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Piramides de Egipto

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Piramides de Egipto

Las pirámides de Egipto son, de todos los vestigios legados por los egipcios de la antigüedad, los
más portentosos y emblemáticos reconocidos. Construidas como criptas reales para los faraones
desde el año 3000 a.C, con bloques de piedra revestidos de caliza, eran a la vista, grandes
construcciones de color blanco.

Símbolos del Egipto moderno, y aunque se han localizado al menos un centenar, las más
reconocidas son las pirámides de Keóps, Kefrén y Micerinos levantadas en la llanura de Giza, por
orden de estos faraones, siendo una de ellas la más alta realizada y que se observan a las afueras
de la capital egipcia actual, El Cairo.

Índice

1 La función de las pirámides egipcias

2 Primeras pirámides monumentales

3 Pirámides clásicas

4 Construcción

4.1 Hipótesis sobre su construcción

4.2 Los constructores de las pirámides

5 Fecha estimada de construcción de las mayores pirámides

6 Véase también

7 Referencias

8 Enlaces externos

La función de las pirámides egipcias

La Mastaba del Faraón, en Saqqara.

En los Textos de las Pirámides, grabados en las paredes de las cámaras funerarias de algunas de
ellas durante el Imperio Antiguo, existe una plegaria destinada al rey y su pirámide:

"Oh Atum, pon tus brazos alrededor de este gran rey, alrededor de esta construcción, y alrededor
de esta pirámide como los brazos del símbolo del ka, para que la esencia del rey pueda estar en
esta, perdurando para siempre.1Oh
Gran Enéada que estás en Heliópolis, haz que el nombre del rey perdure, haz que esta pirámide
del rey y esta construcción suya perduren para siempre, como el nombre de Atum que preside
sobre la Gran Enéada perdura."2

Esta última frase se repite muchas veces, variando los nombres de los dioses y sus epítetos.

Los textos citados indican la función de la pirámide: contener la «esencia» del rey por toda la
eternidad. Según los mismos textos, el rey resucita, y asciende al cielo para vivir eternamente
entre los dioses, transfigurado en una estrella. (ver: Componentes del ser humano en el Antiguo
Egipto).

Primeras pirámides monumentales

«Pirámide escalonada» de Dyeser, en Saqqara.

A principios de la Dinastía III (c. de 2700 a. C.) las mastabas reales se transformaron en pirámides
escalonadas, constituidas con varias gradas, a modo de "escalera gigantesca" que se eleva hacia el
cielo.

La primera y más famosa de estas es la pirámide escalonada de Saqqara del faraón Dyeser (Zoser),
cuyo arquitecto era Imhotep, que posiblemente quiso crear un monumento que se elevara hacia el
cielo, como una gigantesca escalera, con el fin de simbolizar la ascensión del difunto del "mundo
terrenal" "hacia los "Cielos".

La siguiente etapa en la evolución de las pirámides, fue la construcción ordenada erigir por el rey
Seneferu, la llamada "pirámide romboidal", o "pirámide acodada", en la región de Dahshur, que se
considera una etapa intermedia entre la "pirámide escalonada" y la "pirámide clásica", o de caras
lisas. En la pirámide romboidal las caras están conformadas con dos pendientes, de inclinación
decreciente en dirección a la cumbre. La ausencia de uniformidad de esta pendiente podría ser un
efecto geométrico voluntario. O, como sostienen algunos expertos, debido a dificultades
arquitectónicas, por la estabilidad de la pirámide (pendiente original demasiado fuerte), o su
método de construcción (transporte de bloques a gran altura), o por dificultades de suministro
(situación geopolítica),entre otras.

Pirámides de la época de Seneferu

Ruinas de la pirámide en Meidum de Seneferu, iniciada por Huni.


«Pirámide Acodada» de Seneferu, en Dahshur.

«Pirámide Roja» de Seneferu, erigida en Dahshur.

Pirámides clásicas

Este tipo de pirámides condujo, en una última fase de evolución, a las pirámides clásicas, de caras
lisas, de la Dinastía IV (c. 2500 a. C.); las más célebres y mejor conservadas de las cuales son las
pirámides de Keops, Kefren, y Micerino, erigidas en la meseta de Guiza, cerca del actual El Cairo.

Pirámides de Jufu (Keops), Jafra (Kefrén) y Menkaura (Micerino), en Guiza.

Otros faraones de la dinastía IV iniciaron la construcción de sus pirámides, como Dyedefra (Abu-
Roash) y Nebkara (Zawyet el-Aryam), pero quedaron sin concluir. El último faraón de la dinastía,
Shepseskaf, eligió un monumento a modo de gran sarcófago pétreo, la mastaba de Shepseskaf en
Saqqara. La pirámide de Dyedefra (Abu-Roash) llegó a ser 7 metros más alta que la de Keops al
levantarla aprovechando una elevación natural, pero durante la época romana fue desmantelada
al convertirla en cantera para usar sus piedras en otras construcciones.

Durante la dinastía V la mayoría de sus reyes levantaron sus complejos de pirámides en Saqqara y
Abusir, pero de menores dimensiones y técnicamente muy inferiores. Prosiguieron eligiéndolas en
Saqqara: Teti, Pepy I, Merenra I y Pepy II, durante la dinastía VI.

En el denominado primer período intermedio de Egipto algunos gobernantes continuaron la


tradición, como Neferkara Neby, Jui, Ity, o Merykara, pero apenas quedan restos.

Es en el Imperio Medio (dinastía XII, c. 1760 a. C.) cuando se levantan las últimas grandes
pirámides, pero con núcleos de adobe dentro del revestimiento pétreo, actualmente
desmoronados.
Los faraones del Imperio Nuevo prefirieron construir grandes templos funerarios e hipogeos en la
zona de Tebas.

Los dignatarios de la dinastía XXV de origen nubio (c. 747 a. C.), erigieron pirámides pétreas
menores y más estilizadas en Napata y Meroe (en su natal Kush) para ellos y sus familiares.

La pirámide era el centro del gran complejo funerario de cada soberano, erigida al fondo de una
calzada ritual que la comunicaba con un templo funerario donde se realizaban las ofrendas y
ceremonias cotidianas por el difunto, y rodeada por las mastabas donde se enterraban los
miembros de su familia y corte, así como varias pequeñas pirámides menores anexas para las
esposas reales.

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