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SIMPOSIO LA CHIAMATA AD AFFRATELLARSI - Esp
SIMPOSIO LA CHIAMATA AD AFFRATELLARSI - Esp
SIMPOSIO LA CHIAMATA AD AFFRATELLARSI - Esp
LLAMADA A HERMANARSE
(Simposio S. José Marello)
Introducción
1.1) El ‘Marelito’.
Ninguno nace santo, mucho menos Fundador. Ha sido así para Marello que recorrió un
camino que poco a poco, más veloz en los últimos años antes de 78, lo llevó a la fundación.
La devoción a María
1
Todas las citaciones del Marello estarán siempre en Itálico.
1
El cinco de abril de 1848 moría, con apenas 24 años, Ana María Viale, la mamá de José y de
Víctor, descrita como mujer muy piadosa y caritativa. Aún más, el padre Cortona convencido
dice: “su madre era un mujer santa”2; también el “condado” donde vivía en Turín la llamaba de
igual forma. Un hecho doloroso para José, pero esto lo llevará a transfigurarse del amor a la
mamá terrena en el amor de la mamá del cielo, María santísima. María será un ‘motivo
conductor’3 de su vida vocacional: de Savonaa (1856) a Savona (1895). Esta será una tesela
importante de nuestro mosaico…
Ya en la infancia podemos ver el amor a los pobres que es ciertamente otra tesela importante
de aquel mosaico ideal. Los testimonios son del tiempo de la escuela primaria y nos han llegado
por medio del P. Garberoglio, P. Viola, que a su vez los han recibido de p. Cortona y de Víctor
Marello. Así escribe el P. Dalmaso: “Un anciano mendicante dejado de lado por sus compañeros
(...), José lo tomó enérgicamente, lo defendió, lo animó y lo llevó a su casa, donde le dió comida
y algo de vestido... (...). Se trataba de un pobre mendicante que, harapiento, sucio y tonto, no lo
tomaban en cuenta sus compañeros, y agrega que este hecho dió buena impresión y edificó a los
presentes”4. Leyemos en el cuaderno de la escuela primaria del Marello - ¿se describía a sí
mismo? - que: “yo conozco un niño, un querido niño, que cada sábado lleva su vino a un
enfermo anciano y cada solemnidad coloca para él aquello de más que se pone en la mesa.
Conozco otro que en vez del acompañante del pan en el desayuno decide recibir de la mamá
dinero cada día y así todos los domingos lleva todo lo ahorrado en la semana (al viejito), con lo
cual (él) puede aquel día tener un poco de carne en su pobre mesa” 5. Pequeños actos, pero, los
grandes árboles (las futuras obras sociales de santa Clara) comienzan siempre por pequeños y
tienos arbolitos.
La catequesis será una columna del carisma pastoral del Fundador desde los inicios. En san
Martino Alfieri recibió una sólida formación del P. Silvestro Ponzo y sobre todo de don
Giovanni Battista Torchio que lo motivaba a una vida activa. José “supo aprovechar. No sólo
participaba en el catecismo, sino, para ayudar al párroco, estaba disponible para enseñar a otros
niños”6. Incluso a los 12 años era capaz de escribir clases de catecismo 7. Cómo no vislumbrar ya
la competencia del sacerdote Marello, grande catequista, el fundador que quería a sus Oblatos
catequistas (Reglas 1892); el Obispo de Acqui escribirá, como sabemos, una carta pastoral sobre
la catequesis en 1894.
1. 2 ) Marello seminarista
2
DALMASO, SEVERINO, Biografia del Beato Giuseppe Marello, Libreria editrice Vaticana, Città del Vaticano
1997, primer volumen p.20
3
Leitmotiv: término usado por el Autor en italiano (nota del Traductor)
4
Ibidem, primer volumen p.49
5
Del III cuaderno de la escuela primaria, en OSJ
6
CAVALLARO, FIORENZO, Apostolato catechetico del Marello e della Congregazione nella Chiesa di oggi, Corso di
Spiritualitá 2007.
7
DALMASO, SEVERINO, o.c. primer volumen, p. 48 (también en p. 57)
2
Un corazón juvenil
El amor por los jóvenes es otra pieza de nuestro mosaico y, creo, ¡tiene sus orígenes en
su propia experiencia de vida! Entró en el Seminario de Asti el 31 de octubre de 1856. Los tres
primeros años fueron tranquilos, pero luego, debido a la sucesión de varios acontecimientos: el
seminario ocupado por los soldados... lo sucesos del Obispo Artico - que morió en 1859 -, la
situación política... En 1862, Marello dejó el seminario para vivir en una familia, pero asistió a
las clases de filosofía en el seminario. El primer año de Filosofía (1860-1861) y el segundo
(1861-1862) logró hacerlos en Asti (mientras sus compañeros fueron a Turín donde Don Bosco).
Pero un “complejo contexto de circunstancias”8 (entre otros motivos, la cierta insistenica del
Padre) lo llevó a dejar del todo e ir a Turín en el otoño de 1862 para iniciar los estudios
comerciales. Vivió el periodo turinés desde noviembre de 1862 hasta enero de 1864. En Turín,
ciudad en ebullición, había entrado “en un misterioso viaje de experiencias, que lo enriquecerían
y lo harían madurar para muchas otras actividades futuras”9. Logró mantenerse a flote
espiritualmente, y María santísima intervino. Sabemos como sucedieron las cosas: el tifus le hizo
casi “ver el infierno” (primer manuscrito del P. Cortona) y a los 19 años hizo un comienzo en su
conversión, con la recuperación de la enfermedad, con la visión del vestido talar, con la certeza
que María lo quería en el Seminario: fue un hecho prodigioso y sanó de dos enfermedades, la
física y la espiritual. Volvió al Seminaio el 9 de febrero de 1864: “¡al Marello, abrimos las
puertas de par en par!”10, dijo el Vicario General Sossi y repetía que el Señor lo había querido de
nuevo clérigo.
Esta experiencia juvenil marcó su corazón; le mostró no sólo los peligros que había
logrado superar con la gracia de Dios, de María, sino también el deseo de amar a la juventud y
hacer algo por la misma. Volviendo al Seminario en teología, se convirtió en animador
espiritual de sus compañeros, escribiendo en las vacaciones, cartas que retoman su experiencia, y
volvió sobre sus pasos hacia atrás. De esto testimonia un texto significativo a Don Delaude en la
carta 10 de agosto de 1866: “Si tuviéramos que enumerar todas las invenciones, todas las
iniciativas de la ciencia que se prostituye a las exigencias de la carne... ¡Cuántas cosas!.. La
música, la pintura, el teatro, etc.; las composiciones químicas que sirven para estimular... son
cosas que he visto con mis ojos”.
3
prueba de un camino interior. Descubre plenamente a Cristo en su vida, el “Nunc coepi”,
(después de la lectura de la vida de santa Margarita María Alacoque) y las lecturas de los santos
que lo ayudan a encaminarse “por el camino del cielo” (Escritos 19). Hasta aquí, Cristo era el
vértice del pensamiento de Marello. A Delaude escribe: “Delaude, abracémonos en Dios y,
cuando estemos para unirnos a Él en la mística unión de la eucaristía, transfigurémonos;
Cristo en nuestros corazones es el coeficiente infinito... Y nosotros, pobres cifras de la nada,
podemos multiplicarnos gradualmente hasta alcanzar alturas de cifras infinitas” (Carta 12).
Como neo sacerdote escribirá: “He aquí nuestra misión: hacer conocer, hacer amar, hacer
practicar la Doctrina de Jesuscristo” (Carta 27).
Al final de los ejercicios para la ordenación (19 de setiembre de 1868), el Obispo le
hace saber que lo quería como secretario y como su acompañante en Roma para el Concilio
Vaticano I. Obediente como siempre pasó a servir al Obispo y a la Diócesis en esta misión,
comenzando después de las fiestas de la ordenación, el 21 de octurbre. Dirá el Mons. Savio: “Es
mi ángel. Su tierra es una vida del cielo”12.
12
Ibidem p 349
13
Ibidem p.360
14
Ibidem p. 401
4
indisolubilidad del Papa el 18 de julio de 1870, con la Constitución Pastor Aeternus, y fue
interrumpido el 20 de octubre de 1870 por causa de la toma de Roma.
La profundización de la devoción a san José es fundamental. En su famosa oración,
muy conocida de la carta 37 al P. José Riccio encontramos una verdadera Teología josefina
(Josefología) con Cristo al centro, orientada al ministerio sacerdotal: “Tú que, después de la
Virgen bendita, fuiste el primero en estrechar a tu pecho al Redentor Jesús, sé nuestro modelo
en nuestro ministerio que, como el tuyo, es ministerio de relación íntima con el Verbo Divino.
Enséñanos, guíanos y haznos dignos miembros de la Sagrada Familia”. El amor a san José en el
Marello se convierte en algo grande y casi ‘esencial’ sin lo cual no tendríamos la Congregación.
Ciertamente, el fundador tenía desde siempre una devoción (en el sentido de san Francisco de
sales) a san José, pero hay momentos en la vida en los que ciertas flores florecen con una forma
especial. Y esta flor lo acompañará siempre. En el mismo año, Pío IX emitía el Decreto
Quemadmodum Deus (8 de diciembre), proclamando a San José Patrono de la Iglesia univeral y
el año siguiente, la Carta Apostólica Inclytum Patriarcam (7 de julio) con disposiciones
litúrgicas sobre la fiesta de san José (19 de marzo). Para el Marello fue un avance cualitativo en
la devoción a san José. Escribe muy bien el P. Dalmaso: “tenemos una pista, que debemos
recorrer prontamente la vida del P. José, y veremos que nos lleva lejos (...). La fusión de estos
tres “momentos altos”, vividos por el Marello durante el Concilio en Roma. Vale la pena
recordarlos todavía, porque ahora aquí encuentran su natural unidad: el encuentro privado con
Pío IX la noche de Navidad del 69, la proclamación de la infabilidad pontificia y la exaltación de
san José”15. ¡Poco a poco llegaremos a los famosos “intereses de Jesús” a imitación de san José!
1872: Mons. Savio, el 30 de setiembre, anunciaba la visita pastoral de la Diócesis.
Marello acompaña al Obispo y conoce la iglesia local y ve la pobreza y necesidad de ciertas
parroquias en la catequesis, en el servicio litúrgico y en otros sectores. Duró varios años y esta
experiencia será fundamental, más adelante, en el nacimiento de la Congregación.
El asociacionismo, como las sociedades de trabajadores de Turín, floreció en toda Italia
como una forma de apoyo por parte de los laicos al Papa, despreciado por el gobierno. En Asti
algún signo había como el Michelerio, el hospicio Cerrato y otras sociedades de culto. El 25
de octubre de 1872, Marello organiza la “Compañía de san José, protector de los intereses de
Jesús”. Estableció en la Iglesia del ‘Gesù’ (Jesús) el lugar para su Compañía, pensada por él y
por “mis jóvenes hermanos”, - así escribe al canónigo Cerruti (Carta 83)- “bajo el cuidado de
san José”. Esta asociación que será como una especie de prueba general de la Congregación, seis
años después, tendrá una estructura espiritual y apostólica. El modelo es san José, “que fue el
primero en esta tierra en cuidar los intereses de Jesús”; debe seguir con “ilimitada confianza en
la ayuda del cielo” sin contar con las “riquezas, apoyo, estima del mundo”; todos pueden
participar (abierta especialmente a los laicos), pero con el único propósito de “promover los
queridos intereses de Jesús”; en un clima de simplicidad y de caridad y obediencia a los
superiores. Pero, ¿qué debía hacer esta asociación? Mucha oración, usar las fuerzas en la
obediencia al Papa, a sus representantes, poner a disposición buenas lecturas (bibliotecas
circulantes), una tienda católica para objetos de culto, ayuda a las iglesias pobres, todo esto “que
puede en algún modo promover los intereses de Jesús y repetir la obra de san José que tenía el
cuidado y el patrocinio de su humanidad santísima”. La Diócesis quizá no estaba preparada a
todo esto y la asociación no fue instituida. Pero hay un hilo de oro que une el 1872 y el 1878, y
los sucesos ahora llevarán todos a la fundación...
15
DALMASO, SEVERINO, o .c p.490
5
En forma breve otros hechos importantes de estos años.
a) Muere papá Vicente el 17 de mayo de 1873. El P. José un poco a la vez se aparta del
mundo16 y también de San Martino, aunque ahí permanecían todavía varios parientes.
b) El 6 de julio de 1973 elabora su primer testamento, el famoso “yo suscrito pobre pecador...”
(Escritos 40);
c) Entra en un momento de la vida de “purificación pasiva”: se siente atraído por la Trapa, por
la soledad con Dios: ¡entra en escena el Marello místico! Ya en 1869 había pensado algo de esto
con Delaude... se deja aconsejar por el Obispo que lo disuade. Obedeció. Mientras tanto, vivía de
oración, de servicio, de pobreza, de obediencia y de disponibilidad;
d) realiza los jueves eucarísticos en la iglesia del ‘Gesù’ en el Michelerio y continúa el
catecismo el domingo en el seminario.
e) 1874: va al lado del amigo Motta a Camerano por dos meses, enfermo (sequedad);
f) la Trapa permanece siempre en el corazón. Sabemos que en 1870 había visitado las Tres
fuentes en Roma, y parece que también en el mismo año visitase Montecasino. (Más tarde en el
1882, la Cartuja de Pavía). Regresó al trabajo con el Obispo que lo disuadió otra vez. La Trapa
se convirtió para él en oración, recogimiento...
g) comienza a reflexionar sobre la falta de religiosos en la Diócesis de Asti. Su deseo era dar un
nuevo impulso a la Vida Religiosa en la Diócesis;
h) en 1875 comienza il “misterioso” camino vocacional del P. Cortona que cruzará después su
vida con el Marello y el Michelerio… En este mismo año con el P. Rossetti hace una
peregrinación a Roma por le Jubileo y fue recibido de nuevo en audiencia por Pío IX;
i) poco a poco “sentía la inspiración de Dios para fundar una Congregación religiosa, cuyos
miembros llamados Oblatos de san José, siempre recordaran su especial vocación, tuvieran por
fin principal honrar a san José, imitando sus virtudes y buscando de conformar cuanto se pueda
más su vida con la vida pobre, humilde y escondida de san José”17
l) Mons. Savio aprobó la idea. Marello consultó en Turín a P. Carpignano, Filipino, y a P.
Anglesio de la Pequeña Casa. Todos aprovaron su iniciativa. P. Anglesio le dió también el
consejo de que él mismo encuentre las personas idóneas para su carisma...
m) 1877: Marello decide fundar la Congregación con apenas 33 años y 9 de ordenación. El
lugar era el Michelerio. En tres cartas encontramos el “esbozo de la Regla fundamental”.
Marello veía delante de sus ojos que “mientras se multiplican las congregaciones de mujeres y
llegan a miles cada año las vocaciones del sexo devoto, los Noviciados de los Conventos se han
hecho ya un desierto...” (C.107). Era necesario hacer algo también para los hombres. ¡La hora
había llegado: 14 de marzo de 1878!
2) “Hermanarse”
Recorriendo una parte de la vida del Marello, y acompañándolo hasta aquel 14 de marzo de
1878, nos hemos dado cuenta que no llegó por casualidad a ser Fundador, y tantos pequeños y
grandes momentos puestos conjuntamente han formado ‘nuestro mosarico ideal’. Ahora nos
disponemos a hacer otro viaje: entrar en el corazón comunitario y ‘místico’ del Marello.
16
DALMASO, SEVERINO, o.c p.572
17
DALMASO, SEVERINO, o. C. p.627 (cita de P. Cortona, Breves Memorias, Manuscrito)
6
La fundación de la Congregación, para el Marello, tenía la finalidad de facilitar la Vida
Religiosa de los hombres, principalmente en Asti, (aunque sin votos, pero son los consejos
evangélicos); pero en las cartas de fundación (107-109) encontramos la verdadera razón
principal: ¡CRISTO! Jesús fluye de su vida incluso antes de la fundación misma, y luego, de
las cartas (107-109).
La primera (Carta 107) fue dirigida al P. Rolla (párroco de Mongardino) en el día de san
Francisco (4 de octubre de 1877); la segunda, (Carta 108) un mes después (4 de noviembre),
siempre al P. Rolla, fiesta de san Carlos Borromeo, patrón de San Martino Alfieri y patrón de
Mons. Carlos Savio; mientras la tercera (Carta 109) (7 de noviembre) fue dirigida “a un
amigo sacerdote” (¿un compañero de ordenación?). En las cartas 108 y 109 habla de
“Compañía de san José”, (un recordatorio de la Compañía de Jesús, o ¿un desarrollo ulterior
de la Compañía de 1872?). Sí, Jesús continúa a llamar, no puede haber “hablado en vano”
(Carta 107), por lo que “los religiosos (no) han hecho su tiempo” (Carta 107). El Modelo,
para seguir a Cristo, claro, es siempre Él, san José: “encontrará abierta la Casa de San José,
donde, retirándose con el propósito de permanecer escondido y silenciosamente activo en la
imitación de aquel gran modelo de vida pobre y escondida, tendrá modo de hacerse
verdadero discípulo de Jesucristo” (Cartas 108-109).
Inmediatamente nos damos cuenta de que en su corazón había, junto con el sueño de la
Vida Religiosa, un anhelo especial, el de la vida en comunidad. Leemos, en la búsqueda
vocacional, en la carta al P. Rolla (107):
“¿Acaso conoce usted alguna de esas almas, aún si se tratara de un tosco campesino o de un
pobre obrero, que se sienta inclinada a HERMANARSE con otras, para poder decir con
san Pedro: ecce non reliquimus omnia et secuti sumus Te ?
Queremos con las tres cartas de Fundación y después con los otros textos profundizar qué es
lo que el Marello quería decir o pensar con la frase: “se sienta inclinada a HERMANARSE”.
a) Esta frase indica una tendencia espontánea de la persona humana hacia un fin bueno,
aceptado voluntariamente con el discernimiento. No confundir con el instinto, que es la
tendencia a cumplir actos sin tener necesariamente conciencia de su fin. Por ejemplo, quien
desea entrar en la Vida Religiosa quiere cientamente alcanzar un fin bueno y espiritual, el
amor radical y total a Jesús (EL OTRO) y a los hermanos (LOS OTROS).
b) En la misma carta 107 entendemos que ‘inclinación’ no se sefiere, en primer lugar, a
los estudios o a las capacidades intelectuales. Las capacidades intelectuales son importantes,
por favor, pero vienen después. Entonces, leemos que: “También para quien no es apto para
los estudios debe ser posible la observancia de los consejos evangélicos...”. En la carta 108,
en cambio, se habla de “edad avanzada, falta de estudios, ect.”. Idem en la carta 109. P.
Dalmaso y P. Geremia afirman que Marello deseaba ampliar la Vida Religiosa también a las
categorías más humildes (campesinos, obreros, jóvenes, adultos) 18. ¡Observación espléndida
18
Cfr. DALMASO, SEVERINO , o.c p.645
7
que, como Oblatos, nos da felicidad, y que tendrá consecuencias también en nuestro carisma
Josefino!
c) Esta inclinación mira también la recta intención y, más todavía, la importancia de
asegurar “la propia salvación”, contando con la Providencia que ciertamente no negará “un
asilo a tantos que necesitan un refugio para su debilidad”.
d) Para el Fundador, inclinación quería decir también desprendimiento, generosidad,
vivir “escondida y silenciosamente activo” (Carta 108) en la imitación de san José.
e) Inclinación quería decir, después, aceptar “ser simplemente Oblato” (Cartas 108-
109), sin ser religioso profeso (al inicio, este era el pensamiento del Marello). Reflexionar
bien: al inicio se era Oblatos sin ser religiosos profesos, hoy somos Religiosos profesos, pero
¡SIEMPRE OBLATOS! Y Oblato quiere decir: “que se ofrece continuamente a Dios para
tender a la perfección, desprendido de todo placer terreno de cuerpo y de espíritu” (Cartas
108-109).
f) Sentirse inclinados, para el Fundador, quería decir todavía encerrar “los tres puntos
esenciales de la vida de perfección: pobreza, renuncia a los bienes de la tierra; castidad,
renuncia de los placeres; obediencia, renuncia de la voluntad” (Cartas 108-109).
Ya que la esencia de la Vida Religiosa es el bautismo en su radicalidad, el primado del
Absoluto (Dt 6,4-9 y Mc 12,31), el amor afectivo y efectivo y comunitario. El P. Antonio
Geremia escribe: “la inclinación a hermanarse es una disposición de ánimo inicial, pero es,
sobre todo, voluntad y empeño a continuar este trabajo cada día. Este hermanarse anticipa
muy bien al decreto Perfectae Caritatis del Vaticano II, que, en el título, nos dice cúal es el
objetivo de la Vida Religiosa: el cumplimiento de la caridad perfecta por medio de los
consejos evangélicos”19.
19
GEREMIA, ANTONIO, Enseñanzas del Beato José Marello en los escritos, Oblatos de san José 1993, p.139 -140
8
nombre, yo estoy en medio de ellos”. La presencia de Jesús no es descontada donde dos o tres
hermanos viven juntos, y se sigue una verdadera unidad que no se debe nunca más romper,
sino al máximo se puede plegar, morir, perder hasta hacer el milagro de un solo corazón y una
alma sola (cf. Hch 4,32) porque la perfección está en la caridad hasta dar la vida. Esta es la
perfección de la familia de Nazaret, ¡nuestro modelo! Y entonces, para nuestras comunidades
fraternas, es válido el principio de que siempre es mejor el menos perfecto pero en unidad con
los hermanos que el más perfecto pero en desacuerdo... El P. Antonio Geremia explicando el
espíritu de familia y el hermanarse nos enseña que a esto se refería el Marello: compartir de
afecto, sufrir con quien sufre, gozar con quien goza, como se expresa Pablo (cf. Rm 12,15);
tener indulgencia, paciencia, interesarse de la casa, convicción que en todo lo que se hace, se
hace por Jesús, por la Iglesia y por la Congregación, y ¡todo siempre teniendo presente la
imitación de san José...!20 He aquí algunas enseñanzas del Fundador sobre el espíritu de
familia concreto y hermanarse.
Hermanarse es:
compartir los bienes espirituales:
“del mismo modo que yo comunico omnia mea, los hijos de san José me comunicarán
omnia sua, y cada uno podrá decir: omnia mea vestra sunt et vestra mea según el voto de
Jesús, que sus discípulos sint consummati in unum” (Carta 239);
compartir los sufrimientos:
“voy a menudo en espíritu a santa Clara para visitarles mis queridos enfermos e iría
también en persona si me fuese posible” (Carta 206);
compartir las alegrías:
“sí me alegro y agradezco a Dios de corazón por la promoción al sacerdocio de un hijo
de san José y he gozado en espíritu de las fiestas que estas circunstancias se han realizado en
santa Clara; exulto y repito Deo gratias por la feliz clausura de los SS. Ejercicios”;
interesarse por la marcha de la casa y de todos:
“Por mi parte no digo nada de nuevo asegurando a la familia de santa Clara que la llevo
en medio del corazón junto con esta de Acqui”;
tener confianza en el trabajo de los otros:
“Ahora cuántas cosas que agregar para los queridos hermanos, novicios, aspirantes y
especialmente para los sacerdotes. El trabajo aumenta, ¿verdad? Y el padre Juan ¿atraerá
gente al confesionario? ¿Y padre Carandino el Secretario?... Y padre Baratta, ¿cómo le va
la salud por sus peregrinaciones pastorales?...” (Carta 202);
tener paciencia, acogida…
podríamos recordar muchos otros textos del Fundador, pero conocemos su vida, su estilo,
su corazón ante todo... Entonces, es favorable reflejarse en este ejemplo (RG 5).
Debemos recordar lo que el P. Alberto Santiago, OSJ. escribe en un texto suyo: “la noción
de vida fraterna en comunidad (en el tiempo del Marello) no se había desarrollado en la Teología
de la Vida Religiosa, y los principios de la misma iban sólo en la dirección de normas de
convivencia vividas como ejercicio de virtud (prudencia, abnegación, obediencia y,
especialmente, la caridad)”21 y, entonces, podemos decir que el Fundador estaba muy adelantado
20
21
Texto enviado por el Centro internacional Josefino-marelliano en la fiesta de los Santos Esposo, Enero 2020.
9
a su tiempo y tenía ideas claras sobre la vida de comunidad, ¡las vivía y quería que todos las
vivieran!
Y “hermanarse” combina totalmente con el “tradicional espíritu de familia” (Carta 9) y
con la necesidad de testimoniar en el mundo “la importancia de la vida familiar” (Carta 9) y
entonces nosotros Oblatos debemos ser ‘especialistas’ de este espíritu, justamente porque
¡somos “Oblatos de san José”! Nazaret es nuestro paradigma, y el Fundador escribe
repetidamente en las tres cartas: “Casa de san José”, “Compañía de san José”, “Hermano
de san José”, “Hermanos Oblatos”. Quiere decir que puedo tener simpatía por un hermano,
pero lo debo amar propiamente porque es hermano y recordar que forma parte de mi ‘sangre
espiritual’, de mi carisma, que es hijo como yo del Fundador, hijo como yo de la
Congregación y posiblemente vive en la misma comunidad...
“Hermanarse” es acoger al hermano así como es, con sus gustos, ideas, defectos...
diferencias. Hacerle espacio dentro de nosotros sin preconceptos, sin prejuicios… Esto está en
la base de una verdadera comunión fraterna. La vida de cada uno de nosotros, depende de la
observancia de este mandamiento: “ámense los unos con los otros”. Y Jesús da también la
forma de este amor: “ámense como (kathós) yo os he amado”. Se trata de amar al otro como
lo ama Jesús, es decir, acogiéndolo así como es: ¡aceptar todo el paquete como regalo”! Es la
mística del tener cuidado del hermano en el aspecto espiritual, físico, mental, material,
corazón: todas las dimensiones olísticas de la vida, también lúdicas. José ha donado su vida
por Cristo y María: ¡está disponible! Aquí está el meollo, el secreto de todo. “Todos los
profesos se deben ayudar mutuamente en sus necesidades espirituales y temporales”, dicen
las Constituciones, Art. 10; recordamos, también, las Reglas del 1892...
“Hermanarse”, como se vivía en la casa de Nazaret, familia, comunión, sin
individualismo aunque si habían tres individualidades, pero, sin aquel “hombre viejo” (Ef
4,22), como dice san Pablo. En Nazaret había tres flores diferentes, pero en el mismo jardín,
había unidad y el perfume del amor que era común a pesar de que cada uno tenía su peculiar
perfume... ¿Un sueño para nosotros? Soñar con los ojos en el cielo y los pies en la tierra,
como José, el joven soñador, que soñaba a Dios y amaba concretamente a Jesús y María.
“Hermanarse” es una elección que se debe hacer libremente iniciando de algunos
elementos comunes: Vocación, ideal evangélico, carisma, voluntad de vivir los mismos
valores, dejando de lado las simpatías y antipatías. Terrible sería vivir juntos sin ser
hermanos: ¡peor que un hospedaje gratis!
“Hermanarse” es vivir una comunidad al servicio de Dios en la imitación de san José: “en
la conformación al querer de Dios” (Escritos 228) en las “virtudes ordinarias y comunes”
(Escritos 292); en la “vida interior y escondida” (Escritos 226-227); en el apostolado (Carta
83, con los intereses de Jesús); en las pequeñas y grandes cosas de la vida cotidiana...
“Hermanarse”: se vive en casa por amor a Dios juntos (Cartujos; Const. 11) y se sale de
casa por amor a los otros (apóstoles). ¡El absoluto Dios, “la vida escondida con Cristo”
alimentada por la oración (Const. 11), “la vida fraterna común” (Const. 2) y la misión son los
pilares de nuestra Vida Religiosa josefina!
“Hermanarse”: el verdadero clima de familia resulta del hecho que somos del mismo
país, hablamos la misma lengua, pero cimientada en el amor que debe existir entre nosotros.
Muchas veces en la vida de comunidad aquello que más percibimos en los otros son sus
defectos. Existen grupos y comunidades en la Iglesia que hacen un acuerdo explícito entre
10
ellos, el acuerdo de verse de nuevo cada día sin ninguna escoria (en griego original σκωρία =
óxido) del día anterior y así logran crear y vivir un auténtico espíritu de familia como una
verdadera obra del Espíritu.
“Hermanarse” exige la observancia del mandamiento de la caridad imitando el amor y la
unidad de la Sagrada Familia. Pero, más todavía, es pensar que cada comunidad nuestra es
“imagen de la vida trinitaria” (Const. 38) y testimonio del “Cuerpo místico de Cristo” (Const.
9). Exigente, claro, y hay poco de decir y hacer: esta es nuestra Vida Religiosa josefina.
“Hermanarse” es también el secreto para poder vivir la castidad y los otros votos, que
exigen “una vida de comunidad vivida en serena caridad fraterna” (Const. 22); es necesario
también para la formación “un genuino espíritu de familia” (Const. 85), es importante para la
vida de apostolado que debe crear “unión” armonizando los dones de cada uno (Cont. 61).
11
amor, por nuestro esfuerzo de santidad, de alegría (¡recuerden a P. Calvi!) por la belleza de
nuestro hermanarse!
Pero, sólo una Comunidad "hermanada" (que "comparte y come") vive la Josefinidad!
(Sal 133). El 13 de mayo de 2015, el Papa dijo tres palabras a las familias que también sirven
a nuestra familia religiosa en la vida real: "permiso", "gracias", "perdón". "El gran obispo, San
Francisco de Sales, solía decir que "los buenos modales son ya la mitad de la santidad" 22; si
entonces juntamos el amor de San José (y el de María, ¡claro!) ... ¡realmente iremos "a las
bodas" (Mt 22,4) de toda la santidad!
22
http://www.vatican.va/content/francesco/it/audiences/2015/documents/papa-francesco_20150513_udienza-
generale.html (Acceso, el 16 de enero de 2020, 10:00)
12