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Crecimiento Espiritual Resumen
Crecimiento Espiritual Resumen
Crecimiento Espiritual Resumen
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Este crecimiento espiritual es una evidencia de una verdadera salud espiritual, así como
identificamos un niño sano o una plantita sana cuando está en crecimiento, un cristiano
sano es aquel que sigue creciendo. El crecimiento espiritual está relacionado con el grado
de felicidad del creyente, puesto que no hemos sido diseñados para estancarnos, el creyente
que disfruta más es aquel que crece espiritualmente. El crecimiento espiritual además hace
que el creyente sea útil en su servicio, la gente del mundo no lee la Biblia, lee cristianos y
por lo tanto cuando ven a alguien que crece espiritualmente notarán una nueva vida en esa
persona.
Este crecimiento espiritual, tan real que es, complace al Señor, Dios se complace en el
crecimiento de sus hijos.
El cristiano que crece espiritualmente, crece en su fe y amor hacia Jesús, debido a que lo
conoce más y más, lo ama más y deposita toda su confianza en toda su obra y ministerio,
reconoce a Jesús como su pastor, amigo, señor, sustituto, intercesor, abogado, médico y
demás.
El cristiano que crece espiritualmente, crece en santidad, es decir vigila cuidadosamente la
forma en la que vive no solo a los ojos de los demás sino también en la intimidad.
El cristiano que crece espiritualmente, crece en su deleite espiritual, deja de disfrutar las
cosas terrenales como las disfrutaba y comienza a deleitarse en Dios y en todo lo que tiene
que ver con la gloria de su nombre.
A lo largo de la Biblia podemos identificar varios medios que el Señor nos ha dejado para
el crecimiento, medios privados como la oración, ayuno, lectura diaria de la palabra y la
meditación o medios públicos como el culto en la iglesia local, la participación en la Santa
Cena o la exposición de la palabra de Dios son medios que deben ser usados
diligentemente y sin caer en la rutina. Debemos vigilar nuestra conducta en todo lo que
hacemos, decimos y pensamos, debemos cuidar aún con quienes nos juntamos, debemos
tener una comunión íntima con Jesús y no debemos olvidar que el crecimiento espiritual es
una obligación de cada creyente. Por cierto, siempre hay posibilidad de progreso, siempre
habrá algo en lo que podamos seguir creciendo.
LA SANTIFICACIÓN
Recordemos que cuando fuimos hechos salvos, cuando fuimos justificados, la obra ocurrió
porque Jesús puso su justicia en nuestra cuenta. En cuanto a la santificación es necesario
que crezcamos en ella. Para comenzar se establecerán enunciados para definir la
santificación.
La santificación es resultado de una unión vital con Cristo, una unión que se establece por
medio de la fe y que se evidencia con los frutos.
La santificación constituye la única evidencia cierta de que Dios ha escogido a ese hombre.
La santificación depende en gran parte del uso de medios espirituales, lectura, oración,
meditación, escuchar la palabra, congregarse, etc.
La santificación puede seguir un curso ascendente a pesar de las batallas que cada cristiano
libra a lo largo de su vida.
La santificación es necesaria para el día del gran juicio como testimonio de nuestro
carácter cristiano.
La santificación es necesaria para prepararnos para el cielo, solo una persona que ama la
santidad podría disfrutar de los goces celestiales.
Una persona que se santifica día con día sabe que la verdadera santificación no consiste en
solamente hablar de religión, sino que practica lo que predica. Sabe que no consiste en
sentimientos o emociones pasajeras sino una decisión constante y diaria. Sabe que no
consiste en ser formal y religioso por fuera, hemos visto a los fariseos de la época de Jesus.
Sabe que no consiste en abandonar las obligaciones sociales, de hecho alguien que se
santifica aprende a ser más responsable con su trabajo. Sabe que no consiste en obrar bien
de vez en cuando, sino que se evidenciará en un respeto habitual de la ley de Dios, se
mostrará en un esfuerzo continuo por hacer la voluntad de Cristo, de alcanzar el nivel
espiritual que la Biblia establece.
LA LUCHA
Existe una lucha que es más importante que cualquier otra batalla librada a lo largo de la
historia, es una lucha que no se escapa de nadie, la lucha espiritual, es una lucha por el
alma que toda persona que ansía salvarse ha de entablar y sus consecuencias son eternas e
invariables.
A lo largo de la palabra de Dios nos encontramos con exhortaciones a pelear una buena
batalla, a esforzarnos, a darlo todo y es que el verdadero cristiano ha sido llamado a ser un
soldado y debe comportarse como tal desde el día de su conversión hasta el día de su
muerte sin quitarse la armadura nunca.
Los enemigos a los que ha de enfrentarse son tres: mundo, demonio y carne. El hombre
posee un corazón depravado, existe un diablo extremadamente activo que anda como león
rugiente buscando a quien devorar y en medio de un mundo lleno de trampas el cristiano
de luchar o morir.
Debe luchar contra todos estos enemigos con fervor, y en la misericordia de Dios se nos ha
provisto de una armadura.
La necesidad de esta lucha es absoluta, nadie que quiera salvarse pueda escapar de esta
lucha, esta lucha es universal, todos tendrán que encarar alguna vez en su vida esta pelea;
esta lucha es continua, se pelea a diario.
Un cristiano que está en crecimiento tiene enfrentamientos diarios, el síntoma más triste
del que se llama cristiano es la ausencia de conflicto y es que la lucha es el compañero
inseparable de la santidad cristiana.
La lucha que el cristiano enfrenta no tiene sustento o apoyo fuera de la Biblia y de Dios, el
hombre que pelea debe confiar en que las promesas de Jesús son todas si y amén, debe
confiar plenamente en la persona, obra y ministerio de Jesús, en su presencia y su ayuda
constante.
Aunque suene contradictorio, existe una pelea que es en verdad buena, y es la lucha
espiritual, es buena porque se lucha bajo las órdenes del mejor general, es buena por se
lucha disfrutando de la mejor ayuda, es buena porque se lucha bajo promesas inmejorables,
es buena por no registra víctimas, es buena porque hace bien al alma que lucha y al mundo,
es buena porque termina con una gran recompensa para todo el que ha luchado.
LA SANTIDAD
Es importante porque esa es la mejor manera de hacer bien a los demás y a nosotros
mismos.