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Analisis Del Principe

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UNIVERSIDAD SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE PETEN

LICENCIATURA EN CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES

ABOGADO Y NOTARIO

CURSO: DERECHO PROCESAL CIVIL II

LICENCIADA: ANA MARGARITA

TEMA

ANALISIS DEL LIBRO DE EL PRINCIPE DE MAQUIAVELO

DE NICOLAS MAQUIAVELO.

KATERINNE MISHEL RIVAS GALDAMEZ

201645362

SANAT ELENE, FLORES PETEN 2021.


ANÁLISIS DE “EL PRÍNCIPE” ESCRITO POR NICOLÁS MAQUIAVELO

Él decía que el amor entre las personas es el sentimiento más pobre ósea le

dan muy poco valor y a una persona amable y bondadosa es más fácil que la

pisoteen antes que a una persona mala que le temen, Maquiavelo es un

hombre que amaba su patria más que su propia alma por decirlo así.

Capítulo I

DE LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y LA FORMA EN QUE SE


ADQUIEREN:

Los principados son, o hereditarios, cuando una misma familia a reinado en ellos
largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo, o son como miembros
agregados al estado hereditario del príncipe que los adquiere, los así adquiridos
se adquieren por las amas o por las ajenas, por la suerte o por la virtud

Capítulo II

DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS:

Es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que


uno nuevo, ya que basta con no alterar el orden establecido por los príncipes
anteriores, y contemporizar después con los cambios que pueden producirse.

Capítulo III

DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS:

Los estados que al adquirirse se agregan a uno más antiguo o son de la misma
provincia, es muy fácil conservarlos, sobre todo cuando no están acostumbrados a

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vivir libres, y para afianzarse en el poder, basta con haber borrado de la línea del
príncipe que los gobernaba porque siempre que se respeten sus costumbres y las
ventajas de que gozaban permanecen sosegados.

Sólo con muchísima dificultad podrá perderlo.

Las colonias no cuestan, y son más fieles y entrañan menos peligro; y que los
damnificados no pueden causar molestias, porque son pobres y están aislados.

El príncipe que anexe una provincia de costumbres, lengua y organización


distintas a las de la suya, debe también convertirse en paladín y defensor,
ingeniarse para debilitar a los de mayor poderío y cuidarse de que, Bajo ningún
pretexto, entre en su estado un extranjero tan poderoso como él.

Capitulo IV

POR QUE EL REINO DE DARÍO OCUPADO POR ALEJANDRO NO SE


SUBLEVÓ CONTRA LOS SUCESORES DE ÉSTE DESPUÉS DE SU MUERTE:

Todos los principados de que se guarda memoria han sido gobernados de dos
modos distintos: o por un príncipe que elige de entre sus siervos, que lo son todos
los ministros que lo ayudaran a gobernar, o por un príncipe asistido por nobles,
que no, a la gracia del señor, sino a la antigüedad de su linaje, deben la posición
que ocupan. Estos nobles tienen Estados y súbditos propios, que los reconocen
por señores y les tienen natural afección. Mientras que, en los Estados
gobernados el príncipe goza de mayor autoridad; por que en toda la provincia no
se reconoce soberano sino a él, y si se le obedece a otro, a quien además no se le
tiene particular amor, sólo se lo hace por tratarse de un ministro y magistrado del
príncipe.

Capítulo V

DE QUE MODO HAY QUE GOBERNAR LAS CIUDADES O PRINCIPADOS QUE


ANTES DE SER OCUPADOS, SE REGIAN POR SUS PROPIAS LEYES:

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Hay tres modos de conservar un Estado que, antes de ser adquiridos, estaba
acostumbrado a regirse por sus propias leyes y a vivir en libertad: primero
destruirlo; depuse radicarse en él; por último, dejarlo regir por sus leyes, obligando
a pagar un tributo y establecer un gobierno compuesto por un corto número de
personas, para que se encargue de velar por la conquista. Como ese gobierno
sabe que nada puede sin la amistad y poder del príncipe, no ha de reparar con
medios para conservarle el estado. Porque nada hay mejor para conservar -si se
la quiere conservar- una ciudad acostumbrada a vivir libre que hacerla gobernar
por sus mismos ciudadanos.

En verdad el único medio seguro de dominar una ciudad acostumbrada a vivir a


vivir libre es destruirla. Quien se haga dueño de una ciudad así y no la aplaste,
espere a ser aplastado por ella.

Capítulo VI

DE LOS PRINCIPADOS NUVOS QUE SE ADQUIEREN CON LAS ARMAS


PROPIAS Y EL TALENTO PERSONAL:

Estos adquieren el principado con dificultades, pero lo conservan sin sobresaltos,


las dificultades nacen en parte de las nuevas leyes y costumbres que se ven
obligados a implantar para fundar el estado y proveer de seguridad.

Si se quiere analizar bien esta parte, es preciso ver si estos innovadores lo son por
sí mismos, o si dependen de otros: es decir, si necesitan recurrir a la súplica para
realizar su obra, o si pueden imponerla por la fuerza.

Hay que reconocer que estos revolucionarios tropiezan con grandes dificultades,
que todos los peligros surgen en su camino y que sólo con gran valor pueden
superarlos; pero vencidos los obstáculos, y una vez que han hecho desaparecer a
los que tenían envidia de sus virtudes, viven poderosos, seguros, honrados y
felices.

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Hay que agregar otro de menor jerarquía el que de simple ciudadano llegó a ser
príncipe sin tener otra deuda con el azar que la ocasión; y solo fue por los méritos
que hizo para que lo eligieran príncipe.

Capítulo VII

DE LOS PRICIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN CON ARMAS Y


FORNTUNA DE OTROS:

No es posible conducirse de otro modo cuando se tiene tanto valor y tanta


ambición

El príncipe nuevo que crea necesario defenderse de enemigos, conquistar amigos,


vencer por la fuerza o por el fraude, hacerse amar o temer de los habitantes,
respetar y obedecer por los soldados, matar a los k puedan perjudicarlo,
reemplazar con nuevas leyes antiguas, ser severo y amable, magnánimo y liberar,
disolver la milicias infieles, crear nuevas, conservar la amistad de reyes y príncipes
de buen grado o lo ataquen con recelos; el que juzgue indispensable hacer todo
esto.

Capítulo VIII

DE LOS PRINCIPADOS QUE LLEGARON AL PRINCIPADO MEDIANTE


CRIMENES:

Primer caso es el que se asciende al principado por un camino de perversidades y


delitos; y después, el caso en que llega a ser príncipe por el favor de los
conciudadanos.

Mal empleadas son las que, aunque poco graves al principio; con el tiempo antes
crecen que se extinguen. Quien procede de otra manera, por timidez o por haber
sido mal aconsejado, se ve siempre obligado a estar con el cuchillo en la mano, y

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mal puede contar a sus súbditos cuyas ofensas continuas y todavía recientes
llenan de desconfianza.

Capítulo IX

DEL PRINCIPADO CIVIL:

El principado pueden implantarlo tanto el pueblo como los nobles y los nobles
cuando comprueban que no pueden resistir al pueblo, concentran toda la
autoridad en uno de ellos y lo hacen príncipe, pero el que llega al principado con
ayuda de los nobles se mantiene con mas dificultad que el que a llegado mediante
el apoyo del pueblo, por que los que lo rodean se consideran iguales y se le hace
difícil mandarles y manejarlos como el príncipe quiera.

Estos principados peligran cuando quieren pasar de principado civil a principado


absoluto pues estos príncipes gobiernan por sí mismos o por intermedio de sus
magistrados, su permanencia es más insegura y peligrosa, por que depende de al
voluntad de los ciudadanos que ocupan el cargo de magistrados los cuales
pueden arrebatarle el poder y el príncipe rodeado de peligros no tiene tiempo para
asumir autoridad absoluta, ya que los ciudadanos y los súbditos, acostumbrados a
recibir ordenes no están en semejantes trances dispuestos a obedecer la suyas.

Capítulo X

COMO DEBEN MEDIRSE LAS FUERZAS DE TODOS LOS PRINCIPADOS:

Si un príncipe posee un estado tal que pueda sostenerse por sí mismo, si tiene en
tal caso, que recurrir a la ayuda de otros.

Un príncipe que gobierne una plaza fuerte y a quien el pueblo no odie, ni puede
ser atacado pero se lo fuese, el atacante se vería obligado a retirarse sin gloria,

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por que son tan variables las cosas de este mundo que es imposible que alguien
permanezca con sus ejércitos un año sitiando ociosamente a una ciudad.

Capítulo XI

DE LOS PRINCIPADOS ECLESIASTICOS:

Los principados eclesiásticos son aquellos que todas las dificultades existen antes
de poseerlos, pues se adquieren o por valor o por suerte, y se conservan sin el
uno ni la otra dado que se apoyan en antiguas instituciones religiosas que son tan
potentes y de tal calidad, que mantiene a sus príncipes en el poder sea cual sea
fuere el modo en que éstos procedan y vivan, estos son los únicos que tienen
estados y no los defienden; súbditos y no los gobiernan, son los únicos
principados seguros y felices.

Capítulo XII

DE LAS DISTINATAS CLASES DE MALICIAS Y DE LOS SOLDADOS


MERCENARIOS:

Las tropas con que un príncipe defiende a su estado son propias, mercenarias,
auxiliares o mixtas. Las mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas; y el
príncipe cuyo gobierno descanse en soldados mercenarios no estará nunca
seguro, por que están desunidos, por que son ambiciosos desleales, valientes
entre amigos, pero cobardes cuando se encuentran frente a los enemigos; porque
no tienen disciplina, como tienen temor de Dios ni buena fe como los hombres.
Los capitanes de mercenarios o son hombres de mérito o no los son; no se puede
confiar en ellos si lo son porque aspirarán siempre a forjar su propia grandeza, ya
tratando de someter al príncipe.

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Un principado o una república deben tener sus milicias propias; que en un
principado si, el príncipe debe dirigir la milicias en persona y hacer el oficio de
capitán.

Capítulo XIII

DE LOS SOLDADOS AUXILIARES, MIXTOS Y PROPIOS:

Las tropas auxiliares son aquellas que se piden a un príncipe poderosos para que
nos socorra y defiende estas tropas pueden ser útiles y buenas para sus amos,
pero para quien las llama casi siempre son funestas; pues si se pierden, queda
derrotado, y si gana, se convierte en su prisionero, todo el que no quiera vencer no
tiene más que servirse de estas tropas, muchísimo más peligrosas que las
mercenarias, porque están perfectamente unidas y obedecen ciegamente a sus
jefes, con lo cual la ruina es inmediata

Capítulo XIV

DE LOS DEBERES DE UN PRINCIPE PARA CON LA MILICIA:

Un príncipe jamás debe dejar de ocuparse del arte militar, y durante los tiempos
de paz debe ejercitarse más que en los de guerra; lo cual puede hacer de dos
modos: con la acción y con el estudio. En lo que atañe a la acción debe, tener bien
organizadas sus tropas, dedicarse constantemente a la caza con el objeto de
acostumbrar el cuerpo a las fatigas y de conocer la naturaleza de los terrenos, tal
estudio aprende dos utilidades: primero se aprende a conocer la región donde se
vive para defenderla mejor; después, en virtud del conocimiento de otra donde sea
necesario actuar de manera que el conocimiento de otra donde sea necesario
actuar.

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Capitulo XV

DE LAS COSAS POR LAS QUE LOS HOMBRES, Y ESPECIALMENTE LOS


PRNCIPES, SON ALABADOS O CENSURADOS:

Conviene ahora ver cómo debe conducirse un príncipe con sus amigos y con sus
súbditos. Muchos escribieron ya sobre esto, y, al tratarlo yo con posterioridad,
pues no hablar más que con arreglo a lo que sobre esto dijeron ellos. Siendo mi fin
hacer indicaciones útiles para quienes las comprendan, he tenido por mas
conducente a este fin seguir en el asunto la verdad real, y no la imaginación,
porque muchos concibieron repúblicas y principados, que jamás vieron, y que solo
existan en su fantasía acalorada. Hay tanta distancia entre saber cómo viven los
hombres, y como debieran vivir, que el que para gobernarlos aprende el estudio
de lo que se hace, para deducir lo que será más noble y más justo hacer, aprende
mas a crear su ruina que a reservarse de ella, puesto que un príncipe que a toda
costa quiere ser bueno, cuando de hecho está rodeado de gentes que no lo son
no puede menos que caminar hacia un desastre. Por eso, es necesario que un
príncipe que desee mantenerse en su reino, aprenda a no ser bueno en ciertos
casos, y a servirse o no servirse de su bondad, según que las circunstancias lo
exijan.

Dejando, pues, a un lado las utopías en lo concerniente a los Estados, y no


tratando ms que de las cosas verdaderas y efectivas, digo que cuantos hombres
atraen la atención de sus prójimos, y muy especialmente los príncipes, por
hallarse colocados a mayor altura que los demás, se distinguen por determinadas
prendas personales, que provocan la alabanza o la censura. Uno es mirado como
liberal y otro como miserable, en lo que me sirvo de una expresión toscana, en vez
de emplear la palabra avaro, dado que en nuestra lengua un avaro es también el
que tira a enriquecerse, mientras que llamamos miserable únicamente a aquel que
se abstiene de hacer uso de lo que posee. Y para continuar mi enumeración
añado: uno se reputa como generoso, y otro tiene fama de rapaz; uno pasa por
cruel, y otro por compasivo; uno por carecer de lealtad, y otro por ser fiel a sus

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promesas; uno por afeminado y pusilánime, y otro por valeroso y feroz; uno por
humano, y otro por soberbio; uno por casto, y otro por lascivo; uno por dulce y
flexible, y otro por duro e intolerable; uno por grave, y otro por ligero; uno por
creyente y religioso, y otro por incrédulo e impío, etc.

Es que no habrá cosa más deseable y más loable que el que un príncipe estuviese
dotado de cuantas cualidades buenas he entremezclado con las malas que le son
opuestas. Pero como es casi imposible que las tenga todas, y aun que las ponga
perfectamente en práctica, porque la condición humana no lo permite, es
necesario que el príncipe sea lo bastante prudente para evitar la infamia de los
vicios que le harán perder su corona, y hasta para preservarse, si puede, de los
que no se la harán perder. Si, no obstante, no se abstuviera de los últimos,
quedara obligado a menos reserva, abandonándose a ellos. Pero no tema incurrir
en la infamia a ciertos vicios si no le es dado; sin ellos conservar su Estado, ya
que, si pesa bien todo, hay cosas que parecen virtudes, como la benignidad y la
clemencia, y, si las observa, crearan su ruina, mientras que otras que parecen
vicios, si las práctica, tendrá más seguridad y bienestar.

Capítulo XVI

DE LA PRODIGALIDAD Y DE LA AVARICIA:

La prodigalidad, practicada de manera que sepa que uno es pródigo, perjudica; y


otra parte si se la practica virtuosamente y tal como se la debe practicar, la
prodigalidad no será conocida y se creerá que existe el vicio contrario, ya que un
príncipe no puede practicar públicamente esta virtud sin que se perjudique, si es
sensato, que no se preocupe si es tildado de tacaño porque, con el tiempo al ver
que con su avaricia le bastan las entradas para defenderse de quien le hace la
guerra, y puede acometer nuevas empresas sin gravar al pueblo, será tenido
siempre por más pródigo, pues practica la generosidad con todos aquellos a
quienes no quita , que si innumerables, y la avaricias con todos aquellos a quienes
no da, que son pocos.

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Capítulo XVII

DE LA CRUELDAD Y LA CLEMENCIA; Y SI ES MEJOR SER AMDO QUE


TEMIDO O SER TEMIDO QUE AMADO:

Declaro que todos los príncipes deben desear ser tenidos por clementes y no por
crueles. Surge de esto una cuestión si vale, más ser amado que temido o temido
que amado declaro entonces que es más seguro ser temido que amado. Cuando
el príncipe está al frente de sus ejércitos y tiene que gobernar a miles de soldados,
es absolutamente necesario que no se preocupe si merece fama de cruel, por que
sin esta fama jamás podrá tenerse ejército alguno unido y dispuesto a la lucha.

Como el amar depende de la voluntad de los hombres y el temer de la voluntad


del príncipe, un príncipe prudente debe apoyarse en lo suyo y no en lo ajeno, pero
tratando siempre de evitar el odio.

Capítulo XVIII

DE QUE MODO LOS PRINCIPES DEBEN CUMPLIR SUS PROMESAS:

Nadie deje de comprender cuán digno de alabanza es el príncipe que cumple la


palabra dada, que obra con rectitud y no con doblez, pero son precisamente los
príncipes que han hecho menos caso da la fe jurada. Un príncipe debe saber
entonces comportarse como bestia y como hombre; ya que se ve obligado a
comportarse como bestia, conviene que el príncipe se transforme en zorro y en
león, porque el león no sabe protegerse de las trampas ni el zorro protegerse de
los lobo, los que solo sirven de las cualidades de el león demuestran poca
experiencia.

Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del
momento, que aquel que engaña encontrará siempre a quien se deje engañar.

El tenerlas y practicarlas siempre es perjudicial, y el aparentar tenerlas, útil. Esta


bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso y asimismo serlo

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efectivamente; pero se debe de estar dispuesto ha estar dispuesto a irse a otro
extremo si ello fuera necesario.

Capítulo XIX

DE QUE MODO DEBE EVITAR SER DESPRECIADO Y ODIADO:

Un príncipe debe temer dos cosas: en el interior, que se le subleven los súbditos;
en el exterior, que lo ataquen las potencias extranjeras. Los estados bien
organizados y los príncipes sabios siempre han procurado no exasperar a los
nobles y, a la vez, tener satisfecho y contento al pueblo.

Un príncipe debe estimar a los nobles pero sin hacerse odiar por el pueblo,
cuando el príncipe no puede ser evitado odiado por una de las dos partes, debe
inclinarse hacia el grupo más numeroso, y cuando esto no es posible, inclinarse
hacia el más fuerte.

Capítulo XX

SI LAS FORTALEZAS, Y MUCHAS OTRAS COSAS QUE LOS PRINCIPES


HACEN CON FRECUENCIA SON UTILES O NO:

Las armas del pueblo se convierten en las del príncipe y los que recelan se
hicieron felices, los fieles continúan siéndolo y los súbditos se hagan partidarios.

Hay quienes afirman que un príncipe hábil debe fomentar con astucia ciertas
resistencias para que al aplastarlas se acreciente su gloria.

Elogiare tanto a quien construya fortalezas, como a quien no las construya, pero
censuraré todo el que, confiando en las fortalezas, tenga en poco el ser odiado por
el pueblo.

Capítulo XXI

COMO DEBE COMPORTARSE UN PRINCIPE PARA SER ESTIMADO:

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Nada hace tan estimable a un príncipe como las grandes empresas y el ejemplo
de raras virtudes.

En beneficio del príncipe el hallar medidas sorprendentes a lo que se refiere a la


administración, el príncipe debe ingeniarse por parecer grande e ilustre en cada
uno de sus actos, cuando el príncipe se declara valiente por una de las partes, se
triunfa aquella a la que se une, aunque sea poderosa y él quede a su discreción,
estarán unidos por un vínculo de reconocimiento y afecto; y los hombres nunca
son tan malvados que, dando una prueba de tamaña ingratitud, lo sojuzguen; un
príncipe nunca debe aliarse con otro más poderoso para atacar a terceros sino de
acuerdo con lo dicho, cuando las circunstancias lo obligan porque si venciera en
su poder, y los príncipes deben hacer lo posible por no quedar a disposición de
otros.

El príncipe se mostrará amante de la virtud y honrará a los que se distingan en las


artes. Todas las ciudades están divididas en gremios o corporaciones a las cuales
les conviene que el príncipe conceda su atención.

Capítulo XXII

DE LOS SECRETARIOS DEL PRINCIPE:

La primera opinión que se tiene del juicio de un príncipe se funda en los hombres
que lo rodean: si son capaces y fieles podrá reputárselo por sabio, pues supo
hallarlos capaces y mantenerlos fieles; pero cuando no lo son, no podrá
considerarse prudente a un príncipe que el primer error que comete lo comete en
esta lección.

Para conocer a un ministro hay un modo que nunca falla cuando se ve que un
ministro piensa más en él que en uno y que en todo no busca sino su provecho,
estamos en presencia de un ministro que nunca será bueno y en quien el príncipe
nunca podrá confiar porque el que tiene en sus manos el estado de otro jamás
debe pensar en sí mismo, sino en el príncipe, y no recordarle sino las cosas que

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pertenezcan a él. Por su parte, el príncipe, para mantenerlo constante en su
fidelidad, debe pensar en el ministro. Debe honrarlo, enriquecerlo y colmarlo de
cargos, de manera que comprenda que no puede estar sin él, y que los muchos
honores no le hagan desear más honores, las muchas riquezas no le hagan ansiar
más riquezas y los muchos cargos le hagan temer los cambios políticos.

Capítulo XXIII

COMO HUIR DE LOS ADULADORES:

Un príncipe prudente debe preferir rodearse de los hombres de buen juicio de su


estado, únicos a los que dará libertad para decirle la verdad, aunque en las cosas
sobre las cuales sean interrogados y sólo en ellas.

Es conveniente que los buenos consejos vengan de quien vinieren, nazcan de la


prudencia del príncipe y no la prudencia del príncipe de los buenos consejos.

Capítulo XXIV

POR QUE LOS PRINCIPES DE ITALIA PERDIERON SUS ESTADOS:

Los hombres se ganan mucho mejor con las cosas presente que con las pasadas,
y cuando en las presentes hayan provecho, las gozan sin inquirir nada; y mientras
el príncipe no se desmerezca en las otras cosas, estarán siempre dispuestos a
defenderlo. Así, el príncipe tendrá la doble gloria de haber creado un principado
nuevo y de haberlo mejorado y fortificado con buenas leyes, buenas armas,
buenos amigos y buenos ejemplos.

Las únicas defensas buenas, seguras y durables son las que dependen de uno
mismo y de sus virtudes.

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Capítulo XXV

DEL PODER DE LA FORTUNA EN LAS COSAS HUMANAS Y EN LOS MEDIOS


PARA OPONERSELE:

Con la fortuna que se manifiesta con todo su poder ahí donde no hay virtud
preparada y dirige sus ímpetus allí donde sabe que no se han hecho diques ni
reparos para contenerla.

Se ve que los hombres para llegar al fin que se proponen proceden en forma
distinta: uno con cautela, el otro con ímpetu; uno por la violencia, el otro por la
astucia; uno con paciencia el otro con su contrario; y todos pueden triunfar por
medios tan dispares.

Como la fortuna varia y los hombres se obstinan en proceder de un mismo modo,


serán felices mientras vayan de acuerdo con la suerte e infelices cuando estén en
desacuerdo con ella, considero que es preferible ser impetuoso y no cauto, por
que la fortuna es mujer y hace preciso si se le quiere tener sumisa golpearla y
zaherirla. Y se ve que se deja dominar por estos antes que por los que actúan con
tibieza y como una mujer, es amiga de los jóvenes por que son menos prudentes y
más fogosazo y se imponen con más audacia.

Capítulo XXVI

EXHORTACION A LIBERAR A ITALIA DE LOS BARBAROS:

No es asombroso que ninguno haya podido hacer lo que es de esperar que haga
vuestra ilustre casa, ni es extraño que después de tantas revoluciones y revueltas
guerreras parezca extinguido el valor militar de los soldados. Pero se debe a que
la antigua organización militar no era buena y a que nadie ha sabido modificarla.
Nada honra tanto a un hombre que se acaba de elevar al poder como las nuevas
leyes y las nuevas instituciones ideadas por él, que si están bien cimentadas y
llevan algo grande en sí misma, lo hace digno de respeto y admiración.

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Pero en las batallas, y por culpa exclusiva de la debilidad de los jefes;, su papel no
era nada brillante; por que los capaces no son obedecidos; y todos se creen
capaces, pero hasta ahora nadie hubo que supiese imponerse por su valor y por
su fortuna, y que hiciese ceder a los demás.

Creo que es muy importante decir que ami parecer el individuo es el príncipe, y la
sociedad son los gobernados pero estos a su vez son individuos de hay parte mi
opinión por que al examinar a El Príncipe es enfrentarnos al circundar la parte más
creadora y opaca de los individuos en la peligrosa e indefinida labor de beneficio
de la razón humana y de la sociedad. Habitualmente se alega que la historia es la
investigación de los tropiezos entre contextos y organizaciones extremas. Es la
suma de la disolución de un universo, de un nuevo principio de la realidad en el
que el hombre, regresaba a formar la inquietud principal de todas las cosas, si la
política concierne al ser el arte de lo permitido, para Maquiavelo ello simbolizaba
que ésta debía de organizarse en medios reales, las necesidades de cambio que
él expresó, fueron extraídas de su reflexión del mundo basto y del estado de
coraje agrupado de sus contemporáneos. Sin embargo en el centro del Príncipe se
encuentra la reclamación del Estado moderno como articulador de las relaciones
nacionales y la necesidad de que los individuos estén en libertad.

Me pareció muy interesante algo que dijo que para elevarse el príncipe deberá ser
un hombre hábil o bien protegido por la fortuna por lo tanto siendo hábil debe
elegir con cuidado a sus consejeros y evitar el cederles la menor parcela de
autoridad; se dedica tan sólo a defender y extender su poder por todos los medios,
incluso el crimen si es necesario: vale más ser temido que ser amado claro,
cuidando su reputación; su fortaleza mayor es el apego de su pueblo.

La hipocresía se convierte en un deber. Si logra conservar su vida y su estado,


todos los medios que haya aplicado serán juzgados honorables.

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La obra de Nicolás Maquiavelo representa una interesante perspectiva para
comprender la evolución social y política del mundo moderno surgida en el
Renacimiento, desde el año 1513, fecha de su publicación hasta hoy, el impacto
de ese tratado de política, El Príncipe ha suscitado las más complejas y atrevidas
interpretaciones en los estudios sobre el fenómeno del poder y en los gobernantes
mismos, leer El Príncipe hoy, es acordarnos del lado más sombrío de la
transformación, Maquiavelo no era un mal hombre, ni un asesino, ni un intrigante
de sangre fría. Por lo contrario, era un ardiente partidario de las instituciones
republicanas, que percibía más claramente que el resto de sus compatriotas.
Como ningún Estado podría prosperar donde la moral había fallado, como había
ocurrido en Italia "Fue el implacable realismo de Maquiavelo lo que permitió
diagnosticar precozmente el sentido del naciente orden europeo, establecer los
fines ideológicos que convenían a la comunidad de la que formaba parte y señalar
los medios eficaces para lograrlos a partir de las situaciones reales que
predominaban en la Italia de su tiempo".

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