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Nada Menos Que Todo Un Hombre
Nada Menos Que Todo Un Hombre
Nada Menos Que Todo Un Hombre
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NUMEROS PUBLICADOS:
J. Migue l de CF. RVANT ES : Rincoflete y Cortadillo.
2• .l uan B. BERGUA : Marieta.
) . A. FERNAN DEZ ESC OBÉS, La Olra.
4. F. C ARe I A LORCA : Romancero gitano,
-
5. Dr. MART I IBANEZ ; La canci(ln sin palabras.
6 . VicI ar ALBA: Dialogo sin testigos.
7. Alej:mdro CA SONA : fleT de leyendas.
PUBlICACION MENSUAL
PROXIMO NUMERO :
DI RECTO R:
A. FERNANDEZ ESCOBÉS UNA NOVELA DE
CO LABO RADORES:
M ari o AGUILAR
Vid or ALBA
Domimec de BELLMUNT
Juan B. BERGUA
Alfonso CAMIN
Luis CAPDEVILA
Alejandro CASONA
M ercedes COMA PO SADA
Ezequiel ENDÉRIZ
Antonio ESPINA
Angel FERRAN
Ramon J. SENDER
Roberto MADRID
Dr. Félix MARTI IBANEZ -
Alvaro de ORRIOLS A. FER NAN DEZ ESCOBÉS
J osé M aria PUYOL
M al eo SANTOS
A rluro SERRANO PLAJA
Eduard o ZAMACOIS ¿ Para quién te pintas
DIBUJ AN..TE :
Anlonio ARGUELLO
los· ?
Suscripciones, correspondencia y giros (c. C .P. 11 91- 56) al Ttdm inis trador :
D. "T'O RRES : 1 0 t H UE D E L A N GUEOOC . TO U LO U S E <H T E-GNE)
MIGUEL D E UNAMUNO
NOVELA CORTA
I m p r i ,m e• e n p r a n e e
A fama de la hermo. tenía un hijo; pero era cosa per-
sura de Julia esta- dida, y hacía tiempo que ignoraba
ba esparcida por su paradero.
toda la comarca - Ya no nos queda más que
que ceñía a la vieja Julia - solía decirle a sU mujer -:- ;
ciudad do Renada; todo depende de cómo se nos case
era Julia algo así o de cómo la casemos. Si hace una
como SU belleza ofi- tontería, y me temo que la haga,
cial, o como un mo- estamos perdidos.
numento más , pero - ¿ y a qué le llamas hacer una
viviente y fresco, tonterÍ2. ?
entre los tesoros arquitectónicos de - Ya saliste tú con otra. Cuando
la capital. « Voy aRenada - decían digo que apenas si tienes sentido
algunos - a ver la catedral y a ver común, Anacleta ...
a Julia y ,áñez. » Había en los ojos - i Y qué le vaya hacer, Victo-
de la hermosa como un agüero de rino ! Ilústrame tú, que eres aquí el
tragedia. Su porte inquietaba a único de algún talen:to... .
cuantos la miraban. Los viejos se --- Pues 10 que aquí hace falta,
entristecían al verla pasar, arras- ya te lo he dicho. cien veces, es que
trando tras sí las miradas de todos; vigiles a Julia y le impidas que
y los mozos se dormían aquella no- ande con esos novia~gos estúpidos,
che más tarde. Y ella, consciente en que pierden el tiempo, las pro- '
de su poder, sentía sobre sí la pesa- porciones y hasta la salud las rena-
dumbre de un porvenir fatal. Una tenses todas. No quiero nada de
voz muy recóndita, escapada de lo reja, nada de pelar la pava; nada
más profundo de su conciencia, pa- de novios estudian tillos.
recía decirle : « i Tu hermosura te - ¿ y qué le voy a hacer?
perderá! » Y se distraía para no _ . ¿ Qué le vas a hacer? Hacerla
oírla. . comprender que el porvenir y el
El padre de la hermosura regio- bienestar de todos nosotros, de ti Y
nal, don Victorino y áñez, sujeto de mío, y la honra, acaso, ¿ lo entien-
muy brumosos antecedente.s mora- des ... ?
les, tenía puesta.s en la hija todas - SÍ, lo entiendo.
sus últimas y definitivas esperanzas - j No, no lo entiendes! La
de redención económica. Era agente honra, ¿ lo oyes?, la honra de la
de negocios, y éstos le iban de mal familia depende de su casamiento.
en peor. Su último y supremo nego- Es menester que se haga valer.
cio, la ultima carta que le quedaba - i Pobrecilla!
por jugal', era la hija. También - ¿ Pobrecilla ? Lo que hace fal-
4 MIGUEL DE UN AIMUNO
.
ta es que no empiece a echar!ie zar. ~ara llegar a quererse, hay qUe
novios absurdos, y que no lea esas tratarse antes.
novelas disparatadas que lee y que - Quererse ... , quererse ...
no hacen sino levantarle los cascos - Vamos, sí, que debo esperar al
y llenarle la cabeza de humo. comprador.
- j Pero y que• qUIeres
•
que - Ni contigo ni con tu padre se
haga ... ! puede. Así sois los Yáñez. ¡Ay,
- Pensar con Juicio, y dars e el día que me.. casé!
cuenta de lo que tiene con s u her~ - Es lo que yo no quiere tener
mosura, y saber aprovecharla. que decir un día.
- Pues yo, a su edad ...• y la madre, entonces, la dejaba.
- j Vamos, Anacleta, n o digas
y ella, Julia, se atrevió, afrontán-
más necedades! N o abres la boca dolo todo, a bajar a hablar con el
más que para decir majaderías. Tú, primer novio a una ventana del
a su edad... Tú, a su edad... Mira piso bajo, en una especie de lonja.
que te conocí entonces .. . « Si mi padre nos sorprende así -
pensaba - es capaz de cualquier
- Sí, por desgracia .. . barbaridad conmigo. Pero, r"'ejor,
y separábanse los padres de la a s í se sabrá que soy una víctima,
hermosura para recomenzar al día que quiere especular con mi her-
siguiente una conversación pare~ mosura. » Bajó a la ventana, y en
cida. . aquella primera entrevista le contó
y la pobre Julia sufría. compren- a Enrique, un incipiente tenorio re-
diendo toda la hórrida hondura de natense, todas las lóbregas miserias
los cálculos de su padre. « Me morales de su hogar. Venía a sal-
quiere vender - se decía - , para varla, a redimirla. Y Enrique sintió,
salvar SUs negocios comprometidos; a pesar de su embobecimiento por
para salvarse acaso del presidio. » la hermosura, que le abatían los
y así era. bríos. « A esta mocita - se dijo
y por instinto de ' rebelión, aceptó él - , le da por lo trágico; lee nove-
.Julia al primer novio. las sentimentales. » Y una vez que
- Mira, por Dios, hija mía - le logró que se supiera en toda Re-
dijo su madre - , que ya sé lo que nada cómo la consagrada hermo-
hay, y le he visto rondando la casa, sura reg ional le había admitido a
y hacerte señas, y sé que recibiste su ventana, buscó el medio de
una carta suya, y que le contes- desentenderse del com,promiso. Bien
taste ... pronto lo encontró. Porque una m a -
- ¿ y qué vaya hacer, mamá? ñana bajó Julia descompuesta, con
¿ Vivir como una esclava, prisionera, los e SpléfJ.didos ojos enrojecidos, y le
hasta que venga el sultán a quien dijo:
papá me venda? - i Ay, Enrique; esto no se
. - N o digas esas cosas, hija mía ... puede ya tolerar; esto no es casa
- ¿ No he de poder tener un ni familia : esto es un ' infierno! Mi
novio, como le tienen las d.emás? padre se ha enterado de nuestras
- Sí, pero un novio formal. relaciones, y está Íurioso. i Figú-
- ¿ y cómo se va a saber si es rate que anoche, porque me de-
formal o no ? Lo primero es empe- fendí, llegó a pegarme!
•
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NADA MENOS QUE TODO UN HOMBRE 5
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NADA MENOS QUE TODO UN HOMBRE 7
¿ Qué tenía aquel hombre rudo y tener por mujer a una de las más
hermético que, a la vez que le daba hermosas y hacer que luciera sus
miedo, se le imponía ? Y, lo que era . millones; pero, sin querer quererle,
más terrible, le imponía una espe- sentíase rendida a una sumisión que
cie de extraño amor. Porque ella. era una forma de enamoramiento.
Julia, no quería querer a aquel Era algo así como el amor que debe
aventurero, que se había propuesto . encenderse en el pecho de una cau-
10 MIGUEL DE UNAMUNO
Uva para con un arrogante con- entramparse. i Y seré rica, muy ri-
quistador. j No la había comprado, ca, inmensamente rica! »
no ! HabíaIa conquistado. Mas esto no la satisfacía del todo.
« Pero él - se decía Julia -, Sabíase envidiada por las renaten-
¿ me quiere de veras? ¿ Me quiere ses y que hablaban de su suerte lo-
a mí? ¿ A mí ?, como suele decir ca, y , de que su hermosura le había
él. i Y cómo lo dice! i Cómo pro- producido cuanto podía producirla.
nuncia yo! ¿ Me quiere a mí, o es Pero, ¿ la quería aquel hombre?
que no busca siDo lucir mi hermo- ¿ La quería de veras? « Yo he de
sura ? ¿ Seré para él algo más que conquistar SU amor - decíase - .
un mueble costosísimo y rarísimo? Necesito que me quiera de veras;
no puedo ser su mujer sin que me
¿ Estará de veras enamorado de quiera, pues eso sería la peor forma
mi ? ¿ No se saciará pronto de mi de venderse. ¿ Pero es que yo le
encanto? De todos modos va a ser quiero? » Y ante él sentíase sobre-
mi marido, y voy a verme libre de cogida, mientras una V0Z miste-
este maldito hogar, libre de mi pa- riosa, brotada de lo más hondo de
dre. i Porque no vivirá con noso- sus entrañas, le decía: « i Este es
tros, no! Le pasaremos una pen- un hombre! » Cada vez que AlejaJl.-
sión, y que siga insultando a mi po- dro decía yo, ella temblaba. Y tem-
bre madre, y que se enrede con las blaba. de amor, aunque creyera
criadas. Evitaremos que vuelva a otra cosa o lo ignorase.
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NADA MENOS QUE TODO UN HOMBRE U
Toda una noche, espesa, tenebro- chino, sÍ, el michino! Tiene razón
sa y fría, sin estrellas, cayó sobre mi marido. Y él, Alejandro, ¿ por
el alma de la pobre Julia al verse qué no nos mató? i Ah, no! ¡Esta
encerrada en el manicomio. El único es más terrible venganza! i Ma-
consuelo que le dejaban es el de que tarle a eSe villano michino ... ! No,
le llevaran casi a diario a su hijito humillarle, h~cerle mentir y aban-
para que lo viera. Tomábalo en bra- donarme. i Temblaba ante mi ma-
zos y le bañaba la carita con sus rido, sí, temblaba ante él! i Ah, es
lágrimas. Y el pobrecito niño llo- que mi marido es un hombre! ¿ Y
raba sin saber por qué. por qué no me mató? i Otelo me
- ¡ Ay, hijo mío, hijo mío! - le habría matado! Pero Alejandro no
decía - j Si pudiera sacarte toda la es Otelo, no es tan bruto como
sangre de tu padre ... ! i Porque es Otelo. Otelo era un moro impetuoso,.
tu padre! pero poco inteligente. Y Alejandro ....
y solas se decía la pobre mujer, Alejandro tiene una poderosa inteli-
sintiéndose al borde de la locura: gencia al servicio de su infernal so-'
« ¿ Pero no acabaré por volverme berbia .plebeya. No, eSe hombre no
de veras loca en esta casa, y creer necesitó matar a SU primera mujer;"
que no fué sino un sueño y alucina- la hizo morir. Se murió ella . de
ción lo de mi trato con ese infame miedo ante él. ¿ Y a mí me quie-
conde? i Cobarde, sí, cobarde, villa- re? »
no! i Abandonarme así! ¡Dejar y allí, en el manicomio, dió otra
que me encerraran aquí! i El mi- veZ en trillar SU corazón Y su mente
24 MIGUEL DE UN AMUNO
mirarse. El de Bordaviella miraba a dolos, !ino que era usted la que pro-
la puerta por donde saliera el ma- vocaba y que aquello iba ... ?
rido. - Ya le he dicho a usted, señor
- No - le dijo Julia -, no mire conde, que estaba entonces loca, y
. usted así; no conOCe usted a mi ma- no necesito repetírselo.
rido, a Alejandro. No está detrás - ¿ Va usted a negarme que em~ ·
de la puerta espiando lo que diga- pezaba yo a ser SU amante?
mos. . - Vuelvo a repetirle que estaba.
- i Qué sé yo ... ! Hasta es capaz loca.
de traer testigos .. . - N o se puede estar ni un m0 4
•
- ¿ Por qué dice usted eso, señor mento más en esta casa. ¡Adiós!
conde? El conde tendió la mano a Julia,.
- ¿ Es que no me acuerdo de temiendo que se la rechazaría. Pero-
cuando trajo a los dos médicos en ella se la tomó y le dijo:
aq\lella horrible escena en que me
humilló cuanto más se puede y co- - Conque ya sabe usted lo que·
metió la infamia de hacer que la le ha dicho mi marido. Usted puede
declarasen a usted loca? venir acá cuando quiera, y ahora.
- Y así era la verdad, porque si que estoy yo, gracias a Dios y a
no hubiese estado yo entonces loca, Alejandro, completamente curada,.
no habría dicho, como dije, que era curada del todo, señor conde, sería
usted mi amante ... de mal efecto que usted suspendiera
SUs visitas.
- Pero ...
- ¿ Pero qué, señor conde? - Pero, Julia ..
- ¿ Es que quieren ustedes de- - ¿ Qué? ¿ Vuelve usted a las
clararme a mí loco o volverme tal ? andadas? ¿ N O le he dicho que es-
¿ Es que va usted a negarme, Ju- taba entonces loca?
· ..•.?
l la - A quien le van a volver uste-
- ¡Doña Julia o senora - de des loco,
, entre su marido y usted,
Gómez! es a mI ...
- ¿ E s que va usted a negarme, - ¿ A usted? ¿ Loco a usted ?
señora de Gómez, que fuese por 10 No me parece fácil ...
que fuera, acabó usted, no ya sólo - ¡Claro! j El michino!
aceptando mis ga'\:anteos ... ; no, ga~ Julia se echó a reir. Y el conde,
lanteos no; mi amor ... ? corrido y abochornado, salió de
- i Señor conde ... ! aquella casa decidido a no volver
- ¿ Que acabó, no soló aceptán 4
más a ella.
28 MIGUEL DE UN AMUNO
Todas estas tOI'luentas de su es- pero cada vez más hermosa, her-
píritu quebrantaron la vida de la mosa con la hermosura de la inmi-
'p obre Julia, y se puso gravemente nente muerte, le decía:
enferma, enferma de la mente. - ¿ Dónde está Dios, Julia?
Ahora sí que parecía de veras que y ella. señalándoselo con la mi-
:iba a enloquecer. Caía con frecuen- rada hacia arriba, poniéndosele con
cia en delirios, en los que llamaba a ello los grandes ojos casi blancos,
su marido con las más ardientes y le dijo con una hebra de voz:
.apasionadas palabras. Y el hombre - i Ahí le tienes!
"se entregaba a los transportes dolo- Alejandro miró el crucifijo, que
rosos de su mujer procurando cal- estaba a la cabecera de lit cama de
marla. « i Tuyo, tuyo, tuyo, sólo su mujer, lo cogió y apretándOle en
-tuyo y nada más que tuyo! », le el puño le decía: « i Sálvamela,
decía al oído, mientras ella abra- sálva mela y pídeme todo, todo, to-
zada a su cuello, se lo apretaba casi do; mi fortuna toda, mi sangre to-
a punto de ahogarlo. da, yo todo ... todo yo ! »
La llevó a la dehesa a ver si el Julia s onreía. Aquel furor ciego
-campo la curaba. Pero el mal la iba de sU marido le estaba llenando de
.matando. Algo terrible le andaba una luz dulcísima el alma. ¡Qué
.por las entrañas. feliz era al cabo! ¿ Y dudó nunca
Cuando el hombre de fortuna vió de que aquel hombre la quisiese?
·que la muerte le iba a arrebatar SU y la pobre mujer iba perdiendO
mujer, entró en un furor frío y per- la vida gota a gota. Estaba mar-
sistente. Llamó a los mejores médi- mórea y fría. Y entonces el marido
·cos. « Todo era inútil », le decían. se acostó con ella y la abrazó fuer-
- i Sálvemela usted! -- le de- temente, y quería darle todo su ca-
·cía al m édico. lor, el calor que se le es capaba a la"
- j Imposible, don Alejandro, im~ pobre. Y le quiso dar su aliento.
posiblo ! Estaba como loco. Y ella sonreía.
- i Sálvemela usted, sea como - Me muero, Alejandro, me
.sea! i Toda mi fortuna, todos mis muero.
:millones por ella, por SU vida! - ¡No, no te mueres - le decía
-- i Imposible, don Alejandro, im- él -, no puedes morirte!
:posiblú ! -- ¿ Es que no puede morirse tu
- i Mi vida, mi vida por la mujer?
suya! ¿ N o sabe usted hacer eso - No; mi mujer no puede mo~
de la transfusión de la sangre? rirse. Antes me moriré yo. A ver,
.Sáqueme toda la mía y désela a que venga la muerte, que venga.
·ella. Vamos, sáquemela. ¡ A mí! j A mí la muerte! ¡Que
- i Imposible, don Alejandro, im- venga!
.posiblo ! - j Ay, Alejandro, ahora lo doy
- ¿ Cómo imposible? i Mi san- todo por bien padecido! ... i Y yo
gre, toda mi sangre por ella! que dudé de que me quisieras ... !
- i Sólo Dios puede salvarla! - i Y no, no te quería, no ! Eso
- ¡Dios! ¿ Dónde está Dios? de querer, te lo he dicho mil veces,
_Nunca pensé en él. Julia, son tonterías de libros. i No
y luego a Julia, su mujer, palida, te quería, no! j Amor ... , amor! Y
NADA MENOS QUE TODO UN HOMBRE ~
•
-
LA NOVELA ESPANOLA .
a la vez que agrad.ece a SUs lectores
la predilección que le dispensan, tiene
la satisfacción de anunciarles que,
accediendo a .la demanda de la mayoría,
APARECERA aUINCENALMENTE
desde 1." de enero de 1948
Al grupo inicial de Colaboradores, se han sumado otros nuevos
valores auténticos, entre ellos:
ALFONSO CAMIN
F. CONTRERAS PAZO
RAMON J. SENDER
EZEQUIEL ENDERIZ
•
J. GARCIA PRADAS
JOSE MARIA PUYOL
cuyos originales inéditos alternarán con las mejores obras de
los grandes Maestros de la novela corta española
JOAQUIN DICENTA
PEDRO LUIS DE GALVEZ
ALBERTO GHIRALDO
ANTONIO DE HOYOS Y VINENT
EUGENIO NOEL
BENITO PEREZ GALDOS
O R. F E L I P E TRI G O
JAVIER VALCARCE
ANTONIO ZOZAYA
etc_.. , etc ...
Repitiendo el homenaje rendido a GARCIA LORCA con
ti: Romancero Gitano », en el próximo aniversario publicará una
completa antología · de
ANTONIO MACHADO
y la Dirección hace actualmente gestiones· para obtener la auto-
rizacion y poder publicar igualmente las antologías poéticas de
GABRIELA MISTRAL
LEON FELIPE
Publleaclon quincenal, exclusivamente Literaria
•
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111111111111111111111111111111111111111111111111111111IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIL:
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L.E.E -----
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BOLETIN ---
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BIBLlOGRAFICO --- -
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PIDA EL ---
NUMERO EXTRAORDINARIO
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DEDICADO AL ---
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IV Centenario de CERVANTES ---
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--- SUMARIO •• ----
---- Les traduction8 de Cervantes en France. - -
--
---- par Mme Kravtchenko. ---
--- -
---- El pensamiento Je Cervantes: rpor el Prof Nart-Rodés. ---
Cervantes y Barcelona, por Mario Aguilar. ---
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--
--- Cerllantes en Inglaterra.
- --
--- Cervantes cet lnconnu, par le Prof. J.-J. Bertrand. ---
--- Cervantes Vu par ... <O. y Gasset, A. d'Halmar. S. de ---
---- Madariaga, Azaña,. M. S. Olivero Ll. N. d'Olwer, - -
---- Unamuno, Américo Castro, Navarro Ledesma, ----
-- Azorin, P. Hazard, J. Cassou, V. Hugo). ---
-- Le Centenaire Je Cervant~s Jans le Monde. ----
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--- Mas de veinte i-!u8traciones. ---
--- Gire 30 francos a la
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