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Revista Con-Secuencias, No.4

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Revista Con-Secuencias, No.

4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

No. 4, enero-abril, 2023

Publicación del Foro de Reflexión sobre la Realidad Salvadoreña – FORES–,


San Salvador, El Salvador, Centroamérica

ANÁLISIS DE COYUNTURA NACIONAL,


UNA VISIÓN DESDE LA ACADEMIA

Editorial…………………………… 3

Integración centroamericana,
una (re)visión crítica y estratégica
Ricardo Sol Arriaza…..……………… 4

Comentarios sobre el artículo


Integración centroamericana, una
(re)visión crítica y estratégica
René Martínez Pineda……………. 63

Comentarios sobre el artículo


Integración centroamericana, una
(re)visión crítica y estratégica
Walter Fagoaga ……………… 68

Consejo editorial……………….. 69

Instrucciones para los autores…. 72

Los artículos son responsabilidad de cada autor y Los artículos pueden citarse.
no reflejan la línea editorial de la Revista Esta Revista es de Acceso Abierto
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

CONSEJO EDITORIAL

Ricardo Sol Arriaza – Director Pro Témpore de la Revista –

René Martínez Pineda – Coordinador del Consejo Editorial –

Oscar Martínez Peñate – Editor de la Revista –

Luisa Eugenia Castillo Martínez

Walter Fagoaga

Misión:
Divulgar análisis sobre la actualidad nacional, sustentadas en datos y
antecedentes, con seriedad académica, responsabilidad y compromiso.

Visión:
La revista CON-SECUENCIAS logra elevar el nivel del debate y reflexión
sobre la realidad nacional y consolidar una sólida visión de país,
sustentado en una propuesta de cohesión y equidad socio-económica, con
sustentabilidad ambiental.

Correo: consecuenciasrevista@gmail.com

Sitio web: https://revistacon-secuencias.com/

Dirección: Final, 25 Avenida Nte., San Salvador


Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

EDITORIAL

Con la publicación de la Revista Con-Secuencias No.4, cumplimos exactamente un año de


tener presencia nacional e internacional, agradecemos la contribución académica de los
autores en el abordaje de la realidad salvadoreña, que en los últimos años ha cobrado
relevancia, precisamente, por los cambios y transformaciones que se están dando en la áreas
sociales, políticas y económicas, sobre todo, por la profundidad y la prontitud de resolver
problemas históricos, de tal forma, que ha causado asombro por los resultados exitosos, lo
que ha provocado que sean tomados como referentes en otros países.

Este número de la Revista Con-Secuencias es monográfico y está constituido por el artículo


de Ricardo Sol Arriaza, salvadoreño residente en Costa Rica, sobre la integración
centroamericana, es un aporte al actual debate de la necesidad de actualizar y contemporizar
las estructuras y funciones del Sistema de la Integración Centroamericana -SICA-, que esté
acorde con los nuevos tiempos y necesidades imperativos de pasar de la integración a la unión
centroamericana.

Miembros del Foro de Reflexión sobre la Realidad Salvadoreña – FORES–,


De izquierda a derecha: Walter Fagoaga, Ricardo Sol Arriaza, René Pineda Martínez y
Oscar Martínez Peñate
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

Integración centroamericana,
una (re)visión crítica y estratégica

Ricardo Sol Arriaza


Foro de reflexión sobre la realidad
salvadoreña, FORES

RESUMEN
En este artículo se analiza la experiencia
del modelo de regionalismo del Sistema
de la Integración Centroamericana
(SICA), fundado en 1991. Para ello se
hace una revisión del concepto
regionalismo y, para lograr una visión
integral del análisis, se recurre a la
formulación de hipótesis explicativas
referentes a los siguientes aspectos:
uno, los distintos intentos históricos
para lograr la unión o la integración
centroamericana; dos, las
particularidades de lo que en su momento se llamó la Nueva Agenda Centroamericana o lo
que es la Agenda fundacional del SICA; tres, el modelo SICA de regionalismo, sus avances y
limitaciones, en tanto estrategia de desarrollo para coadyuvar al progreso de los países
miembros y su comportamiento frente a los modelos extrarregionales que surgen en su
período de desarrollo; cuatro, las características de su institucionalidad, funcionalidad,
eficacia y limitaciones para impulsar la agenda fundacional del SICA y su propia estrategia
de regionalismo; cinco, la reforma institucional del SICA, un proceso siempre presente y sin
fin. En la parte final de este artículo se formulan tres propuestas concretas para avanzar en
un proceso efectivo de integración centroamericana.

Aspiración y referentes conceptuales


Nuevamente se lanzan propuestas de fortalecimiento o reestructuración de la integración
regional. Aunque por ahora suena a utopía, el sentido común debería apuntar a la
unificación de Centroamérica en un solo país. Así lo expresó, en uno de sus característicos
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mensajes por Twitter, el presidente Nayib Bukele. Siguiendo esa visión, el 22 de agosto
2022, el vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa h., en el marco de la II Conferencia sobre
el Futuro de Centroamérica, expuso que el gobierno salvadoreño trabaja en una propuesta
de la Unión Centroamericana y que “la meta planteada al Presidente Nayib Bukele es que
para el 2024 se pueda tener el documento que permita presentar a los órganos
fundamentales de la integración, en especial a la cumbre de presidentes, una propuesta de
reforma al Protocolo de Tegucigalpa y que se pueda pasar de la integración a la unión
centroamericana” (Presidencia de la República de El Salvador, 2022)1.
Desde otro foro, y con otro referente, el recién nombrado secretario ejecutivo de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), José Manuel Salazar-
Xirinachs, en el discurso inaugural del trigésimo noveno período de sesiones, expresó que
“La globalización ha venido cambiando en varias dimensiones, que es importante
comprender y debatir porque tienen implicaciones para la estrategia de desarrollo de los
países… La conjunción de estos y otros factores está llevando a una reafirmación del
regionalismo, tanto en esquemas de integración como en la reconfiguración de las cadenas
de valor, el ‘nearshoring’ y tendencias similares. En términos de las estrategias de desarrollo,
esto tiene costos y amenazas, pero también abre oportunidades” (CEPAL, 2022).
Es esta la rutina de las aspiraciones y esfuerzos por lograr la unión o integración
centroamericana2. Por un lado, en distintas coyunturas, algún actor relevante o algún
momento particular de la historia de la región hace renacer ese ideal con propuestas
orientadas a retomar el anhelo, muchas veces pospuesto, del destino común de los pueblos
del istmo centroamericano. Pero, por otro lado, las naciones centroamericanas son parte y,
por su naturaleza misma, están integradas en procesos internacionales que, con su propia
dinámica, convocan a estos países a iniciativas económicas, políticas, sociales y culturales.
Así, los actores sociales de cada país, ya establecidos por ya más de 200 años de
nacionalismos separatistas, responden desde sus propios intereses y dinámicas ante tales
iniciativas y buscan alinearse a una u otra de esas propuestas.
El desafío para los proyectos de integración centroamericana radica en ofrecer propuestas
viables y realistas para que los países de la región se sientan realmente convocados y
apoyados, desde sus propias realidades institucionales, políticas, sociales, culturales y
económicas, a ser parte de un designio que fortalecerá el desarrollo humano de sus propios
pueblos. Es en ese esfuerzo/proceso que se podrá construir (o reconstruir) la Unión
Centroamericana. Pero para identificar ese camino, se hace indispensable profundizar,

1
El vicepresidente de El Salvador, Dr. Félix Ulloa, entregó un primer borrador de esta propuesta en la LVI
Reunión de jefes de Estado y de Gobierno del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), llevada a
cabo el 8 y 9 de diciembre 2022 en República Dominicana.
2
Colocamos los dos conceptos haciendo la aclaración de que estos hacen referencia a finalidades y
estrategias muy diferentes de regionalismo, concepto que desarrollaremos en este artículo.
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

críticamente, en el tipo de esfuerzos que Centroamérica ha implementado o impulsado


históricamente para alcanzar la anhelada Unión.
Por tanto, dados los renovados enunciados integracionistas, de inmediato surge la
necesidad de reflexionar sobre las opciones que Centroamérica tiene ante las distintas
modalidades o estrategias de regionalismo3, ya sea las que surgen de actores y coyunturas
endógenas como las surgidas de propuestas propias del contexto internacional. A su vez, se
vuelve imperativo, analizar los tipos de regionalismos experimentados en Centroamérica,
sus alcances y limitaciones, poniendo énfasis en el análisis del actual Sistema de Integración
Centroamericano (SICA), en tanto que esta es la última de dichas experiencias y cumple ya
más de tres décadas. Esta reflexión demanda revisar el desempeño de este modelo para
impulsar su propia agenda y mantener su identidad ante otras estrategias de carácter
extrarregional. Se hace necesario, también, identificar y evaluar las debilidades o fortalezas
de los Estados miembros para asumir compromisos con una estrategia regionalista, así
como la disposición política y particularidades jurídico-institucionales de sus gobiernos para
impulsar una determinada regionalización.
Con la categoría de regionalismo, para efectos de este escrito, hacemos referencia a
modalidades diferentes de compromisos entre Estados geográficamente próximos4, lo que
se traduce en estructuras o instituciones regionales orientadas impulsar estrategias o
agendas comunes en distintas esferas, como la economía, la política, la seguridad y lo
sociocultural con el fin de potenciar el desarrollo de los países de determinada región.
Es decir, se hace necesario reconocer que existen diferentes modalidades de regionalismo
y que, dependiendo del modelo de regionalismo que adopten los Estados de una región, al
menos teóricamente se concretarán las características y la profundidad de los compromisos
económicos, sociales o políticos que estos estructuren en dicho espacio. Pero también, los
regionalismos se diferencian entre sí por la estrategia a la que se recurra para crear esos
espacios, así como por el tipo de instituciones que configuran para desarrollar dicha
estrategia. Decimos teóricamente porque las aspiraciones o modelos que se propone
alcanzar estarán siempre determinadas por condicionantes históricas, financieras, del

3
Las distintas modalidades de regionalismo suponen diferentes estrategias reflejadas en alguna de sus
variantes: regionalismo abierto, unión comunitaria o cooperación intergubernamental, las cuales incluyen
compromisos que van más allá de estrategias puramente comerciales. También se identifican, como
modalidades de regionalismo, algunas estrategias que implican compromisos más específicos en el ámbito
del comercio internacional, como son los tratados de libre comercio o incluso el mercado común, que
generalmente están incluidos en las modalidades antes mencionadas.
4
De aquí el concepto de región. Desde otra perspectiva, el Informe Estado de la Región (ERCA) aborda este
tema para diferenciar el concepto de región del de integración regional. El primero se entiende como una
construcción histórica, susceptible de diversas interpretaciones, según los criterios a los que se recurra. Por
su parte, sostiene que el proceso de integración está ligado a dimensiones institucionales y no institucionales
(Programa Estado de la Nación & CONARE, 2021).
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contexto internacional, de la cultura política y de la institucionalidad propia de los Estados


presentes en esa región.
Esta opción conceptual, a nuestro entender, permite superar la polisemia de la categoría
integración, la cual suele tener distintos apellidos o calificativos, según la finalidad que se
persiga: comercial, productiva, empresarial, etc. A este concepto también se le ha agregado
el calificativo de real o institucional para diferenciar la capacidad o avances de la iniciativas
políticas e institucionales de los gobiernos frente a la de los actores económicos que
impulsan una dinámica que responde a alianzas o compromisos empresariales (Segovia,
2005). También se recurre al concepto de integración para aludir a regiones: Europa, Asia,
Andina, Cono Sur, Centroamérica, etc. A su vez, hay que considerar que el concepto de
integración, en su uso más generalizado, surgió vinculado a propuestas de base económica,
cuya estrategia apela a alianzas comerciales o acuerdos de intercambio comercial entre
distintos países, sean estos de una misma región o no, pero también entre regiones
diferenciadas o distanciadas geográficamente.
El concepto de integración ha sido también un recurso para referirse a la inserción a los
procesos de la globalización: en este caso se habla de integración global, como señalan
White y Woetzel5, según quienes los procesos de integración económica mundial se basan
en el reconocimiento de que al permitir una mayor especialización y economías de escala,
las cadenas de valor mundiales mejoraron la eficiencia, redujeron los precios y aumentaron
la variedad y calidad de los bienes y servicios disponibles, y agregan, unos párrafos más
adelante, que junto a la integración (global) vino la interdependencia… ninguna región está
ni siquiera cerca de ser autosuficiente. Cada región de influencia del mundo importa más del
25 % de, por lo menos, un recurso o un bien manufacturado especial6.
Desde mi posición de observador interesado7 del proceso de integración centroamericana,
puedo afirmar que esta ha sido la visión predominante en los actores económicos, tanto
empresarios como funcionarios gubernamentales u operadores del comercio internacional.
Es esta concepción del proceso de integración a los procesos de globalización de las
economías mundiales y sus cadenas de valor lo que ha predominado sobre una visión de
integración regional orientada a promover el desarrollo de los países de Centroamérica.
La polisemia del concepto de integración también se ve reflejada en la evolución del mismo.
Al respecto, en el documento “Integración regional: hacia una estrategia de cadenas de
valor inclusivas”, en su presentación “La hora de la Integración productiva”(CEPAL, 2014),

5
https://www.project-syndicate.org/commentary/rethinking-economic-interconnectedness-resilience-by-
olivia-white-and-jonathan-woetzel-2022-11 Reimagining our Global Connections.
6
Traducción libre del autor.
7
El autor de este artículo fue fundador y dos veces presidente del Comité Consultivo del SICA, Secretario
General del Consejo Superior Universitario Centroamericano (1989-2001), investigador del proceso
integracionista y consultor para varias de sus instituciones.
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se lee que “La dimensión productiva en particular fue central en las reflexiones iniciales de
la CEPAL sobre la integración. Se postulaba la necesidad de ir más allá de los mercados
nacionales para aprovechar las economías de escala y las ventajas de aprendizaje que podía
ofrecer el mercado regional. Ello a su vez contribuiría a que las economías de la región
evolucionaran hacia modalidades de especialización productiva más sofisticadas y con
mayor contenido tecnológico. Se trataba de avanzar en una industrialización apoyada en la
complementariedad productiva, que elevaría el intercambio intrarregional de productos
manufacturados. Este cambio en la matriz productiva, al ampliar y diversificar la oferta de
divisas y reducir la dependencia respecto de una estructura exportadora demasiado anclada
en las materias primas, ayudaría a superar la clásica restricción externa que ha
caracterizado el desarrollo regional”.
Sin embargo, con posterioridad, en ese mismo documento, se aclara, que esta institución,
asumió un concepto más integral, que sostiene que La integración regional es un proceso
multidimensional cuyas expresiones incluyen iniciativas de coordinación, cooperación,
convergencia e integración profunda, y cuyo alcance abarca no solo las temáticas
económicas y comerciales, sino también las políticas, sociales, culturales y ambientales.
De aquí que se ha sostenido que el Mercado Común (MMCC) Centroamericano, responde a
aquella primera etapa del modelo de integración cepalino, y, a partir de Esquipulas II y el
Protocolo de Tegucigalpa, que sientan las bases del SICA, este modelo se identifica con “la
nueva integración regional” definida por CEPAL. Debe observarse que, más allá de las
coincidencias entre las experiencias centroamericanas y los paradigmas cepalinos, hay
también coincidencias cronológicas; pero esto no debería llevarnos a conclusiones
absolutas, por cuanto, como ya lo señalamos antes, las aspiraciones o modelos que se
propone alcanzar estarán siempre determinadas por condicionantes históricas, financieras,
del contexto internacional, de la cultura política y de la institucionalidad propia de los
Estados presentes en esa región.
Tal como se discute en el ensayo La vigencia del regionalismo para la agenda de desarrollo
en América Central (Caldentey y Santos, 2017) el concepto de integración tiende también a
homologarse con el de regionalismo o a usarse indistintamente. Tal confusión tiene su
origen en diferentes orientaciones conceptuales que, tomando como referencia a estos
investigadores, pueden agruparse en tres: 1) la que se origina en la teoría del comercio
internacional, que tomará fuerza asociada a las estrategias de libre mercado; 2) la que
encuentra sustento en los enfoques teóricos ligados a los estudios de la integración
europea; y, 3) el enfoque que da sustento al Nuevo Regionalismo o Regionalismo Abierto
para nuestro continente, vinculado con las iniciativas impulsadas por la CEPAL.
Estas diferencias epistemológicas deben entenderse también como opciones o iniciativas
de intereses de actores económicos y políticos. Para el caso centroamericano, debe también
profundizarse en el análisis de los distintos paradigmas que han influido en el desarrollo de
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sus modelos de regionalismo. Tal es el caso, como se mencionó, del modelo de la Unión
Europea, considerado como una modalidad de regionalismo muy avanzado, sobre el que
volveremos más adelante; también debe profundizarse en los cambios que se presentan en
el ámbito de las relaciones internacionales y particularmente en lo comercial, financiero y
productivo mundial que da paso a la denominada era de la globalización, particularmente
para el período que se inicia con el fin de la Guerra Fría, cuando surge el paradigma de lo
que algunos analistas han denominado la estrategia del mercado total, cuyos componentes
más destacados son la desregulación, la privatización, el libre mercado y
concomitantemente, el desmantelamiento del Estado social en los países en que se alcanzó
cierto desarrollo, pero también como paradigma o propuesta programática.
Para el caso de Centroamérica, como lo veremos con más detalle, a estos paradigmas de
regionalismo surgidos de experiencias particulares de otras regiones o de propuestas
conceptuales en el marco de procesos sociopolíticos y económicos mundiales, debemos
agregar un modelo más de integración que, por pragmático y por estar vinculado a los
recursos financieros y técnicos de organismos multilaterales, han tenido mayor aceptación
y eficiencia en el marco del proceso de regionalismo del SICA. Nos referimos a lo que suele
reconocerse como cooperación intergubernamental.
Al respecto, valga volver a Caldentey y Santos (2017) quienes, citando a Ernst B. Haas y
luego a Andrew Axline, sostienen que esta modalidad se refiere, por lo general, a los
esfuerzos conjuntos que llevan a cabo los Estados para resolver problemas específicos, por
lo que abarcaría cualquier actividad interestatal, con una participación parcial, con el
objetivo de satisfacer una serie de necesidades puntuales que se identifican desde la
perspectiva de los intereses nacionales de los Estados miembros. Esto implica un acomodo
de intereses para todos los socios, lo que lo diferencia de otros regionalismos que
normalmente implican algún tipo de modificación de la soberanía de los Estados.
Podemos adelantar, aun cuando profundizaremos en ello más adelante, que en la
institucionalidad del SICA y en los programas que ejecutan sus distintas instancias, se ven
reflejadas distintas modalidades de regionalismos con distintos niveles de desarrollo: el
“modelo europeo” en la estructura de sus órganos; el de “estrategias de libre comercio” en
lo que se llamó el Subsistema Económico y, el de “cooperación intergubernamental” en sus
órganos especializados y secretarías técnicas.
Ante esta controversia, el marco conceptual de este análisis parte del supuesto de que la
aspiración a una Unión o Integración Centroamericana, en tanto modalidad de
regionalismo, más que una construcción discursiva subjetiva, debe analizarse como una
estrategia que acompañe o asista al desarrollo de los países convocados, es decir —y valga
la redundancia—, como una estrategia regional orientada a fortalecer el desarrollo de los
países miembros.
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El concepto de estrategia adquiere así un significado muy relevante como recurso para el
análisis y diferenciación de las modalidades de regionalismo, por cuanto lleva implícito tres
referentes: uno, más allá de sus modalidades, la idea fuerza de que se trata de un proceso
que busca potenciar el desarrollo y lograr un mejor desempeño de los países que lo asuman,
lo que nos conduce a poner atención principalmente en el logro de objetivos, la eficiencia y
eficacia de sus instituciones, las cuales deben ser ponderadas desde esa perspectiva; dos,
en tanto el concepto de estrategia implica objetivos, recursos y modalidades de
organización, este enfoque permite identificar que las modalidades de regionalismos que
se constituyen responden predominantemente a intereses específicos y que, a su vez, el
logro o éxito de ellas dependerá de condicionantes históricos y socio-políticos.

Aspiración y realidades, ponderaciones desde distintos actores


Al avanzar en la reflexión y evaluación de esta última experiencia de regionalismo
centroamericano, conducida por el SICA, lo primero que salta a la vista es una contradicción
entre los discursos que se refieren a sus avances y logros versus aquellos que demandan
reformas y formulan críticas.
Luego de varias demandas de reestructuración acordadas desde las más altas autoridades
del Sistema, este tema se convertirá en un pilar o eje permanente de su estrategia, titulado:
Fortalecimiento Institucional. Paralelamente, desde la vocería del SICA o de sus jerarcas, se
pregonan logros y desarrollos que parecen irrefutables. ¿Cómo explicar esta contradicción
discursiva?
Sin duda, las reiteradas demandas de reestructuración de la institucionalidad del SICA están
relacionadas, al menos tácitamente, con su desempeño para lograr los fines para los que se
creó. Estudios que vuelvan explicita esta relación constituyen un vació político y académico,
urgen estudios a profundidad. Tampoco existen análisis que relacionen evaluación del
impacto o no de la integración en el desarrollo de los países que la conforman. Es esta otra
correlación que urge afrontar.
En el estudio antes citado (Caldentey y Santos, 2017) se sostiene que “En Centroamérica
coinciden dos debates simultáneamente. Por una parte, el agotamiento de los consensos
regionales sobre desarrollo que fundamentaron los acuerdos de Paz y el proceso de
Esquipulas. Por otro, el debate sobre el regionalismo centroamericano y la eficacia del SICA
y sus políticas regionales”.
Al revisar declaraciones de distintos actores y fuentes, incluyendo las de las Cumbres
Presidenciales y otras altas autoridades de los Estados miembros del SICA, se concluye que
no es nada nueva la insatisfacción sobre los resultados del proceso integracionista
encargado al SICA, como tampoco la inconformidad por el poco avance en el logro de los
objetivos originales propuestos en los enunciados de Esquipulas II y en los Tratados
fundacionales.
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En ese orden de cosas, se ha llegado a demandar un Esquipulas III, como punto de partida
para un nuevo proceso integracionista orientado a mejorar las condiciones de vida de la
población centroamericana, en tanto demanda central de la Agenda fundacional no
satisfecha. El principal impulsor de esta alternativa ha sido, nada menos, que uno de los
líderes firmantes de Esquipulas I y II, el expresidente de Guatemala Vinicio Cerezo quien,
con ese discurso, llegó a la Secretaría General del SICA en el período 2017 -2021.
Pero también César Salazar, presidente de la Corte Centroamericana de Justicia, declaró en
un Foro de la Universidad de Loyola8 que “El SICA vive una etapa de crisis de la que
esperamos surja un nuevo inicio que afrontaremos desde la experiencia y la madurez”.
Una de las primeras demandas de reforma de esta experiencia integracionista surge a
escasos cuatro años de haberse creado el SICA y a dos años de su ratificación por los Estados
miembros9. Precisamente en la Cumbre de los Presidentes Centroamericanos, celebrada en
San Salvador el 30 de marzo de 1995, se planteó la necesidad de un nuevo instrumento
jurídico marco para la integración y la reorientación del proceso. los presidentes acordaron:
“…iniciar el proceso de constitución, gradual y progresivo, de la Unión Centroamericana,
como expresión superior de la asociación comunitaria estipulada en el Protocolo de
Tegucigalpa de 1991”. En su declaración final, solicitaron al BID y a la CEPAL que efectuaran
una amplia revisión de su agenda e institucionalidad. A tal efecto, se anunció la constitución
de un “grupo de alto nivel” que elaboraría el proyecto de Tratado de la Unión, que
“establecerá sus etapas y plazos”. Más allá de los resultados de este acuerdo y la disposición
de los Estados para lograrlos10, nos interesa llamar la atención sobre lo temprano de esta
propuesta de reforma y, como veremos, las limitaciones para el desarrollo comunitario de
sus órganos dan pie a pensar que estos acuerdos se relacionan con una inconformidad
respecto al desempeño del SICA.
Para muestra, “Según lo establece el Quinto Informe Estado de la Región, en sus veinticinco
años de existencia, es posible identificar tres grandes olas de reformas del SICA. Una primera
tiene lugar a mediados de los años noventa y estuvo orientada a ordenar el proceso de
creación de órganos e instrumentos regionales; una segunda iniciada en 2004 que buscó
corregir debilidades en la gestión y fortalecer algunas instancias del SICA. Finalmente, una
tercera ola a partir de 2010 con el ‘Manifiesto de relanzamiento de la integración’ y un plan
de acción al respecto aprobado en 2011, que buscó darle direccionalidad al proceso de
integración centroamericana a través del establecimiento de prioridades, a través de cinco

8
Citado de Pagina Web: https://www.uloyola.es/blog/grados/cesar-salazar-presidente-de-la-corte-
centromamericana-de-justicia-el-sica-vive-una-etapa-de-crisis-de-la-que-esperamos-surja-un-nuevo-inicio-
que-afrontemos-desde-la-experiencia-y-la-madurez
9
El Sistema de la Integración Centroamericana fue constituido el 13 de diciembre de 1991, mediante la suscripción del
Protocolo a la Carta de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA) o Protocolo de Tegucigalpa, el cual
reformó la Carta de la ODECA, suscrita originalmente en San Salvador, El Salvador, el 14 de octubre de 1951; entró en
funcionamiento formalmente el 1 de febrero de 1993.
10
Ampliaremos este tema un poco más adelante, en el acápite sobre la institucionalidad del SICA.
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ejes estratégicos y de mejorar las capacidades de gestión institucional y planificación del


aparato regional. (González, 2016)
Como lo señala Monge Alfaro, “Si le seguimos el pulso por medio de las declaraciones de los
Jefes de Estado del SICA, podemos observar que con el relanzamiento el tema institucional
varía discursivamente a un “fortalecimiento” como eje prioritario por sobre la ‘reforma’
explícita del Sistema, tema irresuelto desde mediados de los años noventa”. (Monge, 2015)
Por otra parte, mientras desde las propias autoridades del SICA se han buscado procesos de
reforma institucional del Sistema, desde muy temprano también, voces externas han sido
aún más críticas. La Fundación Centroamericana para el Desarrollo Sostenible (FUCAD), en
diciembre de 1995, afirmaba: “Por el momento, Centroamérica cuenta con un complejo
esquema institucional integracionista, en el marco del SICA, así como una ambigua
estrategia integral de desarrollo sostenible en la ALIDES11. Se han adquirido gran número de
compromisos, pero aun así no se han trazado los grandes lineamientos, con visión de largo
plazo de los resultados concretos que se esperan…” (FUCAD, 1995).
Desde una visión académica, Álvaro de la Ossa escribió el ensayo: “El Sistema de la
Integración Centroamericana: Crítica de la Visión Oficial”. En este sostuvo que el “carácter
de sistema del SICA fallaba desde su misma arquitectura y jerarquía, por cuanto sus órganos
e instituciones actuaban descoordinadamente y sin una visión general que le permitiría
asumir sus desafíos mancomunadamente, así mismo, señaló que, su divorcio de las
organizaciones civiles que representan a los distintos sectores que integran la sociedad
centroamericana, de por sí dispersa y conflictiva, lo alejaba de la realidad de los problemas
de su población” (De la Ossa, 1994).
En la presentación del libro de Alexander Segovia, Integración real y grupos de poder
económico en América Central: Implicaciones para el desarrollo y la democracia de la región,
publicado en 2005, Ulrich Storck, Representante de la Fundación Friedrich Ebert, sostiene
que los principales obstáculos que frenan el proceso de integración centroamericana son
los “Problemas y litigios limítrofes, una inconclusa Unión Aduanera, existencia de
instituciones ineficientes, marcado desinterés y desconocimiento de los líderes políticos,
reducida participación de la sociedad civil y sus organizaciones representativas, negociación
separada del CAFTA, el Tratado Comercial más importante para la región, de acuerdo a los
intereses particulares de cada país y no de la región en su conjunto; y ausencia de
información política sistematizada y relevante sobre sus avances son entre otros…”
(Segovia, 2005).
En ese ensayo, Segovia recurre a dos conceptos: por una parte, al de integración real, la
cual define como “el proceso de creciente integración de América Central que tiene lugar en
diferentes ámbitos socioeconómicos y que es consecuencia directa de las acciones e

11
Alianza para el Desarrollo Sostenible.
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iniciativas individuales y colectivas tomadas por diversos actores económicos y sociales,


nacionales e internacionales”; al respecto afirma: “en lo fundamental, dicho proceso tiene
lugar fuera del ámbito de la institucionalidad de la integración establecida por los gobiernos
del área en las últimas décadas. Por otra parte, define la integración formal, como “el
proceso de integración institucional promovido por los gobiernos del área y las instituciones
de la integración, consistente en la creación y el desarrollo del andamiaje jurídico-
institucional que formaliza las relaciones económicas y sociales entre los diferentes países
que conforman América Central” (Segovia, 2005). A partir de estos conceptos, Segovia
presenta información relevante con la que se propone demostrar que es la integración real
la que efectivamente se ha desarrollado con mayor fuerza, incluso por fuera de la
integración formal.
Por su parte, y más recientemente, Pedro Caldentey del Pozo, uno de los académicos que
con mayor denuedo y seriedad ha estudiado la institucionalidad del SICA y sus programas,
a la vez que ha apoyado con tesón su fortalecimiento, sostiene que “La erosión del Sistema
de la Integración Centroamericana (SICA) es parte de un debilitamiento más amplio de la
integración regional y de una crisis multidimensional. Los Acuerdos de Esquipulas, que
sirvieron para avanzar en la paz, ya no parecen funcionales en un entorno que ha cambiado
drásticamente. Los países centroamericanos necesitan un nuevo paquete de consensos y
principios sobre los que construir su respuesta a un nuevo escenario de desarrollo”
(Caldentey, 2022).
A propósito, es importante destacar que la sentencia sobre el SICA antes citada tiene como
referente otro criterio o visión que le da sustento: “La pobreza y la desigualdad persisten
en la región y han retrocedido las iniciativas que habían generado la esperanza de conseguir
reducciones significativas. El modelo productivo persistió también en sus rasgos excluyentes
y poco sostenibles, lo que favorece un modelo de inserción internacional de bajo valor
añadido, con escasos resultados en el despliegue de sus acuerdos comerciales” (Caldentey,
2022).
Lejos está esta realidad de lo acordado en la Declaración de Esquipulas II (1987), en la que
se ratificó que “La consolidación de la democracia implica la creación de una economía de
bienestar y de una democracia económica y social. Para lograr estos objetivos los gobiernos
gestionarán conjuntamente un apoyo económico extraordinario de la Comunidad
Internacional”. (Declaración de Esquipulas II, 1987).
Desde otra perspectiva, el Informe Estado de la Región (ERCA), que podemos calificar como
el esfuerzo académico más integral y sólido que ha dado seguimiento a la integración
regional y al SICA durante sus ya treinta años de existencia, ha formulado “la premisa de
que el fortalecimiento del proceso integracionista depende de que esa institucionalidad sea
capaz de ofrecer a las naciones centroamericanas un valor agregado y complementario a
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sus políticas públicas internas y una plataforma para relacionarse con otros países y
regiones del mundo” (Solano Aguilar et al., 2021).
El referente de una evaluación de ese propósito no puede ser otro que lo que para el SICA
se estableció como objetivo fundamental: alcanzar la integración de Centroamérica para
constituirla en una región de paz, libertad, democracia y desarrollo.
Al respecto, el ERCA recoge, desde 1999 al 2021, en sus seis informes regionales, el estado,
la evolución y la situación del desarrollo humano de los países que integran el SICA por
medio de una serie de indicadores. No es posible ni sería correcto responsabilizar al SICA de
los pocos o nulos avances en el desarrollo humano de sus países miembros, pero sí se puede
concluir que, si en la línea del tiempo de estos Estados no hay cambios sustantivos en esta
materia, estrechamente vinculados a los objetivos definidos para el SICA, sí es factible
sostener el supuesto de que la estrategia de regionalización encargada al SICA no ha tenido
la eficiencia requerida para coadyuvar al desarrollo de sus Estados miembros. Al menos,
cabe formular la siguiente pregunta: ¿en qué ha fallado o avanzado para generar ese valor
agregado y complementario a las políticas internas de los Estados miembros y si ha
generado esa plataforma para relacionarse con otros países y regiones del mundo?
A partir de esto, sin duda, podemos afirmar que el proceso de la integración regional, y
particularmente el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), evidencia signos de
fatiga y debilidades institucionales que le impiden hacer frente a los propios objetivos y
propósitos que se propuso en su fundación en 1991.
Pero, sin ir más lejos, como ya lo mencionamos, el último secretario general (anterior al
recién designado, Werner Vargas), es decir, el expresidente de Guatemala, Vinicio Cerezo,
llegó a este cargo proponiendo un nuevo tratado o momento fundacional para el SICA.
Precisamente, en su campaña para lograr el mencionado cargo para el período 2017 -2021,
propuso refundar el SICA sobre la base de una propuesta que denominó y difundió como
Esquipulas de los Pueblos o Esquipulas III, bajo el entendido de que esta iniciativa vendría a
superar o actualizar las aspiraciones plasmadas en los acuerdos Esquipulas I y II (1986-
1987).
Más allá de pretender evaluar el ejercicio de esa Secretaría General, nos interesa llamar la
atención sobre el hecho de que, precisamente, un Presidente que suscribió el Protocolo de
Tegucigalpa propusiera lo que él denominó un “nuevo modelo de desarrollo para América
Central” basado en el reconocimiento de que “El proceso de paz (encargado precisamente
al SICA, como se establece en el Protocolo de Tegucigalpa) tiene una agenda pendiente, esta
es la solución de los problemas económicos y sociales de la región centroamericana
(Fundación Esquipulas, 2004). Es decir, uno de sus fundadores, que luego llega a secretario
general del SICA, reconoce que el SICA no está cumpliendo con los objetivos para los que
fue creado. Podría ser esta la explicación más general de por qué, con reiterada frecuencia,
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surgen propuestas de transformación, actualización o relanzamiento del SICA, incluso de


parte de sus más altas autoridades, los presidentes de los países de la región.
Esto contrasta con lo suscrito en la declaración final emanada de la Reunión de Presidentes
de Guácimo (Costa Rica) de 1995, en la cual se forjó la Alianza para el Desarrollo Sostenible
(ALIDES): “…retomamos el camino iniciado en la Cumbre de Tegucigalpa hacía el desarrollo
humano de la Sociedad Centroamericana desde una perspectiva integral dirigida a
satisfacer las necesidades básicas de la población y superar la pobreza crítica, dando así una
renovada visión social a los esfuerzos de integración Centroamericana, sobre la base de la
estrategia de desarrollo sostenible que privilegie la inversión en el campo social”.
Por tanto, más allá de los alcances que se pregonan desde la institucionalidad del SICA y
frente a las legítimas aspiraciones que apuntan a fortalecer la integración
centroamericana o, con mayor razón, las que se orientan a alcanzar un estadio más alto,
como la Unión Centroamericana, debe realizarse un diagnóstico de los obstáculos que
impiden los logros y que permita avanzar con más eficacia y eficiencia.
En este artículo no nos proponemos abordar en profundidad cada uno de esos temas, pero
sí identificarlos y proponer algunas líneas que permitirían conocerlos más a fondo, como
recurso para la identificación de una ruta crítica para avanzar en la integración regional que
prevea posibles obstáculos e identifique la viabilidad de ese avance. Particularmente,
formulamos algunas reflexiones en torno a factores históricos que pesan en la propuesta
de integración centroamericana, sobre la propuesta programática o agenda del SICA y su
interacción con otras iniciativas internacionales, como también sobre el desarrollo, alcances
y limitaciones de la institucionalidad del SICA.

PUNTO DE PARTIDA: UN SUPUESTO


Entendemos, para efectos de este trabajo, que un supuesto identifica aquellas condiciones
esenciales clave que deben darse o llevarse a cabo para alcanzar las metas propuestas y,
consecuentemente, el éxito de un propósito, proyecto o misión institucional.
En consecuencia, asumimos —para el caso de la integración centroamericana— el supuesto
adoptado por ERCA, de que “el éxito de este proceso depende de que el SICA, en tanto
institucionalidad encargada por los gobiernos de la región para conducir ese proceso, sea
capaz de ofrecer a las naciones que lo conforman, un valor agregado y complementario a
sus políticas públicas internas y una plataforma para relacionarse con otros países y
regiones del mundo” (Solano Aguilar et al., 2021), teniendo como referentes las metas y
propósitos definidos en sus documentos fundacionales.
Al referirnos a “documentos fundacionales del SICA”, tal como lo desarrollaremos más
adelante, identificamos el Protocolo de Tegucigalpa, la Alianza para el Desarrollo Sostenible,
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el Tratado de Integración Social, el Tratado Marco de Seguridad Democrática y el Protocolo


al Tratado de Integración Económica.
A partir de este supuesto, formulamos las siguientes hipótesis: 1. sobre antecedentes
históricos; 2. sobre la Agenda fundacional del SICA; 3. sobre la Agenda del SICA y las Agendas
Extrarregionales; 4. sobre la diversidad de modelos en la institucionalidad del SICA; 5. sobre
los procesos de reforma institucional del SICA.
Luego de desarrollar dichas hipótesis, formulamos lo que identificamos como tres
propuestas para avanzar: 1. avanzar en la construcción de bienes públicos regionales que
tengan el potencial de generar beneficios significativos comunes en los países y sus
poblaciones; 2. superar la carencia de una base social para la integración: “ciudadanizar la
integración” y consecuentemente fortalecer la democracia, mandato propio del SICA; y 3.
la institucionalidad del SICA debe reformarse, adoptando —de su diversidad institucional—
la que mejores resultados ha dado desde la perspectiva de la construcción de bienes
públicos regionales, con potencial para generar beneficios comunes en los países socios y
sus poblaciones.
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DESARROLLO DE LAS HIPÓTESIS


Hipótesis 1. La Integración regional,
Cuadro 1. Antecedentes históricos de la integración regional
para su concreción efectiva y éxito, centroamericana
O Construcción de la República Federal (1823 -1922) Época:
requiere reconocer y encarar las colonial
lecciones aprendidas que se O Estrategias de construcción de nación
O
deducen de los intentos República Federal (1823 -1839 Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica)
desarrollados con ese propósito y O Confederación de CA (1842 -1845 El Salvador,

que pesan en su historia. Honduras, Nicaragua y Costa Rica)


O República Mayor de CA (1896-1898 Idem)
La ruta hacia la integración regional y, con
O Estados Unidos de CA (1898 El Salvador, Honduras y
mayor sentido, hacia la Unión
Nicaragua)
Centroamericana, obliga a reconocer que toda O República Federal de Centroamérica, (1921-1922
propuesta en esa dirección debe partir de que la Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica)
Unión Centroamericana, si bien figura como un O ODECA (1951-1991) Época: Guerra Fría
gran ideal en el imaginario de sus proponentes, O Estrategia: multilateralismo y regionalismo
figura en la Historia como un conjunto de actos O Consejo de Defensa Centroamericana (CONDECA) =
fallidos. Seguridad Nacional
O Secretaría de Integración Económica
Por ello, antes de analizar otros factores es
Centroamericana (SIECA) = Mercado Común
necesario abordar el referente histórico que,
Centroamericano (MCCA)- Unión Aduanera
por lo general, se asume como un factor O Crisis 1969 (Guerra El Salvador Honduras)
favorable para el proceso integracionista O Revisión SIECA 1973 Desarrollo Integrado de
centroamericano. Este componente se toma así Centroamérica: Bases para el
por conveniencia política o discursiva, pero la perfeccionamiento y reestructuración del
otra cara, el peso de la historia, se convierte en MCCA Proyecto de tratado de la comunidad
un enorme desafío que cualquier propuesta económica y social CA con participación

integracionista o unionista debe considerar. ciudadana

Esto es, el fardo que la historia de O SICA 1991 – Acuerdos de Paz Regionales Época: globalización
Estrategia = integración regional / agenda multidimensional.
desintegración de la región centroamericana ha
acumulado.
Lo que se tiende a presentar como un factor
favorable para el desarrollo de integración o
unión centroamericana —“su pasado común”
— debe considerarse también como un
componente complejo y determinante, insistimos, como un gran desafío si se ve desde la
perspectiva de los intereses locales incoados a lo largo de la historia; de la institucionalidad
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particular desarrollada en cada Estado de la región y, del nacionalismo particular de cada


país12.
Desde pocos años después de su independencia, los países centroamericanos han sufrido
una y otra vez la frustración de sus esfuerzos integracionistas (Recuadro 1). Esto es
relevante si se considera como criterios de análisis y desafíos a superar el hecho de que los
países de la región, en su vida como Estados independientes, han desarrollado su propia
institucionalidad, cultura política, identidad y procesos históricos no siempre comunes.
A manera de ilustración recogemos algunos extractos referentes a este desafío, que tiene
su origen en el mismo momento en que Centroamérica logra su independencia del imperio
colonial del reino de España. A continuación, me permito reproducir algunos párrafos, tal
vez de forma más extensa de lo usual, pero justificado por su relevancia histórica:
“A partir de 1821, la independencia política inauguró un deseo general por destruir las
diferencias sociales coloniales para construir sociedades “mejores” …En términos de la
forma de gobierno del cambio, la idea era que un gobierno republicano fundaría las bases
para que creciera una sociedad que fuese inclusiva e igualitaria en términos políticos,
sociales y económicos. De esa forma, según algunos de los próceres de la independencia
centroamericana, en una sociedad independiente se podrían alcanzar más fácilmente la
felicidad y la igualdad… Nuestra hipótesis es que entre 1821, fecha de la emancipación
política de la región, y 1870, cuando ocurre la llamada revolución liberal, los políticos
centroamericanos intentaron llevar adelante ese proyecto de concreción de la felicidad
política a partir de la construcción de un nuevo tipo de institucionalidad política, pero
fallaron al hacerlo, porque las estructuras institucionales y sociales coloniales limitaron ese
proyecto. Por eso, lejos de avanzar políticamente, la mayoría de los nuevos estados
centroamericanos se enfrascaron en una lucha política que desvirtuó el valor de la nueva
institucionalidad republicana entre algunos grupos y entorpeció la integración social, lo cual
generó una nueva modalidad de integración social excluyente que debe tipificarse.
En todo caso, entre 1821 y 1870 los políticos centroamericanos continuaron desarrollando,
en las constituciones de sus estados, la idea de que la política regeneraría la sociedad y la
volvería mejor; lo interesante es indagar qué estaban dispuestos a ceder para construir un
primer pacto social. Ese ideal, incluso, quedó estampado en la experiencia de desarrollar

12
Para los que vivimos con plena conciencia la guerra entre El Salvador y Honduras de 1969, conocemos de
primera mano que ese nacionalismo, degenerado en chovinismo, fue manipulado por intereses mezquinos
para enfrentar las poblaciones de estos países con fines belicistas. Como otro ejemplo, me he permitido
formular la hipótesis de que las largas dictaduras militares de los países que hoy se conocen como “Triángulo
del Norte” y la Nicaragua de Somoza incubaron en su nacionalismo una sutil animadversión hacia los
costarricense, presentando o interpretando como falsos sus logros democráticos: la abolición del ejército o la
fortaleza de sus instituciones sociales garantía del estado de bienestar que desde temprano se forjó en este
país y tuvo su esplendor durante las décadas de 1950 a 1980. Durante este período, en aquellos países
hermanos prevalecía el militarismo, se despreciaba la democracia, y la represión, la exclusión social y la
marginación social se enseñoreaban.
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una República Federal en la región entre 1821 y 1840. Pero desde el principio de esa
aventura, algunos actores sociales observaron con desconfianza los cambios y sus
resultados más inmediatos. José Cecilio del Valle (1777-1834), en noviembre de 1821,
advirtió que, junto a las divisiones locales, y regionales, existía todo un espectro de
identidades de clase, raza y generación que podían contribuir o entorpecer las posibilidades
que la independencia ofrecía: ¿Una población heterogénea, dividida en tantas castas y
diseminada en territorios tan vastos, llegará a unir sus votos sobre el Gobierno que debe
constituirse? ¿Las clases que han gozado serán bastantes justas para dividir sus goces con
las demás? ¿Las que han sufrido serán bastante racionales para no excederse en sus
peticiones? La juventud, vana casi siempre y persuadida de saber más grande que el que
tiene, ¿respetará las luces de la experiencia juiciosa y previsora? Los impostores de los
pueblos ¿olvidarán sus artes y sacrificarán a los del público sus intereses privados?
Congregados en Asamblea nacional constituyente nosotros los representantes del pueblo de
Centroamérica, cumpliendo con sus deseos, y en uso de sus soberanos derechos, decretamos
la siguiente constitución para promover su felicidad; sostenerle en el mayor goce posible de
sus facultades; afianzar los derechos del hombre y del ciudadano sobre los principios
inalterables de libertad, igualdad, seguridad y propiedad; establecer el orden público, y
formar una perfecta federación”. Viales y Díaz (2016)
Por su parte, Pérez Brignoli (2018) sintetiza, un par de siglos después, estas claras
premoniciones de la siguiente manera: “La nueva república se llamaba oficialmente
“Federación de Centroamérica” y comprendía cinco Estados: Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Costa Rica. La constitución combinaba influencias de las
constituciones de Estados Unidos y de Cádiz (1812), como una generosa dosis de
pensamiento ilustrado dieciochesco…” para concluir preguntándose, digamos
retóricamente porque el resultado se conoce: “¿Pero se podía acaso vestir con ropaje tan
nuevo el arcaico cuerpo de las sociedades centroamericanas?” recién salidas de la época
colonial.
Como recurso heurístico podríamos hacernos la misma pregunta, sustituyendo “Repúblicas
Centroamericanas”, por “Sistema de la Integración Centroamericana” y destacar las
avanzadas ideas del comunitarismo de la Unión Europea, ropaje con el que se ha pretendido
vestir al SICA y agregar la misma pregunta: ¿Pero se podía acaso vestir con ropaje tan nuevo
el arcaico cuerpo de las sociedades centroamericanas? recién salidas de las dictaduras
militares y la guerra civil en varios de sus países.
Para efectos de comprender el peso de la historia que debe superarse, más allá de lo
discursivo, para avanzar por el camino de la integración hacia la Unión Centroamericana,
resulta indispensable identificar los “procesos básicos” que se consolidaron en este camino
recorrido en el trascurso de la conformación de los Estados Nacionales en Centroamérica.
Estos son, como lo señala Pérez Brignoli:
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a) El triunfo del separatismo;

b) La consolidación de los Estados Nacionales; y

c) La mutación de una ideología liberal (para esa época, de corte republicano), de la


utopía romántica al pragmatismo positivista.

Demás está decir que el fracaso de la Federación y la consolidación de la Estado Nacionales


se dio en medio de una guerra civil generalizada y consecuentemente el triunfo del
separatismo fue paralelo a la consolidación de los Estados, con lo que esto va a significar en
los posteriores intentos de integración y revivir la Unión centroamericana, ya en el siglo XX.
La historia del período postcolonial, sobre los intentos de Unión Centroamericana,
parecieran repetirse en la época moderna o de las “Desigualdades Crecientes (1945-
1980)”13, como lo titula Pérez Brignoli. Precisamente a mediados de ese período14, la
relativa acumulación de capital hizo pensar que podía pasarse a una etapa de desarrollo
superior bajo un proceso de industrialización.
Es importante observar que a la par de esa “relativa acumulación de capital” , en dicho
período crecían la exclusión y las desigualdades en la amplia mayoría de los países del Istmo
y se ven morir los intentos reformistas (con sus particularidades para cada país del Istmo)
de Juan José Arévalo, Guatemala (1944 -1955), Oscar Osorio, El Salvador (1948 – 1956),
Villeda Morales, Honduras (1957-1963), mientras la Dictadura de Somoza Sobrevivía (1937
– 1956), mientras en Costa Rica, luego de la Revolución de 1948, con el triunfo de José María
Figueres y el movimiento socialdemócrata, se afianza el camino reformista y el Estado de
Bienestar (1948 -1980).
En el contexto de ese momentum, surge la propuesta del Mercado Común Centroamericano
(MCCA) (1960 -1969), idea muy bien pensada por brillantes economistas, para el caso de El
Salvador, como Jorge Sol Castellanos, Carlos Cordero, Luis Buitrago, entre otros. Estos
adoptaron algunas de las propuestas de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL.
En su idea original, este proyecto se propuso generar un proceso de desarrollo basado en
la sustitución de importaciones (para, a su vez, superar la dependencia15), pero en lo
particular, para el caso de Centroamérica, lo fue la idea de que este proceso se llevaría a
cabo de manera equilibrada entre los países de la región (un modelo de regionalismo), para
lo cual las industrias que pudieran desarrollarse en cada país del istmo (Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica) deberían ser diferentes de forma que el

13
Apegándose a la cronología de la Breve Historia de Centroamérica, de Pérez Brignoli Op. Cit.
14
De auge de las exportaciones de café, azúcar, algodón y en menor medida de carne
15
En concordancia con la teoría de la dependencia para entonces en boga y desarrollada inicialmente por
Raul Prebisch Secretario Ejecutivo de CEPAL 1950 – 1963.
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desarrollo de estos fuera equilibrado y se generara un mercado común seguro para la


producción de cada una de estas naciones.
Como lo desarrollamos enseguida, muy sintéticamente, varios factores y fuerzas
conspiraron contra esta idea: los intereses del capital extranjero, la miopía de las élites
políticas que fueron asumiendo el poder luego de derrotar los procesos reformistas, el
militarismo y la teoría de la seguridad nacional, la manipulación de las instituciones
democráticas y la exclusión y amplia marginación social.
No obstante, más allá de estos enormes escollos, el mercado común quedó establecido
como mercado regional; así entre 1961 y 1969 se triplicó el comercio intrarregional. Aún
hoy, el intercambio comercial intrarregional sigue siendo altamente significativo para estos
países ya que su principal socio comercial está constituido por el resto de países de la región.
Como ya señalamos, el diseño original del MCCA sugería la instalación, en cada país
miembro, de industrias de acuerdo con un plan regional y tomando en cuenta los intereses
y necesidades de cada país. Pero como lo destaca Pérez Brignoli (2018), este principio fue
abandonado “debido a las presiones del capital norteamericano en favor de un esquema
más liberal extendido prácticamente a todos los productos industriales”. Y, añade: “A finales
de la década de 1960 ocurrió lo previsible. Las industrias estaban concentradas en los países
con mayores densidades de población y donde podía pagarse salarios más bajos, esto es
Guatemala y El Salvador”.
Ya para finales de esa década, el Tratado de Integración Económica Centroamericana había
sufrido varios ajustes y países como Nicaragua y Costa Rica mantenían su adhesión gracias
a un adendum y formulas particulares de modus operandi. Honduras nunca logró un
proceso real de integración e internamente desintegrado, cayó en una crisis de grandes
proporciones.
En ese contexto, antes de cumplir una década, en 1969, todo este proceso integracionista
se ve enfrentado a la guerra entre El Salvador y Honduras. Aunque para autores como el
que hemos venido citando, esta guerra fue provocada principalmente por la cuestión de los
migrantes salvadoreños a tierras agrícolas del hermano país; por lo que en Honduras, no
tardaron en aparecer los agrios reclamos de los industriales de este país ante las
desventajas en que el proceso del MCCA los colocó. En el libro La guerra inútil: análisis socio-
económico del conflicto entre Honduras y El Salvador (Carias & Slutzky, 1971) los autores
resaltan la importancia del malogrado proceso del modelo original del MCCA en esta guerra
fratricida.
Pero las consecuencias de este frustrado proceso integracionista, bajo la estrategia del
MCCA, no se reducen a la guerra entre Honduras y El Salvador: también se puede asociar a
los procesos insurreccionales que se desarrollaron, con distintos niveles e intensidad, en
varios países de la región durante este mismo período identificado como lo recogimos antes
como de “Desigualdades Crecientes (1945-1980)”. Los bajos salarios en el sector de la
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escaza industria que se estableció, acompañados de un naciente movimiento sindical y su


correlato, la lucha por derechos sociales, así como la pauperización de amplios sectores
rurales en el marco de regímenes políticos autoritarios (con la excepción de Costa Rica,
como siempre decía el Maestro Torres Rivas en sus ensayos de la época), fueron generando
un ambiente propicio para movilizaciones sociales que evolucionaron en procesos
insurreccionales o guerra civil: para El Salvador y Nicaragua, en procesos de lucha guerrillera
con mayor antigüedad en Guatemala, y en rebeliones más limitadas en Honduras.
Pero la estrategia contrainsurgente en el ámbito de aquel proceso de integración
centroamericana ya había empezado desde antes. El Consejo de Defensa Centroamericano
(CONDECA) o alianza de los ejércitos centroamericanos, fue creado por un tratado firmado
el 14 de diciembre de 1963 en la Ciudad de Guatemala, estrechamente vinculado al
SOUTHCOM o Comando Sur del Ejército de Estados Unidos. Su doctrina, en el marco de la
Guerra Fría, fue la “Seguridad Nacional”.
Debe tenerse en cuenta que ya antes del MCCA y del CONDECA, los países de la región
crearon la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA) en 1951, cuyo órgano
supremo fue la Conferencia de jefes de Estado, y cuya carta fundacional fue revisada en
1965. Este es el esquema de integración regional de los años 1960, que fue reformado con
el nacimiento del SICA.
A manera de conclusión sobre esta etapa integracionista, citamos nuevamente a Pérez
Brignoli, que se pregunta: “¿Constituyeron el Mercomún y la industrialización la mejor
opción económica para la Centroamérica de los años sesenta? Lo fue, sin duda, para los
empresarios locales y los inversionistas extranjeros… Pero el temprano “agotamiento” del
proceso de industrialización y la incapacidad de pasar a una etapa más avanzada de
“sustitución”, visible a mediados de los años 70, conduce al planteo de serias dudas, no sobre
las bondades de la integración en sí misma, que son innegables, pero sí sobre la dirección y
modalidades asumidas por el proceso de industrialización”.
De nuevo, podemos apoyarnos en esta reflexión para cuestionar si los procesos de libre
mercado y tratados comerciales son, en la actualidad, como estrategia dominante en la
integración conducida por el SICA, la mejor estrategia para lograr la integración de los países
centroamericanos.
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Hipótesis 2. Sobre la Agenda fundacional del SICA. La Agenda


fundacional del SICA (la de Esquipulas II y los Tratados subsecuentes)
surge como una propuesta para encarar de manera regional los
conflictos sociopolíticos nacionales, pero se han evidenciado serias
dificultades para comprometer a los Estados miembros con esa
estrategia; así como para pasar de una agenda de principios y
conceptos a una apuesta programática de resultados concretos para
la población.
La Agenda fundacional del SICA responde a aspiraciones sociopolíticas legítimas y a
demandas sociales desatendidas, reúne muy relevantes conceptos y propuestas
programáticas, pero no ha logrado encajar con el modelo de desarrollo por el que, en su
momento, optaron realmente los países centroamericanos, modelo que privilegió el
mercado sobre el Estado, lo que se traduce en una falta de compromisos concretos de los
gobiernos con la estrategia regional, así como con su concreción en políticas públicas
precisas, dado el debilitamiento de sus propios Estados.
Desde esta hipótesis, resulta muy relevante reiterar que tal Agenda, encargada al SICA,
surge íntimamente ligada y como búsqueda de respuesta a luchas y conflictos sociales
nacionales, con expresiones de guerra civil. Los Acuerdos de Paz Centroamericana,
derivados de Esquipulas I y II, no son consecuencia de un conflicto regional, sino de un
intento por buscar soluciones regionales a conflictos sociopolíticos internos o de carácter
nacional. He allí el principal desafío de este proceso de integración, siempre fue, generar
una dinámica regional que coadyuvar a las dinámicas nacionales 16; esto tiene mayor
sentido si se piensa que se trata de una alianza países subdesarrollados, de economías
débiles, con serios déficit democráticos y amplios índices de desintegración y exclusión
social, lo que lo diferencia de experiencias como la de la Unión Europea, caso en el que
siempre se supuso la existencia de los países poderosos, llamados motores de la
integración, como es el caso de Alemania y Francia.
Las preguntas que surgen, ante esta realidad, es si ¿La Agenda regional y su estrategia
integracionista ha logrado vincularse a la agenda y modelos de desarrollo de los propios
Estados miembros? ¿Es esta vinculación una condición sine qua non para lograr la
integración aspirada? ¿Qué estrategia y modelo de integración deberían seguir los países
centroamericanos para coadyuvar al desarrollo de países con las características ya
indicadas?

16
Esto hace una diferencia sustantiva, de procesos como en Mercado Común Centroamericano o el modelo
cepalino de Regionalismo abierto y parece acercarlo más al modelo de la Unión Europea; esto merecerá
nuestra atención, un poco más adelante, en el capítulo o aparte sobre los modelos de integración.
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Al revisar el proceso seguido por el SICA, se observa que los primeros intentos por formular
una Agenda Regional Centroamericana, surgen de manera paralela a los avances en los
Acuerdos de Esquipulas I y II, y es en ese contexto que se formula el llamado Informe
Sandford. No solo por justicia sino porque resulta un dato sociopolítico relevante, debemos
remitirnos aquel Informe, conocido también como: Pobreza, conflicto y esperanza: Un
momento crítico para Centroamérica, para identificarlo como el antecedente fundante de
lo que se convertiría en la Agenda SICA.
Recordemos que Esquipulas II se firma por los presidentes de Centroamérica en agosto
de1987 y el Protocolo de Tegucigalpa a la Carta de la Organización de Estados
Centroamericanos (ODECA), que da origen al SICA, en diciembre de 1991. La Comisión
Internacional para la recuperación y el Desarrollo de Centroamérica (Yáñez-Barnuevo,
1989), conocida también como Comisión Sandford17, surge en 1987, y da origen al Informe
que lleva este nombre. Dicho informe, baste revisarlo, tiene como referente o trasfondo las
condiciones socio-económicas que dieron origen a los conflictos político-militares en los
países de Centroamérica.
Sin duda, muchos de los conceptos que se plasmaron en este Informe Sandford quedaron
recogidos en el Protocolo de Tegucigalpa, que reúne las bases de lo que reconocemos como
la Agenda fundacional del SICA; pero dicho informe se diferencia del Protocolo en que el
primero contiene un Plan de Acción y el otro es una declaración de intenciones.
Este Informe Sandford propone una Plan de Acción Inmediata que afecta a sectores(salud,
nutrición) y colectivos sociales(desplazados, refugiados), especialmente afectados por los
conflictos de aquella región y …un Plan de Desarrollo Económico con distintas medidas,
sobre la base estratégica de la integración, el fortalecimiento y reactivación del Mercado
Común Centroamericano, …el incremento productivo, y la promoción exportadora, objetivo
último en el logro del desarrollo endógeno y autosostenido … hace especial énfasis, en la
promoción de la democracia y la participación popular en Centroamérica, la consolidación
de control civil sobre las instituciones políticas y cese de ayudas militares externas a los
movimientos insurreccionales (Yáñez-Barnuevo, 1989, p. XII)
Reiteramos entonces, dicho Informe y su Plan de Desarrollo Económico se acompañó de un
plan de Acción Inmediata que identifica las raíces de la crisis que vivían los países de
Centroamérica en la exclusión social de amplios sectores, en deficiencias de las estructuras
económicas y plantea así, como uno de los requisitos clave para superar la crisis, lo que
identifica como El requisito imperioso de satisfacer las necesidades básicas de la población,
por lo que el Plan de acción se orientó a siete medidas: seguridad alimentaria, salud y
nutrición, agua potable y evacuación de desechos, viviendas, educación, derechos

17
Lleva este nombre porque fue impulsada por el Senador norteamericano Terry Sandford.
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

fundamentales e infraestructura. Como dato muy relevante, debe hacerse notar que este
Plan de acción, incluyó un presupuesto o costo para la ejecución del mismo.
Lamentablemente, este Plan no fue asumido y su principal logro fue el que sus
Cuadro 2. Objetivos y Propósitos del SICA, Protocolo de
planteamientos conceptuales quedaron
Tegucigalpa (Firmado 1991) plasmados en los documentos fundacionales
a) Consolidar la democracia y fortalecer sus instituciones
sobre la base de la existencia de Gobiernos electos por
del SICA. Como veremos en el acápite siguiente,
sufragio universal, libre y secreto, y del irrestricto fueron múltiples las agendas concomitantes a
respeto a los Derechos Humanos.
b) Concretar un nuevo modelo de seguridad regional
ésta y a la de la propia del SICA que fueron
sustentado en un balance razonable de fuerzas, el surgiendo desde la fundación de éste y que
fortalecimiento del poder civil, la superación de la
pobreza extrema, la promoción del desarrollo sostenido,
terminaron por opacar la agenda fundacional
la protección del medio ambiente, la erradicación de la del SICA.
violencia, la corrupción, el terrorismo, el narcotráfico y el
tráfico de armas. A treinta años de su fundación, se puede
c) Impulsar un régimen amplio de libertad que asegure el
desarrollo pleno y armonioso del individuo y de la
afirmar con toda certeza, que el SICA no optó
sociedad en su conjunto. por una institucionalidad para impulsar un Plan
d) Lograr un sistema regional de bienestar y justicia
económica y social para los pueblos centroamericanos.
de Acción como el propuesto en el Informe
e) Alcanzar una unión económica y fortalecer el sistema Sandford, sino por una burocracia mucho más
financiero centroamericano.
f) Fortalecer la región como bloque económico para
compleja y dispersa. Junto a esa
insertarlo exitosamente en la economía internacional. institucionalidad disgregada e inconexa, se fue
g) Reafirmar y consolidar la autodeterminación de
Centroamérica en sus relaciones externas, mediante una
perdiendo el objetivo de constituir
estrategia única que fortalezca y amplíe la participación Centroamérica en una Región de Paz, Libertad,
de la región, en su conjunto, en el ámbito internacional.
h) Promover, en forma armónica y equilibrada, el
Democracia y Desarrollo, lema de lo que llegó a
desarrollo sostenido económico, social, cultural y político llamarse la “Nueva agenda de la Integración” y
de los Estados miembros y de la región en su conjunto.
i) Establecer acciones concertadas dirigidas a la
cuyo referente siempre fue la urgencia de
preservación del medio ambiente por medio del respeto superar las condiciones socio-económicas y
y armonía con la naturaleza, asegurando el equilibrado
desarrollo y explotación racional de los recursos
políticas de los países que lo integran; la perdida
naturales del área, con miras al establecimiento de un de rumbo de ese propósito fue convirtiendo esa
Nuevo Orden Ecológico en la región.
aspiración en un recurso discursivo.
En todo caso, valga registrar el proceso de
formulación, de aquella “Nueva Agenda”
plasmada, en un primer momento, en los
objetivos y propósitos con los que se fundó el
SICA (ver Recuadro 2), definidos en el Protocolo
de Tegucigalpa La Organización de Estados
Centroamericanos –ODECA- fue fundado en
1951, su carta fundacional había sido revisada
en diciembre de 1962, luego de su fundación en
1951.
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Posterior al Protocolo de Tegucigalpa, los Presidentes de la región firmaron el Protocolo de


Guatemala (Protocolo al Tratado General de Integración Económica Centroamericana,
1993). Con la firma de este protocolo se actualiza el Tratado General de Integración
Económica Centroamericana que fue firmado en diciembre de 1960 por Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Con este Protocolo se buscó actualizar ese
Tratado, superar su carácter economicista y adecuarlo a la visión más integral que
prevaleció a partir de 1990. Por ello, en dicho Protocolo se reafirma el compromiso de
avanzar hacia un desarrollo económico y social equitativo y sostenible de los países
centroamericanos, mediante un proceso que permita la transformación y modernización de
sus estructuras productivas, sociales y tecnológicas, eleve la competitividad y logre una
reinserción eficiente y dinámica de Centroamérica en la economía internacional. Obsérvese
que los referentes de este nuevo tratado no se limitan al Mercado Común, sino a un
desarrollo integral de la región, basado en el desarrollo humano y ambiental y en la
transformas las estructuras productivas.
Así, la agenda incluida en estos dos instrumentos antes mencionados, se amplió con la
subscripción de la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES) (Alianza Centroamericana
para el Desarrollo Sostenible (ALIDES), 1994) , en ésta se recoge un concepto profundo sobre
Desarrollo sostenible, entendido como: un proceso de cambio progresivo en la calidad de
vida del ser humano, que coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio
del crecimiento económico con equidad social y la transformación de los métodos de
producción y de los patrones de consumo y que se sustenta en el equilibrio ecológico y el
soporte vital de la región. Este proceso implica el respeto a la diversidad étnica y cultural
regional, nacional y local, así como el fortalecimiento y la plena participación ciudadana, en
convivencia pacífica y en armonía con la naturaleza, sin comprometer y garantizando la
calidad de vida de las generaciones futuras. A este concepto se suman los siete principios
de ALIDES, que le complementan.
En marzo de 1995, como cereza en el pastel, se suscribió el Tratado de San Salvador
(Tratado de la Integración Social Centroamericana, 1995), que en su Artículo 2 plantea que
pondrá en ejecución una serie de políticas, mecanismos y procedimientos que, bajo el
principio de mutua cooperación y apoyo solidario, garanticen tanto el acceso de toda la
población a los servicios básicos, como el desarrollo de todo el potencial de los hombres y
mujeres centroamericanos, sobre la base de la superación de los factores estructurales de
la pobreza, que afecta a un alto porcentaje de la población de la región centroamericana.
Dentro de la euforia del ideal integracionista de aquella época, ese mismo año, diciembre
1995, se subscribe el TMSD (Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica,
1995) fundamentado en un enfoque multidimensional que cubre aspectos políticos,
económicos, sociales, ambientales y orientando cada vez más sus recursos a la inversión
social y que ofrece respuestas colectivas a las amenazas transnacionales (Villalta, 2007).
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Como puede verse, esta Agenda, de la nueva Integración, la del SICA, es holística por lo que
se puede afirmar que si bien, la Integración Centroamericana tiene su origen en una
propuesta de base económica, como lo fue el Mercado Común Centroamericano, como
podría deducirse del instrumento más antiguo que hace parte de la agenda del SICA, cual
es el mencionado Tratado de integración General de Integración Económica (1960)
modificado con el Protocolo de 1993.
En síntesis, lo que podemos considerar como la Agenda fundacional del SICA: el Protocolo
de Tegucigalpa (PT), la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES), el Tratado de
Integración Social (TISCA) y el Tratado Marco de Seguridad Democrática (TMSD), reúnen un
conjunto de elementos conceptuales y programáticos que marcan el camino para avanzar
por el camino de una agenda multidimensional, orientada no solo a una integración de tipo
económico sino hacia la construcción de una paz social regional basada en la inclusión, la
equidad y el desarrollo sostenible.
La agenda del SICA, puede acusársele de no contar con la identificación de políticas públicas
más precisas o de no identificar compromisos más concretos de los gobiernos, eso es cierto,
pero no invalida su alto valor conceptual y la relevancia socio-histórico por el momento en
el que se firmaron. No tengo ningún temor en destacar que sus instrumentos fundacionales
son de inmenso valor.
La coyuntura que llevó a los acuerdos de Paz Regionales o de Esquipulas es, sin lugar a
dudas, una conjunción de voluntades y condiciones políticas, sociales y militares que
incidieron, todas ellas (algunos podrían decir obligaron) a que los gobernantes de ese
momento los adhirieran y se comprometieran, al menos formalmente, con las
declaraciones suscritas, que dieron origen al SICA. No debe excluirse que, en el acto de la
toma de decisión de firmar esos acuerdos, la personalidad, el recorrido político de los
presidentes de turno, todo eso contribuyó a aquellos acuerdos pudieran ver la luz.
Ante una agenda tan compleja y omnicomprensiva, pero no por ello menos pertinente,
desde el ámbito académico, urge enfrentar el desafío de generar instrumentos de
evaluación de logros y pendientes de la Agenda Centroamericana, diferenciando entre los
avances en la integración regional en tanto institucionalidad, de los logros en el cambio o
superación de las condiciones en el desarrollo humano de la población.
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Hipótesis 3. Sobre la Agenda Fundacional del SICA y las Agendas


Extraregionales. La Agenda fundacional del SICA ha debido coexistir
frente a otras agendas de integración extra-regionales, cada una con
su propia estrategia de regionalismo; el compromiso y apoyo de los
Estados miembros y sus gobernantes a esas agendas extra
regionales le ha restado apoyo a la Agenda fundacional de la
integración centroamericana. El compromiso y apoyo con ésta,
también se ha visto debilitado por las propias carencias de dichos
Estados.
Uno de los factores de mayor debilidad del SICA es que no logra obtener el apoyo de sus
Estado miembros para impulsar su agenda con convencimiento e inteligencia, frente a otras
agendas extra-regionales con mayor capacidad de convocatoria para los mismos Estados
miembros.
Como es sabido, la iniciativa integracionista centroamericana, encargada al SICA, ha debido
navegar o quizás podría decirse surfear, en medio de las olas de otras agendas, iniciativas e
intereses que emergen en el ámbito internacional, tanto de países o regiones con mayor
desarrollo económico y presencia política en el ámbito internacional, como de organismos
multilaterales. (ver Recuadro 3.)
Ante esa multiplicidad de agendas, el SICA no parece haber encontrado una estrategia que
logre complementar una respuesta a esas agendas extra-regionales con las respuestas
propias del mandato del SICA el que, insistimos, está directamente arraigado a la demanda
de solución de las causas socioeconómicas y políticas que dieron origen a los conflictos
cívico-militares en los que se vieron envueltos los países de la región centroamericana en
las décadas de 1970 y 1980. La respuesta a esas causales ineludibles sigue pendiente para
sus Estados fundadores y las aspiraciones de sus pueblos.
El SICA tampoco se ha convertido, como se esperaba al suscribir la estrategia integracionista
que se le encargó, como un coadyuvante del desarrollo, para sus Estados miembros, a fin
de hacerle frente a esa realidad de desigualdad e inequidad socio-económica y en, el ámbito
político, al déficit democrático que los pueblos centroamericanos, en su mayoría, siguen
resintiendo.
Por el otro lado, en cuanto a la aspiración de que el SICA se constituyera en una plataforma
para relacionarse con otros países y regiones del mundo, al analizar el desarrollo
institucional del SICA y particularmente su quehacer, se topa con la realidad de que los
gobiernos de los Estados miembros, no le han depositado la confianza para asumir ese
carácter, y han optado por estrategias locales, nacionales, frente al fenómeno internacional
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pujante, identificado como “globalización”, que conlleva su propia institucionalidad y


agenda, la cual prioriza iniciativas de carácter económico y una visión del mundo basada en
la competitividad, la priorización del mercado frente al Estado y la equidad social.
Por tanto, el carácter endémico de las demandas sociales y políticas de los países
centroamericanos, cuya
respuesta constituye un Recuadro 3. Agenda SICA y Agendas extra-regionales

componente Agenda Fundacional SICA


fundamental e
Protocolo de Tegucigalpa Secretaría General SICA 1991
innegable de la agenda
fundante del SICA, ha Alianza para el Desarrollo Sostenible ALIDES Consejo Centroamericano de 1994
debido competir con Ambiente y Desarrollo CCAD

agendas que surgen de Protocolo al Tratado General de Integración Subsistema de Integración 1993
económica Económica Centroamericana
fuerzas políticas,
económicas y culturales Tratado de Integración Social Consejo de Integración Social 1995

extra-regionales.
Tratado Marco de Seguridad Democrática Comisión de Seguridad 1995
Así, mientras el SICA TMSD

recibe el mandato de Varios otros instrumentos, generados en el Consejos de Ministros


marco de Consejos de Ministros Sectoriales Sectoriales
impulsar lo que hemos (Salud, Educación, Agricultura, etc.) en rigor
identificado como su estas deben considerase también como Agenda
SICA, en tanto son parte del Sistema.
Agenda fundacional,
suscrita entre 1990 y Agendas Extra-regionales
1995 (Recuadro 3), en Declaración Conjunta Centroamérica-USA CONCAUSA 1994
esa misma época, surge
el paradigma del libre Agenda de Competitividad Centroamericana CEPAL/BID 1996
hacia el Siglo XXI
comercio, sustentado
Nueva Agenda Centroamericana Harvard-INCAE 1999
en la estrategia o
modelo de Centroamérica 2020: hacia un nuevo modelo Comisión Europea (CE) / 2001
de desarrollo regional Agencia de los Estados Unidos
globalización de para el Desarrollo Internacional
mercados y circulación (USAID);

de capitales e inversión Plan Puebla Panamá Gobierno mexicano /Tuxtla II 2001


extranjera, asumiendo
el neoliberalismo como DR-CAFTA Gobierno EUA 2003
-
teoría del desarrollo e 2006
ideología política. Acuerdo de Asociación Unión Europea 2007
-
Sin pretender ser exhaustivos podemos destacar que, frente a la Alianza para el Desarrollo
2013
Sostenible, ALIDES, surge la Declaración Conjunta Centroamérica USA, CONCAUSA. Ante el
Tratado General de Integración Económica Centroamericana, se presenta la Agenda de
Competitividad Centroamericana hacia el Siglo XXI, de CEPAL/BID. Bajo el supuesto de
viabilizar el Tratado de Integración Económica y de atender las agendas de desarrollo
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humano y ambiental otros países, regiones o instituciones multilaterales presentan sus


propuestas, algunas de estas se recogen en el Recuadro 3, ya indicado.
Estas propuestas se presentan como integrales u orientadas a fortalecer algún componente
específico para impulsar el desarrollo, así: CONCAUSA el tema ambiental; Plan Puebla
Panamá la inversión en infraestructura; CEPAL/BID reforma institucional, entre otros, en el
proceso de concreción de éstas, su énfasis siempre estuvo puesto en los tratados de libre
comercio; sin embargo, todas ellas quedan por fuera del ámbito de gestión y ejecución del
SICA.
Con el Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea (AdA) se pretendió
ir aún más lejos y se estructuró sobre lo que se identificaron como los tres pilares: Diálogo
Político, Cooperación y Establecimiento de Zona de Libre Comercio. En consecuencia, éste
fue concebido como un Acuerdo biregional, que iría más allá del tema comercial, porque
además de promover el acceso recíproco de productos y servicios entre Centroamérica y
los 27 países que conforman la Unión Europea, también incluye los componentes de diálogo
político y de cooperación. En teoría, este Acuerdo se presentó como más afín a la Agenda
Fundacional del SICA.
Sin embargo, como se previó por distintos analistas, la tendencia fundamental de este
Acuerdo de Asociación UE CA se concentraría en los asuntos comerciales, baste para ello
revisar los temas tratados en la Reunión del Comité de Asociación (Solano Aguilar et al.,
2021)(Sexta reunión del Comité de Asociación del 26 de noviembre, 2020). Todos los temas,
tratados en esa reunión fueron relacionados con el libre comercio: Acceso a Mercados de
Mercancías, Aduanas, Facilitación Comercial y Reglas de Origen, Medidas Sanitarias y
Fitosanitarias y Obstáculos Técnicos al Comercio, entre otros. De hecho, estos temas
corresponden a informes de los llamados Sub-comités de seguimiento que fueron creados
en el tratado; obsérvese que ninguno de éstos corresponde a los pilares o áreas de Diálogo
Político o Cooperación.
Estas realidades no son exclusivas de Centroamérica, en el ámbito latinoamericano, desde
finales de los años 80 y principios de los 90, la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) impulsó lo que, en 1994, pasó a llamar regionalismo abierto, sustentado
en la idea de que los países de América Latina debían aumentar la competitividad y
mantenerse al ritmo de la economía mundial. El regionalismo abierto suponía una cierta
integración subregional o regional, cosa que Centroamérica reunía dado el esfuerzo previo,
integracionista o Mercado Común Centroamericano. No obstante, el peso mayor de esta
propuesta cepalina radicaba en los acuerdos de libre comercio, los que finalmente van a
constituirse en el leitmotiv de estos procesos.
Desde esa perspectiva, una debilidad del SICA lo constituye su deficiente capacidad para
identificar la estrategia integracionista capaz de impulsar la Agenda definida en sus
documentos y compromisos fundacionales; por el contrario, su rumbo vacila entre optar
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por uno u otro de los modelos de integración regional que se presentan en el ámbito
internacional.
El debate conceptual, inacabado, sobre regionalismo, regionalismo abierto, integración,
globalización, unión comunitaria o intergubernamentalidad, entre otros, ha acompañado al
SICA desde su fundación y se refleja en la diversidad de modelos que adopta, según lo
asuma cada uno de sus órganos o instituciones.
Más allá de ese debate, para identificar las modalidades de regionalismo que se observan
en el SICA y entender mejor las implicaciones de asumir una u otra de estas estrategias,
tomamos los conceptos que Caldentey del Pozo sintetiza sobre dos diferentes modelos de
regionalismo que han predominado, al menos como paradigmas, en América Latina, el de
la unión comunitaria o europeo y el de libre comercio. También debemos referirnos al que
ya hemos identificado como el modelo de cooperación intergubernamental, que en la
práctica es la modalidad de trabajo e interacción que predomina en la mayoría de instancias
del SICA, tanto los Consejos de ministros y sus secretarías técnicas o institutos
especializados.
El europeo propone un modelo de ‘integración regional o subregional’ de naturaleza
comunitaria y supranacional hacia el que se avanza gradualmente con la ayuda transitoria
de instituciones intergubernamentales. La estructura institucional de inspiración renana o
estructuralista, de acuerdo con la creencia neofuncionalista, aumentará la interdependencia
entre las partes, lo que supondrá compromisos cada vez más profundos entre los países que
se manifestarán a través de la cesión o ejercicio conjunto de parte de su soberanía en
distintos asuntos (Caldentey del Pozo & Romero Rodríguez, 2010).
Los acuerdos comerciales y de cooperación son aquellos procesos regionales,
representativos del nuevo regionalismo, en los que predomina la inspiración liberal. La
principal meta de los países que participan en este tipo de acuerdos es alcanzar la
integración comercial, a través de una zona de libre comercio y cooperar en asuntos
puntuales (como por ejemplo el fomento de la democracia o la lucha contra el narcotráfico).
Apoyados en la teoría neoclásica del comercio internacional, los países que participan en
estos acuerdos confían en que la apertura comercial de sus economías en buenas
condiciones y la cooperación puntual en asuntos de índole política y social van a terminar
generando de manera espontánea el bienestar de la población. Todo ello a través de una
estructura institucional puramente intergubernamental, inspirada por el institucionalismo
neoliberal, donde el Estado nación mantiene su vigencia e incluso se refuerza (Caldentey del
Pozo & Romero Rodríguez, 2010).
Esa relevante observar que los procesos de regionalización de la Unión Europea, coinciden
cronológicamente con el de Centroamérica por otro, aunque no en sus alcances. Si bien la
integración de los países europeos se remonta a los años 50´s ésta se constituye en Unión
Europea (UE) en 1993, tras el Tratado de Maastricht. Recordemos que la ODECA se fundó
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

en 1951, cuya carta fundacional se reforma en 1962 y en 1991, se vuelve a reformar para
dar para a la creación del SICA. Este proceso de integración comunitaria incidirá de dos
maneras en el recién conformado SICA (1991-1993): uno, como modelo y dos, como
principal cooperante técnico y financiero. El proceso por el que se constituye la UE, se
presentará como modelo inequívoco para lograr la integración regional. Su amplia literatura
y la expertice de sus asesores se convertirán en referentes obligados para orientar la
integración Centroamérica.
Lo anterior se ve reflejado, en lo referente al desarrollo institucional SICA, en el aporte del
Programa de Apoyo a la Integración Regional Centroamericana (PAIRCA), el que se originó
con los resultados del Memorándum de Entendimiento suscrito entre la Comunidad
Europea y la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana, en marzo
2001, que estableció los siguientes ámbitos de cooperación: Apoyo a la Integración
Económica y a la puesta en marcha de políticas comunes; Consolidación de la
Institucionalidad Centroamericana y su funcionamiento; Fortalecimiento del papel de la
sociedad civil en el proceso de integración. Al concluir esta etapa de la cooperación europea,
se inició en PAIRCA II orientado fundamentalmente a apoyar el proceso de reforma,
modernización y reestructuración del SICA en su conjunto, apoyando técnicamente el
proceso de toma de decisiones a nivel político en lo que respecta a estos temas y propiciando
su aplicación, al tiempo que se crean las herramientas técnicas para la reforma y
fortalecimiento de las principales instituciones consignadas en el Protocolo de Tegucigalpa,
en coordinación con sus contrapartes nacionales.
El modelo europeo se basa en dos procesos uno la integración económica y otro la
integración política. El primero conformado por cinco etapas: a) Zona de libre comercio, b)
Unión aduanera, c) Mercado común, d) Unión económica, y e) Comunidad económica. El
segundo se basa en la construcción de un sistema jurídico político supranacional que implica
que los países miembros sedan cuotas importantes de su soberanía y asuman las políticas
comunes que se impulsan desde este aparato. Los órganos creados dentro de este sistema
europeo son el Consejo Europeo, el Parlamento, la Comisión y el Tribunal de Justicia. Como
veremos más adelante, el SICA ha intentado replicar este modelo organizativo,
particularmente en los que se refiere a sus órganos de mayor jerarquía, pero sin lograr el
compromiso de sus Estados miembros con la supranacionalidad que se supone esencial
para su sistema jurídico político.
En la estrategia regional centroamericana, también encontramos las etapas económicas o
comerciales del proceso que ha seguido la Unión Europea. Así, en el Protocolo de
Guatemala (Protocolo al Tratado General de Integración Económica Centroamericana,
1993) en el CAPITULO I. EL PERFECCIONAMIENTO DE LOS DIFERENTES ESTADIOS DEL PROCESO DE
INTEGRACION ECONOMICA hace referencia La Zona de Libre Comercio Centroamericana; La
Unión Aduanera Centroamericana; La libre Movilidad de los Factores Productivos; y, La
Integración Monetaria y Financiera Centroamericana. Es evidente las similitudes, aunque
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su implementación no ha estado exenta de trabas, discrepancias e incumplimientos de los


objetivos propuestos.
Como puede constatarse, ningún Tratado del SICA, de los antes mencionados, ha sido
sometido a un proceso de atención tan intenso y relevante como el de la Integración
económica.
Como señala Fernández et al: El protocolo de Guatemala… es el producto final de 14
cumbres y de la redacción de dos documentos provisionales, todo ello efectuado en el lapso
de seis largos años de negociaciones interestatales. A pesar de ello, esta propuesta no
expone con claridad la forma en que la región centroamericana se debe integrarse, y por el
contrario, describe lineamientos generales de cómo los cinco países deben incorporarse al
resto del mundo, pero sin establecer una estrategia específica a seguir para ello (Fernández
Arias, 1995).
La conclusión de estos analistas, luego de revisar exhaustivamente ese proceso que lleva a
la firma del Protocolo de Guatemala y los tres ejes temáticos vitales o centrales del proceso
de integración económica diseñado para Centroamérica, es que, tal diseño, procura
primordialmente, crear factores de atracción para la inversión extranjera, mediante la
generación de un mercado de factores de producción regionales. Sin embargo, el Protocolo
final no incluye la mayoría de los elementos relacionados con este aspecto, por lo que se
puede afirmar que no es un instrumento adecuado para el propósito original. Generar un
proceso integracionista con esa finalidad primordial, es repetir los errores del pasado, por
lo que se generó una integración centroamericana que benefició en último caso a las
grandes compañías transnacionales. Ello pasa por la conclusión de que los esfuerzos
integracionistas actuales deben ser redefinidos profundamente, tomando en cuenta los
intereses de los sectores productivos nacionales e incorporando objetivos en el campo de la
integración social, de forma que los beneficios se generalicen a las amplias masas del pueblo
centroamericano(Fernández Arias, 1995).
En cuanto al modelo de acuerdos comerciales, que sin duda es el que ha hegemonizado,
como estrategia en el ámbito de la integración comercial, se observa que los países
centroamericanos van a centrar sus energías en lograr más y más tratados de libre
comercio, para lo que desarrollaron robustas instituciones de promoción de exportaciones
y de exploración de nuevos mercados, de atracción de inversiones orientadas a la
exportación, zonas francas para ubicar empresas exportadoras de capital extranjero; a la
vez que se promovía una transformación de la estructura productiva orientada también la
exportación.
Para efectos de la reflexión que intentamos en este artículo, sobre las estrategias regionales
y, particularmente, el modelo de “acuerdos comerciales”, lo relevante de este proceso lo
constituye el hecho, digno de un análisis más profundo, de que dichos tratados se
desarrollan en el marco del SICA, sino que se afianzan y construyen en el ámbito de cada
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

país y sus propias estructuras productivas y su gestión es encargada a instancias nacionales.


Siendo el SICA, en el mejor de los casos, solo un espacio o una instancia facilitadora de las
negociaciones entre los países.
Es importante anotar que, no obstante, esta tendencia de los países centroamericanos a
suscribir tratados de libre comercio con terceros países o regiones, el viejo Mercado Común
sigue su curso, consolidando su propio mercado regional18. De mano, en este caso sí, de un
órgano del SICA, la Secretaría de Integración Económica (SIECA)19.
Como lo señalan Arias y Amador, …los logros a que se llegó en el proceso integracionista en
las décadas de 1960 y 1970, se puede afirmar que a fines de la década de 1970, ese proceso
de integración económica había conducido a la instauración de un mercado regional, de alta
importancia para los economías nacionales. Debe considerarse que este mercado, en su
época de auge, llegó a absorber entre el 30 y el 40% de la producción regional y que, si bien
se puede afirmar que el tipo de empresas que se instauró no era el más adecuado para un
desarrollo económico equilibrado, no se debe ignorar que en el momento de la crisis del
proceso integracionista, la región contaba con una serie de instituciones y un aparato
productivo orientado al desarrollo de una economía regional (Fernández Arias, 1995).
De esta manera, la apuesta a la integración centroamericana, particularmente a partir de la
creación del SICA, va a oscilar entre una agenda compleja, que se expresa en la multiplicidad
de tratados y en la diversidad de órganos e instituciones que se crean o reactivan en ese
proceso y una agenda con un alto peso economicista, en un intento de dar respuesta al
fenómeno identificado como globalización y a las demandas de los organismos
multilaterales y empresas transnacionales que lideran ese proceso.
La agenda globalizante o de apertura y tratados comerciales, va a adquirir relevancia para
Centroamérica, no solo por su impacto en el ámbito en la estructura económica del modelo
productivo y financiero de la región manifestado en procesos de transformación de las élites
económica a través de la estrategia de gestión empresarial del outsourcing, la
internacionalización del capital financiero, la inversión extranjera directa, los tratados de
libre comercio, entre otros, así como la transformación de los Estados por las
privatizaciones, sino también por su impacto en las comunidades a través de fenómenos
migratorios, de remesas de divisas, implante de maquilas, etc.(Pérez Sáinz & et al, 2010)

18
El Mercado Común Centroamericano (MCCA) se constituye en el segundo socio comercial de los propios
países de la región (Después de Estados Unidos 35.8%), participando con un 27.2% de las exportaciones
totales y un 12.3% de las importaciones totales, superando a la Unión Europea (13.48%) tanto en la
participación dentro de las exportaciones como en las importaciones.
19
Es importante notar que la SIECA tiene su origen en El Tratado General de Integración Económica
Centroamericana que se suscribió en Managua en 1960. Es decir, fue fundada 30 años antes que el SICA,
cosa que sucede también con otras instituciones del actual SICA. 19 Este tema lo desarrollaremos más cuando
reflexionemos sobre el carácter y desarrollo de la institucionalidad del SIC
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En este proceso también incide los programas de ajuste estructural que van a debilitar la
centralidad del Estado mientras se privilegia el mercado, en la desregulación laboral, la
privatización de empresas estatales, la venta de empresas privadas, nacionales, al capital
internacional o su alianza.
Además, la aspiración a la integración regional de los años ochenta y noventa, que como
hemos indicado ha debido coexistir con otras iniciativas extra-regionales, también ha tenido
que desarrollarse en un período, -particularmente los años 1980 al 2010-, en que los
Estados centroamericanos, particularmente los del Norte del Istmo, pretendieron abrirle
campo a un nuevo ciclo modernizador que se planteó la búsqueda de la superación de
gobiernos oligárquico-represivos, de los conflictos bélicos y de apertura hacia regímenes
democráticos. Proceso que, ahora lo vemos, no llega a concretarse y más bien parece
retroceder en buena parte de los países que fundaron el SICA.
Por consiguiente, se puede afirmar que la concreción de la agenda del SICA, sus
realizaciones y limitaciones, están íntimamente determinadas tanto por las demandas e
iniciativas extra-regionales como por las propias que surgen de los Estados miembros y
reflejan las debilidades de éstos y una poca disposición de sus gobiernos para
comprometerse con una agenda que no esté limitada por las propias fronteras nacionales.
Los Estados miembros del SICA, han encontrado enormes dificultades para construir
consensos y, de manera puntual, para identificar temas generadores (más que focalizar)
para llevar adelante la agenda integracionista.
El predominio del modelo de tratados de libre comercio, unido a las debilidades propias de
los Estado nacionales, sus gobiernos y los intereses de élites económicas, han impedido el
desarrollo del modelo europeo, pero también, han impedido el desarrollo y fortalecimiento
de un modelo propio. El proceso que ha predominado no ha podido responder a la demanda
de integralidad del desarrollo, que se plasmó en los documentos fundantes del SICA y
evidencia incapacidad para aglutinar una combinación de fortalezas nacionales para
enfrentar las también deficiencias nacionales. Este modelo dejó de lado el viejo modelo o
estrategia de sustitución de importaciones para favorecer la inversión extranjera directa, o
sea para atraer capitales y garantizar la movilidad de éstos, a través de tratados de libre
comercio.
En este marco, las aspiraciones de integración regional comunitaria, o modelo europeo
evidencia serias debilidades para concretarse frente al empuje del modelo de tratados
comerciales. Frente a esta realidad, las instancias especializadas el SICA, Secretarías
ejecutivas de los Consejos de Ministros sectoriales y los Institutitos técnicos, que hacen
parte de la llamada institucionalidad del SICA, han desarrollado sus propias agendas, basado
en una estrategia de cooperación intergubernamental. En ese proceso destacan la
definición de lineamientos comunes para sus políticas públicas nacionales, la negociación
de cooperación técnica y financiera que les permitan fortalecer sus propios proyectos
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

nacionales, etc. No debe de desconocerse, que lo logros que los jerarcas del SICA y sus
voceros difunden como tales, y posiblemente muy meritorios, se basan en esta modalidad
de cooperación intergubernamental.
Pero, como lo señala muy apropiadamente Segovia: Los conceptos de integración
anteriormente señalados (se refiere al europeo y al de apertura o libre comercio), no deben
ser confundidos, como sucede de manera frecuente por los gobiernos del área, con el
concepto de cooperación intergubernamental, que se refiere a iniciativas conjuntas
desarrolladas por dos o más países y que pueden abarcar prácticamente todos los ámbitos
de la vida económica, social, política y cultural de los países. La cooperación en la lucha
contra enfermedades contagiosas, en el combate al narcotráfico y al crimen organizado, así
como las iniciativas dirigidas a reducir el impacto negativo de los desastres naturales, son
ejemplos de la cooperación intergubernamental (Segovia, 2005).
El abogado y actual magistrado y Vicepresidente de la CCJ, César Salazar sostiene que Uno
de los grandes problemas que tiene el SICA es la falta de intereses comunitarios de los
Estados y de sus funcionarios(as) en la integración pues… no existe un órgano de decisión
verdaderamente comunitario (Caldentey del Pozo & Romero Rodríguez, 2010).
En la práctica, el SICA ha mostrado claras debilidades y dispersión en la concreción de una
estrategia para lograr su mandato. Su modelo, si se puede identificar como tal, es más
bien ecléctico, aunque poco original. En el que predominan la cooperación
intergubernamental para el desarrollo de proyectos concretos, con el regionalismo
abierto en el ámbito económico, con un nulo desarrollo de una plataforma común en
campo de las relaciones internacionales, incluso para atender los conflictos fronterizos,
entre los propios países de la región SICA.

Hipótesis 4. Sobre la diversidad de modelos en la institucionalidad


del SICA. En la institucionalidad del SICA se manifiestan resabios de
viejos intentos integracionistas, la conflictividad de agendas, la
diversidad de modelos y la reticencia de los Estados miembros y de
sus gobiernos para apoyar la supranacionalidad.
La diversidad de agendas y la competencia entre modelos o estrategias de regionalismo, a
la que nos hemos referido en los acápites anteriores, ha convertido a la institucionalidad del
SICA en objeto o blanco de sin número de propuestas de reestructuración, así como de
demandas de eficiencia, eficacia y trasparencia política y financiera.
Si volvemos al momento fundante del SICA, y buscamos establecer una necesaria relación
entre agendas, estrategias e institucionalidad, encontramos que los Presidentes, luego de
firmar el Protocolo de Tegucigalpa, con una agenda amplia: paz, libertad, democracia y
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desarrollo, y definir la institucionalidad para esos fines, en las sucesivas Cumbres


Presidenciales, pasan a incorporar otras agendas más específicas, con la suscripción de
Tratados centroamericanos: en lo comercial, lo social, lo ambiental y la seguridad, así surgen
los llamados subsistemas del SICA, en su momento se habló de subsistemas políticos,
económico, social y ambiental, de esta manera se amplía el espectro organizativo del
Sistema, proceso en el que también se incorporan otras instituciones especializados (Ver
anexo I: Instituciones del SICA y año de Creación).
Al respecto, merece atención especial el que en el esquema organizacional que se plasma
en el Sitio Web oficial del SICA ya no aparecen los Subsistemas, pero si las Secretarías de los
Consejos de Ministros. Durante los años 90, cuando surgen nuevas instituciones del SICA
(Anexo I), el concepto de subsistemas generó roces y celos entre Secretarías y otros órganos
ejecutivos de los Consejos de Ministros, sectoriales, que consideraban que ese esquema
dejaba por fuera temas de alta relevancia como educación, agricultura, seguridad,
transportes, energía, entre otros. Esto podría explicar el porqué, estos subsistemas han sido
desplazados, en el esquema institucional del SICA, y predominan las Secretarías y otros
órganos ejecutivos de los Consejos de Ministros.
Desde una perspectiva jerárquica, este cambio, también evidencia conflictos que han
surgido en la institucionalidad del SICA. Para la Secretaría General del SICA resulta más
lógico y políticamente aceptable colocar las Secretarías Especializadas como
institucionalmente “relacionadas directamente con la Secretaría General del SICA”20, que
identificar de esa manera a los Consejos de Ministros. De por sí, los Consejos de Ministros,
no aceptan relación jerárquica con la Secretaría General sino, como resulta lógico, con la
Reunión de Presidentes y aún más concretamente, como se refleja en sus reuniones, solo
reconocen el mandato de sus respectivas presidencias de la republicas, lo que los hace
claramente órganos de cooperación intergubernamental y no instancias supranacionales.
En consecuencia, en la institucionalidad del SICA, atrapada entre las estrategias o modelos,
antes señalados: la unión comunitaria o modelo europeo, la del libre comercio y la de
cooperación intergubernamental, se puede identificar la convivencia de: 1) el modelo de
regionalismo abierto, que se apoya en los logros del Mercado Común Centroamericano, y
está orientado a construir la Unión Aduanera, liderado por la SIECA; 2) el modelo Europeo
que no ha avanzado más allá del desarrollo institucional de los llamados órganos del
Sistema: la Reunión de Presidentes, el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), la Corte
Centroamericana de Justicia (CCJ), El Consejo Ejecutivo (CE), Secretaría General (SG) que
reclaman la supranacionalidad, y 2) el modelo de los procesos de cooperación y
complementariedad intergubernamental en temas de desarrollo sectorial, que es el que
lideran las Secretarías sectoriales, las instituciones técnicas y sus Consejos de Ministros.

20
Así se identifican en el Sitio Web oficial del SICA.
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Valga reconocer, como recurso para identificar un camino concreto para fortalecer la
integración centroamericana, más allá de las palabras, que dentro de los avances que luce
el SICA y sus logros éstos provienen de estas últimas instituciones, las Secretarías
sectoriales, las instituciones técnicas y sus Consejos de Ministros.
Así, los llamados órganos del SICA (Reunión de Presidentes, PARLACEN, CCJ, CE y SG), que
como indicamos pretenden desarrollar un modelo a semejanza del de la Unión Europea,
implementan, cada uno, su propia estrategia y agenda, pero sin poder presentar resultados
concretos en el logro de la Agenda que hemos dado en llamar fundacional (Esquipulas II, y
posteriores Protocolos, Tratados y Cuadro 4. Ejemplos de diversidad de instrumentos
Convenios) Éstos órganos, si bien de los órganos e instituciones del SICA
pueden dictar al resto de Planes y estrategias:
Recuadro-Plan de Gestión Estratégica,
5. Esquema básico de SIECA, 2012-2014; del SICA
Institucionalidad
instituciones SICA algunos -Plan estratégico CSJ y PARLACEN;
procedimientos administrativos, vía Reunión-Plan
de Ambiental
Reunióndede la Región Centroamericana
Vicepresidentes
reglamentos o estatutos, en lo (PARCA 2010-2014);
Presidentes
-Plan de Inversión y Financiamiento para
sustantivo, no logran incidir en la Centroamérica y República Dominicana (PIFCARD);
dinámica y estrategias que impulsan Reunión-Estrategia
de Comité Ejecutivo
de Seguridad Democrática; Estrategia de
los Consejos de Ministros y sus Ministros
Seguridad(Este
de comité debe
Centroamérica responder
(ESCA), a estas
2006- 2011 URStres instancias y
de /SG-SICA colocarse sobre la SG)
Secretarías ejecutivas, en cada una
Relaciones
de sus ramas (salud, educación Exteriores
Políticas:
ambiente, agricultura, turismo, etc.). Secretaría
-IgualdadComité Consultivo
y Equidad de Género(CC), instancia de organización de
(2013-2025)
Éstos, por su parte, generan sus GeneralCOMMCA la Sociedad Civil ha aspirado a su independencia y a
propias agendas y políticas, (SG) -Culturalser
CAun(2012-2015)
órgano para el conjunto del Sistema, pero
-Educativa CA (2013-2021)
oficialmente se le CECC
reconoce como instancia de la SG y
establecen sus propias relaciones -Salud (2015-2022) COMISCA
cada Secretaría del Sistema impulsa la creación de su
con organismos multilaterales y -Pesca y Acuicultura (2015-2025) OSPESCA
propio CC
-Política de atención y servicios básicos a poblaciones
consiguen su cooperación técnica y Consejomóviles
Sectoriales de Ministros
y transfronterizas CIS (tantos como ministerios haya en
financiera y gestionan sus propios los Estados miembros) y sus Secretarías Ejecutivas -trabajan con
presupuestos. (Recuadro 4) amplia autonomía y responden a sus propios planes y a sus Consejos
Proyectos / Programas:
de Ministros-.
-Sistema de Interconexión Eléctrica Centroamericano
Cosa similar sucede con la agenda y (SIEPAC) mercado eléctrico regional (MER)
la dinámica los Institutos regionales Órganos-Mecanismo de compra conjunta de medicamentos,
especializados ICAP, BCIE, INCAP, ICAITI, COCENSA,
COMISCA;
especializados o técnicos; algunos de COMTELCA, entre otros ya establecidos para la fecha de creación del
-Seguridad Alimentaria y Nutricional para
ellos creados bastante antes que el SICA -trabajan con amplia
Centroamérica autonomía
(PRESANCA II). y responden a sus propios
propio SICA, como puede verse en el planes y a sus Consejos de Institucionales-.
PARLACEN Corte Centroamericana de
Anexo I ya referenciado. Como
Justicia
ejemplo de esa dinámica se puede
observarse el caso del Instituto *El PARLACEN y la CSJ, son órganos con poca relevancia para el resto
Centroamericano de Administración de las instancias del Sistema y con poca o ninguna vinculación
Pública (ICAP), el Instituto de
Nutrición de Centroamérica y Panamá o el Consejo Superior Universitario Centroamericano
(CSUCA) todos creados a finales de los años cuarenta o principios de los cincuenta. Otros,
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como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) o Consejo Monetario


Centroamericano que se fundaron en los años sesentas. Dinámica que adoptan otros
organismos de más relativa reciente conformación, como es el caso del Centro de
Coordinación para la Prevención de Desastres Naturales en América Central (CEPREDENAC),
el Centro Regional de Promoción de la MIPYME (CENPROMYPE) y varios otros más, creados
en los años noventa, ya en el marco del SICA.

Hipótesis 5. Sobre los procesos de reforma institucional del SICA. Los


procesos de reforma a la institucionalidad del SICA se manifiestan
como un desafío sin fin.
En síntesis el esquema básico de la Institucionalidad del SICA se estableció en el Protocolo
de Tegucigalpa, Artículo 12.- Para la realización de los fines del SISTEMA DE LA
INTEGRACION CENTROAMERICANA se establecen los siguientes Órganos: a) La Reunión de
Presidentes; b) El Consejo de Ministros; c) El Comité Ejecutivo; d) La Secretaría General
además, en este mismo Artículo se indica que: Forman Parte de este Sistema la Reunión de
Vicepresidentes, el PARLACEN y la Corte Centroamericana de Justicia, así como el Comité
Consultivo de la Sociedad Civil. También se menciona, en el Artículo 19, de manera general,
que: Los Consejos de Ministros responsables de otros sectores tendrán la responsabilidad
del tratamiento de los asuntos de su competencia. Finalmente, se reconocen, en las
DISPOSICIONES TRANSITORIAS Artículo 1.- Los Órganos e Instituciones creados en el marco del
Procedimiento para Establecer la Paz Firme y Duradera en Centroamérica y los originados
en esfuerzos integracionistas precedentes a este Protocolo serán parte del SISTEMA DE LA
INTEGRACION CENTROAMERICANA si fueren compatibles con sus propósitos, principios y con la
estructura orgánica, de acuerdo al estudio de los ordenamientos jurídicos institucionales.
Para los años 90, con la creación del SICA, circularon un sinnúmero de “organigramas” que
pretendía recoger las distintas instancias institucionales que quedaron integrados al SICA.
De manera conservadora, en el Recuadro 5, se presenta el esquema básico21 de lo que pasó
a llamarse institucionalidad del SICA.
Como se reconoce en el informe del Programa de Apoyo al Fortalecimiento y
Racionalización de la Institucionalidad de la Integración Centroamericana, desarrollado
entre julio de 1996 y julio de 1997 por la Comisión Económica para Latina América y el
Caribe (CEPAL) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), La institucionalidad
centroamericana actual muestra un alto grado de complejidad, que deriva básicamente de
la multiplicidad de sus orígenes. A excepción de los organismos de la Organización de
Estados Centroamericanos (ODECA) establecida en los años 50, que han sido reemplazados
(por los Órganos del actual SICA), el proceso de crecimiento institucional tuvo un carácter

21
Este esquema, actualizado, puede verse en el Anexo: INSTITUCIONALIDAD DEL SISTEMA DE LA
INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA
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no centralizado y acumulativo. El Protocolo de Tegucigalpa de 1991, que entró en vigor en


1993, colocó gran parte de las entidades existentes bajo el paraguas de un Sistema de la
Integración Centroamericana (SICA) y estableció un mecanismo de «coordinación» entre las
diferentes áreas. Sin embargo, dicho Protocolo no aclaró la agenda regional sustantiva, y en
el marco del SICA no se contempló ninguna redefinición del sistema institucional en la
práctica. Aún más, el proceso de crear nuevos organismos continuó en los años siguientes.
Este informe realizado entre 1996 y 1997 reporta que, para esa época el SICA estaba
integrado por: 8 órganos; 2 foros consultivos (solamente uno operativo); 7 secretarías
técnicas, (correspondientes a igual número de Consejos de Ministros sectoriales) y 11
organismos regionales especializados.
En la actualidad el SICA lo conforman: 8 Órganos, 10 Secretarías técnicas (correspondientes
a igual número de Consejos de Ministros sectoriales) y 26 instituciones u organismos
especializados (Ver Anexo 2 Institucionalidad del Sistema de la Integración
Centroamericana)
En consecuencia, dada esta complejidad y dispersión institucional, pero también ante la
falta de avances en los objetivos de lo que hemos llamado la Agenda fundacional del SICA,
para este período integracionista que se inicia en los años 90, emergen las propuestas para
reestructurar la institucionalidad del SICA, bajo el supuesto de perfilar una organización
acorde con cada estrategia propuesta, se inicia desde muy temprano. Los procesos
históricos, la competencia entre agendas y modelos también se reflejan en la organización
y funcionalidad de sus instituciones.
Precisamente, en la Cumbre de los Presidentes Centroamericanos, celebrada en San
Salvador, el 30 de marzo de 1995, en su declaración final solicitaron al BID y a la CEPAL que
efectuaran “una evaluación a la gestión operativa de los órganos e instituciones de la
integración centroamericana, para proceder a su modernización, en procura de una mayor
eficacia y eficiencia en sus procedimientos y resultados”
Como señala el propio informe BID CEPAL (CEPAL & BID, 1998) el Protocolo de Tegucigalpa
de 1991, que entró en vigor en 1993, colocó gran parte de las entidades existentes bajo el
paraguas de un Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y estableció un
mecanismo de «coordinación» entre las diferentes áreas. Sin embargo, dicho Protocolo no
aclaró la agenda regional sustantiva, y en el marco del SICA no se contempló ninguna
redefinición del sistema institucional en la práctica. Obsérvese que esta resolución se da
apenas a cuatro años de fundado el SICA (1991) y a dos de su entrada en vigencia.
Esta etapa de reformas a la institucionalidad del SICA alcanza su más alto nivel en la Reunión
Presidencial (Panamá, 12 de julio de 1997) en la que se decidió emprender una profunda
reforma del SICA con objeto de superar los problemas de descoordinación, ineficacia y
dispersión institucional acumulados desde 1990. Partiendo de un informe elaborado por
CEPAL con fondos del BID (CEPAL 1997a), los Presidentes aprobaron el “Lineamientos para
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el fortalecimiento y racionalización de la institucionalidad regional”. En este documento se


reafirma el papel director de la Reunión ele Presidentes y el Consejo de Ministros y se
proponen cambios para otras instancias e instituciones del Sistema. Estas decisiones se
implementarían entre 1997 y 1998 y se concretarían, según los Presidentes, en un nuevo
instrumento jurídico único.
Los cambios propuestos son básicamente relacionados con los llamados órganos del SICA:
- Parlamento Centroamericano, modificar los privilegios e inmunidades para los
parlamentarios, que ya se evidenciaban como excesivos, también se acuerda un
control de su presupuesto por los Presidentes, lo que se reduciría paulatinamente.

- La Corte Centroamericana de Justicia, acordaron revisar las inmunidades y


privilegios de sus magistrados; reducir su número a uno por país; fortalecer su papel
en materia de arbitraje comercial, pero derogar el artículo 22 de su Estatuto, que le
daba competencia a la Corte en controversias entre distintos poderes dentro de un
Estado miembro- y, con objeto reducir gastos, establecer un sistema de
funcionamiento a base de dietas.

- También, los Presidentes acordaron que se unificarían las secretarías en una sola
Secretaría General con sede en San Salvador. Esta Secretaría unificada asumirá las
funciones de las Secretarías de todos los Consejos, Comisiones, Comités y Foros
Sectoriales que cuenten con algún tipo de servicio de Secretariado. La Secretaría
General Unificada estará conformada por la Secretaría General y tres direcciones de
área: económica, social y ambiental. La creación de la Secretaría General unificada,
y la readecuación de los órganos e instituciones centroamericanas se hará en un
instrumento jurídico único, a modo de "Tratado de Fusión".

- Los Presidentes, dentro de estos “Lineamientos para el fortalecimiento y


racionalización de la institucionalidad regional”, también acordaron que se
elaboraría un presupuesto único por parte de la Secretaría General, el cual será
aprobado por el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores en consulta con el
Consejo de Ministros de Integración Económica.
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- Dentro estos acuerdos también se decide crear un Comité Consultivo único y


elaborar un reglamento
para la participación de la sociedad civil en el proceso.

Podemos sostener, luego de observar a profundidad y haberle dado seguimiento cercano


al desarrollo del SICA que, de las anteriores propuestas, las que pudieron haber dado mayor
fortaleza al SICA y cambiado su rumbo, son las que tiene que ver como la unificación de
secretarías y la del Comité Consultivo único. Sin embargo, ninguna de esas propuestas se
concretó. Esto sin duda, requeriría un estudio amplio, que quedará por desarrollar en otra
oportunidad.
Es evidente que, en el caso de la unificación de las secretarías privó la defensa de cuotas de
poder por sobre el interés regional. Esto como consecuencia de que tal desafío se asumió
desde una perspectiva burocrática y no desde una visión estratégica. Un enfoque
estratégico permitiría al SICA y sus instituciones ejecutivas (Secretarías e instituciones
especializadas y técnicas) aportar a una Agenda común coadyuvante de las agendas
nacionales. A esto se puede sumar el que los representantes nacionales, ministros o jerarcas
de otro nivele, concurren a las reuniones regionales con la idea de buscar apoyos
inmediatos para atender sus carencias nacionales, por lo que la urgencia de sus propias
demandas no se haya podido enfrentar con proyectos regionales que las atiendan o
complementen los esfuerzos de los países.
El Caso del Comité Consultivo del SICA, hay varios factores que han pesado para que su
integración en una Comité unificado no sea realidad. Sin pretender darle mayor valor a un
elemento que otro podemos señalar, en primer lugar la falta de experiencia institucional,
de este tipo de participación ciudadana, en cada uno de los países o Estados miembros del
SICA; segundo, la táctica de divide y vencerás, mejor un comité para cada Secretaría o
Consejo de Ministros que uno solo que se organiza para atender las distintas instancias o
demandas sectoriales; en tercer lugar, las falencias, cultura, celos de las propias
organizaciones de la sociedad civil, convocadas a participar en estos espacios.
Demás está señalar que ésta y otras propuestas de reforma de la institucionalidad del SICA
no han cuajado ni progresado efectivamente. Obsérvese que, desde esta propuesta de
reforma de 1998, a la actualidad, los acuerdos de este tipo siguen presentes hasta la
actualidad, al punto que el llamado eje o pilar de las sucesivas agendas el SICA, firmadas por
los presidentes incorporan el tema de “Fortalecimiento Institucional” que es el nombre que
se ha legitimado este proceso permanente de reforma.
“Según lo establece el Quinto Informe Estado de la Región, en sus veinticinco años de
existencia, es posible identificar tres grandes olas de reformas del SICA. Una primera tiene
lugar a mediados de los años noventa y estuvo orientada a ordenar el proceso de creación
de órganos e instrumentos regionales; una segunda iniciada en 2004 que buscó corregir
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debilidades en la gestión y fortalecer algunas instancias del SICA. Finalmente, una tercera
ola a partir de 2010 con el ‘Manifiesto de relanzamiento de la integración’ y un plan de
acción al respecto aprobado en 2011, que buscó darle direccionalidad al proceso de
integración centroamericana a través del establecimiento de prioridades, a través de cinco
ejes estratégicos y de mejorar las capacidades de gestión institucional y planificación del
aparato regional.”
Precisamente desde La Reunión Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno22 de países
del SICA, el 20 de julio de 2010. Los mandatarios acordaron relanzar el proceso de
integración regional, mediante acciones en cinco grandes prioridades, a saber: Seguridad
Democrática, Cambio Climático y gestión integral del riesgo, Integración Económica,
Integración Social y Fortalecimiento institucional. (Solano Aguilar et al., 2021). A partir de
este año, este último tema se convierte en recurrente en los distintos Planes del SICA.
Nuevamente, En la XLIX Reunión Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del SICA,
celebrada en San José, el 29 de junio de 2017, se acogió la propuesta de Agenda Estratégica
Priorizada (AEP) …que planteó para el pilar de Fortalecimiento Institucional, tres objetivos,
orientados a la articulación intersectorial, consolidación de instituciones fuertes y
promoción activa de países observadores; mismos que, se relacionan con los ODS23 …
(Solano Aguilar et al., 2021).
Estas citas permiten formarse una idea de la relevancia que el tema de Institucionalidad y
su permanente reforma representa para el SICA. Pero también, la necesidad de responder
a otras agendas extra-regionales, como lo señalamos en el acápite anterior, sobre la
relación de estas agendas y la del SICA.
De hecho, esta última Agenda del SICA: AEP, supra, está relacionada con el tema de los
proyectos del SICA y su dependencia de la cooperación financiera y técnica internacional.
Esto nos conduce a otro elemento relevante para analizar, pero por haberse abordado en
muchos estudios y análisis del SICA, solo incorporamos la siguiente cita que sintetiza este
asunto.
Si contrastamos… los fondos de cooperación internacional, la cooperación triangular, sur-
sur y los fondos privados, con los presupuestos por cuotas y fondos propios de las secretarías
del SICA, se observa que, la mayoría de las actividades, proyectos y programas que llevan a
cabo las instancias regionales, son por la cooperación internacional. Por ejemplo, en el caso
de la SG-SICA, instancia encargada de cumplir o coordinar la ejecución de los mandados de
la Reunión de Presidentes, del Consejo de Ministros y del Comité Ejecutivo del SICA, el
presupuesto estimado de ingresos por Fondos Propios para el 2019, fue de US$5.069.949.
Sin embargo, al 31 de diciembre de ese año, solo había recibido $2.844.436 (SG-SICA, 2020,

22
Luego de la incorporación de otros países, fuera de los 5 que originalmente conformaron el SICA, el
nombre de Reunión de Presidente, pasó a denominarse de “Jefes de Estado y de Gobierno”.
23
Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

p.79); mientras que, por fondos de la cooperación, tenía aprobados para su ejecución
$42.486.375 en el período 2018-2022, con una ejecución acumulada al 31 de diciembre de
2019, de $33.820.983 y una disponibilidad presupuestaria al 31 de diciembre de $7.681.927
en proyectos administrados (Solano Aguilar et al., 2021) .
Con relación a este tema del permanente proceso de reforma del SICA, el expresidente
Vinicio Cerezo, precisamente una de los fundadores del SICA, a quien ya hemos citado,
sostuvo que: A pesar de las olas de reformas, la necesidad de hacer cambios en la
institucionalidad regional sigue estando en el orden del día de las agendas de las cumbres
presidenciales, al punto que la tercera ola aún se encuentra en progreso. La necesidad de
una mayor eficacia y eficiencia de los esfuerzos regionales, así como de superar las
diferencias bilaterales y las reticencias y miedos en la cesión de soberanía que frenan
mayores niveles de integración, son tareas pendientes del proceso centroamericano
(González, 2016).
El análisis de la situación, vigencia y funcionalidad del Sistema de la Integración
Centroamericana (SICA) debe realizarse desde múltiples factores o variables, para así llegar
a la identificación de vías efectivas de fortalecimiento, -más que de su institucionalidad- de
su capacidad de impacto en las sociedades centroamericanas.
De no hacerse así, los intentos de reformas de éste sistema no progresarán, más bien
pueden alimentar la inconformidad y desilusión manifiesta en diferentes sectores sociales
y círculos políticos, así como el creciente escepticismo expresado por parte de relevantes
actores internacionales. Estas manifestaciones de insatisfacción, es importante
reconocerlo, empezaron a presentarse poco después de que disminuyera la marea de las
condiciones políticas y sociales que impulsaron los Acuerdos de Paz de Esquipulas, la
creación del SICA y la firma de sus enjundiosos tratados24.

24 Protocolo a la Carta de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), Tegucigalpa 1991; el Protocolo al


Tratado General de Integración Económica, Guatemala 1993; la Alianza para el Desarrollo Sostenible, Nicaragua 1994; y
el Tratado de Integración Social, El Salvador, 1994; así como el Tratado Marco de Seguridad Democrática, San Pedro
Sula, 1995.
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

Además de lo ya indicado sobre la Agenda, la estrategia y la institucionalidad del SICA, debe


mencionarse que otro de los factores que
Recuadro 5. SICA: Asistencia de Jefes de Estado y de
Gobierno a las 24 Cumbres Ordinarias y Extraordinarias han incidido en ese flaco progreso en la
celebradas en el período 2010-2020 reforma y fortalecimiento institucional,
Estado Asistencia del Por Delegación así como en los débiles logros de la
presidente o (asistió otro Agenda fundacional del SICA deberían
Jefe de Estado funcionario)
analizarse a profundidad el débil
Belice 7 16 compromiso de gobiernos y autoridades
Costa Rica 8 15 y las diferentes carencias de sus Estados
El Salvador 17 6 y sus carencias o debilidades
democráticas. Puede entonces
Guatemala 19 4
formularse como hipótesis explicativa
Honduras 16 7
que la debilidad institucional que se le
Nicaragua 8 14 atribuye al SICA y las críticas a los débiles
Panamá 14 9 logros que se le reconocen, se explican
por los propios avances o retrasos en el
República 11 11
Dominicana desarrollo institucional de sus Estados
Notas: 1. Los mandatarios que delegaron su asistencia a
miembros y a que se espera de aquél lo
Cumbres lo hicieron en Vicepresidentes, Ministros y que dichos Estados aún no logran
Viceministros de Relaciones Exteriores, Embajadores, alcanzar.
Representantes presidenciales, Ministros de Fomento,
Industria y Comercio, Ministros Asesores, Secretaria de A partir de esa hipótesis también se
Estado de Relaciones Exteriores, Ministros Delegados
del Presidente, Designados presidenciales, Ministros puede explicar la antinomia no resuelta
Asesores del Presidente, Ministro Asesor para Asuntos entre el SICA y sus Estados miembros, la
del Caribe, Representantes Ad Hoc, Subsecretarios de
Estado y Subdirector General de Relaciones que se manifiesta en contradicciones
permanentes entre las estrategias nacionales y la estrategia regional, entre la
Internacionales.
institucionalidad de losetEstados
Tomado de (Solano Aguilar al., 2021) nacionales y la regional; entre la responsabilidad por los
logros o los déficits nacionales y las competencias del SICA; entre el financiamiento de
programas y proyectos nacionales y la de programas y proyectos regionales.
En este sentido, una pregunta obligada, para evaluar los logros del SICA, es: ¿Con qué
disposición han participado en el SICA los países miembros y particularmente sus gobiernos
para que las iniciativas, programas o proyectos de integración incidan efectivamente en
mejorar la situación de los propósitos enunciados, en sus propios Estados?
La competencia por el liderazgo entre los presidentes, discrepancias ideológicas, el estado
de las relaciones bilaterales entre los países, la necesidad de respuestas a las urgencias de
sus países (como ya lo señalamos para el caso de los Ministros) y la carga de sus agendas
nacionales se traduce en ausencia a las reuniones presidenciales, por lo que predomina la
delegación de su representación, en jerarcas de niveles políticos inferiores. Esta ausencia
de quienes ejercen los cargos más altos en la toma de decisiones, tiene implicaciones
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evidentes en el compromiso asumido por cada país. marcan patrón en comportamiento de


países.
De las 24 cumbres desarrolladas desde 2010 solo en una ocasión (2012 en Honduras, hace
10 años) coincidieron presencialmente los ocho presidentes y jefes de Estado de los países
del SICA (Solano Aguilar et al., 2021).
La ausencia de las presidencias a las reuniones es notoria. Tal y como se desprende del
estudio realizado, en 24 cumbres solo en una ocasión coincidieron los ocho presidentes y
jefes de Estado. Aunque los mandatarios pueden delegar en un enviado especial su
representación, -de hecho, así lo hicieron en la mayoría de las ocasiones- la ausencia de los
titulares de Belice, Costa Rica, Nicaragua y República Dominicana, a más del 50% de las
cumbres programadas, marca un patrón en el comportamiento de los países, que relega a
un segundo nivel político -en el mejor de los casos, puesto que algunos países han enviado
a las reuniones a funcionarios con rangos inferiores- la representación en el máximo Órgano
del SICA. En el cuadro adjunto puede observarse el detalle de la asistencia por país a las
reuniones realizadas. (Recuadro 5)

PROPUESTAS PARA AVANZAR


El desafío para la integración centroamericana está íntimamente vinculado a la urgencia de
identificar un camino viable para superar las limitaciones legales y voluntad política que
surgen desde los gobiernos de los países miembros
La revisión de los sustentos legales y del carácter de los órganos del SICA da una luz sobre
el comportamiento de los gobiernos que lo integran y permite sacar conclusiones
relevantes y operativas sobre las limitaciones estructurales de su organización y sus
resultados.
Para los jerarcas y funcionarios del SICA, la agenda regional requiere de la construcción de
una organización institucional y jurídica supranacional. Así se reclama desde las propias
instituciones del SICA, pero los gobiernos de los Estados miembros no parecen estar
dispuestas a ceder soberanía y el control político que implica constituir ese tipo de
institucionalidad ¿En consecuencia, las dificultades para avanzar provienen de la falta de
condiciones o voluntad política, en los distintos países de la región, para un compromiso
efectivo con ese nivel de institucionalidad comunicaría?
Los expertos y la literatura al respecto concluyen que el SICA carece de un rumbo
estratégico y una dinámica institucional con identidad propia, ya que existe un claro
predominio de dinámicas y órganos que funcionan por una interacción entre los propios
gobiernos de los países miembros, los que actúan desde la identidad y la legitimidad que
surge de sus Estados. Esta dinámica se le ha dado en llamar intergubernamental y se
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contrapone a lo que se identifica como lo comunitario25. En éste, se espera que las


representaciones nacionales den paso a las acciones con carácter regional y se fortalezcan
las instituciones supranacionales que adquieren una identidad y poder de decisión propio.
Sin embargo, todo indica que esta última forma de trabajo o comportamiento se manifiesta
únicamente en el ámbito discursivo, prevaleciendo en la práctica institucional del SICA lo
intergubernamental.
Este proceder se expresa en lo que se ha identificado como un muy limitado alcance del
poder de decisión de los órganos del SICA, lo que a su vez corresponde con lo plasmado en
los propios protocolos y tratados de éste. Esto llega a situaciones desequilibradas, como en
el caso del Parlamento Centroamericano o PARLACEN, instancia estrictamente deliberativa
que, a pesar de su representatividad política, del presupuesto que consume o de contar con
un proceso de elección de sus miembros por consulta popular, no tiene ninguna
beligerancia en el Sistema y sus resoluciones no son vinculantes. Cosa semejante sucede
con la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ), cuyo mandato está limitado al control de
legalidad de normas comunitarias y su obligatoriedad. En este caso, aun cuando en algunas
oportunidades ha intervenido en litigios entre los países, que en principio podrían afectar
la marcha de la integración regional, sus pronunciamientos han sido deficientes, sino
parcializados.
Otra evidencia que califica este comportamiento intergubernamental, en contraposición
con el de carácter comunitario que reclaman algunos(as) analistas y juristas
especializados(as), es el de la composición de los órganos de conducción del SICA. Estos
órganos, llámense Reunión de Presidentes, Consejos de Ministros, Comité Ejecutivo, entre
otros, están integrados por representantes de todos los Estados miembros y su presidencia
se ejerce de manera rotatoria entre dichas representaciones. Esto redunda en limitación en
los procesos de toma de decisiones para asuntos trascendentales, los cuales siempre tienen
que ser por consenso o unanimidad. Esto evidencia límites en la dilucidación de la voluntad
de los órganos del SICA y del alcance del poder de sus decisiones; todo lo cual tiende a
agudizarse por el carácter de Estados como los centroamericanos en los cuales la cultura
del diálogo, de la deliberación y de alianzas es poco estimada.
También se ha identificado, como expresión de esta dominancia de lo intergubernamental,
la nula presencia del principio de subsidiaridad. Puede verificarse que los Estados
centroamericanos y de manera más específica los gobiernos de los países miembros no

25 El SICA se define políticamente por un marco jurídico político de inspiración comunitaria que, sin embargo, ha
configurado una estructura institucional de marcado carácter intergubernamental (Santos, 2013). Cuenta con cinco
subsistemas (político, económico y comercial, social, cultural y educativo y ambiental), que le otorgan un carácter
multidimensional, muestra del compromiso con el desarrollo que supuso el proyecto inicial de Esquipulas. Sin embargo,
la adopción del regionalismo abierto cambió el curso del proceso, pasando a centrarse en la agenda económica y
comercial. A lo largo de estos años, la falta de voluntad política por parte de los gobiernos para poner en marcha
políticas y fortalecer la institucionalidad del Sistema le ha proporcionado abundantes críticas y abierto un proceso casi
permanente de reformas institucionales (Santos y Caldentey).
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

aceptan que una instancia supranacional, como es el SICA, se constituya en una opción o
alternativa legítima para atender y solucionar asuntos o deficiencias que los Estados
nacionales no logran resolver. Los Estados no le han dado al SICA ninguna competencia que
lo conduzca a cubrir necesidades que los Estados nacionales consideren que no pueden
cumplir por si solos.
Los hechos o la historia de 30 años ponen muy en claro que no hay viabilidad para la
concreción política o financiera para la existencia de órganos e instituciones comunitarias
del SICA. Pero no es relevante quedarse en esa verificación, debemos avanzar por el camino
de identificar el tipo de dinámicas y conductas que han predominado en estas instancias y
desde las cuales se puede y debe partir para hacer propuestas viables para el
fortalecimiento del proceso integracionista en Centroamérica.
Si los países centroamericanos no alcanzan las condiciones políticas para avanzar hacia una
etapa comunitaria de la institucionalidad y de las competencias legales del SICA, deberían
de asumir explícitamente esa realidad y definir acciones y políticas congruentes con la
voluntad política que surge de esa realidad. Sin duda, cuidando que esas acciones impacten
efectivamente en la realidad de la región y el desarrollo efectivo de los países miembros.

1. Para avanzar en la Integración regional, con el horizonte


puesto en la Unión centroamericana hay que asumir el
compromiso con la construcción de bienes públicos regionales,
que tengan el potencial de generar beneficios significativos
comunes en los países y sus poblaciones
Para el logro de los propios objetivos de las instituciones del SICA, particularmente los
Consejos de Ministros, así como las instituciones sectoriales, han debido recurrir a la
implementación de programas y proyectos, normalmente financiados con recursos de la
cooperación internacional, ante la carencia del aporte de los presupuestos nacionales. A
partir de la segunda mitad de la primera década del 2000, dichas instancias regionales han
avanzado en la formulación de planes y estrategias, así como de políticas regionales, por lo
general muy desligados de los órganos de SICA, incluyendo la Secretaría General y
mayormente del PARLACEN y CCJ. Con frecuencia, para obtener mayor legitimidad para
éstos planes, las propuestas de éstos organismos surgen de esto hacia la Reunión de
Presidente, quien les da su aval.
Como puedo verse en el Recuadro 4, los instrumentos utilizados por el SICA son diversos,
pero aun cuando se pueden agrupar en unas pocas categorías eso no garantiza que tales
ejercicios sean homologables. Por otra parte, el seguimiento a los resultados de éstos o el
rendimiento de cuentas de estas iniciativas, aún no han sido suficientemente
documentadas.
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

Uno de los investigadores más reconocidos de la integración regional centroamericana,


Francisco Santos en colaboración con Caldentey, y siguiendo los criterios de Helen Walace,
ha catalogado estas políticas públicas del SICA, bajo las siguientes categorías: comunitarias,
regulatorias, distributivas y de coordinación (Op Cit 2015).
A partir de este ejercicio concluyen que “se trata de un catálogo escaso de políticas, sobre
todo si tenemos en cuenta que la reactivación del proceso data de 1991. Es también un
proceso reciente, constituido mayoritariamente en el transcurso de los últimos cinco años,
lo que nos sugiere unas actuaciones todavía en proceso de consolidación.” Y continúa: “De
las 18 políticas identificadas, sólo se advierte una política comunitaria, la política comercial
aduanera, la más antigua y originaria del proceso. Se identifican también cuatro políticas
regulatorias, propias de los ámbitos regionales, tres distributivas y once de coordinación,
confirmando el predominio del factor intergubernamental sobre el comunitario.” (Idem).
La pregunta fundamental que cabe formularse ante estas iniciativas es sí efectivamente
ellas están generando bienes públicos regionales. Más allá de la amplia discusión sobre el
carácter y definición de los llamados bienes públicos, cabe asumir como referencia la
conceptualización operativa del Banco Interamericano de Desarrollo, BID 26 quien, al
respecto estima, en América Latina, los países “comparten numerosos desafíos y
oportunidades de desarrollo, que pueden ser abordados más eficiente y efectivamente a
través de la acción colectiva y la cooperación regionales. La Iniciativa –continúa
sosteniendo- es también una respuesta a la creciente importancia de la Cooperación Sur-
Sur (CSS) en la agenda de desarrollo de estos países. En este caso se hace referencia a bienes
públicos regionales que tengan el potencial de generar beneficios significativos comunes en
los países y sus poblaciones.
Sin duda, particularmente desde la perspectiva economicista que predomina en este tipo
de análisis, se entiende fácilmente que los proyectos de infraestructura son claramente
bienes públicos; pero, es perentorio enfocar y valorar de manera más contundente la
generación de bienes público regionales, particularmente en campos de mayor impacto
social, como la salud, la agricultura, la educación, la vivienda y el ambiente, lo que se
traducirá en mayor impacto en la calidad de vida de la población y en un mayor
reconocimiento del SICA por su contribución al desarrollo. Cabe anotar que, en este caso,
lo que entendemos por bienes públicos regionales, deben de ir más allá de propuestas de
políticas comunes, a aplicarse por los gobiernos, de manera privativa en cada país.
Basado en lo anterior reitero la urgencia, para los países centroamericanos, de contar con
una estrategia de integración orientada a la construcción de bienes públicos regionales
que se generen a partir de la ejecución de políticas públicas sectoriales que impacten
efectivamente en la calidad de vida de la población y el desarrollo humano integral.

26
Ver BID, Iniciativas de Bienes Públicos Regionales http://www.iadb.org/es/temas/integracion-
regional/que-son-los-bienes-publicos-regionales,2803.html
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Esto debería ser el referente para medir el desarrollo, la fortaleza y los logros de la
institucionalidad regional. Es decir, el impacto de sus iniciativas en el desarrollo humano
de la población centroamericana, más que por el análisis institucional, basado en
parámetros de eficiencia burocrática, en el que ha estado empantanado el SICA desde
tempranos cinco años después de su creación; cuando en 1996 se planteó la necesidad de
reformar la institucionalidad para poder lograr la eficiencia de sus órganos.
Cabe recordar, en apoyo a esta tesis, que las iniciativas originarias de la integración
centroamericana tenían esta orientación, la de desarrollar bienes públicos regionales. Esto
se refleja en la creación de las instancias, entre 1948 y 1951) que se disputan el honor de
ser vanguardia de este proceso de la integración moderna en la región. Por una parte, la
Secretaría Permanente del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) y
otros dos organismos también sectoriales: el Instituto de Nutrición de Centroamérica y
Panamá (INCAP) y el Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP). El
primero, desde su creación, impulsó lo que se denominó el Primer Plan Regional de la
Integración Regional de la Educación Superior, para elevar la excelencia y ampliar la calidad
de la oferta académica; el segundo, asumió como misión atender el flagelo de la
desnutrición en los países del Istmo y; el tercero, fue creado para atender las demandas de
recursos humanos profesionales para la modernización de los Estados de la región,
respectivamente.
Además de este dato histórico, esta tesis responde a lo que ya ha sido demostrado, que las
iniciativas que se han desarrollado más exitosamente en los procesos de integración que ha
vivido Centroamérica, son aquellos procesos basados en proyectos sectoriales concretos,
aún cuando sustentados en una estrategia intergubernamental de cooperación.
Pero también, esta tesis se apoya en la observación de cómo, en el período de vigencia del
SICA, han evolucionado las condiciones de vida de la población mayoritaria de éstos países.
Los datos no sólo le dan solidez a esta tesis, sino que le asignan un carácter de urgencia. El
deterioro sostenido de la calidad de vida y la exclusión de sectores mayoritarios de la
población centroamericana está suficientemente demostrado en los Informes del Estado
de la Región Centroamericana, que ya hemos mencionado. Este estudio permanente y
regional, cuya primera edición -tal como lo señalamos- se realizó en 1999, se ha convertido
en un relevante y para algunos incómodo “contrafactual” o referente para analizar y definir
la eficacia de las políticas públicas de los Estados de la región, incluidos las de la integración
regional.
Como también lo hemos consignado, tal como se documenta en los Informes del Estado de
la Región ERCA (Programa Estado de la Nación & CONARE, 2021) se constata que las
tendencias son las mismas y evidencian que los Estados centroamericanos no han logrado
elevar significativamente los niveles de bienestar y progreso social de sus habitantes. Es
obvio que no corresponde responsabilizar al SICA de esta situación, pero sí se puede
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

concluir que éste no se ha constituido en un factor de cambio en el proceso seguido por los
Estados centroamericanos para alcanzar la paz, la democracia y el desarrollo propuesto en
los documentos fundacionales ya citados.
En nuestro análisis, debo reconocerlo, pesa la noción de que la desigualdad pone en peligro
los lazos sociales y cívicos. No nos referimos a la eminencia de una revolución social, sino a
algo más tangible, a una debilidad significativa de la cohesión social, ante la carencia de una
identidad del ciudadano y de la ciudadana con el Estado nación y más con el proyecto
regional, ante la no vigencia de sus derechos fundamentales.
Si a esto añadimos el evidente deterioro de la seguridad ciudadana, así como el descontento
creciente de los ciudadanos y las ciudadanas con el régimen democrático, basado en un
sistema de partidos políticos, podemos concluir al menos que el objetivo del SICA,
establecido en el Protocolo de Tegucigalpa de hacer de Centroamérica una región de paz,
libertad, democracia y desarrollo, no está siendo logrado.

2. La estrategia integracionista debe superar la carencia de una


base social para la integración: “ciudadanizar la integración” y
consecuentemente fortalecer la democracia, mandato propio
del SICA. Su actual desvinculación o aislamiento de las
sociedades de los países que pretende integrar la debería
orientar a construir consensos nacionales y a contribuir a
superar el déficit democrático, de identidad y cohesión social
que enfrenta la región, aún luego de la firma de los Acuerdos
de Esquipulas II y el Protocolo de Tegucigalpa.
La integración regional, como estrategia propuesta para hacerle frente a los desafíos de la
paz, la libertad, democracia y el propio desarrollo integral de la región, solo puede avanzar
si se fortalece la base social y se promueve la efectiva integración de las comunidades
nacionales en su proceso, coadyuvando de esa manera al déficit de identidad y de cohesión
que priva en los países de la región.
Asumamos uno solo de los componentes de la divisa de la agenda fundante del SICA, el de
que se refiere a que Centroamérica sea una región democrática. Al respecto, los informes
del Estado de la Región Centroamericana (ERCA) dan cuenta de los pocos avances, en los
países de la región en ese ámbito; en el informe del 2011 se consigna que: El tipo de Estado,
presente en la mayoría de los países del Istmo, no corresponde a estructuras propicias para
la democracia. La modalidad de organización, la distribución de poderes y el alcance
territorial de los aparatos estatales, entre otros factores examinados aquí, hacen que los
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Estados se constituyan en frenos para el acceso y el ejercicio democrático del poder político.
Aún más, el Estado no solo perjudica la democracia por su forma de organización y por su
debilidad institucional, sino que además tiene enquistadas prácticas que transgreden
directamente las reglas de la democracia. (Estado de la Región 2011, pág. 361).
Desde una perspectiva sociológica y política, el desafío más grande que tiene el SICA: lo que
debe identificarse como la ciudadanización de la integración centroamericana, debería
pasar a ser uno de los objetivos estratégicos de la región.
No obstante, adelantamos también la manifiesta falta de voluntad política, pero también
de conocimiento y de experiencia sobre la efectiva puesta en práctica de este tipo de
ejercicio democrático, lo que ha impedido el desarrollo y posicionamiento efectivo del
órgano que está llamado a aportar enormemente en esa estrategia de ciudadanización de
la integración centroamericana. Nos referimos al Comité Consultivo del Sistema de la
Integración Centroamericana (CC-SICA) y a los otros comités sectoriales con los que éste
tiene que interactuar y desarrollar iniciativas conjuntas y coordinadas de incidencia, como
son el Comité Consultivo de la Integración Económica o de la Integración Social, el de Medio
Ambiente o el Agrícola, para señalar algunos.
Sin lugar a dudas, los tímidos o incipientes avances en la participación ciudadana o de
aquello que hemos llamado la ciudadanización de la integración, son el reflejo mismo de la
debilidad en el ejercicio de la democracia en los países de la región. Lo que se manifiesta de
manera más dramática en la debilidad jurídica y política de la construcción de la democracia
participativa, en cada uno de los países.

3. La institucionalidad del SICA debe reformarse, adoptando -


de su diversidad institucional- la que mejores resultados ha
dado desde la perspectiva de la construcción de bienes
públicos regionales, con potencial para generar beneficios
comunes en los países socios y sus poblaciones.
Como lo consígnanos en la hipótesis 5, de este escrito, los procesos de reforma del SICA han
sido una constante en sus 30 años de existencia; a lo que, en rigor, deben agregarse los
intentos que le preceden históricamente, presentados en el desarrollo del acápite de la
hipótesis 1, de este trabajo. Desde el sentido o intencionalidad de un trabajo académico
como éste ponemos énfasis en la urgencia de trazar una “hoja de ruta estratégica” basada
en un estudio a profundidad y crítico de los esfuerzos integracionistas y unionistas de los
países centroamericano, así como de las condiciones internacionales favorables o
contrarias a su concreción; también, esta hoja de ruta debe estar sustentada en un análisis
(que no sea endogámico) de las instituciones del SICA, este análisis debe basarse en los
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logros e impacto de éstas instituciones y sus programas en la mejora de las condiciones


socioeconómicas de la sociedad centroamericana y particularmente de su población. A su
vez, esta hoja de ruta debe considerar detenidamente las particularidades de cada país de
la región para convocarlos adecuadamente y poder ofrecer programas estratégicos, que
potencien efectivamente su desarrollo orientados a la construcción y consolidación de
bienes públicos regionales.

EPÍLOGO
Una vez enunciadas estas Hipótesis y Propuestas es necesario hacer una acotación a manera
de reflexión sobre dos enunciados que se repiten con, podríamos llamarlo, reiteradamente
por defensores(as) de la democracia y de la integración. Se escucha repetir con alguna
frecuencia, la frase atribuida a Willy Brandt, sobre que “los problemas de la democracia se
superan con más democracia”, y su paráfrasis que sostiene que “los problemas de la
integración se superan con más integración”.
Seguramente no es el momento para profundizar en el enunciado de Brandt, pero si me
detendré unos segundos para sostener que ambas frases deben de ser analizadas y
profundizadas antes de que su repetición se convierta en un ejercicio tautológico sin
sentido.
La propuesta de más democracia puede ser entendida desde muchos enfoques. Para unos
puede significar más diálogo, más consenso y, para otros, más institucionalidad o el
fortalecimiento de los partidos políticos o el financiamiento de campañas electorales. Si la
identificación del sentido de más democracia, se logra en función de necesidades concretas
de un determinado momento político o de un régimen democrático concreto,
enhorabuena. Sin embargo, es necesario ir más allá para llenar de sentido la frase.
En mi libro, El desafío de la participación ciudadana en el Estado democrático de derecho
(Sol, 2010), sostengo que, si democracia significa que el poder radica en el soberano, en el
pueblo, mayor democracia debería significar mayores espacios de ejercicio de la soberanía
popular, más allá de los meramente electorales o de referéndum, que viene a ser una
extensión de éstos. Cuando los países centroamericanos han invertido grandes recursos en
una democracia sustentada en los partidos políticos y la ciudadanía demuestra cada vez
más inconformidad en ese sistema, pareciera fundamental fortalecer la democracia
abriendo más espacios de participación ciudadana.
Desde esta perspectiva, la apertura de mayores espacios de participación ciudadana se
sustenta en el desarrollo asociativo y autónomo de la sociedad civil y en su incidencia
efectiva en el ciclo de las políticas públicas. Esto se vuelve sumamente relevante
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particularmente cuando, como lo sostuvo en una conferencia reciente Alexander López,


director del ICAP, la participación ciudadana se ha convertido en una “megatendencia”
universal, junto con el uso y desarrollo de las tecnologías de la información entre otras de
igual magnitud.
Al mencionar el ciclo de políticas públicas como el espacio por excelencia para fortalecer la
democracia a través de la participación ciudadana o el ejercicio del poder del soberano,
estamos avanzando en diversos aspectos relacionados con el ejercicio democrático propio
de la época actual. Nos referimos, en primer lugar, al proceso de identificación de temas de
interés social, asumidos como asuntos de políticas públicas; en segundo lugar, al
reconocimiento de pluralidad de actores como referentes a tener en cuenta en el proceso
de las políticas públicas, como también al rendimiento de cuentas. Todo vinculado a su vez
con la transparencia, de cara a los perversos procesos de corrupción y las cada vez mayores
limitaciones (ingobernabilidad) de los gobiernos de turno y sus recursos técnicos para
encarar demandas y procesos complejos.
Estas tendencias y ejercicios de ciudadanía deben llegar al SICA, al proceso de la integración
regional. Y darle sentido o significado a la propuesta de “mayor integración” como
respuesta a las debilidades reconocidas por los mismos actores del proceso de la
integración regional.
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ANEXOS
ORGANOS E INSTITUCIONES DEL SICA SEGÚN AÑO DE FUNDACIÓN
A) Organismos creados en la primera época de cooperación funcional en los años 40 y 50
• Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA -1948)
• Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP -1949)
• Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA -1953)
• Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP-1954)
• Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial (ICAITI -1955)
B) Organismos de integración económica creados en los años 60
• Secretaría General del Tratado General de Integración Económica Centroamericana (SIECA -1960)
• Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE -1960)
• Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (SE-CMCA-1964)
C) Organismos o instancias de cooperación funcional surgidos entre 1960 y 1990
• Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea (COCESNA -1960)
• Secretaría de Integración Turística Centroamericana (SITCA -1965)
• Comité Regional de Recursos Hidráulicos (CRRH -1966)
• Comisión Técnica Regional de Telecomunicaciones (COMTELCA -1966)
• Secretaría General de la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (SG-CECC -1975)
• Comisión para el Desarrollo Científico y Tecnológico de Centroamérica y Panamá (CTCAP -1976)
• Secretaría Ejecutiva del Consejo de Electrificación de América Central (SE-CEAC -1979)
• Comisión Centroamericana de Transporte Marítimo (COCATRAM -1980)
• Consejo Regional de Cooperación Agrícola de Centroamérica, Panamá y la República Dominicana (CORECA -
1981)
• Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (CEPREDENAC -
1988)
• Secretaría Ejecutiva de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (SE-CCAD -1989)
D) «Instancias políticas» creadas en 1987 en el marco del proceso de paz
• Reunión de Presidentes Centroamericanos
• Reunión de Vicepresidentes Centroamericanos
• Parlamento Centroamericano (PARLACEN -1987)
E) Entidades creadas en el marco de la transformación de la Organización de Estados
Centroamericanos (ODECA) en el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), en 1991
• Reunión de Presidentes
• Consejo de Ministros
• Comité Ejecutivo
• Comité Consultivo
• Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SG-SICA -1991)
• Corte Centroamericana de Justicia (CCJ -1992)
F) f) Organismos e instancias de cooperación funcional surgidas de 1991 en adelante
• Comité Coordinador Regional de Instituciones de Agua Potable y Saneamiento de Centroamérica, Panamá y
República Dominicana (CAPRE-1991)
• Secretaría pro tempore del Comité de Cooperación de Hidrocarburos de América Central (CCHAC-1991)
• Secretaría General del Consejo Agropecuario (SG-CAC -1991) Centroamericano
• Consejo Centroamericano de Instituciones de Seguridad Social (COCISS -1992)
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• Consejo Centroamericano de Vivienda y Asentamientos Humanos (CCVAH -1992)


• Consejo del Istmo Centroamericano de Deportes y Recreación (CODICADER -1992)
• Secretaría de Integración Social Centroamericana (SISCA -1995)
• Comisión Centroamericana Permanente contra el Narcotráfico (CCP-1996)
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INSTITUCIONALIDAD DEL SISTEMA DE LA INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA


ORAGANOS SECRETARÍAS INSTITUCIONES ESPECIALIZADAS
- La Reunión de 1. Secretaría de 1. Banco Centroamericano de Integración
Presidentes Integración Económica Económica (BCIE).
- El Consejo de Centroamericana 2. Consejo Fiscalizador Regional del SICA
Ministros RREE (SIECA). (CFR-SICA).
- El Comité Ejecutivo 2. Secretaría de la 3. Centro de Coordinación para la
(CE-SICA) Integración Social Prevención de Desastres Naturales en
- La Secretaría General Centroamericana América Central (CEPREDENAC).
(SG-SICA) (SISCA). 4. Instituto Centroamericano de
- La Reunión de 3. Secretaría Ejecutiva de Administración Pública (ICAP).
Vicepresidentes la Comisión 5. Centro para la Promoción de la Micro y
- El Parlamento Centroamericana de Pequeña Empresa en Centroamérica
Centroamericano Ambiente y Desarrollo (CENPROMYPE).
(PARLACEN) (SE-CCAD). 6. Instituto de Nutrición de Centroamérica y
- La Corte 4. Secretaría Ejecutiva del Panamá (INCAP).
Centroamericana de Consejo Agropecuario 7. Consejo Superior Universitario
Justicia (CCJ) Centroamericano (SE- Centroamericano (CSUCA).
- El Comité Consultivo CAC). 8. Comisión Centroamericana de Transporte
(CC-SICA) 5. Secretaría Ejecutiva del Marítimo (COCATRAM).
Consejo de Ministros 9. Organización del Sector Pesquero y
de Salud de Acuícola del Istmo Centroamericano
Centroamérica (SE- (OSPESCA).
COMISCA). 10. Comisión para el Desarrollo Científico y
6. Secretaría Técnica del Tecnológico de Centroamérica, Panamá y
Consejo de Ministras República Dominicana (CTCAP).
de la Mujer de 11. Comité de Cooperación de Hidrocarburos
Centroamérica (ST- de América Central (CCHAC).
COMMCA). 12. Consejo de Electrificación de América
7. Secretaría de Central (CEAC).
Integración Turística 13. Comisión Regional de Interconexión
Centroamericana Eléctrica (CRIE).
(SITCA). 14. Ente Operador Regional (EOR)
8. Secretaría General de 15. Comisión Técnica Regional de
la Coordinación Telecomunicaciones de Centroamérica
Educativa y Cultural (COMTELCA).
Centroamericana (SG- 16. Corporación Centroamericana de
CECC). Servicios de Navegación Aérea
9. Secretaría Ejecutiva del (COCESNA).
Consejo Monetario 17. Comité Regional de Recursos Hidráulicos
Centroamericano (SE- (CRRH).
CMCA). 18. Foro Centroamericano y República
10. Secretaría Ejecutiva del Dominicana de Agua Potable y
Consejo de Ministros Saneamiento (FOCARD-APS).
de Hacienda o Finanzas 19. Consejo de Institutos de Seguridad Social
de Centroamérica y de Centroamérica y República Dominicana
República Dominicana (CISSCAD).
(SE-COSEFIN). 20. Consejo del Istmo Centroamericano de
Deportes y Recreación (CODICADER).
21. Comisión Centroamericana Permanente
para la Erradicación de la Producción,
Tráfico, Consumo y Uso Ilícito de
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Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas


y Delitos Conexos (CCP).
22. Comisión Trinacional del Plan Trifinio
(CTPT).
23. Comisión Centroamericana de Estadísticas
del Sistema de la Integración
Centroamericana (CENTROESTAD)
24. Consejo Centroamericano de Protección
al Consumidor (CONCADECO).
25. Consejo Registral Inmobiliario de
Centroamérica y Panamá (CRICAP).
26. Comisión Centroamericana de Directores
y Directoras de Migración (OCAM)
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Solano Aguilar, G., Artavia Medrano, A., & Rodríguez Argüello, P. (2021). Integración

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Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

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https://www.sica.int/documentos/tratado-de-la-integracion-social-

centroamericana-tratado-de-san-salvador_1_117068.html

Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica. (1995).

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centroamerica_1_110795.html

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XVIII-XXI (pp. 197-218). CIHAC. https://cihac.fcs.ucr.ac.cr/wp-

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Villalta, A. (2007). El Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica y la

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Desarrollo de Centroamérica : informe Sandford. Tecnos.


Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

Comentarios sobre el artículo Integración centroamericana, una


(re)visión crítica y estratégica del autor Ricardo Sol Arriaza

René Martínez Pineda


Sociólogo, UES

Pensando en todas las


implicaciones culturales que
tendrá -o tendría- un proceso
real de integración de Centro
América, me viene a la memoria
una frase de Gabriel García
Márquez: “el cambio de
personalidad es una lucha
cotidiana en la que uno se
rebela contra su propia
determinación de cambiar, y
quiere seguir siendo uno
mismo”. De la mano de cinco
hipótesis de reflexivas, que van
desde las lecciones aprendidas por nuestros países a lo largo de sus historias, hasta
la reforma institucional como un desafío sin fin, Ricardo Sol nos conduce hasta el
territorio de la integración como un proceso de larga data que tiene de crítico y tiene
de estratégico si queremos afrontar con nuevas fuerzas y oportunidades el futuro
de Centro América, la patria grande que insiste, desde los años posteriores a la
independencia, en su necedad de ser “pequeña" para felicidad de los países que
son “grandes”.

Un buen escrito siempre genera inquietudes de orden epistemológico, y al decir


buen escrito hago referencia a que tiene un constructo teórico coherente y a que es
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pertinente. La integración regional aparece, por lo general, bajo su perfil de proceso


económico -per se-, pero también puede ser analizada como un hecho sociológico
debido a que los sujetos sociales establecen o modifican relaciones específicas en
un contexto geopolítico, geoeconómico y, sobre todo, geocultural de nuevo tipo. Si
la analizamos en términos sociológicos, los sujetos que quedarán inmersos en una
integración regional van a reproducir, desde sus imaginarios, una serie de nuevas
prácticas económicas, políticas, sociales y culturales subsumidas en la integración
económico-comercial -preferentemente- haciendo de ella, por su legitimidad, una
institución social más allá de los Estados. En ese sentido, la fundación estructural,
las expectativas colectivas y los intereses particulares de esas prácticas se funden
en “otra” personalidad social integrada.

El análisis de la integración regional, leyendo entrelíneas la propuesta de Ricardo


Sol, nos conduce a sus características económico-comerciales -en tanto acto
originario-, pero va más allá al plantearla en el marco del Estado y, con ello, en el
marco de reacomodamiento de la soberanía nacional (y dentro de ella las políticas
públicas) para el libre comercio y para el proceso burocrático y el político-electoral.
Esto último nos recuerda que, como propuesta contra viento y marea, la cuestión
de la integración política regional ha sido recurrente (los resabios de los viejos
intentos del SICA en tanto supuesto institucional ineludible e improrrogable, en
palabras de Ricardo Sol), como recurrente ha sido que se le haya tratado como idea
retórica y como discurso demagógico, incluso por los gobiernos llamados “de
izquierda”.

Ahora bien, en este número abordamos la integración regional desde lo que


podríamos llamar sociología de la combinatoria sociocultural, debido a que las
poblaciones involucradas vivirán en una sociedad en la que sentirán, como algo
nuevo, los efectos del intercambio económico regional que será a su vez un
intercambio político y cultural en el que, pongamos por caso, la cuestión de la
seguridad ciudadana será un factor fundamental que, seguramente, tendrá como su
referencia lo que se está haciendo y logrando en El Salvador. Ahora bien, en ese
proceso hay que ponderar el peso de los imaginarios específicos (vistos, hasta el
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momento, como imposibles de mezclar para no trastocar la visión de feudos), es


decir el problema de la identidad nacional y la comprensión de los escenarios en los
que se van a desenvolver, sin revolverse en el entramado de las negociaciones y
las alianzas.

En esa lógica, el análisis sociológico de la integración regional debe considerar, al


menos, estos factores condicionantes: en primer lugar, el contexto social-mundial
en transición que está dirigiendo su brújula hacia China: en segundo lugar, los
procesos políticos que llevan hacia una sociedad divergente en las que la
democracia no se ate a los partidos políticos de la mano de rebeliones electorales
como la de El Salvador en 2019 y 2021; en tercer lugar, la paradoja cultural -la
dialéctica sin dialéctica- que vivirán los sujetos inmersos en la integración cuando
lleven a cabo interacciones sociales más allá de sus fronteras, lo cual tiene que ver
con el sentido de pertenencia individual y colectivo y, en este caso, deberíamos
decir “sentido de pertenencia nacional y regional”.

Después de muchos intentos de iniciar el proceso real de la integración


centroamericana con tibios ensayos institucionales y retóricos que se acogían al
concepto de regionalismo, y a tres décadas de la firma del llamado Protocolo de
Tegucigalpa –en el que se aviva, como acto burocrático, el Sistema de Integración
Centroamericana (SICA)- puede decirse que el fantasma de la integración
centroamericana deambula en el claroscuro gramsciano entre la patria unida y las
patrias desunidas, institución que ha dedicado la mayor parte del tiempo en discutir
sobre las fortalezas y las debilidades de la integración en lugar de constituirla como
tal. En estos años, la región centroamericana ha transitado –en medio de traiciones,
privatizaciones y aumento de la delincuencia- de la guerra a la paz de una guerra
social, razón por la cual no se ha logrado superar la desigualdad social a través del
desarrollo social que, por lógica económica, sólo es posible integrando la región.
Esa transición regional explica (sobre todo la guerra social que ha costado más
muertos y erogación de recursos financieros que las guerras civiles mismas) que
las situaciones de pobreza, de desigualdad, de falta de oportunidades estructurales
y de exclusión social deliberada sigan siendo profundas en la región, no obstante el
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

cese de las hostilidades bélicas y cierta gobernabilidad política (fundada en la


corrupción e impunidad) que, como paradoja, ha propiciado en la actualidad el
descrédito e impopularidad de los partidos políticos en toda la región.

En todo caso, tal como lo plantea Ricardo Sol, la integración regional es, por
sobradas razones, el instrumento idóneo que puede permitir enfrentar los desafíos
internacionales en un mundo que se recompone desde la descomposición del
dominio norteamericano y puede mejorar, acelerar y democratizar los factores del
desarrollo regional para mejorar las condiciones de vida de una población total de
más de cincuenta millones de habitantes (ver tabla 1).

Tabla No. 1

2021: Población de Centro América por país e Índice de Desarrollo Humano

País Población Índice de Desarrollo


Humano

Belice 430,000 0,683

Guatemala 17,109,746 0,627

Honduras 10,117,000 0,621

El Salvador 6,314,167 0,675

Nicaragua 6,850,540 0,667

Costa Rica 5,180,000 0,809

Panamá 4,351,267 0,805

Región centroamericana 50,352,720

Fuente: informe del Sistema de Integración Centroamericana SICA tomado


de: https://www.sica.int/region/gente

Ahora bien, como región, Centro América tiene muchas carencias y disparidades
sociales, ubicadas en el piso de los indicadores, ante lo cual la integración es la
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herramienta político-administrativa que le permitiría posicionarse con más ventajas


en el tinglado económico internacional y, siendo así, consensuar los intereses
particulares de cada país no debería ser ningún obstáculo si se ve a la región como
una visión compartida, estratégica, de largo alcance y beneficiosa para las
mayorías, independientemente de los partidos políticos que estén al frente de los
gobiernos de cada país, es decir, para usar las palabras de Ricardo, vencer el
separatismo a través de la institucionalidad regional.

Reflexionando sobre las cinco hipótesis planteadas por Ricardo Sol se puede arribar
a cinco puntos de la agenda integracionista: 1) la integración no burocrática de sus
mercados para abrir un mercado nuevo con pautas ventajosas en el comercio
internacional y en el fomento de la inversión; 2) la integración real en términos
socioculturales y políticos que garantice la libre y expedita movilidad de las
personas, no sólo de las mercancías, en función consolidar o refundar el sentido de
pertenencia regional, sin deslegitimar la pertenencia nacional, mejorando la calidad
de vida y la participación real en los procesos sociopolíticos; 3) uso regional de las
remesas para que sean un factor de desarrollo social y estabilidad democrática; 4)
protección del medio ambiente y políticas globales frente a las catástrofes naturales
sobre la base de la creación de una legislación ambiental regional; y 5) como tema
más relevante en la integración, la seguridad ciudadana (afrontar el problema de la
paz, dice Ricardo Sol) para que la región no sea un nicho de delincuentes
concretando una política de seguridad territorial.

Finalmente, será el lector del ensayo de Ricardo Sol el que construirá sus propias
conclusiones y, seguramente, pensará en otras estrategias regionalistas para hacer
de Centro América la gran nación sin perder las nacionalidades, en tanto que la
integración sería el factor para desintegrar la sociedad centroamericana tal como la
conocemos hasta hoy y convertirnos, como región, en constructores de la historia,
y no en simples sufridores de la misma.
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador
Revista Con-Secuencias, No.4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

Comentarios sobre el artículo Integración centroamericana, una


(re)visión crítica y estratégica del autor Ricardo Sol Arriaza

Walter Fagoaga1
Sociólogo investigador

A nivel de introducción

La integración centroamericana
representa una de las máximas
aspiraciones en cuanto convertir a la
región, en un bloque económico que sea
capaz de incidir y constituir una zona de
desarrollo sostenible y sustentable, lo
cual hasta ahorita, no ha pasado de ser un
esfuerzo en vano, que aunque hay
avances y se han logrado importantes instrumentos, sin embargo, es importen valorar el
reto hacia la consolidación del proyecto de integración más allá de acuerdos entre los
gobiernos.

La integración, por lo tanto, comprende una serie de perspectivas las cuales sin duda
el abordaje que se realiza en este planteamiento las contiene y de ahí que a continuación,
daremos algunas valoraciones sobre la base de esta orientación que el autor presenta.

Por ello, describir el análisis de la perspectiva de la integración Centroamericana


conlleva, un análisis histórico pero también crítico de cómo se han planteado a través de
los años la idea una integración que parte elementalmente de acuerdos políticos que son
puesto en el tiempo según los contextos y los liderazgos impulsadores del mismo.

1 Sociólogo e investigador, walterfagoaga@gmail.com.


Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

Consejo Editorial

Ricardo Sol Arriaza – Director Pro Témpore de la Revista -

Sociólogo y Comunicólogo. Estudios de doctorado en Información y Comunicación, en la


Universidad de Rennes 2, Francia (1989 -1991); Magister en Sociología (1987) y Graduado
en Ciencias de la Comunicación Colectiva por la Universidad de Costa Rica (1984). Beca
jóvenes investigadores Genaro Carnero Checa de la Federación Latinoamericana de
Periodistas, FELAP y el Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales, ILET,
México (1983); Beca de la Fundación Ford para realizar estudios de doctorado (1989 -1991).
Secretario General del Consejo Superior Universitario Centroamericano, CSUCA (1992 -
2011); director Programa Participación Ciudadana, en la Fundación para la Paz y la
Democracia. (2011 – 2019); Investigador Asociado de FLACSO Costa Rica, (2019 -2020).
Ha publicado artículos y ensayos en revistas especializadas de Comunicación y Ciencias
Sociales, así como varios Libros, entre ellos: “Para entender El Salvador” DEI, 1980;
“Medios Masivos y Comunicación Popular” Editorial Porvenir/ILET, 1984; “El Desafío
Democrático en Centroamérica”, DEI, 1993; “El Desafío de la Participación Ciudadana, en
el Estado Democrático de Derecho”, FLACSO, 2010.

--------------------------------------------

René Martínez Pineda – Coordinador del Consejo Editorial -

Licenciado en Sociología (UES, 1991); Máster en Educación Universitaria (UTEC, 1999);


Posgrado en Demografía (CELADE, Costa Rica, 1992); Premio Nacional de Ensayo,
CONCULTURA (2000); Mención de Honor, en la rama de cuento, en los Juegos Florales
de San Salvador (2000); Salvadoreño “Corazón de Oro” (FUSATE, 2004); Miembro de la
Directiva de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS, 2012-2014); Diploma
de Honor al Mérito Literario (UES, 2018). Libros publicados: Cuentos
Descompartimentados; Sociología y Otros Demonios; 15 cuentos sociológicos; Libro de
Texto de Métodos y Técnicas de Investigación Social; 1,100 artículos publicados en Co
Latino (del año 2000 hasta la fecha); Director de la Escuela de Ciencias Sociales, UES
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

(2011 a 2018); varias publicaciones en la Revista Universidad y en la Revista


Humanidades (UES). Co-autor del libro Salud Mental y Democracia y del libro
Movimientos Sociales y Participación Ciudadana. Ponente en los Congresos de
Sociología de: México, Cuba, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Guatemala, Nicaragua y
Perú.

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Oscar Martínez Peñate – Editor de la Revista -

Ph.D. en Ciencias Sociales en la Universidad de El Salvador (UES); M.A. en Ciencia Política


en L’Université du Québec à Montréal (UQAM), Canadá; M.A. en Gobernabilidad
Democrática y Alta Gerencia Pública en la Universidad Complutense de Madrid, España;
Lic. en Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Centro América (UACA),
Costa Rica. Realizó estudios sobre Program in Strategic Planning, DePaul University,
Chicago, Illinois. Trabajos realizados: Secretario de Planificación de la UES; Docente e
investigador académico del Depto. de Sociología y Ciencia Política de la Universidad
Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA); Docente, investigador y coordinador de la
Editorial de la Universidad Francisco Gavidia (UFG); Investigador académico del Centro
Nacional de Registro de El Salvador (CNR). Ha impartido clases en la Maestría de Ciencias
Políticas de la UCA y en la Maestría de Derechos Humanos y Educación para la Paz en la
UES. Es autor de nueve libros, además ha publicado artículos de investigación científica en
revistas nacionales e internacionales, asimismo ha escrito artículos de opinión para medios
de comunicación físicos y digitales.

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Luisa Eugenia Castillo Martínez

Ph.D. en Ecotoxicología Marina, Departamento de Ecología de Sistemas, Universidad de


Estocolmo, Suecia; M.Sc. Biología en la Universidad de Costa Rica; B.Sc. Biología en la
Universidad de Costa Rica; B.Sc. Tecnología Médica en la Universidad de El Salvador, El
Salvador. Trabajos realizados: Directora del Instituto Regional de Estudios en Sustancias
Revista Con-Secuencias, No. 4, Enero-Abril, 2023, San Salvador, El Salvador

Tóxicas (IRET), e la Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica; Vicerrectora de


Investigación, Universidad Nacional; Vicerrectora de Investigación, Universidad Nacional,
Heredia, Costa Rica; Co-coordinadora del Proyecto Centroamericano de Investigación sobre
los Efectos de los Plaguicidas en la Salud y el Ambiente. CSUCA (Confederación
Universitaria Centroamericana). Es miembro del Grupo de Expertos del Programa de Medio
Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) en Ecotoxicología y Sustancias Químicas (SECE);
Miembro del Comité Científico del 5to Congreso Ibérico y 2do. Iberoamericano de
Contaminación y Toxicología Ambiental. Pertenece a la Sociedad de Toxicología Ambiental
y Química (Society of Environmental Toxicology and Chemistry), SETAC.Ha publicado en
numerosos artículos de investigación científica.

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Walter Fagoaga

Licenciado en sociología, con maestría en métodos y técnicas de investigación social, por la


Universidad de El Salvador. Estudiante del doctorado interdisciplinaria en educación, con
énfasis en educación superior. Investigador y consultor, a nivel nacional e internacional en
diversos temas relacionados a salud, educación, medio ambiente, seguridad pública e impacto
de políticas públicas. Ha publicado como co-autor, “secuelas sicosociales de la tortura en El
Salvador” y “condiciones socio-culturales y salud preventiva en la zona occidental de El
Salvador”. Ha publicado en revistas científicas artículos relacionados a: epistemología de las
ciencias sociales, economía criminal, salud preventiva, entre otros. Se desempeña como
investigador y docentes a nivel universitario en programas de maestría en desarrollo local,
epidemiología y ciencias económicas. Ponente en eventos nacionales e internacionales, en
temáticas asociadas a sus áreas de trabajo profesional y académico. Fue representante del
Consejo Consultivo del N-CONACYT por los centros de investigación científica de El
Salvador.

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El texto será escrito en cumplimiento con las reglas de ortografía.
El resumen, contendrá el propósito del artículo, los principales resultados, conclusiones más
importantes, se escribirá en pasado, máximo 150 palabras a un espacio seguido y en un solo
párrafo. Escribir cinco palabras claves.
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