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Alfasueños
Cuaderno Guía
Serie 3
Educación
primaria
3er grado
Ministerio
de Educación
Ministerio de Educación de Santa Fe
Educación Primaria : 3er grado / ilustrado por Yuyis Morbidoni. - 1a ed. - Santa Fe : Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe, 2021.
Libro digital, PDF - (Seguimos aprendiendo en casa)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-8364-88-9
1. Educación Primaria. 2. Lecturas Escolares. I. Yuyis Morbidoni, ilus. II. Título.
CDD 372.19
Autoridades
Gobernador de la provincia de Santa Fe
Omar Perotti
Ministra de Educación
Adriana Ema Cantero Director Provincial de Educación Física
Alfredo Guillermo Giansily
Secretario de Educación
Víctor Hugo Debloc Directora Provincial de Educación Permanente
de Jóvenes y Adultos
Secretaria de Gestión Territorial Educativa Lucía Nora Salinas
Rosario Guadalupe Cristiani Director Provincial de Educación Rural
Secretario de Administación Ubaldo Aníbal López
Cristian Andrés Kuverling Directora Provincial de Educación Intercultural Bilingüe
Alejandra Mariela Cian
Subsecretaria de Desarrollo Curricular
y Formación Docente Directora Provincial de Educación Hospitalaria
Patricia Claudia Petean y Domiciliaria
Raquel Susana Tibaldo
Subsecretaria de Educación Inicial
Rosa Ana Cencha Director Provincial de Educación
en Contextos de Privación de la Libertad
Subsecretaria de Educación Primaria Matías Solmi
Nanci Noemí Alario
Directora Provincial de Bienestar Docente
Subsecretario de Educación Secundaria Anabella Carina Fierro
Gregorio Estanislao Vietto
Director Provincial de Tecnologías Educativas
Subsecretaria de Educación Superior Norberto Daniel Pellegrini
Patricia Carolina Moscato
Directora Provincial de Equidad y Derechos
Director Provincial de Educación Privada Vanina Paola Flesia
Rodolfo Camilo Fabucci
Director Provincial de Investigación y Evaluación Educativa
Directora Provincial de Educación Especial Francisco Corgnali
Analía Silvana Bella
Coordinador de Formación Profesional
Director Provincial de Educación Técnica y Capacitación Laboral
Salvador Fernando Hadad Claudio Enrique Herrera
Supervisor General de Educación Privada
Ricardo Norberto González
Con afecto
¡Hasta pronto!
El Plan Nacional de Lecturas Santa Fe sugiere para este 3er grado, otros títulos de las colecciones
que llegarán a las escuelas:
1. UN COMIENZO MARAVILLOSO
Esa mañana, Ranaldo se despertó temprano. El día era caluroso y pensó que le vendría muy bien
estirar sus patas nadando por la laguna. Así que agarró sus antiparras (patas de rana ya tenía por-
que Ranaldo es una rana) y salió camino al agua. Iba mirando para un lado y para el otro. Lo distraje-
ron los caranchos parados junto al nido de los loros y unos cisnes que pasaban volando, casi invisi-
bles, de tan alto que iban. Cuando de pronto, entre unos pajonales, vislumbró un ligero movimiento.
Se acercó con cuidado. Lo que vio lo dejó asombrado. Una liebre rojiza miraba atentamente un reloj
y se quejaba, una y otra vez, porque iba a llegar tarde. Quiso hablarle pero la liebre salió corriendo.
Enseguida se olvidó de la laguna, de nadar, de las antiparras y salió carpiendo para la casa de su
tía. Estaba tan asustado que, cuando entró, sólo hacía el sonido del reloj.
—Tic, tac, tic, tac, tic tac —repetía Ranaldo con la mirada perdida.
Cuando la tía pudo calmarlo y él le contó lo que había visto, ella lo miró fijo y le dijo:
A Ranaldo siempre le habían gustado las historias maravillosas. Ésas donde hay pasajes que llevan
a otros mundos, repletas de lugares extraños. La tía fue hasta la biblioteca y, sacando un libro, le
dijo que existía una historia acerca de una niña llamada Alicia. Esta historia cuenta cómo la niña
cayó en un pozo y apareció en otro lugar, donde las cosas estaban lejos de ser como en este mun-
do. Entonces la tía lo invitó.
—Vamos a leer —dijo, y se sentaron en la cocina para compartir la lectura en voz alta de la historia.
metió en una madriguera. Alicia lo siguió; entró por el túnel y avanzó un poco. Casi sin darse
cuenta cayó en un pozo. Mientras caía, Alicia pensó que aquél era un pozo muy, muy, muy
profundo, porque no terminaba más.
¿O era que ella estaba cayendo muy, muy, muy despacio? «¿Cuántos kilómetros habré bajado
ya?», se preguntó. «Quizá llegue al centro de la tierra. ¿Y si salgo del otro lado del mundo? ¿A
qué latitud y longitud habré llegado?» (Alicia no tenía ni idea de qué significaban «latitud» y
«longitud», pero había escuchado esas palabras en algún lado y le encantaba cómo sonaban).
En el aire no hay ratones, pero podría cazar murciélagos… Aunque tampoco veo murciélagos.
¡Espero que alguien se acuerde de darle leche si no vuelvo pronto! De pronto, ¡pum! Alicia fue
a dar sobre un montón de hojas secas. Enseguida se levantó. No se había hecho ningún daño.
Frente a ella se extendía un pasillo largo. Al fondo, alcanzó a ver al conejo blanco...
La tía levantó la vista e hizo una pausa en la lectura. Ranaldo le pidió que le contara más sobre
Alicia. La tía le mostró la tapa del libro.
Te invitamos a escribir para Ranaldo algunos datos del libro que faltan en esta ficha.
Ficha de lectura
..........................................................
Ranaldo: —Si llego tarde o llego tardísimo… ¿es porque llegué después del mediodía y antes de la
noche? Entonces si llego a la noche… ¿puedo llegar nochísimo?
Tía: — Llegar tarde es llegar luego de un tiempo acordado. Por ejemplo, si vos me decís que vas a
llegar en determinado momento del día y no lográs hacerlo, entonces estarías llegando tarde, pero
porque estás tardando en llegar.
Ranaldo: —Entiendo tía… ¿cómo hago para no llegar tarde a ningún lado?
Tía: —¡Qué pregunta difícil que me hacés! Tal vez pueda decirte que el tiempo es lo que transcurre
entre dos momentos. Por ejemplo, desde que comenzamos a hablar hasta ahora transcurrió un
poco de tiempo y ese tiempo transcurrido podemos medirlo.
Ranaldo: —¡Qué bueno! Entonces... siempre el tiempo está transcurriendo. Yo aprendí a medir uti-
lizando como unidades metros y centímetros.
Te proponemos el siguiente desafío: Estás en el baño, allí no tenés reloj y no vale preguntar a nadie…
¿Cómo harías para saber cuánto tiempo demorás en bañarte?
Como me gusta mucho cantar, cuando me baño canto una canción hermosa varias veces y las voy
contando. Entonces puedo decir que tardé en bañarme ¡3 canciones!
¡Qué lindo es medir el tiempo con canciones! Eligí una canción que te guste y medí con ella:
28 + 47 80 - 23 32 x 3
Cuando utilizamos canciones para medir el tiempo estamos usando una unidad no acordada por
las personas, porque seguramente son canciones diferentes, cada una con distinta duración. A
estas unidades, no acordadas por todas las personas, las llamamos NO CONVENCIONALES.
Se usan muchas de ellas, por ejemplo: Como es muy importante lavarse bien las manos con agua
y jabón, han recomendado que el tiempo de duración de esta acción sea igual a ¡lo que dura la
canción «Feliz cumpleaños»!
Conversá en tu casa o en la escuela sobre: ¿Qué otras unidades no convencionales se pueden usar
para medir el tiempo?
Realizá un listado de unidades no convencionales que usarían para medir lo mismo que mediste
en la ACTIVIDAD 1.
¿Qué es necesario que tenga una unidad para poder medir el tiempo con ella?
– Buscá una botella de plástico para apoyar el vaso. Dentro de esta botella caerá el agua, tal
como muestra la siguiente foto:
IMPORTANTE:
– Usá siempre la misma agua y al final regá alguna planta de tu casa o de la casa vecina.
– Tené a mano un trapo para secar.
Redactá un texto explicando cómo se puede medir el tiempo utilizando esta unidad y compartí en
el escrito todo lo que mediste.
Si tenés otros vasos, de distintos tamaños, armá nuevas unidades de tiempo con ellos. Modificá el
orificio del vaso y fijate qué le ocurre a la unidad.
ACTIVIDAD 4: ACUERDOS.
Ranaldo: —Me parece que sería más fácil medir con «va-
sos de agua».
¿Te imaginás a nuestro planeta girando sobre su propio eje como dice la tía Bufo?
Buscá una pelota y simulá su movimiento sobre su propio eje. Para darte cuenta que ha dado una
vuelta completa realizá una marca en la pelota, tomala de la siguiente manera:
¡A girar!
Imaginá a la Tierra girando como la pelota y pensá que tarda un día en dar toda esa vuelta.
PARA RECORDAR:
Al tiempo que tarda el planeta Tierra en girar sobre su eje se lo llama día.
Si al día lo dividimos como lo hicimos con el vaso, ¡ pero en 24 partes iguales! tenemos una hora.
Por lo tanto, podemos decir que la Tierra tarda 24 horas en dar una vuelta sobre su propio eje.
Si dividimos una hora en 60 partes iguales tenemos un minuto. Por eso, cada 60 minutos tenemos
una hora... Esto seguro lo sabías. Ahora pensá lo siguiente: ¿Cómo harías para calcular la cantidad
de minutos que tarda la Tierra en dar una vuelta sobre su propio eje?
Si dividimos un minuto en 60 partes iguales tenemos un segundo. Todas estas son unidades acor-
dadas por las personas en todo el mundo, por eso las llamamos UNIDADES CONVENCIONALES.
Buscá un reloj donde se indiquen los minutos y los segundos y medí lo siguiente:
El tiempo nos acompaña en las rutinas de los ejercicios físicos. Te proponemos el siguiente juego
para que realicés con alguien de tu familia:
3. Quedate treinta segundos sin que las manos y los pies estén apoyados en el piso.
El juego puede continuar dando órdenes alternativas entre quienes participan. Cada una, cada
uno dirá lo que se pretende que se haga y el tiempo, por ejemplo: permanecé en cuclillas, con una
pierna extendida, con un libro en la cabeza, durante diez segundos.
ACTIVIDAD 6: ¡A INVESTIGAR!
Posibilidad 1. Si tenés una mascota, realizá lo siguiente: Buscá el recipiente donde toma agua y
llenalo. Dejalo en el lugar de siempre y anotá la hora. Prestá atención hasta observar que tomó toda
el agua y anotá la hora nuevamente.
Calculá:
Posibilidad 2. Proponé a alguien que te acompaña en tu casa jugar a algo que les guste. Anotá la
hora del inicio del juego. Cuando finalice volvé a anotar la hora.
Calculá:
¡Pensá y realizá otras investigaciones como las anteriores y llevá un registro de todo lo que te
parezca importante. Si lo hacés, ¡te estás convirtiendo en una científica o en un científico!
Construí un reloj de arena, de agua o de lo que se te ocurra! Si podés consultá con la profesora o
el profesor de Tecnología.
60 + 60 + 60 que es lo mismo que 60 x 3: ¡Ranaldo tiene 180 minutos para hacer las cuatro actividades!
Ahora vamos a distribuir el tiempo para las cuatro actividades de distintas maneras. Para esto ha-
cemos una tabla escribiendo cuánto dedica a cada actividad y verificando que siempre la suma sea
180 minutos (podés ayudarte con el reloj de agujas que construiste).
¡Viste cuántas formas tiene para distribuir el tiempo! Buscá y anotá otras.
Si Ranaldo quisiera dedicar el mismo tiempo a cada actividad ¿Cuántos minutos dedicaría a cada una?
Compartí con la persona adulta que te acompaña cómo lo hiciste. Preguntale si lo haría igual que vos.
Posibilidad 1: Pensá un número y sumalo 4 veces, ¡si te da 180 lo lograste! Si lo organizás lo vas a
encontrar rápido, mirá:
Posibilidad 2: Repartí estos 180 minutos en partes iguales a las cuatro actividades, andá fijándote
cuánto te queda y continuá repartiendo hasta el final. ¡Si lo organizás es fácil!
Tengo 180 minutos, doy 10 minutos a cada actividad. Utilizo 40 minutos de los 180 y me quedan
140 minutos.
Ahora tengo 140 minutos, doy 10 minutos a cada actividad. Utilizo 40 minutos de los 140 y me
quedan 100 minutos.
Ahora tengo 100 minutos, doy 10 minutos a cada actividad. Utilizo 40 minutos de los 100 y me
quedan 60 minutos.
Tengo 60 minutos, doy 10 minutos a cada actividad. Utilizo 40 minutos de los 60 y me quedan 20
minutos.
Tengo 20 minutos, no puedo dar 10 minutos a cada actividad porque no me alcanza, entonces doy
5 minutos a cada actividad y no me quedan más minutos.
3. PALABRAS ENTONADAS
Pensando en el tiempo ¿Cuánto le habrá llevado a Alicia llegar al País de las Maravillas? Ranaldo le
pidió a la tía que volviera a leer la parte en que Alicia se cayó en el pozo. Estaba preocupado por ella.
¿Releemos juntos ese fragmento?
Casi sin darse cuenta cayó en un pozo. Mientras caía, Alicia pensó que aquél era un pozo muy,
muy, muy profundo, porque no terminaba más.
¿O era que ella estaba cayendo muy, muy, muy despacio? «¿Cuántos kilómetros habré bajado
ya?», se preguntó. «Quizá llegue al centro de la tierra. ¿Y si salgo del otro lado del mundo? ¿A
qué latitud y longitud habré llegado?» (Alicia no tenía ni idea de qué significaban «latitud» y
«longitud», pero había escuchado esas palabras en algún lado y le encantaba cómo sonaban).
Ranaldo vio otras marcas en el texto que no eran letras. Preguntó a su tía Bufo por las rayas de
diálogo, las comillas y los paréntesis, los signos de interrogación y de exclamación. La tía le dijo que
iban a ir leyendo juntos y ella le iría explicando para qué se usan en los textos.
Lo invitó a mirar juntos el último párrafo del texto: aparecen comillas y paréntesis.
En este ejemplo las comillas son signos de puntuación que sirven para: (pensá, conversá con al-
guien que te ayude a leer y releer el texto y elegí la opción que te parezca más acertada)
(Alicia no tenía ni idea de qué significaban «latitud» y «longitud», pero había escuchado esas pa-
labras en algún lado y le encantaba cómo sonaban)
A Ranaldo le gustaba mucho lo que la tía le leía pero, mientras iban recorriendo los renglones del
libro, se preguntaba por qué había tantas marcas en el texto, signos que no eran letras (Ranaldo
conocía las letras) y que no entendía para qué estaban en el libro.
—Tía ¿por qué antes de que Alicia hable aparece un signo con forma de s, o con pancita que tiene
un punto encima?
La tía le explicó que antes de escribir una pregunta siempre debemos poner esos signos, llamados
de interrogación. No son letras pero cumplen la función de marcar la entonación que hacemos
cuando formulamos una pregunta.
1. ¿Te animás a pensar tres preguntas como las que se hacía Ranaldo esa mañana?
3. Hay que tener cuidado cuando escribimos, porque no es lo mismo preguntarle a alguien si
tiene un dinosaurio en la cocina que afirmarlo. Imaginemos ambas situaciones. Te propone-
mos que realices dos dibujos en los que ilustres las siguientes expresiones:
Entonces: Los signos de pregunta los utilizamos cuando queremos obtener información sobre al-
gún hecho o cosa particular.
A ser cuidadosos: cuando leemos las preguntas debemos entonar correctamente. ¿Te animás
a leer las preguntas que escribiste antes con la ayuda de un adulto? Te sugerimos que te
grabes y te escuches…
También existen los signos de exclamación (¡!). Éstos se utilizan cuando queremos escribir expre-
siones de alegría, gritos, o asombro.
4. ¿Podés anotar, a continuación, tres expresiones enfáticas o fuertes que hayas dicho hoy,
ayer o algunos de estos días entre signos de exclamación?
Te damos un ejemplo:
¡Que frío!
Como verás, los signos de interrogación o de exclamación son importantes porque cambian el
sentido de lo que se escribe.
Después de leer el libro, Ranaldo y su tía vieron, además, la película que cuenta la historia de Alicia.
Éstos son dos de los personajes: La Reina Roja y el Sombrerero. Te invitamos a describirlos, pero
antes pensemos en algunas palabras que nos pueden ayudar.
5. ¿Cómo pueden ser? Completá con palabras el cuadro, te damos algunos ejemplos.
7. Ahora sí, te proponemos que elijas a uno de los personajes y escribas un breve texto contan-
do cómo es cada uno. Para poder hacerlo te sugerimos que ordenes la información.
– En un primer párrafo pueden describir el aspecto físico, las formas del rostro y del cuerpo.
Muchos sonidos de la lengua española se representan utilizando dos letras que pronunciamos
como un mismo sonido. La letra u se utiliza en varios de esos casos.
9. Armá una lista con palabras que empiecen con las sílabas anteriores o que la contengan.
11. Luego, ordenalos en este cuadro; ubicá, también, las palabras de tu lista.
Otras palabras para ubicar en el cuadro: guirnalda, gusano, guitarra, como ejemplos.
4. ALICIA 1 Y ALICIA 2
Las aventuras de Alicia parecen no tener fin. Una tarde, después de haber leído Alicia en el país de las
maravillas, Ranaldo encontró otro libro: Alicia a través del espejo. Una historia que comienza de nue-
vo, pensó. Y ahí nomás se puso a leerlo. Te invitamos a compartir lo que Ranaldo encontró esa tarde.
Un instante más y Alicia había pasado a través del cristal y saltaba con ligereza dentro del
cuarto del espejo. Lo primero que hizo fue ver si había un fuego encendido en su chimenea
y con gran satisfacción comprobó que, efectivamente, había allí uno, ardiendo tan brillante-
mente como el que había dejado tras de sí.
—De forma que estaré aquí tan calentita como en el otro cuarto —pensó Alicia— más caliente
aún, en realidad, porque aquí no habrá quien me regañe por acercarme demasiado al fuego.
¡Ay, qué gracioso va a ser cuando me vean a través del espejo y no puedan alcanzarme!
Entonces empezó a mirar atentamente a su alrededor y se percató de que todo lo que podía
verse desde el antiguo salón era bastante corriente y de poco interés, pero que todo lo demás
era sumamente distinto. Así, por ejemplo, los cuadros que estaban a uno y otro lado de la chi-
menea parecían estar llenos de vida y el mismo reloj que estaba sobre la repisa (precisamente
aquel al que en el espejo sólo se le puede ver la parte de atrás) tenía en la esfera la cara de un
viejecillo que la miraba sonriendo con picardía.
—Este salón no lo tienen tan bien arreglado como el otro —pensó Alicia—, al ver que varias pie-
zas del ajedrez yacían desperdigadas entre las cenizas del hogar; pero al momento siguiente,
y con un «¡ah!» de sorpresa, Alicia se agachó y a cuatro patas se puso a contemplarlas: ¡las
piezas del ajedrez se estaban paseando por ahí de dos en dos!
—Ahí están el Rey rojo y la Reina roja —dijo Alicia muy bajito por miedo de asustarlos,— y allá
están el Rey blanco y la Reina blanca sentados sobre el borde de la pala de la chimenea... y
por ahí van dos torres caminando del brazo... No creo que me puedan oír —continuó Alicia—
y estoy casi segura de que no me pueden ver. Siento como si en cierto modo me estuviera
volviendo invisible.
En ese momento algo que estaba sobre la mesa detrás de Alicia empezó a dar unos agudos
chillidos; Alicia volvió la cabeza justo a tiempo para ver cómo uno de los peones blancos roda-
ba sobre la tapa e iniciaba una notable pataleta: lo observó con gran curiosidad para ver qué
iba a suceder luego...
A Ranaldo la historia le resultó curiosa. Y empezó a imaginarse cómo habría hecho Lewis Caroll, el
escritor de Alicia, para imaginar historias tan fantásticas. Fue así que descubrió que en todos los
cuentos hay problemas que resolver. A veces inverosímiles como los de Alicia. A lo mejor, pensó,
todo cuento empieza con problemas de cuento. Y los problemas de cuento los podemos crear
mediante preguntas…
– ¿De qué charlan dos piezas de ajedrez que andan caminando juntas?
Te animás a escribir algunas preguntas más que sean problemas de cuento. Acordate de escribir
correctamente los signos.
Entonces, pensó Ranaldo, —no debe ser taaaaaannnnnn complicado escribir cuentos.
1. Elegí uno de los problemas de los que inventaste (puede ser otro) y copialo en tu cuaderno.
1. Este collage de Max Ernst cuenta una historia. ¿Podrías escribirla? Te damos una ayuda.
2. Con algún adulto que pueda ayudarte, charlen acerca de las siguientes cuestiones:
A Ranaldo le gusta mucho mirarse en el espejo de agua que se forma en un charco luego de la
lluvia. Quiso jugar como Alicia mirándose y entrando al charco como si fuera el espejo mágico.
Buscá un espejo de mano plano y mirate en él. ¿Qué ves? ¿Cómo es tu cabello? ¿Hasta dónde
llega? ¿Cómo ves la imagen? Tocá tu mejilla derecha mirándote al espejo…
Ahora, buscá distintos elementos que tengas en casa: un platito, un autito, un muñeco, una cu-
chara... Colócalos frente al espejo. ¿Qué ves? ¿Cómo los ves?
Jugá con el espejo apoyándolo sobre el objeto de manera que parte del objeto quede de un lado
y parte de otro. ¿Qué ves en el reflejo? Cambiá la inclinación del espejo ¿se ve igual? ¿Qué podés
decir de la imagen que se ve reflejada?
Un espejo es una superficie que refleja a la luz en forma excelente. Todo haz de luz que viene al es-
pejo rebota. Esto hace que podamos ver imágenes de objetos a través de ellos. No vemos el objeto
sino su imagen reflejada.
Es muy interesante investigar sobre cómo se producen las imágenes en los espejos, allí las Cien-
cias Naturales y la Geometría ayudan muchísimo a interpretar este fenómeno.
Te dejamos una situación para que pensés y luego comprobés: Si el lugar estuviera totalmente
oscuro ¿podrías verte en el espejo?
Escribí con tus palabras por qué. Cuando te encontrés con tu docente compartilo.
Se ubicarán frente a frente, una persona realizará diferentes movimientos con todas las partes
de su cuerpo, la otra va a ser su espejo y deberá copiar todo. Luego, podrán intercambiar los roles.
Conversá con quien te acompaña sobre: ¿Pueden ver el espejo? ¿Dónde y cómo se ubicó el espe-
jo? ¿Cómo se ubica el espejo respecto de la mesa?
Abrí el cuaderno y dejá que una hoja quede perpendicular con la tapa.
Inventá diferentes posturas donde tu cuerpo quede perpendicular a diferentes objetos o lugares
de la casa.
Seleccioná objetos y encontrá el lugar donde, al apoyar el espejo, el objeto se refleje de manera
de crear la ilusión de estar viendo el objeto completo.
Conversá con quien te acompañe sobre: ¿Cómo y dónde tenés que apoyar el espejo para lograr
esta ilusión? ¿Podés hacerlo con todos los objetos? ¿Cómo tiene que ser el objeto para que esta
experiencia resulte?
En hojas cuadriculadas, ideá algunos dibujos para completar como si se apoyara un espejo sobre
la línea E, tal como se muestra a continuación:
– Que alguien que te acompaña los complete y se anime a proponer otros dibujos.
Ranaldo estaba entusiasmado con la idea del reflejo y comenzó a buscar distintos elementos que
reflejaran su imagen.
En la cocina encontró una cuchara, se miró en las dos caras de la misma, y vio que su imagen se
achicaba en una y se invertía en la otra. Luego se miró en una pava, le pareció muy gracioso cómo
se veía.
Siguió buscando en su casa y encontró un espejito de esos que tienen dos tapas como los libros.
Lo encontró en el bolso de la tía Bufo. Lo abrió y se vio reflejado en los dos. ¡Se asustó! pensaba
que alguien más lo estaba viendo, pero era su imagen reflejada en los espejos. De repente movió
apenas un poquito la abertura entre los espejos y ¡Zas! aparecieron más Ranaldos.
Te invitamos a jugar como lo hizo Ranaldo. Buscá una cuchara, mirate en sus dos caras. ¿Qué
observás? Podés probar con cucharas de distintos tamaños, acercándolas y alejándolas. ¿Sucede
algo distinto?
Ahora, conseguí un espejito doble como el que usó Ranaldo, o dos espejitos y colocalos como si
fuera un libro.
Si no encontrás espejos podés utilizar papel de aluminio o buscar otros objetos planos que
reflejen la imagen (pantalla de dos celulares, dos acrílicos de color oscuro que reflejen imá-
genes). No será lo mismo pero podrás tener la posibilidad de hacerlo. Necesitarás un lugar
con buena iluminación.
Jugá con el espejito y sorprendete con la cantidad de imágenes que podés ver. Explorá y, cam-
biando la abertura de los espejos, intentá que aparezcan muchas imágenes.
Apoyá los espejos sobre las líneas. ¿Cuántos Ranaldos ves? No te olvides contar el del dibujo.
Si cambiás la abertura de los dos espejos ¿Cuántos Ranaldos pensás que se verán en cada caso?
Escribí con tus palabras una conclusión sobre lo que pasa cuando los espejos van variando la
abertura. ¿Cuándo hay mayor cantidad de imágenes?
Ranaldo seguía anonadado con todas las cosas que podía hacer con el espejo. Cuando puso sus
espejos como en la imagen anterior, al levantar dos dedos podía observar 6, al levantar 3 dedos
observaba 9, así descubrió que los espejos, en esa posición, triplicaban la cantidad de dedos.
¿Cuántos dedos se verán si levanta los cuatro dedos de sus manos (patas delanteras)? ¿Y si levanta
los cinco dedos de las patas (traseras)? ¿y si sólo levanta 1?
Copiá esta tabla en tu cuaderno. ¿Te animás a completarla según el número de dedos que levanta
y los que se ven en total?
En tu cuaderno realizá una tabla donde, en lugar de dedos, se coloquen porotos, clips, bollitos de
papel o lo que tengas en cantidad. Hacela más completa para que pueda verse:
Escribí un texto contando cómo hacés para calcular el total de objetos que se observan.
Si te gustó la actividad con espejos, podés seguir jugando trazando una línea recta y apoyando los
dos espejos con diversas aberturas. Te invitamos a explorar las curiosas formas y a dibujarlas. Con
la orientación de tu docente de Plástica inventá otras.
2. Si existiera un mundo detrás del espejo de tu casa, ¿cómo sería? ¿Te animás a dibujarlo?
Cuentan que, hace muchísimos años, el mundo de los espejos y el de los humanos estaban
comunicados. Cualquiera podía entrar y salir de un espejo de pared, de un espejito de mano y
hasta de los pequeñísimos fragmentos de un espejo roto.
La gente de los espejos se parecía bastante a la gente humana, aunque eran más pálidos y
brillaban en las noches de luna. Los animales del mundo de los espejos tenían un pelaje crista-
lino, plumas transparentes y ojos de un color plateado que centelleaba bajo la luz. El gran tigre
era el más hermoso de estos animales, con sus rayas negras como la noche y blancas como la
luna. Sus dientes relucían como cuchillos de plata cuando se deslizaba silencioso a través de
un espejo para caminar por los larguísimos pasillos del palacio del Emperador Amarillo.
El rugido del tigre prisionero hizo temblar las paredes del palacio,
rompió los vidrios de los ventanales y, atravesando los espejos, lle-
gó hasta los oídos de la gente del otro lado. Entonces, se declaró
la guerra.
Por fin, una noche sin luna, la gente de los espejos cruzó el cristal que los separaba y arreme-
tió, pálida y fantasmal, contra los soldados del Emperador. La sangre de los humanos corrió
roja como el coral y la sangre de sus rivales corrió plateada como el mercurio. Una y otra vez
ganaron y perdieron sendas batallas, con una tristísima pérdida de vidas en los dos bandos.
Sin embargo, la guerra no terminaba de definirse y el pueblo del Imperio Amarillo empezaba
a hartarse de ver morir a sus hijos por un capricho de su gobernante. Temeroso de perder su
poder, el Emperador Amarillo llamó a su palacio a un hechicero famoso.
El Emperador encargó a los sabios y alquimistas que prepararan incontables recipientes re-
pletos de azogue y simuló una retirada de su ejército. Cuando la gente del espejo invadió la
plaza imperial creyendo haber ganado la guerra, desde lo alto de las murallas recibió un baño
líquido y plateado que, poco a poco, los fue disolviendo y devolviéndolos a su mundo. En algu-
nas horas, la gente del espejo quedó prisionera detrás de los espejos de pared, de los espejos
de mano y hasta de los pequeñísimos fragmentos de un espejo roto.
Pero allí no se detuvo la venganza del Emperador, sino que los condenó a repetir para siempre
los gestos de los humanos. Por eso, desde ese momento, los espejos copian nuestras caras
y nuestros gestos.
Sin embargo, la historia también dice que un día los seres humanos del espejo se despertarán
de este sueño mágico, y que el primero en despertarse será un nuevo tigre. Entonces, los
espejos no nos devolverán nuestra imagen sino otra diferente. Cada vez más diferente y cada
vez más parecida al resplandor del tigre liberado.
Disponible en http://www.educared.org.ar/imaginaria/biblioteca
1. ¿Qué otros animales se te ocurre que pueden vivir detrás de los espejos? Te proponemos que
dibujes y nos cuentes cómo son.
2. Te proponemos que escribas una oración que relate lo que pasa en cada imagen.
Recordá que las oraciones comienzan con mayúscula y terminan con un punto.
Ese día, mientras me lavaba los dientes, escuché un rugido (puede ser un grito, un murmu-
llo, o cualquier otro ruido aterrador, elegí vos) detrás del espejo...
Para escribir tu historia te recordamos que en un texto, no sólo son importantes los signos
de exclamación (¡!), de interrogación (¿?), como ya lo hemos trabajado sino que, además
son muy importantes, los guiones de diálogo (—)
Por ejemplo:
Los guiones de diálogo están en el texto para marcar el comienzo y el final de lo que dice un per-
sonaje.
Por eso te sugerimos que en tu historia los uses para que quien lea sepa cuándo habla un perso-
naje y cuando aparece el guion nuevamente, el narrador explica quién es el que habla.
—El secreto es el azogue, mi señor —respondió el hechicero— acá el narrador nos dice el nombre
del personaje que habla.
La mayoría de los cuentos comienza contando cómo es el lugar donde pasan los hechos. El día
que a Ranaldo se le ocurrió escribir una historia con lluvia, superhéroes y monstruos empezó así:
«La lluvia caía muy fuerte sobre el río y se escuchaban muchos chaparrones que hacían un ruido
estremecedor»
Ranaldo se pregunta ¿Cómo se escribe lluvia? Si yo digo yuvia y mi amigo Pedro dice iuvia. Pero la
Seño le dijo que en todos los casos cuando se escribe va con ll.
Ranaldo se pregunta ¿Cómo se escribe chaparrones? si tiene un solo sonido ¿por qué se escribe
con dos letras?, y la Seño le dice a Ranaldo que se escribe ch que son dos grafemas que represen-
tan un solo sonido.
—Esto es la ortografía de nuestra lengua —le dice la Seño a Ranaldo— y la tenemos que escribir así
para no confundirnos al leer.
Escribí oraciones que tengan palabras con dos grafemas (dígrafos) que tienen un solo so-
nido.
A Ranaldo le llamó mucho la atención lo que hicieron los sabios, hechiceros y alquimistas para
ayudar al emperador en el texto del tigre.
Los alquimistas eran personas que, durante cientos de años, se dedicaban, entre otras cosas, a la
búsqueda de la fórmula para convertir ciertos materiales en oro. Se pasaban muchas horas hacien-
do mezclas en distintos recipientes. Aunque nunca encontraron esa fórmula desarrollaron muchos
procedimientos que más tarde usaron los científicos. —respondió su tía Bufo.
Los alquimistas elaboraron azogue, un metal líquido y plateado. Para elaborarlo, los alquimistas
usaron incontables recipientes. Según cuenta la historia, cuando la gente del espejo recibió el baño
de azogue se fue disolviendo.
La mezcla de Ranaldo
Al pensar en una mezcla Ranaldo recordó que su tía mezclaba distintos materiales
para hacer su torta preferida. No usaba solo un material. Si para hacer una torta se
usan materiales que forman una mezcla, entonces ¿Qué es una mezcla?
Ranaldo le pidió que le enseñe cómo hacerla. La tía Bufo le dijo que necesita los
siguientes ingredientes: 1 taza de leche, 2 tazas de azúcar, 3 tazas de harina leu-
dante y 4 huevos.
Ranaldo no sabía cómo mezclarlos. La tía Bufo le dijo que use dos recipientes y que mezcle los
sólidos por un lado y los líquidos por otro. ¿Qué materiales deberá mezclar en cada recipiente?
Al final la tía Bufo le indicó que debe unir las dos mezclas para que quede una sola mezcla.
Esta única mezcla final deberá colocarla en un recipiente y llevarla al horno ya caliente por
una hora.
Cuando Ranaldo quiso mezclar los sólidos se equivocó y en vez de mezclar azúcar y harina mezcló
harina y arroz. Vamos a buscar soluciones para ayudar a separar estos dos materiales.
3. Observá la mezcla y respondé: ¿Cómo es el tamaño de los distintos materiales? ¿Con cuál de
los elementos que encontraste pensás que podrás separar los componentes de la mezcla?
4. Explorá con cuál de los elementos que encontraste en la cocina de tu hogar pudiste separar
la mezcla. Dibujá el procedimiento y el resultado.
Como a Ranaldo le gusta mucho el chocolate quería agregarlo a la torta. Recordó que la tía Bufo le
había dicho que mezclara por separado los sólidos y los líquidos.
Ranaldo compró chocolate de taza (ese oscuro y macizo, casi duro como una piedra).
Ranaldo olvidó el chocolate cerca de la hornalla de la cocina donde hacía mucho calor... ¿Te
imaginás qué le pasó al chocolate? Contalo y dibujalo en tu cuaderno.
Los materiales los podemos encontrar en tres estados diferentes: sólido, líquido o gaseoso.
2. Indicá en cuál de los tres estados está el agua en cada uno de estos ejemplos:
– cuando sale, en forma de vapor, por el pico de una pava que hierve: . . . . . . . . . . . . . . . . .
– cuando la guardo en el cubetera dentro del congelador: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
– cuando sale de la canilla: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4. Qué hace que, tanto el chocolate como la manteca, puedan cambiar de estado?
5. ¿En qué estado se encontraban primero y a qué estado pasaron? (podés pensar en lo que le
pasa al helado un día de verano fuera de una heladera).
Para el pueblo Mocoví la concepción del tiempo es cíclica. La vida empieza, termina y vuelve
a empezar. El tiempo de la naturaleza: el de la semilla, la planta, la flor, el fruto y otra vez la
semilla, permite comprender el mundo. Ector Catorí1 nos cuenta esta historia:
A fines de agosto, principio de septiembre cuando sucede una gran tormenta, de truenos,
rayos, ráfagas de viento y mucha lluvia, llamada hoy tormenta de Santa Rosa, es el momento
cuando celebramos el fin de un ciclo y el comienzo de otro. DALAGAY ÑAGA MOCOIT significa
año nuevo en el idioma mocoví.
El tiempo para nosotros no es lineal, sino que lo transitamos en forma circular, viviendo el
ciclo de la vida. El año nuevo es una celebración que el pueblo mocoví viene haciendo desde
siempre. En la antigüedad se reunían en un determinado lugar y la celebración se realizaba
con la participación de todas las aldeas de la región. Hacían una gran fogata, compartían co-
midas, bebidas y frutas. Los mayores ingerían una bebida muy fuerte a base de miel fermen-
tada, los jóvenes realizaban demostraciones de destreza física para fortalecer sus cuerpos.
Los ancianos intercambiaban saberes y experiencias, y muchas veces, se formaban nuevas
parejas. No faltaba música, danzas y rituales entre quenas y tambores. El encuentro duraba
hasta varios días.
1. ¿Podrías explicar por qué para los mocovíes el año comienza en primavera y termina en
invierno?
1 Ector Catorí, es Director de la Escuela Intercultural Bilingüe Nº 6173 de Campo el 94 de Colonia Durán, departamento San
Javier.
Alicia creyó que el animal la había confundido con su ayudante y salió corriendo hacia donde el
conejo le indicaba.
«conejo blanco». Entró sin llamar y subió las escaleras. En el dormitorio del conejo encontró lo que
buscaba. El abanico y los guantes estaban sobre una mesa, al lado de una ventana. Alicia ya estaba
por volver a salir cuando en un estante, al lado de un espejo, vio una botellita.
Aunque esta vez no tenía la etiqueta que decía «bébeme», Alicia no resistió la tentación.
Y así fue:
La cabeza le quedó contra el techo de la habitación del conejo. Tuvo que doblar el cuello, arrodillar-
se, sacar un brazo por la ventana y meter una pierna por la chimenea.
Ranaldo se puso a pensar en los cuentos que había leído. En muchos, suceden cosas curiosas.
Entonces comenzó a sospechar. Para él los escritores hacían planes, y se dispuso a comprobarlo.
Armó varios planes que podrían, después, ser cuentos.
Observá que, cuando hacemos planes, utilizamos el tiempo futuro. ¿Te animás a ayudar a
Ranaldo en su empresa para descubrir cómo trabajan los escritores?
Cuando queremos hablar de cosas que van a pasar o queremos hacer planes, tenemos dos formas
de hacerlo.
2. Completá las siguientes oraciones en tu cuaderno. Acordate de utilizar el tiempo futuro. (ver-
bos similares a los de la primera columna)
3. Te animás a escribir un plan para el fin de semana utilizando el tiempo futuro? Podés dictár-
selo a alguien, hacerlo en un borrador y, después, escribirlo en el cuaderno.
A Ranaldo no se le escapa ningún detalle. Observó que, además del punto, también aparece
una marca que tiene forma de pancita y se cuelga del renglón (,), la coma, que tiene varias
funciones, pero la más importante es la de marcar una pausa en medio de la oración. Te
mostramos un ejemplo en el texto de Alicia:
En los dos casos la coma sirve para que la oración al ser leída le permita a quien lee hacer
una pausa y comprender mejor la ubicación de la botella. En este caso sería una aclaración.
4. Escribí una oración donde las comas sirvan para aclarar una idea.
Te damos un ejemplo:
Ranaldo, el sobrino de la tía Bufo, lee con placer Alicia en el país de las maravillas.
La coma también puede servir para enumerar, es decir para nombrar una lista de cosas pero
no de manera vertical, sino horizontal. Por ejemplo una lista de juegos:
Ladrón y policía, la escondida, la rayuela, la popa.
5. Escribí una lista de nombres de amigos y amigas separados por comas y una lista de tus
comidas preferidas.
8. EL ESPEJO DELATOR
Muchos espejos fueron famosos a lo largo de la historia. Está ése donde la reina Ana se miró las
trenzas hasta que cambiaron de color, el del Emperador que miraba su traje nuevo…
La Reina Mala del cuento de Blancanieves está sentada frente al espejo al que suele consultar.
Espejito, espejito
REINA MALA:Espejito, espejito, ¿quién es más linda que yo? ¿Quién? ¿Quién? ¡Ah, estoy harta! Hace dos
años que estamos en esto y mi paciencia llegó al límite. Voy a repetirte la pregunta y quiero que me
respondas con total claridad. En voz bien alta, modulando correctamente las palabras... Bien. Espejito,
espejito, ¿quién es más linda que yo? (Larga espera. Luego furia.) ¡Cómo! ¡Si se murió! ¡Blancanieves
se murió! ¡La enterraron los enanos! ¿Qué Príncipe Azul? ¡Tenía que ser ese infeliz! ¿Y adónde viven? ¿Y
eso por dónde es? Ah, ¡pero si es lejísimo! Yo no voy a ir otra vez disfrazada de anciana, haciéndome la
verdulera! No, te estoy diciendo. Es que no sabes todo lo que me pasó en el camino la otra vez. Como los
pícaros me veían tan vieja y achacosa, me robaban manzanas envenenadas de la canasta... ¡Envenené
a medio Reino! Al carretero, a los ladrones del monte, a un pájaro carpintero que se hizo el gracioso y me
picoteó la fruta... ¡Todos esos esfuerzos para que me digas que fue el tarado y la despertó con un beso!
¡Con un beso, si es de no creer! ¿Qué necesidad tiene él de andar besuqueándose con cuánto cadáver
encuentra en el camino? ¡Te estoy diciendo que no volveré! ¡No! ¿Cómo que ella también? No compren-
do. ¿Cómo que te pagará mejor sueldo? ¿De qué demonios estás hablando? ¿Te vas? ¿Te vas al Palacio
de Blancanieves? De modo que me abandonas. Muy bien. No, no, me parece bien. Yo estoy a favor del
libre mercado. Ahí está el paño de limpieza que te pertenece y el jabón de lavado del azogue, puedes
llevártelo, a ver si ella te friega mejor que yo... (Camina en dirección contraria al espejo, luego se vuelve,
bruscamente lo toma y lo lanza contra el piso; luego le salta encima y lo pisotea en un arrebato de rabia.)
¡Ahí tienes! ¡Traidor! (Ella busca una capa negra que le llega hasta los pies y una canasta.) Uf, ahí vamos
otra vez a venderle a esta tonta las benditas manzanas..., qué paciencia hay que tener por la belleza…
Apagón.
Patricia Suarez
En este texto, la escritora santafesina Patricia Suárez, nos invita a recordar a un espejo famoso.
¿Cuál será? ¿Lo volvemos a leer?
1. Te invitamos a responder algunas de estas preguntas. Conversá con alguien que te ayude a
recordar mientras leés de nuevo el texto. Si acertás seguro te acordás por qué el espejo del
texto es famoso:
2. En el texto aparecen más pistas. Te ofrecemos una lista de palabras y frases que recuerdan
el cuento en el que aparece el Espejo. Leelas y descubrí cuáles son las pistas verdaderas y
cuáles las falsas:
3. Con las pistas verdaderas que encontraste escribí tres oraciones que respondan a esta pre-
gunta ¿Qué partes del cuento Blancanieves y los siete enanitos tomó Patricia Suarez para
armar su texto?
4. En el texto aparecen algunas oraciones entre paréntesis ( ) y con otro tipo de letra ¿Qué in-
formación aportan? Volvé a leer el texto y con ayuda escribí la respuesta.
5. El texto que estamos leyendo es una obra de teatro. Conversá con tu familia o con tus com-
pañeros en qué se diferencia una obra de teatro de un cuento. Luego completá, con ayuda,
este cuadro:
Los cuentos clásicos tienen sus versiones. ¿Leíste alguna vez cuentos clásicos en la escuela? Te
damos algunos títulos: La Cenicienta, Blancanieves, Caperucita Roja, Hansel y Gretel. Muchos es-
critores, como Patricia Suárez han escrito versiones. Pero ¿cómo se escribe una versión?
Lo primero es hacerles preguntas al cuento. Veamos un ejemplo. Después de releer el cuento Blan-
canieves podríamos preguntarnos:
6. Las versiones reinventan la historia haciendo preguntas que cambiarían los acontecimien-
tos. ¿Podrías señalar, en las preguntas anteriores, cuáles fueron los problemas a partir de los
cuales trabajó Patricia Suárez?
http://planlectura.educ.ar/wp-content/uploads/2015/12/Reina-Mala-Patricia-Su%C3%A1rez.pdf
8. Ahora te proponemos que algún adulto te cuente otro cuento clásico, puede ser La Ceni-
cienta, La Sirenita o el que se acuerden o tengan a mano. Ahora juntos, jueguen a hacerle
preguntas.
¿qué pasaría sí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .?
Escribí, al menos, cuatro preguntas en tu cuaderno. Luego elegí una y tratá imaginar una
historia. Primero, podés conversar acerca de ella con alguien que te ayude. Y, antes de es-
cribirla te proponemos que dibujes las partes principales de la historia que inventes. Copiá
en tu cuaderno:
9. Mi pregunta fue: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
10. Ahora sí, narrá la historia. Tratá de escribir un párrafo por cuadrito.
11. Una vez que terminaste de escribir el texto, dejalo descansar. Hay que volver sobre la escri-
tura más tarde.
12. Copiá tu cuento en una hoja para, en algún momento, poder compartirlo con tus compa-
ñeros y armar en la escuela, una antología de versiones de los cuentos clásicos. Pueden
compartirlas con otros grados. Podés elegir contarlo como historieta.