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Hume Apuntes
Hume Apuntes
Hume Apuntes
HUME (Edimburgo1711-1776)
Hume, filósofo del siglo XVIII nacido en Edimburgo, sostiene que todas las ciencias son
productos humanos de tal forma que conociendo la naturaleza humana llegaremos a conocer
todos los saberes: “Tratado sobre la naturaleza humana”. Hume tiene el objetivo de
convertirse en el Newton de las ciencias humanas.
Hume establece así su criterio de certeza o principio empirista: una idea será cierta
cuando sea copia de una impresión; por tanto para Hume, no existen las ideas innatas ni
existen los universales, siendo estos últimos meras generalizaciones de casos concretos.
Por otro lado, el ser humano a la hora de conocer genera afirmaciones a través de la
razón combinando diferentes ideas. Existen para Hume dos tipos de afirmaciones:
Las relaciones de ideas: son propias de las matemáticas y de la lógica. Ejemplo: “El cuadrado
de la hipotenusa es igual al cuadrado de sus lados”. Son afirmaciones universales, serán ciertas
en cualquier lugar y momento, son necesarias, es decir, su contrario es imposible y son juicios
analíticos. Su verdad es independiente de la experiencia, son demostrativamente ciertas pero
no afirman nada sobre el mundo. (Ley de semejanza)
Las cuestiones de hecho son afirmaciones sobre hechos que comprobamos mediante la
observación y experimentación. Ejemplo: “El Sol saldrá mañana”. No son universales, no son
necesarias, pues su contrario es posible, ya que siempre cabe que se dé algo contrario a lo que
hasta ahora hemos experimentado, son meramente probables y son juicios sintéticos que
dependen de la experiencia. (Ley causa y efecto)
Crítica del principio de causalidad
Hume cree que toda afirmación sobre el pasado o el presente pueden ser cierta si se
basa en impresiones actuales o recuerdos, pero que las afirmaciones sobre el futuro ,“El Sol
saldrá mañana”, son meras creencias de las que no tenemos impresión externa alguna, sino
que están basadas en experiencias pasadas. La certeza de que hechos futuros van a suceder
necesariamente se basa en la idea de que existe una conexión necesaria entre las causas y los
efectos. Creemos que dado una causa (la bola de billar A golpea la bola B) se producirá
necesariamente un efecto (la bola B se mueve), pero esta conexión no es más que una
creencia subjetiva fruto del hábito y de la costumbre. La conexión entre causa y efecto surge
en nosotros tras observar en numerosas ocasiones en el pasado que dado A ocurrirá B, así
creemos que esto volverá a pasar en el futuro. La idea de conexión no es copia de ninguna
impresión externa sino que ha sido generada por una impresión interna, el sentimiento de que
las causas y los efectos están conectados. El principio de causalidad no es racional sino una
mera creencia basada en un sentimiento.
De esta forma, Hume realiza una crítica al principio de causalidad, el cual había sido la
base de la filosofía y de la ciencia hasta ahora. Este principio es considerado por Hume una
creencia muy útil para la vida pero no un principio racional y cierto. Según esta crítica, las leyes
de la naturaleza obtenidas por la física moderna serán meramente probables y no necesarias
ni universales como afirmaba Newton. Estas leyes son leyes generales causales obtenidas
mediante el método inductivo. El método inductivo genera una ley general partiendo de la
observación de fenómenos y regularidades en la naturaleza. El paso que realiza toda inducción
no es racional según Hume, sino que es un hecho psicológico que se explica por el hábito y la
asociación de ideas. Hume apunta que toda ley de la naturaleza es provisionalmente
verdadera mientras que no se observe un fenómeno que la desmienta.
Hume concluye que el ser humano sólo puede conocer fenómenos aislados, es decir,
no conocemos la realidad exterior al sujeto sino sólo nuestras propias percepciones. Hume
caerá así en un escepticismo moderado, no es posible un conocimiento verdadero de la
realidad basado en la experiencia. Es muy útil vivir como si el mundo exterior existiera pero no
tenemos ninguna seguridad de que esto sea cierto.
8.4. Ética emotivista
Hume realiza una crítica a todas las éticas anteriores a él que habían defendido que la
razón es la base de la moralidad. Hume afirma, en cambio, que los juicios morales no son
racionales ya que no son ni relaciones de ideas, no son ni analíticos ni necesarios, ni cuestiones
de hecho, la bondad o la maldad no son propiedades de las acciones ni de los objetos y, por
tanto, no son empíricamente observables. Hume cree que todo juicio de valor está basado en
los sentimientos y no en la razón, esta última puede ayudarnos a tomar decisiones morales,
pero no nos impulsa a realizar una acción como hacen los sentimientos. Según Hume, la razón
es esclava de las pasiones y, por tanto, el hombre no actúa libremente sino según su instinto
natural.
Por otro lado, Hume también critica a las éticas racionales por considerar que todas
ellas caen en la “falacia naturalista” al derivar de la descripción de los hechos un deber moral.
Es decir, estas éticas fundamentan el deber moral en las características antropológicas,
produciéndose así un salto sin justificar del “es” al “deber ser”.