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Velar Lo Es Todo
Velar Lo Es Todo
Velar Lo Es Todo
La llave que nos hará dueños de la naturaleza interior está oxidada desde el
Diluvio.
Se llama: velar.
Velar lo es todo.
El hombre está firmemente convencido de que vela; pero, en realidad, está preso
en una red de sueño y de sueños que ha tejido él mismo. Cuando más se aprieta la
red, mejor impera el sueño. Los que están sujetos por sus mallas son los
durmientes que caminan por la vida como rebaños de ganado llevados al matadero,
indiferentes y sin pensar.
Los soñadores sólo ven, a través de las mallas, un mundo enrejado, no perciben
más que aberturas engañosas, obran en consecuencia y no saben que estos
cuadros son simplemente los restos insensatos de un todo enorme. Estos soñadores
no son, como tal vez tú crees, los fantasionsos y los poetas: son los trabajadores,
los sin-reposo del mundo, los que están roidos por la locura de obrar. Se parecen a
los torpes escarabajos laboriosos que suben a lo largo de un tubo liso para hundirse
en él en cuanto han llegado arriba. Dicen que velan, pero lo que creen que es vida
no es en realidad más que un sueño, determinado anticipadamentes hasta en sus
menores detalles y sustraído a la influencia de su voluntad.
Ha habido y hay todavía algunos hombres que sabían que soñaban, pioneros que
avanzaron hasta las murallas detrás de la cuales se ocultaba el yo eternamente
despierto: videntes como Descartes, Schopenhauer y Kant. Pero no poseían las
armas necesarias para el asalto de la fortaleza, y su llamada a combate no despertó
a los durmientes.
Velar lo es todo.
El primer paso hacia este fin es tan sencillo que un niño puede darlo. Sólo el que
tiene el espíritu falseado ha olvidado cómo se anda y permanece paralizado sobre
sus dos pies, porque no quiere prescindir de las muletas que ha heredado de sus
predecesores.
Velar lo es todo.
¡Vela en todo lo que hagas! No te creas ya despierto. No, tú duermes y sueñas.
Reúne todas tus fuerzas y haz que por un instante resplandezca en todo tu cuerpo
este sentimiento: ¡ahora, estoy en vela!
Éste es el primer paso vacilante del largo, larguísimo viaje que conduce de la
servidumbre al todopoder.
El dolor se aleja de ti como las hojas muertas cuando esta vela se apodera
igualmente de tu cuerpo.
Los baños helados de los brahmanes, las noches de vigilia de los discípulos de Buda
y de los ascetas cristianos, los suplicios de los faquíres hindúes, no son más que
ritos esculpidos que indican que allí se elevaba el templo de aquellos que se
esforzaban en velar.
Lee las Escrituras santas de todos los pueblos de la Tierra. Por todas ellas se
deslliza, como un hilo rojo, la ciencia oculta de la vela. Es la escala de Jacob, que
combate toda la "noche" con el ángel del Señor, hasta que llega el "día" y obtiene
la victoria.
Tienes que subir uno tras otro los peldaños del depertar, si quieres vencer a la
muerte.
La historia de Troya fue tenida por leyenda hasta que al fin un hombre tuvo el valor
de excavar por sí mismo.
En este camino del despertar, el primer enemigo que encontrarás será tu propio
cuerpo. Lucharás contigo hasta el primer canto del gallo. Pero si percibes el día del
despertar eterno que te aleja de los sonámbulos que creen ser hombres y que
ignoran que son dioses dormidos, entonces el sueño de tu cuerpo desaparecerá
también y dominarás el Universo.
Naturalmente, la felicidad del perro fiel, servir a un dueño, no existirá ya para ti;
pero, se franco contigo mismo: ¿querrías incluso ahora cambiarte con tu perro?
Cuando te hayas desprendido del cadáver que hay en tí, sólo entonces podrás
decir: ahora el sueño se ha alejado de mí para siempre.
Sólo encontrarás a aquél que haya emprendido el camino antes que tú.
Hasta allí no sabes si eres la criatura más feliz o la más desgraciada. Pero no temas
nada. Ni uno de los que han tomado el sendero de la vigilia, aunque se haya
extraviado, ha sido nunca abandonado por sus guías.
Quiero darte una señal por la que podrás reconocer si una aparición es realida o
sólo imagen: si se acerca a ti, si tu conciencia se turba, si las cosas del mundo
exterior son vagas o desaparecen, desconfía. ¡Mantente en guardia! La aparición no
es más que una parte de ti mismo. Si no lo comprendes, es sólo un espectro, sin
consistencia, un ladrón que consume una parte de tu vida.
Los ladrones que roban la fuerza del alma son peores que los ladrones del mundo.
Te atraen como fuegos fatuos al pantano de una esperanza engañosa, para dejarte
solo en las tinieblas y desaparecer para siempre.
No te dejes cegar por ningún milagro que parezca realizado en tu favor, por ningún
nombre sagrado que se den, por ninguna profecía que formulen, aunque ésta se
cumpla; son tus enemigos mortales, arrojados del infierno de tu propio cuerpo, y
con los cuales luchas por el dominio.
Sabe que las fuerzas maravillosas que poseen son las tuyas propias desviadas por
ellos para mantenerte en la esclavitud. No pueden vivir fuera de tu vida, pero, si los
vences, se hundirán y se convertirán en instrumentos mudos y dóciles que podrás
emplear según tus necesidades.
Son innumerables las víctimas que han hecho entre los hombres. Lee la historia de
los visionarios y de los sectarios y aprenderás que el sendero que sigues está
sembrado de cráneos.
Hoy andan dispersos, y el fénix de la vida interior resucita de las cenizas en que ha
estado largo tiempo acostado como muerto, pero los buitres de otro mundo
empiezan a batir las alas. Por eso te pones en guardia. La balanza en que deposites
tu conciencia te mostrará cuándo puedes tener confianza en las apariciones.
Cuando más despierta esté, tanto más pesará en tu favor.
Sería fácil evitar las apariciones y sus peligros. No tendrías que hacer más que
comportarte como un hombre corriente. Pero, ¿qué ganarías con ello? Seguirías
siendo un prisionero en la cárcel de tu cuerpo hasta que el verdugo "Muerte" te
llevase al patíbulo.
El deseo de los mortales de ver los seres sobrenaturales es un grito que despierta
incluso a los fantasmas del infierno, porque este deseo no es puro...; porque es
avidez más que deseo, porque quiere "asir" de un modo cualquiera en vez de gritar
para aprender a "dar".
Todos los que consideran la Tierra como una cárcel, todas las gentes piadosas que
imploran la liberación, evolcan sin darse cuenta el mundo de los espectros. Hazlo tú
también. Pero conscientemente.
Para los que lo hacen inconscientemente, ¿existe una mano invisible que pueda
sacarlos del pantano que los absorbe? Yo no lo creo así.
Todo lo que te digo se encuentra en los libros de los hombres piadosos de todos lo
pueblos: el advenimiento de un nuevo pueblo, la vigilia, la victoria sobre el cuerpo
y la soledad. Y, sin embargo, un abismo infranqueable nos separa de esas gentes
piadosas: creen que se acerca el día en que los buenos entrarán en el paraíso y los
malos serán arrojados en el infierno. Nosotros sabemos que llegará un tiempo en
que muchos se despertarán y serán separados de los durmientes, que no pueden
comprender lo que significa la palabra vela. Sabemos que no existe el bueno ni el
malo, sino sólo el justo y el falso. Creen que velar significa mantener los sentidos
lúcidos y los ojos abiertos durante la noche, de modo que el hombre pueda hacer
sus oraciones. Nosotros sabemos que la vigilia es el despertar del yo inmortal y que
el insomnio del cuerpo es una consecuencia natural. Creen que el cuerpo debería
ser abandonado y despreciado porque es pecador. Nosotros sabemos que no hay
pecado; el cuerpo es el principio de nuestra obra, y hemos bajado a las Tierra para
convertirlo en espíritu. Creen que deberíamos vivir en la soledad con nuestro
cuerpo para purificar el espíritu. Nosotros sabemos que nuestro espíritu debe ante
todo ir a la soledad para transfigurar el cuerpo.
Pero no hagas como muchos que saben que está escrito: examinarlo todo y
conservar sólo lo mejor. Hay que andar, no examinar nada y retener lo primero que
viene.