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SIMPOSIO LA CHIAMATA AD AFFRATELLARSI - Esp

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SAN JOSÉ MARELLO COMO FUNDADOR: LA

LLAMADA A HERMANARSE
(Simposio S. José Marello)
Introducción

Claro como el sol: el propósito fundamental de la Congregación es la santificación de sus


miembros siguiendo el modelo de san José: “La Congregación de san José tiene como propósito la
santificación de sus miembros (agregados). Lleva el nombre de este Santo porque lo eligió como
modelo de su vida, porque lo tomó como patrón especial (Reglas de la Congregación de 1892,
Escritos p.133; RG 1)1. El modelo de san José nos sumerge en la Sagrada Familia y en la vida
comunitaria y en aquel “hermanarse” de la carta 107. Está claro. Sin embargo, la motivación
teológica esencial de la vida comunitara es y será siempre la Santísima Trinidad (C.1); pero,
continúa el texo de 1892: “Los miembros de la Congregación hacen vida común y se deben ayudar
mutuamente en las necesidades espirituales y temporales”, (Escritos p. 133); deben entonces
"imitar a San José que fue el primer modelo de vida religiosa, habiendo tenido constantemente
ante sus ojos ese divino ejemplar que el Padre Eterno, por su misericordia, quiso enviar al mundo
para que enseñara el camino del Cielo" (Escritos pp.133-134).
Nuestro buen Padre fue “un hombre en búsqueda… y siguiendo el ejemplo del modelo san
José hizo siempre “la amable voluntad” (Carta 322) del Señor. Su historia poco a poco se convierte
en río que desemboca en el océano de Dios, se convierte en el gran final de una sinfonía. Fundó la
Congregación el 14 de marzo de 1878; pero,
a) toda su historia es como una gran preparación para este día;
b) y sus hechos posteriores son una gran armonización, con la Congregación fundada por él.
Queremos recorrer, brevemente, algunas etapas de esta fascinante historia, y hacer una
especie de Génesis de la Fundación, para descubrir cómo llegó a la madurez del Fundador. El
Espíritu santo trabajó “desde lejos” en su corazón diseñando los sucesos de su vida, como pequeñas
teselas (losetas) de un mosaico, que luego todos juntos formaron el temple del hombre, del
cristiano, del sacerdote, Fundador y Obispo que conocemos. Después, descubriremos que, también
el “hermanarse” es parte integrante de esta misma historia de fe y de amor.

1) Génesis de una fundación

1.1) El ‘Marelito’.

Ninguno nace santo, mucho menos Fundador. Ha sido así para Marello que recorrió un
camino que poco a poco, más veloz en los últimos años antes de 78, lo llevó a la fundación.
La devoción a María

1
Todas las citaciones del Marello estarán siempre en Itálico.

1
El cinco de abril de 1848 moría, con apenas 24 años, Ana María Viale, la mamá de José y de
Víctor, descrita como mujer muy piadosa y caritativa. Aún más, el padre Cortona convencido
dice: “su madre era un mujer santa”2; también el “condado” donde vivía en Turín la llamaba de
igual forma. Un hecho doloroso para José, pero esto lo llevará a transfigurarse del amor a la
mamá terrena en el amor de la mamá del cielo, María santísima. María será un ‘motivo
conductor’3 de su vida vocacional: de Savonaa (1856) a Savona (1895). Esta será una tesela
importante de nuestro mosaico…

Amor hacia los pobres

Ya en la infancia podemos ver el amor a los pobres que es ciertamente otra tesela importante
de aquel mosaico ideal. Los testimonios son del tiempo de la escuela primaria y nos han llegado
por medio del P. Garberoglio, P. Viola, que a su vez los han recibido de p. Cortona y de Víctor
Marello. Así escribe el P. Dalmaso: “Un anciano mendicante dejado de lado por sus compañeros
(...), José lo tomó enérgicamente, lo defendió, lo animó y lo llevó a su casa, donde le dió comida
y algo de vestido... (...). Se trataba de un pobre mendicante que, harapiento, sucio y tonto, no lo
tomaban en cuenta sus compañeros, y agrega que este hecho dió buena impresión y edificó a los
presentes”4. Leyemos en el cuaderno de la escuela primaria del Marello - ¿se describía a sí
mismo? - que: “yo conozco un niño, un querido niño, que cada sábado lleva su vino a un
enfermo anciano y cada solemnidad coloca para él aquello de más que se pone en la mesa.
Conozco otro que en vez del acompañante del pan en el desayuno decide recibir de la mamá
dinero cada día y así todos los domingos lleva todo lo ahorrado en la semana (al viejito), con lo
cual (él) puede aquel día tener un poco de carne en su pobre mesa” 5. Pequeños actos, pero, los
grandes árboles (las futuras obras sociales de santa Clara) comienzan siempre por pequeños y
tienos arbolitos.

José: pequeño catequista

La catequesis será una columna del carisma pastoral del Fundador desde los inicios. En san
Martino Alfieri recibió una sólida formación del P. Silvestro Ponzo y sobre todo de don
Giovanni Battista Torchio que lo motivaba a una vida activa. José “supo aprovechar. No sólo
participaba en el catecismo, sino, para ayudar al párroco, estaba disponible para enseñar a otros
niños”6. Incluso a los 12 años era capaz de escribir clases de catecismo 7. Cómo no vislumbrar ya
la competencia del sacerdote Marello, grande catequista, el fundador que quería a sus Oblatos
catequistas (Reglas 1892); el Obispo de Acqui escribirá, como sabemos, una carta pastoral sobre
la catequesis en 1894.

1. 2 ) Marello seminarista

2
DALMASO, SEVERINO, Biografia del Beato Giuseppe Marello, Libreria editrice Vaticana, Città del Vaticano
1997, primer volumen p.20
3
Leitmotiv: término usado por el Autor en italiano (nota del Traductor)
4
Ibidem, primer volumen p.49
5
Del III cuaderno de la escuela primaria, en OSJ
6
CAVALLARO, FIORENZO, Apostolato catechetico del Marello e della Congregazione nella Chiesa di oggi, Corso di
Spiritualitá 2007.
7
DALMASO, SEVERINO, o.c. primer volumen, p. 48 (también en p. 57)

2
Un corazón juvenil

El amor por los jóvenes es otra pieza de nuestro mosaico y, creo, ¡tiene sus orígenes en
su propia experiencia de vida! Entró en el Seminario de Asti el 31 de octubre de 1856. Los tres
primeros años fueron tranquilos, pero luego, debido a la sucesión de varios acontecimientos: el
seminario ocupado por los soldados... lo sucesos del Obispo Artico - que morió en 1859 -, la
situación política... En 1862, Marello dejó el seminario para vivir en una familia, pero asistió a
las clases de filosofía en el seminario. El primer año de Filosofía (1860-1861) y el segundo
(1861-1862) logró hacerlos en Asti (mientras sus compañeros fueron a Turín donde Don Bosco).
Pero un “complejo contexto de circunstancias”8 (entre otros motivos, la cierta insistenica del
Padre) lo llevó a dejar del todo e ir a Turín en el otoño de 1862 para iniciar los estudios
comerciales. Vivió el periodo turinés desde noviembre de 1862 hasta enero de 1864. En Turín,
ciudad en ebullición, había entrado “en un misterioso viaje de experiencias, que lo enriquecerían
y lo harían madurar para muchas otras actividades futuras”9. Logró mantenerse a flote
espiritualmente, y María santísima intervino. Sabemos como sucedieron las cosas: el tifus le hizo
casi “ver el infierno” (primer manuscrito del P. Cortona) y a los 19 años hizo un comienzo en su
conversión, con la recuperación de la enfermedad, con la visión del vestido talar, con la certeza
que María lo quería en el Seminario: fue un hecho prodigioso y sanó de dos enfermedades, la
física y la espiritual. Volvió al Seminaio el 9 de febrero de 1864: “¡al Marello, abrimos las
puertas de par en par!”10, dijo el Vicario General Sossi y repetía que el Señor lo había querido de
nuevo clérigo.
Esta experiencia juvenil marcó su corazón; le mostró no sólo los peligros que había
logrado superar con la gracia de Dios, de María, sino también el deseo de amar a la juventud y
hacer algo por la misma. Volviendo al Seminario en teología, se convirtió en animador
espiritual de sus compañeros, escribiendo en las vacaciones, cartas que retoman su experiencia, y
volvió sobre sus pasos hacia atrás. De esto testimonia un texto significativo a Don Delaude en la
carta 10 de agosto de 1866: “Si tuviéramos que enumerar todas las invenciones, todas las
iniciativas de la ciencia que se prostituye a las exigencias de la carne... ¡Cuántas cosas!.. La
música, la pintura, el teatro, etc.; las composiciones químicas que sirven para estimular... son
cosas que he visto con mis ojos”.

El amor por Jesús, por la Iglesia y por la diócesis

El teólogo Marello en la vigilia de la ordenación sacerdotal (1866-1867) alcanza la


madurez que lo lleva a un trabajo espiritual profundo a dar atención a los problemas de la Iglesia
y a los problemas sociales de su tiempo con espíritu crítico, con el estudio y con las lecturas de
muchos autores de la Biblia. Su vida espiritual la vivirá “a la luz de la Palabra de Dios” 11. Un
verdadero ‘crecimiento’: la norma Agendorum del 15 de noviembre de 1866 (Escritos 24), la
regla de vida del 12 de enero de 1867 (Escritos 25), la nota de conciencia del 22 de noviembre de
1867 (Escritos 26), y también sus confesiones del 21 de enero de de 1868 (Escritos 29), las
consideracones o reglas comunes con Delaude del 23 de febrero de 1868 (Escritos 31) son la
8
DALMASO, SEVERINO, o.c p.145
9
DALMASO, SEVERINO, o.c. p.155
10
Frase atribuida al Vicario General Sossi, referida en los procesos por el P. Cortona”, Dalmaso p.181.
11
DALMASO, SEVERINO, o.c p.279

3
prueba de un camino interior. Descubre plenamente a Cristo en su vida, el “Nunc coepi”,
(después de la lectura de la vida de santa Margarita María Alacoque) y las lecturas de los santos
que lo ayudan a encaminarse “por el camino del cielo” (Escritos 19). Hasta aquí, Cristo era el
vértice del pensamiento de Marello. A Delaude escribe: “Delaude, abracémonos en Dios y,
cuando estemos para unirnos a Él en la mística unión de la eucaristía, transfigurémonos;
Cristo en nuestros corazones es el coeficiente infinito... Y nosotros, pobres cifras de la nada,
podemos multiplicarnos gradualmente hasta alcanzar alturas de cifras infinitas” (Carta 12).
Como neo sacerdote escribirá: “He aquí nuestra misión: hacer conocer, hacer amar, hacer
practicar la Doctrina de Jesuscristo” (Carta 27).
Al final de los ejercicios para la ordenación (19 de setiembre de 1868), el Obispo le
hace saber que lo quería como secretario y como su acompañante en Roma para el Concilio
Vaticano I. Obediente como siempre pasó a servir al Obispo y a la Diócesis en esta misión,
comenzando después de las fiestas de la ordenación, el 21 de octurbre. Dirá el Mons. Savio: “Es
mi ángel. Su tierra es una vida del cielo”12.

1.3) Los años cercanos a la fundación: 1868 – 1878

Años importantísimos, llenos de experiencias espirituales y apostólicas que prepararán el


corazón del Marello para su primera obra: la Congregación.
La primera experiencia pastoral diocesana fue con Mons. Savio: una verdadera
“comunión de sentimientos... (...) y comunión de vita” 13 que incidirá mucho en el nacimiento de
la Congregación. Eran dos personalidades que “se encuentran y recíprocamente se enriquecen”,
también en el campo del sacramento de la confesión14.
Misión importante: continuaba como consejero de sus compañeros, a veces director
espiritual, y amigo, dando ánimo, coraje, estrechando pactos de amistad con simplicidad y
humildad. Las cartas de los primeros meses sacerdotales son elocuentes. Aquí encontramos
también un gran amor al Papa y a la Iglesia y la certeza que la oración es un apostolado
maravilloso: “Mientras tanto, nosotros oremos y oremos. Los tiempos siempre se hacen más
turbios y difíciles; los intereses individuales y particulares deben dar paso a los intereses
generales de la madre Iglesia (C. 33).
Florece ahora, en una forma concreta y fuerte, en el corazón de Marello el interés por el
catecismo. Escribe una famosa carta (Carta 27), aquella dirigida al P. Esteban Delaude,
anticipación de su carta pastoral de 1894. Él mismo encuentra el tiempo en la cuaresma del 69
para realizar la escuela del catecismo en Regio Convitto de Asti.
Siente fuertemente su amor por la juventud - “pobre juventud, demasiada abandonada y
marginada” (Carta 31) - ; comienza también su apostolado del confesionario y de la predicación,
la preocupación por la buenta prensa, el interés por la liturgia y del canto sagrado...
El Concilio Vaticano I fue ciertamente una experiencia que quedó en el corazón del
Marello. El contacto con muchas personas inminentes, los actos oficiales, etc., le dieron una
experiencia muy grande que le servirá más adelante. Un momento solemne fue aquél de Navidad
del ’69, cuando con su Obispo fue recibido por el Papa Pío IX. El Concilio proclamò la

12
Ibidem p 349
13
Ibidem p.360
14
Ibidem p. 401

4
indisolubilidad del Papa el 18 de julio de 1870, con la Constitución Pastor Aeternus, y fue
interrumpido el 20 de octubre de 1870 por causa de la toma de Roma.
La profundización de la devoción a san José es fundamental. En su famosa oración,
muy conocida de la carta 37 al P. José Riccio encontramos una verdadera Teología josefina
(Josefología) con Cristo al centro, orientada al ministerio sacerdotal: “Tú que, después de la
Virgen bendita, fuiste el primero en estrechar a tu pecho al Redentor Jesús, sé nuestro modelo
en nuestro ministerio que, como el tuyo, es ministerio de relación íntima con el Verbo Divino.
Enséñanos, guíanos y haznos dignos miembros de la Sagrada Familia”. El amor a san José en el
Marello se convierte en algo grande y casi ‘esencial’ sin lo cual no tendríamos la Congregación.
Ciertamente, el fundador tenía desde siempre una devoción (en el sentido de san Francisco de
sales) a san José, pero hay momentos en la vida en los que ciertas flores florecen con una forma
especial. Y esta flor lo acompañará siempre. En el mismo año, Pío IX emitía el Decreto
Quemadmodum Deus (8 de diciembre), proclamando a San José Patrono de la Iglesia univeral y
el año siguiente, la Carta Apostólica Inclytum Patriarcam (7 de julio) con disposiciones
litúrgicas sobre la fiesta de san José (19 de marzo). Para el Marello fue un avance cualitativo en
la devoción a san José. Escribe muy bien el P. Dalmaso: “tenemos una pista, que debemos
recorrer prontamente la vida del P. José, y veremos que nos lleva lejos (...). La fusión de estos
tres “momentos altos”, vividos por el Marello durante el Concilio en Roma. Vale la pena
recordarlos todavía, porque ahora aquí encuentran su natural unidad: el encuentro privado con
Pío IX la noche de Navidad del 69, la proclamación de la infabilidad pontificia y la exaltación de
san José”15. ¡Poco a poco llegaremos a los famosos “intereses de Jesús” a imitación de san José!
1872: Mons. Savio, el 30 de setiembre, anunciaba la visita pastoral de la Diócesis.
Marello acompaña al Obispo y conoce la iglesia local y ve la pobreza y necesidad de ciertas
parroquias en la catequesis, en el servicio litúrgico y en otros sectores. Duró varios años y esta
experiencia será fundamental, más adelante, en el nacimiento de la Congregación.
El asociacionismo, como las sociedades de trabajadores de Turín, floreció en toda Italia
como una forma de apoyo por parte de los laicos al Papa, despreciado por el gobierno. En Asti
algún signo había como el Michelerio, el hospicio Cerrato y otras sociedades de culto. El 25
de octubre de 1872, Marello organiza la “Compañía de san José, protector de los intereses de
Jesús”. Estableció en la Iglesia del ‘Gesù’ (Jesús) el lugar para su Compañía, pensada por él y
por “mis jóvenes hermanos”, - así escribe al canónigo Cerruti (Carta 83)- “bajo el cuidado de
san José”. Esta asociación que será como una especie de prueba general de la Congregación, seis
años después, tendrá una estructura espiritual y apostólica. El modelo es san José, “que fue el
primero en esta tierra en cuidar los intereses de Jesús”; debe seguir con “ilimitada confianza en
la ayuda del cielo” sin contar con las “riquezas, apoyo, estima del mundo”; todos pueden
participar (abierta especialmente a los laicos), pero con el único propósito de “promover los
queridos intereses de Jesús”; en un clima de simplicidad y de caridad y obediencia a los
superiores. Pero, ¿qué debía hacer esta asociación? Mucha oración, usar las fuerzas en la
obediencia al Papa, a sus representantes, poner a disposición buenas lecturas (bibliotecas
circulantes), una tienda católica para objetos de culto, ayuda a las iglesias pobres, todo esto “que
puede en algún modo promover los intereses de Jesús y repetir la obra de san José que tenía el
cuidado y el patrocinio de su humanidad santísima”. La Diócesis quizá no estaba preparada a
todo esto y la asociación no fue instituida. Pero hay un hilo de oro que une el 1872 y el 1878, y
los sucesos ahora llevarán todos a la fundación...
15
DALMASO, SEVERINO, o .c p.490

5
En forma breve otros hechos importantes de estos años.
a) Muere papá Vicente el 17 de mayo de 1873. El P. José un poco a la vez se aparta del
mundo16 y también de San Martino, aunque ahí permanecían todavía varios parientes.
b) El 6 de julio de 1973 elabora su primer testamento, el famoso “yo suscrito pobre pecador...”
(Escritos 40);
c) Entra en un momento de la vida de “purificación pasiva”: se siente atraído por la Trapa, por
la soledad con Dios: ¡entra en escena el Marello místico! Ya en 1869 había pensado algo de esto
con Delaude... se deja aconsejar por el Obispo que lo disuade. Obedeció. Mientras tanto, vivía de
oración, de servicio, de pobreza, de obediencia y de disponibilidad;
d) realiza los jueves eucarísticos en la iglesia del ‘Gesù’ en el Michelerio y continúa el
catecismo el domingo en el seminario.
e) 1874: va al lado del amigo Motta a Camerano por dos meses, enfermo (sequedad);
f) la Trapa permanece siempre en el corazón. Sabemos que en 1870 había visitado las Tres
fuentes en Roma, y parece que también en el mismo año visitase Montecasino. (Más tarde en el
1882, la Cartuja de Pavía). Regresó al trabajo con el Obispo que lo disuadió otra vez. La Trapa
se convirtió para él en oración, recogimiento...
g) comienza a reflexionar sobre la falta de religiosos en la Diócesis de Asti. Su deseo era dar un
nuevo impulso a la Vida Religiosa en la Diócesis;
h) en 1875 comienza il “misterioso” camino vocacional del P. Cortona que cruzará después su
vida con el Marello y el Michelerio… En este mismo año con el P. Rossetti hace una
peregrinación a Roma por le Jubileo y fue recibido de nuevo en audiencia por Pío IX;
i) poco a poco “sentía la inspiración de Dios para fundar una Congregación religiosa, cuyos
miembros llamados Oblatos de san José, siempre recordaran su especial vocación, tuvieran por
fin principal honrar a san José, imitando sus virtudes y buscando de conformar cuanto se pueda
más su vida con la vida pobre, humilde y escondida de san José”17
l) Mons. Savio aprobó la idea. Marello consultó en Turín a P. Carpignano, Filipino, y a P.
Anglesio de la Pequeña Casa. Todos aprovaron su iniciativa. P. Anglesio le dió también el
consejo de que él mismo encuentre las personas idóneas para su carisma...
m) 1877: Marello decide fundar la Congregación con apenas 33 años y 9 de ordenación. El
lugar era el Michelerio. En tres cartas encontramos el “esbozo de la Regla fundamental”.
Marello veía delante de sus ojos que “mientras se multiplican las congregaciones de mujeres y
llegan a miles cada año las vocaciones del sexo devoto, los Noviciados de los Conventos se han
hecho ya un desierto...” (C.107). Era necesario hacer algo también para los hombres. ¡La hora
había llegado: 14 de marzo de 1878!

2) “Hermanarse”

Recorriendo una parte de la vida del Marello, y acompañándolo hasta aquel 14 de marzo de
1878, nos hemos dado cuenta que no llegó por casualidad a ser Fundador, y tantos pequeños y
grandes momentos puestos conjuntamente han formado ‘nuestro mosarico ideal’. Ahora nos
disponemos a hacer otro viaje: entrar en el corazón comunitario y ‘místico’ del Marello.

16
DALMASO, SEVERINO, o.c p.572
17
DALMASO, SEVERINO, o. C. p.627 (cita de P. Cortona, Breves Memorias, Manuscrito)

6
La fundación de la Congregación, para el Marello, tenía la finalidad de facilitar la Vida
Religiosa de los hombres, principalmente en Asti, (aunque sin votos, pero son los consejos
evangélicos); pero en las cartas de fundación (107-109) encontramos la verdadera razón
principal: ¡CRISTO! Jesús fluye de su vida incluso antes de la fundación misma, y luego, de
las cartas (107-109).
La primera (Carta 107) fue dirigida al P. Rolla (párroco de Mongardino) en el día de san
Francisco (4 de octubre de 1877); la segunda, (Carta 108) un mes después (4 de noviembre),
siempre al P. Rolla, fiesta de san Carlos Borromeo, patrón de San Martino Alfieri y patrón de
Mons. Carlos Savio; mientras la tercera (Carta 109) (7 de noviembre) fue dirigida “a un
amigo sacerdote” (¿un compañero de ordenación?). En las cartas 108 y 109 habla de
“Compañía de san José”, (un recordatorio de la Compañía de Jesús, o ¿un desarrollo ulterior
de la Compañía de 1872?). Sí, Jesús continúa a llamar, no puede haber “hablado en vano”
(Carta 107), por lo que “los religiosos (no) han hecho su tiempo” (Carta 107). El Modelo,
para seguir a Cristo, claro, es siempre Él, san José: “encontrará abierta la Casa de San José,
donde, retirándose con el propósito de permanecer escondido y silenciosamente activo en la
imitación de aquel gran modelo de vida pobre y escondida, tendrá modo de hacerse
verdadero discípulo de Jesucristo” (Cartas 108-109).
Inmediatamente nos damos cuenta de que en su corazón había, junto con el sueño de la
Vida Religiosa, un anhelo especial, el de la vida en comunidad. Leemos, en la búsqueda
vocacional, en la carta al P. Rolla (107):

“¿Acaso conoce usted alguna de esas almas, aún si se tratara de un tosco campesino o de un
pobre obrero, que se sienta inclinada a HERMANARSE con otras, para poder decir con
san Pedro: ecce non reliquimus omnia et secuti sumus Te ?

A) “Se sienta inclinada”

Queremos con las tres cartas de Fundación y después con los otros textos profundizar qué es
lo que el Marello quería decir o pensar con la frase: “se sienta inclinada a HERMANARSE”.
a) Esta frase indica una tendencia espontánea de la persona humana hacia un fin bueno,
aceptado voluntariamente con el discernimiento. No confundir con el instinto, que es la
tendencia a cumplir actos sin tener necesariamente conciencia de su fin. Por ejemplo, quien
desea entrar en la Vida Religiosa quiere cientamente alcanzar un fin bueno y espiritual, el
amor radical y total a Jesús (EL OTRO) y a los hermanos (LOS OTROS).
b) En la misma carta 107 entendemos que ‘inclinación’ no se sefiere, en primer lugar, a
los estudios o a las capacidades intelectuales. Las capacidades intelectuales son importantes,
por favor, pero vienen después. Entonces, leemos que: “También para quien no es apto para
los estudios debe ser posible la observancia de los consejos evangélicos...”. En la carta 108,
en cambio, se habla de “edad avanzada, falta de estudios, ect.”. Idem en la carta 109. P.
Dalmaso y P. Geremia afirman que Marello deseaba ampliar la Vida Religiosa también a las
categorías más humildes (campesinos, obreros, jóvenes, adultos) 18. ¡Observación espléndida

18
Cfr. DALMASO, SEVERINO , o.c p.645

7
que, como Oblatos, nos da felicidad, y que tendrá consecuencias también en nuestro carisma
Josefino!
c) Esta inclinación mira también la recta intención y, más todavía, la importancia de
asegurar “la propia salvación”, contando con la Providencia que ciertamente no negará “un
asilo a tantos que necesitan un refugio para su debilidad”.
d) Para el Fundador, inclinación quería decir también desprendimiento, generosidad,
vivir “escondida y silenciosamente activo” (Carta 108) en la imitación de san José.
e) Inclinación quería decir, después, aceptar “ser simplemente Oblato” (Cartas 108-
109), sin ser religioso profeso (al inicio, este era el pensamiento del Marello). Reflexionar
bien: al inicio se era Oblatos sin ser religiosos profesos, hoy somos Religiosos profesos, pero
¡SIEMPRE OBLATOS! Y Oblato quiere decir: “que se ofrece continuamente a Dios para
tender a la perfección, desprendido de todo placer terreno de cuerpo y de espíritu” (Cartas
108-109).
f) Sentirse inclinados, para el Fundador, quería decir todavía encerrar “los tres puntos
esenciales de la vida de perfección: pobreza, renuncia a los bienes de la tierra; castidad,
renuncia de los placeres; obediencia, renuncia de la voluntad” (Cartas 108-109).
Ya que la esencia de la Vida Religiosa es el bautismo en su radicalidad, el primado del
Absoluto (Dt 6,4-9 y Mc 12,31), el amor afectivo y efectivo y comunitario. El P. Antonio
Geremia escribe: “la inclinación a hermanarse es una disposición de ánimo inicial, pero es,
sobre todo, voluntad y empeño a continuar este trabajo cada día. Este hermanarse anticipa
muy bien al decreto Perfectae Caritatis del Vaticano II, que, en el título, nos dice cúal es el
objetivo de la Vida Religiosa: el cumplimiento de la caridad perfecta por medio de los
consejos evangélicos”19.

B) A hermanarse con otras (almas).

“Hermanarse” es un verbo (que puede convertirse en sustantivo) riquísimo: ser llamados


por Dios (‘secuti sumus Te); unirse con otras personas; caminar juntos en la fe; vivir el mismo
ideal de santidad, el mismo carisma; y, sobre todo, vivir una verdadera comunidad religiosa
fraterna. Para profundizar bien este “hermanarse” debemos partir principalmente por la
Palabra de Dios, sobre todo en el NT, que proviene del Baustismo y del aceptar a Jesús en
nuestra vida, del formar una familia en la fe; recordamos también la estupenda teología del
hermano en el NT, comenzando por Jesús, el HERMANO por excelencia ( los textos son
muchos: Gál 6,10; Ef 2,19; 1P 2,17; 1Ts 5,14-15; Jn 21,23; Hch 21,17; 2,42-47; 4,32-35; Rm
12, 10; 1Cor 12,26-27, por citar algunos).
Ahora sí que podemos profundizar aquello que el Fundador tenía en la mente. Entonces,
¡entremos!
¡El Fundador nos ha hecho y nos hace soñar! Es posible, sí, ¡vivir un poco de Nazaret! El
Superior General, P. Jan Pelczarski, en el centenario de nuestra Provincia de Brasil nos
motivaba: “Ahora comenzamos a construir comunidades auténticas, comunidades fraternas,
inspiradas en la santa Familia de Nazaret”. La familia de Nazaret ha vivido en plenitud
aquello que el mismo Jesús diría en Mt 18,20: “Donde están dos o tres reunidos en mi

19
GEREMIA, ANTONIO, Enseñanzas del Beato José Marello en los escritos, Oblatos de san José 1993, p.139 -140

8
nombre, yo estoy en medio de ellos”. La presencia de Jesús no es descontada donde dos o tres
hermanos viven juntos, y se sigue una verdadera unidad que no se debe nunca más romper,
sino al máximo se puede plegar, morir, perder hasta hacer el milagro de un solo corazón y una
alma sola (cf. Hch 4,32) porque la perfección está en la caridad hasta dar la vida. Esta es la
perfección de la familia de Nazaret, ¡nuestro modelo! Y entonces, para nuestras comunidades
fraternas, es válido el principio de que siempre es mejor el menos perfecto pero en unidad con
los hermanos que el más perfecto pero en desacuerdo... El P. Antonio Geremia explicando el
espíritu de familia y el hermanarse nos enseña que a esto se refería el Marello: compartir de
afecto, sufrir con quien sufre, gozar con quien goza, como se expresa Pablo (cf. Rm 12,15);
tener indulgencia, paciencia, interesarse de la casa, convicción que en todo lo que se hace, se
hace por Jesús, por la Iglesia y por la Congregación, y ¡todo siempre teniendo presente la
imitación de san José...!20 He aquí algunas enseñanzas del Fundador sobre el espíritu de
familia concreto y hermanarse.
Hermanarse es:
compartir los bienes espirituales:
“del mismo modo que yo comunico omnia mea, los hijos de san José me comunicarán
omnia sua, y cada uno podrá decir: omnia mea vestra sunt et vestra mea según el voto de
Jesús, que sus discípulos sint consummati in unum” (Carta 239);
compartir los sufrimientos:
“voy a menudo en espíritu a santa Clara para visitarles mis queridos enfermos e iría
también en persona si me fuese posible” (Carta 206);
compartir las alegrías:
“sí me alegro y agradezco a Dios de corazón por la promoción al sacerdocio de un hijo
de san José y he gozado en espíritu de las fiestas que estas circunstancias se han realizado en
santa Clara; exulto y repito Deo gratias por la feliz clausura de los SS. Ejercicios”;
interesarse por la marcha de la casa y de todos:
“Por mi parte no digo nada de nuevo asegurando a la familia de santa Clara que la llevo
en medio del corazón junto con esta de Acqui”;
tener confianza en el trabajo de los otros:
“Ahora cuántas cosas que agregar para los queridos hermanos, novicios, aspirantes y
especialmente para los sacerdotes. El trabajo aumenta, ¿verdad? Y el padre Juan ¿atraerá
gente al confesionario? ¿Y padre Carandino el Secretario?... Y padre Baratta, ¿cómo le va
la salud por sus peregrinaciones pastorales?...” (Carta 202);
tener paciencia, acogida…
podríamos recordar muchos otros textos del Fundador, pero conocemos su vida, su estilo,
su corazón ante todo... Entonces, es favorable reflejarse en este ejemplo (RG 5).

Debemos recordar lo que el P. Alberto Santiago, OSJ. escribe en un texto suyo: “la noción
de vida fraterna en comunidad (en el tiempo del Marello) no se había desarrollado en la Teología
de la Vida Religiosa, y los principios de la misma iban sólo en la dirección de normas de
convivencia vividas como ejercicio de virtud (prudencia, abnegación, obediencia y,
especialmente, la caridad)”21 y, entonces, podemos decir que el Fundador estaba muy adelantado
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21
Texto enviado por el Centro internacional Josefino-marelliano en la fiesta de los Santos Esposo, Enero 2020.

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a su tiempo y tenía ideas claras sobre la vida de comunidad, ¡las vivía y quería que todos las
vivieran!
Y “hermanarse” combina totalmente con el “tradicional espíritu de familia” (Carta 9) y
con la necesidad de testimoniar en el mundo “la importancia de la vida familiar” (Carta 9) y
entonces nosotros Oblatos debemos ser ‘especialistas’ de este espíritu, justamente porque
¡somos “Oblatos de san José”! Nazaret es nuestro paradigma, y el Fundador escribe
repetidamente en las tres cartas: “Casa de san José”, “Compañía de san José”, “Hermano
de san José”, “Hermanos Oblatos”. Quiere decir que puedo tener simpatía por un hermano,
pero lo debo amar propiamente porque es hermano y recordar que forma parte de mi ‘sangre
espiritual’, de mi carisma, que es hijo como yo del Fundador, hijo como yo de la
Congregación y posiblemente vive en la misma comunidad...
“Hermanarse” es acoger al hermano así como es, con sus gustos, ideas, defectos...
diferencias. Hacerle espacio dentro de nosotros sin preconceptos, sin prejuicios… Esto está en
la base de una verdadera comunión fraterna. La vida de cada uno de nosotros, depende de la
observancia de este mandamiento: “ámense los unos con los otros”. Y Jesús da también la
forma de este amor: “ámense como (kathós) yo os he amado”. Se trata de amar al otro como
lo ama Jesús, es decir, acogiéndolo así como es: ¡aceptar todo el paquete como regalo”! Es la
mística del tener cuidado del hermano en el aspecto espiritual, físico, mental, material,
corazón: todas las dimensiones olísticas de la vida, también lúdicas. José ha donado su vida
por Cristo y María: ¡está disponible! Aquí está el meollo, el secreto de todo. “Todos los
profesos se deben ayudar mutuamente en sus necesidades espirituales y temporales”, dicen
las Constituciones, Art. 10; recordamos, también, las Reglas del 1892...
“Hermanarse”, como se vivía en la casa de Nazaret, familia, comunión, sin
individualismo aunque si habían tres individualidades, pero, sin aquel “hombre viejo” (Ef
4,22), como dice san Pablo. En Nazaret había tres flores diferentes, pero en el mismo jardín,
había unidad y el perfume del amor que era común a pesar de que cada uno tenía su peculiar
perfume... ¿Un sueño para nosotros? Soñar con los ojos en el cielo y los pies en la tierra,
como José, el joven soñador, que soñaba a Dios y amaba concretamente a Jesús y María.
“Hermanarse” es una elección que se debe hacer libremente iniciando de algunos
elementos comunes: Vocación, ideal evangélico, carisma, voluntad de vivir los mismos
valores, dejando de lado las simpatías y antipatías. Terrible sería vivir juntos sin ser
hermanos: ¡peor que un hospedaje gratis!
“Hermanarse” es vivir una comunidad al servicio de Dios en la imitación de san José: “en
la conformación al querer de Dios” (Escritos 228) en las “virtudes ordinarias y comunes”
(Escritos 292); en la “vida interior y escondida” (Escritos 226-227); en el apostolado (Carta
83, con los intereses de Jesús); en las pequeñas y grandes cosas de la vida cotidiana...
“Hermanarse”: se vive en casa por amor a Dios juntos (Cartujos; Const. 11) y se sale de
casa por amor a los otros (apóstoles). ¡El absoluto Dios, “la vida escondida con Cristo”
alimentada por la oración (Const. 11), “la vida fraterna común” (Const. 2) y la misión son los
pilares de nuestra Vida Religiosa josefina!
“Hermanarse”: el verdadero clima de familia resulta del hecho que somos del mismo
país, hablamos la misma lengua, pero cimientada en el amor que debe existir entre nosotros.
Muchas veces en la vida de comunidad aquello que más percibimos en los otros son sus
defectos. Existen grupos y comunidades en la Iglesia que hacen un acuerdo explícito entre

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ellos, el acuerdo de verse de nuevo cada día sin ninguna escoria (en griego original σκωρία =
óxido) del día anterior y así logran crear y vivir un auténtico espíritu de familia como una
verdadera obra del Espíritu.
“Hermanarse” exige la observancia del mandamiento de la caridad imitando el amor y la
unidad de la Sagrada Familia. Pero, más todavía, es pensar que cada comunidad nuestra es
“imagen de la vida trinitaria” (Const. 38) y testimonio del “Cuerpo místico de Cristo” (Const.
9). Exigente, claro, y hay poco de decir y hacer: esta es nuestra Vida Religiosa josefina.
“Hermanarse” es también el secreto para poder vivir la castidad y los otros votos, que
exigen “una vida de comunidad vivida en serena caridad fraterna” (Const. 22); es necesario
también para la formación “un genuino espíritu de familia” (Const. 85), es importante para la
vida de apostolado que debe crear “unión” armonizando los dones de cada uno (Cont. 61).

Conclusión: el banquete de la Josefinidad

Así que, "hermanarse" es vivir juntos la santidad, colaborar en los compromisos,


compartir la experiencia de Dios. Un poeta brasileño, Mario Quintana (Alegrete 1906 - Porto
Alegre 1994), escribe: "o amor é quando a gente mora um no outro" (el amor es cuando
cada uno vive en el corazón del otro...). ¡Esto es cierto para las cosas de Dios y para la
comunidad!
En muchos lugares hoy en día se habla de "santidad comunitaria". Sí, si no conseguimos
santificarnos juntos, estamos todavía lejos de lo que Marello quería. ¡Se lo decimos a los
casados y también se aplica a nosotros mismos! ¡No se pueden vivir años, una vida, juntos,
sin saber o compartir lo que Dios hace en mi corazón o en el de mi hermano! Terminamos
conociéndonos sólo en la corteza pero no en el interior. ¡Sería el fracaso de la Vida Religiosa
y de nuestra Josefinidad!
Josefinidad: no puede ser un eslogan para llenar nuestras bocas... Creo que Josefinidad,
"el hermanarse" es como un banquete: "un rey preparó un gran banquete..." (Mt 22, 1-14).
El aperitivo: el momento presente que nos ayuda a entender que el amor es cada día, un
nuevo comienzo, un "nunc coepi" para toda la vida...
El primer plato: para nosotros los Oblatos, "hermanados", creo que podría ser la oración
en sus diversas formas (personal, litúrgica, josefina, devocional...), la unión con Dios, la
voluntad de Dios, como secreto de unidad.
El segundo plato: "los intereses de Jesús" (C 83) = el apostolado (juvenil, parroquial,
misionero, social, josefino-marelliano, formación...).
Luego viene la ensalada... (alguien se lo come al principio...): aquí encontramos el
espíritu de familia, que ayuda a vivir y a unir la espiritualidad y el Apostolado.
¿Y los condimentos? Ajos, vinagre, sal, sabores... (cada país tiene lo suyo...). Lo que da
sabor a todo es el carisma: "el servicio de Dios a imitación de San José", es vivir "bajo la
mirada de aquel Divino ejemplar" (Cont. 3), especialmente en su vida oculta (Cont. 11; Regl.
Gral. 2) ¡El sabor de los sabores es el Espíritu Santo!
Y finalmente, ¿quién es el cocinero? ¡Sólo él puede ser, San José Marello, que, siendo de
Asti, nos invita a hacer un brindis, con buen vino, por Cristo que nos ha llamado, por nuestro

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amor, por nuestro esfuerzo de santidad, de alegría (¡recuerden a P. Calvi!) por la belleza de
nuestro hermanarse!
Pero, sólo una Comunidad "hermanada" (que "comparte y come") vive la Josefinidad!
(Sal 133). El 13 de mayo de 2015, el Papa dijo tres palabras a las familias que también sirven
a nuestra familia religiosa en la vida real: "permiso", "gracias", "perdón". "El gran obispo, San
Francisco de Sales, solía decir que "los buenos modales son ya la mitad de la santidad" 22; si
entonces juntamos el amor de San José (y el de María, ¡claro!) ... ¡realmente iremos "a las
bodas" (Mt 22,4) de toda la santidad!

P. Mario Guinzoni, OSJ


Cascavel (PR) - Brasil

22
http://www.vatican.va/content/francesco/it/audiences/2015/documents/papa-francesco_20150513_udienza-
generale.html (Acceso, el 16 de enero de 2020, 10:00)

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