3° Las Devociones Marianas
3° Las Devociones Marianas
3° Las Devociones Marianas
ORIGEN DE LAS DEVOCIONES MARIANAS .- Desde los primeros siglos de la Iglesia comenzaron a surgir
devociones marianas, que el pueblo cristiano, con su repetición en tan diversos países y circunstancias, fue
plasmándolas en formas y costumbres que posteriormente la Iglesia recogió en la Liturgia y aprobó en su
Magisterio. De ellas hay algunas que se limitan a grupos, o países, o a determinadas épocas. Otras son
universales y se viven por todos aquellos que quieren honrar a Nuestra Señora como "se ha hecho siempre, por
todos y en todas partes" (San Vicente de Lerins)
RAZONES DE LAS DEVOCIONES MARIANAS: Los católicos honramos a la Santísima Virgen María porque:
a. María, Madre de Dios.
“Pero cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su hijo, nacido
de una mujer y sujeto a la Ley” (Gal 4,4). Esa mujer es la Virgen María, joven
sencilla y humilde que vive en Nazaret atendiendo las labores de la casa. Dios
quiso encumbrarla a la más alta dignidad de la tierra, haciéndola madre suya, y
por eso la llenó de gracia y la hizo inmaculada.
Cuando estaba en su casa orando, se le apareció el Arcángel San Gabriel y
le dijo que sería Madre de Dios, explicándole que concebiría por obra del
Espíritu Santo, pues no conocía varón. En el momento que dijo si, el verbo se
hizo carne, y quedo constituida en madre de Dios.
b. María Corredentora.
María, durante su vida, estuvo plenamente unida a Jesús, más aún durante las horas
de su Pasión. Jesús, desde lo alto de la cruz, entrego a sus Madre a San Juan, que
representaba a los discípulos redimidos por Cristo, y al discípulo amado a su Madre.
María, siempre fiel a sus Hijo, es Madre y Corredentora nuestra, porque cooperó a la
Redención con sus padecimientos, con sus lágrimas, con su disponibilidad. Puso
toda su vida voluntariamente al servicio del Redentor, primero consintiendo ser
Madre suya y luego padeciendo junto a Él.
c. María modelo nuestra.
La Constitución “Lumen Gentium”, nos dice: “La
Virgen María aventaja crecer a todas las criaturas, celestiales y terrenas. Pero a la
vez está unida…a todos los hombres que necesitan de la salvación; y …es
verdadera Madre de los miembros de Cristo, por haber cooperado con su amor a
que naciesen en la iglesia de los fieles que son miembros de aquella Cabeza”.
También es proclamada como miembro excelentísimo y enteramente singular de
la Iglesia, como tipo y ejemplar acabadísimo de la misma en la fe y en la caridad,
y a quien la Iglesia Católica, instruida por el Espíritu Santo, venera como a Madre
amantísima con efecto de piedad filial.
Es modelo de fe, caridad, unión con Cristo, obediencia, humildad, entrega a
los planes Dios, servicio a los demás. Su actitud nos mueve a tenerla siempre
presente en nuestro caminar. “Antes solo, no podías. Ahora has acudido a la
Señora, y con ella ¡Que fácil!” (Camino 513).
La consagración a Un medio eficaz para vivir fielmente los compromisos del Bautismo es la
María consagración a María que puede hacerse de dos formas: considerando a María como
Reina (consagración de esclavitud mariana) o bien, como Madre (de piedad filial
mariana). A modo de ejemplo, señalamos las compuestas por: San Luis María
Grignon de Monfort (Tratado de la Verdadera devoción a la Virgen) y, San Alfonso
María de Ligorio (Las glorias de María).