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Tarea Final Diplomado de Psicología Clínica - 2021 - Terminado

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HONDUCIENCIAS

GLOBAL HUMANA
HONDURAS / ESPAÑA

CURSO CORTO EN: PSICOLOGÍA CLÍNICA

TAREA
SEMANA: Final

NOMBRE DE LA ASIGNACION: TAREA DIPLOMADO PSICOLOGIA


CLINICA

PRESENTADO POR: CRISTOFER MOISÉS RODRÍGUEZ REYES

DOCENTE ORIENTADOR: JESSY FLORES

FECHA: Miércoles 28 de jul. de 21


Tabla de contenido

El campo de las psicoterapias y algunas de sus direcciones de desarrollo 1


Elemento para un esquema Referencial propio de la Psicoterapia Breve 2
Diseño e instrumentos técnicos específicos de una Psicoterapia Breve 5
Las Intervenciones del Terapeuta 6
Evaluaciones y discusión de resultados de Psicoterapia Breve 8
TAREA DIPLOMADO PSICOLOGIA CLINICA

1. EL CAMPO DE LAS PSICOTERAPIAS Y ALGUNAS DE SUS


DIRECCIONES DE DESARROLLO.

El campo de las psicoterapias emerge en los últimos años portador de problemáticas de una
complejidad creciente. Desafía nuestros esfuerzos en varios niveles: epistemológico
(incluyendo los replanteos de la crítica ideológica), teórico, técnico, docente, de
investigación (con sus complejas exigencias de orden metodológico). El avance en el
desarrollo de estos niveles, para una elaboración científica del campo, es lento; lo cual debe
necesariamente preocuparnos: en la más simple de las intervenciones terapéuticas se juegan
vidas, proyectos, rumbos de individuos y grupos. Toda carencia científica en este campo es
problema de urgencia, de responsabilidad social humana. Las vías de abordaje para su
desarrollo científico son múltiples, lo cual no impide el reconocimiento de prioridades. Tres
aspectos se nos han presentado como más urgidos de una tarea elaborativa que apuntará a
ahondarlos: uno, la necesidad de afinar la descripción y explicación de sus técnicas; otro, el
del trabajo sobre ciertos pilares teóricos en los que pueda asentarse y a los que pueda a su
vez enriquecer la práctica técnica; tercero, el del cuestionamiento ideológico de las teorías y
de las técnicas, que pueda colocarlas en relación con determinaciones del contexto social
más amplio.

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2. ELEMENTO PARA UN ESQUEMA REFENCIAL PROPIO DE LAS
PSICOTERAPIAS BREVES.

R/ Una terapéutica breve puede organizarse por referencia a determinados modelos sobre
etiología y funcionamiento normal y enfermo de la personalidad. Queremos reseñar aquí
algunos conceptos básicos que, a nuestro juicio, pueden incluirse entre los fundamentos que
dan apoyo teórico a la ideología asistencial propia de estas modalidades terapéuticas:

A) MODELO ETIOLÓGICO. Una terapéutica breve se orienta fundamen-


talmente hacia la comprensión psicodinámica de los determinantes actuales de la
situación de enfermedad, crisis o descompensación. Esto no significa omitir la
consideración de los factores disposiciones históricos intervinientes en la ecuación
etiológica, pero sí un dirigirse esencialmente a aprehender la estructura de la
situación transversal en que se actualizan los determinantes patogénicos; esto obliga
a menudo a jerarquizar el papel desempeñado por las condiciones de vida del
paciente, dirigirse a la experiencia actual de "la realidad" del paciente. Un criterio
básico reside en considerar que en gran medida "el hombre depende directamente de
su ambiente diario común para su normal funcionamiento". En consecuencia, en la
psicoterapia breve se intenta una comprensión psicodinámica de la vida cotidiana
del paciente que se instrumenta en las interpretaciones, en la planificación de su
vida diaria, en orientación familiar o laboral. Esto significa ocuparse del "afuera"
del tratamiento, esquema operacional propio de esta técnica que contrasta con las
reglas técnicas del psicoanálisis estricto.

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Melanie Klein ha destacado especialmente las limitaciones de un enfoque exclusivamente
centrado en los primeros impulsos y fantasías infantiles:
Esto lleva necesariamente a una presentación algo unilateral y esquemática, pues no me
permite hacer justicia a los múltiples factores que ejercen durante toda la vida una
interacción entre las influencias del mundo externo y las fuerzas internas del individuo, y
que actúan conjuntamente para elaborar una relación adulta. Una adecuada comprensión
social del paciente que no se oponga como alternativa excluyente de su comprensión
psicodinámica, sino que se dirija a complementarla y enriquecerla, puede clarificar el
interjuego variable entre ambos mundos, interno y externo: una compleja organización
dinámica de relaciones objétales, estructuradas n lo largo de experiencias básicas
tempranas, frente a un mundo actual de objetos reales, grupos, instituciones profundamente
penetrados por determinaciones económicas, culturales, ideológicas. Hartmann ha llamado
la atención sobre el papel selectivo que en la aparición de trastornos psíquicos ejercen
determinadas estructuras sociales, actualizando o inhibiendo la emergencia de actitudes
adaptativas.

b) RELACIONES ENTRE PSICOPATOLOGÍA Y COMPORTAMIENTOS


POTENCIAL MENTE ADAPTATIVOS. La psicopatología dinámica ha iluminado
fundamentalmente el campo de los fenómenos de "enfermedad" del paciente. Pero todo un
cuerpo de datos de la experiencia clínica, así como de la psicología general y social, ha
llevado a cuestionar la posibilidad de que modelos de conducta patológica puedan dar
cuenta de toda la conducta del paciente, de su existencia total.

Freud advertía en estos términos la limitación del área "enferma" en pacientes psicóticos:

El problema de las psicosis sería simple e inteligible si el desprendimiento del yo con


respecto a la realidad pudiese efectuarse íntegramente. Pero esto sucede, al parecer, sólo en
raros casos, o quizás nunca. Aun en estados que se han apartado de la realidad del mundo
exterior en medida tal como los de confusión alucinatoria (amencia) nos enteramos, por las
comunicaciones que nos suministran los enfermos una vez curados, que aun entonces se
mantuvo oculta en un rincón de su mente -como suelen expresarlo- una persona normal que
dejaba pasar ante sí la fantasmagoría patológica, como si fuera un observador imparcial.

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C. MODELOS MOTIVACIONALES Y COGNITIVOS DE LA PERSONALIDAD.

En coincidencia con aquella concepción del yo que establece una dualidad funcional de la
personalidad, una polaridad entre aspectos sanos y enfermos, esta dualidad se encuentra a
nivel motivacional en la coexistencia en el sujeto de motivaciones de tipo infantil y adulto.
La posibilidad de que comportamientos primitivamente ligados a motivaciones infantiles se
autonomicen, adquiriendo en el desarrollo funciones fines en sí mismas, sugiere la
necesidad de entender al individuo como un sistema de múltiples motivaciones organizadas
en una relación de estratificación funcional compleja, en la que un nivel dinámico no
consiste en la mera apariencia del otro, si bien no actúa aisladamente. En este modelo la
jerarquía motivacional se caracteriza por una combinación de autonomía, dependencia e
interpenetración. En esta concepción pluralista se asigna importancia motivacional a la
orientación del sujeto hacia el futuro, su organización en proyectos de alcance diverso que
incluyen una relación con cierta imagen de sí y con un mundo de valores o metas ideales.
En concordancia con esta orientación, una terapia breve necesita instrumentar una gama
amplia de recursos, susceptibles en principio de abarcar los diversos niveles motivacionales
en lo que cada uno tiene de específico. Se considera que tal multipotencia motivacional es
una de las condiciones de eficacia de la psicoterapia breve. Esto significa dirigirse no sólo a
las motivaciones primarias ("egoístas", regidas por el principio del placer), sino también a
sus motivaciones secundarias y a lo que se ha denominado motivaciones de valor. Ciertas
experiencias de grupos terapéuticos, por ejemplo, de alcoholistas, operan abarcando a la
vez varios de estos niveles motivacionales.

En conclusión: De las consideraciones precedentes, el individuo enfermo surge como un


objeto complejo, por los múltiples factores susceptibles de integrar estructuras diversas,
diferenciadas por la dominancia variable ejercida por unos y otros de sus componentes.
Porque existen tales alternancias funcionales se hace necesario la flexibilidad en la elección
de técnica, en función de cada situación concreta. Esta flexibilidad es rasgo distintivo de la
psicoterapia breve.

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3. DISEÑO E INSTRUMENTO TECNICOS ESPECIFICOS DE UNA
PSICOTERAPIA BREVE.

Dentro de la asistencia institucional en equipo, el terapeuta es no sólo el agente de la


psicoterapia sino, además, el supervisor y coordinador del conjunto de actividades
terapéuticas. Su relación con el paciente se complejiza por mantener a la vez contactos con
el paciente y con sus familiares, así como otra serie de vínculos indirectos, a través de otros
pacientes, del personal, y en otros contextos fuera de las sesiones (por ejemplo, en
asambleas, reuniones culturales, etc., dentro de la institución). Estas conexiones permiten al
terapeuta conocer una gama más amplia de conductas que las reveladas en la psicoterapia,
así como poner más de relieve para el paciente rasgos de la personalidad del terapeuta (en
contraste con la impersonalidad necesaria en el encuadre analítico). Esta diferencia de
contextos entre una y otra técnica es significativa desde un punto de vista dinámico:
establece condiciones diferenciales para el desarrollo de reacciones transferenciales y
contra transferenciales, lo que deriva en importantes diferencias sobre el tipo y nivel de
interpretaciones prevalentes indicadas en una y otra técnica.
El terapeuta debe desempeñar en la terapia breve un papel esencialmente activo. Se exige
de él una gama amplia de intervenciones: no se limita al material que aporta el paciente;
además explora, interroga (comenzando por la minuciosa recolección de datos con la que
elabora desde el comienzo la historia clínica); eventualmente incluye en las sesiones
aspectos de la conducta "extraterapéutica" del paciente, dentro de la institución, en su grupo
familiar, etc. Su participación es más directamente orientadora de la entrevista que la del
analista en la técnica standard, cuyo rol es más pasivo en el sentido de limitarse a
interpretar según el material que espontáneamente va aportando el paciente. Un terapeuta
que introduce en la sesión sus iniciativas para la confrontación, que promueve el diálogo, es
uno de los componentes originales de esta técnica, tal vez el más específico para su
caracterización. Sin esta intervención abiertamente participante del terapeuta, el curso de
una terapia breve, librado a la espontaneidad del paciente, sufre serias dificultades. La falta

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de una adecuada comprensión de este hecho fundamental por parte del terapeuta parece
detectarse con frecuencia como uno de los determinantes fundamentales de fracasos en
tratamientos breves.

LAS INTERVENCIONES DEL TERAPEUTA COMPRENDEN UNA AMPLIA DIVER-


SIDAD EN TIPOS Y ALCANCES:

a) de información y emisión de información al paciente con características que pueden


acercarse al diálogo.

b) Operaciones de encuadre, proponiendo tiempo de tratamiento, condiciones del


mismo, derechos y obligaciones del paciente, relación ulterior con la institución.

c) Intervenciones de esclarecimiento, señalamientos y confrontaciones, en las que se


explicitan aspectos significativos de la conducta del paciente, se dirige su atención
hacia puntos nodales de su comunicación, se reformulan sus mensajes clarificándolos,
se ponen de relieve las contradicciones entre lo verbalizado y la conducta actuada.

d) Interpretaciones de tipo, alcances y profundidad diferentes, desde las que revelan el


significado de conductas microscópicas hasta las formulaciones totalizadoras que
iluminan las relaciones estructurales entre experiencias significativas, condiciones
actuales de descompensación, síntomas y conflictos subyacentes.

Las interpretaciones transferenciales, instrumentos propios de toda psicoterapia dinámica,


no intervienen, en psicoterapia breve con el sentido y el carácter sistemático que asumen en
la técnica psicoanalítica. Este criterio diferencial apoya en varias consideraciones
dinámicas:

Transferencia en la relación con el médico. Las proyecciones del paciente se diversifican en


el contexto multipersonal, se distribuyen en múltiples vínculos, con otros miembros del
equipo terapéutico, con otros pacientes, etc., complejizando las relaciones en el aquí y
ahora de la sesión. Las condiciones para la instrumentación eficaz de la interpretación

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transferencial (relativo recontamiento de la interacción bipersonal) están aquí en parte
interferidas.

En psicoterapia breve la orientación preponderante hacia la realidad actual extra


transferencial se basa en la necesidad de ayudarle a efectuar ciertas tareas integrativas
inmediatas, a recuperar lo antes posible su capacidad para remover los obstáculos que le
impiden lograr una homeostasis más satisfactoria. En consecuencia actúa confrontando
sistemáticamente al paciente con su realidad social, ambiental y con sus perspectivas frente
a la misma. Esto implica además otro tipo de intervenciones del terapeuta: en donde la
clarificación y elaboración con el paciente de perspectivas personales, de ciertas "salidas" o
proyectos en los que se aplican de alguna manera concreta aspectos de la comprensión
dinámica que va logrando de su situación. Se postula aquí el criterio de que toda mejoría
del paciente deberá acompañarse de cambios en sus condiciones de vida (y que necesita
además apoyarse en esos cambios); de allí que el terapeuta pueda intentar, frente a
posibilidades inmediatas de modificación de esas condiciones que el paciente no llega a
vislumbrar, algún tipo de "sugerencia interpretativa" confrontando al paciente con
situaciones de cambio hipotéticas (consideradas accesibles en ese momento de su evolución
dinámica) e interpretando sus respuestas a estas formulaciones. Existe el riesgo de un
forzamiento autoritario por parte del terapeuta que coloque de hecho a la terapia en una
línea expresamente directiva como deliberadamente se orientan algunas terapias breves,
pero una cuidadosa evaluación individual dinámica de la situación total del paciente puede
permitir tal vez atenuar el efecto de dirección (inevitable en toda terapia), favoreciendo el
descubrimiento, la captación en un momento preciso, "fértil" del tratamiento, de
alternativas diferentes para su existencia futura.

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4. EVALUACION Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS DE PSICOTERAPIA
BREVE.

Si toda psicoterapia enfrenta importantes dificultades metodológicas para evaluar


resultados por métodos objetivos incuestionables, estas dificultades se multiplican si, a
partir de evaluar los efectos de una acción múltiple en la que juegan numerosos parámetros,
se intenta hacer inferencias sobre lo ocurrido a nivel del proceso terapéutico. Se ha objetado
con razón que las comunicaciones sobre casos clínicos tratados con terapias breves
consignan prácticamente siempre éxitos terapéuticos, mientras escasean las comunicaciones
y el examen detallado de los fracasos. Aceptando el margen de subjetividad comprendido
en los diseños habituales empleados en estas evaluaciones, no son desechables, a esta altura
del desarrollo de las investigaciones en psicoterapia, evaluaciones parciales. Estas se basan
habitualmente en el juicio clínico de entrevistadores, en autoevaluaciones del paciente
sobre listas de síntomas, test escalas de eficacia social (interacción grupal), evaluaciones
por el grupo familiar del paciente. Particularmente pueden ser significativas aquellas que
combinando varios métodos muestran concordancia en los resultados. Estos trabajos
consignan un porcentaje elevado de mejorías estables, en pacientes evaluados antes del
tratamiento, al alta y después del alta (dos, tres, cinco o más años de "seguimiento").La
limitación básica de muchos de estos estudios reside en que trabajan con categorías
ambiguas, insuficientemente definidas operacionalmente, como es el caso de "mejoría". La
polémica entre escépticos y partidarios de las terapias breves radica en cuanto al tipo,
niveles, alcances y estabilidad de los cambios que pueden englobarse en aquel amplio
rótulo. Mientras en psicoanálisis mejoría significa mayor insight, en terapia breve puede
aludir sólo a supresión sintomática. Si se parte del criterio de mejoría empleado en la
técnica analítica, la psicoterapia breve, al no centrarse en la elaboración de la neurosis de
transferencia, no puede producir más que modificaciones superficiales, a través del apoyo,
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la sugestión, la supresión de síntomas y el reforzamiento defensivo. Desdé esta perspectiva,
brevedad equivale a ineficacia, como se observa en los fundamentos dados por numerosos
analistas de Nueva York para rechazar la invitación a participar en un programa asistencial
de plazos limitados.

Esto se basa, en primer lugar, en la observación clínica y en la evaluación mediante otros


instrumentos, antes señalados, de las modificaciones que produce esta terapia, que
comprenden:

1. Alivio o desaparición de síntomas.


2. Modificaciones correlativas en el manejo de las defensas con el reemplazo de
técnicas más regresivas por otras más adaptativas.
3. Mayor ajuste en las relaciones con el medio (comunicación, trabajo, etc.).
4. Incremento en la autoestima y el confort personal.
5. Incremento en su autoconciencia, con mayor comprensión de sus dificultades
fundamentales y el significado de las mismas (lo que puede considerarse al
menos un primer grado de aproximación al insight, comparado con el que puede
lograrse por un tratamiento intensivo y prolongado).
6. Ampliación de perspectivas personales, bosquejo inicial de algún tipo de
"proyecto" individual.

Un hecho de observación importante es que las modificaciones iniciales puestas en marcha


durante el tratamiento no se detienen con el alta, sino que el paciente continúa en muchos
casos aplicando a nuevas experiencias el criterio, la actitud ante sus problemas aprendidos
en el tratamiento. Además, existen consideraciones teóricas que apoyan la hipótesis de que
esta técnica puede producir modificaciones más significativas que el mero cambio
sintomático.

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