Neuropsicologia de La Salud Mental 7
Neuropsicologia de La Salud Mental 7
Neuropsicologia de La Salud Mental 7
Profesor: Pablo Conde Guzón
Neuropsicología de la Salud Mental
Pablo Conde Guzón
Universidad de León
Neuropsicología de la Salud Mental
El módulo didáctico Neuropsicología de la Salud Mental comprende una
serie de contenidos referidos a los aspectos conceptuales generales
sobre la repercusión de los procesos neuropsicológicos básicos en la
salud mental.
Desde el punto de vista neuropsicológico, una buena salud mental
depende de que una serie de procesos relacionados con el
funcionamiento neurológico, cognitivo y conductual, que denominamos
procesos neuropsicológicos básicos, marchen correctamente. Es decir
que la salud mental viene garantizada por que los mecanismos
neuropsicológicos básicos permanezcan intactos y funcionen de
manera coordinada. Estos mecanismos son: lenguaje, atención,
memoria y funciones ejecutivas. La Neuropsicología en la salud
mental trata de facilitar la labor diagnóstica a los psiquiatras y
psicólogos clínicos; además, pretende minimizar los déficit en diversas
funciones cognitivas, producto de las diferentes enfermedades
mentales.
A lo largo de la exposición de este tema, explicaremos de manera sucesiva el funcionamiento neuropsicológico de
los procesos cuya alteración supone una mayor incidencia sobre la salud mental y estudiaremos las patologías
relacionadas con las disfunciones de estos procesos neuropsicológicos básicos.
El módulo está estructurado en cuatro apartados:
Aspectos conceptuales: neuropsicología y salud mental. Se desarrolla el concepto de neuropsicología y la relación
de ésta con la salud mental. Se ubica a la neuropsicología dentro de las neurociencias y se plantean las
características de aquella. También se presenta el funcionamiento de los bloques funcionales del cerebro por la
repercusión que estos establecen sobre la salud mental del individuo.
Evaluación y rehabilitación neuropsicológicas en salud mental. En este apartado se describe de manera muy
general las técnicas de evaluación y tratamiento en neuropsicología.
Neuropsicología de la salud mental en los problemas derivados de los trastornos del lenguaje. Se describe la
neurobiología del lenguaje y la neuropsicología de las alteraciones del lenguaje con mayor incidencia en la salud
mental (afasias y trastornos específicos del desarrollo del lenguaje).
Neuropsicología de la salud mental en los problemas derivados de los trastornos de la memoria, la atención y
otras funciones ejecutivas superiores. En este apartado describen los diferentes tipos de memoria, atención y
funciones ejecutivas superiores así como la neurobiología de las mismas. Se concluye cada apartado describiendo
las patologías de cada una de estas variables neuropsicológicas con mayor repercusión en la salud mental.
Objetivos
Conocer de manera básica el concepto de neuropsicología dentro del campo de las neurociencias y su
repercusión sobre la salud mental.
Conocer los objetivos básicos de evaluación neuropsicológica implicados en los procesos de salud mental del
individuo.
Conocer los objetivos básicos de rehabilitación neuropsicológica implicados en los procesos de salud mental
del individuo.
Conocer el concepto de lenguaje, las bases neuropsicológicas, la neuroanatomía básica del lenguaje.
Conocer las patologías lingüísticas que tienen una especial repercusión en la salud mental del individuo.
Conocer el concepto de memoria, las bases neuropsicológicas, la neuroanatomía básica de la memoria y los
diferentes tipos de memoria.
Conocer las alteraciones de la memoria más frecuentes (amnesias) con repercusión en la salud mental del
individuo.
Conocer el concepto de atención, las bases neuropsicológicas, la neuroanatomía básica de la atención y los
diferentes tipos de atención.
Conocer las alteraciones atencionales más frecuentes y su repercusión sobre la salud mental del individuo.
Conocer el concepto de funciones ejecutivas, las bases neuropsicológicas, la neuroanatomía básica de las
funciones ejecutivas y los diferentes tipos de funciones ejecutivas.
Conocer las alteraciones de las funciones ejecutivas que se derivan de las lesiones frontales y su repercusión
en la salud mental del individuo.
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Esquema de conceptos básicos
1. Aspectos conceptuales: Neuropsicología y salud mental
La Neuropsicología se interesa por el estudio de las relaciones entre la conducta y
el cerebro, prestando especial atención a las consecuencias que provocan las
lesiones cerebrales sobre las funciones cognitivas y el comportamiento. Junto con
otras disciplinas implicadas en el mismo objeto de conocimiento, pretende
contribuir a perfeccionar el diagnóstico, el tratamiento y la orientación del daño
cerebral sobrevenido, facilitando la mejora en la calidad de vida de las personas
que lo sufren.
Por otra parte, la salud mental abarca una amplia gama de actividades directa o
indirectamente relacionadas con el componente de bienestar mental incluido en la
definición de salud que da la OMS: «un estado de completo bienestar físico,
mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Está
relacionada con la promoción del bienestar, la prevención de trastornos mentales y el tratamiento y rehabilitación
de las personas afectadas por dichos trastornos.
Desde el punto de vista neuropsicológico, una buena salud mental depende de que marchen
correctamente una serie de procesos relacionados con el funcionamiento neurológico, cognitivo
y conductual que denominamos procesos neuropsicológicos básicos. La salud mental viene
garantizada por que los mecanismos neuropsicológicos básicos permanezcan intactos y
funcionen de manera coordinada. Estos mecanismos son: lenguaje, atención, memoria y
funciones ejecutivas.
Expondremos de manera sucesiva el funcionamiento neuropsicológico de los procesos cuya alteración supone una
mayor incidencia sobre la salud mental, así como las patologías relacionadas con las disfunciones de estos procesos
neuropsicológicos básicos.
1.1 La neurociencia como referente de la Neuropsicología
Durante mucho tiempo el estudio de la mente y el cerebro
se ha mantenido como dos realidades diferentes debido al
predominio de los planteamientos dualistas, que impusieron
la creencia de que neurobiología y psicobiología eran dos
entidades diferentes. Actualmente, con el desarrollo y
perfeccionamiento de la neuroimagen funcional se ha
podido estudiar el funcionamiento del cerebro y no
solamente su topografía y anatomía. Mediante este tipo de
técnicas funcionales (Resonancia magnética funcional, Tomografía por emisión de positrones, tomografía
computarizada de emisión monofotónica o la magnetoencefalografía) se pueden observar las modificaciones que se
producen en determinadas áreas cerebrales durante la realización de un determinado proceso cognitivo, lo que ha
contribuido, muy activamente, al acercamiento definitivo entre neurobiólogos y psicobiólogos.
Se puede definir la Neurociencia como el ámbito interdisciplinar que estudia diversos aspectos del sistema nervioso:
anatomía, funcionamiento, patología, desarrollo, genética, farmacología y química, con el objetivo último de
comprender en profundidad los procesos cognitivos y el comportamiento del ser humano (Mora y Sanguinetti,
1996).
Según Portellano (2005), dentro del amplio marco de la Neurociencia existen dos orientaciones, conductuales y no
conductuales, según su mayor énfasis en el estudio del sistema nervioso o en el del comportamiento. Las
Neurociencias de orientación no conductual centran su interés en algún aspecto del sistema nervioso, prestando
menor atención a los aspectos cognitivos y comportamentales. Se incluyen aquí disciplinas como Neurobiología,
Neurofisiología, Neurofarmacología y Neuroendocrinología. Las Neurociencias de orientación conductual, por su
parte, se preocupan por relacionar el sistema nervioso con determinados aspectos de la conducta y los procesos
cognitivos. Se incluyen en este grupo: Psicobiología, Psicología, Psicofisiología, Psicofarmacología, Neuropsicología y,
más recientemente, Neurociencia Cognitiva.
1.2 Concepto de Neuropsicología y sus características
La Neuropsicología es una Neurociencia que estudia las relaciones entre el cerebro y la conducta, tanto en sujetos
sanos como en los que han sufrido algún tipo de daño cerebral (Kolb y Whishaw, 2002; Rains, 2003). Los procesos
estudiados se pueden resumir en los siguientes: pensamiento, atención, memoria, lenguaje, funciones ejecutivas y
formas más complejas de motricidad y percepción.
Carácter neurocientífico
La Neuropsicología es una neurociencia conductual que utiliza el
método científico para el estudio del cerebro y lo hace mediante el
procedimiento hipotéticodeductivo o a través del método analítico
inductivo. Mediante el método hipotéticodeductivo establece hipótesis
que son refrendadas o refutadas mediante la realización de
experimentos. A través del procedimiento analíticoinductivo realiza
experimentos para poner a prueba la relación entre variables
controladas.
Estudia las funciones mentales superiores
Se centra, específicamente, en el estudio de los procesos cognitivos
superiores: pensamiento, atención, lenguaje, memoria, funciones
ejecutivas, percepción y motricidad. También estudia las
consecuencias del funcionamiento cerebral sobre la conducta
emocional y sobre la salud mental.
Trata preferentemente las manifestaciones de la corteza cerebral asociativa
Hay dos razones que justifican este hecho: en primer lugar, la corteza asociativa es la principal responsable de los
procesos cognitivos superiores. En segundo término, ésta es una zona muy susceptible de resultar dañada, lo que
puede afectar a los procesos cognitivos. Sin embargo, otras áreas subcorticales como el cuerpo calloso, tálamo,
ganglios basales, amígdala, hipocampo o cerebelo, también pueden tener implicaciones sobre la conducta, por lo
que sus lesiones, igualmente, pueden afectar a las funciones mentales superiores, a la regulación de la actividad
emocional o a la salud mental en general.
Estudia las consecuencias del daño cerebral sobre los procesos cognitivos
Existe una división entre la Neuropsicología básica y Neuropsicología clínica. La Neuropsicología básica aborda el
estudio de las relaciones entre la cognición y el cerebro en sujetos sanos y, en cierta medida, es claramente
homologable a la Neurociencia cognitiva. La Neuropsicología clínica es una rama de la Psicología que aplica el
conocimiento derivado de relevantes investigaciones experimentales y clínicas a problemas específicos cerebro
conducta en humanos. Es decir, trata los trastornos del pensamiento, el síndrome disejecutivo, las afasias, las
amnesias, las agnosias, las apraxias y las alteraciones neuroconductuales. En este sentido, tanto la Neuropsicología
básica como la Neuropsicología clínica tienen una gran repercusión sobre la salud mental.
Utiliza modelos humanos
La Neuropsicología humana coexiste, junto a la Neuropsicología de otras especies de mamíferos, pero cada una
tiene su propia especificidad.
Carácter interdisciplinar
En sus orígenes, la Neuropsicología surgió como una especialidad autónoma gracias a la convergencia y a las
aportaciones procedentes de disciplinas muy diferentes como neurología, biología, neurofisiología, neuroquímica,
neurorradiología, medicina nuclear, psicología experimental, farmacología, fisiología y psicología cognitiva. Además,
su carácter interdisciplinar también se debe a que los neuropsicólogos ejercen su actividad dentro de un ámbito
igualmente interdisciplinar, en el que atienden el daño cerebral junto a otros profesionales.
1.3 Neuropsicología moderna
A. Luria (19021977) puede ser considerado el padre de la neuropsicología
moderna. La mayor contribución de Luria es el modelo de la configuración
anatómica del cerebro en tres grandes bloques funcionales.
Este concepto de sistemas funcionales, eje fundamental de la teoría
neuropsicológica de Luria, ha supuesto una nueva forma de entender e
investigar los mecanismos cerebrales que subyacen a la compleja actividad
psíquica humana. Los sistemas funcionales se caracterizan por su
complejidad: se alude a una red o cadena de estructuras del cerebro
compuesta por múltiples eslabones, que actúan de forma conjunta y entre
los cuales se establece un estrecho e intrincado lazo de unión. Estas partes
integrantes pueden localizarse en diferentes niveles neurales, siendo una
característica central su movilidad. Esta movilidad permite, manteniendo
invariante el resultado final de la actividad, variar el modo de realizarla
según las partes o componentes del sistema que intervengan realmente en
el proceso. Así pues, el sistema funcional resulta ser un conjunto de áreas cerebrales que interactúan entre sí para
poder producir, de este modo, una conducta determinada.
Los bloques funcionales básicos del cerebro, según (Luria, 1983b) son tres. Siguiendo a Manga y Ramos
(1991) los señalamos:
1. El primero es el bloque de la activación, encargado del tono cortical o estado óptimo de activación de la
corteza cerebral. Está compuesto por estructuras troncoencefálicas, diencefálicas y límbicas. Cuenta, así mismo,
con la formación reticular ascendente y descendente, parte importantísima por sus conexiones con la corteza
frontal. Controla el tono, la vigilia cortical y regulaciones vegetativas emotivas y mnésicas.
La primera fuente de activación está constituida por las propias motivaciones primarias (homeostasis). La segunda,
por los estímulos del mundo externo a los que el cerebro responde con una reacción de “arousal” (activación), y el
organismo con el reflejo de orientación que “constituye la base primordial de la actividad cognoscitiva”. La tercera
fuente de activación cortical es la planificación que el sujeto hace de su conducta.
Con respecto a su repercusión sobre la salud mental, la Neuropsicología clínica considera que algunos síntomas
asociados a trastornos evolutivos de aprendizaje, tales como el déficit de atención o la hiperactividad, pueden estar
relacionados con la disfunción o retraso madurativo de este bloque funcional (Willis y Widerstrom, 1986).
2. El segundo es el bloque del input. Luria lo llamaba “bloque de recepción, elaboración y almacenamiento de
información”, funciones que lo distinguen del primer bloque. Ocupa las regiones posteriores del neocórtex, que
abarcan las zonas visuales (lóbulo occipital), auditivas (lóbulo temporal) y somestésicas (lóbulo parietal). Es la
unidad receptiva y sensorial que obtiene, procesa y almacena la información que llega del mundo exterior e
interior.
Los procesos cognitivos secuencial y simultáneo, son las dos estrategias principales del procesamiento de
información propias del segundo bloque funcional:
Procesamiento secuencial o sucesivo: se asocia con la audición y el movimiento, funciones que requieren,
principalmente, procesamiento del orden serial de la información o de la secuenciación. La apropiada organización
secuencial de la información es una capacidad básica para el aprendizaje escolar (Obrzut y Obrzut, 1982) y la
organización secuencial es característica de la cadena hablada.
Procesamiento simultáneo: el procesamiento simultáneo se asocia con la visión y el tacto, al realizar síntesis de
elementos separados en agrupamientos o “gestalten”. Este tipo de procesamiento implica, con frecuencia,
información espacial, campo en el que el procesamiento fácilmente puede ser holístico, vía visual o táctil. La
memoria visual se hallaría al servicio de procesos simultáneos, tan importantes para retener y reconocer formas y
palabras.
Luria asocia el procesamiento secuencial a zonas frontotemporales y el simultáneo a zonas parietooccipitales. Se
basa, según indican Ramos, Manga y Pérez (1995), en la hipótesis sobre percepción formulada por Sechenov.
Según este investigador en el análisis perceptivo, las sensaciones auditivas se integran en series temporales y
sucesivas (síntesis secuenciales), mientras que en el análisis táctil y el visual en combinaciones espaciales o
simultáneas (síntesis simultáneas). Pensaba que estos dos tipos de procesamiento funcionan tanto para material
verbal como no verbal, en los niveles de memoria, en los procesos intelectuales y a nivel perceptivo.
3. El tercero lo constituye el bloque de programación y control de la actividad. Abarca los sectores corticales
situados por delante de la cisura central (de Rolando), principalmente los lóbulos frontales. Su función principal es
programar, regular y verificar la actividad.
Luria (1983a) indica que los sectores prefrontales juegan un papel decisivo en la formación de propósitos y
programas y en la regulación y control de las formas más complejas de la conducta humana. Este modo de
entender la organización cerebral de las funciones psíquicas superiores en sistemas funcionales, llevó a Luria a
revisar el concepto de “localización”, a la búsqueda de centros cerebrales específicos para los procesos psíquicos
complejos, análogos a los sensoriales y motores encontrados en el siglo XIX, superando, así, el antagonismo entre
los defensores de un localizacionismo estricto y los defensores del holismo, para quienes las funciones superiores
eran el resultado de la actividad cerebral como un todo. Luria señala al respecto: “Los sistemas funcionales
complejos no pueden localizarse en sectores restringidos de la corteza cerebral o en grupos celulares aislados, sino
que deben de distribuirse en sistemas complejos de zonas que actúan conjuntamente, conservando cada una su
papel en la realización de los procesos psíquicos complejos. Estas zonas pueden hallarse en distintos sectores del
cerebro, a veces muy distantes entre sí”. (Luria, 1983b, p. 117). En la figura 1 se pueden ver los bloques
funcionales.
Figura 1
Figura que representa los bloques funcionales superpuestos a las
consideraciones de Campbell sobre la orientación y el devenir temporal
(PeñaCasanova y Barraquer, 1983, p.5)
El concepto de sistema funcional, con la movilidad como característica central, nos ayuda a entender la mayor
gravedad en las consecuencias de lesiones cerebrales en niños que en adultos. En los adultos una lesión en alguna
parte del sistema funcional provocaría la reorganización funcional de los sistemas intactos que asumirían las
funciones llevadas a cabo por el sistema lesionado. Es decir, se llevaría a cabo una sustitución de la función, más
que una restitución de la misma. En caso de lesión en niños el proceso es distinto, puesto que los sistemas
funcionales están desarrollándose, no encontrándose otros alternativos que pudiesen hacerse cargo de las
funciones perdidas (Manga y Ramos, 1991).
Plaisted, Gustavson, Wilkerning y Golden (1983) indican, en la misma línea, que la organización del sistema en el
que se dan muchos componentes, partes y detalles, la proporciona el resultado de la actividad del sistema,
contribuyendo a este resultado todos los componentes. Puesto que el resultado de la actividad es el factor que
organiza el sistema, no puede decirse que éste sea simplemente un compuesto en el que las partes integrantes
interactúan entre sí, sino que un sistema se caracteriza por crear una cooperación o trabajo común, para obtener
un resultado útil. Éste es el factor decisivo que asigna a todos los componentes del sistema las funciones que les
corresponden. Una conducta determinada puede estar sustentada por numerosos sistemas funcionales. Este hecho
tiene un doble efecto: por una parte, cuantos más sistemas funcionales sustenten las conductas afectadas, menos
graves serán los efectos de una lesión cerebral; por otra, se ve afectada la recuperación, al convertirse en guías
activos los sistemas funcionales que se hallaban en estado latente antes del daño cerebral sufrido. Esta es la base
de la recuperación de las funciones que, siguiendo la teoría de los sistemas funcionales, es sustitución y no
restitución. Cuantos más sistemas funcionales se hayan formado, menos serán los efectos del daño cerebral en un
individuo dado. También se debe tener en cuenta que, aún descartando la posibilidad de lesión, el desarrollo de los
sistemas funcionales puede sufrir un retraso madurativo o una desviación (déficit madurativo) con respecto a la
pauta evolutiva normal (Plaisted et al., 1983).
2. Evaluación y rehabilitación neuropsicológicas en salud mental
Dos son los objetivos básicos de la neuropsicología en la salud mental, la
evaluación neuropsicológica y la rehabilitación neuropsicológica.
La evaluación y la rehabilitación neuropsicológicas deben individualizarse y adaptarse a las
necesidades del individuo (nivel de aceptación de su déficit, nivel de iniciativa, capacidad de
autorregulación, naturaleza y gravedad del trastorno, necesidades de la familia y objetivos de la
reeducación).
2.1 Evaluación neuropsicológica
Partimos de la base de que toda evaluación neuropsicológica pretende obtener un perfil de capacidades, en dicho
perfil aparecerán puntos débiles y puntos fuertes según las capacidades deterioradas y las conservadas intactas que
pueden estar influyendo en la salud mental del individuo.
De ello se desprende la necesidad de hacernos la siguiente pregunta: ¿qué razones o fines justifican la necesidad de
efectuar un examen neuropsicológico a una persona a la que se le supone un problema de salud mental?
Las respuestas a este interrogante, es decir, los fines que nos planteamos con una evaluación neuropsicológica, los
podemos observar en la figura 2 y son los siguientes: diagnóstico, neuropsicológico, educativo e investigador.
Figura 2. Fines de la evaluación neuropsicológica
El fin diagnóstico; es el más común, se trata de personas con problemas de salud mental, con daño cerebral o
disfunción neurológica conocida para los que se intenta confirmar un diagnóstico preciso. Se trata de la descripción
de las consecuencias de la disfunción cerebral sobre el funcionamiento cognitivo, trastornos de conducta y
alteraciones emocionales. En este orden de objetivos, en algunos casos el neuropsicólogo persigue la valoración
médicolegal del nivel del deterioro cognitivo y de la salud mental.
El fin neuropsicológico; que consiste en una exploración para detectar alteraciones neurológicas en relación a
trastornos cognitivos o comportamentales que impiden el buen desarrollo de la salud mental del sujeto, en los que
previamente, existen disfunciones cerebrales no comprobadas en exámenes neurológicos habituales.
El fin terapéutico, relativo al interés por conocer el perfil neuropsicológico de cualquier persona con la finalidad de
adecuar los planes y estrategias de intervención (educativa, psicológica y rehabilitadora) a las características propias
de la alteración. Se trata de diseñar el programa de rehabilitación individualizado, con el fin de optimizar la calidad
de vida y la independencia del paciente. En este mismo, sentido también se persigue la finalidad de valorar la
eficacia de los diferentes tratamientos.
El fin investigador; tiene sentido si se intenta relacionar la neuropsicología clínica con la investigación. Existen tres
tipos de evaluación neuropsicológica con fin investigador. El primero se basa en comparar grupos de sujetos entre
sí y desde esa comparación pueden surgir perfiles neuropsicológicos característicos de algunos trastornos
cerebrales. En segundo lugar, están los estudios longitudinales, en los que el examinador deberá repetir la
evaluación posteriormente a la misma población, lo que permitirá comprobar si el pronóstico y el tratamiento han
sido los correctos. El tercer tipo se refiere a los estudios de seguimiento (con carácter investigador y clínico) en los
que la evaluación neuropsicológica se repite pasado un intervalo de tiempo desde la anterior evaluación.
El proceso de evaluación neuropsicológica según Blázquez, González y Paúl (2008) sigue una serie de pasos que se
pueden resumir en los siguientes: revisión de informes previos, entrevista al paciente y familiares, métodos de
valoración, selección de instrumentos de exploración, formulación de hipótesis neuropsicológicas y finalmente,
interpretación de resultados.
Una vez detectada la existencia de un problema, el siguiente paso será el realizar una adecuada evaluación por
parte de un neuropsicólogo experto. La evaluación neuropsicológica es recomendable siempre que se sospeche de
la existencia tanto de alteraciones comportamentales como de las funciones superiores basadas en un daño
cerebral, sea cual fuere su etiología. Así destacaríamos como pacientes que pueden verse afectados por alteraciones
neuropsicológicas aquellos que padezcan o hayan padecido: trastornos del desarrollo o dificultades de aprendizaje,
déficits atencionales, traumatismos craneoencefálicos, infartos, trastornos psiquiátricos, demencia, abuso crónico
de sustancias tóxicas, intoxicación por compuestos químicos, intervenciones de neurocirugía, etc.
En la evaluación neuropsicológica son sistemáticamente exploradas las siguientes funciones superiores:
Funciones atencionales
Funciones comunicativas
Funciones perceptivasvisuales
Funciones visuoconstructivas
Funciones de aprendizaje y memoria
Funciones del pensamiento
Funciones ejecutivas
Funciones afectivasemocionales
2.2 Rehabilitación neuropsicológica
Según Paúl, Bilbao y Ríos (2008), la rehabilitación neuropsicológica es un término que puede aplicarse a cualquier
estrategia de intervención o técnica que tenga como objetivo permitir a los pacientes y a los familiares que viven
con ellos manejar, sobrellevar o reducir los déficits cognitivos que se producen por una lesión cerebral.
Los inicios de la rehabilitación neuropsicológica en salud mental hay que situarlos en la Primera Guerra Mundial, en
concreto, en Alemania, con el aumento de soldados que sobrevivieron a impactos de bala en el cerebro. A partir de
este hecho, han sido muchos los investigadores que han desarrollado la rehabilitación neuropsicológica como
disciplina científica. Destacan entre ellos, los estudios
pioneros de Goldstein, Poppelreuter, Luria, Yishay, Prigatano,
Christensen, Trexler, Malec, Mateer, Ponsford, Wilson y otros
tantos.
Mateer (2005) indica algunas sugerencias que pueden constituir una buena base para la práctica de la
rehabilitación neuropsicológica. Éstas son:
La rehabilitación neuropsicológica debe individualizarse y adaptarse a las necesidades del individuo (nivel de
aceptación de su déficit, nivel de iniciativa, capacidad de autorregulación, naturaleza y gravedad del trastorno,
necesidades de la familia y objetivos de la reeducación).
Es indispensable la colaboración entre paciente, familia y terapeuta.
Se debe incluir como objetivo del tratamiento el cambio funcional en la salud del paciente.
Se debe asumir un modelo ecléctico de tratamiento.
Deben tenerse en cuenta también los componentes emocionales, derivados de la pérdida de eficacia cognitiva
(ansiedad, depresión, frustración), integrándolos en el tratamiento.
La Neuropsicología en la salud mental trata de facilitar la labor diagnóstica a los psiquiatras y
psicólogos clínicos, además pretende minimizar los déficits en diversas funciones cognitivas
producto de las diferentes enfermedades mentales.
Hasta el momento no existen perfiles neuropsicológicos exclusivos para cada enfermedad psiquiátrica, que hagan
más fácil su abordaje rehabilitador, sin embargo, parece que el funcionamiento cognitivo de los trastornos mentales
crónicos, como por ejemplo esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno obsesivo compulsivo, influye en gran
medida en las dificultades que se presentan en su vida cotidiana. Por tanto, será labor del neuropsicólogo ayudar a
los pacientes y a sus familias a entender y a disminuir estas limitaciones con estrategias específicas.
El beneficio más importante que va a obtener el paciente es recibir el tratamiento más adecuado y, en caso de que
exista un déficit neuropsicológico, el especialista podrá diseñar e iniciar el proceso de rehabilitación. El concepto
central de la rehabilitación es el de adaptación funcional, siendo éstas las estrategias que un sujeto lesionado puede
desarrollar para resolver problemas de muy diversa índole. Así podemos hablar de compensación conductual,
estrategias alternativas, estrategias compensatorias, etc. Según K. Goldstein (1983) tres procesos contribuyen a la
recuperación de funciones; la restitución del sustrato lesionado a través de la resolución de ciertos procesos
patológicos (recuperación espontánea), simplificación del entorno del paciente y reaprendizaje usando los sistemas
que permanecen funcionales. Sea cual sea la estrategia que utilicemos en el proceso de rehabilitación, éste produce
efectos muy positivos tanto en el paciente como en su entorno más cercano. En primer lugar, al paciente se le
facilitan una serie de estrategias que le permiten aumentar su rendimiento funcional, lo que produce una notable
mejoría conductual. Por otro lado, también se ve beneficiado su entorno familiar, no sólo por esta mejoría
conductual anteriormente señalada sino porque son capaces de entender mejor a su familiar, lo que facilita
notablemente la convivencia.
3. Neuropsicología de la salud mental en los problemas derivados
de los trastornos del lenguaje
Neurobiología del lenguaje
Neuropscología de las alteraciones del lenguaje con
incidencia en la salud mental
El lenguaje es una de las capacidades neuropsicológicas más complejas en el ser humano. Las
alteraciones del lenguaje y la comunicación afectan de manera muy importante a la salud
mental del sujeto.
3.1 Neurobiología del lenguaje
En las funciones formales del lenguaje los mecanismos más
especializados tienen su asiento neural sobre gran parte de
la corteza perisilviana primaria, secundaria y terciaria del
hemisferio cerebral izquierdo en el 87% de los humanos, sin
tener en cuenta la preferencia manual; en el resto, un 8%
asienta su lenguaje sobre el hemisferio derecho, mientras
que un 5% lo hacen de forma repartida en proporción
similar sobre los dos hemisferios (Narbona, 1997). También
participan el tálamo, los ganglios basales, la corteza
prefrontal, el área motriz suplementaria y la corteza límbica
de ambos hemisferios. A las regiones perisilvianas del
hemisferio derecho conciernen las funciones
suprasegmentarias de prosodia y de adecuación comunicativa. Para el lenguaje escrito se requiere, además, el
funcionamiento de la corteza calcarina y de las áreas adyacentes secundarias de asociación visual.
a. Vías terminales de entrada y salida y áreas corticales primarias
Podemos decir que lenguaje es un proceso cognitivo superior que presenta una gran complejidad desde el punto de
vista anatómico y funcional. No obstante, podemos sintetizar que la cadena de lenguaje consiste en un proceso de
retroalimentación en el que se integran dos componentes básicos que son la codificación y la decodificación de la
señal lingüística, con dos puertas de entrada y salida, respectivamente, cuya función es la de garantizar el cierre
del circuito. El primer paso de la decodificación es la entrada de la señal lingüística y el último paso la salida del
mensaje articulado.
a.1. Entrada. Una vez transformadas por el órgano de Corti las señales acústicas en señales bioeléctricas
(potenciales de acción), son llevadas por los axones de las células del ganglio de Scarpa (VIII nervio craneal) para
establecer sinapsis en el núcleo coclear homolateral, a nivel de la unión bulboprotuberancial.
A partir de aquí, los axones de las neuronas del núcleo coclear constituyen el lemnisco lateral, que asciende por
protuberancia y mesencéfalo hasta el tálamo, con una organización altamente sofisticada (Buser e Imbert, 1987).
Una pequeña parte de estos axones asciende desde el núcleo homolateral, mientras que el contingente principal
(70%) procede del lado opuesto. La vía lemniscal posee estaciones intermedias en el complejo olivar superior
(protuberancia media), en los núcleos del leminisco lateral (protuberancia superior) y en los tubérculos
cuadrigéminos o colículos inferiores (mesencéfalo); estos acúmulos celulares a cada lado del tronco cerebral se
conectan entre sí mediante axones que cruzan la línea media. En el complejo olivar superior existen neuronas
binaurales (que responden a estímulos procedentes de ambos oídos), lo que permite la localización de la fuente
sonora. Las neuronas más periféricas de los colículos inferiores envían conexiones hacia la sustancia reticular
ascendente (alerta auditiva y atención) e intervienen en reacciones motoras de orientación corporal hacia el
sonido. De la parte central de cada colículo inferior surge la proyección hacia el cuerpo geniculado mediano
homolateral y una pequeña porción de axones conecta con el geniculado del lado opuesto.
Desde el cuerpo geniculado medial, la radiación auditiva constituye un denso tracto que, atravesando la región
sublenticular desemboca homolateralmente en la corteza auditiva primaria, constituida por el giro transverso de
Heschl en la cara superior de cada lóbulo temporal, oculto en la profundidad de la cisura silviana. Se han discutido
largamente los límites de la corteza de proyección auditiva, si bien, recientemente, una rigurosa investigación de
los potenciales auditivos corticales de latencia media (N13, P17 y N26), mediante electrodos implantados por
estereotaxia en pacientes epilépticos, concluye que el área auditiva primaria se restringe a la porción posteromedial
de la circunvolución de Heschl.
a.2. Salida. La vía eferente motriz final parte, bilateralmente, de la porción más inferior de la corteza motora
(circunvolución frontal ascendente, opérculo rolándico), constituyendo el haz geniculado que forma parte de la vía
piramidal, cuyos axones corticofugales dan las “órdenes” oportunas a las neuronas de los núcleos de los nervios
craneales VII, IX, X, XI y XII para la motricidad fonoarticulatoria. Pero antes de constituirse esta vía descendente,
es modulada por los circuitos córticoestríotálamocorticales y córticocerebelocorticales (Alexander y Crutcher,
1990) y por las informaciones táctiles y propioceptivas de la boca y de la faringe que se proyectan sobre la corteza
retrorrolándica (circunvolución parietal ascendente).
b. Corteza asociativa secundaria
En la cara superior del lóbulo temporal, la zona cortical comprendida entre el giro de Heschl, por delante, y el
ángulo de reflexión del valle de Silvio, por detrás, constituye, a su vez, el planum temporale; éste y una pequeña
porción de la cara externa de la primera circunvolución temporal constituyen el área de Wernicke, en el hemisferio
izquierdo, para la gran mayoría de sujetos. A este área se atribuye el papel de decodificación de las señales
auditivas llegadas a la corteza primaria adyacente y en particular, las que reúnen los rasgos de fonemas o unidades
mínimas distintas del lenguaje. El área de Wernicke forma parte de la corteza secundaria de asociación específica
auditiva; ésta, en el hemisferio izquierdo, posee mayor anchura y recibe información proveniente del planum
temporale derecho mediante axones interhemisféricos que cruzan en el esplenio del cuerpo calloso. En la zona
correspondiente del hemisferio derecho también ocurre un primer procesamiento de las señales acústicas verbales
elementales, sobre todo los componentes melódicoemocionales (prosodia, música).
En el tercio posterior de la tercera circunvolución frontal izquierda se sitúa el área de Broca, adyacente al área
motora primaria correspondiente a la musculatura orofaringolingual, en la parte más inferior de la circunvolución
frontal ascendente. Se distinguen en el área de Broca dos porciones anatómicas: la pars opercularis (posterior) y la
pars triangularis (anterior). Esta última, forma parte de la corteza terciaria de asociación plurimodal y tiene el
cometido de formular las conductas verbales; en cambio, la porción posterior está constituida por corteza
secundaria de asociación unimodal y, al ser más cercana al área de proyección motora simple, se ocupa de
programar los esquemas gestuales de los órganos fonoarticulatorios donde se genera el material sonoro del habla.
Tanto el área de Wernicke como la de Broca no son sino dos cuellos de botella donde se realizan, respectivamente,
la primera decodificación de las señales auditivoverbales y la última elaboración (formulación y programación
motriz) para la realización fonoarticulatoria de la palabra (Mesulam, 1990). Están conectadas entre sí mediante el
fascículo arqueado subcortical y conectadas con las áreas terciarias de asociación (giro supramarginal, pliegue curvo
y región prefrontal), así como con las estructuras limbicocingulares y con los núcleos grises talamoestriados
mediante circuitos secuenciales y paralelos, como veremos más adelante.
c. Corteza asociativa terciaria
El gran cinturón cortical terciario sustenta capacidades representativas mentales que posibilitan el lenguaje como
actividad simbólica. Está constituido por la corteza prefrontal, la corteza parietal inferior (giro supramarginal y
pliegue curvo) y el giro fusiforme de la corteza inferotemporal.
El giro supramarginal y el pliegue curvo del hemisferio izquierdo realizan las más sofisticadas funciones de análisis
morfosintáctico y semántico de los mensajes verbales. El análisis y la identificación de los rasgos morfosintácticos
parecen operarse predominantemente, en el giro supramarginal, mientras que la función el pliegue curvo sería la
correspondencia significantesignificado, es decir, la función semántica del lenguaje oral y escrito. El pliegue curvo
es también el centro de integración de gnosias táctiles, visuales o auditivas no verbales, como corresponde a su
naturaleza de córtex terciario de asociación plurisensorial; asimismo, es el polo asociativo de las “imágenes
mentales” de los gestos.
El almacén lexical se encuentra ampliamente distribuido por todo el cerebro: Mohr et al. en 1994 han demostrado
que las palabras o los morfemas funcionales (pronombres, preposiciones, adverbios, adjetivos demostrativos
conjugaciones verbales, etc.) son “almacenados”, casi en su totalidad, por el hemisferio izquierdo, mientras que los
lexemas (nombres, verbos, etc.) se “almacenan”, por igual, en la corteza de ambos hemisferios. Ahora bien, para
identificar el significado de los lexemas y de las estructuras sintácticas o para recuperar determinados significantes
que expresen un concepto, el proceso parece tener un “paso obligatorio” por las áreas de asociación terciaria del
hemisferio izquierdo a las que nos estamos refiriendo.
d. Rol de las estructuras mesiales y subcorticales en el lenguaje
Al igual que las demás conductas humanas, el lenguaje está posibilitado por la atención, la memoria de trabajo, la
memoria a largo plazo y la capacidad de control de respuesta. Estas funciones se sustentan en el amplio sistema
neural presidido por la corteza prefrontal que, a su vez, establece conexiones con el sistema límbico, con el
neoestriado, con el núcleo reticular del tálamo, con los colículos y con el sistema reticular del tronco (Stuss y
Benson, 1986; Sato y Jacobs, 1992; GoldmanRakic, 1993).
e. Gradientes de dominancia funcional hemisférica
Desde la primera observación de Broca (1865) se ha reunido una importante
acumulación de evidencias clínicas y experimentales acerca de la existencia de
un gradiente de especialización neurocognitiva entre ambos hemisferios
cerebrales. Siendo claramente simétricas la morfología cerebral y la
representación cortical de los actos sensitivos y motores elementales (corteza
primaria), el asiento cerebral de las funciones cerebrales superiores posee, en
cambio, unos patrones asimétricos.
Se admite que el hemisferio izquierdo desempeña un papel preponderante en los
aspectos formales (fonologíamorfosintaxis) del lenguaje en, al menos, el 87% de
los humanos (Corballis y Morgan, 1978; Coren y Porac, 1980). El hemisferio
derecho, en cambio, manifiesta superioridad jerárquica en la atención, en la
orientación espacial, en la prosodia y en la adecuación contextual del lenguaje
(Ross y Mesulam, 1979; Mesulam, 1981). Se ha postulado también, no sin
críticas, que, en lo que concierne a la inteligencia, el hemisferio izquierdo
presidiría los procesos de pensamiento hipotéticodeductivo, mientras que al
hemisferio derecho corresponderían tareas holísticas e inductivas.
f. Plasticidad cerebral
La plasticidad anatomofuncional es una cualidad común a los organismos vivos y a los aparatos y sistemas que los
componen; permite la adaptación del sujeto a los azares que alteran el programa genético, enriqueciéndolo o, bien,
disminuyendo las consecuencias negativas de eventuales agresiones que podrían truncar transitoriamente las
potencialidades normales.
En el sistema nervioso los factores epigenéticos, sean influencias normales (aprendizaje), o agresiones patógenas,
inducen fenómenos de remodelación a la vez cuantitativa y cualitativa, según la distinta especificidad
anatomofuncional de cada subsistema neural. La plasticidad neural es variable según el tipo de estructura y según
la edad. De acuerdo con lo primero, la variación entre modalidades aferenciales a nivel primario es menos posible
que en los sistemas de asociación secundaria y terciaria; de acuerdo con lo segundo, los procesos de remodelación
del sistema nervioso ocurren preferentemente (aunque no de forma exclusiva) en determinadas edades de la vida,
variables para cada conjunto de estructuras neuronales; de aquí deriva la noción; bastante relativa, de los
“períodos críticos” en neurobiología (Changeux, 1983).
3.2 Neuropsicología de las alteraciones del lenguaje con incidencia
en la salud mental
Existen multitud de alteraciones del lenguaje que pueden estar influyendo en la salud mental de un individuo.
Entre ellas, las que podemos considerar que tienen un carácter neuropsicológico son las afasias y el trastorno
específico del desarrollo del lenguaje (TEDL), que describiremos a continuación.
Afasias
Denominamos afasias a un grupo de patologías cuyo denominador común es la alteración del lenguaje en
cualquiera de sus dimensiones (forma, contenido y uso) y/ó de sus niveles (comprensivo y expresivo), de etiología
orgánica (lesión en el sistema nervioso central). El síndrome debe aparecer cuando ya se había desarrollado el
lenguaje funcional en el sujeto. El diagnóstico excluye los problemas del lenguaje congénito (TEDL), alteraciones
del habla motora o de la articulación (disartria, disglosia y apraxia pura del habla) y trastornos secundarios a
procesos del pensamiento como demencia o esquizofrenia.
Según la topografía de la lesión podemos distinguir entre afasias de tipo fluente (lesiones en el área de Wernicke o
zonas limítrofes) y afasias de tipo no fluente (lesiones en el área de Broca o zonas limítrofes). Si la lesión
compromete tanto a las zonas motoras como a las sensoriales podemos hablar de afasia global y finalmente, si la
lesión compromete al fascículo arqueado, hablaremos de afasia de conducción.
En tabla 1 señalamos las características del lenguaje en cada uno de estos tipos de afasia. Estas alteraciones
lingüísticas y/o neuropsicológicas comprometen en algunos casos la independencia del individuo y tienen una
repercusión muy negativa sobre la salud mental del paciente.
Tabla 1. Características del lenguaje en las afasias más frecuentes
Trastorno específico del desarrollo del lenguaje
Nos referimos a trastornos del desarrollo del lenguaje que se presentan de forma aislada y aparentemente primaria
(ChevrieMuller, 1997).
Se presentan con una serie de síntomas heterogéneos. Esta dispersión semiológica hace que la definición de los
Trastornos Específicos del Desarrollo del Lenguaje (TEDL) se base en diagnósticos por exclusión. TEDL se refiere
(Rapin y Allen, 1983, American Psychiatric Association: DSMIV, ed. Española 1995) a un inicio retrasado o a un
desarrollo enlentecido del lenguaje que no se puedan explicar por:
Déficit sensorial auditivo
Déficit motor
Deficiencia mental
Trastornos psicopatológicos
Privación socioafectiva
Lesiones o disfunciones cerebrales evidentes
Nos vamos a referir a TEDL para definir trastornos y cuadros que se han venido definiendo tradicionalmente como:
Disfasia congénita (Monfort y Juárez, 1997)
Audiomudez o agnosia auditiva (Ajuriaguerra, 1973)
Trastorno especifico del lenguaje (Bishop, 1997)
Afasia del desarrollo (Benton, 1964)
Otros retrasos severos del lenguaje
Para poder llegar al diagnóstico de TEDL debemos realizar las siguientes tareas (ChevrieMuller y Narbona, 1997):
1. Afirmar la realidad del trastorno: Estudiar las tres dimensiones del lenguaje (forma, contenido y uso) y sus dos
niveles (expresivo y comprensivo) estableciendo el perfil psicolingüístico del sujeto. Establecer la gravedad del
cuadro.
2. Comprobar el carácter específico: es decir, realizar el diagnóstico diferencial descrito anteriormente.
La evaluación del lenguaje para determinar la existencia de un TEDL se suele realizar a través de la utilización de
criterios estadísticos (p. ej., las habilidades lingüísticas, evaluadas con test estandarizados, se encuentran por
debajo de 2 desviaciones estándar de la media, según la International Classification of Diseases, ICD10, 1993).
Una alternativa a este criterio estadístico ha sido la definición del TEDL en términos de discapacidad (dificultades
que tienen estos niños para llevar a cabo las rutinas y actividades de la vida diaria o si aquéllas interfieren en el
rendimiento académico o en la comunicación social). El problema de este tipo de acercamiento es que necesita
contar con la opinión de padres y profesores, que si bien es válida con fines clínicos, plantea serias dudas para su
uso en investigación.
En la tabla 2 se reflejan los criterios diagnósticos aportados por Leonard (1998) que actualmente son ampliamente
aceptados tanto por investigadores como por clínicos.
Tabla 2. Criterios diagnósticos de TEDL de Leonard (1998)
Puntuación en los test de lenguaje ≤ 1,25 desviaciones estándar
CI no verbal ≥ 85
Superar las pruebas de audición de acuerdo con los criterios convencionales
No presentar episodios recientes de otitis media serosa
No presentar disfunciones neurológicas como parálisis cerebral o lesiones cerebrales
Ausencia de anomalías estructurales de la cavidad oral
Motricidad oral correcta
4. Neuropsicología de la salud mental en los problemas derivados
de los trastornos de la memoria, la atención y otras funciones
ejecutivas superiores
Memoria
Atención
Funciones
ejecutivas
4.1 Memoria
4.1.1 Definición y procesos de la
4.1.1 Definición y procesos de la
memoria
4.1.2 Tipos de memoria
4.1.3 Bases neuroanatómicas de la
memoria
4.1.4 Trastornos y alteraciones de la
memoria
4.1.1 Definición y procesos de la memoria
Se puede definir la memoria como la capacidad para evocar información previamente aprendida o la habilidad para
recordar experiencias y acontecimientos pasados. En esta capacidad están presentes tres procesos (figura 3):
adquisición, almacenamiento y recuperación.
Los procesos de adquisición son los responsables de la entrada de información. Intervienen los factores perceptivos
y de atención y los fenómenos de registro input.
Los procesos de almacenamiento o retención se refieren a la forma en que se organiza y codifica la información
para poder ser almacenada. Se distinguen, a su vez, dos estructuras de memoria: la memoria a corto plazo y la
memoria a largo plazo.
Los procesos de recuperación engloban posibilidades, mecanismos y condiciones para utilizar la información
adquirida. Incluye los procesos de accesibilidad y disponibilidad de la información, así como los de decodificación y
reconocimiento.
Figura 3. Modelo procesual, procesos de la memoria
4.1.2 Tipos de memoria
A pesar de que la Neuropsicología de la memoria se encuentra muy consolidada, no existe suficiente consenso en
algunas de sus divisiones. Básicamente, podemos establecer dos grandes modalidades de memoria en función del
tiempo transcurrido para su almacenamiento: memoria a corto plazo y memoria a largo plazo (figura 4).
Figura 4. Tipos o modalidades de memoria
I. Memoria a corto plazo (MCP)
Es el proceso de retención inicial de la información durante un breve espacio de tiempo que oscila desde algunas
fracciones de segundo hasta varios minutos, aunque algunos autores sitúan el límite temporal de la memoria a
corto plazo en 30 segundos. El sistema de memoria a corto plazo almacena recuerdos mientras tienen lugar los
cambios fisiológicos necesarios para el almacenamiento a largo plazo, que se produce mediante la reverberación de
la actividad neuronal, hasta que, finalmente, se producen cambios estructurales a largo plazo en las sinapsis que,
posteriormente, facilitan que se produzca la misma pauta de actividad.
Antes de que se pueda realizar un procesamiento perceptivo de la información, es necesario que se produzca una
codificación sensorial de los estímulos que han de ser memorizados, por lo que, dentro de la memoria a corto plazo,
existen varias submodalidades: memoria sensorial, memoria inmediata, memoria de trabajo y memoria primaria.
I.a Memoria sensorial (MS). Es el registro inicial de la información a través de los receptores sensoriales. Los
distintos estímulos auditivos, olfativos, luminosos, táctiles, etc, acceden al cerebro a través de los órganos de los
sentidos. La memoria sensorial se desvanece rápidamente si no participan otros sistemas.
I.b Memoria a corto plazo o inmediata. Es un sistema de retención y almacenamiento con capacidad y
duración de varios segundos. La memoria inmediata permite el archivo sensorial de la información, con una
capacidad limitada que engloba el análisis de la información a nivel sensorial en áreas cerebrales específicas. Se
incluyen en la MCP tareas como la repetición de 68 dígitos, el recuerdo inmediato de un número de teléfono, la
repetición de una frase, el recuerdo de alguna secuencia visual que acabamos de presenciar o la repetición de una
serie rítmica.
El sustrato de la MCP se localiza en los circuitos reverberantes locales que implican neuronas corticales o bucles
córticotalámicos. La circunvolución angular y supramarginal del lóbulo parietal son la base de la MCP, existiendo
una disociación hemisférica, ya que el lóbulo parietal izquierdo es responsable de la MCP de contenido verbal
(recuerdo de dígitos o palabras), mientras que el derecho es responsable del recuerdo inmediato de imágenes.
I.c Memoria de trabajo. En los últimos 30 años nuestra concepción de la memoria a corto plazo se ha ampliado.
Este concepto ya no sólo hace referencia al mantenimiento ‘en la mente’ de información que no se halla en el
ambiente, sino que también hace alusión a la manipulación y transformación de esta información para planificar y
guiar nuestra conducta. La memoria de trabajo o memoria operativa (working memory) se define como un sistema
que mantiene y manipula la información de manera temporal, por lo que interviene en importantes procesos
cognitivos como la comprensión del lenguaje, la lectura, el razonamiento, etc. Sus subcomponentes se pueden ver
en la figura 5.
Figura 5. Subcomponentes de la memoria de trabajo
Este modelo quedó desarrollado inicialmente por Baddeley y Hitch (1974), pero ha sufrido una reformulación en el
año 2000 (Baddeley, 2000) y se ha fragmentado en la actualidad. La memoria de trabajo se descompone en: el
bucle fonológico, la agenda visuoespacial, el ejecutivo central y el buffer episódico (figura 6.5.).
El bucle fonológico es un proceso de control basado en el repaso articulatorio que se puede evidenciar si se colocan
unos sensores en su musculatura orofacial. Este componente actúa como un sistema de almacenamiento
provisional para mantener el habla interna que está implicada en la memoria a corto plazo.
La agenda visuoespacial, opera de forma similar al bucle fonológico, sólo que su cometido se centra en mantener y
manipular imágenes visuales. Este sistema se alimenta de imágenes visuales y se emplea en la creación y
utilización de estas imágenes.
El sistema ejecutivo central (SEC), es un sistema por medio del cual se llevan a cabo tareas cognitivas en las que
interviene la memoria de trabajo, y que realiza operaciones de control y selección de estrategias. En este sentido,
el propio Baddeley reconoce sus dificultades para definir el concepto de SEC y los procesos implicados en éste, por lo
que acude recurrentemente al concepto de sistema atencional supervisor (SAS) de Norman y Shallice (1986) para
intentar operativizar este escurridizo sistema.
Este modelo plantea que el SAS se activa cuando una situación se reconoce como novedosa o no rutinaria, por lo
que se precisa poner en acción procesos ejecutivos de anticipación, selección de objetivos, planificación y
monitorización. En cada uno de estos procesos actuaría la memoria de trabajo y en particular el SAS (recordemos
que el propio Baddeley asume que el SEC se puede explicar por el modelo de SAS de Shallice (1988). Es muy
importante señalar que el SEC o SAS no contiene información, lo que indica lo inapropiado de la denominación de
este sistema con el término de memoria. Por tanto, el SAS trabaja con la información y su cometido fundamental
se centra en seis procesos interrelacionados, pero que pueden diferenciarse como:
– Codificación/mantenimiento de información cuando se saturan los sistemas esclavos (bucle y agenda).
– Mantenimiento/actualización como capacidad del SEC/SAS para actualizar y mantener la información.
– Mantenimiento y manipulación de la información.
– Ejecución dual entendida como la capacidad para trabajar con bucle y agenda simultáneamente.
– Inhibición como capacidad para inhibir estímulos irrelevantes del tipo paradigma “Stroop”.
– Alternancia cognitiva que incluye procesos de mantenimiento, inhibición, y actualización de “sets” o criterios
cognitivos.
La inclusión de un nuevo componente (buffer episódico) procede de nuevos datos que llevan a pensar que la
información fonológica y visual se combina de algún modo, e integra, adicionalmente, la información que proviene
de la memoria a largo plazo. Se trata, en definitiva, de un sistema donde se almacena simultáneamente
información de los dos primeros componentes y de la memoria a largo plazo, de forma que se crea una
representación multimodal y temporal de la situación actual. Este cuarto componente no está localizado en un área
específica del cerebro, sino que se debe a la descarga sincrónica de diferentes grupos de neuronas en una red
ampliamente distribuida y formada por vías redundantes (Prabhakaran, Narayanan, Zhao y Gabrieli, 2000).
I.d Memoria primaria. Se entiende por ésta el contenido de los estímulos que se acaban de presentar a la
conciencia. Esta modalidad de memoria es equivalente a la memoria a corto plazo y englobaría también la memoria
sensorial, además, la memoria primaria podría pasar a convertirse en memoria secundaria si el estímulo se
presenta durante un tiempo más prolongado.
II. Memoria a largo plazo (MLP)
Es la capacidad para retener la información durante periodos más prolongados de tiempo o de manera permanente.
La MLP también se refiere a la capacidad para evocar la información después de un intervalo de tiempo en el que el
sujeto ha centrado su atención en otra tarea. La MLP nos permite codificar, almacenar y recuperar informaciones y
tiene una capacidad teóricamente ilimitada, ya que, a lo largo de la vida, podemos seguir realizando sucesivos
aprendizajes como montar en bicicleta o aprender nuevos idiomas. A continuación, definimos brevemente formas
clásicas de MLP.
II.a Memoria secundaria. Se refiere a los acontecimientos sucedidos hace poco tiempo, por lo que se puede
equiparar a la memoria reciente dentro de la MLP y se localiza en el circuito de Papez.
II.b Memoria terciaria. Es una modalidad de MLP llamada también memoria consolidada; es la memoria de los
hechos sucedidos hace mucho tiempo. Permite recordar acontecimientos autobiográficos o eventos sociales del
pasado. Se localiza fuera del circuito de Papez, en las áreas heteromodales del córtex cerebral.
II.c Memoria anterógrada y retrógrada. La memoria anterógrada es la memoria de los acontecimientos
sucedidos a partir de un determinado hecho y también se define como la capacidad para aprender nuevas
informaciones. La memoria retrógrada, es la capacidad para recuperar información que ha sido previamente
almacenada o aprendida.
II.d Memoria declarativa y no declarativa. Una de las divisiones más frecuentes utilizadas en el marco de la
Neuropsicología es la de memoria declarativa y no declarativa, que hace referencia a la activación de procesos
mnémicos conscientes o inconscientes.
La memoria declarativa o explícita se refiere a las experiencias, hechos o acontecimientos adquiridos a través
del aprendizaje que pueden ser conscientemente recuperados por el sujeto, es decir, se refiere a hechos que son
directamente accesibles a la conciencia. Se relaciona con hechos autobiográficos o con adquisiciones de tipo
cultural, acontecimientos, caras o palabras. Su sede está localizada en las estructuras y conexiones del lóbulo
temporal, siendo habitual que en la amnesia se produzca pérdida en esta modalidad de memoria. Existen tres
modalidades de memoria declarativa: semántica, episódica y autobiográfica.
La memoria semántica es la memoria de los conocimientos generales relacionados con la adquisición de tipo
cultural, como la historia de un país, las capitales de los estados o la tabla de multiplicar.
La memoria episódica se refiere a los hechos que han sucedido. Está asociada a un determinado contexto, ya que
almacena información sobre sucesos o episodios fechados espacial o temporalmente. Este tipo de memoria
responde a las preguntas ¿qué sucedió?, ¿cuándo sucedió’ y ¿dónde sucedió? La memoria episódica permite
recordar acontecimientos de la vida personal, familiar y social.
La memoria autobiográfica es una modalidad de memoria episódica que hace referencia exclusiva a los
acontecimientos que se produjeron a lo largo de la biografía del sujeto, como la fecha o el lugar de nacimiento o el
nombre de sus progenitores.
La memoria no declarativa o implícita es aquella que no puede examinarse de una manera consciente, ni
puede expresarse o medirse mediante un sistema simbólico. La memoria no declarativa es el sistema más
importante de adquisición de información en todas las especies animales, incluida la especie humana y nos permite
la adaptación al medio ambiente mediante automatismos, ya que continuamente estamos registrando información,
aunque no seamos conscientes de ello, que luego utilizaremos también sin darnos cuenta. Existen tres tipos de
memoria implícita: memoria de procedimiento, el efecto “priming” (preparación) y el aprendizaje por
condicionamiento.
La memoria de procedimiento es la memoria del “saber cómo” y se refiere a todas las destrezas aprendidas,
expresándose, únicamente, a través de la ejecución de actividades como nadar, montar en bicicleta, etc. Nos
permite adquirir habilidades perceptivomotoras o cognitivas sin hacer referencia explícita a las experiencias
anteriores. Esta modalidad de memoria precisa un mayor tiempo de práctica que la memoria explicita, pero es más
resistente al olvido y se localiza en los ganglios basales.
El Efecto “priming” (preparación) es una modalidad en la cual un estímulo presentado previamente ejerce un
efecto facilitador en la detección subsecuente de estímulos o en su identificación y se localiza en el córtex
heteromodal.
El aprendizaje por condicionamiento incluye el aprendizaje asociativo (habilidades motoras y respuesta emocional),
realizado mediante condicionamiento clásico o por condicionamiento operante, y el aprendizaje no asociativo,
realizado mediante habituación o sensibilización.
En la tabla 3 podemos observar las diferencias entre la memoria declarativa y la memoria no declarativa.
Tabla 3. Diferencias entre la memoria declarativa y la no declarativa
MEMORIA MEMORIA NO
DECLARATIVA DECLARATIVA
4.1.3 Bases neuroanatómicas de la memoria
Las áreas cerebrales de la memoria según Budson y Price (2005) las encontramos en la figura 6 que se muestra a
continuación.
Figura 6. Áreas cerebrales de la memoria
Los lóbulos temporales y, especialmente, sus caras internas, tienen una gran importancia en los procesos de
archivo del material mnémico. El circuito de Papez es un importante centro integrador situado en la cara medial de
cada lóbulo temporal, a su vez formado por una red en la que participan numerosas estructuras diencefálicas,
límbicas y corticales: hipocampo, circunvolución parahipocámpica, fórnix, cuerpos mamilares, fascículo
mamilotalámico, amígdala, núcleos anteriores del tálamo, circunvolución cingular y circunvolución dentada. Las
lesiones del circuito de Papez producen amnesia, provocan trastornos en la memoria a largo plazo e incapacitan el
aprendizaje, produciendo olvido progresivo, al tiempo que los recuerdos más recientes se pierden. Los recuerdos
antiguos se preservan, puesto que son independientes del circuito de Papez. Mientras que los circuitos
hipocámpicos son responsables de la memoria anterógrada (nuevos aprendizajes), las regiones temporales no
mediales están implicadas en la memoria retrógrada o recuerdo de las informaciones del pasado.
El hipocampo es un centro asociativo integrador supramodal, principal responsable del archivo y consolidación de
todos los recuerdos explícitos, aunque no es responsable del almacenamiento a largo plazo de la información.
Recibe informaciones directas o indirectas de todas las regiones del cerebro, por lo que puede integrar todos los
elementos en una sola experiencia. El hipocampo derecho se especializa más en la codificación de material no
verbal (caras, planos, situación espacial), mientras que el izquierdo codifica el material verbal.
La amígdala desempeña un papel especial en la valoración del significado emocional de las experiencias. Las
lesiones amigdalinas impiden el aprendizaje condicionado de respuestas autonómicas de contenido emocional.
Las áreas prefrontales son responsables de varias modalidades de memoria: de trabajo, contextual, temporal y
prospectiva. También son responsables de la metamemoria, que se define como la “sensación de saber” o habilidad
para saber si nuestra memoria contiene o no una determinada información. Existe disociación hemisférica de la
memoria, ya que el lóbulo frontal izquierdo es más importante en la recuperación de recuerdos semánticos,
mientras que en la memoria episódica es más activo el lóbulo frontal derecho. Las lesiones del lóbulo frontal no
afectan a la capacidad de retención o recuerdo, sino que producen incapacidad para manejar los recuerdos de
manera eficiente.
El lóbulo parietal está implicado en la memoria a corto plazo, existiendo disociación hemisférica, toda vez que el
hemisferio izquierdo es responsable de la memoria verbal a corto plazo y el derecho de la memoria no verbal a corto
plazo. El lóbulo parietal contiene los centros de la memoria espacial y somestésica. La memoria espacial de los
acontecimientos se localiza en la corteza parietal posterior, mientras que los recuerdos somestésicos se localizan en
la corteza somestésica asociativa.
Determinadas estructuras diencefálicas como los tractos mamilotalámicos, cuerpos mamilares o núcleos
dorsolaterales del tálamo forman parte del circuito de Papez, junto con otras estructuras situadas en la zona
interna del lóbulo temporal, por lo que ambas áreas temporales y diencefálicas regulan el mismo tipo de
procesamiento de la memoria, participando en la codificación y consolidación de la información, siendo responsables
de la secuenciación temporal de los recuerdos.
Los ganglios basales son responsables del almacenamiento de recuerdos de las relaciones sistemáticas entre
estímulos y respuestas, asumiendo un importante papel en el aprendizaje de hábitos motores y en el recuerdo de
tareas que se han adquirido mediante múltiples ensayos. También intervienen en la memoria declarativa o
implícita y en la memoria no declarativa o implícita y en la memoria de procedimiento. Su lesión no afecta a la
memoria explícita, pero altera la capacidad de aprendizaje motor.
El cerebelo es responsable de los aprendizajes motores realizados mediante condicionamiento pavloviano, siendo
el almacén de recuerdos de las habilidades sensoriomotoras adquiridas.
En la tabla 4 se puede observar la localización anatómica de las principales modalidades de memoria.
Tabla 4. Localización de las principales modalidades de memoria
MODALIDAD LOCALIZACIÓN EN EL
DE MEMORIA SISTEMA NERVIOSO
Sensorial Explícita
A corto plazo Área supramarginal y giro angular del lóbulo parietal./td>
Operativa Área prefrontal (áreas dorsolaterales y cingulares), en colaboración con el Área de Broca,
(De trabajo) el Área de Wernicke y las áreas parietooccipitales de asociación.
Declarativa Estructuras temporales mediales.
Conexiones del lóbulo temporal.
No declarativa Ganglios basales.
(Implícita) Cerebelo.
Amígdala.
Neocórtex.
Prospectiva Área prefrontal.
Retrógrada Caras externas del lóbulo temporal.
Anterógrada Hipocampo y circuito de Papez.
Priming Lóbulo frontal.
Corteza asociativa.
Semántica Lóbulo frontal izquierdo.
Episódica Lóbulo frontal derecho.
Lóbulo temporal.
Hipocampo.
Corteza entorrinal.
Temporal Lóbulo frontal.
Diencéfalo
4.1.4 Trastornos y alteraciones de la memoria
Todos presentamos a lo largo de nuestra vida algún fallo de memoria, considerándolo como un hecho normal. En
ocasiones, estos fracasos son debidos a falta de atención sobre los acontecimientos, produciéndose como
consecuencia una fijación deficitaria. Otras veces, los fallos pueden ser debidos a fatigabilidad, cansancio en el
momento de evocar el recuerdo o al contenido emocional del material a recordar (aspecto desagradable) fallando el
proceso de recuperación (Perea y Ladera, 2006).
La relación intrínseca entre la atención, la percepción, la esquematización, y la memoria sugieren que el deterioro
en una variedad de procesos cognitivos puede afectar la memoria. Así, la valoración clínica de la memoria en un
niño requiere un amplio perfil de desarrollo que incluye el desarrollo cognitivo, la experiencia personal, la dinámica
familiar y el ambiente escolar.
La amnesia es un trastorno del funcionamiento de la
memoria. Durante el episodio el paciente es incapaz de
conservar o recuperar información almacenada con
anterioridad. La etiología puede ser orgánica o funcional.
El síndrome de Korsakoff se caracteriza por una incapacidad para adquirir nuevos recuerdos, con un cierto
deterioro de la memoria previa al inicio de la enfermedad (amnesia retrógrada). Suele haber fabulaciones
(descripciones falsas de los hechos o circunstancias reales). La lesión suele estar en el hipocampo y estructuras
límbicas, en el núcleo dorsomedial del tálamo. La etiología puede ser diversa, así las causas más frecuentes que
pueden estar en la base de esté síndrome son los infartos talámicos bilaterales, encefalitis por herpes simple,
meningitis tuberculosa, déficit de vitamina B12, tumores del tercer ventrículo o demencias de tipo posterior en las
que se alteran tempranamente los lóbulos temporales.
La amnesia global transitoria es un trastorno que se presenta en la edad mediaavanzada de la vida, en que
aparece una amnesia total para los hechos recientes, con una función normal durante este periodo, es decir, el
paciente puede ir a trabajar y comportarse normalmente o pude aparecer levemente desorientado. Un episodio
puede durar varias horas. La patogenia se desconoce, pero es probable una presunta isquemia vascular
(hipocámpica bilateral). El trastorno parece ser benigno y es infrecuente la recidiva de episodios.
4.2 Atención
4.2.1 Conceptualización de la atención
4.2.2 Modalidades de la atención
4.2.3 Bases neuropsicológicas de la
atención
4.2.4 Trastornos y alteraciones de la
atención
4.2.1 Conceptualización de la atención
Se considera que el punto de partida son las investigaciones que surgieron en torno a la aportación de Wundt. El
estudio de la atención no se limitó al análisis conceptual propio de la tradición filosófica, sino que hizo su aparición
el uso del experimento como instrumento de análisis empírico y de
contrastación de hipótesis. Wundt (1879; citado en Fernández y Tudela,
1992) define la atención como “una actividad mental que regula el grado de
claridad que las sensaciones, imágenes y sentimientos adquieren en el
campo de la conciencia”.
Tras las contribuciones pioneras de Wundt, es William James en 1890 (citado
en Fernández y Tudela, 1992), quien aportó una concepción de la atención
diferente a la de los estructuralistas. Para él, la atención es la toma de
posesión por parte de la mente, de uno entre los muchos simultáneamente
posibles objetos o series de pensamientos. Focalización, concentración y
consciencia constituyen su esencia. La naturaleza de la atención radica en
dos procesos fisiológicos:
a. La acomodación y adaptación de los órganos sensoriales
b. La preparación anticipatoria de los centros ideacionales relacionados
con el objeto al que se presta atención.
Este mismo autor, propuso tres criterios de clasificación binaria de la atención:
i. Por razón del objeto al que se dirige, puede ser sensorial o intelectual.
ii. Por razón del interés que la causa, la atención puede ser inmediata o derivada.
iii. Por razón del modo como es controlada, la atención puede ser pasiva (refleja) o activa (voluntaria).
Fue la psicología soviética de la primera mitad del siglo XX la que concedió relevancia al estudio de la atención,
concebida como una propiedad de la vida psíquica que proporcionaba selectividad y orientación en la conducta
(Fuentes y García, 2008).
Por su parte, con la psicología cognitiva, y a través de la teoría de la información de Shannon (1949; citado en
Fernández y Tudela, 1992) se tomó en consideración la necesidad de estudiar los procesos mentales incluso para
mejorar la predicción de la conducta.
Luria (1986) define la atención como un proceso selectivo de la información necesaria, la consolidación de los
programas de acción elegibles y el mantenimiento de un control permanente sobre el curso de los mismos.
Tudela (1992; citado en Fernández y Tudela, 1992) considera que la atención debe ser considerada como un
mecanismo central de capacidad limitada cuya función primordial es controlar y orientar la actividad consciente del
organismo de acuerdo con un objetivo determinado.
García (1997) considera la atención como un mecanismo implicado directamente en la activación y el
funcionamiento de los procesos y/u operaciones de selección, distribución y mantenimiento de la actividad
psicológica. Según esta autora cuatro son las características más importantes de la atención: la amplitud, la
intensidad, el oscilamiento y las funciones de control.
Esta posibilidad de automodificación se conoce con el nombre de metaatención, y las estrategias destinadas a
conocer y desarrollar mejor estos componentes se denominan estrategias metaatencionales.
Las características más importantes de la atención son: amplitud o ámbito, intensidad, oscilación, y control.
a. Amplitud: existe una evidencia clara de que podemos atender al mismo tiempo a más de una cuestión, a un
proceso de decisión o a una respuesta. El concepto de amplitud de la atención hace referencia a la cantidad
de información que el organismo puede atender al mismo tiempo y al número de tareas que se pueden
realizar simultáneamente.
b. Intensidad o tono atencional se define como la cantidad de atención que se presta a un objeto o tarea, y se
caracteriza por estar relacionada directamente con el nivel de vigilia y alerta de un individuo: cuanto menos
despiertos estemos menor es nuestro tono atencional; y por el contrario, cuando estamos bajo condiciones
de alerta es cuando se intensifica dicho tono. Cuando se producen cambios de intensidad de la atención
tienen lugar las fluctuaciones de la atención, y si se produce un descenso significativo de dichos niveles se
dice que se hay un lapsus de atención. Cuando los cambios de intensidad de la atención son cortos y
transitorios reciben el nombre de cambios fásicos, y cuando son largos y relativamente permanentes se les
denomina cambios tónicos.
c. Oscilamiento: cambia u oscila continuamente bien porque se han de procesar dos o más fuentes de
información, o bien porque se han de llevar a cabo dos tareas y se dirige alternativamente de una a otra.
Este fenómeno se conoce con el nombre de oscilamiento o desplazamiento (shifting) de la atención.
d. Control: en la mayoría de las ocasiones el individuo ha de llevar a cabo tareas que le exigen unas respuestas
determinadas con unos objetivos concretos. Se denomina control atencional (atención controlada) a aquel
en el que la atención se pone en marcha y desarrolla una serie de mecanismos de funcionamiento eficientes
en función de las demandas del ambiente.
4.2.2 Modalidades de la atención
A continuación se recogen de forma resumida, en la tabla 5, las principales modalidades de atención en
Neuropsicología, así como las características más relevantes de cada una de ellas, según Portellano (2005).
Los procesos atencionales se dividen en dos clases: una atención tónica, responsable de la vigilancia y
concentración y una atención selectiva, que se ocupa de la dirección de la atención.
La atención selectiva es la habilidad de dirigir el foco de la vigilancia hacia los aspectos relevantes del espacio
sensorial. La alteración de estos mecanismos determina la conducta de heminegligencia.
Tabla 5. Principales modalidades de atención en Neuropsicología
MODALIDAD
ATENCIONAL CARACTERÍSTICAS
Focaliza Capacidad para dar respuesta de un modo diferenciado a estímulos sensoriales específicos.
Permite el procesamiento de determinados estímulos, mientras se ignoran otros.
No existe consenso sobre su origen: algunos autores sostienen que tiene naturaleza sensorial
que se inicia en las fases iniciales del procesamiento atencional, mientras que otros afirman que
se trata de un proceso perceptivo que realiza una selección entre varios estímulos después de
producirse la recepción sensorial inicial.
Sostenida Capacidad para mantener una respuesta conductual mediante la realización de una actividad
repetida y continuada durante un período de tiempo determinado.
Alternante Capacidad para cambiar de foco de atención desde un estímulo a otro, desplazándolo entre
varias tareas que exigen distinta respuesta cognitiva, pero ejerciendo un control para que la
información se atienda de forma selectiva.
Selectiva Capacidad para mantener una determinada respuesta ante un estímulo a pesar de la presencia
de varios estímulos distractores que de manera simultánea compiten entre sí.
La atención selectiva permite prestar atención a las características del ambiente que son
relevantes para la conducta dirigida a metas, excluyendo otros estímulos.
Dividida Capacidad para responder simultáneamente a diferentes estímulos y tareas o a demandas
diferentes durante la realización de una misma tarea.
Permite la realización de varias tareas atencionales de modo simultáneo, como por ejemplo
hablar con el acompañante, mirar por el espejo retrovisor o controlar los pedales mientras
conducimos.
Excluyente Capacidad para producir una respuesta inhibiendo otras que no son relevantes para el logro de
metas, lo que exige la ignorancia de estímulos irrelevantes para la realización de una tarea.
Un ejemplo de atención excluyente es la realización de tareas de inhibición tipo Stroop,
consistentes en no leer el nombre de la palabra sino decir el color con el que está escrita.
Siguiendo a García (1997) existen diversos criterios para clasificar los diferentes tipos de atención existentes
(Figura 7).
Figura 7. Criterios de clasificación de los mecanismos implicados en la memoria
Actualmente se concibe a la atención como una de las funciones ejecutivas superiores que está presente en el
control de las demás funciones ejecutivas. En este sentido la atención estaría involucrada en todos los procesos de
aprendizaje.
4.2.3 Bases neuropsicológicas de la atención
A pesar de que la atención es una función bilateralizada, cada hemisferio está funcionalmente especializado
(Estévez, García & Junqué, 1997). Así, el hemisferio izquierdo ejerce un control unilateral, y el hemisferio derecho
un control bilateral, además de regular el sistema de ‘arousal’ y mantener el estado de alerta (Posner & Driver,
1992; citado en Estévez et al., 1997). No obstante, el hemisferio derecho a través de vías noradrenérgicas se
hallaría mejor capacitado para regular la atención selectiva (Cooley & Morris, 1990; citado en Estévez et al., 1997).
La base neurofisiológica de la atención es una amplia red neuronal entrelazada de estructuras subcorticales y
corticales. El colículo superior, el pulvinar (tálamo), el núcleo caudado (neoestriado) y la pars reticularis de la
sustancia negra constituyen las principales estructuras subcorticales relacionadas con la atención. Las conexiones
del caudado a la sustancia negra, de ésta al colículo superior y de éste al tálamo conforman el circuito básico
subcortical de la atención (Tabla 6).
Tabla 6. Neuroanatomía de la atención visual
Principales estructuras corticales y subcorticales implicadas según la parcelación y
morfometría sistematizada por Rademacher et al. (1992)
Estructuras subcorticales Estructuras corticales
Colículo superior Córtex occipital
Área V1 o estriada o área 17
Áreas V2 (área 18)+V3+V4 (giro fusiforme) +PO o
áreas 18+19
Tálamo Córtex temporal
Pulvinar Córtex temporal superior o área 22
Surco temporal superior
Córtex temporal medio
Córtex temporal inferior
Ganglios basales Córtex parietal posterior (posterosuperior)
Neoestriado Caudado Surco intraparietal
Área intraparietal lateral o rama lateral del surco
intraparietal
Sustancia negra. Pars reticular Giro parietal inferior (área 39)
Área 7
Córtex frontal
Campos oculares frontales
Área motora suplementaria
(área 6 medial)
Córtex prefrontal dorsolateral
Córtex orbitofrontal lateral
Córtex cingulado o frontal medial
Anterior (áreas 33 y 24)
Posterior (áreas 23,16, 29, 30, 31)
Fuente: Estévez et al. (1997)
Las principales estructuras corticales involucradas en la atención visual incluyen las áreas visuales occipitales y
visuales temporales, el córtex parietal posterior, los campos oculofrontales, el córtex prefrontal lateral y el córtex
cingulado. Sus principales interconexiones se sintetizan en tres circuitos: uno inferior u occipitotemporal; un
segundo circuito superior u occipitoparietofrontal; y un tercer circuito que corresponde a las interconexiones del
córtex parietal posterior, el córtex prefrontal dorsolateral y el cíngulo (Estévez et al., 1997). En la Figura 8 se
pueden visualizar las principales áreas cerebrales relacionadas con la atención.
Tejero (1999; citado en Munar, Roselló & Sánchez, 1999) señala que para el estudio de las estructuras anatómicas
del sistema nervioso que posibilitan la atención se utilizan dos técnicas, en el caso de las personas se obtienen
imágenes de las áreas nerviosas activadas a través de resonancia magnética funcional o tomografía por emisión de
positrones; en el caso de animales, se utiliza también el registro mediante electrodos.
Los datos recogidos indican que existen áreas del sistema nervioso central implicadas en las funciones atencionales
(Posner & Petersen, 1990; citado en Tejero, 1999). Por un lado, se encontrarían el lóbulo parietal posterior, el
colículo superior y el núcleo pulvinar, que forman una red posterior de áreas cerebrales que permiten la capacidad
de orientar la atención de una posición a otra del campo visual. El lóbulo parietal posterior se encargaría del
desenganche de la atención respecto a la posición inicial; el colículo superior permitiría el desplazamiento de la
atención de la posición inicial hacia la nueva posición; y el núcleo pulvinar se encargaría de la focalización de la
atención sobre la nueva posición.
Por otro lado, las zonas anteriores y alrededor del giro cingular formarían la red anterior relacionada con la
detección de estímulos y con el control de atencional de las acciones.
Existen datos que confirman la existencia de una tercera red, la red de vigilancia, en la que interviene
especialmente el lóbulo frontal derecho que garantiza el mantenimiento del estado de alerta por la implicación de
vías noradrenérgicas originadas a nivel del locus coeruleus, en el tronco encefálico.
Figura 8. Áreas cerebrales relacionadas con la atención
Existe predominio funcional del hemisferio derecho en el control de la atención que guarda estrecha relación con la
mayor importancia que tiene el lóbulo parietal derecho en los procesos atencionales. Numerosas evidencias
confirman esta asimetría parietal derecha (Junqué y Barroso, 1994). El modelo de Mesulam permite explicar el
mayor deterioro atencional que sufren los pacientes con lesiones del lóbulo frontal derecho, comparativamente con
los lesionados parietales izquierdos, toda vez que las redes atencionales que controla el hemisferio derecho
gestionan el hipocampo atencional izquierdo y el derecho, mientras que el hemisferio izquierdo sólo controla los
procesos atencionales del hemicampo derecho. Las redes atencionales e intencionales se activan, solamente, en el
hemisferio izquierdo por las informaciones que provienen del hemiespacio derecho, mientras que las mismas redes
del hemisferio derecho se activan independientemente de cuál sea la procedencia del estímulo.
4.2.4 Trastornos y alteraciones de la atención
Los trastornos de la atención voluntaria se manifiestan porque el sujeto
se ve atraído fácilmente por cualquier estímulo accesorio y resulta
imposible centrar su atención. Estos trastornos pueden tener un origen
orgánico (lesiones en el cerebro) y ser permanentes, pero también
pueden ser transitorios, debidos a estados del sistema nervioso que
resultan del agotamiento e intensas emociones. Los trastornos de la
atención se pueden resumir en los siguientes:
1. En función del grado de alerta y la atención focalizada: desde la nula
respuesta atencional hasta la normalidad, encontramos el siguiente
espectro: comasomnolenciadesorientaciónbaja respuesta a la
estimulaciónausencia de reflejosestado de respuesta normal.
2. Con respecto a las variables vigilancia y atención sostenida, nos
encontramos los pacientes que suelen realizar bien las tareas con
presentación de estímulos lenta y baja frecuencia (vigilancia), pero
muestran dificultades en estimulación continuada.
3. Con respecto a la atención selectiva, nos podemos encontrar
pacientes cuya atención solamente puede ser guiada por la estimulación
externa o de conductas rígidas.
4. También se encuentran pacientes con atención alternante y/o dividida.
Según lo anterior las patologías mejor clasificadas y estudiadas son las siguientes:
Heminegligencia
Es la dificultad para orientarse, actuar o responder a estímulos o acciones que ocurren en el lado contralateral a la
lesión hemisférica y la misma no es debida a trastornos elementales sensoriales o motores. De acuerdo con los
diferentes aspectos involucrados en la atención selectiva en la conducta de negligencia pueden describirse los
siguientes síndromes:
Negligencia atencional o negligencia sensorial: heminegligencia o heminatención sensorial; extinción sensorial;
negligencia espacial; negligencia personal
Negligencia intencional o negligencia motora: hemiacinesia; extinción motora; impersistencia
Negligencia afectiva
Negligencia representacional
Trastorno por Déficit de Atención
Se piensa que el déficit de atención es el principal signo del trastorno de atención. El Déficit de Atención (TDA) se
define como un trastorno que afecta al mantenimiento sostenido de la atención durante un periodo ajustado a su
edad. Actualmente se están describiendo casos de TDA tanto en la infancia, en la adolescencia o en la edad adulta.
Dicho trastorno se caracteriza por tres grupos de síntomas fundamentales: déficit en atención, comportamiento
perturbador o hiperactivo y personalidad impulsiva.
Hoy en día, cuando hablamos de Trastorno de Déficit de Atención (TDA), nos referimos a una diferencia leve pero
demostrable en el funcionamiento cerebral normal que hace que un individuo con un cociente intelectual normal (o
incluso con cociente superior a lo normal) rinda poco en los estudios (y en el caso de los alumnos hiperactivos
tenga un comportamiento no deseable).
Según el DSM5, (Diagnostical and Statistical Manual of Mental Disorders – 5ª edic. de la American Psychological
Association) podemos hablar de tres tipos de TDA: “Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
presentación combinada, presentación predominante con falta de atención y presentación predominante
hiperactiva/impulsivo” (TDAH).
Las dificultades para mantener la atención y la impulsividad pueden impedir la adquisición de conceptos, el
aprendizaje de estrategias, y la motivación. Además, en los casos en los que va asociada hiperactividad (TDAH) al
cuadro se añade un trastorno de autocontrol tanto de la actividad como de la impulsividad.
Excesiva atención
La hipervigilancia y una elevada atención ocurren en situaciones que involucran un miedo focalizado (mirando una
película de horror), los terrores nocturnos, las condiciones paranoicas (raro en la niñez), y algunos estados de
esquizofrenia aguda. La excesiva atención puede asociarse a las ilusiones perceptoras; por ejemplo, el niño ansioso
o fóbico que confunde un crujido nocturno con el acercamiento de un intruso.
4.3 Funciones ejecutivas
4.3.1 Conceptos de funciones ejecutivas
4.3.2 Patologías en las funciones
ejecutivas
4.3.1 Concepto de funciones ejecutivas
Según Shallice (1982), las funciones ejecutivas se han definido como los procesos que asocian ideas, movimientos
y acciones simples y los orientan a la resolución de conductas complejas. Luria (1988) fue el primer autor que, sin
nombrar el término, conceptualizo las alteraciones en las funciones ejecutivas como una serie de trastornos en la
iniciativa, en la motivación, en la formulación de metas y planes de acción y en la automonitorización de la
conducta asociada a lesiones frontales. El termino funciones ejecutivas se debe a Muriel Lezak (1987), quien las
define como capacidades mentales esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz, creativa y aceptada
socialmente. A su vez, Sholberg y Mateer (1989) consideraban que las funciones ejecutivas abarcan una serie de
procesos cognitivos, entre los que destacan la anticipación, elección de objetivos, planificación, selección de la
conducta, autorregulación, automonitorización y uso de feedback. El objetivo de las funciones ejecutivas es facilitar
la adaptación a situaciones nuevas (Flores y OstroskySolís, 2008). Debido a que en la mayoría de las situaciones
de la vida es necesario hacer adaptaciones conductuales, también permiten la creación de patrones nuevos de
procesamiento cuando no existen esquemas que puedan enfrentar la situación (Burgess, 2000). Aunque se ha
estudiado e identificado un número importante de ellas, no existe una función ejecutiva unitaria, existen diferentes
procesos que convergen en un concepto general de funciones ejecutivas (FernándezDuque et al., 2000). Entre
todas las descritas destacan: la planeación, el control conductual, la flexibilidad mental, la memoria de trabajo y la
fluidez. Recientemente se ha hecho énfasis en capacidades psicológicas no incluidas dentro del concepto de
funciones ejecutivas, sino capacidades de mayor jerarquía cognitiva, como la metacognición, la mentalización y la
cognición social (Flores y OstroskySolís, 2008).
Según Tirapu y Luna (2008) desde el punto de vista neuroanatómico (Figura 9), se han descrito diferentes
circuitos funcionales dentro del córtex prefrontal que estarían implicados en las funciones ejecutivas. Por un lado, el
circuito dorsolateral se relaciona más con actividades puramente cognitivas, como la memoria de trabajo, la
atención selectiva, la formación de conceptos o la flexibilidad cognitiva. Por otro lado, el circuito ventromedial se
asocia con el procesamiento de señales emocionales que guían nuestra toma de decisiones hacia objetivos basados
en el juicio social y ético. El córtex prefrontal, pues, debe considerarse como un área de asociación heteromodal
interconectada con una red distribuida de regiones corticales y subcorticales.
Figura 9. Circuitos funcionales de la corteza prefrontal
(Según Tirapu y Luna, 2008)
Desde una perspectiva evolutiva, podemos afirmar siguiendo a Tirapu y Luna (2008) que:
Las funciones ejecutivas comienzan a emerger el primer año de vida.
Las funciones ejecutivas se desarrollan en un amplio rango de edades, con importante pico entre los 2 y los
5 años y a partir de los 12 años.
Las alteraciones en el funcionamiento ejecutivo puede ocurrir en distintas situaciones y etapas, y estas
alteraciones parecen hallarse en consonancia con las exigencias de las tareas.
Las funciones ejecutivas pueden ser abordadas desde una perspectiva meramente cognitiva relacionada con
la corteza frontal dorsolateral, y desde otra perspectiva emocional o cálida dependiente de la corteza
orbitrofrontal.
Las dificultades en las funciones ejecutivas constituyen una alteración común a diferentes perturbaciones.
Diferentes alteraciones del desarrollo cognitivo pueden explicarse por la afectación de estas funciones.
Las funciones ejecutivas pueden ser definidas como procesos que asocian ideas, movimientos y
acciones simples y los orientan a la resolución de conductas complejas. Las alteraciones en las
funciones ejecutivas producen una serie de trastornos en la iniciativa, en la motivación, en la
formulación de metas y planes de acción y en la automonitorización de la conducta, asociada a
lesiones frontales.
4.3.2 Patologías en las funciones ejecutivas
Las alteraciones en las funciones ejecutivas se han considerado específicas de patología del lóbulo frontal. Las
principales manifestaciones clínicas resultantes de daño de los distintos circuitos frontosubcorticales (“Síndromes
PreFrontales”) han permitido identificar tres síndromes principales: Síndrome Dorsolateral o Disejecutivo,
Síndrome orbitofrontal (cambio de personalidad) y Síndrome mesial frontal (apatía y mutismo) (Franco y Sousa,
2011).
El síndrome disejecutivo se manifiesta con dificultades para centrarse en la tarea y finalizarla sin un control
ambiental externo (Baddeley y Wilson, 1988), junto con dificultades en el establecimiento de nuevos repertorios
conductuales, y una falta de habilidad para utilizar estrategias operativas. También se presentan limitaciones en la
productividad y creatividad, con falta de flexibilidad cognitiva. La conducta de los sujetos afectados por alteraciones
en el funcionamiento ejecutivo se manifiesta por una incapacidad para la abstracción de ideas relacionada con
dificultades para anticipar las consecuencias de su
comportamiento, lo que provoca una mayor impulsividad o
incapacidad para posponer una respuesta. En este síndrome
también se presentan problemas en la memoria de trabajo,
en la memoria en general, en la programación motora, en la
fluidez verbal y no verbal, en el comportamiento, en la
ordenación temporal de acontecimientos.
Ejercicios de autoevaluación
1. Señalar cuál no es una neurociencia de orientación conductual:
a) Psicobiología
b) Neuropsicología
c) Psicología
d) Neurofarmacología
2. Señalar al que se considera como “el padre” de la neuropsicología moderna:
a) Sechenov
b) Wunt
c) Luria
d) Watson
3. Una evaluación neuropsicológica puede tener los siguientes fines: diagnóstico,
neuropsicológico, investigador y…
a) educativo
b) divulgativo
c) económico
d) ninguna de las anteriores
4. Señalar la proposición falsa respecto a la rehabilitación neuropsicológica:
a) Es indispensable la colaboración entre paciente, familia y terapeuta
b) Se debe incluir como objetivo del tratamiento el cambio funcional en la salud del paciente
c) Se debe asumir un modelo único de tratamiento
d) Deben tenerse en cuenta los componentes emocionales, derivados de la pérdida de eficacia cognitiva
(ansiedad, depresión, frustración), integrándolos en el tratamiento
5. Qué tipo de afasia reúne habla espontánea no fluente, dificultades en la nominación,
comprensión solo ligeramente deteriorada, repetición deteriorada y lectura a veces deteriorada
o deteriorada:
a) Afasia tipo Wernicke
b) Afasia tipo Broca
c) Afasia de conducción
d) Afasia global
6. Señalar la patología que tiene un carácter primario y, por lo tanto, no se evidencia una lesión
en el sistema nervioso central:
a) Afasia
b) Disartria
c) Disglosia
d) TEDL (Trastorno específico del desarrollo del lenguaje)
7. Señalar las áreas cerebrales que estarían implicadas en la regulación de las funciones
ejecutivas:
a) Circuitos funcionales dentro del córtex prefrontal
b) Circuitos funcionales dentro del córtex temporal
c) Circuitos funcionales dentro del córtex parietal
d) Circuitos funcionales dentro del córtex occipital
8. Señalar la proposición falsa respecto al Síndrome de Korsakoff:
a) Incapacidad para adquirir nuevos conocimientos
b) La lesión suele estar en el hipocampo y estructuras límbicas
c) No suelen aparecer fabulaciones
d) a y b son verdaderas
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Anexos
Resumen
Bibliografía
Resumen
En este módulo hemos estudiado en primer lugar el concepto de
neuropsicología y la relación de ésta con la salud mental. Hemos visto las
características de la neuropsicología y su ubicación en el campo de las
neurociencias. Se ha presentado también el funcionamiento de los
bloques funcionales del cerebro por la repercusión que estos establecen
sobre la salud mental del individuo. A continuación, en el apartado sobre
Evaluación y rehabilitación neuropsicológicas en salud mental se han
descrito de manera general las técnicas de evaluación y tratamiento en
neuropsicología.
En sucesivos apartados se ha descrito la neurobiología del lenguaje y la
neuropsicología de las alteraciones del lenguaje con mayor incidencia en
la salud mental, así como la neuropsicología de la salud mental en los
problemas derivados de los trastornos de la memoria, la atención y otras
funciones ejecutivas superiores. Se han descrito asimismo los diferentes
tipos de memoria, atención y funciones ejecutivas superiores así como la
neurobiología de las mismas. Al final de cada apartado hemos visto las
patologías de cada una de estas variables neuropsicológicas con mayor
repercusión en la salud mental.
Entre las alteraciones del lenguaje que pueden influir en la salud metal, hemos estudiado las que podemos
considerar que tienen un carácter neuropsicológico: las afasias y el trastorno específico del desarrollo del lenguaje
(TEDL). Hemos visto también que la relación intrínseca entre la atención, la percepción, la esquematización, y la
memoria sugieren que el deterioro en una variedad de procesos cognitivos puede afectar la memoria. Nos hemos
detenido asimismo en los trastornos de la atención, que pueden tener un origen orgánico (lesiones en el cerebro) y
ser permanentes, pero también pueden ser transitorios, debidos a estados del sistema nervioso que resultan del
agotamiento e intensas emociones. Finalmente, hemos visto las alteraciones en las funciones ejecutivas,
consideradas específicas de patología del lóbulo frontal, y cómo las principales manifestaciones clínicas resultantes
de daño de los distintos circuitos frontosubcorticales han permitido identificar tres síndromes principales:
Dorsolateral o Disejecutivo, Síndrome órbitofrontal (cambio de personalidad) y Síndrome mesial frontal (apatía y
mutismo).
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