Resena Historica La Paz 1,1
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Sucesos Posteriores.
Poco después llegaron las fuerzas de Goyeneche qué obligaron a los Patriotas a replegarse
a los Yungas donde entre octubre y noviembre fueron derrotados en los combates de
lrupana y Chicaloma.
Los primeros días de díciembre Murillo fue apresado en Zongo. luego fueron Cayendo los
restantes cabecillas otros como Castro y Lanza ya habían sido ajustiçiados. Como
Goyeneche había sido acusadó de cario-tino, extremó su crueldad con los patríotas para
lavar estás sospechas. Algunos patriotas fuéron condenados a prisión perpetúa en las
Malvinas y las Filipinas previa confiscación de sus bienes.
Antes de morjr, Murillo pronunció lo que había de ser una verdadera profecia:
“Compatriotas, yo muero, pero la tea que dejo encendida ya nadie la podrá apagar"
Plaza Murillo con la Fuente original en el centro Siglo XIX
De ahí que me resulta difícil hallar un maestro carente de principios y altos valores
morales y éticos que, a modo de atributos, engalanan su actuación cotidiana
guiada con responsabilidad y compromiso profesional, cumpliendo honrosamente
ese ilustre “ministerio de enseñar” que le ha sido otorgado por una comunidad
académica.
Estos ideales son perfectamente resumidos por el filósofo y médico inglés John
Locke (1632-1704), quien tácitamente afirmara que el «trabajo del maestro no
consiste tanto en enseñar todo lo aprendible, como en producir en el alumno amor
y estima por el conocimiento».
Los maestros representan esa genuina reserva moral y ética, puesta a prueba
continuamente en su diario vivir, dado que su labor y actuación no terminan en el
aula, pues también queda registrada y efectivizada fuera de ella. Más aún, si
tomamos en cuenta que la educación es un hecho y una práctica social que debe
ser comprendida en un marco contextual complejo que, al ser histórico, político y
económico, no la restringe a un lugar o escenario cristalizado de un espacio físico
(el aula); pues abarca un conjunto de relaciones de poder, de concepciones
ideológicas confrontadas; de procesos y transformaciones profundas que emergen
a raíz de la dinámica sociocultural histórica.
En su único artículo, esta ley indica que se le debe rendir honores a la madre
en todos los colegios e instituciones educativas, al igual que visitar los
monumentos conmemorativos.
SENTIMIENTO DE ADHESIÓN
La Ley del 8 de noviembre de 1927 también indica que "las asociaciones de
beneficencia y protección a los huérfanos podrán adherirse a esta fiesta y
organizar festividades tendientes a resaltar la virtud del sentimiento
materno".
Historia
Chuquisaca fue fundada por el español Pedro de Anzures en 1540, con el
nombre de "La Plata".
CREACIÓN
Datos
Creación: Chuquisaca fue creada por Decreto Supremo el 23 de enero de
1826, durante la presidencia de Antonio José de Sucre.
Bandera
La bandera de Chuquisaca es de color blanco y en el centro lleva una cruz
roja que simboliza al cristianismo, una religión
Plato típico
De entre todos los platos típicos que ostenta la Capital de Bolivia, resalta el
chorizo chuquisaqueño.
Se trata de embutidos de cerdo que son fritos y luego servidos con mote
blanco o con pan sopado en manteca. Además se lo acompaña con
ensalada de lechuga, cebolla, tomate y zanahoria cocida.
Traje
Por su parte, las mujeres usan un sombrero, pollera, aguayo y blusa; todas
las prendas tienen detalles bordados.
Tanto la mujer como el hombre visten sus trajes con abarcas de plataforma.
Himno a chuquisaca
Letra: Ricardo Mujía
Entre los años 1538 y 1540, el capitán Pedro Anzúrez, por mandato del Marqués
Don Francisco Pizarro fundó la noble Villa de La Plata, cuyo nombre fue cambiado
por Charcas durante el Virreinato de Buenos Aires, luego fue sustituido por
Chuquisaca y durante la época republicana su capital se denominó Sucre, en
honor al Mariscal de Ayacucho, Don Antonio José de Sucre.
Apresado Jaime de Zudáñez por orden del presidente Pizarro como presunto
conspirador, cuando lo llevaban preso a las 5 de la tarde del 25 de mayo de 1809,
gritaba: “!Pátrianos me llevan a ejecutar!”; ante ello, sus amigos tocaron las
campanas, reuniéndose un tumulto que pedía su libertad y que luego atacó la
casa del presidente de la Audiencia; así comenzó la revolución. Entre los
revolucionarios podemos citar a Juan Antonio Alvares de Arenales, Jaime de
Zudáñez, José Bernardo Monteagudo, José Joaquín de Lemoine, José Mariano
Serrano, el “Quitacapas” y el “Tata Polanco”.