Cognitive Science">
UBA2015GRM-La Oración Aspectos Sintácticos y Semánticos (Desgrabados) - Giammatteo
UBA2015GRM-La Oración Aspectos Sintácticos y Semánticos (Desgrabados) - Giammatteo
UBA2015GRM-La Oración Aspectos Sintácticos y Semánticos (Desgrabados) - Giammatteo
de
GRAMÁTICA
Cátedra “B”
Capas oracionales
Diapositiva 2
La clase anterior habíamos planteado la existencia de una asimetría básica en la
oración entre el SN sujeto que, en lenguas pro-drop como el español, puede omitirse y el
SV que siempre tiene que estar presente para que haya predicación. Ahora estamos
enfrentándonos a una segunda asimetría: entre los dos argumentos del verbo: el objeto
directo, que por permanecer dentro del SV se conoce como argumento interno, y el sujeto,
que sale del SV para recibir caso nominativo de la flexión, por lo que recibe la
denominación de argumento externo. La Diapositiva 3 explicita las principales diferencias
entre argumento interno y argumento externo
Diapositiva 3
Según hemos visto, algunos verbos toman un segundo complemento, el OI, por
ejemplo. ¿Qué pasa con la asignación de caso aquí? Veamos un ejemplo:
3. Los motochorros le robaron la cartera a la víctima
¿Cuál es el OI en (3)?
Estudiante: A la víctima
Profesora: ¿Y como se construye? Es decir, ¿cómo está articulado este sintagma?
Estudiante: Con una preposición delante.
Profesora: Efectivamente, la preposición también asigna caso. Se trata del caso
oblicuo, prepositivo o terminal. Si Uds. recuerdan, cuando vimos clases de palabras dijimos
que, en la clasificación de la gramática generativa, la preposición y el verbo comparten el
rasgo –N (menos nominalidad o no-nominalidad), lo cual nos indica que comparten alguna
característica que no tienen ni los sustantivos ni los adjetivos, que son +N (más
nominalidad): tanto la preposición como el verbo rigen caso y se lo asignan al SN que los
sigue y funciona como su complemento. En síntesis, tenemos tres asignadores de caso:
El Verbo asigna caso acusativo a su COD
La Flexión asigna caso nominativo al Sujeto de la Oración
La preposición asigna caso oblicuo a su complemento
Ahora podemos retomar lo que veníamos planteando respecto de la estructura de la
oración, lo que podríamos llamar la arquitectura global de su configuración. La oración se
construye de derecha a izquierda, o bien de adentro hacia afuera. Lo más interno es la capa
léxica, que contiene al verbo con sus argumentos. Este es el primer nivel o capa estructural
de la oración.
Capa léxica
La capa léxica o del SV, es la más interna.
En ella, se relaciona el verbo con sus argumentos y
modificadores y la predicación se despliega como
un evento:
Diapositiva 4
Este nivel de la flexión también se conoce como la “capa nuclear” porque allí se
constituye la oración como tal.
Pero ¿qué sucede si tenemos algo como (4)?
4. Dice que Juan viene temprano
Ustedes ya saben que Juan viene temprano es una oración. Pero allí tengo una
oración dentro de otra, que es el esquema recursivo típico que caracteriza a la
subordinación. Tenemos una oración matriz o principal con una subordinada dentro.
5. [OMATRIZ Dice [OSUB que Juan viene temprano]]
Pero estas estructuras no se vinculan directamente: no es gramatical decir *Dice
Juan viene temprano (salvo en estilo directo: Dice: Juan viene temprano), sino que el
vínculo se establece a través de una conjunción subordinante: un que, que es una de las
palabras funcionales de la lengua. Ese elemento subordinante se llama “complementante”.
Así como el determinante funciona como un especificador, las conjunciones subordinantes
funcionan como complementante o elemento de enlace entre oración subordinada y
principal. Es un elemento funcional porque no tiene un significado específico sino que se
define o caracteriza por su función, que es marcar la inclusión de una estructura
subordinada en otra principal.
Ahora bien, si el verbo de la principal en vez de dice fuera preguntó, ¿cómo sería la
combinación entre ambas estructuras?
Estudiante: Pregunta si Juan viene temprano
Profesora: Perfecto. El significado interrogativo del verbo cambia el
complementante: en vez de que, uso si, otra conjunción subordinante. Cuando tengo un
verbo de decir el complementante es que, pero si el verbo es de preguntar, el
complementante es si. ¿Y de qué depende esto? ¿Qué diferencia a una pregunta de una
aseveración?
Estudiante: El modo.
Profesora: Bien. El hecho de que las oraciones se puedan clasificar según la actitud
del hablante, es decir, si algo es presentado como real, o como dudoso, o posible, etcétera.,
incide en la elección del complementante, que ¿adónde se coloca?. En el comienzo de la
oración – me refiero, por supuesto a la subordinada´-. Y si quiero manifestar una duda, qué
puedo decir?
Estudiante: Quizás venga.
Profesora: Y otra vez ese elemento modal, ese adverbio de duda, aparece al
principio de la oración. Lo que estoy presentando es una tercera capa o nivel oracional, la
llamada capa complementarizadora, porque contiene al complementante. Esta capa también
es llamada capa informativa. Esta segunda denominación tiene que ver con que en esta
posición, conocida como la “rama izquierda” o la periferia de la oración, se incluyen las
expresiones que tienen que ver con la actitud del hablante. Todos los elementos de la
oración que hacen referencia al enunciador o al destinatario se colocan en este lugar que se
conoce como la rama izquierda de la oración
Capa informativa
Dice [SC que [SF/O Juan [SV viene temprano.]
Dijo [SC que [SF/O Juan [SV venía temprano].
Preguntó [SC si [SF/O Juan [SV venía temprano]
Diapositiva 6
Diapositiva 7
Por último, vamos a señalar que a esta posición se desplazan los elementos que
queremos destacar, es decir, que constituyen el foco de la oración:
8. ¿QUÉ comiste hoy? Hoy comí fideos
EN EL ESCRITORIO dejé los papeles
El foco de la oración tiene que ver con lo que destacamos y resaltamos con la
entonación (por eso convencionalmente el foco se transcribe con mayúscula). El foco puede
tener, por ejemplo, valor contrastivo; así cuando digo EN EL ESCRITORIO dejé los
papeles, estoy señalando que no los dejé en otro lugar posible, sino ahí. Para resaltar un
elemento subimos la voz y lo ponemos al principio de la oración, para que el oyente le
preste mayor atención. Otro elemento que colocamos al principio es el tópico, que
representa aquello de lo que estamos hablando. Si digo Vi a Juan en el bar puedo
convertirlo en un tópico y decir: A Juan lo vi en el bar. Aquí el elemento topicalizado es a
Juan, que reproduzco en la oración mediante lo. A veces se usan construcciones específicas
para marcar el tópico, como cuando digo Hablando de/respecto de/en cuanto a Juan, hoy
lo vi en el bar.
Es necesario aclarar que aunque no haya ningún elemento modal, topicalizado,
focalizado, vocativo, conectivo, es decir, aunque no haya ningún elemento que explicite el
nivel del complementante, este siempre está, diríamos que por defecto. Así en una oración
como Tengo hambre, por defecto la modalidad de esa oración es aseverativa.
Este enfoque de la oración como “una cebolla”, es decir, en capas que se construyen
desde adentro hacia afuera, o de derecha a izquierda, se suele llamar “enfoque
cartográfico”. Plantea que la oración parte del nivel léxico, relativo a la estructura
conformada por el verbo y sus modificadores; se conforma como tal en el nivel flexivo
central, en que el evento se temporaliza respecto de la situación comunicativa; y
finalmente, incorpora los valores comunicativos relativos al hablante, al oyente y la fuerza
ilocutiva con que se expresa el contenido proposicional de la oración.
Diapositiva 8
Planteada ya esta arquitectura global, a la que iremos remitiendo a medida que vayamos
desarrollando los distintos temas de sintaxis, vamos ahora a centrarnos en el verbo como el
gran organizador de la estructura oracional. En relación con el verbo hay que atender a tres
aspectos interrelacionados, que dan origen a tres estructuras vinculadas entre sí:
l. el tipo de evento o situación al que el verbo se refiere y que genera la estructura
eventiva de la oración
2. la semántica del verbo que exige determinados argumentos que cumplen
diferentes papeles temáticos, lo cual origina la estructura argumental
3. el funcionamiento oracional de los argumentos, lo que constituye el enlace entre
la semántica y la sintaxis y da origen a la estructura sintáctica.
La Oración/El Verbo
Diapositiva 9
La estructura eventiva se vincula con el aspecto de situación, es decir, con el tipo de evento
que describe el verbo, muchas veces en combinación con sus modificadores. Clases atrás,
cuando vimos categorías morfológicas, habíamos definido al aspecto como el clasificador
del evento, ya que da cuenta del evento en sí mismo, es decir, de cómo ocurre, transcurre,
se repite, cuánto se extiende, etc. De estas cuestiones se ocupa el aspecto, lo que se conoce
como “el desarrollo interno del evento”. Además, en relación con la categoría de aspecto
habíamos distinguido entre:
SU BCL ASES DE ASPECTO
Diapositiva 10
Como se ve en la Diapositiva 10, el aspecto que aquí nos interesa es el de situación,
que está dado por la clase semántica del verbo, que es lo que ahora vamos a ver ahora, que
tiene incidencia en la combinatoria con distintos argumentos y modificadores. En relación
con estas cuestiones, ya Aristóteles había planteado una diferencia entre verbos que
señalan eventos cuyo desarrollo se dirige hacia un límite interno o telos, según la
denominación en griego, de ahí que sean llamados eventos télicos, y los que no suponen un
límite y se consideran atélicos. Los eventos télicos, una vez alcanzado su fin, no pueden
continuar, así comer una manzana, por ejemplo: una vez comida ya no se puede seguir con
la acción, en cambio correr, no supone límite, es atélico. Así, uno puede correr como
Forest Gump, sin límite. El gran acotador del verbo, por lo general, es el objeto: en Juan
escribe una novela, el evento de escribir está acotado por la novela, lo que no sucede
cuando decimos Juan escribe, sin término, que se entiende como una actividad habitual.
En el siglo pasado hubo varias propuestas para clasificar a los verbos desde el punto
de vista aspectual, de las cuales la más difundida, adoptada y también reformulada, fue la
del filósofo Vendler, que distinguió entre:
Diapositiva 11
Diapositiva 12
En (1) no puedo decir *Gerardo caminó en una hora”, ya que caminar es una
actividad que dura, pero no tiene término, salvo que esté acotada como en (2), donde hay
un modificador – hasta la plaza- que delimita el evento. En (3) el verbo no está limitado
porque carne tiene un sentido de clase, genérico, en cambio, en (4), el OD delimita al
verbo. Por eso en (5) puede aparecer el se denominado aspectual, que no podríamos incluir
en (4): *Juan se come mucha carne. Si el evento no está delimitado no se puede usar el se
aspectual. En (6) hay una actividad no delimitada, en (7) hay un modificador de duración y
en (8) está el evento acotado por el OD, por lo que se convierte en una realización que
acepta un modificador de período como en dos horas. Según vemos entonces, que el evento
esté acotado tiene incidencia para la gramática. Las actividades, que no tienen término, por
lo general se combinan con modificadores de duración. En cambio, los eventos delimitados,
o sea las realizaciones, se combinan con modificadores que marcan un período de tiempo.
Diapositiva 13
Según hemos visto, la estructura eventiva tiene que ver con el tipo de suceso que refiere el
verbo. Y, según el tipo de verbo de que se trate, esperaremos una determinada cantidad y
tipo de papeles temáticos. Por ejemplo, los estados nunca tienen agente, porque
permanecen sin cambio y no necesitan un agente que los produzca.
Como todo depende del verbo, para ver la estructura argumental partiremos de él:
El Verbo
Diapositiva 14
Entonces, según el tipo de verbo que sea, va a desarrollar una estructura argumental
determinada que se manifiesta por su combinación con distintos papeles temáticos. Esto
corresponde al nivel semántico de la oración, que a su vez, según veremos, se correlaciona
en la sintaxis con las distintas funciones que cumplen los argumentos del verbo. Los
papeles temáticos van a tener que enlazarse con funciones sintácticas. El agente, por
ejemplo, se suele enlazar con el sujeto, pero si la oración es pasiva, se enlazará con el
complemento agente. Los enlaces no son absolutos sino que habrá que verlos dependiendo
de la oración, y sobre todo, de la semántica del verbo.
En este enfoque que estamos desarrollando, se entiende que el suceso presentado en
la oración se representa como una puesta en escena que implica actores o participantes
principales, que corresponden a los complementos, y circunstantes, que son los que agregan
información de trasfondo, referida a las circunstancias que lo acompañan.
Según plantea Demonte (2002: 123), “la EA de un predicado especifica los
argumentos de ese predicado y establece las “posiciones sintácticas” (externas, internas y
oblicuas) en las que se sitúan (las “funciones gramaticales” que desempeñan, si se prefiere).
Entonces, dado un verbo se necesita saber cuántos argumentos requiere y las funciones
sintácticas que deben desempeñar, ya que toda predicación plantea una serie de argumentos
y la forma en que se vinculan con la sintaxis.
En relación a esto, Di Tullio dice:
Diapositiva 15
La EA
Los verbos de una lengua natural,
generalmente la más rica categoría al
respecto, son extremadamente
limitados en la variedad y complejidad
de las estructuras argumentales que
despliegan, y estas se conforman a una
tipología altamente restricta. Pocos
verbos tienen más de tres
argumentos… Hale y Kayser (1998)
(Trad. nuestra)
Diapositiva 17
Lo normal es que encontremos estructuras donde el verbo puede ir solo, o con uno,
con dos o, como máximo, tres argumentos. Esto constituye un planteo sumamente
regularizador para las posibilidades de la sintaxis. No tenemos infinitos argumentos, como
máximo podemos encontrar tres o bien, algunos autores reconocen hasta cuatro, en verbos
como vender: ‘alguien’ (agente) vende ‘algo’ (tema) ‘a alguien’ (meta) ‘por una cantidad
de dinero’, o bien verbos que indican trayecto como: ir ‘alguien’ (agente) de un lugar
(fuente) ‘a otro’ (meta) ‘por una determinada vía o ruta’ (trayecto).
En relación con las exigencias argumentales de los verbos, se plantean los
siguientes tipos:
La EA
Cero-ádicos o Avalentes
Continúa lloviendo (en Misiones).
Monádicos o Monovalentes
[La presidenta] llegó (ayer).
Diádicos o Bivalentes
[El juez] reveló [entretelones del juicio].
Triádicos o Trivalentes
[El fiscal] entregó [sus informes] [a la justicia].
Tetravalentes
[Los dueños] vendieron [la propiedad] [a unos
extranjeros] [por varios millones de pesos].
Diapositiva 18
Los verbos cero-ádicos o avalentes son del tipo de los impersonales meteorológicos,
que no tienen argumentos, pero pueden tener modificadores circunstanciales. No tienen
sujeto y se los conoce como tercio-personales porque flexionan en tercera persona que,
como ya vimos es la no-persona en tanto no es ni hablante ni oyente. Luego están los
monádicos o monovalentes, que son los que tienen un solo argumento, que, por lo general
cumple la función de sujeto. No tienen objeto. Los transitivos o diádicos seleccionan dos
argumentos: uno que cumple la función de sujeto y el otro, la de objeto; aunque puede
haber otras posibilidades, que ya iremos viendo cuando avancemos con sintaxis. No
estamos hablando de papeles temáticos sino de argumentos. En tercer lugar, tenemos los
verbos ditransitivos, que seleccionan tres argumentos que típicamente cumplen,
respectivamente las funciones de sujeto, objeto directo y objeto indirecto. Por último,
algunos autores, como Bosque y Gutiérrez Rexach, por ejemplo, reconocen verbos
tetravalentes, con cuatro argumentos exigidos por la semántica del verbo.
La clasificación anterior nos muestra que existen diferentes clases de verbos, según
la cantidad de argumentos que exigen. Ahora bien, como sabemos, los argumentos cumplen
determinados papeles temáticos.
Diapositiva 19
Si bien no hay un acuerdo generalizado acerca de cuántos y cuáles son los papeles
temáticos, algunos de los más aceptados son los que se muestran en la Diapositiva 20
Papeles temáticos
Agente: el que voluntariamente causa y realiza una acción, como Pedro en Pedro
levantó la mano. El agente es típicamente ‘animado’. Cuando el causante de la acción
no tiene el rasgo ‘animado’ se identifica como Causa o Fuerza, como el viento en El
viento abrió la ventana; o como Instrumento - el medio u objeto empleado para
realizar la acción -, como la cuchara en Pedro revolvió el guiso con la cuchara.
Tema: el objeto efectuado, afectado o trasladado o cuya existencia o posición se
predica, como la pelota en Pedro pateó la pelota. Cuando es ‘animado’ suele
denominarse Paciente, como Juan en Pedro saludó a Juan.
Experimentante: el que experimenta un estado psicológico o cognitivo determinado,
como Pedro en Pedro teme a las arañas.
Beneficiario: el que recibe beneficio o daño – Maleficiario - de un suceso, como Pedro
en Pedro perdió la billetera.
Locativo: el que designa una ubicación en relación con el evento, como la mesa en
Pedro puso el libro sobre la mesa.
Fuente (u Origen): entidad o lugar a partir del cual se origina la actividad, como mi
abuela en Recibí un regalo de mi abuela o La avenida Rivadavia comienza en (a partir
de) el río.
Meta: la entidad o lugar hacia el que se dirige la actividad, como Juan en Entregaron
el certificado a Juan o el lago en El parque se extiende hasta el lago.
Diapositiva 18
Estructura sintáctica
Si bien hemos adelantado bastante respecto de algunas funciones sintácticas que cumplen
los papeles temáticos, ahora vamos a especificar más las vinculaciones entre una y otra
estructura.
Tenemos la estructura argumental, por un lado, que aporta los participantes en el
evento que presenta la oración y, por otro lado, tiene un reflejo sintáctico que varía en cada
oración. No hay una correspondencia uno a uno entre argumentos y funciones sintáctica. Se
tiene que ver de acuerdo al tipo de verbo.
Alternancias
1.[El profesor] explicó [el problema]. Ag, T
2.[El problema] fue explicado [por el profesor]. T, Ag
Diapositiva 19
Si prestamos atención a los ejemplos de la Diapositiva 19, vemos que en (1) tengo
dos argumentos: un agente y un tema, que se corresponden, respectivamente, con las
funciones de sujeto y objeto. Siempre que hay un agente funciona como sujeto, excepto en
la pasiva, así en (2) el orden está invertido. La estructura pasiva permite que el sujeto se
omita y que el tema se promueva a la función de sujeto. En (3) hay también dos
argumentos, pero como el verbo no es de ‘acción’, sino de ‘proceso mental’, lo que
tenemos es un experimentante, enlazado con el sujeto, y una causa, enlazada con el objeto.
En (4) el cambio de lexema conlleva un cambio en el enlace entre papeles temáticos y
funciones sintácticas. Dado que asustarse es también de ‘proceso mental’, el
experimentante aparece en la función de objeto y la causa actúa como sujeto. En (5)
tenemos agente, tema e instrumento, y en (6) el agente aparece entre paréntesis porque está
implícito y lo promovido a la función de sujeto es el instrumento. Por lo tanto, no hay una
vinculación constante entre papeles temáticos y funciones sintácticas, sino que puede variar
en relación a la semántica del verbo o bien a lo que el hablante quiera presentar como más
relevante. Un aspecto interesante de este enfoque léxico-sintáctico con el que estamos
trabajando, que establece vínculos entre la semántica y la sintaxis, es que permite ver la
oración como una puesta en escena –recuerden que cuando presentamos las categorías
hablábamos de “la escena oracional”- en la que se describe un evento en el que intervienen
distintos participantes. Pero, para usar una metáfora cinematográfica: Quién monta esta
escena? Sin duda es el hablante que elige una perspectiva determinada que le permite
focalizar, destacar uno u otro de esos participantes: es lo que hacemos en la oposición entre
voz activa, que focaliza al agente, y voz pasiva, que pone en primer plano al tema/paciente
Y también es lo que muestra la oposición entre (5) que focaliza al agente y (6) que pone de
relieve al instrumento, como forma de destacar el sentido del conflicto. El ejemplo de (6)
está tomado de un titular de diario de la época del conflicto entre el gobierno y los
productores agropecuarios, por eso, decir que los tractores cortaron la ruta, resultaba más
efectivo, periodística y socialmente, que mencionar a los agricultores o ruralistas.
Para empezar a desarrollar lo que corresponde a la estructura sintáctica, tenemos
que recordar una distinción fundamental, que ya habíamos visto, respecto de los dos tipos
de modificadores del verbo.
Estructura sintáctica
Los modificadores del V constituyen dos grupos:
Diapositiva 20
COMPLEMENTOS ADJUNTOS
Representan a los Señalan las
participantes del evento circunstancias
manifestados por los acompañantes del
argumentos del V. evento (T, L, M, I, Cant,
Comp, Caus, F, etc.).
Sirven para clasificar al No inciden en la
V (intrans.,trans, ditrans, clasificación verbal.
etc.). Pueden añadirse
libremente a cualquier
clase de V.
Cuando no se manifiestan
en la sintaxis, se Son omisibles.
consideran implícitos.
Diapositiva 20
Los complementos representan a los participantes del evento, dependen del tipo de
verbo que haya en cada oración y los adjuntos son los circunstanciales. Los complementos
son importantes porque sirven para clasificar al verbo: así, por ejemplo, los verbos sin COD
son intransitivos, los que tienen un COD son transitivos, mientras que los que tienen dos
complementos son ditransitivos. Además, cuando no se manifiestan en la sintaxis pueden
quedar implícitos, cuyo caso más típico es el del sujeto, pero en ciertos casos puede
omitirse también el objeto.
COMPLEMENTOS ADJUNTOS
Su omisibilidad puede dar
origen a cambio de
significado.
Juan bebe un refresco.
Juan bebe.
No pueden agregarse a Pueden agregarse
verbos que no los selección libremente.
*Juan bebe agua a su Juan bebe agua de un
hermana vaso en la cocina de su
*Juan murió un perro casa todas las mañanas.
Diapositiva 21
Por otra parte, la omisibilidad de los complementos puede dar lugar a cambios de
significado, como en Juan bebe (es bebedor, consume alcohol) frente a Juan bebe agua.
Sabemos también que los complementos no pueden añadirse a verbos que no los
seleccionan.
COMPLEMENTOS ADJUNTOS
Los complementos tienen No guardan un orden
posiciones canónicas: canónico y su posición es
el COD después del V relativamente más libre
El COI después del COD Mis amigos vienen a cenar
Entregaron [premios] [a los a las ocho a casa.
ganadores del concurso].
Mis amigos vienen a cenar
La alteración del orden a casa a las ocho.
canónico conforma un orden
marcado o ‘menos natural’.
Entregaron [a los ganadores del
concurso] [premios].
Diapositiva 22
Complementos del V
COD: Compró pan.
COI: Le regaló un libro a su amigo.
Crég: Depende de su padre, confía en su madre.
CC: Se porta bien/ *Se porta.
Puso el libro en el estante/ *Puso el libro.
Cag. Las ruinas fueron descubiertas por un aventurero .
Diapositiva 24
Diapositiva 25
Diapositiva 26
Diapositiva 27
Diapositiva 28
20. a.¿Comíste ya las galletitas? Sí, las comí. Y ¿los caramelos? También los comí.
b. María es muy alta. Sí, lo es. Y su hermano también es alto. Sí, él también lo es.
c. Entregaste el paquete al dueño? Sí esta mañana le entregué el paquete/se lo
entregué.
Tenemos además la prueba de la sustitución en la que el verbo y los complementos
son reemplazables por hacerlo, mientras que los adjuntos no entran en la sustitución.
21. Juan entregó el informe al director a la mañana y yo lo hice a la tarde.
En la pasiva el verbo es sustituido por una frase verbal formada por el auxiliar ser +
participio del verbo principal, que es un participio concordado. A diferencia del de los
tiempos compuestos que es invariable, el de la pasiva concuerda con el sujeto en número y
género. La perífrasis es un tipo de forma verbal compuesta en la que la información del
verbo se distribuye entre los dos componentes, el participio manifiesta el significado pero
todos los rasgos gramaticales aparecen en el auxiliar. En el caso de la perífrasis de pasiva
aparece un participio, pero puede haber otra forma verbal no finita en otras perífrasis.
Además de la pasiva perifrástica, con ser+ participio, en español tenemos otra
forma pasiva en la que el sujeto es el objeto de la activa, pero el sujeto de la activa
desaparece. Entonces tenemos dos formas de pasiva, la pasiva con participio que puede
incorporar el agente, y la pasiva con se, que veremos con algo más de detalle al ver las
construcciones pronominales, que no puede incorporar al sujeto que desaparece.
Los ejemplos de (23) muestran la transformación de activa (23 a) a pasiva (23b): el
sujeto se transforma en complemento agente, el verbo se transforma en una perífrasis que
concuerda con el nuevo sujeto, que es el objeto directo de la activa, pero el objeto indirecto
no sufre cambios en la pasiva en español. En cambio, (24) nos muestra que el inglés tiene
dos posibilidades para la pasiva: una en la que se mueve el OD y otra en la que lo
pasivizado es el OI,
23. a. María le obsequió un libro a Pedro
b. Un libro le fue obsequiado a Pedro por María
24. a. Mary gives a book to Peter
b. A book was given to Mary by Peter
c. Mary was given a book by Peter
Diapositiva 29
ESQUEMAS ORACIONALES
ESQUEMAS PREDICATIVOS
En principio vamos a comenzar por el esquema por antonomasia, el transitivo, que puede
ser de transitividad directa, indirecta o doble, y luego veremos los dos tipos de esquemas
intransitivos: inergativos e inacusativos.
Esquemas oracionales
Directo
Transitivo Indirecto o de Régimen preposicional
Doble o Ditransitivo
Inergativo
Intransitivo
Inacusativo
Diapositiva 1
ESQUEMAS TRANSITIVOS
El esquema transitivo típicamente opone los dos argumentos esenciales del verbo: el que
expresa la máxima actividad, el agente, y el que manifiesta el valor opuesto, el de no
dinamismo o pasividad: el tema/paciente. Sin embargo, como sabernos, este esquema típico
se da con los verbos de acción, con otros tipos de verbos encontramos otros papeles de
temáticos realizando el mismo esquema transitivo.
De transitividad directa
Esquema Transitivo
Diapositiva 2
De transitividad indirecta
Pasemos ahora a lo que en el cuadro de la Diapositiva 1, de presentación de los esquemas
oracionales, identificamos como un segundo tipo de esquema transitivo. Se trata de aquellas
construcciones en que el complemento del verbo no se une a este en conexión directa como
el OD, que solo lleva a como marca de función cuando se trata de un objeto animado y
específico. Ahora vamos a ver lo que denominamos transitividad indirecta, con los
ejemplos que aparecen en la Diapositiva 3.
Diapositiva 3
Así como vimos que algunos verbos se combinan directamente con su COD – leer un
libro, comer una torta, escribir un mail – otros se vinculan con su complemento no
directamente, sino a través de una preposición, de modo indirecto. En estos casos la
preposición aparece más gramaticalizada, porque los verbos no pueden tomar directamente
el complemento si no es por medio de esta preposición que se conoce como semiplena,
exigida por el verbo. Podemos comparar los primeros dos ejemplos de la Diapositiva 3: en
Vuelve de Madrid, la preposición tiene valor de origen, es una preposición plena, que puede
reemplazarse por desde, en cambio en Carece de dinero, la preposición aparece por una
exigencia del verbo con el que forma “una unidad cohesionada semánticamente”, como
plantean Hernanz y Brucart (1987: 263). No solo de, puede aparecer en estas
construcciones, sino que, como muestran los ejemplos de la Diapositiva 3, también pueden
emplearse otras como con, a, en. Recuerden que aunque estas preposiciones están más
gramaticalizadas, igual forman SSPP y asignan caso oblicuo, terminal o prepositivo al SN
que las acompaña.
Algunos verbos admiten ambas posibilidades de transitividad, directa e indirecta,
como Pienso la solución y Pienso en la solución o en Dudo que venga y Dudo de que
venga. Lo que no es posible, aunque muchas gramáticas y manuales lo acepten, es que un
verbo lleve un OD y simultáneamente un régimen. Esto lo hemos planteado en un trabajo
que tienen Uds. en la bibliografía, que hicimos con la Prof. Albano y el Prof. Trombetta.
Las gramáticas dan casos como los de (4) abajo
a. Han acusado al vigilante del asesinato
b. Lo obligaron a confesar
c. Convirtieron al príncipe en sapo
Sin embargo, lo que tenemos en (4a), además del OD –al vigilante- no es un
régimen, sino un circunstancial de causa –del asesinato (= por el asesinato)-; en (4b)
tenemos OD –lo- y circunstancial de fin –a confesar (= para que confesara)-; y en (4c), un
OD – al príncipe- y un predicativo –en sapo-. En este último ejemplo, si bien aún no hemos
visto la función sintáctica de predicativo, en este caso se trataría de un predicativo objetivo,
y se puede anticipar que se trata de un predicativo porque si ponemos el objeto directo en
plural, el predicativo debe manifestar concordancia: Convirtieron a los príncipes en sapos.
En síntesis, y dado que este es un curso introductorio no vamos a extendernos en estas
cuestiones, lo que plantemos es que el OD y el complemento régimen no pueden coexistir
oracionalmente porque se trata de formas alternantes que eligen los verbos para expresar la
transitividad y combinarse con sus complementos. Por otra parte, en todos los ejemplos
estudiados, la imposibilidad de coexistencia que planteamos se basaría en el denominado
“criterio temático”, reconocido en la literatura: dado que el objeto manifiesta al tema, el
régimen no tendría ningún papel temático que recibir. Por lo tanto, consideramos que en
estos casos se trata de verbos triádicos con COD y circunstanciales. Agreguemos un último
punto que muestra también las coincidencias entre el OD y el régimen. Cuando vimos el
OD planteamos que es exigido por el verbo pero que algunos permiten su omisión en la
sintaxis. Esto también sucede con el régimen: en algunos casos, es omisible – El ministro
renunció (a su cargo) -, pero otros verbos no lo permiten – *El libro consta (de diez
capítulos)-. Entonces, hay ciertas coincidencias que nos hacen pensar en las vinculaciones
entre los verbos que toman directamente a su complemento y los que lo hacen a través de
una preposición, más allá de la forma, con o sin preposición, en que lo hacen. Hay,
entonces, además muchas equivalencias entre régimen y objeto directo, que no son
adjuntos sino complementos.
De transitividad doble o ditransitividad
Ahora vamos a pasar a la transitividad doble o ditransitividad, con los ejemplos de la
Diapositiva 4:
Diapositiva 4
Diapositiva 5
Los ejemplos que tenemos en la Diapositiva 5 se dan con verbos que expresan
‘colocación’ e implican ‘poner/colocar/meter/etc. algo en algún lugar. Son verbos que
siguen el esquema ditransitivo y exigen además de objeto directo, un complemento
circunstancial. Los papeles involucrados son agente, tema y locativo. Los incluimos en el
esquema ditransitivo porque el verbo exige tres argumentos. Lo que estamos viendo es que
vamos a considerar como esquema ditransitivo tanto al formado por OD y OI como al de
OD y CCirc. En ambos casos, la exigencia argumental está relacionada íntimamente con la
semántica del verbo que, como Uds. ya habrán advertido, es determinante en la
conformación de los esquemas oracionales y los papeles temáticos que los completan.
Esquemas transitivos con OI no argumental
Por último, vamos a señalar que algunos verbos transitivos, que no exigen un COI, es decir
que no son trivalentes, pueden, sin embargo aceptar un OI, que se considera, entonces, no
argumental y representa, según los casos, un beneficiario o un poseedor, no exigido por el
verbo, como se muestra en la Diapositiva 6
Diapositiva 6
En el caso del denominado dativo benefactivo, el verbo solo exige dos argumentos
el agente y el tema: La abuela tejió un pulóver. El beneficiario, que funciona como OI, no
es exigido por el verbo de modo que no se considera argumental. La preposición de este OI
puede ser reemplazada por para, que no permite la duplicación con le: *La abuela le tejió
un pulóver para su nieto.
El caso del dativo posesivo es similar al anterior. El verbo transitivo solo exige dos
argumentos: agente y tema: El ladrón arrebató la cartera. Esta construcción admite la
incorporación del poseedor del tema, que siempre se refiere a algún objeto de su esfera
personal, como por ejemplo las partes del cuerpo, consideradas pertenencias inalienables a
la persona. Otro ejemplo posible sería:
4. El dentista le sacó la muela a mi hermanito.
En este caso la preposición a puede ser reemplazada por de, con valor pleno de
posesión. Al igual que para en el caso anterior, de tampoco permite la duplicación con le:
*El dentista le sacó la muela de mi hermanito. Otra posibilidad de reemplazo de este dativo
es por un determinante posesivo: El dentista le sacó su muela, donde el objeto directo y el
indirecto se funden en un solo SN de núcleo y especificador posesivo – su muela-.
5. El dentista le sacó su muela
Y por último, tenemos un tercer caso de OI no argumental: el conocido como
“dativo ético”. No solo no es argumental sino que se trata de un elemento expletivo,
innecesario, que solo muestra el interés del hablante en la realización del evento
mencionado en la oración. Un ejemplo muy utilizado en la ejemplificación es Este chico no
me come. Otro caso semejante sería si yo mostrara mi interés en que estudien este tema y
les dijera: Me estudian esto para la próxima clase. Se trata de un uso muy coloquial,
restringido fundamentalmente a la lengua oral. Generalmente este dativo de interés aparece
en primera persona porque implica el interés del hablante en que se realice esa acción.
Tiene un valor pragmático en el sentido de que introduce al hablante dentro del texto y
marca su interés en el evento.
ESQUEMAS INTRANSITIVOS
A partir de los estudios realizados dentro de la gramática generativa, la tradicional clase de
los verbos intransitivos, aquellos que solo requieren un argumento (no dos como los
transitivos que venimos viendo o tres, como los ditransitivos), ha sido dividida en dos
subgrupos teniendo en cuenta el papel temático del único argumento exigido por estos
verbos.
Esquemas intransitivos
Inergativo
1. [Juan] trabaja (en una carpintería). Ag
2. [El chico] sonrió tímidamente. Ag
Inacusativo
3. [El chico] crece. (Cf. Los chicos crecen.) P
4. Se murió [el gato]. (Se murieron los gatos.) T
5. Falta [agua]. T
6. Surgieron [problemas]. T
Diapositiva 7
En clases anteriores hablábamos de los verbos monovalentes, que eran los que no
pedían objeto directo en su estructura, esto quiere decir que llevan un solo argumento. El
papel temático de este argumento es el que permite distinguir entre verbos inergativos y
verbos inacusativos. En los inergativos, el sujeto tiene el papel temático de agente. Son
verbos de ‘acción’ como trabajar, correr o llorar, de lo que me doy cuenta porque, como
ya sabemos, permiten una paráfrasis con hacer. En cambio, en los verbos inacusativos, el
argumento exigido cumple el papel de sujeto paciente o tema, dependiendo de si es
animado o no. Estos verbos no expresan acción, sino más bien procesos, como crecer,
florecer o morir, o bien existencia o aparición, como surgir, aparecer o existir. En el caso
de los inacusativos, el sujeto tiende a retener la posición posverbal propia del objeto
directo, junto con su papel temático típico de tema, por lo que representan más el contenido
semántico de un objeto que de un sujeto. La denominación de “inacusativos” proviene de
que estos verbos no pueden marcar al objeto con el caso que corresponde, o sea el
acusativo, por lo que estos objetos, al no poder recibir caso del verbo, se ven obligados a
desplazarse al especificador de la flexión para recibir un caso que les permita funcionar
dentro de la oración. Entran en la relación de concordancia con la flexión, por lo que
reciben caso nominativo y aparecen en la oración como sujetos. La Diapositiva 9 muestra
el diagrama correspondiente al movimiento que se produce:
Diapositiva 8
Diapositiva 9
Los primeros tres ejemplos de la Diapositiva 6 incluyen verbos que pertenecen a la
clase de los que expresan ‘procesos mentales’, para los que ya sabemos que vamos a tener
involucrado el papel temático de experimentante. Algunos de estos verbos como temer
responden al esquema transitivo que ya hemos visto, con el experimentante como sujeto y
la causa como objeto.
9. Los chicos temen a los monstruos
Los verbos psicológicos que aparecen en la Diapositiva 9, responden a otro
esquema: el experimentante funciona como OI y el tema o paciente es sujeto, ya que es el
SN que concuerda con el verbo en número y persona. Debido a esta última característica,
algunos autores interpretan los verbos psicológicos del tipo de gustar, encantar, fascinar o
molestar como inacusativos, con los que comparten el hecho de tener un sujeto tema. Pero
los inacusativos son verbos monovalentes, de un solo argumento, y los psicológicos de este
tipo, además del tema requieren un segundo argumento con el papel temático de
experimentante.
10. a. Le gusta el rock.
b. A Juan le gusta el rock.
c. El rock le gusta a Juan.
Además, estos verbos presentan otra de las características de los inacusativos: por lo
general, aunque el tema adopta las propiedades configuracionales, casuales y de
concordancia del sujeto, no adopta su posición inicial. En estos casos, la construcción con
el experimentante en posición inicial (10a y b) se considera la “más natural” o no marcada,
mientras que la inversa se considera más enfática (10c). Desde el punto de vista semántico,
estas estructuras pueden considerarse particulares, en tanto el sintagma que funciona como
sujeto es, por lo general ‘–animado’ y, si es ‘animado’, no se considera ‘activo’, por lo que
resulta menos prominente cognitivamente que el experimentante, que funciona como OI y
es siempre ‘animado’. Como ya habíamos comentado, esta particularidad de estas
construcciones lleva a que con frecuencia, los estudiantes tiendan a señalar al
experimentante como sujeto, aunque no es el SN que concuerda con el verbo y, además,
claramente no está en nominativo, ya que o bien va precedido por a, que es la preposición
que encabeza al OI o bien, si es un pronombre se coloca en dativo. Así, es un error típico
en la escuela identificar a Juan con el sujeto y el rock con el objeto, en una oración como
(10b). Lo que sucede en estos casos es que las propiedades típicas del sujeto están
distribuidas. Según ya hemos dicho: el sujeto es un conglomerado de propiedades
(categoriales, posicionales, casuales, de concordancia, semánticas, configuracionales). En
estas oraciones el tema es el sintagma nominal que manifiesta la propiedad de
concordancia, por lo que se lo considera el sujeto sintáctico de la oración, mientras que, por
lo general, el experimentante retiene la propiedad posicional típica del sujeto, que es la
inicial. Estas estructuras que acabo de presentar se conocen como estructuras ergativas. En
este caso, se define la construcción ergativa diciendo que el SN ‘animado’ “controla” la
situación desde el punto de vista semántico, pero no es el SN alrededor del cual se organiza
sintácticamente la oración. Es decir, acá el elemento que controla la estructura sintáctica es
el SN ‘–animado’ que funciona como sujeto, pero es más preponderante el SN ‘animado’,
que está representado en esta estructura por el papel temático de experimentante. Esto es lo
que algunas gramáticas tradicionales, como la de Gili y Gaya (1955), denominaban “sujeto
psicológico”. Es lo que funciona como relevante desde el punto de vista semántico, pero no
es el constituyente alrededor del cual se estructura la oración.
En los últimos dos ejemplos de la Diapositiva 9 también encontramos
construcciones en las que el verbo lleva un sujeto tema pospuesto: Conviene ese
ofrecimiento, Falta una figurita. Se trata de estructuras de tipo impersonal que incorporan
un OI que manifiesta a un beneficiario, positivo o negativo, según los casos, que funciona
sintácticamente como objeto indirecto argumental. Esta estructura argumental bivalente que
adoptan les otorga un cierto grado de “personalización”.
La característica común de los cuatro tipos de estructuras que vamos a ver es que todas
exigen un predicativo. Se diferencian en que en algunos casos, en las atributivas, el
predicativo, que se refiere al sujeto, es obligatorio (predicativo subjetivo obligatorio) y
constituye, junto con el verbo que aporta las categorías morfológicas, el centro de la
predicación, mientras que en los demás casos, el predicativo forma una predicación
secundaria, que puede estar referida al sujeto en forma no obligatoria (predicativo subjetivo
no obligatorio) o al objeto. En relación con el objeto, vamos a distinguir aquellos casos en
que la predicación secundaria es opcional (predicativo objetivo no obligatorio), de aquellos
en que el verbo la exige para tomar una particular acepción de su significado (predicativo
objetivo obligatorio).
Oraciones atributivas con verbos copulativos y pseudocopulativos (Predicativo
subjetivo obligatorio)
Las oraciones que hemos visto hasta ahora son del tipo predicativo, en las que el centro de
la predicación es el verbo, que se considera un verbo pleno o de contenido. Vamos a
introducir ahora otro tipo de oraciones, que son las atributivas.
Oraciones atributivas
Mientras que en las O predicativas (de predicado verbal) la
predicación semántica y la temporalización se manifiestan en el
verbo, existe otro tipo de oraciones, las atributivas, en las que
ambos aspectos se disocian:
1.Dos estadounidenses, Betzig y Moerner, y el científico alemán
Stefan Hell son los ganadores del Nobel de Química.
2. La inseguridad está en aumento.
Diapositiva 10
Veamos ahora dos ejemplos de oraciones atributivas:
11. Las calles son angostas.
El puente quedó destruido.
¿Qué particularidad tenemos en estas oraciones frente a las que hemos estado
viendo hasta ahora? ¿Qué clase de verbos tenemos en ellas? En (11a) tenemos un verbo
copulativo y en (11b) uno pseudocopulativo, es decir, que se comporta de manera bastante
similar a la de los copulativos (por ahora no vamos a entrar en las diferencias que
especificaremos un poco más adelante). En estas oraciones de ninguna manera podríamos
decir *Las calles son o *El puente quedó. Faltaría algo para completarlas. En estas
oraciones el verbo es fundamentalmente el soporte de las categorías morfológicas y el
centro de la predicación es el atributo que lo acompaña. Por eso llamamos a estas oraciones
atributivas. Cuando el atributo es un adjetivo concuerda con el sujeto en género y número,
pero además, tiene que haber compatibilidad semántica entre ese adjetivo y el núcleo del
sujeto: es el conjunto formado por el verbo y el predicativo el que selecciona al sujeto. No
podemos decir, por ejemplo, Las calles son frígidas, porque este adjetivo que significa ‘que
padece de deseo sexual’ se aplica a seres humanos. Tiene que haber compatibilidad
semántica entre el atributo y el núcleo del sujeto.
Estos verbos copulativos o pseudocopulativos ¿cómo funcionan en la oración?
Sirven básicamente como soporte de la flexión y tienen escaso significado. Obviamente no
todos los verbos son iguales, sino que hay grados. El más desemantizado de todos, el que
menos significado aporta es ser. Ser funciona como un mero soporte de las categorías
morfológicas de tiempo, aspecto, modo, número, persona, todas esas categorías flexionales
que ya estudiamos. Muchas lenguas, por ejemplo el latín clásico o el ruso actual, cuando se
trata del verbo ser en presente de indicativo directamente lo omiten. Eso se puede hacer
porque en realidad a nivel de significado es muy poco lo que ese verbo aporta, básicamente
un valor aspectual que lo diferencia de la otra cópula, estar. Es la diferencia que advertimos
entre ser enfermo y estar enfermo. Ser y estar se diferencian aspectualmente: el primero
forma predicaciones de estado permanentes (individual level)- ser alto/ inteligente/ de ojos
claros – o clasificatorios – ser médico -; el segundo se usa para predicados de estado
transitorios denominados de estadio (stage level)- estar triste/ en bancarrota/ muerto
(resultado de un cambio). Algunos adjetivos van solo con ser, otros solo con estar y
algunos con ambos: ser/estar triste; ser/ estar iluminado, etc.
Los verbos propiamente copulativos son sólo tres: ser, estar y parecer. Estos verbos
se distinguen porque con ellos y sólo con ellos, el predicativo –porque el atributo es lo que
sintácticamente llamamos un predicativo- puede ser reemplazado por el pronombre lo
invariable. No confundan este lo, repito “invariable”, con el lo que reemplaza al objeto
directo, que es variable en género y número. Presenta las formas lo/la/los/las. Vamos a
poner ejemplos:
12. -Juan lee un libro. - Sí, lo lee
-Juan lee una revista. -Sí la lee
-Juan lee libros y diarios. -Sí, los lee
En todos los casos de (12) tenemos un verbo transitivo con un objeto directo. Este
objeto directo lo podemos reemplazar por el pronombre correspondiente según el género y
número del objeto. Es decir que este pronombre que reemplaza al objeto directo es variable.
Ahora, fíjense lo que pasa con el predicativo:
13. A.- Pedro es alto. –Sí, lo es
b.- Juana es alta. –Sí, lo es
c.-Juana y Pedro son altos. –Sí, lo son
Tanto la primera como la segunda oración de (13) podemos pronominalizarla como
lo es, pero no existe una variante femenina de este pronombre para (13b): *Juana la es,
sino que también decimos Juana lo es. Lo mismo en Los chicos están enloquecidos, que se
puede pronominalizar Los chicos lo están, o en María parece simpática, que
pronominaliza: María lo parece.
Entonces, los verbos copulativos son aquellos en los que el predicativo puede ser
reemplazado por un lo invariable, que no hay que confundir con el del objeto directo, que
es variable. Los demás verbos que también tienen un predicativo obligatorio pero que no
puede ser reemplazado por lo se llaman pseudocopulativos. Allí entrarían verbos como
resultar, quedar, semejar, volverse (se volvió loco), ponerse, seguir, continuar, volverse,
permanecer, hacerse, caer (me cae simpático),andar, etc., siempre que vayan seguidos de
un predicativo. Salvo esa diferencia de poder o no ser reemplazado el predicativo por un
pronombre, por lo demás funcionan de manera bastante similar.
Estudiante: ¿Qué papel temático tiene el predicativo?
Profesora: No, el predicativo no tiene papel temático porque no es un modificador
ni algún tipo de complemento. El predicativo es el verdadero soporte de la predicación, por
eso la cópula se puede omitir. Y por eso es obligatorio. Estos que estamos viendo son
predicativos subjetivos porque se refieren al núcleo del sujeto y son obligatorios porque, si
no se manifiestan, la oración queda sin sentido o cambia de sentido. Además, como vimos
antes, exigen compatibilidad semántica con el sujeto.
¿Qué clase de palabras pueden funcionar como predicativos subjetivos obligatorios?
En vez de un adjetivo, el predicativo puede ser un
SP, , un sustantivo, algún adverbio
1. El mercado quedó sin liquidez. (= insolvente)
2. Barak Obama es el presidente de EEUU.
3. Las cosas están así/ estupendamente.
4. Pedro es juez → O atributiva clasificatoria ¿Qué
es Pedro?
5. Pedro es el juez → O atributiva identificativa o
ecuacional (ecuativa) ¿Quién es Pedro?.
Diapositiva 11
En las últimas dos oraciones de la Diapositiva 11 se presenta una diferencia entre
dos tipos de oraciones atributivas: las clasificatorias y las identificativas. En las oraciones
atributivas identificativas (14b) ambos SSNN – sujeto y predicativo- son intercambiables,
dado que ambos son definidos, lo que no sucede en las clasificatorias (14b), en las que el
cambio de posición del atributo solo es posible si se interpretan como enfáticas o marcadas.
14. a.*Juez es Pedro/ JUEZ es Pedro
b. El juez es Pedro/ Pedro es el juez
En el ejemplo (4) de la Diapositiva 11, Pedro es definido porque es un nombre
propio y juez también porque va con determinante. En las identificativas, la cópula,
además de manifestar las categorías morfológicas, establece la relación de identidad. Dado
que sujeto y predicativo son intercambiables, para determinar el sujeto es necesario tener en
cuenta: la posición inicial, la categoría del sintagma, la concordancia, el mayor grado de
especificidad.
Ahora bien, en realidad aún no hemos visto qué sucede a nivel sintáctico con estas
estructuras. Si partimos de una oración como Juan es simpático, en realidad la verdadera
predicación se establece entre Juan y simpático. Entonces, vamos a tener que la relación de
predicación se entabla entre el sintagma nominal y el sintagma adjetivo. No sé si recuerdan,
probablemente no, que en las primeras clases yo mencioné para una de las dos
interpretaciones posibles de Nuestros abuelos cuidados, que si considerábamos allí una
predicación: Nuestros abuelos, cuidados, se consideraba una cláusula reducida (CR), es
decir de una predicación sin verbo. Esto es lo que se muestra en el diagrama de abajo: del
SN Juan predicamos la propiedad o característica que manifiesta el SA simpático.
Esta estructura es lo que se conoce como cláusula reducida (CR). Es como una
oración reducida en la que no tengo el verbo, al que necesito fundamentalmente para
manifestar las categorías propias de la flexión. Entonces, a esta predicación sin verbo le
tengo que agregar uno para completar la estructura oracional. Ahora, como ese verbo que
agrego no tiene un sujeto propio, el que se desplaza al especificador de la flexión, que es el
lugar del sujeto, es el sujeto del sintagma adjetivo de la cláusula reducida. De este modo
formamos finalmente Juan es simpático. El verbo es algo que incorporo sólo para
temporalizar la oración.
Esquema atributivo
Diapositiva 12
Vamos ahora a sintetizar las principales características del esquema atributivo que
estamos viendo. La primera característica es la concordancia, que se manifiesta solo cuando
el elemento predicativo es un adjetivo de dos terminaciones o está en plural.
El verbo llegar, a diferencia de lo que pasaba con ser, predica algo sobre Juan. A
esa predicación primaria o básica, le agregamos una segunda predicación, que es otra vez
una cláusula reducida, donde la segunda predicación es cansado. ¿De quién se predica ese
cansado? De Juan. Por eso aparece pro en el lugar del sujeto de la CR, que remite a Juan,
pero que está elidido en la segunda predicación. En el diagrama se muestra que pro está
coindizad con Juan (pro1 = Juan1) es decir, los dos llevan el mismo subíndice (la i que
aparece detrás). ¿Qué estoy queriendo decir en esta oración? Que ‘Juan llegó’ y que ‘estaba
cansado’. Uno esas dos predicaciones y obtengo Juan llegó cansado.
Entonces, este es el segundo tipo de predicativos, el predicativo subjetivo no
obligatorio. En el esquema del predicativo subjetivo no obligatorio, el verbo sí es el
verdadero soporte de la predicación, no es una mera cópula. El adjetivo es omisible,
concuerda con el sujeto, con el que además tiene que tener nuevamente compatibilidad
semántica. Además, este predicativo no obligatorio no es pronominalizable por lo.
Estudiante: ¿No sería un caso de elipsis del verbo copulativo?
Profesora: No se considera que sea un caso de elipsis, ya que si repusiera ser la
oración estaría mal formada: *Juan llegó es/está cansado. En la elipsis, el verbo siempre se
puede reponer. Recuerden casos que vimos anteriormente:
19. Terrible, el accidente. Terrible fue el accidente.
Juan salió ayer y Pedro, hoy Juan salió ayer y Pedro salió hoy.
Diapositiva 14
Diapositiva 15
Diapositiva 16
Las características que agrega la Diapositiva 16 a las que ya vimos son 4), 5) y 7).
Veamoslas en detalle. En 4) se dice que en el caso del predicativo objetivo no obligatorio,
además de un adjetivo, también podemos tener algún complemento preposicional. Por
ejemplo Come la manzana sin pelar o Come la manzana con cáscara; sin pelar o con
cáscara no son circunstanciales, no son formas de comer (se come bien, mal, apurado,
lentamente, etc.) sino predicaciones referidas a la manzana que alguien come. Eso equivale
a si dijéramos “Come la manzana” y “La manzana es A”, donde A sería un adjetivo
equivalente a ‘con cáscara’ o ‘sin pelar’ (del mismo modo que “deshojado” equivale a ‘sin
hojas’). Como no tenemos tal adjetivo, utilizamos esta estructura con predicativo.
La característica 5) dice que el predicativo puede estar en otra posición. Por ejemplo
podemos decir: Muy barata compró la fruta o Sin pelar se comió la manzana o bien
Compró muy barata la fruta y Se comió sin pelar la manzana.
En cuanto a la característica 7), el pasaje a voz pasiva, tenemos que considerar que,
dado que el objeto directo se convierte en sujeto en la pasiva, su predicativo, es decir, el
predicativo objetivo se convertirá en predicativo subjetivo: La fruta fue comprada barata
por María.
Diapositiva 17
LA TRANSITIVIDAD
[SF/O [SN/S La Presidenta] F [SV/P criticó [SN/COD a
los fondos buitre] [SP/ACL en un acto en
cadena nacional.]]
Diapositiva 1
Pasemos ahora a otros casos, que presenta la Diapositiva 2, en los que la posición de
objeto está llenada por un pronombre:
CONSTRUCCIONES REFLEXIVAS
1. [SF/O [SN/S El médico] F [SV/P [V’ [SN/COD me]
examinó] [SADV/ACM cuidadosamente.]]]
2. [SF/O [SN/S El médico F [SV/PRED [ V’ [SN/COD
lo] examinó ][SADV/ACM cuidadosamente.]]]
3. [SF/O [SN/S La paciente F [SV/P [V’ [SN/COI se]
examinó] [SADV/ACM cuidadosamente.]]]
4. [SF/O [SN/S La paciente F [SV/P [V’ [SN/COI se]
examinó [SN/COD las mamas] ] [SADV/ACM
cuidadosamente.]]]
5. La paciente se examinó a sí misma las mamas
cuidadosamente.
Diapositiva 2
Diapositiva 31
1Los dibujos han sido realizados por Fernando Carranza, becario doctoral del equipo de investigación de la
cátedra.
Diapositiva 4
Diapositiva 5
Diapositiva 6
El requerimiento típico para estas oraciones es que el sujeto sea plural porque el
evento siempre se realiza entre dos o más. En la Diapositiva 7 podemos ver las ilustraciones
correspondientes a una oración reflexiva: María se quiere (a sí misma) y a una recíproca:
María y su novio se quieren (mutuamente, uno al otro).
Diapositiva 7
Diapositiva 8
En (1) tengo un caso típico de reflexiva con sujeto agente, objeto tema y se como
objeto indirecto. En (2) el sujeto es experimentante porque tengo un verbo de
conocimiento. Si se fijan en (3) puedo tener dos interpretaciones: que María se lastimó de
manera deliberada o accidental. En este último caso, el sujeto es alguien a quien el evento
de lastimarse le sucede, no se trata de una acción deliberada, por lo que el sujeto será, en
este caso, un paciente. El pronombre se puede ser objeto directo, como en (3), o indirecto si
agregamos un objeto directo, como la mano en (4). En (5), aún si no hubiera un locativo
específico como en Giordano, por lo general entendemos que la acción del verbo es algo
que el sujeto ‘hizo hacer’. Normalmente en estas oraciones que se denominan factitivas,
entendemos que el sujeto no es el verdadero agente, sino que es un simple iniciador o
causante, que es el papel temático que le corresponde, es decir, que es el que promueve que
otro haga algo. En estas oraciones el agente puede no aparecer o puede hacerlo como un
simple adjunto. El pronombre se en (5) es objeto indirecto porque el directo es el pelo.
La Diapositiva 9 presenta un cuadro que sintetiza lo que hemos visto hasta ahora:
Construcciones pronominales
reflejas
Diapositiva 9
Para comenzar a ver las oraciones cuasirreflejas vamos a partir de una cita tomada de la
gramática de Bello:
Diapositiva 10
Las construcciones pronominales que hemos visto hasta ahora son las reflejas, en
las que el pronombre es siempre objeto del verbo, ya sea directo o indirecto, es decir que
cumple una función sintáctica en la oración. En cuanto a las cuasirreflejas, como dice
Bello, son como “una sombra” de las otras, es decir, se parecen a ellas, pero tienen
diferencias muy importantes. Bello incluye algunos ejemplos en los que dice que parece
que el sujeto obra por sí mismo produciendo algo en sí, como cuando decimos: Las olas se
embravecieron. Pero no todas son de este tipo, sino que hay, como veremos, varios casos.
Aclaremos también que cuando Bello se refiere a acción y pasión habla en sentido
gramatical y quiere decir que el sujeto a la vez actúa y recibe la acción. Lo que esta cita nos
ofrece es un punto de partida para considerar construcciones que materialmente son
parecidas a las que venimos viendo como reflejas, pero que tienen importantes diferencias
con ellas. Porque en realidad no es que revierten la acción haciendo que esta recaiga sobre
el mismo sujeto, en las cuasirreflejas esto no sucede, no admiten los refuerzos a sí mismo,
ni mutuamente.
Una gran diferencia entre las reflejas y las cuasirreflejas es que en estas últimas el
pronombre no tiene ninguna función, no es ni objeto directo ni indirecto. Es una marca de
función, como si fuera la a del OD, es una simple marca que no tiene función sintáctica en
la oración.
La Diapositiva 11 presenta un cuadro general de estas construcciones cuasirreflejas
en relación con las cuales, nuestro planteo en la cátedra es que los distintos tipos se
vinculan, según los casos, con alguna de las tres estructuras que configuran la oración: la
estructura sintáctica, la estructura argumental y la estructura eventiva.
CONSTRUCCIONES CUASIRREFLEJAS
Alternantes (Antipasivas)
de ES Inherentes
Medias
Medio-pasivas
Cambio de EA Pasivas
Impersonales
Se Delimitador
de EE Se Intensificador
Diapositiva 11
Empecemos por las cuasirreflejas que producen cambio de estructura sintáctica, donde
encontramos, según dijimos: las que alternan la construcción del complemento del verbo y
aquellas en las que se se considera parte del verbo.
Diapositiva 12
Diapositiva 13
Dentro de este grupo de cuasirreflejas, lo que vamos a ver son cambios que
involucran los papeles temáticos. Todas estas construcciones llevan más a fondo la
intransitivización del verbo. Son todos recursos que la lengua nos ofrece para promocionar
en algunos casos el objeto directo y desplazar al sujeto. Comencemos por las
construcciones medias. En los ejemplos de la Diapositiva 13 vemos la posibilidad de
diferentes lecturas. Supongamos que tenemos una oración como: Se miraron al espejo,
¿qué interpretaciones puedo hacer?
Estudiante: Una recíproca: que ‘se miraron mutuamente’, o una refleja, que ‘cada
uno se miró a sí mismo por separado’.
Profesora: Muy bien. Entonces piensen también en eso, que una misma
construcción, según el contexto, puede a tener una u otra interpretación. Veamos las de la
Diapositiva 13. En La puerta se abrió una de las posibilidades de interpretación es ‘la
puerta se abrió sola’. Es decir, las oraciones medias nos ofrecen esa posibilidad, lo que se
llama una lectura de proceso, es decir, lo que se pone en primer plano es el evento y no hay
un agente que lo realice. ¿Qué papel temático tiene la puerta?
Estudiante: Es un tema.
Profesora: Bien. En estas construcciones lo que se hace es promocionar, es decir,
poner en el lugar más prominente de la oración, al objeto. Entonces frente a La profesora
abrió la puerta, que es una oración transitiva con agente y tema, aquí sacamos al agente y
ponemos en su lugar al tema, lo promovemos. Entonces puede promocionarse el tema, el
paciente o el experimentante, y se borra el agente: La puerta se abrió sola o Me levanto en
comparación a Levanto la silla que es una estructura transitiva típica. Me levanto indica que
‘yo me levanto por mí mismo’. Recuerden que al pronombre no le corresponde ningún
papel temático, porque es una mera marca de función.
En el segundo grupo, las medio-pasivas son un tipo de estructura que también
promueve el tema o paciente como sujeto. Y también se invisibiliza al agente, pero la
diferencia con las anteriores es que se trata siempre de un agente indeterminado, lo cual se
traduce en una lectura genérica. Aquí tenemos que prestar atención al tiempo. Estas
oraciones, para que las interpretemos con valor genérico de medio-pasivas, deben de tener
algún inductor que nos lleve a interpretarlas de esa manera. Es como cuando decimos que
Las novelas de tal autor se leen fácilmente, es decir, no es que lo hace alguien en particular
porque pueda tener determinada habilidad, sino que el valor genérico indica que cualquiera
puede hacerlo de esa determinada manera. Las características de estas oraciones se basan en
que se dan en presente o imperfecto y, además, suele aparecer un adverbio o construcción
adverbial que favorece la interpretación genérica.
En cuanto a las pasivas, que se conocen como “pasivas con se”, recordemos que en
español no tenemos, como tenía el latín, una voz pasiva morfológica para los tiempos
simples. Y con eso me refiero a que se manifestaba dentro de la estructura de la palabra. Es
decir, amo en latín es equivalente al presente “amo” del español, pero amor es “soy
amado”. En español no tenemos esta pasiva sino que la formamos con ser más participio,
que es la que se conoce como pasiva perifrástica. Y también tenemos esta otra
construcción, la pasiva con se, que también promueve el tema o paciente a la posición de
sujeto borrando el agente y produce lo que llamamos, siguiendo a Moreno Cabrera, una
lectura de afectación, en el sentido de que el objeto, el participante afectado en el evento,
pasa a ser más prominente. En Se presentó un informe sobreentendemos que hay alguien
que presentó ese informe, sin embargo, ese alguien no se puede incluir en la oración. La
pasiva con se tiene la particularidad de que no permite manifestar al agente. Comparemos:
Yo abro la puerta (activa) con La puerta es abierta por la profesora (pasiva perifrástica
con agente) y Se abrió la puerta (*por la profesora) (pasiva con se sin manifestación del
agente). Esta pasiva tiene una restricción y es que se da siempre en tercera persona, singular
o plural. ¿Dónde aparece el sujeto de la pasiva con se?
Estudiante: Pospuesto.
Profesor: Bien. Por lo general se pospone, como vimos con que sucede con los
sujetos de los verbos inacusativos, que también son tema. En ninguno de los dos casos son
agentes, sino que ambos representan, desde el punto de vista semántico, un objeto.
Estudiante: ¿Y la interpretación sería de afectación?
Profesor: Exactamente. Ese es el término que utiliza Moreno Cabrera porque el
afectado, que es el objeto, es lo que se pone en primer plano. Es un sujeto tema.
Y, por último, hay una pasiva en la que hay un agente indeterminado que se borra
pero en la que no se promueve como sujeto al objeto. El sujeto se elimina de la oración y
por eso son construcciones impersonales. No son impersonales en el sentido de Llueve, que
no involucra a ningún agente. En la pasiva impersonal, hay alguien que hace lo que se
expresa en la oración, pero no está mencionado ni promovido a la función de sujeto. La
oración no tiene un sujeto gramatical, no hay un sintagma nominal que concuerde con el
verbo. La lectura resultante es genérica o existencial, es decir, se trata de que el evento
involucra a “todo X/ nadie” (lectura genérica) o a “alguien” indeterminado (lectura
existencial). Estas oraciones se dan solo en tercera persona del singular, a diferencia de las
pasivas que admiten singular y plural.
Ya vimos las diferencias generales de los cuatro tipos de cuasirreflejas que
producen cambio en la estructura argumental, ahora vamos a ver cada uno de ellos más
pormenorizadamente. Empecemos por las construcciones medias, que son construcciones
que dan cuenta de un cambio que puede ser de estado físico, de estado mental o de
movimiento.
Diapositiva 14
Veamos primero las construcciones que involucran un cambio de estado físico. Se
trata de verbos que tienen dos posibilidades de construcción: así podemos decir Yo abro la
puerta o La puerta se abrió, es decir que las puedo construir de forma activa con un agente
o de forma media, omitiendo al agente. Lo que hace la construcción media es intransitivizar
el verbo promoviendo el objeto a la función de sujeto y sacando o demoviendo el sujeto.
Vean los ejemplos de la Diapositiva 14, donde la interpretación media no incluye un sujeto
que interviene en la realización del evento, que se presenta como un proceso que se realiza
por sí mismo: La puerta se abrió (sola o por sí misma). El último ejemplo de la
Diapositiva 14 muestra que, aunque gramaticalmente es posible decir: Yo quemé el asado,
por lo general, en este tipo de construcciones se evita mencionar un agente responsable, y
en cambio, se suele presentarlo como afectado por el evento: Se me quemó el asado. Tiene
que ver con la construcción o representación del evento que hace el hablante en la oración.
Así podemos comparar (1 a) y (1b) y ver que es distinta la representación del evento de
‘quemar Juan el asado’, que se presenta en cada una - (1a) y en (1b) –, lo que lleva a
distintas continuaciones en cada caso.
1. a. Juan quemó el asado. ¡Es un inútil!
b. Juan se distrajo y se le quemó el asado. ¡Pobre!
En oraciones como las anteriores, entonces, cuando se incluye a la persona
involucrada, podemos hacerlo presentándolo como responsable, con una construcción
agentiva, como la de (1a), o como damnificado, con una construcción media (1b).
Las cuasirreflejas del segundo grupo son parecidas a las anteriores, pero en vez de
referirse a un cambio físico se refieren a un cambio de tipo mental o psicológico.
CUASIRREFLEJAS DE CAMBIO
DE ESTRUCTURA ARGUMENTAL
Diapositiva 15
Se trata de estructuras transitivas que con el cambio a construcción cuasirrefleja
quedan intransitivizadas. Van siempre con verbos de tipo psicológico. En la construcción
media el objeto se promueve a sujeto y el agente puede aparecer como un complemento de
causa: Los chicos se divierten a causa de / con el payaso.
El último grupo de construcciones medias son las que se dan con verbos que indican
cambio de posición.
Cuasirreflejas de cambio de estructura argumental
3. Cambio de posición (Verbos de movimiento)
Diapositiva 16
Los verbos de ‘movimiento’ pueden formar construcciones transitivas en las que
‘alguien mueve algo’, que puede ser un objeto externo- Esteban mueve la mesa- o bien un
objeto inalienable -Esteban mueva la mano-. Algunos de estos verbos permiten una
construcción cuasirrefleja agentiva en la que el que mueve (agente) y lo movido (paciente)
coinciden: Esteban1 se1 mueve. La otra construcción posible es la no agentiva, en la que el
movimiento se presenta como no originado por ninguna causa externa: El lobo se alejó/ La
tormenta se aproxima.
Entonces tenemos tres tipos de construcciones medias, las de cambio de estado físico,
las de cambio de estado mental y las de movimiento. Vamos a ver ahora las medio-pasivas,
que se dan generalmente en presente y con una forma adverbial de valor genérico.
CONSTRUCCIONES MEDIO-PASIVAS
Diapositiva 17
Si bien estas oraciones no tienen agente, si preguntáramos quién puede hacer lo que
expresa la oración, la respuesta sería “cualquiera”, dado que se trata de construcciones que
tienen un valor genérico. Estas oraciones se dan en tercera persona singular y plural, en
presente o en imperfecto con valor general y siempre con un adverbio o construcción
equivalente que refuerza la interpretación genérica. Estas construcciones están entre las
medias y las pasivas, y su particularidad es ese valor genérico que manifiestan. Pero para
que esto suceda deben aparecer los llamados “inductores de genericidad”, como son en este
caso el tiempo presente o imperfecto y la presencia de la construcción adverbial con valor
generalizador.
Pasemos a la pasiva con se. Se trata de una construcción cuasirrefleja que se da solo
en tercera persona, ya sea singular o plural. El evento tiene sujeto, pero ese sujeto se borra
en la oración. Respecto de una oración activa, puedo tener una pasiva perifrástica, formada
con ser + participio, concordado con el sujeto paciente, en la que puedo agregar el agente, o
bien puedo tener una pasiva con se, que no tolera la presencia del agente.
Diapositiva 18
Además, hay una tendencia a que en estas oraciones aparezca el sujeto en segunda
posición, como en las oraciones inacusativas. Pero aparecen en singular y en plural, no hay
restricciones al respecto. El sujeto, generalmente se pospone. Para distinguir la pasiva de la
impersonal con se, una diferencia importante es que la pasiva tiene sujeto y se construye en
singular y en plural, mientras que la impersonal, no.
Diapositiva 19
Diapositiva 21
Vamos a encontrar aquí diferencias sutiles. El se delimitador se puede emplear con
tanto con verbos intransitivos, inergativos e inacusativos, como también con los transitivos.
En relación con los inergativos puede explicar diferencias como las que se reconocen entre
dormir y dormirse. Dormir es imperfectivo, en cambio dormirse marca el momento inicial
del evento, por lo que ambos tienen una diferencia aspectual. Este es un caso bastante claro,
los otros ejemplos manifiestan diferencias más sutiles. Los ejemplos b) de la Diapositiva 21
muestran casos de se delimitador con verbos inacusativos. Se trata de alternancias que a
veces son intercambiables: Juan murió/ se murió ayer, pero en otros casos no se pueden
usar indistintamente. Por ejemplo irse tiene lo que se llama “presuposición de origen”,
porque el verbo aparece delimitado respecto del punto de inicio o arranque, por eso no
puedo decir: Voy de aquí, necesitamos una forma pronominal –Me voy de aquí- que
delimite al verbo en cuanto al origen del movimiento. Algo similar es lo que sucede con
caer y caerse, porque con el segundo verbo también tenemos presuposición de origen, por
eso no podemos decir: La lluvia se cae, que no admitiría una pregunta como ¿De dónde se
cae? Ahora ¿qué diferencia hay entre Cayó el telón y Se cayó el telón?
Estudiante: Cambia el significado.
Profesor: Bien, en el primero tenemos un valor conclusivo, del que se desprende
“la función ha terminado”, pero en el segundo tenemos un valor accidental: ‘que se cayó sin
intención’, se agrega el valor de lo inesperado. En cuanto a las diferencias entre los dos
casos de morir, solo la versión pronominal permite incorporar el pronombre no obligatorio
que representa al afectado –Se me murió el gato/ *Me murió el gato-. Entonces vemos que
hay sutiles variaciones en el significado y a veces se marca el valor de accidente, origen o
inicio, valores todos que denominamos aspectuales, por eso lo llamamos se delimitador, por
la capacidad de acotar el evento. Además de con verbos intransitivos, también lo podemos
usar con verbos transitivos:
Diapositiva 22
Los ejemplos de la Diapositiva 22 muestran que cuando tenemos un evento no
delimitado no podemos agregar se – *Alberto se fuma cigarrillos- Ahora bien, con valores
perfectivos y delimitados sí puedo incorporar se –Alberto se fumó tres/varios cigarrillos-.
Es decir que solo cuando el verbo está delimitado por el objeto puede agregarse se, que
tiene valor delimitador, lo cual se relaciona con el aspecto, esa categoría que presenta el
evento como en desarrollo o en forma global.
Por último vamos a presentar el se intensificador, que es un valor aspectual derivado
o vinculado con el anterior. Este se aparece tanto con verbos transitivos como intransitivos.
Di Tullio dice que es típico del Río de la Plata.
CUASIRREFLEJAS DE CAMBIO DE EE (CAMBIO DE
ESTRUCTURA EVENTIVA O CAMBIO ASPECTUAL)
Se Intensificador
Con verbos transitivos e intransitivos
Alberto se fuma todo/ cualquier cosa
Se fumó hasta el cenicero. (*Se fumó)
Se tomó hasta el agua de los floreros.
Se bailó/se cantó todo. (*Se bailó)
Se caminó todo/un montón de/como cincuenta
cuadras para conseguir una oferta.
Diapositiva 23
En el primer ejemplo de la Diapositiva 23 no necesito que el verbo esté delimitado,
porque el valor es intensificador. Entonces Di Tullio dice que en estos casos necesito algún
otro elemento que marque un límite bien amplio. Para esta autora, se forma con el elemento
intensificador una construcción discontinua. Es decir que no puedo usar se solo para
generar ese valor de intensificación, sino que requiere de otro elemento junto con el cual
manifiesta que el evento se realizó hasta el máximo posible.
ESQUEMAS IMPERSONALES
Hasta ahora hemos visto un solo esquema impersonal: el cuasirreflejo. Ahora vamos a
ampliar con otro tipo de construcciones impersonales.
Por definición, ¿qué será una construcción impersonal? Lo que estas oraciones no
tienen es sujeto. Ahora bien, antes de introducirnos en los tipos de esquemas o estructuras
impersonales, vamos a retomar lo que hemos visto del sujeto unas clases atrás, porque es
necesario añadir algunas cuestiones relacionadas con sus posibilidades de omisión, lo cual
nos va a servir para diferenciar estos casos de los de verdadera impersonalidad.
Observen que también hay otro movimiento: el del verbo a la flexión para chequear
sus rasgos de Tiempo y Concordancia. ¿Por qué repetimos esto que ya habíamos visto
clases atrás? Hasta ahora nosotros hemos hablado de la flexión como una categoría
funcional que en español se aloja en el verbo, en la desinencia verbal. Pero la flexión
–como no se nos escapó cuando estudiamos morfología– contiene dos conjuntos de rasgos
distintos. Pensemos en un ejemplo como cantábamos, donde –ba- transmite los rasgos de
tiempo, modo y aspecto, y –mos, los de persona y número, es decir lo que se conoce como
concordancia. En realidad, la flexión se escinde en dos categorías, que están formadas por
estos dos conjuntos de rasgos o estos dos núcleos funcionales: uno corresponde a tiempo y
otro, superior, es el de concordancia. Estos rasgos de concordancia permiten reponer al
sujeto cuando no se expresa en la oración y queda tácito, algo no problemático en una
lengua como el español.
Frente a esto que acabo de retomar, que es lo ya visto con respecto al sujeto y su
relación con la flexión, ahora vamos a ver qué sucede cuando no hay flexión en la oración
porque el verbo es una forma no finita. Veamos los ejemplos de (2):
2. a. Juan cantaba en el coro del colegio
b. Juan quiso cantar en el coro del colegio.
c. Le pidieron a Juan cantar en el coro del colegio.
En (2a) cantaba es una forma finita que concuerda con su sujeto léxico Juan que,
como sabemos, recibe papel temático del verbo y caso de la flexión. Además, en una lengua
pro-drop, como el español, la flexión verbal permite omitir el sujeto y recuperarlo a partir
de la desinencia incluida en el verbo. Pero ¿qué sucede en (2b)? Juan concuerda con el
verbo quiso y es, por tanto, su sujeto, pero ¿tiene sujeto el infinitivo cantar? Evidentemente
no es una acción impersonal: debe haber alguien que la realice, en este caso Juan. Juan es
tanto ‘el que quiere’ como ‘el que va a cantar’, pero no aparece repetido en la oración.
Tenemos una forma conjugada quiso y una forma no finita, no conjugada cantar, que no
tiene tiempo, no está temporalizada (aunque sí está aspectualizada, tiene un valor aspectual
que, según dijimos, es neutro, a diferencia del participio, que señala ‘completamiento del
evento’ y del gerundio, que tiene valor ‘durativo’). Al no estar temporalizadas, estas formas
no finitas no pueden llevar sujeto expreso. Sin embargo, nosotros sabemos, como hablantes
nativos, que ‘el que va a cantar’ en (2b) es Juan. Hay un sujeto para ese infinitivo, sólo que
no puede aparecer en la oración. Se trata de un sujeto que recibe papel temático de agente
del verbo cantar, pero que lo que no puede recibir es caso, ya que no hay flexión y, por
consiguiente, tampoco puede aparecer en la oración. Solo puedo reponerlo por énfasis:
Juan quiso cantar él mismo en el coro. Este sujeto enfático aparece siempre pospuesto (lo
que evidencia que no se ha desplazado a la flexión) y su presencia en la oración está
legitimada por la modalidad, alojada en el SComp (sintagma complementante), que
veremos un poco más adelante.
Ahora bien, ¿cómo sabemos que Juan es el sujeto de cantar? El sujeto del infinitivo
es correferencial con algún constituyente oracional. En (3) es correferencial con el sujeto de
la oración:
3. Juani quiso [PROi cantar en el coro del colegio].
PRO (con mayúscula) indica el sujeto del infinitivo. El sujeto de la acción de cantar
está coindizado con Juan, ya que ambos tienen el mismo referente, lo que podemos marcar
colocando el mismo subíndice, como en (3).
En este caso del sujeto del infinitivo no hablamos de sujeto tácito, porque el sujeto
PRO del infinitivo es un sujeto que no solo no está presente, sino que no se puede reponer:
*Juan quiso él cantar en el coro del colegio. El sujeto del infinitivo es un sujeto nulo. Es
distinto del pro (con minúscula), que es el típico sujeto tácito o elidido, pero que siempre
podemos explicitar.
4. [pro Viene a las nueve] → Él/ ella viene a las nueve.
¿Qué pasa en (2c): Le pidieron a Juan cantar en el coro? Equivale a ‘Le pidieron a
Juan que cante (él) en el coro’. El que canta también es Juan, pero acá el sujeto de cantar
no coincide con el sujeto de la oración. Porque pidieron remite a una tercera persona plural
y el sujeto del infinitivo es Juan ¿Y a Juan, qué función sintáctica tiene? Es objeto
indirecto (COI). Entonces, el sujeto del infinitivo acá coincide con otro constituyente
oracional: el COI.
5. Le pidieron a Juani [ PROi cantar en el coro]
Estudiante: La oración (5) podría tener otra interpretación, ¿no? Equivalente a ‘Le
pidieron a Juan cantar ellos en el coro’.
Profesora: Sí, es cierto, se podría interpretar como que son otros los que quieren
cantar, los mismos que le hacen el pedido a Juan (que podría ser el director o el que reparte
las funciones en el coro). En esa interpretación se trataría de un caso de control de sujeto y
el esquema de índices sería el mismo que en (4): PRO tendría la misma referencia que el
sujeto tácito ellos.
En estos casos en que el sujeto del infinitivo es correferencial con otro constituyente
oracional los verbos de los que dependen se denominan “verbos de control” y pueden ser de
control de sujeto, como en (3), o de control de objeto, como en (5). Estos verbos
seleccionan un argumento externo y como complemento, una oración de verbo finito, cuyo
sujeto es correferencial con algún constituyente de la oración principal. La explicación que
se suele dar es que las oraciones con infinitivo no tienen, por lo general, sujeto, aunque el
sujeto puede aparecer por razones de énfasis. Ese sujeto del infinitivo, que es nulo, lo
recuperamos a partir de algún otro constituyente de la oración, que puede ser el sujeto de la
oración principal (4) o puede ser un objeto (5). Lo que quería mostrar con (5) es que PRO
no siempre tiene que ser correferencial con el sujeto, puede serlo también con el objeto.
En cuanto al sujeto de la oración matriz, es seleccionado por el verbo de control,
como lo muestran los siguientes ejemplos.
6. a.[Juan pretende [que [pro le paguen]
b.*[La lluvia pretende [que [pro le paguen]
La agramaticalidad de (6b) se deriva de que pretender es un verbo de ‘voluntad’ que
exige un sujeto con el rasgo ‘humano’.
Son también verbos de control de sujeto: querer, pretender, desear, necesitar,
preferir, procurar, intentar, decidir, fingir, merecer, esperar. En cambio, son verbos de
control de objeto: ordenar, mandar, prohibir, recomendar, aconsejar, pedir, obligar,
convencer, persuadir.
Ahora bien, también tenemos otras combinaciones entre un verbo finito y uno no
finito, en que, a diferencia de lo que sucede con los verbos de control, el sujeto no es
seleccionado por el verbo de la oración principal. Veamos un ejemplo:
7. a. Parece que cae nieve/*caer nieve/llover.
b. La nieve parece caer.
8. a. Parece que Juan dice siempre la verdad./*Juan decir siempre la verdad.
b. Juan parece decir siempre la verdad.
En estos casos, el verbo principal selecciona solo una oración como complemento,
pero no selecciona un argumento externo. El complemento es siempre una subordinada que
puede ser una oración flexionada –que cae nieve – o una de infinitivo – caer nieve-.
Cuando el complemento es una oración no flexionada, el sujeto del infinitivo se mueve a la
posición vacía de sujeto del verbo principal, es entonces, un sujeto derivado, como se
muestra en (7b). Estos verbos se llaman “verbos de ascenso” y, como posiblemente Uds. ya
hayan imaginado, la razón del ascenso del sujeto es que el infinitivo, al no tener flexión, no
puede asignarle el caso nominativo que el sujeto requiere para funcionar en la oración. Por
eso en (7 a), el infinitivo con sujeto –caer nieve – no es posible, pero es aceptable Parece
llover, con un verbo impersonal que no tiene argumento externo.
Dentro de esta clase de verbos de ascenso se ubican también resultar y algunos
auxiliares –que veremos al estudiar las perífrasis verbales- comenzar, terminar, seguir,
volver, soler, y poder y deber con valor epistémico. Sin embargo, estos verbos no pueden ir
seguidos de una oración flexionada:
9. María sigue pintando la puerta/*que pinta la puerta.
La lluvia sigue cayendo/ *que cae.
Oraciones impersonales
Vimos oraciones con sujeto tácito, en las que el sujeto se omite pero puede siempre
reponerse, y oraciones con sujeto nulo, en el caso del infinitivo controlado, por ejemplo, en
que el sujeto no puede explicitarse pero se recupera a partir de otro constituyente oracional.
Pero también ya hemos mencionado casos como el de los verbos meteorológicos (10 a) o
los de ascenso (10b), que acabamos de ver, en los que el sujeto es inexistente. Con los
verbos de ascenso, vimos que cuando el complemento contiene una oración no flexionada
adoptan un sujeto derivado que, en realidad, es el sujeto del infinitivo, pero que debe
ascender a la oración matriz para recibir caso de la flexión del verbo principal.
10. a. Llueve.
b. Parece que Juan sale temprano hoy ~ Juan parece salir temprano hoy .
¿Qué tienen de particular? En estos casos no se considera que existan sujetos
pronominales, y por lo tanto no vamos a reconocer la existencia de sujetos tácitos o nulos.
Es decir, la situación es distinta a la de los ejemplos con los sujetos tácitos o nulos. En
Reconoció el error yo no menciono al sujeto, pero sé que hay alguien que está haciendo la
acción indicada por ese verbo y aunque no puedo incluirlo en la oración, también hay sujeto
para el infinitivo en María desea viajar [ella] a la India. En cambio, en una oración
impersonal esto no ocurre.
Según decíamos, hay verbos típicamente impersonales, como llover y otros verbos
meteorológicos, que solo se dan en tercera persona singular. En Llueve copiosamente no
puedo decir que allí haya un sujeto elidido, porque es un tipo de verbo que no supone
ningún sujeto, ya que a ese sujeto no podríamos asignarle papel temático alguno. Hasta
podría considerar que en Llueve hay un pro que es una tercera persona, pero no podría tener
ni un agente, ni un experimentante, etc. Esto me indica que, como no puedo asignar papel
temático, no estoy ante un sujeto tácito.
Y, como el español es una lengua pro-drop, puedo decir directamente Llueve. En
otras lenguas lo que aparece con los verbos meteorológicos, a diferencia del español, es un
sujeto de tipo pleonástico o expletivo. Cuando digo It rains o Il pleut, aún con estos verbos
meteorológicos, por razones estructurales, estas lenguas exigen un sujeto para esa posición
-en realidad es un pronombre vacío de significado, sin ningún papel temático, que es lo que
se conoce como un expletivo-. En cambio, el italiano es como el español, pro-drop, y puedo
decir perfectamente Piove.
El español general no tolera una forma pronominal con esos verbos como llover,
excepto en algunas variantes, como el español de Santo Domingo que están perdiendo en la
pronunciación las desinencias verbales y entonces dicen Ello hay maíz o Ello es fácil
llegar, o sea que por la misma razón por la que un inglés pone un it, reponen un sujeto para
una oración impersonal. Lo que ocurre acá es un fenómeno de pérdida de desinencias que
permitan recuperar el sujeto combinado con la influencia del inglés como lengua de
prestigio.
También algunos verbos, que por lo general admiten la construcción personal: El
pescado huela muy mal, Tres monedas bastan para pagar ese servicio, pueden usarse en
construcción impersonal, sin sujeto. En estas construcciones impersonales, suele aparecer
un elemento locativo – Aquí huele muy mal -, temporal – Hoy hace 20 años que murió
papá-, o dativo – Me basta con tu palabra-, que hace las veces de tópico a partir del cual se
organiza la predicación.
Ahora vamos a introducirnos en lo que se denominan sujetos arbitrarios. Son los
casos, no de sujeto nulo, sino de sujetos que presentan lo que se conoce como una lectura
no referencial. En la lengua, la referencia es la relación entre los elementos lingüísticos y la
realidad. Por ejemplo, si digo Él trabaja, eso tiene una lectura referencial: hay un X en la
realidad -ya sea él, Pedro, Juan, el Sr. Rodríguez o cualquier otro- que trabaja. Por
“referencial” entendemos que, en el mundo exterior, ese elemento de la lengua remite a
algo o a alguien concreto. En cambio, en el caso de los sujetos arbitrarios, no vamos a
identificar un referente. Los sujetos arbitrarios, por lo general, no se realizan fonéticamente
-y por eso se parecen a los nulos- y se asocian a categorías vacías.
Dentro de los sujetos arbitrarios, van a entrar los siguientes casos, algunos de los
cuales ya vimos y otros que vamos a introducir ahora:
Infinitivo no controlado
Cuasirreflejas impersonales con se
Oraciones con verbo en segunda persona singular
Oraciones con verbo en tercera plural.
Impersonales de uno.
Tomemos un ejemplo para comparar con los infinitivos de verbos de control que ya
hemos visto, donde teníamos un sujeto PRO
11. a. Juan quiso cantar en el coro.
b. Conviene no fumar en lugares cerrados.
En (11a) hay un sujeto para cantar, ese sujeto es Juan y, por lo tanto, esa oración es
referencial en ese sentido. En cambio, en (11b) no tengo un sujeto referencial. Podríamos
parafrasear la oración como ‘Conviene que nadie fume en lugares cerrados’. Tiene lo que
llamamos una lectura genérica.
Sintácticamente, la oración (11a) tiene un sujeto: no fumar en lugares cerrados.
Podemos parafrasear: Conviene esto. Y fíjense la concordancia: Convienen estas cosas.
Ahora, esa construcción que es el sujeto de la oración principal, no fumar en lugares
cerrados, es una oración subordinada de verbo en infinitivo. ¿Y cuál es el sujeto de esta
oración subordinada? No tiene un referente como teníamos en (11 a) –Juan-. Además, en
este caso, a diferencia de lo que sucedía con el infinitivo en (11a), no lo podemos coindizar
con ningún elemento de la oración. En estos casos hablamos de PROarb (PRO arbitrario), el
cual ya vimos cuando estudiamos dentro de las construcciones cuasirreflejas, la impersonal:
12. Conviene [PROarb no fumar en lugares cerrados].
PROarb tiene valor generalizador y no lo coindizamos con ningún otro elemento de
la oración.
Ahora veamos otro caso de sujeto arbitrario, con una impersonal con se:
13. Aquí se come bien.
Este se también tiene un valor indefinido, como si dijéramos cualquiera o todo el
que venga aquí come bien. Le damos también una lectura genérica.
En la estructura cuasirrefleja impersonal con se pueden aparecer distintos tipos de
verbos. Pueden ser impersonales los verbos transitivos. Nosotros ya vimos un ejemplo en la
oración Se admira a varios escritores de la nueva generación. Otros ejemplos posibles
serían:
14. a. Se condecoró al héroe.
b. Aquí se trabaja mucho.
c. Se envejece más después de los cuarenta.
d. Se está bien aquí.
En (14a) se trata de una estructura transitiva intransitivizada mediante la
impersonalización, en la que el COD aparece precedido por la marca de función a para que
no se confunda con un sujeto. Recordemos que dijimos que esto sucede cuando el OD es
‘animado’. También podríamos tener un verbo inergativo, como en (14b), un inacusativo,
como en (14c), e incluso uno copulativo, como en (14d).
Según vemos, entonces, hay distintos tipos de verbos que pueden aparecer en
construcciones cuasirreflejas impersonales y la marca de la impersonalidad en estas
oraciones es el se: un clítico que carece de género, de número y de caso; sólo marca
persona. En estos casos nunca podríamos reponer un sujeto léxico, no podríamos decir *Él
se trabaja mucho o *Juan se vive bien aquí. El sujeto léxico es incompatible con el se
impersonal, estas construcciones están inhabilitadas para incorporar un sujeto léxico –y en
algunos casos si lo incorporamos cambia totalmente la estructura. Por ejemplo si digo Aquí
Juan se vacuna puede tener interpretación reflexiva – ‘Juan se vacuna a sí mismo’ – o más
probablemente, factitiva – Aquí Juan se hace vacunar/hace que lo vacunen -.
A su vez, a pesar de ser la marca de impersonalidad de este tipo de oraciones, se no
puede ocupar la posición de sujeto. No podríamos tener *Se siempre llega tarde” o *Se no
puede dormir aquí”. Es decir: se no puede funcionar como sujeto.
Entonces, en Aquí se vacuna, tenemos –decíamos- un sujeto arbitrario, un PROarb.
Por lo general, en estos usos genéricos tenemos ciertas marcas que nos ayudan a hacer esa
interpretación generalizadora, como los tiempos verbales. Lo común es que estas
construcciones aparezcan en presente o en pretérito imperfecto: Aquí se vacunaba hasta
hace unos años, pero ya no, que le dan ese valor general, y no en un pretérito perfecto
como vacunó que, por su valor perfectivo, singulariza el evento. A veces también puede
haber un operador genérico que se puede lexicalizar en un adverbio:
15. Normalmente/ generalmente/ habitualmente se comienza a envejecer después
de los cuarenta.
A todos estos adverbios se los considera inductores de genericidad; es decir, hacen
que la oración se interprete con valor generalizador.
En (16) tenemos otro caso de impersonalidad, pero con el verbo conjugado en
segunda persona:
16. Si comés poco, vivís mejor.
Acá no es que le estamos hablando a una segunda persona concreta, sino que es un
vos con el valor de ‘cualquiera’. Es una segunda persona de interpretación genérica
también. A esta estructura con sujeto arbitrario en segunda persona también podríamos
añadirle alguno de los adverbios inductores de genericidad:
17. Generalmente, si comés pocos vivís mejor.
También tenemos casos típicos de impersonalidad con verbo en tercera persona
plural usado en sentido no referencial:
18. a. Llaman por teléfono.
b. Preguntan por vos.
Muchas veces decimos oraciones como (18a), aunque sabemos que es imposible
que la referencia sea plural, porque no suele haber dos personas que te están llamando a la
vez, siempre es una. Por eso, justamente, ese plural marca un valor indefinido. En realidad,
si lo precisamos mejor, no es que este caso de tercera plural no sea referencial (porque acá
sí hay alguien concreto que está llamando), sino que esa referencia no está particularizada;
tiene un valor indefinido y, en ese sentido, ni siquiera tiene el valor de plural. A pesar del
plural, puede haber una sola persona en esa referencia: Te buscan o Ya traen la comida;
pueden ser varias personas, pero también una sola. Este es un plural de uso cotidiano, que
tiene valor de indefinición.
Ahora, en este último caso, la tercera persona plural, no hablamos de una lectura
genérica sino de una lectura existencial. Los casos de lectura genérica son aquellos en los
que podríamos reponer un todos o, si tiene valor negativo, como en Conviene no fumar…,
un nadie. En cambio, en el caso de la tercera persona plural - Llaman por teléfono-, ahí
reconocemos lo que se denomina lectura existencial. Esta interpretación inespecífica se
refiere a alguien con valor indefinido, por lo que la lectura sigue siendo no referencial. Una
lectura genérica tiene el valor generalizador de todos/nadie; en la lectura existencial, en
cambio, no pensamos que es todos sino más bien alguien, aunque indefinido.
También importa resaltar que, si bien a estas oraciones como Llaman por teléfono,
Preguntan por vos, Dicen en el diario que hoy va a llover o Cuentan que se va del cargo
les damos generalmente un valor impersonal, esto va a depender del contexto; porque es
diferente la interpretación cuando estas oraciones aparecen en un contexto donde ya se
explicitó un sujeto referencial antes. Supongamos que se está hablando de unos policías y
luego se dice Preguntan por vos. En este caso ya no estamos ante la misma interpretación.
Pero para esto, como les digo, hará falta un contexto que le de valor referencial a lo que de
otro modo consideramos un sujeto arbitrario.
Por último, un típico ejemplo del uso impersonal de uno, tomado de nuestra canción
ciudadana:
19. Uno busca lleno de esperanzas.
En cuanto a la impersonalización con uno, tiene variación de género, podría ser una
en Si una no se defiende, nadie te viene a defender; pero no varía en número. Puede admitir
el refuerzo uno mismo y se considera que tiene lectura arbitraria de tipo genérico.
Todas estas construcciones que acabamos de ver son distintas posibilidades de
impersonalización. La impersonalización es un mecanismo formal –quiere decir
estructural– del que dispone la gramática para anular la función sintáctica de sujeto.
Anularla en la oración no quiere decir que no exista alguien que podría llenarla. Por
ejemplo cuando decimos
20. Aquí se vacuna.
El caso de (20) es una oración con valor existencial: aquí hay alguien (indefinido,
no importa tanto quién) que vacuna, que se encarga de vacunar. Es similar a Aquí se habla
inglés/ portugués, que es un cartel que se suele poner en ciertos negocios de las zonas
donde hay turistas. En estos casos, el agente no está manifestado, pero sí está presupuesto,
porque, evidentemente, debe haber alguien que realiza esa acción de vacunar o de hablar
otra lengua; además, por las exigencias del verbo, quien sea ese agente tiene que ser
‘humano’. Sin embargo, si bien la necesidad del agente está, no hay alguien definido, no
hay una referencia específica. Lo que interpretamos es que hay alguien vacunando. No es,
entonces, que no haya alguien que realice la acción –piensen la diferencia con Llueve–.
Simplemente se trata de un mecanismo -un artilugio gramatical podríamos decir- para no
manifestar el sujeto. ¿Por qué? Porque no importa, no resulta relevante particularizar quién
es el que vacuna. Ahí también tenemos, entonces, una interpretación existencial.
CLASE Nº 12 (Primera parte)
PERÍFRASIS VERBALES
En la clase de hoy vamos a introducirnos en el tema de las perífrasis verbales.
Al tratar las construcciones cuasirreflejas pasivas ya mencionamos, por
comparación, el caso de la pasiva perifrástica, que se forma con el verbo ser + participio,
como en fue leído. Pero no es esta la única perífrasis verbal de nuestra lengua; hay muchas
otras. ¿Qué les parece a ustedes que es una perífrasis verbal?
Estudiante: Dos verbos que valen por uno solo.
Profesora: Está muy bien. Dos verbos que refieren un único evento. Pero ¿por qué
es posible esto? Recordemos que los verbos en general tienen una doble función. Por un
lado, son palabras léxicas, con un significado: la idea de correr, estudiar, saltar, etc. Esa
carga léxica la transmite una parte del verbo: la raíz. Y, por otro lado, los verbos tienen la
desinencia, que agrega las categorías de tiempo, persona, número, aspecto, modo. Algunas
de estas categorías, como el tiempo o el modo, no son categorías propias del verbo sino que
afectan a toda la oración, y el verbo simplemente las aloja en su desinencia. Persona y
número, ya sabemos, son categorías de concordancia con el sujeto. Ahora bien: puede darse
el caso de que esa doble función aparezca disociada. Cuando hay dos formas verbales, una
de ellas manifiesta el significado léxico del evento y la otra transmite los valores de modo,
tiempo, aspecto, etc.
Veamos algunos ejemplos de perífrasis verbales:
1. a.El problema fue resuelto por el secretario.
b.La resolución ha salido esta mañana.
c.Los chicos empezaron a correr.
¿Por qué decimos que hay perífrasis allí? En los tres casos hay dos formas verbales
para referir un único evento –resolver (1 a), salir (1b), correr (1c)- y la primera, el auxiliar,
es la que manifiesta las categorías morfológicas de tiempo, modo, aspecto y la
concordancia, y la segunda es la forma verbal que carga el significado léxico central y
selecciona los argumentos. Pero el auxiliar, además de trasmitir las categorías
morfológicas, agrega ciertos valores semánticos también. Esos valores pueden ser:
aspectuales, modales o temporales.
Entonces, la perífrasis es una estructura formada por dos partes: un auxiliar (en
forma finita, es decir conjugada) y un verbo principal (que aparece en una forma no finita,
no conjugada, ya sea en infinitivo, en participio o en gerundio). Veamos la definición de
perífrasis que proporciona Gómez Torrego (1999):
Una perífrasis verbal es la unión de dos o más verbos que constituyen un solo núcleo
del predicado. El primer verbo, llamado ‘auxiliar’, comporta las informaciones
morfológicas de número y persona, y se conjuga en todas (o en parte de) las formas y
tiempos de la conjugación. El segundo verbo, llamado ‘auxiliado’ o ‘principal’, debe
aparecer en infinitivo, gerundio o participio, es decir, es una forma no personal. Según
se trate de una u otra forma, hablamos de perífrasis de infinitivo, de gerundio o de
participio.
Lo importante es que, cuando decimos algo como Los chicos empezaron a correr, no
tengo dos eventos: tengo uno solo que, en este caso, está marcando el inicio. A veces, entre
las dos formas verbales que integran la perífrasis puede haber otro elemento. Por ejemplo,
la preposición a: empezaron a correr. Ahí la preposición está vacía de significado, es parte
de la perífrasis. También puede aparecer la preposición de: dejaron de correr. O puede
aparecer que: tengo que ir (que es una perífrasis con valor modal de obligación). No hay
que confundir este que con otro que vamos a ver más adelante y que es el introductor de
una subordinada. Este que es parte de la perífrasis.
Estudiante: ¿Se marca todo junto como núcleo del predicado?
Profesora: Exactamente. Se marca toda la perífrasis junta. ¿Qué perífrasis
reconocemos en (2)?
2. Los diputados están saliendo del salón y están entrando a otra reunión.
Estudiante: Hay dos.
Profesora: Muy bien.
En están saliendo del salón, decimos salir de y es claro que el que selecciona ese
complemento preposicional es el verbo auxiliado salir. Lo mismo pasa con entrar en
entrando a. El auxiliar, entonces, no tiene nada que ver con esa selección. Además,
saliendo y entrando seleccionan también un sujeto ‘animado’. No podríamos haber dicho
*Las tizas están saliendo del salón y están entrando a otra reunión. Queda claro, entonces,
que al auxiliar le corresponde manifestar las categorías morfológicas y al verbo principal le
corresponde manifestar el contenido semántico de la predicación y seleccionar los
complementos.
Decimos que una perífrasis verbal es la unión de dos o más verbos que constituyen
un solo núcleo. Ahora bien, también tenemos que recordar que no todo encuentro entre una
forma conjugada y una forma no finita constituye una perífrasis. Ya hemos visto, por
ejemplo, los casos de infinitivos concordados – Pedro necesita saber (él mismo) la verdad
- y el del infinitivo no concordado – Es necesario averiguar la verdad (Que alguien
averigüe…). Veamos ahora algunos otros ejemplos, pero con gerundio:
3. a. El chico va cantando por el camino.
b. El chico va aprendiendo inglés.
Parecería que se trata de estructuras paralelas, sin embargo, la interpretación difiere
en uno y otro caso. En (3b) se dice que ‘el chico aprende inglés paulatinamente, de modo
gradual’. Hay un solo evento allí: aprender. Es un evento que se realiza en forma
progresiva. Ahí tengo legítimamente una perífrasis. En cambio, en (3 a), el verbo va tiene
carga semántica, tiene el sentido locativo de la acción de ir y ambas acciones se pueden
separar. Puedo decir: El chico va por el camino y canta. Por el contrario, no puedo decir
*El chico va y aprende inglés, porque el significado cambiaría. Esta es una prueba que
podemos hacer para reconocer una perífrasis: la conmutación o cambio estructural. Cuando
puedo cambiar la estructura por otra y mantengo el significado, no hay perífrasis. Cuando
tengo una perífrasis, por lo general, no puedo desarmar la estructura.
Ahora veamos qué sucede en estos ejemplos:
4. Vino a contar la verdad.
En (4 a) hay dos eventos. Puedo parafrasearla como ‘Alguien vino y contó la
verdad’. Admite cambio estructural: no es perífrasis. ¿De qué otro modo podríamos
reemplazar, en la primera oración, el sintagma a contar? Podríamos decir Vino para contar
la verdad o sea que ahí tendríamos un circunstancial de fin. Cambio la estructura y veo que
son dos acciones distintas.
Ahora comparemos estos dos casos:
5. a. Volvió a leer el libro.
b. Volvió a leer las letras del cartel que no había llegado a identificar.
En (5 a) tengo una perífrasis de las que llamamos de reiteración, donde volver no
tiene un valor semántico de desplazamiento, sino que es un auxiliar. La segunda es
claramente una oración con dos eventos: alguien volvió sobre sus pasos y leyó/ volvió para
leer lo que estaba escrito en un cartel. Entonces, en el segundo ejemplo no tenemos
perífrasis.
Muchos de los verbos que intervienen en las perífrasis son verbos que
habitualmente tienen la carga semántica de desplazamiento pero que, al ingresar a la
perífrasis, quedan desemantizados, se vacían de parte de su significado y funcionan como
un auxiliar.
El verbo principal de una perífrasis es siempre una forma no finita, con pleno
carácter verbal y, por lo general, lo que encontramos es que las perífrasis se clasifican a
partir del tipo de forma no finita que interviene –así también las clasifica Gómez Torrego,
que es un gramático español que ha estudiado mucho este tema. En consecuencia, se habla
de perífrasis:
de infinitivo,
de gerundio,
de participio.
Y también hay que decir que las perífrasis –siguiendo los planteos de mi tocaya
Mabel Rosetti (quien junto a Ana María Barrenechea, la primera titular de esta cátedra, fue
discípula de Amado Alonso, y ambas impulsaron por todo el país la lingüística
estructural)– admiten dos pruebas para su reconocimiento: la conmutación léxica y la
conmutación estructural. Estas pruebas las incluyó Rosetti en un artículo clásico en el que
defendió la existencia en español de una perífrasis verbal de voz pasiva, algo que era
resistido por muchos gramáticos, que solo aceptaban la pasiva morfológica, como en latín.
Este término “conmutación” es también un clásico dentro del estructuralismo.
Significa cambiar un elemento por otro dentro del sistema y comprobar si produce o no
cambio de significado. La conmutación es una prueba que se puede aplicar en los distintos
niveles de la lengua, y es lo que vimos en fonética cuando contrastamos, por ejemplo, /’bar/
y /’par/ para concluir que /b/ y /p/ son dos fonemas diferentes porque al conmutar uno por
otro cambia el significado. Y Rosetti aplica esta misma prueba a las perífrasis –con lo que
también se ve la coherencia teórica del modelo estructuralista -.
El planteo de Rosetti pasaba, entonces, por ver si las estructuras admitían estas
conmutaciones: léxica –de una palabra por otra- y estructural – de una estructura por otra-,
según vamos ahora a ejemplificar. En una perífrasis como empezó a decir la verdad, puedo
cambiar un elemento por otro y decir empezó a explicar/a comentar/etc. Es decir, en las
perífrasis puedo aplicar la conmutación léxica. Pero no puedo aplicar la conmutación
estructural. Es lo que estábamos viendo antes: cuando puedo cambiar la estructura es
cuando no estoy ante una perífrasis. En Vino a contar la verdad, dijimos que no es una
perífrasis porque puedo cambiar la estructura y decir Vino para contar/ Vino y contó la
verdad. Entonces, lo que planteaba Rosetti es que las perífrasis admiten conmutación léxica
pero no estructural. Luego vamos a ver otro tipo de estructuras que no admiten ni
conmutación ni léxica ni estructural.
Comparen ahora estas dos oraciones:
6. a. Debo arreglar mi jardín.
b. Pensé arreglar mi jardín.
¿Cuál de las dos es perífrasis?
Estudiante: La primera.
Profesora: Claro. Yo no puedo decir *Debo y arreglo ni *Debo que arreglo ni
puedo hacer ningún otro cambio estructural. En cambio, en la segunda sí puedo decir, por
ejemplo, Pensé que arreglaría o Pensé en el arreglo: puedo cambiar la estructura. En una
oración como Me ordenó venir también puedo aplicar conmutación estructural y decir Me
ordenó que viniera o Me ordenó esto. No es, por lo tanto, una perífrasis.
Hay algunos casos más fronterizos, un poco más complejos…
Estudiante: Nunca faltan.
Profesora: Y… son la sal de la vida. Un caso de estos más complejos sería con el
verbo querer: Yo quiero salir temprano. Ante esa oración puedo hacer la prueba de
reemplazo por otra estructura recurriendo a la subordinada con que: *Yo quiero que yo
salga temprano. Pero, el resultado no es gramatical. Sin embargo, allí el problema es la
confluencia de persona gramatical: como hay coincidencia de sujeto entre querer y salir
solo puedo usar el infinitivo. Entonces, a primera vista podríamos pensar que este sintagma
no acepta el cambio estructural –por lo que tenderíamos a creer que es una perífrasis–, pero
sí lo acepta, sólo que no en estos casos en que hay coincidencia de persona. Distinto es si
dijéramos Yo quiero que él salga…: ahí, tratándose de dos personas gramaticales distintas
para cada verbo, queda claro que son dos eventos distintos. Entonces, las construcciones del
tipo querer/ desear + infinitivo no son perífrasis. Al menos no cumplen con todas las
pruebas. Estos ejemplos nos han servido para comprobar que no toda estructura de verbo
finito + verbo no finito es una perífrasis.
Ahora comparemos estos dos casos.
7. a. Se asustó y echó a correr precipitadamente.
b. Se asustó y lo echó a perder todo.
En estas oraciones tenemos dos construcciones con más de un verbo: echó a correr
y echó a perder. En la primera puedo aplicar conmutación léxica, si bien con ciertas
limitaciones, por el significado de ‘acción repentina’ que tiene echar -echó a llorar / a reir/
*estudiar- pero no conmutación estructural, por lo tanto allí tengo una perífrasis. Ahora,
cuando digo echó a perder, ¿puedo hacer conmutación léxica?
Estudiante: No.
Profesora: ¿Por qué no puedo hacerla?
Alumna: Porque es una frase hecha.
Profesora: Es una locución.
Tomemos otras locuciones: hacer hincapié, dar fe, tomar el pelo, hacer una cama.
Son formas fijas. En el caso de echar a correr, es una locución que combina dos formas
verbales, no un verbo y un sustantivo, como en los ejemplos anteriores. Y en estas
locuciones, que son las que más puedo confundir con una perífrasis porque tenemos dos
formas verbales, el significado no es composicional, no es la suma de las partes. En cambio
las verdaderas perífrasis admiten conmutación léxica porque el significado deriva de la
suma de los dos componentes: es lo que llamamos un significado composicional, como en
empezar a correr. Los distintos componentes de la locución forman un solo significado, no
es que van sumando significados. Por eso también es que a una locución yo puedo
reemplazarla por una sola palabra: en lugar de dar fe, por ejemplo, puedo decir atestiguar -
El escribano dio fe del acto electoral-. Puedo hacer ese reemplazo, pero no puedo hacer la
conmutación léxica tal como vimos con las perífrasis: no puede decir, en lugar de dar fe,
dar esperanza o algo así. Lo mismo con hacer hincapié: puedo reemplazar por resaltar o
enfatizar, pero no puedo hacer la conmutación léxica en sentido estricto, parte por parte.
Entonces, las locuciones no admiten ni conmutación léxica ni conmutación
estructural. Son formas fosilizadas cuyo significado es no composicional. El significado del
ejemplo que dimos para echar a perder es estropear.
Y las locuciones pueden estar formadas por un verbo conjugado + una forma no
finita, como en este caso de echar a perder, pero pueden estar formadas por un verbo +
otras clases de palabras: tomar el pelo, tener en vilo, dejar sin aliento, etc.
Veamos la definición de Gómez Torrego:
Las locuciones se caracterizan por ser un conjunto de palabras [pueden ser más de
dos] de las que al menos una es un verbo. El resto de las palabras está tan
estrechamente unido al verbo que sintácticamente no es segmentable, de modo que el
núcleo verbal del predicado correspondiente es todo el conjunto. Además, la locución
verbal aporta un significado nuevo que en ningún caso es la suma del significado del
verbo y del significado de lo añadido, ni tampoco es frecuente que se mantenga el
significado que cualquiera de los componentes presenta normalmente fuera de la
locución.
Esto último significa que fe, por ejemplo, no conserva en la locución dar fe su sentido
tradicional, de tipo religioso, sino que se ha fusionado con otra forma verbal, en este caso,
para dar un único significado, que es equivalente a “atestiguar”.
Resumiendo, en las perífrasis siempre hay dos formas verbales, un auxiliar y un
verbo principal. En la locución mínimamente hay un verbo y puede haber otro, pero esto
último no es necesario, puede haber otra clase de palabras.
Las perífrasis se segmentan en auxiliar y verbo principal o auxiliado; en cambio, la
locución se considera unitariamente, no se segmenta. Ambos tipos de construcciones son en
su totalidad un núcleo verbal. En la locución tenemos, desde el punto de vista semántico, un
nuevo significado que no deriva de los constituyentes. En las perífrasis, el significado del
auxiliado es modificado por el valor que aporta el auxiliar: en echó a correr, se presenta la
acción de correr en su inicio, que además es intempestivo. Por último, en las locuciones, el
verbo es el que selecciona los complementos. Si yo digo dar fe, el verbo dar selecciona, por
ejemplo, que el sujeto sea ‘animado’ (el escribano, pero no la pared). En las perífrasis, el
verbo principal o auxiliado es el que selecciona los complementos (como en el ejemplo han
salido de…).
Ahora vamos a concentrarnos en los valores semánticos de las perífrasis, puesto que
las distintas perífrasis tienen un valor semántico, añaden un significado que, si estuviera el
verbo solo, sin auxiliar, no tendrían. Siguiendo la perspectiva tradicional que, como
dijimos, clasifica a las perífrasis según la forma no finita del auxiliado, veamos entonces
qué significan las perífrasis de infinitivo, las de participio y las de gerundio. Vamos a
empezar por las de participio. Perífrasis de participio hay sólo dos, o por lo menos dos
reconocidas por todos los autores, que son:
* las que usamos para formar todos los tiempos compuestos,
* la que usamos para formar la voz pasiva.
La primera se forma con haber + participio; la segunda con ser + participio.
¿Qué diferencia hay entre esas dos perífrasis? Hay una diferencia importante en el
participio entre una y otra. ¿Cuál es? Veámoslo con ejemplos:
8. García Márquez ha escrito el libro.
El libro fue escrito por García Márquez.
En esos ejemplos aparecen los dos usos de la perífrasis de participio. Ahora bien,
¿qué pasa si, en vez de el libro, dijera la carta o la novela? Ahí tendríamos que decir:
9. García Márquez ha escrito la carta.
La carta fue escrita por García Márquez.
Y ahora, ¿qué pasa si, en vez de el libro, dijera las novelas?
10. García Márquez ha escrito las novelas.
Las novelas fueron escritas por García Márquez.
Entonces, ¿qué notamos ahí? ¿Qué diferencia existe entre las dos distintas
construcciones de verbo y participio?
Estudiante: Que en la voz pasiva el participio manifiesta género y número.
Profesora: Claro. El participio en la voz pasiva concuerda en género y número con
el sujeto. Por eso decimos que en la voz pasiva estamos ante un participio concordado. En
cambio, en el participio de los tiempos compuestos no ocurre así, y uno puede decir, por
ejemplo, Borges y Bioy Casares han escrito ese libro. Al de los tiempos compuestos lo
reconocemos como participio invariable.
La voz pasiva ya hemos dicho qué valor semántico tiene: manifiesta voz, hay un
cambio estructural en la oración que permite poner como sujeto al tema y demover al sujeto
a la función de complemento, generalmente ubicándolo al final de la oración y también
incluso omitiéndolo. Con respecto a los tiempos compuestos, ¿qué valor semántico
manifiesta la perífrasis? Se trata de un valor que llamaríamos témporo-aspectual
Consideren este ejemplo:
11. Cuando yo llegué, Juan ya se había retirado.
Desde el punto de vista temporal, ambos sintagmas verbales están en pasado. Todo
lo que ocurre ahí es pasado. Pero si yo digo Cuando yo llegué, Juan se retiró, ahí las
formas verbales están marcando simultaneidad de las acciones. Cuando digo, en cambio,
Cuando yo llegué, Juan ya se había retirado estoy marcando que ‘el retiro de Juan fue
anterior a mi llegada’. Los tiempos compuestos marcan anterioridad con respecto a otro
tiempo, según vimos cuando estudiamos el tiempo como categoría morfológica. Por otra
parte, los tiempos compuestos también marcan aspecto: siempre tienen valor perfecto, por
eso se los llama “tiempos perfectos”. ¿Qué significa perfectum en latín? Significa
“acabado”. Y ése es el valor aspectual que tienen los tiempos compuestos: el valor de
acción concluida o acabada.
La perífrasis pasiva y la de los tiempos compuestos son, decíamos, las únicas dos
perífrasis de participio. Las perífrasis de infinitivo son varias y pueden manifestar distintos
valores semánticos: aspectuales, temporales, modales. Por un lado, tenemos las aspectuales,
donde encontramos:
* las llamadas incoativas (que marcan el inicio de la acción): empezar a/ comenzar a/ echar
a/ romper a/ ponerse a + infinitivo
¿Por qué decimos que son aspectuales? Porque manifiestan una fase del desarrollo
del evento: en este caso, el inicio. También puedo focalizar el otro extremo, el término de
una acción. En este caso, entonces, y siempre dentro de las perífrasis de infinitivo que
llamamos aspectuales, encontramos
* las terminativas: terminar de/ acabar de/ concluir de/ dejar de + infinitivo.
Y también tenemos, dentro del valor aspectual,
* las reiterativas: volver a + infinitivo.
Los valores aspectuales tienen que ver, como también ya habíamos señalado cuando
consideramos el aspecto como categoría lingüística, con dos grandes cuestiones: cómo se
desarrolla el evento, es decir, cómo se va desenvolviendo, cómo ocurre y transcurre, como
habíamos señalado cuando vimos esta categoría, por un lado y, por el otro, también
considera el valor cuantificacional del evento: si es único o si es repetido, si se incrementa
y progresa.
También tenemos en infinitivo la perífrasis con valor temporal: ir a + infinitivo, que
es una forma perifrástica para manifestar tiempo futuro. Inicialmente, esta perífrasis tenía
un valor de futuro inminente, cercano, pero hoy en la lengua oral ha reemplazado al futuro
imperfecto. Ya no decimos Terminaré mi clase a las siete, sino Voy a terminar… El futuro
simple ha relegado su uso más que nada a valores de tipo modal. Después, cuando veamos
modalidad, vamos a ampliar estas nociones y vamos a ver que tiempo y modo son dos
categorías verbales que están muy vinculadas y siempre se aproximan y combinan.
Siguiendo con las perífrasis de infinitivo, tenemos también las de valor modal. Son
de dos tipos y son muy frecuentes:
Unas son las denominadas deónticas, que indican obligación: deber + infinitivo, o
la forma tener que + infinitivo, y también hay una forma impersonal: haber que +
infinitivo. Las tres son perífrasis con valor modal de obligación, como en Debemos
limpiar el cuarto / Tenemos que limpiar el cuarto / Hay que limpiar el cuarto.
También es deóntica poder + infinitivo, en la que poder tiene sentido de capacidad:
Puede cargar veinte kilos o permiso: Puede llevarse ese paquete.
Las otras son las denominadas epistémicas, que indican posibilidad o hipótesis y se
construyen con poder y deber + infinitivo: Puede llover esta tarde (Es posible…) o
Debe de ser el novio porque vino a buscarla (Conjeturo que es…)
En cuanto a las perífrasis de gerundio, recordemos que el gerundio como forma
verbal siempre tiene valor aspectual de desarrollo. Así como veíamos que el participio tiene
valor de acción terminada, el gerundio siempre tiene valor de acción en desarrollo. Se
utiliza en dos perífrasis:
la durativa o progresiva: estar + gerundio, como en Ayer estaba lloviendo
torrencialmente / Están votando los estudiantes.
la continuativa: seguir / continuar + gerundio, como en Seguirán votando toda la
semana.
Como ven, lo que se expresa con gerundio tiene el valor o bien de acción que dura o
bien que continúa.
Ahora voy pasar a un estudio que hicimos con otra de las profesoras de la cátedra, la
Prof. Marcovecchio, que tiene que ver con la relación que se establece cuando combinamos
varias perífrasis y el orden en que ocurren dentro de la estructura oracional. Pero
empecemos por lo más sencillo, qué significa que podemos tener agrupaciones de
perífrasis, es decir combinaciones de más de una perífrasis. Por ejemplo en (12 a) se
combinan dos perífrasis: la de obligación con deber + infinitivo y la pasiva; en (12b)
combinamos la perífrasis de obligación con la de reiteración; y en (12c) combinamos tres
perífrasis: pasiva, aspectual de inicio (incoativa) y modal epistémica.
12. a. La verdad debe ser declarada.
b. El acusado debe volver a declarar.
c. Pudo empezar a ser reconocido.
Podemos combinar más de dos perífrasis en una misma oración y todo ese conjunto
va a formar un único núcleo verbal en la oración, como se muestra en (13):
13. a. El imputado puede tener que ir a vivir en prisión
b. El caso debe de haber podido ser estudiado por el especialista.
En (13a), el único evento que se muestra es el de vivir en prisión, pero a ese evento
lo estoy presentando como una posible (poder + infinitivo) obligación (tener que +
infinitivo) en el futuro (ir + infinitivo). Por lo tanto, todo eso es un único núcleo verbal. Y
lo mismo sucede en (13b), donde tenemos una perífrasis modal de posibilidad con deber de
+ infinitivo, una de tiempo compuesto con haber + infinitivo, la deóntica con valor de
capacidad con poder + infinitivo y, por último, la pasiva.
Ahora bien, estas combinaciones de perífrasis, ¿cómo se dan dentro de la oración?
En principio, no toda combinación es posible. Por ejemplo Hengeveld (2004) contrasta un
ejemplo gramatical (14 a) con otros que no lo son (14b-e):
14. a. El árbol debe de empezar a haber crecido.
b.*El árbol ha debido de empezar a crecer.
c.*El árbol ha empezado a deber de crecer.
d.*El árbol empieza a deber de crecer.
e.*El árbol empieza a haber debido de crecer.”
Según parece, entonces, las perífrasis no se combinan azarosamente –ya a esta
altura del curso estamos acostumbrados a que en la lengua las cosas no se organizan
azarosamente, sino que responden a requisitos estructurales impuestos por la gramática-.
Nuestro planteo al respecto es que, cuando se combinan las perífrasis, el orden en que lo
hacen deriva de la jerarquía universal de categorías morfológicas que asumen autores
como Foley and Van Valin (1984), Bybee (1985), Hengeveld (1989, 2004), entre otros.
Justamente, cuando vimos morfología, ya señalamos que los morfemas que transmiten las
categorías no se dan en cualquier orden: los significados que afectan más directamente a la
raíz, son los más próximos a ella, y los que inciden más en la sintaxis, resultan más
periféricos; así, por ejemplo, en el verbo los morfemas de tiempo, modo y aspecto son mas
internos que los de concordancia, que sirven para vincular al verbo con el sujeto.
Otro autor que ha trabajado en el planteo de una jerarquía universal, pero dentro de
la gramática generativa, es Cinque (1997), quien parte de la evidencia empírica que le
proporciona el orden en que aparecen distintos sufijos no terminales, sufijos flexionales
terminales, auxiliares, partículas y combinaciones de dichos elementos en diferentes
lenguas de familias no relacionadas genéticamente, con lo cual la base empírica de su
propuesta es muy amplia. Cinque conecta sus planteos a la postura generalmente asumida
en la corriente generativa – y adoptada también en nuestro curso - de que la oración está
articulada en tres capas o dominios principales:
[SComp [ SF [ SV ]]].
Según hemos estado viendo, la organización oracional parte del sintagma verbal,
donde está el verbo y todos sus modificadores –capa léxica-, y luego la oración se
temporaliza mediante la flexión que pone en relación sus dos constituyentes mayores: el SN
sujeto y el SV predicado –capa flexiva- y finalmente, tenemos un último nivel en que el
contenido informativo o proposicional de la oración se vincula con la actitud comunicativa
del hablante, lo cual nos permite conectar la oración con el nivel discursivo –capa
informativa-.
Cinque, si bien parte de la información morfológica y también de partículas y otros
exponentes, tiene por objetivo considerar el ordenamiento de los adverbios como núcleos
funcionales, es decir, núcleos que manifiestan determinados significados vinculados con
las categorías y subcategorías tradicionalmente consideradas verbales. Si bien todavía no lo
hemos tratado particularmente, ya hemos visto que no todos los adverbios funcionan de la
misma manera. Los más conocidos, los más habituales para nosotros, son los llamados
adverbios circunstanciales, e incluyo acá no sólo adverbios sino también expresiones de
valor adverbial, como por ejemplo todos los días, que equivale a diariamente:
15. Juan va todos los días a la escuela en moto con su novia.
Estos adverbios o expresiones adverbiales funcionan oracionalmente como
adjuntos, se los puede sacar, se pueden agregar otros, y no tienen un orden entre sí. Pero
son los más internos en tanto afectan como circunstanciales al evento manifestado por el
verbo en el sintagma verbal.
Pero además de los circunstanciales, que son modificadores internos del SV no
ordenados entre sí, Cinque reconoce adverbios más externos al SV, a los que denomina
“adverbios propios” y a los que divide, según el lugar que ocupan en la oración, en dos
grupos ordenados entre sí:
- Adverbios superiores, más externos, con valores enunciativos (relacionados con el
hablante y el oyente) (16a) y modales (16b). Estos adverbios son los más externos o
periféricos y tienen un orden fijo de colocación sintagmática entre sí:
16. a. Francamente, Juan no va a aceptar la oferta.
b. Posiblemente vaya a la universidad.
- Adverbios inferiores, que siguen a los anteriores y manifiestan valores aspectuales
–habituales, terminativos, progresivos, continuativos, etc.- o temporales -
anterioridad, prospectividad, etc.
17. Habitualmente/generalmente nos vemos los sábados
De nuevo/otra vez falló el interruptor.
La jerarquía universal de núcleos funcionales, que indica el orden respectivo entre
adverbios “superiores” e “inferiores”, presentada finalmente por el autor es la que se
muestra (solo a título ilustrativo) en la Diapositiva 1. La línea divide los dos grupos de
adverbios propios: superiores e inferiores.
Jerarquía universal de núcleos funcionales (Cinque 1997)
[voluntariamente Mod Vol. [inevitablemente Mod Obl [inteligentemente Mod Hab/ Per
[usualmente Asp Habitual [de nuevo Asp Repet (I) [a menudo Asp Frecuent (I)
[rápidamente Asp Celer. (I) [ya T (Ant ) [ya no Asp Term. [todavía Asp Cont.
[siempre Asp Perfecto (?) [(ingl.) just Asp Retrospect. [pronto Asp Proximativo
[casi Asp Prospect [completamente Asp Sg. Complet (I) [(ital.)tutto Asp Pl Compl
[bien Voz [rápido/temprano Asp Celer. (I) [completamente AspSg Compl. (II)
[de nuevo Asp Repet(II) [a menudo Asp Frecuentat(II)...
Diapositiva 1
Vista a grandes rasgos, la jerarquía muestra que los valores más internos (de abajo
hacia arriba) son los aspectuales, luego tenemos los temporales y, por último, los modales,
que son los más externos en la estructura oracional.
Ahora bien, ¿cuál es la vinculación de esta jerarquía con el ordenamiento de las
perífrasis? En primer lugar, las combinaciones de perífrasis no son azarosas sino que existe
una tendencia hacia un orden determinado. En segundo lugar, el orden puede considerarse
un indicio del ámbito de dominio de cada perífrasis, en relación con las capas estructurales
que hemos estudiado: algunas son más internas dentro de la oración y otras más periféricas.
Por último, esta distribución de las diferentes clases de perífrasis guarda correspondencias
con el comportamiento de adverbios o construcciones equivalentes que manifiestan valores
modales, temporales y aspectuales semejantes a los que expresan algunos auxiliares de
perífrasis. Así, los ejemplos de (b) pueden aceptarse como paráfrasis de los de (a) en los
casos de (18-20):
18. a. El especialista debe de haber podido ir estudiando el caso.
b.Seguramente, el especialista ha/ habrá podido estudiar paulatinamente el asunto.
19. a. Pueden haber sido aprobadas las leyes.
b. Posiblemente, han / hayan sido aprobadas las leyes.
20. a. En esta oficina, suelen empezar a trabajar a esta hora.
b. Frecuentemente trabajan desde/ a partir de esta hora.
Según muestran los ejemplos, es posible plantear un cierto paralelismo entre
adverbios y perífrasis verbales como recursos destinados a expresar contenidos referidos a
la modalidad, la temporalidad y la aspectualidad. Por tanto, cuando se agrupan las
perífrasis, al igual que los adverbios, respetan un orden que responde a la jerarquía
universal. De acuerdo con estos planteos, las pruebas que aplicamos nos mostraron que la
perífrasis más interna es la que afecta más directamente al verbo, o sea la de voz pasiva,
que puede cambiar el orden de los dos argumentos fundamentales: sujeto y objeto. Veamos
un ejemplo:
21. El joven escritor empezó a ser reconocido por todos los de su generación.
(Activa: Todos los de su generación empezaron a reconocer al joven escritor)
En (21) tenemos dos perífrasis: la incoativa y la pasiva, y la pasiva es la que más
interna. También puedo decir:
22. Puede estar empezando a ser perseguido por sus ideas
En (22) tenemos cuatro perífrasis – epistémica, progresiva, incoativa y pasiva- y
otra vez, la más interna es la pasiva.
En (22) vemos que luego de la pasiva aparecen las aspectuales y esto se
correlaciona con que el aspecto es la más interna de las categorías verbales, ya que incide
en su delimitación y tiene que ver con el tipo de evento de que se trata. En relación con el
orden, las perífrasis aspectuales forman dos grupos. Las más internas, que siguen a la
pasiva, son las aspectuales que podemos denominar ‘de fase’. Son las que tienen que ver
con las fases del evento: inicial, terminal y de continuidad. Es lo que vimos en el ejemplo
(21), en el que la perífrasis incoativa precede a la de voz pasiva.
El segundo grupo de perífrasis aspectuales, que sigue a las anteriores, son las
relacionadas no con las fases, sino con la cuantificación del evento. Recordemos que el
aspecto se vincula tanto con el desarrollo del evento como con su reiteración. En este
segundo grupo de perífrasis aspectuales encontramos a las reiterativas (volver + infinitivo)
y a las progresivas (estar + gerundio). Las progresivas tienen que ver con la cuantificación
porque cuando una acción progresa lo que hace es incrementar su desarrollo. El aumento
puede ser por simple reiteración o puede ser un aumento en cuanto a su intensidad: está
aprendiendo significa, en este sentido, que cada vez aprende más. El orden entre estos tres
grupos es el que se ejemplificó en (22): la perífrasis progresiva con estar + gerundio sigue a
la incoativa con empezar + infinitivo y la pasiva es, como ya hemos visto, siempre la más
interna.
Las perífrasis que se conocen como deónticas o de modalidad radical son las que
aparecen en cuarto lugar. Se construyen con deber + infinitivo con valor de ‘obligación’ o
‘necesidad’ y con poder + infinitivo con valor de ‘capacidad’ o ‘permiso’ para hacer algo.
Si bien son modales, a diferencia de poder y deber con valor epistémico -que aún no hemos
visto, pero que vamos a introducir enseguida-, que son más externos y están más
desemantizados, poder y deber deónticos, según plantea Ramalle, son verbos que exigen
un sujeto agentivo que pueda realizar la acción:
23. Puede levantar esa caja Tiene la capacidad o la fuerza para hacerlo
Debe pagar sus deudas Tiene la obligación, está obligado a …
En cambio, poder y deber epistémicos pueden combinarse con verbos impersonales:
24. Puede llover esta tarde Es posible que llueva, pero no *‘Tiene la
capacidad de llover)
Debe llover pronto porque el cielo está todo encapotado Conjeturo que…
Debe de convenir esa inversión porque todos se mostraron muy interesados.
Estas perífrasis anteceden a las de los tres grupos anteriores y son previas no sólo
respecto de la pasiva, como vemos en las oraciones de (25a), sino también, por ejemplo,
respecto de los dos grupos de aspectuales (25b) y (25c):
25. a. Sus deudas pueden ser pagadas fácilmente.
b. El tema debe volver a ser estudiado.
c. Empezó a poder ser reconocido.
Precediendo a las de modalidad deóntica, que acabamos de ver, y a todas las demás
que ya hemos visto, se encuentran las que expresan valores temporales, tanto las que
manifiestan los tiempos compuestos, con haber + participio, como la de futuro que se
construye con ir a + infinitivo.
26. Había empezado a ser perseguido.
Ha podido empezar a ser reconocido.
Iba a volver a ser perseguido por sus ideas.
Las más externas y que preceden a todas las anteriores son las perífrasis llamadas “de
modalidad epistémica”, cuyo valor modal es de posibilidad o hipótesis, como en:
27. a. Pueden haber estado preparando una invasión.
b. Pueden haber podido estar preparando una invasión.
En síntesis, el orden propuesto para las perífrasis es el siguiente:
[EPISTÉMICA [TÉMP-ASPECTUAL [DEÓNTICA [ASPECTUAL II (CUANT.) [ASPECTUAL I (DE FASE) [PASIVA] ] ] ] ] ]
Bibliografía obligatoria
DI TULLIO, A. (2005) Manual de Gramática del español. Buenos Aires: La Isla de la Luna. Cap.7.
Funciones sintácticas en el sintagma verbal. Cap. 13: Perífrasis verbales y oraciones no flexionadas
GIAMMATTEO M. Y H. ALBANO (2009) ¿Cómo se clasifican las palabras?, Buenos Aires: Editorial
Littera. Cap. 3.§1. El verbo §1.1.3. Caracterización semántica; §1.1.4. Subclases sintáctico-semánticas.
-----,----- y A. TROMBETTA (2012) “El problema de la transitividad: alternancia entre
objeto directo y complemento preposicional”. En Actas del V Congreso Internacional
“Transformaciones culturales. Debates de la teoría, la crítica y la lingüística en el Bicentenario,
Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (en prensa).
----- y MARCOVECCHIO A. (2010) “Las perífrasis verbales del español en un enfoque léxico-sintáctico”.
En Luján M. y M. Groppi (eds.), Cuadernos de la ALFAL, Nueva serie, vol. 1, pp. 217-235. URL:
http://www.linguisticalfal.org/cuadernos.html
MORIMOTO, Y. (1998) “El aspecto léxico: delimitación”. Cap. 2: Clasificación aspectual de los predicados
verbales.
RODRÍGUEZ RAMALLE, T. M. (2005) Manual de sintaxis del español, Madrid, Editorial Castalia. Cap. 1:
§1.1.4.2. El sintagma de complementante.; cap. III. El sintagma verbal: § 3.1 Los argumentos verbales y
sus papeles temáticos; § 3.3. Las clases eventivas de predicados verbales. §3.5. Funciones sintácticas
básicas dentro del SV; cap. IV: §4.5. El sujeto y la flexión.
TROMBETTA, A., H. ALBANO Y M. GIAMMATTEO (2008) “Predicaciones secundarias con estructuras
regidas”. En Actas del III Congreso Internacional “Transformaciones culturales. Debates de la teoría, la
crítica y la lingüística, Departamento de Letras, FFyL, UBA , CD-rom.
Bibliografía complementaria