos y autónomos,
un lugar donde el centro sea el niño/a y no el maestro/a. Sus principales
lecturas, con las cuales llevó a cabo su trabajo, fueron Celestine Freinet,
Luis F. Iglesias, y el Movimiento Cooperativo.
E ncuentros 187
Gabriela Saslavsky
Autora del libro La formación docente viva. Una experiencia colectiva en el
Instituto Victoria Olga Cossettini. Trabajó muchos años como maestra en
Quilmes y Florencio Varela, también en recreación. Fue profesora en es
cuelas medias y capacitadora de directores y supervisores de todo el país.
Fue directora del Instituto Superior de Formación Docente 54.
Mónica Evangelisti
La elección de Mónica de "ser maestra" fue en primero superior, por el
fuerte vínculo con su señorita Vilma, en El Colorado —Formosa—, con
quien mantuvo correspondencia durante muchísimos años. Por el trabajo
de su padre, concurrió a numerosas escuelas primarias. Los últimos años
fueron en el colegio del Calvario de la ciudad de Galvez —Santa Fe—, don
de vivenció, con ojos de niña, lo valioso de los cambios e innovaciones en
una escuela. Seguramente allí nació el afán permanente por democratizar
la vida escolar y erradicar el autoritarismo que caracteriza a la sociedad,
la cultura y muchas de las instituciones educativas que recorrió como es
tudiante, primero, y como docente, después.
Al trasladarse a Rosario para rendir la última materia de la Licenciatura
en Ciencias Políticas, recibió la trágica noticia del asesinato de dos de sus
compañeros por el terrorismo de Estado. A partir de esto, trazó un com
promiso personal-silencioso de trabajar a lo largo de su carrera a favor
de la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de la Verdad y la
Justicia, junto a muchos otros. Entre ellos, los compañeros de la organiza
ción gremial de la que formó parte no bien se recibió, y de la cual reconoce
haber aprendido el pensamiento de pedagogos latinoamericanos, valores
y prácticas a partir del intercambio con pares con muchas inquietudes.
188
Sergio Lesbegueris
Sergio es director, desde el año 2000, del Centro de Formación Profe
sional 24 de Flores. Desde hace trece años, participa en el área de educa
ción de FLACSO, en el posgrado de Gestión Educativa, coordinado por
Silvia Duschatzky. Allí desarrolla una investigación sobre las condicio
nes actuales de la escuela contemporánea. Su apuesta es a darle valor
político a la escuela (político en el sentido de creación de "lo común").
En sus palabras: "Me anima un espíritu problemático, que interrogue este
tiempo histórico forjado en la ambivalencia. Las escuelas son 'viejas' insti
tuciones repletas de 'novedad' desconcertante. Su existencia actual no res
ponde al archivo. Los discursos pedagógicos acumulan capas de saberes
que nos dicen cómo son o deberían ser las cosas. Sin embargo, los saberes
son algo distinto de un lenguaje que piense. Porque pensar lo es en torno
de lo que no se sabe. ¿Lo que sabemos de la escuela piensa la escuela?
Hay escuelas, hay maestros, hay chicos y sobre todo hay presencias que
nos hablan de vidas que se 'juntan' de las maneras más disímiles en un te
rritorio. Lo que queda por investigar es qué modos de estar juntos somos
capaces de construir. Esa es mi obsesión...".
Enrique Samar
Padre de tres hijos, enamorado de la vida. Abogado, con el título siem
pre en el cajón. Director durante dieciséis años de la Escuela 23 del Dis
trito Escolar 11. Prefiere presentarse como maestro, con cuarenta y cuatro
años de trabajo docente y formando parte de la militancia gremial y po
lítica desde 1969.
En los años de la última Dictadura cívico militar, fue uno de los impul
sores de "Carta a los compañeros docentes", que, al estilo de la carta de
Rodolfo Walsh, denunciaba ya en el 77 las desapariciones, intentando lle
gar con ella a los maestros de las quinientas escuelas primarias públicas
de la ciudad de Buenos Aires.
E ncuentros 189
P rólogo
I ntroducción
P or E nrique S am ar .............................................................................. 15
P or H oracio C árdenas........................................................................ 24
A jedrez y conocimiento
P or C arlos C avallo............................................................................. 46
La asamblea en el aula
P or S ergio L esbegueris..........................................................................158
P or E nrique S am ar ................................................................................171