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Lucha Por El Agua
Lucha Por El Agua
Lucha Por El Agua
1. Introducción
Cuadro N.º 1
El aporte de las fuentes de agua en los años noventa (miles de m3)
Mapa N.º 1
Cuenca hidrográfica del río Ica
MAPA DE PERÚ
426 M. T. Oré
En estas fuentes destaca el aporte del agua subterránea en los años no-
venta. Las condiciones geológicas del valle han determinado la existencia de
un acuífero sumamente rico. Sus aguas no están sujetas a la temporalidad de
las aguas superficiales y, por tanto, permiten disponer de ellas durante todo
el año. La utilización del agua subterránea en el valle se inició en 1935, con
la introducción de equipos de bombeo. La principal limitación que afron-
taba, es que desde los años setenta estaba prohibida la perforación de pozos
debido al descenso peligroso de la napa freática. A pesar de ello, en los años
noventa se produjo una sobreexplotación del agua subterránea, lo que ha
ocasionado que hoy en día el acuífero del valle afronte una situación de
emergencia.
El uso principal del agua en el valle es por la actividad agrícola. De ser
un valle con una fuerte tradición vitivinícola en la colonia, a inicios del si-
glo XX, se convirtió en uno de los principales valles algodoneros. Es desde
los años noventa que el valle diversifica su producción y se orienta a nue-
vos productos de exportación como el espárrago, páprika y una diversidad
de frutas. Esto le ha permitido erigirse como uno de los principales valles
agroexportadores del país.
La historia del valle es su lucha por el agua. En ellas, los diversos actores
sociales presentes en la organización social del riego fueron cambiando a
lo largo del tiempo. Mientras unos aparecían y ejercían un cierto protago-
nismo, al transcurrir los años iban desapareciendo, dando paso a nuevos
actores y a nuevas relaciones sociales. El control sobre el agua determinó
el control sobre las tierras, lo que promovió una búsqueda permanente de
nuevas fuentes de agua. Aquí explicamos con más detalle cómo se dio este
proceso histórico:
La presencia estatal
trol del agua. Por primera vez el agua fue considerada «Bien Público» y de
propiedad del Estado.
Desaparecieron los hacendados. Esto significó una ruptura con el ante-
rior periodo, y un nuevo escenario político en la historia agraria se instaló
en el país. Las cooperativas agrarias pasaron a reemplazar a las haciendas
y una escasa mediana propiedad quedó en manos de los antiguos hacen-
dados. Los indígenas, en su mayoría pequeños propietarios, pasaron a ser
llamados campesinos. Con estas transformaciones se establecieron nuevos
derechos de tierras y de aguas. Sin embargo, se continuó con la producción
del algodón y el énfasis en lo moderno y una continuidad en el carácter ca-
pitalista de la producción. El Estado, representado por ingenieros y técnicos,
ubicados en las principales dependencias estatales tuvieron prácticamente
el monopolio de la política.
Nuevas organizaciones de usuarios desplazaron a las tradicionales y
fueron denominadas Comisiones de Regantes y Juntas de Usuarios. En es-
tas organizaciones comenzaron a reunirse los cooperativistas, campesinos-
pequeños propietarios y minifundistas-medianos propietarios. Todos ellos
tenían intereses muy diferentes frente al agua. Estas organizaciones consti-
tuyeron un modelo organizativo único para la costa y la sierra y desarrolla-
ron una fuerte dependencia con los organismos estatales.
Tenían prioridad en la distribución del riego, las cooperativas ubicadas
en las zonas donde habían estado las antiguas haciendas. Los campesinos se
quejaban de que no había equidad en el reparto. Al poco tiempo, la infra-
estructura hidráulica estaba abandonada, las coimas pagadas a los funcio-
narios eran comunes, y la corrupción de las dirigencias de las juntas fueron
hechos cotidianos.
A fines de los años ochenta, el Estado atravesaba una seria crisis económica
y política en un contexto generalizado de violencia en el campo. Las institu-
ciones estatales, como la antigua dirección general de Aguas, las administra-
ciones técnicas de riego o la Oficina de Recursos Naturales – ONERN fueron
reducidas a su mínima expresión y sus funcionarios despedidos. Es en esta
coyuntura que se promulga el D. L. 03789AG por el cual se transferían las
funciones que asumía el Estado en la gestión del agua a las organizaciones
de usuarios. Éstas, sin ningún tipo de capacitación previa o apoyo económi-
co, asumieron precariamente sus nuevas funciones.
En estos años el nuevo modelo económico buscó establecer un nuevo
marco legal para las tierras y aguas, que fuera acorde con los nuevos rumbos
de la economía mundial. Era importante definir a estos recursos naturales
ya no como bienes públicos sino como bienes privados. Ello se logró con la
nueva ley de tierras. Sin embargo no logró promulgarse una nueva ley de
aguas, por la presión de la junta de usuarios y también por la reticencia de
los organismos internacionales.
Conforme avanzaba la década del noventa, nuevas empresas agroex-
portadoras, no solo nacionales sino de distintos países, se fueron asentando
e instalando en el valle. Ellas empezaron primero alquilando tierras a pe-
queños propietarios y parceleros, más tarde también a los medianos pro-
pietarios iqueños. En su mayoría explotaron agua del subsuelo, empleando
riego tecnificado por aspersión y goteo. Sin embargo, tuvieron acceso a los
derechos de agua de los propietarios que les alquilaron sus tierras.
Las condiciones en las cuales se produjo la transferencia de funciones
a las juntas de usuarios, sin recursos técnicos ni económicos, tuvo como re-
sultado el abandono del mantenimiento de la infraestructura del canal. Este
presentaba problemas serios de arenamiento y problemas en la bocatoma.
Ello incrementó el nivel de vulnerabilidad del canal frente a los posibles
fenómenos naturales comunes en la zona. Debido a esto, cuando se produjo
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Cuadro N.º 2
Los aportes de las fuentes de agua al agro iqueño actualmente
(miles de m3)
5. Algunas reflexiones
Hemos visto cómo a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad, los mecanis-
mos de acumulación de tierras y agua que se han dado en las distintas etapas,
aunque con diversos actores y relaciones sociales (cf. Boelens y Zwarteveen
2009). A inicios del siglo XX la relación entre hacendados e indígenas era
conflictiva, sin embargo, los indígenas tenían formas de poder frente a los
hacendados que hacían que esta relación no sea tan desigual. Es con la Re-
forma Agraria que desaparecen los hacendados y se abre un nuevo escenario
político en la vida del país, no obstante, el nuevo modelo estatal funcionó en
un corto período. La crisis económica y política de las instituciones del Esta-
do y la violencia presente en el país llevaron a que este modelo fracasara.
Conforme avanzan los años, el rol que juega el Estado y la introducción
de la tecnología ahondaron las diferencias y finalmente los indígenas queda-
ron fuera de la actividad productiva importante de la zona de Ica, perdiendo
sus tierras, su comunidad y organización. Es con el nuevo modelo econó-
mico neoliberal de los años noventa que asistimos a una progresiva concen-
tración de tierras y agua —especialmente subterránea—, como nunca antes
se había visto en el valle. Los actuales fundos agroexportadores han tenido
un gran éxito en los últimos años y han posicionado a Ica como el principal
valle agroexportador, sin embargo enfrentan ahora serios problemas con el
acuífero que les ha puesto límites a su crecimiento. Su desarrollo económico
no ha tenido en cuenta los problemas ambientales que han traído al valle
una gran diferenciación y polarización. Los serios conflictos sociales que
hoy atraviesa Ica son producto de este desarrollo económico, pero también
de la fragmentación de las instituciones públicas locales y nacionales, carac-
terísticas que comparten —dispersión y fragmentación— las propias orga-
nizaciones sociales locales que conforman la sociedad civil iqueña.
434 M. T. Oré
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Cusco 22-27 de noviembre.