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Superar El Duelo - Tips Biblico

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DICHOSOS LOS QUE SUFREN:

SUPERAR EL DUELO.

Devocional especial
DIA 1: Surfeando las olas de la vida

Salmos 88:1-9

Muchas veces sentimos que la vida no nos da tregua. Y así como las olas se suceden
una y otra vez en el mar, tenemos la sensación de que el mar de nuestra vida está
conmocionado. Revuelto. Las olas nos golpean una y otra vez, casi que no podemos
respirar. No llegamos a tomar aire cuando ya tenemos el peso de otra ola golpeando
nuestra vida.

En nuestra primer serie de devocionales analizamos la primer ola de sentimientos que


nos invade frente a la pérdida de un ser querido: la ola de la conmoción y de la
incredulidad. No podemos creer que nos esté pasando lo que nos está pasando (valga la
renundancia).

En esta segunda serie, analizaremos los sentimientos que invadieron el corazón de


personas que al igual que nosotros, han tenido que pasar por valles de sombra y de
muerte. De ellos aprenderemos a surfear las olas de sentimientos usando como tabla de
surf, nuestra aliada, la Palabra de Dios.

Nuestra premisa es la palabra que Jesús compartió en el sermón del monte. Allí, Jesús
elevó la mirada de los oyentes para ver la vida desde otra perspectiva, una mirada
diferente frente a la adversidad. En cuanto al sufrimiento la perspectiva de Jesús es la
siguiente: Dichosos los que sufren, porque serán consolados.

Si las olas están golpeándote y no tienes ni sabes de donde aferrarte, hoy te invito a
que te tomes de la tabla de surf que te brinda la Palabra de Dios. En la Biblia
encontraremos el medio por el cual a pesar de que el mar esté revuelto, podremos
surfear la ola y llegar a tierra firme. Recibiremos lo que estamos necesitando,
consolación. Considérate afortunado, dichoso, porque Dios te dará lo que estás
buscando.
Cada día surfearemos las olas de esta manera:

Reflexiona: en este camino, observaremos de cerca el dolor por la pérdida,


reflexionaremos acerca de cómo nos sentimos.

Diario de apuntes: tomaremos nota de nuestras emociones y sentimientos; y


recibiremos la palabra de consuelo, la medicina recetada por nuestro médico
Jesucristo.

Palabra de consuelo del día: nos tomaremos de la Palabra de Dios que será nuestra
guía, la tabla que nos permitirá surfear las olas de emociones que se suceden en
nuestros días de luto.

Es posible que hoy te encuentres leyendo este devocional porque en estos momentos
estás pasando por un valle de dolor. Quizás has perdido a un ser querido, a un amigo,
o, a alguien importante para ti. Quiero que sepas que Jesús tiene palabras de consuelo
para tu vida. A lo largo de estos días, miraremos el valle de dolor desde la montaña,
desde la perspectiva de Jesús.

Te invito a que al realizar la lectura bíblica de hoy, puedas reflexionar sobre lo que
estás sintiendo y que pongas tu confianza y esperanza en que Dios te dará el consuelo
que estás necesitando.

Cada uno de nuestros lectores tiene una historia única sobre cómo interactúa con la
Biblia. Te invitamos a dar clic en el enlace de abajo, para que podamos aprender más
sobre ti y lectores como tú. Tu participación ayudará a que El Centro Network
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DIA 2 La ola del enojo: ¿Por qué me está pasando esto a mí?

Pero yo, Señor, en ti confío, yo he dicho: «Tú, Señor, eres mi Dios».

SALMOS 31:14 BLP

¿Alguna vez te has hecho esta pregunta? Frente a la pérdida y al dolor, todos
reaccionamos diversamente, pero esta es una pregunta que todos nos hacemos. ¿Qué
he hecho para merecerme esto?

Tal vez estás enojado/a porque sientes que la persona que amabas te ha dejado, te
sientes abandonado/a. Quizás estás enojado con Dios porque la muerte te ha separado
de alguien que amas. Es normal buscar a un culpable por la pérdida de un ser querido.
Quizás la ola del enojo te golpea varias veces al día.

Sea lo que fuere que estés sintiendo, Dios comprende lo que estás pasando. Son
sentimientos normales que experimentamos frente al dolor. Hoy, te animo a que
surfees la ola desde lo alto, desde la perspectiva divina.

El pasaje que compartiremos hoy nos muestra al salmista tan golpeado por el dolor,
que siente que su vida está en peligro. Que la tristeza acaba con sus fuerzas, aun su
cuerpo se está debilitando. Siente que todos se alejan, que todos se han olvidado de él.
Se compara a un jarro hecho pedazos (versículo 12).

Reflexiona: ¿Qué hace el salmista? Primeramente pide compasión en medio de su


angustia (versículo 1). Si sientes que la ola de dolor, de enojo te está golpeando; que
Dios sea tu refugio, tu roca protectora, la fortaleza de tu salvación. Tu respuesta al
dolor: Señor, en ti confío y digo tú eres mi Dios (versículos 12).

Diario de apuntes: ¿Te estás preguntando por qué me pasa esto? ¿Estás enojado/a
porque te sientes solo, abandonado? ¿Sientes que quieres encontrar un culpable?
Palabra de consuelo del día: Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que esperan
en el Señor (versículo 14).

Es mi oración que en este día recibas ánimo del cielo. Que Dios arme una coraza de
valor a tu alrededor. Ruego a Dios que el ánimo y el valor sean tu tabla para surfear la
ola que enfrentes hoy. Oro para que esta crisis sea una oportunidad a través de la cual
aprendas a confiar aun más en Dios, aprendas a no dejarte guiar por los sentimientos
sino a confiar en su amor inagotable.

DIA 3 La ola de la amargura: La historia de Noemí

Rut 1:19-21

En el libro de Rut encontramos una historia triste con un final feliz. Una historia que
puede parecerse a la de muchas familias de hoy en día. Una familia compuesta por un
matrimonio y dos hijos, decide cambiar de país buscando un futuro mejor. En la tierra
de destino, Noemí, no solo pierde a su esposo, también a sus dos hijos varones.

¿Puedes imaginarte tal situación? Cambias de país, dejas tu tierra con la esperanza de
un futuro mejor y todo lo que podía salir mal, sale mal. Noemí, con el corazón hecho
pedazos decide regresar a su tierra de origen. Una de sus nueras la abandona. Rut, por
el contrario, decide acompañarla. Al llegar de regreso a su ciudad, Belén, hubo una
gran conmoción. Todas las mujeres del pueblo se preguntaban: «¿No es esta Noemí?».

La respuesta de Noemí es una con la que podemos identificarnos. El dolor que siente
es tan grande que les pide que no la llamen más Noemí (en hebreo significa «dulce»).
Su tristeza era tal que pide que la llamen Mara (en hebreo significa «amarga»). Sentía
que Dios la había tratado severamente, la había llenado de aflicción.
Es posible que al igual que Noemí, sientas que el dolor es tan grande que quienes están
a tu alrededor se estén preguntando: «¿Es esta la persona que pienso que es?
Irreconocible». Sabes, es posible que te parezca que el cambio es tan permanente que
hasta tu nombre tendría que cambiar para siempre. La sensación puede ser de dolor
inconmensurable. La ola de amargura golpea a tu puerta.

Reflexiona: ¿Te sientes identificado/a con Noemí? ¿Sientes que Dios te ha tratado
severamente? ¿Te has encontrado con la amargura?

Diario de apuntes: ¿Te estás preguntando, por qué me pasa esto? ¿Sientes que quieres
encontrar un culpable?

No ignores esos sentimientos, no los escondas. Reconócelos y permite que esas


emociones sean liberadas. Dios no dice que no pasarás por el valle de sombra. Dice
que pasarás y que él estará contigo. Encontrar una forma segura de expresar tu dolor es
una respuesta saludable a la pérdida que sientes.

Palabra de consuelo del día: ¡Alabado sea el Señor que no te ha dejado hoy sin un
redentor! (Rut 4:14).

Las mujeres del pueblo de Noemí terminaron dándole gloria a Dios al ver cómo Dios
restauró su vida. Pasaron de decir: «¿Es esta Noemí?», a decir: «¡Alabado sea el
Señor!». Dios cambió el lamento en gozo. Sé que quizás hoy veas ese momento como
algo lejano. Como dijimos en la primer serie, hay un tiempo para todo. Te invito a que
concluyas tu tiempo de reflexión pidiéndole a Dios que tu lectura de su palabra sea el
sustento necesario, el aliento y consuelo que tu alma necesita.
DIA 4: La ola de la incertidumbre económica: Noemí y Rut

RUT 4:1-12

¿Recuerdas que ayer dijimos que la historia de Noemí era triste pero con un final feliz?
Hoy quisiera contarte el por qué detrás de la amargura de Noemí. La amargura de
Noemí iba más allá de la pérdida de sus seres queridos. Me gustaría que consideraras
qué implicaba que una mujer se quedara no solo viuda, sino además que perdiera a sus
dos hijos varones.

En la cultura de la época, los hijos eran quienes se hacían cargo de los padres en la
vejez. No solo se ocupaban de cuidarlos, también eran responsables de sustentarlos
económicamente. No existían las pensiones o jubilaciones como hoy. Por ese motivo,
se consideraba afortunado quien tenía muchos hijos, significaba que iba a tener un
mejor pasar en la vejez. Rut se hallaba en la misma situación y al mismo tiempo tenía
la responsabilidad moral de cuidar a su suegra.

¿Puedes ahora comprender aun más a Noemí? Creo que puedes quizás identificarte aun
más con ella si la muerte de tu ser querido es el resultado de una larga enfermedad con
todos los gastos económicos y desgaste físico que eso conlleva. La tristeza que tengas,
puede verse aumentada por dificultades económicas. Por cuentas a pagar en el hospital,
por costos del funeral.

Y ni hablemos si la muerte ha sido repentina y del día a la noche te encuentras


teniendo que llevar adelante una casa, familia o tu propia vida solo o sola. Las
dificultades pueden estar ahogándote. La amargura y el dolor pueden estar
abrumándote. El peso de la incertidumbre, ¿quién cuidará de mí?

¿Qué me cuentas de Rut? Ella había perdido a su esposo, había quedado viuda joven
(difícilmente algún hombre querría casarse con ella) y además, el peso económico de
ayudar a su suegra en la vejez. ¡Todo esto sin tener hijos! Sin tener su vejez asegurada,
¿quién iba a cuidar de ella?
Reflexiona: ¿Te sientes identificado/a con la situación económica de Noemí? ¿Sientes
que Dios te ha tratado severamente? ¿Te encuentras en dificultades económicas, sin
esperanzas de un futuro mejor como Rut?

Diario de apuntes: ¿Te estás preguntando cómo vas a pagar tus cuentas, cómo vas a
afrontar las dificultades económicas? ¿Sientes que quieres encontrar un culpable?

Palabra de consuelo del día: El Señor es tu pastor, nada te faltará. El Señor te guiará
por verdes pastos y te dará descanso. Deja tu carga y el peso de la incertidumbre de lo
que vendrá en las manos del Señor. Tu Pastor te dará descanso, te infundirá nuevas
fuerzas. No te inquietes por nada, presenta tu súplica y petición delante del Señor y
dale gracias. Verás que la paz de Dios sobrepasará tus pensamientos. Dios puede darte
paz en medio de tormenta. Dios cuidará tus pensamientos en Cristo Jesús.

DIA 5: Tres funerales y un matrimonio: Rut y Noemí

RUT 4:13-17

La realidad supera a la ficción, ¿no es así? La historia que hallamos en el libro de Rut
se parece a una novela, sacada de una película. Pero en realidad forma parte de la
historia de Israel, es más, forma parte de la historia del mundo. Seguramente te estarás
preguntando: ¿Qué tienen que ver dos viudas en la historia mundial? Bueno déjame
contarte…

Noemí y Elimelec (esposo de Noemí) eran de la tribu de Judá y de la ciudad de Belén,


donde tenían derechos de propiedad ancestral. Ellos habían perdido sus propiedades a
través de la ejecución hipotecaria y las deudas y se trasladaron a la tierra de Moab.
Después que su marido y sus hijos murieron, ella y Rut, su nuera, regresaron a Belén
con la esperanza de recibir la propiedad. Las costumbres del matrimonio requerían que
el pariente más cercano de un hombre fallecido se casara con su viuda (Deuteronomio
25:5–10). La descendencia de este matrimonio llevaría el nombre y la herencia de su
ex marido. Debido a la edad, Rut se convirtió en sustituta de Noemí en el matrimonio
y dio a luz un hijo para perpetuar el linaje de la familia.

Booz (el nuevo esposo de Rut) se convirtió en el goel (redentor pariente - significa,
«rescatar, volver a comprar» y se aplica a una propiedad, una granja, bálsamo, etc.).
Booz, volvió a comprar la propiedad de Elimelec para la familia. Cumplió con su
deber de redimir la tierra (Levítico 25:25–28) y de perpetuar la descendencia.

Al leer los últimos versículos del libro de Rut comprenderás una verdad que llenará tu
vida de fuerzas porque a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien. Booz y
Rut no solo se casaron, tuvieron un hijo, Obed. Este niño llenó el corazón de Noemí de
alegría, tanto que sus vecinas dijeron: «¡Noemí ha tenido un hijo!». Dios cambió el
lamento en alegría.

Pero había un propósito aún mayor. Obed fue el abuelo del rey David, perteneciente al
linaje del Jesús, el Salvador del mundo. Así como Rut y Noemí tuvieron un pariente
que redimió la historia de ellas (goel=Booz), tú y yo tenemos un redentor, Jesús, que
dio su vida por nosotros para darnos un futuro y una esperanza.

Reflexiona: ¿Puedes ver que hay esperanza más allá del dolor por el que estás pasando
hoy?

Diario de apuntes: ¿Puedes mirar a tu alrededor y agradecer a Dios por las cosas
buenas que ha hecho hasta hoy y las que hará en el futuro?

Palabra de consuelo del día: Puede ser que en este momento no entiendas el por qué
detrás de lo que te está pasando. A pesar de que el presente pueda parecerte oscuro, te
animo a que confíes en el Señor. En él, tenemos esta seguridad: Dios dispone todas las
cosas para el bien de quienes lo aman. Aunque hoy no tengamos respuestas y el futuro
nos parezca incierto, recuerda que Dios tiene planes de bienestar, de darte un futuro y
una esperanza.
DIA 6 Tsunami: la historia de Job

JOB 1:13-19

Seguramente has leído o escuchado acerca de la tragedia de Job. En un mismo día


perdió a todos sus hijos y todas sus propiedades. ¿Puedes imaginarte tal calamidad?
Podríamos decir que en el caso de Job, no fue sacudido por una ola, sobre él cayó un
tsunami.

En la lectura de hoy podrás apreciar por qué el libro de Job, al igual que los Salmos,
forma parte de los libros poéticos de la Biblia. Job abre su corazón y todas sus
emociones brotan de su interior. Es muy posible que si estás pasando por una situación
similar, te halles pensando, sintiendo, y por qué no, diciendo las mismas palabras que
siglos atrás, este hombre expresó ante Dios.

Job no guarda silencio, en una versión de la Biblia dice: «Voy a dar rienda suelta a mis
quejas». Es la angustia que está agobiando su alma la que lo lleva a hablar, la amargura
en que vive lo lleva a protestar. No puede dormir de noche, tiene pesadillas, llega al
punto de decirle a Dios que preferiría morir. Está deprimido, aterrado, angustiado.
Podríamos decir que Job expresa todas las olas de sentimientos que hemos estado
analizando hasta hoy, pero que en sus poemas, los encadena uno a uno: conmoción,
negación, enojo, amargura. Un tsunami de emociones golpeando el corazón.

Reflexiona: ¿Te encuentras, al igual que Job, quejándote, y gritando delante de Dios?
Job nos dice que ante Dios expone su queja.

Diario de apuntes: ¿Cuáles son los sentimientos que en este momento vienen a tu
mente? ¿Puedes reconocerlos? ¿Cuál es tu queja? ¿Qué pensamientos te abruman?

Palabra de consuelo del día: Te animo a que al igual que Job, expongas tu queja
delante de Dios. Cuéntale cómo te sientes, dile lo que te pasa, deja que ese peso que
agobia tu alma brote de tu interior en presencia de tu Padre Celestial. Siéntete seguro
en sus brazos. No tengas temor de expresar lo que sientes. Puede ser que al igual que
Job, quienes estén a tu alrededor no te entiendan ni sepan cómo ayudarte. Dios hoy te
dice que no temas, él te sostendrá de la mano y te ayudará.

DIA 7 El guardavidas: el Espíritu Santo

SALMOS 142:1-6

Surfeando las olas de la vida, puede ser que te halles en medio de una tormenta. Las
olas se suceden a una velocidad y con un ímpetu tal, que a duras penas llegas a
respirar. Subir a la tabla se vuelve casi imposible, y lo único que llegas a hacer en esos
momentos es pedir ayuda. El guardavidas corre a tu rescate y te lleva a tierra firme.

En la lectura de hoy, el salmista nos cuenta su experiencia, clama al Señor, le pide


misericordia, que le responda pronto. Se encuentra totalmente deprimido, y no importa
hacia donde mire, no hay nadie que lo ayude, que se preocupe por él. Nadie viene en
su ayuda.

Te animo a que hoy mires hacia la costa, mires al cielo y clames a tu guardavidas; el
Espíritu Santo. La Palabra de Dios nos recuerda que el Espíritu Santo nos ayuda a orar
aun cuando no sepamos por qué ni cómo orar. Él nos ayuda en nuestra debilidad.
Cuando no sabemos orar como es debido, es el Espíritu Santo quien ruega a Dios por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.

Reflexiona: ¿Te encuentras, al igual que el salmista, pidiendo ayuda y misericordia


delante de Dios? ¿Estás exponiendo tu queja delante del Señor? ¿Te sientes
abandonado/a? ¿Descuidado/a?

Diario de apuntes: ¿Cuáles son los sentimientos que en este momento vienen a tu
mente? ¿Puedes reconocerlos? ¿Cuál es tu queja? ¿Qué pensamientos te abruman?
Palabra de consuelo del día: ¿Te faltan las palabras? ¿Quieres orar pero no sabes qué
decir? El Espíritu Santo intercederá por ti aunque no tengas palabras. Dios examina los
corazones, y sabe qué es lo que el Espíritu Santo quiere decir, él ruega conforme a la
voluntad de Dios. Puedes quedarte tranquilo/a porque él sabrá como guardar tu vida en
oración. El Espíritu Santo rogará por ti delante de Dios.

Oremos juntos:

Padre Celestial, cuando el enojo me golpea; te ruego que seas mi refugio, mi roca
protectora, la fortaleza de mi salvación.

Cuando la amargura me invada, declararé que eres mi redentor. Así como ayudaste a
Noemí y a Rut, y cambiaste la amargura por gozo; sé que aunque ahora me parezca
lejano, un día mi lamento será cambiado en gozo. Me alegraré en tu salvación, me
alegraré porque tú eres mi Salvador.

En medio de pruebas y dificultades económicas; declaro que eres mi pastor, que nada
me faltará. Dejo mi carga y el peso de la incertidumbre de lo que vendrá en tus manos
Señor. No me inquietaré por nada, presentaré mi súplica y petición delante de ti Señor.

Aunque hoy no tenga respuestas y el futuro me parezca incierto, recuerdo que Dios
tiene planes de bienestar, un futuro y una esperanza.

Espíritu Santo, intercede por mí cuando me quede sin palabras, ruega por mí conforme
a la voluntad de Dios.

En el nombre de Jesús, amén.

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