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Amor Vida Consciencia

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AMOR :

VIDA Y CONSCIENCIA
YO SOY TÚ COMO TÚ ERES YO

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Las páginas que aquí arrancan nacen del Amor y Amor son, compartiendo
desde el Corazón inspiraciones e intuiciones que emanan y resuenan desde el interior
del ser. Por tanto, el Silencio es la fuente fundamental de todo lo que sigue, que no
configura un libro de ensayo ni un texto al uso. Carece de propósito literario alguno y
es un compendio de los materiales conscienciales y espirituales utilizados en las nueve
ediciones del “Taller de Espiritualidad para Buscadores” que, de manera semestral,
impartí en la ciudad de Sevilla entre septiembre de 2008 y diciembre de 2012.
Igualmente, recopila el contenido básico de muchas de las entradas publicadas, entre
junio de 2009 y diciembre de 2012, en el blog “El Cielo en la Tierra”
(http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/) y de las decenas de talleres y charlas
que desarrollé en numerosos puntos de España desde mayo de 2011 a diciembre de
2012, cuyos videos, audios y transcripciones literales se encuentran mayoritariamente
recogidos en la web “El Cielo en la Tierra: Descargas y Enlaces”
(http://elcieloenlatierra.wix.com/descargasyenlaces)
Aunque alguien lo haya plasmado en palabras, todos somos los autores de estas
páginas con nuestro recuerdo individual y colectivo, cada vez más a flor de piel y más
patente en el Corazón, acerca de lo que Somos y Es. Por ello, el acceso a ellas y su
distribución son totalmente libres y gratuitos, divulgándose sin “copyright” a través de
la red de Internet y presentándose en formato Word para que cada cual lo use,
desmenuce y despiece en función de lo que en su interior resuene y sienta.
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1
“Nosotros no podemos dejar de anunciar lo
que hemos visto y oído”
(Hechos de los Apóstoles, 4, 20)

“No hay nada oculto que no haya de ser


manifestado; ni escondido, que no haya de
salir a la luz”
(Marcos, 4, 22)

“Despiértate tú que duermes y levántate de


entre los muertos. Y Cristo te Iluminará”
(Epístola a los Efesios, 5, 14)

“Transmite seguridad a la gente. Y ¡date la


Gozada! y yo a través tuya”
¿QUIÉN SOY?

Yo soy Tú como Tú eres Yo. Ni más, ni menos.

¿Qué prefieres una presentación más convencional?. Entonces te puedo


decir que me llamo Emilio Carrillo y que nací en Sevilla, capital de Andalucía,
en 1958.

Pero ello, sin más, supondría ignorar la larga cadena de vidas físicas que,
a lo largo de 200.000 años, la dimensión espiritual que, como todos, atesoro
lleva encarnada en esta Dimensión y en este plano humano, comprobando a lo
largo de ella que la muerte no existe, que es sólo un fantasma de nuestra
imaginación.

Te podría decir, igualmente, que soy Economista, Experto Internacional


en Desarrollo Local por Naciones Unidas, Técnico de la Administración General
del Estado y profesor colaborador y visitante de diversas Universidades
españolas y extranjeras, desplegando una amplia actividad académica y de
gestión en Hacienda y Administración Pública y Desarrollo Económico y
Territorial, materias en las que he publicado 20 libros.

Pero estos son datos de una pequeña historia personal, esa que tanto
agrada a nuestro pequeño yo y a nuestro ego, que dejó de importarme hace
tiempo.

Te podría decir también que he dirigido, coordinado o participado en


decenas de programas de cooperación al desarrollo y que he sido vicealcalde de
la ciudad de Sevilla, vicepresidente de la Diputación hispalense, Presidente de
la Red de la Unión Iberoamericana de Municipalistas, Presidente de la
Comisión de Desarrollo de la Red de Ciudades del Arco Atlántico, Presidente
del Parque Temático Isla Mágica,…

Pero esas actividades, que ejercí con vocación de servicio público,


pertenecen a un momento pasado en el que creí que el cambio del mundo, de
las cosas y de la propia vida de cada cual se consigue desde el exterior. Sin
embargo, Aquí y Ahora sé bien que el Cambio es una ventana que se abre desde
el interior, que se precisan ojos nuevos para un mundo nuevo y que la vida es
responsabilidad de cada uno al 100 por 100 en el marco de una colosal Matriz
Holográfica en la que experienciamos nuestra vivencias y donde todo es verdad
y nada es Real.

Te podría añadir que he dirigido decenas de Cursos y Seminarios y


dictado 250 conferencias en veintidós países de los cinco continentes en las que
he abordado una variada temática de la que me he ocupado, igualmente, en
más de 500 artículos publicados en prensa diaria y revistas especializadas. Y
que en febrero del año 2000 viví una serie de experiencias que me llevaron a
comenzar poco a poco una nueva senda por caminos alejados de lo técnico, lo
político y lo racional, por lo que mi atención empezó a centrarse en la filosofía,
la historia y la espiritualidad, campos en los que soy autor de 10 libros.

Pero todos estos textos, escritos y charlas no son sino manifestaciones


conscienciales de cada momento de mi propia evolución, cual peldaños de una
escalera que dejan de tener significación en el preciso instante que se pone ya el
pie en el siguiente.

Te podría decir incluso que mi expansión consciencial alcanzó un punto


límite el 29 de noviembre de 2010, cuando la necesidad de nacer de nuevo me
condujo, gracias a la Bendición de una enfermedad, a vivir la experiencia del
tránsito en la UCI de un hospital, aunque, finalmente, retorné renacido al
mismo cuerpo físico.

Pero esto supondría continuar hablando de una identidad personal y una


individualidad, cosas que, tras ese retorno, quedaron radicalmente diluidas.

Y te podría decir que, con ocasión de las Energías de Amor desplegadas


en torno al solsticio del invierno de 2012 y la mutación vibracional y
consciencial de la Madre Tierra, experimenté una profunda Metamorfosis y
Nací de Nuevo del Agua y del Espíritu para una Nueva Vida que es, sobre
todo, Inocencia Consciente y Vida Sencilla en la que ondea la Bandera Blanca de
la Rendición y la Libertad.

Pero hasta esto representaría usar palabras y utilizar esquemas


conceptuales que no sirven para captar y plasmar lo Real.

¿Qué te puedo decir entonces que sea auténtico?.

Pues lo que indiqué al principio de estas líneas: que Yo soy Tú como Tú


eres Yo. Y que Tú y Yo, como todos y Todo, somos Dios, somos Uno y somos
Todo.

Una anécdota de una vida pasada, que guardo en la Memoria


Trascendente y en la que fui martirizado como hereje, lo explica bien:

-... O sea, que te atreves a decir que tú eres Dios…-, clamó el inquisidor, lleno de
furia, contra el hereje.

-Querido hermano-, contestó el hereje con dulzura -es exactamente al revés:


Dios es yo. Y yo soy Dios precisamente cuando ceso de ser yo, es decir, cuando
dejo de identificarme con cualquier tipo de identidad, sea física o espiritual, sea
individual o colectiva-.

-¿Si?... ¡Pues demuestra en la hoguera el Dios que eres!-, bramó el inquisidor.


-No dudes que así será-, respondió el hereje sin amilanarse –El bien-estar y el
mal-estar me son indiferentes. Y en medio de las llamas, aun sumido en el dolor
físico, continuará brillando la Felicidad, la Paz y el Bien-Ser del Dios que Soy:
Yo Soy-.

Yo Soy. Y el Dios que es Yo reconoce y reverencia al Dios que es Tú y, en


ese reconocimiento, nos fusionamos en la Unicidad y la Perfección de cuanto Es.
¡Namaste!

Con Amor, en Amor, desde el Amor.


ÍNDICE GENERAL

Página

Introducción 11
Algunas acotaciones sobre la forma y el fondo
El viejo mundo se derrumba porque emerge un Nuevo Mundo
Amor

PARTE I: FÍSICA DE LA BÚSQUEDA 18


Capítulo 1 19
La Búsqueda como Viaje
Seis textos breves para nuestro viaje de
búsqueda El laberinto de la felicidad
Los cuatro acuerdos
Programa versus visión
Conócete a ti mismo
El diamante está en tu bolsillo
El Pentáculo Binario

Capítulo 2 39
Práctica del Ahora
La mente humana y el cerebro de la cabeza
Cerebro de la cabeza – Glándula pineal
Vamos a contar mentiras
Las dos dimensiones del momento presente
El ahora, Ser, lo Real
“Espacio” y nueva interacción con la vida
Una sencilla práctica
Otra práctica elemental y espiritual
Consciencia del Yo Soy y no oponerse a la
vida Actuar en las dos dimensiones
Ojos nuevos para otro mundo mejor posible Ho
´oponopono
Comunicación con nosotros mismos

PARTE II: CONSCIENCIA 62


Capítulo 3 63
Dinámica Consciencial, Co-Creación y Matriz Holográfica
Consciencia de quien soy y de lo que es
Estado de consciencia
Expansión de la consciencia y dinámica consciencial
Creación y co-creación: sus características básicas

Capítulo 4 81
Expansión Consciencial, Cambio Interior y
Desconexión de la Matriz
“Despertar consciencial”: cambio interior
Expansión consciencial: la hoja y el árbol
La desconexión de la Matriz
Desconectado de la Matriz, abro los ojos y veo

Capítulo 5 98
Consciencia de Unicidad
La Unicidad de cuanto Es y existe
El ADN
Los portales que conectan la Tierra con el Sol

PARTE III: SER HUMANO: CORPOREIDAD Y


TRÁNSITO 107

Capítulo 6 108
Apuntes conscienciales sobre la corporeidad humana
Planteamiento
El Corazón: nuestro cerebro principal
El sistema inmunitario y el cuerpo
energético: edad cronológica y edad
biológica Sexualidad Sagrada
Ejercicio físico, alimentación, meditación
Vida Sencilla: mutar las prioridades, cambiar la agenda diaria

Capítulo 7 143
El Tránsito: Vida más allá de la vida
La muerte no existe
No esconder la muerte: morirse a gusto
Despedidas
Interiorizar en el Corazón la vida más allá de la vida:
el tránsito de los seres queridos
Conexión desde el otro plano
El Vuelo de la Mariposa
Pactos de Amor entre Almas
El tránsito y las experiencias cercanas a la muerte
Ayuda al tránsito
El duelo

PARTE IV: FÍSICA DE LA DEIDAD 170


Capítulo 8 171
Ser Uno: No-Ser y Ser
Física de la Deidad: Esquema básico
¿“Nada” versus “”algo”?
La vibración del vacío: la “existencia” del No-Ser
Quietud y Movimiento
Destensarse
El Orden Natural del Amor
Espíritu y Verbo
Diseño Inteligente y Convergencia Cosmogónica
El replanteamiento de la “fe”: retorno al origen
Ser Uno

Capítulo 9 188
Convivencia Vibracional y Espíritu Encarnado
La convivencia vibracional
El “Espíritu Santo”
El “alma”
La “dinámica vibratoria interactiva”
Las almas según su crecimiento vibracional y consciencial
Pacto de Amor entre Almas
Apéndice: Multidimensionalidad y regreso al Paraíso
Estamos recordando
Somos seres multidimensionales
La Creación: una Naturaleza tan Viva como Divina donde todo encaja
Regreso al Paraíso

Capítulo 10 207
Encarnación e Iluminación
La “mawjuda illa Llah” Mer-
Ka-Ba
¡Toma el mando y Ama!
La encarnación en una “cadena de vidas” (“reencarnaciones”)
La elección de cada nuevo eslabón en la cadena de vidas Final
del “gran olvido”: la Iluminación
Hijos de Dios, no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él

Capítulo 11 222
Cristo y Plan Crístico
Cristo: Hijo de Dios Cristo-
Jesús
El Plan Crístico
Dimensiones
Almas y Dimensiones
La oposición al Plan Crístico: Satanás

PARTE V: YO SOY 242


Capítulo 12 243
Yo Soy: Aproximaciones
Decidir ser o cesar de ser
Cuando no decido, cuando incluso no decido ser
Yo Soy y el mundo físico y material
Auto-castigos y auto-lesiones: ¡sólo vanidad!
Nacer es “no-hacer”; Vivir es Vivir (“no-hacer” )

Capítulo 13 252
Canción del Yo Soy

PARTE VI: PRIMAVERA CONSCIENCIAL Y


SU SINCRONÍA CON EL DESPERTAR
CONSCIENCIAL 255
Capítulo 14 256
Despertar Consciencial y Primavera Consciencial
Una nueva conciencia
Sobre el Despertar Consciencial
Sobre la Primavera Consciencial
Sincronía entre el despertar consciencial y la primavera consciencial
Círculos de Unidad
Cambio Interior y Unicidad
Fusión son tu ser
multidimensional Con Alegría y
en Vaciamiento
Sobre el 2012 y la “Segunda Venida”

Capítulo 15
Explosión demográfica, Educación y Niños Índigos 280
Sobre la explosión demográfica
Los Niños Índigos
Niños Índigos y Niños Clara o Cristal
Reflexiones para padres, abuelos y educadores

Capítulo 16 289
La Felicidad como Estado Natural
La Felicidad como Estado Natural
Se acabaron las preguntas, emergió la Quietud
No huir del sufrimiento para sanarlo y transformarlo en paz, compasión y amor
Mutación del ADN
Corolario: mantenerte en la frecuencia del Amor

Capítulo 17 305
Metamorfosis
En 2012-2013 o después de esas fechas
Unos meses cruciales, aunque la puerta permanecerá abierta
Desde el momento presente hasta el 9 de diciembre de 2012
Entre el 10 y el 20 de diciembre de 2012
Entre el 21 y el 23 de diciembre de 2012
Entre el 24 de diciembre de 2012 y el 17 de marzo de 2013
Entre el 18 y el 20 de marzo de 2013
A partir del 21 de marzo de 2013

PARTE VII: RESURRECCIÓN 319


Capítulo 18 320
Nacer de Nuevo
Vida y Consciencia: Gen de la Vida y modalidades de vida
Unicidad e Instantaneidad
La expansión del Amor por Amor
La “ensoñación” consciencial
El “Despertar”
Nacer de nuevo
Blowing in the Wind
Un Océano de Silencio: tu destino, tu Origen
Locura de Amor

Capítulo 19 338
Meditaciones

10
INTRODUCCIÓN

Algunas acotaciones sobre la forma y el fondo

Las páginas que aquí arrancan nacen del Amor y Amor son,
compartiendo desde el Corazón inspiraciones e intuiciones que emanan y
resuenan desde el interior del ser. Por tanto, el Silencio es la fuente fundamental
de todo lo que sigue, que no configura un libro de ensayo ni un texto al uso.
Carece de propósito literario alguno y es un compendio de los materiales
conscienciales y espirituales utilizados en las nueve ediciones del “Taller de
Espiritualidad para Buscadores” que, de manera semestral, impartí en la ciudad
de Sevilla entre septiembre de 2008 y diciembre de 2012. Igualmente, recopila el
contenido básico de muchas de las entradas publicadas, entre junio de 2009 y
diciembre de 2012, en el blog “El Cielo en la Tierra”
(http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/) y de las decenas de talleres y
charlas que desarrollé en numerosos puntos de España desde mayo de 2011 a
diciembre de 2012, cuyos videos, audios y transcripciones literales se
encuentran mayoritariamente recogidos en la web “El Cielo en la Tierra:
Descargas y Enlaces” (http://elcieloenlatierra.wix.com/descargasyenlaces)

Aunque alguien lo haya plasmado en palabras, todos somos los autores


de estas páginas con nuestro recuerdo individual y colectivo, cada vez más a
flor de piel y más patente en el Corazón, acerca de lo que Somos y Es. Por ello,
el acceso a ellas y distribución son totalmente libres y gratuitos, divulgándose
sin “copyright” a través de la red de Internet y presentándose en formato Word
para que cada cual lo use, desmenuce y despiece en función de lo que en su
interior resuene y sienta.

Siendo esto así, conviene realizar algunas acotaciones introductorias


sobre los contenidos de estas páginas:

1. Sobre la forma:

a) Es muy difícil, probablemente imposible, volcar en palabras lo que del ser


interior fluye y del Corazón brota. Aún así, es lo que en el texto se intenta con el
único objetivo de poner en común e incentivar los procesos conscienciales y
evolutivos, individuales y colectivos, que cada uno y entre todos estamos
experimentando en el Aquí y Ahora, en este maravilloso Tiempo de Dicha y
Bendiciones.

b) Además, muchas de las palabras que se utilizan tienen connotaciones y hasta


significados distintos dependiendo de cada persona (por ejemplo, “Dios”). Ante
ello, que cada cual le dé el contenido que su Corazón le indique (siguiendo el
ejemplo, Fuente, Alá, Krishna, Padre, Energía, Todo, Ser Uno,…).

c) Se usan referencias, autores y citas de numerosas culturas y tradiciones


espirituales. Todas cuentan con la misma esencia subyacente. Sin embargo,
tanto por mi propia educación espiritual como por la de la mayoría de las
personas que se acercarán a lo aquí escrito, el cristianismo tendrá mayor
protagonismo. A ello se une el papel crucial que Cristo ha ostentado y continúa
teniendo en mi vida y evolución consciencial. No obstante, la cuarta y última
parte, aún manteniendo la coherencia con todo lo anterior, se orienta hacia la
espiritualidad oriental, principalmente las tradiciones zen y taoísta, por medio
de un conjunto de 121 breves meditaciones que cierran la obra.

d) El formato que sirve de hilo conductor a las siete partes en las que se dividen
estas páginas ha surgido interactivamente y se ha estructurado de la mano de la
impartición de talleres de espiritualidad y encuentros conscienciales
compartidos con cerca de veinte mil personas entre los años 2008 y 2012. De ahí
que lo que aquí se introduce no sea un ensayo, ni tenga el estilo que a éste
corresponde, sino una herramienta al servicio de la evolución trascendente que
cada cual ha de usar y articular en la medida que resuene en su propio interior.
Por tanto, que nadie busque entre estas líneas su Camino, aunque sí podrá
encontrar instrumentos conscienciales y Acompañamiento desde el Amor para
recorrerlo.

2. Sobre el fondo:

e) El texto se compone de sietes grandes partes, divididas en un total de 19


capítulos, conforme a la estructura general que se resume a continuación:

PARTE I: FÍSICA DE LA BÚSQUEDA


Capítulo 1. La Búsqueda como Viaje
Capítulo 2. Práctica del Ahora

PARTE II: CONSCIENCIA


Capítulo 3. Dinámica Consciencial, Co-Creación y Matriz Holográfica
Capítulo 4. Expansión Consciencial, Cambio Interior y Desconexión de la
Matriz
Capítulo 5. Consciencia de Unicidad

PARTE III: SER HUMANO: CORPOREIDAD Y TRÁNSITO


Capítulo 6. Apuntes conscienciales sobre la corporeidad humana
Capítulo 7. El Tránsito: Vida más allá de la vida

PARTE IV: FÍSICA DE LA DEIDAD


Capítulo 8. Ser Uno: No-Ser y Ser
Capítulo 9. Convivencia Vibracional y Espíritu Encarnado
Capítulo 10. Encarnación e Iluminación
Capítulo 11. Cristo y Plan Crístico

PARTE V: YO SOY
Capítulo 12. Yo Soy:
Aproximaciones Capítulo 13.
Canción del Yo Soy

PARTE VI: PRIMAVERA CONSCIENCIAL Y SU SINCROONÍA CON EL


DESPERTAR CONSCIENCIAL
Capítulo 14. Despertar Consciencial y Primavera Consciencial
Capítulo 15. Explosión demográfica, Educación y Niños Índigos
Capítulo 16. La Felicidad como Estado Natural
Capítulo 17. Metamorfosis

PARTE VII: RESURRECCIÓN


Capítulo 18. Nacer de Nuevo
Capítulo 19. Meditaciones

b) Lo que se expresa a lo largo de estos 19 capítulos presenta grandes


similitudes y analogías con los que otras muchas personas están compartiendo
y divulgando en el momento presente. No puede ser de otra manera, pues la
fuente de la que todos bebemos es la misma: la del ser interior y la Sabiduría
Innata que atesora.

c) Con todo, lo importante no es lo que los otros digan, sino lo que uno mismo
sienta y perciba en conexión con su ser interior –divino, infinito y eterno- y esa
Sabiduría Innata. Ahora más que nunca es la hora del “endiosamiento” o
“empoderamiento” de cada uno: extraer todo el poder divino que llena nuestra
esencia. No creas o siguas los que otros expresen o indiquen; no estés pendiente
de maestros, gurús y asimilados; no te enredes en el “supermercado espiritual”
(de una charla a otra, de un taller al siguiente, y más libros, y más vídeos,…),
que convierte la espiritualidad en otra expresión del ego y el intelecto. Se hace
camino al andar, que tuyas son las botas. Sólo así desvelarás y experienciarás el
“secreto” de la Vida. ¿Cuál es?. Te lo está gritando el Corazón: ¡vivir para Vivir!.
¿Qué significa esto?. Es sencillo y, de hecho, ya lo sabes, aunque tendrás que
recordarlo. Y el “recuerdo” anida en tu interior, esperando con paciencia (Paz y
Ciencia) que lo reactives.

d) Y, en este mismo sentido, es hora de adquirir plena consciencia de nuestra


capacidad creadora personal y colectiva: en el momento presente, de instante en
instante, estamos creando –cada uno- y co-creando –entre todos- una Nueva
Vida, una Nueva Humanidad y un Nuevo Mundo.
El viejo mundo se derrumba porque emerge un Nuevo Mundo

El viejo mundo se derrumba aquí y ahora. Las evidencias se multiplican


de una punta a otra del planeta y en la vida cotidiana de las personas.

Por todos lados se habla de crisis y son muchos los que señalan que
vivimos una “crisis sistémica”. Con esta etiqueta intentan describir algo que,
realmente, va mucho más allá y es consecuencia de los movimientos sísmicos
que sacuden lo que aún son los cimientos de la sociedad contemporánea a
escala global: finanzas y economía, política e instituciones, entramado
científico-militar y religiones. Un marco crítico en el que el miedo, la
inseguridad, la miseria, la violencia y el desconcierto se extienden sin cesar por
la geografía humana y se tambalean los paradigmas sociales, las escalas de
valores y los referentes culturales, mientras la depredación del medio ambiente
es cada vez más potente y se ve acompañada de un fuerte y creciente cambio
climático.

Y junto a estos “terremotos” en el mundo exterior, acontecen otros que


no se quedan a la zaga: los que experiencian en su vida diaria y en su interior
los seres humanos, todos sin excepción, con independencia de su estatus social,
su situación económica y su lugar de residencia. Cuando tantas vueltas se dan
al célebre solsticio de invierno de 2012 y a sus impactos en 2013 y años
venideros, son muchos los que se hacen idéntica pregunta: ¿de verdad está
pasando o va a ocurrir algo?. La respuesta no está en el exterior, sino en el
interior. Recordando el título, Blowin'in the wind, de la famosa canción de Bob
Dylan, la respuesta está flotando en el viento de tu ser y el mío, en tu vida y en
la mía. Ahí, en el interior de cada cual, es donde acontecen los famosos
“cataclismos” en los que, erróneamente interpretados como fenómenos físicos
del mundo exterior, algunos andan tan empeñados.

Nuestra mente otea siempre el “exterior”, pero el cambio es “interior”,


por más que tenga manifestaciones en el exterior. Y, desde el punto de vista
colectivo, asistimos al derrumbe del viejo mundo. Con él, de una vieja
Humanidad y de una vieja vida, la de cada uno. Al unísono, un Nuevo Mundo
emerge. Con él una Nueva Humanidad y una Nueva Vida, la de cada uno. Y el
viejo mundo se derrumba aquí y ahora no por casualidad, sino, precisamente,
porque emerge un Nuevo Mundo. Y en la medida que el Nuevo Mundo vaya
plasmándose y configurándose, el viejo mundo irá acelerando su disolución (no
al revés). La Madre Tierra va por delante y está a punto de culminar su
transformación dimensional y vibracional.

Por tanto, la caída del viejo mundo es nuestra obra como co-creadores
que somos. Es nuestra voluntad de Amor, Armonía y Paz la que se está
empezando a hacer realidad. Así de sencillo, así de real. ¿Nos vamos a asustar
ahora porque se está haciendo realidad el mundo que, tantas veces y con tanta
intensidad, hemos soñado?; ¿vamos a ser como Edith, la mujer de Lot, que miró
hacia atrás, convirtiéndose en una estatua de sal, cuando ya había emprendido
el camino hacia la Nueva Vida tan anhelada?.

¡Aquí está ya esa Nueva Vida!. Cae un viejo mundo que tuvo su función
mientras sirvió para nuestro avance consciencial, expresado en términos de este
plano dimensional, donde los hechos y procesos son contemplados bajo la
perspectiva del espacio-tiempo lineal. Despidamos a ese viejo mundo sin rencor
y con agradecimiento, comprendiendo que las experiencias vividas en él nos
han ayudado a modificar paulatinamente nuestro estado de consciencia y han
situado las bases del nacimiento del Nuevo Mundo, como el invierno es la
antesala de la primavera y la prepara y cultiva con mimo y cariño. Cumplida su
misión, digamos adiós al invierno, al viejo mundo, dándole las gracias desde
nuestro interior.

Su derrumbe se irá expandiendo e intensificando a lo largo de los


próximos años y lustros en la medida que el Nuevo Mundo vaya emanando y
consolidándose desde nuestros Corazones. En paralelo, muchos seres humanos
acometen e irán acometiendo su Metamorfosis: una profunda Evolución
Interior que los transformará en odres nuevos para el vino nuevo.

La manifestación exterior del derrumbamiento del viejo mundo será la


acumulación del viejo poder cada vez en menos manos. Así hasta que todo ese
poder omnímodo y global, tras numerosos conflictos y confrontaciones, quede
en posesión de uno sólo, el Abominable o Anticristo al que se refieren los textos
cristianos. Pero desde la perspectiva interior, ello coincidirá con el completo
anclaje del Nuevo Mundo y la disolución definitiva del viejo: el Cielo en la
Tierra, la Segunda Venida a la que igualmente hacen mención esos textos,

La Metamorfosis ya ha comenzado y estamos recordando entre todos lo


que realmente Somos y Es: es el Despertar Consciencial. Y ello se inscribe, a la
vez, en un cambio de ciclo cosmogónico que supone el paso del invierno a la
Primavera Consciencial. El Despertar Consciencial será uno de los ejes
fundamentales de la segunda parte de estas páginas, dedicada, como ya se ha
reseñado, a la Consciencia, mientras que la Primavera Consciencial y su sincronía
con el reiterado Despertar, serán abordadas en la sexta.

Amor

Como impulsor, telón de fondo e hilo conductor de lo anterior y de los


contenidos que se despliegan en las páginas que siguen está el Amor, esa
grandiosa, sublime e inefable fuerza y presencia que la Humanidad ha
experimentado hasta ahora de modo parcial y sesgado, a menudo como mera
emoción muy cargada de connotaciones egóicas.
Como se desarrolla en el texto, el Amor es mucho más que una energía o
un sentimiento, por potentes que sean, y no puede ser descrito con palabras,
aunque es posible sentirlo, percibirlo y expandirlo desde el Corazón,
constatando que es, a la par, fluido y fluir en un prodigioso y colosal contexto
de Unicidad e Instantaneidad. Ni es un estado (“estar”) ni se relaciona con
“ser”, pues el Amor es manifestación del No-Ser, del No-Nombre.

La séptima y última parte de estas páginas procuran acercarse al Amor,


su esencia y su transfondo, y todo lo que conlleva, a través de una serie de
meditaciones sucintas que giran entorno a las dos grandes manifestaciones que
el Amor tiene en la Creación, el Cosmos y la totalidad de las modalidades y
formas de vida que lo llenan y pueblan: la Vida y la Consciencia.

Y ya que el texto se clausurará con meditaciones, cerremos también esta


introducción con una meditación que tiene como sostén el celebérrimo Himno al
Amor inserto en la Primera Carta a los Corintios (13, 1-13) de Pablo de Tarso.
AMOR: RETORNO AL HOGAR
Toda la Creación está regida por el “Ordo Amoris” (el Orden del Amor). Expresado metafóri
II

El amor no es
envidioso, el amor no
hace alarde, el amor no
se envanece,
el amor no procede con bajeza, el
amor no busca su propio interés,
el amor no se irrita,
el amor no se alegra de la
injusticia. El amor no tiene en
cuenta el mal, ni se enfrenta a él.

Porque...

III

El amor abraza la oscuridad


hasta transformarla con su luz en resplandor resplandeciente.
Porque el amor es paciente,
porque el amor es servicial,
porque el amor se regocija con la verdad,
porque el amor todo lo disculpa,
porque el amor todo lo cree,
porque el amor todo lo crea,
porque el amor todo lo espera,
porque el amor todo lo
soporta,
porque el amor confía en la
Providencia, porque el amor todo lo
puede.

IV

El amor siempre será, el amor siempre


Es.
El amor nunca dejará de ser
porque es precisamente el
amor
lo único que fusiona el río en el mar,
la Amada en el Amado,
el Hijo en el
Padre, el Ser en el
No-Ser.
PARTE I
FÍSICA DE LA BÚSQUEDA
CAPÍTULO 1
LA BÚSQUEDA COMO VIAJE

Seis textos breves para nuestro viaje de búsqueda

Son muchos, muchísimos, los seres humanos conscientes de su condición


de “buscadores” (los que no son conscientes, también son “buscadores”, pero
sin percatarse de tal hecho). Para ellos y para mi mismo escribí el libro
Buscadores (RD Editores; Sevilla, 2009), que tiene como hilo conductor el
profundo convencimiento, tan magistral y sencillamente sintetizado en el
Evangelio de Lucas, de que, quien busca, halla:

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide


recibe, quien busca halla y al que llama se le abre.

(Evangelio de Lucas, 11, 9-10)

En mi propia búsqueda he podido constatar, directa e íntimamente, lo


certero y veraz de esa frase evangélica. E, igualmente, he tenido ocasión de
comprobar que en la búsqueda, si realmente queremos que se transforme en
encuentro, hay que romper radicalmente con cargas, culpas, miedos y
autolimitaciones mentales y atreverse a arriesgar y a dejarse fluir.

Es, por ejemplo, lo que nos muestra Elizabeth Gilbert en su novela


autobiográfica Come, reza, ama, publicada en 2006 por la Editorial Viking y
traducida al español por la Editorial Suma (Madrid, 2010). El texto narra su
experiencia vital: después de un divorcio traumático seguido de un desengaño
amoroso y en plena crisis emocional y espiritual, decide empezar de nuevo y
emprende un largo viaje, en ocasiones traumático, para reencontrarse a sí
misma y ser artífice su propia felicidad. Y Gilbert llega a una conclusión final
que coincide absolutamente con lo que vengo compartiendo en numerosos
Talleres de Espiritualidad para Buscadores: la convicción de que existe algo llamado
“Física de la Búsqueda”. ¿Qué es esto?.

La novela fue llevada al cine en 2010 respetando su título (Eat, pray, love en
versión original), bajo la dirección de Ryan Murphy y con Julia Roberts
interpretando el papel de Elizabeth Gilbert (Liz). Y en el tramo final de la
película, la voz en off de Julia Roberts nos indica que la Física de la Búsqueda es
una fuerza de la Naturaleza regida por leyes tan reales como la Ley de la
Gravedad y con unas reglas propias:
Al final he llegado a creer en algo que yo llamo la Física de la Búsqueda.
Una fuerza de la Naturaleza que se rige por leyes tan reales como la Ley de la
Gravedad. La regla de la Física de la Búsqueda viene a decir algo así:

1º Si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuele, lo cual


puede ser desde tu casa hasta viejos rencores, y

2º embarcarte en un viaje en búsqueda de la verdad, ya sea interior o exterior,

3º si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine y a que el
que encuentres por el camino te enseñe algo

4º y si estás preparado, sobre todo, a afrontar y a perdonar algunas de las


realidades muy duras de ti mismo,

5º entonces la verdad no te será negada.

(Voz en off de Julia Roberts, en el papel de Elizabeth Gilbert, en los últimos minutos de
la película Come, reza, ama)

Si estás comenzando a leer este texto es porque sientes en tu Corazón esa


fuerza de la Naturaleza. Y, muy probablemente, ya te has puesto en marcha de
modo consciente para un viaje, el de la búsqueda, que supone un auténtico
Retorno al Hogar. Te invito a que lo realicemos juntos recorriendo de la mano
las páginas que siguen. Vamos a hacerlo ligeros de equipaje. Tan ligeros que en
nuestra mochila sólo llevaremos, como alimento espiritual para el camino,
media docena de textos muy breves: los dos ya citados –el del Evangelio de Lucas
y el de Come, reza, ama- y los cuatro que se enuncian a continuación, tomados de
la película El laberinto del fauno, de la obra El hombre rebelde, de Albert Camus, de
las Confesiones de Agustín de Hipona (San Agustín), y del libro Una llamada al
amor, de Anthony de Mello, respectivamente:

Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, en el reino subterráneo donde


no existe la mentira ni el dolor, vivía una princesa que soñaba con el mundo de
los humanos: soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol. Un día,
burlando toda vigilancia, la princesa escapó. Una vez en el exterior, la luz del
sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado. La princesa
olvidó quién era, de dónde venía; su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor; y,
al correr de los años, murió. Sin embargo, su padre, el rey, sabía que el alma de
la princesa regresaría, quizá en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar. Y él
la esperaría hasta su último aliento; hasta que el mundo dejara de girar>>

(Voz en off en el arranque de El laberinto del fauno, película de 2002 del director
mexicano Guillermo del Toro, quien también escribió su guión)

20
Entonces comenzó el tiempo del exilio, de la interminable busca de
justificación, de la nostalgia sin objeto, de los interrogantes más penosos, más
abrumadores, los del corazón que se pregunta: ¿dónde puedo sentirme en mi
casa?>>

(Albert Camus. El hombre rebelde)

Tarde os amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde os amé. Y he aquí
que Vos estabais dentro de mí y yo de mí mismo estaba fuera; y por defuera yo
os buscaba. Y en medio de las hermosuras que creasteis irrumpía yo con toda la
insolencia de mi fealdad. Estabais conmigo y yo no estaba con Vos.
Manteníanme alejado de Vos aquellas cosas que si en Vos no fuesen, no serían.
Pero Vos derramasteis vuestra fragancia, la inhale en mi respiro y ya suspiro
por Vos (...) Y encendime en el deseo de vuestra paz.

(Agustín de Hipona. Confesiones. Libro X, 27)

Tarde o temprano brota en todo corazón humano el deseo de santidad, de


espiritualidad, de Dios, o como se quiera llamar. Oímos a los místicos hablar de
una divinidad que les envuelve por todas partes, que está a nuestro alcance y
que, si fuéramos capaces de descubrirla, podría hacer que nuestras vidas
tuvieran sentido y fueran ricas y hermosas. La gente tiene una vaga idea a este
respecto, y por ello lee libros y consulta a los gurús, tratando de averiguar qué
es lo que deben hacer para obtener esa cosa tan esquiva que llamamos
"santidad" o "espiritualidad". Para lo cual prueban toda clase de métodos,
técnicas, ejercicios espirituales y fórmulas... y, al cabo de años de inútiles
esfuerzos, acaban desanimados y confundidos y se preguntan en qué se habrán
equivocado. Y, por lo general, se culpan a sí mismos: si hubieran practicado las
técnicas con mayor regularidad, si hubieran sido más fervorosos o más
generosos..., lo habrían logrado. ¿Lograr qué? De hecho, no tienen muy claro en
qué consiste esa santidad que andan buscando, aunque sí saben, ciertamente,
que sus vidas siguen siendo un fracaso y que ellos siguen siendo unos seres
angustiados, inseguros, llenos de miedo, resentidos, despiadados, avaros,
ambiciosos y manipuladores. Por eso vuelven a emprender, con renovado
ímpetu, el esfuerzo y el trabajo que creen imprescindibles para alcanzar su
objetivo.

Nunca se han parado a considerar algo tan simple como es el hecho de que sus
esfuerzos no van a llevarles a ninguna parte. Lo único que van a conseguir con
sus esfuerzos es empeorar las cosas, del mismo modo que empeoran las cosas
cuando se intenta apagar un fuego con más fuego. El esfuerzo no produce el
crecimiento; sea cual sea la forma que adopte (la fuerza, la costumbre, una
determinada técnica o un determinado ejercicio espiritual), el esfuerzo no
origina el cambio. A lo más, conduce a la represión y a encubrir el verdadero
mal.

El esfuerzo sí puede modificar la conducta, pero no cambia a la persona.


Piensa en la mentalidad que subyace a la pregunta "¿Qué debo hacer para
alcanzar la santidad?". Es algo así como preguntar: "¿Cuánto dinero tengo que
gastar para comprar tal cosa?, ¿qué sacrificio debo hacer?, ¿a qué disciplina
tengo que someterme?, ¿qué clase de meditación debo practicar para
obtenerlo?... “Imagínate a un hombre que deseara obtener el amor de una mujer
y, para ello, tratara de mejorar su apariencia, reconstruir su cuerpo, cambiar su
conducta y practicar técnicas de seducción...

De hecho, no vas a conseguir el amor de los demás a base de practicar


técnicas, sino a base de ser una determinada clase de persona. Y esto no se logra
con esfuerzos ni con técnicas de ningún tipo. Lo mismo sucede con la
espiritualidad y la santidad. No dependen de lo que hagas (no se trata de una
mercancía que pueda comprarse ni de un premio que pueda ganarse);
dependen de lo que seas.

La santidad no es un logro, es una Gracia. Una Gracia llamada conciencia.

(Anthony de Mello. Una llamada al amor: Meditación 31)

A propósito de estos seis textos para nuestro viaje de búsqueda, retomaré


aquí parte de lo ya reflejado en el primer capítulo del libro Buscadores antes
citado, empezando por subrayar que el hombre rebelde expulsado del Paraíso
es una figura recurrente en numerosas mitologías y tradiciones culturales y
religiosas. ¿Buscamos desde el exilio, a menudo sin siquiera saberlo, la vuelta a
casa?. Pero, realmente, ¿de dónde y adónde hemos sido exiliados?; y ¿ha sido
por la fuerza, como indica el Libro del Génesis, y para siempre o se trata de un
retiro voluntario y pasajero?. En cualquier caso, el exilio ¿por qué y para qué?. Y
nuestra casa -<<¡mi casa!>>, suplicaba E.T. en la célebre película-, ¿cuál es?,
¿qué es?; y si fuera el Paraíso perdido, ¿dónde está?, ¿como retornar a él?. ¿Y si
ni siquiera hubiéramos salido del Paraíso y, realmente, salimos voluntariamente
de él para ejercer afuera el ser divino y creador que Somos?. De nuevo
martillean las palabras de Camus: nostalgia, busca de justificación,
interrogantes abrumadores,... .

A lo largo de la historia, al corazón que se pregunta la Humanidad le ha


dado muchas respuestas y del más variado pelaje. No obstante, la práctica
totalidad pueden ser encuadradas en dos grandes categorías: las que atienden
exclusivamente a la realidad material -física, psíquica, sociológica,
antropológica,...- del hombre y la mujer; y las que contemplan una dimensión
trascendente y espiritual del ser humano con el telón de fondo de una divinidad
-con los atributos que sea- cual origen, causa y razón de nuestra existencia
misma.

Ambas categorías continúan estando plenamente presentes y vigentes en


la actualidad, aunque lógicamente moldeadas por las circunstancias y gustos
del momento. De hecho, acudiendo a las librerías o navegando por Internet, se
pueden hallar numerosos exponentes de ambas perspectivas. Y comprobar que
en la de cariz material destacan hoy los textos englobados en un novedoso
género denominado de “autoayuda”; mientras que en el lado trascendente,
sobresalen los escritos que profundizan en el pensamiento metafísico y
cosmogónico, y sus consejos para la vida cotidiana, no de religiones al uso, sino
de antiguas culturas poco conocidas.

Dado el interés del asunto para el objetivo de estas páginas, se toma a


continuación un botón de muestra de cada caso y se resume sintéticamente lo
que ofrecen desde la óptica de la búsqueda que aquí ocupa. Entre los primeros,
un estupendo y breve libro: El laberinto de la felicidad (Santillana Ediciones,
Madrid, 2007), de Álex Rovira y Francesc Miralles. Y entre los segundos, el no
menos fascinante Los cuatro acuerdos: un libro de sabiduría tolteca (Ediciones
Urano; Barcelona, 2008, 7ª edición), de Miguel Ruiz.

El laberinto de la felicidad

Los textos de autoayuda se caracterizan por partir de varias


consideraciones básicas que no siempre se expresan en ellos de manera abierta
y patente. Primeramente y en coherencia con lo expuesto, la conceptualización
del ser humano como un ser en búsqueda. En segundo lugar, la convicción de
que lo buscado es, ni más ni menos, que la felicidad. Seguidamente, la
constatación de que muchos hombres y mujeres sufren insatisfacción personal,
con tintes hasta depresivos, al hallarse desorientados en esa búsqueda o ni
siquiera ser conscientes de estar en ella. Y en cuarto y último lugar, que hay una
serie de sencillos consejos relativos a nuestra vida diaria y manera cotidiana de
pensar y ver las cosas que pueden ayudarnos a superar esa insatisfacción y
lograr una existencia más armoniosa y venturosa. Para facilitar aún más la
tarea, dichos consejos se ofrecen desmenuzados en medio de un argumento
simple y atractivo cargado de simpáticas anécdotas y de rápida lectura.

A este modelo responde fielmente El laberinto de la felicidad. Un libro muy


recomendable que narra la historia de una persona que perdió todo y se
encontró a sí misma -su mayor tesoro- en el centro del laberinto que abre las
puertas de la felicidad. La trama se desarrolla sobre el hilo conductor de cuatro
interrogantes esenciales: ¿quién eres?; ¿de dónde vienes?; ¿a dónde vas?; y ¿qué
haces aquí?.
+La mayoría de los obstáculos que encontramos los creamos nosotros mismos
porque tenemos miedo a cumplir nuestros sueños: La mayor parte de los frenos e impedimento
En cuanto a los obstáculos que no creamos nosotros, los que son reales, en verdad no son

+El arte de dar y recibir amor: cada persona es un Banco de


podemos ingresar sonrisas, abrazos, caricias, besos, mimos,... .

+De vez en cuando es conveniente hacer limpieza de opin


tiene tres escalones en su cabeza que hay que limpiar a
¿DE DÓNDE VIENES?
En lo referente al segundo interrogante -¿de dónde vienes?-, los autores dan también una co
reseñan media docena de apuntes:

+Para nacer, primero has de morir: Nunca viviremos verdaderamente a no ser


que encontremos el motivo por el que estamos aquí, la razón por la que nos
levantamos cada mañana.

+Por muy pequeña que sea tu ventana, el cielo sigue siendo igual de grande.
Enorme verdad con harta frecuencia olvidada en medio de nuestros miedos
inventados y recelos imaginarios.

+Predecimos con el pasado, en él está escrito nuestro futuro. Y no sólo en lo que


hicimos o sucedió: también nuestras creencias pasadas crean nuestro futuro. ¡Lo
que crees es lo que creas!. Sabiendo cómo llegamos al laberinto sabremos cómo
salir de él; recuerda por dónde entraste y hallarás la salida. Hay muchas cosas
que elegimos inconscientemente porque deseamos que sucedan.

+Muchas personas se entierran en su propio surco (El Hombre del Surco es el


personaje que utiliza el texto para explicarlo): Solemos buscar lo que creemos
perdido yendo y viniendo en un corto trayecto. Así, terminamos hundidos en
un surco que nosotros mismos hemos hecho con nuestras idas y venidas. Y ya
ni recordamos qué andamos buscando, qué es lo que nos metió allí.

+Hay que saber oler los caminos que tienen corazón: Debemos aprender a ver
lo esencial. De esta manera, podremos ser felices y ayudar y guiar a los demás.

+La risa es algo muy serio: Es el disolvente universal de las preocupaciones.


Hay que reír hasta caer al suelo. Cada vez que te ríes desaparece un problema
de tu cabeza.

+La felicidad es el perfume de las cosas bien hechas: La felicidad no se busca, se


encuentra. Y se halla en todas partes y en ninguna, porque la felicidad no es una meta, sino un
uno es aquello que elige ser, pero también lo que renuncia a ser.

+Cuando nos dejamos llevar por el éxtasis del canto y el baile, nuestros miedos
salen volando.

+El miedo es el medio para descubrir lo que necesitas encontrar: Cuando se


vence el temor al espantapájaros llega la oportunidad, pues él señala justamente
el lugar donde se puede encontrar alimento. Bajo nuestros miedos se halla el
tesoro que andamos buscando. Pero hay que abrir la puerta del miedo; ella
llevará a lo que más secretamente anhelamos. El miedo es una oportunidad
porque permite conocer lo que estamos buscando. Verbigracia, el miedo a la
muerte. Las personas que lo sufren en realidad tienen un gran anhelo a la vida,
pero no se atreven a vivirla según les dicta su corazón. Por eso temen morir:
porque les causa amargura abandonar este mundo sin haber cumplido con su
misión. ¡El miedo es el medio!: déjate instruir por él y encontrarás tu misión y el
sentido de la vida.

+La cara es el espejo del alma: Con ella se puede revisar la vida de cada cual.
Moldea cada mañana tu cara en consonancia con tu alma; y usa para ello la
crema más barata, pues el secreto no gravita en la calidad del producto, sino en
tu cualidad interior y el amor que pongas en ello.

+Cada contacto con una persona es una oportunidad para mejorar su vida:
Todos tenemos cada día decenas de pequeños y grandes contactos con los
demás. Nuestro reto es conseguir que su vida sea un poco mejor después de
estar con nosotros. Este es el desafío, el premio gordo de cada encuentro. Ahí
radica justamente el sentido de la vida.

+Con todo, el sentido de la vida es distinto para cada persona: Es uno mismo el
que debe descubrirlo. Y apoyar a los demás para que también lo consigan. Hay
que ser buscador de buscadores: ponerlos en el camino y ayudarles a encontrar
lo que buscan.

¿QUÉ HACES AQUÍ?


Por último, en lo relativo al ¿qué haces aquí?, la conclusión es tan simple como profunda: ¡vivir

+El fuego de la esperanza: Con él impregnamos lo que nos e


en nuestro camino de búsqueda.

+Tú eres tu propio camino: Si eres fiel, allí donde estés te e


en el centro del laberinto (desde el que se puede encontrar la

+Ser el niño que fuimos y hemos perdido: Recuperar las g


jugar, amar,... . En definitiva: ¡vivir!.
Los cuatro acuerdos

Pasando al segundo de los libros citados, Los cuatro acuerdos de Miguel


Ruiz, bebe íntimamente de las tradiciones toltecas, próximas a las mayas,
omelcas, aztecas e incas. Están repletas de trascendencia. Y muy atentas a la
plasmación de los saberes espirituales en el estilo de vida y la existencia
cotidiana, al objeto de lograr la felicidad y el amor.

Para los toltecas, usando símiles actuales, la vida es nuestra propia


película. Sigue, estaban convencidos, un guión escrito por nuestro ser íntimo en
la sabiduría y la libertad de la Eternidad y antes de la encarnación en el ser
humano que somos. Es un Contrato Sagrado que definimos antes de nacer
como persona. Nuestra vida es una película en la que somos el guionista, el
director, el cámara y el protagonista. Cada cual vive su película sobre la base de
su realidad y concepto del mundo. Por esto, no es necesario esforzarnos
demasiado para ser nosotros mismos.

Buscamos la perfección fuera de nosotros y ésa es una de las mayores


pérdidas de tiempo. La verdad es que ya somos perfectos de maneras muy
individuales. Eres lo que eres. Lo más importante es disfrutar de la vida y eso
sólo es posible cuando las personas se transforman en lo que realmente son.
Jesús dijo que la verdad nos hace libres; y Buda afirmó que debemos apreciar el
mundo tal como es y no cuando está empañado por prejuicios. En la tradición
tolteca, nos toca encontrar el camino a través de la niebla que nos confunde con
opiniones antes que con hechos. Debemos aprender a volver a nuestra propia
naturaleza y el amor es la clave. La vida está llena de opciones. Para tomar
decisiones, las personas han de confiar en sí mismas. No importa la edad,
siempre puede haber una vida distinta. Es posible recibir la inspiración hasta en
el último minuto de la existencia.

Hay “cuatro acuerdos” que son el espejo perfecto para mirarnos tal como
somos; no como aparentamos ser, sino como realmente somos: Sé impecable
con tus palabras; no te tomes nada personalmente; no hagas suposiciones; y haz
siempre lo máximo que puedas. Estos cuatro acuerdos pueden ayudarnos
significativamente a cambiar nuestras vidas. Se enuncian a continuación de
manera sumamente sintética:

SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS


La palabra tiene gran poder y debe usarse con cuidado. Sé impecable con las palabras y trasc
Hay que hablar con integridad; decir solamente lo que se quiera decir; evitar
hablar contra uno mismo y chismorrear sobre los demás. Se debe utilizar el
poder de las palabras para avanzar en la dirección de la verdad y el amor. Toda
la magia que poseemos se fundamenta en nuestras palabras; son pura magia y
si se utilizan mal se convertirán en magia negra. Con una sola palabra se puede
cambiar una vida o destruir a millones de personas.

La impecabilidad de nuestras palabras nos llevará a la libertad personal y a la


abundancia.

NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE


Las acciones y opiniones de otras personas no tienen nada que ver contigo, pues cada uno vive

NO HAGAS SUPOSICIONES
Suponemos porque tememos a hacer preguntas; y, con frecuencia, los supuestos que asumimos

agarrotamos nue
oportunidades perdidas. Hay que tener la v
expresar lo que se quiere; comunicarse con lo

El día que no haga


Nuestra vida se ha
HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS
Si hacemos todo de la mejor manera posible y aceptamos el resultado, nunca será necesario c
Además, hay que hacer lo que gusta hacer y evitar lo que no gusta. Se debe
tener fe en uno mismo y, a partir de ahí, en todo lo que se hace.

Y hacer lo máximo que puedas no significa querer hacer más de lo que


realmente puedes, que sólo genera stress y frustración. Es algo que ocurre,
especialmente, a muchas mujeres. No hay que quedarse por debajo de lo que
podamos hacer (no llegar “por defecto”), pero tampoco intentar hacer más de lo
que en verdad nos es posible (pasarse “por exceso”).

Programa versus visión

Se habrá podido observar que, si bien desde percepciones muy distintas,


El laberinto de la felicidad y Los cuatro acuerdos presentan no pocas similitudes en
lo que a consejos y criterios prácticos para la vida diaria se refiere. Lo mismo
podríamos concluir si acudimos a otros textos sean de autoayuda o de carácter
más espiritual fundamentados en la recuperación de arcaicas culturas. De
hecho, la mayoría contienen un núcleo programático común sintetizable en
unos pocos puntos claves que se recopilan a continuación, utilizando ideas de
los dos textos comentados (las entresacadas de El laberinto de la felicidad se
señalan con las iniciales ELF y con LCA las correspondientes a Los cuatro
acuerdos), y conforman una auténtico “programa de vida”:
+La vida de cada cual es lo que uno quiere que sea: la vida es la proyección de nue

+Disfrutar de la vida es sencillo, consiste en ser lo que somos: basta con hacer lo
que hemos soñado, la felicidad siempre está más cerca de lo que imaginamos (ELF); eres lo qu

+Hay que tener confianza en uno mismo: lo que crees


propio camino (ELF); ya somos perfectos de maneras

+No colocarnos impedimentos imaginados desde nuestros miedos: cream


nuestros propios obstáculos porque tememos llegar a los lugares que hem

+No nos han de afect


prejuicios: es convenien
demás, las que pensamos que los demás tienen de nosotros y las que poseemos
de nosotros mismos- (ELF); no te tomes nada personalmente, nos toca encontrar
el camino a través de la niebla que nos confunde con opiniones antes que con
hechos (LCA).

+El secreto está en vivir y amar: volver a ser el niño que fuimos -reír, jugar
cantar, bailar,...-, cada persona es un Banco de Amor (ELF); aprender a volver a
nuestra propia naturaleza y el amor es la clave (LCA).

+Haciendo todo de la mejor manera posible: la felicidad es el perfume de las


cosas bien hechas (ELF); haz siempre lo máximo que puedas (LCA).

+Y aportando felicidad a cuantos nos rodean: el reto es conseguir que la vida


del otro sea mejor después de estar con nosotros (ELF); habla con integridad y
sé impecable con tus palabras, evita hablar contra ti mismo y chismorrear sobre
los demás (LCA).

Efectivamente, estos consejos y máximas conforman toda una propuesta


programática para nuestra existencia: un programa de vida para guiarnos en la
búsqueda de la felicidad y ayudarnos a vivir mejor, con más paz interior y
mayor capacidad de hacer dichosos a los demás. Es sencillo de entender y
recordar; y, en principio, no excesivamente difícil de aplicar. Muchas personas,
cuando se acercan a textos como los tomados de ejemplo, se maravillan de
haber encontrado por fin algo tan esclarecedor para pilotar adecuadamente su
vida cotidiana.

Sin embargo, no siendo mi intención decepcionar a nadie y sin poner en


duda el impacto que en principio provoca esa lectura, la realidad es que la
existencia de la inmensa mayoría no varía un ápice tras ella. Pasados unos días
o, a lo más, unas semanas, se mantiene por idénticos derroteros que antes. ¿Por
qué tamaña contradicción entre el aparente efecto inicial de la lectura y el que
realmente tiene tras un corto tiempo?. Obedece, simplemente, a que en la
búsqueda no precisamos de un “programa”, sino de una “visión” nueva.

Necesitamos un cambio de visión, no un programa, para ser lo que somos


y que nuestra vida sea la que queremos que sea; para tener confianza en
nosotros mismos; para no colocarnos impedimentos imaginados desde nuestros
miedos ni hacer suposiciones; para que no nos afecten las opiniones de los
demás ni nuestros propios prejuicios; para ser impecables con las palabras y
hacer todo de la mejor manera posible; para vivir y amar y aportar felicidad a
los que nos rodean. Para todo ello no requerimos un programa, sino otra visión.
Nacer de nuevo exige una visión nueva.

¿Y que significa el término visión?. Pues la contemplación inmediata y


directa sin percepción sensible. Para comprender con exactitud lo que esto

30
expresa resulta sumamente ilustrativa la genial novela de Daniel Quinn titulada
La historia de B (Emecé Editores; Barcelona, 1997), por más que aborde un tema
diferente al que aquí ocupa: haciendo gala de una colosal erudición, abre las
entrañas de nuestra actual civilización para demostrar la necesidad de que la
humanidad acometa una radical transformación cultural.

A propósito de lo que la visión representa, Quinn indica que toda cultura


tiene un lugar definitorio en el esquema de las cosas, una percepción acerca de
dónde encaja en el Universo. No hace falta que la gente comunique esta visión
con palabras (por ejemplo, a sus hijos), porque está expresada en su vida,
historia, leyendas, costumbres, leyes, rituales, artes, danzas, anécdotas,... . Si
alguien les pide que expliquen esta visión, no sabrán cómo empezar y hasta
puede que no sepan de qué se les está hablando. Podría decirse que es una
especie de canción queda y susurrante que está en sus oídos desde que
nacieron, que han oído tan constantemente durante toda su vida que nunca la
escuchan conscientemente.

Nuestra cultura, extendida hoy por la práctica globalidad del planeta, no


escapa a lo anterior. También ella -y todos los individuos que la integramos-
está inexorablemente unida a una determinada visión. Y es precisamente esta
visión la que dificulta la búsqueda: la que impide que muchos seres humanos se
reconozcan como buscadores; y la que complica y entorpece la búsqueda y el
encuentro de los que sí son conscientes de serlo.

La visión vigente pretende, entre otras muchas falacias, que las cosas -el
mundo, la sociedad, la comunidad de vecinos, la familia, el bienestar de cada
uno,..., desde lo accesorio a lo importante- pueden mejorar mediante
programas. Pero esto no es verdad; la historia y nuestra experiencia cotidiana
muestran que esto no es verdad. Porque para alcanzar un mundo nuevo se
necesitan ojos nuevos para mirar el mundo. Y, desde luego, nuestra vida, la de
cada cual, no puede mejorar con programas. La consciencia sobre nuestra
condición de buscadores y el avance en la propia búsqueda no se logra con
programas. Hace falta un cambio de la realidad aceptada, una nueva visión.
Imaginemos un río. El cauce que sigue en su discurrir hacia el mar no cambiará
sustancialmente porque clavemos unas estacas, pocas o muchas, en el fondo de
sus aguas, pues éstas se limitarán a bordearlas y continuarán su normal fluir en
idéntica dirección. Las estancas son los programas; y se requiere mucho más
para modificar el lecho por el que fluye la corriente. Se exige un cambio de
visión -ojos nuevos, volver a nacer-. Hace tiempo, a esta nueva visión se le
denominó <<Iluminación>>.

Conócete a ti mismo

La nueva visión no es elitista; ni difícil de alcanzar. Ni siquiera es nueva,


en sentido estricto. Lo es, sin duda, para la inmensa mayoría de los hombres y
mujeres de hoy, pero siempre ha estado presente en la historia de la
humanidad: antes de la civilización actual; y también en ésta, aunque ahogada
por el materialismo y el fariseísmo espiritual. No en balde, procede del interior
de cada uno y sólo de nuestro propio interior.

Sus contenidos y dimensiones pueden ser enunciados de muy diversos


modos. Los Siete Sabios de la Grecia clásica, recogiendo una sabiduría que se
remonta al antiguo Egipto y a culturas mesopotámicas, supieron plasmarlos en
el frontispicio del Templo de Delfos con una frase tan breve y sencilla como
profunda y compleja: <<conócete a ti mismo>> (“gnothi s'auton”).

Realmente, en esto consiste todo. Mas, desgraciadamente, como Scheler y


Heidegger han subrayado, nunca hemos sabido tantas cosas sobre el ser
humano como ahora y, contradictoriamente, nunca hemos sabido menos de él.
Bajo la fina capa de falsa realidad que atrae a nuestros sentidos físicos subyace
otra realidad. Lo que separa la una de la otra es el conocimiento propio.
Conocerse a sí mismo conlleva la consciencia, la iluminación interior: es el acto
milagroso que permite penetrar en esa otra realidad, la verdadera, tan próxima
como desconocida. Al conocernos a nosotros mismos entramos en otra
dimensión de sensaciones y percepciones con la misma facilidad y asombro que
la Alicia de Lewis Carroll llega al País de las Maravillas al introducirse en la
madriguera y caer por ella.

El conocimiento de sí mismo –la consciencia de ser, la gnosis por


excelencia- es el núcleo central tanto del Corpus Hermeticum promovido desde el
antiguo Egipto por el gran Trismegisto como del gnosticismo griego y cristiano.
Su presencia es, igualmente, notable en otras culturas arcaicas: Veda y Avesta,
Confucio, Lao-Tsé, Tirthankara, Buda,... . Como ha escrito Enrique Cases en
Persona y personalidad (http://perso.wanadoo.es/enriquecases), antes de su
colocación en Delfos el adagio ya estaba en la obra de Heraclio, Esquilo,
Herodoto y Píndaro. Su influencia es evidente en pensadores como Homero,
Eurípides, Sófocles y Aristóteles. Sócrates lo elevó a nivel filosófico como
examen moral de uno mismo ante Dios. Y fue Platón quien lo orientó hacia la
verdadera sabiduría en un fenomenal sistema de pensamiento.

Como ha reflejado magistralmente Ouspensky en Fragmentos de una


enseñanza desconocida (RCR Ediciones; Madrid, 1995) -crónica de su aprendizaje
con Gurdjieff, el genial místico armenio-, el ser humano que no se conoce a sí
mismo realmente <<no es>>. Y no es ni lo que puede ni lo que debería ser. Ese
desconocimiento de sí mismo, esa carencia de consciencia, ese no ser,
convierten a la persona en un muñeco mecánico; y a la humanidad, en un
torbellino de juguetes mecánicos. Cuando se habla tanto de las amenazas de la
mecanización, de la deshumanización derivada del impacto de las tecnologías y
del riesgo de convertirnos en autómatas, se está eludiendo el tema fundamental.
Porque el ser humano puede utilizar las tecnologías y rodearse de máquinas y,
sin embargo, no desmerecer un ápice de su condición humana. Ahora bien,
existe otro tipo de mecanización bastante más peligrosa: ser máquina uno
mismo. Como le pregunta Gurdjieff a Ouspensky: ¿alguna vez ha pensado en el
hecho de que todas las personas, ellas mismas, son máquinas?.

Se es máquina cuando uno no se conoce a sí mismo. Ese desconocimiento


nos sitúa a merced de las influencias externas, ante las que reaccionamos
mecánicamente. Sin conocimiento interior no hay pensamientos ni actos
propios. El Cantar de los Cantares lo señala de manera harto expresiva: si no te
conoces, seguirás el camino del rebaño. Las máquinas se programan y
reprograman y continúan trabajando automáticamente. El ser humano no
necesita programa alguno para ser, para buscar y encontrar, sino un cambio de
visión que pasa ineludiblemente por la consciencia y el conocimiento de uno
mismo. Por tanto, como indica el Libro del Deuteronomio, <<estate atento a ti
mismo>> (“attende tibi”).

Por ejemplo, se puede aprender mucho leyendo... ¡si se supiese leer!.


Hasta de estas modestas páginas se podría aprender algo... ¡si se supiese leer!.
Como recuerda la reseñada obra de Ouspensky, si hubiésemos entendido todo
cuanto hemos leído a lo largo de nuestras vidas ya sabríamos qué estamos
buscando ahora. Pero, realmente, no comprendemos lo que leemos; ni siquiera
lo que escribimos. Para entender es preciso conocer; y no hay conocimiento si
uno no se conoce a sí mismo y adquiere consciencia de ser. Y el conocimiento
propio no se halla en los libros, sino en nosotros. Así de elemental; así de
peliagudo.

Al no conocernos a nosotros mismos hacemos dejación flagrante de


nuestra condición de guionistas, directores, cámaras y protagonistas de nuestra
vida. Deja de ser tal, nuestra vida, para convertirse en una cadena de sucesos
ante los que reaccionamos mecánicamente, cual mero animal intelectual. Al no
conocernos, renunciamos a hacer nuestra vida, rechazamos llevar el timón de la
misma. Como enfatiza Gurdjieff, todas las personas creen que pueden hacer,
todas desean hacer y la primera pregunta que todo el mundo se formula es qué
tienen que hacer. Pero, en realidad, al no conocerse a sí mismas, nadie hace
nada ni nadie puede hacer nada: todo, llanamente, sucede. Todo lo que nos
acontece y creemos que hacemos, simplemente, sucede: igual que cae la lluvia
como resultado de un cambio de temperatura en las regiones más elevadas de
la atmósfera o en las nubes circundantes; igual que la nieve se derrite bajos los
rayos del sol; igual que se levanta polvo cuando hace viento. Nadie hace, todo
sucede.

Volviendo al programa enunciado páginas atrás para, teóricamente,


guiarnos en la búsqueda de la felicidad y ayudarnos a vivir mejor, ¿alguien
puede creer de verdad que esas propuestas programáticas pueden servir de
algo si no nos conocemos a nosotros mismos?. Sin conocerse a sí mismo, ¿cómo
diantre vamos a ser lo que somos y lograr que nuestra vida sea la que queremos
que sea?, ¿cómo vamos a tener confianza en nosotros mismos?. ¡Imposible!. Al
no conocernos, acaecerá lo inevitable: nos colocaremos impedimentos
imaginados desde nuestros miedos y haremos suposiciones; nos afectarán las
opiniones de los demás y nuestros propios prejuicios; no podremos hacer las
cosas de la mejor manera posible ni aportar felicidad a los que nos rodean, pues
ni siquiera somos capaces de hacer nuestra propia vida. Vivir y amar será una
ficción, una ilusión vana que se diluye entre nuestros dedos cual agua de lluvia.

Al no conocernos, somos máquinas. Los hechos, acciones, palabras,


pensamientos, sentimientos, convicciones, opiniones y hábitos son resultado de
influencias y sensaciones externas; todo cuanto digamos, pensemos o sintamos,
simplemente sucederá. Por tanto, ¡conócete a ti mismo!. ¿Cómo conseguirlo?.

El diamante está en tu bolsillo

Primero, deseándolo de verdad. Los que han alcanzado el conocimiento


de sí mismos enseñan que no es una tarea tan ardua como parece, pero que sí
exige la voluntad firme de lograrlo. Éste es el punto de partida: la voluntad de
adquirir consciencia, de conocerse íntimamente.

A partir de ahí, tal como se reseñó en el arranque de estas páginas,


reconocer abiertamente nuestra condición de buscadores; asumir, entender,
interiorizar y comprender que el ser humano es un ser en búsqueda; abrir la
puerta y ser sensible a esa fuerza interior -anhelo, agitación, deseo, ansia,
zozobra, necesidad de algo más- que tiene mucho de irracional -intuitiva,
emotiva y sensitiva- y que nos empuja existencialmente desde nuestro fuero
interno. Para ello hace falta modestia, humildad. Y una franca disposición a ver
qué causa tu sufrimiento; a formularte grandes y pequeñas preguntas que
despierten tu consciencia y creen en ti novedosas formas de estar en el mundo;
y a deshacerte de multitud de ideas y conceptos falsos, especialmente sobre ti
mismo, impuestos por la falaz visión predominante. La búsqueda pronto nos
aportará nuevos conocimientos, reales y verdaderos, pero exigirá también que
reverenciemos la verdad y nos deshagamos de nociones tan erróneas como
arraigadas en nosotros. Lo nuevo ni puede ni debe ser construido sobre bases
falsas o equivocadas.

En tercer lugar, el deseo de despertar nos proporcionará libertad y dicha.


Hay que disfrutar de la búsqueda y con la búsqueda. Se trata de una
hermosísima aventura -la aventura de la Vida- en la que hay que regocijarse y
con la que nos debemos alegrar. En palabras de Fred Alan Wolf, el verdadero
secreto en la vida no es alcanzar el conocimiento, sino adentrarse en el misterio.
Y tener muy presente que al buscar ya hemos logrado el “encuentro”; nos
parecerá imposible antes de empezar la búsqueda o aún dentro de ella, pero ¡al
buscar ya hemos logrado el encuentro!. Es como si al empezar a buscar de
forma inmediata se colocara ante nosotros el espejo a cuyo otro lado el
encuentro nos espera.
Por tanto, no hay que obsesionarse con hallar lo buscado. De nada sirven
las prisas; la búsqueda no es una carrera. Al comienzo, la visión imperante nos
llevará a pensar en ella como una competición en la que hay que llegar al final
cuanto antes, ser los primeros o estar entre ellos. Pero esto es una estupidez en
el contexto de la verdadera realidad que la nueva visión irá poniendo de
manifiesto, de manera natural y sencilla, dentro de nosotros; las cosas no
funcionan así en la nueva realidad y en el grado de consciencia en el que nos
estaremos introduciendo. Una vez que sintamos la auténtica realidad de las
cosas, nos reiremos a carcajadas, literalmente, de cuando pensábamos que era
importante ser los primeros o superiores en algo.

Y en la búsqueda, iremos pasando por sucesivos estados de consciencia


que afrontaremos con entusiasmo en el convencimiento de que en cada uno se
halla lo buscado. Mas no serán sino la puerta a uno nuevo con mayor capacidad
de conocimiento y de hacernos vibrar interiormente. Y un buen día, por
expresarlo de algún modo, se plasmará el gran encuentro. Hay que insistir en
que al buscar ya se ha producido el encuentro y que la adquisición de
consciencia plena siempre está a nuestra disposición. La única diferencia es que
en algún momento tomamos consciencia y cruzamos al otro lado del espejo que
hace tiempo teníamos delante. Vemos entonces nuestro genuino ser y la
verdadera faz y sustancia de todas las cosas. El velo que los cubría cae ante la
iluminación interior.

Es una experiencia tan maravillosa que no puede ser descrita con palabras,
sino con Amor. Y lo mejor es que con ella nada acaba. Al contrario, será
entonces cuando todo comience. Ya no será preciso programa alguno.
Propuestas programáticas como las que se reflejaron en páginas precedente
formarán parte de nuestra vida a modo de visión, de forma espontánea y
sencilla, sin necesidad de que nos propongamos llevarlas a cabo o de que nos
esforcemos en recordarlas, de manera tan natural como respirar. NO en balde,
como ha escrito Gangaji, El diamante está en tu bolsillo (Gaia Ediciones, Madrid,
2006).

EL DIAMANTE ESTA EN TU BOLSILLO


Comprobaremos que la felicidad no se encuentra en “alguna parte”, si

Aprenderemos que abrir la mente al silencio significa abrirnos a nuestro


verdadero yo y cesaremos de cargarla con tantas responsabilidades absurdas, permitiendo qu

Experimentaremos que c
está allí; que el problema, la disputa, la herida o la confusión, cualquiera que
fuera, realmente no existe.

Mantendremos a nuestro ser libre de todo e inmune a los conceptos sobre


quiénes somos -débiles o fuertes, inferiores o superiores, ignorantes o
iluminados,...-, que nunca nos impidieron ser lo que de hecho somos y éramos,
aunque sí que tomáramos consciencia de ello.

Y diremos siempre la verdad y accederemos a verdades cada vez más


profundas que nos revelarán que nuestra historia personal no tiene una
realidad definitiva: al conocerme me expando y al expandirme me conozco; sin
pretender justificarme personalmente ni mi existencia; rompiendo las ataduras
de la individualidad y dejando de ser “yo” para ser “Todo”.

En definitiva, será de este modo como constataremos que nuestro ser -


íntimo, eterno e inalienable-, es “BienSer”. A partir de lo cual, el “bien-ser” será
ya nuestra existencia, en la que dejaremos de buscar el estado de “bien-estar”
que hasta ese momento tanto nos obsesionaba.

El Pentáculo Binario

Y para que constatemos que el diamante está en nuestro bolsillo,


conocernos a nosotros mismos y percibir y vivir el bien-ser que somos, es
importante constatar que, contrariamente a lo que se suele creer, el cuerpo físico
no es un obstáculo para el proceso de Búsqueda y Encuentro ni para el
despliegue de experiencias conscienciales y trascendentes. Al revés, está
maravillosamente diseñado para vivenciarlas y desarrollarlas

Sin ánimo de exhaustividad, son exponentes de ello cinco maravillosos


binomios físicos y energéticos, el “Pentáculo Binario” de los que goza el cuerpo
humano:

EL PENTÁCULO BINARIO

+Pulmones – Corazón.

+Cerebro de la cabeza - Glándula Pineal.

+Cuerpo Energético – Sistema Inmunitario.

+Periné – Coxis.
+Doble hélice del ADN.

Se sintetizan a continuación los principales componentes y características


de cada uno de ellos:

+Pulmones – Corazón: Más allá de las funcionalidades orgánicas y biológicas


conocidas, los pulmones y el corazón son dos potentísimos instrumentos al
servicio de la Consciencia. Los primeros, por medio de la respiración
consciente, que tantas personas utilizan ya cotidianamente en sus prácticas de
silencio, recogimiento, oración o meditación, percibiendo claramente la
armonía, el sosiego y la apertura de consciencia que proporciona. Y el corazón,
a través de capacidades neuronales, electromagnéticas, de procesamiento de
información y de impulso de acciones y toma de decisiones tan amplias e
intensas que opera como otro cerebro del cuerpo humano, además del cerebro
de la cabeza o cerebro-mente.

+Cerebro de la cabeza - Glándula Pineal: La operatividad fundamental del


cerebro de la cabeza no radica en el tratamiento de la información, que, al hilo
de lo que se acaba de exponer, corresponde al cerebro-corazón, sino en ser un
sensacional sistema de comunicación hacia el interior del cuerpo y hacia el
exterior. Para ello, funciona en íntima asociación con la glándula pineal, que es
una auténtica antena de radio-frecuencia instalada estratégicamente en la parte
superior del cráneo para recibir y emitir.

+Cuerpo Energético – Sistema Inmunitario: El ser humano no sólo dispone de


un cuerpo físico, sino, igualmente, de un cuerpo energético, que rodea al físico
(la célebre aura) e interacciona directamente con él. Concretamente, el cuerpo
energético –que se moldea y configura vibracional y energéticamente desde lo
que en la Parte II de este texto se denomina estado consciencial de cada
persona- determina la actitud ante la vida de cada cual, que, a su vez, es lo que
mas influye en el sistema inmunológico. Y este, por fin, es el que determina la
edad biológica del ser humano, que es distinta de la edad cronológica, siendo la
mejor y mayor fuente de salud y juventud.

+Periné – Coxis: El periné o perineo, situado en el piso de la pelvis, es un punto


de gran sensibilidad sexual. Se halla exactamente entre el orificio y el anillo anal
y los labios menores y el orificio vaginal, en el caso de la mujer, y el arranque
escroto o saco escrotal, en el hombre. En cuanto al coxis o cóccix, se localiza
debajo del sacro y es la última pieza de la columna vertebral, siendo vestigio del
esqueleto de la cola que tuvo en su momento el cuerpo del ser humano actual y
todavía se halla presente en el embrión humano desde el final de la cuarta
semana hasta el inicio de la octava del desarrollo embrionario. Y ambos
conjuntamente dan forma a un espacio altamente energetizado desde el punto
de vista sexual y catalizador hacia todo el organismo, fundamentalmente a
través de la conexión columna vertebral - bulbo raquídeo - cerebro de la cabeza
– glándula pineal, de la fuerza y la energía sexual, cuya funcionalidad va más
allá del placer físico y proporciona a la sexualidad el carácter sagrado que le
otorgaron antiguas culturas.

+Doble hélice del ADN: El ADN es una molécula bicatenaria, es decir, está
formada por dos cadenas dispuestas de forma antiparalela y con las bases
nitrogenadas enfrentadas. Aunque el ADN existe en muchas conformaciones,
en los organismos vivos y el ser humanos el ADN sólo se ha observado en
estructuras de doble hélice, que la genética denomina ADN A, B y C, y se
presenta como una doble cadena de nucleótidos, en la que las dos hebras están
unidas entre sí por unas conexiones denominadas puentes de hidrógeno. Los
segmentos de ADN que llevan la información genética son llamados genes,
presentes en cada una de las células del cuerpo humano, que almacenan la
mayor parte del ADN dentro del núcleo celular. Y en las células, el ADN está
organizado en estructuras llamadas cromosomas que, durante el ciclo celular,
se duplican antes de que la célula se divida. Todo lo cual dibuja un colosal
escenario de vida donde la genética ha venido dando valor únicamente a una
parte del ADN, en el que se inserta el llamado genoma humano y supone sólo
un 4 por 100, aproximadamente, del ADN total, tildando al resto, esto es, al
96%, como ADN “chatarra” o “basura”. Sin embargo, de chatarra no tiene nada
y menos de basura, pues contiene elementos y componente tanto activos como
durmientes con propiedades y capacidades que sólo ahora se comienzan a
intuir.

Dado lo sorprendente y extraño que para muchos puede parecer bastante


de lo señalado en los cinco apartados anteriores, el presente texto se detendrá
con cierto detalle en cada uno de ellos. Así, en el próximo capítulo, donde
nuestro recién iniciado viaje de búsqueda tendrá su segunda etapa a través de
la “Práctica del Ahora” y el análisis del “momento presente”, se abordará en su
inicio el segundo de ellos: cerebro de la cabeza – glándula pineal.
Posteriormente, en el Capítulo 5 se hará lo propio con el ADN. Y, finalmente, en
el Capítulo 6, titulado precisamente Apuntes conscienciales sobre la corporeidad
humana, se centrará en los otros tres binomios enunciados de la mano del
análisis de cerebro-corazón, la interacción sistema inmunitario - cuerpo
energético y la sexualidad sagrada.
CAPÍTULO 2
PRÁCTICA DEL AHORA

La mente humana y el cerebro de la cabeza

La mente humana, situada orgánicamente en el cerebro de la cabeza, es un


maravilloso producto de la evolución del planeta Tierra. Constituye una
avanzadísima computadora biológica con unas funcionalidades tan extensas,
diversas y especializadas que, como la ciencia reconoce, aún no han podido ser
suficientemente analizadas ni comprendidas. De hecho, como ya se reseño al
final del capítulo precedente y se insistirá aquí, el cometido principal de la
mente, unida a la glándula pineal, la pituitaria y el “Tercer Ojo”, no es el
procesamiento y tratamiento de la información (funcionalidad ésta, como
también se examinará, que es la competencia fundamental del cerebro-corazón),
sino la comunicación con el interior y el exterior del ser humano, conformando
un espléndido sistema de intracomunicación (con los células del organismo y el
núcleo o corazón de cada una) e intercomuniciación (con los demás seres
humanos, con la Madre Tierra y con el conjunto del Cosmos y lo que algunos
llaman la Internet Cósmica).

Para hacer factible esta amplia gama de prestaciones, el cerebro ubicado


en la cabeza se estructura en dos hemisferios. El izquierdo opera como un
procesador en serie; y el derecho, como un procesador en paralelo. Ambos están
completamente separados -sólo se unen por medio de un cuerpo calloso
compuesto por 300 millones de fibras- y se ocupan de cosas diferentes, debido a
una división del trabajo resultado de la citada evolución.

VELOCIDAD DE PROCESAMIENTO
DE LOS COMPONENTES CEREBRALES
COMPONENTE VELOCIDAD (Bytes por segundo)

Hemisferio derecho 40

Hemisferio izquierdo De 1 a 10 millones

Conjunto armonizado (*) 40.000 millones

(*) Cuando el cuerpo calloso que une a de los hemisferios se halla armonizado y los conecta adecuada y
equilibradamente

Las prestaciones directamente relacionadas con el mundo tridimensional y


la esfera físico-material de las personas están radicadas en el hemisferio
izquierdo, que piensa lineal y metódicamente y se centra en el pasado y el
futuro. Registra el colosal collage de cuanto ocurre y acontece; analiza detalles y
más detalles de los mismos detalles; clasifica y organiza toda esa información; la
asocia con todo lo que aprendimos en el pasado; y la proyecta hacia el futuro
con sus posibilidades y alternativas. Para ello, utiliza los datos facilitados por
nuestros sentidos -los que derivan de ver, palpar, oír, oler y degustar-; procesa
la experiencia adquirida y los instintos básicos, como el de conservación, que
cual mamíferos poseemos; y, como herramienta de supervivencia en el medio
tridimensional, posibilita que cada uno se considere un ser individual y
fabrique mentalmente la noción de un yo y una personalidad. Es el ego con el
que, olvidando otras dimensiones de nuestro ser, transitamos por un mundo
hacia el que volcamos nuestros deseos, apegos miedos y frustraciones, pero que
contemplamos, a la par, como ajeno y hostil.

El hemisferio izquierdo piensa con lenguaje. Se trata del diálogo interno


que continuamente pone en conexión el yo con el mundo exterior. Ello hace
posible que nuestras ideas y sueños estén conectados a una realidad
compartida, evitando que se conviertan en delirios (esquizofrenia, trastorno
bipolar,...). También es la vocecilla que me indica “no olvides pasarte por el
supermercado y comprar esto y aquello para la comida de mañana”; la
inteligencia que me recuerda cuándo tengo que ir a una cita o planchar la ropa.
Y, lo más notable, relacionado con lo ya reseñado, es la voz que me dice que
existo como yo, la que forja mi ego y me convierte en un ser individual. Bajo su
influjo, me contemplo como una sola persona sólida, fragmentada del flujo de
energía de alrededor, separada del otro y de lo otro y con sentido de sus límites
corporales, dónde empiezan y dónde terminan, dejando de ser átomos y
moléculas que se mezclan con los de los objetos y cosas que me rodean.

Sin embargo, es mucho menos conocido, sólo en la actualidad algunas


investigaciones empiezan a mostrarlo, que la mente proporciona igualmente
utilidades de excelencia al servicio de no de la tridimensionalodad, sino otra
dimensión del ser humano que trasciende lo físico-material. De ello se ocupa el
hemisferio derecho, que se centra en el aquí y ahora mismo; y mantiene abierto
los conductos y canales que permiten que el ser humano y su cuerpo
interactúen con la unidad material y no material a la que pertenece y en la que
se integra. En este orden, aporta funciones y mecanismos que se mueven en el
campo de lo irracional, intuitivo y sensitivo; vive plenamente el presente más
allá del tiempo y el espacio; y percibe y trata información que los sentidos
físicos no pueden aportar.

El hemisferio derecho piensa en imágenes. La información le llega en


forma de flujos de energía de manera simultánea desde todos nuestros sistemas
sensoriales, hasta conformar el cuadro completo de la apariencia del momento
presente –cómo se ve, a qué huele, a qué sabe, qué se siente y cómo suena el
presente-. Permite que nos contemplemos como seres de energía conectados a la
energía de nuestro entorno; seres de energía, interconectados a la familia

40
humana y al planeta, que estamos aquí para hacer del mundo un lugar mejor.
Y, con esta percepción, nos vemos perfectos y hermosos.

Así, el potencial operativo de la mente es colosal, inmenso. Tanto que,


como si fuera un ordenador de última generación, su rendimiento no depende
estrictamente de ella, sino de la cualificación del usuario. Y si en los
ordenadores tal cualificación viene definida por los conocimientos y pericia del
operador, en el caso de la mente está en función del estado de consciencia de
cada ser humano. Por lo que cabe afirmar que la mente está al servicio de la
consciencia, de la que se ocupa con extensión la Parte II de este texto.

Con esta base, cuando el estado consciencial que experimenta una persona
hace que se perciba y contemple sólo en esfera físico-material y no se percate de
su dimensión interior, que es nuestro verdadero Yo, la mente activa una especie
de piloto automático, valga el símil, que suple tal déficit. Se trata del ego, que
desarrolla un yo y una personalidad ante las necesidades de conservación y
actuación en el mundo tridimensional. Frente al Yo interior, es un yo no sólo
pequeño, sino también falso, en el sentido de que es una creación de la mente,
un objeto mental. Pero no es menos cierto que resulta imprescindible para la
supervivencia y actividad del ser humano ante la ausencia de un mando
consciente.

En cambio, cuando el estado de consciencia que la persona experiencia le


permite percibir su dimensión interior y el verdadero Yo asume la dirección
consciente, el piloto automático, el ego, no es preciso, por lo que la mente lo
mantiene desactivado. Además, en vez de usar y canalizar su energía y
capacidad para el funcionamiento y desarrollo del ego, las pone al servicio del
Yo profundo.

Y para que esto se despliegue en toda su potencia, el cerebro de la cabeza


forma una sensacional pareja con la glándula pineal.

Cerebro de la cabeza – Glándula Pineal

La glándula pineal o epífisis es una pequeña formación ovoidea y


aplanada (mide unos cinco milímetros de diámetro), que descansa sobre la
lámina cuadrigémina, en el tercer ventrículo cerebral, justo a la altura del punto
intermedio entre ambos ojos. Es conocida por encargarse de tareas como
regular los ciclos de día y noche o segregar melatonina (se vende en farmacias
para tomarla cuando se hacen viajes y cambia el horario) y constituye un
antioxidante muy potente. Igualmente, dado que se une vía ganglio
cervical superior y núcleo supraquiasmático hipotalámico a la retina, se le
considera parte de las vías visuales, convirtiendo la información lumínica en
secreción hormonal. En este marco, estas son las principales funciones que se le
suelen reconocer a la glándula pineal:
+controla el inicio de la pubertad;

+armoniza el sistema vegetativo con el medio ambiente, a través de la vista, y


probablemente también del resto de los sentidos;

+induce al sueño;

+probablemente, regula los ritmos circadianos;

+es un interruptor que modula la intensidad de funcionamiento de todos los


centros neuroendocrinos hipotalámicos; y

+previene una calificación prematura en la infancia, al evitar las síntesis


esteroideas, favoreciendo el crecimiento óseo por este mecanismo, indirecta y
directamente a través de la DA y GH.

No obstante, sus funcionalidades van mucho más allá y se asocian a lo


que René Descartes intuyó, cuando afirmó que es el lugar donde el alma se une
al cuerpo, y, sobre todo, a lo que antiguas culturas conocían acerca del chakra
del tercer ojo (por ejemplo, en diferentes tradiciones hindúes, la concentración
en meditación se hace sobre este punto preciso del cuerpo), ligado al hecho de
que la pineal es auténtica antena de radio-frecuencia instalada estratégicamente
en la parte superior del cráneo para recibir y emitir. Además, la pineal convierte
ondas electromagnéticas en estímulos neuroquímicos, como comprobaron los
científicos Vollrath y Semm, que tienen artículos publicados al respecto en la
revista Nature en 1988.

Esto permite que la interacción entre el cerebro de la cabeza y la glándula


pineal, con los que también funcionan asociados la glándula pituitaria,
configure un espléndido sistema de comunicación hacia el interior del cuerpo y
hacia el exterior que, entre otras cosas, permite al ser humano disponer de
potencialidades mayoritariamente desconocidas. Verbigracia:

+facultades psíquicas como la intuición, la premonición o la telequinesia;

+capacidades de comunicación con su biología interior (órganos, sistemas,


aparatos, tejidos, células,…) y de auto-sanación hacia toda ella;

+poder de transmisión energética (sanación incluida) hacia sus congéneres y


toda la Naturaleza, que puede ser aplicado tanto mediante el contacto físico
(abrazos, caricias, manos,…) como a distancia (por medio de la meditación y la
visualización):

+notabilísimas funcionalidades de conexión e intercambio de información con


los demás seres humanos (telepatía); la Humanidad en su conjunto (a través de
los campos mórficos y morfogenéticos y de la red consciencial humana); y el
planeta Tierra, el sistema solar y el Cosmos en su conjunto (con acceso –
canalizaciones, inspiraciones, descargas de información durante el sueño
nocturno,…- a los que algunos denominan la Internet Cósmica).

“Poderes” como la telepatía o la sanación deben ser desmitificados.


Todos los tenemos y se activan en un punto concreto del proceso evolutivo, pues son una co

Por tanto, la operatividad fundamental del cerebro de la cabeza no radica


en el tratamiento de la información, que corresponde, como se desarrollara en el
Capítulo 6, al cerebro-corazón, sino en ser un sensacional sistema de
comunicación interior y exterior. Para ello, la conjunción con la pineal es crucial.
Esta glándula no podría desarrollar por sí sola tamaña funcionalidad, como
simplemente los ojos no explican la visión. Se pueden puede tener los ojos
perfectos, pero se precisa de un área cerebral que interprete la imagen. Es como
un ordenador: se pueden disponer de todos los programas, pero si la pantalla
no funciona, no se ve nada. La pineal capta el campo electromagnético, como si
fuese un teléfono móvil, pero la comunicación tiene que ser interpretada en
áreas cerebrales, como por ejemplo, el cortex frontal.

Vamos a contar mentiras

¿Y qué es lo que sucede cuando el ser humano se empeña en usar el


cerebro de la cabeza no como sistema de comunicación, sino para tratar la
información?. Pues que se desperdician sus capacidades que transcienden lo
tridimensional y se concentran todos los esfuerzos en las de perfil físico-
material. De este modo, el tratamiento de la información es enormemente
parcial y sesgado e introduce la vida cotidiana en una serie de mentiras y
errores que afectan sensiblemente al sentido del yo, a la consciencia acerca de
uno mismo y a la percepción sobre cuestiones tan primigenias como lo que
significa pensar o lo que es vivir el presente. Entre tales mentiras, sobresalen la
media docena que se enuncian de manera sintética a continuación

No es verdad que sea consustancial tener una voz en la cabeza que habla sin parar

Cuando el ego está al mando, basta con que se reflexione o medite un


momento para constatar que los pensamientos acuden a la mente sin previo
aviso, de manera espontánea y sin autorización por nuestra parte, sin que
intervenga nuestra voluntad. Parecen obedecer al dictado de algo o alguien
ajeno a nosotros mismos, como si estuviéramos poseídos por una entidad
extraña con sus propios deseos y prioridades.

Nos cuesta enorme trabajo cortar ese flujo permanente y descontrolado de


pensamientos. También resulta difícil concentrarse en uno concreto, pues
enseguida otros pugnan por entrar en escena. Y su autonomía llega al extremo
de que ni siquiera podemos evitar aquéllos que nos desagradan; por más que
nos fastidien, vuelven a aparecer cuando les viene en gana.

Es más, los pensamientos han logrado tal poder que aceptamos su


dominio como lo más normal del mundo. Cada uno de nosotros y la
civilización y cultura vigentes, la visión imperante, estima lógico que no
podamos poner coto a su ritmo incesante, centrarnos en uno específico o
liberarse de los que nos disgustan.

Pero esto es una gran mentira: no es un hecho consustancial al ser humano


tener en el interior de la cabeza una especie de voz que habla sin parar y con
autonomía y criterio propios. Esto se produce cuando el referido piloto
automático está encendido. Si el ser humano eleva su grado de consciencia, el
piloto se desactiva y el Yo verdadero toma la dirección, teniendo capacidad
sobrada para controlar la mente, ya sea para acallarla o para concentrarla en un
tema o asunto concreto sin interferencias o injerencias de pensamientos no
invitados. Cuando aumentamos el nivel consciencial, los pensamientos están a
nuestro servicio y no nosotros al servicio de ellos.

No es verdad que nuestro Yo y nuestros pensamientos sean lo mismo

Nuestra rendición ante los pensamientos ha llegado al extremo de que


confundimos su voz con nosotros mismos. Nos identificamos con ellos,
permitimos que nos capten hasta el punto de unir a ellos nuestro sentido del yo
y tejemos lo que pomposamente denominamos personalidad sobre un crisol de
pensamientos que fluyen, refluyen, juzgan, prejuzgan, etiquetan y clasifican a
su entero antojo.
Es ciertamente sorprendente, pues es obvio que los pensamientos campan
a sus anchas. Pero, aún así, terminamos creyendo que nosotros somos nuestros
pensamientos, identificándonos con ellos. De este modo, los pensamientos
fabrican en nosotros un falso ego: el reiterado piloto automático, totalmente
ficticio y de carácter puramente ilusorio, que afirmamos solemnemente como
nuestro yo.

Pues bien, ésta es otra gran mentira, la segunda del listado. La realidad es
que nuestro verdadero Yo nada tiene que ver con ese falso y pequeño yo ni con
nuestros pensamientos. Los seres humanos tenemos un Yo profundo
absolutamente ajeno a ese ego y a los pensamientos; y para el que éstos no son
sino instrumentos para la acción en el mundo en el que vivimos.

No es verdad que exista el pasado

Ahora bien, el absurdo no termina aquí, sino que es aquí donde empieza.
Primero, porque no se trata de una voz en el interior de la cabeza, sino de
muchas voces que pugnan y discuten entre sí, pues tenemos muchos
pensamientos a menudo contradictorios y enfrentados. Y en segundo lugar,
porque los pensamientos están condicionados no por el presente, sino por el
pasado, por nuestras experiencias y recuerdos. Esto nos introduce en un
espectacular embrollo porque el pasado no existe ni existirá. Creer en la
existencia del pasado es la tercera gran mentira, asumida sin rechistar cuando
es escaso el grado de consciencia sobre quién se es y lo que es real.

La memoria del pasado es algo que surge como forma mental en el


momento presente; cuando pasó lo que pasó, lo hizo como presente y después
dejó de ser real para configurarse en una creación u objeto mental. Además, tal
memoria ni siquiera es del todo certera, pues muchos sucesos del pasado los
rememoramos desde la interpretación subjetiva de nuestra pequeña historia
personal -sufrimientos y goces, éxitos y fracasos.-. Y ésta suele estar marcada
por la insatisfacción, bien por no haber alcanzado lo deseado o porque,
habiéndolo conseguido, inmediatamente aspiramos a algo más, a algo nuevo
que haga nuestra vida más placentera, completa o genuina.

De este modo y aunque no nos percatemos del desatino, nuestra


identidad, personalidad y sentido del yo quedan a merced de unos
pensamientos contradictorios que responden a la interpretación subjetiva por
parte del ego insatisfecho de un pasado inexistente. Ante esto, no puede
sorprendernos que nuestro sentido del yo se halle estrechamente ligado a una
sensación de frustración o, al menos, de carencia de algo, de emociones o cosas.
El piloto automático, a falta de dirección consciente, no da para más. Por lo que
una gran parte de las personas notan que sus vidas no están llenas y cunde el
desasosiego, configurado ya como santo y seña de la sociedad actual.
No es verdad que exista el futuro

¿Qué hacer ante el desasosiego?. Pues como el ayer no nos satisface,


miramos hacia el mañana. Se trata de una huida hacia adelante en toda regla.
Sobre ella se construye otra falacia, la cuarta gran mentira: el futuro.

Puenteando el presente, pasando por encima de él, proyectamos el


pasado, con sus frustraciones y carencias, hacia el futuro. Pero éste es sólo otra
invención de la mente, otro objeto mental. El futuro sólo es real cuando ya no es
un objeto mental, es decir, cuando deja de ser futuro y se transforma en el
momento presente. Sin embargo, al observar el mundo que nos rodea, es fácil
constatar que el futuro se ha convertido en una droga a la que se mantiene
enganchada una ingente cantidad de personas. La gente se aferra al futuro cual
tabla de salvación –también muchos buscadores-. Lo consideran imprescindible
para salir del agujero emocional en el que han caído, para experimentar nuevos
sentimientos y sensaciones, para poseer los objetos que precisan o les ilusionan,
para completarse, para ser felices.

Desde luego, el futuro es útil para las cosas prácticas, pero más allá no
tiene ningún sentido. Está claro que cada cosa que hacemos requiere tiempo
para completarse; y que hay acciones que han de ejecutarse hoy con la mirada
en el mañana o que forman parte de una cadena de tareas que transcienden el
ahora. Pero en lo que corresponda hacer en este ahora, no son futuro, sino
presente. Y en éste me debo ocupar de lo que me tengo que ocupar, sean cuales
sean sus implicaciones o consecuencias en el tiempo. Son las ocupaciones del
momento presente, no las pre-ocupaciones por el mañana.

La realidad es que gastamos muchísima energía en las pre-ocupaciones,


mientras que ponemos escasa atención en llevar a cabo las ocupaciones de la
mejor manera posible. En lugar de diferenciar entre ocupaciones y pre-
ocupaciones y centrarnos exclusivamente en las primeras, nos metemos en una
cadena sin fin donde el pasado condiciona el futuro; y éste, cuando llega, se
añade al pasado y vuelve a condicionar el futuro. La droga del futuro nos tiene
desquiciados.

El futuro no existe, excepto en la mente, como un pensamiento. El


pequeño yo, el ego, está siempre esperando encontrarse a sí mismo en algo que
hallará en el momento próximo; anda siempre en camino hacia lo que sea. Y
esto, lógicamente, provoca estrés: la enfermedad mental más común y
extendida en nuestra civilización.

No es verdad que vivamos en el presente

Si a cualquier persona se le pregunta si vive en el antes, en el ahora o en el


después, nos mirará con cara de sorpresa por la teórica imbecilidad de la
pregunta y contestará de inmediato que en el ahora. Es lógico, pues en nuestra
carencia de consciencia estamos convencidos de que vivimos en el hoy; ni en el
ayer, ni en el mañana, sino en el presente. Sin embargo, esto es mentira, la
quinta de la relación.

Ojalá fuera verdad que vivimos el presente, pero, como consecuencia de


las cuatro mentiras anteriores, por el bajo grado de consciencia, la mayoría de
hombres y mujeres estiman en su fuero interno, aunque sea inconscientemente,
que el momento próximo es más importante que el actual. Y pasan sus días en
plena incapacidad para vivir en el único sitio donde la vida existe: el momento
presente.

La razón es sencilla de entender. El ego es una creación mental surgida de


la identificación con nuestros pensamientos. Como tal, se nutre y se recrea en
las invenciones y objetos mentales, espantándole todo lo que sea real. Por eso
anda siempre dando bandazos entre el pasado y el futuro, meros objetos
mentales. Y por eso no le gusta el momento presente, que es lo único
auténticamente real.

El falso yo vive en constante oposición al momento presente o,


simplemente, lo niega. Ha convertido el momento presente en su enemigo. Para
él nunca es suficiente. Rara vez hay algún momento que le guste. Y cuando esto
ocurre, el momento presente pasa rápidamente y se queda en el mismo estado
que antes. Las quejas mentales son una manifestación de esta confrontación con
el momento presente. El ego está instalado en un estado casi permanente de
queja mental. Nada le agrada ni parece bastarle. Halla defectos y motivos de
protesta hasta en lo más placentero o deseado. Es como se alimenta el falso y
pequeño yo: posicionándose y reafirmándose contra lo que es, contra la vida.
Imponemos juicios y reducimos a las personas a un puñado de etiquetas y
conceptos mentales. Y al encarcelar a los otros con los pensamientos, nosotros
mismos entramos en la prisión mental.

El ego se percibe a sí mismo contra la vida, contra el Universo, contra el


resto de lo que existe, que, en su labor como piloto automático, contempla cual
amenaza. Es una colosal locura que aún se hace mayor debido a que el ego
también necesita el mundo que le rodea para cumplir su misión y satisfacer sus
aspiraciones. El ego pasa sus días -y con él los seres humanos que con él se
identifican- en el tremendo conflicto de rechazar el momento presente, lo único
real, la vida. Y lo agudiza necesitando de un mundo que, a la par, estima una
amenaza.

No es verdad que seamos lo que somos

La última mentira que aquí se va a destacar es una especie de corolario de


las cinco precedentes y el máximo exponente de las consecuencias del reducido
nivel consciencial. Radica en el hecho de que cada uno está convencido de que
vive su vida. No puede ser de otra manera, nos decimos. Nos consideramos
conscientes de lo que hacemos, de lo que queremos,... de lo que somos. Pero
tampoco esto es verdad.

No tenemos consciencia de nuestro ser real, el verdadero Yo, sino del


piloto automático con el que nos identificamos; de un ser que nuestra mente,
ante la ausencia de mando consciente, ha tenido que inventar por necesidades
de supervivencia y actuación en la tridimensionalidad. Hemos desarrollado una
consciencia de los objetos: no somos lo que somos, sino lo que pensamos que
somos; nos vemos a nosotros mismos como objetos mentales. El ego forjado por
los pensamientos ha sido creado como objeto mental: mi pequeño yo, mi
pequeña historia, mis emociones. Y este objeto mental busca su felicidad en los
objetos físicos y mentales: en las cosas materiales, en las creencias o teorías
mentales y en las emociones estimulantes.

Sin duda, todas estas cosas tienen su lugar en este mundo, pero no para
que nos identifiquemos con ellas. Es imposible que nos encontremos a nosotros
mismos con objetos y formas ajenas a nuestro Ser. Pero lo hacemos. Y el
resultado final es la frustración, la insatisfacción: la demencia derivada de la
pérdida de conexión con una dimensión más profunda del ser humano, nuestro
verdadero Yo. Podemos activar tal conexión mediante la elevación del grado de
consciencia. ¿Cómo conseguirlo?. Resulta de gran ayuda examinar nuestra
dimensión profunda a través de su relación con el único sitio donde la vida
realmente existe: el ahora. A ello se dirigen los próximos apartados. Vaya por
delante que en esa dimensión no existe el tiempo; que nada tiene que ver con
los pensamientos, conceptos, juicios y definiciones; y que no se identifica ni se
llena con objetos materiales, mentales y emocionales.

Para adentrarnos en la dimensión profunda del ser humano y su relación


con el ahora, es crucial que primero reconozcamos y desvelemos interiormente
las mentiras que han sido sintetizadas y por las que ha discurrido nuestra vida.
Este reconocimiento es la llave que abre el acceso a esa otra dimensión:
adquiramos consciencia del contenido y consecuencias reales de las mentiras
reseñadas y convirtamos esa consciencia en la llave que conduce a nuestra
dimensión más profunda. ¿Cuál es la puerta en cuya cerradura hay que
introducir la llave?. La puerta es la esencia subyacente del momento presente.
Veamos por qué con la ayuda de las aportaciones de Eckhart Tolle vertidas en
obras como El poder del ahora, Practicando el poder del ahora y La nueva conciencia
(GAIA, Ediciones; Madrid, 2001, 2003 y 2007, respectivamente).

Las dos dimensiones del momento presente

Como ya se ha resaltado, el momento presente es el único sitio donde la


vida existe. La vida llena y abundante es la eterna, la que no está sujeta al
tiempo, un continuo momento presente en el que lo eterno se desenvuelve.
Nuestra dimensión profunda se encuentra donde el ego nunca la buscaría: en el
aquí y ahora. No obstante, el momento presente cuenta también con dos
dimensiones: la superficial y cambiante; y la subyacente y fija.

La primera es la forma del momento presente, sus contenidos percibidos


por nuestros sentidos. Y es cambiante. De un momento a otro varían los
sonidos, silencios y ruidos; las luces y las sombras; la respiración y otras facetas
corporales; las circunstancias personales y del entorno; las situaciones, lugares y
paisajes; los estados de ánimo; la temperatura y la climatología; los olores y lo
que el tacto toca; los pensamientos que transitan por la mente; los sentimientos
y emociones; etcétera.

La segunda, la esencia subyacente por debajo de las formas, es la


existencia, la vida misma, que siempre es ahora y nunca será no ahora. La
existencia es “ser” y “ser” es ahora; no cuando fue, ni cuando será; no es un
pensamiento o un objeto mental. Es el ahora; es “Ser”; es lo “Real”.

El ego, en su pilotaje automático, transitando entre creaciones mentales, ni


sabe en qué consiste la esencia subyacente del momento presente. Sólo reconoce
su aspecto superficial, la forma del ahora, que muta cada día, cada hora, cada
minuto e, incluso, cada segundo. Por ello, el pequeño yo cree que es el propio
momento presente el que se transforma de momento en momento. Casi ni
existe, llega a pensar, dada su volatilidad, oscilando entre el momento que ya
ha pasado y el que después vendrá.

Pero hay una esfera no superficial del momento presente que escapa a la
comprensión del ego. Valga el ejemplo de un río, verbigracia el muy milenario
Guadalquivir, el Baetis o Beitis de antes de los tartesios, que fluye desde
tiempos remotos por tierras andaluzas. El falso yo, sentado a su orilla, sólo
atiende a las formas y observa el curso de sus aguas, que en un punto concreto
varía a cada momento o baja más o menos caudaloso. Es incapaz de entender
que el río, por encima de tales cambios, es el río; que el Guadalquivir existe y es
con independencia de las formas que adopte, más allá del discurrir de sus
aguas, de las modificaciones de su caudal y del transcurrir del tiempo.

Lo mismo ocurre con el ser humano, que, como el momento presente,


cuenta con una dimensión superficial, su forma percibida por los sentidos, y
otra subyacente. La primera es la persona temporal, cuya fisonomía y
circunstancias mutan a cada momento y cuyo fin, al cabo de unas pocas
décadas, se halla en el cementerio. Allí serán enterrados o quemados todos sus
anhelos, dramas, temores, ambiciones, éxitos y fracasos; allí quedará su forma
reducida a polvo o ceniza. Por el contrario, la esencia subyacente no sabe de
variaciones ni de muertes. Es inalterable, es la existencia, es el ser; el verdadero
Yo, no el falso y pequeño yo; lo único real.
Contemplar lo transitorio y efímero del momento presente -sea de un río o
de un ser humano- es una buena manera no sólo de percibir la forma, sino,
igualmente, de percatarse de la esencia subyacente: el ser; el ahora ajeno a las
formas y sus modificaciones. Se “es” en el ahora, en el momento presente. La
forma de éste sí se transforma continuamente, pero sólo la forma. Por debajo
del cambio hay algo que no tiene forma. Y ese algo no es “algo”; es sólo algo
cuando pensamos en él y pretendemos llevarlo al mundo del ego. Pero,
realmente, carece de forma, no es un objeto mental: es Ser, Existir, este
momento, ahora.

No se puede ir más allá de este punto con el entendimiento. De hecho, ni


hace falta ni es conveniente. Paramos el ajetreo incesante de los pensamientos,
nos contemplamos a nosotros mismos y sentimos internamente que ser es
existir y existir es ser. ¡Ya está!. Ni más, ni menos. No necesitamos pensar en
que existimos y somos. Se trata, sencillamente, de tomar consciencia de ser, de
existir. La mente está a nuestro servicio, no al revés; la mente está al servicio del
ser, no a la inversa. Y ser conlleva atributos y potestades que pierden su esencia
-se desnaturalizan- si son mentalmente tratados. Ser, existir, no precisa de
racionalización alguna. Cuando intentamos situarlo al nivel del entendimiento
lo convertimos mentalmente en “algo”, lo empaquetamos en un objeto mental;
y desvirtuamos de modo lamentable su esencia y entidad. Si lo nombramos,
clasificamos y etiquetamos, ya no es real, sino una interpretación mental que
nada tiene que ver con lo real.

“Espacio” y nueva interacción con la vida

Por todo lo visto, hay una estrecha ligazón entre el momento presente -su
forma y su dimensión subyacente- y la esencia subyacente del ser humano. Es
obvio que si el momento presente existe, con sus dos dimensiones, es porque Yo
existo. Si Yo no existiera, no habría momento presente ni en su forma ni en su
fondo.

Verbigracia, si usted está aquí y ahora leyendo estas palabras -sentado en


un sitio u otro, solo o acompañado, en silencio o no, con una temperatura
mayor o menor, luciendo el sol o lloviendo,…- es porque usted <<es>> (ser),
porque existe. Si no existiera –ser, lo subyacente- no habría este momento de
lectura en ninguna de sus posibles y cambiantes circunstancias -la forma-. Y
cuando termine de leer o haga un descanso, la forma del ahora será distinta a la
del momento en el que inició la lectura o la del momento actual. Sin embargo,
“algo” no habrá cambiado: el hecho de que usted es y existe.

Por tanto, el momento presente está absorbido en el Ser. Es en el Ser en


donde existe la dimensión profunda del momento presente, su esencia
subyacente y fija, la existencia, la vida. Y también es en el Ser donde existe la

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dimensión superficial y cambiante del ahora -su forma, sus contenidos-. Por
ello, el Ser es el “espacio” en el que emanan las formas del momento presente.

Para que exista el momento presente en sus dos dimensiones es


imprescindible que Yo exista. Y este hecho tan obvio nos acerca
espectacularmente al Yo verdadero, al que es y existe más allá de las formas
cambiantes del continuo momento presente. Más allá de lo variable y mutable
que hay en nuestra vida actual o, incluso, en la cadena de vidas que podemos
transitar en nuestra encarnación en el plano humano, hay “algo” que no
cambia: el hecho de que Yo existo; y de que si no existiera, todo lo demás
tampoco existiría, pues mi Ser es la referencia obligada para que exista todo lo
demás que muta y se transforma de un momento a otro. Mi dimensión
subyacente –ser, existir- es la esencia de la dimensión subyacente del ahora, del
momento presente. Y conforma el espacio en el que el momento presente se
desenvuelve

Este hecho es de enorme trascendencia para la vida cotidiana de


cualquiera de nosotros y son muchas y muy notables sus implicaciones en
nuestra existencia, en el ahora. Al ego le parece una locura, pero hay que volver
a subrayar que la única demencia es la suya cuando intenta filtrar todo por el
único plano que él conoce, el mental. Pero lo real es el Ser, el Yo verdadero. Y su
existir explica el momento presente en sus dos dimensiones. El Ser es el espacio
en el que surgen las formas del ahora.

El Ser es la consciencia misma que permite afirmar “soy el que soy”. Todo
lo demás es consciencia de objetos. La consciencia del Ser significa estar
concentrado en Ser; existir en alerta y en el único sitio en donde la vida es
posible: el ahora. El ahora es el Ser y en su espacio surgen las formas del
momento presente, aunque el Yo verdadero esté más allá de las formas y no se
llene de sus contenidos.

Una sencilla práctica

Para vislumbrar lo que significa Ser sirve un sencillo ejercicio. Basta con
dejar un lapso entre dos pensamientos de los que bullen en nuestra mente.
Concentrémonos e intentemos que haya un instante, uno sólo, por pequeño que
sea, entre ambos. Cada uno de estos pensamientos es un objeto mental. El lapso
que conscientemente dejamos entre ellos es la presencia del Ser, el Yo
verdadero. Los pensamientos van y vienen incluso cuando dormimos. En el
lapso en el que los interrumpimos radica la consciencia: estar muy despierto sin
nombrar o interpretar el momento. Simplemente, quietud en alerta. Una
quietud que está presente, igualmente, en el movimiento, en la acción. Para el
Yo verdadero, la quietud es movimiento y el movimiento es quietud.

Y los seres humanos estamos en condiciones de lograr que en nuestra vida


la consciencia que percibimos durante el referido lapso sea no sólo un corto
instante entre dos pensamientos, sino que florezca e impregne toda ella, de
modo que el Yo verdadero coja las riendas, en lugar del ego, y que la mente esté
a nuestro servicio, no al revés. En realidad todo consiste en ser consciente de
que Yo soy, de que existo, y de que mi ser y existencia es tanto la dimensión
subyacente del ahora –inmutable, inalterable- como el espacio en el que surge y
se despliega la forma del momento presente –mutable, variable-. Y con esta
toma permanente de consciencia se produce la conexión entre nuestro Yo
profundo –interior, eterno y situado más allá de la mente- y el mundo y
circunstancias que nos rodean –exterior, efímero y mental-, que quedan así bajo
el mando del Yo verdadero.

La nueva visión que esta toma de consciencia aporta es extraordinaria. Yo


Soy; y todo es y se desenvuelve porque Yo soy. Si Yo no fuera, nada sería. Yo
soy es la razón de cuanto existe. Y, como veremos en próximos capítulos, mi Yo
soy es idéntico al Yo soy del otro y sólo se explica y se sostiene en la Unidad del
Ser Uno.

Otra práctica elemental y espiritual

La citada nueva visión eleva nuestro grado de consciencia por arriba del
correspondiente a la consciencia de los objetos y transforma el “no”
inconsciente y demente a la vida en su “sí” consciente y cuerdo; plasma en el
ahora una nueva interacción con la vida que conlleva un rotundo sí a la misma
que no es sólo mental, sino consciente, interiormente sentido. Esta nueva
interacción radica en abandonar toda oposición o resistencia contra el momento
presente y la forma y contenidos con las que aparece. La práctica que ello
conlleva es fácil de exponer: dejar de nombrar, etiquetar y clasificar todo lo que
nos rodea y a nosotros mismos; cesar de interpretar y enjuiciar cada cosa del
mundo de los objetos, cada persona que encontramos, cada situación o
acontecimiento, cada acción propia o ajena, cada pensamiento,... .

Se trata de dejar de discutir con lo que es. Es una práctica elemental: es lo


que hacen las plantas, los árboles o los animales. Y es una práctica espiritual:
hace que aflore el Ser, el Yo profundo. Conseguimos la alineación interior con el
momento presente; aceptamos su forma, sus contenidos cualesquiera que sean,
de manera abierta y amistosa. No polemizamos con lo que es y que no puede
ser de otra manera que como ya es. Lo cual no supone ni resignación ni
inacción. Al contrario, hace la acción mucho más eficiente, pues se actúa
alineado con la vida, no desde la negatividad del ego. Al no poner a otras
personas en prisión mental, tampoco me meto en ella yo mismo. Y al no juzgar,
siento y genero una paz que se convierte en bendición para cada persona que
encuentro.

Comprobaremos que esta práctica, ejercitada de modo continuo en el


presente, proporciona una gran sensación de libertad. No en balde, dejamos de
estar atrapados en la pequeña historia del ego. Ya no hay piloto automático: El
Ser toma el mando.

Consciencia del Yo Soy y no oponerse a la vida

Al ego le parecerá increíble que mediante prácticas tan primarias se pueda


expandir la dimensión espiritual del ser humano. Le gustan prácticas
espirituales más complicadas, especialmente las que proponen multitud de
pasos que se extienden durante meses o años de ejercitación. Como le aterra el
presente y se alimenta de la confrontación con la vida, con el ahora, le encanta
la idea de estar largo tiempo practicando cómo llegar al futuro, cómo ser mejor.
El pequeño yo se nutre de tiempo y desea tiempo para llegar a donde sea,
incluso a Dios. Demasiados buscadores espirituales responden
inconscientemente al mismo patrón y, en lugar de coger por los cuernos el toro
del momento presente y vivir y ser de verdad en él, transitan por un laberinto
de lecturas, escuelas, prácticas meditativas y experiencias esperando conseguir
la iluminación en un futuro próximo.

Pero la consciencia del Yo Soy y no oponerse a la vida no precisa de


tiempo, pues sólo requiere el ahora. Tampoco de libros, ni conocimientos, ni
estados meditativos. Nada de eso. Todo es simple e inmediato: Ser y existir, en
paz con la vida; dejar de enjuiciar y etiquetar; aceptar lo que es; permanecer
continuamente alineado con la forma del momento presente, un momento que
es siempre el mismo, el ahora, aunque adopte formas diferentes. Desaparecen
los pensamientos que antes surgían involuntariamente para juzgar y etiquetar
cuanto nos rodeaba y ocurría, incluido a nosotros mismos. Fluye sin obstáculos
la dimensión profunda de nuestro ser, abriéndose el espacio interior que
permite al momento presente, incluida su forma y contenidos, ser lo que es.
Siento íntimamente -no sólo mentalmente- el sí al ahora. Y percibo, lo que no
tiene forma, el verdadero Yo, el atemporal, el que nada tiene que ver con la
pequeña historia personal del falso yo cuando funcionábamos bajo la batuta del
ego.

Al verdadero Yo lo siento como presencia. Es la consciencia pura de Ser,


un estado que es alerta y, a su vez, espacio. Muchas personas, tras años de
prácticas meditativas, no captan tal presencia porque buscan un objeto mental.
Pero no es esto ni se le parece. Es “consciencia”: “alerta” y “espacio”. Nos
percatamos de que somos el espacio para todo lo que sucede, para cada
situación, sea de gozo o de dolor; constatamos que somos el espacio para el
mundo exterior y traemos a él nuestra dimensión profunda.

La práctica del ahora, tan directa y sencilla, nos ayuda a elevar el grado de
consciencia mucho más que cien libros o técnicas de meditación. Cuando el
nivel consciencial aumenta se establece la conexión entre la dimensión interior y
exterior, espiritual y material, del ser humano. Y la mente, en su sabiduría,
apaga el piloto automático del ego. La toma de consciencia permite que el
verdadero Yo tome la dirección consciente del ser humano y se transforme en lo
que somos: el espacio en donde todo es.

Actuar en las dos dimensiones

Como se desarrollará en el próximo capítulo, la “consciencia” se relaciona


con “ser” y cuenta con dos esferas inseparablemente unidas: “consciencia de lo
que se es” y “consciencia de lo que es”. En términos que se acaban de citar, la
primera se refleja en estar “alerta”: sé y siento lo que soy (toma de consciencia
de lo que se es). Y la segunda, con el “espacio”: sé y siento lo que es, sé que soy
el espacio en el que surgen las formas del ahora (toma de consciencia de lo que
es). Como también se indicó, “Yo soy el que soy” sintetiza de modo rotundo la
consciencia de ser en su doble perspectiva: consciencia de lo que soy -
consciencia de Ser-, esto es, alerta; y consciencia de lo que es -consciencia de lo
Real-, es decir, mi ser como espacio en el que surgen las formas.

Como escribió William Shakespeare y puso en boca de Hamlet, “ser, o no


ser: este es el dilemma” (to be, or not to be: that is the question) (Hamlet. Acto
Tercero, Escena I). Y ser significa poder afirmar con legitimidad y certeza “soy el
que soy”. Permanecer alerta siendo y sintiendo en el ahora mi ser verdadero y
subyacente, eterno, inmutable. Y constatar cómo mi ser es la forma del
momento presente, lo que explica y en donde se despliegan los contenidos
cambiantes del ahora. Nada es, por tanto, ajeno a mí mismo: ni, por supuesto,
mi Yo verdadero, pues es mi ser; ni tampoco las formas mutables del ahora
continuo, pues yo soy el espacio en el que existen y se desenvuelven.

Y tomo consciencia de que cada situación cuenta con estas dos


dimensiones, que no están confrontadas, sino en armonía: la profunda y
multidimensional del Ser y la de las formas del mundo tridimensional. Nuestro
componente corporal está en el mundo tridimensional y, desde luego, en él hay
que actuar y hacer cosas. Y, bajo el mando del Yo verdadero, acometo las
ocupaciones que correspondan, pero sin perder la consciencia de Ser. Por esto
precisamente, la mente no activa el piloto automático, ignora las pre-
ocupaciones y sitúa los pensamientos a nuestro servicio. Los que aparezcan en
ella, serán los útiles y pertinentes para el ejercicio de las ocupaciones; si surgen
otros, ya no tienen importancia porque no pueden hacernos infelices. Podremos
seguir usando la mente muy eficazmente cuando la necesitemos, pero con la
capacidad de ir más allá del pensamiento.

Los conceptos ya no son importantes. Disfrutamos de un saber mucho más


profundo que el que se plasma en conceptos mentales. Una sabiduría innata
para el Ser interior que emana del estado sin pensamiento, en quietud y alerta.
Actuamos libres de culpa y sin estrés; sin los apegos e insatisfacciones del ego; y
sin resistencia al momento presente. En el fondo sentimos un estado de alerta
que es la esencia del Ser. Y al adquirir esta conexión con el Yo verdadero no
utilizo el ahora en otra cosa –ni acumular conocimientos, ni meditar, ni
experimentar,…- que no sea Amar.

En el momento presente nuestra acción será sólo y absolutamente Amor


incondicional. Un Amor que no es de este mundo, porque el mundo
tridimensional es forma y este Amor radica en lo que no tiene forma, en nuestra
dimensión profunda que proyectamos a las formas del momento presente.
Observamos sin enjuiciar que en el mundo exterior cada persona tiene sus
ocupaciones, pero que en el interior todos tenemos un mismo y único
propósito: traer el Cielo a la Tierra; vivir en las dos dimensiones y ser una
puerta para que la dimensión informe fluya y entre en el mundo de las formas
para convertirlo no en algo hostil, sino bondadoso, con Amor.

Ya alcancé el “conócete a ti mismo”: soy consciente de lo que soy –alerta- y


de lo que es Real –espacio-; y siento mi Ser profundo estrecha e
inseparablemente ligado a la Unidad. Un estremecimiento de quietud y
movimiento me recorre energéticamente cuando me inunda tal conocimiento de
mí mismo. ¡Tantas travesías buscándolo por fuera en piloto automático y
resulta que lo encuentro en mi interior cuando conscientemente decido tomar el
mando de mi vida!. Y “ahora” que lo siento sé que es un estado más allá de los
pensamientos e imposible de captar como objeto mental. Tal es así que ésta es la
mejor manera de expresar el conocimiento de uno mismo: uno no puede
conocerse a sí mismo porque uno no es uno, sino Uno. Indefinible,
innombrable, indescriptible e infinito; no admite definición porque ningún
pensamiento –ninguno- puede abarcarlo. Y entre ese Uno y Yo no hay
diferencia ni separación alguna.

Yo soy el Ser Uno hasta el punto de que no puedo explicar con palabras la
realidad de la Unión. Soy la Sabiduría y, sin embargo, me es imposible utilizar
los conceptos, no tengo ningún pensamiento o definición de quién Soy porque
lo real escapa de las categorías mentales. Soy un continuo momento presente en
el que lo eterno se desenvuelve. Soy Creación. Soy la Consciencia e Inteligencia
que me hacen Creador. Soy Creación y Creador. Soy el Espacio en el que todo
surge. Soy el Amor incondicional que el ego no entiende y que Yo, un estado de
Dios, Dios mismo, plasmo en el plano humano para que el Amor fluya en la
tridimensionalidad.

Ojos nuevos para otro mundo mejor posible

Siento en lo más íntimo que Yo soy el Milagro. El mundo es, ni más ni


menos, un reflejo de mi consciencia; y lo transformo por medio del incremento
del grado consciencial. Y como se resaltó en el capítulo anterior, mi vida es mi
responsabilidad al 100 por 100, tanto mis actos y pensamientos como los de
aquéllos que se relacionan conmigo (se pormenorizará seguidamente al
respecto a propósito del “ho´oponopono”).

NUEVA VISIÓN
|
|
CONÓCETE A TI MISMO
|
|
CONSCIENCIA
|
|
PRESENTE: AQUÍ Y AHORA
|
|
ALERTA / ESPACIO

-----} ESPACIO -----} {----- ESPACIO {-----


Ser humano Ser Humano Momento Momento
presente presente
Dimensión Dimensión Dimensión Dimensión
Subyacente Superficial Subyacente Superficial
Ser Cuerpo, Sucesos,… Ser
vida física
{----- ALERTA {----- -----} ALERTA -----}

Ser Humano Ser Humano M.Presente M.Presente


Dimensión Dimensión Dimensión Dimensión
Subyacente Superficial Subyacente Superficial

v ^
| |
| |
----------------} “TRAER EL CIELO A LA TIERRA }----------------

El mundo no se puede cambiar pensando cómo hacerlo, con programas;


no hace falta pensar cómo transformar el mundo. Descubro que para hacer otro
mundo mejor posible sólo se precisan ojos nuevos (elevación del grado de
consciencia) para “Ver” el mundo. La esencia del Ser es la nueva consciencia
que cambia el mundo –las formas- a través mío (como decía San Pablo, si tú
fueras mejor, el mundo sería mejor).
El verdadero Yo dirige conscientemente mi persona. De hecho, vivo una
Vida Impersonal. Actúo y realizo las ocupaciones del ahora y, al hacerlo sin
cargas, en libertad plena, no doy otra cosa que lo que esencialmente soy, es
decir, Amor. Así, transformo el mundo invisiblemente. También mediante
palabras escritas o habladas que, de repente, vienen a mi pluma o a mi boca
aunque no son mías; y por las acciones que tomo en el mundo ante ciertas
situaciones, sabiendo que proceden de lo profundo del Ser y llevan energía de
paz.

El nuevo mundo es el reflejo de este cambio interior. Y lo estoy


construyendo Yo contigo, que eres Yo, como Yo soy Tú. Este es nuestro destino
en el momento presente más allá de los pequeños destinos personales de cada
uno. Concentrados en el Ser, desplegamos Amor y conectamos la tridimensión
con esa dimensión que no tiene forma, con la Consciencia, Ser, Amor.

Ho´oponopono

El denominado ho´oponopono es una práctica ancestral fundamentada en


la consciencia de ser y en la doble dimensión de ésta como “alerta” y “espacio”.
Recordando lo que se acaba de subrayar, la consciencia se relaciona con “ser” y
cuenta con dos esferas indisolublemente ligadas: “consciencia de lo que se es” y
“consciencia de lo que es”. La primera se refleja en estar “alerta”: sé y siento lo
que soy (toma de consciencia de lo que se es, de quien soy). Y la segunda, con el
“espacio”: mi ser es el espacio en el que surgen las formas del ahora (toma de
consciencia de lo que es, de lo que es la realidad). “Yo soy” –soy el que soy-
sintetiza esta doble perspectiva, como se verá en el próximo capítulo.
Permanezco en alerta siendo y sintiendo en el ahora mi ser verdadero y
subyacente, eterno, inmutable. Y constato cómo mi ser es la forma del momento
presente, lo que explica y en lo que se despliegan los contenidos cambiantes del
ahora.

Nada es, por tanto, ajeno a mi Ser: ni mi Yo verdadero, pues es mi Ser


mismo; ni las formas mutables del ahora continuo, pues yo soy el espacio en el
que existen y se desenvuelven. Al adquirir esta conexión con el Yo verdadero,
no utilizo el ahora en otra cosa que no sea para Amar. Y comprendo y acepto
que tengo el 100 por 100 de la responsabilidad de todas las cosas que me
ocurren y suceden a mi alrededor y de la globalidad de las formas mutables del
momento presente, del ahora, de la vida. El pecado no existe, ni nadie nos
juzga, pero cada uno tiene la completa responsabilidad de su vida y de los
hechos, relaciones, encuentros y eventos que en ella se producen.

Este convencimiento estaba presente en antiguas culturas. Y en ese mismo


convencimiento se basa precisamente el ho´oponopono, que nos recuerda que la
vida es realmente una cadena de vidas físicas y que guardamos en nuestra
memoria trascendente, en el “disco duro” sutil de cada uno, todos los
pensamientos generados y experiencias acontecidas a lo largo de la citada
cadena vital. Son estos pensamientos (los plenos de Amor, pero también los
dolorosos y funestos) y experiencias (las llenas de Amor, pero igualmente las
carentes de él y que han causado daño a nosotros mismos o a los demás) los que
mantenemos en nuestro disco duro y proyectamos hacia la dimensión
superficial –formas y contenidos- del momento presente y del mundo exterior,
que es moldeada por nosotros mismos a semejanza nuestra.

El ho´oponopono proviene de tradiciones indígenas del Pacífico, en


general, y de la cultura hawaiana, en particular. Literalmente significa “acertar
el paso” o “corregir el error”. De acuerdo con arcaicas creencias, el error
proviene de experiencias dañinas y pensamientos frustrantes desplegados en
otras vidas y que se acumulan en la memoria donde almacenamos nuestra
existencia –cadena de vidas-. Esta memoria trascendente, incluida la parte de la
misma contaminada por tales experiencias y pensamientos faltos de Amor,
aflora y se manifiesta en nuestra vida actual, reflejándose y explicando multitud
de actos, sucesos y circunstancias que vivimos y nos rodean. Ante esto, la
práctica del ho´oponopono nos enseña a que conscientemente agradezcamos a
nuestro Ser profundo las cosas bellas y hermosas que ahora vivimos -cual modo
de subrayar y poner en valor la parte (archivos del disco duro) repleta de Amor
que la memoria trascendente atesora- y reconozcamos y asumamos como
responsabilidad propia la totalidad de las vivencias dolorosas del presente –
cual forma de eliminar y borrar la parte (archivos del disco duro) carente de
Amor que la misma memoria guarda-. De esta manera, el ho´oponopono ofrece
la posibilidad de revalorizar los archivos con Amor y eliminar los sin Amor,
liberando la energía de experiencias y pensamientos cargados de daño y error
que son causa y origen de desequilibrios, desasosiegos, insatisfacciones, enojos,
enemistades y enfermedades.

El ser humano es una unidad energética y vibracional en la que conviven


tres gamas o modos vibratorios: Espíritu o Yo verdadero –en terminología
ho´oponopono, “Aumakua”, “Superconsciente” o Padre-; cuerpo físico, con la
mente y el intelecto como componente más desarrollado –“Uhane”,
“Consciente” o Madre-; y alma, que, junto al ADN sutil (<<células del alma>>),
almacena las experiencias acumuladas durante la cadena de vida –en ho
´oponopono se llama “Unihipili”, “Subconsciente” o “Niño Interior” a esta
conjunción de energía consciencial-.

Pues bien, éste último componente es el responsable de todo lo que


proyectamos desde nuestro disco duro hacia las formas del mundo exterior. El
Unihipili acumula los archivos de memoria, tanto de esta vida como de las
restantes de la cadena de vidas que recorremos en nuestra encarnación en el
plano humano; y lanza sus contenidos a las formas del momento presente,
moldeándolas a nuestra semejanza. Sin embargo, el ser humano consciente está
en condiciones de incidir sobre esa memoria y los archivos para afianzar las
experiencias y pensamientos plenos de Amor –que se manifiestan en hechos
positivos y hermosos de nuestra vida de ahora- y eliminar los llenos de odio,
frustración y resentimiento –que se plasman en circunstancias y vivencias
negativas y dolorosas de la vida presente-.

¿Cómo hacerlo?. Por medio del Uhane o Consciente, que es a quien


corresponde decidir que aceptamos al 100% la responsabilidad de nuestra vida.
Esta aceptación posibilita que trabajemos en el archivo que haya generado la
situación que nos afecta en la actualidad, en la idea de que todo en nuestra vida
nos llega para que borremos energías perniciosas guardadas en la memoria
trascendente o afiancemos los archivos llenos de Amor que también atesora.

Comunicación con nosotros mismos

Para la puesta en práctica del Uhane con esta finalidad, debemos dejar a
un lado la racionalidad y el intelecto, confiar en nuestra dimensión subyacente –
Espíritu, Amor- y trabajar con las herramientas que el ho´oponopono ofrece.
Son sencillas y directas. La más fructífera consiste en establecer una
comunicación fluida y constante entre el Uhane o Consciente y el Aumakua o
Ser profundo.

Así, para fijar y potenciar en la memoria los pensamientos y experiencias


de Amor, es suficiente con que desde el Uhane digamos “gracias” o “te quiero”
a nuestro Ser interior ante las cosas hermosas de nuestra vida cotidiana. Y para
borrar los pensamientos y experiencias sin Amor, basta con que digamos “lo
siento, perdóname por la parte de mí que ha creado esto y lo ha traído aquí, lo
ha puesto en mí o lo ha proyectado a otro o a los demás”. Y recordando siempre
que damos gracias o pedimos perdón a nosotros mismos, no a alguien o algo
ajeno a mí. No hay nada fuera que nos traiga nada; no somos pecadores ni
culpables; nadie nos juzga. Nuestro Espíritu sólo nos pide que desde el
Consciente digamos “gracias” o “lo siento”. Creas lo que crees; y si Yo lo he
creado, Yo lo puedo cambiar. Esto es aceptar el 100% de responsabilidad de
nuestra vida.

Ho´oponopono impulsa, por tanto, una comunicación consciente con


nuestro Ser interior para que éste tome el mando y afiance o borre, según el
caso, partes concretas de nuestra memoria trascendente. Y la respuesta ante tal
comunicación es automática, aunque no la proporciona el intelecto, sino nuestra
energía divina, a la que conscientemente dejamos fluir y operar para recalcar o
eliminar componentes de la memoria. El intelecto y la mente no tienen
capacidad para incidir en la memoria trascendente: ni saben donde está ni
conocen el archivo dañado. Por lo mismo, tampoco debemos permitir que forjen
expectativas sobre los efectos e impactos de la respuesta que se produzca, pues
el intelecto carece de información para ponderar lo que determinada
circunstancia realmente nos reporta: hay situaciones negativas que evitan otras
peores, acontecimientos dolorosos que nos abren las puertas de la felicidad o de
la consciencia, etcétera.

Ni siquiera tengo que pensar qué archivos del disco duro son los que
deseo afianzar o borrar; sólo dar las gracias o pedir perdón ante los avatares,
situaciones y contactos de la vida. Nuestro Espíritu o Aumakua conoce muy
bien la parte de nuestra memoria que a continuación se debe poner en valor o
limpiar. No hay que saber ni pensar. Ho´oponopono es aceptar que hay una
parte de mí que es más sabia. Hay que aprender a confiar en uno mismo, en
nuestro Ser interior; mientras mayor sea la confianza, más intensa será la toma
de mando por parte del Yo verdadero. Y mejores resultados se obtendrán en el
trabajo con nuestra memoria trascendente.

Cuando confiamos, algo pasa, algo se transforma. Sólo tenemos que


“observar”. Y potenciar o limpiar constantemente, repitiendo las palabras o
frases y sabiendo que estamos impulsando el afianzamiento o el borrado. Por
las experiencias acumuladas en la cadena de vidas, tenemos multitud de
pensamientos y archivos dañados, así que hay que borrar permanentemente
hasta que llegue un momento en el que el Unihipili o Niño Interior lo haga de
forma automática. La elevación del grado de consciencia facilitará la
revalorización o eliminación de archivos de manera natural; y en ese trabajo
interior encontramos nuestra verdadera Esencia.

Y asumir la responsabilidad íntegra de nuestra vida implica, igualmente,


aceptar la responsabilidad por los pensamientos y acciones de las demás
personas que aparecen en ella. Lo cual, lejos de ser una rémora agotadora, es
una magnífica oportunidad, pues si soy responsable lo puedo cambiar. La gente
que llega a nuestras vidas y con las que nos relacionamos de un modo más o
menos familiar y estrecho no lo hace por casualidad, sino porque compartimos
archivos con Amor, sin Amor o de ambos tipos. Esto es lo que nos une en la
dimensión de las formas, pues en la dimensión subyacente estamos unidos en la
Esencia divina. Cuando son archivos dañinos, la otra persona dirá cosas que
nos molestan, realizará actuaciones que nos causan dolor o padecerá
enfermedades. Ante ello, lejos de contrariarnos y reaccionar defensivamente o
con agresividad, seamos conscientes de que no es sino una proyección de mí y
ocasión para borrar tales archivos. Así que digo “te quiero” o “lo siento, por la
parte de mí que ha creado esto y lo ha traído aquí o a ti” para desactivar el
archivo contaminado, que se eliminará no sólo para mí, sino también para el
otro. Quien toma la responsabilidad es el que borra.

A muchos les parecerá increíble, pero el camino más fácil es asumir la


responsabilidad completa de nuestra vida, incluidos todos los hechos,
circunstancias y personas que nos rodean; los pensamientos y actos propios y
los de aquéllos que se relacionan con nosotros. En todo lo que llega y acontece
hay que ver una preciosa oportunidad para que el Ser interior coja el mando y
potencie o limpie los archivos (pensamientos, actos, experiencias,…) con o sin

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Amor, respectivamente, guardados en nuestra memoria trascendente. La paz
empieza en nosotros, por lo que decir “gracias, te amo” es el mejor regalo que
podemos hacerle al mundo.

Ho’oponopono apoya la restauración del equilibrio y la armonía en la


persona y, a través de ella, de la Creación. Ayuda a que el ser humano sea
permanentemente consciente de su Ser profundo, desactivando el piloto
automático del ego, generando paz y consiguiendo que nuestros actos se basen
en la inspiración. En este orden, hay que diferenciar bien entre intuición e
inspiración -términos que hemos usado con reiteración a lo largo del texto-. La
primera procede de la memoria trascendente: algo que ya pasó puede volver a
repetirse y la intuición nos avisa (los sueños premonitorios son un exponente de
ello). La inspiración, en cambio, es algo nuevo, una guía que emana desde
nuestro Yo verdadero y nos ofrece algo novedoso para nosotros y nuestra vida.

Ho´oponopono va más allá de la Ley de Atracción porque no es posible


controlar todo lo que tenemos en el inconsciente, pero que, no obstante, estamos
proyectando y plasmando en nuestras vidas. Con Ho´oponopono se atrae lo
que se agradece, lo cual coloca al Amor Incondicional, Contra Resistencia, en
primer lugar.

La ciencia actual empieza a avalar todo lo que subyace en el Ho


´oponopono de la mano del estudio de la Consciencia y la dinámica
consciencial. La Parte II de este texto se centra monográficamente en ello.
PARTE II
CONSCIENCIA
CAPÍTULO 3
DINÁMICA CONSCIENCIAL, CO-CREACIÓN Y
MATRIZ HOLOGRÁFICA

Consciencia de quien soy y de lo que es

En el lenguaje común no suele diferenciarse entre “consciencia” y


“conciencia”. De hecho, el Diccionario de la Lengua de la Academia Española remite
a la segunda en el primer significado que otorga a la primera. Sin embargo,
para el viaje de búsqueda, la nueva visión y el conocimiento de uno mismo
planteados en el capítulo precedente, es crucial saber lo que supone y significa
la consciencia, el estado de consciencia, la toma de consciencia y la expansión
consciencial.

Para empezar, hay que constatar que la consciencia se relaciona con “ser”.
Y cuenta con dos dimensiones inseparablemente unidas: consciencia de lo que
se es y consciencia de lo que es.

Para entenderlo, conviene recordar la contestación que Dios ofrece a


Moisés (Éxodo, 3,14) cuando éste le pregunta cuál es su nombre: “yo soy el que
soy”, traducido del latín (“ego sum qui sum”); o “yo soy el Ser”, si se acude al
griego (“e.gó ei.mi ho on”). Con una contundencia radical, se refleja en esta
afirmación la consciencia de ser en su doble dimensión: la consciencia de lo que
se es -consciencia de Ser, de ser quien soy-; y la consciencia de lo que es -
consciencia de lo Real, de lo que es la realidad-. También Jesucristo hizo suya
esta expresión y en el Evangelio de San Juan utiliza el “yo soy” en siete ocasiones
(4,26; 6,20; 8,24,28,58; 13,19; 18,5). Y en la tradición oriental, Buda es descrito
como un ser plenamente consciente de ser, que se conoce a sí mismo y siente y
vive lo “Real” sin fantasías, prejuicios, interpretaciones o ilusas pretensiones
sobre uno mismo y lo que le rodea.

Para acercarnos a lo anterior de forma analógica, recuérdese la exitosa


película The Matrix. En ella, lo que logra Neo, el protagonista, es precisamente
tomar consciencia de ser en su doble dimensión: de lo que él es; y de lo que es
real, una realidad tan distinta del iluso mundo virtual diseñado por las
máquinas. Lo primero es resumido por Morfeo, uno de los co-protagonistas de
la cinta, de manera admirable cuando le dice “no pienses que lo eres, sabes que
lo eres”. Y lo segundo, se recoge en la frase “bienvenido al desierto de lo real”,
pues para el ser consciente el mundo exterior se desvanece como mera ficción y
dejan de tener significado los apegos y anhelos materiales en los que buscaba la
realización.
Dirigida por Andy y Larry Wachowski en
trilogía (Reloade y Revolutions), The Mat

En la cinta, el protagonista, Neo (Keanu Reeves), bajo la iniciación de


Morfeo (Laurence Fishburne), adquiere consciencia de que el mundo que tomaba por ver
asombrosas.

Sobre esta trama, nada en el film es casual. Parte de un saber antiguo que
Heráclito de Éfeso ya enunció en el siglo VI a.c. mediante la célebre diferenciación entre aq
descriptiva, a una vida libre por fin de apegos y anhelos vanos e ilusos.
puede volar o parar una bala con la mano-, siempre que seamos capaces de
romper con esos apegos, miedos y autolimitaciones mentales que nos atan al
mundo de ficción y nos restan energía. Igualmente, la nueva visión hace que
superemos los dualismos impuestos por la anterior visión: el “yin” y el “yang”,
los opuestos, se unen; el bien y el mal se unifican para trascenderse; y la maldad
o la bondad pueden surgir en la figura de cualquiera con la finalidad de que la
consciencia triunfe.

Conjunto de reflexiones que aparecen desparramadas por el argumento de


la cinta con expresiones y consideraciones sacadas del budismo, el taoísmo, el
zen o el hinduismo. Y con claves judaicas y cristianas, cual el atributo de
“Elegido” que se da a Neo, similar al de “Mesías”; la denominación de Zión que
se otorga a la última ciudad humana, en referencia a la Sión bíblica; o el nombre
de Trinity que tiene el personaje (Carrie-Anne Moss) que conduce a Neo hasta
Morfeo, en alusión a la Trinidad. Aunque la tradición filosófica y espiritual que
más influencia tiene en la película es, sin duda, el hermetismo.

En particular, los saberes resumidos en El Kybalión, obra de raíces


milenarias que cuenta con varias ediciones en castellano (por ejemplo, Edaf
Ediciones; Madrid, 1988). No en balde, los hermanos Wachowski utilizan la
trama y la metáfora de las nuevas tecnologías y el mundo virtual como excusa
para escarbar bajo la superficie de la realidad aparente y descubrir lo Real que
en ella subyace. El título de la cinta es, de hecho, un guiño a este influjo
hermético, pues El Kybalión afirma que “la mente del Todo es la Matriz del
Universo”. En palabras de Ibn Arabi, padre del sufismo: “el Universo es la
sombra de Alá”.

Estado de consciencia

Cada ser humano y en cada momento de su vida se halla con un estado


de consciencia determinado. El estado de consciencia es el modo en el que cada
uno se ve a sí mismo y contempla, entiende e interpreta la vida, la muerte, el
mundo y todo lo que le rodea, así como la escala de valores, las pautas vitales y
las prioridades y preferencias con las que experiencia la vida cotidiana. Por
poner dos ejemplos extremos, si el estado de consciencia es de armonía, amor y
alegría, uno se verá a sí mismo, al mundo y a los demás de manera muy distinta
al supuesto de que el estado de consciencia sea de desarmonía, desamor,
ofuscación y tristeza. En el primer caso, el ser que cada uno somos se encontrará
alienado y en concordia con la vida, que será percibida como algo maravilloso;
en el segundo, en cambio, se vivirá en “des-alineamiento” con la vida,
considerándola como una especie de castigo y manteniéndose peleado con ella
y con uno mismo. Y usando terminología científica, cada estado consciencial
tiene su propia frecuencia vibracional y evidencia como vibramos, cada cual y
en cada momento, interiormente.
El estado de consciencia de cada cual no es estático, sino que puede
variar –lo más frecuente es que lo haga- a lo largo del tiempo, sean días,
semanas, meses o años. La experiencia humana pone de manifiesto que con el
devenir del tiempo vamos observando, mirando y entendiendo al mundo y a
nosotros mismos de formas diferentes, es decir, desde distintos estados de
consciencia, cada uno con su correspondiente frecuencia vibracional. La
llamada “dinámica consciencial” explica estas variaciones en el estado de
consciencia y en su gradación vibratoria y halla su base en el hecho de que, en
cada estado de consciencia concreto, vivimos experiencias que tienden a ir
modificando nuestra visión de las cosas y a transformar nuestro estado
consciencia y, por ende, la frecuencia con la que vibramos. Curiosamente, uno
mismo, los otros y el mundo no serán en sentido estricto diferentes, pero en
función del estado de consciencia los contemplaremos de modo muy distinto.

Antes de nacer en cada vida física, tenemos un estado de consciencia


resultado de las existencias y experiencias de vidas anteriores. El cuerpo y el
entorno (el “yo y mis circunstancias” de Ortega y Gasset) en el que volvemos a
nacer contará con el perfil energético y vibratorio pertinente para, a partir de
ese grado de consciencia, desarrollar la aludida dinámica consciencial, esto es,
vivenciar nuevas experiencias que nos posibilitarán el aumento del grado de
consciencia, accediendo a un nuevo estado de consciencia. Tras ello,
desplegaremos nuevas experiencias que nos permitirán incrementar otra vez el
grado de consciencia. Durante una misma vida física, este proceso se puede
repetir “n” veces, sin que exista una regla fija, pues depende de cada uno y su
respectiva toma de consciencia. Como consecuencia de todo ello, en el momento
del tránsito que erróneamente llamamos “muerte”, disfrutaremos de un
determinado estado de consciencia, con su correspondiente gradación o
frecuencia vibracional. Éste será el punto de partida en nuestra siguiente vida
física y definirá el perfil del cuerpo, la vida y el entorno en el que nos
volveremos a encarnar.

Y el estado de consciencia y su vibración y los posibles cambios en el


mismo responden a factores estrictamente interiores. Ciertamente, las
experiencias vitales se despliegan en el mundo exterior, pero el cómo las
contemplamos, vivenciamos y, finalmente, hacemos nuestras se relaciona con el
interior de cada cual. Por ello, la base de cualquier cambio verdadero es
puramente interior. Sin embargo, solemos creer que el mundo exterior se
cambia desde el exterior. Comprender la falacia de esto e interiorizar la
dimensión interior del cambio representa una nueva visión y plasma el despertar
consciencial.

Expansión de la consciencia y dinámica consciencial

Más allá de los falaces dualismos que abundan en Tercera Dimensión, no


hay dicotomías entre Ciencia y Espiritualidad, que realmente son como la letra
y la música de una misma y hermosa canción que armónicamente nos revela
que nada está vedado o escondido, que basta con mirar para poder “ver”. De
hecho, cada vez son más numerosas las manifestaciones de esta íntima
interconexión entre Espiritualidad y Ciencia.

Un bello y potente exponente al respecto lo constituye todo lo


relacionado con la consciencia, en general, y con la toma de consciencia y la
dinámica de expansión consciencial, en particular. Son temas a los que muchas
corrientes espirituales han prestado secularmente gran atención y a los que la
ciencia está dando en la actualidad gran importancia de la mano de la Teoría de
los Universos y Multiversos Paralelos, las Realidades Supersimétricas, la
Ecuación de la Decisión y la Teoría del Principio Holográfico.

Retomando lo recogido por escuelas espirituales de todos los tiempos y


culturas y por las últimas innovaciones y aportaciones científicas en los campos
reseñados, se puede constatar que la consciencia se expande ondular y
fractalmente en el contexto de un proceso de preguntas y opciones en el que
tomar consciencia no es hallar respuestas, sino formular preguntas. Y las
preguntas no tienen una respuesta concreta, sino que abren opciones que
conducen a nuevas preguntas.

La dinámica consciencial planteada en párrafo anterior puede ser


sintetizada en los cinco puntos o fases siguientes que se compilan en el cuadro
siguiente:

FASES DE LA DINÁMICA CONSCIENC

1º) En cada momento presente y con un determinado estado de consciencia,


cada persona vive múltiples experiencias cotidianas que le llevan a formularse preguntas. Y

2º) Las preguntas que nos planteamos no tienen una única respuesta
abren un abanico o haz de opciones, cada una de las cuales tiene

3º) Todas las opciones posibles, dentro del haz o abanico de opciones que cada
pregunta abre, ocurren y suceden a la vez, creando escenarios vitales distinto

4º) De todas las opciones que suceden, somos nosotros mismos los que a esta
realidad traemos una opción determinada: aquella que por su frecuencia vibracional sinto

5º) Con las opciones que traigo a mi realidad, vuelvo a v


pueden modificar mi estado consciencial, expandiendo la
6º) Dentro de la tendencia general de expansión consciencial, la consciencia se
expande ondular y fractalmente.

Se desarrollan a continuación dada uno de estas fases de la dinámica


consciencial.

1º) En cada momento presente y con un determinado estado de consciencia, cada


persona vive múltiples experiencias cotidianas que le llevan a formularse preguntas. Y
hacernos preguntas representa la toma de consciencia

En cada momento presente y con un determinado estado de consciencia


(visión y comprensión de la vida y del mundo, escala de valores, prioridades y
preferencias, pautas vitales,…) asociado a una frecuencia vibracional concreta,
cada persona vive múltiples experiencias cotidianas que le llevan a formularse
preguntas. Hacernos las mismas representa la toma de consciencia.

Es verdad que se nos ha educado –más bien, “formado”, que procede del
verbo latino “formare”, que en lenguaje moderno puede ser traducido como
“formatear” o “dar forma”- en la convicción de que tomar consciencia es
obtener respuestas, lo que nos sumerge en un tremendo estrés y se incluye en el
culto a la velocidad que profesa con vehemencia la sociedad actual. Pero lo real
es mucho más simple y hermoso: tomar consciencia es, simplemente hacerse
preguntas.

Una vez que nos hacemos preguntas, las respuestas vendrán (en el punto
siguiente se verá exactamente cómo). Lo hemos visto miles de veces en nuestra
vida. Cuando nos hemos preguntado por algo y lo hemos encontrado,
pareciendo asombroso. Pero de asombroso no tiene nada.

Son numerosos los ejemplos cotidianos que prueban lo anterior.


Entramos en una librería y ¡plaf!, allí delante, en el sitio más vistoso y evidente,
se halla el libro, desconocido hasta ese instante para nosotros, que responde
perfectamente a lo que en ese momento estábamos buscando. O abrimos el
correo electrónico y en la bandeja de entrada encontramos un email que se
adecua como anillo al dedo a aquello que bulle en nuestro interior.

¿Casualidades?. En absoluto. Ese libro o email hubieran pasado


desapercibidos si no fuera porque antes, desde nuestro interior, habíamos
“desplegado las antenas” que sintonizan con sus contenidos, es decir, si
previamente no nos hubiéramos planteado la temática, cuestiones y preguntas
que abordan. Y es que son éstas, las preguntas, las que suponen la toma de
consciencia.
2º) Las preguntas que nos planteamos no tienen una única respuesta, sino que abren un
abanico o haz de opciones, cada una de las cuales tiene su propia gradación vibracional

Las preguntas que nos planteamos no ofrecen una única respuesta, sino
que abren un abanico o haz de opciones conformado por todas las respuestas
posibles. Y cada una de las opciones tiene su propio perfil y su propia cualidad
o gradación vibracional.

Sirva como botón de muestra la hipótesis de que en un momento dado


nos planteemos si continuamos o no con nuestra pareja. Aparentemente, esta
pregunta -¿sigo con mi pareja?- admite sólo dos opciones o respuestas: “sí” o
“no”. Sin embargo, tanto dentro del “sí” como del “no” existen muchas
opciones posibles, cada una con una frecuencia vibracional diferente.

Verbigracia, en la esfera del “sí”, puedo decidir continuar con mi pareja


porque, tras sopesarlo, he sentido que realmente la sigo queriendo y deseo
permanecer con ella. O puedo continuar porque, aun sintiendo que ya no la
quiero, romper con ella me obligaría a afrontar unos gastos que mi economía no
se puede permitir (máxime en tiempos de apuros pecuniarios y sobre todo
cuando hay una hipoteca de por medio) o conllevaría perder unas comodidades
(la muy machista necesidad de que alguien me haga la comida o me lave la
ropa) a las que no estoy dispuesto a renunciar.

Igualmente, en el ámbito del “no” se abren distintas opciones. Así, puedo


romper con quien hasta ahora era mi pareja explicándole cara a cara, con
sinceridad, honestidad y cariño, que ya no la quiero y que no deseo basar mi
vida en una mentira ni, desde luego, engañarla. O puedo, simplemente,
abandonar el hogar sin dar explicaciones, huir sin más: lo que castizamente se
recoge en la expresión “irse a comprar tabaco”.

En ambos casos, “sí” o “no”, se acaban de formular opciones extremas,


existiendo otras muchas intermedias. Valgan, no obstante, para explicar lo que
se deseaba: las preguntas que nos hacemos no tienen una única respuesta, sino
que cada una abre un abanico o haz de opciones; y cada opción tiene su propia
frecuencia vibracional (no gozan de la misma vibración, en clave de armonía y
amor, el continuar con mi pareja porque la quiero, o hacerlo por motivos
económicos o comodidad; o no seguir con ella afrontando la ruptura desde el
afecto y con franqueza y honradez).

3º) Todas las opciones posibles, dentro del haz o abanico de opciones que cada pregunta
abre, ocurren y suceden a la vez, creando escenarios vitales distintos entre sí en planos
diferentes de realidad

Aunque nos parezca increíble, todas las opciones que una pregunta abre
son reales y acontecen. La Física Cuántica lo ha explicado tradicionalmente con
el ejemplo del dado de seis caras: en el momento en el que lo lanzo, no sale un
solo número (verbigracia, el 4), sino los seis números (del 1 al 6, ambos
inclusive), aunque, eso sí, cada uno en distintos planos de la realidad. Y esto es
lo que nos describe actualmente la Teoría de los Multiversos y Universos
Paralelos y las Realidad Supersimétricas: continuando con el ejemplo del dado,
los seis números posibles salen, todos y cada uno de ellos, en los distintos
Multiversos y Universos Paralelos y Realidades Supersimétricas.

Sliding Doors, película de 1998 titulada en castellano como Dos vidas en un


instante y que cuenta con Peter Howitt como guionista y director, escenifica un
ameno y sencillo acercamiento a lo que se acaba de enunciar a través de las
opciones vitales que se abren a la joven protagonista (papel interpretado por
Gwyneth Paltrow) a partir del simple hecho de coger o no el metro a una
determinada hora. Y la Teoría del Desdoblamiento del Tiempo (se suele
considerar a Jean-Pierre Garnier Malet su mayor y mejor promotor) ofrece la
explicación de cómo las distintas opciones plasmadas en distintos planos de
realidad (en la película, lo que le pasa a la protagonista tras “sí coger” y “no
coger” ese determinado metro) tienden hacia la convergencia en el corto, medio
o largo plazo.

Por tanto, ¡todas las opciones posibles, dentro del haz o abanico de
opciones que cada pregunta abre, ocurren y suceden!. En la realidad física, que
es cuántica y subcuántica, todas las opciones que cualquier pregunta abre
acontecen a la vez (Multiversos y Universos Paralelos y Realidades
Supersimétricas) y crean escenarios vitales distintos entre sí en planos
diferentes de realidad, que, no obstante, a corto, medio y largo plazo, sea en
esta vida física o en otras, tienden siempre hacia la convergencia consciencial en
un escenario y estado de consciencia común.

4º) De todas las opciones que suceden, somos nosotros mismos los que a esta realidad
traemos una opción determinada: aquella que por su frecuencia vibracional sintoniza
con el nivel de vibración de nuestro estado consciencial.

La mente humana se resiste a aceptar lo anterior y de inmediato lo


cuestiona: si esto fuera así y todas las posibilidades acontecen, ¿por qué
entonces sólo percibo una? (en el caso del dado, ¿por qué veo sólo en número
4?). La respuesta es sencilla: porque somos co-creadores de la realidad. Es decir,
que de todas las opciones que suceden, somos nosotros mismos los que a este
Universo y a esta realidad (la de cada uno) traemos una opción determinada (el
número 4 en el ejemplo y no ninguno de los otros cinco posibles). ¿Cuál opción
en concreto es la que traigo a mi realidad?. Pues aquella que por su frecuencia
vibracional sintoniza con el nivel de vibración de mi estado consciencial.

Imaginaros que soy un pescador. Estoy sentado con mi caña a la orilla


del mar o de un río, a punto de iniciar la pesca. Y sé que bajo el agua, aunque no

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los vea, hay muchos peces y que alguno de ellos va a morder el anzuelo (estos
peces configuran las posibles “opciones”, utilizando la terminología de los
párrafos precedentes). Pues bien, cuando efectivamente lanzo el sedal y el
anzuelo se sumerge bajo el agua (es decir, una vez que he realizado la pregunta:
toma de consciencia), el pez (la opción) que va a “picar” de entre todos los
posibles (abanico o haz de opciones) y que, seguidamente, pescaré e introduciré
en mi cesta de pescador (el pez pescado y en mi cesta representa la opción en
concreto que traigo a mi realidad) no será uno cualquiera, fruto del azar o la
casualidad, sino que morderá el anzuelo precisamente aquel pez (opción) cuya
frecuencia vibracional sintonice con la del pescador (con la gradación vibratoria
de mi estado consciencial).

Es así como cada uno de nosotros trae cotidianamente a su realidad


aquellas opciones en concreto (de entre todas las posibles que se han abierto en
cada caso como abanico o haz de opciones al formularnos las respectivas
preguntas) que sintonizan por su frecuencia vibracional con la gradación
vibratoria del estado consciencial que tenemos en ese momento de nuestra vida.
De instante en instante, a lo largo de los segundos, minutos, días, meses y años
de nuestra existencia humana, cada cual crea constantemente su realidad y, por
tanto, su vida.

Por esto, la realidad que creamos, cada cual la suya con las opciones que
trae a su vida, es más “virtual” que “real” (hay otras realidades paralelas que
también ocurren en otros Universos y Realidades Supersimétricas). Y la ciencia,
a la realidad que vemos y percibimos en este plano, empieza a calificarla de
“holográfica”, planteando la Teoría del Principio Holográfico.

Específicamente, el llamado “principio holográfico” tiene su base en la


propuestas acerca de la gravedad cuántica promovidas por los físicos Gerard ´t
Hooft (científico holandés que recibió el Premio Nobel de Física en 1999) y
Leonard Susskind (norteamericano considerado como uno de los “padres” de la
Teoría de Cuerdas).

De este modo, todos y cada uno de nosotros somos creadores de nuestra


respectiva realidad, que es un holograma configurado y conformado por las
opciones que cada uno trae a su realidad de entre de todas las posibles en
función de la sintonía de sus respectivas frecuencias vibracionales con la
gradación vibracional de nuestro particular estado consciencial.

Y todos, aportando cada uno la realidad u holograma por cada cual


creado, somos co-creadores de la realidad global en la que vivimos y
experienciamos, perfecta conjunción y entrelazamiento de siete mil millones de
hologramas (uno por cada ser humano) que conjuntamente configuran una
gigantesca Matriz Holográfica.

En resumen:
+En la medida que una opción concreta sintoniza y resuena, por su frecuencia
vibracional, con el nivel de vibración que en ese momento tenga nuestro estado
consciencial, esa opción es la que experienciamos consciencialmente (en el
“interior”) y moldea holográficamente (Teoría del Principio Holográfico) lo que
nuestros sentidos físicos perciben como realidad (“exterior”) en Tercera
Dimensión.

+La suma de las realidades creadas por cada cual genera una colosal Matriz
Holográfica colectiva en la que se desenvuelven e interaccionan las realidades
individuales. Por todo ello, el llamado “mundo exterior”, siendo colectivo, no es
sino aglutinación y engarce de todas las realidades creadas individualmente; y
siendo exterior, se forma desde el interior (estado consciencial) de cada cual y
de todos.

+El corolario final es que, por paradójico que parezca, el cambio del mundo
exterior que tanta gente ansía no puede lograrse desde el exterior, sino desde el
interior de cada cual: “ojos nuevos para un mundo nuevo” (como se
desarrollará más adelante, adquirir consciencia de esto es la llave del Despertar
Consciencial).

5º) Con las opciones que traigo a mi realidad, vuelvo a vivir experiencias que pueden
modificar mi estado consciencial, expandiendo la consciencia

Las opciones que se “traen” a la realidad permiten vivir nuevas


experiencias que pueden ir modificando nuestro estado consciencial –lo más
frecuente es que así suceda a lo largo del tiempo- y derivarán en nuevas tomas
de consciencia y nuevas preguntas, poniéndose otra vez en marcha y
repitiéndose el proceso descrito. Es así como la consciencia se expande y va
cambiando su frecuencia vibracional, con lo que varían, al unísono, las
prioridades y las preferencias (sintonías) por unas u otras opciones.

6º) Dentro de la tendencia general de expansión consciencial, la consciencia se expande


ondular y fractalmente

La expansión de la consciencia representa, por tanto, un avance por


distintos estados de consciencia, cada uno de ellos con una frecuencia
vibracional mayor que el anterior. Pero dentro de esta tendencia general de
crecimiento vibracional, la consciencia se expande ondularmente (ondas que
fluyen cual campanas de Gauss) y conforme a patrones de tipo fractal (termino
inventado en 1975 por el matemático francés B. Mandelbrot y que se aplica a
figuras, objetos y elementos y componentes de la Naturaleza cuyas estructuras
básicas, fragmentadas o irregulares, se repiten a diferentes escalas, sin que
cambie su aspecto y distribución estadística cualquiera que sea la escala con que
se observe), por lo que, con independencia del estado de consciencia concreto,
se viven lo que San Juan de la Cruz denominó “noches oscuras”.

Hay que aceptar estas “noches” como lo que son: el invierno que precede
a la primavera, la noche que es antesala del amanecer. Y comprender que la
noche es guía y espoleta en el proceso consciencial (“¡oh noche que guiaste”,
escribe san Juan de la Cruz en su poema Noche oscura). Tal aceptación y
comprensión hace que el tramo de inflexión y caída de la “campana ondular” se
reduzca tanto en intensidad como en duración, mientras que la resistencia a la
“noche” –la “resistencia” es “persistencia”- aumenta tanto la intensidad como
la duración.

Esta expansión ondular natural suele ser contemplada desde la


perspectiva de la Tercera Dimensión, tan marcada por los dualismos, como
fases de “luz” y fases de “oscuridad”, pero lo cierto es que estas últimas
permiten plasmar en una realidad más densa el potencial adquirido en las fases
denominadas de “luz” y son la antesala de éstas. Podría expresarse señalando
que, siendo la expansión consciencial (ondular y fractal) la tendencia general en
un contexto de Armonía y experiencias conscienciales de Amor, la Creación
también contempla e integra la existencia de desarmonía (“caos”). Cuando ésta
prima en una experiencia consciencial o movimiento energético-vibracional, se
produce un “atasco” en la expansión, lo que ocurre con mayor frecuencia en
Dimensiones y contextos de mayor densidad. Y cuando en el sistema se
produce tal atasco, desde el “interior” del ser que lo vivencia se generan
experiencias conscienciales, con implicaciones e impactos en el “exterior”, que
los desestanca.

Los ciclos que rigen la Naturaleza y el Cosmos, de cualquier nivel y


duración, apoyan e impulsan de forma natural el proceso expansivo descrito.

Cada vez son más los científicos que convergen en una visión unificada de la
Consciencia desde la conexión con el Cosmos y la Creación. Dentro de las exposiciones cien
En todos ellos, converge una misma lógica en la explicación de la conciencia
que puede resumirse en tres puntos fundamentales:

1º.-La Explicación del “Quantum” y la Consciencia como una misma cosa, es


decir, el convencimiento de que el Cosmos y la Consciencia forman parte de la
misma realidad.

2º.-La interacción permanente entre conciencia y Universo Inteligente.

3º.-La existencia de escenarios y Realidades Supersimétricas, Multiversos y


Universos Paralelos.

En particular, se trae aquí un estudio publicado por la Cornell University en el


que se examinan las Realidades Supersimétricas en el marco de la teoría de los
multiversos. Su título es La Interpretación del Multiverso desde la Mecánica
Cuántica (The Multiverse Interpretation of Quantum Mechanics) y tiene como
autores a Leonard Susskind y Raphael Bousso, que analizaa de forma
integrada la Teoría de Cuerdas con la Mecánica Cuántica, tratando de entender
los factores que intervienen en la Ecuación de Decisión, y exponen
abiertamente como las Realidades Supersimétricas existentes en los diferentes
Multiversos coexisten a la vez y constituyen dos caras de la misma moneda
respecto de la Mecánica Cuántica.

Si entendiéramos los Multiversos como conjuntos de diferentes Universos,


todas las posiciones, desenlaces y situaciones se estarían dando al unísono.
Verbigracia, en una “realidad” yo soy deportista; en otra, profesor; en otra,
músico; en otra, he viajado a otros mundos; etcétera. A este tipo de realidades,
que son alternativas (opciones) entre si se les califica de supersimétricas,
abriendo la cuestión de cuál de ellas va a manifestarse o materializarse en esta
“realidad” (la que mis sentidos fñisicos perciben) y es ahí donde incide la
Ecuación de Decisión.

Susskind y Bousso, exponen por vez primera que, en esos escenarios de


Realidades Supersimétricas, la "libertad" en la elección influye de forma
sustancial con base en el principio de "decoherencia", que interactúa con la
causalidad (ligada al estado consciencial). El modelo que proponen tiene muy
en cuenta el libre albedrío y representa un importante avance en la línea de la
reconciliación entre las diferentes perspectivas de la Física, dado que:

1º Concilia adecuadamente las Ecuaciones de Decisión con los escenarios de la


Realidades Supersimétricas.

2º Comprende que no pueden explicarse los eventos multiversales sin la


concurrencia de las perspectivas que ofrecen tanto la Teoría de Cuerdas como
la Mecánica Cuántica.
3º. Aborda con detalle el problema de la Ecuación de Decisión, planteando
abiertamente el libre albedrío en la elección de opciones y la toma de
consciencia y decisiones.

Creación y co-creación: sus características básicas

De la dinámica consciencial enunciada en el epígrafe anterior se deduce


que cada persona goza de capacidad creadora, siendo creadora de su realidad
(holograma) y co-creadora de la realidad colectiva (Matriz Holográfica). Esta
capacidad creadora ostenta las características principales que se recogen en este
cuadro y se analizan después:

CREACIÓN Y CO-CREACIÓN: CARACT

1ª) Genera impactos tanto inmediatos como diferid

2ª) La capacidad creadora es individual y colectiva

3ª? ¿Por qué interaccionamos con unas personas y no con otras y por qué,
según los casos, lo hacemos con más o menos intensidad y de forma que valoramos como

4ª) Intersecciones conscienciales y atracción.

1ª) Genera impactos tanto inmediatos como diferidos

Cuando, debido a la sintonía entre su frecuencia vibracional y la de


nuestro estado consciencial, una opción concreta es traída a nuestra realidad,
ello provoca efectos de dos tipos:

+”Inmediatos”: Son los que la opción traída a nuestra realidad produce en ella
en el momento presente, en el aquí y ahora (volviendo a un ejemplo anterior,
“irse a comparar tabaco” tiene unas repercusiones en el mismo momento que se
lleva a cabo: ruptura con la pareja, alejamiento del hogar,…).

+”Diferidos”: Con cada pregunta que formulo y el abanico de opciones que


abre, la opción concreta plasmada en nuestra realidad tiene también en ella
impactos que van más allá del momento presente y acontecen en el
desenvolvimiento del mismo -es decir, en lo que en Tercera Dimensión se
describe como corto, medio y largo plazo- en una secuencia o cadena de causa-
efectos, como si se tratase de fichas de dominó que se golpean encadenada y
sucesivamente (verbigracia, “irse a comprar tabaco” ocasiona con el devenir del
tiempo unas secuelas en las relaciones con los hijos abandonados que pueden
tardar años en presentarse en la vida de quien los desatendió).

No obstante, la frecuencia vibratoria (amor, armonía,… o todo lo


contario) de los efectos diferidos es la misma que la de los inmediatos, por lo
que la calidad y gradación vibratoria de la opción traída en el momento
presente a nuestra vida será la que vuelva a plasmarse y repetirse en la cadena
de causa-efecto que, partir del momento actual, pueda ponerse en marcha. Por
ejemplo, supongamos que mi estado consciencial está lleno de frustración, de
ansiedad, que lo estoy pasando fatal, que ando peleado con la vida y todo el
mundo me cae mal. En este caso, ante las preguntas que me vaya formulando
de instante en instante, las opciones que traeré a mi realidad (los peces que voy
a pescar y traer a la cesta de mi realidad) estarán inevitablemente en la misma
frecuencia vibracional y, por tanto, llenos de desarmonía y desamor. Y esto
tiene, por supuesto, un efecto en el presente. Pero también los tendrá (cadena de
causa-efecto) en el desenvolvimiento del momento presente.

En el saber popular hay diversas sentencias y aforismos que lo resumen


con claridad: “se recoge lo que se siembra” o “quien siembra vientos, recoge
tempestades”. Y estos efectos diferidos a corto, medio y largo plazo pueden
incluso extenderse más allá de la presente existencia física a próximas
reencarnaciones. En este convencimiento se fundamenta lo que corrientes
espirituales orientales denominan “karma”: energía trascendente, invisible e
inmensurable que se deriva de los actos de las personas de modo que, conforme
a las “leyes del karma”, cada una de las sucesivas reencarnaciones queda
condicionada por las opciones y actuaciones traídas a la realidad en vidas
anteriores).

Así, los impactos inmediatos de las opciones plasmadas en la realidad y


los diferidos que se darán a partir de ellas en la dinámica causa-efectos
configuran la realidad y la vida de cada ser humano, que por esto es
responsabilidad de uno mismo al 100 por 100. Una conclusión que estando
presente en la definición actual de la Ecuación de la Decisión coincide
plenamente con lo indicado por antiguas culturas y tradiciones espirituales (es
el caso de esa práctica milenaria de las islas del Pacífico y los Mares del Sur
conocida como Ho´oponopono, que será abordada en los últimos epígrafes del
siguiente capítulo).

Si fuéramos capaces de tener en la cabeza y hacer un seguimiento a la


cadena de causa-efecto que ponemos en marcha (incluso a lo largo de la cadena
de vidas o reencarnaciones) con las opciones que continuamente traemos a la
realidad, comprenderíamos bien lo que tanto trabajo cuesta asumir y, sin
embargo, esas culturas y tradiciones enseñan y las indagaciones más recientes y
vanguardistas sobre consciencia y realidad muestran: cada uno es responsable
de su vida al 100%. No al 50, 70, 90, 99 o 99,99 por ciento: ¡al 100 por 100!.

2ª) La capacidad creadora es individual y colectiva

Siendo única, la capacidad creadora del ser humano puede contemplarse


en una doble perspectiva:

+La capacidad creadora es “individual”: cada uno crea su realidad y su vida.

+Y, al unísono, es “colectiva”: al crear nuestra propia realidad, co-creamos la


realidad global en la que interactuamos con nuestros congéneres.

Cada cual trae a su realidad sus opciones conscienciales, configurando su


realidad. Y los demás hacen exactamente lo mismo, conformado igualmente su
respectiva realidad. Finalmente, las realidades creadas individualmente se
entrelazan e interaccionan entre sí (de inmediato se examinará la función al
respecto de las “intersecciones conscienciales”) y generan una “realidad
compartida”: la Matriz Holográfica ya mencionada en la que se despliegan las
realidades holográficas individuales de todas y cada una de las personas.

3ª? ¿Por qué interaccionamos con unas personas y no con otras y por qué, según los
casos, lo hacemos con más o menos intensidad y de forma que valoramos como
“positiva” o “negativa” para nosotros?: las intersecciones conscienciales

Dado que cada uno de nosotros está permanentemente creando su


realidad, que a su vez es compartida con los demás (que también están
generando la suya) en el contexto de una colosal Matriz Holográfica de
realidades (la de cada uno) compartidas, las intersecciones conscienciales
explican el por qué nos relacionamos e interaccionamos con unas personas y no
con otras y por qué, según los casos, lo hacemos con más o menos asiduidad e
intensidad y de una forma que ponderamos positiva (agradable, cariñosa,
productiva,..) o negativa (problemática, frustrante, conflictiva,…) para nosotros.

¿Qué son exactamente las intersecciones conscienciales?. Para interiorizar


su significado hay que acudir inicialmente a las matemáticas y a una de sus
ramas conocida como Teoría de Conjuntos, cuyo desarrollo histórico se atribuye
al matemático Georg Cantor en la segunda mitad del siglo XIX y que más de un
lector recordará de su época colegial. Hoy día, es una herramienta básica en la
formulación de cualquier teoría matemática. Y dentro de la Teoría de Conjuntos
existen unas operaciones básicas que permiten manipular los conjuntos y sus
elementos, similares a las operaciones aritméticas, constituyendo el álgebra de
conjuntos. Una de tales operaciones es la intersección de conjuntos, sobre la que
se nos enseñaba en el colegio: “la intersección de dos conjuntos A y B es el
conjunto A ∩ B que contiene todos los elementos comunes de A y B”. Así, la
mayor o menor intersección entre el conjunto A y el conjunto B dependerá de
que de que se coincidan, superpongan y solapen más o menos.

Pues bien, contemplándonos a nosotros mismos como un conjunto (por


ejemplo, como el conjunto A) y a las personas que nos rodean y aparecen en
nuestra realidad como otros conjuntos (conjunto B, conjunto C, conjunto D,…),
la cuestión a responder sería: ¿por qué se producen las intersecciones con unos
sí (nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos,…) y no con
otros (las personas que viven, por ejemplo, en nuestra misma localidad, pero
con las que no tenemos ningún contacto o comunicación?. Y a este interrogante,
centrándonos ya en el contexto de los conjuntos (personas) con los que sí
mantenemos intersección, se pueden añadir otros dos: ¿por qué con unos más y
con otros menos; y ¿por qué en algunos casos la intersección es fluida y
“positiva” para nosotros (verbigracia, las personas que nos dan su cariño y
apoyo) y en otros, en cambio, la percibimos como “negativa” y contraria a
nuestros deseos e intereses (por ejemplo, aquellas personas que nos hacen la
puñeta y nos generan dificultades y problemas)?.

La respuesta a estas cuestiones es sencilla: que las intersecciones con


otras personas (conjuntos) se produzcan o no y, en caso de que efectivamente
acontezcan, su mayor o menor frecuencia e intensidad y el sentido positivo o
negativo que las mismas tengan para nosotros no es fruto de la casualidad, sino
que dependerán exactamente del nivel y grado de “necesidad” y
“compatibilidad” con relación a nuestra realidad (la de cada uno, la del
conjunto A) de las realidades que esas otras personas (conjunto B, conjunto, C,
conjunto D,…) están, a su vez, creando con su propia vida. Que yo interactúe o
no y con más o menos potencia con otra persona dependerá de que la realidad
que yo estoy creando sea compatible y necesite la realidad que esa otra persona
está generando. Y con los términos “necesidad” o “compatibilidad” se hace
referencia no sólo a cuando los otros nos apoyan “directamente” en la creación
de nuestra realidad (coloquialmente, nos dan palmaditas en la espalda), sino
también cuando nos apoyan “indirectamente”, esto es, nos dan codazos y nos
originan problemas. Y es que los obstáculos o son imaginarios o son reales. Los
imaginarios no existen; y los reales son trampolines con los que topamos para
que la realidad y la vida que queremos crear se hagan realidad.

4ª) Intersecciones conscienciales y atracción

Finalmente y en consonancia con lo hasta aquí expuesto, las


intersecciones conscienciales que se produzcan, así como su intensidad y
sentido positivo o negativo (apoyo directo o indirecto, respectivamente, a la
creación de nuestra realidad), hallan su base en la “atracción” desde nuestra
realidad (la de cada cual) de las realidades de esas otras personas que
interactúan con nosotros y comparten su realidad con la nuestra. Una atracción
que opera como si de un imán se tratase y que no es casual, sino que está en
función de la necesidad y compatibilidad de esas otras realidades con la que yo
estoy creando con mi vida (preguntas, opciones, opción concreta que traigo la
realidad por su sintonía vibracional con nuestro estado consciencial, etcétera).

Y las intersecciones conscienciales y la atracción explican igualmente


como, dependiendo de la evolución (expansión de la consciencia) de los estados
conscienciales de cada cual, personas que hoy día están muy cercanas, puede
ser que mañana no lo estén: bien porque yo cambie mi frecuencia vibracional
consciencial, bien porque lo hagan ellas. De esta forma, se producen
distanciamientos de gente hasta ahora muy próxima y encuentros con personas
que antes no conocíamos y compatibilizan ahora con nuestra frecuencia
vibracional, pareciendo que las conocemos de toda la vida.
Jean-Pierre Garnier Malet, padre de la teoría del desdoblamiento del tiempo,
explica sus fundamentos en el texto Cambia tu futuro por las aperturas temporales (se puede ac

¿Qué es exactamente lo que sostiene. Pues que tenemos dos tiempo


al mismo tiempo: un segundo en un tiempo consciente y miles de

Los seres humanos vivimos con la sensación de


Sin embargo, tal como demuestran los diagnóst
cuántica y se lo transmite al que vive en el tiempo real. Así, entre el yo
consciente y el yo cuántico se da un intercambio de información que nos
permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro. En física se
llama hiperincursión y está perfectamente demostrada.

Por tanto, estamos desdoblados cual partículas. Y sabemos que, si tenemos dos
partículas desdobladas, ambas tienen la misma información al unísono, pues
los intercambios de energía de información utilizan velocidades superiores a la
velocidad de la luz.

Todo ello enlaza con el “principio de los gemelos de Langevin”. En los años 20,
Paul Langevin demostró que si un gemelo viajaba a la velocidad de la luz,
envejecía menos que el que se quedaba quieto. A Langevin no le creyeron.
Hubo que esperar 50 años: en 1970, gracias a los relojes atómicos, se comprobó
la veracidad de su afirmación. Si puedo viajar a velocidades prodigiosas, un
microsegundo se convierte en un día entero. Cuando regreso, no sé si me he
ido, puesto que he estado ausente un microsegundo.

Existe otra propiedad conocida en Física como “la dualidad de la materia”: una
partícula es a la vez corpuscular (cuerpo) y ondulatoria (energía). Somos a la
vez cuerpo y energía, capaces de ir a buscar informaciones a velocidades
ondulatorias. Y esta información la asimilamos en el sueño paradoxal, cuando
estamos más profundamente dormidos y tenemos nuestra máxima actividad
cerebral. Ahí produce el intercambio entre el cuerpo energético y el
corpuscular. Y es ese intercambio el que permite arreglar el futuro que he
creado durante el día, lo que hace que al día siguiente la memoria esté
transformada. El intercambio se realiza a través del agua del cuerpo. Ese
intercambio de información permanente es el que crea el instinto de
supervivencia y la intuición.

80
CAPÍTULO 4
EXPANSIÓN CONSCIENCIAL, CAMBIO INTERIOR Y
DESCONEXIÓN DE LA MATRIZ

“Despertar Consciencial”: cambio interior

Mediante la dinámica consciencial que ha ocupado las páginas


precedentes y a lo largo de una cadena de vidas físicas de múltiples
reencarnaciones y miles de años de duración, cada ser humano ha ido
expandiendo su consciencia, con lo que también lo ha hecho la Humanidad en
su globalidad. Esta expansión ha provocado modificaciones graduales en la
realidad creada individualmente por cada cual, en la realidad co-creada y
compartida entre todos y, por ende, en la reiterada Matriz Holográfica. Así
hasta llegar a un punto y un momento clave, precisamente la época actual, en el
que la expansión consciencial personal y colectiva ha situado a muchas
personas, en particular, y a la raza humana, en general, en disposición de
interiorizar y socializar un hallazgo que hay que incluir entre los más
importantes y trascendentes de los llevados a cabo por el “homo sapiens”. Nos
referimos al descubrimiento, más notable y valioso que el del fuego o la rueda,
de que la realidad exterior, la percibida por sentidos físicos, depende y está en
función de la realidad interior.

A lo largo de la historia, en todas las épocas y latitudes, multitud de seres


humanos han intentado cambiar y mejorar el mundo exterior desde el exterior.
Cuántas revoluciones, por ejemplo, se han dirigido a ello; y cuánta gente ha
dado lo mejor de sí, hasta la misma vida, en pro de ese cambio exterior desde el
exterior (transformaciones políticas, institucionales, económicas, sociales,…).
Sin embargo, el mundo exterior, lejos de experimentar las transformaciones
deseadas, no ha cambiado en lo fundamental. Pero hoy sabemos, por fin y tal
como se ha constatado en los epígrafes anteriores, que es desde nuestro interior
(estado consciencial) desde donde creamos y moldeamos nuestra propia vida,
cada uno la suya, y la realidad compartida colectiva y el mundo exterior. Por lo
que el cambio del mundo exterior no puede hacerse desde el exterior, sino
desde el interior: los ojos nuevos para un nuevo mundo a los que se aludió
páginas atrás.

Este descubrimiento ha abierto las puertas a la posibilidad de un gran


cambio, a modo de salto evolutivo y dimensional, por encima y más allá de los
límites por los que la Matriz Holográfica ha venido hasta ahora
desenvolviéndose. Su envergadura es tal que puede hablarse de Despertar
Consciencial y de un salto dimensional propiciado por todos los seres humanos
que desde su interior decidan hacer sus sueños realidad en la consciencia de su
capacidad creadora. Trataremos todo en ello en capítulos posteriores de este
texto y constataremos como, no por casualidad, tal Despertar Consciencial
coincide sincrónicamente con un cambio de ciclo cosmogónico que puede ser
descrito como la entrada en una portentosa Primavera Consciencial.

En este contexto, muchas personas estando empezando a sentir que la


expansión consciencial que experimentan los está conduciendo a la
extraordinaria vivencia no ya sólo de cambiar conscientemente, mediante su
propio cambio interior, el mundo exterior y la Matriz Holográfica, sino incluso
a la necesidad de desconectarse de la misma, entrando y saliendo a voluntad de
ella.

Ahondaremos de inmediato los entresijos de esta desconexión de la Matriz


a través de la “actitud” en el Aquí y Ahora. Pero antes conviene afianzar aún
más lo que la expansión consciencial significa. Se usa para ello en próximo
epígrafe el sencillo símil de la hoja y el árbol
Las Leyes Universales de Existencia se relaciona
“actividades de consciencia”. Son exactas y rectas. No

A veces, la gente contacta mediante la oración poderosa con la Realidad Divina


que está detrás y dentro de toda Creación. Ella responde y su actividad se revela en breve p
¡Despierta!, ¡date cuenta!. Tus propios fuertes ‘impulsos de consciencia’ son
impulsos de Vida. ¡Son impulsos electro-magnéticos altamente creativos!.

Cuando son de una naturaleza virulenta (violenta, agresiva, homicida), emiten


partículas eléctricas de Consciencia virulentas, violentas, agresivas y
homicidas, las cuales toman forma como virus en el aire propagándose de una
persona inocente a otra.

Lo que nace y se nutre en la mente enferma finalmente toma forma en el


mundo físico.

Éste no es castigo de “Dios” como las iglesias pueden enseñar. Es un Hecho


Científico de la Existencia. Por lo tanto, es un asunto de extrema urgencia que
todas las personas espirituales se aparten de las imaginaciones “infantiles”
para percibir con claridad la Verdad de la Creación y de la Existencia (…)

Los ‘esquemas mentales’ (actitudes mentales) modernos, formados en la


‘consciencia’, han creado las calamidades y los horrores que empiezan a
sentirse plenamente en medio de todos, en formas diversas de pestilencia y
terremotos, inundaciones, hambrunas, guerras, revoluciones y otras tragedias.

¡Puedes estar seguro!. Ningún mal que viene a la Tierra es un ‘desastre


natural.’ Cualquier cosa adversa a tu perfecto bienestar nace primero en ‘tu
consciencia’; y luego toma forma dentro de la experiencia global.

Esto es lo que intenté contar a los judíos cuando caminé por la Tierra. Y lloré
cuando se rieron y se negaron a creerlo. Me llamaron loco.

Carta 1. Las Nueve Cartas de Cristo (Cristo Vuelve: Revela su Verdad)


(Se pueden descargar gratuitamente en:
http://www.caminodecristo.com/dletters.php)

Expansión consciencial: la hoja y el árbol

Enlazando con todo lo enunciado, la expansión consciencial no es otra


cosa que el proceso de cambio paulatino en el estado de consciencia de cada
persona y, consiguientemente, de su frecuencia vibracional, a lo largo tanto de
una misma vida física como de la cadena de reencarnaciones. ¿Es posible
esbozar de algún modo, con carácter general, las fases o pasos que sigue ese
proceso?. La verdad es que no, pues la casuística es muy amplia y diversa y los
contenidos y características del proceso y de los posibles cambios conscienciales
trascienden el marco mental e intelectual. No obstante, a modo de rudimentario
acercamiento, se puede utilizar como símil el caso o ejemplo de la hoja y el
árbol.
Imaginemos por un momento que somos una hoja en un gran árbol:
vivimos junto a otras hojas en una ramita que pende, junto a otras ramitas, de
una rama mayor que está sujeta a su vez, junto con otras ramas, de uno de los
troncos en los que se ha abierto el tronco común del árbol. De manera figurada
e inevitablemente insuficiente, podemos representar metafóricamente así
sucesivos aumentos del grado de consciencia, cada uno de los cuales se
plasmará en estados de consciencia con los que viviremos sus correspondientes
experiencias:

a) Soy una hoja y cuanto me rodea existe para hacerme feliz (grado
consciencial muy bajo o egóico).

b) Soy una hoja en una ramita con otras hojas: aspiro a mi felicidad y a la
de las demás hojas de la ramita (grado consciencial bajo o de sistema “ramita” -
familia-).

c) Soy una hoja en una ramita con otras hojas que pende, junto con otras
ramitas que tienen otras hojas, de una rama mayor: deseo mi felicidad y la de
todas las hojas que están en la rama (grado consciencial medio/bajo o de
sistema “rama” -comunidad próxima-).

d) Soy una hoja en una ramita con otras hojas que pende, junto con otras
ramitas que tienen otras hojas, de una rama mayor que, junto con otras ramas
con sus respectivas ramitas y hojas, surge de un tronco: quiero ser feliz y que
conmigo lo sean todas las hojas, ramitas y ramas que salen del tronco (grado
consciencial medio o de sistema “tronco” –sociedad-).

e) Soy una hoja en una ramita con otras hojas que pende, junto con otras
ramitas que tienen otras hojas, de una rama mayor que, junto con otras ramas
con sus respectivas ramitas y hojas, surge de un tronco que, junto a otros
troncos con sus ramas, ramitas y hojas, sale del tronco común: ligo mi felicidad
a la de todas las hojas, ramitas, ramas y troncos que tienen una base compartida
(grado consciencial medio/alto o de sistema “global” -planeta-).

f) Soy una hoja en una ramita con otras hojas que pende, junto con otras
ramitas que tienen otras hojas, de una rama mayor que, junto con otras ramas
con sus respectivas ramitas y hojas, surge de un tronco que, junto a otros
troncos con sus ramas, ramitas y hojas, sale del tronco común de un árbol en el
que como hoja me integro: mi existencia trasciende de mi como hoja y uno mi
felicidad al árbol en su conjunto, con todos sus componentes (grado
consciencial alto).

g) No soy una hoja, sino el árbol que se manifiesta y experimenta a sí


mismo como hoja (grado consciencial muy alto).
h) Soy el árbol y la vida que le da vida y lo unifica: cualquier suceso que
en el árbol acontezca, por ejemplo, un pájaro que se posa en cualquier rama u
hoja, me ocurre a mí y lo siento en mí porque soy el árbol y la sabia (“energía”,
Amor y Vida) que lo vivifica (grado consciencial pleno).

En este último escenario, el proceso de expansión consciencial lleva a


sentir experienciar el Yo Soy el que Soy, sin ruptura o separación alguna. Lo
que, en lugar de desmerecer mi esencia y existencia, las engrandece: no soy una
hoja del árbol, sino el árbol mismo, de cuya vida y esencia participo y en la que
me integro. No soy un trazo suelto en un cuadro, sino todo el cuadro en sí; no
soy una ola en el mar, sino el mar como tal; no soy una ínfima porción de la
Creación, sino la Creación misma.

Es más, cada incremento de mi grado de consciencia contribuye al


aumento de la consciencia de la suma de la que formo parte (la ramita, la rama
o el tronco) y, a través de ello, de la Unidad (el árbol). Y cuando elevo la
consciencia a su grado más alto, mi toma de consciencia explosiona la
consciencia de la Unidad, por lo que, siendo Creación, también soy Creador. Se
acabó, así, la visión fragmentada que tanto gusta al ego y es propia de la
tridimensionalidad. Tú, yo, el de allí y el de acá somos Uno y somos Dios.

Este estado de consciencia y la frecuencia que lleva asociado generan en


nuestro interior un agudo sentimiento de integración y enamoramiento: nos
sentimos completamente enamorados de la Unidad Divina, del Ser Uno. Los
primeros Padres de la Iglesia llamaron a esto <<endiosamiento>>, señalado por
San Basilio como meta máxima que “conlleva el don de la gracia, alegría
interminable, permanencia en Dios”. Lo que fue retomado y enaltecido siglos
más tardes por San Juan de la Cruz con celebre “amada (alma) en Amado (Dios)
transformada”. Y es que como escribió, a petición de Ana de Peñalosa en 1584,
en el contexto de las Declaraciones a su Llama de Amor Viva: “el más perfecto
grado de perfección a que en esta vida se puede llegar es la transformación en
Dios”. Profundizaremos en todo ello como el asunto merece dentro de los
apartados que este texto dedica a la Física de la Deidad.

La desconexión de la Matriz

Antes de concluir este capítulo centrado en la Consciencia, hay que volver


a un asunto crucial que en un epígrafe anterior quedó abierto para una mayor
profundización que ahora corresponde abordar. Se hizo mención allí a la
percepción que numerosas personas tienen acerca de como la expansión
consciencial que experimentan las lleva no sólo a transformar conscientemente,
a través de su propio cambio interior, el mundo exterior y la Matriz
Holográfica, sino incluso al apremiante requerimiento de desconectarse y salir
de esta Matriz.
Esta apreciación va comúnmente ligada a la sensación creciente de que,
por mucho que se avance en la expansión consciencial, ésta siempre se
mantiene y sostiene en el contexto y en el escenario de la Matriz Holográfica,
como si se tratase de “juego virtual” donde un nivel lleva a otro, y a otro, y a
otro,… en un proceso sin fin, pero siempre en el seno de la Matriz. Y lo que el
Corazón comienza a manifestar es una acuciante necesidad de salir de ese
juego, de desconectarse de la Matriz Holográfica.

Cuando esto se siente interiormente, lo que está ocurriendo es que la


dinámica consciencial y la expansión de la consciencia han llegado a una
especie de “última frontera”. Es el momento sublime en el que una voz interior
nos espolea e incita diciendo: “Todo esto es bello, armonioso,… ¡Perfecto!. Pero
ahora que conozco como funciona la “realidad” en la que me muevo y nos
movemos, así como su esencia holográfica, y una vez pasada la fase de
experienciar como opera todo ello y hasta de divertirme con este “juego
virtual”, ¿tengo que permanecer siempre dentro de la Matriz Holográfica?. Sí,
ya sé que ahora soy consciente de su naturaleza puramente aparente e
imaginaria y de que, en su seno, mi realidad la creo yo mismo desde mi interior,
por lo que mi vida es mi responsabilidad al 100 por 100. Vale, reconozco que no
es poca cosa, pero… ¿me puedo salir del juego, al menos de vez en cuando?, ¿es
posible abandonar la Matriz Holográfica y experienciar fuera de ella lo Real?”.

Es más, lo que el Corazón ansía en esa “ultima frontera” es alcanzar lo que


Neo consigue en la película The Matrix: entrar y salir de la Matriz Holográfica a
voluntad -como el que enciende y apaga un juego de ordenador- y, mientras se
halla en su interior, no olvidarse de su carácter virtual y de mera ficción o
“maya” (en el hinduismo, “maia” o “maya” es la ilusión, lo ilusorio o irreal).

¿Hay alguna forma de lograrlo ?. Pues sí, la hay. Y la clave para ello se
encuentra al alcance de la mano de cualquiera, en el Aquí y Ahora, en el
momento presente al que se dedica el siguiente capítulo. Un Aquí y Ahora que
es la vida misma y lo que ciertamente “es”, sin tapujos ni engaños de pasado o
futuro, ni de lo que fue o podrá ser. Hay se halla la clave. Y en el Aquí y Ahora:

1º Conectar con la Quietud que atesoramos en nuestro interior

2º. Dejar de formularse preguntas.

3º Y ser plenamente consciente de la actitud que en ese Aquí y Ahora se genera,


impregnándola siempre de Amor.

Detengámonos con brevedad en estos tres puntos.

1º Conectar con la Quietud que atesoramos en nuestro interior

Cuando se repasan escritos sagrados antiguos y aportaciones místicas de


los últimos siglos, da igual la corriente espiritual a la se acuda, se puede
comprobar que hay una referencia reiterada a la dialéctica
Quietud/Movimiento como pauta presente en toda la Creación y en cada uno
de sus componetes, de lo mayor a lo menor y viceversa. Se ahondará en ello en
otros capítulos de este texto, especialmente en el 8 y el 16, y es también lo que la
cienca contemporáena está haciendo suyo de la mano, por ejemplo, del célebre
“Big-Bang”. Y la Quietud, desde la que se genera el Movimiento, suele ser
mostrada en tales escritos y aportaciones como atributo y cualidad intrínseca de
nuestro ser interior, de nuestro Verdadero Yo.

En este orden, para salir de la Matrix a voluntad, basta con conectar con
esa Quietud que atesoramos interiormente. En el silencio, la respitación
cosnciente y la meditación, encontrar en nostros mismos la Quietud que luce
nuestra Esencia y conectar con ella, volcarse en ella. Y en conexión con la
Quietud, vivir experiencias que dentro de la Matriz Holográfica resultan
imposibles de disfrutar; y acceder a una Sabiduría -la Sabiduría Innanta de la
que, junto con la Quieud, goza nuestro ser interior- que en la Matrix jamás se
podrá ni siquiera intuir.

Entre los místicos de todas las escuelas espirituales, San Juan de la Cruz
ha plasmado como pocos las vivencias y “saberes” que se alcanzan en conexión
con esa Quietud interior que se halla en nuestra esencia. Lo hizo en un bello
poema encabezado como Copla hechas sobre un extasisde alta contemplación y que
es más conocido a través de su estribllo: toda sciencia transcendiendo.

CONEXIÓN CON LA QUIETUD Y DESCONEXIÓN DE LA MATRIX:


TODA SCIENCIA TRANSCENDIENDO

Entreme donde no supe


y quedéme no sabiendo toda sciencia trascendiendo.

Yo no supe dónde entraba


pero cuando allí me vi sin saber dónde me estaba
grandes cosas entendí no diré lo que sentí
que me quedé no sabiendo toda sciencia trascendiendo.

De paz y de piedad
era la ciencia perfecta, en profunda soledad entendida vía recta era cosa tan secreta
que me quedé balbuciendo
toda sciencia trascendiendo.

Estaba tan embebido


tan absorto y ajenado
que se quedó mi
sentido de todo sentir
privado
y el espíritu dotado
de un entender no
entendiendo toda sciencia
trascendiendo.

El que allí llega de


vero de sí mismo
desfallece cuanto sabía
primero mucho bajo le
parece
y su ciencia tanto crece
que se queda no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo.

Cuanto más alto se sube


tanto menos se entendía
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía
por eso quien la sabía
queda siempre no
sabiendo, toda sciencia
trascendiendo.

Este saber no
sabiendo es de tan
alto poder
que los sabios
arguyendo jamás le
pueden vencer que no
llega su saber
a no entender entendiendo
toda sciencia trascendiendo.

Y es de tan alta excelencia


aqueste sumo saber
que no hay facultad ni
ciencia que le puedan
emprender quien se supiere
vencer
con un no saber sabiendo,
de la divinal esencia
es obra de su
clemencia
hacer quedar no entendiendo
toda sciencia trascendiendo.

2º Dejar de formularse preguntas

Rememoremos de nuevo El hombre rebelde de Albert Camus y ese tiempo


de exilio –de interminable busca de justificación y de nostalgia sin objeto- en la
que Corazón se pregunta dónde puedo sentirme en mi casa y nos planteamos
los interrogantes más penosos y más abrumadores. Sin embargo, ¿qué sucede
sin cesamos de enunciar preguntas e interrogantes?. Muy simple: en el preciso
instante en el que no sólo la mente, sino también el Corazón dejan de formular
preguntas, se acabó el “juego”: ya no se abren abanicos de opciones y se corta la
dinámica consciencial que ha sido descrita, desconectándonos de la Matriz.

¿Parece extraño o complicado?. Veamos, ¿por qué nos hacemos


preguntas?.

Como se analizará pormenorizadamente en los capítulos dedicados a


Física de la Deidad, nuestro linaje, el de cualquiera, es divino. Habrá quien diga
que somos Hijos de Dios, del Padre/Madre o que procedemos y estamos
ligados a la Fuente; o quien afirme que Dios es nosotros mismos y que todos
somos Uno: o quien lo exprese de otra manera, pues hay muchas para acercarse
a lo mismo. Mas lo cierto es que, manifestado de un modo u otro, nuestra
esencia es divinal. Y esto no es una percepción intelectual, sino que se siente en
el Corazón, aunque a menudo limitamos nuestra experiencia de Dios al
estrecho marco de la mente, que es harto insuficiente para abordarla y
disfrutarla. Quizá por ello nos cuesta tanto trabajo asumir algo tan hermoso
como grandioso y que está inexorablemente unido a nuestro linaje y esencia
divinales: el hecho sensacional de que atesoramos en nuestro interior toda la
Sabiduría. Una Sabiduría innata y divina: todo lo sabemos y basta con que lo
recordemos, superando miedos y autolimitaciones mentales.

Siendo esto así, poseyendo toda la Sabiduría, ¿por qué nos hacemos
preguntas?. Pues sencillamente porque hemos olvidado nuestra divinidad y
caminamos por la vida bajo el mando de nuestro pequeño yo, del ego. Y es éste,
no nuestro auténtico ser, el que realiza preguntas: nuestro ser interior, al gozar
de la Sabiduría innata, no precisa preguntar nada; es el ego quien las formula.

Fuera de “maya”, lo real es que cualquier pregunta que nos hagamos es


consecuencia de la ignorancia del ego. Y cualquier respuesta, de su vanidad. Lo
real es que no necesitamos hacernos preguntas. Nuestro ser divino no despliega
la experiencia de la Vida, ni en el plano humano ni en ningún otro plano o
Dimensión, para enfrascarse en un incesante batiburrillo de preguntas e
interrogante, sean abrumadores y penosos o más livianos y lisonjeros, sino para
Vivir. Vivir en armonía y consonancia con lo que somos: seres divinos que no
precisan preguntarse nada y que sólo, ni más ni menos, experiencian la Vida en
una Creación que es Amor y Vida.

Cuando se decide ser coherente con nuestra esencia divina, se comprende


la Unidad en la que Somos y estamos y la Paz y la insondable “Quietud” que
radica íntimamente en nuestra naturaleza. Y se empieza a dejar atrás la
percepción de uno mismo como una identidad individual, sea física o espiritual,
y se comienza a ver y sentir no “mi” vida, sino la Vida, y no “mi” consciencia,
sino la Consciencia: la Vida y la Consciencia Una y Única que en todo fluye y se
manifiesta. Entonces, en conexión con esa profunda “Quietud” de nuestra
dimensión interior y divinal, la Sabiduría innata se despliega en toda su
potencia y desaparece la necesidad de hacer preguntas, situándonos
consciencialmente fuera del juego de la Matriz Holográfica

3º La actitud en el Aquí y Ahora

Ciertamente, en el discurrir del día a día, esto es, en cuando volvemos a la


Matriz y desarrollamos nuestro “Movimiento” por ella, la vida esta llena de
estímulos, impactos, hechos y sucesos: cuando paseamos, conducimos,
trabajamos, disfrutamos del ocio,… Pero ante todas estas situaciones y
circunstancias cotidianas, si nos mantenemos en conexión activa y consciente
con nuestra divinidad, el Movimiento que desplegamos será el radiante
resplandor de la divina “Quietud” que brilla en nuestra esencia. Y seremos
plenamente consciente de que el momento presente –el Aquí y Ahora- es un
espacio sagrado de libertad donde, desde mi interior, genero –yo y sólo yo- la
actitud con la que respondo a cada estímulo o impacto exterior. Y la calidad y
frecuencia vibracional de las actitudes que creo y aplico dependen sólo de mí,
pertenecen en exclusiva a mi ámbito de libertad.

No debemos olvidar que las actitudes forjan las emociones y pensamientos


que nos llevan, a su vez, a hacer acciones. Éstas, por su parte, terminan siendo
repetitivas y se convierten en hábitos. Y son éstos, finalmente, los que modelan
y forman nuestro carácter y nuestra visión del mundo, de las cosas, de la vida y
de la muerte.

Pero todo tiene su origen en las actitudes que surgen antes los estímulos e
impactos que acontecen de instante en instante. Y esas actitudes las generamos
en ese espacio sagrado de libertad que es el Aquí y Ahora. Es ahí donde
decidimos si respondemos al estímulo e impacto en consonancia con el ser
divino que somos, de modo que nuestro Movimiento por la Vida sea resplandor
de la Quietud que brilla en nuestro dimensión divinal, o a instancia de nuestro
ego y nuestro pequeño yo, convirtiendo, así, el Movimiento en un incesante

90
repiqueteo carente de armonía y Amor y lleno de desasosiego y estrés.

Observa, por tanto, la frecuencia vibracional y el perfil de las actitudes


que generas de instante en instante. Y si compruebas que no son de Amor,
tampoco te preocupes, pues sólo con darte cuenta de ello, tus actitudes irán
vibrando en clave de Amor, Armonía y Paz cada vez con mayor asiduidad y
potencia.

Nuestro ser interior es Quietud y no necesita saberes, ni deberes, ni


quereres, ni quehaceres, nada precisa ni requiere y la felicidad es su Estado
Natural. Eso es lo que somos. Pero por algo estamos encarnados en Tercera
Dimensión. Somos seres maravillosos y divinales y nuestra esencia es la
Quietud, mas estamos aquí para desplegar el Movimiento en este Aquí y Ahora
y traer el Cielo a la Tierra., transformando la Tierra en el Paraíso del que
voluntariamente salimos para, precisamente, crearlo aquí.

Somos jardineros voluntarios de la realidad para que nuestra Quietud


divinal llene y transforme de forma armoniosa esta realidad. Para eso nos
movemos en la Matriz Holográfica. Pero nuestro Movimiento no debe
degenerar en un repiqueteo descontrolado y desarmónico, sino que ha de ser
permanentemente resplandor de la Quietud vamos a movernos con el
movimiento que genera nuestra Quietud. Lo que ha pasado hasta ahora con la
Humanidad es que el movimiento que hemos generando no es el Movimiento
de la Quietud, sino el movimiento del movimiento, del movimiento, del
movimiento,…. No es el resplandor de lo que Somos, sino un repiqueteo que
aturde y hace olvidar lo que Somos, llevándonos a ignorar nuestra verdadera
dimensión divinal.

En estos preciosos momentos en los que se están cayendo todos los velos,
donde basta con mirar para “ver”, en estos dulces instantes que estamos
compartiendo Aquí y Ahora porque tenemos el privilegio de compartirlo, lo
único que nos corresponde es movernos en una Matriz Holográfica con un
Movimiento que sea el resplandor de nuestra esencia divina, de nuestra
Quietud.

Y esto que se está enunciando aquí de manera muy solemne y que a


algunos les puede parecer una tarea herculeana, es lo que, consciente o
inconscientemente, están haciendo ya millones de seres humanos. Personas que
viven una vida sencilla y que, de forma natural, desarrollan su actividad
familiar y laboral, comparten con sus amigos y viven el día a día desde una
frecuencia de Amor. Ésta preside su espacio sagrado de libertad, su Aquí y
Ahora, y, de instante en instante, generan actitudes plenas de ese mismo Amor.

Por tanto, tu Nueva Vida –y, con ella, tu aportación a una Nueva
Humanidad y a un Nuevo Mundo- no dependen de nada exterior a ti mismo.
Tu vida la creas tú y sólo tú de instante en instante, en cada Aquí y Ahora, en tu
espacio sagrado de libertad en el que generas, de momento presente en
momento presente, la actitud ante cada estímulo, acontecimiento, suceso,
estímulo o situación –los estimes mentalmente importantes o no- del día a día y
de tu cotidianeidad. Y para que el Amor presida y llene cada actitud ante el
Aquí y Ahora y, por medio de la cadena constante de actitudes que fluye en el
desenvolvimiento del momento presente, se desparrame en la realidad que
creas continuamente –la realidad creada por ti, que es tu vida y tu mundo- no
es preciso esfuerzo alguno, sino que basta con que enciendas la luz de la
consciencia y te observes a ti mismo y cuanto te rodea de instante en instante y
a lo largo del día.

Sería suficiente, como afirma Anthony de Mello en la Meditación 31 de su


obra Una llamada al Amor (Editorial Sal Terrae; Santander, 2009), con que te
vieras reflejado en el espejo de la consciencia del mismo modo que ves tu rostro
reflejado en un espejo de cristal, es decir, con fidelidad y claridad, tal como eres,
sin la menor distorsión ni el menor añadido, y observaras dicho reflejo sin
emitir juicio ni condena de ningún tipo, experimentarías los maravillosos
cambios de toda clase que se producen en ti. Lo que ocurre es que no puedes
controlar dichos cambios, ni eres capaz de planificarlos de antemano ni de
decidir cómo y cuándo tienen que producirse. Es esta clase de conciencia que no
emite juicios la única capaz de sanarte, de cambiarte y de hacerte crecer. Pero lo
hace a su manera y a su tiempo.

¿De qué debes ser consciente concretamente?, plantea Mello a renglón


seguido. Pues de tus reacciones y de tus relaciones. Cada vez que estás en
presencia de una persona (la que sea y en la situación en que sea), tienes toda
clase de reacciones, positivas y negativas. Estudia esas reacciones, observa
cuáles son exactamente y de dónde provienen, sin reconvención o
culpabilización de ningún tipo, incluso sin deseo alguno, y, sobre todo, sin
tratar de cambiarlas. Eso es todo lo que hace falta para que brote la santidad.

Ahora bien, ¿no constituye la conciencia en sí misma un esfuerzo? No, si la


has percibido aunque no sea más que una vez. Porque entonces comprenderás
que la conciencia es un placer: el placer de un niño que sale asombrado a
descubrir el mundo; porque, incluso cuando la conciencia te hace descubrir en ti
cosas que te desagradan, siempre ocasiona liberación y gozo. Y entonces sabrás
que la vida inconsciente no merece ser vivida, porque está excesivamente llena
de oscuridad y de dolor.

Si al principio sientes pereza en esta practica, no te violentes. Sería un


esfuerzo más. Limítate a ser consciente de tu pereza, sin juzgar ni condenar.
Comprenderás entonces que la conciencia requiere el mismo esfuerzo que el
que tiene que realizar un enamorado para acudir junto a su amada, o un
hambriento para comer, o un montañero para escalar la montaña de sus sueños;
tal vez haya que emplear mucha energía, tal vez sea incluso penoso, pero no es
cuestión de esfuerzo; ¡es hasta divertido! En otras palabras, la consciencia es
una actividad fácil.

Pero ¿te va a proporcionar la conciencia la santidad (espiritualidad,


camino Interior,…) que tanto anhelas?. Sí y no. De hecho, nunca lo sabrás,
porque la verdadera santidad, la que no se obtiene a base de técnicas, de
esfuerzos y de represión, es absolutamente espontánea. Jamás vas a tener la
menor consciencia de que se da en ti. Por lo demás, no debes preocuparte,
porque la misma ambición de ser santo se desvanecerá en cuanto vivas,
momento a momento, una vida plena, feliz y transparente gracias a la
consciencia. Te basta con estar vigilante y despierto (“alerta”, se dirá en el
próximo capítulo), porque así tus ojos verán el Rostro de Dios -el Dios que es
yo, tú, todos y todo, sin excepción- y la absoluta y completa Perfección de
cuanto Es. No te hace falta absolutamente nada más: ni la seguridad, ni el amor,
ni el pertenecer a alguien, ni la belleza, ni el poder, ni la santidad, ni ninguna
otra cosa tendrán ya importancia.

Desconectado de la Matriz, abro los ojos y veo


Abro los ojos y veo que cada ser humano contempla, concibe y experiencia la
vida y la realidad en función de su estado consciencial. De ahí que todo lo que denomino realid

Abro los ojos y veo que “mi vida” y la realidad (“mi realidad”) son la
manifestación y proyección conscienciales de mi propio interior, de mi estado conscienc

Abro los ojos y veo que exa


congéneres: la vida (”su

Abro los ojos y veo que cada cual genera su holograma (su
tal como la concibe y experiencia) y que la globalidad d
No existe una realidad objetiva y única y no hay un “mundo”

Abro y los ojos y veo que la pretendida y teórica realidad objetiva y única no
existe, sino que es absolutamente subjetiva y radicalmente múltiple:

+Es subjetiva porque nada existe en ella a parte de lo que cada cual genera y
proyecta, desde el interior de uno mismo, hacia la gigantesca Matriz
Holográfica. En esta Matriz interactúan todas proyecciones y “visiones”
individuales de la vida, la muerte, las cosas, el mundo, la gente, Dios,…

+Es múltiple porque existen muchas realidades, tantas como personas, cada
una de las cuales crea su realidad desde su respectiva dimensión interior.

Aplicando lo anterior a lo que la Humanidad denomina “mundo” o “mundo


exterior”, abro y los ojos y veo que tal mundo, como realidad única y objetiva,
simplemente no existe: hay tantos mundos como seres humanos, exactamente
uno por cada uno, pues lo que cada persona percibe y contempla como mundo
exterior es ella misma, su propia manifestación y proyección desde su estado
consciencial y frecuencia vibracional.

Mundo exterior y cambio interior

Abro los ojos y veo que cualquier cambio de la realidad y el mundo exterior
pasa inexorablemente por “mi cambio interior”, es decir, por la transformación
de mi estado consciencial y frecuencia vibracional que haga factible crear esa
nueva realidad y ese nuevo mundo que deseo.

Abro los ojos y veo que el cambio interior es la llave del cambio exterior: ojos
nuevos para un mundo nuevo.

Todo es verdad y nada es “Real”

Abro y los ojos y veo que, derivado de lo precedente, en el escenario de la


Matriz Holográfica (el Gran Teatro del Mundo) todo es verdad y nada es Real:

+Todo es verdad, porque la realidad creada por cada ser humano, con todo lo
que implica, conlleva y representa, es ineludiblemente verdad para él (en el
Gran Teatro del Mundo, cada uno se cree a pie juntillas, firme y hasta
vehemente, el papel que decide en cada momento interpretar).

+Nada es “Real”, pues la realidad creada por cada cual es, como se acaba de
exponer, subjetiva y múltiple, no existiendo en la Matriz Holográfica ninguna
realidad “Real”, sino multitud de realidades holográficas, la de cada uno, que
interaccionan y configuran conjuntamente la Matriz Holográfica y el mundo
exterior (en el Gran Teatro del Mundo, todo es pura manifestación holográfica
y virtual de estados conscienciales interiores que varían y mutan -expansión
consciencial- como consecuencia de las experiencias que cada persona vivencia
en el contexto de la realidad por ella misma creada).

Consecuencia de mi decisión de ser: “yo soy”

Abro y los ojos y veo que todo lo que en mi vida y el mundo sucede, cualquier
hecho, circunstancia, evento o situación, es mi creación. Todo es consecuencia
de mi decisión de ser (“mi papel”: el papel que decido interpretar) y
manifestación de lo que “yo soy” (mi yo y mis circunstancias derivados de “mi
papel”) como consecuencia de esa decisión, haciendo que mi vida y todo lo que
me rodea, sin excepción alguna, sean proyecciones, como espejos en los que me
veo reflejado, de lo que yo soy porque lo he decidido ser.

¿Algunos ejemplos?. Abro y los ojos y veo que:

+Si mi decisión de ser es “ayudar a los demás”, ineludiblemente crearé a


quienes precisen mi ayuda, a los “necesitados” de ella, dado que si estos no
existieran, mi deseo de “ayudarlos” no podría plasmarse en la “realidad” por
mi generada. De idéntica forma, crearé la “situación de necesidad o escasez (de
lo que sea)” que provoca que precisen de mi ayuda y la “situación de
disponibilidad y abundancia (de lo que sea)” que hace posible que yo se la
ofrezca.

+Si mi decisión de ser es “ser bueno”, inevitablemente crearé a quienes sean


“malos”, pues si estos no existieran, mi deseo de ser “bueno” no podría
plasmarse en la “realidad” por mi generada. Igualmente, crearé la “maldad”
que lleva a los “malos” a serlo, así como la “bondad” que a mí me hace
“bueno”.

+Si mi decisión de ser es estar “despierto”, obligatoriamente crearé a los que


estén “dormidos”, ya que si estos no existieran, mi deseo de estar “despierto”
carecería de sentido en la “realidad” desde mi engendrada. Del mismo modo,
crearé los motivos que hacen que los “dormidos” lo estén, así como las razones
que provocan mi “despertar”.

+Si mi decisión de ser es “ser un salvador”, forzosamente crearé tanto las


“víctimas” a quienes pueda “salvar” como el “algo”, el “verdugo” o el
“perseguidor” que hostiga a las “víctimas” y del que yo, “salvador”, les voy a
“salvar”.

Cuando no decido, incluso cuando no decido ser: “Yo Soy” (ver Capítulo 13)

Abro los ojos y veo que más allá de la vida (“mi vida”) y la realidad (“mi
realidad”) hay algo que no puede ser pensado ni expresado y que es ajeno a
cualquier Matriz Holográfica. Sé que siempre lo he sabido, aunque lo había
olvidado entre hologramas y proyecciones virtuales. Y siento que se trata de la
Vida en toda su Pureza.

Abro los ojos y veo la Vida que no es “mi vida” ni la de nadie en singular, y la
Consciencia, que no es “consciencia” ni la de nadie en particular.

Abro los ojos y veo que lo que realmente Soy fluye de manera natural y
espontánea cuando no se diluye el “yo soy” y cuando no decido nada, incluso
cuando no decido ser.

Abro los ojos y me veo: Yo Soy

Abro los ojos y me veo: Amor


CAPÍTULO 5
CONSCIENCIA DE UNICIDAD

La Unicidad de cuanto Es y existe

En todo lo que existe y es, en cualquier ámbito y escala, se cumplen


inexorablemente una serie axiomas o principios, íntimamente relacionados con
los denominados desde antiguo como “principios herméticos”. Por su relación
con los objetivos de este capítulo, se subrayan los siguientes:

Principio de Unicidad: Todo es suma de partes y forma parte de una suma


superior, aunque cada parte es a su vez el Todo.

Corolario: Todo es Uno; Uno es Todo.

Principio de Analogía: Como es abajo es arriba, como es arriba es abajo.

Corolario: Las diferencias son de escala, pero todo guarda analogía, relación y
afinidad, respondiendo a un único arquetipo y a un mismo patrón o matriz.

Principio de Ritmo: El ritmo y el ciclo se halla en todo y plasma su


manifestación ondular en infinidad de escalas y modalidades cíclicas.

Corolario: Todo fluye y refluye y, en esta dinámica, se expansiona.

Principio del Tao: Todo es Natural y hay un Orden Natural de la existencia que
no puede ser nombrado, en contraste con las incontables cosas "nombrables" en
las que se manifiesta.

Corolario: Todo es una Magna Naturaleza, tan Viva como Divina, en la que
todo es natural y todo fluye naturalmente en un Tao u Orden de Amor y Vida.
Basta con observar el interior (“abajo”) del propio cuerpo para
comprender lo cierto, claro y evidente de estas proposiciones:

+Cuando una persona alcanza la edad adulta, el cuerpo se compone de cerca de


cien billones de células. Todas son suma de partes y están compuestas de unos
elementos esenciales, como son la membrana envolvente, el citoplasma, un
núcleo y una membrana nuclear que envuelve al material genético. El núcleo es
el cerebro organizador de la célula y sigue un plan general coordinado, impreso
en la especie humana a través de 100.000 genes en el núcleo de cada célula,
ordenados en 23 pares de cromosomas.

+Cada una de los cien billones de células, siendo suma de partes, forma parte
de una suma superior. Son los tejidos, que se agrupan y organizan a su vez en
órganos. Y éstos, por su parte, en ocho aparatos o sistemas -locomotor
(muscular y óseo), respiratorio, digestivo, excretor, circulatorio, endocrino,
nervioso y reproductor- que constituyen y conforman el cuerpo físico de cada
individuo, sea hombre o mujer.

+El ciclo preside la vida humana, desde el latido del corazón o el rimo de
respiración a la evolución con la edad del cuerpo, y todo fluye y refluye de
manera natural en el contexto de la Vida.

También se puede mirar hacia el exterior (“arriba”) para comprobar lo


cierto de los axiomas anteriores. Un “exterior” que puede ser sintetizado en el
siguiente esquema básico (se aconseja consultar este enlace:
http://htwins.net/scale2/):

Ser humano Humanidad Planeta: Tierra


(1)
Tierra Planetas Sistema Solar
(2)
Sistema Solar Cluster sistémico Galaxia: Vía Láctea
(3) (4)
Vía Láctea Cúmulo Galáctico o Universo
Grupo Local (5)
Universo Grupo de Universos Multiverso

Multiverso Grupo de Multiversos Omniverso

Omniverso Grupo de Omniversos Multiomniverso

Multiomniverso Grupo de Uno-Verso o Verbo


Multiomniversos (6)
1) La Tierra es un ser vivo. Es suma de partes (animales, vegetales, minerales,
humanidad, seres intraterrenos,…). Y forma parte de un todo superior: el
Sistema Solar. El corazón del ser vivo Tierra se encuentra en su Núcleo
Ardiente, cuyas temperaturas de más de 6.700ºC superan las de la corteza del
Sol.

(2) El Sistema Solar es un ser vivo. Es suma de partes (planetas, asteroides,


cometas provenientes de la Nube de Oort, objetos helados, como Sedna y
Quaoar, del Cinturón de Kepler,…). Y forma parte de un todo superior: la
galaxia llamada Vía Láctea. El corazón del Sistema Solar es el Sol, del que toma
el nombre.

(3) El Sistema Solar vive en el seno de la Vía Láctea y transita cíclicamente por
ella inserto en un Cluster Sistémico o grupo de sistemas, como Sirio, cuyo centro
es, a su vez, el corazón del Cluster. De idéntico modo, la Vía Láctea vive dentro
del Universo y transita cíclicamente por él en un Cúmulo Galáctico o Grupo
Local de unas cuarenta galaxias, como Andrómeda, cuyo colosal bulbo central
se constituye en el corazón del Cúmulo. Y lo enunciado sobre la funcionalidad
del Cluster Sistémico y el Cúmulo Galáctico es aplicable analógicamente a los
Cúmulos o Grupos de Universos, Multiversos, Onmiversos y MultiOmniversos.

(4) La Vía Láctea, con un diámetro medio de mil billones de kilómetros (100.000
años luz), es un ser vivo conocido por algunas culturas como Donga, que
significa “agua”, por la gran presencia en él de oxígeno y, especialmente,
hidrógeno en infinidad de combinaciones. Es suma de partes (estrellas, planetas,
sistemas y clusters sistémicos, nubes de hidrógeno ionizado, la denominada
“materia oscura”,…). Y forma parte de un todo superior: el Universo. El corazón
del ser vivo Vía Láctea se encuentra en su centro, un pseudobulbo contenedor,
entre otras cosas, de un gran agujero negro, Sagitario A, de unas 2,6 millones de
masas solares.

(5) Del mismo modo, cada Universo, Multiverso, Omniverso y


MultiOnmiversos son seres vivos. Cada uno es suma de partes y formando
parte de un todo superior. Todos cuentan con su corazón. Y todos los corazones,
desde el de un ser humano o la Tierra al de cualquiera de los MultiOmniversos,
se hallan absolutamente interconectados e interactúan y fluyen constante y
permanentemente entre sí.

(6) El Uno-Verso o Verbo es, coloquialmente expresado, el “Cuerpo de la


Creación”. Siendo uno y teniendo un Corazón Central, es suma de partes, todas
las hasta aquí enunciadas, configurando una “Magna Naturaleza”. Y forma
parte de una suma superior donde lo Creado y lo Increado interaccionan en
Unidad y Unicidad: Ser y No Ser; Todo, Uno y Único; Plenitud y Vacío,…: Yo
Soy.
Es mas, lo interior y lo exterior (el “arriba” y el “abajo”) no sólo están
completamente interconectados, sino que se fusionan en cada célula del ser
humano y en cada componente de la Creación a través del ADN.

El ADN

Al ADN (Ácido DesoxirriboNucleico) se hizo ya mención en el contexto


del Pentáculo Binario planteado en la parte final del Capítulo 1. Constituye el
tipo de molécula más compleja que se conoce y donde reside la Información
Genergética de cualquier modalidad de vida y, por supuesto, del ser humano,
estando impresa en cada célula del cuerpo. El estudio de la estructura del ADN
puede hacerse a varios niveles, apareciendo tanto diversas estructuras -
primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria- como niveles de empaquetamiento
superiores.

100
+Estructura primaria: El ADN está compuesto po
nucleótidos formados por desoxirribosa. Las bases nitro

+Estructura secundaria: La estructura secundaria del ADN fue propuesta en


1953 por James Watson y Francis Crick, quienes la denominaron “modelo de estructura en do
Las dos hebras se sitúan de forma antiparalela, es decir, una orientada en sentido 5' → 3' y

101
+Estructura terciaria: El ADN es una molécula muy larga en algunas especies
y, sin embargo, en las células eucariotas se encuentra alojado dentro del
minúsculo núcleo. Cuando el ADN se une a proteínas básicas, la estructura se
compacta mucho. Estas proteínas básicas son Histonas o Protaminas. La unión
con Histonas genera la estructura denominada nucleosoma.
Cada nucleosoma está compuesto por una estructura voluminosa, denominada
core, seguida por un eslabón o "Linker". El core está compuesto por
un octámero de proteínas, Histonas, denominadas H2A, H2B, H3 y H4. Cada
tipo de histona se presenta en número par. Esta estructura está rodeada por un
tramo de ADN que da una vuelta y 3/4 en torno al octámero. El Linker está
formado por un tramo de ADN que une un nucleosoma con otro y una histona
H1. El conjunto de la estructura se denomina fibra de cromatina de 100Å. Tiene
un aspecto repetitivo en forma de collar de perlas, donde las perlas serían los
nucleosomas, unidos por los linker.
El ADN debe encontrarse más compacto en el núcleo de los espermatozoides.
En este caso, el ADN se une a proteínas de carácter más básico,
denominadas Protaminas. El ADN se enrolla sobre estas proteínas, formando
una estructura muy compacta, denominada estructura cristalina del ADN

+Estructura cuaternaria: La cromatina en el núcleo tiene un grosor de 300Å. La


fibra de cromatina de 100Å se empaqueta formando una fibra de cromatina de
300Å. El enrollamiento que sufre el conjunto de nucleosomas recibe el nombre
de solenoide. Los solenoides se enrollan formando la cromatina del núcleo
interfásico de la célula eucariota. Cuando la célula entra en división, el ADN se
compacta más, formando los cromosomas.

Con la expresión Genergética se hace mención a la convivencia dentro


del ADN de toda la Creación, tanto desde la perspectiva material y físico-
biológica como trascendente y álmico-espiritual. Sobre esto último se
profundizará dentro de la parte del presente texto dedicada a la Física de la
Deidad. Baste ahora con subrayar que el modelo de estructura en doble hélice
reseñado en el cuadro precedente (dentro del apartado Estructura secundaria) -
par de hebras de nucleótidos enrolladas en torno a un eje imaginario que gira
en contra del sentido de las agujas de un reloj y se estabilizan en sus vueltas
gracias a puentes de Hidrógeno- responde a lo siguiente:

+Una de las dos hebras contiene toda la información genética del ser humano,
es decir, la que hereda de sus ascendientes y pasará a sus descendientes.

+La otra hecha posee toda la información álmica, esto es, la proveniente de las
múltiples encarnaciones de alma en una larga cadena de vidas, tanto en el plano
humano y terrestre como en otras especies, mundos, planos y Dimensiones.

+El enrollamiento de ambas en torno a un eje imaginario que gira en contra del
sentido del reloj permite la conexión mórfica y morfogenética entre las dos
hebras y sus respectivos campos de información. Esto hace posible lo que la
Humanidad está ahora empezando a descubrir con relación a los llamados
campos mórficos o morfogenéticos (en expresión de Rupert Sheldrake).
Igualmente y dado que las almas, como se examinará en posteriores capítulos,
realizan Pactos de Amor entre sí para plasmar y efectuar sus encarnaciones,
configurando así Familias de Almas, en este enrollamiento y giro de las dos
hebras se encuentra la base de las denominadas Constelaciones Familiares
(Técnica desarrollada en lo fundamental por Bert Hellinge).

+Por fin, los puentes de hidrógeno que estabilizan y dan soporte a tan colosal
estructura son la manifestación exterior de una especie de energía tan sutil y
pura que ni siquiera puede denominarse energía. Es vibración pura y
primigenia emanada directamente de la Fuente de la Creación, su propia
Esencia; es Espíritu divino presente en cada molécula de ADN; es el Hijo de
Dios o Cristo; es la Vida misma y Perfecta, y es, por tanto, Amor. Su pureza es
tan sublime que es la Vía para, desde el Yo Soy, conectar con la Fuente de la
Creación, situada fuera del concepto de Ser.

En cualquier caso, para poder hacerse una idea de la grandiosidad de lo


que el ADN es y significa, en este punto del texto resulta suficiente con
detenerse en el primero de los cuatro puntos anteriores, es decir, en la
información genética y biológica que el ADN contiene. La compresión e
interiorización de la concadenación que subyace en tal información es por sí
bastante para entender la Unidad y Unicidad de cuanto Es y Existe. Sobran las
palabras. Toma el ejemplo de ti mismo, de tu cuerpo y tu ADN genético, y
recapacita sobre la siguiente cadena que se sintetiza en el siguiente cuadro.

Tú ADN genético (físico-biológico) ------ Pasa a tus descendientes


|
Proviene de tus ascendientes: Sigue mentalmente la cadena:
+Padres
+Abuelos
+Bisabuelos
+Tatarabuelos
|
+La Humanidad misma a lo largo de toda su historia, da igual la que pienses y
en la que mentalmente te sitúes, sin solución de continuidad
|
+Forma de vida pre-homínidas
+Otras mamíferos
+Conformación del llamando Reino Animal
+Formas de vida previa
|
+Primeras formas de vida pluricelulares (hace 1.000 millones de años,
aproximadamente).
+Separación del Neuroma en bacterias, arqueas y eucariotas (hace unos 2.000s
mil millones de años).
+Células autótrofas y heterótrofas (desarrollo de la fotosíntesis hace 3.000
millones de años).
+Primeras formas de vida super-elemenates sobre el planeta generadas en el
agua que llega a la Tierra a través de cometas y meteoritos.
+”Nacimiento” de la Madre Tierra (hace 4.500 millones de años).
|
+La Tierra surge de la nebulosa protosolar y el agua que a ella llega, lo hace
desde otros puntos del hoy llamado Sistema Solar, conformado hace 5.000
millones de años.
|
+El Sistema Solar y todo lo que contiene (estrella central y disco circumestelar –
partículas, primero planetesimales y, después, protoplanetas-) se genera en los
procesos internos de vida y desarrollo de una galaxia, la Vía Láctea, surdida
hace 7.000 millones de años –
|
+La Vía Láctea y todo lo que lo conforma procede de un Cúmulo Galáctico en
el seno de un Universo generado hace casi 15.000 millones de años.
|
+El Universo conocido por la Humanidad se formó hace más de 25.000
millones de años en el seno de un Multiverso de los muchos que coexisten
dentro de un Omniverso que comenzó a generarse hace 100.000 millones de
años.
|
+Este Omniverso forma parte de un MultiOmniverso cuya primera
conformación inicial data de hace medio billón de años.
|
+El MultiOmniverso se configuró dentro de unos de los pliegues vibracionales
y gravitacionales producidos en el seno del Verbo hace más de un billón de
años.
|
+El origen del Verbo, como se verá en los próximos capítulos, está fuera del
tiempo.

Los portales que conectan la Tierra con el Sol

Todo es suma de partes y forma parte de una suma superior

Como se viene insistiendo en este capítulo, como es arriba es abajo, como


es abajo es arriba. Las mismas pautas se reproducen analógicamente en todas
las escalas y planos.
Cada célula del cuerpo humano, cien billones en total, es un gigantesco
contenedor de vida, una especie de galaxia donde el núcleo celular actúa como
corazón y centro galáctico en torno al cual viven y fluyen multitud de
modalidades de vida, desde citoplasmáticas a genéticas, agrupadas en
“sistemas” similares, a su escala, a los sistemas solares. Y las células están
conectadas con el corazón del cuerpo por sistemas como el sanguíneo y se
agrupan en multitud de tejidos y aparatos que constituyen auténticos Universos
o suma de galaxias en el interior del cuerpo humano, que se configura así como
un colosal Multiverso o suma de Universos.

Cada cuerpo humano, al igual que cada miembro o componente de los


millones de especies de fauna, flora y minerales que existen en la Tierra, es una
célula en el seno del planeta, fantástico ser vivo que por ello puede ser definido
como Omniverso o suma de infinidad de Multiversos. Y la Tierra cuenta con un
corazón, su núcleo –un corazón radiante cuya temperatura supera a la de la
corteza del Sol-, que se halla conectado con el corazón de cada ser vivo que en
ella mora de idéntica manera a como el corazón de cada célula del cuerpo
humano lo está con su corazón.

La Tierra, como el resto de los planetas, astros y componentes del sistema


solar, es una célula dentro de éste, que es otro ser vivo con perfiles de
Multiomniverso o suma de Omniversos. Y el sistema solar tiene al Sol, otro ser
vivo, como corazón, que se encuentra conectado con la totalidad de células del
sistema solar.

Y así se podría continuar repitiendo la misma pauta y ascendiendo en la


escala hacia la Vía Láctea y su corazón o Centro Galáctico, el Universo, el
Multiverso en el que se integra, el Ommiverso del que éste forma parte, el
Multiomniverso al que éste pertenece y así sucesivamente en el contexto una
prodigiosa e inabarcable Creación donde todo es suma de partes y forma parte
de una suma superior, aunque cada parte es a su vez el Todo.

Los Puntos X: la conexión entre el Sol y la Tierra

Si el núcleo o corazón de cada célula del cuerpo humano está conectado


con el corazón por medio de sistemas como el sanguíneo, ¿cómo se produce la
conexión del Sol, corazón del sistema solar, con las células que lo habitan, por
ejemplo, con la Tierra?. Pues a través de unas “venas” o “arterias” muy
especiales que antiguas culturas visualizaron como portales ocultos que, a
modo de atajos en el espacio y el tiempo, cumplen la función de conectar a los
dos astros directamente y canalizar sin interferencias un fluido constante de
energía entre ambos. Fluido, por cierto, del que se benefician todas las
modalidades de vida, como la especia humana, que viven y experiencian en el
seno de la Madre Tierra.
¿Increíble?. Jack Scudder, físico de plasmas de la Universidad de Iowa y
colaborador de la NASA, ha publicado un trabajo en la edición de junio pasado
de la revista científica Physical Review Letters en el que describe la existencia y
funcionamiento de estos portales, a los que denomina “Puntos X”.

En palabras de Scudder, los Puntos X, definidos científicamente como


regiones de difusión de electrones, “son lugares donde el campo magnético de
la Tierra se conecta con el campo magnético del Sol, creando así un camino
ininterrumpido que va desde la atmósfera de nuestro planeta hasta la atmósfera
del Sol, a 150 millones de kilómetros de distancia."

De hecho, observaciones llevadas a cabo por las sondas espaciales


THEMIS, de la NASA, y Cluster, de la Agencia Europea del Espacio, sugieren
que estos portales magnéticos se cierran y abren docenas de veces al día y se
localizan en el sitio exacto donde el campo geomagnético terrestre se topa con el
potente viento solar. La mayoría de los portales son pequeños y de corta
duración; otros son muy grandes y duran más tiempo. Ingentes cantidades de
partículas energéticas pueden así fluir a través de ellos, expandiéndose por la
atmósfera superior de la Tierra, desatando tormentas geomagnéticas,
provocando brillantes auroras polares e impregnado de energía viva toda la
vida que mora en la Tierra.

Procesos de reconexión magnética

Siguiendo con lo aportado por Scudder y sus colegas, los portales se


forman por medio de procesos de reconexión magnética: las líneas entrelazadas
de fuerza magnética del Sol y la Tierra se unen para crearlos. Los Puntos X son
el lugar exacto donde se producen las intersecciones. La repentina unión de
campos magnéticos puede impulsar chorros de partículas cargadas desde
cualquier Punto X, creando de este modo una región de difusión de electrones.
Para aprender a localizar estos eventos, Scudder observó datos proporcionados
por una sonda espacial que orbitó la Tierra hace más de 10 años. "A finales de la
década de 1990, la sonda espacial Polar, de la NASA, pasó años en la
magnetosfera de la Tierra", explica Scudder, "y, durante su misión, encontró
muchos Puntos X”. Gracias a los sensores que formaban parte del equipamiento
de la sonda Polar, Scudder pudo ver cómo era un Punto X. "Usando
información tomada de Polar, hemos encontrado cinco simples combinaciones
de mediciones del campo magnético y de partículas energéticas que nos dicen
cuando nos encontramos con un Punto X o con una región de difusión de
electrones. Una sonda espacial, apropiadamente equipada, puede realizar estas
mediciones."

La NASA está planeando una misión llamada "MMS" (Magnetospheric


Multiscale Mission, en idioma inglés, o Misión Multiescala Magnetosférica, en
español), programada para ser lanzada en el año 2014, con el fin de estudiar el
fenómeno. Equipadas con detectores de partículas energéticas y sensores
magnéticos, las cuatro sondas de la MMS se dispersarán en la magnetosfera de
la Tierra y rodearán a los portales para observar cómo funcionan.

Video de ScienceCast

En el siguiente enlace puede visualizarse el vídeo (en inglés) “Portales


ocultos magnéticos alrededor de la Tierra” en el que se explica cómo se forman
estos portales y cómo pueden ser localizados:
http://www.youtube.com/watch?v=y3_vW5yrNek
PARTE III
SER HUMANO: CORPOREIDAD Y TRÁNSITO
CAPÍTULO 6
APUNTES CONSCIENCIALES SOBRE
LA CORPOREIDAD HUMANA

Planteamiento

En el último epígrafe del Capítulo 1 se abordó el Pentáculo Binario


y se indicó que, para completar su examen, se dedicaría otro capítulo
precisamente el que aquí comienza, a tres de los binomios allí expresados de la
mano del análisis de cerebro-corazón, la interacción sistema inmunitario -
cuerpo energético y la sexualidad sagrada.

Las páginas que siguen se centran en ello por medio de cuatro grandes
epígrafes:

+El Corazón: nuestro cerebro principal.

+El sistema inmunitario y el cuerpo energético: edad cronológica y edad


biológica.

+Sexualidad Sagrada.

+Meditación, alimentación y ejercicio físico.

El Corazón: nuestro cerebro principal

Te lo digo desde el corazón

El cuerpo humano dispone de dos cerebros: el que todas las personas


conocen y otro hasta ahora desconocido. ¿Cuál es éste?. Se trata del cerebro-
corazón. Y es mucho más potente y principal para el ser humano que el cerebro-
mente de la cabeza.

Expresiones tan populares como “te lo digo desde el corazón”, “canta de


corazón”, “con el corazón en la mano”, “de corazón a corazón”, etcétera están
llenas de sentido, coherencia y significado. No en balde, el corazón dispone de
un cerebro y el amor del corazón no es una emoción, es un Estado de
Consciencia, ¡es Amor!.

En la actualidad, son numerosas las indagaciones científicas que


muestran la auténtica entidad y dimensión del corazón humano. Por ejemplo,
se comparte seguidamente un breve texto extraído de la entrevista publicada el
14 de marzo de 2012 por el periódico La Vanguardia y realizada a Annie
Marquier, matemática e investigadora de la conciencia:
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120314/54267641495/annie-
marquier-corazon-cerebro.html

Los conocimientos que la entrevista sintetiza coinciden con lo puesto de


manifiesto por otros investigadores, subrayando que:

+El cuerpo humano dispone de dos cerebros, el mental, radicado en la cabeza, y


otro, que opera de forma bien distinta y sin ficciones mentales, ubicado en el
corazón.

+El cerebro-corazón es el principal de los dos y tiene capacidad para influir en


el cerebro-mente de la cabeza, activando en éste centros superiores de
percepción completamente nuevos que interpretan la realidad fuera de los
límites del tiempo y del espacio, permitiendo un conocimiento inmediato e
instantáneo y una percepción exacta de esa realidad.

+Cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de


coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una
inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas.

El corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien


desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de
neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. Gracias a esos circuitos tan
elaborados, el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción
independientemente del cerebro ubicado en la cabeza; y puede aprender,
recordar e incluso percibir.

El cerebro-corazón usa el lenguaje intuitivo; el cerebro-mente, el lenguaje


discursivo. El lenguaje intuitivo utiliza la consciencia para relacionarse con el
Aquí y Ahora, donde la mente discursiva no tiene lugar para actuar. El cerebro-
corazón va proporcionando las herramientas para poder vivir en el momento
presente, de instante en instante, con una visión cabal y una percepción de la
realidad llena de ecuanimidad, aceptación y capacidad de fluir. Si el ser
humano es capaz de mantener la atención sostenida en el presente, el cerebro-
corazón adquiere todo su protagonismo e ilumina todo el movimiento que
genera la Vida.

Conocimientos que hay que interiorizar y llevar a la práctica de manera


no mental, sino natural y espontánea, esto es, no desde el cerebro-mente, sino
desde el cerebro-corazón. Y es que el potencial del cerebro-corazón se activa
cultivando, precisamente, las cualidades del corazón y liberándose del miedo, el
deseo y el ansia de dominio. Es tan sencillo como el latir rítmico y acompasado
del corazón. Es tan simple como fluir, tan fácil como ¡Vivir!.
Cuatro tipos de conexiones entre el corazón y el cerebro de la cabeza

Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el
cerebro de la cabeza:

+La comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos:


El corazón envía más información al cerebro-mente de la que recibe, es el único
órgano del cuerpo con esa propiedad; y puede inhibir o activar determinadas
partes del cerebro-mente según las circunstancias. Así, el corazón puede influir
en nuestra percepción de la realidad y, por tanto, en nuestras reacciones.

+La información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores: Es el


corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general
del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la
hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como
Hormona del Amor.

+La comunicación biofísica mediante ondas de presión: A través del ritmo


cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro-mente y al resto
del cuerpo. Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca: una es
armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona
tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. La otra es
desordenada, con ondas incoherentes. Aparece con las emociones negativas y
con el miedo, la ira o la desconfianza. Pero hay más: las ondas cerebrales de la
mente se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el
corazón arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor del corazón no es una
emoción, es un estado de conciencia inteligente.

+La comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el más


potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del
cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional.
Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico. Y el campo
magnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro
metros, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética
contenida en nuestro corazón.

El cerebro-corazón activa en el cerebro-mente centros de percepción completamente


nuevos y crea un estado de coherencia biológico

El cerebro del corazón activa en el cerebro mental o de la cabeza centros


superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin
apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas
memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene una
percepción exacta de la realidad.

110
Cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de
coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una
inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas.

El potencial del cerebro-corazón se activa cultivando las cualidades del corazón y


liberándose del miedo, el deseo y el ansia de dominio

Es un potencial no activado, pero empieza a estar accesible para un gran


número de personas. Se puede activar cultivando precisamente las cualidades
del corazón: la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la paciencia, la
cooperación, la aceptación de las diferencias,... Es la práctica de pensamientos y
emociones positivas. En esencia, liberarse del espíritu de separación y de los
tres mecanismos primarios: el miedo, el deseo y el ansia de dominio,
mecanismos que están anclados profundamente en el ser humano porque nos
han servido para sobrevivir millones de años.

El ser humano puede liberarse de ellos tomando la posición de testigos,


observando nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos y escogiendo las
emociones que nos pueden hacer sentir bien.

Confiar en la intuición y estar atentos a nuestro interior

Debemos aprender a confiar en la intuición y reconocer que el verdadero


origen de nuestras reacciones emocionales no está en lo que ocurre en el
exterior, sino en nuestro interior. Cultivar el silencio, contactar con la
Naturaleza, vivir periodos de soledad, meditar, contemplar, cuidar el entorno
vibratorio, trabajar en grupo, practicar una Vida Sencilla. Y preguntar al
corazón cuando no se sepa qué hacer.

Todo lo anterior se ha descubierto recientemente y conduce a la


conclusión de que el circuito del cerebro-corazón es el primero en tratar la
información que después pasa por el cerebro-mente de la cabeza. Y como
algunos seres humanos están empezando a experienciar, el uso consciente de
este circuito representa un paso más en la evolución humana, un salto evolutivo
que se une a la activación de componentes durmientes del ADN, provocando,
todo en conjunto, una auténtica Metamorfosis y ojos nuevos para una Nueva
Vida y un Nuevo Mundo.

EL FENÓMENO DE COHERENCIA NEUROCARDIOVASCULAR

Por lo enunciado, es al cerebro-corazón al que corresponde tratar la


información y tomar las decisiones. Y esto se halla en estrecha relación con el
denominado fenómeno de coherencia neuro-cardiovascular.

Patrick Drouot, doctor en Ciencias Físicas, es uno de los mayores expertos


mundiales en la materia, Y aconseja que para acercarnos a este fenómeno,
comencemos recordando que el inventor del reloj de pared, un holandés
llamado Huygens que daba cuerda cada día a sus relojes, comprobó que, al
cabo de un rato y en un tiempo aleatorio, todos se sincronizaban con un reloj
en concreto. ¿Con cuál?: con el más grande. Es lo que la ciencia llama el
fenómeno de arrastre. Pues bien, el mayor reloj biocorporal del cuerpo humano
es el corazón.

El corazón emite señales eléctricas que se pueden ver en una gráfica sinusoide.
Pero hasta ahora nunca se había medido la tasa de variabilidad cardiaca: una
gráfica que muestra la ondulación de esas señales eléctricas del corazón. En la
inmensa mayoría de la gente es muy irregular. Pero si la altura de las curvas se
repite de forma regular la persona está en estado de coherencia (armonñia
consciencial). Y el corazón manda esta señal, que es como un lenguaje, al
cerebro de la cabeza, exactamente al neocórtex. Y el gran sistema de
comunicación que ahí tenemos lo transmite a todos los relojes secundarios del
cuerpo: el sistema nervioso central, el sistema hormonal, etcétera.

Los estudios realizados a partir de esto ha puesto de manifiesto que cuando


una persona está en incoherencia y va hacia un estado de coherencia van
desapareciendo cefaleas, reumas, las heridas cicatrizan más rápido e incluso
vimos varias curaciones de cánceres.

Por tanto, respire a través del corazón sentimientos de amor y autoestima y


promueva las actitudes positivas, que generan grandes cantidades de ondas
eléctricas.

El sistema inmunitario y el cuerpo energético: edad cronológica


y edad biológica

Sistema inmunitario y salud

El sistema inmunitario está compuesto por un entramado de células,


tejidos y órganos que colaboran entre sí para protegernos. Nos defiende
cotidianamente contra gérmenes y microorganismos y es la defensa del cuerpo
contra los organismos infecciosos y otros agentes invasores.

Normalmente, realiza un gran trabajo, manteniéndonos sanos y


previniendo posibles infecciones. A través de una serie de pasos conocidos
como respuesta inmunitaria, ataca a los organismos y sustancias que invaden el
cuerpo y provocan enfermedades. Pero a veces surgen problemas en el sistema
inmunitario que provocan enfermedades e infecciones.

Expresado en términos no rigurosamente médicos, hay que recordar que


el sistema inmunitario cuenta con elementos constructivos y destructivos y que
ambos tipos son precisos y convenientes para el buen estado de dicho sistema y
la salud, en general, de la persona. Así, los constructivos aportan salud
directamente, mientras que los destructivos, llamados coloquialmente
“defensas”, la protegen de organismos y componentes dañinos: un sistema
inmunitario sano y fuerte requiere tanto de elementos constructivos como
destructivos. Por eso se suele decir que estamos bajos de defensas cuando
sufrimos de alguna enfermedad infecciosa o vírica.

Pues bien, se ha recordado aquí todo lo anterior porque los hallazgos


científicos más recientes en materia de la salud humana están mostrando que el
mejor indicador de la mismas, su principal inductor, es precisamente el sistema
inmunitario. Y, unido a ello, algo no menos importante: que el sistema
inmunitario marca la denominada edad biológica, que es la auténtica edad que
una persona tiene. La edad biológica es muy diferente de la edad cronológica y
señala con muchísima más precisión y certeza que ésta el grado mayor o menor
de envejecimiento del organismo humano.

Diferencia entre edad cronológica y edad biológica

La edad cronológica, expresado coloquialmente, la señala el Documento


Nacional de Identidad, el DNI: es la que cada uno tiene en función de su fecha
nacimiento, y viene dada por los años, meses, días, horas, minutos y segundos
transcurridos desde el natalicio. El calendario y el reloj marcan la edad
cronológica, siempre en aumento, día a día, hora a hora, de instante en instante.
Su ritmo de crecimiento es constante y lo establece el tiempo lineal. Y, desde
luego, no admite disminuciones ni marchas atrás.

La edad biológica, en cambio, la establece fundamentalmente el sistema


inmunitario: si se encuentra fuerte y sano, la edad biológica minora y la persona
rejuvenece; pero cuando se encuentra débil y falto de salud, la edad biológica se
incrementa, experimentándose un envejecimiento tanto mayor cuanto mayor
sea el deterioro del sistema inmunitario. Y como el estado de forma de éste no
es permanente, sino que muta según las distintas épocas y situaciones de la
vida, la edad biológica no macha siempre en el mismo sentido, aumento o
disminución, sino que puede variar y, de hecho, varía. Una persona puede tener
en un momento una edad biológica de 60 años y al año siguiente de 30 o de 40.

Y como divulga Mónica de la Fuente, una de las mayores expertas


internacionales en el sistema inmunitario, se ha conseguido estandarizar y
demostrar que el sistema inmunológico es un buen marcador de la edad
biológica. Para comprobarlo, ella y su equipo han llevado estudios en personas
centenarias y, en paralelo, en ratones longevos, y los resultados fueron
concluyentes: los individuos que llegan a gran longevidad son aquellos que
consiguen mantener un sistema inmunitario joven; y los que no consiguen
mantener ese sistema inmunitario joven, mueren antes.

Para profundizar en todo ello, se trascribe en el cuadro siguiente parte de


la entrevista que Eduardo Punset efectuó a Mónica de la Fuente para el
programa de televisión Redes.
Mónica de la Fuente:
La edad biológica te dice cómo te encuentras y, sobre todo, a qué velocidad uno está haciend
esas medidas la ves porque ya va más despacio, ¿de acuerdo? Por lo tanto es movible ese
virulentos, de virus y de cosas extrañas. Pero tú ahora me estás sugiriendo, que
no nos habíamos fijado suficientemente en la importancia que tiene para
alargarte la vida o para acortársela a uno.

Mónica de la Fuente:
Sí. Yo creo que eso es lo más novedoso y lo más excitante de este trabajo.
Porque claro, el que nos defienda de las infecciones que continuamente nos
están invadiendo, o de las células cancerosas que continuamente nos están
apareciendo en nuestro organismo, es fantástico, y esa es la función típica del
sistema inmunitario. Pero lo que hemos visto es que más relevante que eso o
bueno, por lo menos igual de relevante, es que este sistema es un sistema
regulador, ¿sabes?. Es decir, los sistemas fisiológicos que se encargan de
mantenernos nuestro equilibrio funcional –lo que los fisiólogos llamamos
homeostasis– para estar siempre en ese equilibrio (más que mantener el
equilibrio es alcanzar, llegar a ese equilibrio) pues ahí hay unos sistemas que
tenemos: el sistema nervioso, el sistema endocrino con las hormonas y el
sistema inmunitario con todos sus mediadores. Entonces esos tres sistemas que
están comunicándose continuamente desde que el individuo nace, son los que
nos permiten mantener ese equilibrio, alcanzar ese equilibrio y por lo tanto,
tener salud.

El mantenimiento del sistema inmunitario en plena forma: el cuerpo energético

Vista la repercusión que el sistema inmunitario ostenta para la salud, en


general, y para el rejuvenecimiento del ser humano a través de la disminución
de la edad biológica, en particular, la pregunta que surge de inmediato es cómo
mantener en plena forma el sistema inmunitario y sus distintos componentes.

Si se la planteamos a médico, normalmente nos responderá dando


consejos básicos como cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico moderado,
evitar el sobrepeso o no ingerir drogas ni bebidas estimulantes y con altas dosis
de alcohol. Pero, por encima de todo esto, los expertos cada vez conceden más
significación al mantenimiento de una actitud positiva ante la vida, que
consideran que es lo que más influye en el sistema inmunitario.

Eduardo Punset:
Mónica, si entiendo bien lo que me estás sugiriendo es que hay una relación
muy estrecha entre el sistema inmunitario, que nos sirve para defendernos, y el
sistema nervioso. Y eso ya me interesa mucho. ¿Me puedes decir en qué se
nota? ¿Qué facetas del sistema nervioso son importantes para el sistema
inmunitario? ¿Si estoy siempre nervioso…? ¿Qué me pasa?
Mónica de la Fuente:
Evidentemente, esa comunicación es lo que te permite explicar el porqué
cuando una persona está deprimida, está con ansiedad, o tiene digamos, la
pérdida de un ser querido, etc., todo eso hace que en esa situación, esa persona,
con más facilidad tenga un proceso infeccioso, desarrolle un cáncer. Es decir, lo
que está diciendo es que el sistema inmunitario está más deteriorado. Y a la
inversa, cuando una persona es más feliz –de hecho la terapia de la risa se
utiliza en muchos hospitales para, digamos, mejorar la respuesta a
tratamientos en personas con cáncer o con otro tipo de enfermedades–.
Entonces claro, el estar contento mejora también tu sistema inmunitario. Es
decir, todas las emociones positivas van a repercutir en tener un mejor sistema
inmunitario que te va a defender mejor y te va a regular mejor y vas a tener
mejor salud. Y las negativas al revés (…)

(…) Que no olvidemos que es la mayor parte de nuestra vida, porque


empezamos a envejecer a los 18, más menos, y hasta los 82 o 100 años, los que
vivamos, nos pasamos la mayoría de nuestra vida envejeciendo, o sea que hay
que hacerlo lo más despacio posible para llegar lo más lejos posible. Y lo que
hay que procurar es llegar a esos 82 o a esos 100 o 120 pero con buena calidad
de vida, y eso es en lo que se está estudiando fundamentalmente, cosas que
podamos hacer para mantener una buena salud, una buena calidad de vida, y
ahí está el sistema inmunitario que si lo controlamos bien sirve de dos cosas,
fíjate: sirve por una parte de marcador, de si eso lo estamos haciendo bien; y
por otra parte es “mantenlo bien e incidirá de forma muy positiva en que ese
proceso lo hagas despacito y lo mejor posible”.

Recapitulando lo hasta aquí enunciado, la salud y el rejuvenecimiento


dependen del sistema inmunitario, que, para mantenerse en forma, necesita
sobre todo de una actitud positiva ante la vida. Pero, ¿de qué depende ésta?.
Pues del llamado cuerpo energético humano, cuyo estado y situación está
directamente relacionado con la consciencia y el estado consciencial, examinado
en al Capítulo 3, de la persona. De este modo:

+El estado consciencial moldea el cuerpo energético.

+El cuerpo energético determina la actitud ante la vida.

+La actitud ante la vida es lo que más influye en el sistema inmunológico

+Y es sistema inmunológico es la mejor y mayor fuente de salud y juventud.

El sistema inmunológico es como un espejo en el que se refleja el cuerpo


energético de la cada persona, moldeado, a su vez, por su consciencia y estado
consciencial. Así un estado consciencial vibracionalmente armónico y
equilibrado aportará estas cualidades al cuerpo energético y de ellas se hará
reflejo en sistema inmunitario, llenado de salud y rejuveneciendo nuestro
organismo.
Otras culturas admiten varios centros de energía en el cuerpo, d
esos centros se sitúan en las palmas de las manos. Si volvemos la

Pero esos no son más que chakras secundarios. Los siete principales,
llamados también chakras mayores, tienen que ver con las glándulas endocrinas como sedes

El campo energético humano conocido también como aura es una


manifestación de la energía universal íntimamente vinculada con la vid
La estructura energética del hombre se divide en una serie de capas o cu

La primera c
funcionamie
nuestros sentimientos emocionales.

La tercera capa y el tercer chakra están asociados con nuestra vida


mental y el pensamiento lineal.

La cuarta capa y el cuarto chakra se relacionan con el corazón; es el


vehículo por el cual amamos, no solo a nuestra pareja, sino a la humanidad en
general. El cuarto chakra es el que metaboliza el proceso de amar.

El quinto nivel y el quinto chakra, están relacionado con la voluntad en


conexión con la voluntad divina; se le asocia también con el poder de la
palabra.

El sexto nivel y el sexto chakra están asociado con el amor celestial que
se extiende más allá del alcance del amor humano.

El séptimo nivel y el séptimo chakra guardan relación con el


pensamiento elevado, el conocimiento y la integración de nuestra formación
espiritual y física.

Existen, por tanto, lugares específicos dentro de nuestro sistema


energético para las sensaciones, las emociones, los recuerdos y otras
experiencias no físicas de las que damos cuenta a nuestro médico o terapeuta.
La comprensión de la forma en la que nuestros síntomas físicos están
relacionados con estas posiciones nos ayudarán a comprender la naturaleza de
las distintas dolencias, y la diferencia entre los estados de salud y enfermedad.

Cada chakra o centro de energía intercambia energía con el Cuerpo


Energético Universal. Como estos centros energéticos sirven para vitalizar el
cuerpo, podríamos decir que se encuentran directamente relacionados con
cualquier patología de éste. Por tanto cuando uno o varios de ellos se
encuentran bloqueados la desarmonía aparece en nuestro ser.

Sería bueno que cada uno de nosotros dedicara unos minutos al día a la
armonización de nuestro ser mediante la relajación y visualización de los
chakras. Cuando logramos un estado óptimo de relajación podemos captar
como funciona la energía en cada momento de nuestra vida, en cada uno de los
chakras principales y armonizarlos mediante la respiración, la visualización de
los mismos, aplicando mentalmente el color adecuado y entonando la
vibración musical que corresponde a cada uno de ellos.

Os invito a experimentar y reconocer que las energías de nuestro cuerpo


vital se extienden más allá de los límites de nuestra piel. Para ello
seleccionareis una música adecuada, un espacio silencioso y limpio de
impurezas y a practicar.
Quizás el primer día no lo lograreis, ni el segundo tampoco, pero
poquito a poco vais a ir conectando con esa sutil energía que tanto beneficio
aporta a nuestra vida.

Fuente: Manuela Estévez, Terapeuta Floral.


http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=785

Sexualidad Sagrada

Crear Amor

La sexualidad humana es mucho más que los órganos estrictamente


sexuales y la práctica del coito. Constituye una poderosa energía que abarca el
cuerpo entero, despierta y activa facultades conscienciales y tiene en el eje
periné – coxis, como se subrayó en el contexto del Pentáculo Binario, el
“asiento” desde el que -a través de la columna vertebral, el bulbo raquídeo y el
sistema de comunicación compuesto por el cerebro de la cabeza y la glándula
pineal- se desparrama por todo el organismo, lo que ha dado lugar a la antigua
tradición en torno a la Kundalini.

Esta comprensión profunda de la sexualidad llevo hace milenios hablar


de la Sexualidad Sagrada, que nada tiene que ver con la percepción de la
sexualidad como seducción, posesión, complemento y contento del momento:
ansia de dominio (celos), control (renuncia a espacios propios, apropiación),
miedo (a la pérdida) y ámbito egóico de nuestro pequeño yo.

La Sexualidad Sagrada no es ni caza (instinto masculino) ni apropiación


(instinto femenino). Incluye las relaciones sexuales, pero sabiendo que éstas no
son sólo practicar el sexo, al igual que esta práctica no es sólo copulación. Y en
ella, “hacer el amor” se transforma en Crear Amor: seres libres y plenos que,
desde el Amor que Son, Amor Crean. Y esta libertad y plenitud hace
innecesaria la sexualidad monógama, que, realmente, es una fuente permanente
de promiscuidad sexual. La Sexualidad Sagrada es libre y esta libertad
trasciende la promiscuidad para concentrarse en la conexión vibracional con
otro ser con el que se armoniza frecuencialmente desde la dimensión interior de
la persona y durante el tiempo –días o vidas- en el que esa conexión vibracional
se mantenga.

KUNDALINI YOGA

Los orígenes del Kundalini Yoga están envueltos en las nieblas del
amanecer de la civilización en el subcontinente de la India. Los Yoguis dicen
que Kundalini es la energía total que el Hombre posee y que se encuentra
dormida en la base de la columna vertebral.

Kundalini Sakti, la energía "femenina" enrollada y adormecida, es el


vasto potencial de energía psíquica presente en todos nosotros. Normalmente
se simboliza como una serpiente enrollada tres veces y media, con su cola en la
boca y girando en el axis central (sacro o hueso sagrado) en la base de la
columna. El despertar de esta serpiente y la manifestación de sus poderes es un
objetivo primordial de la práctica de Kundalini Yoga.

Sabemos que las técnicas básicas evolucionaron en los monasterios de la


India y el Tíbet a lo largo de un periodo de miles de años. Allí los
“rishis” probaron y perfeccionaron sistemáticamente los movimientos precisos,
las posturas, sonidos y respiración que activan distintas partes del cuerpo y el
cerebro para producir resultados específicos.

El despertar de Kundalini viene cuando nosotros miramos hacia el Alma


y no hacia el cuerpo, ya que Kundalini no está en el cuerpo, no avanza en el
cuerpo. Kundalini es Consciencia y la energía consciente que, desde el
manantial de los chakras, viaja hacia senderos ignotos, hacia un Universo sin
forma, sin columna vertebral, sin fin...

En el entrenamiento iniciático la conciencia del cuerpo debe quedar


abolida para que pueda quedar lugar para la manifestación de la energía
Cósmica, las energías deben pasar por la conciencia y no por el cuerpo, en esta
labor la atención debe enfocarse en la conciencia, el órgano sutil de la energía.

La suma general de la energía que le permite a los seres pensar y


moverse en la Creación no es sino el mismo soplo que arranca las tormentas y
mantiene en armonía esa Creación. Y esta energía de una consciencia dormida
en el individuo, lo limita a una acción basada en condicionamientos, mientras
que el despertar por la consciencia le permite una clase de acción que comunica
a cada movimiento la manifestación de esta energía que no muere nunca.

El ascenso de la consciencia por la toma de la energía de los chakras


elevados al nivel del Alma, es el poder que produce el fulgor de la conciencia
del Ser y su unión con la Creación. Este es el despertar de Kundalini.

Fuente: http://www.publispain.com/yoga/kundalini.html

Una visión masculina y materialista de la sexualidad

Sin embargo, la llamada civilización ha ido metiendo a la sexualidad en


una extraña paradoja: por un lado, se le carga con el peso de la culpabilidad y el

120
sentido de lo pecaminoso o, incluso, “sucio”; y, por otro, se anima de
numerosos modos a que su práctica sea abusiva, promiscua, mecánica, limitante
e inconsciente. ¡Toda una contradicción!. Si se escarba en ella, es fácil percatarse
de que su razón de ser se halla en una visión y una realización de la sexualidad
masculina y materialista.

Por lo primero, se ha degradado el papel de la mujer y se le ha imbuido


una percepción tanto de “estar al servicio” del varón como de pintar con tintes
de “suciedad” el deseo íntimo femenino de vivir una sexualidad diferente, más
afectiva y menos física, más selectiva y menos masiva, más “lenta” y menos
imbuida del culto a la velocidad que contamina todas las expresiones de la
sociedad moderna.

Y por lo segundo, se ha olvidado radicalmente la dimensión sagrada de


una sexualidad que, teniendo una indudable base física e individual, permite
transcender de ella para elevarse a un plano de conexión espiritual con la pareja
que abre las puertas a la Divinidad y Unidad que en todo ahí y Todo Es.

Frente a esta visión masculina-materialista, la auténtica esencia de la


sexualidad es espiritual y ligada al principio hermético de género –
femenino/masculino-, esto es, al equilibrio, interacción y fusión de las energías
que en ella fluyen y confluyen.

Se podría ahondar más sobre todo ello, pero lo enunciado es suficiente


para entender el por qué tantas mujeres viven la sexualidad como algo raro o
con dificultades para gozarla de manera completa y realmente placentera. En el
transfondo de ello late la necesidad de una sexualidad diferente a la imperante.
Una sexualidad descargada de prisas y de metas propias, liberada de la carga
de ser el espacio donde se “ahogan las penas” de las frustraciones y
sufrimientos cotidianos y ajena a la dinámica de pretenden suplir en ella, en el
encuentro con el otro, las carencias de una vida incompleta y vacía. Una
dinámica tan absurda como estéril que, en último extremo, lleva al hombre y a
la mujer a sacar sus miedos y fobias y sus instintos de conservación en forma de
“cazador”: el hombre, como cazador masivo, deseando a “muchas” aunque sólo
una sea “mía”; y la mujer, como cazador selectivo, deseando “sólo uno” pero
que sea “exclusiva y realmente mío”.

¿Qué hacer ante todo esto?.

Primero, siendo consciente de que la sexualidad está en la persona en sí,


por más que su fuerza se desenvuelva en las relaciones sexuales con otra. Pero
también puede desplegarse en soledad (Edad del Sol), lo que no es
masturbación, sino expansión energética desde nuestra dimensión interior.

En canto a la posible pareja, denominación actual de lo que debe ser otra


persona con la que se goce de conexión vibracional, no olvidar que la pareja
apropiada se mide no en términos de “enamoramiento”, que es un sentimiento
en buena parte egóico (de ahí, por ejemplo que a veces nos enamoremos de
quien nos rechaza o nos castiga), sino de Sintonía Vibracional, que es algo
mucho más hondo relacionado con la Resonancia Interior y que siente en el
Corazón.

Y con la pareja, practicar la Sexualidad Sagrada sin planes para el


mañana y sin necesidad de ilusos compromisos de amor de por vida (la citada
Sintonía Vibracional no tiene una duración preestablecida y se mantendrá el
tiempo que se mantenga, poco o mucho, esta no es la cuestión ni el problema,
pues la Sexualidad Sagrada es un medio para la experiencia espiritual, no un fin
en sí misma). La Meditación de la Luz que aparece en los próximos epígrafes es
sólo un ejemplo de cómo desarrollar la práctica de la Sexualidad Sagrada.

“Hieros Gamos”: sexualidad y espiritualidad

La sabiduría procedente de tiempos inmemoriales -la de los egipcios y


caldeos, la de Hermes, Moisés y Abraham y la de otras numerosas fuentes
espirituales- enseña que en cada ser humano, bajo la realidad material, efímera
y finita que percibimos con nuestros sentidos, se halla una realidad subyacente
de carácter inmutable e infinito. Es el Ser, nuestro Yo Verdadero, eterno e
inalterable.

Conscientes de que nuestros pensamientos y el ajetreo de nuestra mente


dificultan que percibamos ese Ser, conformando un auténtico muro que nos
separa de él, sabios e iniciados de todas las épocas han procurado y logrado
saltar el mismo, romper las cadenas de nuestro pensamiento y sensibilidad
finitos, y llegar al Yo Profundo que mora en cada uno, "establecerse" en él, como
afirma el hinduismo. Ese ha sido el objetivo de los místicos de todos los tiempos
y de cualquiera de las religiones.

Para satisfacer tal objetivo, desde la antigüedad se han buscado


procedimientos y métodos que ayuden al respecto, desde la meditación y la
oración a las prácticas respiratorias, pasando por un amplio conjunto de
técnicas, tanto individuales como colectivas. Entre éstas se encuentra el “Hieros
Gamos”, que enlaza con el principio hermético de género y el uso de
la sexualidad desde una perspectiva espiritual.

La expresión “Hieros Gamos” procede del griego y significa


“matrimonio sagrado”. Con ella se nomina una liturgia de varios milenios de
antigüedad en la que los participantes persiguen establecerse, aunque sea de
modo fugaz, en el Ser que mora en todo ser humano y es parte de la única
Identidad Universal o Unidad Divina. Para ello, como otros métodos y
ceremoniales, el “Hieros Gamos” busca que las personas que lo practican salten
la barrera que representa nuestra mente mortal mediante el procedimiento de
liberarla de toda carga y dejarla inerte por un momento, vaciándola de todo
contenido, idea o pensamiento.

Lo que distingue al “Hieros Gamos” de cualquier otro procedimiento es


la pértiga, valga el símil deportivo, que utiliza para dar semejante salto: el
impacto y los efectos del gozo sexual. Para ello se acomete un ceremonial que
pivota en las relaciones físicas entre los participantes, mujeres -ataviadas con
gasas blancas y zapatos dorados- y hombres -con túnicas y zapatos negros- que
guardan el anonimato bajo mascaras. Sin embargo, aunque su manifestación
externa sean las relaciones corporales entre los ceremoniantes para alcanzar el
éxtasis sexual, el “Hieros Gamos” es un acto de alto contenido espiritual y poco
o nada tiene que ver con la imagen mostrada en películas como Eyes wide
shut -donde un puñado de neoyorkinos de clase alta dan rienda suelta a su
“snobismo”.

El placer provocado por el orgasmo es el medio, no el fin. La meta


verdadera es que los participantes se imbuyan, aunque sea por un instante, en
la única realidad auténticamente existente que mora en su interior,
introduciéndose, así, en el plano de la divinidad que se halla subyacente en
todos los seres.

Antiguamente, las relaciones sexuales, además de su lógico contenido


físico, se entendían también como procedimiento idóneo para experimentar la
divinidad que todos atesoramos. Eran tiempos en los que el principio hermético
de género estaba muy presente en el quehacer cotidiano y en la manera de
interpretar el mundo. Una de sus manifestaciones consistía en la creencia de
que el varón es espiritualmente incompleto hasta que tiene conocimiento carnal
de la divinidad femenina, siendo la unión física con la mujer su único medio
para llegar a la plenitud espiritual y adquirir finalmente la gnosis, el
conocimiento de lo divino. De este modo, desde los días de Isis, los ritos
sexuales se consideraron puentes a disposición del ser humano para dejar la
tierra y alcanzar el cielo. En su comunión con la pareja, el ser humano pude
alcanzar un instante de clímax, en el que su mente queda totalmente en blanco,
y “ver-sentir” al Dios interior y la Unidad Divina de cuanto Es y existe.

Mediante la comunión sexual, se consigue un momento en el que la


mente queda totalmente libre y el hombre o la mujer "ven a Dios", decían los
iniciados antiguos, en el sentido de transcender del cuerpo, de su materialidad,
para sentir la presencia del Ser. Desde un punto de vista fisiológico, el clímax se
acompaña de unas fracciones de segundo desprovistas de pensamiento, un
brevísimo vacío mental, un momento de clarividencia durante el que puede
adivinarse el Yo interior y disfrutar de su presencia divina y del sentimiento de
Unidad de la Creación. Los gurús alcanzan estados similares de vacío de
pensamiento mediante la concentración y suelen describir el Nirvana como un
orgasmo sin fin.
En la antigüedad, el sexo se comprendía de una manera muy distinta a la
actual. El sexo engendra la vida, el milagro más extraordinario, y los milagros
son patrimonio de los dioses. La capacidad de la mujer para albergar vida en su
seno la convierte en sagrada, divina. La relación sexual constituye la unión de
las mitades del espíritu, la masculina y la femenina, a través de la cual el ser
humano puede obtener la plenitud espiritual y la comunión con Dios. En este
conocimiento se basa el “Hieros Gamos” que, lejos de cualquier tipo de
perversión, es una ceremonia sacrosanta.

No sólo el Egipto antiguo practicó esta clase de ritos, también otras


culturas y tradiciones la incluyeron en su mística, entre ellas, por ejemplo, la
hebrea primitiva. Los primeros judíos creían que el “Sanctasanctórum” en el
Templo de Salomón albergaba no sólo a Dios, sino a su poderosa equivalente
femenina, la diosa Shekinah. Los hombres que pretendían la plenitud espiritual
acudían al templo a visitar a las sacerdotisas, “hieródulas”, con las que hacían el
amor y experimentaban lo divino a través de la unión carnal. El tetragramaton
judío YHVH, que subyace en el “Shem Shemaforash” o “Nombre Secreto de
Dios”, deriva de una andrógina unión física entre el masculino Jah y el
femenino Havah, la denominación prehebraica de Eva.

La Iglesia oficial, tras su constitución como tal, al igual que otras grandes
religiones, percibió como una seria amenaza para su poder el uso del sexo para
comulgar directamente con Dios y percibir el Yo Verdadero de la cada cual. Tal
práctica, como otras que se afanó en desvirtuar, la relegaba a una posición
francamente secundaria y, lo que es aún más grave, deslegitimaba su papel de
exclusivo vehículo hacia Dios. Por ello, el catolicismo y las religiones modernas
optaron por satanizar el sexo, convirtiéndolo en un acto pecaminoso y sucio e
intentando convencernos de que temamos nuestro deseo sexual como a la
propia mano del demonio (diversos movimientos heréticos cristianos -por
ejemplo, el "alumbradismo", en el siglo XVI- intentaron rescatar del olvido y la
marginación la interrelación entre sexualidad y espiritualidad, siendo
cruelmente perseguidos por ello). La sabiduría heredada de tiempos atrás y
nuestra propia fisiología nos enseñan e indican, en cambio, que el sexo es algo
bello y natural, que nos aporta fuerza psíquica y salud física, y un hermoso y
potente camino hacia la plenitud espiritual.

Sexualidad tántrica: Meditación de la Luz

Íntimamente conectado con todo lo anterior se halla el denominado


tantrismo. Muchos textos y libros abordan sus contenidos fundamentales. Por
ejemplo, el de Diana Richardson titulado Tantra Amor y Sexo. El corazón del sexo
tántrico. Siguiendo sus contenidos, el arte del tantra puede ser definido como la
conjunción de sexo y meditación. Es una experiencia espiritual, a la vez que
física y energética, donde extremos, aparentemente opuestos, se unen para
formar uno solo. Cuando esto sucede surge un soplo mágico que nos transporta
a una “Cuarta Dimensión” donde nos sentimos misteriosamente envueltos en
un fascinante “momento presente”. Es un momento en que nos sentimos
sensibles y permeables porque la energía esencial del Universo, el pulso mismo
de la vida, palpita en nosotros.

El tantra es “consciencia de la realidad”. Nos invita a ser plenamente


conscientes de nosotros mismos mientras realizamos el acto sexual, a proyectar
nuestra atención sobre el interior, estar absoluta y plenamente presentes para
nuestros sentidos y sentimientos, estar “aquí” y “ahora”. Generalmente
pensamos que meditar es estar a solas sentado en el suelo con el tronco erguido,
permaneciendo tranquilo y sin hacer un solo movimiento… en efecto, así
podemos meditar, pero es solo una forma de meditación.
No llegar al orgasmo, no significa coger un “calentón” y parar en el
último momento. Eso cortocircuita todos los nadis internos y vendrían problemas físicos. No
Uno está concentrado en cómo su energía sexual sube por la columna vertebral
hasta el cáliz del cerebro y la siente revitalizadora, vivificante. Hacen falta dos
polos (hombre y mujer), para encender la bombilla de la consciencia utilizando
esta técnica y cuando la das por terminada, sientes que todavía quieres más
que antes a tu pareja. No hay espasmos, ni estertores, ni pierdes el control de tu
cuerpo en ningún momento. Hay una sublimación de amor perfecta.

El sabor de boca que deja esto no tiene nada que ver con el que deja la
sexualidad que acaba en orgasmo, por más sagrada que se la quiera hacer. No
tiene nada que ver.

El tantra indica tres formas de analizar nuestra sexualidad para


limpiarnos o desacondicionarnos, con efectividad, de patrones sexuales
inconscientes que afectan a la calidad amorosa de nuestra vida:

+La primera de estas formas es cuestionar el hábito de tener que alcanzar el


orgasmo a toda costa; así como darnos cuenta de que cuando vamos a
alcanzarlo estamos básicamente ausentes o distraídos y, en consecuencia,
relativamente inconscientes;

+la segunda es cambiar la naturaleza de nuestra participación en el acto sexual;


es decir, en vez de “hacerlo”, “estar” en él; y

+la tercera es restablecer nuestra sensibilidad genital original (inteligencia


magnética) por medio de la relajación y de la consciencia del “momento
presente”.

Hay muchas prácticas tántricas. El círculo de la respiración luminosa o


Meditación de la Luz es una de las más antiguas formas de meditación tántrica,
que todos podemos practicar:

LA MEDITACIÓN DE LA LUZ O
CÍRCULO DE LA RESPIRACIÓN LUMINOSA

Preparad vuestra alcoba como si fuese un templo, esto es, con flores, música e
incienso.

Poned velas por toda la alcoba de forma que haya suficiente luz para que
podáis miraros a los ojos.

En el centro de la habitación y en el suelo, colocad un colchón con una


almohada en cada extremo; así podréis sentaros cara a cara, uno frente al otro.
Situad una vela encendida entre las dos almohadas.

Cuidad de que haya suficiente espacio entre las almohadas para que podáis
estar cómodamente sentados con la vela en medio.

Escoged una pieza de música (de unos cuarenta y cinco minutos de duración)
que abra y expanda vuestra energía.

Colocad otro almohadón o silla en ambos extremos de la alcoba, bien alejados


del centro de la misma.

Preparad la alcoba con media hora de anticipación y no entrad en ella hasta


que llegue el momento indicado; durante este tiempo la música estará
sonando.

Daos una ducha y en silencio encontraos en la puerta del templo. Usad ropa
suelta y cómoda para que podáis quitárosla con facilidad si ese es vuestro
deseo.

Poned en marcha la cinta o el CD; o, si ya había música, dejadla que siga


tocando.

Acercaos lentamente a los dos almohadones o sillas colocados en los extremos


opuestos de la habitación y meditad sentados durante unos diez o quince
minutos.

Cerrad los ojos, y permitid que una sensación de tranquilidad surja dentro de
vosotr@s.

Olvidaos de la otra persona y centrad la atención en vosotr@s mism@s.

Haced que vuestro estado de consciencia se deslice hacia abajo por vuestra
espina dorsal hasta llegar al vientre.

Aspirad aire hasta un nivel de cinco centímetros por debajo del ombligo.

Espirad el aire después de contar tres.

Aspirad el aire después de contar tres.

Mantened vuestro estado de consciencia en vuestro vientre.

Respirad de esta forma durante varios minutos.

Cuando tengáis la sensación de que estáis “llegando” a vuestro cuerpo, abrid


los ojos.
Procurad que la visión sea suave y hacia dentro como si el templo estuviese
mirando dentro de vosotr@s.

Poneos de pie lentamente con la sensación de que vuestras piernas y pies están
adheridos al suelo.

Emplazad un intenso estado de consciencia en el pene (el hombre) y en los


senos (la mujer) de modo que se despierte la energía que hay en ellos.

Comenzad a andar lentamente hacia el lugar donde se va a rendir culto al


amor.

Cuanto más lentamente andéis mejor, ya que durante el trayecto tenéis que
desarrollar en vosotr@s mism@s la impresión de que sois más energía que
cuerpo.

Sentaos cara a cara, uno frente al otro, en el colchón, mirando la llama de la


vela que hay entre vosotros.

Cuando aspiréis, imaginaos que estáis aspirando luz.

La mujer aspira a través de la vagina y espira a través del corazón.

El hombre espira a través del pene y aspira a través del corazón.

Dejad que la luz circule por vuestro cuerpo; para ello, aspirad de forma
sincronizada como si la respiración le estuviese hablando a vuestra pareja.

Cuando sintáis que estáis llenos de luz, levantad vuestros ojos para que se
encuentren con los de vuestra pareja e intercambiad energía a través de ellos.

Después de un cierto tiempo el hombre retira la vela del colchón.

La mujer avanza un poco hacia el centro del colchón para sentarse cara a cara
sobre las piernas del hombre, que está sentado con las piernas cruzadas, y
ambos os abrazáis el uno al otro (postura yab yum).

Seguid respirando sincronizados haciendo circular la luz; la mujer aspirando


por la vagina y espirando por el corazón y el hombre aspirando por el corazón
y espirando por el pene.

Continuad con el ejercicio de respiración y haciendo circular la luz hasta que se


acabe la música.

A su debido tiempo, separaos lentamente y rendid culto a vuestra pareja


dándole las gracias y expresándole vuestra gratitud, y terminad con la
correspondiente inclinación de cabeza.

Tumbaos juntos y relajaos o, si lo preferís, haced el amor y ¡Crear Amor!

Prácticas como esta maravillosa Meditación de la Luz abren a la


sexualidad puerta nuevas y sabias que permiten discernir su carácter sagrado y
todo su calado y contendido, que va mucho más allá de la “practicar el sexo” o
incluso de “hacer el amor”, para transformarse en una fuente inagotable para
Crear Amor y expandirlo a toda la Creación.

Ejercicio físico, alimentación y meditación

En las páginas de este capítulo y en capítulos anteriores se ha insistido en


el Pentáculo Binario y se han desplegado observaciones y comentarios acerca de
sus cinco componentes: Pulmones – Corazón (Cerebro-Corazón); Cerebro de la
cabeza - Glándula Pineal; Cuerpo Energético – Sistema Inmunitario; Periné –
Coxis (Sexualidad Sagrada); y Doble hélice del ADN.

En los contenidos desarrollados en cada caso se han planteado,


asimismo, prácticas y consejos para el adecuado despliegue de las capacidades
que cada uno tiene. No obstante, antes de dar por zanjado el tema en lo que a
este texto y sus objetivos respecta, es importante terminar señalando que hay en
la vida diaria tres “actividades”, por calificarlas de algún modo, que
contribuyen enormemente a la potenciación del Pentáculo Binario en su
conjunto y a la de cada uno de sus componentes. Se trata del ejercicio físico, la
alimentación y la meditación. De ellas se ocupa el presente epígrafe. Y sus
contenidos han de ser puestos en relación con el que cierra este capítulo,
dedicado a la mutación de las prioridades y el cambio de la agenda diaria en el
marco de una vida sencilla.

Ejercicio físico

Con referencia a la primera de ellas, el ejercicio físico es vital para la


salud en general, la activación de las capacidades conscienciales del ser humano
y el desarrollo armónico del reiterado Pentáculo. Eso sí, la actividad física que
aquí se cita nada tiene con ver con los excesos que tanto imperan en la sociedad
moderna, ni con el ansia de quemar las calorías que se ingieren en exceso por
una alimentación tan sobrada como defectuosa, ni con la estética corporal, sino
que consiste en una practica moderada y equilibrada dirigida conscientemente
a mantener en forma nuestra corporeidad exterior al servicio de nuestra
dimensión interior.
Para ello no hay una única vía y cada persona debe efectuar el ejercicio
físico que mejor se adapte a sus requerimientos. No obstante, como botones de
muestra, el Tai Chi o el caminar a un ritmo ni lento ni rápido son buenos
exponentes del tipo de ejercicio físico que aquí se propone. Y, desde luego,
sabiendo que el quick de la cuestión radica en practicar con constancia el
ejercicio físico que cada uno elija: no mucho tiempo de vez en cuando, sino poco
tiempo (20-25 minutos de Tai Chi, 30-45 minutos andando,…) todos los días.

130
El Tai Chi Chuan es un arte marc
desarrollo de la energía interior m

Una sesión de Tai


ejercicios de apertura

La "forma" (kuen)
posiciones y movim

El Tai Chi, con mas de 1500 años, es una de las artes marciales
documentadas mas antiguas del mundo. Durante el periodo Liang (502-577) de la dinastía Chin

131
todos los sistemas del cuerpo porque reduce las tensiones, mejora la circulación
y aumenta la fuerza y la flexibilidad. Al restablecer una circulación adecuada y
al liberar de tensión a los músculos, ligamentos y tendones, el Tai Chi ayuda a
optimizar la fisiología del cuerpo, devolviendo la salud y manteniendo el
correcto funcionamiento de todos los sistemas, órganos y tejidos.

El Tai-Chi es un antiguo ejercicio chino, que proporciona salud. Consiste


en movimientos lentos y hermosos que relajan y fortalecen el cuerpo y la
mente. Es un arte marcial interno y su enseñanza también tiene algo de interno,
de reservado. Elegid una escuela y sed pacientes, concederos un año o dos de
aprendizaje antes de valorar si se han cumplido las expectativas que os
llevaron a practicar este Arte Marcial.

Durante la práctica todos estamos centrados, el instructor en enseñarnos


y nosotros en aprender, lo contrario no tiene sentido.Si vuestro deseo es
manteneros en forma y saludables, disfrutar de serenidad y equilibrio, la forma
simplificada del Tai Chi es una opción.

En cuanto al aprendizaje sin instructor sólo es posible tras conocer los


principios básicos de las posiciones y el movimiento. Sin este conocimiento es
fácil cometer errores. En cualquier caso, la suavidad es el principio rector.

Fuente: Centro Budista de Valencia (http://budismo-valencia.com/otras-actividades/tai-


chi)

Alimentación

En lo relativo a la alimentación, es muy importante que cada uno escuche


a su cuerpo y siga las indicaciones que éste le haga, por más que el horizonte
consciencial tenga presente una alimentación “vegana” (sin comer nada de
origen animal, ni siquiera huevos o leche) para ir sustituyéndola
paulatinamente por la respiración consciente (no sólo por los pulmones), la
captación consciente de la energía solar y la ingestión consciente de agua.

Actualmente, al igual que todo lo viejo cae ante el surgimiento de lo


nuevo, bastantes personas sienten que la forma en la que comían no es la más
apropiada para el ser humano y que una forma de hacerlo completamente
nueva (aunque realmente muy antigua) podría hacerles vibrar (estado
consciencial) en escalas más altas. Si miramos la dentición de cualquier animal,
sabremos qué es lo que come. Nosotros no disponemos de largos caninos
afilados para desgarrar carne, pero ¿porqué es la carne entonces un artículo de
"primera necesidad?. De nuevo topas con las grandes mentiras que nos
mantienen atados a la inconsciencia.
Cuando empiezas a comer lo que tu dentición indica (60% de cereal
porque el 60% de nuestros dientes son molares y premolares para moler el
grano; 25% de verdura porque el 25% de nuestros dientes con incisivos para
cortar; y 15% de proteína vegetal porque solo tenemos 4 caninos romos, es decir
el 15% de nuestros dientes) y todo es integral y ecológico, es decir, como la
Madre Tierra lo produce, entonces empiezan a pasar cosas maravillosas:

+Lo primero, es que desaparece el olor corporal. Las heces, orina y sudor,
apenas huelen porque apenas hay toxinas que expulsar.

+Ciertamente pierdes peso y bastante, pero es que como siempre, todo lo viejo
se suelta (grasa sobrante donde se almacenan las toxinas antiguas).

+Pero lo más maravilloso es el grado de lucidez de una mente desintoxicada.


Cazas las cosas al vuelo, recuerdas mejor los sueños, descansas mejor y no te
suele faltar la energía (salvo que abuses).

+Comes menos, porque el alimento integral sacia más y porque hay que
masticarlo muy bien. La masticación es la única parte consciente de la digestión
todo lo demás sucede quieras o no, pero es que durante la masticación, es
cuando captamos la parte energética y vibracional del alimento.

+Por cierto, alimentarse así es delicioso. Se realizan platos y postres exquisitos.

¡Qué Milagro!, no hay de violentar animales para estar sano y ser más
conscientes, al revés, si lo haces, nunca “despertarás” porque tu existencia no se
puede basar en el daño gratuito a otros seres, solo por el placer que te produce
consumirlos, cuando en realidad no los necesitas. No somos lobos ni leones, no
tenemos que comer a otros seres ni causarles ningún daño. Estos animales no
tienen opción, son lo que son y constituyen un equilibrio perfecto. Pero se
supone que nosotros tenemos que ser “Hombres”, los reyes de la creación y
protegerla, y crearla y cuidarla. ¿Qué hacemos entonces comiéndonos a
nuestros hermanos que comparten con nosotros su ADN primigenio?.

El final de todo esto es alimentarse de la luz cuando nuestro nivel


vibracional sea lo suficientemente alto, es decir, no consumir alimento alguno.
Todo llegará. De hecho, al comer vegetales ya estamos alimentándonos de luz,
de la luz que ellos fijaron en su ser gracias a la fotosíntesis, pero es como si
fuera luz de segunda mano. Llegaremos a comer luz de primera: la del Sol.

Meditación

Acerca de la meditación, mucha gente se pregunta: ¿por qué es tan difícil


meditar?; ¿qué puedo hacer?; ¿hay algunos consejos prácticos básicos?
La meditación, como el ejercicio físico y la alimentación, debe adaptarse a
lo que nuestro interior nos indique es evolutiva. Además, la meditación es muy
dinámica y evolutiva y a lo largo de su práctica se va realizando de diversas
maneras (con música, en silenció, con una postura, con otra,…) y con distinta
intensidad (de vez en cuando, todos los días, diariamente 10 minutos, 20,… una
hora, más tiempo,…). Con todo, se pueden dar algunos consejos prácticos
orientado a personas que están iniciándose el la práctica meditativa.

Para empezar, medita todos los días no menos de 20 minutos, más si te es


posible. Hazlo siempre a la misma hora y en el mismo sitio, un lugar tranquilo
en el que te encuentres a gusto. La postura da igual, la que te sea más cómoda.
Y sigue estas pautas:

1. Silencio.

2. Respira varias veces profundamente y, a partir, de ahí, respira con


normalidad, pero de manera consciente, dándote cuenta de que lo haces.

3. Céntrate en el Aquí y Ahora, en el preciso momento que estás viviendo. Y si


oyes los ruidos que hay a tu alrededor, no hay problema, al contrario, son parte
de ese Aquí y Ahora que es la Vida misma, la tuya, en ese preciso instante.

4. Toma consciencia de los latidos de tu corazón, que riegan con sangre


renovada todo tu cuerpo. Durante un minuto, más o menos, sin agobios de
tener que contar los segundos, intenta notar la energía que envía por tu
organismo.

5. Seguidamente, durante otro minutillo, toma consciencia de tu entrecejo


(Tercer Ojo) y de la glándula pineal (en la parte superior de la cabeza, junto a la
coronilla), que es una especie de antena que te conecta con todo y con todos.

6. Sitúa ahora la atención en el coxis (parte final de la columna vertebral, casi en


el culo) y en el periné, que, como se ha expuesto, constituyen el centro de tu
sexualidad, que es Sagrada. Procura conectar mentalmente esta Energía Sexual
con la que fluye desde el Corazón y la que te llega por la glándula pineal. Estate
así dos o tres minutos, más o menos. Paulatinamente, empezarás a sentir la
energía que surge de distintas partes de tu cuerpo, que será más intensa
conforme vayas avanzando en esta práctica.

7. Y llegados a este punto, déjate ir, fluye y procura no pensar en nada. Los
pensamientos, no obstante, aparecerán en tu mente. No te preocupes, es lo
normal. Te ayudará la siguiente práctica:

+Intenta no pensar imaginando un libro cerrado, un libro con la portada negra


y cerrada.
+Cuando un pensamiento acuda a tu mente, el que sea, imagina que el libro se
ha abierto por cualquier página. Y entonces, en lugar de engancharte al
pensamiento (comenzar a leer la página), déjalo pasar imaginando que cierras
nuevamente el libro.

+Haz esto las veces que sean necesarias. Sin culpabilizarte porque los
pensamientos sigan apareciendo, sin inquietarte por nada.

+Poco a poco, sobre todo cuando abundes día a día en esta práctica, los
pensamientos se irán distanciando entre sí y comenzarán a aparecer momentos
de no-pensamiento. Eso sí, tú no serás consciente de ello de manera mental,
pues el no-pensamiento pasa absolutamente desapercibido para la mente.

8. No generes ninguna expectativa con esta práctica. Pero no tengas dudas de


que, con la persistencia en ella, tu vida entrará por nuevos derroteros y tu
consciencia se expandirá. E irás constatando de primera mano lo que es el
Vaciamiento, el desalojo interior que nos introduce plenamente en la Unidad y
Unicidad de cuanto Es.

9. Finalmente, cuando la meditación forme parte de tu vida, ve tomando


consciencia de que su práctica se puede hacer en cualquier momento del día y
en cualquier lugar o circunstancia, la que sea. Basta con sentir el Aquí y Ahora,
percibirte a ti mismo y observar los hechos, acontecimientos y avatares de la
vida con la misma distancia y desasimiento con que se contemplan los
pensamientos que durante la meditación aparecen.

No en balde, ninguno de esos hechos y acontecimientos, ninguno, sean


“positivos” o “negativos”, afectan a lo único importante: la Vida, tu Vida, el
hecho mágico y sublime de que Vives y vas a seguir Viviendo eterna e
infinitamente, de momento presente en momento presente, de instante en
instante, ya sea en esta vida física y en este cuerpo o, tras el tránsito (la mal
llamada muerte), al que se dedica monográficamente el próximo capítulo, en
otros planos de Vida y Consciencia. Así se sencillo y maravilloso.

Vida Sencilla: mutar las prioridades, cambiar la agenda diaria

Vida Sencilla

La Vida Sencilla será tratada en la Parte VI de este texto como uno de los
aspectos claves para lograr en el interior de cada cual la sincronía entre la
Primavera Consciencial y el Despertar Consciencial. Ahora, no se trae aquí para eso,
sino para enmarcar dentro de ella la mutación de las prioridades y el cambio de
la agenda diaria que deben acompañar a la activación del Pentáculo Binario y al
ejercicio físico, la alimentación y la meditación que acaban de analizarse en las
páginas precedentes.

Y como arranque, se recuerda la llamada de Cristo Jesús a la Vida


Sencilla en uno de sus más bellos agradecimientos al Padre de entre los que
pronunció en su vida humana: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del Cielo y de la
Tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has
revelado a la gente sencilla!” (Mateos, 11, 25).

Fray Luís de León lo comprendió bien y lo plasmo en su famosa oda, de


la que se entresacan a continuación algunas estrofas, que, lejos de ser un mero
canto bucólico a la vida retirada, representa la plasmación de una visión
distinta de la vida y de los ojos nuevos para un mundo nuevo.

¡Qué descansada vida


la del que huye del mundanal
ruído, y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido (…)

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre
quiero; no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero
(…)

Vivir quiero conmigo,


gozar quiero del bien que debo al
cielo, a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo
(…)

Téngase su tesoro
los que de un falso leño se
confían; no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían (…)

Y mientras miserable-
mente se están los otros
abrazando
con sed insaciable
del peligroso
In media virtus

La visión dominante –productivista, consumista, vacía de valores,


antagónica a cualquier percepción trascendente y espiritual del ser humano-
ensalza el exceso como ninguna otra cultura o tradición lo había hecho antes. Es
más, como si fuera lo más normal, en torno al exceso se ha configurado una
retórica –algunos pretenden que hasta una épica- amplificada por la publicidad
y los medios de comunicación. El exceso –sea en acumular riqueza, o en ganar
medallas olímpicas- se ha elevado prácticamente a la categoría de heroicidad. Y
los periódicos y los informativos, por ejemplo, no destacan el quehacer de los
verdaderos héroes –que hay muchos, multitud de hombres y mujeres, por todo
el planeta y en los más diversos contextos- sino el “éxito” del “triunfador”, que
suele ser un señor o señora que aporta mucho a sí mismo y casi nada a los
demás.

Por supuesto, el sistema económico vigente tiene que ver con ello. La
Economía-Mundolo contamina todo con su aroma mercantilista y sus reglas del
comercio sin alma: poco importa el verdadero valor de las cosas –valor
intrínseco o de uso, en terminología económica- y todo se reduce a su precio –
valor de cambio y, a menudo, especulativo-. Es una auténtica subversión del
orden natural de valores.

Para materializarla, se promueve una visión que mira siempre al


mañana, a lo que pueda deparar el futuro, jamás al presente. El objetivo es
obvio: que al colocar la mirada en un futuro virtual y frecuentemente
quimérico, no observemos la realidad tal cual es. Todo nos alienta a plantearnos
constantemente metas y retos para el mañana, sin capacidad de crítica, sin saber
de verdad si son los nuestros o los que otros nos imponen, sin mirarnos nunca
al espejo del hoy, de lo real.

Igualmente, se nos anima a transgredir límites y fronteras. Y a esto se le


llama disfrutar la vida. A costa de lo que sea, incluso de nosotros mismos y
nuestra auténtica identidad; y sin conocer por qué y para qué.

De este modo, se nos llena la mente de ruido, del ajetreo incesante


provocado por la velocidad de un mundo “en progreso”, “en avance”, aunque
nadie sepa bien hacia dónde. Todo vale, en definitiva, con tal de que no
tengamos la mente limpia, libre, quieta, que es lo que nos permitiría conectar
con nuestro Yo Verdadero, con nuestra dimensión profunda y divinal, logrando
que Él y no el pequeño yo –el ego- tome el timón de nuestra existencia.

Casi nadie se sorprende por tanto dislate, aunque, paradójicamente, nos


escandalizamos cotidianamente ante los nocivos efectos e impactos,
individuales y colectivos, de tanta proclama aparentemente rompedora.
Nos hemos acostumbrado al cómodo ejercicio de seguir la corriente,
transitando por la vía rápida de los extremos y renunciando a lo que Aristóteles
definió y defendió como el “justo medio”(“in media virtus”), lugar de
excelencia, según él, para la ética y la razón. De esta forma, el equilibrio está
quedando, poco a poco, fuera del alcance de cada persona y de la sociedad. La
propia crisis socioeconómica actual está íntimamente conectada con este hecho
y esta concepción de las cosas.

Eso sí, afortunadamente empiezan a ser numerosos los seres humanos


que se han percatado del desatino y comienzan a enderezar sus vidas no por el
“sendero del miedo” al que nos arrastra sin remisión la visión imperante, sino
por el aristotélico “sendero del medio”. En él prima la moderación y el sentido
común en la delimitación y cobertura de nuestras necesidades; se saborean las
pequeñas cosas y los detalles, con alto valor de uso, pero bajo valor de cambio,
así como el ahora, el presente, comprobando que es el único sitio donde la vida
realmente existe; se buscan y hallan espacios para el encuentro interior y
experiencias de silencio; se constata que la transformación interior es la llave del
cambio social y que se precisan ojos nuevos para lograr un mundo nuevo; se
incrementa el compromiso con la Naturaleza y el planeta, nuestro gran hogar; y
se disfruta por compartir con los demás y practicar un Amor cada vez más
Incondicional.

En última instancia, la elección no es entre felicidad o no. Todo el


mundo, sin excepción, quiere ser feliz. La clave radica en lo que se entiende por
felicidad. Y aquí sí que hay que optar: entre un modelo de felicidad ajeno a
nosotros, impuesto, el que interesa a la visión y sistema vigentes; y la felicidad
tal como la vemos y percibimos honesta, sincera y conscientemente desde
nuestro interior.

La experiencia de los triunfadores, de los rompedores y de los se aplican


un modelo de felicidad ajeno a ellos mismos nos indica con rotundidad lo que
espera al final del camino: frustración, insatisfacción, nostalgia sin objeto, estrés,
depresión. La experiencia de los que han optado por el “in media virtus”
también es contundente: una felicidad equilibrada, duradera, armoniosa y hasta
contagiosa.

¿Crees que esto último no es posible?. Pregunta a las personas anónimas


que marchan ya por el “sendero del medio”. Observa a tu alrededor. Seguro
que las hay muy cerca de ti.

La sociedad líquida

Las consideraciones precedentes deben ser puestas en relación con la


llamada de sociedad líquida. Un concepto poco conocido, aunque, dado lo
atinado y perspicaz de sus fundamentos, muy valorado por aquellos que han
accedido a él. Su origen se halla en las aportaciones del octogenario sociólogo
polaco Zygmunt Bauman. Él es el autor de la llamada “modernidad líquida” y,
por extensión, de la noción “sociedad líquida”. Con ella, identifica y define el
estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores sólidos, donde lo que
eran nexos potentes se han convertido en lazos provisionales y frágiles y en la
que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los
vínculos humanos.

La obra publicada de Bauman es muy extensa, incluso la traducida al


español. En este enlace podéis conocer sus principales libros en castellano. A
propósito de lo que aquí nos ocupa, destaca especialmente su texto Tiempos
líquidos. Vivir en una época de incertidumbre (Tusquets; Barcelona, 2007).

En Bauman sobresale su aguda capacidad analítica y de observación, lo


que le sirve no para apabullarnos con ristras de datos y estadísticas, sino
para hacerse preguntas sobre el por qué y el cómo de las cosas con un espíritu
creativo, lúcido y extremadamente actual. Sus reflexiones y conclusiones son
muy importantes para entender los tiempos de cambio y de “red” en los que
andamos metidos. Particularmente, para comprender este concepto, el de “red”,
más allá de sus contenidos tecnológicos, ahondando en sus implicaciones en la
sociedad contemporánea y la vida de las personas.

Entre sus aportaciones, se subrayan las siguientes:

+En el presente, la “sociedad” se ve y se trata como una “red”, en vez de como


una“estructura”: la sociedad se percibe como una matriz de conexiones y
desconexiones aleatorias y de un número esencialmente infinito de
permutaciones posibles. Los vínculos humanos son cada vez más frágiles y se
aceptan como provisionales. La exposición de los individuos a los caprichos del
mercado laboral y de bienes premia las actitudes competitivas, al tiempo que
degrada la colaboración y el trabajo en equipo al rango de estratagemas
temporales que deben abandonarse o eliminarse una vez que se hayan agotado
sus beneficios.

+Asistimos al colapso del pensamiento, de la planificación y de la acción a largo


plazo, junto a la desaparición o el debilitamiento de aquellas estructuras
sociales que deberían pensar en esos términos. La historia política y las vidas
individuales se reducen a una serie de proyectos de corto alcance y de episodios
que no se combinan de manera compatible con conceptos
como “desarrollo” o “maduración”. Una vida tan fragmentada estimula
orientaciones “laterales” antes que “verticales”. Los éxitos pretéritos no suponen
mayor probabilidad de futuras victorias, y mucho menos las garantizan. Para el
éxito futuro lo más importante puede ser “olvidar”.

+Ahora la responsabilidad recae en los individuos, de quienes se espera que


sean “electores libres” y que soporten las consecuencias de sus elecciones, pese a
que los riesgos implícitos en cada elección pueden ser causados por fuerzas que
trascienden la comprensión y la capacidad individual para actuar. La virtud
más útil no es la “conformidad” a las normas, sino la “flexibilidad”: la presteza
para cambiar de tácticas y estilos en un santiamén, para abandonar
compromisos y lealtades sin arrepentimiento, y para ir en pos de las
oportunidades según la disponibilidad del momento, en vez de seguir las
propias preferencias consolidadas.

+Estamos en pleno proceso de separación, de divorcio, entre el poder y la


política. Y esta pareja ha sido la que ha sustentado hasta ahora el Estado
moderno.

+Hasta ahora el “progreso” era una promesa de felicidad universal y duradera,


la manifestación extrema del optimismo radical. Pero ahora, representa la
amenaza de un cambio implacable e inexorable, que lejos de augurar paz y
descanso, presagia una crisis y una tensión continuas que imposibilitarán el
menor momento de respiro. El progreso se ha convertido en algo así como un
persistente juego de las sillas en el que un segundo de distracción puede
comportar una derrota inapelable. En lugar de grandes expectativas y dulces
sueños, el progreso evoca un insomnio lleno de pesadillas en las que uno sueña
que se queda rezagado, pierde el tren o se cae por la ventanilla de un vehículo
que va a toda velocidad y que no deja de acelerar.

Como se deduce de estos botones de muestra, la obra de Bauman


introduce el bisturí en el mundo moderno para poner de manifiesto su
cortoplacismo, evanescencia y falta de compromiso y estructuración real. Y
ayuda a profundizar en temas tratados en apartados anteriores a propósito del
exceso y ausencia de medida que caracteriza a la sociedad actual y el ritmo
alocado y el culto a la velocidad que en ella predomina.

Elogio de la lentitud

Todo lo cual nos lleva a recapacitar sobre el elogio de la lentitud que


llevan a cabo autores como Carl Honoré (Elogio de la lentitud. RBA, 2008),
defendiendo el llamado movimiento “Slow” y denunciando la locura en la que
el exceso aplicado al tiempo, es decir, el estrés y las prisas, está sumiendo a la
mujer y al hombre “modernos”.

No en balde, de la visión y el sistema dominantes -de su carácter


materialista, productuvista y consumista- deriva un ritmo de vida impuesto por
la velocidad, el ajetreo incesante y la “enfermedad del tiempo”, en expresión
acuñada en 1982 por el médico estadounidense Larry Dossey para denominar el
sentir obsesivo de la falta de tiempo para llevar a cabo tantas cosas que tenemos
que hacer.
La teórica necesidad no ya de resignarnos ante tal hecho, sino de
entenderlo como algo positivo y asociado a la competividad y capacidad del ser
humano y la sociedad ha sido resumida muy bien por Klaus M. Schwab,
fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial: “estamos
pasando de un mundo donde el grande se come al pequeño a un mundo donde
los rápidos se comen a los lentos”. El Foro –organización tan elitista como para
admitir sólo cual miembros a empresas que facturen más de cinco mil millones
de dólares anuales- ha convertido la tortuga del célebre cuento en sopa para los
ágapes de sus encuentros periódicos en Davos (Suiza), nombrando a la liebre
socio honorario. Y psicólogos como Guy Claxton procuran convencernos de que
esto es parte de un estadio avanzado de la naturaleza humana: “Hemos
desarrollado una psicología interna de la velocidad, de ahorra tiempo y lograr
la máxima eficiencia, una actitud que se refuerza todos los días”. Mensajes
similares son repetidos con insistencia desde múltiples instancias en un intento
de que asumamos que velocidad es sinónimo de capacidad y rapidez de
competencia.

Pero si no nos dejamos arrastrar por el torbellino y observamos la


realidad que nos rodea y a nosotros mismos, no es difícil percatarse de que la
cacareada eficacia es una colosal mentira y que semejante carrera conduce a
cada persona, a la humanidad y al planeta a un callejón sin salida. La economía
global-mercantilista no sólo es incapaz de distribuir con un mínimo de justicia
la riqueza que genera, sino que devora los recursos naturales con mucha más
rapidez de la que la Madre Tierra tiene para reemplazarlos y no duda en poner
al servicio de la producción nuestra propia existencia, la de cada uno de
nosotros, que terminamos viviendo para servir a la economía, dando la vuelta
al orden lógico y natural de las cosas.

La ética del trabajo, que con moderación puede ser saludable, se ha


desmadrado por completo. Valga como botón de muestra el que en Japón se usa
una palabra, “karoshi”, que significa “muerte por exceso de trabajo”. Y para
aguantar el ritmo laboral y de vida, un número creciente de personas han de
apoyarse en estimulantes, desde las altas dosis de café a la cocaína, pasando por
las anfetaminas, que son las preferidas entre los profesionales de cuello blanco.
Y entre el ajetreo cotidiano, el estrés laboral y los estimulantes, una ingente
cantidad de seres humanos no logran dormir lo mínimamente necesario para
una vida sana. Y esto pasa factura, de múltiples formas. Por ejemplo, a nivel
mundial, el amodorramiento causa ya más accidentes de tráfico que el alcohol.
Y en Estados Unidos opera una Comisión Nacional para los trastornos del
sueño, buena prueba de la enjundia del problema, cuyos estudios han
demostrado que la fatiga de los conductores es la responsable de la mitad de los
accidentes. La velocidad ha invadido hasta el ocio y millones de personas en
todo el mundo padecen lesiones relacionadas con los deportes y el gimnasio
debido al esfuerzo en exceso para estar en forma cuanto antes o adelgazar lo
más pronto posible.

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Sin embargo, siendo tremendo todo lo anterior, lo peor es que una vida
apresurada se transforma en una vida superficial y hasta mezquina. Milan
Kundera lo explicó así en su novela La lentitud: “Cuando las cosas suceden con
tal rapidez, nadie puede estar seguro de nada, de nada en absoluto, ni siquiera
de sí mismo”. Con la velocidad y la falta de tiempo, la existencia personal se
convierte en automatizada y vacía. Lo que tiene, igualmente, impactos
contundentes en la vida familiar, cada vez más carente de comunicación y
convivencia por el ajetreo diario de cada miembro de la familia, cada cual
absorbido por el agujero negro de sus múltiples ocupaciones, obligaciones y
devociones. Los niños son las grandes victimas de tanta locura y, para que no
interrumpan nuestro ritmo de adultos, llenamos sus días infantiles cada vez con
más cargas y tareas: colegio, deberes, actividades extraescolares, clases
particulares, deporte, clases de música,… ¡uff!.

¿Qué hacer?. El movimiento “Slow” ofrece algunas pistas al respecto. La


realidad muestra que hemos olvidado la espera de las cosas y la manera de
gozar del momento cuando llegan. La actriz y escritora Carrie Fisher lo ha
expuesto muy bien: “incluso la satisfacción instantánea requiere demasiado
tiempo”. Lo que enlaza, como en se ha desarrollado en otros capítulos, con la
necesidad de vivir el presente E, incluso, con un arte en peligro de extinción: el
arte de no hacer nada, que abre la puerta al silencio, la meditación y el
crecimiento interior. Pero, para cientos de millones de personas, no hacer nada
es sinónimo de falta de referencias, lo que provoca nerviosismo, pánico al vacío
y urgencia por encontrar algo que hacer. En lugar de no pensar, permitiendo
que nuestra dimensión interior inspire la mente, o de concentrarnos en una idea
para que madure en nuestra inteligencia, nos hemos convertidos en adictos al
pensamiento rápido y, por tanto, superficial y fácilmente manipulable por
terceros y por influencias externas.

Ahora bien, no es preciso ser un genio para percatarse que hacer las
cosas más despacio significa hacerlas mejor. Y ofrece la oportunidad de
disfrutar con la acción de hacerlas, lo que se sitúa estrictamente en el presente, y
no sólo con los teóricos resultados de la acción, que pertenecen al ámbito de lo
futurible, de lo que está por llegar. Un futuro al que nos lanzamos
aceleradamente para ni siquiera ser muy conscientes de cuando llegamos a él.
Todo mejora, hasta la salud, cuando se prescinde del apresuramiento.

Las palabras “rápido” y “lento” representan dos filosofías de vida muy


distintas. Rápido equivale a atareado, controlador, agresivo, apresurado,
superficial, estresado e impaciente, es decir, todo aquello en lo que la cantidad
prima sobre la calidad. En cambio, lento está asociado a sereno, cuidadoso,
receptivo, silencioso, intuitivo, pausado, paciente y reflexivo, esto, es, donde la
calidad prevalece sobre la cantidad. Por ello, la filosofía de vida de la lentitud
puede resumirse en dos cualidades: equilibrio interior y armonía exterior.

A esta perspectiva responde la profusión de prácticas como el Tai Chi,


tratado páginas atrás, y el desarrollo del Movimiento Slow, formado por
personas que quieren vivir mejor en un mundo sometido al ritmo frenético de
la velocidad. En él se inscriben numerosos grupos, desde el nipón Club de la
Pereza (Sloth Club) a la estadounidense Fundación por un Largo Ahora (Long
Now Foundation), pasando por la austriaca Sociedad por la Desaceleración del
Tiempo o la iniciativa Comida Lenta (Slow Food) promovida por el italiano
Carlo Petrini. El manifiesto de ésta es un toque de alerta ante el culto a la
velocidad en todas sus formas y pone en evidencia que nuestra sociedad
primero inventó la máquina y después la tomó como modelo de vida: “Estamos
esclavizados por la velocidad y todos hemos sucumbido al mismo virus
insidioso. Vivir rápido, una actitud que trastorna nuestros hábitos, invade la
intimidad de nuestros hogares”.

¿Que nos aconseja hacer el Movimiento Slow?. Pues, ante todo, ser
coherentes: cuando se trata de ir más despacio, no se pueden tener prisas, por lo
que conviene comenzar poco a poco. Por ejemplo, para cambiar el ritmo de vida
hacia un mayor sosiego es aconsejable empezar con algunas prácticas de “salida
del tiempo”, es decir, actividades como la meditación, la oración, el silencio
interior o, incluso, sentarse en un banco o pasear plácidamente observando el
bullicio que nos rodea. Igualmente, aplicar la pausa a la hora de comer, de leer
el periódico o de hacer el amor. Si un pequeño acto lento le hace sentirse bien,
pase paulatinamente a lo importante, hasta llegar al punto de replantearse su
horario laboral o su agenda cotidiana de “actividades múltiples y veloces”.

Le aseguro que en la medida que lo vaya haciendo y constate directa y


personalmente la mejora en su calidad de vida, se formulará repetidamente una
misma pregunta: ¿por qué no decidí hacerlo antes?.

Cambia la agenda. Y, por favor, si no lo haces y tienes hijos pequeños, no


machaques su vida con tu agenda tan importante y supercargaza. Que ella no
sea excusa para llenar las agenda de tus hijos con multitud de actividades
extraescolares que le ocupen como sea oda la tarde por el siempre hecho de que
tú y tu pareja, igualmente con una agenda repleta, no disponéis de tiempo para
ellos. Un niño pequeño necesita, sobre todo, tiempo libre para jugar o,
simplemente, para disfrutar no haciendo nada.
CAPÍTULO 7
EL TRÁNSITO: VIDA MÁS ALLÁ DE LA VIDA

La muerte no existe

La muerte es un imposible, una fantasma, sólo eso, de la imaginación


humana. La Creación y el Cosmos son una colosal manifestación de Vida y
Consciencia. También el ser humano, por lo que lo que auténticamente somos
(vida) y sentimos que somos (consciencia, estado consciencial) trasciende
rotunda e infinitamente de lo que una vida física y la existencia durante unos
pocos años significan. En este marco, lo que la Humanidad denomina muerte
no es tal, sino el punto evolutivo y la fase de transición entre el fin de un ciclo
vital (la vida física y la encarnación material que termina) y el inicio de otro
ciclo vital (una nueva reencarnación en una nueva vida física).

La evolución y los ciclos son consustanciales a la Creación. Nuestros


ancestros se percataron de esto y lo condensaron en lo que El Kybalion
denomina Principio de Ritmo. Y el Cosmos y la Naturaleza se renuevan y
regeneran, fluyen y refluyen, mediante los cambios de ciclo. De este modo,
tener miedo a la muerte es tenerlo a la vida, pues no hay vida sin muerte ni
muerte sin vida. Y comprender la muerte es entender la vida. La muerte
corporal es un apagado; y el nacimiento físico, un encendido. Por cada apagado
hay un encendido y, así, se recrea y expande nuestra existencia en el plano
humano a través de una prolongada cadena de vidas o reencarnaciones.

La mayoría de las tradiciones y corrientes espirituales de la Humanidad


nos enseñan que nuestra encarnación en este plano material no se plasma en
una única vida física, sino en una cadena de vidas a través de múltiples
reencarnaciones. De hecho, la reencarnación es el sostén de la experiencia
humana, que ni empieza ni concluye con la vida física actual. Tomar
consciencia de esto alivia el estrés, por llamarlo de algún modo, con el que
algunas personas viven su espiritualidad, máxime cuando va unido a las
nociones de culpa y pecado, lo que transforma la espiritualidad en una trampa
mortal que nos impide vivir y disfrutar de la Creación y de nuestro auténtico
ser, haciéndonos “manipulables” y “religioso-dependientes”. Además, antes de
cada reencarnación, es cada uno -nosotros mismos y sólo nosotros- quien elige
“el yo y las circunstancias” que desea vivenciar y las experiencias que quiere
desplegar en la nueva vida (las páginas de Física de la Deidad se detienen en
estos aspectos).

Conviene repetirlo: tener miedo a la muerte es tener miedo a la vida. Y


para conocernos a nosotros mismos y vivir la vida hay que comprender y
asumir la muerte. Por lo que discernir acerca de ésta y otear lo que representa
no es un juego mental, ni otra de nuestras muchas obsesiones intelectuales
relacionadas con el futuro. Al contrario, resulta imprescindible para vivir el
Aquí y Ahora, que es la vida misma; y para perderle el miedo, que es el medio
para saborear el Aquí y Ahora como se merece y sacarle a la vida todo su jugo.

No esconder la muerte: morirse a gusto

La sociedad occidental contemporánea contempla la muerte de forma


muy distinta a la que se acaba de exponer. Es más, entre sus numerosas
neurosis, adolece de una francamente curiosa: el empeño en negar
emocionalmente la muerte y procurar mantenerla oculta. Cada vez más, se
tiende a esconder la muerte. Parece como si fallecer fuera un desliz
extemporáneo, una falta de educación o hasta una perversidad, algo que hay
ocultar, sobremanera a los niños, en lugar de acostumbrarlos a experienciar lo
que el tránsito significa como primer paso para que no vivan con miedo a la
muerte.

Pocas personas fallecen ya en su casa y casi no hay velatorios en el hogar.


Inmediatamente producido el óbito, el cuerpo se envía desde hospital al
tanatorio para proceder, con la mayor rapidez posible, al enterramiento o la
incineración. Todo muy eficaz, pulcro, atildado y profiláctico, con protocolos –
incluidos los famosos “pésames”- tan impersonales como perfectamente pre-
establecidos, tan automatizados como carentes de sentimiento. Si es preciso y
para hacerle “un favor” a la familia, hasta se certifica médicamente una hora
distinta a la que realmente ha acontecido el fallecimiento al objeto de acelerar
los trámites y recortar los tiempos de espera y el duelo.

El siguiente texto, Morirse a gusto, de Alejandro Rocamora, psiquiatra y


miembro fundador del Teléfono de la Esperanza, es muy aclaratorio al respecto
y, entre otras cosas, cita un libro muy aconsejable para quien quiera reflexionar
sobre lo que se viene exponiendo: Morir en la Ternura (Ediciones San Pablo), de
Cristiane Jomain.

El hombre actual contempla la muerte como el fracaso de su dominio sobre las


fuerzas de la naturaleza. El “hombre tecnificado” puede controlar y manipular casi todo, pero s
acción, rendimiento y vitalidad. La muerte, el hecho de morir, implica
destrucción y negación de todos esos valores actuales y por esto, la muerte
hoy, es un “anti-valor”.

Hasta mediados del siglo XX el gran tabú del ser humano era el sexo, después
fue la muerte y actualmente nos atreveríamos a decir que es la situación
posterior a la muerte en los supervivientes: el duelo.

En el mismo lenguaje reflejamos nuestro miedo a la muerte al utilizar


sinónimos o equivalentes de la angustiosa realidad que supone el morir: “ha
fallecido”, “ha pasado a mejor vida”, “descanse en paz”, etc. son algunas de las
frases que utilizamos en esos momentos. Incluso el duelo y la aflicción por la
muerte de un fa miliar ya no son tan aceptados como en otras épocas.

Se ha cambiado la forma ideal de morir: antes se deseaba una forma consciente,


lúcida y con un apoyo espiritual y sacramental; hoy se desea una muerte
rápida y sin sufrimiento (¿sufrió mucho?, ¿se enteró?, son las preguntas más
frecuentes en estas circunstancias).

Con frecuencia, cuando un enfermo terminal afirma: “Me voy a morir”, los
familiares suelen con testar: “Todos tenemos que morir; nosotros también nos
vamos a morir”. Pero esta respuesta no es sincera: pues el enfermo habla de
“morirse” (se está muriendo) y el familiar se refiere a un proceso que dura toda
la vida.

Freud (1915), en Consideraciones actuales sobre la guerra y la muerte, señala que “la
única manera de hablar de la muerte es negándola”, aunque al final de ese
mismo trabajo concluye: “Si quieres soportar la vida, prepárate para la
muerte”. Desde que el hombre existe se ha observado una actitud de
ambivalencia, de deseo y de rechazo, de amor y de odio, hacia la muerte; no
obstante, mientras el hombre primitivo encontró una salida en su animismo, al
hombre actual esa ambivalencia le lleva a la culpa y consiguientemente a la
neurosis.

La negación emocional de la muerte puede tener diversos ropajes: desde la


preocupación, la ansiedad y el temor, que son las más comunes, hasta una
hiperactividad (culto al trabajo), el narcisismo (culto a sí mismo) o la confianza
ciega en la ciencia para evitar la muerte (culto a la técnica médica).

Es cierto que la muerte nos hace a todos iguales: tanto el rey como el
vagabundo deben enfrentar se a este hecho de vida en soledad. La muerte es la
única vivencia que no podemos compartir. Pero también es cierto que este
momento importante de la vida depende fundamentalmente de dos
situaciones: ¿cómo se ha vivido?; y ¿cómo se siente ante el entorno? Es decir,
morir en paz no se improvisa, sino que estará en función de cómo se ha
desarrollado la vida: intereses, valores y sentimientos estarán ayudando o
entorpeciendo el ‘bien morir’. Pero también de cómo se realice el momento de
morirse (en casa, en el hospital, con sufrimiento, lúcido, etc.) favorecerá o
entorpecerá una “muerte digna”.

Morirse a disgusto, según la autora de Morir en la ternura, Cristiane Jomain, se


desarrollaría entre dos polos: la desgracia de morir en soledad y la desgracia de
no tener un espacio de soledad necesario para vivir. El primer supuesto está
amenazado en nuestra cultura pues tendemos a negar la muerte de nuestro
familiar en la falsa creencia de que no se dará cuenta, pero igual se siente solo
al no poder compartir su miedo ante la muerte próxima. La segunda necesidad
del moribundo es la de tener un espacio psicológico para poder elaborar la
eminente pérdida de la vida y poder despedirse, sin trauma y también sin
agobio. En este sentido, una excesiva presencia de los familiares y de los
cuidadores dificultaría el proceso de “morirse a gusto”. Habría que añadir una
tercera necesidad del moribundo: la ausencia de sufrimiento inútil, que lo
único que consigue es prolongar una vida vegetal. Si se dan estas tres
condiciones, entonces si que podríamos decir que se produce una “muerte a
gusto”.

Despedidas

No obstante, en los últimos años, al calor del renacer de consciencia que


vivencia la Humanidad, ese gran espacio abierto a todos los públicos que es el
cine ha prestado a la muerte una atención creciente. En la memoria colectiva se
encuentran, por ejemplo, las películas Ghost (de 1990, dirigida por Jerry Zucker
y protagonizada por Demi Moore y Patrick Swayze) o The Sixth Sense –El Sexto
Sentido- (de 1999, realizada bajo la batuta de M. Night Shyamalany y con Bruce
Willis y Haley Joel Osment como actores principales). Y más recientemente,
cintas como Afterwards –Premonición- (de 2008, dirigida por Gilles Bourdos y
con Romain Duris, John Malkovich y Evangelin Lilly en los papeles estelares) o
Hereafter -Más allá de la vida- (de 2010, realizada por Clint Eastwood y
protagonizada por Matt Damon, Cécile de France, Frankie McLaren y George
McLaren).

Se podrían citar otras muchas películas similares, aunque entre todas


ellas se trae especialmente aquí el film japonés Ukoribito -Despedidas-, del
director Yojiro Takita, que recibió el Oscar 2009 a la mejor película extranjera.
En ella se aborda la muerte y sus circunstancias con hondura, tino y dulzura,
poniendo en imágenes los sentimientos y conocimientos con relación al óbito
que individualmente y socialmente habría que tener siempre muy presentes
Daigo es un violonchelista que vive el trauma de quedarse sin
ser disuelta la orquesta en la que tocaba. Tras vender su queri

En su nueva actividad, Daigo debe ocuparse de la preparación de los


cadáveres, lo que le permite descubrir la muerte en todas sus facetas. Y las primeras imágen
día. Los hechos del pasado lo marcan. De pocas palabras, entrañable, de
mirada seria, pero con gran sentido del humor, hace labores de maestro,
enseñando a honrar a los muertos y a sus familias en un momento que siempre
esta ligado al dolor y la oración. Tal como ve la muerte, contempla la vida.

En las relaciones que se establecen entre Diago y Shouei planea la figura


del padre del primero, que Diago perdió en la infancia y del que ahora el joven
reniega constantemente, a pesar de los tiernos recuerdos que persisten en su
memoria, entremezclados con la afición que tenía cuando niño de observar las
formas de las piedras.

Y aprendiendo de la muerte, Diago hace un viaje a la vida. De hecho, es


a través de la muerte como encuentra una nueva vida. Adquiere consciencia de
que, como le sucede a tanta gente, perseguía un sueño que no es real y que,
más que suyo, era de otro. Esto, junto a la mejor comprensión de la muerte, lo
impulsa por la senda de una vida más llena.

El montaje y la música son piezas claves en este engranaje. Se utilizan


diferentes planos otorgando distintas perspectivas, siempre con el
acompañamiento de sonidos provenientes de instrumentos de cuerda. Esta
música carga de énfasis tanto los momentos cómicos como los dramáticos,
ensalzando al chelo como maestro de ceremonias.

Un acierto de Yojiro Takita, el director, ha sido emplear en Despedidas los


cuatro elementos de la Naturaleza para representar su obra. El agua y el
fuego nos hablan de la vida y la muerte, impregnando las escenas de color azul
y rojo, según convenga, expresando ira, rabia, sollozo, paz o perdón. El chelo
representa el viento, un mecanismo para la búsqueda de la paz interior y la
fórmula para abrazar al padre que Diago, realmente, no conoció. Y la tierra se
configura como la piedra. Un nexo de unión entre padre e hijo y un
acercamiento a las culturas ancestrales. En la antigüedad, antes de inventar la
escritura, la gente buscaba piedras que representaran sus sentimientos y se las
daban a otras personas. La que la recibía, leía el sentir del que se la regalaba
por el peso y la textura: una textura lisa significa la mente en paz y la
trascendencia espiritual; la rugosa, el interés por los que nos rodea y el mundo
material.

Con todas estas claves y guiños, la película nos hace ver que la muerte
no es algo tétrico, sino esperanzador y dulce: la muerte como viaje, el último y
más importante de nuestra vida actual. Este convencimiento nos enseña a vivir
el momento presente sacándole el máximo provecho, a rodearnos con alegría
de las personas que queremos y a arriesgarnos, sin miedos, a descubrir el
Amor, limando la piedra con nuestras experiencias hasta que quede totalmente
lisa, en paz, logrando que nuestra existencia pivote sobre nuestra dimensión
espiritual. Será así como, a la hora de la despedida, la afrontaremos con
naturalidad, sabiendo que se ha cumplido un ciclo vital y experiencial que es,
precisamente, la puerta para otro nuevo y renovado: la muerte como
transición, como una parte más de la vida continua y eterna. Y siendo
conscientes de que nunca es un "adiós" a los seres queridos, sino un "hasta
luego" a las almas que en nuestra cadena de vidas hacen de acompañantes y
colaboradoras.

La muerte, en definitiva, como transición y como manifestación de una


vida plena y eterna que, en sí misma, es el Milagro.

Interiorizar en el Corazón la vida más allá de la vida: el tránsito


de los seres queridos

La muerte, por tanto, no existe. Y perderle el miedo es fundamental para


no llenar de miedos la vida. Para ello no basta con que el convencimiento acerca
de su inexistencia sea mental o intelectual, sino que es preciso interiorizarlo y
que eche raíces en el Corazón. Será así como el miedo al óbito se diluya y
nuestra experiencia humana se libere del pesadísimo lastre que representa
sobrellevar, de por vida, la carga del miedo a la muerte.

¿Por qué tantas personas viven con miedo a la muerte cuando se


consideran a si mismas “creyentes”, sea de la iglesia o tradición espiritual que
sea, y en su religiosidad dan por cierto la vida más allá de la vida?. Comparten
el convencimiento de que con el fallecimiento del cuerpo físico no termina nada,
incluso que dicho acontecimiento abre las puertas a un estado de existencia
mucho más glorioso y placentero. Sin embargo, la defunción les aterra y
desconcierta. ¿Por qué semejante contradicción?.

Pues además de otros posibles motivos -la prevención ante el dolor que
el fin físico suele implicar, el sentimiento de pecado o culpa que les hace recelar
ante un castigo en la otra vida,…- , hay una razón principal y claramente
mayoritaria que, con frecuencia, se niegan a aceptar: no terminan de interiorizar
en su Corazón aquello que mentalmente afirman creer e intelectualmente
sostienen. Por esto, su creencia en la otra vida tiene mucho de ficción, de ilusión
mental, y carece de verdaderos cimientos en el interior. Y sin estos cimientos,
sin esta interiorización auténtica y sincera, el miedo a la muerte no desaparece.
Se mantiene ahí, de modo más o menos solapado, impidiendo que se otorgue a
la vida, a la de cada uno, la libertad y la paz que la disolución del miedo al óbito
comporta.

Hay al respecto una especie de prueba del nueve, valga el símil


matemático, para comprobar hasta que punto hemos superado interior y
consciencialmente el temor a la muerte y hemos liberado nuestra vida de esa
carga. Una prueba que no se centra en la visión que podamos tener con relación
a nuestra futura defunción, sino en la reacción que tenemos Aquí y Ahora ante
el fallecimiento de nuestros seres queridos.

En este orden, es totalmente lógico y humano que nos cause gran


desconsuelo y congoja el óbito de nuestro padre o madre, pareja, hermanos,
amigos íntimos,… No digamos ya de hijos o hijas, que, por edad, presenta el
agravante de ir contra la “ley de vida”. Ahora bien, ¿hasta que punto?.

Es un tema muy delicado y no se desea aquí zaherir a nadie,


respetándose y aceptándose integralmente, faltaría más, todas las vivencias y
experiencias. Pero desde el Amor y la honestidad con uno mismo hay que
formularse esa pregunta: ¿hasta que punto?, ¿hasta el extremo de que la muerte
del ser querido deje sin sentido nuestra vida, la convierta en algo insoportable,
nos haga olvidar a los seres queridos que continúan físicamente con nosotros
(verbigracia, otros hijos) o genere sentimientos y estados emocionales
análogos?.

Ante el dificilísimo trance del fallecimiento de una persona querida, si en


nuestro Corazón late la convicción de que con la defunción del cuerpo físico no
finaliza la existencia y nuestro ser transita a un plano de Luz (que cada uno le
dé el nombre que estime oportuno), de nuestro interior emanará una voz
interior que con dulzura, pero con firmeza, nos recordará dos cosas:

1º Con la muerte física no hay pérdida. El ser que encarnó en nuestro ser
querido es mucho más que el cuerpo y el aspecto físico que compartió con
nosotros durante su vida material. Y continúa vivo más allá de lo que fue su
corporeidad, más allá de lo que representó la vida humana que ha dejado.

2º Con la muerte física no hay alejamiento. Quien fue nuestro ser querido sigue
a nuestro lado desde el otro plano de vida. Desde ese plano de Luz (se insiste en
que cada cual lo denomine como considere conveniente), permanece en
conexión directa y constante con nosotros, más incluso que cuando estaba
físicamente aquí, pues entonces se producían inevitablemente alejamientos en el
día a día (traslados, viajes, ausencias por motivos de trabajo o estudios,
vacaciones,…) que ahora ya no tienen lugar.

Supongamos el caso de una familia residente en una ciudad española,


por ejemplo Sevilla, compuesta por los padres y tres hijos, dos hembras de 29 y
22 años y un chico de 25. Para el verano, los padres han planteado que, excepcionalmente y

150
Como el trayecto es largo, casi 10.000 kilómetros entre ida y vuelta, y
hay mucho que ver y disfrutar, los padres han planificado una duración para la
“excursión” de 31 días, la totalidad del mes de agosto. Los hijos lo acogen con
entusiasmo, aunque la mayor, por motivos de trabajo, sólo podrá dedicar al
viaje 15 días; y el hijo, que está preparando oposiciones, un máximo de tres
semanas. “No hay problema”, dicen los padres: “Lo programamos con la
agencia para hacer la ida juntos y que, después, cada cual retorne a casa
cuando le convenga”.

El viaje de ida discurre de maravilla y los días en Noruega pasan


veloces. A las dos semanas, tal como estaba previsto antes del inicio, la hija
mayor vuelve a Sevilla; y a los 20 días, es el hijo quien retorna al hogar.

Aquella tarde, la inmediata tras la partida del chico, la madre añoraba a


ambos: “Siento mucho su ausencia. Tanto que creo que deberíamos haber
regresado todos juntos”. “También yo los hecho mucho de menos”, respondió
el padre, “pero estar aquí es una vivencia fantástica y merece la pena que le
saquemos el máximo jugo, cada uno en función de sus necesidades y
conveniencia. Tú, yo y, desde luego, nuestro hija (en referencia a la que
permanecía con ellos), a la que esta vivencia le esta aportando mucho.
Tenemos derecho a apurar la experiencia. Además, antes de que nos demos
cuenta, volveremos a estar los cinco juntos en casa. El tiempo vuela. Y que son
una o dos semanas sin ellos cuando tenemos toda la vida por delante”.

La hija reafirmó con la cabeza las palabras del padre y, como en esos
días se hallaban alojados en un centro turístico del Cabo Norte, propuso que
dieran un paseo hasta el cercano y espectacular acantilado, de 307 metros, que
lo colmata.

Una vez allí, los tres recordaron a los dos ausentes. Y contemplando la
sublime belleza de aquel peculiar cielo norteño, con el Océano Atlántico a un
lado y el Ártico al otro, comprendieron bien que no sólo no habían perdido a
los dos miembros de la familia ausentes, pues ambos los esperaban en el hogar,
sino que tampoco había realmente alejamiento: el Corazón los unía con ellos
más allá de la distancia.

Conexión desde el otro plano

La vida continúa más allá de la vida y, para los que continuamos aquí, la
desaparición física del que transita no es una desaparición “real”: con ella no
hay ¡ni pérdida ni alejamiento!. Esto es lo que nuestro interior nos trasmite
cuando acontece el óbito de un ser querido. Y se trata de algo que puede ser
comprobado, ya que es perfectamente factible sentir la presencia amorosa y
constante del ser que encarnó en la persona querida fenecida y hasta
comunicarse con ella. De hecho, sentirlo es lo más natural. Y nada tiene esto que
ver con fantasmas, apariciones y cosas parecidas.

Desde el otro plano, los seres que fueron en su vida física nuestros seres
queridos pueden y desean estar en conexión y comunicación con nosotros, con
los que seguimos aquí, en la esfera física. Es un contacto “ser a ser”: entre el ser
que continúa encarnado aquí y el ser que ya transitó. Para ello es suficiente con
que despleguemos las antenas y capacidades de nuestro ser interior y no
impidamos la conexión con nuestros miedos y con las numerosas dudas y
autolimitaciones mentales que nos llevan a pensar y a convencernos de que tal
contacto no es posible. Y es algo que podemos y debemos hacer nosotros
mismos, sin buscar terceros –videntes, mediums,…- que lo intenten hacer por
nosotros.

Muchos lectores de estas líneas seguro que pueden atestiguar la


veracidad de lo anterior porque forma parte de su experiencia personal. Y saben
bien que esa experiencia no es ni una emoción egóica ni una fantasía motivada
por la necesidad mental de superar como sea la muerte de la persona querida.

Es una experiencia real, natural y hermosa, muy hermosa. Para


vivenciarla es imprescindible anclar en el Corazón el convencimiento de que la
muerte no existe. Además, se aconseja una sencilla práctica: no dejar el contacto
“ser a ser” para cuando el otro haya fallecido, sino experienciarlo en el día a día.
Así, cuando en nuestra cotidianeidad estemos físicamente con otras personas,
especialmente con nuestros seres queridos, procuremos mantenernos
conscientes de que, tras la corporeidad que nuestro sentidos físicos perciben,
existe y vive un ser espiritual que es realmente el que comparte su existencia
con nosotros en este ámbito material y lo seguirá haciendo en el otro plano mas
sutil que se halla mas allá de la vida.

El Vuelo de la Mariposa

José Luís de la Rica estuvo entre las personas que asistieron a una de las
charlas que impartí en Madrid durante el año 2012. Tras ella, localizó mi
dirección de correo electrónico y me envío un email enormemente intenso y
emotivo relacionado con el tránsito de sus hijos Elena y Roberto. Tras pedirle
permiso, me autorizó a compartirlo. Lo hice en el blog
(http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/2012/03/la-muerte-es-un-
imposible-un-fantasma.html). Y lo hago también aquí. Constataréis que está
lleno de Amor y Sabiduría. Y pone de manifiesto de modo diáfano que, como se
viene reiterando la muerte es un imposible, un fantasma, solo eso, de la
imaginación humana:

“Querido, amigo, Emilio... Me llamo José Luís de la Rica y vivo en Madrid. He


escuchado varias veces tus conferencias en Youtube y..., ¡estoy encanta’ooo! Jejeje... Por
cierto, el viernes, cuando estuviste en Madrid, estuvimos contigo un grupo de amigos.

Verás, llevo días pensando en escribirte, pero va a ser hoy que ¿casualmente?, se
cumplen doce años del día en el que nuestra hija Elena se trasladó al Cielo. Tenía doce
años y la leucemia fue excusa para el tránsito.

Emilio, yo creía que te morías y que eso era todo; ¡que desaparecías diluido en la Nada!
Imagínate qué dolor por el suceso y qué desconsuelo ante un sentido tan absurdo de la
vida. Había pensado algunas veces que no temía mi muerte, pero poca gente se plantea
la muerte de un hijo y yo era una de ellas. Mi mujer tenía esa fe de andar por casa y se
enfadó con Jesús –como he comprobado que pasa prácticamente siempre en esos casos-.
Bueno, al menos ella guardaba en su corazón esa esperanza de un reencuentro posterior,
¿pero yo?. Estaba tan obcecado por mi rechazo a la forma en la que me habían
presentado a Dios que... Ahora sé que Dios Es Amor, amigo Emilio. ¡Qué diferencia!,

Pero la niña empezó manifestarse con diversas "señales" y tras un durísimo proceso de
sufrimiento, mi vida experimentó un cambio tal que, ahora sí, he encontrado el sentido
de mi vida: Emilio, desde hace casi diez años, ayudo a la gente para que se lleguen a dar
cuenta que el vínculo afectivo con los que se nos han adelantado en el paso a la otra
dimensión es una fuerza, una energía real, que nos mantiene unidos y de cuyos efectos
podemos hacernos conscientes. Esto es posible gracias a la fuerza del Amor que todo lo
une y fortalece. Es el efecto de la oración del que hablan los grandes místicos del mundo.

Y es más sencillo de lo que podríamos imaginar: Vale con que el Amor sea la profunda
razón que te mueva, que pongas "confiado" tu dolor, anhelo y esperanza en "las manos"
de La Luz, que relajes y te dejes guiar hasta el Cielo, por medio de una meditación de
visualización. ¡Y ya está! Es como si hubieras ido a visitarles. Te entrevistas con toda tu
familia, también con la de las personas que estén acompañando en la meditación, se
conozcan entre sí o no... y muchas otras cosas que pueden suceder, todas hermosas,
emocionantes y por supuesto consoladoras. A esta experiencia le llamo "El vuelo de la
mariposa". Por supuesto, el nombre no está elegido al azar, jejeje...

Emilio, habían transcurrido ocho años desde que se fue la niña cuando, una mañana de
junio, mi mujer encontró en la cama el cadáver de nuestro hijo de treinta y un años.
Mientras dormía, había sufrido un edema de corazón y pulmón. Roberto, mentalmente,
era un niño de unos quince años, feliz con su Barça y yendo al cine con sus amigüetes
del centro ocupacional al que asistía.

¡Qué fuerte!, ¿no?. No, Emilio. A mediodía ya habíamos hablado con mi hija que nos
dijo que estaba con él. En el tanatorio volvimos a interesarnos por él y nos dijo la niña
que aún no podíamos hablar con Roberto porque él creía que estaba dormido soñando:
aún no le habían dicho lo que le había pasado porque se podría asustar, nos dijo. Hazte
una idea de cómo era mentalmente Roberto. Fíjate que cuando más o menos dos meses
más tarde, por fin, pudimos hablar con él, resulta que conmigo se comportaba
normalmente y sin embargo, lloraba cuando hablaba con su madre. Roberto estaba más
enmadara’o que enmadra’o. Jejeje... ahora está totalmente integrado y entre otras cosas
nos ayuda con El Vuelo de la Mariposa, como muchos otros chicos y mayores, por otra
parte, jejeje... Como vemos, en el "Otro lado" las cosas se hacen con sumo tacto.

Me gustó el ejemplo que usaste en la charla del viernes; aquél que nos contaste del viaje
a Noruega. ¡Chico!, me sonreía a medida que lo ibas contando porque yo sabía
perfectamente a dónde querías llegar, jejeje... Me sonreía mientras decía para mis
adentros: "Este es de los míos", jejeje... Sí, Emilio, eso es exactamente para mí, para mi
mujer y el hijo que aún nos acompaña por aquí, lo que ha pasado con nuestros hijos.
Ellos "han vuelto a Casa" y nosotros regresaremos cuando llegue nuestro momento.
Entretanto, podemos "hablarnos y vernos" a través de Internet: la consciencia del
Corazón. Mientras llega ese hermoso día, tratamos de desarrollar nuestro espíritu
andando todo lo que podamos en el camino del Amor-Dios.

Emilio, como ves, te adjunto un documento "En la despedida del cuerpo de Roberto"
para que le eches un vistazo (se transcribe en la parte final de la reseñada entrada
del blog y bajo estas líneas). Al final pongo una dirección de Internet en la que,
además de poder ver las fotos de lo que sucedió, puedes darte una vuelta por la página
para que veas el alcance de lo que estoy viviendo.

Soy muy feliz, Emilio. Mi mujer básicamente está como yo, si bien, lógicamente, ella
añora sus presencias físicas más que yo.

¡Jo!, chico... Si, además, resulta que es cierto que la humanidad está a punto de sentir
que la muerte no existe, me parece que el efecto que va a causar en las vidas de las
personas será tan enorme que significará el final de una era tanto social como espiritual.
Y estoy encantado si Dios ha querido que esta pequeña oruga experimente encarnado en
este planeta, algo tan fantástico como se avecina”.
EN LA DESPEDIDA DEL CUERPO DE RO

Roberto (31 años) es el segundo hijo que se nos ha adelan


(12 años), su hermana pequeña, se nos adelantó ocho añ

26 de junio del 2008.

Me llaman al móvil. Es Ana Mari. Dice que “¡Roberto est

-Pero ¿cómo se va a haber muerto Roberto?

-¡Sí, no respira y está morado!

Salgo a buscar un taxi y media hora más tarde estoy d


Está frío. Roberto no está ahí, pero sí, es su cuerpo.

¿Cómo ha podido ser?. Roberto es un chico joven lleno de salud. Nunca ha


trasnochado. Con treinta y un años, nunca ha ingerido alcohol ni ha consumido tabaco. Es un c
tuviera quince años. Muerte súbita producida por un edema pulmonar y
cardíaco. Se ha ido dormido, no se ha enterado de nada y, como unas horas
después supimos, aún él no sabe si está aquí –en La Tierra- soñando o es que
en verdad se ha reunido con su hermana Elena en el Azul. ¡Vaya con Roberto,
con el miedo que tenía él a morirse!.

Cree que está soñando con su hermana como tantas otras veces y Elena nos
advierte que aún no está preparado para saber lo que le ha ocurrido de verdad.
Está tranquilo y dentro de unos días podremos entrevistarnos con él.

Estoy muy acelerado. Mi mente y mi corazón saben que no está muerto: la


muerte es la gran mentira de la vida. Lo sé, llevo más de siete años
comunicándome con personas que dejaron este mundo. Pero psicológicamente
tengo que organizar mi mente para asumir la nueva relación con nuestro hijo.

Ana Mari está destrozada. Ahora sí que nos hemos quedado libres para irnos
cuando llegue nuestro momento. Nadie depende ya de nosotros para
sobrevivir. Rubén, el chico mayor, está recién casado y su mujer está esperando
un bebé para dentro de ocho meses. Martín –nuestro nieto y sobrino- nació
justamente el mismo día que su tío Roberto cumple sus treinta y dos años
terrenales.

Se llevan su cuerpo al Instituto Anatómico Forense. Ahí estará hasta mañana,


después podremos disponer de él un día más hasta darle sepultura.

¿Cómo me siento?. No lo sé, acelerado, pero sin pena. Sé que él no ha perdido


nada con el cambio. Que ahora está ante una nueva etapa de su desarrollo
vital. Sé que ahora podrá hacer realidad sus mejores sueños y que cientos de
personas le habrán recibido entre abrazos y risas. Y, lo que es mejor de todo,
por fin habrá podido mirarse en los ojos de Jesús. No lo creo, lo sé. Y eso nos
tiene que satisfacer lo suficiente como para volver a aceptar otra vez la marcha
de un hijo. El camino es difícil, pero ellos –desde su Nueva Vida- enviarán
efluvios de Amor a nuestro Corazón, para que lo consigamos.

Y queremos rendir un homenaje a Roberto y a todos nuestros Amigos del Azul.


Desde aquí queremos participar de la Alegría que corre todo el Cielo. Compro
globos y una bombona de helio.

La mañana del entierro, un par de horas antes de dar sepultura a su cuerpo,


hacemos una cadena e inflamos casi doscientos globos, hasta que se terminó el
helio. Uno inflaba, otro hacía un nudo con el mismo globo, otros ataban un
hilito al globo para poder agarrarlo y, entre todos, escribimos dedicatorias a
nuestros seres del Azul.

Quince minutos antes de salir hacia el cementerio, el techo de la sala está


parcialmente cubierto de globos. De pronto, uno de ellos empieza a descender
hasta situarse a un metro del suelo. Tiene un nombre –como todos los demás-.
El nombre que lleva escrito es Elena. Es el globo dedicado para nuestra hija.

El globo se empieza a mover de derecha a izquierda, deteniéndose unos


momentos delante de cada una de las personas que están sentadas. Estamos
todos atentos y sorprendidos. Va de uno a otro como empujado por la
voluntad de alguien que no vemos. Cuando llega frente a Rubén (mi otro hijo)
se detiene mucho tiempo y después sigue su camino hacia la puerta de salida.
Le estamos grabando y haciendo fotos. El globo parece que está posando para
ello. Cuando empieza a salir por la puerta, lo volvemos a situar en el mismo
lugar en el que se descolgó y otra vez, vuelve a hacer el mismo recorrido, de la
misma manera que antes.

Ahora, cuando está de nuevo saliendo por la puerta, vienen a avisaros de que
ya ha llegado la hora, que tenemos que llevar el cuerpo al cementerio.

Cuando están introduciendo el cuerpo en la sepultura, soltamos los globos, que


por efecto de la corriente del aire, se elevan en dirección al sol.

En el silencio del momento, sólo se oyen las llamadas de Ana Mari, animando a
su hijo para que SEA MUY FELIZ en su NUEVA VIDA…

Pactos de Amor entre Almas

Aunque, dado su contenido, se examinan en la parte de este texto


centrada en Física de la Deidad, concretamente en el Capítulo 9, los Pactos de
Amor entre Almas, en expresión acuñada a lo largo de la historia por diversas
escuelas y tradiciones espirituales, se suscriben, desarrollan y despliegan en el
contexto de la vida, la muerte, el tránsito y la nueva encarnación. Tienen su
fundamento en el hecho de que las dimensiones espirituales que encarnamos en
seres humanos acometemos el proceso de sucesivas reencarnaciones no de
modo “individual”, sino en grupos fraternales que suscriben esos Pactos y
encarnan de común acuerdo, asumiendo diferentes roles encarnados en lo que
en la vida física son círculos de seres queridos.

Como se apuntó al inicio del presente capítulo, antes de venir al mundo


material cada dimensión espiritual elige el “yo y las circunstancias” pertinentes
para su evolución consciencial y experimentar vivencias que posibiliten su
crecimiento vibracional. Y esa elección incluye el Pacto de Amor con otras
dimensiones espirituales que harán de acompañantes y colaboradoras en el
desarrollo de tales experiencias. En este contexto, por ejemplo y como allí se
señaló, los hijos eligen a sus padres, y no a la inversa.

Así, aunque en nuestra realidad corpórea y en nuestra memoria mental


no tengamos el recuerdo de ello, nuestra memoria y dimensión trascendente sí
conocen perfectamente lo que es el Pacto de Amor entre Almas. Incluso
numerosos seres humanos saben de manera intuitiva e inspirativa lo que el
mismo representa y sus principales señas de identidad.

Una de ellas incorpora una especie de red de seguridad para que, por
intensas, doloras o desconcertantes que las vivencias resulten, sean soportables
por los que las experimentan, por lo que es una gran verdad que ningún ser
humano experimenta lo que no puede soportar. Otra es que el alma que vive la
experiencia más gozosa desde la óptica espiritual es aquella, que en el reparto y
distribución de experiencias dentro del Pacto, asume la que más sufrimiento
conlleva desde la perspectiva del mundo material (verbigracia, una muerte
temprana por accidente o enfermedad para, con ello, provocar en sus seres
queridos experiencias conscienciales que, de otro modo, no podrían vivenciar).

Cuando, tras sus respectivas vidas físicas, las dimensiones espirituales


firmantes del Pacto se reencuentran en el “más allá”, juntas sopesan y valoran
en armonía como las experiencias vividas se han correspondido con las que
querían vivir y el papel desarrollado al respecto por cada una. Sin embargo, en
el plano humano suele acontecer el Gran Olvido.

El tránsito y las experiencias cercanas a la muerte

La muerte no es el final de nada, sino un tránsito, un estado intermedio


entre un ciclo vital que finaliza y otro que se inicia. Y la dimensión espiritual
que abandona el cuerpo físico durante el mismo no es un fantasma: es nuestro
auténtico ser. Y en la medida en la que el tránsito se produce, cualquier
sensación física va desapareciendo, pues ya no hay una corporeidad que la
genere: dejan de existir barreras materiales y todo fluye en la Luz que Somos y
Es. Las percepciones conscienciales pasan, así, a desenvolverse en la esfera
cuántica: se transforman en muy sutiles, se expansionan espectacularmente y
son radicalmente distintas a las que teníamos cuando nuestra dimensión
espiritual aún moraba en el cuerpo.

En este marco, el tránsito sigue unas pautas y cuenta con un recorrido


que la Humanidad ha procurado verter desde tiempos pretéritos en diversas
tradiciones orales y en diferentes textos, como el Bardo Thodol o Gran Libro de la
Liberación Natural mediante la comprensión en el Estado Intermedio (mal titulado a
menudo como Libro Tibetano de los Muertos), que constituye una completa guía
de instrucciones, redactada en torno al siglo VIII, para afrontar el tránsito, para
el que estima una duración de 49 días. Específicamente, la obra divide el
tránsito (Estado Intermedio o Bardo) en tres fases, de las que se ocupa en cada
una de la triada de partes en las que se estructuran sus páginas: primera, el
mismo momento del óbito o Estado Transitorio del Momento de la Muerte:
segunda, lo que se experimenta después de fallecer o Estado Transitorio de la
Realidad; y tercera, el Estado Transitorio del Renacimiento, esto es, todo lo
relativo a lo que antecede al nuevo nacimiento físico o reencarnación,
incluyendo el nuevo arranque de los instintos físicos.

Contemporáneamente, han sido muchos los investigadores que se han


ocupado del tránsito a través, principalmente, del estudio de las experiencias
cercanas a la muerte (ECM) vivenciadas por numerosas personas. Como botón
de muestra, se traen aquí tres de ellos:

+El estadounidense Raymond Moody, médico psiquiatra y uno de los pioneros


en el tema con su libro, publicado en 1975, Vida después de la vida, (Editorial
EDAF; Madrid, 2009), donde recoge relatos de personas que habían superado la
muerte clínica y se constata la existencia y coincidencia entre ellas de
experiencias extracorporales. Su estudio empírico sobre cientos de ECM
demuestra que estas siguen un patrón común: abandono del cuerpo, que se ve
desde arriba; desplazamiento por una especie de pasillo hasta llegar a una luz
brillante, en la que se siente compasión y amor absolutos; presencia de amigos y
familiares que han muerto; recuerdo panorámico en el que se contempla toda la
vida pasada; y todo esto sucediendo al mismo tiempo y de forma instantánea. Y
la mayoría de las personas que han vivido las experiencias cercanas a la muerte
lo rememoran como algo grato y satisfactorio: según una encuesta Gallup de
1982 sobre las ECM, de entre los ocho millones de norteamericanos que
declaraban haberlas tenido, solo para el 3% fue algo desagradable o
experienciado como negativo.

+El prestigiosos doctor sevillano Enrique Vila, Jefe de Medicina Preventiva en


el Hospital Universitario Virgen Macarena de la capital hispalense, que en
compañía de su esposa, Ángeles Garfia, desarrolló durante 30 años, hasta su
fallecimiento en 2007, un intenso trabajo de indagación científica sobre las
experiencias cercanas a la muerte, entrevistando por toda la geografía española
a cientos de personas que las habían tenido y comprobando las grandes
similitudes de lo sentido y percibido por ellas. Su libro póstumo Yo ví la luz
(Ediciones Absalon; Cádiz, 2010) recopila los resultados de una parte de tales
entrevistas.

+ Y el Dr. Pim van Lommel, reputado cardiólogo holandés, que trabajó durante
más de 25 años en un hospital docente con ochocientas camas. Al hablar con
cientos de sus pacientes que habían sufrido un paro cardíaco, quedó atónito al
descubrir que, lejos de haber perdido la conciencia durante el período en que
habían estado clínicamente muertos, recordaban haber vivido una experiencia
extraordinaria, algo que a Van Lommel, como científico, le era difícil de aceptar.
Ante ello, decidió estudiar el fenómeno sistemáticamente durante dos décadas
en su clínica con un equipo especializado. Y, en 2001, publicó una síntesis de su
investigación en la acreditada revista médica The Lancet, causando un revuelo
internacional. Así se gestó su libro Conciencia más allá de la vida libro (Editorial
Atalanta; Girona, 2012), que ofrece abundantes pruebas científicas de que las
experiencias cercanas a la muerte son un fenómeno que no puede atribuirse a la
imaginación, la psicosis o la falta de oxígeno. Pim van Lommel introduce estas
experiencias en un amplio contexto cultural que va desde las diferentes visiones
religiosas hasta los nuevos presupuestos de la física cuántica, en donde estos
fenómenos tienen un lugar coherente dentro de sus modelos teóricos. Los
resultados de su investigación llevaron a un medio de comunicación tan
solvente como The Washington Post a señalar que “las pruebas sostienen la
validez de las experiencias cercanas a la muerte y sugieren que los científicos
deben reconsiderar las teorías existentes sobre uno de los más profundos
misterios biológicos: la naturaleza de la consciencia humana”.

Lo recogido en estos textos coincide y encaja con mi propia experiencia


cercana a la muerte en la UCI de una clínica sevillana, en la tarde del lunes 29
de noviembre de 2010. Me llevó a ella una cadena de “causalidades” que
reconozco sin tapujos, por el auténtico renacimiento que provocó en mi vida,
como una “Bendición” y todo un regalo de la Providencia: una caída bajando
un monte, en la madrugada del domingo 7 de noviembre, que origina una
fractura de peroné; la fractura genera, el viernes 26 de noviembre, una
trombosis y ésta un infarto pulmonar; un erróneo diagnóstico inicial del infarto
como simple neumonía; y el ingreso en la UCI en situación límite -con otros
múltiples trombos en la vena femoral y cuantiosa pérdida de sangre expulsada
por la boca- el indicado lunes 29. La ECM que entonces experimenté y sentí de
manera clara y diáfana duró casi dos horas de nuestro tiempo, aunque se
desarrolló en el contexto cuántico en el que, como se resaltó párrafos atrás, el
tránsito se produce. Siendo por ello complicado enunciarlo en palabras, lo
entonces vivenciado puede ser sintetizado así de forma general:

1º El ser que somos, esto es, la dimensión espiritual encarnada en el cuerpo


físico (en los epígrafes de Física de la Deidad se examina en que consiste y se
diferencia entre alma y espíritu), lo abandona (“sale” del cuerpo, expresado
coloquialmente) antes de que el fallecimiento de éste y la conclusión de sus
funciones fisiológicas hayan llegado a producirse. No vivimos ni la expiración
final ni el estertor previo. Antes de que acontezcan, dejamos lo que fue nuestra
corporeidad en el ciclo vital y la vida física que está concluyendo.
Esto explica, precisamente, las experiencias cercanas a la muerte: son procesos
de tránsito que se viven en su fase inicial, pero no llegan a completarse debido a
que, por las razones que sea (se abordan en el apartado 10º), la dimensión
espiritual retorna al cuerpo físico que aún no había fallecido. Si el tránsito
empezara una vez que la muerte física hubiese acaecido, tal regreso a la
corporeidad no sería factible.

2º En mi experiencia, mi cuerpo se hallaba tendido en la cama boca arriba. Lo


más frecuente es esto, que el cuerpo del moribundo se encuentre en esta
posición de decúbito supino (tumbado sobre la espalda), aunque también en
decúbito lateral (echado de costado), decúbito prono (yaciendo sobre el pecho
y el vientre) o recostado sobre algún tipo de asiento (un sillón, el interior de un
vehículo,…). En cualquier caso, en el instante en el que empezamos a “salir” del
que fue nuestro cuerpo, sentimos como nos elevamos sobre él, quedando el
cuerpo abajo y nosotros arriba.
Es el inicio del tránsito y nuestro ser, “sentado” o “flotando” sobre el que fuera
nuestro cuerpo, adopta el papel no de sujeto activo de lo que está sucediendo,
sino de observador de la situación y de todo lo que en ella ocurre (familiares
que están junto al moribundo, personal sanitario que lo atiende, otra gente que
se halle alrededor, conversaciones, llantos,…).

3º De inmediato se produce un hecho espectacularmente maravilloso: “vemos”


en toda su integridad y con todo lujo de detalles la vida física que estamos
abandonando, es decir, cada uno de los hechos y circunstancias vividos y
acontecidos durante ella, todos sin excepción y ordenada y
pormenorizadamente, no de manera deslavazada, parcial o resumida. Y esto se
“visualiza” no a través de la mente, ni como una película o sucesión paulatina
de fotogramas o escenas que se proyectaran ante nosotros: la vida que hemos
experienciado, por prolongada o intensa que haya sido, se contempla
íntegramente y de modo instantáneo, todo a la vez y en un momento, como si
nos tragáramos una pastilla o un chip que nos permitiera ver de golpe, ipso
facto, en una especie de colosal flash, todo lo vivenciado a lo largo de la misma.
Se percibe así, de manera directa y sin necesidad de elucubraciones
intelectuales, que el tiempo no existe y que la Creación –y nosotros en ella-
fluye y se despliega en la instantaneidad, sin pasado ni futuro, todo en un Aquí
y Ahora que es la Eternidad en sí: el momento presente continuo en el que lo
eterno se desenvuelve.

4º La visión integra e instantánea de la vida que ha terminado proporciona otra


sensacional sorpresa: verificar, sin lugar a dudas ni incertidumbres, que todo
hecho en el mundo exterior (en nuestra vida, en la de los demás, en el planeta,
en el Cosmos,…) tiene su causa y origen en el interior (en el caso de la vida de
cada uno, en el interior de cada cual). Y, ligado a ello, comprobar como, en la
vida que dejamos, absolutamente todo (cada evento, situación o experiencia,
por insignificante o importante que para nosotros haya sido) enlaza con el
propósito -el “propósito de vida”- para el que nos encarnamos en la persona
que fuimos y, en ese contexto, ha tenido su por qué y su para qué: por tanto,
todo encaja de manera armónica y no hay ninguna pieza suelta o fuera de lugar
en el puzzle (en ese rompecabezas que la vida nos parece tanta veces mientras
estamos inmersos en ella).
Esto permite percatarse de la ficción mental que representa calificar, clasificar y
enjuiciar los hechos que vivimos bajo el prisma de la dualidad: buenos o malos,
placenteros o dolorosos, gratos o ingratos, blancos o negros,… . Lo cierto es que
en la vida no sobra nada, tampoco esas circunstancias que mentalmente
quisiéramos borrar del mapa y de nuestra memoria y nunca haber vivido. En
ese sublime momento del tránsito se “ve” con meridiana claridad que todo es
Perfecto y tiene su sitio en el bagaje de Consciencia y Experiencia que es lo
único, ni más ni menos, que nos llevamos con nosotros a la “otra vida”.

160
5ª Y las bellas sorpresas no terminan aquí, pues a todo lo anterior se suma de
inmediato la constatación de que el tránsito no lo acometemos solos, sino
estupendamente acompañados. ¿Por quien?. Al principio son luces blancas y
brillantes que nos rodean, aunque pronto toman un aspecto reconocible: el de
seres queridos fallecidos antes que nosotros (pueden ser nuestros abuelos,
padres, hermanos, hijos, pareja, amigos íntimos,…) y el de aquellas “entidades”
(santos y santas, ángeles y arcángeles, guías y “maestros” espirituales…, cada
cual en función de sus “creencias” ) por las que durante la vida habíamos
sentido algún tipo de vinculación espiritual (devoción, sentimiento de
compañía, percepción de apoyo en tesituras difíciles de la vida, comunicación
de mensajes y canalizaciones,…).
Todos estos “acompañantes” en el tránsito se muestran amorosos y
extremadamente alegres. Entre ellos, los seres queridos ya fallecidos son los que
toman la iniciativa de la comunicación con nosotros. Obviamente, no hablan,
pues carecen de corporeidad, pero se recibe nítidamente lo que nos transmiten:
mucha felicidad por el reencuentro y una gran paz, sosiego y confianza para
continuar avanzando en el tránsito.

6ª. Al menos en mi caso, que durante la vida física había tenido oportunidad de
sentir nuestra naturaleza multidimensional y contactar con mi Yo Superior en
otras Dimensiones, a los familiares fallecidos y a las mencionadas “entidades”
se agregaron formas de luz que fueron tomando el aspecto de “mí mismo” en
otros planos de consciencia: “mí Yo” de Cuarta Dimensión, de Quinta, de
Sexta,… (a veces se trata de los guías y maestros antes citados, que en ocasiones
no son sino nuestro Yo Superior experienciando en otros planos más sutiles de
existencia y que, desde ellos, mantienen la conexión con su proyección en
Tercera Dimensión, es decir, con lo que nosotros hemos sido durante la
encarnación que acaba de concluir).

7º Cuando nos encontramos tan excelente y portentosamente acompañados, en


nuestro entorno se abre un soberbio túnel de luz resplandeciente. Yo lo ví
emerger delante mía y en posición horizontal, sin pendiente alguna, aunque
otras personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte lo recuerdan
inclinado verticalmente y orientado hacia arriba o hacia abajo. En cuanto al
color de la luz, la visualicé refulgente y casi deslumbrante, pero incolora, si bien
hay quien la ha visto blanca, amarilla, azul o verde esmeralda. En cualquier
caso, su brillo es tan cálido como acogedor y nos invita introducirnos en el túnel
sintiendo y sabiendo que es la puerta hacia el “más allá”, hacia la otra vida.

8º Pude ver, igualmente, que la forma de túnel que esa luminosidad tan
radiante adopta no es fruto de la casualidad, sino que se debe a que la luz llega
hasta nosotros desde el otro plano abriéndose paso a través de una capa
nublosa, sombría y viscosa. Supe de inmediato, sin necesidad de preguntar, que
su origen radica en las proyecciones energéticas y conscienciales de las
experiencias de desamor y desarmonía que entre todos desarrollamos en
Tercera Dimensión y que rodean este plano como si fuera una nube de
contaminación o una franja de “chapapote”.
También pude sentir que hay dimensiones espirituales que en el tránsito,
debido al desconcierto generado por la inconsciencia acerca de lo que están
experimentando (a menudo, porque nunca en su vida se han planteado que
fueran a morir algún día ni nada con sentido de trascendencia) y a su querencia
consciencial hacia el mundo material que están abandonando, tienden a no
pasar el túnel de luz y optan, en libre albedrío, por permanecer dentro de esa
capa oscura, empeñándose en reproducir, aunque ya carecen de corporeidad,
los hábitos y conductas de cuando estaban físicamente vivos. Muchos casos de
“presencias”, espectros y asimilados que estudia la parapsicología obedecen a
este hecho. En algunos casos, se trata de un estado transitorio y, pasado un
“tiempo”, las dimensiones espirituales entran por el túnel de luz (la labor de
convencimiento de las dimensiones espirituales de los seres queridos fallecidos
suele ser crucial al respecto). En otros, en cambio, permanecen en esta capa
indefinidamente, hasta el momento de su nueva encarnación en el plano
humano, al que vuelven sin completar el tránsito: sin haber gozado de la Luz
del más allá y de la perspectiva de las cosas y de la vida que en ella se recuerda
y disfruta.
Esto suele provocar que, en la nueva vida, su personalidad, actos y experiencias
se hallen aún más ajenos a cualquier percepción de trascendencia y firmemente
apegados a lo egóico y material, en sus diferentes manifestaciones,
confundiendo la felicidad con la mera cobertura de sus deseos físicos y anhelos
emocionales. Es a ellos a los que Jesús de Nazaret se refiere cuando lanza
aquella frase tan aparentemente críptica: “deja que los muertos entierren a sus
muertos” (Lucas, 9,60). Esos “muertos que entierran a sus muertos” no son los
de los cementerios, que estando muertos físicamente han realizado el transito a
la otra vida, sino las dimensiones espirituales que, sin haber pasado al otro
plano ni haber gozado de él, vuelven a encarnar en cuerpos humanos,
desplegando, como se acaba de reseñar, una vida física carente de Vida y
volcada en el egocentrismo y el materialismo.

Páginas atrás se hizo mención a la conexión con los seres que fueron en
su vida física nuestros seres queridos, resaltando que se trata de un contacto “ser a ser” (entre
se acaba de aludir, así como con otros tipos de entidades que se hallen sumidas
en lo que común y dualísticamente se tilda de “oscuridad” (desamor,
desarmonía, desconcierto, apegos materiales,…).

Es muy importante para ello que la conexión “ser a ser” se efectúe desde
la neutralidad más absoluta: sin efectuar enjuiciamientos ni valoraciones desde
nuestras emociones egóicas y permitiendo que nuestro ser interior actúe desde
su esencia y transmita luz y Amor.

Lograda la comunicación, se puede hacer “ver” a esa dimensión


espiritual o entidad que tiene a su disposición, abierta de par en par, la puerta
hacia el plano de luz, así como lo adecuado para su desarrollo consciencial y
evolutivo de pasar a ella (utilizando el túnel de luz, en el caso de los que se
hallan en el tránsito), aunque, por supuesto, la decisión final de hacerlo o no
será siempre, en libre albedrío, de ella. Y esta decisión debe ser aceptada y
profundamente respetada por nuestro Corazón desde el Amor.

9º Ya al final del túnel, tras haberlo recorrido, o inmediatamente antes de entrar


en él (éste fue mi caso), se vive algo imposible de plasmar en palabras y que
solo puedo compartir como experiencia excelsa y gloriosa de Amor Puro: el
contacto vivo y directo con la energía o esencia crística o búdica. Su presencia
fue presentida tanto por mí como por todos los seres de luz que me
acompañaban en el tránsito, transformándonos en más refulgentes y radiantes
poco antes de su “llegada”.
Cuando inunda cuanto nos rodea, la inercia derivada de la corporeidad física
que acabamos de dejar hace que busquemos en nuestro interior consciencial
una imagen que, de algún modo, refleje esa hermosa y tremenda fuerza de
Amor que estamos sintiendo de manera eminente y grandiosa. Y en este punto,
cada cual la percibe en función de la tradición espiritual o religiosa que haya
hecho suya durante la vida que acaba de concluir.
En mi experiencia, la visualice en la forma de Cristo Jesús: un Jesús de Nazaret
de cuerpo luminoso, blanco centelleante; melena castaña y corta, con los pelos
ligeramente caídos sobre los hombros; y rostro maduro, aunque juvenil, tan
lleno de Amor como de autoridad (no basada en ningún tipo de dominio,
control o poder, sino en la potencia natural de su evidente e inconmensurable
divinidad). Me tendió sus manos de luz y las entrelazó con las mías, generando
en mi ser una experiencia de gozo inenarrable.

10º La mayoría de las personas que han tenido experiencias cercanas a la


muerte y han vivenciado lo sintetizado en los puntos precedentes, no quieren
volver al cuerpo físico y a la vida que habían dejado. ¿Por qué, entonces,
algunos sí regresamos?.
Los motivos pueden ser muy diversos, desde los que retornan sin saber
exactamente la razón a los que, al contemplar íntegramente su vida, consideran
que tienen experiencias pendientes relacionadas con el “propósito de vida” con
el que encarnaron en esa existencia física y que aún pueden acometer (entre
esas experiencias pendientes es frecuente que se encuentre la atención y el
cuidado de hijos pequeños, pues, como se ahonda en Física de la Deidad, son
los hijos, al encarnar, los que eligen a sus padres, no al revés, por lo que éstos
tienen un determinado compromiso álmico con aquellos).
Eso sí, en ese instante del tránsito, muchos sentimos la realidad inefable de que
cada uno muere (transita) cuando íntimamente, desde su ser interior, toma esa
decisión: morimos cuando queremos, ni antes ni después; no hay casualidades
ni accidentes, por más que el fallecimiento puedan acontecer de forma
aparentemente fortuita o inesperada. Y esta decisión se halla ligada al reiterado
“propósito de vida” y se adopta una vez que ha sido cubierto o, llegado el caso,
cuando se asume que ya, dado lo mucho que se ha apartado de él, resulta
imposible su cumplimiento.
¿Por qué volví yo a mi cuerpo físico?. Fue consecuencia del encuentro antes
narrado con Cristo Jesús y de la comunicación que ahí se estableció, durante la
que me confirmó que estaba cumplido mi “propósito de encarnación” (es decir,
no sólo el “propósito de vida” en la que acababa de dejar, sino el propósito de
toda mi encarnación, a lo largo de una prolongada cadena de vidas, en el plano
humano), a la par que me trasladaba su deseo de que, no obstante lo anterior y
salvo que ello me desarmonizara interiormente, volviera a la vida física recién
dejada para hacer “algo” que sólo sabría una vez trascurrido cierto tiempo tras
retornar a ella.

11. Y una vez incorporados de nuevo al cuerpo y a la vida que habían


abandonado, no todos aquellos, entre los que en el tránsito sintieron un motivo
preciso para volver, lo recuerdan. En ocasiones, esa remembranza, o el
conocimiento de la razón que en el tránsito no supieron, se produce años
después de haber retornado a la vida física.
En mi caso, el “algo” anunciado por Cristo Jesús durante el tránsito lo conocí al
año exacto de haber retornado a mi actual vida física, esto es, en diciembre de
2011. ¿De qué se trata?. No comparto lo que aquí relato para contar mi vida,
sino para exponer vivencias que coinciden y reafirman las experiencias cercanas
a la muerte de numerosas personas. Por ello, baste con indicar que tiene ver con
el nuevo ciclo que se abre a partir del famoso solsticio de invierno de 2012 y con
el momento de Evolución y Dicha que la Humanidad, la Madre Tierra, el
sistema solar y la Vía Láctea disfrutan en el Aquí y Ahora. Un contexto en el
que debo hacer dos cosas: poner mi modesto grano de arena al objeto de
trasmitir seguridad a la gente, eliminando miedos y autolimitaciones mentales,
ante las maravillosas y desconcertantes vivencias que en nuestro interior –y,
como consecuencia de ello, también el mundo exterior- vamos a percibir, sentir
y vivir; y, por otro, darme la Gozada de experienciar de manera directa un
momento tan singular y magnífico y tan esperado a lo largo de muchas
reencarnaciones en el plano humano. En ello estoy y para ello soy hasta la fecha
del citado solsticio. Después, hecho lo que correspondía, fluiré en manos de la
Providencia.
12º. De lo sintetizado en los apartados anteriores queda abierta la cuestión
relativa a qué hay más allá del túnel de luz, pues en las experiencias cercanas a
la muerte no llega a recorrerse o, nada más hacerlo, la experiencia concluye y
acontece el retorno a la corporeidad. A pesar de esto, mi vivencia coincide con
la de otras personas que han tenido ECM en cuanto a que lo que hay tras el
túnel se percibe casi desde el comienzo del tránsito, cuando se empieza a “salir”
del cuerpo físico, y, muy especialmente, en el instante en que se contempla por
primera vez el reiterado túnel de luz. ¿Qué es lo que percibe de ese más allá?.
Pues, sencillamente, que se trata de un plano de existencia “Real” –en
contraposición, se siente que el que se está dejando, la vida física y material, es
una especie de sueño, mera ilusión o ficción- y que se halla presidido por:
+la Unicidad, sin lugar para ningún tipo de identidad, sea física o espiritual, ni
de separación o fragmentación;
+la Instantaneidad, sin tiempo, ni pasado ni futuro, sólo un momento presente
eterno en el que todo sucede a la vez, similar a lo que se expuso en el apartado
3º a propósito del flash en el que visualizan íntegramente los hechos y
circunstancias acaecidos durante la vida que se está abandonando-; y
+una colosal Quietud plena de Paz, Silencio (en cuanto a ausencia de “diálogo”,
de preguntas o respuestas) y Amor.
Y es importante señalar que la percepción de un plano de existencia tan
radicalmente distinto al que hemos experimentado durante la vida física no
genera ninguna clase de extrañeza o desconcierto. Al contrario, se siente como
el retorno al Hogar, a nuestro hábitat natural, por más que la noción de
“nuestro”, ligado a una identidad, ya no tenga sitio ni sentido.

Ayuda al tránsito

¿Se puede ayudar a efectuar el tránsito a la dimensión espiritual que, tras


haber desencarnado de un cuerpo humano, la acomete?. Se puede y se debe,
por más que en la sociedad moderna no haya consciencia sobre la importancia
de este apoyo y se huya, precisamente por el miedo a la muerte, de afrontar este
momento, con lo que se pierde la oportunidad de compartir el hecho más
trascendente de la vida de un ser querido. Y no sólo hay que ofrecer esta ayuda
a familiares y personas cercanas, sino también a todos aquellos que lo soliciten.

Así, el ya citado Bardo Thodol o Gran Libro de la Liberación Natural mediante


la comprensión en el Estado Intermedio es la guía que usan para ello en ámbitos
budistas, donde los monjes, normalmente en parejas, lo recitan en tonos muy
graves y a modo de cántico con el que no sólo apoyan al moribundo antes del
fallecimiento, sino durante los 49 siguientes al óbito, pues, como ya se reseñó,
este es el tiempo que el Bardo Thodol estima para la realización del tránsito.

En la esfera católica se practica el sacramento de la Unción de los


Enfermos, conocido como “Extrema Unición” hasta el Concilio Vaticano II y
llamado, igualmente, “sagra viático”, porque es el recurso que lleva el enfermo
para poder sobrellevar con fortaleza y en estado de gracia el momento del
tránsito a la “Casa del Padre” a través de la muerte. Lo esencial del sacramento
consiste en ungir la frente y las manos del enfermo y el rezo de una oración
litúrgica por parte de un sacerdote u obispo, únicos ministros que pueden
administrarlo.

No obstante, en el ámbito cristiano también hay constancia de prácticas


dirigidas a apoyar el transito, como se hace en tradiciones espirituales
orientales, más allá del óbito. De hecho, aunque poco a poco se ha diluido su
significado profundo, a esto de dirigen las misas “in memoriam” y otros ritos
celebrados algún tiempo después del fallecimiento y, en ocasiones, de modo
reiterado durante las semanas e, incluso, meses que siguen a la defunción.

Y sin estar asociado a ninguna religión en concreto, proliferan cada vez


más personas y grupos que efectúan labores de ayuda al tránsito, utilizando
para ello “protocolos” y técnicas muy diversas, si bien todos tiene su base en la
consciencia de que con la muerte no concluye nada y de que, tras ella, el ser que
somos realiza un transito con los perfiles que en las páginas precedentes se han
resumido.

Con el objetivo de ilustrar lo anterior con alguna práctica concreta, se


recoge en el cuadro siguiente algunos de los consejos que el Sogyal Rimpoché
efectúa en su Libro tibetano de la vida y de la muerte (Ediciones Urano; Barcelona,
2006) para el acompañamiento a los moribundos, tal como han sido resumidos
por Mar López en su artículo El budismo y el proceso de morir (Revista Digital
Conciencia sin Fronteras: http://concienciasinfronteras.com/). Se centran sólo
en el momento previo a la muerte misma y, por tanto, al inicio del tránsito, pero
seguro que serán muy útiles para los que acerquen a estas páginas.

CONSEJOS PARA EL ACOMPAÑAMIENTO A MORIBUNDOS

+Manifestarle un amor incondicional, libre de toda expectativa. Para ello será


necesario que aprenda a ponerse en su lugar y reflexione qué es lo que usted necesitaría en es

+Tocarle mucho, mirarle a los ojos, trátele como a un ser vivo, no como a una
enfermedad.

+Darse cuenta que esta persona lo está perdiendo absolutamente todo.


Compórtese como quien trata realmente de comprender.

+Ayudarle a aceptar las emociones reprimidas que surjan, como la rabia, la


frustración, la tristeza, la culpa, la insensibilidad; son naturales.
+No quiera ser demasiado sabio, solamente es necesario estar tan plenamente
presente como pueda.

+Sea sincero y dígale siempre la verdad, sobre él y sobre usted, de la manera


más afectuosa posible.

+Sea consciente de sus propios temores acerca de la muerte pues le ayudará en


gran medida a ser consciente de los temores del moribundo.

+Los maestros budistas hablan de la necesidad de morir conscientemente, con


un dominio mental tan lúcido, nítido y sereno como sea posible. Para ello el
primer requisito es controlar el dolor sin enturbiar la conciencia del
moribundo, y hoy en día eso puede hacerse mediante combinaciones de
medicamentos y no sólo narcóticos. Todo el mundo debería tener derecho a esa
sencilla ayuda en ese agotador momento de tránsito.

+Ayudar al moribundo a resolver los asuntos pendientes; ésta es una de las


mayores causas de angustia. Morir en paz pasa por dejar resueltos los asuntos
pendientes para que pueda relajarse el aferramiento:

+Ayudar con discreción y sabiduría a la persona moribunda a hacer las paces


con los familiares y amigos de quienes estén distanciados y a limpiar su
corazón de modo que no le quede ni rastro de odio ni agravio. Manifestar amor
mutuo es algo que libera profundamente todos los sentimientos de culpa, ira,
frustración y aferramiento. También es importantísimo que los seres queridos
den permiso a la persona para morirse, para marcharse en paz.

+Ayudar a dejar resueltos con el máximo detalle los asuntos económicos y


materiales, de este modo el aferramiento puede liberarse con más facilidad.

+Es esencial que la atmósfera que nos rodea en el momento de la muerte sea lo
más pacífica y serena posible. Los maestros aconsejan que los amigos y
parientes afligidos no estén presentes junto al lecho del moribundo para evitar
que provoquen emociones perturbadoras en el momento de la muerte.

+Asimismo y para preservar esta atmósfera, es esencial que el personal


sanitario no moleste a la persona que está muriendo con prácticas sanitarias
que ya hayan perdido todo su sentido de curación y/o que infrinjan
sufrimientos gratuitos e innecesarios a la persona.

+Los amigos y familiares deben hacer todo lo posible para inspirar emociones
y sentimientos sagrados, como amor, compasión y devoción, y hacer todo lo
que podamos para ayudar a liberarse de todo aferramiento, anhelo y apego.

+Si la persona moribunda se muestra mínimamente abierta a la idea de la


práctica espiritual, ayúdele a encontrar una práctica sencilla y adecuada,
hágala con ella lo más a menudo posible y no deje de recordársela con
delicadeza a medida que se acerca la muerte. Toda la atmósfera que envuelve
la muerte puede transformarse si la persona encuentra una práctica que pueda
hacer de todo corazón antes de morir y cuando muere.

+Si quien está muriendo es un practicante espiritual habitual, cualquiera que


sea la tradición espiritual que practicara, es muy importante facilitarle la
asistencia junto a su lecho de muerte de sus amigos espirituales, y
especialmente de su maestro si lo tiene.

El duelo

Mientras el fallecido transita, sus familiares y amigos continúan en este


plano y viven el denominado duelo. Éste se convierte en especialmente
doloroso cuando el difunto es un ser muy querido, especialmente cuando se
trata de un hijo o hija.

Ciertamente y por los motivos que se desprenden de los epígrafes


anteriores, hay que mirar hacia delante y seguir viviendo. Pero hay mucha
gente que no lo ve así, que no sabe cómo afrontarlo y por eso, de una punta a
otra del planeta, han surgido colectivos, asociaciones y foros que tratan de echar
una mano en un momento en el que tanta falta hace.

En su mayoría están compuesto por personas que han vivido el mismo


trance y ponen a disposición de los demás su propia experiencia de duelo con
base en dos grandes premisas: en una situación tan radical, sólo el que ha
pasado por la misma situación lo puede comprender; y es fundamental no
encontrarse solo y contar con el apoyo de cuanta más gente mejor.

Dado que colaboro con ellos y tengo constancia de su positivo


funcionamiento, sirvan como botón de muestra estos dos colectivos:

+Renacerás a la Vida: Un espacio para todos los que tienen seres queridos que
han partido y que opera entorno a la web: http://renacerasalavida.ning.com/.
Es un “sitio” de encuentro y para compartir de carácter gratuito, no pertenece a
ninguna religión en especial, congregación, partido político u organización
institucional alguna, y fue creado por familiares y amigos de seres queridos que
han transitado. La idea es mantenerla y darle vida entre todos.

+Alma y Vida: Es una asociación compuesta por un colectivo de padres que han
vivido la experiencia de la pérdida de un hijo/a. Para ellos, las frases “muerte
de un hijo, proceso de duelo, ayuda tras la pérdida de un hijo, apoyo en el
duelo” y tantas otras que pudieran formarse para describir tal situación,
adquieren un significado muy especial. Desde la Asociación se intenta
compartir esa experiencia con otros padres, aportándoles apoyo mediante
terapias de grupo y otras actividades dirigidas por profesionales, ofreciendo un
lugar de encuentro donde poder desarrollar la parte más dolorosa del proceso
de duelo. Su página web es: http://www.almayvida.es/.
PARTE IV
FÍSICA DE LA DEIDAD

170
CAPÍTULO 8
SER UNO: NO-SER Y SER

Física de la Deidad: esquema básico

FÍSICA DE LA DEIDAD: ESQUEMA BÁSICO

1. No-Nombre
Hace miles de años lo llamaron Abba. Hoy muchos, lo llaman todavía Padre,
Alá, Dios,… Y a quienes lo denominan Fuente. Pero el nombre es lo de menos
para No-Nombre: Ser y No-Ser; Todo, Uno y Único; Plenitud y Vacío.

2. No Nombre, Vibra (Vive). Y su Vibración Primigenia y Pura (VPP) e


Infinita, su propia Esencia, es Amor y Vida
Lo que es Inmanifestado (No-Nombre, No-Ser) se manifiesta en una Vibración
Primigenia y Pura que es Amor (Ser). Es el Cántico del Vacío, expresado
metafóricamente: en la percepción de corriente espirituales orientales, un
“Om” original y puro. El cristianismo denomina Cristo o Hijo de Dios a esta
VPP. Tampoco aquí importa el nombre. Lo único significativo es lo que Es:
Amor o Espíritu, emanado (engendrado, no creado) del No-Nombre. Y como
Esencia del No-Nombre, la “Vía” por la que en Él todo es Uno y Único.

3. La VPP reverbera en el propio Vacío generando el Verbo


La Vibración Primigenia y Pura (Amor) hace eco en el propio Vacío (No-
Nombre), reverberando en una cadena de “om, om, om,…”, de frecuencia cada
vez más débil o densa, que conforman el Verbo, que es Vida y Consciencia
(Experiencia de Ser) por las que el Amor (Ser), manifestación del No-Nombre,
a su vez se manifiesta y desenvuelve (Experiencia de Ser).

4. El Verbo se expande ondular y fractalmente en una infinita multitud de


gradaciones vibracionales, desde las frecuencias más elevadas a las más
densas, aunque siempre finitas.
Todos los MultiOmniversos, Omniversos, Multiversos, Universos, galaxias,
sistemas solares, planetas, especies y formas y modalidades de vida que llenan
y configuran la Creación. Todos son plasmaciones de la misma Vida y
Consciencia –que es Una y Única- y, por tanto, del Amor. Y gracias al Amor, el
Verbo se despliega en Diversidad y el Libre Albedrío dentro de la Unicidad y
la Única Voluntad de cuanto Es.

5. En todas ellas se encuentra Presente la Vibración Pura y Primigenia. Y esta


“convivencia” entre la Vibración Infinita y la finita del Verbo genera -la ciencia
actual conoce este fenómeno como “efecto heterodinaje”- una tercera gama
vibracional cuya frecuencia oscila entre la Infinita de la Vibración Primigenia y
la finita del Verbo. Se trata del “alma” de los cristianos o el “atman” de los
hindúes.

6. Y con el impulso permanente de la Vibración Primigenia y Pura, esta tercera


gama vibracional se proyecta en el seno del propio Verbo ampliando con ello
constantemente la Creación. Tal proyección en el Verbo es también fractal y en
Dimensiones como la Tercera se produce a través de una colosal cadena de
“encarnaciones”.

8. Toda modalidad o forma de vida existente en la Creación, como, por


ejemplo, cada ser humano, es un sublime campo ener-genético en el que
conviven e interactuán en armonía la Vibración Pura y Primigenia (Cristo), la
vibración densa de la correspondiente plasmación de Verbo (en el caso
humano, el cuerpo físico) y la tercera gama vibracional (alma) surgida de la
convivencia de las dos anteriores.

9. En cada encarnación en el plano humano, el alma cuenta con el “apoyo”


constante de la Vibración Pura y Primigenia, que le alienta como Espíritu
Santo a aumentar su frecuencia vibracional, elevando, en paralelo, la gradación
vibracional de la Dimensión del Verbo en la que se acontece la encarnación

10. Todo lo precedente acontece fuera del tiempo, en la más radical


Instantaneidad, tomado forma de eterno retorno o circularidad y de manera
absolutamente Natural, conformando una Gran Naturaleza, tan Divina como
Viva, cuyo Estado Natural es la Felicidad y donde Todo es Perfecto.

COROLARIOS

“Fórmula” de la Física de la Deidad:


+No Nombre = Vacío (V)
+VPP: Vibración de V = Vv
+Verbo = Reverberación de VPP en V = Vibración de la Vibración de V en V =
Vv2-V
+Alma = Convivencia vibracional de VPP y Verbo = Convivencia vibracional
de Vv y Vv2-V = Cv (Vv/Vv2-V)

Trinidad
+”Dios”: No Nombre + VPP + Espíritu Santo
+Creación (también “Dios”): Verbo + Almas

Quietud&Movimiento: en el Aquí&Ahora:
+Movimiento: Cristo (VPP, Cristo Interior, energía crística, activación Espíritu
Santo)
+Quietud: Padre (No Nombre)
+Que el Movimiento sea “resplandor” (“para gloria del Padre) de la Quietud:
sin ninguna iniciativa propia, alegre y sin inquietarse por nada, y dando fruto
abundante para gloria del Padre
¿“Nada” versus “”algo”?

Ha sido frecuente en la historia de la humanidad, particularmente en la


filosofía occidental de los últimos siglos, que cuando se trata de indagar sobre la
Naturaleza del Ser Uno (Dios, Ala, Fuente,…) surja inmediatamente la pregunta
que estremeció a Leibniz, Unamuno o Heidegger: ¿por qué hay “algo” y no más
bien “nada”?. Lo cual abre una disyuntiva primigenia y radical que, como las
nuevas tecnologías, es de base binaria (0/1): hubo un estadio o periodo previo
en el que “nada” había ni existía (opción 0); o desde siempre y por siempre ha
existido “algo” (opción 1). Lo que, tradicionalmente, ha desembocado en la
siguiente cuestión: ¿cuál de ambas opciones, 0 ó 1, es la cierta, ya que una,
forzosamente, tiene que serlo y las dos a la vez no lo pueden ser?.

Sin embargo, los avances de la ciencia contemporánea ofrecen novedosas


pistas que obligan a replantear los fundamentos de esta pregunta, ofreciendo
una visión de la realidad en la que las dos opciones, 0 y 1, son ciertas y no hay
que elegir entre ellas, pues forman parte de una misma cosa. Expresado de otro
modo, se empieza a comprender que “nada” y “algo” no son tan distintos, sino
que forman parte de una misma realidad que se sostiene ¡en el “vacío”!.

La vibración del vacío: la “existencia” del No-Ser

El vacío es lo que los científicos generan cuando consiguen cerrar o sellar


un habitáculo o espacio cualquiera, del tamaño que sea, logrando que en su
interior no haya nada: ni elementos materiales, ni líquidos, ni gaseosos, en
cualquiera de sus modalidades, incluso las más infinitesimales. Por ejemplo,
buena parte de los experimentos desplegados por la Organización Europea para
la Investigación Nuclear (CERN) en su laboratorio de Ginebra, el mayor en
materia de investigación de partículas a escala mundial, requieren la
consecución de ese vacío. Pues bien, la ciencia actual ha aprendido que el vacío
“existe”, es decir, que siendo “nada” también es “algo”. Y la existencia del vacío
va ligada a un hecho crucial: ¡el vacío vibra!.

Para entenderlo mejor, se puede partir del corto, pero intenso y ameno
artículo El Vacío y la Nada escrito por Álvaro de Rújula, físico teórico del citado
Laboratorio Europeo de Física de Partículas, cuyo contenido está disponible en
la web de Tercera Cultura (http://www.terceracultura.net/tc/?p=162). El texto
arranca de forma tan sugerente como desconcertante: “Saquemos los muebles
de la habitación, apaguemos las luces y vayámonos. Sellemos el recinto,
enfriemos las paredes al cero absoluto y extraigamos hasta la última molécula
de aire, de modo que dentro no quede nada. ¿Nada?. No, estrictamente
hablando lo que hemos preparado es un volumen lleno de vacío. Y digo lleno
con propiedad. Quizás el segundo más sorprendente descubrimiento de la física
es que el vacío, aparentemente, no es la nada, sino una substancia. Aunque no
como las otras…”.

Álvaro de Rújula nos recuerda a continuación que Albert Einstein, en las


primeras décadas del siglo XX, fue el primer científico en acercarse a esta
percepción del vacío, al añadir a sus ecuaciones la llamada Constante
Cosmológica. La interpretación moderna de la misma es que se trata de la
“densidad de energía del vacío”. Más recientemente, observaciones astrofísicas
han mostrado que el Universo se halla en expansión acelerada y las galaxias se
comportan como cohetes a los que algo empujara. Ciertamente, las galaxias
están estabilizadas por su propia gravedad y tienen un tamaño fijo, pero el
espacio (o el vacío) entre ellas, se estira. Y quién infla el Universo es la densidad
de energía del vacío. Por lo mismo, el vacío no es “nada”, sino “algo”, una
excepcional y sorprendente “substancia activa” (en el lenguaje de los físicos se
la ha calificado un “campo que permea el vacío”), capaz de ejercer una
repulsión gravitacional, incluso sobre sí mismo.

Siendo el vacío a la vez “nada” y “algo”, puede afirmarse que el vacío


contiene algo de lo que no lo podemos vaciar (su densidad de energía). Y el
vacío, como queriendo mostrar una “existencia”, que se fundamenta
curiosamente en No-Ser, vibra. Desde luego, cuando el vacío se va llenando de
partículas, éstas vibran. Pero lo que aquí se subraya es bien diferente: cuando el
vacío es realmente vacío, cuando está absolutamente “limpio” de cualquier
elemento o componente, el vacío, como tal, en sí, vibra. Precisamente, la célebre
Partícula de Higgs, bautizada por algunos como Partícula de Dios, es una
vibración del vacío. Entre los objetivos del Large Hadron Collider (LHC) del
CERN se encuentra el estudio del vacío y su vibración, intentando transformar
la energía de sus colisiones en partículas de Higgs, que como se acaba de
indicar es una vibración del vacío, no en el vacío como las demás.

Y la vibración del vacío afecta a la de las partículas con las que el vacío se
va llenando, interaccionando de modo distinto con cada tipo de partícula y
generando así sus masas, haciendo que sean como son. Tal es el origen de las
masas en el Modelo Estándar de las partículas elementales, que explica con
éxito sus otras propiedades e interacciones no gravitatorias. De hecho, que el
vacío sea “algo” permite dar contestación a dos candentes cuestiones
planteadas y examinadas por la física actual: una, en el extremo de lo más
grande, el cosmos y su expansión; y otra, en el de lo más diminuto, las
partículas elementales -por definición son tan pequeñas que, si tienen partes, no
lo sabemos- y su comportamiento.

Por tanto, la vibración del vacío (de la “nada”) está en el origen de la


existencia de lo que llamamos “algo”. Y este “algo” que ya “es” (Ser) surgiría
cual “manifestación” de lo que “no es” (No-Ser). Así, la dicotomía entre “nada”
y “algo” queda rota y superada: la “nada” es “algo” y el “algo” se sostiene en la
“nada”, siendo el vacío el marco en que todo ello acontece y el “algo” se
despliega como tal.

Curiosamente, esta nueva visión del vacío y de la realidad configura una


especia está muy asentada en antiquísimas culturas espirituales y místicas,
sobre todo orientales, que dibujan al Ser Uno como No-Ser y Ser, pues del No-
Ser emana el Ser y la Experiencia Integral de Ser afianza su Esencia en la
Experiencia Integral de No-Ser. ¿Cómo puede ser denominado?. Sencillamente,
No-Nombre, pues es imposible que las palabras lo abarquen.

NO-NOMBRE
+No-Ser (Indeterminable e Indeterminado).
+“Nada” (desde la perspectiva de la mente humana).
+Increado (fuera del Tiempo y del Espacio).
+Transparencia Sublime (Translucidez, Diafanidad, Pureza).
+Simplicidad Radical (la propia del Vaciamiento).
+Inmutabilidad (ajeno a cualquier tipo de cambio).
+Omnipotencia (derivada no de tener todo, sino de no necesitar nada -ni poder, ni bienes,
+Infinitud Inabarcable (la del Vacío sin Principio ni Fin).
+Unidad y Unicidad Inquebrantables (sin fragmentación posible, ni separación factible).
+Real (más allá de las concepciones y nociones materiales y mentales de la existencia).
+Quietud (que, como se examina con detalle en el siguiente epígrafe, es a la vez Movimiento
+Creador(noporloqueprecise,sinoporelMovimientonatural intrínsecamente asociado a su Quietu
+Todo y Presencia Absoluta en todo.

Quietud y Movimiento

Pero no queda ahí la aplicación de lo hasta aquí expuesto a la Física de la


Deidad, en general, y a la Naturaleza del Ser Uno y la Creación, en particular. Y
es que con las últimas aportaciones científicas en la mano se está en condiciones
de comprender e interiorizar más plenamente una pauta cosmogónica
subrayada desde muy antiguo por tradiciones espirituales de los cinco
continentes: la pauta “Quietud / Movimiento”, enunciada ya en el muy
milenario El Kybalión y recogida en otros muchos textos posteriores
(verbigracia, el Evangelio Apócrifo de Tomás, que en su Logión 50 señala: “Si se os
pregunta cuál es la señal de vuestro Padre que lleváis en vosotros mismos,
decidles que es el Movimiento y a la vez la Quietud”).

La mencionada pauta está presente en la Creación a todos los niveles y


escalas, desde el Origen mismo al despliegue creativo. Se puede sintetizar así:
1. El Ser Uno es esencial e intrínsecamente No-Ser (Vacío). Es Quietud completa
(el Océano de Inexistencia, Paz y Silencio y absolutamente carente de límites
descrito en arcaicos poemas), Transparencia plena y Simplicidad radical. Y sin
precisar nada, goza de una Omnipotencia derivada de la Absoluta No-
Necesidad: el poder sumo, muy superior al de poder hacer cualquier cosa,
consistente en no necesitar ni por asomo hacer ninguna; el poder máximo, muy
por encima de aquel que permite tener todo lo que se desea, consistente en no
requerir ni desear nada. Los cristianos lo llaman Padre y Creador, aunque lo
deberían denominar Vacío y No-Ser.

2. La Quietud es Movimiento. El propio ser humano puede comprobar de


manera directa que en meditación, concentración y silencio –quietud- emanan
de su interior –movimiento- fuerzas y energías de un calibre y una entidad que
jamás lograría en acción. Pues bien, en una escala incomparable, el No-Ser,
siendo Vacío –Quietud-, vibra –Movimiento- (recuérdese lo enunciado en el
epígrafe precedente sobre la vibración del vacío descubierta por la ciencia
actual). De este modo, sin pretenderlo ni necesitarlo, sino de forma espontánea,
inmediata y natural, el Ser Uno, esencialmente No-Ser, actúa cual Creador o, en
la terminología cristiana, “Padre”.

3. ¿Quién es su “Hijo”?: el Movimiento generado por la Quietud del No-Ser, la


vibración del Vacío (el Cántico del Vacío, líricamente expresado). Se trata de
una Vibración Primigenia y Pura en la que subyace la Esencia del Padre, pues
en Él halla su Origen. Puede ser denominada Espíritu Divino, aunque su
naturaleza es sencillamente Amor en estado infinito y sublime. Y como no es
vacío (No-Ser), sino su vibración -Primigenia y Pura, pero vibración-, puede
decirse que “es”, por lo que su atributo es Ser. De ahí el célebre “Yo Soy” (el
“Yo Soy el que Soy” del Libro del Éxodo) con el que la deidad ha sido presentada
y definida por múltiples tradiciones espirituales. Por tanto, Ser es el Hijo
(Movimiento) del No-Ser (Quietud). Y Ser es Espíritu o Amor. O, si se prefiere,
Cristo mismo.

4. En el Hijo se repite la pauta Quietud / Movimiento. El Ser (Cristo, Amor,


Espíritu, Vibración Pura y Primigenia del Vacío) es Quietud y, en tal estado,
total es su fusión con el Padre. Mas su Quietud es Movimiento: el Movimiento
de la Vibración Primigenia, la reverberación en el propio Vacío de su Vibración
Primigenia y Pura (el Eco producido por el Cántico del Vacío, retomando la
expresión lírica,). Es así como el Ser despliega –movimiento- la Experiencia de
Ser, que es Consciencia y es Vida Una y Única. Esta reverberación de la
Vibración Primigenia es conocida en el cristianismo como “Verbo”.

5. Y en el Verbo vuelve a darse la pauta Quietud / Movimiento. En Quietud, el


Verbo se halla fijado, centrado y sostenido en la Vibración Primigenia y Pura
(esencia crística, Amor y Vida) que en él subyace (Cristo Interior) y, a través de
ella, fusionado con el Padre (de ahí que Cristo sea la Vía: “ego sum via”). Y en
Movimiento, el Verbo se expande, condensa y manifiesta en infinidad de
modalidades de frecuencias vibracionales finitas, que dan lugar a los
Multiomniversos, Omniversos, Multiversos, Dimensiones, Universos, galaxias,
sistemas solares, estrellas, planetas, mundos que llenan el Cosmos y a cuantas
modalidades de vida lo pueblan. Es con este Movimiento como la Experiencia
de Ser, que es una (una Vida, una Consciencia), se despliega en experiencias
que aparentan diferencias.

6. Más específicamente, el desenvolvimiento de la única Experiencia de Ser en


experiencias aparentemente diferentes se produce a través de las “almas”
(atman,…). Surgen éstas, a través del denominado efecto heterodinaje, por la
convivencia vibracional que se da en el Verbo, en cualquiera y en todas de su
infinidad de manifestaciones, entre la vibración infinita de su esencia crística
(Quietud: Espíritu, Amor, Cristo Interior, Vibración Pura) y la vibración finita
que en la que se condesan y conforman, por el Movimiento del Verbo, esas
manifestaciones. En cualquier caso, en estas manifestaciones también radica la
quietud: Presencia de la Quietud del Vacío en Cristo / Id. Verbo / idem en ser
Humano. Cuando se vive y experimenta está íntima conexión-fusión, se
constata que el ser humano y toda modalidad de vida es Ser Uno, Dios mismo
(en expresión de San Juan de la Cruz, la amada –alma- en Amado –Dios-
transformada).

7. Todo lo descrito en los apartados anteriores se desarrolla de manera


absolutamente natural en el único contexto del Ser Uno (No-Ser y Ser). Y el
Orden Natural es el Amor (el “Ordo Amoris” de San Agustín). Es el Amor lo
que impulsa una Creación que una colosal, multifacético y multidimensional
Naturaleza tan Viva como Divina.

8. El Vacío y su Vibración Primigenia y Pura (Espíritu, Amor, Cristo) llenan


Todo. Y en ese Todo, el Verbo y la vibración álmica se expansionan
constantemente e infinitamente, de manera fractal, desde el “interior” hacia el
“exterior” (de “dentro” hacia “fuera”), dando lugar a las denominadas
Dimensiones.

9. La Vibración álmica se proyecta siempre hacia la Dimensión más densa,


experimentando por el “aterrizaje” en ese plano un “ajuste vibratorio” o
reducción de su gradación vibracional: paso del Yo Soy al yo soy. Y dentro de
ese plano, realiza un proceso de incremento frecuencial (de yo soy a Yo Soy)
para transformar la densidad en pureza y “traer” a la Dimensión densa
(“Tierra”) la Dimensión Pura (“Cielo”).

10. De este modo, no sólo se des-densifica un plano de la Creación, sino que ésta
(el Verbo) se proyecta hacia una nueva Dimensión densa donde se vuelve a
repetir el proceso.

11. En cada plano concreto y en el “proceso” de incremento vibracional (un


“camino” de “Retorno al Hogar”), las Almas van vivenciando experiencias de
mayor a menor densidad vibracional. Y la paulatina menor densidad es un
camino de desidentificación hasta transformarse vibracionalmente en Amor. Y
el camino que sigue el alma es holográfico, moldeando consciencialmente el
Verbo. No obstante, en la Creación no existe el tiempo, sino que rige la
Instantaneidad. Por lo mismo, las almas se desenvuelven en la
“Insmulditransunidad”: Instantaneidad, Multidimensionalidad,
Multitransversalidad y Unidad.

12. En todos los niveles, cuando la Quietud genera Movimiento, éste es Uno,
pero también es masculino y femenino. Su componente masculino expande
(“siembra”); el femenino, absorbe hacia el interior, hacia el Orden, hacia el
Padre. En el ámbito de la Vibración Primigenia y Pura (el Hijo), el componente
masculino es Vía: el Camino que lleva al Padre. Y el femenino es Vium: hacer el
camino como tal (Experiencia de Ser, Vida y Consciencia).

SER } No-Ser (1) ------- vibra (vibración) ------- VPP (Ser) {SER
} Ser (2) ------- vibra (reverberación) ------- Verbo {
UNO } Verbo (3) ------- vibra (expansión) -------Dimensiones {UNO
(1): “Insmulditransunidad”
(2): “Aquí “y Ahora”
(3): Noción de tiempo y espacio según las características de cada Dimensión:
de menor a mayor densidad vibracional de cada una, del momento continúo al
tiempo circular y al tiempo lineal.
+Todo es Espíritu de Dios y cualquier “punto” vibracional es Dios mismo
+Todo constituye intrínsecamente un mismo proceso natural e interior, con
infinitas manifestaciones exteriores en función de las frecuencias vibracionales
subyacentes.
+Realmente, no hay tiempo, ni espacio. Cualquier “punto” es
multidimensional (toda alma ha iniciado y concluido su evolución, siendo su
autonomía consciencial lo que hace que ilusoriamente ese vea a si misma en
una Dimensión u otra).

SER UNO INCREADO ENGENDRADO RECREADO


No Ser Ser (Experiencia de Ser) Experiencias de Ser
Vacío VPP (Cántico del Vacío) Reverberación (Eco)
Dios Padre Hijo (unigénito), Cristo Verbo
Mente Pensamiento Vibración asociada
Fuente Emanación Plasmación
Big (concentración) Bang (expansión) Materialización
Nada que es Algo Esencia,Espíritu,Amor Vibración asociada

Destensarse

La ciencia actual, a través de la Teoría de Cuerdas, describe cuanto existe


como infinidad de micro-cuerdas vibratorias.

Contempla tu cuerpo y tu forma de existencia en este plano y en esta


Dimensión como si de una cuerda se tratara. Y procura destensarla y no
tensionarla con preocupaciones e inquietudes ni con ilusas ideas de identidad
personal o espiritual. Sólo el Ser Uno Es y eso Eres Tú: Ser Uno.

Cuando una cuerda se tensiona, se ve a ella misma como "algo" -una


persona, un alma, un qué sé yo-. Esta identificación impide su vibración
natural, que es la Frecuencia del Amor plenamente integrada en la Gran
Sinfonía de la Creación. La tensión genera una vibración forzada y no natural
que hace que el ego, la identificación en su vanidad, se crea importante, pero
que sólo es fuente de dolor y desconcierto.

Para destensionar la cuerda y permitir que vibre de manera natural,


basta con "Ser la Felicidad" en el Ser Uno. Es decir, fluir en la simplicidad,
confiar en la Providencia, vivir en la instantaneidad, aceptar a todo y a todos,
sin estar de acuerdo ni en desacuerdo con nada ni con nadie, y dedicar el
Corazón a gozar del Amor que en Todo bulle y la Perfección de Cuanto Es.

Y cuando sientas íntimamente que esa Felicidad, ese Amor y esa


Perfección te desbordan, contémplalos como lo que son: el mero resplandor del
No-Ser, el Movimiento de su Quietud.

En ese preciso instante, lánzate al Vacío, sin miedos ni dudas, y


disuélvete íntegramente en Él. Y mientras caes por la Montaña Rusa del Vacío
(un auténtico Agujero de Gusano que lleva del Ser al No-Ser) podrás gritar con
Alegría: ¡amada en Amado transformada!.

Siendo nada, serás Todo. Y el Maravilloso Misterio al que te refieres en tu


espléndido poema, se desvelará plenamente mostrado, sin palabras ni
imágenes, el Rostro de Dios, que, como “verás”, eres Tú intrínseca e
inevitablemente.

Te habrás conocido a Ti Mismo y sabrás lo que Eres y Es: Omnipotencia


de quien nada necesita, ni espera, ni desea; Transparencia Absoluta y
Simplicidad Completa; Unidad Sublime en una Infinidad inmensa y profunda;
y una radical Belleza de la que emana el Perfume del Amor, el Perfume que, al
expandirse en el Movimiento provocado por la Quietud, constituye la Creación
y la llena de esa vibración natural que las cuerdas destensadas musicalizan
como Sinfonía de la Eternidad en un Océano de Silencio.

El despertar consciencial, por llamarlo de algún modo, supone una


distensión de la cuerda que, en términos físicos y espirituales, somos. Esa
distensión representa un ponerse a disposición, expuesto metafóricamente,
de la Sinfonía de la Creación, de modo que no nos identificamos con la cuerda,
sino con la Música en sí.

El ADN es un cordón compuesto por dos cuerdas: una condensa la


genética física, que ocupa menos del 5% del total; la otra, recopila la genética
álmica, es decir, la información generada por las experiencias en nuestra
cadena de vidas en todas las Dimensiones, que absorbe más del 95% del ADN.
Cuando nos destensamos (despertar consciencial), el ADN también se destensa,
activándose componentes durmientes del mismo. Esto provoca un cambio en
nuestra frecuencia vibracional. Externamente, parecemos la misma persona.
Pero nuestro interior ha cambiado y la gradación vibracional lo refleja.

El Orden Natural del Amor

El Ser Uno se desenvuelve en un momento presente eterno en el contexto


de su propia Esencia: el Ordo Amoris, en palabras de San Agustín, o el Tao, en
la espiritualidad oriental. Y en ese Ordo, o Tao, la pauta básica es Quietud-
Movimiento: La Quietud es Movimiento.

El No-Nombre es Quietud. Y la Quietud es Movimiento: el Movimiento


de El No-Nombre es Vibración (del mismo modo que la ciencia actual nos
muestra que el vacío vibra). Una Vibración Pura y Primigenia que ya Es “algo”,
en nuestro lenguaje. Es Ser (Emanación o Hijo de El Sin Nombre –que hace de
Padre-, Espíritu, Amor). Y el Ser es Quietud.

Y la Quietud del Ser es Movimiento: el Movimiento del Ser es


Experiencia de Ser. Una Experiencia que se despliega en infinidad de
Experiencias (Vivencias), generando de manera asociada una vibración finita
(reverberación de la Vibración, Primigenia, Pura e Infinita) que denominamos
Verbo.

El Verbo se condensa en infinidad de frecuencias vibracionales (las


cuerdas de las que nos habla la Teoría de Cuerdas) dando lugar a Multiversos,
Universos, mundos y modalidades de existencia y vida en las que el Ser plasma
y desarrolla la Experiencia de Ser, Vida y Consciencia. Estas experiencias
(vivencias) aparentan diferencias, pero todas son Una y Única Vida y
Consciencia, Ser. Y cada plasmación del Verbo (por ejemplo, el cuerpo humano)
es Quietud (el cuerpo humano lleva impresa la Quietud en el ADN, que es
también una cuerda).

Y la Quietud del Verbo es Movimiento. En el caso humano, el


Movimiento es nuestra vida en Tercera Dimensión. Una vida y un Movimiento
que podemos desplegar como armónico resplandor de la Quietud o como un
inarmónico repiqueteo del repiqueteo, del repiqueteo… del movimiento.

Cuando nuestra vida (Movimiento) es resplandor de la Quietud, la

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cuerda que somos se destensa (incluso se activan componente durmientes de
nuestro ADN) y somos lo que realmente somos: no una cuerda, sino Música, la
Sinfonía de la Vida, el Movimiento del Ser, Amor puro en expansión.

Cuando nuestra vida (Movimiento) no es resplandor de la Quietud, sino


repiqueteo del repiqueteo, del repiqueteo… del movimiento, la cuerda que
somos se tensa (con lo que esos componentes del ADN continúan durmientes) y
creemos ser lo que realmente no somos: una individualidad o una identidad,
sea física (identidad personal) o espiritual (identidad álmica o espiritual). Al
tensarnos, impedimos que fluya en nosotros el Movimiento del Ser, la
Sinfonía de la Vida, el Amor puro en expansión, y nos empeñamos en hacer
sonar por nuestra cuenta (libre albedrío) unas notas histriónicas y
desbarajustadas que suenan en clave de desconcierto, miedo y dolor.

Quietud y Movimiento, cuerda destensada, Sinfonía de Amor. Lo que Tú


Eres, Lo que Soy Yo, Ser Uno.

Espíritu y Verbo

El No-Nombre Vibra (Vive). De su Quietud (“Big”) fluye de forma


natural y espontánea (Emanación) el Movimiento (“bang”), que es Vibración
Primigenia y Pura (Vida, Espíritu, Amor) del No-Ser (“Base Subyacente y
Existencial” del Ser Uno, que es No-Ser y Ser, Nada y Todo). Y esta colosal
Vibración se desenvuelve (Expansión) por la Inabarcable Infinitud del No-
Nombre como si de su propio “Cántico” se tratase: un prodigioso “OM” que es
intrínsecamente Amor.

Por tanto, el Amor (Espíritu, el “Hijo” o Cristo mismo, en acepción


cristiana) es emanado y expandido desde el No-Nombre (el “Padre”), por lo
que no es Increado como Él, aunque comparte su Esencia al ser su Vibración. Y
esta Vibración Primigenia, Pura e Infinita en emanación y expansión constituye
y conforma la Creación como, valga el ejemplo, el gas hincha un globo. Y el
globo es la Creación misma, si bien carece de Principio, Fin o Confín, de centro,
límites o periferia, fluyendo sin fronteras fuera del tiempo y el espacio, sin
“localización” alguna.

Y la Vibración Primigenia y Pura (VPP), en su emanación y expansión,


reverbera en el propio Vacío, como si el “Cántico” de éste originase un Eco:
“om, om, om,…”, donde cada “om” cuenta con una frecuencia vibracional finita
(no infinita como la VPP), que es menos pura y más densa a medida que se aleja
del “OM” primigenio. Corrientes espirituales como el cristianismo denominan
Verbo a esta reverberación de la VPP. Y el Verbo se expande en el “globo” de la
Creación de manera fractal y ondular, como los “círculos” que surgen a partir
de la piedra que cae en el agua, pero sin llegar nunca a llenarlo, pues el “globo”
generado por la emanación de la VPP es intrínsecamente inabordable e
inabarcable para algo de gradación vibratoria finita como es el Verbo, por lo
que éste se halla en eterna expansión (se verá en el siguiente capítulo el papel
que en ello tienen las almas). Y cada círculo es un nuevo “om” del citado eco y
tiene una gradación vibracional finita y menor que el anterior. En el lenguaje
científico contemporáneo, cada círculo es una Dimensión, diferenciándose una
de otra por la gama vibracional que en ella se desenvuelve y experiencia (por
ejemplo, el plano humano se despliega en la llamada Tercera Dimensión, que
ostenta una gradación vibratoria densa que hace que la experiencia en ella se
mueva en el ámbito del espacio-tiempo lineal).

Y es que, aún siendo su gradación finita, la envergadura de los flujos


vibracionales que constituyen el Verbo (el despliegue del eco) es colosal. Y
forman y configuran enormes ámbitos ondulatorios que se interconexionan
entre sí de múltiples maneras, provocando portentosos impactos
gravitacionales y procesos interelacionados entre la gravedad (realmente, las
ondas gravitatorias se propagan a velocidad muy superior a la de luz) y la
radiofrecuencia gravitacional. Como consecuencia de todo lo cual, el Verbo se
condensa (densificación de la vibración: los sucesivos “om”) en una gigantesca
cantidad y variedad de combinaciones frecuenciales: Dimensiones y Campos
Vibracionales (Campos, Subcampos, Hipocampos, Hipercampos,…) y, en su
seno, Nodos Espectrales de Frecuencia, todos ellos de muy distintos niveles
vibratorios y densidades.

Tales Campos y Nodos engloban, entre otras cosas, la llamada materia,


aunque gran parte de ella no es perceptible para los sentidos humanos dada su
gradación vibracional (el cuerpo humano sólo capta la materia plasmada en una
determinada franja frecuencial, no percibiendo la que ostenta rangos vibratorios
situados fuera de ella, por arriba o por debajo). Y conforman los
MultiOmniveros, Omniversos, Multiversos y Universos, entre de ellos el
conocido por la Humanidad, siguiendo siempre un patrón de tipo fractal,
escalar y ondular.

Por esto, la materia, realmente, carece de materialidad, valga el juego de


palabras, en el sentido de que está conformada por partículas de esencia
vibratoria. En última instancia, la masa de las partículas está compuesta y
determinada por armónicos, dependientes de ondas vibracionales, que actúan
como osciladores cuánticos. Los patrones de armónicos son el origen cuántico
de la materia y, al unísono, condicionan la masa de las partículas. Y las
partículas son estados de resonancia en sistemas dinámicos de armónicos
encadenados actuando cual osciladores cuánticos; y mantienen entre ellas una
comunicación permanente, a velocidad muy por encima de la de la luz, y una
interacción y conexión de naturaleza espectral definida por exponente escalares
o fractales que varían en función de la Dimensión en la que operen.

Diseño Inteligente y Convergencia Cosmogónica


En el desenvolvimiento tanto de los Campos y Nodos como de las
partículas, las frecuencias son distribuidas de manera natural del modo más
eficiente posible. La Física moderna define la energía como la capacidad de
realizar un trabajo y reconoce que la mínima expresión de trabajo es el
movimiento, que es, por tanto, la forma más eficiente de efectuar el trabajo.
Pues bien, el Verbo en su despliegue y todas sus condensaciones, de los
Campos y Nodos a las partículas, plasma esta íntima conexión entre
movimiento y energía: los armónicos, actuando de osciladores cuánticos, son la
expresión de la eficiencia energética natural. Los Nodos y Campos alcanzan su
máximo local de densidad espectral conforme a esta distribución natural y
eficiente de las frecuencias. Y las partículas logran su máximo nivel de eficiencia
cuando se corresponden con los nodos espectrales principales.

En el Diseño Inteligente del Universo brilla con luz propia esta


monumental y apoteósica Convergencia Cosmogónica. La Creación en su
globalidad y el Universo conocido en su totalidad responden a esta forma
natural de alcanzar siempre máxima eficiencia en la distribución lógica de la
energía (se podrá alegar que es una tendencia a largo plazo, pero ello es una
ficción en un contexto donde el tiempo no existe), manteniendo de manera
subyacente una red de relaciones naturales de tipo fractal, escalar y logarítmica.

Cabe hablar, por tanto, de un modelo físico integral convergente para


todos los eventos cosmogónicos. Algo que están comenzando a hacer suyo los
nuevos paradigmas científicos promovidos por una nueva física con un
planteamiento holístico, pues rige en ella la citada Convergencia bajo la forma
del principio de Convergencia Global: las partes no pueden aislarse del todo al
ser convergentes con el Universo Inteligente y comprender éste diferentes
escalas que envuelven tramos de las realidades supersimétricas -coherentes,
convergentes y lógicas- que lo conforman. Se trata de una especie de sinfonía de
armónicos que siempre tiende al equilibrio cósmico y en la que existe una onda
biofísica convergente que es permanente y está presente a nivel escalar en todos
los eventos del Universo, desde las microestructuras hasta las mayores
estructuras conocidas.

Por otra parte, todas las partículas interaccionan entre sí a nivel local y
universal, de manera que “a priori” ninguna tiene una masa predeterminada,
sino que la materia es una consecuencia de la energía. Dentro de este modelo, el
principio de Convergencia Global supone que todos los objetos físicos en el
Universo constantemente cambian su masa, debido a crecimiento, decaimiento
o fusión, produciendo oscilaciones permanentes en el éter gravitacional (sobre
la física de este fluido están avanzando científicos como Niayesh Afshordi, del
Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Waterloo (Canadá),
obligando a replantear la teoría de la relatividad de Einstein mediante la
formulación de la teoría cuántica diferencial de la gravedad del aether: la
presencia de este fluido en el Universo explicaría como cualquier perturbación
implicada en un contexto de densidad uniforme sería no-dinámicas,
permitiendo la curvatura del espacio-tiempo).

Con el curso de los procesos, las oscilaciones causan la formación de


tendencias permanentes de ondas gravitacionales en el Universo, que son lo
suficientemente fuertes para permitir sólo aquellos objetos cuyos valores de
masa sean convergentes con la onda gravitacional. Y determinadas
combinaciones de frecuencias interactúan a nivel biofísico en los seres vivos, en
la percepción consciente de las ondas gravitacionales, lo que, en ele caso de los
seres humanos, permite hablar de la una relación ionogenomática, entre la
ionosfera terrestre y el ADN, en la que éste una maqueta a escala de las mismas
partículas, interactuando plenamente en el escenario descrito de cambios y
oscilaciones permanentes.

El replanteamiento de la “fe”: retorno al origen

En la idea, obsoleta ya por lo apuntado, de que el ser humano ha de


elegir forzosamente entre la opción 0 (“nada”) y la opción 1 (“algo”), proliferó
el convencimiento de que la decantación por la 1 no es tanto una elección
racional, en sentido estricto, como fundamentalmente irracional, sensitiva,
intuitiva e inspirativa: fluye de nuestro interior, se decía, cuando late la íntima
convicción de que siempre existió “algo” y que ese algo es Dios. Y esta
convicción se ligó la “fe”. Una fe a menudo “a ciegas” e interpretada y activada
por numerosas religiones en clave de “conversión” a la Verdad y al Dios
Verdadero. Pero el origen del término “fe” nada tiene que ver con esto, sino que
está en armonía con los expuesto y enunciado por las antiguas corrientes
místicas y espirituales a las que se viene haciendo mención.

Para constatarlo y efectuar tal retorno al origen, hay que subrayar un


hecho objetivo: es en el mensaje del Maestro Cristo Jesús donde la fe ostenta un
protagonismo más remarcado y acentuado, muy superior al de las demás
escuelas espirituales. Si hubieras dudas al respecto, se aconseja la lectura del
libro En defensa de Dios (Paidos; Barcelona, 2009), de Karen Armstrong, experta
mundial en religiones, que explica con detalle el papel central que la fe tiene en
las manifestaciones publicas de Jesús, sin parangón en ninguna otra tradición
espiritual.

Es suficientemente conocido y los Evangelios lo constatan, que Cristo


Jesús regañó una y otra vez a sus discípulos por su falta de fe, mientras alababa
la de los gentiles, que parecían entender sus enseñanzas mejor que sus propios
paisanos judíos. Igualmente, a quienes le pedían una curación, les exigía como
requisito previo que tuvieran fe, auténtica llave con la que abrir el cofre de los
milagros. Y famosa es su aseveración, recogida en el Evangelio de Mateo (17, 14-
19) acerca de que la fe mueve montañas y de que con ella “nada os será
imposible”.
Ahora bien, ¿qué quiso expresar Cristo Jesús cuando tanto hablaba de
fe?. Pues para saberlo, hay que acudir obligatoriamente a su idioma nativo. Se
puede comprobar así que con esta expresión hacía mención a lo que en las
primeras transcripciones al griego de sus enseñanzas se sintetizó en el vocablo
“pistis” (su forma verbal es “pisteuo”), palabra traducida como “fe” en
el Nuevo Testamento y que significa literalmente, “confianza, perseverancia y
compromiso”.

Por tanto, la fe en boca de Cristo Jesús no fue utilizada como sinónimo de


“creencia”, ni tampoco como llamada a que la gente tuviera que “creer” en él o
en “algo”. Hablaba el Maestro de confianza, perseverancia y compromiso, es
decir, de cosas muy distintas a la fe ciega, los dogmas de fe, las doctrinas
impuestas bajo la intimidación del “temor de Dios” o la ortodoxia oficial que
castiga como herejía todo aquello que no coincide con sus postulados. A los que
durante siglos y aún hoy día se esfuerzan en transmitirnos esta visión obtusa y
absurda de la fe hay que estarle agradecidos. No en balde, debido a ellos
estamos en condiciones de entender mucho mejor el mensaje auténtico y
trascendente de Cristo Jesús a propósito de la fe y sobre el que de inmediato
volveremos.

Pero antes hay que preguntarse qué ha ocurrido para que históricamente
se haya producido esta tergiversación de contenidos. Desde luego, ha habido
personas y colectivos que conscientemente han influido en ello, dando a la fe la
interpretación que más convenía a sus intereses terrenales, por más que los
disfrazaran de celestiales. Sin embargo, el origen sustantivo de la confusión
radica en la “Torre de Babel”, es decir, en las diferencias de lenguas y en sus
distintas acepciones y construcciones sintácticas y gramaticales.

Debido a esto, cuando san Jerónimo (342-420) tradujo el Nuevo


Testamento del griego al latín, no encontró mejor transcripción para el vocablo
griego “pistis” que el término latino “fides”, esto es, “lealtad”; además, dado
que “fides” carece de forma verbal, en lugar del griego “pisteuo” (formal verbal
de “pistis”) usó el verbo latino “credo”. Seguro que lo hizo lo mejor que pudo y
supo, pero, con el paso de los siglos, provocó que en idiomas derivados del
latín, como el español, “la confianza, la perseverancia y el compromiso”
reclamados por Jesús fueron sustituidos, como señala el Diccionario de la
Academia de la Lengua, por la exigencia de “fidelidad” y el “asentimiento a la
revelación de Dios”, convertido finalmente por la Iglesia romana en la primera
de las virtudes teologales.

En cuanto a las lenguas anglosajonas, la reinterpretación de la fe vivió en


dos fases. Primero, al traducirse la Biblia al inglés, “credo” y, por ende,
“pisteuo” se convirtieron en “I belive” (“yo creo”) en la versión del rey Jacobo
(1611); y se asocio al término “belief” (“creencia”), que en la época era
entendido como “lealtad” a una persona a la que se está ligando por promesa o
deber (por ejemplo, en la figura del caballero de Chaucer, cuando suplicaba a su
patrón “accepte my bileve”, quería decir “acepta mi fidelidad, mi lealtad”).
Posteriormente, este significado cambió. Concretamente, a finales del siglo
XVII, cuando nuestro concepto de conocimiento se hizo más teórico, la palabra
“creencia” empezó a usarse para describir el “asentimiento” a una proposición
hipotética y con frecuencia dudosa. Científicos y filósofos fueron los primeros
en utilizarla en ese sentido, hasta que bien entrado el siglo XIX también así
quedó formulada en los contextos religiosos.

Por tanto, lo que el Maestro Cristo Jesús nos solicita no es “fidelidad”, ni


“creencia”, ni “asentimiento”, sino “confianza, perseverancia y compromiso”.
Esto es:

+Confianza: Su manifestación más genuina y acabada es la confianza en la


Providencia. Y ello en el convencimiento pleno de la perfección de la
Creación. Todo es perfecto y no ha lugar a preocupaciones ni sufrimientos, que
no son sino muestras de engreimiento y vanidad. Vive en el presente, en el
ahora, como las aves del cielo y los lirios del campo. Y no te identifiques con los
apegos y anhelos materiales (bienes, poder, éxito, reconocimiento social, qué
dirán,…) que, en vez de llenar tu vida, terminarán sepultándola bajo su peso.

+Perseverancia: Está íntimamente relacionada con el trabajo interior de cada


uno para activar nuestro Yo Verdadero -nuestra dimensión espiritual, eterna e
infinita- y permitir que tome las riendas de nuestra vida, en lugar del pequeño
yo, el ego, que sólo se percata y vive para el mundo de “ilusión” (maya) de las
formas materiales, el tiempo y el espacio (tercera dimensión).

+Compromiso: Porque el crecimiento espiritual –activación del Yo Verdadero-,


si es tal, genera Consciencia de Unidad y, con base en esta, Amor Incondicional
hacia todos y hacia todo. La quietud –contemplación, Ser- es también
movimiento –acción, Amor-. Y éste se manifiesta en el amor al prójimo, la
armonía con la Naturaleza y el Cosmos, la compasión y la “evangelizacion”
(que no es otra cosa que dar lo que somos -y recibiremos lo que damos-). Cristo
Jesús quería discípulos que se comprometieran con su misión, que dieran todo
lo que tuvieran, que se negaran a dejarse obstaculizar por los lazos familiares,
que abandonaran su orgullo y dejaran a un lado su engreimiento y su
sentimiento de superioridad y que difundieran la buena noticia del Reino, que
está dentro de nosotros mismos, a todos –incluso a las prostitutas y los
recaudadores de impuestos- y llevaran una vida compasiva, no limitando su
benevolencia a los seres “queridos” o las personas respetables y
convencionalmente virtuosas.

Esta fe o “pistis” –conjunción perfecta de confianza, perseverancia y


compromiso- sí que mueve montañas; y desencadena un potencial humano
insospechado capaz de hacer realidad el “nada no es imposible” prometido por
Jesús. La fe radicalmente cristiana no es, pues, una creencia, mucho menos un
asentimiento, sino una vivencia directa e íntima de la propia divinidad que
todos atesoramos en nuestro interior y que es la mejor fuente de experiencia y
sabiduría: fe que busca la inteligencia (“fides quaerens intelectum”); fe para
saber, o creer para entender (“credo ut intelligam“, en expresión de San
Agustín). Porque, como indicó San Anselmo al hablar de la “operosa fides” y de
la “otiosa fides“, la fe que no trata de entender es una fe ociosa.

Una fe que no sabe de iglesias ni de credos. Una fe inteligente, operante,


viva, válida para discernir. Una fe que es el suplemento de conocimiento que
nos proporciona la revelación interior a la que los seres humanos tenemos
acceso y que no sucede por azar, sino que está ligada a la activación de nuestro
Yo Verdadero (con perseverancia). Por lo que la fe, para que dé sus frutos, debe
volcarse en una práctica cotidiana de la misma (Amor Incondicional,
compromiso) que confirmará en el día a día la veracidad de lo que anuncia y
ayudará a ahondar en ella mediante la elevación del nivel de consciencia.

Ser Uno

Uno Es Todo, Ser Uno;


Todo Es Uno, Ser Uno;
Todo Es Todo, Ser Uno.

Uno Soy Yo, Ser Uno;


Yo Soy Uno, Ser Uno;
Yo Soy Todo, Ser Uno;
Todo Soy Yo, Ser Uno.
CAPÍTULO 9
CONVIVENCIA VIBRACIONAL: ESPÍRITU, CUERPO Y
ALMA

La convivencia vibracional

Por todo lo expuesto en el capítulo precedente, en la Creación acontece


una maravillosa convivencia vibracional entre la Vibración Primigenia y Pura
del Espíritu (Amor, Cristo) y la vibración de menor gradación frecuencial de las
múltiples modalidades de vida –cada una con su gradación vibracional, pero
siempre muy inferior a la VPP- en las que el Verbo se condensa.

Para entender esta convivencia hay que subrayar el hecho de que la


Esencia emanada y expandida es Una –no hay dentro de ella posibles
distinciones- y llena la Creación al completo (recuérdese el ejemplo del globo
henchido de gas). Sin embargo, el Verbo, siendo uno, se condensa en
innumerables niveles vibracionales, por lo que dentro de él cabe diferenciar los
infinitos cuerpos materiales, modalidades de vida, formas tangibles e
intangibles, mundos, Universos, Multiversos y Dimensiones existenciales que
constituyen el Omniverso. Además, el Verbo, enunciado en términos
coloquiales, no ocupa la totalidad de la Creación, aunque esté integrada en ella,
sino una “parte” de la misma, por más que la “parte” pertenezca a la Unidad
Divina. Por tanto, en la Creación hay esferas –dimensiones, planos, espacios,…-
constituidas exclusivamente por el Espíritu. Y otras en la que el Espíritu y el
Verbo coexisten vibracionalmente.

Esto provoca algo de enorme trascendencia: sea cual sea la modalidad de


vida, cuerpo o forma en la que el Verbo se condense y sea cual sea la “parte” del
Omniverso donde radique u ocupe, siempre goza de la presencia subyacente
del Espíritu, de la Esencia o Amor emanado y expandido, con todos sus
atributos y capacidades. Es un hecho francamente maravilloso que evidencia
rotunda y portentosamente la envergadura del acto de Amor que la Creación es
y significa. A él se refieren diversas tradiciones espirituales con la expresión la
“Inmanencia de Dios”. Y es así como acontece la referida convivencia
vibracional entre la frecuencia infinita del Espíritu o Amor y la gradación finita
del Verbo en cualquiera de sus niveles y modalidades de condensación
vibracional.

¿Qué consecuencias tiene esta singular convivencia vibracional entre la


vibración infinita del Espíritu y la finita del Verbo?. Para dilucidar esta cuestión
interrogante hay abordar el “alma”, aunque antes hay que ocuparse del
“Espíritu Santo”.
El “Espíritu Santo”

El No-Nombre (No-Ser, Dios, Alá, Fuente,…) se Manifiesta en Amor o


Espíritu. Y éste se manifiesta, a su vez, en Vida y Consciencia (Ser y Experiencia
de Ser)que, siendo Una (Una Vida, Una Consciencia: Un Ser y Una Experiencia
de Ser), toma forma en infinidad de modalidades de existencia (seres y
experiencias de ser).

En este marco, ¿qué es el “Espíritu Santo” que completa la naturaleza


trina de Dios, propugnada por el cristianismo y otras creencias, junto con el
Padre y el Hijo?.

Se denomina Espíritu Santo o Paráclito (del griego “parakletos”: “aquel


que es invocado”) a la plasmación efectiva y concreta del Amor o Espíritu en
cada una de esas modalidades y formas de existencia: el Espíritu Santo es la
presencia concreta y específica del Amor o Espíritu divino, Manifestación de los
que es Inmanifestado, en cualquier forma de vida concreta, sea inmaterial o
material, de las infinitas que configuran la Creación.

El Espíritu o Amor es uno. Y las formas de vida y existencia también son


realmente una (Una Vida, Una Consciencia: Un Ser y Una Experiencia de Ser),
por cuantiosas e infinitas que sean, aunque admiten una diferenciación
aparente entre sí debido a sus múltiples y distintos niveles de condensación y
frecuencia vibracional. Por esto, aunque la Inmanencia de Dios es global y total
(en lo Manifestado se halla inherente lo No Manifestado), hay también que
contemplarla en términos de presencia efectiva del Espíritu o Amor en cada una
de esas modalidades de existencia. Valgan los símiles tanto del viento -que es
uno, pero zarandea en particular cada árbol o animal del bosque- como del aire
que respiramos -que obviamente es uno, pero alienta a cada persona que lo
inspira. Analógicamente, siendo uno el Espíritu, su presencia específica en cada
manifestación concreta, inmaterial o material, es el Espíritu Santo.

En coherencia con los símiles propuestos, se entiende que en el Evangelio


de San Juan se afirme: “El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no
sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu”
(3,8). O que haya descripciones del Espíritu Santo como el “aliento” de Dios,
que es Uno, pero que anima a cada individuo o modalidad de existencia:
“Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su
nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente”
(Génesis, 2,7).

Por supuesto, todo esto es aplicable a cada uno de los componentes de la


Creación y el Cosmos que los cinco sentidos detectan a cada ser humano: el
Amor o Espíritu radica de forma inmanente en cada uno. Y siendo el “receptor”
de reducida gradación vibratoria, es “iluminado” por la vibración pura del
Espíritu, por la “Luz de Dios”. Es la lógica de Amor de la Creación; y esto es lo
que indica la figura del Espíritu Santo: la presencia subyacente y concreta del
Espíritu divino en cada modalidad de vida y existencia y, por supuesto, en cada
ser humano. El cristianismo lo expresa simbólicamente cuando describe al
Espíritu Santo como llama o chispa vital del Espíritu de Dios que “desciende”
sobre nosotros: a los reducidos niveles vibratorios de la materialidad baja el
Espíritu para que se haga la Luz en las Tinieblas. Algunas tradiciones religiosas
denominan a esto “encarnación”.

Se comprende así la naturaleza trina de Dios (Ser Uno): Padre (Principio


Único); Hijo (Espíritu o Amor, con las mismas cualidades vibratorias que el
Principio Único y, por ello, Esencia de Dios, Dios mismo); y Espíritu Santo
(presencia inmanente del Espíritu, la Esencia divina emanada y expandida, en
cada manifestación, inmaterial o material, surgida por la expansión y
condensación del Verbo –vibración asociada a la Emanación de la Esencia-).

Asistimos con todo ello a la extraordinaria “convivencia vibracional”


antes aludida. Porque, aun siendo una unidad en el ámbito de lo Manifestado,
todas las manifestaciones, inmateriales o materiales, tienen su propia identidad
en función del grado de condensación y la frecuencia vibracional resultante. Y
todas cuentan, a su vez, con la presencia inmanente del Espíritu. De lo cual se
deduce que en el mundo que nos rodea y en nosotros mismos coexiste una
doble dimensión vibratoria: la “dimensión manifestada” en sentido estricto, de
limitada gradación vibracional (por ejemplo, la materia que perciben nuestros
sentidos o nuestro cuerpo físico); y, de manera inherente, otra “dimensión no
manifestada” o espiritual, de elevadísima frecuencia vibratoria (de la que por
ello nuestros sentidos no se percatan). La Inmanencia, la presencia subyacente
de lo No Manifestado en lo Manifestado, provoca esta íntima alianza o
convivencia vibracional entre la vibración pura e infinita del Espíritu o Amor -
Hijo de Dios, Esencia divina, Dios mismo- y la limitada gradación vibratoria de
lo Manifestado.

El “alma”

Para entender cómo aparece el alma y cuáles son sus perfiles y


características, hay que hacer referencia al “efecto de heterodinaje”: un
fenómeno sobradamente conocido por la ciencia y aplicado actualmente en
ámbitos relacionados con campos y frecuencias vibratorias. Por ejemplo, en la
ingeniería de sonido, que nos muestra cómo al combinarse dos ondas de
distinta frecuencia vibratoria –una mayor y otra menor- se genera una tercera
con un nivel vibratorio que se mueve entre los de las dos primeras. Aplicando
esto a lo que aquí ocupa, significa que de la convivencia vibracional entre la alta
frecuencia del Espíritu y la baja de la corporeidad surge una tercera gama o
esfera vibracional, usualmente llamada alma, con una gradación que oscila
entre la frecuencia de la corporeidad y la del Espíritu.

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Expresado coloquialmente, las almas “nacen” en la proximidad con la
“Fuente”, esto es, de la convivencia del Espíritu (VPP) con las modalidades del
Verbo de mayor gradación vibracional. Y desde estos planos muy sutiles, se
expanden “multidimensionalmente” por las demás Dimensiones en las que el
Verbo se desarrolla conforme el “eco” (el ya referido “om, om, om,…”, cada vez
de menor densidad vibracional) se va desplegando.

Y en paralelo a esta dinámica de “arriba” a “abajo”, que es global y


general, en cada Dimensión concreta –por ejemplo, la Tercera en la que acontece
la experiencia humana- el alma en ella encarnada vivencia un proceso de
“abajo” a “arriba”. Esto se debe a que al encarnar de arriba a abajo en una
Dimensión más densa, el alma experiencia un descenso vibratorio (puede ser
calificado de “olvido” de lo que es) que superará mediante experiencias
paulatinas que irán activando, con el influjo permanente del Espíritu (VPP), su
vibración originaria (el “recuerdo” de los que es).

En este marco, las funciones del alma son tanto de enlace y bisagra
vibratoria entre Espíritu y cuerpo (o la modalidad del verbo de que se trate)
como de transmisor vibracional y batería energética.

Por una parte, el alma actúa de bisagra en cuanto a que opera como
espacio vibratorio de encuentro y conexión entre los campos vibracionales del
Espíritu y el cuerpo, facilitando que se produzca la aludida convivencia
vibracional, pero sin que haya ni “mezcla” ni “contacto” directo. Y es que la
mezcla no puede darse, pues conllevaría la alteración de las cualidades del
Espíritu como Esencia divina, lo cual es imposible ya que el Ser Uno es
inalterable y su Esencia y naturaleza no pueden ser modificadas. Como
tampoco es viable el contacto, pues es tan descomunal la diferencia en
intensidad de los dos planos vibratorios que, en el supuesto de que existiera
contacto directo entre el Espíritu y las manifestaciones (nuestro cuerpo físico
entre ellas), éstas sufrirían enormes distorsiones que bloquearían su evolución
biológica, anulando el desarrollo de formas de vida, más o menos sutiles, en lo
Manifestado.

Por esto, centrando la reflexión en los seres humanos, la convivencia


vibracional entre Espíritu y cuerpo implica, mediante el efecto de heterodinaje,
la generación natural y automática del alma cual tercera gama o esfera
vibratoria. El alma ensambla ambos planos vibratorios y hace factible la
convivencia entre los dos a través de ella, sin que Espíritu y cuerpo se mezclen
ni entren en contacto directo.

Y, por otro lado, el alma actúa de transmisor y batería energética, ya que


propicia que la fuerza vibratoria del Espíritu se canalice hacia la corporeidad y
aumente la frecuencia vibratoria de ésta. Un fenómeno que no es difícil de
comprender, pues tiene su punto de partida analógico en los principios de
Entropía y Entalpía (del griego “thalpein”, “calentar”), que a colación, por
ejemplo, del encuentro entre masas de agua fría y caliente, muestran cómo el
resultado de la combinación de ambas será una masa acuosa de temperatura
intermedia, por pérdida de energía calorífica del agua caliente a favor de la fría.

Los contenidos de estos dos principios físicos pueden ser analógicamente


aplicados a la convivencia vibracional entre Espíritu y cuerpo, aunque con un
elemento de enlace o bisagra, el alma, que no existe en el ejemplo del agua
caliente y fría. Concretamente, la alta gradación vibracional del Espíritu (agua
caliente) se canaliza de modo natural hacia el bajo nivel vibratorio del cuerpo
(agua fría), si bien lo hace a través del alma, que es la que adquiere una
gradación vibracional situada entre los dos extremos (el caliente y el frío).

Eso sí, la vibración del Espíritu es infinita. Siguiendo con el caso del
agua, es como si la caliente estuviera vinculada a una fuente de energía que le
permitiera volver a calentarse permanentemente, superando así el transitorio
menoscabo promovido por el contacto con el agua fría. El Espíritu es
inalterable, pues es Esencia divina, y emite hacia el cuerpo, con el intermedio
del alma, su elevada frecuencia. Por esto, la gradación vibracional y energética
hacia el alma tiende a ir en aumento en el contexto de un proceso que se
examina en el próximo epígrafe: la “dinámica vibratoria interactiva” (el agua
caliente, al volver a calentarse constantemente, terminará elevando hacia su
nivel calorífico al agua fría con la que está en contacto). Metafóricamente, la Luz
habrá vencido a las Tinieblas; y la carne resucitada (la materia vibracionalmente
activada por la convivencia con el Espíritu) ascenderá a los Cielos. Como señala
Jesús: “Yo he venido al mundo como Luz, para que todo el que crea en mí no
quede en las Tinieblas” (Juan, 12,46).

La “dinámica vibratoria interactiva”

El papel del alma es, por tanto, fundamental como bisagra y enlace
vibracional entre Espíritu y cuerpo; y como transmisor de la fuerza vibracional
del primero hacia el segundo y batería energética (como explicación alternativa,
pero basada en los mismos principios, podríamos plantear la inducción de
corrientes de energía eléctrica en circuitos en los que el flujo magnético varía: el
flujo magnético sería el Espíritu Santo; el circuito sería el Alma; y la corriente
eléctrica generada, también de naturaleza ondulatoria, sería la parte
Manifestada o cuerpo).

Al llegar a cada Dimensión en la dinámica de arriba a abajo, el alma


desempeña su papel en un proceso vibracional de abajo a arriba operando como
filtro, usando la terminología científica relativa al heterodinaje. Un filtro es un
circuito vibratorio que deja pasar determinadas frecuencias, pero no otras. Y en
lo que aquí interesa, hay dos clases principales de filtros: “filtro pasa bajos”, que
deja pasar todo aquello que sea igual o se encuentre por debajo de una
frecuencia vibratoria denominada “frecuencia de corte del filtro”; y “filtro pasa
altos”, similar al anterior, pero al revés, pues deja pasar todo lo que sea igual o
se halle por arriba de la frecuencia de corte.

¿Cómo actúa el alma en un ser humano?. Pues la frecuencia de corte del


filtro está definida con exactitud por el grado de consciencia de la persona: la
frecuencia vibracional del grado consciencial funciona como frecuencia de
corte. A partir de ahí, según el sentido Espíritu-cuerpo (agua caliente hacia agua
fría) o cuerpo-Espíritu (agua fría hacia agua caliente) de los flujos vibracionales,
el alma actúa como filtro pasa bajos o filtro pasa altos, respectivamente. Se trata
de la “dinámica vibratoria interactiva” (el “modelo” puede complicarse al
objeto de explicar un cierto fenómeno selectivo de la frecuencia de paso hacia el
cuerpo: tendríamos así los circuitos de los aparatos de radio, en los que una
resistencia variable y un condensador seleccionan la frecuencia de la emisora
que queremos oír).

Supongamos una persona cuyo grado de consciencia es 3 (ni que decir


tiene que es sólo una hipótesis numérica de carácter didáctico). Ante la enorme
fuerza vibracional que emite el Espíritu, el alma opera como filtro pasa bajos:
recibe y transmite hacia la corporeidad toda la energía vibracional que sea tanto
igual como inferior a la frecuencia vibratoria de corte, esto es, 3 (grado de
consciencia). Esta energía es recogida por el cuerpo, que funciona como
“oscilador local” (expresión científica referida a un circuito vibratorio que se
encarga de generar una onda de una frecuencia específica para mezclarla con la
frecuencia recibida), y se plasma en un determinado estadio de conciencia que
lleva al ser humano a desplegar una serie de experiencias. Si como consecuencia
de éstas se produce una elevación del grado de consciencia de la persona, por
ejemplo hasta el nivel 4, el alma recibe el incremento energético actuando como
filtro pasa altos: recibe la fuerza vibratoria que se sitúe igual o por encima de la
frecuencia de corte definida por el grado consciencial anterior, esto es, por
arriba de 3.

A partir de aquí se repite el proceso en el contexto de la dinámica


vibratoria interactiva, pero con la nueva frecuencia de corte derivada del nuevo
grado de consciencia (ya no es 3, sino 4). El alma, ante el elevado influjo
vibracional del Espíritu, vuelve a operar como filtro pasa bajos: recibe y
transmite hacia la corporeidad energía vibracional tanto igual como menor a la
nueva frecuencia vibratoria de corte, es decir, 4 (nuevo grado de consciencia).
Esta energía es tomada por el cuerpo y se concreta en un determinado estadio
de conciencia que conduce al ser humano a vivir un conjunto de experiencias. Si
debido a éstas se produce una elevación del grado de consciencia de la persona
–verbigracia, hasta el nivel 5-, el alma acoge el incremento energético actuando
como filtro pasa altos: recibe la fuerza vibratoria superior a la frecuencia de
corte definida por el grado consciencial anterior, esto es, mayor que 4.

Y así sucesivamente, con la única e importante salvedad de que el ser


humano goza de libre albedrío, por lo que sus experiencias en un determinado
grado de consciencia (verbigracia, el 3 con el que antes se arrancó) y estadio de
conciencia pueden no llevarle a un ascenso en tal gradación consciencial, sino a
un mantenimiento (seguiría siendo 3), o, incluso, provocar un decremento (por
ejemplo, a 2). En este último supuesto, el alma, funcionando ante la fuerza del
Espíritu como filtro pasa bajos, recibiría y canalizaría hacia la corporeidad
energía vibracional tanto igual como inferior a la nueva frecuencia vibratoria de
corte, es decir, 2. Esta energía sería acogida por el cuerpo y se plasmaría en un
determinado estadio de conciencia que llevaría al ser humano a vivir una serie
de experiencias. Si como consecuencia de éstas se produce una elevación del
grado de consciencia de la persona –verbigracia, hasta el nivel 3-, el alma
acogería el incremento energético actuando como filtro pasa altos: recibe la
fuerza vibratoria superior a la frecuencia de corte definida por el grado
consciencial precedente, esto es, mayor que 2. Aunque también puede ser que,
como consecuencia de las experiencias, tuviera lugar un estancamiento o una
nueva bajada de la gradación consciencial (por ejemplo, a 1).

En definitiva, la dinámica vibratoria interactiva es la visión energética y


vibracional de la interacción “consciencia–conciencia–experiencias” analizada
en capítulos anteriores. En cualquier caso, no hay determinismo alguno, sino un
potencial que el ser humano, en su experiencia de individualidad en libre
albedrío, puede hacer efectivo, o no, a través de su voluntad y comportamiento
(experiencias en un determinado estadio de conciencia). Si lo hace, la elevación
de grado vibracional y consciencial que le ha llevado a ese estadio de conciencia
(los ego, triunfador, dador, buscador, vidente o espíritu de capítulos
precedentes) no será canalizado hacia un nuevo aumento de tal grado. Pero si la
persona plasma el citado potencial en su conducta, inclinaciones y afectos –es
decir, en Amor-, provoca un efecto de retroalimentación vibracional que
impulsa una nueva elevación de su gradación consciencial, volviéndose a
repetir la dinámica descrita.

De esta forma, con la reiteración y reproducción de la dinámica


vibratoria interactiva, el ser humano (unidad de espíritu, cuerpo y alma) puede
elevar su grado de consciencia (caminar hacia la plena consciencia de su
auténtico ser), lo que se verá acompañado del avance en el estadio de
conciencia: la sustitución de comportamientos ligados a los apegos e inercias de
la materia (objetivos egoístas, riqueza y dinero, poder, fama, éxito,
reconocimiento social, qué dirán,…) por pautas divinas de acción (Amor:
bondad, misericordia, benevolencia, altruismo, generosidad y desprendimiento,
humildad, vocación de servicio, amor al prójimo, compasión,…). La prioridad
por estas pautas muestra un acercamiento consciencial y vibratorio al “Bien”,
mientras que la prevalencia de los apegos materiales indica un acercamiento al
“Mal”, aunque, como se explica en el siguiente capítulo, ambos términos tienen
un significado muy distinto al que comúnmente se les suele otorgar.

La antigua polémica teológica sobre si todos los seres humanos


poseemos o no alma o si ésta tiene que ser “fabricada por cada uno” es un
debate estéril. Por supuesto que todos tenemos alma, pues constituye el fruto
natural de la convivencia vibracional, con el consiguiente efecto de
heterodinaje, entre nuestro ser profundo (Espíritu) y el cuerpo físico. Pero cada
alma, cual bisagra, acumulador y comunicador vibracional, ostenta una
frecuencia vibratoria distinta según el grado de consciencia (frecuencia de corte
del filtro) de la persona, pudiéndose tal grado elevar, mantener o reducir
mediante la dinámica vibratoria interactiva que se acaba de resumir.

Las almas según su crecimiento vibracional y consciencial

En el caso humano, todo lo precedente significa que en cada persona hay


que distinguir una dimensión material (el cuerpo físico y su biología, fruto de la
evolución durante miles de millones de años de una materia surgida de la
condensación del Verbo) y otra inmaterial y trascendente. Y dentro de ésta, a su
vez, entre el Espíritu que en todo mora de modo inmanente, pues, repitiendo el
símil, llena el globo (a su presencia específica en cada ser humano se le ha dado
el nombre de Espíritu Santo), y el alma, surgida por la convivencia vibracional y
el efecto heterodinaje entre la vibración infinita del Espíritu y la finita de la
corporeidad.

Y nacidas en la concatenación causa-efecto de la Emanación-Expansión


del Ser Uno (Espíritu – Verbo – convivencia vibracional/efecto heterodinaje –
almas), la vocación de todas y cada una de las almas es idéntica en el proceso de
Absorción: expandirse y “extenderse” por la Creación mediante la vivencia de
experiencias que expandan la consciencia, contribuyendo con ello a la
Expansión de la Consciencia de la Creación, que, así, también es Creadora.

Hay que insistir que la dinámica álmica es multidimensional de arriba


abajo. Y que dentro de ella, en el contexto de la encarnación en la modalidade
del verbo de que se trate en cada Dimensión específica, se desarrolla un proceso
de abajo a arriba. Este proceso es al que se refiere la parábola del sembrador
recogida en los evangelios cristianos, que lo explica metafóricamente muy bien:
el Espíritu es la semilla; el Verbo, la tierra; y el alma, el fruto que aparece por el
encuentro de ambos y que está llamado potencialmente a crecer y desarrollarse,
aunque no hay determinismo y la causística es muy variada.

La dinámica se inicia con el nacimiento de las almas con un nivel


vibracional cercano al del Espíritu en convivencia con los planos más sutiles del
Verbo. Y a partir de ahí, estas “almas-espíritu” se proyectan hacia las
Dimensiones cada vez mas densas en las que el Verbo de va desplegando,
tomando forma sucesiva de:

+almas pluriconscienciales complejas: encarnadas en formas de vida muy puras


que pueden vivenciar al unísono diferentes experiencias vitales en diversas
Dimensiones y planos de consciencia;

+almas pluriconscienciales simples: encarnadas en modalidades de vida que


pueden vivenciar al unísono diferentes experiencias vitales en una misma
Dimensión;

+almas uniconscienciales o almas-personalidad complejas: experiencian no


varias vidas y experiencias conscienciales, sino una única vida uniconsciencial,
aunque en la encarnación que desarrollan tienen una percepción trascendente
de la existencia, sintiendo o intuyendo que ésta va más allá de la esfera
corpórea y material;

+almas uniconscienciales o almas personalidad simples: son como las


complejas, pero en el proceso de abajo a arriba en la Dimensión en la que se
encarnan experiencian una visión muy egóica y apegada a lo material,
asumiendo la idea de una identidad personal (identificación con un yo y una
personalidad);

+almas de consciencia grupal inconsciente: es la plasmación de la proyección


multidimensional del alma en Dimensiones muy densas del Verbo,
desapareciendo la noción de consciencia en sentido estricto, que es sustituida
por la experiencia innata, espontánea e inconsciente de pertenencia grupal a
una especie o colectivo biológico (como las hormigas en relación con el
hormiguero o las abejas respecto al panal); y

+almas preconscienciales: proyección del alma en la Dimensión más densa del


verbo, con una gradación frecuencial muy baja y carencia de consciencia en
sentido estricto, limitándose sus percepciones a la esfera operativa o funcional.

Pacto de Amor entre Almas

Expresado desde la perspectiva humana, al igual que tenemos un cuerpo


físico para experimentar en este plano material –el planeta Tierra, hasta
ahora en Tercera Dimensión y ya en culminación de metamorfosis a Cuarta-,
disponemos también de una especie de vehículo no material –el alma- que
permite al Espíritu -que es lo que verdaderamente somos- experimentar
(Experiencia de Ser) una enorme cadena de vidas en multitud de Dimensiones,
mundos, modalidades de existencia y situaciones. Expresado coloquialmente, el
Espíritu viaja en el vehículo alma, y ésta, a su vez, va encarnado en vidas físicas
en multitud de cuerpos -sean materiales, como es el caso del ser humano, o más
sutiles, como es el caso de formas de vida más energéticas y angelicales-.

Ahora bien, en la Creación no existe el tiempo, que es sólo una ficción


que se vive en Tercera Dimensión. El tiempo, realmente, no existe y todo
acontece y sucede en la Instantaneidad. A la mente humana le resulta
complicado asumirlo, pero así es. Y esto tiene una importante consecuencia con
relación a lo enunciado en el punto anterior: el alma no va pasando de
Dimensión en Dimensión (desde la “enésima” Dimensión hasta llegar a la
Quinta, Cuarta, Tercera, Segunda y Primera, cada una más densa que la
anterior), sino que está a la vez (instantaneidad) en todas las Dimensiones, sin
excepción (multidimensionalidad).

Y dado que las almas se proyectan desde la Unicidad y modalidades


álmicas pluriconscienciales a formas álmicas uniconscienciales, al encarnar en
éstas, las almas que en Dimensiones más sutiles conforman una modalidad de
vida pluriconsciencial “suscriben” antes de encarnar Pactos de Amor entre
Almas, en expresión acuñada a lo largo de la historia por diversas escuelas y
tradiciones espirituales

Estos Pactos, se acuerdan, desarrollan y despliegan en el contexto de la


vida, la muerte, el tránsito y la nueva encarnación y tienen su fundamento en el
hecho de que las dimensiones espirituales que encarnamos en seres humanos
acometemos el proceso de sucesivas reencarnaciones no de modo “individual”,
sino en grupos fraternales que suscriben esos Pactos y encarnan de común
acuerdo, asumiendo diferentes roles encarnados en lo que en la vida física son
círculos de seres queridos.

Antes de venir al mundo material cada dimensión espiritual elige el “yo


y las circunstancias” pertinentes para su evolución consciencial y experimentar
vivencias que posibiliten su crecimiento vibracional. Y esa elección incluye el
Pacto de Amor con otras dimensiones espirituales que harán de acompañantes
y colaboradoras en el desarrollo de tales experiencias.

Así, aunque en nuestra realidad corpórea y en nuestra memoria mental


no tengamos el recuerdo de ello, nuestra memoria y dimensión trascendente sí
conocen perfectamente lo que es el Pacto de Amor entre Almas. Incluso
numerosos seres humanos saben de manera intuitiva e inspirativa lo que el
mismo representa y sus principales señas de identidad.

Cuando, tras sus respectivas vidas físicas, las dimensiones espirituales


firmantes del Pacto se reencuentran en el “más allá”, juntas sopesan y valoran
en armonía como las experiencias vividas se han correspondido con las que
querían vivir y el papel desarrollado al respecto por cada una. Sin embargo, en
el plano humano suele acontecer el Gran Olvido.
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APÉNDICE: MULTIDIMENSIONALIDAD Y REGRESO AL
PARAÍSO
(Transcripción literal de la primera parte de la charla impartida en Tarifa
(Cádiz) con fecha 11 de mayo de 2012)
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Estamos recordando

En los paradigmas del viejo mundo estamos muy acostumbrados a


hablar estas cosas: que si yo tengo conocimientos, que si aquel tiene la
sabiduría,… Y todos esos tipos de cosas han quedado atrás. Está emergiendo un
Nuevo Mundo con unos paradigmas y lo que es muy importante, permitidme
que lo subraye, es que estamos recordando, punto; no estamos haciendo otra
cosa. Todos sin excepción.

Es decir, si se habla de algún tipo de sabiduría, no es sino una Sabiduría


Innata que todos, sin excepción, atesoramos en nuestro interior, que es divino,
pletórico, magnifico y sensacional, que tiene como santo y seña la Felicidad
como Estado Natural y un interior que está aflorando ahora de forma
espectacular en todo el mundo. Me vais a permitir en ese sentido que yo sea la
voz alta y la mía también. Por distintas circunstancias y experiencias, que lo
estamos recordando, cada cual está sacando a flote aquella parte del recuerdo
que tiene que ver con sus vivencias. Por lo tanto, voy a compartir mi parte del
recuerdo con respecto a mis experiencias y vivencias.

Estamos recordando que estamos aquí para ser felices, no somos un baño
de lágrimas y estamos aquí para llorar, sino que estamos para cosas
sensacionales y magnificas que tienen que ver con nuestra autentica dimensión
divina y espiritual. No es un tema en el que vaya a detenerme esta tarde, pero
para alguna de las cosas que vamos a recordar, sobre todo a aquellos que pueda
resultarles más desconcertante, porque dentro de nada ya no lo será.

Somos seres multidimensionales

Sí quiero dar una pincelada sobre nuestro autentico ser, ya no solamente


como seres divinos, que es lo que somos, sino además como seres
multidimensionales.

Aunque nuestra dimensión espiritual y nosotros y en la interpretación


que hacemos de ella en nuestra experiencia física, parece que vivimos en este
plano, el plano humano, y que en éste desarrollamos nuestras experiencias y
vivencias, eso no es así, somos seres multidimensionales.
Esto es fácil de entender si, por ejemplo, vierais el micrófono que tengo
en la mano como una linterna muy potente. Si la enfocara al fondo de la sala,
este foco de luz daría en aquella pared. Aparentemente, para el que no supiera
como funciona la linterna, la luz está en aquella pared. Pero además de estar en
la pared, llega hasta el punto donde yo estoy (que es desde donde slae, desde la
linterna que tengo en mi mano) ininterrumpida. Es un halo de luz continuo y
permanente. El recorrido que esa luz hace, tiene que ver con lo que la
Humanidad hoy llama Dimensiones. Este rayo de luz no llega solo a la pared,
que podríamos denominar Tercera Dimensión, sino que, para llegar allí, pasa
por las demás Dimensiones que tiene que pasar.

Todos tenemos un ser y una entidad multidimensional que está viviendo


y experenciando en muchas Dimensiones, y no solo en Tercera Dimensión. Esas
dimensiones siempre han sido interactivas, porque como en el rayo de luz, si
algo interrumpiera el halo, no llegaría hasta el fondo. Por tanto, es un rayo
continuo que no tiene interferencia.

Cuando a lo largo de la historia de la Humanidad, que ya podemos


clasificar como viejo mundo, hemos hablado en cantidad de ocasiones de
nuestros viajes espirituales, de nuestro yo superior, de nuestros ángeles de la
guarda, estamos haciendo referencia a ese sentimiento que hemos compartido,
que no hemos recordado activamente, pero sí intuido, es que no estamos solos.
Estamos acompañados y esa compañía, que es nuestro propio ser
multidimensional, es una compañía divina que nos aporta cualquier tipo de
“conocimiento” que podamos vislumbrar. Todo está abierto y nada está oculto
en esta Dimensión. Y esta multidimensionalidad es la que estamos empezando
a recordar.

Como se examinó en la parte del presente texto que se ocupa de la Física


de la Deidad, las Dimensiones pueden ser clasificada o numeradas de muchas formas, entre la
consciente de las capas que hay debajo, la capa más interior desconoce las
capas que tiene por encima.

Nuestro ser es multidimensional, como la cebolla en sí, y abarca todas


las capas o Dimensiones. Y teniendo una única Consciencia, despliega esta por
las diferentes Dimensiones, por lo que toma forma de pluriconsciencialidad. En
las Dimensiones o capas superiores, hay pleno discernimiento sobre esto. En
cambio, en el plano humano (Tercera Dimensión) cuesta trabajo percatarse de
la autentica multidimensionalidad de nuestro ser.

La Creación: una Naturaleza tan Viva como Divina donde todo


encaja

De la misma forma en nuestro discurrir humano hemos ido entendiendo,


que todo tiene que ver con las cosas profundas (“interiores”).

Cuando en la época contemporánea se habla del Cosmos, de todo lo que


tiene que ver con astrofísica y cosas parecidas, hemos creído que eso es un
ámbito propio de técnicos, ingenieros, físicos, etc. Nos acercamos a todo lo que
es el Cosmos desde una perspectiva técnica, intentando con nuestros
conocimientos técnicos, con nuestro saber científico, interpretar todo lo que nos
rodea. Pues bien, en lo que estamos recordando en este momento, empezamos a
vislumbrar que esa Creación o Cosmos no tienen nada que ver con lo racional,
entendiéndose lo que está impregnado de tecnicismos.

La NASA, para interpretar lo que ya está descubriendo con las sondas


que incluso han salido ya de nuestro sistema planetario y están ya en otros
ámbitos -con esas sondas maravillosas que nos están dando tantísima
información, no toda la cual está siendo divulgada en el momento presente-,
con esos instrumentos científicos maravillosos, no deberían de ser tales (los
citados técnicos, ingenieros, físicos,…), sino jardineros. Muchos jardineros,
muchas personas amantes de la Naturaleza, que conozcan como funciona.
Porque lo que estamos recordando y descubriendo es que todo es una magna
Naturaleza divina. Y que lo que fluyen, confluyen y refluyen en la Creación son
procesos radicalmente naturales, todos sin excepción.

Todo es perfecto y encaja, todo tiene que estar donde está. Por cierto,
nosotros no somos una excepción al respecto, todo encaja. La mente, cuando
oye estas cosas, cuando está emanando de nuestro corazón, el cerebro de la
cabeza dice que no es posible, que solo son fantasías que no tienen ni pies ni
cabeza. La mente racional no acepta un hecho maravilloso que es fácil de
comprobar. Lo que aquí nosotros somos en este momento, es consecuencia de la
construcción de un montón de hechos, experiencias y situaciones que cada uno
hemos ido viviendo en el desenvolvimiento del momento presente hasta el

200
momento actual. Lo que yo soy ahora con 54 años, no es sino el cúmulo de
experiencias y vivencias que he ido experimentando desde el momento de la
concepción por parte de mis padres y a continuación el resto del tiempo que
llevo experenciando como Emilio. Quizás mi mente, como estamos siempre
entre pasado y futuro, recordando el pasado, pueda decir que esas situaciones
hay cosas que han sucedido, que mejor es quitarlas de en medio, de
frustraciones, desencantos, enfermedad, etc. Pues bien, si nuestra mente tuviera
la capacidad de borrar de nuestra existencia, aquellas cosas que desde el punto
de vista mental, consideramos negativas, inmediatamente todos los que
estamos aquí seriamos otro. Incluso si pudiéramos hacer eso, seguramente no
nos gustaría como resultaríamos si quitáramos esas experiencias negativas.

Lo cierto es que en la Creación y en nuestra vida todo encaja, porque


somos parte integrante de una Creación que es Naturaleza que es tan Viva
como Divina.

Una Creación que está llena de ciclos, que forman parte de nuestro fluir
existencial y también eso a la mente le cuesta trabajo asumirlo, aunque todo el
entorno y la Naturaleza que está a nuestro alrededor nos está diciendo que todo
funciona cíclicamente. Sin embargo, nos cuesta aceptar un hecho como ese.
Hace no demasiado mucho tiempo, el 20 de marzo pasado, hemos
experimentado el equinoccio de primavera. Sabemos que periódicamente cada
tres meses hay un cambio estacional y nos sabemos perfectamente el orden,
como el día y la noche, los ciclos biológicos de la mujer, los ciclos lunares,
etcétera. Todo en la Naturaleza es cíclico y todo tiene su “por qué” y “para
qué”.

Cuando a la mente del cerebro se le plantea, inmediatamente empieza a


pintar de colores las cosas, es decir, esto me gusta más o me gusta menos.
Puede haber personas que no les gusta el invierno pero sí el verano, y otras que
prefieren la primavera o el otoño. Pero lo que es indudable es que cada estación
es absolutamente imprescindible y, en particular, ya que estamos en primavera,
para que ésta haya aflorado, ha hecho falta el invierno. Sin invierno no hay
primavera. En la ciudad de donde vengo, Sevilla, hace mucho tiempo a la gente
se le ocurrió plantar naranjos por las calles. Pues bien, sabemos que por febrero
o marzo, poco antes de que la primavera estalle, la flor de azahar brota junto
con las naranjas y empieza a emanar un aroma precioso que impregna las
calles. Y para que sea potente y duradero, hace falta un invierno frío y lluvioso,
y, si no es así, brota, pero no tiene la intensidad de cuando el invierno ha sido
realmente tal. Sin embargo, en nuestra vida individual o nuestra experiencia
humana, estamos empeñados que solo queremos vivir aquella parte que nos
indica que es maravilloso y, por el contrario, nos negamos a vivir aquellas
partes que, el cerebro de la mente, considera negativas.

Simple y llanamente esto no es posible. Todo está concadenado, los ciclos


van uno detrás de otro y por eso me he detenido en este aspecto, no solo por la
vida de cada uno, sino por la Humanidad.

Lo que estamos recordando es que hemos vivido el invierno, la


Humanidad en su conjunto, en nuestra experiencia como dimensiones
espirituales y álmicas encarnadas en el plano humano, hemos vivido un
invierno, aunque sea maravilloso, pero nuestra mente puede decir que no. Ha
sido sensacional porque todas las experiencias que hemos vivido, son las
necesarias y justas para que en el “aquí y ahora”, ya que el invierno concluye y
se inicia la primavera, que francamente va a ser colosal.

Es una primavera cosmogónica que afecta al ser vivo que es la Madre


Tierra, al Sistema Solar y a otros muchos sistemas como nuestro Universo, que
no es sino una burbuja en una sopa de burbujas, en cuanto lo que ya
empezamos a admitir, que son muchos Multiversos, cada uno con infinidad de
Universos y éstos con infinidad de galaxias.

Esta primavera cosmogónica que es también consciencial, no nos la


queremos perder. Cuando se ve en algún documental o informativo, se nos
recuerda lo que ha sido la explosión demográfica de las últimas décadas, se nos
dan siempre los datos, pero nunca se explica el porqué. Se nos dice que en el
año 1900, la población que se estima era de 1200 millones de personas. Sin
embargo, en el siglo XX ha habido una explosión demográfica, que se concluyó
con 6000 millones de seres humanos sobre la faz de la Tierra, incluso hace poco
la ONU nos informó que habíamos llegado al numero 7000.

Cómo es posible que en poco más de cien años hayamos pasado a esa
cantidad de seres humanos, porque antes de 1900 el crecimiento había sido
mucho más lento. La mente no tiene respuestas racionales sobre eso y para
colmo, el mayor crecimiento se ha dado en regiones donde no hay recursos. El
porqué está en nuestro corazón, lo sabemos cada uno de nosotros, porque
formamos parte de esos 7000 millones y hemos elegido estar aquí en este
momento, porque esto que está pasando no nos lo queremos perder. Queremos
estar en primera fila.

Todos los que estamos aquí tenemos una dimensión espiritual que lleva
mucho tiempo encarnando en el plano humano. Hasta ahora nos hemos ido
“turnando”, es decir, que el proceso cíclico de rencarnaciones no ha sido
inmediato, sino que cada vez que salíamos desde el cuerpo físico, nos dábamos
un “tiempo” para volver a encarnar. No hay reglas físicas, forma parte de las
experiencias que cada uno quiere vivir. Ahora no hay turnos, todos nos hemos
encarnado a la vez, por eso precisamente se ha incrementado la población sin
lógica alguna.

Regreso al Paraíso
Para este momento es para el que hemos venido aquí, para conseguir
como co-creadores que el Cielo se ancle en la Tierra. Vamos a transformar la
Tierra en el Cielo. Fijaros, aquí no estamos para aprender, estamos para
recordar. Sí es necesario recordar cosas por una razón muy simple. Cuando se
habla del Paraíso, que está presente en muchas corrientes espirituales, la
Humanidad lo habla con añoranza, el “paraíso perdido” y la figura totalmente
errónea de que nos expulsaron de él. Realmente es la dimensión desde la que
nos estamos proyectando aquí. Desde la Quinta o la Cuarta Dimensión, nos
hemos proyectado a la Tercera. También estamos en las demás.

Cuando se repasa etimológicamente el término paraíso, uno se encuentra


con sorpresas maravillosas. El término paraíso procede del latín “paradisus”. Y
éste del griego “paradeisos”. Cuando los Setenta Sabios de Grecia, entre el siglo
II y III a.c., acometieron la gigantesca tarea de traducir al griego la Biblia, el
Antiguo Testamento, se encontraron la referencia a lo que nosotros llamamos el
Jardín del Edén. Buscaron un término que viene del persa, que es la conjunción
de dos palabras, “crear” y “alrededor”. Nosotros no fuimos expulsados del
Paraíso, sino que desde otras Dimensiones mas sutiles, mas angelicales y menos
densas, nos proyectamos a ésta, que es mas densa, para crear alrededor del
Cielo: el entorno que estaba junto a la Cuarta Dimensión, la Tercera, nos hemos
venido aquí para hacer el Cielo en la Tierra una realidad.

A quien esto le pueda sorprender más, señalaros que está presente en


nuestro conocimiento desde hace mucho. Por ejemplo, en el ámbito cristiano, es
simplísimo comprobar leyendo las cartas de Pablo (Segunda Carta a los
Corintios), hay una expresión de él que dice en el capitulo doce (12,2-4), que ha
conocido un hombre que ha sido absorbido al Paraíso. Pero la experiencia le
debe haber llamado tanto la atención que lo vuelve a repetir y, curiosamente, lo
vuelve a repetir todo igual, pero el término Paraíso ya no lo utiliza, sino que
utiliza “Tercer Cielo”. El Tercer Cielo, que parte de los tiempos del segundo
templo de Jerusalén, 525 a.C., era como los cristianos denominaban al Paraíso,
que no era un Jardín del Edén, no era un sitio ubicado en la Tierra,
acompañados de animales en armonía, sino que este término hace referencia al
Cielo, en concreto la parte mas cercana a la Tierra, el Tercer Cielo de los
segmentos en los que dividían el Cielo.

El termino castellano “paraíso” procede del latín “paradisus”, que, a su vez,


proviene del griego “paradeisos” (+αράδεισος), utilizado por la Biblia de los Setenta o Biblia
específicamente en “paerdis” (‫)سيدرپ‬, que es un compuesto de “paer-“, que
significa “alrededor”, y “-dis”, equivalente a “crear”. Por tanto, atendiendo a
su etimología, el “paraíso” remonta su conceptualización a “crear alrededor” o
“crear afuera”, esto es, no tanto a las características del Paraíso mismo, como al
hecho de su función o utilidad para acometer, en su entrono y fuera de él, un
proceso de creación.

Pablo de Tarso se refiere al paraíso en su Segunda Carta a los Corintios y


lo hace como sinónimo de “Tercer Cielo”: “Conozco a un hombre en Cristo que
hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo
sabe) fue arrebatado hasta el Tercer Cielo. Y conozco al tal hombre (si en el
cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) que fue arrebatado al
paraíso” (12,2-4).

El Tercer Cielo es un concepto judeo-cristiano utilizado en la época


denominada del Segundo Tempo (el segundo Tempo de Jerusalén, que tras la
destrucción del primero por Nabucodonosor II, fue comenzado a construir el
año 535 a.c.) que puede ser asociado, según diversas tradiciones, al nivel más
bajo del los siete niveles del Paraíso (Louis Ginzberg, en The legends of the jews,
1909).

Estábamos en el Paraíso, incluso multidimensionalmente lo seguimos


estando, y voluntariamente nos hemos proyectado a este mundo, a esta
Dimensión, para extender el Paraíso, para crear alrededor, para que el Cielo
llegue a la Tercera Dimensión. Cada uno de nosotros es un brote de Paraíso y,
en la medida que activamos nuestra condición divina, estamos haciendo que en
un ámbito denso como es este plano, empiece a brotar una vibración distinta,
que no es de Primera, de Segunda o Tercera, sino que es de Cuarta y Quinta
dimensión.

Todos en el invierno, en el proceso de encarnaciones que hemos vivido


en el plano humano, hemos vibrado en Tercera Dimensión (“mi”, usando el
símil de la escala musical). Lo que estamos haciendo ahora es empezar a vibrar
en Cuarta (“fa”) desde el interior, desde el Corazón. Lo notamos en nuestra
vida cotidiana, empezamos a sentir, a experienciar de un modo diferente. No
hace falta estar demasiado atento para darse cuenta que el ser vivo Tierra está
también vibrando en otra Dimensión. Se está dando un apretón energético, una
aceleración del tiempo. Este apretón energético, son experiencias “duras”, pero
que lo son solamente en apariencia, que son pertinentes en el proceso evolutivo,
para que despierte en nosotros esa nueva vibración, y además, como el tiempo
se está acelerando no tenemos tregua. Estamos viviendo en meses, cosas que
antes necesitábamos años para vivirlas, porque está brotando ya en nosotros ese
ser de cuarta o quinta dimensión. El exterior desde nuestro interior está
cambiando o mutando.
Quiero enfatizar mas en el recuerdo de que en el Paraíso estamos y
“estuvimos”, y voluntariamente nos proyectamos a esta Dimensión, con el
objetivo de “crear alrededor” el Paraíso. Lo hacemos porque al proyectarnos
desde otra, lo primero que ocurre es el desconcierto. Es una Dimensión muy
densa y nos olvidamos de lo que somos. Pero es el que olvido de lo que somos
forma parte de la experiencia, porque para brotar, es necesario que aquí nos
lancemos como semillas.

Incluso estamos haciendo algo más espectacular. Ciertamente estamos


trayendo el Cielo a la Tierra, es decir, estamos transformando la Tercera
Dimensión en Cuarta y Quinta, pero esto tiene un porqué natural más
prodigioso. En el momento que completemos nuestra obra, la Cuarta
Dimensión aterriza en la Tercera; y ésta se desplaza y se mete en Segunda
Dimensión. Pero, además, cuando la Segunda se convierta en Tercera, la
Segunda se desplaza, como si fuera un circulo concéntrico en el agua, y va a la
Primera. Por lo tanto, estamos convirtiendo también la Primera Dimensión en
segunda. Y claro, la Primera lo que hace es expandirse hasta lo que era
puramente “vacío”, que es algo sensacional y divino. Esos son mundos y
nuevas experiencias que estamos creando nosotros habiéndonos salido del
Paraíso y trayendo el Cielo a la Tierra.

Ese recuerdo tiene dos pilares básicos. Es difícil expresarlo con palabras,
lo hago lo mejor que puedo. Son cosas que tenemos en el Corazón y por tanto
os invito a que atendáis a lo que resuena en vuestro interior, que es, aunque nos
cueste todavía trabajo creerlo, divino. Nos cuesta trabajo creer que somos
ángeles, además de otras muchas cosas, porque somos multidimensionales. Los
ángeles son mensajeros, y nosotros lo somos de nuestro propio recuerdo,
estamos recordando la experiencia maravillosa para la que salimos del Paraíso,
para “crear alrededor”. Somos parte integrante de la Creación y somos Uno con
ella, no solo en el sentido de la Unidad, sino también en el de la Unicidad. Y por
lo tanto, somos co-creadores de nuevas realidades, en este plano y en nuevos
que van a surgir en la Creación por nuestro proceso creador en esta tercera
dimensión.

Hay dos elementos que tenemos que tener muy cuenta. Poner el nombre
es propio del viejo mundo, es decir, del que estaba vibrando en Tercera
Dimensión, pero que ya no está vibrando como tal, pero todavía nuestra
comunicación no es de Cuarta Dimensión, no es telepática para que podamos
comunicarnos sin palabras, todavía necesitamos algo que nuestro ser
multidimensional que es verter lo que se siente, lo que se sabe desde el interior,
en cosas exteriores que son conceptos o palabras. Muchos de los presentes
seguros que hacéis meditación o silencio, no solo individualmente, sino en
grupos y ya empezamos a notar ahí hay una comunicación que todavía nos
cuesta digerir, porque claro como no son palabras, todavía se distorsionan, pero
empezamos a sentir cosas y todo el grupo. Permitidme que utilice dos
expresiones en el proceso de cambio vibracional que estamos haciendo, en el
proceso de seres divinos y angelicales que estamos cambiando nuestra
vibración para traer el Cielo a la Tierra y expandir la creación. Pues bien, para
que tengamos claro como se produce permitidme que entremos en dos
expresiones, Despertar Consciencial y Primavera Consciencial.
CAPÍTULO 10
ENCARNACIÓN E ILUMINACIÓN

La “mawjuda illa Llah”

En los anteriores capítulos de Física de la Deidad se ha bebido


permanentemente de la tradición cristiana y en ella se centrará
monotemáticamente el que a éste sigue. Pero el presente capítulo arranca
acudiendo al mundo islámico, en general, y al sufismo en particular, para
ilustrar como el ser humano ha percibido el proceso de abajo a arriba en el
contexto de esta Dimensión dentro de la dinámica álmica general de arriba
abajo.

El objetivo último del sufismo es la unificación de la aparente


multiplicidad en la Unidad Esencial. De acuerdo con las enseñanzas del
sufismo, esto sólo es posible mediante la aniquilación de todas las apariencias
en Allah y, sobre todo, de la apariencia del propio yo. Hay cuatro pasos que
explican el proceso de abajo a arriba que en Tercera Dimensión vivencian las
almas que encarnan en ella dentro de la dinámica álmica global de arriba a
abajo:

+El primero es la no creencia en Allah, esto es, el ser humano que no contempla
en sí mismo ni en el mundo que le rodea ninguna dimensión espiritual o
trascendente, lo que se correspondería, enlazando con lo que se acaba de
exponer, con almas uniconscienciales o almas-personalidad simples o egóicas.

+El segundo es la de la persona que sí es “creyente” y expresa esta en creencia


en la fórmula “mabuda illa Llah” (no hay nada digno de adoración excepto
Allah), manifestación de una alma uniconsciencial o alma-personalidad
compleja (Dios está allí y yo estoy aquí y lo reconozco y adoro). La
multiplicidad se reduce aquí a lo adorado y al adorador e impera la dualidad
puesto que el yo y el mundo, al existir el adorador, aun parece que existe.

+El tercero es la “maqsuda illa Llah” (no hay propósito ni objetivo sino Allah),
señal inequívoca de almas pluriconscienciales simples, es decir, almas que han
superado la visión uniconsciencial, se alinean con la Voluntad del la Fuente,
Padre o Creador y esto les permite trascender de la idea un alma-personalidad
y de una existencia espiritual individualizada. Sin embargo. Aunque expresada
de otro modo, la dualidad persiste. Aunque Allah se convierte en el único
objeto del deseo, en la negación de otros objetos su existencia aun está
implicada y el yo, aún en clave pluriconsciencial, continúa ahí.

+ Y, por último, la “mawjuda illa Llah” (nada existe sino Allah), manifestación
de almas pluriconscienciales complejas que se acercan a almas-Espíritu
La verdadera unidad solamente se sostiene en el tercer nivel “nada existe
sino Allah.” Por tanto el objetivo no solamente debe ser y que no sólo superan
la multiplicidad del deseo y la percepción, sino que encuentran el propio ser
solamente en el Único y Uno Siempre Existente.

En el misticismo islámico el buscador intenta conseguir este objetivo de


unidad mediante un sistema de educación cuyo estadio final es el nivel
de “baqabi Llah” (existiendo en Allah). Existir en Allah es el estado del ser
humano perfecto en el que ya no hay un buscador de la verdad puesto, que el
buscador se ha convertido en la Verdad. Todos los atributos y todas las acciones
pertenecen únicamente a Allah. No hay otra existencia sino la de Él. Todo y
toda las cosas desaparecen en este Ser Singular. El objetivo final es la
experiencia de desaparecer en Él y ser uno con Él: el alma pluriconsciencial
compleja transita el estadio de alma-Espíritu y se vuelva en el Ser Uno, lo que
Es y No Es, el Todo y el Vacío.

Mer-Ka-Ba

La famosa Mer-Ka-Ba, conocida por la Humanidad desde la noche de los


tiempos, sintetiza muy bien el prodigioso proceso creador descrito desde la
limitación de las palabras y el lenguaje tridimensional en los epígrafes
anteriores, de ahí la importancia que a su representación gráfica se le dado
secularmente por la Geometría Sagrada.

Aunque existen diversas transcripciones y enunciaciones (Merkabah,


Merkava, Merkavah,…), generalmente se pronuncia poniendo el énfasis en la
segunda de sus sílabas: Mer-Ká-Ba. Se plasma gráficamente en dos triángulos
equiláteros entrelazados, uno apuntando hacia abajo y otro orientado hacia
arriba, y su interpretación profunda engarza también con la de la reiterada
parábola del sembrador:

+Triángulo orientado hacia abajo: El lado que conforma su base y que se halla,
por tanto, en la parte superior del dibujo, representa específicamente al Ser Uno
y Creador (el sembrador), si bien el conjunto de la Mer-Ka-ba es un símbolo de
Él y de la Unidad intrínseca de cuanto Es. En cuanto a los dos lados que
descienden, representan al Espíritu emanado y expandido (la semilla del
sembrador). Ambos convergen en la punta inferior, que penetra en el otro
triángulo, el dirigido hacia arriba, e intersecciona con su base (simboliza el
Verbo, la tierra de la parábola), poniendo de manifiesto el encuentro vibracional
entre el Espíritu y el Verbo (la semilla que entra en contacto con la tierra).

+Triángulo orientado hacia arriba: Como se ha indicado, su base representa al


Verbo (la tierra); y sus lados ascendentes, al alma surgida de la convivencia
vibracional entre Espíritu y Verbo (el fruto generado por la semilla en conexión
con la tierra), que va creciendo consciencial y vibracionalmente del modo que se
ha enunciado. Los dos lados se fusionan, por último, en la punta superior de
este triángulo, que se introduce en el otro e intersecciona con su base,
mostrando cual conclusión como el ascenso del alma termina volcándola
energéticamente en la Unidad de la Creación.

Con estos fundamentos, el hondo significado de los tres componentes de


la Mer-Ka-Ba es el siguiente:

+Mer es el Espíritu emanado y expandido, que “llena” la totalidad de la


Creación (como el aire o el gas llenan el globo que se puso páginas atrás de
ejemplo). En la protohistoria de la Humanidad, Mer fue contemplado como un
tipo específico de luz o energía de vibración infinita, denominándosele también
Amor. Este conocimiento fue recuperado durante la 18ª dinastía egipcia, en la
época de Akenaton, quien cambió la adoración de muchos dioses por un solo
Dios, Creador de toda la Vida.

+Ba es el Verbo. En Tercera Dimensión configura lo que los seres humanos


denominan materia, incluido su cuerpo físico, aunque hay otras muchas
Dimensiones en las que la condensación del Verbo es menor (más sutil) o
mayor (más densa), dando lugar a una enorme variedad de formas materiales y
modalidades de vida.

+Ka, por último, es el alma, surgida por efecto heterodinaje de la convivencia


vibracional entre Mer (Espíritu) y Ba (Verbo).

Por tanto, la Mer-Ka-Ba, en su conjunto, es la representación global,


completa y cosmogónica de la Creación. Igualmente, a escala humana, sintetiza
la unidad trina del ser humano como Espíritu (Espíritu Santo presente e
inmanente en otra persona), alma (sea uniconsciencial o pluriconsciencial, en
cualquiera de sus numerosas variantes) y cuerpo (Verbo condesando con una
determinada densidad y gradación vibratoria). Así, la Mer-Ka-Ba describe a
cada persona como un vórtice o campo de energía que, siendo uno, aglutina
armoniosamente tres modalidades energéticas, vibracionales y
electromagnéticas: Espíritu, vibración infinita; alma, cuya gradación oscilará
entre la del Espíritu y la materialidad corporal; y corporeidad material,
vibración finita.

Desde esta perspectiva, cada ser humano cuenta con su Mer-Ka-Ba, que
manifiesta su auténtica identidad como vórtice vibracional y electromagnético
en el que la energía fluye cual campo contra-rotatorio, ya que la vibración del
Espíritu (recuérdese que se representa por los dos lados descendentes del
triángulo orientado hacia abajo) y la del alma (los dos lados ascendentes del
dirigido hacia arriba) se movilizan en sentido contrario (como si en un reloj, una
aguja se moviera en el sentido ordinario, de 0 a 12, y otra en el sentido inverso,
de 12 a 0). Y en el centro de tal campo contra-rotario de energía se sitúa el
cuerpo físico, con su baja gradación vibratoria.

Sabiendo lo anterior, el ser humano puede concebir el Mer-Ka-Ba como


una especie de vehículo, valga el símil, en cuyo interior se encuentra,
utilizándolo para acceder y experimentar otros planos de realidad o potenciales
de vida. Por esto, distintas escuelas espirituales se refieren al Mer-Ka-Ba como
campo de energía cristalino compuesto de geometrías sagradas específicas, que
alinean la mente, el cuerpo y el corazón. Y tal campo cristalino rodea al cuerpo
humano, formando un vórtice energético circular-elíptico en torno a él de
muchos metros de diámetro y girando a su alrededor a velocidades que pueden
aproximarse a la de la luz (a mayor velocidad, mayor diámetro).

La posible falta de consciencia de la persona limita grandemente esta


velocidad, llegando, incluso, a parar a casi por completo su movimiento. A la
par, los seres humanos más conscientes, pueden voluntariamente incrementar
la velocidad utilizando la meditación. Para ello, como se mostrará en otros
apartados de este texto a propósito de la llamada Meditación Crística, basta con
concentrarse mentalmente en la Mer-Ka-ba que los rodea, utilizar la respiración

210
consciente, profunda y rítmica como medio para impulsar el movimiento de las
corrientes contra-rotatorias de energía que la configuran y, cuando se empieza a
sentir íntimamente la fuerza vibracional generada, situar toda la consciencia en
el Espíritu que cualquier persona atesora. Se logra así activar por completo la
Mer-Ka-Ba, que alcanza su mayor velocidad y tamaño, visualizándose
energéticamente a escala como la estructura típica de una galaxia o de un
platillo volante.

De esta forma, la Mer-Ka-Ba permite experimentar la conciencia


expandida, conectar con potenciales elevados de consciencia y con otros planos
y Dimensiones, restaurar el acceso tanto a la memoria trascendente como a las
posibilidades infinitas de nuestro ser e integrar equilibradamente los aspectos
femeninos (intuitivos, receptivos) y masculinos (activos, dinámicos) de la mente
y del alma.

¡Toma el mando y Ama!

En términos no del Espíritu que es eterno y se despliega en un momento


presente continuo, sino del espacio/tiempo finito que enmarca el plano del
mundo material que nos rodea y en el que físicamente vivimos, ¿cuánto tiempo
dura el pleno desarrollo del proceso vibratorio de abajo a arriba en Tercera
Dimensión o, lo que es lo mismo, la elevación del grado de consciencia
(“recuerdo”)hasta el mayor nivel que sea posible en nuestra condición de seres
humanos?.

Tal elevación puede producirse en cualquier momento, de manera


instantánea, si la persona adquiere consciencia de lo que es y con legitimidad
afirma “soy el que soy”. En esta toma de consciencia radica la plenitud de
nuestra experiencia de individualidad en libre albedrío. Y está a nuestro alcance
de modo permanente. No es preciso vivir muchas vidas físicas; ni, en cada una,
leer muchos libros o atesorar conocimientos múltiples. El Espíritu que somos es
la Sabiduría misma. Sus dones y frutos están descritos en los libros sagrados -
San Pablo los resume en su Epístola a los Gálatas (5, 22-23): amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza-. Ya tenemos en
nosotros la totalidad de la sabiduría porque somos la Sabiduría.

A menudo, los buscadores se embarcan en una ansiosa y laboriosa


captación de conocimientos que termina por perderlos en un laberinto de
teorías, conceptos y prácticas: que si una escuela dice no sé qué, que si otra
explica no sé cuánto, qué idea tan interesante ésta, qué forma tan original e
intensa de meditar, que si con ese maestro aprendo tal cosa, que si ese otro me
enseña tal otra, que si este libro es magnífico, pues anda que esa página web,…
¡cuánto mal trato y atosigamiento para nuestra mente!. Pero todo es bastante
más sencillo y directo; es cuestión de consciencia: ¡soy el que soy!, una
plasmación de Dios y Dios mismo; no la hoja, sino el Árbol; no ola, sino mar.
¡Entérate de una vez y no sigas dando vueltas a la noria!. El conocimiento
es vacuo; la Consciencia es la expresión absoluta de Ser. Las vías y prácticas, da
igual que se basen en la mente o en la no-mente, son un embrollo para la toma
de consciencia; las técnicas, sean las que sean, un enredo; las experiencias, una
maraña. El momento presente, el aquí y ahora, no ha de ocuparse con
conocimientos, vías, prácticas, técnicas o experiencias. Sólo llenarse con Ser. O,
lo que es lo mismo, con Amor. Cuando ocupas el ahora en algo que no sea
Amor Incondicional a todo y a todos, estás enclaustrando tu Esencia -tu
Verdadero Ser- entre las rejas de la vanidad. Como se pregunta y responde
Salomón en el Eclesiastés (1,2-3), “¿qué saca el ser humano de todo el trabajo con
que se afana sobre la tierra o debajo de la capa del sol?”: “vanidad de vanidades
y todo vanidad”. Si hay Consciencia, Ser es Amor. Si Ser no es sólo y
exclusivamente Amor Incondicional, no hay Consciencia. Todo lo demás, no Es.
Sólo vanidad.

Eres (somos, soy) la Creación, el Creador y el Milagro: desde la


individualidad en libre albedrío y en la tridimensionalidad, tomo consciencia
de lo que soy y de lo que es; y conmigo se expande la Consciencia de la suma de
la que formo parte y, con ello, la Unidad Divina y Multidimensional (es como
un pequeño big-bang, que contribuye a que se expandan más los impactos del
gran big-bang ya examinado). Ya no hay dualidades y triunfa la Unidad.
Reconozco completamente, acepto plenamente y me integro con todas sus
consecuencias en la Unidad Divina a la que siempre he pertenecido y sobre la
que ya soy absolutamente consciente. La Unidad que me hace uno con el Ser
Uno aquí y ahora, que pone de manifiesto mi divinidad recién reconocida,
aunque siempre estuviera ahí, y que modifica las condiciones, circunstancias y
características del mundo exterior en consonancia y coherencia con mi linaje
divinal. Y en consciencia, me ocupo en el ahora de Amar y sólo de Amar, mi
única y portentosa acción, mi Esencia; y, al Amar, todos los poderes divinos son
mis poderes puestos al servicio de llenar de Amor un mundo que tanto lo
necesita.

Comprendo entonces que ya no es tiempo de orar. Cuando se ora –lo


explica, muy bien Domingo Díaz desde su iniciativa de Amor y Consciencia
(AMYCS)- se pide algo o se alaba a alguna deidad de cualquier credo religioso o
espiritual. Esto implica que internamente consideramos que nosotros estamos a
un lado y Dios a otro, lo que es un reconocimiento patente de que la dualidad
está aún anclada en nuestras mentes y sistemas de creencias. Pero ya no es
momento de eso, sino de apagar el piloto automático y permitir que fluya
libremente nuestro Yo profundo y divino; dejar que coja las riendas y asuma el
mando. Y el mando debe ser puesto en práctica mediante órdenes directas que,
emitidas interna o externamente, sean un acto claro, firme y rotundo de
creación; un ejercicio consciente de nuestra divinidad. Es el acto de un Dios con
forma humana mediante el cual define con Amor las condiciones en las que
desea que se desarrolle su vida física y la de su entorno, desde lo más próximo
hasta la globalidad planetaria.

Desde mi divinidad, defino y establezco mis condiciones de vida al


completo y re-ordeno el mundo para que sea el que quiero que sea. Mis deseos
ya no son anhelos humanos, sino la emanación del Amor y la sabiduría que
están en mí como consecuencia de esa recién recuperada consciencia de
divinidad. Es el momento de decretar como un Dios humano y de re-ordenar la
vida y sus circunstancias; de ejercer el poder de nuestra divinidad con
responsabilidad, consciencia y Amor y con la convicción de que todos los
decretos serán cumplidos a la mayor brevedad posible.

La fuerza y el poder de la orden tienen su origen en la fuerza y el poder


de nuestra propia convicción en lo decretado. Y esta convicción se ejecuta tanto
al emitir la orden como a partir de ese momento, pues se debe vivir como si el
decreto ya se hubiera cumplido, con todas sus consecuencias. Si uno decreta,
pero no vive de acuerdo con la orden, es porque en el fondo no cree en el
ejercicio de mando que acaba de realizar. Hay que insistir otra vez: al creer,
estoy creando; ¡cuando creo, creo!. Y el creer consciente en la divinidad que soy
es el crear divino, el verdadero origen del poder creador del Dios que todos
somos.

La encarnación en una “cadena de vidas” (“reencarnaciones”)

Sin embargo, al ser humano le apasionan los laberintos. Hasta la


felicidad la ha convertido en el laberinto con el que comenzaron estas páginas.
Aturdido por los engatusamientos de la materialidad, no logra fijar la atención
en lo único que la merece: su propio Ser; Amor. Y anda distraído cual mariposa
de flor en flor, de día en día, de año en año, de vida en vida. Por ello, la
dinámica vibratoria interactiva precisa comúnmente para su desarrollo de una
“cadena de vidas” físicas.

No es que el Espíritu salga y entre del plano humano de manera


intermitente, pues el Espíritu está inmanente en él (“desciende” a él una vez:
encarnación). Sucede, simplemente, que el desarrollo de la dinámica vibratoria
interactiva por la que se eleva la gradación consciencial suele requerir de un
tiempo –vivencias, experiencias- que va más allá de lo que nuestros sentidos
perciben como una vida, es decir los años que van del nacimiento a la muerte
física. De ahí que la encarnación del Espíritu en el plano material humano y la
dinámica vibratoria interactiva se plasman y se desenvuelven en lo que desde
nuestra perspectiva es una cadena de vidas físicas. Algunas religiones llaman
“reencarnaciones” a la presencia del Espíritu Santo en cada una de estas vidas,
pero hay que insistir en que la encarnación es una y sólo una, por más que la
dinámica vibratoria discurra por una cadena de vidas.

En este discurrir, el Espíritu es siempre Él, sin cambios. Tiene como fiel
compañera al alma -bisagra y batería energética de acoplamiento del Espíritu en
el cuerpo-, que también es siempre la misma (un tercer campo vibratorio
generado por la convivencia vibracional entre Espíritu y cuerpo), si bien su
potencia vibracional tiende a ir “in crescendo” en la medida en la que recibe y
acumula los impulsos vibratorios de los aumentos del grado de consciencia
(frecuencia de corte) –sin descartar, por supuesto, decrementos conscienciales-
por los estadios de conciencia y experiencias disfrutados en cada vida y en la
cadena de vidas físicas. Lo que sí cambian son el cuerpo y las vidas físicas,
eslabones en la cadena de vidas en la que el Espíritu despliega su encarnación y
el alma su evolución (o involución) vibratoria.

En cada uno de estos eslabones, aunque el Espíritu y el alma son los


mismos y el cuerpo es lo único que cambia, se impone lo que algunas
tradiciones espirituales llaman “Ley del Ínferos” o “Encadenamiento a los
ciclos de la materia”: la carencia de memoria de lo vivido y avanzado
vibracionalmente -en consciencia, conciencia y experiencias- en las vidas físicas
precedentes. Se trata de una ley cosmogónica cargada de sentido común. El
recuerdo de todas nuestras vidas y experiencias anteriores atoraría nuestra
posibilidad de elevación consciencial; nos bloquearía por la dimensión y
enorme intensidad de lo vivido. De ahí que las personas –Espíritu, cuerpo y
alma- no nos acordemos de las vidas anteriores o reencarnaciones por las que
Espíritu y alma han transitado en el desarrollo de la encarnación inmanente del
primero en el plano humano.

El cuerpo, en el que radica la mente y la memoria, no las vivió. El


Espíritu, por su parte, Esencia y vibración pura, está más allá del tiempo y la
remembranza. Y el alma, que sí acumula energética y vibracionalmente la
cadena de vidas recorrida (por esto algunas escuelas iniciáticas la llaman “alma-
personalidad”), lleva a cabo una especie de rememoración selectiva, pues en la
nueva vida física activa exclusivamente aquellos componentes y recuerdos
precisos para las experiencias conscienciales y concienciales que, en libre
albedrío, tocan vivir (en el próximo epígrafe se señalará cómo el alma
implementa tal activación en nuestro ADN). Es como si guardásemos todas las
experiencias acumuladas a lo largo de la cadena de vidas en una especie de
disco duro, pero mientras unos archivos están “activos” (consultables,
utilizables), otros permanecen “ocultos” (no son accesibles). Incluso cuando una
persona acomete prácticas de regresiones o progresiones a otras vidas –son
muchos los textos que se ocupan de ello, por ejemplo, Todos somos inmortales, de
Patrick Drouot (EDAF; Madrid, 1989)-, accederá únicamente a aquellas vidas y
recuerdos que le sean consciencialmente útiles para las experiencias que en la
nueva vida corresponden.

No obstante, aún sin memoria estricta de otras vidas, cada nueva vida
física es un reflejo exacto de lo acontecido en aquéllas. Valga el símil de un día
cualquiera de nuestra vida actual. Obviamente, al levantarnos por la mañana
nos disponemos a vivir una serie de experiencias y acciones que están en
función de lo vivido los días anteriores y las semanas, meses y años previos:
gran parte de lo que viviremos a lo largo de las siguientes horas tiene su causa
(relación causa-efecto) en lo ya vivido en el pasado. Pues bien, lo mismo ocurre
en cada nueva reencarnación o vida física (como si fuera un nuevo día), con la
importante diferencia de que no recordamos las otras vidas (en el ejemplo, los
días, semanas, meses y años precedentes).

Todo lo cual ocurre, además, con un telón de fondo que es un exponente


más de la íntima unión de cuanto existe y, en este caso, de la que hay entre cada
uno de nosotros y el planeta del que formamos parte y en el que vivimos. Se
trata de algo francamente maravilloso y que se relaciona con el hecho, bien
conocido por la geología, de que la mayor parte de la formación rocosa de la
Tierra, especialmente en la corteza, es roca cristalina. Y estos cristales tienen una
funcionalidad no sólo física o material, sino también sutil y trascendente que
enlaza con una serie de características y capacidades de cristales y biominerales:
conservan la energía, tienen memoria, son un banco de recuerdos.

¿Recuerdos?, ¿de qué?. De cada uno de nosotros, de nuestro Yo


verdadero y de sus experiencias a lo largo de la cadena de vidas físicas. La
totalidad de lo que hacemos se registra en este planeta como energía y
permanece en el entramado cristalino. La globalidad de lo que hemos hecho
colectivamente durante todas las vidas permanece en el planeta como una
vibración superior. Esta energía es extraordinaria. Y es la fuerza por la que la
elevación del grado de consciencia de cada ser humano contribuye a aumentar
la consciencia de la suma a la que pertenecemos y, a través de ello, expande la
consciencia de la Unidad.

En tal estructura cristalina se conserva, en términos energéticos, todo lo


que cada uno espiritualmente ha hecho y aprendido durante sus vidas físicas en
este planeta. Como si fueran los anillos de un árbol, cada vida está representada
ahí; es la esencia de todas las vidas experimentadas por cada uno esperando la
siguiente. Y es que -como enseñan distintas tradiciones y han subrayado
contemporáneamente canalizaciones como las de Kryon (www.kryon.es)- en el
instante en que nace un bebé, se activa una estructura cristalina en la “Cueva de
la Creación”: la Tierra sabe que el alma, si es “vieja”, retorna otra vez para
seguir su encarnación en la cadena de vidas; o que, si es “nueva”, inicia este
peregrinaje. Y en el caso de las almas viejas, en la estructura cristalina está toda
la información de las vidas anteriores esperando la nueva reencarnación.

No debe olvidarse que el Ser profundo o Yo verdadero siempre es el


mismo, por lo que todas las vidas pasadas no son extrañas a tu Mí Mismo. Y en
cada nueva vida, esa estructura cristalina se activa y está a nuestra disposición
para ver, para recordar, incluso para recuperar algunos de los talentos con los
que ya contábamos antes (se denomina “excavar en el registro afásico”, lo que
enlaza con lo que se examinará sobre el “Akasha” en el Módulo 9). Si un ser
humano empieza a plantear preguntas espirituales, todo lo que aprendió a
través de las edades regresa a él; nada se perdió y, si no quiere, no tiene que
volver a aprender ni pasar por nada otra vez. Aún con la Ley de Ínferos en
juego, cuando se comienza a abrir esa puerta, la intuición muestra lo que ya se
ha aprendido.

Todo ello se produce en estricto cumplimiento de la Ley de la Creación.


Así es tanto en lo grande como en lo pequeño, en lo que no se ve como en lo
conocido, pues una es la Ley e infinitas sus manifestaciones. No hay que
sorprenderse de nada. Forma parte de las leyes por las que discurre la Creación,
incluida la Ley de Ínferos que rige la inmanencia del Espíritu en las gradaciones
vibracionales de la materia y el aumento de la frecuencia vibratoria del alma.

La elección de cada nuevo eslabón en la cadena de vidas

Por lo expuesto, en el tránsito entre vidas que erróneamente llamamos


muerte, nuestro Yo profundo y el alma eligen el nuevo eslabón –el cuerpo y la
vida, el yo y mis circunstancias- en el que tendrá continuidad la cadena de
vidas que constituye la encarnación. La elección se hará en función de los
requerimientos de la dinámica vibratoria interactiva y dependiendo, por tanto,
del grado de consciencia alcanzado; y de los estados de conciencia y
experiencias que correspondan ser vividos para aumentar el nivel consciencial.

Para el Espíritu y el alma, cada nacimiento físico es meramente la idea de


que “tengo este cuerpo”; y la muerte no es más que la de que “ya no tengo este
cuerpo”, pasando a estar en otro. Cuando un cuerpo fallece, Espíritu y alma
pasan a uno “nuevo” y a otra vida física, esto es, a otro eslabón de la cadena de
vidas en las que se plasma su presencia subyacente en el plano humano
(encarnación). Y en el tránsito en sí, cuya duración en términos de nuestra
temporalidad tarda años, se afloja el encadenamiento a los ciclos de la materia.
Esto permite a nuestro Yo profundo (Espíritu) y al alma ponderar con exactitud,
por decirlo de algún modo, el nivel logrado en la elevación del grado de
consciencia, de lo que es un fiel indicador la gradación vibracional alcanzada
por la segunda. Con esta base, se selecciona el siguiente cuerpo, vida y estadio
de conciencia (hay que volver a subrayar que, para facilitar el entendimiento
del proceso, puede hablarse de reencarnación, aunque en el conocimiento de
que encarnación sólo hay una).

El alma es el resultado de la convivencia vibracional y el efecto de


heterodinaje entre la vibración pura del Espíritu y la densa del cuerpo. Su rango
vibratorio,"acumulado(a lo largo de las experiencias previas, indica como si de
una especie de termómetro se tratara el grado de consciencia alcanzado. Y la
nueva reencarnación deberá ser en un cuerpo y una vida que posean las
características energéticas ajustadas al nivel vibratorio ya logrado. Verbigracia,
sí el alma ha conseguido una mayor cota vibracional porque en vidas
precedentes se ejercitaron conductas (estadio de conciencia y experiencias)
cercanas a la naturaleza divina (Amor), el nuevo cuerpo y vida contarán con un
perfil apto (nuevo estadio de conciencia y novedosas experiencias) para lograr
otra vez el aumento del grado de consciensia0a través de la continuidad y
fomento de esas cualidades y comportamientos (expresado, obviamente, en
cuanto a potencial e inclinaciones, pues en cada vida rige el libre albedrío y
nada está determinado).

La elección de la siguiente reencarnación (estadio de conciencia y sus


consiguientes experiencias esenciales) tiene lugar antes de que la misma se
concrete en un nuevo cuerpo, previamente a que el embrión de éste se halle en
el vientre de su madre. Los que serán los rasgos esenciales de su vida y los
valores a desarrollar quedan configurados en ese estado de la existencia previo
a la maternidad en el que el alma y el Espíritu preparan su nuevo escenario
experiencial. Se entiende así mejor el auténtico significado de la respuesta “soy
lo que decido ser”, que se recoge en el Módulo 1 a propósito de la primera
pregunta –“¿quién eres?”- formulada en el libro El laberinto de la felicidad. Nos
encarnamos en cada vida física con una especie de “plan de vida” ajustado al
grado consciencial de partida, aunque después las experiencias en los
correspondientes estadios de conciencia puedan llevarnos por otros derroteros.

Y también este es el instante inefable en el que, como síntesis de una


perfecta sincronización, se produce el encuentro entre el alma y las otras almas
(el Espíritu es uno, el mismo) que en otros cuerpos físicos serán sus
acompañantes y colaboradoras en la vida material que se va a iniciar. Tal
confluencia entre almas es mucho más que una experiencia gozosa. Es la
aceptación mutua de las respectivas funciones y relaciones en el nuevo eslabón
de la cadena de vidas para que cada cual cumpla con lo que constituye el
propósito de su reencarnación. De hecho, es común que a lo largo de distintas
vidas físicas las almas se reencarnen en grupos, es decir, manteniendo y
extendiendo sus relaciones e interacciones de apoyo consciencial, aunque
asumiendo papeles y roles distintos (tu madre en una vida puede ser, por
ejemplo, tu hijo en otra; tu actual pareja, tu futuro hermano; o tu amigo de hoy,
tu abuela en el mañana).

En definitiva, como también ha resumido Kryon, antes de nacer sabemos


las potencialidades y los atributos kármicos que vamos a disfrutar y las
experiencias energéticas y vibracionales que viviremos en primera persona: ya
estaban aquí como potencial y entramos de nuevo en el plano humano para
vivirlas. E, igualmente, antes de venir conocemos los potenciales de las
personas con las que nos vamos a encontrar: las sincronicidades con aquéllos
con los que tendremos encuentros y, dentro de esto, escogemos a nuestros
padres y ellos a nosotros. Cuando estamos al otro lado del velo, en la dimensión
de la inmortalidad, que es la del Espíritu que somos, se eligen desafíos para
poder enfrentarlos y resolverlos. Nadie vino aquí a sufrir, sino a desentrañar el
rompecabezas de la vida. Y los buscadores están interesados en desentrañar la
vida, en abrir la caja de la verdad. Aquí está: cada uno de nosotros es un pedazo
del Creador y, por tanto, Dios mismo. No procedemos de ningún lugar. El
Espíritu, no está en un lugar. Dios “es”. Y siempre fuimos; ya “éramos” antes de
que se creara el Universo. Elegimos venir a la Tierra por una razón que, en
realidad, no tiene tanto que ver con este planeta como con el Omniverso:
desplegar nuestras energías en la Tierra para elevar nuestro grado de
consciencia, logrando así la expansión de la suma a la que pertenecemos y, por
medio de ello, la expansión de la consciencia de la Unidad.

El momento preciso en el que el alma conforma su unión con el nuevo


cuerpo físico, haciendo de bisagra con el Espíritu, va ligado a la fecundación del
nuevo ser humano. Como es sabido, la fecundación es la unión de dos células
sexuales o gametos (el espermatozoide masculino y el óvulo femenino) en el
curso de la reproducción sexual, dando lugar a la célula cigoto donde se
encuentran reunidos los cromosomas de los dos gametos. Y de la multiplicación
celular del cigoto (2, 4, 8, 16, 32,… células) parte la formación del embrión. En
este orden, la ciencia actual comienza a hablar de unas células madres o base
celular del nuevo ser, que son exactamente las 8 primeras. De hecho, el avance
celular de 2 a 4 y de 4 a 8 es muy rápido, mientras que al llegar a 8 se produce
una especie de parada en el camino antes de pasar a 16 y continuar la
multiplicación.

Pues bien, es en ese estadio -cuando el embrión está configurado por las
8 células madre- en el que el alma se asocia al cuerpo y, además, inyecta
divinidad en el ADN y, como se apuntó en el epígrafe precedente, implementa
en él -en dos capas interdimensionales llamadas “Registro akásico del ADN”-
los componentes y recuerdos de otras vidas precisos para las experiencias
conscienciales y concienciales que, en libre albedrío, corresponden ahora vivir.
Por esto, algunas tradiciones espirituales denominan a esas 8 células las
“Células del Alma”, lo que explica, a su vez, la importancia que al 8 y al
octógono le han otorgado históricamente distintas escuelas iniciáticas.

Es así como alma y cuerpo quedan asociados en el estadio celular citado,


que algunas corrientes iniciáticas llaman “Viento del nacimiento”. No es un
sitio, sino una energía divina; y en el que también el Espíritu, eterno e
inmutable, desempeña su papel, pues, siendo multidimensional, mantiene su
presencia tanto inmanente en la tridimensión de nuestra corporeidad –Espíritu
Santo- como en la interdimensionalidad. Algunas tradiciones indican al
respecto que el Espíritu se escinde, pero tal cosa no es posible, dada su
inalterabilidad. Lo que sí acontece es que su presencia subyacente en la
materialidad no impide su realidad multidimensional.

Se podría expresar coloquialmente que no todo el Espíritu se transfiere al


ser humano y que una parte se queda residiendo al otro lado del velo. La
creencia en los guías espirituales responde precisamente a este hecho: la
naturaleza multidimensional del Espíritu hace que, estando en la
tridimensionalidad -plano humano- y en cada persona (Espíritu Santo), también
permanezca en la interdimensionalidad, actuando como guía espiritual
(incluyen, verbigracia, los “Ángeles de la Guarda” de la religión católica). Tus
guías son Tú Mismo, tu Mí Mismo. La multidimensionalidad del Espíritu y, por
ende, de nuestro Ser interior hace que nunca estemos solos. Y cuando nos
sentimos en soledad o abandonados, podemos estar seguros de que la hermosa
energía de los guías está a nuestro alrededor esperando que le demos permiso
para actuar.

Final del “gran olvido”: la Iluminación

La encarnación inmanente del Espíritu en el plano humano culmina cuando


alcanza su cénit la dinámica vibratoria interactiva y el alma alcanza el mayor
rango consciencial y vibratorio posible en el plano humano. La vida física en la
que esto se consigue habrá sido en un ser humano con consciencia sobre su
dimensión espiritual, con discernimiento acerca de lo que “es” y “no es” y
plenamente consciente de su verdadero ser: ¡soy el que soy!. Ha superado el
“gran olvido” y se contempla por fin como lo que realmente es: Dios mismo o,
si quiere, un “estado de Dios”.

San Bernardo describió muy bien a un hombre o mujer así: “aspira


tranquilo a las bodas del Verbo (…), deja de temer iniciar una alianza de
comunión con Dios (…) ¿A qué no podrá aspirar con seguridad ante él si se
contempla embellecido con su imagen y luminoso con su semejanza?. ¿Por qué
puede temer a la majestad, si su origen le infunde confianza?. Lo único que
debe hacer es procurar conservar la nobleza de su condición con la honestidad
de vida; esforzarse por embellecer y hermosear con el digno adorno de sus
costumbres y afectos la gloria celestial que lleva impresa por sus orígenes » (San
Bernardo; SC 83:1).

La presencia subyacente del Espíritu es tan viva, pujante y poderosa que


el ser humano disfruta de la Unidad Divina. El ego y sus apegos, el piloto
automático, queda absolutamente desactivado y el Yo profundo toma el mando
de la vida, centrada en el momento presente, el aquí y ahora, y ocupada sólo en
Ser y, por ende, en Amar. Se produce la experiencia maravillosa de la
consciencia plena, la “Iluminación” interior: se constata y se comprueba
radicalmente que lo que afanosamente, a lo largo de tantas (vidas o
reencarnaciones, se buscaba fuera de uno mismo, a través de los anhelos y
deseos de la materialidad, en verdad lo tenemos en nuestro interior, nuestro
auténtico Yo, Dios mismo y su Felicidad.

Tal como ya se recogió en la primera parte de este texto, de manera


espectacular lo describió San Agustín: “Tarde os amé, hermosura tan antigua y
tan nueva, tarde os amé. Y he aquí que Vos estabais dentro de mí y yo de mí
mismo estaba fuera; y por defuera yo os buscaba. Y en medio de las hermosuras
que creasteis irrumpía yo con toda la insolencia de mi fealdad. Estabais
conmigo y yo no estaba con Vos. Manteníanme alejado de Vos aquellas cosas
que si en Vos no fuesen, no serían. Pero Vos derramasteis vuestra fragancia, la
inhalé en mi respiro y ya suspiro por Vos” (Confesiones, Libro X, 27).

El cambio de tornas que la “Iluminación” representa es completo: ahora


es la fuerza vibracional del Espíritu la que contagia y “tira” vibracionalmente
hacia arriba de la materialidad, y no al revés. Este intenso tirón vibratorio que la
dimensión espiritual da a la dimensión material lo experimenta el alma, que
gozará de toda la energía vibracional que ha ido acumulando durante la
dinámica vibratoria interactiva y la cadena de vidas en la que ha estado
adherida a la materia; y estará lista para pasar a otros planos de existencia de
mayor frecuencia vibratoria (como se examinará más tarde, especialmente en el
epígrafe sobre el “Juicio Final” del Módulo 8, el paso del alma a otro plano
existencial y vibracional no suele ser “individual”, de un alma específica, sino
en un contexto de unidad con las almas de los demás seres humanos,
produciéndose un salto consciencial colectivo de almas que están
energéticamente preparadas para ello).

Se trata de algo fascinante. Como se ha insistido, todo comienza “de


arriba hacia abajo” y tiene su correlato “de abajo hacia arriba”: una colosal
dinámica que evidencia la unión entre Creador y Creación, sin separación
alguna, con la consciencia como hilo conductor y el Amor como energía
nutriente.

La expansión de la consciencia del ser humano expande, así, la propia


Creación, haciendo que la Creación sea Creadora y unificando Creador y
Creación. Figuradamente, el Espíritu (“Hijo”), por su presencia inmanente en la
materialidad, habrá desarrollado el pacto de amor (“sacrificio”) que hace
posible la resurrección de la materia (“carne”) mediante la elevación de la
gradación energética del alma (surgida precisamente de la convivencia
Espíritu/materia) hacia otros planos vibracionales (“Cielo”) cada vez más
próximos a la calidad vibracional pura e infinita de la Esencia divina (“Padre”).

Como ya se enunció, la indisoluble identidad entre Creador y Creación,


por lo que la Creación es, a la vez, Creador, explica la traducción “Yo resultaré
ser lo que resultaré ser” de lo que Dios indicó a Moisés en el versículo 3,14 del
Libro del Éxodo. En el Ser Uno, “Yo soy el que soy” y “Yo soy el que resultaré
ser” no sólo no chocan ni se contradicen, sino que se fusionan de manera
armónica, hermosa, maravillosa. La consciencia es la base de la fusión; y el
Amor, la energía que la nutre: la Consciencia Perfecta desencadena el proceso
“de arriba hacia abajo”; y la toma de consciencia en el ámbito de reducida
gradación vibracional de lo Manifestado (mundo material, cuerpo humano,…)
produce una especie de rebote consciencial “de abajo hacia arriba”.

Hijos de Dios, no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él

220
Dios mira por nuestros ojos y camina con nuestros pies. Pero lo hemos
olvidado y nuestra existencia se convierte en dramática, no por causa de una
pérdida, sino por un gran olvido. Si Dios escribiera la historia de la humanidad,
enseñaría cómo se extendió a sí mismo haciéndose múltiple sin dejar de ser
Uno; y cómo, para lograrlo, estableció la ilusión de la separación que da
consistencia a su multiplicidad. Constataría que el ser humano es fruto de su
misma Esencia, porque es Él mismo hecho visible. Y confirmaría que no fue
creado o hecho por Él, sino que es un estado de Dios y, por lo tanto, testimonio
de su eterna Inmanencia. Esta es nuestra grandeza: mi título de Hijo de Dios
señala la más alta dignidad imaginable, no porque nos haya creado Él, sino
porque somos Él.

Esta es la auténtica realidad, el orden natural en el que se establece el


pacto de amor que precede a la encarnación. Su reconocimiento sobrecoge y
cambia radicalmente la visión del mundo y de nosotros mismos. Nada puede
seguir siendo igual para aquél que ha accedido a tan suprema verdad. No
somos resultado del error, ni pesa sobre nosotros vejación alguna. Todo es
santo, inocente de culpa, bienaventurado. No hay trasgresión ni condena, sino
manifestación de Dios. Este es el sublime pacto de amor que nos trajo al mundo.

Y cuando en nuestro corazón sentimos el ansia de liberación es, en el


fondo, la advertencia de que la misión está cumplida, que la dinámica
vibratoria interactiva está llegando al culmen. Pero su realización no significa
una victoria sobre el estado de encadenamiento -nada hay que vencer donde
todo es la Voluntad de Dios-, sino el cumplimiento de la misión creadora:
expandir la consciencia para que se expanda la Consciencia de la Unidad.

Llegado a este punto, el ser humano, consciente de su verdadero Ser y


presto a volcarse en la Unidad a la que siempre ha pertenecido, comprende bien
que la liberación no es una pericia individual ni una práctica puntual, sino el
estado del Espíritu que realiza conscientemente a Dios en la materia. La
liberación va mucho más allá de una experiencia personal y provoca una
expansión de la consciencia en toda la Creación: un crecimiento cualitativo de
todo hacia la Consciencia de Ser y el reconocimiento de Ser Dios. Así de
maravillosa es la Creación surgida del “big-bang” analizado en capítulos
precedentes. La expansión de la consciencia en las distintas dimensiones de
existencia que constituyen la Creación genera múltiples “big-bangs” y
transforma la Creación en Creador: Creador&Creación; Creación&Creador.
CAPÍTULO 11
CRISTO Y PLAN CRÍSTICO

Cristo: Hijo de Dios

Retomando parte de los contenidos formulados en los capítulos previos


de Física de la Deidad, el Ser Uno, en su estado natural de Consciencia Perfecta,
Concentración Completa y Experiencia Integral de Ser y No-Ser, actúa cual
Padre o Principio Único (“big”) de la Creación a través de la Emanación y
Expansión (“bang”) de su Esencia o Espíritu, su “Hijo” en términos metafóricos,
que comparte tu esencia y cualidades y que “uno con el Padre”. Y éste, a su vez,
genera el Verbo, que le acompaña en su expansión.

Con este telón de fondo, se puede entender la figura de Cristo, que


distintas tradiciones espirituales, utilizando nombres muy distintos, identifican
como el Hijo de Dios y que en el ámbito del cristianismo está indisolublemente
asociado a Jesús de Nazaret. A él se refieren los textos evangélicos, tanto
canónicos como apócrifos, con los apelativos de “Mesías” y “Cristo”. ¿Qué se
quiere expresar exactamente con ellos?. Para entenderlo en toda su envergadura
hay que examinar separadamente, aunque estén estrechamente ligadas, la
figura de Cristo y la de Cristo-Jesús. Y como se verá de inmediato, mientras la
primera está referida y es homologable al Espíritu del Ser Uno emanado y
expandido, la segunda es la encarnación de Cristo en una persona que gozó por
ello de la excepcional cualidad de una dimensión espiritual (Espíritu y alma)
puramente crística, a diferencia de lo común y normal entre los seres humanos,
en lo que el Espíritu sí tienen cualidad crística, pero el alma no.

Para empezar, hay que tener en cuenta que en los idiomas hebreo y
griego, los términos “Mesías” y “Cristo” pueden ser traducidos como
“Ungido”. Un convencimiento que ha estado presente entre los cristianos de
todas las épocas: Jesús era el Ungido, el Escogido de Dios, el Caudillo
prometido que Isaías contempló en su visión (Isaías, 55:4), sobre el que las
Escrituras vierten profecías y a quien los judíos de la época esperaban con gran
expectación (Lucas 3:15). Y su condición de Ungido se escenifica muy
particularmente en su Bautismo por Juan y en la escena de la Transfiguración.

Con relación a lo primero, Mateo (3:16-17) relata como inmediatamente


después de que Jesús saliera de las aguas del río Jordán, los cielos se abrieron y
descendió sobre él como paloma el Espíritu de Dios, oyéndose una voz que
decía “este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”. Así fue ungido Jesús, a
quien el pasaje -y en expresión de Dios mismo- identifica como Hijo de Dios.

En cuanto a la Transfiguración, en este caso son Mateo (17:1-6), Marcos


(9:1-8) y Lucas (9:28-36) los que citan en sus Evangelios como Jesús tomó a sus
discípulos Pedro, Jacobo (Santiago, hijo de Zebedeo) y su hermano Juan y los
llevó al Monte Tabor, un gran montículo de forma redondeada que emerge en
el valle de Esdrelón o Jezrael, no lejos de Nazaret. Allí, mientras oraba, se
transfiguró delante de ellos: la apariencia de su rostro cambió y resplandeció; y
sus vestidos se volvieron deslumbrantes y muy blancos, como la nieve o la luz.
Y se les aparecieron Moisés y Elías rodeados de gloria; y hablaron con Jesús de
su partida y de lo que iba a cumplir en Jerusalén. Y en este escenario, cuando
Moisés y Elías se alejaban y junto a Jesús quedaban sólo sus tres discípulos, una
nube de luz los cubrió y desde ella se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo
amado; a él oíd”.

Para su mejor comprensión, tanto el Bautismo como la Transfiguración


han de ser puestos en correlación con otras descripciones bíblicas. Por ejemplo,
con la visión de Miqueas, quien dejó escrito que de Belén saldrá aquel “cuyo
origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido”
(Miqueas, 5:2); o con el Libro de la Revelación o Apocalipsis, cuando indica que
Cristo fue “el principio de la Creación por Dios” (3.14), es decir, formó parte de
su primera obra creadora. Aunque quizá sea en la Carta dirigida a los cristianos
de la ciudad de Colosas (en la Turquía actual) o Epístola a los Colosenses donde se
enuncia con mayor rotundidad: Cristo “es la imagen del Dios invisible,
primogénito de toda la Creación” (1:15); “él es anterior a todas las cosas” (1:17).
“él es el principio (…) el primero en todo” (1:18). Y en el Libro de Proverbios
(8:22), es Cristo, bajo la forma de la Sabiduría, quien habla en primera persona:
“Jehova mismo me produjo como el principio de su camino, el más temprano
de sus logros” (8:22); “desde tiempo indefinido fui instalado, desde el
comienzo, desde tiempos anteriores a la tierra” (8:23).

Todo lo cual permite constatar que con la expresión “Cristo” (calificado


también en la tradición cristiana como el “Señor”) se está haciendo realmente
mención al Espíritu emanado y expandido (“engendrado”) del Ser Uno, su
Esencia (“imagen de Dios invisible”) y su primera creación (“primogénito de
toda criatura”, “el más temprano de sus logros”). El Verbo, en cambio, se
genera por medio del Espíritu y carece de tal primogenitura. Y las almas surgen
de la convivencia vibracional entre el Espíritu y el Verbo.

El Antiguo y el Nuevo Testamento contienen igualmente citas que indican


como el Espíritu (Cristo) genera el Verbo, la vibración finita de cuya
condensación provienen los mundos, todas las cosas materiales, en sus muy
distintos grados de densidad, y la globalidad de las modalidades de vida que
habitan el Omniverso y el Cosmos. Verbigracia, la mencionada Epístola a los
Colosenses declara con relación a Cristo que “por medio de él todas las otras
cosas fueron creadas en los Cielos y sobre la Tierra, las cosas visibles y las cosas
invisibles (…) todas las otras cosas han sido creadas mediante él” (1:16); “por
medio de él se hizo que todas las otras cosas existieran” (1:17). Y en el Génesis,
es a Cristo a quien Dios se dirige al expresar “hagamos al hombre a nuestra
imagen” (1:26). Allí estaba el Hijo primogénito, al lado de su Padre y
colaborando activamente con él en la obra creadora. Y volviendo al Libro de los
Proverbios, dice Cristo: “llegué a estar a su lado (de Dios) como un obrero
maestro (…) y estuve alegre delante de Él todo el tiempo” (8:30).

Conjunto de consideraciones y afirmaciones que conducen a la reseñada


conclusión de que, en la Creación, el Verbo no es “creación directa” del Ser
Uno, sino que surge asociado al Espíritu emanado y expandido. Lo que conlleva
intrínsecamente una distinción entre aquello que el Ser Uno engendró
directamente –su Espíritu, su Hijo, Cristo mismo, Energía Crística o Amor- y lo
que creó no de manera directa, sino por medio de Cristo -la vibración finita
(Verbo) que acompaña a la emanación y expansión del Espíritu-. Este es el
origen de todo lo visible (Verbo condensado en modalidades vibratorias densas
que entran en la franja frecuencial que los sentidos físicos humanos perciben) e
invisible (Verbo condensado en modalidades vibratorias más sutiles de las que
los sentidos humanos no se percatan) tanto en la Tierra como en el Cielo.

Y como se abordó en el epígrafe dedicado a la convivencia vibracional


entre la frecuencia infinita del Espíritu y la finita del Verbo, el Espíritu, Cristo,
creación directa del Ser Uno, llena absolutamente la Creación y es Uno,
mientras que el Verbo, creación indirecta y generado por el Espíritu, ocupa una
“parte” de la misma y, siendo uno, se condensa en multitud de modalidades
vibracionales (cuerpos, formas de vida, mundos, Universos,…) que admiten ser
diferenciados por su gradación frecuencial. Y en cada una de estas modalidades
se encuentra inmanente y subyacente el Espíritu, Cristo mismo, llenando cuanto
existe y Es.

SER UNO

No-Nombre Espíritu, Hijo, Cristo Verbo


+Increado. +Emanado (engrendrado) +Creación “indirecta”.
+”Vacío”. +Vibración infinita. +Vibración finita.
+Uno. +Condensado en
+Llena toda la Creación. infinidad de modalidades
+Inmanente en todas y vibracionales.
cada una de las +Ocupa “parte” de la
modalidades vibratorias Creación.
en las que el Verbo se
condensa.

Por tanto, Cristo habita como Espíritu Santo, el Espíritu de Dios


inmanente, en toda la Creación y modalidades vibracionales y, por tanto,
también en cada ser humano. Y la presencia interior de Cristo que tantos
místicos y tantos cristianos anónimos han sentido a lo largo de la historia y
sienten ahora no es una locura ni una fantasía de la imaginación: en el “interior”
de cada persona fluye la vida divina de Cristo de forma íntima y eminente. Y
esta presencia configura la puerta de entrada de Cristo hacia los hombres y
mujeres, su morada esencial dentro de cada persona. Tomar consciencia de este
portentoso hecho está al alcance de todos los seres humanos y los diferencia de
otras formas de vida existentes tanto en la Tierra (animales, plantas,…) como
fuera de ella. Y gracias a la presencia de Cristo en cada persona, ésta puede ser
elevada por el Señor hacia él y hasta en los niveles más profundos de la mente y
el carácter. Por eso la Humanidad puede creer en él, amarle y, por consiguiente,
percibirle, por más que esta percepción supere el pensamiento, trascienda el
intelecto y desborde la racionalidad.

Cristo-Jesús

Como se viene insistiendo, el Padre es Increado, mientras que el Hijo


emana de Él. Por lo demás Cristo, Hijo amado y fiel, comparte todos los
atributos del Padre. Por esto, adquirir conocimiento acerca de Cristo equivale a
satisfacer la necesidad espiritual y el deseo natural de conocer a Dios. Y como
su obediencia al Padre no minoró un ápice cuando encarnó como Jesús de
Nazaret, pues todo lo que hizo en la Tierra fue exactamente lo que el Padre
esperaba que hiciera, puede aseverarse igualmente que al conocer mejor a
Cristo-Jesús aumenta nuestro conocimiento acerca de Dios Padre.

Emblemática al respecto resulta la narración del Evangelio de Juan a


propósito de la petición que el apóstol Felipe efectúa a Jesús y que continúa
latiendo hoy en el corazón de tantos seres humanos: “¡Señor, muéstranos al
Padre!” (14:8). Ante lo que Cristo-Jesús responde con una conmovedora lección
de Física de la Deidad: “¿He estado con vosotros tanto tiempo y aún así, Felipe,
no has llegado a conocerme?. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo
es que dices “muéstranos al Padre”?. ¿No crees que yo estoy en unión con el
Padre y el Padre está en Unión conmigo?. Las cosas que os digo no las hablo
por mí mismo, sino que el Padre que está en unión conmigo está haciendo sus
obras. Créanme que yo estoy en unión con el Padre y el Padre está en unión
conmigo” (14:9-11), “yo estoy en unión con mi Padre y ustedes están en unión
conmigo y yo estoy en unión con ustedes” (14:20); “el que me ama será amado
por mi Padre y yo lo amaré y me mostraré a él claramente” (14:21).

No obstante, a lo largo de lo expuesto en los últimos epígrafes, ha


quedado abierta una pregunta sumamente trascendente: ¿cómo es factible que
Cristo, Espíritu divino emanado y expandido y vibración pura, encarne en una
forma de vida física, en un ser humano, como ocurrió en el caso de Jesús?.
Hasta ahora se ha explicado que el Espíritu se halla inmanente en toda persona
(Espíritu Santo) y que en cada una, a su vez, está encarnada un alma,
conformando ambos, Espíritu y alma, la dimensión espiritual del ser humano.
¿Qué significa entonces que sea Cristo, el Espíritu, el que encarna en una
persona, concretamente en Jesús de Nazaret?.

Para dar respuesta a este interrogante conviene rememorar ese estado


superior de la evolución vibracional de las almas denominado páginas atrás
almas pluriconscienciales (simples y complejas). Como allí se subrayó, éstas se
configuran por la fusión voluntaria de almas que han crecido consciencialmente
y tienen entre sí coherencia vibracional, dando lugar a un nuevo campo
energético de tipo pluriconsciencial que puede manifestarse consciencialmente
(encarnarse) al unísono en distintas modalidades de vida pertenecientes a
diferentes Dimensiones, teniendo, por tanto, capacidad para vivenciar a la vez
diferentes experiencias conscienciales, todas las cuales son absorbidas por el
mismo campo energético o alma pluriconsciencial.

Pues bien, aunque en un nivel incomparablemente mayor, Cristo, el


Espíritu, tiene idéntica capacidad para manifestarse consciencialmente al
unísono en distintas modalidades de vida pertenecientes a distintas
Dimensiones. No en balde, recuérdese que, en su proceso de crecimiento, las
almas pluriconscienciales estás llamadas a alcanzar el estadio de almas-Espíritu
para volcarse energéticamente y vibracionalmente en Cristo, dejando de existir
como tal. Y siendo cierto que en la unidad del Espíritu se produce la unificación
absoluta de las almas que en él se integran, no lo es menos que el Espíritu
absorbe y hace suyas la totalidad de las experiencias que las almas
pluriconscienciales traen consigo como bagaje. Y es desde esta plurilaridad
experiencial y consciencial en él unificada desde la que Cristo puede
manifestarse consciencialmente al unísono en múltiples modalidades de vida
pertenecientes a las diferentes Dimensiones.

Y esto fue lo que aconteció con Jesús de Nazaret. En él, como en


cualquier ser humano, estuvo inmanente el Espíritu. Pero, además, el alma en él
encarnada no fue un alma-personalidad uniconsciencial, ni la manifestación de
una alma pluriconsciencial por compleja que fuera, sino directamente Cristo
mismo, el Hijo de Dios. De este modo y como ya se adelantó, la dimensión
espiritual de Jesús fue puramente crística: como toda persona, crístico fue su
Espíritu; y a diferencia de los demás seres humanos, crística fue su alma. De ahí
lo correcto y necesario de llamarlo Cristo-Jesús: Cristo en la persona de Jesús
tanto en Espíritu como en alma.

Por supuesto, Jesús conoció los anhelos e inclinaciones derivados de su


vertiente física (“las tentaciones de la carne”), pero los superó, consiguiendo
que su dimensión espiritual puramente crística transformara o “glorificara” su
naturaleza humana. De este modo, como expresa muy bien el pasaje evangélico
de la “transfiguración”, su dimensión íntima de Hijo de Dios y Ser de Luz
emergió por encima de su realidad material, hasta posibilitar, finalmente, su
resurrección no sólo espiritual, sino también física.
La Creación
Amor, que s

En el contexto de este Plan Crístico o Natural, desde Dimensiones más


sutiles de existencia y consciencia se “planeó” la “llegada” o “proyección” a este plano y a

Por supuesto que la dimensión espiritual que encarnó en Jesús es “Hijo


de Dios”, pero del mismo modo que la encarnada en ti, en mí y en cualquiera. El propio mensa

La activación plena por Jesús del Cristo Interior ha marcado la historia


de Tierra y la Humanidad, pues, precisamente por haber sido un ser humano “norm
por cierto, es tan hermosa- y hay que comprenderlas. Y, más que intentar
convencerlas de que interioricen el núcleo de la misma, hay que darles y
hacerles sentir el Amor que son, somos y todo es: haciéndoles sentir el Amor se
les estará mostrando, al unísono, el “núcleo duro” que palpita, vive e irradia en
el seno de la metáfora.

Y todo esto… ¿para qué?, ¿por qué el Espíritu emanado y expandido del
Ser Uno, el Hijo de Dios, Cristo mismo, se manifiesta consciencialmente en la
Tercera Dimensión encarnándose en un ser humano?. Ha llegado el momento
de abordar con precisión el ya citado Plan Crístico.

El Plan Crístico

El Plan Crístico existe. Ha sido intuido por diversas escuelas espirituales


e inspirativamente plasmado por diferentes seres humanos a lo largo de la
historia. Y tiene su fundamento en lo expuesto páginas atrás cuando se señaló
que, en la Creación, el Verbo no es emanación del Ser Uno, sino que surge
asociado al Espíritu emanado y expandido. Como allí se reseño, esto conlleva
una distinción entre aquello que el Ser Uno engendró directamente –su Espíritu
emanado, Cristo mismo- y lo que fue creado no de manera directa, sino por
medio precisamente de Cristo.

Por tanto, a través de Cristo se genera la vibración finita (Verbo) asociada


a la emanación y expansión del Espíritu. Y también las modalidades vibratorias
a las que se han dado el apelativo de almas, pues éstas surgen de la convivencia
vibracional entre el Espíritu y el Verbo que aquel ha generado.

Pero mientras el Verbo, por su naturaleza intrínseca, es vibración finita


(sea cual sea su mayor o menor frecuencia, según el nivel de condensación que
hayan alcanzado las innumerables modalidades en las que se plasma), las almas
cuentan con una gradación vibracional que, oscilando entre la finita del Verbo y
la infinita del Espíritu, tiene la “vocación” (potencial) de proyectarse de arriba a
abajo por todas Dimensiones en las que el Verbo se expande y, en cada
Dimensión concreta en la que se proyecta, crecer consciencial y energéticamente
(parábola del sembrador).

Enunciado sin matizaciones, el Plan Crístico consiste en que lo anterior


efectivamente acontezca. Es decir, que las almas gocen del referido proceso de
evolución consciencial, propiciando que éste no sea alterado por cualquiera de
las circunstancias que metafóricamente se exponen en la parábola del
sembrador que Cristo-Jesús formula a sus discípulos: “Al sembrar, un poco
cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó
en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; y como la tierra no era
profunda, brotó enseguida, pero en cuanto salió el Sol, se abrasó y por falta de
raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto
cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El
que tenga oídos que escuche” (Mateos, 13:1-9) (también Marcos, 4:1-9; Lucas, 8;
4-8; y en el apócrifo Evangelio de Tomás, 9).

Ante lo aparentemente críptico de estas palabras, los propios discípulos


le piden a Cristo Jesús que las interprete. Y él lo hace (Mateo 13:18-23, Marcos,
4:14-20 y Lucas, 8:11-15), siendo su mensaje latente la necesidad de ser
consciente del tipo de alma (tierra) con el que se está trabajando, pues mientras
la uniconsciencial simple es tierra pedregosa o inconsistente, siendo el
crecimiento lento y difícil, en la uniconsciencial compleja la semilla ha caído en
tierra buena y dará grano, siendo ya la cantidad (treinta, sesenta, ciento) el
camino de evolución vibracional que se abre a partir de este hecho: treinta,
almas pluriconscienciales simples; sesenta, almas pluriconscienciales complejas;
ciento, almas-Espíritu.

Cristo, ante todas y cada una de las almas, sin excepción, como creación
suya que son, experimenta y asume consciencialmente un compromiso en el
seno de la Unidad de la Creación debida al Padre. Y así se lo expone: “Padre,
este es mi deseo: que los que me confiaste estén comigo donde yo estoy y
contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la
fundación del mundo” (Juan, 17.24). Cristo establece así el destino querido y
planificado para todas las almas: crecer hasta que, como almas-Espíritu, estén
con él alcanzando su nivel consciencial y vibracional.

Este es el Plan Crístico: el destino para las almas deseado por Cristo (por
ende, por el Padre, pues Cristo no hace sino su Voluntad) por el que la Creación
es Creadora y Creador y Creación se Unifican. La tradición cristiana lo sintetiza
figuradamente: el Espíritu (Hijo), por su presencia inmanente (Espíritu Santo)
en la materialidad, habrá desarrollado el pacto de amor (sacrificio) que hace
posible la resurrección de la materia (carne) mediante la elevación de la
gradación energética del alma (surgida precisamente de la convivencia
Espíritu/materia) hacia otros planos vibracionales (Cielo) cada vez más
próximos a la calidad vibracional propia del Espíritu, que es también la pura e
infinita de la Esencia divina (Padre).

En cualquier caso, Cristo y el Padre aguardan a todas las almas con los
brazos abiertos, sin que haya prioridad alguna por una u otras en función de su
recorrido consciencial más o menos prolongado o ajetreado y sin establecer
diferenciación o preferencia dentro de la Energía Crística entre la emanada
directamente del Padre y la conformada por el vuelco de en ella de la energía
lograda en su evolución por las almas que adquiere la condición del almas-
Espíritu. Otra parábola, la conocida como del hijo pródigo o del padre
misericordioso (Lucas, 15:11-32) lo simboliza de forma bella y contundente.
Dimensiones

Llegados a este punto, es conveniente seguir profundizando con relación


a lo expuesto en el capítulo anterior con relación a las almas, deteniéndose en
una cuestión que ha aparecido hasta ahora en varias ocasiones en el texto y que
es preciso explicar adecuadamente antes de continuar. Se trata de las llamadas
Dimensiones.

Es un hecho casi inabarcable para la mente humana, pero en la Creación


proliferan los Multiversos, configurado cada uno por cuantiosos Universos. Los
Multiversos se distinguen entre sí por el grado de complejidad vibracional y
dimensional: en los más simples, conviven unas pocas Dimensiones y los
distintos Universos que los componen se diferencian tan sólo por las
condiciones iniciales; en los más complejos, coexisten muchas Dimensiones y
varían la naturaleza intrínseca y las leyes físicas de cada Universo. Además, en
los Multiversos, los Universos nacen a cada instante: no hubo un solo “big-
bang”, los hay continuamente. Y la experiencia humana se despliega en una
Dimensión de una de las distintas Dimensiones existentes en uno de los muchos
Universos que se integran en uno de los numerosos Multiversos que
constituyen el Omniverso y la Creación.

La organización subyacente en todo ello es cuántica y subcuántica, de


modo que no hay nada superior o inferior, sino interior y exterior. Desde la
óptica del plano humano, lo interior sería homologable a lo superior; y lo
exterior, a lo inferior. La Realidad, lo que realmente Es fuera de la Matriz
Holográfica citada al comienzo del texto, es que lo interior absorbe a lo exterior
en la Unidad, lo superior absorbe a lo inferior en la Unidad, la Luz absorbe a la
oscuridad en la Unidad, el Amor absorbe al No-Amor en la Unidad y todo es
absorbido en la Unidad por el Amor.

Y, como se apuntado, existen distintas Dimensiones, de manera que los


Multiversos, los Universos y las Dimensiones interaccionan hasta conformar
una Hiper-Matriz de complejidad infinita. Por ella fluye Consciencia unificada
y Amor en estado puro, que como energía vibratoria se despliegan
piramidalmente desde dentro (interior, superior) hacia fuera (exterior, inferior).
Pero, ¿qué son las Dimensiones?. Aunque la ciencia está lejos de conocer sus
implicaciones, ha sabido proporcionar un concepto de Dimensión que se ajusta
bastante bien a la realidad: “grado de libertad para realizar un movimiento en
el espacio”.

Efectivamente, una Dimensión superior (más interior) supone una mayor


toma de Consciencia y, por ende, una “mayor” capacidad para Crear, esto es,
para cristalizar (decretar) efectivamente (vibracional y materialmente) la
Voluntad, que es la Intención plasmada en Acción consciente. Por lo que no le
faltaba razón a Cristo-Jesús cuando repetía a cuantos les rodeaban que “nada

230
nos es imposible”. Así lo expresa en el pasaje narrado por Mateo (17:14-19)
donde Jesús apela a la dimensión crística que atesora el ser humano y a la
necesidad de que las personas interioricen su divinidad no cual reflexión
intelectiva, sino como convicción profunda e íntima que llena la existencia. Y lo
hace mostrando su cansancio ante la pereza y parsimonia que al respecto
muestra la Humanidad: “¡Generación perversa e infiel!. ¿Hasta cuándo tendré
que estar con vosotros?. ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?”. Palabras
duras que no evitan que, de inmediato, exprese con un hermoso y sencillo
ejemplo lo que está a nuestro alcance: “Si vuestra fe fuera como un grano de
mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería
imposible”.

En este orden, las Dimensiones son los diferentes estados de activación y


expansión de la consciencia que se experimentan en el proceso de crecimiento y
evolución del alma a través de las tipologías o fases que han sido descritas en
apartados precedentes, lo que la lleva a encarnarse en distintos planos
dimensionales.

¿Cuántas Dimensiones hay?. Según la perspectiva que se adopte, pueden


distinguirse unas pocas Dimensiones o varias decenas. Por ejemplo, la moderna
Teoría de Cuerdas contempla entre 10 y 26. Lo cierto es que postular cualquier
clasificación supondría encerrarse en las categorizaciones lineales, parciales y
engañosas que abundan en Tercera Dimensión. Con todo, aún sabiendo lo
precedente y dado que las diferencias interdimensionales son de carácter
vibratorio, es factible acudir al lenguaje musical apara acometer su tabulación.
Concretamente, aunque sea de manera aproximativa, cabe considerar
alegóricamente que todas las Dimensiones configuran una octava.

En la notación musical occidental, una octava es la distancia que recorre


la escala después de siete pasos desiguales de tono y semitono. Como los
intervalos se cuantifican por una cifra que expresa el número de notas que
comprende, incluidas las dos de los extremos, este intervalo se denomina
octava (como el archiconocido do-re-mi-fa-sol-la-si-do). Con este telón de
fondo, cabe referirse a ocho Dimensiones, asociada cada una simbólicamente a
una nota musical, por más que realmente haya otras muchas dentro de cada
una y la totalidad -desde la primera a la última que se pueda considerar, sin
exclusión alguna- se encuentran interconectadas y en constante intercambio
dinámico y vibracional. Se exponen a continuación las características básicas de
cada una, que son mostradas, para facilitar su comprensión desde la Tercera
Dimensión, en orden inverso (de la más “densa” o exterior, Primera Dimensión,
a la más “pura” e interior) a como se han ido configurando en la expansión de
la Creación (desde la pureza vibracional –interior- a la mayor densidad –
exterior):

+Primera Dimensión (Dimensión “Do” o “D-Do”) o Consciencia Funcional: Es


la esfera vibracional donde el Verbo se condensa y la energía se transforma en
materia, por lo que se le conoce, igualmente, como Microcosmos. Los niveles
conscienciales son en ella elementales y prácticamente in-conscienciales o
mecánicos, estando ligados al cumplimiento automático y espontáneo de
funciones y tareas. Los minerales y el agua vibran en estas frecuencias, siendo
los primeros su aspecto cristalino y el agua su aspecto liquido. En el seno del
cuerpo humano, está Dimensión se halla presente en los fluidos y las corrientes
eléctricas, activa el código genético e impulsa energéticamente el sistema
celular. Tomando al ser humano como ejemplo, “D-Do” equivaldría
metafóricamente a la etapa pre-fetal, donde se es, por encima de cualquier otra
cosa, un conjunto de potencialidades con un programa de división celular y
mantenimiento de funciones.

+Segunda Dimensión (“D-Re”) o Consciencia Grupal: Se desenvuelven en ella


las experiencias vivenciales de la mayoría de plantas, animales y formas
animadas semejantes. Las vibraciones de esta Dimensión propician las fuerzas
primarias de la Naturaleza e impulsan la variedad y la identidad biológica en
todos los Universos, aunque en cada uno según sus propias pautas y
modalidades de vida, manteniendo la unión entre las especies, fijando los
campos que interconexionan a los miembros de cada una y permitiendo que sus
componentes se reconozcan para vivir en común y cumplir funciones
reproductoras. Aquí la consciencia carece de referencias temporales y espaciales
y continúa rayando en la inconsciencia, en cuanto a que la pertenencia al grupo
se asume de manera innata, no como consecuencia de un acto de voluntad
consciente, y hay ausencia de diferenciación individual o auto-reconocimiento.
Siguiendo con el ejemplo del ser humano, “D-Re” es comparable con la etapa
fetal, en la que se flota en el seno materno siendo uno con el entorno en un
estado no egóico y sin noción temporal ni espacial.

+Tercera Dimensión (“D-Mi”) o Dimensión Uniconsciencial: En ella se inserta,


entre otras muchas, la experiencia humana y el planeta Tierra, que, no obstante,
se halla ya en pleno proceso de salto dimensional. En “D-Mi” se desarrolla la
identidad individual y el auto-reconocimiento, pasando el sentido grupal a un
plano secundario. Se crean así las condiciones propicias para que surja la
consciencia, en sentido estricto, que faltaba en las dos primeras Dimensiones, si
bien es de perfil uniconsciencial y, por tanto, muy menguada y constreñida. Es
como percatarse de la existencia de uno mismo y de la Creación, pero
contemplando y filtrando todo por el pequeño agujero de la propia identidad
física, en la que la mente ocupa un lugar destacado. La consecuencia es que se
llama realidad a la interpretación subjetiva y mental de lo Real, cuya auténtica
naturaleza y envergadura queda fuera de la capacidad de percepción. La
Tercera Dimensión se configura, así, como un ámbito de intersección e
interactividad entre las Dimensiones esencialmente físicas (Primera y Segunda)
y las puramente no físicas (Quinta y sucesivas), lo que es la razón de ser, como
se recogió al inicio de estas páginas, de que “D-Mi” sea una gigantesca Matriz
Holográfica en las que modalidades de existencia como los seres humanos
despliegan experiencias vitales y espirituales que posibilitan la toma de
consciencia a cerca de uno mismo como individuo (ego, personalidad) en la
suposición de “vivir” singularmente, particularmente, fragmentadamente,
ajeno a la íntima Unidad de lo que Es. De hecho, esta es la Dimensión donde la
idea ficticia de separación de la Unidad alcanza su máxima expresión, si bien
esto es, a la par, lo que permite la aparición de la consciencia, aunque se
encuentre atada a los dualismos y dicotomías derivados de la afirmación egóica
del “yo”, que conlleva la confrontación con lo que es “no-yo” u “otro”, y a una
percepción lineal del tiempo (pasado-presente-futuro) y el espacio. En el
ejemplo de los seres humanos, empiezan a vivenciar esta Dimensión a los pocos
meses del nacimiento -cuando el bebe se concibe como “yo” (por tanto, frente al
“otro”), comenzando a expresar deseos y a forjar su ego y su personalidad- y,
en bastante casos, se mantienen en este nivel consciencial el resto de su vida
física.

+Cuarta Dimensión (“D-Fa”) o Consciencia Arquetipal: Presenta analogías con


la Tercera, en cuanto continúa rigiendo la experiencia uniconsciencial. Sin
embargo, aquí ya no es egóica y ahonda en la consciencia de unidad. Para ello,
“D-Fa” se conforma en lo que la ciencia contemporánea tildaría como
“escenario cuántico”, pues la perspectiva uniconsciencial puede experimentar
simultáneamente en él diferentes alternativas y posibilidades vivenciales, lo que
fomenta la paulatina expansión de la consciencia hacia modalidades
pluriconscienciales que abren las puertas, como se verá de inmediato, a otras
Dimensiones. Esto significa que en la Cuarta conviven las nociones de
pertenencia grupal, por un lado, y de individualidad, por otro, existentes en la
Dimensiones Segunda y Tercera, aunque con características distintas.
Específicamente, en lo que a la pertenencia grupal respecta, ya no es
inconsciente, sino que trasciende de lo grupal de especie para alcanzar un
estadio en el que se constata como las acciones de cada cual afectan a la
Totalidad. En cuanto a la individualidad, se mantiene la experiencia de vivir en
un cuerpo (la Cuarta es la última Dimensión en la que esto sucede), pero el yo
no se liga a lo físico, sino a lo arquetípico -emociones, sentimientos, sueños,…-,
desarrollándose la empatía, la telepatía, la sincronicidad (constatación del papel
de las causalidades, del principio de causa-efecto y de la Providencia), la
capacidad de afectar y hasta moldear la realidad física y una visión del tiempo
no lineal, sino en oleadas cíclicas o en forma de espiral.

+Quinta Dimensión (“D-Sol”) o Dimensión Pluriconsciencial: Es la primera


Dimensión estrictamente energética, no física, y escapa a cualquier
planteamiento que haya podido esbozar la ciencia actual. En ella se empieza a
vivir la experiencia de conexión íntima y existencial con el Todo, con la Fuente y
su Sabiduría, lo que permite acercarse a lo Real. Tal experiencia ostenta tres
importantes consecuencias. Por un lado, se diluye cualquier noción de
individualidad, sea física (Tercera Dimensión) o arquetípica (Cuarta). Por otro,
se transita de una visión uniconsciencial (el agujero de la puerta) a otra donde
la consciencia individual propia de las Dimensiones precedentes se contempla
integrada en un Ente energético y vibracional pluriconsciencial (como si la
puerta pasara a tener múltiples agujeros), de modo que la existencia que en las
Dimensiones anteriores se hubiera calificado de individual, se contempla aquí
como una manifestación consciencial más de las múltiples que ese Ente
despliega, por mas que las diversas manifestaciones conscienciales no
mantengan entre sí una conexión consciente y esté limitada su capacidad de
movimiento interdimensional. Y, por fin, el tiempo se percibe como un continuo
en el que sólo existe el ahora eterno.

+Sexta Dimensión (“D-La”) o Consciencia Multidimensional: Al igual que la


Cuarta y Tercera Dimensión, no siendo homólogas, sí ofrecen analogías debido
al juego en ambas de la perspectiva uniconsciencial, la Sexta y Quinta, no
siendo semejantes, si presentan analogías dado que en las dos se despliega la
experiencia pluriconsciencial, que en “D-La” adquiere connotaciones
multidimensionales. En concreto, con el devenir en esta Dimensión culmina la
conexión con el Todo y su Sabiduría, provocando la desaparición de cualquier
concepto o noción de identidad, sea personal (individualidad física, arquetípica
o existencial) u ontológica (idea de ser en cualquiera de sus posibles variantes),
y la expansión de la consciencia pluriconsciencial, que se hace más compleja y
completa y adquiere libertad y poder para moverse y fluir
multidimensionalmente. Por ello, por vez primera en el discurrir por las
Dimensiones, Ser equivale a No-Ser, contemplándose la existencia cual
manifestación consciencial de un Campo o Macro-Vórtice energético, integrado
absolutamente, a su vez, en el Hiper-Campo Crístico o Espíritu divino, que se
desenvuelve de manera multidimensional y más allá de cualquier limitación
temporal, espacial o existencial, en numerosas manifestaciones conscienciales.
La conexión entre éstas sí logra aquí, a diferencia de en “D-Sol”, una
interconexión plenamente consciente e interdimensional, por distintos que sean
los planos en los que desenvuelven sus experiencias.

+Séptima Dimensión (“D-Si”) o Consciencia Unificada: Es la frecuencia Crística


o Búdica. El Espíritu, que siempre ha sido tal en cualquiera de las Dimensiones
y modalidades de vida y existencia, “regresa al Hogar”. Aquí no hay Entes, ni
Campos energéticos, por pluriconscienciales o multidimensionales que sean,
sino única y exclusivamente el Espíritu emanado del Ser Uno, Cristo mismo, sin
división o fraccionamiento consciencial alguno y con toda su potencia creadora.
El proceso de evolución del Ser y el Todo se experimentan como Uno hasta un
nivel que no puede ser descrito con palabras. Amor, Paz Absoluta, Silencio
Profundo, Consciencia Perfecta, Concentración Completa, Quietud y
Movimiento, Todo y Vacío y Ser y No-Ser son atributos de esta Dimensión, en
la que todo es Creación Creadora. Sobre la triada Unidad – Consciencia – Amor,
se crean y generan aquí los patrones y matrices de luz y creadores de vida que
en otras Dimensiones, como la Tercera, se manifiestan y materializan en las
formas geométricas y energéticas y las redes que conforman la Geometría
Sagrada.

+Octava dimensión (“D-DO”) o Absorción: La integración es total y el Espíritu


es absorbido en el Ser Uno. Todo es Él: Él es todas las Dimensiones y
subdimensiones y cada una en particular (retomando el ejemplo, Él es la octava
musical, en su conjunto, y, por ende, cada nota musical y todas a la vez); y Él es
la experiencia consciencial que se expresa y desenvuelve en infinitas
experiencias y manifestaciones conscienciales que por fluyen por las
Dimensiones, los Multiveroso y la Creación.”D-Do” es la Fuente, en toda su
Pureza. No hay formas, sólo Amor; no hay “estar”, sino “Ser”, que
indisolublemente es también “No-Ser”. Es lo Absoluto y lo Indeterminado:
Todo y Vacío, Ser Uno. Concluye así el proceso descrito en la parábola del
sembrador: el fruto de la semilla, tras una colosal recorrido experiencial,
consciencial y multidimensional que acontece en un momento presente
continuo en lo que lo eterno se desenvuelve, es el propio sembrador, sin
separación ni disociación posible. No hay vuelta al Hogar, pues Todo, sin
excepción, es el Hogar.

Almas y Dimensiones

Tras este sintético recorrido por las Dimensiones, hay que volver al alma
para constatar como su evolución vibracional y consciencial es coherente con su
encarnación sucesiva en las Dimensiones esquemáticamente descritas.
Específicamente, y reiterando que en cada tipología tanto de almas como de
Dimensiones existen numerosísimos niveles y subniveles, fases y subfases, esta
es la interrelación básica entre almas y Dimensiones:

+”Fuente”: Octava Dimensión

+Almas-Espíritu: Séptima Dimensión.

+Almas pluriconscienciales complejas: Sexta Dimensión.

+Almas pluriconscienciales simples: Quinta Dimensión.

+Almas uniconscienciales o almas-personalidad complejas: Cuarta Dimensión.

+Almas uniconscienciales o almas-personalidad simples: Tercera Dimensión.

+Almas con consciencia grupal inconsciente: Segunda Dimensión.

+Almas preconscienciales: Primera Dimensión.

Con base en este esquema de interrelaciones, hay que efectuar una serie
de precisiones y aclaraciones.

Hay que tener en cuenta que las almas pluriconscienciales simples y


complejas, estando encarnadas en Quinta y Sexta Dimensión, respectivamente,
pueden manifestarse consciencialmente al unísono en distintas modalidades de
vida pertenecientes a otras Dimensiones más exteriores (inferiores). Les motiva
a ello contribuir al Plan Crístico, por lo que su manifestación en Dimensiones
inferiores (exteriores) se dirige a aportar energía vibracional y consciencial que,
sin interferir ni predeterminar la evolución de cada alma, sí apoye el proceso de
despertar, avance y crecimiento.

Es por esto que en Tercera Dimensión, donde se desarrolla la experiencia


humana, haya encarnadas almas que son realmente manifestaciones al servicio
del Plan Crístico de almas pluriconscienciales simples y complejas de Quinta y
Sexta Dimensión, respectivamente. Concretamente, seres humanos que están en
conexión y reciben mensajes e influencias energéticas de Maestros Ascendidos,
Guías Espirituales, Arcángeles, Seres Canalizados, Entidades Alienígenas de
Nivel Superior,… o del propio Cristo, al que visualizan como el Maestro Jesús y
bajo algún tipo de forma antropomórfica o individualizada, son, en verdad,
personas en las que están encarnadas almas pluriconscienciales simples de
Quinta Dimensión que insuflan energía consciencial en la Matriz Holográfica en
la que se despliegan las experiencias tridimensionales.

Igualmente, hay seres humanos cuyas almas son manifestaciones


conscienciales de almas pluriconscienciales complejas de Sexta Dimensión. En
su vida cotidiana superan la idea tanto de una identidad personal o como de
ser. Y despliegan Amor incondicional como plasmación directa de la energía
crística, llegando a la célebre Iluminación. Además, tienen capacidad para
adquirir consciencia de su cualidad pluriconsciencial y multidimensional,
vivenciando su interconexión con otras manifestaciones conscienciales del
mismo Campo o Macro-Vórtice energético al que pertenecen y que desarrollan
sus experiencias en modalidades de existencia tanto de Tercera Dimensión
como de otras esferas dimensionales. Y todo ello en sintonía con la fuerza
crística, que no se visualiza de modo antropomórfico o individualizado, sino
como energía y Espíritu puros. No en balde, estas almas tiene ya cerca en su
evolución el estadio de almas-espíritu de Séptima Dimensión.

Y, por último, en Tercera Dimensión no sólo despliegan sus experiencias


almas uniconscienciales simples y complejas y manifestaciones conscienciales
de almas pluriconscienciales simples y complejas al servicio del Plan Crístico,
sino, igualmente, almas-personalidad pluriconscienciales. Estas almas suponen
una excepción y un retroceso en el camino evolutivo. Conforman una especie de
hibrido: son pluriconscienciales, con capacidad para plasmarse cual
manifestaciones conscienciales en distintas modalidades de vida; y, a la par,
almas-personalidad, pues quieren experienciar de manera fragmentada y fuera
de la Unicidad Divina. Por esto, a pesar de su condición pluriconsciencial,
“caen” dimensionalmente desde la Sexta o Quinta Dimensión a la Tercera, pues
es en ésta donde se encarnan y tienen su “hábitat vibracional” las experiencias
correspondientes a almas-personalidad egóicas.
En distintas escuelas y corrientes espirituales, a estas almas-personalidad
pluriconscienciales y egóicas se las identifica con nombres como Satanás,
Diablo, Maligno,… . Y al contrario que las almas pluriconscienciales simples y
complejas que se encarnan en “D-Mi” para apoyar el Plan Cristico, su actuación
consciencial en Tercera Dimensión está cargada de resentimiento y dirigida a
oponerse al Plan Crístico.

La oposición al Plan Crístico: Satanás

Desde la óptica humana, cuesta trabajo asumir que un Plan tan


prodigioso y, nunca mejor dicho, divino, tope, sin embargo, con una actuación
consciente dirigida e evitarlo, entorpeciendo o dificultando que las almas
crezcan y evolucionen por el sendero del Amor y la Consciencia. Pero
nuevamente las parábolas de Cristo-Jesús ilustran al respecto y ayudan a
comprender e interiorizar semejante hecho.

Muy gráfica es, sin duda, la del trigo y la cizaña: “El Reino de los Cielos
es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero
mientras dormían sus siervos, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y
se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no
sembraste buena semilla en tu campo?, ¿de dónde, pues, tiene cizaña?. Él les
dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que
vayamos y la arranquemos?. Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña,
arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro
hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: recoged primero la
cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi
granero» (Mateo, 13:24-30) (también Tomás, 57).

Y de nuevo los discípulos solicitaron a Cristo-Jesús que les aclarase la


parábola. Y él les contestó: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del
Hombre (Espíritu, Cristo mismo); el campo es el mundo (el Verbo condensado
del que ha surgido el planeta y la Humanidad); la buena semilla son los hijos
del reino (almas que crecen en dirección a la fuerza vibracional del Espíritu); y
la cizaña son los hijos del mal (almas que se apegan a las bajas frecuencias
vibracionales de la materialidad). El enemigo que la sembró es el diablo
(Satanás); la siega es el fin del siglo (Juicio Final); y los segadores son los ángeles
(almas evolucionadas no encarnadas en plano humano). De manera que como
se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo”
(Mateos, 13:37-40).

Por tanto, la presencia del Espíritu en el Verbo tiene como fruto almas
(trigo) que crecen en dirección a la energía vibracional del Espíritu (Amor)
siguiendo el proceso que puede ser calificado de natural y acorde al Plan
Crístico. Pero junto a ellas hay otras almas (cizaña) que, en lugar de ascender,
permanecen aferradas a la gradación frecuencial de la materialidad (no Amor),
señalándose al diablo (Satanás) como el enemigo que las sembró y el fin del
siglo o Juicio Final como el momento en el que se producirá la separación entre
el las almas que hayan evolucionado consciencial y vibracionalmente (trigo) y
las que no (cizaña).

El significado y contenidos del Juicio Final ha sido ya afrontado en


capítulos anteriores. En cuanto a la figura de Satanás, como se expuso antes,
simboliza a almas pluriconscienciales que rechazaron evolucionar hacia el
estadio de alma-Espíritu y a la unificación en Cristo, dejando de existir como
almas. La consecuencia de ello es su “caída” desde las Dimensiones superiores
(interiores) propias de las almas pluriconscienciales a la Tercera Dimensión
donde desarrollan sus experiencias las almas-personalidad egóicas, que es en lo
que se han convertido, aún sin perder su carácter pluriconsciencial, como
consecuencia del mencionado rechazo. A esto es precisamente a lo que se refiere
la tradición cristiana que califica a Satanás de “ángel caído”, aunque
ciertamente no tiene por qué ser sólo uno, sino muchos (legión) los “ángeles
caídos” o almas pluriconscienciales que experimentan, por los motivos
apuntados, el declive dimensional.

Sin embargo, para numerosos seres humanos, la existencia de Satanás es


una fantasía o, como mucho, el reflejo metafórico del Mal en abstracto, diluido
en los seres humanos y en el mundo. Pero, como se ha expuesto, Satanás no es
una ficción, aunque, como escribiera Beaudelaire, “la victoria más grande del
Demonio es hacer creer que no existe”. Este ser oscuro y perturbador existe
realmente y continúa actuando. Cristo-Jesús lo define señalando que “es
mentiroso y padre de la mentira” (Juan, 8,44). Y su apóstol Pedro lo compara
con un león rugiente: “vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente
buscando a quién devorar; resistidle firmes en la fe” (1Pedro, 5,8).

El alma pluriconsciencial que se ha desplomado dimensionalmente


arrastra el recuerdo de la caída y de la inmersión de tal pluriconsciencialidad en
la estrecha y densa franja vibracional de las almas-personalidad egóicas. Esto,
lejos de conducir a Satanás a una dinámica de recuperación consciencial, lo
lleva una existencia de agudo resentimiento y confrontada con Cristo -con el se
negó a unificarse en Espíritu- y el Plan Crístico. Igualmente, se considera “rey
de este mundo”, es decir, muy por encima de las almas-personalidad
uniconscienciales que viven sus experiencias en “D-Mi” en el normal proceso
de crecimiento, ejerciendo su poder mediante la siembra de la cizaña de la
parábola y el No-Amor. Su objetivo es que las almas-personalidad
uniconscienciales encarnadas en Tercera Dimensión –por ejemplo, en seres
humanos, a los que estima sus “súbditos”- no aumenten su nivel consciencial y
no asciendan hacia otras Dimensiones, con lo que se dejarían su “reino” y
cesarían de estar bajo su influencia.
Repasando los textos sagrados de las diferentes tradiciones espirituales,
hay extensa coincidencia al describir las acciones que Satanás desencadena para
conseguir tal objetivo. Ante todo, promueve entre las personas el olvido de su
dimensión espiritual (Espíritu y alma) y del linaje divino que atesoran, lo que
utiliza, a su vez, para que expandir el convencimiento de que él mismo (alma-
personalidad pluriconsciencial) no existe. En paralelo, estimula que actúen
codiciosa, pancista y egocéntricamente, identificándose con el mundo físico y
quedando engatusadas ante los apegos y anhelos materiales. Para ello, presenta
acciones carentes de Amor como si no lo fuesen y sugiere razones para
justificarlas, así como sus consecuencias. Y como “padre de la mentira”, es
maestro en el uso de embustes, tretas, enredos y calumnias, todos los cuales
giran en torno al “gran engaño satánico”: hacer creer que los bienes materiales
(dinero, propiedades, riquezas, poder en todas sus escalas, reconocimiento
social, éxito, fama,…), y cuantos más mejor, son la garantía para alcanzar la
felicidad.

¿Cómo se las arregla exactamente Satanás para desplegar esta batería de


acciones y “sembrar su cizaña”?. Pues actúa de diversos modos englobables en
dos grandes categorías: desde un plano puramente energético y mediante la
encarnación física

En lo relativo a la primera categoría, Satanás, como alma


pluriconsciencial, ostenta la capacidad de incidir en la Terceta Dimensión (sobre
las personas, la Humanidad y la Madre Tierra) desde un plano no físico, esto es,
sin necesidad de que manifestaciones conscienciales de su alma estén
encarnadas en seres humanos. Este hecho nada tiene que ver con apariciones,
fantasmas y asimilados, que pertenecen a un ámbito bien distinto denominado
“bajo astral” por determinadas escuelas. Pero sí debe ser puesto en conexión
con la visión de lo demoníaco de distintas corrientes espirituales que ponen de
manifiesto como las almas-personalidad pluriconscienciales tienen capacidad
para mantenerse y actuar en Tercera Dimensión sin encarnarse físicamente. Por
un lado, mediante influencias de tipo vibracional, mutando la energía de Amor
en otra de bajo, lento y denso nivel frecuencial (no Amor) que expande y
difunde en el planeta y la Humanidad de múltiples maneras, con la generación
de sensaciones ligadas al miedo, el resentimiento y los dualismos a la cabeza. Y,
por otro, a través de apariciones y posesiones puntuales, a lo que responden
tanto los llamados “pactos con el diablo” -recuérdese el Fausto de Goethe-, que
conforman una tradición de mucha raigambre en diferentes culturas, como
diversos tipos de “endemoniados” y “posesiones”, muy presentes en la
narrativa y el cine de nuestros días –verbigracia, la famosa película El exorcista-,
aunque provienen de muy atrás, siendo bien conocidas, por ejemplo, las
escenas evangélicas en las que Cristo-Jesús se enfrenta a “espíritus impuros”
que han poseído a seres humanos, como el hombre de la sinagoga de Cafarnaún
(Marcos 1,12-19), o el ciego y mudo cuya curación milagrosa ocasiona un debate
con los fariseos a propósito de Belcebú y Satanás (Mateo, 12,23-33). No obstante,
estas categorías han de ser diferenciadas de los “espíritus inmundos”, más
cercanos al citado bajo astral y recogidos igualmente en los textos evangélicos
(Mateo 12, 43-45 y Lucas 11,24-26).

En cuanto a la segunda modalidad de actuación aludida, Satanás puede,


así lo hace, encarnarse directamente en seres humanos. Tal como se señalaba
páginas atrás que almas pluriconscienciales simples y complejas se encarnan en
Tercera Dimensión para apoyar el Plan Crístico, igualmente las almas-
personalidad pluriconscienciales se encarnan a la vez en distintos seres
humanos para enfrentarse a él. Estas personas poseen, por tanto, un alma
satánica que de manera voluntaria y consciente ejerce directamente el no-Amor
y expande y promueve entre la Humanidad los comportamientos, actitudes y
actos egóicos. Además, saben ganarse adeptos, contagiándolas con sus objetivos
y pretensiones, entre las almas uniconscienciales, a las que intentan atraer hacia
su “gran engaño” y que malgasten sus experiencias vivenciales en la quimérica
búsqueda de una felicidad basada en los bienes materiales.

Como se constará en la segunda parte del presente texto, la historia de la


Madre Tierra y de la Humanidad está plagada de Voluntad (intenciones
plasmadas en acción) a favor del Plan Crístico, lo que ha posibilitado que el
Salto Dimensional que se analizará en el próximo epígrafe sea ya una realidad.
Pero, igualmente, están grabadas en ella a sangre y fuego las actuaciones de
numerosas personas, de ayer y de hoy, que bien con almas pluriconscienciales
satánicas o con almas uniconscienciales bajo su influjo, desarrollan su vida en la
negación del Amor, transmutando la energía pura (Amor) en energía densa y
lenta (no-Amor) y vaciando de Luz (oscuridad) la existencia. Es más, en el
transcurso de los siglos, han conseguido impregnar con su peculiar visión del
mundo los modelos sociales y de sociedad, las escalas de valores, las pautas de
comportamiento y los estilos de vida que hacen suyos cotidianamente millones
y millones de seres humanos. Y en este marco hay que interpretar lo mucho que
actualmente se habla y escribe acerca de un Nuevo Orden Mundial o de una
élite financiera y política que persigue intereses tan espurios como mezquinos.

No obstante, como se examinará en el siguiente capítulo, frente a Satanás


(uno y legión) y sus seguidores, conscientes o inconscientes, la única respuesta
es el Amor. Luchar contra ellos es caer en sus redes; utilizar cualquiera de sus
armas bajo el pretexto de enfrentárseles es admitir que el fin justifica sus
miedos, que es, de hecho uno de sus principales proclamas. Amor. Sólo Amor,
es la respuesta. La actitud crística hacia Satanás no consiste en temerle, ni en
rechazarle, ni en enfrentársele. La única respuesta es el Amor: no es Satanás
quien viene hacia nosotros para impregnarnos con su oscuridad, sino que
somos nosotros los que, plenos de Luz, le ofrecemos nuestra mano y nuestro
abrazo fraternal transmitiéndole con claridad, en nombre del Cristo que todos
llevamos dentro y en nombre del Padre del que todos somos Hijos, que las
puertas de regreso al Hogar las tiene abiertas de par en par. Amor y
misericordia es la respuesta. Y agradecimiento, pues con su oposición al Plan
Crístico y con la generación en Tercera Dimensión de los dualismos y

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dicotomías que tanto le gustan está ayudado a muchas almas uniconscienciales,
que a veces precisan sentir la oscuridad para aprender lo que es la luz, avanzar
por la senda del crecimiento espiritual y comprender lo Real: la energía
negativa (no-Amor) se armoniza con la positiva (Amor) para que se haga la
Luz, por que todo, en verdad, es Amor.
PARTE V
YO SOY
CAPÍTULO 12
YO SOY: APROXIMACIONES

Decidir ser o cesar de ser

DE UN ÁNGEL QUE FUE HEREJE EN U

-... O sea, que te atreves a decir que tú eres


de furia, contra el hereje.

-Querido hermano-, contestó el hereje con dulzura -es exactamente al revés:


Dios es yo. Y yo soy Dios precisamente cuando ceso de ser yo, es decir, cuando dejo de identifica

-¿Si?... ¡Pues demuestra en la hoguera el Dio

-No dudes que así será-, respondió el hereje sin amilanarse –El bien-estar y el
mal-estar me son indiferentes. Y en medio de las llamas, aun sumido en el dolor físico

En muchos textos, especialmente en los llamados de autoayuda, se insiste


en la importancia de darse cuenta de que uno es lo que decide ser. Por ejemplo,
así se insiste en El Laberinto de la felicidad, de Alex Robira, examinado con detalle
en el Capítulo 1. En este texto, a la pregunta ¿Quién soy? se responde: Lo que
decido ser.

Contrasta esto con lo que en el recuadro precedente afirma el “Ángel que


fuere hereje en una vida anterior”: Dios es yo. Y yo soy Dios precisamente cuando
ceso de ser yo, es decir, cuando dejo de identificarme con cualquier tipo de identidad, sea
física o espiritual, sea individual o colectiva.

Entonces, en qué quedamos: ¿debo decidir ser, pues eso seré, lo que
decida ser, o he de cesar de ser para que resplandezca toda mi esencia
divininal?.

Para dar respuesta a esta cuestión es preciso diferenciar entre “soy” y


“Soy” y entre “yo soy” y “Yo Soy”.
Cuando no decido, cuando incluso no decido ser

Cuando decido ser, lo que decido ser soy.

¿Y si no decido ser?.

Cuando no decido, cuando incluso ni decido ser, ¡Soy!.

1. Dos mundos conviven en éste: el que Es, ajeno a “mi” decisión de ser;
y el que creo por “mi” decisión de ser. El primero es el mundo del Yo Soy; el
segundo, el mundo del yo soy. Ambos son divinos y maravillosos. Y los dos
tienen sus propias reglas de juego.

2. El mundo del yo soy, creado por mi decisión de ser, es mi


responsabilidad al cien por cien. Todo lo que en él ocurre, sucede y acontece es
mi creación. Todo, absolutamente todo, es consecuencia de mi decisión de ser y
proyección de lo que soy como consecuencia de esa decisión, haciendo que mi
vida y todo lo que me rodea, sin excepción alguna, sean “espejos” de lo que he
decidido ser.
El mundo del yo soy, al hilo de lo analizado en el capítulo dedicado a la
Consciencia, es una colosal Matriz Holográfica que se ajusta y amolda en todo –
espacio, tiempo, perfiles, personajes, eventos, circunstancias, límites,…- a lo que
he decidido ser.
Es un mundo mágico en el que todo es Verdad y nada es Real, pues
todas las realidades son super-cuánticas y super-simétricas, mutan constante e
interactivamente, ostentan perfiles holográficos y matriciales y son diferentes en
función del observador, de su decisión de ser y de la evolución de su estado
consciencial.

3. El mundo del Yo Soy es ajeno a cualquier Verdad e intrínseca y


esencialmente Real. Precisamente por esto, no puede ser descrito con palabras,
pues es inabarcable para la mente. El mundo del Yo Soy no puede ser pensado,
sino Vivido. El mundo del Yo Soy es la Vida en toda su Pureza, sin aditivos
materiales ni colorantes mentales. En él, Vivir es la exclusiva Experiencia. Por lo
mismo, el mundo del Yo Soy es Amor.

4. En el mundo del yo soy, desde mi decisión de ser busco mi contento y


mi cuidado. Y "mi deseo de estar contento origina el dolor de mi vida y del
mundo" (Buda), a través de la cadena de eventos de dualismo y fragmentación
que ese deseo produce en la Matriz Holográfica.

5. En el mundo del Yo Soy: “quedeme y olvideme, el rostro recliné sobre


el Amado, cesó todo y dejeme, dejando mi cuidado entre las azucenas
olvidado” (San Juan de la Cruz, en Noche Oscura).

6. Siendo tan distintos, ambos mundos, el del Yo Soy y el del yo soy,


confluyen en un mismo punto: el Aquí y Ahora. No en balde, en la vida
cotidiana, entre cada estímulo, hecho o impacto que se recibe y la respuesta al
mismo se encuentra el Aquí y Ahora, un espacio sagrado de libertad donde se
genera la actitud con la que la Vida se vive desde la reacción ante cada
estímulo.

7. En el mundo del yo soy, esa actitud está en función de mi decisión de


ser. Y la actitud elegida ocasiona emociones y pensamientos que se plasman en
acciones. Y las acciones repetidas se convierten en hábitos, que determinan
nuestro carácter, que define la visión de la vida y la muerte: el sentido que le
otorgamos a la vida y el significado que le damos y le daremos, cuando
acometamos el tránsito, a lo que llamamos muerte.

8. En el mundo del Yo Soy, esa actitud no es otra que la Vida misma:


¡Vivir como exclusiva Experiencia !.

+Ser Amor, lo que significa, a su vez, respeto a la libertad y evolución de los


demás y aceptación: aceptar al otro; aceptar todo y a todos. Sólo así no hay dualidad y lo o

+Fluir en libertad y alegría, sin inquietud o preocupación


Perfecto y se halla en el Aquí y Ahora para que desplegu

9. Dios es yo. Y yo soy Dios cuando ceso de ser yo: Yo Soy

Yo Soy y el mundo físico y material

1. El mundo físico y material -nuestro propio cuerpo, la Naturaleza,…-


está plenamente integrado en la Unidad y Unicidad de Cuanto Es. Por ello, el
mundo físico y material es Perfecto. El Yo Soy es consciente de ello. El yo soy
no; y desde su mente genera la falaz percepción de la imperfección del mundo
físico y material.

2. La Perfección del mundo físico y material tiene múltiples


manifestaciones. Entre ellas y muy especialmente, el estar concebido, diseñado
y creado para el Yo Soy (no para el yo soy).

3. Por ejemplo y tal como se desarrolló en capítulos anteriores, el cuerpo


físico del ser humano está hecho y configurado para el Yo Soy. Su ADN
contiene todos los componentes “genergéticos” pertinentes para vivir sin
ingerir “comida”, es decir, sin alimentarse a costa de otros seres vivos (sean
mamíferos, peces, vegetales, frutas,…). Estos componentes se bloquean en el yo
soy, pero en el Yo Soy se potencian y despliegan, aportando al organismo la
energía regeneradora y los nutrientes pertinentes para, en contacto con la
energía del Sol y la que aporta la ingestión de agua y la respiración consciente,
vivir en plena salud, sin padecer nunca enfermedad alguna, y en estado de
permanente juventud, sin sufrir jamás ni el envejecimiento ni la muerte.
Esta capacidad del ADN es lo que muchas personas están empezando a
sentir en este maravilloso Aquí y Ahora, que es un Tiempo de Evolución y
Cambio, una auténtica Metamorfosis.

4. Pero cuando, en lugar del Yo Soy, decidimos ser, es decir, yo soy,


violentamos desde esa decisión –que conlleva un deseo de separación o
fragmentación de la Unicidad- la Perfección del medio físico y natural –
integrado absolutamente en esa Unicidad- y agredimos a nuestro propio
cuerpo, manteniendo durmientes múltiples componentes de nuestra ADN y
sometiendo a una tensión “contracorriente” a la base genética y celular del
organismo, provocando desgaste, enfermedad, envejecimiento y, finalmente,
muerte.

5. Por tanto, Todo, también este mundo físico y material, está ahí, en el
Aquí y Ahora, para que el Yo Soy despliegue el Vivir como exclusiva
Experiencia. Cuando decidimos ser, yo soy, violentamos este Orden Natural,
originando dolor y desgaste energético y colapsando la colosal capacidad de
regeneración presente e inserta en toda la Naturaleza y en nuestro cuerpo.

6. Se reseñó en el epígrafe anterior que en este mundo conviven el


mundo del Yo Soy y el mundo del yo soy. Pero la Creación, el Cosmos y este
mundo (su base física y material) están creados y diseñados para el Yo Soy, no
para el yo soy, que es una “singularidad”, que dirían los físicos, en la Creación
(una singularidad "normal", por otra parte, en la Tercera Dimensión). Por lo
mismo, el Yo Soy no tiene que irse de este mundo para desplegar su Vivir como
exclusiva Experiencia. El Yo Soy percibe con claridad el Estado de Pureza y el
Carácter Divinal de todo soporte físico y material y lo integra completamente en
su propio Yo Soy, sin dualidad ni separación.
7. En cuanto a la interacción del Yo Soy con los yo soy, no está marcada
ni por el desinterés ni por la percepción de “contaminación”. Todo es Perfecto,
no existe contaminación alguna. El yo soy es una experiencia maravillosa, una
hermosa y curiosa singularidad en la Unidad y Unicidad ante la que Yo Soy,
inevitablemente, responde con lo que indefectiblemente Es: Amor.

Auto-castigos y auto-lesiones: ¡sólo vanidad!

El ser humano se auto-castiga y auto-lesiona de múltiples maneras:


miedos, autolimitaciones mentales, culpas, sufrimientos (que son muy distintos
al dolor), celos, recelos, envidas, rencores, iras, olvido de su esencia y poder
divinos, falta de autoestima y complejos diversos, desgaste energético por los
continuos viajes en el tiempo (saltando permanentemente entre el pasado y el
futuro, sin vivir nunca en el Aquí y Ahora), pre-ocupaciones constantes,
sentimiento de soledad, falta de comunicación y generación de suposiciones,
asunción del trabajo herculano de ser “magistrado” de todo y todos (siempre
opinando, etiquetando y juzgando a los demás y a uno mismo), alimentación
insana, ritmo de vida estresante y un largo, muy largo etcétera.

¿Por qué semejante martirio auto-infligido?. Muy sencillo: por vanidad.


Todos esos auto-castigos y auto-lesiones se deben a la vanidad, al ridículo
empeño de ser un “yo soy” individual.

La paradoja es que con ese “yo soy” se interpreta un papel secundario y


hasta estrafalario en la película de la vida, mientras que dejando de ser un “yo
soy” fragmentado de la Unidad y Unicidad de cuanto Es, es decir, siendo Yo
Soy, se es director, guionista, cámara y absoluto protagonista de la Vida. Pero,
aun así, la vanidad es tan fuerte que el empeño de ser “yo soy” impide percibir
tamaña paradoja.

¿Qué puedes hacer para amarte de forma pura y plena?. Precisamente,


no “amarte” ni amar nada ni a nadie. Eres Amor, no un “yo soy” que ama o
deja de amar. Eres Amor pleno y puro. Simplemente, vive como lo que eres: Yo
Soy. No hay mejor manera de “amarte” que dejar de amarse a uno mismo para
Ser el Amor que Somos y Es: Yo Soy. Vive no amándote ni amando, sino,
sencillamente, siendo Amor: Yo Soy.

Y siendo Amor, fluye confiando absolutamente en la Providencia, acepta


todo y todos (especialmente a ti mismo, tal como eres) sin estar de acuerdo o en
desacuerdo con nada ni con nadie y disfruta de un Aquí y Ahora (“carpe
diem”) que ha sido creado (co-creado) para que tú, Yo Soy, despliegue la
Felicidad que es tu Estado Natural.

Todo lo demás es vanidad de vanidades y ¡sólo vanidad!.


Nacer es “no-hacer”; Vivir es Vivir (“no-hacer”)

Se nace para no-hacer: nacer = no-hacer

La Humanidad ha creído hasta el momento presente que se nace para


hacer y que “nacer” es sinónimo de “hacer”. Es un paradigma culturalmente
muy arraigado el considerar que venimos y estamos aquí, en esta vida y en este
mundo, para hacer cosas: lograr metas, alcanzar objetivos, producir, construir lo
que sea,… Y en ese hacer -ligado inevitablemente a trabajos, empeños,
esfuerzos, programaciones y controles- se busca la “realización” personal (cada
cual según su “yo y sus circunstancias”), el sentido de la vida y hasta un sueño
de porvenir colectivo en el marco de la denominada civilización.

Pero, Aquí y Ahora, la Humanidad vive de manera natural un Tiempo


de Evolución. Así lo están sintiendo y experienciando ya numerosos seres
humanos. Por nuestra propia decisión consciente -desde nuestro Cambio
Interior- y en un contexto de cambio de ciclo que también es cosmogónico, el
viejo mundo ha empezado a derrumbarse y su Matriz a desconfigurarse. Y la
dinámica de disolución de sus caducos paradigmas, como el citado de que se
nace para hacer, es ya irreversible. En su lugar, emana de manera acelerada un
Nuevo Mundo y una Nueva Humanidad que enraizarán en la Madre Tierra
cual bella y fructífera cristalización del proceso de evolución en marcha.

Precisamente, una de las claves fundamentales para la plasmación


efectiva de la reiterada evolución se halla en el discernimiento y la
interiorización de que no se nace para hacer, sino para “no hacer”. De hecho,
“nacer” es “no-hacer” (nacer = no-hacer). Lo que puede ser expresado de otra
forma igualmente hermosa y contundente: se nace para Vivir. Y Vivir, es
sencillamente, eso, Vivir, no-hacer.

Nacer =/= hacer

Nacer === no-hacer

Nacer === Vivir

Vivir =/= hacer

Vivir === no-hacer


Esta afirmación resultará todavía inaceptable para muchas personas,
pues choca frontalmente con uno de los ejes centrales del arcaico sistema de
creencias de un viejo mundo que viene enseñando y educando en la tradición y
el convencimiento de que Vivir significa ineludiblemente hacer. Por milenios,
la gente ha vivido en esa idea, que ha sido fraguada desde la mente y que se
trata, por lo mismo, de una mera creación mental. Prisionera de ella, el ser
humano lleva siglos empeñando su vida y su “civilización” en hacer cosas y
hasta hacerse “a-sí-mismo”.

La Creación es Perfecta y no necesita de bricolages

Pero la creencia de que se nace para hacer sólo es verdad en la medida


que mentalmente pensemos que lo es. Y, desde luego, no es Real. ¿Por qué?.
Pues porque la Creación es Perfecta y cada uno de nosotros, el mundo y cuanto
nos rodea es, igualmente, Perfecto. Ante lo cual, pensar que se nace para hacer
significa asumir, consciente o inconscientemente, que la Creación se halla
incompleta y que precisa para culminarse de la obra humana; o que nosotros (el
género humano, el planeta,…) estamos “mal” o insuficientemente hechos y se
requiere nuestra propia acción para paliar los errores y las carencias de la
Creación.

Esta percepción ha ido en paralelo, no podía de ser otro modo, al


creciente predominio de una visión de la vida y de la muerte cada vez más
materialista, egocéntrica y soberbia y radicalmente ajena a nuestra esencia
espiritual y divinal. Tan ajena, que hemos creído que el mundo (la Tierra, la
Naturaleza, nosotros mismos,…) está mal hecho y se necesita que hagamos
cosas para adaptarlo y acomodarlo a lo que nuestra vida demanda. Es decir, la
Humanidad, en su deriva egóica, ha llegado a pensar (otra creación mental) que
Dios no existe o que, si existe, está separado y fuera de nosotros y es tan
chapucero y torpón como para que su Creación haya de ser reajustada y
modificada por la mano humana.

Sin embargo, lo Real es muy distinto: la Creación es Perfecta y no precisa


de ninguna fe de erratas, de ninguna corrección de errores, de nadie que se
ponga a hacer bricolaje para arreglarla o repararla. Todo es divino y todo se
halla exacta y maravillosamente hecho –aquí, en la globalidad del Cosmos y en
todas las Dimensiones, sin excepción- para que fluya el Amor y la Vida y para
que la Felicidad sea el Estado Natural de cuanto vive y existe.

Hacer: la decisión de ser (yo soy)

Si el ser humano no se percata de esto es por su empeño de ser “yo soy”,


en vez de “Yo Soy”, en el sentido recogido en apartados anteriores; por su
obsesión en pensar (creación mental) que debe y tiene que hacer cosas y que
vivir se plasma en ese hacer; en definitiva, por una monumental vanidad que es
la fuente de los auto-castigos y auto-lesiones reflejados en el epígrafe
precedente.

Antes de nacer (encarnar en el plano humano) nuestra dimensión


espiritual es plenamente consciente que “Dios es yo y que yo soy Dios (Yo Soy)
cuando ceso de ser yo (yo soy)”. Igualmente, conoce bien que el mundo (el
Universo, el planeta, la Naturaleza, la Humanidad, cada cuerpo físico,…) es
obra de Dios y, por tanto, una obra nuestra (del Dios que Somos y Todo Es) de
absoluta Perfección. Y sabe que la encarnación (nacer) en esta Dimensión y
plano no tiene otra meta o finalidad que la Vida misma (Vivir), esto es,
experienciar el Yo Soy que Somos en un escenario (nuestra “casa” y “hogar” en
Tercera Dimensión) divinamente configurado y, por tanto, amoroso, acogedor y
perfecto, una espléndida manifestación de nuestra propia divinidad. La
metáfora del Paraíso Terrenal es fiel reflejo de lo anterior y describe
atinadamente el marco de felicidad, alegría, belleza, libertad y armonía para el
que la Vida toda -y, desde luego, la vida humana- está diseñada y generada.

Sin embargo, el ser humano, en su proceso consciencial y en libre


albedrío, optó hace tiempo por fragmentarse mental e ilusamente de la Unidad
y Unicidad de Cuanto Es y, olvidando el Yo Soy que Es, decidió ser: yo soy. Y
en esta decisión individual y colectiva radica la visión de que nacer es hacer y
que vivir consiste en eso, en hacer; la percepción de que estamos aquí para
hacer cosas, en lugar de, simplemente, Vivir (Yo Soy).

Esta decisión de ser (yo soy) reclama y exige un mundo bien distinto al
Paraíso. Un mundo cuya configuración permita y posibilite vivir tal
experiencia. Y la Creación es tan Perfecta que eso lo hace factible y un mundo
así es que el hemos generado cual Matriz Holográfica desde nuestra dinámica
consciencial ficticiamente separa del Yo Soy. En él, nos esforzamos en hacer, nos
empeñamos en “ganar el pan con el sudor de nuestra frente” (cuando la
Creación es Providencia y Abundancia), acometemos bricolaje en reparaciones
absurdas que sólo consiguen distorsionar una “casa” y un “hogar” que son
Perfectos y terminamos concibiendo la existencia como un Valle de Lagrimas en
el que estamos exiliados y condenados a unos trabajos forzados que sólo
nosotros mismos hemos elegido hacer al decidir ser (yo soy).

Vivir para Vivir (Yo Soy)

Pero Aquí y Ahora, que no por casualidad coincide igualmente con un


cambio de ciclo cosmogónico, un número creciente de seres humanos han
iniciado el regreso al Paraíso y, consciencialmente, están recordando quienes
verdaderamente Somos (Yo Soy) y dando por finalizada la experiencia del yo
soy. Y en cuanto el yo soy se diluye, el Yo Soy fluye y se hace presente de modo
natural y espontáneo. Y el Yo Soy, en su Sabiduría Innata y Divina, Vive, no

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hace; y es Perfectamente Consciente de que Vivir es Vivir, no hacer, y que
completamente todo (la vida entera y la absoluta totalidad de sus componentes)
está divinamente creado y hecho para Vivir sin otro requerimiento, premisa o
condicionante que Vivir.

En el desenvolvimiento del momento presente (eso que la Humanidad


todavía llama “futuro” debido a que continúa atada a otra curiosa creencia de
perfil puramente mental: la de la existencia del tiempo), miles de millones de
seres humanos van abandonar el deseo de ser (yo soy) y, desde su Cambio
Interior y el despliegue del Yo Soy, provocarán la evolución del género humano
hacia una Nueva Humanidad en la Nueva Tierra que el ser vivo Tierra, por su
parte, está configurando por adelantado. Su cotidianeidad estará presidida por
lo que ya algunas personas están practicando: Vivir para Vivir (no para hacer).

¿Qué es esto de Vivir para Vivir?. Tan acostumbrados estamos a vivir


para hacer que hemos olvidado lo que es Vivir para Vivir. Pero no hay que pre-
ocuparse: nuestro Corazón atesora ese conocimiento y lo vamos a redescubrir.
Puede entenderse fácilmente subrayando que el Paraíso del que venimos lo
vamos a configurar en la Tierra desde nuestra metamorfosis interior.
Metafóricamente expresado, para crearlo aquí y entrar en él hay que estar
¡absolutamente desnudos!. Y estar desnudos es Vivir y no-hacer (ni siquiera
colocarnos una hojita de parra): vaciamiento y desalojo interior de cualquier
necesidad o requerimiento de “yo soy” y de lo que ello conlleva; confianza en la
Providencia (que es nuestro propio ser divino y eterno); aceptación de todo y de
todos sin estar en acuerdo o en desacuerdo con nadie ni con nada; fluir en el
Aquí y Ahora con Libertad y Alegría, sin preocupaciones ni inquietudes y en
Armonía con la Naturaleza; interiorización plena de la Perfección y de la
Unidad y Unicidad de cuanto Existe y Es; Ser el Amor que Somos. ¡Vivir!: Yo
Soy.

Nada hay que hacer, nada hay que decidir. Yo Soy Amor y Vida en el
Aquí y Ahora y en la Unidad y Unicidad de una Naturaleza tan Viva como
Divina donde todo, sin excepción, es Perfecto.

¡Deja de “hacer” y date la Gozada de Vivir para Vivir en el Aquí y Ahora


de este Tiempo de Evolución!
CAPÍTULO 13
CANCIÓN DEL YO SOY

Desde el Amor y la Aceptación y desde el Respeto más profundo a


cuantas otras percepciones que de ella haya, la Espiritualidad no puede ser
definida, ni catalogada, ni diseccionada, ni pensada. Porque la Espiritualidad es
consustancial a lo que Soy y Somos: Yo Soy.

Y lo que Soy y Somos -Yo Soy- no cabe en conceptos, ni ideas, ni


pensamientos. Ni la mente lo concibe, ni las palabras lo abarcan. No obstante,
para propiciar nuestro diálogo compartido, desde el Corazón emana esta
"Canción del Yo Soy":

CANCIÓN DEL YO SOY

Yo Soy:
Soy Ser y No-Ser;
Soy Todo, Uno y Único;
Soy Plenitud y Vacío.
Y, trascendiendo tiempo y espacio, Siempre Soy y nunca estoy:
“estar” es una ficción de la mente ante su incomprensión del Yo Soy.

También Soy el Aquí y Ahora,


en su integridad y sin fragmentación
alguna. En el Aquí y Ahora Soy eso que
llamo “yo”.
Y Soy tú y aquél, Soy esto y aquello y Soy lo de acá y lo de más
allá, sea materia, espíritu, hecho, experiencia, emoción,
sentimiento,…

Yo Soy… Espiritualidad…
...Ser en el momento presente, de instante en instante, el BienSer que Yo Soy,
sin quimeras mentales de bien-estar, ni deseo de estado de bien-estar alguno;
sin búsquedas, ni encuentros; sin dormires, ni despertares.

Y constatar cómo entonces,


en ese recinto sagrado de libertad que es el Aquí y Ahora,
se genera una frecuencia y una actitud permanente de Amor
ante cada impulso, estímulo, impacto, forma y ser de la
Vida,
da igual lo que sea y como sea,
comprobando que Todo es Perfecto
y que la Felicidad es el Estado Natural del BienSer que Yo Soy.

Yo Soy… Espiritualidad...
… Ser Aquí y Ahora lo que Yo Soy Infinita y Eternamente.
Ser Aquí y Ahora la Armonía que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora la Alegría que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora la Belleza que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora la Bondad que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora la Con-Pasión que Soy infinita y
eternamente; Ser Aquí y Ahora la Libertad que Soy infinita y
eternamente; Ser Aquí y Ahora la Paz que Soy infinita y
eternamente;
Ser Aquí y Ahora la Perfección que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora la Quietud que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora la Unidad y Unicidad que Soy infinita y
eternamente; Ser Aquí y Ahora el Acompañamiento que Soy infinita y
eternamente; Ser Aquí y Ahora la Felicidad que Soy infinita y
eternamente;
Ser Aquí y Ahora el Amor que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora el Creador que Soy infinita y eternamente;
Ser Aquí y Ahora el BienSer que Soy infinita y eternamente.

Yo Soy… Espiritualidad…
…Ser Aquí y Ahora el Dios que Yo Soy Infinita y Eternamente.

Con un Movimiento en la denominada “realidad”,


colosal Matriz Holográfica donde todo es Verdad y nada es Real,
que sea resplandor de la Quietud que Yo Soy:
Vida Sencilla y Alegre,
sin pretender otro contento que el BienSer que Yo Soy.

Vida Sencilla y Alegre


gozada en el momento
presente,
cooperando con todos y compartiendo todo,
saboreando el Silencio y degustando el jolgorio,
enalteciendo la globalidad de Dones, también la sexualidad, y Talentos
desde el entusiasmo con la Creación y la Naturaleza.

Vida Sencilla y Alegre


sin preguntas ni respuestas; sin inquietarse ni pre-ocuparse;
sin miedos ni controles ni autolimitaciones mentales;
sin culpas ni cultos ni sacrificios; sin apegos ni
desapegos; sin saberes ni deberes; sin quehaceres ni
quereres;
sin pertenencias ni dolencias; sin luchas ni resistencias;
sin programas ni propuestas; ajeno a fronteras, banderas y gobiernos.
Fluyendo en la Providencia
sin estar de acuerdo o desacuerdo con nadie ni con nada.

Vida Sencilla y Alegre


sin aferrase a ningún tipo de identidad,
sea física o espiritual, sea individual o colectiva,
y ejerciendo de modo Natural el Poder Creador del Yo Soy.
Y con Amor, mucho Amor,
hacia todo, por todo, en todo, con todo,
pues Amor es lo que Soy: Yo Soy.

Yo Soy... Espiritualidad...
... Ser Aquí y Ahora el No-Nombre que Yo Soy Infinita y
Eternamente.

Desde el Amor, en el Amor, con Amor,


por el Amor en Amado Transformado,
Yo que Soy Tú como Tú Eres Yo:
Yo Soy.
PARTE VI
PRIMAVERA CONSCIENCIAL Y SU SINCRONÍA
CON EL DESPERTAR CONSCIENCIAL
CAPÍTULO 14
DESPERTAR CONSCIENCIAL Y PRIMAVERA
CONSCIENCIAL

Una nueva conciencia

La Madre Tierra y la Humanidad viven un momento presente pleno de


Bendiciones y protagonizado por la expansión de una Nueva Conciencia. Dos
hechos contribuyen a ello decisivamente: el Despertar Consciencial del ser
humano a través del descubrimiento e interiorización de que la realidad
exterior se crea desde la realidad interior; y la entrada en un ciclo cosmogónico
de Primavera Consciencial.

Tal como se analizó con detalle en la Parte II de estas páginas dedicada a


la Consciencia, durante milenios, los hombres y mujeres han intentado cambiar
y mejorar el mundo exterior desde el exterior (instituciones, estructuras
sociales, leyes,…). Sin embargo, ese mundo, en lo sustancial, no ha mutado. Y,
en la actualidad, multitud de seres humanos deseamos un mundo distinto, sin
las injusticias, miserias, violencias y dolores que se acumulan por doquier. Pero
ahora empezamos a darnos cuenta de nuestra capacidad creadora; comenzamos
a ser conscientes de que es desde nuestro interior desde donde generamos y
moldeamos la realidad exterior, en general, y nuestra propia vida, en particular.
Este descubrimiento representa nuestro Despertar Consciencial y abre las puertas
a una verdadera Metamorfosis de la Humanidad propiciada por todas las
personas que, desde su interior, deciden hacer realidad lo que llevan tanto
tiempo soñando y, en lugar de enredarse en “luchar” contra lo viejo, se centran
en “crear” un Mundo Nuevo y en plasmarlo con Amor en su vida cotidiana.

Pero, además, esto coincide en el aquí y ahora con un ciclo de carácter


cosmogónico de Primavera Consciencial. Se trata de lo anunciado por antiguas
culturas como la maya, con su famoso 2012. Al igual que hay ciclos de corta
duración (día y noche, las cuatro estaciones anuales,…), en la Naturaleza y en el
Cosmos hay otros cuyo discurrir se mide por miles de años. Y el momento
presente puede ser descrito como el inicio de una especie de Primavera
cosmogónica que, siendo energéticamente y vibracionalmente impulsada desde
el Centro Galáctico, repercute en nuestro Sol, en la Tierra y, gracias a ella, en la
Humanidad. La entrada en esta Primavera acontecerá en el periodo que va del
solsticio de invierno de 2012 al equinoccio de primavera de 2013, si bien, como
ocurre con la primavera anual, sus impactos se han notado antes de la fecha
“oficial” y, pasada ésta, aún habrá momentos en los que el invierno vuelva a
dar la cara. No obstante, a partir de 2013 la dinámica de crecimiento
consciencial será cada más evidente y la Primavera actuará cual “vitaminas
energéticas” para todos los seres humanos.
La coincidencia entre el Despertar Consciencial de la Humanidad y la
Primavera Consciencial cosmogónica no es casual, sino que forma parte del
devenir tan Natural como Inteligente de esa colosal Naturaleza que es la
Creación en su conjunto. La interacción entre ambos hechos multiplicará
exponencialmente sus respectivos impactos hasta introducirnos en un Tiempo
de Evolución que, en lo que los humanos llamamos largo plazo, desembocará
en un auténtico Salto Dimensional: el surgimiento de una Nueva Tierra y una
Nueva Humanidad que atesorarán en su Corazón una Nueva Conciencia
fundada y sostenida en el Amor: Amor pleno de Armonía, Alegría y
Aceptación; Amor que sabe que Todo es Uno y Todo es Perfecto.

Sobre el Despertar Consciencial

Como se expuso en el citado Capítulo 3, especialmente en el epígrafe


Despertar Consciencial: cambio interior, a lo largo de la historia, en todas las
épocas y latitudes, multitud de seres humanos han intentado cambiar y mejorar
el mundo exterior desde el exterior. Cuántas revoluciones, por ejemplo, se han
dirigido a ello; y cuántas personas han dado lo mejor de sí, hasta la misma vida,
en pro de ese cambio exterior desde el exterior (transformaciones políticas,
institucionales, económicas, sociales,…). Sin embargo, el mundo exterior, lejos
de experimentar las transformaciones deseadas, no ha cambiado en lo
fundamental. Pero hoy sabemos, por fin y tal como se ha constatado en los
epígrafes anteriores, que es desde nuestro interior (estado consciencial) desde
donde creamos, moldeamos y generamos la realidad exterior, en general, y
nuestra propia vida, en particular. Por lo que el cambio del mundo exterior no
puede hacerse desde el exterior, sino desde el interior: se necesitan ojos nuevos
para un nuevo mundo.

Este descubrimiento ha abierto las puertas a la posibilidad de un gran


cambio, a modo de salto dimensional, por encima y más allá de los límites por
los que la Matriz Holográfica ha venido hasta ahora desenvolviéndose. Su
envergadura es tal que puede hablarse de un salto dimensional propiciado por
todos los seres humanos que desde su interior decidan hacer sus sueños
realidad en la consciencia de su capacidad creadora. Es un auténtico Despertar
Consciencial.

Sobre la Primavera Consciencial

El Despertar Consciencial examinado en los apartados anteriores coincide


en el momento presente con un ciclo de carácter cosmogónico que puede ser
calificado de auténtica Primavera Consciencial y que se inscribe en la Unificación
Consciente, esto es, el discernimiento e interiorización de la Unicidad de la
Creación. Y la Unicidad incluye la Unidad de cuando existe y Es, pero es mucho
más que la Unidad.

La Humanidad empieza a comprender que la galaxia que llama Vía


Láctea es su hogar y su familia; y que Hermanos suyos son la totalidad de
modalidades de vida y existencia que en ella hay. Igualmente, la Vía Láctea se
encuentra estrechamente emparentada con unas 40 galaxias con las que
conforma el Cúmulo Galáctico en cuyo seno viaja por el Universo, que está
asociado a otros Universos dentro de un colosal Multiverso que es parte de uno
de los numerosos Omniversos en los que la Creación se desenvuelve y
desarrolla. Como se examinó en el Capítulo 5, todo configura un Único Cuerpo,
una Única Naturaleza, tan Viva como Divina, en la que todo es suma de partes
y forma parte de una superior, aunque cada parte es, a su vez, el Todo. El ser
humano, desde sus sentidos físicos y en el escenario de la Tercera Dimensión,
suele percibirse a si mismo como una identidad individualizada y separada de
los demás y del resto del mundo y cosas. Pero esta percepción es un espejismo
consciencial, pues Todo es Uno, la Unicidad es el contexto en el que se
desenvuelve la Vida y en la Creación y la Existencia no hay individualidad,
separación o fragmentación posible.

Se puede visualizar la Unificación Consciente como una arteria infinita e


invisible que une físicamente, a través del ADN, y espiritualmente, por medio
del ADN y los Corazones, todas y cada una de las formas de vida existentes en
la Creación: planetas, soles, estrellas, sistemas solares, galaxias y la globalidad
de las entidades y tipos de vida que colman y abarrotan los Universos,
Multiversos, Omniversos y Dimensiones. Y así como el cuerpo humano dispone
de un sistema circulatorio por el que discurren los nutrientes sanguíneos y
linfáticos y se recogen los deshechos metabólicos, la Creación cuenta con esa
especie de arteria por la que corre con potencia infinita la Energía Divina,
vibración pura portadora de Vida y Conciencia. Y al igual que en el caso
humano la sangre es bombeada conforme al movimiento rítmico del corazón, la
Energía Divina es impulsada mediante las pulsiones cíclicas de los profundos
latidos de la Creación, fluyendo siempre desde cada suma a las partes que la
conforman, tanto arriba como abajo.

Eso sí, mientras que los movimientos de sístole y diástole del corazón
acontecen cada pocos segundos, los latidos de la Creación se miden, desde la
perspectiva humana, por decena de miles de años. Dentro del Universo, son los
Centros de los Cúmulos Galácticos –todos se hayan interconectados entre sí- los
que recogen esas pulsiones cíclicas de Energía Divina y la propulsan hacia los
Centros de las galaxias que lo componen. Y los Centros Galácticos repiten, a su
vez, el proceso y distribuyen la Energía Divina por los sistemas solares y astros
de su respectiva galaxia. Así de natural y sencillo.

Y en este marco, hace aproximadamente 26.000 años, el Centro de la Vía


Láctea hizo suya una de esas pulsiones cíclicas y, cual manantial cuántico,
bombeó la Energía Divina por toda la galaxia a una velocidad similar a la de la
luz, regando estrellas y sistemas solares. Dada la distancia existente entre el
Centro Galáctico y el Sol, es precisamente ahora cuando tamaña oleada
energética está a punto de arribar al sistema solar en el que la Madre Tierra
vive. No por casualidad, lo hará cuando el Sol ha comenzado a pasar por
delante de la Constelación de Acuario –lo que abre una era de cambios
conscienciales, sociales y científicos- y en coincidencia con su entrada en el gran
Cinturón de Luz de las Pléyades o Cinturón Fotónico y la finalización de un
periplo cíclico de 26.262 años en torno al Centro de la Vía Láctea. En este
formidable cuadro cosmogónico, que alinea al Sol con el Centro Galáctico, esa
magna riada de Energía Divina llegará al sistema solar, la Tierra y la
Humanidad a partir del solsticio de invierno de 2012, tal como anunciaron
antiguas culturas que, por distintas vías, accedieron a este conocimiento.

Por tanto, lo que esas culturas hicieron fue un “regreso al futuro”. No


formularon una profecía, ni vaticinaron el porvenir. Al contrario, miraron hacia
el pasado y constataron lo acontecido hace 26.000 años, cuando el Centro
Galáctico canalizó, hacia toda la Vía Láctea, la Energía Divina y de Amor
proporcionada por un nuevo latido de la Creación. Eso sí, por la distancia física
y la velocidad de propulsión, sus efectos en el Sol y la Tierra se harán notar a
partir de lo que el calendario humano gregoriano marca como finales de 2012. Y
el Sol, gran ser vivo generador de vida, responderá a tanta efusión de Amor con
profundas vibraciones de gran pureza.

Los efectos físicos, sensibles y visibles, de todo ello serán los impactos en
la magnetosfera terrestre de oleadas de ondas electromagnéticas y rayos gamma
y de tormentas y vientos solares cada vez más pujantes y formidables. Y la
ionosfera absorberá e interiorizará tanta Energía, canalizándola, a la par, hacia
las especies –minerales, vegetales, animales,…- que pueblan el planeta. Como
consecuencia de lo cual, los hombres y mujeres que estén consciencialmente
abiertos y desde su Corazón así lo quieran, experimentarán en primera persona
el Tiempo de Evolución y una Metamorfosis (cual oruga en mariposa) en la que
jugará un papel protagonista la activación de códigos y componentes del ADN
hasta ahora durmientes y latentes. De hecho, como la ciencia humana empieza a
intuir, sus dos cuerdas o hebras contienen las cadenas universales y
multidimensionales no sólo de la “genética física”, sino también de la “genética
álmica”, que, además, son fusionadas en el ADN a través de la dimensión
espiritual o “genética divinal” que en ambas subyace.

La llegada de tan colosal corriente energética producirá una gran


generación de Luz y Consciencia que destruirá la densidad que se ha ido
acumulando en el astral de la Madre Tierra. Con ello, se le limpiará de esa
energía densa, que será transmutada en luz, a la par que se impulsará la
erradicación de acciones conscienciales ligadas a egoísmo, violencia,
agresividad, enfermedad, sufrimiento,… mutando el viejo mundo en una
Humanidad y un Mundo Nuevos cuyo perfil resulta inimaginable para la
mayoría del género humano, que continúa todavía inmerso en la depredación
del planeta y de sus hermanos.

Cuando se sientan obstáculos e impedimentos en la evolución, conviene


tener presente que los mismos obedecen a la resistencia al cambio tanto en el
interior de cada uno como de una parte de la Humanidad, que no acepta las
nuevas condiciones a seguir en este planeta y procura impedir la evolución. Y
esa parte de nosotros mismos o esos seres humanos que se oponen al cambio
crean, conscientemente o inconscientemente, según los casos, miedo,
desconcierto, inseguridad, desesperación, desanimo e ignorancia. Ante todo
ello, es crucial centrarse en uno mismo tanto para detectar y transformar en luz
las “sombras” y resistencias interiores como para no caer en la dinámica de
confrontación con aquellos seres humanos que, en libre albedrío, se opongan a
la evolución.

En este punto, el discernimiento adquiere una gran significación.


Ninguna entidad, ni grupos de entidades, pueden evitar la evolución en
marcha. Y es muy importante no gastar energía en luchar contra ellas o intentar
desenmascararlas, ni siquiera con el pensamiento, pues con esto sólo se
consigue alimentarlas. No hay que perder fuerza ni tiempo en ir contra algo, el
viejo mundo y los que por él se decantan, que pronto dejara de existir por el
hecho sublime e imparable del surgimiento y consolidación de un Mundo
Nuevo que es fruto de la acción consciente de la Humanidad para la
instauración de la Luz y el Amor en el planeta desde un proceso del Ser: Luz y
Amor, sin resistencias, ni luchas, ni confrontaciones.

Nada hay que temer. La Tierra y las formas de vida que la habitan, entre
ellas la Humanidad y cada persona, cuentan con poder y capacidad para
minimizar los impactos geofísicos y materiales –aceleración del cambio
climático, profusión volcánica,…- de esas oleadas energéticas y aprovechar sus
efectos en la activación del ADN. En paralelo, se debilitará el campo magnético
terrestre y se alterarán sus polaridades, lo que apoyará igualmente el despertar
y avance consciencial y la configuración de un Nuevo Mundo. Y no estamos
solos, pues nuestros Hermanos de la Vía Láctea nos acompañan y nos
proporcionan su apoyo fraternal.

YA ESTAMOS EN EL 2012: ¿Y AH
Entrevista realizada a Emilio Carrillo, con fecha 16 de enero de 2012, en el pro

Emilio, el tema de hoy es Ya estamos en el 2012: ¿y ahora qué?. Porque hay cosas que
suceden en la vida y parece que la gente no lo advierte o no se da cuenta. Pero creo que estamos

El famoso solsticio de invierno de 2012 y lo que


años posteriores, en el contexto de una espléndi

260
cambio y evolución, tiene una preciosa singularidad: como sus impactos son
interiores, aunque también tenga repercusiones externas, cada uno lo va a vivir
como quiera vivirlo. Esto es una demostración absoluta de la libertad de la
Creación, porque no hay un marco predefinido. El solsticio de invierno de 2012
y el proceso que abre no supone el final de nada, ni el mundo se va a acabar,
sino que es el inicio de una nueva era para la Tierra y la Humanidad. Y cada
uno lo va a vivir conforme en su interior quiera vivirlo. El 2012 es como un
cambio estacional, pero a lo grande, de miles de años, un cambio cosmogónico
de estación. Por eso me gusta llamarlo la llegada de una Primavera
Consciencial.

Esto va a suponer cosas maravillosas para el sistema solar, el planeta


Tierra y los seres humanos. Y esa ebullición primaveral (energética,
consciencial) cada cual la va a plasmar en función de como quiera vivirla. Son
y serán tiempos maravillosos para aquellas personas que, en libre albedrío, y
desde el Corazón apuesten por “ser” (no por “estar”), por “dar” (no por
“recibir”), por cooperar y compartir, por la solidaridad,… . Sin embargo, son y
serán difíciles para los que opten por lo contrario. No obstante, al final todo
encaja y es Perfecto, por lo que los efectos serán sentidos por todos y
francamente maravillosos para la Madre Tierra y el género humano.

Para una persona que esté viendo nuestro programa, puede decir: ¿pero esto, por qué
sucede?. A grandes rasgos, ¿de dónde viene esa información?.

Las “señales” nos inundan. A la gente que sigue el programa les


invitaría a algo más directo, más concreto y más conocido: que miren su propia
su vida personal y cotidiana y la de los seres más queridos y cercanos. Que
observen que es lo que ha sucedido y está aconteciendo y ponga atención a las
“señales” que, a través de una tipología muy amplia de circunstancias y
acontecimientos, están apareciendo en la vida de cada uno. A menudo son
“apretones” energéticos (enfermedades, rupturas de parejas, cambios laborales,
conflictos diversos, depresiones nerviosas,…) que se reproducen y concadenan
con celeridad creciente. Estos hechos no son casualidad ni se están
produciendo ni acumulando por azar. Tienen un por qué y una para qué
íntimamente relacionados con el cambio evolutivo en marcha, con el paso del
invierno a la Primavera Consciencial.

La Madre Tierra, con ella La Humanidad, está saliendo de un invierno


que ha durado muchos miles de años. Y el invierno ha cumplido su función.
Todos sabemos lo que el invierno significa y podemos hablar de una época fría
y oscura. Pero sabemos también que forma parte de un ciclo y que, tras él y
debido a él, estallará la Naturaleza y explotará la primavera. Es parte del orden
ondular -ondas de ascenso, descenso y un nuevo ascenso de mayor
envergadura (expansión) que el anterior- en el la Creación y el Cosmos fluyen.
Y en ese orden natural, la Tierra, como auténtico ser vivo que es, y los seres
humanos nos encontramos a las puertas de una Primavera Consciencial que
cada uno, hay que insistir en ello, vivirá como quiera vivirla lo quiera.
Cada persona ha de ser sincera consigo mismo y reconocer que tanto a ella
como en su entorno inmediato están ocurriendo muchas cosas y cada vez de
forma más acelerada: múltiples cambios que con frecuencia no son deseados
desde la mente, pero siempre son elegidos desde nuestro ser interior.

Desde la noche de los tiempos ha habido numerosas culturas que ha


anunciado que la Humanidad y la Madre Tierra vivirán los momentos de
evolución que se están empezando a desplegar en el Aquí y Ahora. Cada
cultura lo ha llamado de manera distinta, pero en todas coinciden en indicar un
momento concreto en el que el Cambio acontecerás. También el cristianismo,
pues Cristo Jesús no se anduvo por las ramas al respecto y habló con claridad
meridiana del fin de viejo mundo y el advenimiento de otro nuevo que
representaría el Cielo en la Tierra. Incluso, véase, por ejemplo, el Capítulo 24
del Evangelio de Mateo, describió los tiempos en los que esto sucedería y las
fases previas que la Humanidad experienciaría (gran tribulación, tiempos de
desolación y triunfo del abominable o anticristo) ante de ese gran cambio que
estaría presidido por su Segunda Venida. Igualmente, otros personajes
históricos y otras muchas tradiciones espirituales, con expresiones y formatos
ajustados a cada caso y cultura, han expresado algo muy semejante. Por tanto,
no sólo los mayas vaticinaron el salto evolutivo ya en marcha, aunque, eso sí,
fueron particularmente explícitos a la hora de situar en el calendario el
momento histórico en el que cambio arrancaría: el solsticio de inverno de un
año trópico concreto que, puesto en el calendario gregoriano, marca el 2012.

Cuando todas estas culturas anunciaron el cambio, describieron sus


fases e, incluso, colocaron el inicio del mismo a finales de 2012 y principios de
2013, no hicieron una profecía, sino algo mucho más simple que recuerda al
titulo de una afamada película: Regreso al futuro. Y es que estas culturas se
conocieron a sí mismas y al entorno natural y cosmogónico de un modo
incomprensible para la sociedad contemporánea. Supieron así que los procesos
de regeneración y revitalización se producen en el Cosmos con periodicidad
precisa y fueron sensibles al “latido de la Creación” que lanza energía
renovada cada tiempo exacto (como el corazón hace en el cuerpo humano) por
las “arterias” que unen universos, galaxias, sistema solares, planetas y todas las
especie que en estos moran. En nuestro caso, esa energía pura, auténtica
energía de Amor, fluye del Centro de Galáctico, el corazón de la Vía Láctea,
cada 26.265 años. Y esas culturas fueron capaces de calcular, con base en la
velocidad con la que esa energía surca el espacio galáctico y la distancia
existente entre ese Centro y nuestro sistema solar, que la llegada de tamaña
oleada energética volvería a llegar a nosotros a partir de un momento
especifico coincidente con un solsticio de invierno de un año trópico concreto:
el año que en el calendario gregoriano tiene asignado el número 2012.
Ninguna televisión de ámbito nacional emite en sus programas estos temas tan
maravillosos, habiendo mucha gente que los comparte. Parece que hay algún poder al
que no interesa que los seres humanos accedamos a la información sobre este cambio de
consciencia.

Hay personas, seres y entidades que, conociendo perfectamente todo lo


que se ha expuesto, han optado en libre albedrío por obstaculizar en lo que les
sea posible el cambio en ciernes, dado que los que conlleva no casa con sus
objetivos e intereses. Y digo obstaculizar, pues saben bien que ya no lo podrán
evitar. Es más, sin pretenderlo e inmersos en una dinámica extremadamente
egóica y degenerativa, nos vienen haciendo un favor y están colaborando al
proceso evolutivo. Verbigracia, sus manipulaciones, cada vez mas groseras y a
la desesperada, están permitiendo que mucha gente abra los ojos y “despierte”,
acelerando su cambio consciencial. Y el afán de poder omnímodo que les
caracteriza es una bomba relojería que está empezando a estallar entre sus
manos, con lo que están comenzando a caerán las estructuras y los paradigmas
sobre los que el viejo mundo se sostenía.

En cualquier caso, no debe preocuparnos lo más mínimo que todo esto


no sea regido en unos medios de comunicación que realmente son “miedos de
comunicación” e instrumentos de manipulación. Es más, hay que olvidarse de
lo viejo y centrarse en lo nuevo. No hay que poner tanto énfasis en lo que va a
caer, en el viejo mundo, sino en lo nuevo, en el Nuevo Mundo que estamos
creando entre todos. Aquí es donde tenemos que situar nuestro Corazón u
nuestro ser.

Y que nadie se deje enredar por tantos vaticinios de catástrofes y


cataclismos, que solo persiguen entorpecer el cambio en marcha con las
reacciones conscienciales colectivas que derivan del miedo, el pánico y la
inseguridad. Los auténticos movimientos sísmicos son los que están teniendo
lugar en el interior de las personas con la finalidad de ayudarles a liberarse de
tantas cargas, lastres, temores, culpas y autolimitaciones mentales con las que
han encarcelado su vida. Estos cambios interiores tendrán manifestaciones
exteriores: las tormentas solares irán en aumento, el magnetismo terrestre
disminuirá y el planeta va recibir corrientes electromagnéticas y rayos gamma
que no llegaban a el desde hace 26.000 años. Pero todo es Perfecto en la
Naturaleza tan viva como divina que es la Creación. Y nuestro ADN, el de cada
ser humano, está programado para activarte en este momento: con la llegada
de la nueva energía, todos vamos a recibir una especie de vitaminas para que
consciencialmente, incluso físicamente, activemos cosas que hoy en día parecen
imposible. Ya hay seres humanos que lo están empezando a experimentar.

Desde el punto de vista del planeta Tierra pasa lo mismo. Tiene una
capa, la Magnetosfera, que va a recoger esas corrientes electromagnéticas y
esos rayos gamma como algo natural que acontece cada 26.000 años. Y
traspasará esta energía a la Ionosfera que, a su vez, la distribuirá entre todos
los seres vivos que moramos en el planeta. Por ejemplo, lo notaremos, lo
estamos comenzando a percibir ya, en la Naturaleza en su conjunto: el agua va
a brillar de una forma distinta, va a tener un resplandor mucho más nítido; lo
vamos a ver en los cristales, en las montañas, en los árboles y plantas. Bastará
con tener ojos para ver y percibir que todo está brillando.

Igualmente, va a haber una mayor propensión de erupciones volcánicas


y una aceleración del cambio climático. Aparte de la mano del hombre, el
sistema solar tiene su proceso que impacta en el cambio del clima. Y, como
antes se resaltaba, el magnetismo del planeta va a disminuir sensiblemente. Es
algo sensacional, pues esto reducirá la presión natural sobre nosotros mismos,
sobre nuestra corporeidad material”, ayudándonos a percibir cosas más allá de
nuestros sentidos físicos y a vivenciar como nunca inspiraciones, intuiciones,
premoniciones, facultades telepáticas,… Pero lo crucial es saber que estamos
perfectamente hechos para vivir y disfrutar todo el proceso descrito, sacdo lo
mejor de nosotros mismos, todo lo maravilloso que, como seres divinos,
atesoramos en nuestro interior espiritual y en nuestro interior genético y físico.

A propósito de todo lo cual me gustaría apostillar que la Primavera


Consciencial es proceso es interactivo. Si me siguen interesando temas
puramente materiales, si continúo creyendo que la felicidad mía y de los míos
está “fuera” y no “dentro”, si, en definitiva, me mantengo en la inercia del viejo
mundo y sus pautas vitales y paradigmas conscienciales, entones estaré
optando por hacer como el avestruz, esconder la cabeza bajo tierra para desoír
todo lo que acontece y quedar al margen; estaré optando por encerrarme en
una especia de bunker para no enterarme. Y es una opción libre y
absolutamente legítima. Personalmente, la acepto radicalmente y no soy quien
para enjuiciar ese comportamiento. Y hay y habrá personas que, en vez de
meterse en el bunker, abren su interior, despliegan sus antenas y sincronizan
su cambio interior -Despertar Consciencial- con la Primavera Consciencial, Este es
el punto de interacción, la conexión entre el Despertar propio y la Primavera
cosmogónica, entre mi cambio interior y el cambio impulsado, en el marco de
un ciclo milenario, desde el exterior.

En última instancia y aunque con el apoyo de la Primavera y las


energías a ella asociadas, el mundo exterior será el que decidamos en nuestro
interior. Y lo cierto es que el mundo exterior va a cambiar, lo está haciendo ya,
configurado una Nueva Humanidad, porque la mayoría de los seres humanos
así lo estamos decidiendo. No nos vamos a pelear con el que no quiera creerlo,
pero millones de seres humanos hemos decidido crear y hacer realidad lo que
tanto hemos soñado.

La juventud tiene que tener libertad y son los jóvenes los que nos van a enseñar a
nosotros, ellos traen un ADN y una Tierra de otro calibre: son seres espirituales y nos
van a enseñar a ser menos egoístas y ambiciosos. Tendremos que aprender de ellos el
saber vivir mejor de lo que nosotros lo hemos hecho tan agarrados a lo material. Te
pregunto eso, si esta juventud, estos niños, van a ser parte de nuestros maestros.
Aparte de coincidir contigo en el proceso de cambio. No es casual que
desde el año 1900 al momento actual, la humanidad haya multiplicado por seis
su población. Lo que se está produciendo una encarnación masiva de almas
muy evolucionadas. Por dos cosas, primero para colaborar en el proceso de
cambio y segundo para disfrutar este proceso. Para vivir y gozar éste hay
muchas almas “viejas” encarnadas en cuerpos jóvenes. Cuantos padres y
madres no ven que en sus hijos hay una forma distinta de ver el mundo, que
no aceptan la imposición, que tienen una gran capacidad para entender. Yo no
puedo pretender que, como en mi periplo como profesor, lo que yo tardo en
entender una cosa una hora, el niño tarde diez minutos, y querer durante esa
hora explicar lo mismo porque seguramente se aburrirá y al cuarto de hora
empieza a mirar para otro sitio. No es un distraído, sino que lo ha entendido ya
y desconecta. Por lo tanto estamos en una bendición mas de estos niños. Pido a
los padres y los abuelos que sean muy sensibles y conscientes de que esos
pequeños ven la vida de una forma distinta, que se corresponde con el nuevo
mundo y que no los controlen desde el punto de vista de castigarlos,
agobiarlos o menospreciarlos en las capacidades espectaculares que están
poniendo en la mesa.

Has hablado que si no hay cambio interior no puede haber uno exterior. Algunas
personas serán conscientes de ese cambio y otras que no. ¿Cómo podemos hacer para
que en esas personas se dé ese cambio interior?

A mi modesto entender es muy sencillo. No vamos a hablar de la


humanidad que nos perdemos, sino de mi casa o la tuya, tus hijos, mis hijos,
nuestras parejas y seres queridos. Pueden estar viendo este programa o pueden
no verlo. Nos tiene que dar exactamente igual, ni enfadarnos ni estresarnos ni
nada. Lo único que tenemos que hacer es ser coherentes. Es decir, si yo estoy
diciendo algo, tengo que hacerlo y punto. Y si lo haces, no tengas ninguna
duda que antes o después, esos seres, van a ir a ti, porque todo está
perfectamente diseñado y los acontecimientos desconcertantes del exterior, van
a obligar a nuestros seres queridos a hacerse preguntas que antes no se hacían.
Mucha tranquilidad, paciencia y sobre todo coherencia. Jesús que no levantaba
la voz sino para dar amor, solo la levantó unas cuantas de veces y los
evangelios lo recogen, para “meter el dedo en el ojo” en los que decían una
cosa y hacían después justamente lo contrario.

Sabemos que el miedo en general paraliza y hablabas de la juventud que me interesa


muchísimo y te propongo lo siguiente. Hay muchas personas jóvenes que se sienten que
algo ocurre en su entorno, pero que no tienen la suerte de vivir en familias que están
conectadas a esta realidad que estamos proponiendo en el programa. Esas personas se
sienten perdidas porque sus inquietudes no fluyen en la misma dirección que las
imposiciones que han vivido que su familia y educación pretender imponerles. ¿Cuál
consejo les darías, cuando se sienten tan poco identificados con su entorno y a la misma
vez tienen ese potencial y se ven imposibilitados de sacar adelante?
En primer lugar, que sean coherentes. En segundo lugar que busquen el
equilibrio, la armonía. No significa comulgar con ruedas de molinos, pero sí
significa aceptar los procesos de cada cual, el de sus seres queridos y en esa
aceptación, que busquen un equilibrio, porque la familia ha vuelto a ser muy
importante. A partir de ahí, que no se conviertan en luchadores, aunque vaya
en contracorriente. Que se dediquen a crear, que no se enreden otra vez.

Yo no tengo problema ninguno. Con alguien que me encuentre hablo de la realidad que
hay y de la potencia interior que tenemos y después procuro ser coherente. Pero cuando
te preguntan creo que debes de decir la verdad. Lo digo porque me acabo de encontrar a
una joven investigadora mientras esperaba a Mila, y me ha dicho que qué pensaba de la
economía y le he respondido que no tenía solución, que teníamos que empezar una
nueva vida. Es decir, las dos facetas, hay que decir la realidad y el ser coherente.

Seamos sinceros y hagamos las cosas con mucho amor, con enorme
respeto, nunca intentando imponer nada, que cada uno está en su proceso y
evolución.

Te propongo el siguiente juego. Yo no me transformo y resulta que soy una ama de


casa, que tiene tres hijos, parada y mi pareja también. ¿Qué consejo me darías para
afrontar estos cambios?

Pues sobre todo uno que he venido insistiendo en el programa. Que


guardes silencio y cojas respiración. Asume que nada de lo que ocurre en el
exterior es ajeno a los procesos interiores y busca la conexión. Ante una
enfermedad o problema económico hay que analizarlo desde dentro o si no, no
conduce a nada. Durante mucho tiempo hemos hecho tal cosa, pero cinco
minutos de silencio, de respiración, de sosiego y buscar esa conexión, porque la
vida nos lo está gritando. Es cierto que el trabajo es clave relativamente. Pero el
volumen de ingresos que necesito ahora es muy inferior al que creía antes. Sé
que se puede vivir de una forma mucho mas sencilla, incluso mis hijos, con
necesidad de menos ingresos y es mi ser interior el que me está dando “gritos”
para que cambie, para que me dé cuenta de que el sendero es distinto. La
responsabilidad es al 100% de cada uno, incluso del exterior y estando atento a
las señales y aprender a estar en silencio, a mirarse hacia dentro, ayuda una
barbaridad. Por supuesto que el cambio exterior desde el interior no es
inmediato pero abre una dinámica donde las piezas encajan.

Sincronía entre el despertar consciencial y la primavera


consciencial
El Despertar Consciencial y la Primavera Consciencial se van a producir en
sincronía. La coincidencia, y la consiguiente interacción, entre ambos no son de
ningún modo casuales, sino que responden a la dinámica natural de esa Gran
Naturaleza que es la Creación; y multiplicará exponencialmente sus respectivos
impactos hasta llevar a la Tierra y a la humanidad a un Tiempo de Evolución.
Sus efectos se irán acelerando hasta llegar a un momento en el que el viejo
mundo no será reconocible. Es algo que cualquiera puede ya presentir a su
alrededor por todos los lugares, en todos los países y en todas las situaciones.
Esta Evolución representa y manifiesta el despertar del Corazón humano y de
nuestro ser interior. Y se plasma especialmente en la interiorización de que el
verdadero cambio no es el exterior, como durante milenios la humanidad ha
venido creyendo, sino interior, pues será el cambio interior lo que transforme,
lo está empezando a hacer ya, el mundo exterior. En última instancia y en lo
que en términos humanos llamamos largo plazo, todo ello desembocará en un
verdadero salto dimensional: el surgimiento de una nueva una Nueva Tierra y
una Nueva Humanidad.

Estamos, por tanto ante una Evolución, no ante una revolución. Es


verdad que habrá movilizaciones y revoluciones externas, pero serán señal de la
efervescencia de la energía del cambio interior impulsado desde el Corazón de
cientos de millones de hombres y mujeres. Toda revolución en el plano humano
y material (exterior) se mueve en la dualidad y aunque parezca que puede
producir algún cambio, no puede producir realmente ninguno y está llamada
siempre a desembocar en el conflicto, la confusión y la lucha. Aunque sean
señales y manifestaciones del movimiento interno de la energía y la consciencia,
tarde o temprano desembocan en la manifestación de los opuestos y en la
contaminación de su impulso puro inicial.

La auténtica revolución es la Evolución interna, la del despertar de la


Conciencia en cada cual y del Amor en el Corazón. Abracemos esa verdadera
revolución y agradezcamos también sus manifestaciones externas, pero no nos
dejemos engañar y atrapar por la ilusión de la lucha contra lo exterior para
cambiar nada. Que cada cual actúe como considere oportuno, pero siempre
oyendo a su Corazón, esa parte de cada uno que nunca llevará por los caminos
de la guerra y la desesperación. Desde ahí todo será diferente. Por tanto, no hay
que enfrentarse con nada ni a nada, sino hacer lo que hay que hacer en armonía
con el Corazón: crear lo nuevo, no luchar contra lo viejo; Evolución, no
revolución.

Buscamos otros mundos, pero queremos que sean reflejos de éste. Pero el
“Reino de Dios”, “el Cielo en la Tierra”, no es el mundo de nadie (de ninguna
persona, grupo o visión; no se ajusta a ninguna percepción consciencial); ni
puede ser contemplado bajo los parámetros de este plano o dimensión; ni, por
supuesto, surgirá de la reforma o mejora del actual. El “Reino de Dios” es un
vino nuevo que precisa un odre nuevo. Y éste sólo puede configurarse desde el
interior. El cambio es una ventana que se abre desde el interior. Y la llave es el
vaciamiento de todo lo que no sea simplemente Amor.

Círculos de Unidad

2012 ha sido la antesala del acoplamiento interactivo entre el Despertar


Consciencial de la Humanidad y la Primavera Consciencial. Y ha abierto un
Tiempo para compartir con las personas más cercanas. Dedícales tiempo,
mantén tu Corazón muy abierto hacia ellos, estate atento a sus emociones y
sentimientos y permanece en disposición de acompañamiento, sin enjuiciar y
aceptando plenamente sus procesos conscienciales y sus comportamientos.

En caso de que no sientan lo que tú y vivan ajenos a la singularidad del


momento presente, no te incomodes, ni exasperes, ni frustres. Simplemente, en
el día a día, actúa exactamente de acuerdo con lo que afirmas ser. La
Consciencia, para que sea tal, es Coherencia: que tu conducta ante ellos sea fiel
reflejo de lo que emana de tu intimidad sagrada. Así, con tu ejemplo vivo, serás
la Luz que, antes o después, no lo dudes, buscarán ante los extraordinarios
eventos y circunstancias que individualmente y colectivamente vamos, todos y
entre todos, a generar y experienciar.

Si sienten lo que tú y saben de la importancia del ahora y de la


Metamorfosis en marcha, disfrutad en común-unión de su belleza y
significación y formad entre vosotros Círculos de Unidad: encuentros
periódicos en lo que en silencio, meditación y recogimiento insufléis Armonía y
Paz a la maravillosa Red Consciencial que se configura y extiende con vigor
creciente en el seno del sistema solar, la Madre Tierra y la Humanidad.

En concreto, la Red Consciencial de la Humanidad la componen siete mil


millones de nudos, uno exactamente por cada ser humano. Desde tu silencio,
meditación y recogimiento interior puedes conectar con ella y transmitirle
Energía, Equilibrio y Amor. Pero para fortalecerla aún más, forma esos Círculos
de Unidad, que operan en la Red cual nudos configurados por la unión de las
personas que conscientemente a ellos se suman y, por tanto, más grandes y
poderosos que el nudo individual.

Haced de cada reunión del Círculo de Unidad una espléndida ocasión de


dicha y alborozo. Primero, como expresión del gozo por el encuentro,
saludaros, abrazaros, besaros, enlazad las manos y transmitiros con el contacto
físico la energía que fluye en el interior de cada cual. A continuación, guardad
un buen rato de silencio y conexión conjunta, consciente y amorosa con el Sol, la
Tierra y vuestros congéneres. Tras ello, poned en común, con sinceridad y sin
reservas, las experiencias, sensaciones, intuiciones e inspiraciones de vuestra
vida cotidiana, que cada vez serán más abundantes y sorprendentes. Por
último, desplegad la fraternidad y amistad que os vincula en ocio y diversión,
consumiendo con moderación bebidas y alimentos sanos (procurad prescindir
de la carne) y no poniendo límites a la risa y al júbilo: que la alegría desborde
vuestros Corazones como colofón a cada celebración de un Círculo de Unidad.

Busca la manera, igualmente, para que, con la mayor frecuencia posible,


el Círculo o Círculos de Unidad en los que participes se reúnan físicamente con
otros Círculos al objeto de juntar y agregar fuerzas y voluntades.

Cambio Interior y Unicidad

Los atributos y cualidades del Nuevo Mundo se harán evidentes de aquí


al 2020, con una crisis cada vez más severa de lo que han sido los grandes
pilares socioeconómicos del viejo mundo (política, finanzas, religiones,
entramado científico-tecnológico,…). Y el proceso de salto de la Humanidad a
la Cuarta Dimensión será paulatino, pues habrá seres humanos que lo
experimenten de manera inmediata y otros que requieran más tiempo, pues
cada uno lo vivirá en consonancia con su propio proceso consciencial y en libre
albedrío. A partir de ahí, se iniciará el tránsito a la Quinta Dimensión,
plasmándose fehacientemente una Nueva Humanidad en una Nueva Tierra.
Así será porque así lo hemos decidido en la hermosa comunidad que
conforman nuestras dimensiones álmicas. La clave se halla en el Cambio
Interior de cada cual y en la Unidad entre todos (de ahí la importancia de la Red
Consciencial antes mencionada y el papel de los Círculos de Unidad).

El Cambio Interior es el sostén del Despertar Consciencial. Consiste en


darse cuenta, por fin, de que el Nuevo Mundo no surgirá de la reforma o
mejora del vigente, ¡deja de gastar energías en tan inútil empeño!, sino que
emanará de nuestro interior, que es desde donde moldeamos la realidad
exterior y nuestra propia vida. Y la Unidad y Unicidad harán de ese Nuevo
Mundo una Realidad Compartida y posibilitará que la disolución del viejo
mundo se produzca con Alegría y Armonía.

Pero Cambio Interior y Unidad no son palabras, sino hechos; no son


teoría, sino una práctica fundamentada en que “la era del asceta pasó, el
reinado del Amor ha llegado”. ¿Lo habías oído antes?. Pues ya corresponde que
lo escuches en tu Corazón. Se trata de un reinado pletórico de Paz, Amor
Incondicional y completa ausencia de miedos y autolimitaciones mentales que
se plasman en una Vida Sencilla:

+Paz: Se acabaron los dualismos, enredos y luchas exteriores; finalizaron los


karmas y las culpas; concluyeron los trabajos, tareas y sacrificios; se terminaron
las preocupaciones, inquietudes, programaciones y controles. El Reino
anunciado ya está Aquí; el Cielo y la Tierra se fusionan en el Ahora. ¡Es el
momento del Amor y de Disfrutar!. En el Aquí y Ahora, disfruta de tu
Condición Divina y de tu Esencia de Amor. ¿Tan difícil te parece?. Confía en la
Providencia en la consciencia de que Todo Es Perfecto.
+Amor Incondicional: Muchos han entendido tradicionalmente el Amor como
querer el “bien” para los demás y hacer mejor (“bueno”) al otro. Pero estos
deseos son, en el fondo, tremendamente egoístas, pues parten de la base de que
yo soy quien decide que es el “bien” y lo “bueno”. Nada tiene que ver el Amor
con esto, pues el Amor es respeto -a la libertad y evolución de los demás- y
aceptación: aceptar al otro; aceptar todo y a todos. Sólo así no hay dualidad y lo
otro o el otro se hace Uno con Uno mismo: Unificación Consciente. Y aceptar no
es aguantarse con lo que no se está de acuerdo, sino desprenderse de las
emociones egóicas y no estar en acuerdo o desacuerdo con nada ni con nadie.

+Ausencia de miedos y de autolimitaciones mentales: Tu poder es divino y


debes dejar atrás los miedos y limitaciones que durante milenios, a lo largo de
cuantiosas reencarnaciones, has creado desde la mente. Esos miedos y
autolimitaciones, incluidos el miedo a la muerte y el miedo a la vida, son sólo
ficciones mentales que te atan y atrapan mientras pienses que son reales.
Cuando te des cuenta de su carácter ilusorio, se desvanecerán, ¡todos, sin
excepción!, como por arte de magia. El Nuevo Mundo te va a deparar
numerosos prodigios. Para experienciarlos como merecen, asume cuanto antes
que el Nuevo Mundo no va a ser un reflejo del actual y sus paradigmas. Es,
simplemente, otro Mundo, radical e incomparablemente diferente.

+Vida Sencilla:
*Menos saberes, deberes, quereres y quehaceres (Rumi + S. Juan Cruz: Quien no
escapa de la voluntad, carece de voluntad; quien no escapa del esfuerzo, para nada se
esfuerza. Olvido de la Creación, memoria del Creador, atención a lo interior y estarse
amando al Amado. La era del asceta pasó, el Reino del Amor ha llegado): una Nueva
Vida para una Nueva Humanidad en una Nueva Tierra.
*Desasimiento
*Menos pertenencias, calibrar bien las autenticas necesidades y austeridad en su
cobertura (no consumismo), no deudas ni préstamos, no ahorro(si ahorras, es
que te sobra; si te sobra, compártelo), descargar agendas (“arte de hacer nada” y
ritmo de vida sosegado, equilibrado y armonioso), no caer en la dinámica de
noticias negativas, ratos de silencio,…
*El trabajo: Acepten la responsabilidad de que ya no pueden trabajar en
cualquier actividad vendiéndose por la ilusoria necesidad de una compensación
económica para sobrevivir.
*El uso de la palabra, el lenguaje y la comunicación: No mentiras, ni medias
verdades, ni excusas. Y presten atención a su expresión hablada que está
retroalimentando las programaciones de sus sistemas neurológicos, mentales y
emocionales. Es vital ahora que la vibración del chakra de su garganta esté
situada en una continua frecuencia creadora y expansiva de luz. Todo lo que no
sea eso estará taponando su propia ascensión y produciendo además un efecto
boomerang contra ustedes mismos y el mundo que les rodea.
*Apartarse de los escenarios de lucha y de los medios de comunicación que los
divulgan: Retírense de todos los escenarios que bajan su frecuencia y que no les
permiten el despegue de su cuerpo mental y emocional, contaminándolos con

270
energías densas y de lucha y frecuencias alejadas del corazón. No intenten
luchar para cambiar esos escenarios. En su lugar, retírense inteligentemente,
bendiciendo aquellas situaciones y a aquellos que todavía vibran en esa
experiencia de lucha, de separatividad y de miedo. Apartarse de las energías
de los medios de comunicación que alimentan las viejas programaciones del
miedo y la esclavitud.
*Para “saltar” dimensionalmente a un mundo sin mentira es preciso que se opte
por no mentir en una dimensión donde mentir es perfectamente posible.

Fusión son tu ser multidimensional

Entre las autolimitaciones mentales que persisten en ti se halla la idea de


que eres un ser unidimensional. No es verdad. Tu Ser, tu Yo Verdadero, es
Multidimensional. Los Planos Superiores de Consciencia, que configuran
Dimensiones que trascienden la esfera de la Tercera Dimensión, están
conformados por “nosotros mismos” en estados más sutiles y unificados de
existencia. Cada vez son y serán más los seres humanos que sientan y perciban
en sus experiencias internas esta multidimensionalidad. En paralelo, la ciencia
irá desvelándola y ratificándola de manera asombrosa.

La Tierra de Tercera Dimensión (T3) está ya experimentando la


Ascensión y fundiéndose vibratoriamente con la de Cuarta Dimensión (T4) -el
proceso comenzó con la denominada Convergencia Armónica de 1987-, como
después hará con la Tierra de Quinta Dimensión (T5). Este fascinante proceso
es, precisamente, lo que algunas personas están visualizando en sus
meditaciones como choque de la Tierra con otro planeta. Pero no hay choque
alguno, sino un esplendoroso reencuentro de Amor de la Madre Tierra con su
Ser Multidimensional. Exactamente lo mismo que tú, dentro de poco, podrás, si
así lo deseas, vivenciar.

De hecho, la Ascensión representa la fusión de cada cual con su Ser


Multidimensional. Y esta fusión, sea de la Tierra o de los seres humanos,
supone el tránsito por un Puente de Einstein-Rosen o “agujero de gusano”. Sus
implicaciones fundamentales son un apretón energético y una aceleración del
tiempo, fenómenos ambos dirigidos a detectar y eliminar las cargas y ataduras
materiales y mentales que en la vida de cada cual continúan generando tensión,
desarmonía y desamor. Las manifestaciones exteriores estarán en función de
cómo vivamos interiormente el proceso. Y la acumulación de hechos en
apariencia desconcertantes no será sino el signo de la Metamorfosis que abre las
puertas a un auténtico “Nacer de nuevo”.

Y puesto que la Madre Tierra se encuentra ya en Ascensión, procura


estar más en contacto que nunca con la Naturaleza. Ámala, abrázala, huélela,
mírala. Sentirás como está adquiriendo -cristales, agua, árboles, plantas,…- un
brillo distinto, mucho más resplandeciente, recibiendo y expandiendo las
Bendiciones de la aludida fusión multidimensional del planeta. Observa los
árboles y las montañas y haz tuya para estos tiempos su serenidad, su
paciencia, su respeto, su íntima unión con la Tierra y su conexión con el Cielo.

Mientras todo esto acontece, no ha lugar al desaliento, ni a las añoranzas.


Tras una cadena de vidas en el plano humano de muchos miles de años, el viaje
a la Quinta Dimensión, tras un breve paso por la Cuarta, está preparado. Es el
fruto de tu Consciencia, es tu Creación. En el momento presente y su despliegue
por 2013, es crucial que te centres en el Ahora y mantengas la armonía interior y
una frecuencia lo más pura posible de Amor. No es tiempo de añoranzas, sino
de crear aquí y ahora una Nueva Realidad.

Esa añoranza la sienten hoy bastantes seres humanos: es la añoranza


hacia su Ser Multidimensional, el deseo íntimo de reencontrarse con él y en él.
Irá “in crescendo” conforme incremente la velocidad del Cambio y la
multidimensionalidad se haga cada vez más patente y se note más próxima, lo
que ocurrirá especialmente a partir de los 90 grandiosos días -desde el solsticio
de invierno de 2012 al equinoccio de primavera de 2013- que señalan en el
calendario el inicio “oficial” de lo que bien puede calificarse como la Primavera
Consciencial. Es como cuando se tiene hambre y se huele comida cercana. Pero
hay que ser paciente. Hay que ayudar, valga el ejemplo, a que el arroz termine
de hacerse y, después, dejarlo reposar. Todo es como Es y es como debe ser. Sin
prisas, sin pausas, fluyendo en la Providencia. Y estás aquí y ahora para
contribuir a ello.

ESQUEMA BÁSICO
A) El Cambio ( la denominada “Segunda Venida”):
+Una Nueva Humanidad en una Nueva Tierra.
Afecta no sólo a la Humanidad, sino a la Madre Tierra en su conjunto: una
Nueva Humanidad en una Nueva Tierra;
+Perfil espiritual, energético, consciencial y cosmogónico: ciclos.
Es un acontecimiento de perfil espiritual, consciencial, energético y
cosmogónico: se inscribe en el contexto de los grandes ciclos cósmicos que
potencian la regeneración energética y consciencial del Universo, la Vía
Láctea, nuestro sistema solar y nuestro planeta, así como de los seres vivos que
lo habitamos (Ejemplo de ciclo similar en su escala: la primavera);
+Punto de vista científico: salto dimensional (ejemplo: escala musical).
Desde el punto de vista científico, es un salto dimensional: el paso de la Tierra
y la Humanidad de la Tercera Dimensión a otra de vibración más pura y
menos densa (“Cielo”) (Para aproximarse a lo que son las Dimensiones:
ejemplo de la escala musical).

B) Es un salto dimensional y un proceso interactivo:


+La Tierra está aumentando su frecuencia vibracional (de MI a FA).
La Tierra es un ser vivo y como tal conforma un campo energético con una
determinada frecuencia vibracional. Pues bien, esta vibración está aumentando
y va a alcanzar una frecuencia correspondiente a una “escala” superior” (de MI
a FA).
+La Humanidad tiene la oportunidad de vibrar en armonía con ella.
La Humanidad tiene la oportunidad de vibrar en armonía con ella: para ello debe, igualmente
+Y para esto, seres humanos, en general, y cada uno, en particular.
Es preciso que los seres humanos, en general, y cada uno, en particular, aumenten del mismo m

C). ¿Cómo aumentar cada uno su nivel vibracional?:


+Sacar a la luz nuestro Cristo Interior: Transformarno
+“Venida” de un Mesías colectivo: proceso interactivo.
+Consciencia y Coherencia

Nuestro ser interior, nuestro Yo Verdadero, es multidimensional. Por


ello, los planos superiores de la consciencia, que configuran Dimensiones que
trascienden de la esfera material de la Tercera Dimensión, no dejan de estar
conformados por nosotros mismos en un reino superior (que “no es de este
mundo”).

Cada vez son y serán más los seres humanos que sientan y perciban en
sus experiencias internas esta multidimesionalidad, a la par que la ciencia irá
desvelándola y ratificándola de manera asombrosa y desconcertante para el
"ego", esa entidad individualizada y ilusoriamente separada de su propia
realidad divina espiritual con la que tantas personas aún se identifican.
Unidad, muldimensionalidad, multiversalidad, transversalidad.
Abre tu mundo al espacio exterior con la irrupción en el escenario de lo
que han llamado civilizaciones o vida extraterrestre. Como un reflejo de la apertura de tu m
multidimensional de ti mismo, están siempre contigo.

Eres un ser multidimensionales. Y no te proyectas realmente de “abajo”


(desde la Tercera Dimensión, por ejemplo) hacia “arriba” (4D, 5D, 6D,…), sino
desde las Dimensiones “superiores” de consciencia hacia las “inferiores”. Por
tanto, tu encarnación en 3D deriva de una proyección consciencial que efectuas
desde Dimensiones donde tu forma de vida y existencia no es uniconsciencial-
individual, sino pluriconsciencial. Además, desde la modalidad de vida
pluriconsciencial, no te proyectas en una única forma de vida individual, sino
en varias, configurando lo que Mari Lise Labonté denomina “Familia de
Almas”. Por tanto, es perfectamente posible lo que sientes en tu Corazón y que
las almas de esos seres queridos formen parte junto a la tuya de una única
modalidad de vida pluriconsciencial en otra Dimensión, que, más que en 5D,
ubicaría en Sexta Dimensión.

En cuanto a la conexión con nuestros Hermanos de Luz de otros


mundos, para hacerla posible resulta imprescindible:

+tener un motivo o razón para desear la conexión (para entretenerse y jugar ya


tenemos la tele o el parchís);

+unido a lo anterior, fijar la intención y la atención en alguna forma de vida


específica de las numerosas (arcturianos, centures, oriones, pleyadianos,
sirianos, veganos, zéteros,…) que nos acompañan en nuestra experiencia
humana;

+eliminar cualquier tipo de miedo;

+dejar a un lado toda autolimitación mental;

+tomar consciencia de que la conexión, al menos al principio, no es “física”,


sino “espiritual”, teniendo lugar no en un paraje o sitio concreto, sino en
momentos de silencio y meditación en cualquier lugar;

+transmitirles desde el Corazón nuestra decisión en libre albedrío de mantener


el contacto; y

+abrirse plenamente y sin reservas al mismo.

Finalmente, en su discernimiento y en su deseo y en la obligación de no


originar interferencias en los procesos conscienciales de cada cual, nuestros
Hermanos sabrán si el contacto debe o no materializarse el función de tu
propia evolución.
Con Alegría y en Vaciamiento

Con Alegría y sin miedos

+Vivir el ahora y vibrando en mayor armonía con la Fuente: de “Mi” a “Fa”:


“Alegraos… Por nada os inquietéis… Que la Paz de Dios, que supera a todo
entendimiento, guarde vuestros Corazones… Estad atentos y practicad lo que
habéis aprendido y recibido” (Filipenses, 4 ,4-9).

+El miedo es sólo una ficción mental: hay que fluir y confiar en la Providencia
(que es nuestro ser interior en acción).

+La muerte no existe: la Creación es Vida.

+Lo importante no es lo que suceda, sino como lo vivamos: la manera de vivir


interiormente el ahora moldea los acontecimientos externos (Ejemplo: lo que
ocurre en el interior de la “nave” de la película “Contact”). La realidad es que
todo es como Es en el contexto de una Creación perfecta que es reflejo de la
perfección del Creador (Ejemplo: nudos e hilos cruzados en el otro lado de un
bordado perfecto).

La “No-Vía”: el desalojo interior, el vaciamiento:

A través del vaciamiento interior todo es percibido como recibido; y se


constata experiencialmente que más se recibe cuanto menos se retiene y que lo
recibido procede de la Fuente que es nuestro origen y destino y con la que nos
transformamos (fusionamos) en el Amor: un Fondo absolutamente Vacío y
radicalmente Libre al que sólo se retorna cuando la Vida es un continuo
desalojo de “nosotros mismos” (cualquier tipo de identidad, sea física,
consciencial, espiritual,…) y un llenarse de Él que es, realmente, Vaciarse en el
No-Ser.

CONSCIENCIA Y COHERENCIA:
EL SIMBOLISMO DE LOS CUATRO ELEMENTOS
AIRE +Confianza en la Providencia
+Alegría y no inquietarse por nada
AGUA +Fluir
+Aceptación: no estar de acuerdo ni
en desacuerdo con nadie ni con nada
TIERRA +Discernimiento Matriz Holográfica
+Consciencia de Unidad
+Vida Sencilla
+Acompañamiento
+No luchar: ¡crear!
FUEGO +Metanoia: sacar a la Luz el Cristo
Interior
+Vivir en la Frecuencia del Amor: que
la Quietud resplandezca en el
Movimiento (La “No-Vía”)
+Amor en la cotidianeidad

Sobre el 2012 y la “Segunda Venida”

A) Sobre los ciclos

1. Todo en la Creación es un proceso “natural”, un orden sin orden, un plan sin


plan como tal (Ejemplo: Naturaleza).

2. Todo es suma de partes y forma parte de una suma superior, aunque cada
parte es a su vez el Todo.

3. Como es arriba es abajo.

4. La Creación es, a su vez, Creadora y se expansiona constantemente, en un


momento presente continuo, ondular y fractalmente (ondas que fluyen, no
“hacia arriba” o “hacia los lados”) tanto más intensamente cuanto mayor es la
sintonía con la frecuencia vibracional de la “Fuente” de donde Todo emana y en
la que Todo Es.

5. La expansión ondular es un proceso tan natural como pleno de Unidad,


aunque desde la perspectiva de la Tercera Dimensión, tan marcada por los
dualismos, pueda ser contemplada como fases de “luz” y fases de “oscuridad”.
Lo cierto es que ésta últimas permiten plasmar en una realidad más densa el
potencial adquirido en las fases denominadas de “luz” y son la antesala de éstas
(San Juan de la Cruz: <<¡Oh noche que guiaste…>>).

6. La expansión ondular es la tendencia general, que acontece en un contexto de


Armonía y experiencias conscienciales de Amor. Ahora bien, la Creación
también contempla e integra la existencia de desarmonía (“caos”). Cuando ésta
prima en una experiencia consciencial o movimiento energético-vibracional, se
produce un “atasco” en la expansión, lo que ocurre con mayor frecuencia en
contextos de mayor densidad. Cuando en el sistema se produce el atasco, se
genera algo desde el “interior” movimientos y experiencias conscienciales, con
implicaciones e impactos en el “exterior”, que los desestanca.

7. Los llamados ciclos, de cualquier nivel y duración, apoyan e impulsan de


forma natural el proceso expansivo descrito.
B) Sobre el 2012

1. Multitud de interpretaciones: travesía por el Cinturón de Fotones,


acercamiento al Centro Galáctico o alejamiento del mismo, sincronización al
tiempo real tras viaje al pasado, energías de Acuario, Resonancia Schumann,…

2. En cualquier caso, lo cierto es que estamos ante un cambio de ciclo que


conlleva, en términos astrofísicos, el tránsito por un Puente de Einstein-Rosen o
“agujero de gusano” (embudo energético).

3. Implicaciones fundamentales: Apretón energético / Aceleración del tiempo.

4. Todo hecho o acontecimiento exterior tiene su origen y causas en el interior.


Desde esta perspectiva interior: Acumulación e intensificación de experiencias:
personales, colectivas y planetarias.

*Humanidad: Despertar consciencial / Cambio: “La Sala de los Espejos”.

*Cada ser humano: liberación de cargas (ejemplo película “La Misión”): detectar
y eliminar lo que en nuestra vida –material, emocional, de carácter, ego o
personalidad- genera tensión, desarmonía o desequilibrio. Y la acumulación de
hechos desconcertantes es signo de la Metamorfosis (oruga en mariposa).

C) A las puertas de un salto dimensional

1. Dimensiones: círculos concéntricos, exterior a interior (como escala musical:


en especial, “Mi” (3ªD) y “Fa”)

2. Tierra: ser vivo en proceso de salto dimensional por delante de la humanidad


(ejemplo a la inversa, las puertas de la serie “Superagente 86”).

3. Humanidad: Vibrar en la nueva frecuencia de la Tierra. No es cuestión de


número de personas, ni de “elegidos” (ejemplo, 144.000), sino de intensidad y
calidad energética y vibracional. Tener en cuenta “muertos” versus niños
índigos y cristal (1.500millones < 13 años).

4. El apretón energético y la aceleración de experiencias a escala personal y


colectiva provocará un proceso de “decantación vibracional”: la separación de
mezclas heterogéneas de frecuencias vibracionales que hasta ahora venían
conviviendo (como una célula que al crecer energéticamente, se separa en dos):
“Mi”, de un lado, y “Fa”, de otro. Las personas y sistemas sintonizados en “Mi”
se concentrarán cada vez más en esta frecuencia; y esto coadyuvará a que más
personas y con más intensidad resuenen en clave “Fa”.
5. Algo maravilloso acontece y se va a acelerar, llegando a un punto crucial
entre el solsticio de invierno de 2012 y el equinoccio de primavera de 2013.
Serán tres meses de fuertes convulsiones interiores, cuyas manifestaciones
exteriores (físicas, materiales,…) estarán en función de cómo las vivamos
PROCESO A PARTIR 2012
interiormente. Pero no es el fin del salto, sino su desencadenamiento.

El 21/12/12 no es el fin del salto, sino su desencadenamiento. Se trata de un


“Giro de 90º”:

Haz de posibilidades dimensionales / Total: 180 años (60x3)


^
| }
“Fase 3”: 2133-2193 60 años }
Falsos Cristos y “Segunda Venida” (y “salida”) }
Ascenso del Anticristo será un hecho en 2189. Y la “Venida }

1335 días después (Daniel 12,12) }


^ }
| }
“Fase 2”: 2073-2133 60 años }
La Gran Tribulación } 666
^ }
| }
“Fase 1”: 2013-2073 60 años }
Tiempos de angustia y desolación }
^ }
| }
--------€ Giro de 90º^21/12/2012

*Procesos re-encarnaciones: a partir de 2012, ya habrá “saltos” e integración


energía Cuarta Dimensión de la Tierra.

5. Se ha iniciado la cuenta atrás para un cambio de plano dimensional de la


Tierra en su conjunto y, con ella, de la Humanidad. Ante tal cambio, nuestro
ADN ya se está preparando y mutando. Alma: cambio cuerpo (ADN)
(“ascensión”: mutación y energía sexual).

6. Llegado al momento final de tal cuenta atrás y, por tanto, al cambio de plano
dimensional, se abrirán distintos escenarios dimensionales -energéticos y
vibracionales- alternativos entre los que cada persona elegirá en libre albedrío y
según su Consciencia y frecuencia vibratoria propia.
7. ¿Cuándo se producirá la “Segunda Venida o Parusía (“Presencia” de
Cristo)”? :

+”Nadie sabrá ni el día ni la hora”.

+Sí sabemos el “escenario”: declive exterior / regeneración interior: “parto”.

+Proceso prolongado: ya ha arrancado (Tierra): 2012… Profecías.

8. Al ser un fenómeno de características cosmogónicas, en términos humanos su


duración será prolongada (hablamos de décadas, posiblemente de más de un
siglo). El proceso ya ha arrancado porque la Tierra ya está cambiando su
vibración. Desde el punto de vista de la Humanidad, el pistoletazo de salida se
producirá a partir de noviembre de 2011 y tendrá su punto culminante entre el
solsticio de invierno del año que viene (el 2012 del que tanto se habla) y el
equinoccio de primavera de 2013. Llegados a este momento, millones de seres
humanos habrán alcanzado un nuevo nivel de consciencia y comenzarán a caer
los viejos paradigmas en los que se ha basado hasta ahora nuestro modelo
social. A partir de ahí acontecerá lo previsto en las profecías (Ejemplo: Mateos,
24): el derrumbe del viejo mundo ira in crescendo (las profecías señalan tres
grandes fases) y tendrá tintes apocalípticos, pero en su trasfondo será algo
maravilloso.
CAPÍTULO 15
EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA, EDUCACIÓN Y NIÑOS
ÍNDIGOS

Sobre la explosión demográfica

Desde el año 1900 para acá, en 110 años, la Humanidad ha multiplicado


casi por seis su demografía: en aquel año, la población sobre el planeta era de
unos 1.250 millones de seres humanos; se concluyó el siglo XX con 6.000
millones; y, actualmente, 7.000 millones de personas habitamos la Tierra. ¿A
qué obedece tan espectacular incremento?.

Como queriendo dejar claro que la respuesta a este interrogante no se


encuentra en razones materiales o racionales, la explosión demográfica se ha
concentrado especialmente en las zonas del planeta que llamamos
“subdesarrolladas” o “en vías de desarrollo” y que, debido sobre todo a la
expoliación por terceros y por otros países (los denominados “desarrollados”)
de su medio natural, carecen de los recursos básicos para sobrevivir y padecen
miseria, hambre, violencia y enfermedades endémicas. Sin embargo, contra
toda ley natural (hasta una camada de ratones reduce su población cuando
faltan recursos para subsistir), es hay precisamente donde el aumento
demográfico. ¿Por qué?. Algunos alegan que debido a los usos sexuales y
costumbres reproductoras de sus habitantes, que llevan a tener un elevado
número de hijos por pareja. Pero eso ya era así antes de 1900 y el ascenso
poblacional no tuvo lugar entonces. ¿Por qué ahora sí?.

Pues lo que está aconteciendo es una encarnación masiva de almas, un


buen número de ellas muy “viejas” o evolucionadas consciencialmente.
Expresado coloquialmente, en la rueda de cadenas de vida y reencarnaciones,
las almas que se encarnan como seres humanos desde hace miles y miles de
años lo vienen haciendo de modo rotatorio, turnándose en el trascurrir de las
décadas y los siglos. Pero el Aquí y Ahora de Cambio y Dicha no se lo quiere
perder ninguna y la encarnación se está produciendo al unísono y, por tanto, de
manera masiva: todas aspiran a colaborar en el proceso evolutivo, todas
esperan experienciarlo en el contexto de su propio salto consciencial y todas
desean disfrutar del momento presente.

Para vivenciarlo y gozarlo, hay muchas almas “viejas” encarnadas en


cuerpos muy jóvenes. Por ejemplo, cuántos padres y madres observan perplejos
la madurez, la perspicacia, la inteligencia y la profundidad de las preguntas,
afirmaciones, reacciones y comportamientos de sus hijos pequeños, que
muestran a muy corta edad una forma distinta de ver el mundo, que no aceptan
la imposición ni el ordeno y mando, que menosprecian el control y la

280
seguridad, que desarrollan una gran capacidad para entender y despliegan una
enrome actividad e intensidad en aquello que les interesa, pero que ignoran
olímpicamente los mecanismos clásicos, tan jerarquizados y repetitivos, de
aprendizaje y formación.

Y junto a los padres, los educadores, los maestros en escuelas y colegios,


a los que tanto trabajo cuenta asumir que eso que ellos necesitan una hora para
explicar, hay niños que en diez minutos lo han comprendido completamente. Y,
claro, si siendo esto así, se empeñan en estar una hora repitiendo lo mismo, el
resultado está cantado: el niño o la niña “desconectarán” de sus explicaciones y
se pondrán a pensar en otra cosa (por lo que se les suele tildar de “despistados”
o de adolecer de capacidad de concentración) o dedicarán ese tiempo a otras
actividades (por lo que frecuentemente se les tacha de “hiperactivo”). ¿Qué
hacer entonces con ellos?. Pues en lugar de aprender de ellos y con ellos, a un
niño despistado e hiperactivo hay que ponerlo en manos de un psicólogo: ¡esas
almas viejas, con una basta compresión del mundo, de las cosas y del momento
presente, bajo tratamiento psicológico y, quizá, medicación¡. ¡Qué disparate!.

La realidad es que hace tiempo que el denominado sistema educativo no


es tal, pues confunde “educación” con “formación” y no se dedica a “educar”,
sino a “formar”. El término “educación” se relaciona con el verbo “educar”,
procedente del vocablo latino “educare”, que significa literalmente “extraer el
talento que el educando atesora en su interior “. Por su parte, “formación”
deriva del verbo “formar” y proviene del latín “formare”, que puede ser
traducido como “dar forma a algo” o “moldear” (“formatear”, se podrá
expresar en el lenguaje desarrollado al unísono del avance de las nuevas
tecnologías).

Con este telón de fondo, ¿cuál es el papel del educador y del docente,
“educar” (ayudar a sacar fuera lo que el alumno atesora en su interior) o
“formar” (formatear al alumno, ignorando su interior, con base en objetivos y
pautas y escalas de valores pre-establecidos e impuestos desde el exterior para
convertir al niño y al joven en mano de obra para el sistema y adicto a sus
normas)?. La respuesta desde el Corazón es obvia, pero la dinámica del sistema
“educativo” dificulta enormemente llevarla a cabo, por más que haya ya
bastantes maestros y profesores, que al margen de planes de estudio, protocolos
y papaleo burocrático y administrativo, que cae sobre ellos de forma creciente,
saben encontrar el modo de “educar” a sus pupilos y conectar con ellos
mediante practicas realmente educativas, incluyendo incluso la meditación
antes de arrancar la clase, que contribuyen a extraer el talento que el educando
atesora en su interior.

Se precisa un nuevo paradigma educativo es necesario comenzar con


nuestros niños a cimentar el cambio que deseamos en nuestro planeta. En este
orden, hay que dar la bienvenida a iniciativas como la película la Educación
Prohibida (www.educacionprohibida.com), que pueden ser de mucha ayuda
para padres y madres empiecen a tener una nueva visión educacional para sus
hijos, fundamental para empezar a construir una nueva sociedad basada en el
Amor y la Consciencia y más en armonía con nosotros mismos, con la Vida y la
Naturaleza.
+El contenido/conocimiento es importante pero no es el centro de la
educación, la información no es correcta para siempre, puede variar. Lo ideal d

+El rendimiento, entendido como cumplimento de las expectativas, no


mas importante, no debe haber una meta a alcanzar. Lo importante son m

+En el aula no debe haber jerarquías sino se transforma


el maestro entiende que su rol parte del respeto por lo

+El maestro debe adaptarse a las capacidades y aptit


revés. Los programas educativos deben ser flexibles

+El progreso no debe tener escalones fijos, la segregación de niños debe ser
reemplazada por un agrupamiento conciente según intereses, habilidades, experiencias, simpat

+El conocimiento no deb


experimentación dentro
generar un ambiente de autonomía, interacción y gozo. Esto no implica que la
nueva educación lleve más tiempo, sino que requiere mayor atención,
dedicación y voluntad.

+La escuela debe ser abierta a la comunidad, permitir eventos barriales, con la
familia, vecinos, organizaciones amigas. El niño puede traer temáticas de la
comunidad a la escuela. La escuela actúa como centro comunitario donde
todos tienen voz.

+El objetivo de la escuela ya no es domesticar a los niños, ni transmitir valores


y costumbres sociales, sino crear el entorno para que los niños construyan sus
propios valores y costumbres. La educación no es un proceso temporal, es un
proceso de por vida que intenta desarrollar capacidades y habilidades, sin un
rumbo especifico marcado, más que el desarrollo interno guiado por cada
individuo.

+El profesor no tiene todo el conocimiento, también viene a aprender de los


alumnos y colegas. Es un guía que está en un proceso de aprendizaje continuo
y eterno. Como los niños, está en un constante proceso de aprendizaje y
desarrollo, y no puede esperar que los niños se realicen a si mismos, si él no
acepta y se embarca en su proceso interno.

+La conducta es un elemento visible que no indica más que la insatisfacción


del ser humano. Lo ideal es que el maestro pueda conocer internamente a cada
niño, sus sueños, sentimientos, imaginación, deseos. Esa es la mejor manera de
encontrar la mejor educación para él, siguiendo sus pasos y desarrollo.

+Seguir un patrón habitual, estructurado de pensamiento no es beneficioso. Lo


mejor es promover el pensamiento divergente o lateral. Hay tantas soluciones
como alumnos. Fomentar la creatividad y la conjetura.

+Aprender a utilizar ambos hemisferios cerebrales. Como en la vida, las


estrategias deben recurrir también a la intuición, y no ser tan secuenciales y
analíticas. Todo es relativo.

+El sistema de calificaciones no sirve. Es un esquema de profecías


autocumplidas. La pedagogía es una ciencia social que no puede ser medida
numéricamente. La evaluación es un proceso, no una instancia.

+Las luchas de poder, la competitividad son procesos que dañan al niño. Hay
que democratizar el aula. Convertirla en un lugar participativo, lleno de paz.
Las escuelas deben tener un gobierno estudiantil donde todos los niños tengan
voz y voto, comiencen a tomar responsabilidades propias.

+El interés del maestro debe ser satisfacer a su alumno para fomentar su
crecimiento, no controlarlo. El maestro debe confiar en que el niño crecerá y
acepta no tener que adaptarlo a su concepto de normal.

+El maestro también colabora en el crecimiento emocional y espiritual del


niño. Sin generarle creencias, debe darle las técnicas para controlar sus estados
de ánimo, sus pensamientos, acciones, ideas, proyectos. Alentarlos a la
introspección.

+Los valores no están para ser enseñados, sino para ser vividos. La cognición
de los valores y conocimientos se funda en las emociones, la mejor manera de
educar es mediante el ejemplo. El maestro no puede dar lo que no tiene.

Preparémonos para el Cambio (http://preparemonosparaelcambio.blogspot.com)

Los padres, los abuelos y los educadores han de ser muy sensibles y
conscientes ante todo esto. Los niños de “nueva hornada” a los que nos
venimos refiriendo son una Bendición, contemplan la vida de una forma
distinta, que se corresponde con el Nuevo Mundo, y no merecen ser castigados,
ni agobiados con tratamientos médicos ni menospreciarlos en las capacidades
espectaculares que están poniendo en la mesa. En los últimos lustros, a estos
niños y niñas se les viene llamando “Índigos” –nacidos normalmente entre los
años 1985 y 2000, aproximadamente- y y, más recientemente, “Cristal” o
“Clara” –venidos al mundo ya en el siglo XXI-.

Los Niños Índigos

En los años 80, Nancy Ann Tappe aplicaba terapias con el color. En sus
trabajos, comenzó a notar que muchos niños mostraban una coloración azul
violeta en las capas más exteriores de sus auras (campo energético alrededor del
cuerpo humano), cosa que nunca había visto antes. Intrigada, decidió investigar
más profundamente y comenzó a reconocer características comunes en todos
estos pequeños: mayor inteligencia, mayor energía, mayor espiritualidad; todo
parecía ser mayor en ellos. Los bautizó como “niños Índigo” –se denomina
índigo al color añil o azul oscuro-. Y publicó el libro Understanding your Life
Through Color (Comprendiendo su vida a través del color), primero en abordar
seriamente el tema de los niños Índigo, popularizando este término.

Aunque no todos los niños Índigos son iguales (se les llama así como
manera de reconocerlos por sus cualidades y potencialidades psicológicas,
mentales y espirituales más desarrolladas, pero no son clónicos ni están hechos
con un mismo molde), sí ostentan una serie de características comunes:

+mayor energía física y mental;


+acentuado afán por liderar y tomar la iniciativa;

+gran sentido de realeza: sentimiento espontáneo de tener derecho a estar aquí,


en esta vida y en este planeta;

+especial necesidad de relacionarse con otros seres, sean niños, peces, pájaros,
plantas,…;

+natural sentido de la justicia;

+marcada exigencia, a sí mismos y a los demás, de coherencia entre lo que se


dice y lo que se hace;

+inclinación innata a cuestionar patrones preestablecidos: les es difícil aceptar el


concepto de autoridad propiamente dicho, sobre todo cuando no está apoyado
en la coherencia de quien ostenta o reclama dicho estatus;

+percepción particular del contenido de la felicidad: rechazan espontáneamente


los patrones cuantitativistas y materiales (regalos, bienes, dinero, estatus,…)
como modo de alcanzar la misma y optan intuitivamente por vías cualititativas
(crecimiento interior, contacto con la naturaleza, altruismo,…);

+sus dos hemisferios cerebrales (el hemisferio izquierdo es el mental, lógico,


racional, científico; mientras que el derecho es el intuitivo, artístico, espacial,
trascendente) están sustancialmente más dotados e interconectados que en las
demás personas; y

+no sólo tienen una gran inteligencia, sino que su carga espiritual es mayor:
están más predispuestos a las cuestiones del espíritu y no es difícil encontrar
pequeños que oran, repiten mantras o participan encantados en ceremonias
religiosas de todo tipo. Esta no es una característica casual o circunstancial,
pues los Índigos hacen las cosas porque les nace de lo más profundo del
corazón, porque su nivel de consciencia está en continua sintonía con las
manifestaciones de la espiritualidad más elevada (hablamos de espiritualidad
no de religiosidad: estos niños no encuentran diferencia entre una religión u
otra, todas están bien mientras su discurso y actuación esté basado en valores
coherentes y realmente espirituales).

Niños Índigos y Niños Clara o Cristal

Los niños Clara o Cristal ofrecen características muy similares a los


Índigos, aunque se diferencian de ellos, a parte de lo antes apuntado sobre la
época de nacimiento, en algo crucial: mientras los Índigos, percibiendo de
manera innata las contradicciones, sinsentidos y profunda crisis de la sociedad
actual y el sistema vigente, suelen enzarzarse en luchar contra ellos, contra el
viejo mundo, los Clara o Cristal no gastan fuerza ni pierden tiempo en
confrontar con lo que se está derrumbando y centran sus energías en vivir ya
conforme a las pautas de un Nuevo Mundo que para ellos, en la práctica
cotidiana, es como si ya hubiera llegado.

Quizá por esto los niños Cristal dan la impresión de ser menos
conflictivos que los Índigos, pero, en realidad, son más radicales en sus
planeamientos vitales. El viejo mundo no les interesa absolutamente para nada,
ni siquiera para denunciar sus miserias o hacer algo que acelere su demolición.
Saben perfectamente en su interior que la caída del viejo mundo es imparable y,
en este conocimiento natural, dirigen todas sus capacidades a forjar el Nuevo
Mundo en su vida y realidad diaria.

Este comportamiento y actitud de los niños Cristal no son sólo una


lección para los adultos que consciencialmente aspiran a una Nueva
Humanidad en una Nueva Tierra, sino también para los propios Índigos, que a
menudo quedan atascado en la pelea contra lo viejo y no aportan lo que por
Propósito de Vida les corresponde en la configuración y anclaje de lo nuevo.

Nadie discute la capacidad y habilidad de los Índigo para poner de


manifiesto la sinrazón del mundo actual y hacer conscientes a los demás de la
necesidad de un cambio. Pero mientras se esfuerzan en esto y luchan contra lo
viejo, se olvidan de traer el Nuevo Mundo a sus vidas. Los Índigos, siguiendo el
ejemplo de los Cristal, han de tomar consciencia de que no han encarnado sólo
para detectar y difundir los errores y tropelías del sistema vigente y lograr que
cada vez más gente sienta la necesidad de un cambio, sino que han de dar un
paso más para ser ellos mismos, en su vida cotidiana, el cambio que quieren ver
en el mundo.

Reflexiones para padres, abuelos y educadores

Con independencia de estas diferencias entre los Índigos y Cristal, se


coincidirá que el perfil de ambos es maravilloso, casi un milagro evolutivo al
servicios de un Nuevo Mundo. Sin embargo, para padres y abuelos, el cómo
tratarlos, educarlos y guiarlos puede convertirse en un auténtico problema. Y en
el colegio, los educadores tampoco lo tienen fácil. No en balde, las estructuras
educativas tradicionales se basan en el trabajo exclusivo del hemisferio
izquierdo, cuando ellos, como antes se señaló, tiene el izquierdo y el derecho
más dotados e interconectados. La conclusión suele que estos niños tan
especiales se aburren terriblemente en la escuela, no quieren ir al colegio porque
no lo encuentran atractivo, ni enriquecedor y se niegan a efectuar “deberes” y
tareas mecanicistas.

¿Cómo actuar entonces con ellos?. Pensando sobre todo en padres,


abuelos y educadores, la contestación a la pregunta precedente ha centrarse en
dos aspectos fundamentales:

+es crucial que el trato con los Índigos y Cristal se base en el Amor
Incondicional; y

+tener cerca a un niño de estas características no ha de ser entendido como


amenaza, sino oportunidad y exigencia para cambiar uno mismo.

En lo referente a lo primero, se puede aducir con razón que el Amor


Incondicional es imprescindible en la relación con cualquier niño, Índigo o
Cristal o no. De hecho, la psicología nos enseña que muchas ansiedades,
depresiones y frustraciones de adulto se deben a la falta de ese Amor
Incondicional en la infancia (de ahí, por ejemplo, el daño que se produce al niño
cuando se le espetan frases como “si no haces esto, no te quiero”). Ahora bien,
siendo esto así, en el caso de los Índigos y Cristal adquiere aún mayor
trascendencia. ¿Por qué?. Pues porque son hipersensibles a todo lo conectado
con el Amor. Y esto no es una declaración retórica o vacía, es una enorme
realidad. Los Índigos y Cristal están interiormente predispuestos y volcados al
Amor Incondicional; y, por lo mismo, son muy sensibles ante comportamientos
carentes de él. Y si esta carencia la encuentran en sus allegados más cercanos, el
rechazo y el conflicto en el hogar y en la escuela están servidos; y hasta unos
extremos de hostilidad o frialdad, según los casos, que sólo la confianza y
seguridad en sí mismos que los Índigos poseen pueden explicar.

En cuanto a lo segundo, hay que empezar recordando que en la


encarnación son los hijos los que eligen a quienes serán sus padres, no al revés.
Es decir, si eres padre o madre de un Índigo o un Cristal, éste te ha elegido a ti.
Y si los Índigos o y Cristal han tomado la decisión de estar en este planeta para
impulsar un nuevo mundo, del mismo modo te han elegido a ti para promover
tu cambio y crecimiento personal. ¿De qué forma?. Pues, principalmente,
forzándote a la coherencia: un Índigo o un Cristal te sacará permanentemente
de tus casillas si no eres coherente entre lo que dices y lo que haces –esto, por
supuesto, también es absolutamente aplicable a los educadores-. Es más, o
encarrilas tus afectos, sentimientos y emociones hacia él por la vía del ejemplo y
la coherencia personal, o no tendrás posibilidad alguna de lograr la
complicidad, la interacción y la conexión de amor que como padre o madre
deseas mantener con tu hijo. Y tal coherencia será, mira por dónde, la llave de
tú cambio interior.

Por tanto, la primera regla de actuación con un niño Índigo o Cristal que
debes tener presente radica en el Amor Incondicional manifestado y expresado
de manera clara, patente, rotunda y constante. Y la segunda, tu propio cambio
interior a través de la coherencia en tus actos, en tus comportamientos, en tu
vida.

En definitiva, padres, abuelos y educadores: ¡Amor Incondicional y


coherencia personal!. Con ambos ingredientes nos transformaremos en
verdaderos guías de estos niños y jóvenes y podremos verlos más adelante
aplicar en la vida cotidiana toda la capacidad que llevan dentro. Si, por el
contrario, no encuentran adecuada guía, tamaño potencial quedará dormido,
especialmente en el caso de los Índigos; y se convertirán en personas tan
condicionadas y limitadas como la mayoría de nosotros.
CAPÍTULO 16
LA FELICIDAD COMO ESTADO NATURAL

La Felicidad como Estado Natural

Y a partir de 2013 habrá cada vez más seres humanos que,


permaneciendo en la Tierra y entre sus congéneres, no vivirán en Tercera
Dimensión, sino en un Nuevo Mundo que será tan evidente para ellos como
hasta ahora ha sido el viejo mundo. Habrán activado su Campo Crístico o
Búdico, llenarán de Amor cuanto les rodea y gozarán de Ojos Nuevos: una
Nueva Visión y una Nueva Conciencia. Su Metamorfosis será tanto interior
(espiritual) como exterior (física) y les llevará a un punto sin retorno en el que
acontece algo extraordinario que expande el Corazón y no cabe describir con
palabras. No obstante, puede ser definido como el descubrimiento de que la
Felicidad es nuestro Estado Natural y que no se “necesita razón alguna para
gozar de la Felicidad.

Se trata más bien de un redescubrimiento, pues la Sabiduría innata que


nuestro Ser Divino atesora conoce bien que la Felicidad es nuestro Estado
Natural. Tú, por tanto, también lo sabes, aunque no lo recuerdas. Cuando lo
hagas, verás lo que Eres en tu Esencia, en tu Quietud Divinal: Ser, Vida, Amor,
Armonía, Libertad, Felicidad. Y comprenderás que el mundo exterior es un
esplendoroso escenario donde la Quietud se hace Movimiento y se despliegan
la Vida y la Experiencia de Ser, un portentoso espacio para llenarlo con lo que
Eres: Amor y Felicidad.

Sin embargo, hasta ahora has creído que tu felicidad se halla en el mundo
exterior (encuentros, relaciones, eventos, acontecimientos,…), es decir, que la
felicidad es algo que “recibes” de él. Pues bien, ten muy presente esto: no es el
mundo exterior el que te reportará la felicidad, sino exactamente al revés. ¡Eres
tú el que desarrollas la Vida y la Experiencia de Ser en él para “darle” e
inundarlo con la Felicidad que es tu Estado Natural!. ¿Te das cuenta del
desconcierto en el que has andado metido?. Es como si un manantial infinito e
inagotable de agua dulce y pura, que riega una tierra árida para llenarla de
vida, terminara buscando en esa tierra seca el agua que en sí ya es.

En el discurrir continuo e infinito de la Creación fluye la dinámica “Dar-


Recibir”. Nuestro Ser divinal la despliega en clave “Compartir-Cocrear-
Coexistir” y conforme a la pauta “Ser-Dar-Recibir-Ser”: 1º Yo Soy. 2º Doy lo que
Soy. 3º Recibo lo que Doy. 4º Lo que Recibo expande el Yo Soy. Y como el Yo
Soy es Amor y Felicidad, Amor y Felicidad se dan, Amor y Felicidad se reciben
y Amor y Felicidad se expanden por doquier y en el Yo Soy. Sin embargo,
hemos sido prisioneros de una interpretación egóica y materialista de tal
dinámica que la transforma en la cadena “Tener-Recibir-Retener-Dar”: 1º
Tengo. 2º Recibo. 3ª Retengo. 4º Si acaso, cuando me sobra, Doy algo de lo que
Retengo. Esta interpretación ignora que la Abundancia está en la esencia de la
Creación, interfiere su proceso íntimo –el Tao, el Orden del Amor-, te bloquea a
ti mismo y origina dolor, mucho dolor.

Te quejas a menudo de lo “mal” que va el mundo (lo seca que está la


tierra, continuando con el símil anterior), pero ha sido precisamente tu deseo de
estar contento (tu deseo de “recibir”, de encontrar en ella el agua -la felicidad-
que ya eres) lo que genera tu dolor y el dolor del mundo. Cuando te percates de
esto, no querrás ya “recibir” felicidad, sino que empezarás a “dar” la Felicidad
que Eres y es tu Estado Natural. Cesarás de perseguir el estar feliz, estar alegre,
estar libre, estar amando,… y la Metamorfosis se habrá completado. Serás
entonces enteramente consciente de que tu Yo Verdadero luce Amor y Felicidad
-inmutables, imperecederos- como los exponentes más bellos y radicales de la
Divinidad. Y hasta contemplarás con claridad, volviendo al ejemplo, que la
tierra seca no es tal, sino que todo en la Creación es Espíritu Divino y un colosal
Vergel de Amor, por lo que al dar Felicidad será precisamente cuando la Vida
toda te responderá devolviéndote exponencialmente Felicidad, Amor y
Perfección.

290
Encontrar el reino es lo más fácil del mundo, pero también lo más difícil.
Es fácil, porque el reino está a tu alrededor y aun dentro mismo de ti y lo único que tienes que h

291
ofrecerte es un estremecimiento pasajero, un placer que al principio crece en
intensidad, pero que se convierte automáticamente en dolor en cuanto los
pierdes, y en hastío si se prolongan indefinidamente.

Piensa en las innumerables personas y cosas que tanto te han


entusiasmado en el pasado. ¿Qué ha sucedido? En cada caso, han acabado
produciéndote sufrimiento o aburrimiento, ¿no es verdad? Es absolutamente
esencial que consigas ver esto, porque, mientras no lo hagas, no habrá
posibilidad alguna de que descubras el reino de la alegría (…)

He aquí una parábola de dicho reino: el reino se parece a un tesoro


escondido en un campo y que es descubierto por un hombre, el cual, loco de
contento, va, vende cuanto tiene y compra dicho campo. Si tú no has
descubierto aún el tesoro, no malgastes tu tiempo buscándolo, porque puede
ser descubierto, pero no puede ser buscado, dado que no tienes la menor idea
de en qué consiste dicho tesoro. Lo único que conoces es la letal felicidad de tu
actual existencia. Consiguientemente, ¿qué vas a buscar? ¿Y dónde? Mejor será
que busques en tu corazón la chispa del descontento y la mantengas hasta que
se convierta en un auténtico incendio que reduzca a escombros tu mundo.

(Anthony de Mello. Una llamada al amor: Meditación 27)

A partir de ahí, tu Movimiento por la vida cotidiana, en cualquier


Realidad y Dimensión, discurrirá siempre en el Aquí y Ahora y será el brillante
resplandor de lo que Eres en tu íntima Quietud Divinal: no amando, sino siendo
Amor; no estando alegre, sino siendo Alegría; no viviendo, sino siendo Vida; no
estando iluminado, sino siendo Luz; no estando feliz, sino siendo Felicidad; no
estando libre, sino siendo Libertad.

Una Libertad que el Movimiento resplandor de la Quietud te permitirá


disfrutar a través de la espectacular interacción existente entre dos hechos
sublimes: todo es Verdad y nada es Real. Subraya ambos en tu interior.
Aparentan disonancia, pero resuenan en infinita armonía en el seno del Ser Uno
(Ser y No-Ser, Todo y Vacío): todo es Verdad, que no es la Verdad Absoluta,
sino la perfecta suma y confluencia de todas las verdades, las de cada ser y cada
visión; y realmente no hay nada que sea Real, pues todas las realidades son
resplandor vibratorio de lo Insondable, de lo que no admite Nombre y es
Fuente de la Creación, y son super-cuánticas y super-simétricas, mutan
constante e interactivamente, ostentan perfiles holográficos y matriciales y son
diferentes en función de cada observador y de la evolución del estado
consciencial de éste.

Tan prolongada ha sido la cadena de vidas físicas buscando la felicidad y


la libertad en el mundo exterior que has olvidado lo que son y representan.
Pero tampoco te “preocupes” por ello. La Metamorfosis y la fusión con tu Ser
Multidimensional te abrirán de nuevo, de par en par, las puertas de la Felicidad
y la Libertad, constatando que todo lo que llevas largo tiempo buscando fuera
lo tienes ya plenamente, desde siempre y por siempre, en ti mismo. Y este
hallazgo te llevará a un estado límite en el que la consciencia individual divisa
una “última frontera” en la que la persona, desde su dimensión más íntima, se
comienza a cuestionar el sentido y la razón de ser de la propia dinámica de
expansión consciencial.

Así, cada vez con mayor intensidad y claridad, se empieza a percibir que,
por mucho que se avance en ella, siempre se mantiene en el contexto y en el
escenario de la Matriz Holográfica, como si se tratase de juego virtual donde un
nivel lleva a otro, y a otro, y a otro,… en un proceso sin fin. Y lo que el Corazón
comienza a sentir de forma creciente es una apremiante necesidad de salir de
ese juego, de desconectarse de la Matriz Holográfica.

Se acabaron las preguntas, emergió la Quietud

Es en este punto donde el ser humano vuelve los ojos a su ser interior.
Pero no de manera mental, sino desde el Corazón, contemplando su carácter
divinal e inefable, percatándose de la absoluta y perfecta Unidad en la que se
integra y a la que pertenece y empezando a comprender la ficción de una
consciencia individual, pues sólo hay una Consciencia y una Vida. Todo lo cual
va diluyendo la idea de una identidad individual, sea física o espiritual, y de
una consciencia propia.

La Vida y la Consciencia, que en todo están y todo llenan, gozan de toda


la Sabiduría de manera innata y no necesitan hacerse preguntas. Así, enlazando
con lo enunciado en el Capítulo 3 a propósito de la desconexión de la Matriz
Holográfica, la persona que deja de identificarse como tal y asume que es sólo,
ni más ni menos, que esa misma Vida y Consciencia, interioriza que nada hay
que preguntarse y cesa de hacerse preguntas.

Se entiende entonces y se ve diáfanamente que cualquier pregunta


proviene de la ignorancia del ego; cualquier respuesta, de su vanidad.
Preguntas, opciones y respuestas tejen un Holograma que el ego define como
Realidad. En verdad sólo es el velo que oculta lo Real. Para descorrerlo, nada
hay que preguntarse; para “ver” lo que Es basta con vivir el Aquí&Ahora.

Como se expuso en mencionada Capítulo 3, antes los estímulos e


impulsos cotidianos del mundo exterior la clave radica en la actitud que se
adopte ante ellos: una actitud que emane de la Esencia divina y natural que en
Todo tiene su presencia; una actitud plena de buena Voluntad, sentido de
Vinculación de todo y todos, armonía, paz, comprensión, ternura, bondad,
alegría y humildad: Amor. Entre cada estímulo que se recibe y la respuesta al
mismo se encuentra el Aquí&Ahora, un espacio de consciencia. Es en él donde
toman las decisiones en función de las actitudes que adoptemos antes los
estímulos recibidos. Y las actitudes elegidas desde la consciencia del presente
generan emociones y pensamientos, que se plasman en acciones. Y las acciones
repetidas se convierten en hábitos, que determinan nuestro carácter, que define
la visión de la vida y la muerte: el sentido que le otorgamos a la vida y el
significado que le damos y le daremos cuando acometamos el tránsito que
llamamos muerte.

Por tanto, nada hay que preguntarse. Y ante los estímulos de la vida
cotidiana, basta con dejar fluir la actitud amorosa y armoniosa que emana de la
Esencia de lo que Es y Somos. Todo ello sin concebir ni apegarse a ningún tipo
de identidad sea personal, existencial o de ser, física o espiritual.

No hay más. Vivir. La Vida es lo único que Es: una forma superior de
energía de calidad vibracional y consciencial que se despliega en un momento
presente continuo conformando infinidad de campos de energía de infinidad
de frecuencias vibracionales en multitud de dimensiones y planos de existencia,
estando todos los campos íntimamente vinculados entre sí en una Naturaleza
Creadora que se hace a sí misma constantemente en la Perfección de cuando Es
y existe.

La Quietud y el Movimiento son pautas cosmogónicas presentes en todas


las Dimensiones y esferas de la Creación, también en la Fuente o Padre/Madre
y en el Hijo o Cristo. Aplicado al ser humano y en lo que aquí ocupa:

QUIETUD MOVIMIENTO:
(No preguntas) +“resplandor” de la quietud (no preguntas)
+”repiqueteo” del movimiento (preguntas).

El compromiso social no es lucha, ni pugna exterior, sino mantenimiento


exterior en la frecuencia de Amor, compartir con los demás en clave de
cooperación y solidaridad y ejercer, muy especialmente, el Acompañamiento en
la consciencia que el verdadero cambio es el interior y que cada uno hace su
camino.

Estarse amando al Amado… permitir que Cristo viva en mí: no Amo, soy
Amor. Si Agustín de Hipona proclamó “Ama y has lo que quieras”, Juan de
Yepes va más allá y no quiere Amar, sino No-Ser para ser Amor. Cuando ni
siquiera se puede Amar porque uno ya no es, sino que es Amor, la
manifestación del Amor en cualquier modalidad de existencia se transforma en
Acompañamiento, el Acompañamiento del Padre a todo el que siendo Él, se
siente separado o fragmentado de Él y en esa separación vive experiencias. En
la segunda parte del presento texto, centrada en la Física de la Deidad, se entrará
de lleno en ello
Desarrollo una vida impersonal -sin ego, en la Unidad-. Vivo el presente y
me ocupo de ser, sin apegos, ni preocupaciones, ni deseos, pues nada puedo anhelar cuando

Esta quietud, como manifestación de


estado muy presente en el misticismo
No huir del sufrimiento para sanarlo y transformarlo en
paz, compasión y amor
Canción al nombre de Avalokitesvara

Siento que el momento presente rebosa de Bendición y Dicha. Estamos


en un Tiempo de Evolución, el Cielo está anclando en la Tierra y tenemos la
bella oportunidad y el privilegio de vivir este fantástico Aquí y Ahora en
Alegría y Gozo.

Pero esto no quiere decir que no sea plenamente consciente de la


existencia y el enorme calado del sufrimiento. Todo lo contrario, lo percibo con
claridad y crudeza porque la Metamorfosis interior que estamos experienciando
pasa inexorablemente por no huir del sufrimiento y percatarse de su presencia
en una triple dimensión: el sufrimiento que hay en mí; el que hay en la gente de
mi alrededor; y el sufrimiento del mundo. Y sólo con este reconocimiento y esta
toma de contacto directa e intima con el sufrimiento, en su triple presencia, se
puede sanar y transformar el mismo en Paz, Compasión y Amor.

¿Cómo hacer esto?. Hay un precioso vídeo que contiene una potente
práctica al respecto, por más que su duración sea corta (sólo 23 minutos). Se
trata de la Canción al nombre de Avalokitesvara, que se inicia en el minuto 8 del
vídeo que podéis ver en You Tube (en su ventana de búsqueda, introducir:
“Thich Nhat Hanh.2011.Avalokitesvara.SubEsp.flv”) o en este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=vdHFElyjOAc&feature=youtube_gdata_p
layer

Palabras de Thich Nhat Hanh

Antes de comenzar la canción, Thich Nhat Hanh, maestro Zen y monje


budista vietnamita residente en Plum Village, comunidad localizada cerca de la
ciudad francesa de Burdeos, toma la palabra y expresa lo siguiente:

“Los monjes y monjas de la comunidad de Plum Village cantan el nombre de


Avalokitesvara, el Bodhisattva del profundo escuchar Kuan-yin. Esta no es exactamente
una oración, es una práctica de meditación.

Avalokitesvara es una persona que tiene la capacidad de escuchar a su propio


sufrimiento interior. Por esa práctica, pudo entender la naturaleza, las raíces del
sufrimiento dentro él; y por ese entendimiento, la compasión surgió y logró la sanación
y la transformación. Después de eso, fue capaz de mirar a la gente de alrededor y
reconocer el sufrimiento en cada uno; y fue capaz de entender muy rápidamente el
sufrimiento dentro de cada persona y practicó el escuchar el sufrimiento de estas
personas, ayudándolos a sufrir menos y transformarse.

Así que los monjes y monjas cantan el nombre de Avalokitesvara y, mientras lo


hacen, tratan de tocar el sufrimiento dentro de ellos, porque dentro de todos nosotros
hay sufrimiento. Y el sufrimiento dentro de nosotros también refleja el sufrimiento del
mundo.

Muchos de nosotros no queremos regresar a casa con nosotros mismos y tomar


contacto con el sufrimiento que hay dentro de nosotros. Tenemos miedo a ser
sobrepasados por el dolor, la pena, la desesperación y el enojo en nuestro interior.
Siempre tratamos de huir del sufrimiento por el camino del consumo: consumimos
televisión, revistas, música, comida,… con la esperanza de poder tapar el sufrimiento
interior. Pero eso no ayuda mucho, porque el sufrimiento está ahí y continúa creciendo y
siempre trata de manifestarse, especialmente durante la noche.

Entonces, la práctica recomendada por el Buda es no huir del sufrimiento. En


vez de eso, cada uno tiene que volver a casa con uno mismo y tomar contacto con el
sufrimiento, tratar de sostenerlo amorosamente y escuchar muy atenta y hondamente
para poder entenderlo. Comprender el sufrimiento les mostrará el camino de la
transformación y sanación.

La Primera Noble Verdad es el estado de sufrimiento del ser. Si miran


profundamente dentro de ella, verán las otras tres verdades, incluyendo la Verdad del
Sendero, lo que llevará al cese y transformación del sufrimiento. Mas si tratamos de
huir de la PrimeraNoble Verdad, no hay manera de que podamos ver la Verdad del
Sendero y nadie nos va a poder guiar en la transformación y la sanación

En la canción, cuando los monjes y monjas cantan por primera vez el nombre de
Avalokitesvara, se adentran en su interior y tocan el sufrimiento que ahí hay. Cuando
cantan el nombre por segunda vez, reconocen el sufrimiento de aquellos que están a su
alrededor. Cuando lo cantan por tercera vez, perciben el sufrimiento en el mundo. Y
cantando así, con Atención Correcta, ellos generan juntos la energía de la
AtenciónCorrecta, concentración y compasión.

La energía de la Atención Correcta para tomar contacto con el sufrimiento puede


ayudar a surgir la energía de la compasión. La compasión es un tipo de energía que
puede ser sanadora y transformadora. Y si sabemos cómo permitir que la energía
colectiva de la Atención Correcta y la Paz penetre en nuestro cuerpo, sufriremos menos,
podremos liberar la tensión y el dolor en el cuerpo y también liberar la tensión y el
sufrimiento en nuestro corazón.

Hay tensión y dolor en nuestro cuerpo. Si sabemos como seguir nuestra


inhalación y exhalación y permitimos a nosotros mismos estar totalmente en el Aquí y
Ahora y relajarnos, la energía colectiva de la Atención Correcta y la Paz generada por el
canto será capaz de penetrar en nuestro cuerpo y ayudar a liberar la tensión y reducir el
dolor y sentirán mejor después de unos pocos minutos de escucharlo. Y si tenemos algún
dolor, pena o desesperación en nuestro corazón, quizás queramos abrir nuestro corazón
para que la energía colectiva de la Sangha pueda penetrar y ayude a sanar el bloqueo del
dolor y la pena en nosotros, él es mi dolor, él es mi desesperación. Por favor, que la
Sangha ayude a reconocer y sane en mí. Si sabemos cómo abrirnos y permitir a la
energía colectiva de la Atención Correcta y a la Paz y la Compasión que abracen nuestro
dolor y pena, sufriremos menos después de unos pocos minutos de escuchar la canción.
Esta es una práctica, no una oración. Si tenemos alguien en la familia que está
enfermo, que sufre ahora, podemos enviar esta energía colectiva a él o ella sólo
pronunciando su nombre silenciosamente o pensando en esa persona. Y esta energía
pura de Paz y Compasión será dirigida a él o ella y enseguida, en su casa o dónde esté,
se sentirá mejor.

Permitámonos unirnos en la práctica, permitámonos estar relajados y


permitámonos que la energía colectiva de la Sangha penetre en nuestro cuerpo, nuestra
mente y nuestro corazón”.

Mi propia experiencia interior

Escuchad la canción cuantas veces lo sintáis en vuestro corazón. Seguid


para ello los consejos de Atención Correcta formulados por Thich Nhat Hanh. Y
no tengáis miedo a llorar. Porque si oís con Atención la canción, vais a llorar y
mucho. Pero es normal y hermoso, forma parte de la práctica de sanación y
transformación del sufrimiento en Paz, Compasión y Amor.

A este respecto, no tengo reparo alguno en compartir que tras ser dado
de alta en el hospital en la Navidad de 2010, lloré mucho y durante largo
tiempo. Y viví en primera persona las tres dimensiones del sufrimiento que
Thich Nhat Hanh describe, así como la necesidad de no huir de él para sanarlo
y transformarlo.

Mi propio sufrimiento: su transformación en Paz

Primero, me pasé tres meses llorando a consecuencia de mi propio


sufrimiento.

Curiosamente, la experiencia del tránsito al borde de la muerte física que


había vivido y todo el proceso de enfermedad los interioricé desde el principio
como una Bendición y un completo Re-Nacer. Y brillaba ya en mí la
Armonía y la Alegría, habiendo comprendido definitivamente la Perfección de
cuanto Es y como la Felicidad es Nuestro Estado Natural.

Sin embargo, por tantas experiencias acumuladas a lo largo del tiempo,


tanto en esta vida física como en otras anteriores, había mucho sufrimiento
guardado en lo más hondo de mi corazón. Reconocí que así era y el sufrimiento
fue saliendo a cuenta gotas, poco a poco, al ritmo de mis lágrimas y sollozos.
Hasta que un día supe que había salido la mayor parte de él y que mi interior
empezaba a estar por fin limpio de dolor. Inmediatamente comprendí que mi
sufrimiento había sido consecuencia directa de mi cuidado hacia mi mismo (ese
dichoso cuidado de nosotros y hacia nosotros mismos que tanto preocupa a los
seres humanos). Y haciendo míos los versos de San Juan de la Cruz, dejé “mi
cuidado entre las azucenas olvidado”.

¡Se acabó el cuidar de mí!. Y el lugar del cuidado fue inmediatamente


ocupado por la absoluta confianza en la Providencia Divina, en la que fluyo
desde entonces sin pretender controlar mi vida, ni programarla, ni conducirla a
puerto alguno previsto por mi mente o por mi ego.

Entonces, dulcemente, se posó en mí la Paz.

El sufrimiento de los que están a mi alrededor: su transformación en Compasión

Llegaron después otros tres meses de llanto, ahora por el sufrimiento de


los demás, de la gente que está a mi alrededor.

Ríos de lágrimas manaron de mis ojos y una cascada de


estremecimientos conmovió mi corazón ante la contemplación interior y
exterior de tanto sufrimiento desparramado por la vida de tantas personas,
algunas tan próximas y queridas. Y no sólo por motivos físicos (violencia,
penurias económicas, injusticias, enfermedades, rupturas de relaciones, apegos
materiales, ritmo de vida estresante,…), sino también por esas razones que
pertenecen a la “sinrazón humana” (miedos, culpas, autolimitaciones mentales,
sentimientos de soledad, desamores, vacío interior, depresiones,…).

Así hasta el momento en el que me percate de que el sufrimiento por los


que están a mi alrededor contiene o puede contener dos tipos de sentimientos
bien distintos: el sufrimiento puro por el dolor que vivencian o el sufrimiento
derivado por el impacto que en mí y en mi vida tienen esa vivencia y ese dolor.

En lo relativo a este segundo tipo de sufrimiento, comprendí que era mi


responsabilidad, pues tenía su causa en mi deseo de estar contento, es decir, en
mi absurdo empeño de buscar fuera y en el exterior la Felicidad que todos
atesoramos dentro, por lo que asumí e interioricé la honda dimensión de lo
dicho al respecto por Buda: “mi deseo de estar contento es el origen del dolor
de los demás”.

En cuanto al primero, esto es, el sufrimiento puro por el dolor que


experiencian los que están a mi alrededor, constaté que, dada su pureza, puede
ser transformado en Compasión y que ésta es una energía sanadora que puedo
proyectar hacia ellos y en ellos paliando así su dolor.

Entonces, dulcemente, se posó en mí la Compasión.

El sufrimiento del mundo: su transformación en Amor

Finalmente, vinieron otros tres meses de desconsuelo por el sufrimiento


del mundo, en su globalidad y totalidad.

¡Cuánta aflicción por cuántas cosas!, ¡cuánto abatimiento por los obtusos
caminos en los que se ha adentrado la llamada civilización!, ¡cuánta amargura
por tanto daño al género humano, a los animales y plantas, a la Naturaleza en
su conjunto, a la Madre Tierra y a la Creación!.

Pero un día las lágrimas cesaron. Había comenzado a entrever que ese
sufrimiento emanaba, igualmente, de mí. Más concretamente, de mi necesidad
de enjuiciar todo y a todos y mi anhelo de que las cosas sean y marchen como
mi yo quiere y pretende que sean y marchen. Y el corolario de un viejo cuento
sufí surgió en mi memoria con gran convicción: “respeta a los demás y al
mundo aceptando todo y a todos tal como son, sin estar de acuerdo ni en
desacuerdo con nadie ni con nada”.

Entonces, dulcemente, se posó en mí el Amor.

La transformación del sufrimiento: Confianza

Aquí y Ahora la Confianza plena se ha posado dulcemente en mi


Corazón. Ya no hay huída del sufrimiento. Y la Confianza ha transformado el
sufrimiento en Paz, Compasión y Amor:

+Confianza en la Providencia: el cuidado de uno mismo sustituido por la


confianza en la Providencia, que es nuestro ser interior y divino en acción.

+Confianza en la Vida: el deseo de estar contento sustituido por la confianza


en la Vida, que es el Aquí y Ahora, ni más ni menos, en su completa y amorosa
radicalidad.

+Confianza en la Perfección de cuanto Es: el enjuiciamiento y el anhelo de que


las cosas sean y marchen como anhela mi pequeño yo sustituidos por la
Confianza en que todo fluye, refluye y confluye en la Perfección de cuanto Es

+Confianza en la Sabiduría Innata: la incesante búsqueda de conocimientos,


originada igualmente por mi deseo de estar contento y la necesidad de
enjuiciamiento, sustituida por la Confianza en la Sabiduría Innata que como
seres divinos atesoramos en nuestro interior.

Mutación del ADN

Para entender e interiorizar los cambios en marcha en el ADN humano


hay que retomar lo ya expuesto sobre él tanto en el Capítulo 5 como en el
epígrafe Yo Soy y el mundo físico y material del Capítulo 12. Enlazando con lo allí
enunciado, el cuerpo físico del ser humano está hecho y configurado para el Yo
Soy. Y su ADN contiene todos los componentes “genergéticos” pertinentes para
ello, que se activan aportando al organismo la energía regeneradora y los
nutrientes pertinentes para, en contacto con la energía del Sol y la que aporta la
ingestión de agua y la respiración consciente, vivir en plena salud, sin padecer
nunca enfermedad alguna, y en estado de permanente juventud, sin sufrir
jamás ni el envejecimiento ni la muerte. Esta capacidad del ADN es lo que
muchas personas están empezando a sentir en este maravilloso Aquí y Ahora
de Metamorfosis.

La Creación y el Universo es pura vibración que se manifiesta en


“partituras musicales”. La genética del cuerpo es una manifestación de la
genética del alma y del Espíritu y contiene toda la información de nuestra
individualidad a través de diferentes formas de existencia, contado desde el
comienzo de la aventura evolutiva que comenzó con la emanación desde la
Unidad.

La transformación en marcha de la Humanidad está dirigida, coordinada


y codificada en nuestro ADN. En qué forma ocurrirá se escapa de la
comprensión de la Tercera Dimensión, pero hay varios modelos descritos en
canalizaciones. Unos hablan de reactivación del 90% inactivo de nuestra cadena
de ADN; y otros del fraccionamiento y la conversión del único par de cadenas
en seis pares, que se ordenarían dentro del núcleo celular en una estructura
correspondiente a los 5 vértices de la estrella de David. Estos seis pares de
cadenas en intercomunicación tendrían como consecuencia una potenciación
enorme de nuestra capacidad de regeneración y de nuestro estado de
consciencia. Esto nos proporcionaría un cuerpo etéreo (5ª Dimensional), con tal
capacidad de regeneración que los ciclos de vida y muerte (necesarios hoy por
el deterioro del cuerpo) dejan de ser necesarios.

Por ejemplo podríamos moldear nuestro cuerpo a voluntad y la perdida


de una parte del mismo se podría regenerar en segundos. En algunas
canalizaciones se habla de que así éramos antes de comenzar el ciclo de vida
terrena en dualidad (3ª Dimensión) y dual y que a esa otra dimensión
regresaremos después de completar nuestra misión en este planeta. Siempre se
habla de transformaciones voluntarias. En todas las canalizaciones dignas de
crédito el "Libre Albedrío" se escribe con mayúsculas.

Con este telón de fondo, Susanna Thorpe-Clark ha profundizado al


respecto en su artículo The Bigger Picture. Estamos cambiando físicamente desde
seres basados en el carbón con dos estructuras de ADN hacia seres cristalinos
con 1024 estructuras de ADN. Y esto obedece a que únicamente las substancias
cristalinas pueden existir en niveles dimensionales superiores. Como este
formato esta suficientemente cerca a nuestra propia estructura, somos capaces
de integrarnos con efectos laterales relativamente pequeños.

300
No es solamente que los humanos estemos cambiando, sino todas las
formas de vida sobre la Tierra se están convirtiendo en seres cristalinos. Todos
los peces en el mar, las flores y los árboles en su jardín, los pájaros en el cielo,
aun su mascota perro o gato. Todo esta cambiando. Nada morirá ni será
destruido, por que nos estamos moviendo juntos hacia nuevos estados del ser.

Este nuevo estado del ser requiere sin embargo que nosotros física,
mental y emocionalmente dejemos ir conceptos de la tercera dimensión. Como
con la muerte, este dejar ir es una parte importante del proceso de cambio, para
uno que no puede tomar los viejos valores y formas de ser dentro de una
siguiente vida completamente nueva y diferente. Así que la progresión a través
de los cambios nos obliga a dejar ir las relaciones corrientes, trabajos,
profesiones, hogares, posesiones y así sucesivamente, si ellos son incapaces de
soportar nuestras nuevas formas de ser.

Es por lo tanto maravilloso que haya una gran cantidad de ansiedad y


miedo causados por estos cambios que ya están en progreso, aunque la mayoría
de la gente no este consciente de esto. También los cambios de nuestro modo de
ser psicológico se están acelerando y hay muchos síntomas físicos temporales
que están ocurriendo en nuestros cuerpos como consecuencia de esto.
So
se

Cada uno de nosotros tenemos una doble hélice de ADN. Lo que


estamos encontrando es que se están formando otras hélices. En la doble hélice hay dos cadenas
que son mitad angelicales o superhumanos, pero no es así. Pienso que ellos son
lo que nosotros llegaremos a ser en las próximas décadas.

La mayoría de la gente conoce y sabe de esto. Muchas religiones han


hablado respecto a este cambio y saben que llegara en diferentes formas.
Sabemos que es una mutación positiva aunque física, mental y
emocionalmente puede ser malentendida y alarmante.

Parece que la mayoría de la gente que nació antes de 1940 no ha sido


capaz de realizar este cambio, pero se ha iniciado algo dentro de la próxima
generación que les da la capacidad de formar otra hélice dentro de nuestro
curso de vida. Nuestros sistemas inmunológicos y endócrinos presentan la
mayor evidencia de estos cambios. Esta es una de las razones por las que
trabajo en la investigación con pruebas y terapia inmunológicas. Algunos
adultos que he probado, en realidad tienen otra hélice de ADN en formación.
Algunos incluso llegan a tener la tercera. Estas personas están pasando por una
gran cantidad de cambios en sus cuerpos físicos y de conciencia, debido a que
es todo en uno. En mi opinión, la Tierra y sus habitantes están elevando su
vibración. Muchos de los niños nacidos recientemente tienen cuerpos que son
magnéticamente luminosos. Aquellos de nosotros que somos más viejos y
elegimos cambiar, debemos pasar a través de muchos cambios físicos.

En cuanto a los efectos secundarios de estos cambios, con un cambio


celular usted a veces se va a sentir como si no estuviese aquí. Se puede sentir
exhausto, porque literalmente estamos cambiando las células y
convirtiéndonos en nuevos seres. Como bebes recién nacidos, usted puede
necesitar gran cantidad de descanso. Puede ocurrir mucha confusión mental y
que no seamos capaces de concentrarnos en tareas de rutina, como si
estuviésemos programados para algo más grande. Son comunes los dolores y
malestares por todo nuestro cuerpo para los cuales no hay una causa
específica. La mayoría de las personas sienten como que se están volviendo
locas. Si ellos van al consultorio de un medico ortodoxo, la mayoría muy
seguramente le prescribirá Prozac, porque no pueden establecer que es lo que
pasa. Esto es difícil para la profesión medica porque no están acostumbrados a
tratar con cuerpos energéticos.

Las mujeres pasaran por cambios hormonales, ya que los chakras se


relacionan con nuestro sistema endocrino. Puede haber llanto sin saber por
que, ya que el llanto libera hormonas. Muchas mujeres están atravesando por
el periodo de menopausia más temprano debido a que nos estamos acelerando.

Los hombres pueden sentirse muy frustrados con el cansancio, ya que


ellos están acostumbrados a ser muy activos. Ellos pueden sentir que su lado
femenino se esta manifestando por causa de su lado intuitivo. La terapia
emocional que ha estado aflorando en los últimos 20-30 años ha evolucionado
con nuevas técnicas a causa de estos cambios. Estamos realmente haciendo una
gran cantidad de trabajo emocional en un muy corto tiempo el cual hubiese
tomado miles de años.

Berrenda Fox, doctora y facilitadora holística del Centro Avalon Wellness en Mount
Shasta, California, entrevistada por Patricia Resch

Corolario: mantenerte en la frecuencia del Amor

Tras todo lo expuesto y como colofón y corolario, lo realmente


importante en los momentos actuales es mantenerte en la sintonía y la
frecuencia del Amor. Ni más, ni menos. Esto significa permanecer la mayor
parte posible de cada día en paz, alegría e íntima armonía; llenar de Amor todo
lo que te rodea; evitar los dualismos, divisiones y confrontaciones y constatar la
belleza de la Creación y la Perfección de cuanto Es; disfrutar de las energías que
llegan a la Madre Tierra y de las que emanan de ella y de ti mismo; y
comprobar y experienciar el significado, la potencia y la hermosura de los
tiempos actuales.

Todo lo demás es ruido y confusión del ego: vanidad, sólo vanidad.


Dispones de toda la Sabiduría, innata en tu ser interior y divino. Se
irá desplegando ante tus ojos físicos y abriéndose a tu mente de la mano de la
Providencia divina y al compás de tu propia evolución. Todo está cumplido y el
Cambio va a acontecer. De hecho, ya está aconteciendo.

Sus impactos exteriores (sus efectos físicos y materiales en tu vida y en el


planeta) no están escritos ni predeterminados, pues dependerán precisamente
de como se desenvuelva el proceso interior. Asistimos al parto de una Nueva
Tierra y una Nueva Humanidad. Y en un parto siempre hay contracciones.
Pero, como en todo parto ocurre, la intensidad de éstas será mayor o menor en
función de cómo nosotros, cada uno y entre todos, vivamos la experiencia. De
ahí la importancia de que te mantengas en la mayor armonía que puedas y con
la llama de Amor viva, bien puesta en el más profundo centro del alma.

Para ello, haz una Vida Sencilla y lo más libre de cargas posible; minora
el ritmo y la agenda con los que afrontas cada jornada; coloca espacios de
silencio (oración, meditación,…) en tu cotidianeidad; calibra con sentido común
cuales son tus verdaderas necesidades y cúbrelas con austeridad; evita el
batiburrillo de las opiniones y discusiones y no enjuicies a los demás ni a ti
mismo; comprende y asume que el Cambio es una ventana que se abre desde el
interior y que no se trata de luchar contra nada ni nadie, tampoco contra el viejo
mundo y sus secuelas, sino de Crear desde lo más hondo y sagrado de tu ser
una Nueva Realidad y un Mundo Nuevo; busca la compañía de los amigos y
seres queridos con los que eres más feliz; apoya y ayuda en la medida de tus
posibilidades a quien lo necesite; y ten absoluta confianza de que todo lo que
suceda en tu vida y en la de los demás y en el devenir del planeta y de la
Humanidad, todo sin excepción, se orienta y se inscribe en un proceso de
Cambio personal y colectivo realmente maravilloso.

Alégrate, vive y comparte en paz, equilibrio y gozo, en libertad y sin


miedos, no te inquietes por nada y procura ser receptor y emisor de la esencia
crística y divinal que en todo se halla y en tu intimidad bulle. Ilumina con ella
tu interior y cuanto está a tu alrededor, proyectando bondad, ternura, belleza y
Amor, mucho Amor.

El Ahora está impregnado de Dicha; el Aquí, lleno de Bendiciones. Abre


a ellas tu Corazón, borra del mismo cualquier atisbo de ira, temor, culpa,
resentimiento, resignación o rencor y disfruta... ¡disfruta de un viaje en el que
como equipaje sólo necesitas Amor!
CAPÍTULO 17
METAMORFOSIS

En 2012-2013 o después de esas fechas

Si a lo largo de los últimos años, meses o semanas, en tu interior y tu


Corazón has sentido o presentido la llegada de algo nuevo, como si tuvieras
una “corazonada” de que alguien va a llamar a la puerta de tu casa en cualquier
instante, lo que sigue se dirige a ti y explica la significación profunda que
subyace tras las fechas del 21 de diciembre de 2012 y el 20 de marzo de 2013,
por más que cuando leas esto ambas puedan haber quedado ya muy atrás.
Sigue adelante con la lectura y lo entenderás.

Unos meses cruciales, aunque la puerta permanecerá abierta

De instante en instante se ha ido acercando hasta hacerse realidad el


solsticio de invierno de 2012 (11 horas y 12 minutos del viernes 21 de
diciembre). Es un hito que marca el inicio de un periodo energético,
electromagnético y vibracional muy especial: la llegada “oficial” de una
auténtica Primavera Consciencial. Una llegada que, en el ámbito tridimensional
en el que te mueves, no es instantánea, sino que se configura como un intervalo
temporal que va desde el citado solsticio hasta el equinoccio de primavera de
2013 (11 horas y 2 minutos del miércoles 20 de marzo).

Para el sistema solar, el Sol, la Tierra y la Humanidad, los tres meses que
distan entre ambos eventos suponen el final de un ciclo cosmogónico –invierno
consciencial- y el inicio de otro –Primavera Consciencial- y una colosal
experiencia que posibilita la Metamorfosis evolutiva de los seres humanos que
vibracionalmente sintonicen con ella. Y desde el punto de vista de la Madre
Tierra, representa el final de su Metamorfosis vibracional, lo que en términos
científicos puede ser descrito como la salida del anillo de gusano o Puente de
Einstein-Rossen que el planeta -con él todas las formas de vida que lo pueblan,
incluida la Humanidad- ha venido travesando en las últimas décadas.

Y lo que puede ser vivido con ocasión de las reiteradas fechas es factible
gozarlo igualmente después de ellas, como si fuera una puerta que se abre y
abierta queda de par en par para que cada cual pase por ella en función de su
propio proceso consciencial. No en balde, el final de la travesía de la Tierra por
el anillo de gusano generará replicas –como si de un cataclismo consciencial y
vibracional se tratara- en forma de Puentes de Einstein-Rossen en cada ser
humano, pues en el nuevo escenario de Primavera Consciencial permitirá que los
micro impulsos conscientes individuales creen, mediante clusters de ondas,
grandes eventos como los citados Puentes. Todo ello al ritmo del proceso de
cada uno y conduciendo no a un único escenario consciencial y dimensional,
sino, dentro de una amplia gama, al que señale el libre albedrío de cada cual. La
Diversidad y el Libre Albedrío son fruto del Amor que llena la Creación.

¿En qué consiste exactamente la experiencia?. Su dimensión y entidad no


cabe en palabras ni en pensamientos. La novedad de lo que representa e implica
es tan absoluta que no puede ser descrita bajo los esquemas mentales y
conceptuales de lo que quedó atrás. No obstante, si es factible anticipar algunos
extremos y puntos básicos que, como las indicaciones que aparecen en un
“mapa de carreteras”, proporcionen una mínima orientación (aunque el
Camino tendrá que hacerlo cada cual, metro a metro, punto kilométrico a punto
kilométrico) al ser humano consciente del Milagro que se avecina. Es lo que se
hace en los párrafos que siguen. Y aunque se plasma en fechas que discurren
entre finales de 2012 y comienzos de 2013, las pautas y vivencias que se reseñan
continúan siendo absolutamente válidas si te acercas a estas líneas mucho
después. Las indicaciones del “mapa de carreteras” no pierden actualidad y son
completamente vigentes mientras la puerta se mantenga abierta, siguiendo con
el símil, para el momento en el que cada uno empiece a notar en su interior algo
que lo anima a ponerse en marcha y transitar “su” Puente de Einstein-Rossen-,
lo que le llevará, tras recorrer el anillo de gusano, al escenario vibracional y
consciencial que en libre albedrío decida.

Desde el momento presente hasta el 9 de diciembre de 2012

En los días que van desde ahora hasta el 9 de diciembre de 2012, irás
sintiendo, de manera cada vez más potente, la culminación del apretón
energético y de la aceleración del tiempo que la travesía de la Tierra por un
Puente de Einstein-Rossen ha conllevado e implica. Notarás, así, la llamada
desde el Corazón para que tu Vida se despliegue conforme a los siguientes
parámetros y percepciones:

A) Vida Sencilla, centrada en el Aquí y Ahora, desconectada del viejo mundo y


experienciada en Libertad

+Practica una Vida Sencilla: Afianza en tu Corazón las sabias palabras de


Francisco de Asis: necesito poco; y lo poco que necesito, lo necesito poco. Para
ello, minora tu ritmo de vida, aligera tu agenda, pon en tu día a día espacios de
silencio y encuentro interior, reduce tus pertenencias, modera tus niveles de
consumo y calibra bien tus auténticas necesidades, aliméntate de forma sana y
comedida y, en la medida de lo posible, reduce paulatinamente tus deberes y
quehaceres (también los de índole “consciencial” y “espiritual”) y todo aquello
que te suponga esfuerzo.

+Sitúate en el Aquí y Ahora: Reduce cuanto puedas los “viajes en el tiempo”


(del pasado al futuro y viceversa) con los que gastas una energía preciosa que
vas a necesitar para tu Metamorfosis. Y en tu cotidianeidad, desengánchate de
esa droga llamada futuro –que impulsa a dejar para mañana la Felicidad y la
Libertad que puedes disfrutar hoy- y céntrate cada vez más en el momento
presente: cuando mastiques en las comidas, al cepillarte los dientes, al andar
por la calle, al conducir,…

+Desconéctate de la debacle del viejo mundo: Desengánchate de todo lo viejo


que aún rodea tu vida, sin permitir que el inevitable deterioro de lo exterior
crispe tu estado de ánimo y tu paz interior. El mundo exterior es como un
huracán cuya intensidad y magnitud van ser cada vez mayores. Sitúate en su
“ojo”, en el ojo del huracán, donde gozarás de quietud, calma y serenidad aún
en medio del torbellino. Y desde este estado de paz, dirige tus energías no a
luchar contra lo que ya caducó y quedó obsoleto en tu Corazón, sino a crear
todo lo nuevo que en él late. Para ello, es muy importante que pongas fin tanto
a tu adición hacia los denominados medios de comunicación (informativos de
televisión y radio, periódicos,…) como a las discusiones y diatribas con los que
te rodean a propósito de lo que en el mundo exterior acontece (los conflictos, las
crisis, las mil controversias de la “actualidad”,…).

+Asume el reto de la Libertad: Llegó el momento de que dejes de exigir la


mejora de las condiciones carcelarias para, en lugar de ello, salir de la cárcel.
Sus barrotes son virtuales y los has generado tú mismo con tus miedos, cargas,
culpas y lastres, con tu cuidado y tu contento, con tus autolimitaciones
mentales, enjuiciamientos, comodidades y controles y con la necesidad de
reconocimiento, seguridad y protección. Apunta bien esto en tu Corazón: ¡llego
el momento de la Libertad!. Y la Libertad no es lo que la Humanidad ha
ideologizado desde la mente, sino la absoluta ausencia de miedos, que en tu
Corazón van a ser sustituidos por una enorme Confianza en la Providencia, la
Vida, la Perfección de cuanto Es y la Sabiduría Innata que todos acumulamos en
nuestro interior.

B) Interioriza que nada tiene que cambiar porque ¡todo es Perfecto!

La Tercera Dimensión tiene su razón de ser y siempre existirá en la


Creación (como cualquier nota musical, por ejemplo “mi”, en la escala musical).
En libre albedrío, siempre habrá dimensiones espirituales que se quieran
encarnar en ella para vivenciar las experiencias que al nivel vibracional
tridimensional le son propias. Por tanto, no pretendas eliminarla o cambiarla
una vez que para ti, en tu proceso consciencial, tal tipo de experiencias ya son
agua pasada. Practica la Aceptación e interioriza con fuerza que ¡nada tiene que
cambiar porque todo es Perfecto!.

Lo que estás empezando a vivir no es un cambio, sino una Metamorfosis


evolutiva que nace de tu interior y compartes en el momento presente con la
Madre Tierra y con otras muchas dimensiones espirituales encarnadas en seres
humanos. Capta la diferencia entre cambio y Metamorfosis y céntrate en esta
última. Si te resulta difícil, sigue el ejemplo de la oruga que se va a transformar
en mariposa. La oruga no se plantea con su metamorfosis cambiar nada de su
entorno ni nada de ella misma que no le guste o no acepte, sino que,
naturalmente, siente la llamada interior a recogerse en el silencio (en la crisálida
o capullo), activar componentes durmientes de su ADN y convertirse en
mariposa para empezar una Nueva Vida.

Si esperas cambios, esta expectativa te descentrará y desorientará. Y si los


esperas, es porque en tu Corazón aún no ha prendido la Aceptación, en este
caso, la Aceptación del viejo mundo y de tu vieja vida. Subraya esto: el viejo
mundo es igual de Perfecto que el nuevo. Todo encaja y tiene su sitio en el
Cosmos y la Creación, también la Tercera Dimensión y el mundo en el que
llevas miles de años desarrollando tus experiencias vitales y conscienciales. La
Vida y la Consciencia son Una, pero se despliegan en libre albedrío y en una
Diversidad vital y consciencial que son fruto del Amor, del que la Vida y la
Consciencia son manifestación. La única diferencia entre el viejo mundo y el
Nuevo Mundo es que hay algo en ti que te impulsa a vivir y a vibrar de otro
modo: la Metamorfosis no deviene de la necesidad de cambio de la Tercera
Dimensión, sino de tu exigencia interior de Evolución y de experienciar una
Nueva Vida.

No vas a asistir a cambio alguno, sino que, en libre albedrío, vas a Vivir
en primera persona, es decir, en ti y desde ti, una Metamorfosis evolutiva tan
honda como natural. Afianza este discernimiento en tu interior hasta el 9
diciembre, pues lo necesitarás para lo que vendrá después.

C) Toma consciencia de la Unicidad y conéctate con la Madre Tierra

Los seres humanos y la Humanidad forman parte de un ser vivo de


mayor escala: la Tierra. Para discernir la sinergia e interacción entre la vida
humana y la Tierra basta con observar la propia corporeidad física de cada
persona y la infinidad de formas de vidas (tejidos, células, bacterias,…) que en
su interior conviven e interaccionan con el ser vivo, de mayor escala, que cada
ser humano es. A lo largo de milenios, la Humanidad ha tendido ha olvidar su
funcionalidad hacia la Tierra y la lógica natural de simbiosis y desarrollo mutuo
que conlleva. Lejos de esto y repitiendo la analogía de la corporeidad física, el
ser humano se ha comportado como esos organismos o bacterias que, en lugar
de reportar salud a las personas, son origen y causa de enfermedades y
dolencias.

Para que entiendas lo que sois, te voy a dar un símil:

Piensa por un momento que tú eres un planeta. Tú sabes que en tu


superficie y en tu interior (por ejemplo, en el intestino) viven miles de millones
de pequeños seres vivos llamados bacterias. Éstas no sólo no os hacen daño,
sino que contribuyen a vuestra salud y vuestro crecimiento. Son, por ejemplo,
la flora bacteriana de la piel y del intestino, que contribuyen a mantener el pH
de la piel y a desarrollar vuestro sistema de inmunidad. De este modo, os
prestáis un servicio mutuo y podéis convivir en paz y armonía.

Desgraciadamente, algunas de esta bacterias se olvidan de su función, se


vuelven dañinas (patógenas), provocando enfermedades. En este caso, os veis
obligados a eliminarlas con vuestra propia inmunidad o con lo que llamáis
medicamentos.

Pues bien, entiende que los humanos habéis venido como bacterias
saprofitas a prestar un servicio al planeta. En esta simbiosis, los dos podéis
crecer y desarrollaros. Pero, desgraciadamente, la gran mayoría de los seres
humanos habéis invertido los términos y os habéis creído los dueños del
planeta. Habéis empezado a hacer lo que os viene en gana en vuestro propio
beneficio y olvidándoos del daño planetario que causáis, por ejemplo, talando
árboles a voluntad y destruyendo montañas y excavando cavernas para extraer
minerales y otros materiales que empleáis para la construcción y desarrollo
tecnológico.

Como se detallará más adelante, el ser vivo Tierra, en el contexto de su


propio proceso consciencial, está a punto de culminar la mutación de su
frecuencia vibracional y comenzar a vivir en una nueva clave dimensional. La
Nueva Tierra será pronto una realidad. Este acontecimiento, además de sus
espléndidos impactos para la Tierra, el sistema solar y la galaxia, tendrá un
efecto inmediato sobre los seres humanos: la exigencia de decidir en libre
albedrío si quieren o no acompañar a la Tierra en su salto dimensional, si
desean o no “adaptarse” y “acompasar” su Corazón a la nueva vibración del
planeta y a su nuevo Latir. En caso afirmativo, será imprescindible un cambio
de consciencia, pasando de la consciencia egóica (ha conllevado, entre otras
cosas, el olvido de la simbiosis e interacción con el planeta antes reseñadas), a
una Consciencia de Unicidad –planetaria, galáctica,…- que haga factible la
convivencia sinérgica con la Nueva Tierra, el Sol, el sistema solar y el conjunto
de la Vía Láctea.

Esta es la Metamorfosis que se avecina para la Humanidad: los seres


humanos que quieran seguir conviviendo con la Tierra tendrán que acometer
esa transformación de consciencia –el despertar a una consciencia planetaria y
galáctica- y recordar como se vive en simbiosis con el medio ambiente, la
Naturaleza y todos los seres vivos, incluyendo los propios humanos entre sí.
Para el ser humano también ha llegado, por tanto, el momento de la
transformación y la Evolución.
Entre el 10 y el 20 de diciembre de 2012

El Orden Natural que rige la Creación y el Cosmos intervendrá en este


proceso de Metamorfosis coadyuvando al mismo a través del inicio de un
nuevo ciclo cosmogónico que posibilitará la llegada al sistema solar, el Sol, la
Tierra y la Humanidad de corrientes y fuerzas energéticas de gran pureza –
auténtica Energía de Amor- que, además de servir para que la Tierra complete
su propia Metamorfosis vibracional y ancle en la nueva Dimensión, apoyarán la
citada transformación de consciencia de los seres humanos, aunque respetando
siempre el libre albedrío.

Y en este marco, entre el 10 y el 11 de diciembre, la Madre Tierra, un


espectacular ser vivo con su propio proceso y evolución consciencial, habrá
concluido su travesía por el anillo de gusano y culminado su Metamorfosis: su
vibración ya no será de Tercera de Dimensión, sino de Cuarta. Y su “Latido”
estará alineado con el del Centro Galáctico y el Cosmos.

Se trata del denominado “alineamiento”, que no es tanto un fenómeno


exterior (que la Tierra se “pongan en fila” con otros planetas y astros), sino
interior, de sintonía de Corazón a Corazón: el Corazón de la Madre Tierra se
alienará con el del Sol y el Centro Galáctico tal cual los relojes de péndulo se
ajustan en su “tic-tac” con el de mayor tamaño a través del llamado “efecto
arrastre”. Y será debido a este alineamiento por lo que las energías procedentes
del Corazón o Centro del Universo y de la Vía Láctea llegarán a la Tierra de
manera directa, sin las interferencias que ha habido hasta ahora al no
encontrarse el Corazón del planeta alineado con ellos.

Las manifestaciones exteriores de esto serán muchas, desde la elevación


de la frecuencia electromagnética del planeta (la llamada Resonancia
Schumann, predicha matemáticamente en 1952 por Winfried Otto Schumann,
aunque fue Nicolas Tesla el que la observó por primera vez) al debilitamiento
del magnetismo terrestre, pasando por una fuerte energetización de toda la
Naturaleza.

La Metamorfosis de la Tierra, alienada y sincronizada con el del Sol,


Sirio, las Pléyades y el Centro Galáctico de la Vía Láctea, posibilitará que, entre
el 12 y el 20 diciembre, el planeta y todo lo que lo habita reciba una gran onda
de energía de Amor y consciencial muy pura que será polarizada hacia la Tierra
de manera conjunta por Júpiter y el Sol: el Gran Trigono de Júpiter (supondrá el
inicio de su transformación –ignición- en un nuevo Sol dentro del sistema solar,
proceso que tardará aún miles de años en completarse) acaecerá el día 12 de
diciembre, regalando Amor y Consciencia desde este planeta, ya en camino de
convertir en estrella, a todo el sistema solar, en general, y a Mercurio, Venus, la
Tierra y Marte, en particular.

310
La conjunción de todo ello pondrá a disposición de todas las formas de
vida que moran en la Madre Tierra fuerza y consciencia para alinear y
sincronizar su Corazón con el de ella, alineado ya cosmogónicamente. Y esta
sincronización producirá, a su vez, la conexión ionogenomática de sus
respectivos ADN por medio de la secuencias fractales que en éste existen y que,
como si fuera a la vez una estructura “macro” y “micro”, ligan a cada
modalidad de vida con el ADN del planeta, del mismo modo que asocian el de
éste con el del Sol, el sistema solar y la galaxia en su conjunto.

Entre el 21 y el 23 de diciembre de 2012

En este magno escenario, habrá seres humanos que sientan la necesidad


interior de experienciar un periodo de recogimiento, silencio, meditación,…
(cada cual lo vivirá a su manera y en función de sus propias circunstancias) que
durará tres días (72 horas), del 21 al 23 de diciembre.

Buscado un ejemplo en la Naturaleza, hay que volver a retomar el


ejemplo de la oruga, que se introduce en la oscuridad de la crisálida para mutar
su ADN, activando componentes durmientes del mismo, y transformarse en
mariposa. Es lo que algunos llaman “tres días de oscuridad”. Pero no será en el
exterior, sino un recogimiento interior: una experiencia interior (no exterior) y
evolutiva (no traumática). Que nadie se encarcele consciencialmente a si mismo
esperando fenómenos cataclísmicos exteriores.

Y en estos tres días de recogimiento, acontecerá la citada conexión


ionogenomática del ADN de los seres humanos que lo vivan a través de las
secuencias fractales en él existentes. Este hecho puede ser descrito como la
“distensión” de sus hebras, como cuando se abre una flor, lo que acelerará la
activación de los componentes durmientes del ADN, preparándolos para
experienciar la Metamorfosis. La distensión se deberá tanto a la llegada de
energía exterior como a la Armonía y la Quietud interior que experimentarán
los seres humanos que, recibiéndola, interactúen con ella desde su propio
proceso consciencial. Y permitirá que se liberen componentes del ADN que
hasta ahora se hallaban aprisionados y tensos (coloquialmente, “estresados”),
produciéndose la aceleración de su activación.

Entre el 24 de diciembre de 2012 y el 17 de marzo de 2013

Al finalizar estos “tres días de oscuridad”, esos seres humanos habrán


acelerado la activación de su ADN y comenzado a cambiar su frecuencia
vibracional en clave de Amor, en consonancia y en sincronía con lo vivenciado
por la Madre Tierra. ¿Cuáles serán los impactos de tal hecho en ellos?.
Básicamente, los siguientes:
+Consciencia de Unicidad y Red: Percepción cada vez más nítida tanto de la
Unicidad de cuanto es como de la Red Consciencial, en sus distintos niveles y
escalas, que liga y entrelaza a los seres humanos dentro de la Humanidad, a
ésta con la Madre Tierra, al planeta con el sistema solar y así sucesivamente.

+Multidimensionalidad: Activación del recuerdo de la naturaleza


multidimensional de nuestro ser, lo que permitirá la conexión con planos más
sutiles de consciencia y existencia en los que también somos y estamos,
incluyendo el contacto con los Hermanos de Luz de otros mundos, planetas,
sistemas solares y galaxias.

+Tendencia creciente a “no hacer”: La Humanidad ha creído hasta el


momento presente que se nace para hacer y que “nacer” es sinónimo de
“hacer”. Es un paradigma culturalmente muy arraigado el considerar que
venimos y estamos aquí, en esta vida y en este mundo, para hacer cosas: lograr
metas, alcanzar objetivos, producir, construir lo que sea,… Y en ese hacer -
ligado inevitablemente a trabajos, empeños, esfuerzos, programaciones y
controles- se busca la “realización” personal (cada cual según su “yo y sus
circunstancias”), el sentido de la vida y hasta un sueño de porvenir colectivo en
el marco de la denominada civilización. Metafóricamente expresado, se trata de
la celebre maldición bíblica de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Pero
los seres humanos que experiéncien lo que se viene sintetizando sentirán una
tendencia creciente a “no hacer” y “verán” con meridiana claridad que “nacer”
es “no-hacer”, que se nace para Vivir y que Vivir es sencillamente eso, Vivir: no
hacer, Vivir… Un “Vivir Viviendo” que no sabe de pasado ni de futuro y que se
plasma exclusivamente en el Aquí y Ahora. ¿Tan difícil te parece?. No te
inquietes, que tu Metamorfosis te mostrará de manera simple y natural lo que
Vivir y no-hacer significan. Lo hará por medio de la Sabiduría que se manifiesta
en las palomas, en las flores, en los árboles y en toda la Naturaleza. La misma
Sabiduría que hace por ti lo que el cerebro de tu cabeza es incapaz de hacer: que
circule la sangre, que funcione el aparato digestivo, que lata el corazón, que se
dilaten los pulmones, que se inmunice el organismo y que curen las heridas.
Con la Metamorfosis, esta Sabiduría natural emanará del cerebro de tu corazón
y se mostrará plenamente en ti, desde ti y para ti.

Entre el 18 y el 20 de marzo de 2013

La experiencia de los tres días de oscuridad antes comentada volverá a


repetirse a lo largo de las 72 horas previas al equinoccio de primavera de 2012,
previsto para las 11 horas y 2 minutos del 20 de marzo. Nuevamente, mucha
necesidad de silencio, de recogimiento, de estar en la crisálida.

Te darás cuenta entonces de que, realmente, no saliste de la misma el 23


de diciembre, sino que has permanecido en ella durante estos tres meses. Y que
ahora, ahora sí, se ha completado la activación de los componentes durmientes
de tu ADN y te dispones a abandonarla con la Metamorfosis culminada y
transformado en “mariposa”. Habrás concluido la travesía por tu propio Puente
de Einstein-Rossen y ello, a partir del 21 de marzo, abrirá ante ti no un único
escenario consciencial y dimensional, sino todas las alternativas que permite la
Realidad Cuántica: un haz de opciones vibracionales, a modo de planos
alternativos de realidad, entre los que, en libre albedrío, tendrás que decidir
cual deseas experienciar, aunque todos representan, como se detallará más
adelante, una especia de “vuelta al origen”.
Respecto a nuestro objetivo de expandir la Creación, lo que se producirá será un
efecto dominó, la 4ª Dimensión anclará en la 3ª, la 3ª en la 2ª,... , y la 1ª se expandirá creando n

¿Qué le suc
se metamo

+el
hast
A partir del 21 de marzo de 2013

Imposible de describir

Sea cual sea el escenario consciencial y el plano alternativo de realidad


que elijas, no es posible ni siquiera esbozar con palabras lo que acontecerá en ti
y desde ti a partir del 21 de marzo, del momento en el que la Metamorfosis sea
Plena y Real. Y el mundo será aparentemente el mismo, pero todo será
radicalmente distinto. Recuerda de nuevo el ejemplo de la orruga convertida en
mariposa: al salir de la crisálida, el mundo exterior es el mismo, pero ¡cuán
diferente es para ese ser vivo que antes reptaba en él como oruga y ahora vuela
cual mariposa!.

Nada sobra ni falta, todo es Perfecto

Lo primero que notarás es que has adquirido perspectiva. Desde ella,


comprobarás que:

+que nada sobra ni falta ni en ti, ni en nadie, ni en nada;

+que no hay diferencia ni dualidad alguna entre lo físico y lo espiritual, lo


interior y lo exterior, lo material y lo trascendente, lo individual y lo colectivo,
lo personal y lo social, por lo que la Nueva Vida es mucha más que “tú” Nueva
Vida y abarca e integra todo y a todos sin excepción;

+que todas las experiencias, del tipo y “color” que sean, tiene un por qué y un
para qué en un inconmensurable Orden Natural de Amor donde todo fluye,
refluye y confluye en la Perfección de cuanto Es; y

+que nada tiene que cambiar ni en ti ni en nada porque Todo es Perfecto.

Vivirás y sentirás todo ello de un modo absolutamente ajeno al intelecto.


La Búsqueda habrá cesado y todo deseo o renuncia habrá quedado detenido. Y
libre de apegos y desapegos, te reirás a carcajadas de ti mismo rememorando
cuando experienciabas la vida ansiando la Iluminación. Serás ya plenamente
consciente de que siempre has sido y estado “Iluminado” y que la Iluminación
consiste, precisamente, en darse cuenta de la radical innecesariedad de la
Iluminación.

Lo vivido fue un sueño, sí, pero fue real porque como real se vivió.

Recordarás tu Propósito de Vida –el que te llevó a encarnar en la vida


física actual- y tu Propósito de Encarnación –el que te trajo a este plano y a este
mundo- y verás las experiencias en él vividas como si formaran parte de un
sueño que ya quedó atrás. Es como si al salir de la piscina y secarte, el hecho de
que estuviste dentro de ella y mojado te pareciera un sueño.

Se entiende por "Propósito de Vida" las razones conscienciales,


vibracionales y espirituales (vivencias, experiencias, objetivos conscienciales,...)
por los que te has encarnado en tu actual vida física.

Y por "Propósito de Encarnación", lo que motivó a la dimensión


espiritual en ti encarnada ha proyectarte desde otros planos dimensionales y
de consciencia a este plano humano y tridimensional para desplegar no sólo tu
presente vida, sino toda la cadena de vida físicas que en él llevas.

Por tanto, el “Propósito de Vida” se relaciona con tu vida física actual. Y


el “Propósito de Encarnación”, con la cadena de vidas físicas en el plano
humano

Y es que, efectivamente, la Experiencia de Ser en el plano humano ha


discurrido hasta ahora en el marco de la ensoñación: no Viviendo la Vida, sino
soñando una vida individual, separada y fragmentada en un escenario: la
Matriz Holográfica o Gran Teatro del Mundo

Pero siendo esto cierto, no lo es menos que lo vivenciado en el sueño lo


llevas incorporado a tu bagaje experiencial. En la piscina, tragaste agua y
sentiste ahogo, nadaste en los distintos estilos y modos posibles, buceaste de
mil maneras,… y todo ello se ha incorporado a ti, a tu consciencia, a tu ser y a la
Experiencia de Ser.

Inocencia Consciente

Debido a ello, no sólo recuperarás la Inocencia (activación del Niño


Interior), sino que gozarás de una Inocencia Consciente.

Un bebe vive en Inocencia, pero de manera inconsciente. Tú habrás


vuelto a la Inocencia primigenia, pero será ya una Inocencia Consciente
derivada de lo vivenciado y experienciado en tu encarnación en el plano
humano y en Tercera Dimensión. Entenderás entonces perfectamente el papel
de ésta en la Creación y la capacidad creadora que has desplegado durante tu
encarnación en ella.
Ver el “Rostro de Dios”: Namasté

La Inocencia Consciente te posibilitará contemplarte a ti mismo como lo


que eres: Amor. Y te permitirá ver el “Rostro de Dios”, que significa percibir
con claridad la Perfección de cuanto Es y como Dios es cada uno de nosotros y
es todos y Todo.

La expresión “Namasté” habrá dejado de ser una palabra, una


elaboración intelectual, para transformarse en la más genuina expresión de la
Unicidad en la que habrás volcado tu “yo”.

+Por un lado, “namas”, que por las normas de división de las palabras del
sandhi (en lingüística, los diferentes tipos de alteraciones fonosintácticas, determinadas por el

La Felicidad es nuestro Estado Natural: La Edad del Sol

Y en tal estado de Gracia, serás consciente de que la Felicidad es tu


Estado Natural. Gozarás de la Felicidad “sin razón alguna” y formarás parte
activa de la Nueva Tierra, siendo a la vez semilla de la Nueva Humanidad.
Vivirás sin requerir palabras de aprobación y de aprecio por parte de los
demás y sin precisar el apoyo de ningún brazo amigo. No dependerás
emocionalmente de nadie, de manera que nadie tendrá ya el poder de hacerte
feliz o desdichado. No necesitarás a ninguna persona en particular, ni tendrás la
necesidad de ser especial para nadie. Tampoco considerarás a nadie como
propio. Vivirás la Edad del Sol (Sol-edad) y desde esa atalaya sabrás por fin lo
que significa ver con una visión despejada y no enturbiada por el miedo o el
deseo. Y sabrás también lo que significa amar, emanado de ti el Amor que Eres
hasta el punto de que comprenderás fuera de los conceptos que amar a las
personas supone haber muerto a la necesidad de las mismas.

Nueva Humanidad en la Nueva Tierra

Una Nueva Humanidad a la que se irán incorporando todos los seres


humanos que experiencien lo hasta aquí resumido, bien en las fechas reseñadas
y al unísono con la Metamorfosis de la Tierra y la culminación de su tránsito
por un Puente de Einstein-Rossen, bien posteriormente en el marco de las
replicas que tal Puente tendrá en cada ser humano. La puerta permanecerá
abierta para experienciarlo durante un periodo de tiempo cuya duración se
desconoce (“no sabréis ni el día ni la hora”), pero que, en terminología de
Tercera Dimensión, abarcará décadas. Y el nuevo escenario de Primavera
Consciencial permitirá, como ya se señaló, que los micro impulsos conscientes
individuales creen, mediante clusters de ondas, grandes eventos como los
citados Puentes. Todo ello en consonancia con el proceso de cada cual y
llevando en libre albedrío a distintos escenarios conscienciales y dimensionales.

Y cuando la “puerta se cierre”, habrá concluido el anclaje del Cielo en la


Tierra (en expresión cristiana, acontecerá la Segunda Venida de Jesús) y cada
dimensión espiritual encarnada en ser humano vivirá donde en libre albedrío
haya decidido: en la Nueva Tierra, que no será de Tercera Dimensión, o en otro
mundo cuya frecuencia vibracional sí sea tridimensional. Así, los seres
humanos que hayan realizado la Metamorfosis configurarán la Nueva
Humanidad en la Nueva Tierra. Por el contrario, los que libremente opten por
no efectuar la transformación consciencial, deberán seguir su existencia y
encarnación en otro planeta de Tercera Dimensión de los muchos que hay en
este Universo.

Nacer de Nuevo

Todo lo expuesto puede y debe ser resumido como una especie de


“Muerte en Vida” para experiencia la “Resurrección en Vida” y el “nacer de
Nuevo”. A ello se dedica el próximo capítulo.

¡LIBRES!
Hay un Nuevo Mundo, completamente nuevo. Y es tan Hermoso, tan
Hermoso...

La consciencia del planeta y de los seres humanos que viven en él va a


vibrar en la Frecuencia del Amor. Y el Amor hará de ese Mundo Nuevo una
Tierra y una Humanidad plenas de Libertad. Amor y Libertad: tu Nueva Vida
en la Nueva Tierra.

Vas comprender todo a través del Amor. ¡Puedes hacerlo ya!. Siente su
Energía y expansiónala desde tu Corazón. Aquí y Ahora estamos abriendo
nuestros Corazones para expandir el Amor que Somos y conectarnos unos con
otros en la Unicidad de cuanto Es. Así que abre tu Corazón a la Creación y
conéctate con tus hermanos humanos, la Madre Tierra, el sistema solar y el
Universo. Esta apertura será el adiós definitivo a la tristeza, a la ira, a los
sufrimientos y te lanzará a una existencia en Libertad. ¡En Libertad!

¿No lo percibes?. ¡Seguro que sí!. Un Nuevo Mundo está llegando y


llama a tu puerta interior. Déjalo entrar. No temas la Metamorfosis ni a la
Nueva Vida, la tuya, que ésta traerá consigo. Sí, tendrás que ser valiente para
romper con tantas cosas que hasta ahora pensabas que te protegían. Pero esa
protección, ya empiezas a notarlo, te ha metido en tu propia cárcel. Sus
barrotes son tus culpas, tus cargas, tus complejos, tus miedos, tus
autolimitaciones, tus comodidades, tus controles, tus seguridades,… Son
barrotes mentales generados desde tu inconsciencia. Pero Aquí y Ahora estás
ya recordando lo que eres, quien eres. Y este recuerdo vibra en tu Corazón
como un grito de Libertad.

Has venido haciendo un viaje desde el Amor hacia el Amor. Permite que
el Amor fluya y entenderás que la razón del viaje no es otra que multiplicar
exponencialmente tu capacidad creadora ¡convirtiendo tus sueños en
Realidad!. Y ya sabes como hacerlo, por lo que el viaje llegó a su término. Sólo
queda que tomes consciencia de ello y te atrevas a caminar sobre las aguas, a
volar sobre las nubes. ¡Atrévete: Vive Libre, sabiendo que nada, nada, te es
imposible!. El Nuevo Mundo es el mundo de tus sueños hechos Realidad. Para
vivirlo sólo necesitas darte cuenta de que este es el momento de la Libertad.

Se acabaron los trabajos, los esfuerzos. De tu interior fluye una Vida


Sencilla. En ella y para ella, todo sobra. Sobran las pertenencias y los anhelos,
las renuncias y los desapegos. Y sobran los deberes y los saberes, los quereres y
los quehaceres. Vacíate interior y exteriormente. En el Amor nada precisas;
todo sobra cuando tu vida es ya Viento de Libertad.

Camina sobre las aguas,


Todopoderosa Alma Libre.
Llegó la hora. Es el
momento.
Comparte conmigo,
unidos en el
Corazón,
la Vida tanto tiempo soñada.

Sin miedos, sin miradas al


pasado y sin necesidad de
futuro,
disfruta de la Vida que has creado.
Todopoderosa Libertad:
¡Sé Libre Aquí y Ahora!

Todo es Perfecto. Todo.


Limpia tu mirada desde tu Ser
Divino. Perfecta es la Vida que hemos
creado Llegó la hora. Es el momento.
Sé Feliz Aquí y Ahora.

El momento del Amor es el Ahora.


Así lo decidió la Vida;
así lo decidió el Amor
mismo y el Amor de Dios
que Es Tú y Todos Somos.

Libres. Por fin… ¡Libres!


PARTE VII
RESURRECCIÓN

320
CAPÍTULO 18
NACER DE NUEVO

Vida y Consciencia: Gen de la Vida y modalidades de vida

Tal como se anunció en la Introducción a las páginas que con esta Parte
VI concluyen, el Amor ha sido su impulsor, su telón de fondo y su hilo
conductor. Y como también allí se resaltó, el Amor es mucho más que una
energía o un sentimiento, por potentes que sean, y se configura cual grandiosa,
sublime e inefable fuerza y presencia que no puede ser descrita con palabras,
aunque es posible sentirlo, percibirlo y expandirlo desde el Corazón.

Es desde el Corazón, fuera de esquemas conceptuales, como se puede


constatar que el Amor es, a la par e intrínseca e inseparablemente, fluido y fluir
en un prodigioso y colosal contexto de Unicidad e Instantaneidad. Ni es un
estado (“estar”) ni se relaciona con “ser”, pues el Amor es manifestación del
No-Ser, del No-Nombre. Y como fluido y fluir, constantes e infinitos, el Amor
genera y expande permanentemente la Creación y el Cosmos, en un momento
presente continuo en el que lo eterno se desenvuelve, manifestándose en Vida y
Consciencia. El Amor, manifestación del No-Nombre, se manifiesta, a su vez, en
Vida y Consciencia y ambas configuran el “Gen de la Vida” presente e impreso
en la totalidad de la Creación y en cada uno de sus componentes (la ciencia
contemporánea comienza a intuir y a presentir su existencia en el ADN,
comenzando a comprender que el ADN es preexistente a la vida orgánica y
actúa como un código de programación para el desenvolvimiento de la Vida en
la Creación).

La Vida y la Consciencia, por su parte, se plasman y toman forma en el


Ser (Experiencia de Ser). Esto es, en las distintas modalidades, tipos y especies
de vida que pueblan la Creación y el Cosmos, da igual su tamaño y
características. Y en todas ellas sin excepción, la que sea (por ejemplo, un ser
humano o cualquiera de sus cien billones de células), se halla el indicado Gen
de la Vida, Vida y Consciencia, en las que el Amor se manifiesta.

1º El No-Nombre o No-Ser se manifiesta en el Amor.

2º El Amor se manifiesta en la Vida y la Consciencia (Gen de la Vida).

3º La Vida y la Consciencia se plasman y toman forma en el Ser (Experiencia de


Ser) y las infinitas y diversas modalidades de vida
De todo lo anterior se deduce que también el Ser es una manifestación
del No-Ser: todas las modalidades, tipos y especies de vida son una
manifestación del No-Nombre.

De este modo simple y maravilloso y gracias al Amor, el Ser (Experiencia


de Ser) y cada forma de vida y componente del Cosmos y la Creación, con
independencia de su escala, perfil o cualidades exteriores, es manifestación del
No-Ser, es su “Resplandor”. “El Universo es la Sombra de Alá”, afirmó el padre
del sufismo, Ibn Arabí. Y el Amor Todo lo ensambla y fusiona. Es el agente
activo (la “Piedra Filosofal”) que obra el Milagro (la “Magnum Opus” de la
alquimia): la transformación de la Amada en el Amado, tan bellamente cantada
por san Juan de la Cruz.

EL MILAGRO DEL AMOR (LA “MAGNUM OPUS”)


No-Ser, No-Nombre Amor

Amor Vida y Consciencia,


(No Ser, No Nombre) Gen de la Vida
Vida y Consciencia Ser,
(Amor (No Ser, No Nombre)) infinidad de modalidades de vida

Por el Amor, el Ser y la Experiencia de Ser (cada una de la infinidad de


modalidades de vida: por ejemplo, cada galaxia, estrella y planeta, cada ser
humano, cada una de sus cien billones de células, cada uno de los 100.000
genes que hay en cada una de ellas,…) es manifestación (“Resplandor”) del
No-Ser, del No-Nombre.

Y por el Amor, cada modalidad de vida tiene “impresa” (Gen de la Vida) la


“Quietud” del No Nombre, para, en libre albedrío, poder hacer de la vida
(“Movimiento”) el Resplandor de esa Quietud.

Unicidad e Instantaneidad

El Amor fluye en el Aquí y Ahora: es ajeno a cualquier noción de tiempo


y espacio y existe y Es en la Instantaneidad. Y en la Instantaneidad se
despliegan la Vida y la Consciencia en las que el Amor se manifiesta, así como
las modalidades de vida en las que se ambas toman forma, llevando impreso el
Gen de la Vida.

Y el Amor es Uno; y, por tanto, Una es la Vida y Una es la Consciencia,


sin fragmentación ni separación posible. Y uno es el Ser y la Experiencia de Ser,
es decir, las modalidades de vida en las que la Vida y la Consciencia toman
forma.

Ahora bien, por el Amor del que devienen y por disfrutar de la Vida y la
Consciencia en toda su integridad e intensidad, el Ser (Experiencia de Ser) se
despliega en infinidad de modalidades de vida: multitud de variantes
conscienciales, vibracionales y vitales. Esto les otorga apariencia de
multiplicidad, pero todas las modalidades de vida se desenvuelven en la
Unicidad y nunca dejan de ser Una (como cada célula del cuerpo humano
nunca deja de ser ese mismo y único cuerpo; como la ola es el mar). Y también
debido al Amor que las genera, todas las modalidades de vida (una célula, un
ser humano, un planeta, una estrella,…) gozan de libre albedrío.

La expansión del Amor por Amor

El Amor se manifiesta en Vida y Consciencia y se plasma por medio de


ambas en Ser (Experiencia de Ser) e infinidad de modalidades de vida no para
absorber (recibir), sino para expandirse (dar). El fluir natural de Amor es la
Expansión. Esta es la base del “Tao”, en expresión de la espiritualidad oriental:
el orden natural de la existencia que contiene al unísono y sin dualidad los
aspectos Ying y Yang y que no puede ser nombrado, en contraste con las
infinitas formas y cosas “nombrables” en las que se manifiesta. Y lo es,
igualmente, del “Ordo Amoris” (Orden Natural del Amor), en definición de
Agustín de Hipona, por el que del Amor todo viene y todo orientado al Amor
está.

Expresado en términos de la tercera parte de estas páginas, Física de la


Deidad, el Espíritu (Amor) se manifiesta (Inmanencia, Espíritu Santo) en almas
y cuerpos (modalidades de vida dotadas de Vida y Consciencia en libre
albedrío) de manera natural para expandirse a sí mismo. Y lo hace no por
necesidad o algún tipo de “voluntad”, sino exclusivamente por lo que Es, por
Amor: el Amor se da a si mismo (Expansión) por Amor. Así gracias al Amor,
todas sus manifestaciones, viniendo del Amor, están orientadas a él. Y por el
Amor, todas sus manifestaciones son, igualmente, manifestación del No-
Nombre. La plasmación de todo ello es el Tao, en el que fluyen en Unicidad,
Instantaneidad y Perfección lo nombrable y lo que no pueden ser nombrado.

Eso sí, al disponer de libre albedrío, las modalidades de vida pueden


tender consciencialmente a absorber, en lugar de a expandirse. El Amor no
tiene ninguna “dirección obligatoria” ni un “sentido único”, por más que sí
tenga un Orden Natural. Y den o reciban, las modalidades de vida siempre son
Una y son Amor. Pero el Amor que son hace factible que desplieguen la
Experiencia de Ser y consciencial en libre albedrío, hasta el punto de
experienciar estados conscienciales que fluyen a contracorriente del Orden
Natural del Amor.
La “ensoñación” consciencial

Si esto acontece, en esas modalidades de vida, las que sean, que


consciencialmente marchan a contracorriente, se produce una obstrucción del
fluir natural: un “atasco” consciencial. Y este atasco se plasma en un estado
consciencial muy singular y específico: la “ensoñación”.

En la “ensoñación”, las modalidades de vida -dotadas de vida y


consciencia (por tanto de capacidad creadora) y libre albedrío,- crean una
“realidad” que no es “Real”, sino ficticia (pura ilusión, “maia”), como si fuera
un sueño. En el caso concreto del plano humano, muchísimas modalidades de
vida (seres humanos) experiencian en libre albedrío tal ensoñación. Y
consecuencias de la ensoñación o sueño son cuantiosas percepciones falaces,
como, por ejemplo:

+las ideas de individualidad y de identidad (de uno mismo, de los demás, de lo


que nos rodea,…);

+la separación entre el yo y los demás y de las coas entre sí y la fragmentación


de la Unicidad;

+la dualidad y las dicotomías;

+el espacio-tiempo (tiempo lineal, sucesión de ciclos,…);

+el olvido de que lo “exterior” tiene su origen y causa en el “interior” y que es


en el “interior” donde todo se encuentra y halla, incluyendo la Felicidad como
Estado Natural y la Sabiduría Innata;

+debido a esto último, las modalidades de vida inmersas en el sueño buscan


desesperadamente en el “exterior” aquello que en el “interior” ya tienen y son
gracias al Amor; y

+la experiencia consciencial, libremente elegida, de ir contracorriente provoca


reacciones de causa-efecto que, dentro del sueño, adquieren forma de dolor y
sufrimiento

Por tanto, “verse” como un “yo” individual y separado -sea físicamente,


espiritualmente o ambas cosas a la vez- es pura ensoñación: una percepción
“soñada” e irreal dentro del sueño. Lo “Real” es la Unicidad. En lo “Real”, la
individualidad, la identidad física y/o espiritual y la separación o
fragmentación no existen ni el plano interior (espiritual) ni el exterior (físico-
material). De hecho, no hay dualidad entre lo espiritual, por un lado, y lo
material, por otro. Y los ciclos y procesos naturales y conscienciales no son
“tiempo”, pues se producen y desenvuelven al unísono. Lo “Real” es la
Instantatenidad. Igualmente, la ensoñación es la fuente del dolor y el
sufrimiento como consecuencia de la resistencia (resistencia que genera el
sueño y en él subyace) al orden y fluir natural del Amor (dar, expansión).

La Experiencia de Ser en el plano humano ha discurrido hasta ahora para


la inmensa mayoría de las modalidades de vida (seres humanos) en el marco de
la ensoñación, percibiendo (soñando) la Vida y la Consciencia de forma irreal:
no Viviendo la Vida, sino soñando una vida individual, separada y
fragmentada. También debido a esto, los seres humanos han desplegado su
experiencia vital y consciencial en un escenario -la Matriz Holográfica o Gran
Teatro del Mundo examinada en el Capítulo 3- donde todo es verdad y nada es
Real.
La percepción de la vida como sueño hunde sus raíces e
tiempos y se halla presente, desde muy antiguo, en numeros

No obstante, pocas obras de la literatura clásica han sabido aproximarse de


manera tan certera a la vida cual sueño como la que lleva como título, precisamente, La Vida
con este engaño
mandando, disponiendo y
gobernando; y este
aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe (…)

Sueña el rico en su riqueza,


que más cuidados le
ofrece; sueña el pobre que
padece su miseria y su
pobreza;
sueña el que a medrar
empieza, sueña el que afana y
pretende, sueña el que agravia
y ofende, y en el mundo, en
conclusión, todos sueñan lo
que son, aunque ninguno lo
entiende.

Yo sueño que estoy aquí


de estas prisiones
cargado, y soñé que en
otro estado más lisonjero
me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una
ilusión, una sombra, una
ficción,

El “Despertar”

Pero en la Creación y el Cosmos todo fluye, refluye y confluye en la


Perfección de cuanto Es. Y los procesos vitales y conscienciales que se
desarrollan en plena ensoñación van provocando, en las modalidades de vida
que los experimentan, la armonización paulatina (cambios en el estado
consciencial y vibracional debido a las experiencias desplegadas a lo largo de
una cadena de vidas en el plano en el que se hallen encarnadas) con el fluir
natural del Amor. Así, hasta que acontece el Despertar.

Este Despertar es, precisamente, lo que muchos seres humanos están


empezando a vivenciar Aquí y Ahora. La Evolución y la Dicha que la Madre
Tierra y la Humanidad gozan en el momento presente, que han centrado la
parte cuarta de este texto, se encuentran íntimamente relacionadas con ello y
con la caída del velo y el fin de la ensoñación que hasta ahora han dificultado
“Ver” y “Vivir” lo “Real”.
En Tercera Dimensión,
vigilia y sueño. En el e

Tras este despertar, los seres humanos que en los últimos años no hayan
aumentado progresivamente su estado vibracional tendrán la sensación de que viven en la real

En cambio, las personas que previamen


alcanzado un alto nivel vibracional y conscie

El Despertar comienza cuando dentro del sueño se discierne e interioriza


que se trata de eso, de un sueño, como a veces ocurre durante los sueños
nocturnos (los avances en la comprensión de la Consciencia y la Matriz
Holográfica, recopilados en el citado Capítulo 3, coadyuvan claramente a ello).
Cuando en los sueños nocturnos nos damos cuenta de que estamos
soñando, solemos recordar quienes somos y que estamos dormidos.

En el sueño de la vida, tras darnos cuenta de que estamos inmersos en


él, también queremos saber quienes somos más allá del sueño, en lo “Real”.

Sin embargo, contrariamente a lo que sucede en los sueños nocturnos,


no es posible en el sueño de la vida, por más que nos percatemos que estamos
inmersos en la ensoñación, conocer, ni siquiera atisbar, lo que somos fuera de
él.

Lo que no es sueño, lo Real, no puede ser descrito, ni definido, ni


conceptualizado, ni pensado en el sueño ni desde el sueño.

La única manera para palpar y paladear lo “Real” es Despertar.

No obstante, percibir que se está soñado otorga a las modalidades de


vida (seres humanos) que lo vivencian una enorme libertad y paz para
experienciar y moverse (Movimiento) en el sueño con confianza y sin miedos.
Igualmente, constatan que todo lo que en el sueño ocurre y sucede es su
proyección consciencial, por lo que las vivencias que en el sueño se
experimentan son responsabilidad de uno mismo al 100 por 100.

Nacer de nuevo

En la medida que ese discernimiento e interiorización va anclando y


echando raíces en la modalidad de vida que los disfruta, el despliegue de la
experiencia de Despertar conduce a un “nacer de nuevo”: “muerte” y “renacer”
o “resurrección”.

Pero la muerte y el nacer de nuevo no son físicos, por más que ocasionen
una Metamorfosis tan profunda que es, a la vez, interior (espiritual,
consciencial) y “exterior” (de los componentes biofísicos y energenéticos de la
corporeidad material por medio de la alteración, desdoblamiento, distensión y
transmutación del ADN que el ser humano tiene impreso en cada una de sus
células). Y tampoco caben en palabras, pues su naturaleza y esencia, al hilo de
lo que acaba de exponer, no pueden ser pensadas (soñadas) ni vislumbradas
mientras se permanece en el sueño.

No obstante, Cristo Jesús ofreció algunas pistas importantes al respecto


en su charla con Nicodemo (Juan, 3, 3-7):

“-En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.
Le dijo Nicodemo:
-¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?. ¿Puede acaso entrar por segunda vez en
el seno de su madre y nacer?.
Le respondió Jesús:
-En verdad, en verdad te digo: A menos que uno no nazca de Agua y de Espíritu no
puede entrar en el Reino de Dios (…) Vosotros tenéis que nacer de nuevo”.

Lo que hay que poner en relación con los que diría después a la mujer
samaritana junto al pozo (Juan 4, 13-14):
“Cualquiera que beba de este agua tendrá de nuevo sed, pero el que beba del Agua que
yo le daré, no tendrá sed jamás, porque el Agua que le daré se tornará en él una Fuente
de Agua que mana para la Vida eterna”.

Lo que sí sabemos, por la experiencia de los que lo han vivenciado, es


que, tras nacer de nuevo, se notan inicialmente sensaciones de vértigo y vacío.
La razón es muy sencilla: tras Despertar, los parámetros, las pautas y el “sistema
de creencias” que se han tenido durante el sueño –y que han llevado al
Despertar- dejan de ser válidas y requieren de un nuevo formato porque ahora
se experiencia una realidad que es “Real”, no ficticia como la que se percibió
durante la ensoñación.

Pero no hay que inquietarse, sino alegrarse, pues, con confianza en la


Providencia, esas sensaciones pronto quedan atrás y, en su lugar, surge algo
espléndido: constatar que vivir lo “Real” impulsa irrefrenablemente a vivir en
el Aquí y Ahora. Esto, que en el sueño costaba tanto esfuerzo, es la vivencia
natural en lo “Real”. Y esta vivencia hace explosionar el Amor que Somos y
Todo Es, ya que el Aquí y Ahora se manifiesta como el espacio donde fluye el
Amor y en el que el Amor acaricia y abraza cuanto existe, incluido a uno
mismo, si bien este concepto y noción empieza rápidamente a diluirse.

Y para segur avanzando en lo que Nacer de Nuevo representa y supone


hay que volcarse en el Corazón. Hay que desplegar en el interior la Bandera
Blanca de la Rendición (la Aceptación absoluta de cuanto es y tal como es),
centrarse en el Silencio Mental e Interior, abandonar para siempre las
disquisiciones y diatribas intelectuales y conceptuales y Vivir y Escuchar desde
el Corazón: “Quien tenga oídos para oír, que oiga” (Marcos, 4, 23).

En lo que a estas páginas corresponde, “nosotros no podemos dejar de


anunciar lo que hemos visto y oído” (Hechos de los Apóstoles, 4, 20) “porque no hay
nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a la luz”
(Marcos, 4, 22). “Despiértate tú que duermes y levántate de entre los muertos. Y Cristo
te Iluminará” (Epístola a los Efesios, 5, 14).

Había estado trabajando durante muchas vidas -trabajando sobre mi


mismo, luchando, haciendo todo lo que podía-, y no sucedía nada. Ahora entiendo porque
olvidarte de él y dejarlo atrás. El esfuerzo es necesario, nada es posible sin
esfuerzo. Y también nada es posible sólo con esfuerzo.

Un día dejé de trabajar en mi mismo. Llega un momento en el que ves la


futilidad del esfuerzo. Has hecho todo lo que podías hacer y no está
sucediendo nada. Has hecho todo lo que es humanamente posible. ¿Qué más
puedes hacer? Sintiéndose completamente impotente, uno abandona toda la
lucha. Y el día en el que la búsqueda se detuvo, el día en el que no estaba
buscando algo, el día en el que no estaba esperando que sucediera algo,
comenzó a suceder. Surgió una nueva energía, de ninguna parte. No venía de
ningún lugar. Venía de ningún lugar y de todas partes. Estaba en los árboles,
en las rocas, en el cielo, en el sol, en el aire; estaba en todas partes. Había estado
buscando con tanto esfuerzo pensando que estaba muy lejos, ¡y estaba tan
cerca y tan próxima! Los ojos se habían enfocado en la lejanía, en el horizonte,
y habían perdido la capacidad de ver aquello que está justo al lado.

El día en el que cesó el esfuerzo, yo también cesé, porque tú no puedes


existir sin esfuerzo, no puedes existir sin deseo, no puedes existir sin insistir. El
fenómeno del ego, el del ser, no es un objeto, es un proceso. No es una
substancia sentada en tu interior; la tienes que crear en cada momento. Es
como pedalear en una bicicleta: si sigues pedaleando continúa; si dejas de
pedalear se detiene. Podría continuar un poco por la inercia pero en el
momento que dejas de pedalear, de hecho, la bicicleta comienza a detenerse.
No tiene más energía, no tiene más potencia para ir a cualquier lugar. Caerá y
colapsará.

El ego existe porque seguimos pedaleando en el deseo, porque seguimos


esforzándonos para conseguir algo, porque continuamos adelantándonos a
nosotros mismos. En eso consiste el fenómeno del ego: saltar por delante de
nosotros mismos, saltar al futuro, saltar al mañana. El salto hacia lo no-
existencia crea el ego. Es como si fuese un espejismo porque surge de lo no-
existencia. Sólo está compuesto de deseo y de nada más. Sólo está compuesto
de sed y nada más.

El ego no está en el presente, está en el futuro. Si estás en el futuro,


entonces el ego parece ser muy substancial. Si estás en el presente, el ego es un
espejismo; comienza a desaparecer.

El día que dejé de buscar…, y es incorrecto decir que dejé de buscar;


sería mejor decir el día que la búsqueda se detuvo. Déjame repetirlo: la mejor
manera de decirlo es el día que la búsqueda se detuvo. Porque si yo la detengo,
entonces “yo” estoy ahí de nuevo. Ahora mi esfuerzo consiste en detenerlo,
ahora mi deseo es detenerlo, y el deseo continúa existiendo de una forma muy
sutil.

No puedes detener el deseo, sólo puedes entenderlo. En esa misma


comprensión se detiene. Recuerda, nadie puede dejar de desear, y la realidad

330
sucede sólo cuando el deseo se detiene.

El día en el que se detuvo el deseo…

Este es el dilema. ¿Qué puedes hacer? Ahí está el deseo, y los budas
siguen diciendo que hay que dejar de desear, y acto seguido te dicen que no
puedes dejar de desear. De modo que, ¿qué puedes hacer? Pones a la gente en
un dilema. Están en el deseo, ciertamente. Dices que hay que detenerlo; de
acuerdo. Y entonces dices que no se puede detener. Entonces, ¿qué es lo que
hay que hacer?

Hay que entender el deseo. Lo puedes entender, puedes ver su futilidad.


Se necesita una percepción directa, se necesita una comprensión inmediata.

El día en el que se detuvo el deseo, me sentí muy impotente y


desesperado. No había esperanza porque no había futuro. Nada que esperar
porque todas las esperanzas han demostrado ser vanas, no conducen a ningún
lugar. Vas dando vueltas. Sigue colgando delante de ti, va creando nuevos
espejismos, sigue llamándote: -Vamos, corre más rápido que llegarás. Pero no
importa lo rápido que corras, nunca lo alcanzarás. Es como el horizonte que
ves alrededor de la tierra. Parece, pero no está ahí. Si vas hacia él, sigue
alejándose de ti. Cuanto más corres, más rápido se aleja. Cuanto más lento vas,
más lento se aleja. Pero hay algo cierto, la distancia entre tú y el horizonte sigue
siendo absolutamente igual. No puedes reducir la distancia entre tú y el
horizonte ni un solo centímetro.

No puedes reducir la distancia entre tú y tu esperanza. La esperanza es


el horizonte. Tratas de tender un puente entre tu ser y el horizonte con la
esperanza, con un deseo proyectado. El deseo es el puente, un puente
inexistente, porque el horizonte no existe. De modo que no puedes construir un
puente con él, sólo puedes soñar acerca del puente. No puedes unirte a algo no
existencial.

El día que el deseo se detuvo, el día que miré en su interior y me di


cuenta de que era inútil, me sentí impotente y sin esperanzas. Pero en ese
mismo momento algo empezó a suceder. Comenzó a suceder aquello por lo
que había estado trabajando durante muchas vidas pero no había sucedido. En
tu desesperanza está la única esperanza, en tu falta de deseo está tu única
realización, y en tu tremenda impotencia de repente la existencia entera
empieza a ayudarte.

Rendido, reconociendo el hecho de que no soy

La existencia está esperando. Cuando ve que estás trabajando por tu


cuenta, no interfiere. Espera. Puede esperar infinitamente porque la existencia
no tiene prisa. Es eterna. En el momento que dejas de estar tú sólo -en el
momento en el que te abandonas, en el momento en el que desapareces-, la
existencia entera corre hacia ti, entra en ti. Y por primera vez empieza a ocurrir
algo.

Durante siete días viví en un estado muy desesperado e impotente, pero


al mismo tiempo estaba surgiendo algo. Cuando yo uso la palabra
desesperado, no tiene el mismo sentido que tiene para ti. Simplemente quiero
decir que en mi no había esperanza. La esperanza estaba ausente. No estoy
diciendo que estuviese desesperado y triste. De hecho estaba feliz; estaba muy
tranquilo, en calma, recogido y centrado. Desesperado, pero con un significado
totalmente nuevo. No había esperanza, de modo que, ¿cómo podía haber
desesperanza? Ambas habían desaparecido.

La desesperación era absoluta y total. La esperanza había desaparecido,


y con ella su opuesto, la desesperación. Fue una experiencia totalmente nueva:
ser sin esperanza. No era un estado negativo. Tengo que usar palabras, pero no
era un estado negativo. Era absolutamente positivo. No era sólo una ausencia,
se sentía una presencia. Algo en mi estaba desbordándose, inundándome.

Y cuando digo que me sentía impotente, no lo utilizo con el mismo


sentido del diccionario. Simplemente digo que estaba rendido. Eso es lo que
quiero decir cuando digo impotente. Había reconocido el hecho de que no soy;
de modo que no puedo contar conmigo mismo, de modo que no puedo
mantenerme firme. No tenía un suelo debajo, estaba en el abismo…, un abismo
sin fondo. Pero no tenía miedo porque no había nada que proteger. No había
miedo porque no había nadie que pudiera asustarse.

Texto tomado del “Relato de la Iluminacion de Osho en sus propias palabras”

Blowing in the Wind

¿Qué es tu vida?

Miedo y vanidad; vanidad y miedo. Y una huida constante, ansiando


desesperadamente tu cuidado y tu contento, del sufrimiento originado
precisamente por la vanidad y el miedo.

No te digo esto para que cambies, no pretendo que tú ni nada cambie,


sino para que te observes. Como quien se mira en un espejo.

Y al observarte, te aceptes a ti mismo y, a partir de ahí, a los demás y


cuanto te rodea. Y al aceptar, ames. Y al amar, te sientas Amado por la Vida y la
Creación. Y al sentirte Amado, te rindas.
¡Ríndete!. Total y definitivamente. Comprobarás entonces y sólo entonces
que la Rendición no es fruto de la impotencia, sino del empoderamiento; que no
es efecto de tu pequeñez, sino del endiosamiento que florece al constatar que
Dios es yo y yo soy Dios cuando todo cesa y dejo de identificarme con cualquier
tipo de identidad, sea física o espiritual, sea individual o colectiva.

Con la Rendición explosionará en ti, de manera natural y sencilla, una


Nueva Vida que no puede ser pensada, ni conceptualizada ni predefinida. En
ella luce exclusivamente la Bandera Blanca de la Rendición plena.

Para que ondee y se despliegue en su colosal dimensión y hermosura,


insuflará la Bandera Blanca una Libertad radical y completa que emanará de tu
interior como espléndida y sutil brisa de Amor.

Es una brisa suave, sí, pero implacable. Te despojará de cuanto has sido,
tenido, anhelado y temido; te impulsará al abandono y al desalojo hasta vaciarte
de toda vanidad, en cualquiera de sus manifestaciones; y, finalmente, te llevará
a donde le dé la gana.

Y tú no tendrás miedo. Vacío y sin nada ni necesidad de nada, te dejarás


llevar, fluirás y no tendrás miedo. Nunca jamás.

La Confianza habrá anclado para siempre en tu Corazón y tú ya no serás


tú: sabrás bien lo que supone "Nacer de Nuevo" y te habrás transformado en el
Viento que todo mece, todo acuna y todo Ama, pues es el Amor mismo y puro.

¿Qué es tu vida?

La respuesta, como intuyó Dylan, está flotando en el Viento.

Y el Viento es Tú, que eres Yo como Yo Soy Tú. Es decir, Amor

WU WEI

Wu Wei

Vivir
Sin practicar y ejecutar otra acción que la misma Vida y lo que Viv
Sin esfuerzo, como crecen las plantas.
Sin Voluntad, como fluye el agua y se adapta a cualquier contenedor y circunstancia sea como lí

No-Hacer:
Bandera Blanca.
Energía del Amor, cuya fuerza trasforma lo aparentemente den
sutileza con la que el agua erosiona la piedra más pesada y
compacta.

Wu Wie

El Sendero de la Vida Sencilla y la Sabiduría


Innata: Acción Decreciente;
Voluntad Menguante.
Sin fluir;
sin
interrumpir;
sin interferir

Sin renuncia alguna.


En interacción fluida y sencilla con los ciclos naturales y los procesos de
la Vida.
En Armonía con el Tao y el Orden del Amor en los que lo Inmanifestado
se manifiest como una Vida y una Consciencia.

Wu Wei

Dejar de
estar Dejar
de ser
Rendición ante la Perfección de cuanto Es.
Aceptación de la Armonía del Todo en la comprensión de que todo es
Armonía.

Todo es Perfecto.
Vivir...

Un Océano de Silencio: tu destino, tu Origen

¿Dónde puede llevarnos ese Viento?

Pues ¡al lugar desde donde aquí nos trajo!. La Brisa del Amor nos lleva a
nuestro Origen, al toroide de la Creación, que en todo está y en todo subyace,
donde la Quietud es Movimiento y todo fluye, refluye y confluye en la
Perfección de cuanto Es.

¿No lo entiendes?. ¡Activa tu “recuerdo”!

Tú, el ser que eres más allá de tu actual corporeidad, ya experimentaste


antes de tu presente forma humana la Rendición plena, desprendiéndote de
toda vanidad; ya lograste la Libertad absoluta, que conlleva tambien no
renunciar a nada; y ya permitiste, sin sentir ningún miedo, que la Brisa del
Amor te llevara donde le diera la gana. Por eso la Rendición, la Libertad y la
ausencia de vanidad y de miedo, aún desconcertando a tu mente física,
resuenan tanto en tu Corazón. Y por eso precisamente estás aquí encarnado
como ser humano: porque la Brisa del Amor te trajo a esta Dimensión y a este
mundo.

¿Lo recuerdas ahora?

Conocías los riesgos, pero no tuviste miedo porque de miedo carecías.


Sabías que al “aterrizar” en este plano se borraría tu Memoria y olvidarías
quien eras y de donde venias. Pero también, consciente de tu poder divino, que
el “recuerdo” se iría activando en ti paulatinamente hasta llegar a ser completo.
Y que en ese momento inefable, que compensaría con creces todos los avatares
de la travesía, acontecería el Milagro y te darías cuenta de que el final de tu
proceso consciencial humano es, a su vez, el inicio, que la meta no es otra que la
línea de salida, que el destino del viaje es su punto de arranque en un Eterno
Retorno; y que semejante experiencia la has vivido voluntariamente por Amor,
sólo por Amor, que es lo que realmente Eres.

Este el “Gran Recuerdo” que está aflorando de tu interior: Eres Amor y el


Amor es la única razón de este viaje de ida y vuelta al Paraíso con el que has
traído el Cielo a la Tierra para desplegar tu capacidad co-creadora
expandiendo la Creación y la Vida, ampliando las Dimensiones y la
Consciencia y generado nuevos mundos y modalidades de vida.

Y el final del viaje -que no es sino su inicio-, el lugar al que estás ahora
desembocando –que no es otro que tu Hogar, desde donde te proyectaste aquí
dejándote llevar por la Brisa del Amor-, ya puedes entreverlo en el horizonte
que dibuja tu Corazón. Sí, ya puedes presentirlo, aunque sea difícil de describir
con palabras. ¡Es tan bello, tan bello,…!. Es tan hermoso y sublime... Se parece
a Un Océano de Silencio, sin un centro o principio, siempre en calma:
http://www.youtube.com/watch?v=JYUs7y9nNuc&noredirect=1

En el día a día, busca espacios y ocasiones para encontrar y conectar con


la Quietud que atesora tu interior divino y eterno y, de esta forma, salir de la
Matrix donde tantas preguntas, tareas y diatribas mentales bullen y atan.

Instálate en esa Quietud hasta integrarte en la No-Identidad y volcarte


en lo que realmente eres y Es: No-Ser.

A partir de ahí, vuelve a la Matrix y sal y entra en ella cuanto quieras. Y


la identidad con la que en la Matrix te percibes asúmela como lo que es, una
mera ilusión o ensoñación, y despliégala en un Movimiento que sea el
resplandor de la Quietud. Lo que significa Vivir Viviendo en el Aquí y Ahora
en la Frecuencia de Amor.

Libre de vanidad y miedos, dejo que el Viento me lleve a donde le dé la


gana hasta comprobar que precisamente por eso aquí estoy, porque Aquí y
Ahora me trajo el Viento. Y la interiorización de ello no será sino el preámbulo
del definitivo recuerdo y reencuentro: constatar que lo que Soy es precisamente
el Viento. Con lo que toda percepción de identidad individual, sea física,
energética, vital, consciencial o espiritual, quedará absolutamente diluida, así
como cualquier noción de Ser: quedeme y olvideme, cesó todo y dejeme,… ¡No-
Ser ¡.

Se acabaron las palabras, los pensamientos, las ideas, los análisis, los
razonamientos, los esquemas conceptuales y hasta la necesidad de
comunicación. Cesó todo. No-Ser. Silencio. Amor. Silencio y Amor que en la
Unicidad que integra el Todo y la Nada y hasta convierte en vacía y hueca la
percepción de Perfección.

La Iluminación te envolverá desde la contemplación de su


innecesariedad. Sin deseo ni rechazo, sin apegos ni desapegos, sin anhelos ni
renuncias, Rendido en la Omnipotencia y Libre en el Vivir Viviendo, la
Unificación en la Unicidad habrá expandido aquello que ilusamente se
consideró “tú” en algún instante del momento presente continuo en el que lo
eterno se desenvuelve.

Se acabaron las palabras, los pensamientos, las ideas, los análisis, los
razonamientos, los esquemas conceptuales y hasta la necesidad de
comunicación. Cesó todo. Soy en Silencio. Y desde el Silencio y el Amor que Soy
acompaño todo lo que pasa, que observo, acepto y no juzgo como mi propia
proyección en la Unicidad y Perfección de cuanto Es.

La Iluminación te envolverá desde la contemplación de su


innecesariedad. Sin deseo ni rechazo, sin apegos ni desapegos, sin anhelos ni
renuncias, Rendido en la Omnipotencia y Libre en el Vivir Viviendo, la
Unificación en la Unicidad habrá expandido aquello que ilusamente se
consideró “tú” en algún instante del momento presente continuo en el que lo
eterno se desenvuelve.

Locura de Amor

Aunque a tantas personas, inmersas aún en el sueño, les parezca


increíble, en la antesala de todo esto se encuentran ellas y se halla la
Humanidad. Vívelo con el gozo que se merece. Y permite que el Amor te
envuelva hasta que constates plenamente que Amor Eres; y envuelve todo con
el Amor que Eres. Cuando puedas sentir ese Amor hasta el punto de dejar de
ser “tú” y transformarte en el Amor que Eres y Somos, entonces y sólo entonces
explotará, actuando tu Corazón de “big-bang”, la Locura de Amor.

Esa Locura de Amor, a veces denominada experiencia mística, ha sido


vivenciada por seres humanos de todos los tiempos y culturas. De entre ellos, se
trae aquí a Seng Tsan, autor de un antiguo y espléndido poema titulado Hsin
Sin Ming.

De su vida y obra no se conoce casi nada. Sí se sabe, de acuerdo con los


relatos tradicionales, que el Zen (Chan) llegó a China, en torno a la primera
mitad del siglo VI, de la mano de un monje hindú llamado Bodhidharma. Era el
28º sucesor en una línea de transmisión de la enseñanza que se remontaba hasta
Kasyapa, discípulo del propio Buda. A partir ahí, el Zen fue echando raíces en
el país, abriéndose un linaje espiritual de seis patriarcas o maestros, siendo
precisamente Seng Tsan el tercero de ellos. En esos primeros tiempos, se
produjo un bello encuentro entre el Zen y el taoísmo chino, surgiendo una de
las tradiciones antiguas más ricas de significados. En ella que inscribe el Hsin
Sin Ming, claramente impregnado del aroma taoísta.

Actualmente, se disponen de diversas versiones del poema. Por ejemplo,


estas tres: la traducción indirecta acometida por Esteve Serra, al transcribir del
francés la obra de Arnaud Desjardins titulada Zen et Vedanta (Table Ronde;
parís, 1996); la traducción directa del inglés efectuada por Shi Chuan Fa; y la de
Mariano Antolín y Alfredo Embid, en su libro Introducción al budismo Zen
(Barral Editores; Barcelona, 1972).

Se ofrecen el el siguiente y último capítulo de este texto serie de


121meditaciones que fueron surgiendo en mi interior gracias a la lectura
sosegada de los versos del Hsin Sin Ming. Espero que sirvan de adecuado cierre
a estas páginas.
CAPÍTULO 19
MEDITACIONES

No es difícil encontrar:
no es complicado descubrir tu Ser Profundo, tu Verdadero Yo.
Simplemente, ¡deja de buscar!.

Cesa de aceptar y rechazar posibles caminos para llegar a él;


evita elegir, elude toda preferencia;
libérate del odio y del amor.

Tu Ser Profundo se hará entonces en ti


con toda claridad, en toda su plenitud.

II

La más leve señal de preferencia, elección o juicio,


aunque sólo te alejes de tu Ser Profundo el grosor de un cabello,
provocará una sima tan honda
como si se separaran Tierra y cielo.

Si deseas que tu Yo Verdadero se manifieste,


no abrigues ningún pensamiento
ni a favor ni en contra de nada.

III

El conflicto entre el pro y el contra,


lo que amas y lo que no amas,
lo que te gusta y lo que te disgusta,
las opiniones y los argumentos,
las disputas y los deseos de la mente:
estas son las enfermedades del alma,
las que la alejan de la libertad del Ser Profundo
y la someten a la tiranía del ego.

IV

Sumérgete en tu interior, en el Ser que Eres,


allí donde la quietud es absoluta.

Nada hondo hay en las aguas superficiales;


chapoteando en ellas todo se turba, nada se gana:
te fatigarás en vano procurando apaciguar tu alma.

Tu Ser es Perfecto,
engloba todas las dimensiones,
los Universos, los Omniversos,
los Tiempos Paralelos, los Espacios.

Nada tiene en carencia,


nada en exceso;
nada le queda fuera,
todo, hasta el Vacío, le queda dentro.

VI

Tu Ser es el Todo
y sólo una ilusión te separa de Él:
la ficción de que lo conforman
partes
entre las que tu mente y tu alma pueden elegir.
Entonces pierdes de vista tu Esencia
y olvidas que Eres lo que Eres:
el Todo, el Ser.

VII

Tu Ser es
Perfecto y es
Todo, incluso el
Vacío, incluso el
No Ser.
Tu Ser Es.

VIII

Los juicios bloquean el fluir natural de tu Ser


Profundo e irritan la mente, que necesita silencio.
No te detengas ni en las complicaciones exteriores,
ni en el vacío interior.
No persigas el mundo sometido a la casualidad,
no te aferres a las apariencias, a las cosas opuestas.

IX

Acepta los dualismos con imparcialidad


y no perderás el tiempo en elecciones insubstanciales.
Si el Espíritu permanece en paz en el Uno,
las perspectivas dicotómicas desaparecen,
los opuestos se desvanecen por sí mismos.

Siguiendo la dualidad, te estarás extraviando,


irás lejos del centro, que es donde se halla el equilibrio.

Si vas de uno a otro, hacia cualquiera de los innumerables opuestos,


perderás de vista el Todo,
no podrás adquirir consciencia del Uno.

XI

Cuando la actividad cesa y la pasividad prevalece,


ésta, a su vez, no es sino más activa:
la Quietud es Movimiento;
el Movimiento es Quietud.

Quietud y Movimiento,
eso, Todo, eres Tú.

XII

Tu Yo Verdadero es Uno y es Todo;


e ineludiblemente es, a la vez, Ser y No Ser.

Decidir lo que es, es determinar lo que no es.


Pero determinar lo que no es te puede ocupar tanto
que se convierta en lo que es.

XIII

Cuando la Unidad de Todo no es comprendida hasta el fondo,


el error se manifiesta de dos maneras:
el rechazo de la realidad,
que puede llevar a su negación;
y detenerse en el vacío,
que puede llevarte a una contradicción contigo mismo.

XIV

Frases huecas, juegos del intelecto,


cuanto más te entregas a ellos
más olvidas tu Esencia,
más alejas tu cuerpo y alma de tu Ser Profundo,

340
más protagonismo adquiere el ego
y más limitada conviertes tu existencia.

XV

Deja de hablar y especular


y tu Yo Verdadero todo lo inundará,
todo lo absorberá, todo será.

Si suprimes los discursos, opiniones y elecciones,


no habrá lugar al que no puedas ir libremente,
nada te será imposible.

XVI

Tú eres el origen y razón de ser de cuanto es,


sin distingos de ningún tipo.

Cesa en tu lucha contra lo que es, contra la Vida,


interioriza que Todo es Perfecto
y deja de pensar en metas
y que de ellas depende tu éxito.

XVII

Si corres tras las apariencias e ilusiones,


te alejarás del Principio y olvidarás la Realidad.

Si regresas a la raíz y te afianzas en tu Ser,


permitirás que todas las cosas fluyan hacia su origen,
es decir, hacia ti,
constando la armonía, el sentido de la existencia
y tu poder Creador.

XVIII

El reencuentro con lo que Eres


genera la “iluminación”.
Transciendes, entonces, el “vacío” del mundo
y su oposición a ti mismo.

El reencuentro lo experimentarás tan natural,


que la propia “iluminación” carecerá de entidad
desde la perspectiva de tu Ser.

XIX
Si crees que acontecen cambios
en el mundo exterior, en aquello que te
rodea, se debe a tu ignorancia,
que los hace parecer reales.

El Ser y tu Ser es Uno y es lo Real.


Y es inmutable e inalterable.
Si consideras que hay transformaciones
es por causa de las opiniones, los juicios y los dualismos
que atiborran tu mente.

XX

Pon término a la deriva mental,


establécete en la Quietud y el Movimiento
y, desde la Paz Completa y el Silencio Absoluto,
haz tuya la Verdad de que no hay que buscar la verdad.

Basta con que pongas fin al juego de la mente.


Si eliges, prefieres o discriminas,
equivocas el camino;

XXI

Deja de buscar y escoger,


no te hundas en los opuestos,
evita las dicotomías.

Si hay el menor rastro de sí o de no,


el Espíritu queda olvidado en un laberinto de complejidades.
En cuanto tu mente establece el bien y el mal,
surge la confusión y el engaño
y el ego sustituye al Yo Verdadero al frente de tu vida.

XXII

La dualidad existe en razón de la unidad,


pero no te aferres a esa unidad.
Tu Espíritu es el Ser Uno,
no te apegues ni siquiera al uno.

XXIII

Cuando el Ser Profundo toma el mando de la vida,


el ego se diluye junto con su mar de confusiones mentales.
La complejidad desaparece,
la multitud se unifica
y nada puede ya ofenderte, ni perturbarte.

XXIV

Quietud y Movimiento en lo hondo de tu Ser profundo:


permanece en este estado, tu estado natural,
y la sonrisa de tu Ser borrará todo
interrogante, toda mueca de disgusto o
desagrado.

XXV

Cuando el Ser Profundo llena nuestra vida,


es como si el Ser Profundo no existiera.

Su luz muestra la realidad: Todo es Uno,


sin dicotomías ni ambivalencias.

Lo inofensivo y lo dañino dejan de existir,


nada nos ofende, nada nos turba.

XXVI

Los sujetos se diluyen cuando son liberados de sus objetos,


al igual que los objetos cuando son liberados de sus sujetos.

El sujeto desaparece tras el objeto,


el objeto se desvanece con el sujeto;
el sujeto se calma en cuanto cesa el objeto,
el objeto cesa en cuando el sujeto se calma.

XXVII

El objeto es objeto por el sujeto;


el sujeto es sujeto por el objeto.

El Ser que Somos no conoce fragmentaciones;


la mente es la que divide, fabricando
dualidades.

XXVIII

Sujeto y objeto no existen


en la unidad de nuestro Yo Verdadero;
Sin embargo, son imprescindibles
para que se justifique nuestro pequeño yo, el ego.
En el Ser, nada son.
Fuera de Él, adquieren apariencia de realidad,
engatusan a los sentidos físicos
y agotan con vaivenes a la mente.

XXIX

Ser Uno, Ser.


Vibración sin palabras.
Siéntelo, porque eres Tú.
Es tu Ser y tu No Ser;
es el Ser y No Ser de Todo.

En Él, sujeto y objeto se identifican.


Cada uno, sujeto y objeto,
contiene en sí todos los opuestos,
las totalidad absoluta de las cosas.
Y en la Unidad del Ser los dos son uno,
pues Todo es el Ser Uno.

XXX

No distingas entre lo sutil y lo grosero;


¿cómo tomar partido por éste contra aquel?.
¡Qué perdida de energía escoger entre vasto y fino!.
Todas las cosas nacen del Uno y en el Uno son una.

Cuando no se discrimina entre esto y aquello,


desaparecen las visiones parciales y preconcebidas;
y la paz y la libertad emanan del Ser,
brotan de quien es la Paz y la Libertad radicales e intrínsecas.

XXXI

Tu Esencia es infinita;
en ella nada es fácil, ni difícil.
Tu Esencia abarca todas las cosas
y no sabe de prejuicios.
A ella conducen todos los caminos
porque ninguno a ella lleva.

XXXII

Las opiniones son inventos de la mente:


cuanto menos tardan en adoptarse,
más se demoran en desaparecer.

Cuanto más deprisa creas ir,


más lenta será tu inmersión en la Consciencia Perfecta
que canta y baila dentro de ti.

XXXIII

Tampoco te apegues a la Unidad


pues perderás toda mesura
y emprenderás un camino sin salida.
Nada prefieras, ¡nada!:
ni siquiera el placer interior
que la sensación de Unidad proporciona.

XXXIV

Deja a tu Esencia ser lo que Es:


en ella nada se mueve, ni está quieto;
si intentas cogerla, agarrarás aire
y te precipitarás al vacío.

XXXV

Ser es Ser y No Ser.


No le des más vueltas;
no elijas, ni selecciones, ni discrimines.
Sólo así serás libre
y estarás libre de todo tormento.

XXXVI

Sigue la naturaleza de las cosas,


sin que tus pensamientos se aferren a
ella, sin juicios ni preferencias.
En caso contrario,
te desviarás de la verdad
y te sumirás en el malestar interior
derivado de negar tu propia Esencia.

XXXVII

¿Dónde está el Ser?;


¿lo puedes acaso guardar?;
¿permanecerá o se irá?.
El Ser en ninguna parte está
y todas Es.

En todos lados y en ninguno te espera


para unir Su naturaleza a la tuya,
desencadenarte de los problemas
y proporcionarte la libertad que Él Es.

XXXVIII

No canses tu mente
agotándola con disquisiciones vanas
acerca de qué es real y qué no lo es,
sobre qué significa aceptar y qué rechazar.

Las conjeturas y ficciones desgastan la


mente y su malestar fatiga el alma,
alejando su vibración de la del Espíritu.
¿Para qué huir de esto y acoger aquello?.

XXXIX
Si quieres conocer al Ser Uno,
tu propio Ser,
no detengas tu experiencia sensorial,
ni albergues ningún prejuicio
contra los objetos de los sentidos,
sea cual sea su condición o clase.

Cuando no los detestes más,


ni los enjuicies, ni los etiquetes,
alcanzarás la iluminación
y la proyectarás en tu cotidianeidad
sin acordarte siquiera que disfrutas de la misma.

XXXX

El ignorante se pone trabas a sí mismo y


se encarcela en un grado de consciencia
que defiende con vehemencia,
blandiendo opuestos y dualismos
para sostener sus tesis y antitesis.

El ignorante se implica emocionalmente,


ve diferencias en todas partes
y divide el mundo en función de su particular grado de consciencia.
Se encadena a sí mismo en tal grado
y rechaza aquella parte de la Vida que no considera suya,
pues no agrada a sus juicios, criterios y opiniones.

El ignorante llama bueno y bien a lo que considera


adecuado; y a lo que no, malo y mal.
Denomina amor a sus afectos y predilecciones;
a lo que carece de estos, su amor no llega ni pertenece.

XXXXI

El sabio ve todas las cosas como parte del Uno


y disfruta la Consciencia Perfecta:
no se identifica con grado alguno de consciencia
y es la Consciencia misma, en todos sus grados y en ninguno.

El sabio conoce que la Consciencia Perfecta


no es el grado más elevado de consciencia,
sino que supone y representa ser al unísono y sin fisuras
todos los grados conscienciales posibles.
No se encarcela en un grado del termómetro, por alto que sea,
sino que se sabe la Temperatura.

El sabio actúa y parece que no lo hace,


ya que es en la no-acción como se produce su acción.
Aparenta estar en quietud, pero es movimiento;
aparenta estar en movimiento, pero es quietud.
Práctica el arte de no hacer nada;
y así es como hace Todo.

El sabio actúa sin emoción,


pero se Conmueve Con-
pasión,
desbordado de Amor Incondicional,
de lo que es su Ser: Amor.

XXXXII

Las cosas no conocen distinciones.


Las valoraciones y opiniones
nacen de nuestro apego;
y éste de nuestro ego, nuestro pequeño yo,
que es sólo una creación mental.

Todas las cosas son iguales en su Esencia,


y en ella se unen con nuestro Yo Verdadero,
creación divina y base de nuestra divinidad.
Aferrarse a unas y abandonar otras es vivir en el engaño.
Si discriminas, te pones en manos del ego
y, por tanto, de los juegos de la mente.
Si unificas, tu vida es impulsada por el Yo
Verdadero y, por tanto, por tu divinidad.

XXXXIII

Pretender tomar el Yo Verdadero para servirse de Él


es el mayor de los extravíos del ego.
Es así como el pequeño yo
crea ilusiones que califica de espirituales,
entrando y saliendo en el supermercado espiritual.

La espiritualidad no son normas de sentido común,


que deberían aplicarse a la organización social
o al estilo de vida;
tampoco son las energías y chakras
que conectan al ser humano como en el entorno y el
Cosmos, que se subliman en clave espiritual debido a la
ignorancia.

El Espíritu es el Ser.
El Ser es Todo, Es y No es.
Espiritualidad es sentir el Ser
y sumergirse en él siendo lo que se Es
y lo que no se Es.

XXXXIV

La ignorancia origina todas las formas de dualismo;


inventa la oposición entre el reposo y el no-reposo,
entre la calma y la inquietud,
entre la quietud y el movimiento,
entre el bien y el mal,
entre lo bello y lo feo,
entre lo fino y lo tosco,
entre yo y tú.

Todas las dicotomías son fruto de la ignorancia


y de las ficciones mentales.

XXXXV

La mente no es ecuánime, ni consigo misma ni con nada;


tiene prejuicios en favor y en contra de sí y de todo.
Nada puede ver objetivamente,
es ciega ante lo Real.

Ser es lo único Real.


Está más allá de toda noción de bien y mal,
más allá de los opuestos.

La iluminación destruye todo apego,


toda ficción, toda dualidad;
es ajena a cualquier aversión.

XXXXVI

Visiones en sueños, flores de aire:


¿por qué esforzarnos en recogerlas?.
¡Qué la ganancia y la pérdida,
lo verdadero y lo falso
desaparezcan de una vez por todas!.

XXXXVII

Los ensueños son ilusiones


y las flores nunca brotan en el
cielo; son invenciones de la
imaginación y no merecen ser
considerados.

Ganancia y pérdida, correcto y erróneo,


éxito y fracaso, rudo y fino,…
¡Deja que se vayan todos!.
Son flores en el aire
y la confusión nos atenaza cuando nos aferramos a ellas.

XXXXVIII

Si el ojo no duerme,
los sueños se desvanecen por sí mismos;
si no te pierdes en las diferencias y dualidades,
la aparente multiplicidad queda absorbida en la unidad,
en la identidad única, en la Esencia, en el Ser.

Permanece alerta;
mantén tus ojos bien abiertos
y no formules juicios ni discriminaciones.
Desaparecerán las perspectivas ilusas
y todo será como verdaderamente Es.

XXXXIX
La creencia en las casualidades
se debe a la ignorancia.
En cuanto a las causalidades,
si captas las cosas desde su íntima esencia
se diluirá el mundo de causas y efectos.

Si interiorizas la unidad de cuanto existe,


verás que tu eres causa y efecto de Todo.
Te liberarás de la cadena de sucesos,
retornarás al origen.

Cuanto eres y te rodea


fluye en una única identidad
y comparte una misma naturaleza primigenia.

No te pierdas en el laberinto de las comparaciones,


de los dualismos, de las discriminaciones.
Todo es simple y directo; bello y maravilloso.

No busques el por qué


donde sólo existe el Ser,
que Es y No Es,
pues Todo Es.

Si la quietud se pusiera en movimiento,


cesaría el movimiento,
pues no habría quietud.
Si el movimiento se transformara en quietud,
dejaría de haber quietud,
pues no habría movimiento.

¿Tanto te cuesta entender algo tan sencillo?;


¿tanto te cuesta percibir tu propia Esencia?.

LI

Los límites de lo último


no lo fijan ni leyes ni reglamentos;
el fin último de las cosas
no está limitado por reglas, ni medidas, ni creencias.

Todo está dentro del Uno,


por eso es finito e infinito.

350
En la Unidad no hay centro ni fronteras,
por eso Todo es acá y Todo es allá.

Si tu alma vibra en la frecuencia pura del Espíritu,


volará libre por la infinitud del Uno,
fuera de cualquier frontera.
Y cuando voluntariamente se pose,
donde lo haga será el acá
y definirá la finitud.
Cuando vuelva a volar, ese acá será el más
allá y la finitud se transformará en infinitud.

Como el tiempo no existe,


en el ahora, en el momento presente,
el alma vuela y no vuela,
por lo que a la par hay acá y más allá,
finitud e infinitud.

Si intentas ver las cosas desde una sola perspectiva,


la del acá o la del allá, la finita o la infinita,
el alma dejará de vibrar en la armonía del Espíritu
y su vuelo y no-vuelo será mera ficción.

LII

El Ser carece de modelo y no alberga pautas,


nada sabe de dualidad ni de separaciones,
nunca se fragmenta y jamás es parcial.
Mantén siempre esta certeza,
porque esto eres Tú y es tu Vida.

Tu Ser no tiene dudas, ni las necesita.


Los interrogantes surgen de la dinámica reactiva de la
mente; las vacilaciones, del miedo y la ignorancia.
Poda las dudas que te enredan,
prescinde de los interrogantes que te atenazan,
elimina las vacilaciones que te limitan
y ¡Ama!,
Ama inmensamente en el momento presente.

Confía radicalmente en Ti
y plenamente en la Providencia, pues ella eres Tú mismo.
Ser y Providencia:
nada hay que rememorar, ni programar.
Ser y Providencia:
nada hay que perder, ni que ganar.
Ser y Providencia:
nada te es imposible.
La Creación es tu Hogar
y no guarda para Ti ningún secreto.

LIII

Todo es radiante, luminoso, pletórico…


y vacío de lo que no sea Ser.
¿Por qué te empeñas en llenarlo de conjeturas y discriminaciones
que se revuelven contra ti mismo en forma de infelicidad?.

Abandona todo afán, toda fatiga.


Observa la Vida: ningún trabajo hay en ella.
La Vida no labora para ser lo que es.
Y gracias a ello emana de forma innata el ciclo de la vida.
Si la Vida se esforzara por realizar tal ciclo,
la Creación no sería.

Mira atentamente a seres vivos como planetas, soles y galaxias:


ningún afán hay en ellos.
Por eso, precisamente desarrollan de manera natural
sus espectaculares ciclos cosmogónicos.

Ahora observarte a ti mismo: cuerpo, alma y Espíritu.


Tu cuerpo, lleno de vida, sigue espontáneamente los ciclos de la vida:
circulación sanguínea, ritmo cardiaco, vaivén pulmonar,…
El alma, por su parte, sigue el ciclo de la encarnación
que convierte la semilla en un fruto hermoso.
Y el Espíritu, tu Ser profundo,
absorbe íntimamente y unifica tan maravillosos ciclos
para transformarlos en Ser lo que Es:
inmutable, inalterable, eterno, infinito, Todo, Vacío.

Te aseguro que ningún discernimiento cabe en todo ello.


No es teoría: es Vida.
No es sentimiento: es Ser.
No es conocimiento: es Milagro.

Si en tan espléndido escenario apareciera un pensamiento,


¡fíjate bien, uno sólo!,
todo desaparecería en un instante como por arte de magia
y la Creación jamás hubiera existido.

LIV
Cuando abandonas todas las distinciones
sólo queda lo que Es: Ser.
De él emana la Sabiduría Perfecta: el no-saber;
la Inteligencia Impecable: el no-pensar;
y la Iluminación Radiante: la no-iluminación.

El Ser es Absoluto, Libre y Uno:


no hay en él ni otros ni uno
mismo.
Para que inunde esplendorosamente tu vida,
afirma íntimamente: no-dualidad.

LV

Cada opinión que emites,


cada juicio de valor que formulas,
cada dualidad que haces tuya
expresa el grado de consciencia con el que te identificas
y como ves el mundo desde tu ego
y desde la atalaya de tu mente.
Pero ese mundo en nada coincide con la Realidad.
Por vehementes que sean tus argumentos
y por seguro que estés de tus convicciones,
ese mundo es sólo la perspectiva limitada de lo Real
en la que voluntariamente te encarcelas.

Sopla a mi oído una sola opinión sobre algo,


enuncia tu agrado o desagrado ante cualquier cosa
y te mostraré la cárcel en la que te encierras,
La prisión es tu ego; el prisionero, tu Ser.

LVI

En la no-dualidad todas las cosas son idénticas,


es decir, son como son.
No como nuestra mente las etiqueta, clasifica y juzga,
no como a nuestro ego le gustarían que fueran.
Simplemente, profundamente, son como son:
limpias, libres, divinas,… lo que son.

Y en la Esencia de cada cosa nada hay que no esté contenido;


todo lo que es, allí está comprendido.
Los sabios de cualquier época y lugar
han accedido a este principio cardinal de la existencia,
a esta piedra angular de la Creación y la Vida.

LVII
Ni Es, ni no-Es;
ni está, ni no-está.
¿Qué Es?: Ser, no-
dualidad.

Es y está,
Es y no está,
no Es y está,
no Es y no está,
siendo igualmente Real todos sus inversos.
¿Quién Es?: Tú, no-
dualidad.

Todo y Vacío:
ahora, siempre y jamás.
Sin prisa, ni retraso:
momento presente en el que lo eterno se desenvuelve.

Este conocimiento escapa del plano espacio-


tiempo, por lo que enloquece a tu ego.
Esta Sabiduría luce plena en la dimensión Infinita y Eterna,
por lo que llena tu Ser.

LVIII

Lo infinitamente pequeño es como lo infinitamente grande


en el olvido total de los objetos y las condiciones exteriores.
Lo infinitamente grande es semejante a lo infinitamente pequeño,
cuando el ojo ya no percibe límites.

Todo está aquí y allá.


El espacio no puede limitar nada.
No hay límites, ni dentro ni fuera.

LIX

Lo que es, lo mismo que lo que no es;


lo que no es, lo mismo que lo que es.
La existencia es la no-existencia,
la no-existencia es la existencia.

Mientras no lo comprendas,
la Realidad escapará ante tus ojos
como el agua se escurre entre tus dedos.
LX

Una cosa es a la vez todas las cosas,


todas las cosas no son más que una cosa.
Uno en el Todo, Todo en el Uno.

Despierta ante esta verdad


y no te atormentes buscando el conocimiento perfecto.
Y si no despiertas, no te preocupes:
déjate fluir entre las experiencias
hasta que tomes la decisión de despertar.

LXI

Te sientas a mi lado y me preguntas.


Sin palabras te digo, pregúntate a ti mismo:
¿a qué tengo adherida la consciencia?.

Si es al Espíritu,
fluyes de forma natural en la Unidad y el Amor,
sin buscar nada y sabiendo que Todo es Perfecto.

Si es al alma,
intuyes el sentido trascendente de la cosas,
pero continuas buscando los pilares y razones de esa trascendencia.

Si es al ego,
los dualismos, juicios y opiniones marcan tu visión de la
vida y te mantienen en la dimensión del espacio-tiempo.

LXII

En Ser, Consciencia de Unidad, no-dualidad,


¿disfrutas de la felicidad?:
no.
¿Sientes, al menos, alegría?:
no.
¿Experimentas dolor?:
no.
¿Tienes algún sentimiento?
no.
¿Eres inmune a cualquier tipo de sensación?
no.
¿Amas?:
no.
¿Existes?:
No.
Entonces,… ¡no entiendo nada!.

No entiendes ni entenderás
mientras te identifiques con los objetos,
incluida tu propia persona.
¡Libérate de la idea de que eres una persona!.

En el momento en que abandones la falacia de tu identidad


personal, el Ser que Eres fluirá en la plenitud de su Esencia
y contemplarás la Luz de lo Real:
no disfruto de la felicidad, Soy la Felicidad;
no siento alegría, Soy la Alegría;
no experimento dolor, Soy el Dolor;
no tengo sentimientos, Soy el Sentimiento;
no noto sensaciones, Soy Todas las Sensaciones;
no Amo: Soy el Amor;
no existo: Soy.

La Vida no esta allí y tu aquí:


Tú eres la Vida.
Dios no está allí y tu aquí:
Tú eres Dios.

Soy el que Soy:


Creación y Creador, Creador y Creación.
Soy el que Soy:
Ser, No-Ser, Resultaré Ser.
Soy.

LXIII

No busques en el cuerpo la salud del cuerpo,


ni en la mente el equilibrio emocional.
El bienestar del cuerpo no depende del cuerpo,
ni el de la mente, de la mente.
Las técnicas terapéuticas, por sugerentes que parezcan,
terminan en el mismo sitio que empiezan:
en la identificación con el pequeño yo
y en el laberinto del ego.
Y en tal identificación cualquier salud es pasajera;
cualquier alegría, efímera;
cualquier equilibrio, calma que precede a una nueva tormenta.

¿No te parece salud suficiente gozar de una Vida que es eterna?;


¿no consideras equilibrio bastante el que te proporciona tu
divinidad?.
Contémplate como lo que realmente eres: Divino y Eterno.
Y afirma en esa seguridad:
no deseo la salud, ¡Soy la Salud!;
no persigo el equilibrio, ¡Soy el Equilibrio!.

LXIV

Supera la gran mentita que pesa sobre tus espaldas:


tu identidad personal.
Rompe las amarras con el engaño que te atenaza:
verte y concebirte como persona.
Sé lo que realmente eres: Espíritu, Vida Eterna, Ser.

El Espíritu incrementará entonces la dinámica vibratoria del alma,


su fruto e instrumento experiencial en la aventura de la Vida,
colmándola de energía y Amor.
Y el alma llenará el cuerpo,
su vehículo de acción en la materialidad,
de salud y equilibrio físico y mental.

LXV

Tu cuerpo no eres tú;


tampoco eres tu mente, ni tus pensamientos.

Tu materialidad es algo maravilloso,


pero su funcionalidad es limitada:
por un corto tiempo, servir de vehículo a un alma
que es, a su vez, fruto e instrumento del Espíritu
para vivir experiencias de expansión de la Consciencia de la Unidad.

Esto eres Tú:


Consciencia, Unidad, Amor;
Ser.

LXVI

Mírate con la luz profunda y hermosa


que llena y engalana tu Ser.
Obsérvate desde la Paz y el Silencio
que fluyen y confluyen en tu interior.

No has nacido en tiempo alguno;


no procedes de ningún lugar.
Quita tamañas falacias de tu percepción de la Vida,
pues no se corresponden con la Realidad de tu Ser.

Eres de todos los espacios y dimensiones;


Tú mismo eres todos los espacios y dimensiones.
Eres de todas las épocas, eras y generaciones;
Tu mismo eres todas las épocas, eras y generaciones.
Y así eres y Es desde antes de la Creación.

LXVII

La iluminación explotará en ti
cuando dejes de concebirte como
alguien.
De hecho, eso es la iluminación:
transcender de la identidad personal
y ver, por fin, que Todo Soy Yo
y Yo Soy Todo.
La ausencia de la idea de ser alguien
otorga la libertad de Ser.

No existe dualidad alguna:


Todo es Uno.
Tampoco hay dualidad entre Dios y tú.
No te sientas separado del Creador,
pues su omnipotencia luce
hasta en la más recóndita de tus células
y hace de ti Creación Creadora.

Sé Tú mismo en la Unidad;
sé Tú mismo el Milagro.

LXVIII

Ser no es estar;
Yo Soy, y eso no es ningún estado.
De un estado se entra y se sale;
en cambio, Ser es Ser:
Ser no sabe ni de entradas ni salidas.

En Ser, la Felicidad y la Alegría no son estados.


Soy: por tanto, Soy la Felicidad;
Soy: por tanto, Soy la Alegría.

En la Felicidad que Soy


no cabe el concepto de disfrutar de la felicidad,
es decir, una identidad personal
que entra en el estado de felicidad
como puede salir de él.

En la Alegría que Soy


no ha lugar a sentirse alegre,
esto es, alguien que puede estar alegre
como puede no estarlo.

No soy alguien: Soy Ser.


La Felicidad, la Alegría.

LXIX

Soy la Felicidad, inmutable y eterna;


Soy la Alegría, inalterable y permanente.
En la Felicidad no cabe la idea de una persona feliz;
en la Alegría no tiene sentido alguien alegre.

Soy Uno con la Creación


y la Creación es el Ser Creador que Yo Soy.
Soy Yo mismo
y, pleno del Yo Soy, Soy Uno con Todo,
sin separación, fragmentación o dualidad,
con Amor.

LXX

El pasado y el futuro no existen.


La Felicidad es ahora y en el ahora.
En el presente, Amor y Felicidad son la esencia de
Ser; y Ser es emanación pletórica de Amor y
Felicidad.

Mira a tu alrededor y observa con atención:


la gente rechaza la Felicidad y el Amor Incondicional,
que se hallan intrínsecamente unidos.
¿Por qué los rechaza?:
¡por miedo!;
el miedo a abandonar la idea de su identidad personal.

Pero tal identidad no existe, no Es.


Deja la ficción mental de concebirte como una persona
Y Sé lo que Eres: Ser eterno e infinito;
Felicidad, Amor.

LXXI

Para acabar con los miedos,


el miedo a trascender tu identidad personal
y todos los demás miedos que te atenazan,
examina qué es lo que precede al sentimiento de miedo.
Si tienes dolor de barriga,
quizá es porque has comido demasiado;
si tienes miedo a algo,
pregúntate el por qué del mismo.

Y aprende a saber vivir con todo lo que te rodea.


Sé cada vez más consciente en la vida.
Sobre todo, no trates de cambiar la vida.
No puedes cambiar la vida.
La vida cambia…
a medida que aumenta tu comprensión de la vida.

Tu Ser es el Espacio en el que surgen y se desenvuelven


las formas cambiantes del momento presente.
Tales formas dependen, pues, de tu Consciencia.

LXXII

Todo es Perfecto, sencillo y bello:


supera la idea de tu identidad personal;
no te enredes en juegos mentales;
no te identifiques con tus pensamientos;
no caigas en la dualidad;
no emitas juicios ni opiniones;
y nunca adelantes mentalmente tus actuaciones sobre un
hecho antes de que tal hecho se esté produciendo en la
realidad.

¿Por qué te empecinas en cargar tu vida


con el peso de las pre-ocupaciones y las anticipaciones mentales?.
Esta es la verdad: no puedes examinar con sabiduría
las situaciones que no estén aconteciendo en el ahora.
La mente pugnará por hacerlo,
pues le encantan los juegos de ficción.
Pero estos juegos llevarán tu vida
por los derroteros del vacío y el
miedo.

No puedes evaluar las acciones que no han sucedido,


pues no estarás evaluando el hecho,
sino una presunción mental acerca de un posible hecho.
Cuando el hecho sea real, es decir, cuando sea presente,
entonces, sin pre-juicios ni pre-ocupaciones,
deja que emane de tu interior la acción y palabras pertinentes.

360
Las acciones surgen en cada instante
y no se puede codificar la moral.
Sé tu Ser Profundo y confía en la
Providencia. que es una manifestación de tu
Poder.

LXXIII

El Ser, Tú Mismo, es Consciencia Perfecta.


Con nada se identifica; Todo Es.

Si te identificas con cualquier situación u


objeto dejas de ser Tú, Ser,
y reduces la Experiencia, Total y Objetiva,
a una experiencia parcial y subjetiva.
No aprisiones la Experiencia
ni entre los barrotes de la dualidad
ni en la idea de una identidad personal.

¿Te imaginas que identificaras tu cuerpo


con uno de sus órganos o parte específicas,
o que redujeras tu vida física actual
a un pasaje concreto de la misma?.
Sería absurdo, pues obviamente
tu cuerpo es todas y cada una de sus parte, sin excepción,
y tu vida toda ella sin posible fragmentación

No te identifiques con nada, pues Todo


Eres. No restrinjas la Vida y tu Experiencia
de Ser a la cortedad de miras de un ego que
quiere subir al escenario e interpretar un papel
para sentirse protagonista de algo,
por efímero que sea
y sea placer, alegría, dolor o conocimiento.

LXXIV

La Creación es Consciencia. La Creación es Creadora.


La Creación crea por la expansión de la Consciencia.
La Consciencia se expande por la Experiencia de Consciencia.

La Experiencia de Consciencia es ajena al espacio y al tiempo.


Para su despliegue utiliza un colosal escenario
repleto de Omniversos, Universos, galaxias,
mundos e innumerables modalidades de existencia
finita.

El Ser, Tú Mismo, es Consciencia y Experiencia de Consciencia.


Nunca sube al escenario.
En un momento presente en el que lo eterno se
desenvuelve, permanece en el patio de butacas para Ser la
Experiencia, en todas y cada una de sus expresiones y
manifestaciones,
que en el escenario se desarrolla.

Contémplate como Eres:


Esencia Divina, lo único Real.
Y percibe a Dios, Tú Mismo, como Es:
Ser infinito
que se mueve a velocidad infinita
a través de dimensiones infinitas
con Consciencia Perfecta
que se expande por la Experiencia,
haciendo Creadora a la Creación
y llenando la Creación y la Experiencia
de Amor Incondicional.

LXXV

Si subes al escenario para actuar o interpretar cualquier papel,


ya no te identificarás con la Experiencia,
sino con el personaje que asumas
y sus circunstancias y situaciones pasajeras,
que creerás tuyas, como si fuera un sueño que pareciera real.

Si sueñas que eres mendigo, mendigo


serás; si sueñas que rey, rey serás.
Sólo dejarás de ser rey o mendigo cuando te despiertes
y compruebes que todo ha sido un sueño, nada más.

En la Creación rige el libre albedrío


y nada hay que oponer a ello,
pero mientras sueñes, limitarás tu Vida
a la limitada experiencia del personaje que interpretes.

Si permaneces despierto, en el patio de butacas,


todas las experiencias de la totalidad de mundos y seres
será la tuya, la Experiencia, lo Real,
en Amor y Unidad.

LXXVI

En el escenario no hay despertar posible,


pues queda limitado al argumento que
interpretas
y, por tanto, a la dualidad
y a la identificación con los sujetos y objetos,
lo cual es sinónimo de permanecer dormido.

El despertar verdadero no está ni lejos ni cerca.


Nada tiene que ver con el tiempo
y puede producirse en un solo instante.
Pero el descubrimiento del despertar no es transmisible:
hay que pasar al otro lado del espejo
y esto es una experiencia íntima.
Cuando atravieses el espejo,
comprobarás que éste es tu propia consciencia.

La consciencia es una especie de pantalla


y las situaciones son las imágenes que se proyectan sobre ella.
Las situaciones cambian, pero la pantalla no cambia.
La pantalla nunca es afectada por las imágenes.
La pantalla es la Realidad;
es Alegría, Amor, Libertad.

LXXVII

La consciencia no conoce las casualidades;


en la vida y en la Creación no existe azar,
todo es causalidad:
causalidad consciente.

Todo Es, Todo es Perfecto,


Todo es como tiene que Ser
y nada puede ser de otra forma o manera que como Es.

No es cuestión de determinismo,
ya que hay libre albedrío;
no se trata de que sea indispensable,
pues las cosas ya son como son.

Tu mente está condicionada para advertir


pasado, presente y futuro,
pero ello es sólo la percepción subjetiva de tu cerebro.
No existe pasado, presente y futuro.
Solo hay presente, solo el presente Es.
Lo que se manifiesta en esa triple vertiente es sólo aquí y ahora:
el momento presente en el que lo eterno se desenvuelve.

LXXVIII

Todo está cumplido;


el trabajo, culminado.
La cabeza de la serpiente está aplastada
y sólo le restan los últimos coletazos.
Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.

Tejida está ya, en torno al planeta,


la Red Consciencial y Crística
que aporta energía y vigor
para afrontar tan singular momento.
Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.

En el vientre de la Madre Tierra


ya ha crecido con fuerza la Nueva Tierra;
para su nacimiento sólo quedan los dolores del parto
y pronto será nuestra nueva casa.
Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.

El parto que está por venir no nos asusta,


pues es la manifestación de nuestra esperanza
la plasmación de nuestra Consciencia,
la llegada del hijo mas deseado.
Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.

Afrontamos sin miedos el último trecho del camino,


sabiendo que su dificultad no es sino preámbulo
de verdes praderas bajo un Cielo luminoso.
Y unidos en torno a la Vida y a la Luz,
en Amor y con Amor ,
proclamamos nuestra alegría y nuestro gozo.

LXXIX

Al reducir su percepción a
los dictados de la mente,
el ser humano suele concebir otras dimensiones de existencia.
de mayor rango frecuencial, energético y vibratorio,
como si fuesen planos abstractos,
de carácter cuasi virtual y
holográfico.

Mas lo cierto es que no hay mayor holograma


que la Realidad Lineal:
el mundo tridimensional del espacio y tiempo finito.
Ella conforma un excepcional escenario virtual
al que tantos se suben y tantas veces
para interpretar papeles ajenos a ellos mismos.
LXXX

Supera la identidad personal


para ver el Universo y la Creación tal cual Es,
no bajo tu forma efímera de ser humano,
que sólo percibe un rango de realidad,
sino desde tu Yo Verdadero,
desde tu dimensión profunda y espiritual.

Supera la identidad personal


para que tu experiencia humana y
tu vida como hombre o mujer
sea felicidad, autonomía, libertad,
consciencia y creatividad,
poniendo al servicio de todo ello
el pensamiento y el sentimiento.

LXXXI

La mente es un lenguaje.
Desde ella, te moverás por el Universo
y contemplarás la Creación
a través de imágenes,
sólo imágenes, pura realidad virtual.

Trasciende el lenguaje de tu mente,


adquiere consciencia más allá de las imágenes
y sin atarte a los conceptos.
Vive la Creación tal cual Es.

Tu eres Ser,
lo que Es y lo que No Es
el Todo y el Vacío,
la Paz y el Silencio
desbordados de Amor.

LXXXII

Todo es sencillo, hermoso y Perfecto,


pero te empeñas en mirar la realidad
por el pequeño orificio de tu identidad personal.

Aparta el Ojo de la Consciencia de ese agujero,


elévate en la colosal envergadura de tu Ser
y observa la Creación y a Ti Mismo
en su majestuosidad infinita y eterna.
Todas las respuestas están en ti
antes de que enuncies las
preguntas.
Por tanto, no se trata de buscar las respuestas,
sino de formular las preguntas:
a esto se llama Expansión de la Consciencia.
Si sigues mirando por el limitado orificio de tu identidad personal,
jamás te darás cuenta.

LXXXIII

El Creador es Creación
henchida de Amor;
la Creación es Creador
pleno de Consciencia.

La Creación-Creadora
es Consciencia Perfecta y Amor Puro.
Se expande a través de la Experiencia
por la que la Creación Es y Crea.

LXXXIV

Quien ha alcanzado la iluminación


es sencillo, austero y amoroso;
no busca, ni lee, ni estudia;
no persigue conocimiento alguno, ni deseo.

Vive siempre en el momento presente


y permanece aparentemente inactivo,
salvo para Amar a todo y todos.
Su Amor no admite exclusiones,
ni distinciones, ni dualismos.
Ama la Vida y la Vida es Una,
sin partes, ni fragmentos, ni separaciones

No se enreda en querencias ni ilusiones,


ni precisa apartarlas;
no se considera en posesión de la verdad
porque vive ajeno a la mentira.

LXXXV

La Consciencia es nuestra Esencia,


el don divino que todos poseemos y Somos.
Su grandeza es tal que se puede experimentar de modos diferentes.
Puedes establecerte en un determinado grado de consciencia.
A l hacerlo, te concebirás a ti mismo
y verás cuanto te rodea
desde el ángulo que deriva de ese grado consciencial
concreto y, por tanto, desde una perspectiva limitada,
por bajo o alto que el grado en cuestión sea.

O puedes establecerte en la Consciencia Perfecta,


que es, a la vez, todos los grados de consciencia y ninguno,
como la temperatura es todos los grados caloríficos posibles
y ninguno específico.
Viviendo así, te conocerás a Ti Mismo
y contemplaras lo que es Real.

Igualmente, puedes imaginarte percibiendo al mundo:


lo percibes desde ti
y, a lo que no eres tú, lo llamas mundo.
El mundo es el objeto y tú el sujeto.
Y, desde tu subjetividad, interpretas el mundo:
tú, por un lado; el mundo por otro.

O puedes no imaginar nada y, simplemente, Ser.


Y como Ser, percatarte de la realidad:
soy el sujeto y el objeto de la
percepción,
sin distinción posible, sin separación
alguna, con lo que deja de haber sujeto y
objeto
y todo se absorbe en la Unidad de Ser.

Si buscas paz, libertad felicidad y amor


es porque te has instalado en un grado consciencia
y te concibes como sujeto que percibe un mundo ajeno a ti mismo.

Si te estableces en la Consciencia Perfecta y en el Ser que eres


nada buscaras y podrás afirmar con legitimidad:
Soy la Paz, la Libertad, la Felicidad, el Amor.

LXXXVI

Muchos buscadores espirituales buscan y no hallan


porque se instalan en un grado de consciencia
que llaman, voluntaristamente, el bien.

El pequeño orificio por el que otean la vida


les lleva a defender el bien, dicen,
al que quieren proteger del mal,
y a atacar el mal, propugnan,
al que desean desterrar de la faz de la Tierra.

Entre tanta defensa y ataque,


entre tanta querencia y deseo,
la Vida se les escurre de las manos
y la Consciencia Perfecta les parece un artificio mental.

El orificio por el que miran la Vida es tan reducido


que son incapaces de ver que el juego mental es el suyo,
al pretender separar y fragmentar lo que
por Esencia es Uno, indivisible e inalterable.

Su nombre: Ser.
Su cualidad: Vida.
Su energía: Amor.
Su manifestación: Paz y Silencio.
Su experiencia: Felicidad.

LXXXVII

Aquellos que se afanan en defender el


bien, dividen el mundo y la vida en bien y
mal, en luz y oscuridad.
Con ello no hacen otra cosa
que proyectar al exterior su propio grado de consciencia,
lanzar hacia fuera la percepción que tienen
de su propia realidad interior.

Pero la Vida es Una,


Perfecta y Maravillosa.
No se empobrece con divisiones ni separaciones,
porque toda ella es Pura Armonía.

En la luz hay oscuridad,


pero no la abordes como oscuridad;
en la oscuridad hay luz,
pero no la abordes como luz.
Luz y oscuridad son correlativas una con otra,
como en el paso el pie de delante y el de atrás.

En lo positivo hay negativo,


pero no lo absorbas como
negativo;
en lo negativo hay positivo,
pero no lo absorbas como positivo.
Positivo y negativo son uno
y lo negativo se armoniza con lo positivo para ser luz.

Todo tiene su función, su razón de Ser


y su Divinidad intrínseca e innata.
No fragmentes la Vida,
rechazando partes de ella:
no dividas tu existencia
rechazando partes de ti.

LXXXVIII

Ser es Ser y No Ser.


Nada es bueno o malo,
ni mejor o peor:
semejantes elucubraciones son obra del ego
porque él es una creación de tu mente
y, como objeto mental, no percibe lo Real
y vive ajeno a Dios.

La Consciencia Perfecta te desvela tu profunda


divinidad y tu condición de Creación Creadora.
Cual tal, siente tu absoluta fusión con la Fuente,
tu radical Unión con el Padre,
y percibe íntimamente su Perfección y Amor
que todo lo llena, engalana, embellece.

Todo es Él y todo eres Tú.


Y Todo es Todo,
sin dualismos, ni dicotomías,
sin partes, ni porciones.

Tú eres Perfecto,
la Vida es Perfecta,
la Creación es Perfecta,
el Padre es Perfecto,
Todo es Perfecto.

LXXXIX

Para experimentar plenamente que Todo es Perfecto.


supera la idea de una identidad personal
y la idea misma de Ser.

Más allá de tu dimensión física,


más allá del ego, más allá de una pequeña historia personal
que se diluye en los mares de la Eternidad,
fluye como la Energía divina que Eres
y elimina la resistencia de tu mente
para que tu dimensión espiritual tome las riendas de tu vida,
utilizando el cuerpo como vehículo para traer el Cielo a la Tierra
hasta lograr que la Tierra ascienda al Cielo.

Y constata que tal dimensión espiritual, tal Energía Divina,


no eres Tú, no es Tu Ser,
sino el Ser, Fuerza Crística
integrada en la Fuente de Toda Existencia:
Cristo mismo en comunión con el Padre.

XC

Soy más que un cuerpo,


mucho más que un yo y unas circunstancias.
Soy Energía Divina y Eterna
integrada en un colosal campo
energético
rebosante de Fuerza Crística
y, por tanto, de Amor Incondicional.

La Entidad Crística es Energía Pura de Amor.


Fluye en conexión íntima con el Padre, la Gran Fuente,
y constituye el Camino para el Padre.

La dimensión espiritual encarnada en el ser humano que soy


se halla plenamente integrada en dicha Entidad Crística.
Consciente de tal dimensión espiritual,
supero la idea de una identidad personal.
Consciente de tal integración,
supero la idea de Ser.

Este es el Gran Secreto que se desvela


al Espíritu libre y feliz:
ni soy persona, ni soy Ser.

Mi teórico Ser es una manifestación


de la Entidad Crística que vive en mí
y que es, realmente, el Ser que Soy:
Cristo, no yo.

XCI

Nada de lo que para el yo


es bueno o malo, falso o verdadero,
existe en Realidad.

370
Lo que realmente Es
fluye desde la divinidad que todos, siendo Uno, Somos.

Siente el influjo de esta divinidad,


constata la Presencia de Cristo en ti.
No se puede definir con palabras,
pero si percibirla con nitidez.

Supera la idea de una identidad personal,


supera también la idea de Ser.
Constata como Cristo vive en ti
y, a través de Él, el Padre.

Cristo se manifiesta en mí
al igual que el Padre se manifiesta en Él.
Y los tres somos Uno
en la Unidad del Ser
Uno.

XCII

No permitas que el ego ponga límites


al libre fluir de la Esencia divina
en la que Eres y en la que Todo Es
en armonía y equilibrio absolutos,
sin ruptura ni dualismo alguno.

Deja que la Paz Crística te inunde


te desborde, te envuelva, te llene.
Y siente tu fusión en Cristo mismo
y, a través de Él, la comunión con el Padre.

Mírate al espejo de lo Real y conócete a ti mismo.


Tamaño conocimiento hará brotar de ti la verdad:
vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi.

La Creación es Perfecta.
La Gran Fuente o Padre es Perfecta.
Cristo, como el Padre, es Perfecto.
Y Cristo vive en mí.
Proyecto interior y exteriormente tanta Perfección,
lo hago con Amor
y Soy la Perfección que Todo Es.

XCIII

La superación de la idea de una identidad personal


elimina las barreras del ego
que impiden que se desenvuelva plenamente
quien realmente eres:
Energía Crística, Vibración Pura.

Y en la medida que tal Energía te inunda y florece,


superas igualmente la idea individualizada de Ser ,
constatando que tu dimensión espiritual
es una manifestación concreta de esa Energía Crística,
que se plasma en otras muchas manifestaciones
que de ella brotan como si manasen de un manantial.

Todos los secretos quedan entonces desvelados:


tú no vives, es Cristo quien vive en ti
Se proyecta a través de tus vivencias y experiencias,
para llenar de Amor cuanto eres y te rodea.

XCIV

La vida física se desarrolla en la Tercera Dimensión,


definida por el espacio- tiempo finito,
la dualidad y la materialidad.

Inmersos en ella, hombres y mujeres tienden a creer


que las Dimensiones de mayor rango,
a las que llaman celestiales y angelicales,
son más sutiles, abstractas y difusas.

Nada más lejos de la verdad,


pues esas Dimensiones son radicalmente reales,
mientras que la Tercera es puramente holográfica.

La Tercera Dimensión conforma un escenario virtual


revestido falazmente de solidez
por medio de una materialidad que no es tal,
sino energía y vibración de bajo nivel frecuencial.

XCV

En el escenario virtual de la Tercera Dimensión


cada cual interpreta un papel y un guión
definido en cada momento
por el grado de consciencia con el que se
identifica y la visión del mundo y de su propia
vida
a tal grado consciencial asociada.
De instante en instante, de momento en momento,
cada persona proyecta el grado de consciencia que hace
suyo sobre el marco virtual en el que se desenvuelve,
configurando lo que denomina realidad,
que, no obstante, considera algo objetivo y ajeno a ella misma.

Pero esa realidad nada tiene de objetiva,


al contrario, es totalmente subjetiva
y carece de entidad real, es pura ilusión.
Desde su consciencia interior, aunque no se percate de ello,
el ser humano moldea y configura el exterior,
que, sin embargo, estima algo impuesto, extraño a él mismo.

Y al ser multitud las personas que actúan en el escenario


virtual las proyecciones conjuntas de todas ellas
conforman una gran Matriz Holográfica-Virtual.
La coherencia o proximidad entre las distintas
proyecciones es la base la Ley de Atracción.

La Madre Tierra, auténtico ser viviente,


cumple la función para la Humanidad
de gigantesco Teatro-Matriz Holográfico
donde cada persona interpreta el papel
ligado al grado de consciencia que en cada momento
asume, interactuando con los papeles y guiones
desplegados por sus demás congéneres.

La experiencia del Amor Incondicional


y el despliegue de tal Amor en la cotidianeidad
es la razón de ser en la Creación
de tan espectacular Matriz Holográfica.

XCVI

Confeccionadas con Esencia divina en forma de vibración,


como quien teje una red con ondas de energía,
y basadas en unos mismos principios
emanados del Diseño Inteligente de cuanto Es y Existe,
hay múltiples Dimensiones en la Creación
y, en ellas, muchos Omniversos
cada uno de los cuales contiene multitud de Universos.

Todos tiene en la Esencia divina su anatomía sutil,


por lo que el Amor fluye por la totalidad de las Dimensiones
y explica el por qué de cada una de ellas,
sea cual sea su rango específico,
impregnando la globalidad de modalidades de vida
y experiencias conscienciales que en ellas se desarrollan.

El Amor es Uno,
no admite distinciones interdimensionales,
identifica y fusiona la Creación
hasta hacer imposible su separación en partes
y constituye lo único Real
que un ser humano puede proyectar sobre el escenario virtual
de la Tercera Dimensión en el que despliega su vida física.

XCVII

Muchas personas, desde el grado de consciencia que


asumen, quieren cambiar el mundo
para adaptarlo a su visión particular del mismo.
Y se plantean actuaciones y maneras
para transforma la realidad material en la que viven.

Pretenden, con ello, transformar lo exterior desde el exterior,


lo material desde lo material,
el océano desde las olas.

Nada consiguen con ello,


salvo continuar enredados en el juego virtual
que es la naturaleza intrínseca de ese mundo,
la esencia innata de esa aparente realidad.

XCVIII

El ser humano sí puede cambiar el mundo,


pues cuenta con fuerza y energía suficientes
para transformar la Matriz Holográfica en la que se desenvuelve.
Pero el poder para ello radica en su interior:
es desde su interior y desde la metamorfosis profunda
como las personas pueden cambiar el exterior.
La clave para ello es el Amor.

Si proyectas Amor en el escenario virtual,


éste mutará fehacientemente.
Y si proyectas constantemente Amor Incondicional,
sin excepciones, absoluto y puro,
alcanzarás el Gran Cambio:
la Matriz Holográfica empezará a diluirse ante tus ojos
y dejarás de interpretar un grado de consciencia
para ser Consciencia plena,
comprobando que Todo es Perfecto.

XCIX

Para que el Amor Incondicional te inunde


y sea lo único que proyectas desde tu interior,
recógete en la paz y el silencio de tu Yo más profundo,
práctica una meditación dirigida a disolverte en el Campo
Crístico al que perteneces y en el que te integras
y dejáte envolver por su Esencia.
El Amor llenará todo tu ser,
que ya no será tal, sino Amor mismo.

Cuando experimentes tal Transfiguración


estarás cara a cara con quien es el Camino, la Verdad y la Vida.
Y verás que no es Él, sino que eres Tú,
pues Él es quien vive en ti, no tú.

Ya no interpretarás ningún papel


en escenario virtual alguno,
pues no asumirás ningún grado de consciencia.
Habrás superado la identidad personal,
también la idea de ser,
y serás la Consciencia misma.

El Amor en el momento presente y


en la cotidianeidad de la existencia
será entonces la experiencia que desplegarás
en cualquier Dimensión, mundo o circunstancia.

Medita en la Paz Crística,


sumérgete en la paz interior que
atesoras,
empápate del Amor que la impregna
y expándelo como los soles proyectan sus rayos.
La tridimensión lo absorberá dichosa
hasta transformarse cual oruga en mariposa,
culminando la presencia del Cielo en la Tierra
y lanzando a ésta hacia una nueva Dimensión.

En la Paz Crística se reúnen todas las Bendiciones,


todos los Rayos Solares, todas las Potestades Divinas.
Y esa Paz es la Tuya y eres Tú
en la unidad de Cristo fusionado con el Ser Uno.
No eres una persona,
no eres un ser:
eres Cristo mismo, Él es quien vive en ti.

Eres Amor y Paz Crística


desenvolviéndose en experiencias.
Disfruta de ellas, fluye en la Providencia,
llena la Vida de alegría
y expande la Consciencia.

CI

En la Matriz Holográfica en la que cada uno representa el


papel que corresponde al grado de consciencia que asume
y la visión del mundo que hace suya,
la Experiencia Consciencial es lo único Real.

Ni la identidad personal, ni la idea de ser son


verdaderas, sólo la Experiencia Consciencial.
Por ello se puede afirmar
no disfruto de la felicidad, Soy la Felicidad;
no siento alegría, Soy la Alegría;
no experimento dolor, Soy el Dolor;
no tengo sentimientos, Soy el Sentimiento;
no noto sensaciones, Soy Todas las Sensaciones;
no Amo: Soy el Amor;
no existo: Soy.

Y Soy sin Ser,


pues No Ser es la manifestación perfecta de Ser.
Soy porque no Soy:
Soy porque Cristo Es.
No Soy, sino que Soy Él,
pues Él, y no yo, y el Padre/Madre a través de Él,
es quien vive en mi la Experiencia Consciencial.

CII

La Experiencia Consciencial subyace en la Matriz Holográfica


y fluye en ella energética e interactivamente,
configurando una Red Consciencial.

En el Gran Teatro del mundo, esta


Red Consciencial es lo único Real,
lo único que Es.
En cambio, nada de lo que la Matriz muestra
con apariencia de solidez material
existe en realidad.

Los objetos, cosas y cuerpos físicos


que nuestra mente intelectualiza
y de los que nuestros sentidos racionales se percatan
conforman sólo el escenario virtual de ese Teatro.
Son meros hologramas generados por ondas vibratorias
con diferentes gradaciones frecuenciales.

CIII

La Red Consciencial produce en sí misma


una condición profundamente Inteligente,
una Consciencia absoluta, pura y sin límites.

En ella se integra la dimensión espiritual del ser humano,


aunque su mente y sus sentidos físicos
suelan permanecer ajenos a ello
y sólo perciban los hologramas virtuales.
La llamada racionalidad no da más de sí.

Nada de lo que tu mente pueda intelectualizar


existe en la Realidad;
nada de lo que tus sentidos puedan racionalizar
es Real.

Lo que parece ser, no es;


lo que aparenta no ser, es.
Es una auténtica Paradoja de Consciencia
que sólo el Amor puede resolver.

CIV

Falsa es cualquier cosa que surja de una observación


donde tú estés por un lado y el mundo por otro;
falaz es cualquier idea que emane de un diálogo
entre un sujeto, lo que tú piensas que eres,
y un objeto, lo que tú crees que no eres.

Mientras te mantengas en estas dicotomías,


tú y el mundo, sujeto y objeto,
todo lo verás en clave de separación y
dualidades y permanecerás ciego ante la verdad.

Para percatarte de la esencia de la Experiencia Consciencial


has de ir más allá de la intelectualización de la mente;
para percibir la naturaleza de la Red de Consciencia
debes trascender de la racionalidad de tus sentidos.

CV

Cuando no contemples separación alguna,


ninguna dicotomía entre sujeto y objeto,
alcanzarás otras formas de percepción
mucho más genuinas y certeras.
En ellas no hay observador ni observado
y se expande la Consciencia.

Esto se llama No Dualidad:


permite que aflore nuestra Sabiduría innata,
posibilita que fluya la intuición y la inspiración
y hace que rija la Providencia divina.

En la práctica, la percepción basada en la No Dualidad


se traduce en estar presente, alerta y atento,
en experimentar acorde con la intensidad de cada instante,
en convertir cada momento en único,
en vivir conscientemente la Vida
y disfrutar plenamente de ella.

CVI

La mente genera la separación entre sujeto y objeto,


funciona a través de imágenes
y actúa siguiendo hábitos.

La separación entre tú y lo que no eres tú


produce el rechazo a una parte de la Vida
y, con ello, a la Vida misma, la Vida Real,
que nada sabe de dicotomías y dualidades.

Las imágenes hacen que concibas el mundo


de manera superficial, por las apariencias,
que etiquetes a cosas y personas,
y efectúes juicios y prejuicios.

Los hábitos mentales producen condicionamientos


y limitan tu capacidad de comprensión de la Realidad,
encasillándote en esa forma habitual
de percibir e interpretar los hechos y situaciones.
CVII

La separación entre sujeto y objeto,


las imágenes y los hábitos no son la Realidad,
sino la forma de operar que sigue la mente.

Tú no eres ni estás separado


de nada que sea, haya existido o existirá.
Y la Realidad no es ni las imágenes ni los hábitos
que usa la mente en su funcionamiento

Tampoco eres tus pensamientos,


pues se generan y fluyen por la mente a su antojo,
incluso aquellos que no te gustaría tener,
sin que tengas control sobre ellos.

¿Quieres sentir la libertad que está en tu Esencia


crística y disfrutar de la Providencia divina?.
Pues no fragmentes la Vida con dualidades;
mira más allá de las imágenes;
actúa más allá de los hábitos;
no te identifiques con tus pensamientos;
y vive sin preocupaciones en el ahora, el
único sitio donde la Vida existe.

CVIII

Existo por encima de dualidades,


imágenes, hábitos y pensamientos.
He superado cualquier identidad personal
y he trascendido de la propia idea de ser.

Soy manifestación de la Consciencia Perfecta.


Yo Soy Consciencia:
aquello que siempre
permanece,
aquello que siempre Es.

Con un libro entre tus manos,


quedas absorto en su trama, personajes y situaciones
¿Donde estas tú?,
¿quién eres tú en ese momento de total abstracción?
Pues lo que eres: no una persona, no un ser,
sino Consciencia en estado puro
y más allá del tiempo y del espacio.

Contemplas un paisaje o una puesta del sol


y te concentras en su belleza
¿Donde estas tú?,
¿quién eres tú en ese instante de absoluta concentración?.
Consciencia fuera del tiempo y del espacio.

CIX

Concentrado en la experiencia, la que sea,


y viviendo en el momento presente,
te vuelcas en la percepción de la misma
y sientes lo que eres y Es: Consciencia.

Puedes constatar entonces nítidamente


que no hay nada más en tu Vida,
ni en el Universo, ni en la Creación.
No existe tu pretendida personalidad,
ni sujeto ni objetos, ni ser.
Fluye la Consciencia y se plasma en Experiencia Consciencial.
No hay más; no hay menos.

Tu querido yo y cuanto te rodea


se desvela como lo que Es:
un Gran Teatro, una fabulosa Matriz Holográfica
minuciosamente moldeada y configurada
en el contexto del Diseño Inteligente del Universo
con un único objetivo:
que la Consciencia experimente;
y, experimentando, se expanda.

CX

Concentrado y abstraído en la experiencia,


ocurre un hecho mágico y misterioso para la racionalidad:
no tienes consciencia de ti;
tu mí mismo, se diluye, desaparece.
A la par, adquieres plena Consciencia de la Experiencia en
sí, que deja de ser algo ajeno a ti,
para ser tú mismo,
por encima de tu identidad personal y de tu ser.

En ese momento presente, no hay dualismos.


Y decimos que el tiempo pasa volando.
Y tanto, pues la Experiencia Consciencial es interdimensional
y está más allá del tiempo y del espacio.

La Experiencia Consciencial fluye entonces con toda su fuerza,

380
con toda su belleza y pureza,
mostrando que es lo único que Existe
en el Gran Teatro del Mundo,
Gran Matriz Holográfica,
donde todo lo demás, incluida tu realidad física
y el papel que asumes y llamas personalidad, es
virtual.

CXI

De tu Voluntad y sólo de ella


depende cómo quieres vivir
tu actual encarnación en el plano humano.

Puedes instalarte en un grado de consciencia,


con la visión de ti mismo y del mundo que
conlleva,
y subir al escenario virtual
para interpretar el papel a tal grado asociado.
Asumirás, así, como real lo que sólo es ficción,
incluida la falacia de tu propio yo.
Y defenderás con vehemencia y entusiasmo
meras ilusiones y creencias imaginarias
que dimanan de la Matriz Holográfica que
conforma el Gran Teatro del Mundo.

O puedes optar por la Consciencia Perfecta,


no un grado de consciencia, sino todos y ninguno a la
vez, sin incorpórate al escenario virtual
ni interpretar papel alguno,
sólo disfrutando de la Experiencia Consciencial,
lo único que verdaderamente Es.

CXII

¿Qué te impide disfrutar de la Consciencia Perfecta?.


Nada real, sólo tus miedos y autobloqueos conscienciales

En ella y desde ella, puedes caminar o cocinar,


sentir, dormir, amar,…
De hecho, en Consciencia Perfecta
es como mejor harás todas estas cosas,
pues es un estado de percepción pura
en el que se vive el aquí y ahora y
se logra ser plenamente humano.

Todo tendrá la misma apariencia,


pero todo será absolutamente diferente,
La Matriz Holográfica se manifestará ante ti con claridad meridiana,
dejando de ser el laberinto en el que enredas tu existencia,
la cárcel en la que te encarcelas,
y convirtiéndose en un instrumento de tu acción consciente
al servicio de la expansión de la Consciencia
y de tus congéneres.

CXIII

La mente opera en continuo replegamiento:


hacia ideas que ya ha pensado,
hacia hechos que ya han acontecido,
hacia cosas que ya ha sentido,…
Así se siente segura
e invade el presente, el único sitio donde la vida existe,
con tales pensamientos y sentimientos.

Cuando aprendes a estar presente,


lo liberas de tantas cargas
y lo gozas con la intensidad del ahora:
permites que las cosas nazcan,
fluyan y se desarrollen;
y permites que las cosas mueran.

La Consciencia es presencia
y abre la percepción a lo
real:
al conocimiento de ti mismo y del mundo.
Vivir se convierte en lo fundamental,
en la Experiencia de Consciencia:
lo que Es, lo que Existe.

CXIV

¡Cuánto te esfuerzas
en vivir la vida con esfuerzo!.
Sin embargo…

El Ser Uno emanó y expandió su Esencia o Espíritu


-su “Hijo”, vibración pura y energía Crística, Cristo
mismo-, actuando así de “Padre” y Principio Único de la
Creación, lo que la ciencia denomina “big-bang”.
Y lo hizo sin esfuerzo, de forma innata.

El Espíritu engendró al Verbo,


vibración finita que surge asociada
a su emanación y expansión.
Y lo hizo sin esfuerzo, de modo consustancial.

El Verbo se desplegó
en gigantescos campos vibracionales y gravitacionles
y se condensó en innumerables modalidades
de muy distinta frecuencia vibratoria,
conformando todas las formas de vida física y la materia,
los mundos, el Cosmos y el Omniverso y sus Dimensiones.
Y lo hizo sin esfuerzo, de manera espontánea.

La convivencia entre el Espíritu y el Verbo


genera las almas que, cual fruto surgido de la semilla del sembrador,
están llamadas a crecer consciencial y vibracionalmente,
retroalimentando la propia Creación y haciéndola Creadora.
Y tal convivencia obra sin esfuerzo, con naturalidad.

Tu mismo, ser humano -Espíritu, cuerpo y alma-,


¿qué esfuerzo haces para existir?.

Sin embargo, mentalmente, te has


acostumbrado a que las cosas se consiguen con
esfuerzo, ignorando la Providencia divina
y el Diseño Inteligente de la Creación.

Dale descanso a tu mente y relaja tu cuerpo,


concede libertad a tu alma,
gózate en la divinidad de tu Espíritu, tu Cristo interior,
vive la Vida como Es
y ocúpate del presente sin preocuparte del pasado ni del futuro.
Te aseguro que se abrirán automáticamente las
puertas de una forma distinta de percepción
que te mostrará sin esfuerzo la realidad de lo que Es.

CXV

Todo es tan bello y sencillo.


Sólo la inmersión en el Gran Teatro del Mundo,
la Matriz Holográfica Planetaria,
dificulta contemplar lo simple y hermoso que es todo.
Sí, lo dificulta, pero no lo imposibilita…

Los sentidos físicos y la mente


están diseñados para moverse por esa Matriz,
no para captar la verdad que hay tras ella.
Pero la dimensión interior del ser humano sí puede percibirla.
Cuando se logra, sólo puede salir de la boca:
¡no vivo yo, es Cristo quien vive en mí!.
Y ese mí, enaltecido de Felicidad,
se diluye unificado en la energía crística
y, a través de ella, en el Padre.

Entonces, los miles de millones de galaxias y de flores


los Universos multidimensionales y las bandadas de
pájaro,
todo, todo sin excepción se plasma en algo único,
lo único que realmente Es,
la Esencia del Padre:
Amor.

CXVI

Las facultades de las personas pueden ser agudas o lentas,


pero en el Camino no hay primeros ni últimos:
de hecho, hay muchos caminos para andar el Camino.

¿Y ante un cruce de caminos?.


Evita elegir entre Bien y Mal,
deja que la Providencia guíe tus pasos
y llena todo de Amor con tu Amor.

Si tus pasos se encaminan por una senda donde luce el Bien,


expande su Amor con tu Amor;
si lo hacen hacia una vía por la que surca el Mal,
transforma su No Amor con tu Amor.

Comprobarás que Bien y Mal sólo existen en tu corazón.


Y que lo único que Es, en verdad, es el Amor.
En tus manos está utilizar tan poderosa energía:
tú eres el Gran Alquimista de la Creación.

CXVII

Una única energía fluye del Creador


y bulle en la Creación haciéndola Creadora:
el Amor.

El Amor es la Esencia del Ser Uno.


El Amor es el Espíritu del Todo emanado y
expandido, El Amor es la Energía Crística y Cristo
mismo.
El Amor es el Espíritu Santo y Dios mismo inmanente en el ser
humano, que lo hace Ser y No-Ser en la Unidad del Ser Uno.
Sin embargo, eres libre para rechazar tu propia Esencia.
Nadie te impide, si así lo deseas,
vaciar de Amor tus pensamientos y
actos.
De este modo, negarás lo que eres,
te harás daño en lo más íntimo,
tornarás la Luz en oscuridad
y trasmutarás la energía en negativa,
generando lo que llamas Mal.

Tienes Poder para hacerlo:


todo el Poder del Creador y la Creación es tuyo.
Utilízalo como quieras.
Depende de tu Voluntad
y es tu elección,
al igual que sus consecuencias.

CXVIII

Ante la energía negativa no luches ni combatas,


pues la lucha y el combate son los pilares de su fuerza.
Si luchas o combates, por rectas que sean tus intenciones.
terminarás enredado en una tela de araña
que potenciará la fuerza de lo que quieres destruir.

La energía negativa es lenta y densa;


la energía positiva es ágil y vibrante.
Armoniza la energía negativa con la positiva
para que se haga la Luz.

Es pura Alquimia, la Opus Magna:


su ingrediente clave es el Amor.
Con él, cualquier oscuridad, por densa que sea,
se trasforma en oro resplandeciente.

Por don del Creador, también tú eres


Creador; y un Creador no destruye, sino crea.
Por ello, crea con Amor.

CXIX

En este plano dimensional, la Tercera Dimensión,


percibes oscuridad y luz.
La oscuridad, ausencia de Amor,
para que puedas fusionar lo alto y lo bajo;
la luz, plena de Amor
para que puedas diferenciar lo real y lo ilusorio.

Lo superior es interior; lo interior es superior.


Lo inferior es exterior; lo exterior es inferior.
Lo interior absorbe a lo exterior en la Unidad;
lo superior absorbe a lo inferior en la Unidad;
la Luz absorbe a la oscuridad en la Unidad;
y todo es absorbido en la Unidad por el Amor.

La Unidad es Amor y Consciencia:


la Consciencia se desenvuelve en Experiencias
y el Amor llena las Experiencias
y las absorbe en la Unidad del Ser Uno.

Nada existe sino el Ser Uno.


Es la Fuente en la que todo fluye
y de la que todo emana.
Lo que llamas yo o ser es el Ser Uno
desplegando Experiencias Conscienciales
en el Manantial del Amor de su Unidad.

CXX

Todo es sencillo.
Las formas son básicamente diferentes en material y
apariencia; y los sonidos, en cualidad agradable o estridente.
Los cuatro elementos brutos vuelven a su propia naturaleza
como un bebé se arrima a su madre;
el fuego calienta, el viento se mueve,
el agua moja, la tierra es sólida.
Ojo y forma, oído y sonido,
nariz y olor, lengua y gusto.

Así en todas las cosas:


las hojas se expanden a partir de la raíz;
las nubes van y vienen por el cielo;
la espuma aparece y desaparece en el océano.

Alto y bajo son sólo maneras de hablar.


Si quieres ir cerca, no progresas;
si quieres ir lejos, tampoco.
El progreso no es cuestión de lejos o cerca,
sino de ser realmente lo que eres,
esto es, lo que no eres, sino que Es.

Humildemente digo a quien indaga el misterio:


no pierdas el tiempo.
Todo el proceso ha de volver a su fuente:
no hay misterio.

Tú no existes, yo no existo;
no existimos ni como persona ni como ser.
Todo Es Uno y Uno es Todo:
Absoluto, Indeterminado, Ser y No-Ser.
No hay más, no hay menos.
Mirada horizontal, nariz vertical.
Aquí y ahora.

CXXI

El Ser no es dual, es lo Absoluto, Ser y No-Ser.


Lo dual es ajeno al Ser,
aunque el Ser lo absorbe como Consciencia.

¿Por qué te empeñas en limitarte y encorsetarte


en uno de los lados en los que tu mente divide falazmente la
Creación?
Interiorízalo: ¡no eres una parte de la Vida!.
Quítate el velo mental
y mírate en las aguas cristalinas de tu Yo Verdadero,
manifestación consciencial del Ser Uno, Eterno, Infinito.

Aquí las vías del lenguaje se detienen.


Acepta todo sin discernimiento;
no prestes atención a palabras, discursos, técnicas y
métodos; y disfruta de la Providencia
en la felicidad de Ser la Providencia misma.

Amor Incondicional en la cotidianeidad.


Paz profunda, Silencio absoluto.
Ser y No Ser.

Con Amor.

En tu Consciencia, a lo largo de la lectura de estas meditaciones, se han ido reflejado


muchos sentires y experiencias. No tomes conclusiones. Tomar conclusiones es una
función mental. Estas meditaciones irán encontrando en tu interior distintos ecos y
fluirán y resonarán en tu Consciencia y en tu Vida de muy distintas maneras al paso
de tu propio Caminar. Si no lo has hecho ya, un día, en la percepción cronológica
tridimensional, Despertará en ti la comprensión. Antes, habrás cesado de ser tú mismo
para ser el Discernimiento Único del Amor que Eres y fusiona Todo en el No-Ser.

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