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El Fin Sobrenatural Del Hombre

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8.

EL FIN SOBRENATURAL DEL HOMBRE

8.1 EL FIN ÚLTIMO E INTERROGANTES DEL HOMBRE1

A través de los tiempos el ser humano se ha planteado interrogante sobre el fin de su


vida, y ha querido encontrar una respuesta a su natural anhelo de felicidad, al sentido
de la vida, al porqué del dolor y de la muerte, incluso desea encontrar la verdad sobre
su propio ser, la razón de su permanencia en el mundo; vive en una ansiosa búsqueda
de la verdad. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios; para conocerle,
amarle y servirle mientras está de paso por el mundo, para luego poder gozar de su
presencia en la bienaventuranza eterna. El hombre solo puede alcanzar la perfección,
en la medida en que se acerque a Dios y lo glorifique. Manifestando en su actuar la
bondad divina. Contrario a la creaturas irracionales, el hombre en cuanto ser racional se
dirige de una manera consciente y libre hacia su fin último, por la inclinación que Dios
ha inscrito en su naturaleza, por su anhelo de felicidad que no alcanza ningún bien
temporal.

8.2 EL DESTINO CULTUAL DEL HOMBRE EN EL MUNDO

La manifestación de la gloria de Dios es el fin de toda la creación. El centro del universo


no es el hombre, sino Dios. La persona humana debe buscar en todo la gloria de Dios,
de este modo acepta y respeta la grandeza divina. La gloria de Dios repercute también
en la gloria humana: “vuestras buenas obras glorifiquen a vuestro Padre del cielo” (Mt
5,16); “mi Padre es glorificado si dais mucho fruto sois mis discípulos” (Jn 15,8). Los
seres irracionales glorifican a Dios pasivamente, el hombre en cambio ha de hacerlo
activamente, mediante el conocimiento, mediante el amor. El hombre debe proporcionar
una voz al cantico mudo de la naturaleza y consagrar la naturaleza a Dios. Resulta que
por pecado la humanidad desobediente se hizo humanidad profana inepta para el
cantico y adoración de Dios.

Así de este modo de múltiples maneras, en su historia y hasta el día de hoy, los
hombres han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus
comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.) a pesar d
e las ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son tan
universales que se puede llamar al hombre un ser religioso 2 ( Cf. Hch 17,26-28)

1
VS Cap. I: “Maestro, ¿ que he de hacer de bueno?”
2
CEC 28
8.3 CRISTO RENUEVA AL HOMBRE Y AL MUNDO EN SU DESTINO CULTUAL

Con Cristo la creación recobra la realidad sacerdotal, la Encarnación fue la


consagración sacerdotal a Cristo y en Cristo la consagración cultual de toda la creación,
su muerte es el acto sacerdotal más excelente de todos los tiempos y el requisito para
que el hombre en Iglesia reiniciara el desempeño de sus funciones sacerdotales,
nuestra incorporación a Cristo sumo Sacerdote se realiza por los sacramentos, desde
luego que Cristo es el sacramento por excelencia, Él es el signo de que la humanidad
redimida ha sido admitida de nuevo por Dios a rendirle el culto filial de adoración, pero
también por medio de los sacramentos se realiza la unión con Cristo, sacramento
originario.

8.4 EL ACTUAR MORAL DESDE LOS SACRAMENTOS

Es preciso distinguir entre: santificación “sacra” y santificación “ética”. Hemos dicho que
mediante el carácter sacramental el hombre entra a participar de la santidad de Dios.
Este carácter de hecho le confiere una santificación sacra, una asimilación interior con
Jesús en su oficio de sumo Sacerdote, consagración sacramental por la que el cristiano
queda admitido al servicio divino; pero resulta que la santificación sacra no constituye la
perfecta unión con Cristo que solamente se realiza mediante la gracia santificante; es
cierto que sin la gracia el cristiano puede continuar válidamente consagrado para el
culto “sacer” pero no “sanctus”, sin embargo haber recibido la consagración y vivir sin la
gracia es vivir una contradicción, la santificación cultual está exigiendo la gracia
santificante o sea la santificación por la gracia que no existe sin un mínimo de
observancia ética. Dios acepta complacido la alabanza de sus hijos.

Un sacramento no me hace santo con la sola recepción, ese sacramento me


compromete a ser santo, así tengo que hacer visible lo que he recibido de una forma
invisible. Ejem: El bautismo me hace hijo de Dios, pero yo debo vivir como auténtico hijo
de Dios. A esto llamamos un actuar moral desde los sacramentos.

De este modo encontramos que los sacramentos están ordenados a la santificación de


los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios,
pero, como signos, también tienen un fin instructivo. No solo suponen la fe, también la
fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones, por eso se llaman
sacramentos de la fe. (CEC 1123).

8.5 EL SACRIFICIO DE CRISTO, CULMEN DEL CULTO

El sacrificio de la cruz es la más perfecta ofrenda cultual, el más amoroso abandono en


manos del Padre; el desempeño de nuestros deberes cultuales tanto perfectos serán
cuanto más unidos están con el sacrificio de la cruz. Para precisar LG 34: “todas las
obras, oraciones, proyectos apostólicos, vida familiar y el trabajo cotidiano…incluso las
molestáis de la vida si se sufren pacientemente son hostias espirituales aceptables a
Dios por Jesucristo (1Pe 2,5) ofrecidas al Padre en la celebración eucarística, con la
oblación del Cuerpo del Señor”.

Cristo vino a restituir nuestra relación de amistad con el Padre, relación que habíamos
perdido con el pecado; y el signo más perfecto de esta comunión cultual es la Cruz.

8.6 EL DESTINO CULTUAL UNIVERSAL DEL HOMBRE

El culto y el carácter sacramental abrazan al hombre entero, expresan la consagración


y sacralización del hombre como ser corporal. En su íntima esencia los sacramentos
son de la comunidad, son del cuerpo de Cristo, van entonces más allá del carácter
individual de cada persona, mediante ellos crece la persona religiosa, la persona cultual
dentro de la comunidad eclesial.

Los sacramentos abrazan al hombre en toda su dimensión histórica, ya que cada uno
nos une más íntimamente a Cristo en los acontecimientos salvíficos de su Muerte y
Resurrección; pero con su simbolismo escatológico los sacramentos orientan al
cristiano hacia el término de la historia humana y por lo mismo hacia la visión de la
esperanza3. (Ap. 21,2)

Cada sacramento que es una acción cultual (realidad histórica), eleva al cristiano a la
plenitud de comunión con Dios (realidad escatológica).

8.7 ALTERNATIVAS DISTINTAS AL FIN SOBRENATURAL

 Los que profesan una moral sin Dios (existencialismo ateo).


 Los que reducen al hombre a pura biología (el origen de la conducta moral se
situaría en los genes).
 Los que hacen derivar la moralidad las costumbres sociales de cada época
(sicologismo).
 Los que afirman que el hombre no tiene en sí mismo una entidad que le permita
realizar actos verdaderamente responsables (deterministas).
 Los que reducen al hombre a pura materia (materialismo dialectico)

Dejando a un lado los errores a cerca del fin sobrenatural del hombre, podemos decir
que el sujeto de la moral, el hombre de las decisiones morales, es el hombre completo
integrado por materia y espíritu, el hombre mesurado por individualidad y al mismo
tiempo por la comunidad, el hombre histórico y el hombre cultual. De este modo el
cristianismo nos enseña que la gracia permite al hombre participar realmente de la vida
divina sin perder por eso su personalidad; antes bien, ésta si dilata incomparablemente
en la bienaventuranza celestial.

3
CEC 2016
BIBLIOGRAFIA

 Juan Pablo II. Carta encíclica Veritatis Splendor.


 CEC, catecismo de la Iglesia Católica
 Concilio Vaticano II.
 Sagrada escritura

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