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Alejandro Romualdo-Poetica de La Vida

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Escritura y Pensamiento

Año XVII, N.° 34, 2014, pp. 93-107

Ricardo Falla Barreda

ROMUALDO, ARTE DE LA PALABRA O


POÉTICA DE LA VIDA

ROMUALDO, ART OF THE WORD OR


POETICS OF LIFE

ROMUALDO, L’ART DU MOT OU


POÉTIQUE DE LA VIE

Resumen
En el presente estudio, se pondera la participación del poeta Alejandro Romualdo
Valle al interior del proceso literario peruano en calidad de autor del Arte Poética
de la Generación del Cincuenta. En tal sentido, se ubica el surgimiento del poeta
a fines de los años cuarenta en un contexto dominado por la ausencia de libertades
públicas, la censura de libros, el cierre de los escasos espacios democráticos como
fue el receso de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la deportación de
autoridades; además, se expone, desde el reconocimiento de conflictividad en la
historia, cómo se fueron delineando las tendencia poéticas y su representantes
hasta llegar al libro Poesía concreta, donde quedó registrado el poema A otra cosa,
reconocido como el arte poética de su generación. Asimismo, se pone de mani-
fiesto el sentido del poema Arte poética del libro Cuarto mundo, donde Romualdo
responde a la poética hermética de Martín Adán. Finalmente, teniendo a manera
de contexto el fenómeno posmoderno, se presenta el poema Iconoclastia perte-
neciente al libro Ne pan ene circo (Ni pan ni circo), editado en Italia, donde quedó
registrada la última arte poética romualdiana.
94 Ricardo Falla Barreda

Palabras clave: Generación del Cincuenta; Poesía peruana post Vallejo; poesía pe-
ruana contemporánea; poesía latinoamericana contemporánea; poesía hispanoa-
mericana contemporánea; poesía revolucionaria; literatura peruana del siglo XX;
literatura latinoamericana del siglo XX; poetas latinoamericanos del siglo XX

Abstract 
The present study weighs the involvement of the poet Alejandro Romualdo Valle
in the heart of the Peruvian literary process as an author of Poetic Art of the Gen-
eration of the Fifties. In this regard, the emergence of the poet in the late forties
is located in a context dominated by the absence of civil liberties, censorship of
books, closing of the few democratic spaces, such as the recess of the National
University of San Marcos and the deportation of its authorities. Furthermore, it
presents how the poetic trends and its representatives were changing, from the
recognition of conflicts in history up to the edition of the book Poesía Concreta,
where the poem A otra cosa was registered. This was recognized as the poetic
art of his generation. It also highlights the sense of the poem Arte poética found
in the book Cuarto Mundo, where Romualdo responds to the inscrutable poetics
of Martín Adam. Finally, having the post modern phenomenon as context, it
analyses the poem Iconoclastia belonging to the book Ne pan ene circo (No bread
nor circus) published in Italy, where the last romualdiana poetic art was registered.
Key words: Generation of the Fifties; Post Vallejo Peruvian poetry; contemporary
Peruvian poetry; contemporary Latin American poetry; contemporary spanish
American poetry; revolutionary poetry; Peruvian literature of the Twentieth Cen-
tury; Latin American literature of the Twentieth Century; Latin American poets
of the Twentieth Century.

Résumé
Cette recherche examine la participation du poète Alejandro Romualdo Valle au
processus littéraire péruvien dans sa qualité d’auteur de l’Art Poétique de la Gé-
nération de 1950 péruvienne. En ce sens, on situe le surgissement du poète à la
fin des années 40, dans un contexte marqué par l’absence de liberté, la censure de
livres, la fermeture des rares espaces démocratiques, comme par exemple la sus-
pension d’activités de l’Université de San Marcos, la déportation d’autorités; nous
exposons de plus, à partir de la reconnaissance du conflit dans l’histoire, comment
se sont dessinés les tendances poétiques et leurs représentants, jusqu’au livre Poesía
concreta, dont fait partie le poème A otra cosa, reconnu comme l’art poétique de sa
Romualdo, arte de la palabra o poética de la vida 95

génération. D’autre part, nous montrons aussi le sens du poème Arte poética du
recueil Cuarto mundo, où Romualdo répond à la poétique hermétique de Martín
Adán. Finalement, en prenant comme contexte le phénomène post-moderne,
nous présentons le poème Iconoclastia, paru dans Ne pan ene circo (Ni pain ni cirque)
publié en Italie, recueil porteur du dernier art poétique de Romualdo.
Mots clés: Génération de 1950 au Pérou; poésie Péruvienne post Vallejo; poésie Pé-
ruvienne contemporaine; poésie latino-américaine contemporaine; poésie hispa-
no-américaine contemporaine; poésie révolutionnaire; littérature péruvienne du
XXe siècle / littérature latino-américaine du XXe siècle; poètes latino-américains
du XXe siècle.

«Poesía subjetividad manifestada


en la historia».
Hegel

A través de los tiempos, cada poeta ha sabido condensar su que-


hacer literario mediante la elaboración de una suerte de pronun-
ciamiento o sentencia sobre el significado de la poesía, los víncu-
los que posee con todas las esferas del saber, conocer y el hacer del
mundo y el recorrido de éste por espacios y dimensiones ignotas
para el sentido común. A través de los tiempos las palabras para
el poeta dejaron de ser portadoras de referentes de la realidad
objetiva, y se transformaron en sutiles vehículos del espíritu en
su viaje hacia el mundo cargado por la vida, el amor y la muerte.
A través de los tiempos, los mensajes poéticos adquirieron por la
mano diestra del poeta todo un cúmulo de significaciones para
el ávido lector en calidad de cazador de belleza, buscador de la
verdad, husmeador de conceptos. Y, en estas aproximaciones,
apareció como acto taumatúrgico la «polisemia» gracias a la obs-
tinación de los científicos de la literatura. Además, el descubri-
miento permitió distinguir la pureza de la «enunciación poética»
y su referente adyacente llamada «metáfora de la invención». No
96 Ricardo Falla Barreda

obstante, los descubrimientos en materia literaria, los poetas y


los estudiosos rara vez coincidieron. Pero ¿cuándo coincidieron?
La rareza de coincidencia se observa en el tema arte poética, inde-
pendientemente del sentido que el poeta y el estudioso dieran a
tal concepto. No es el propósito elucidar respecto al fundamento
mismo de arte poética desde la óptica del poeta o del estudioso,
sino presentar el problema a partir del sentido que muchos artis-
tas de la palabra hicieran a partir de la recapitulación de las tradi-
ciones literarias a las que pertenecieran, y el significado que para
ellos tenía una palabra cargada de connotaciones o exposiciones
polisémicas como es el caso de poesía. En efecto, un no poeta, sino
clásico de la filosofía de los últimos tiempos como Federico Hegel,
en el proceso de reflexión vinculado al ser y sus derivaciones de
ser-ser y estar-estar, aludió a la «poesía como la subjetividad manifes-
tada en la historia»1. Desde esta operación predicativa, el poeta es
la persona que enuncia cómo el ser humano siente y percibe las
complejidades del mundo en su viaje por los confines del tiempo,
y, al mismo momento, descubre las significaciones e importancia
del arte poética que él construye y presenta a manera de gran in-
troducción referente al concepto que posee relativo su oficio. Pero,
esta relación de sentido del quehacer poético, en algunos casos, se
forjó en forma explícita como en Vicente Huidobro2 y otros como
él, o implícita a manera de César Vallejo y otros a modo también
1 Cf. Federico Hegel. Lecciones de estética. Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1959.
2 Vicente Huidobro: «Que el verso sea como una llave /que abra mil puertas. /Una hoja
cae; /algo pasa volando;/cuanto miren los ojos creado sea,/y el alma del oyente quede
temblando./Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;/el adjetivo, cuando no da vida,
mata./Estamos en el ciclo de los nervios. /El músculo cuelga, /como recuerdo, en los
museos;/mas no por eso tenemos menos fuerza:/el vigor verdadero/reside en la cabeza./
Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas! /hacedla florecer en el poema. /Sólo para nosotros/
viven todas las cosas bajo el sol. /El poeta es un pequeño Dios. Espejo y agua, 1916.
Cf. César Vallejo: «Todo acto o voz genial viene del pueblo/ y va hacia él / en directo o
transmitido». España, aparta de mí este cáliz, 1938.
Romualdo, arte de la palabra o poética de la vida 97

de él. La creación y propuesta de una arte poética, acorde al nivel


de representatividad del yo poético, dejó de ser una voz personal al
sufrir una suerte de metamorfosis en la que pierde su enunciación
original y se transformó en la voz de todo un colectivo, o de voz
de una generación, tal es el caso de Alejandro Romualdo Valle, o
simplemente Alejandro Romualdo, quien mediante la innovación
semántica, carente de reconocimiento por el lenguaje poético es-
tablecido, predicó lo inusual o inesperado, estableciendo nuevas
visiones conceptuales para expresar el mundo desde el ámbito de
la poesía.

1. La poética establecida, años cuarenta


Entre los años 1935 a 1945 en el Perú, se vivía los tiempos de
guerra. La dictadura impulsada por los grupos oligárquicos se
hallaba instalada, primero con el general Oscar R. Benavides y
luego con el abogado Manuel Prado Ugarteche, personajes ambos
provenientes del sector aristocrático. El Partido Aprista Peruano
de tendencia socialdemócrata y el Partido Comunista se hallaban
proscritos, sus militantes encarcelados, deportados, exiliados o
simplemente asesinados. La histórica Universidad Nacional Ma-
yor de San Marcos había sido recesada, el rector José Antonio
Encinas, deportado al igual que algunos profesores. Eran tiempos
en los que la protesta social y cívica se hallaban penalizadas. La
obra poética de César Vallejo, así como el pensamiento reflexivo y
crítico de José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre,
recibían censura. Las formas poéticas oficiales se enmarcaban en
el neovanguardismo procedente del segundo y tercer manifiesto
surrealista (1930, 1942) y en el hermetismo. Los poetas surgi-
dos en este periodo, tales como Javier Sologuren (Detenimientos,
98 Ricardo Falla Barreda

1939), Sebastián Salazar Bondy (Rótulo de la esfinge —con Ante-


nor Samaniego—, 1942), Jorge Eduardo Eielson (Reinos, 1945),
Antenor Samaniego (Rótulo de la esfinge —con Sebastián Salazar
Bondy—, 1942; América nuestra, 1942), Blanca Varela (Poemas
iniciales, 1944), se agruparon en la revista Mar del Sur que dirigía
Aurelio Miro Quesada Sosa, reivindicó así como paradigma gene-
racional a Emilio Adolfo Westphalen (autor de las Ínsulas extrañas,
1933 y la Abolición de la muerte, 1935), reconocido exponente del
surrealismo, sobre todo al vinculado a la experiencia del segundo
y tercer manifiesto. Eran tiempos en que los actos poéticos se liga-
ban también a los actos políticos de la época; por ello, siguiendo
el camino de los neovanguardistas al vincularse al pensamiento
conservador, surgieron voces discrepantes y críticas de parte de
poetas militantes en el clandestino aprismo, que en tono con-
frontante contra la neovanguardia, se agruparan bajo el vocativo
poetas del pueblo (en alusión al de Partido del Pueblo, o aprista), tal
fue el caso de Mario Florián (Tono de fauna, 1942), Manuel Scorza
(Poemas iniciales, 1941), Julio Garrido Malaver (Los poemas florales,
1940), Gustavo Valcárcel (Poemas iniciales, 1942; Confín del tiempo
y de la rosa, 1947), quienes reivindicaron la obra del «desconoci-
do» poeta peruano César Vallejo, redescubierto por ellos gracias
a la antología Estimativa y universalidad de César Vallejo elaborada
por el notable poeta peruano Xavier Abril, publicada en Buenos
Aires en 1942 e introducida en el Perú de manera clandestina. No
obstante, la confrontación, las propuestas poéticas —con la ex-
cepción de Mario Florián— de ambos contingentes respondían a
estructuras semánticas similares, donde la comprensión del mun-
do se reducía a la subjetividad.
Esta suerte de imperio del subjetivismo e idealismo se veía
reforzado por la impronta de Martín Adán. En 1939 Martín Adán
Romualdo, arte de la palabra o poética de la vida 99

editaba La rosa de la espinela, obra penetrante e influyente, com-


pleja y distanciada de todo objetivismo, revelaba la dialéctica de
la subjetividad, introducía a la poesía a los fueros del idealismo
puro, se dirigía por tanto a la situación más allá de la semántica
nominativa, donde lo presentado deja de ser tal y se transforma
en pura referencia al estado emocional de quien experimenta al
mundo. En esta propuesta, pues, se evidenciaba la poesía simbó-
lica y hermética a la vez.
En un contexto como el descrito, podría afirmarse que la
poética del orden establecido se reducía a lo que expresara el her-
meneuta francés Paul Ricoeur «El texto está mudo. (…) en con-
secuencia, comprender —desde la intervención del lector— no es
meramente repetir el acontecimiento del habla en un aconteci-
miento similar»3, sino encontrar los mensajes concentrados, hon-
dos y explícitos, en la enunciación poética. En otras palabras, el
texto poético al reducirse a una suerte de encierro en «sí mismo»,
confinado a los cartabones del poeta, sin capacidad de ser apre-
hendido por el lector, resultaba imposible en el decir también de
Ricoeur, en ingresar a la posibilidad de «generar un nuevo texto
poético» gracias a la intervención del lector.

2. La poesía de la comprensión
Al amainar los tiempos de guerra y dictadura en el Perú, en-
tre 1945 a 1948, se inició el proceso de abertura democrática. El
Frente Democrático Nacional (constituido por apristas, comunis-
tas, demócratas y liberales) permitió que el jurista José Luis Bus-
tamante y Rivero ocupara la presidencia de la República, quien

3 Ricoeur, Paul. Teoría de la interpretación. Editorial Siglo XXI, Universidad Iberoameri-


cana, México D.F., 2006; p. 87.
100 Ricardo Falla Barreda

decretó la amnistía general, la liberación de los presos políticos, el


retorno de los deportados y exiliados, fueron la señal de los nuevos
tiempos peruanos. Así, al suprimirse la censura, se imprimió la
segunda edición de los Siete ensayos de interpretación de la realidad
peruana de J.C. Mariátegui. El pensamiento marxista, existencia-
lista de manufactura sartreana, ingresó al ambiente intelectual; la
obra poética de Cesar Vallejo, así como la de poetas de la «gene-
ración del 27» española y de otras tradiciones literarias, impedi-
das de circular por la censura, se descubría a favor de los lectores
peruanos. En esta atmósfera de liberación, los nuevos poetas, los
que constituirían el contingente de la Generación del cincuenta
descubrían en el ambiente universitario sanmarquino la obra re-
flexiva de Mariátegui y Haya, la obra poética de César Vallejo y de
otros poetas latinos e hispanoamericanos vinculados a las acciones
de cambios sociales y políticos. Este proceso democratizador se
interrumpió abruptamente al ser derrocado el régimen de Bus-
tamante Rivero por la acción de las Fuerzas Armadas, quienes al
imponer al general Manuel Odría como presidente de la república
(1948-1956), decretaron el llamado «estado de excepción», que
trajo la cárcel, el destierro, el exilio de luchadores sociales y po-
líticos. Nuevamente los partidos aprista y comunista ingresaban
al ámbito de la clandestinidad, la Universidad de San Marcos era
recesada y su rector, Luis Alberto Sánchez, deportado al igual que
muchos profesores. La censura de prensa e imprenta se impusie-
ron, el pensamiento marxista o el de contenido progresista que-
daron terminantemente prohibidos, la protesta social y política
nuevamente fue penalizada. Esta asonada militar, impulsada por
los sectores agroexportadores vinculados al pensamiento conser-
vador, se alineaba a la política exterior de los Estados Unidos en
los tiempos de la guerra de Corea que traía la llamada guerra fría
o campo de confrontación entre éste país con la Unión Soviética.
Romualdo, arte de la palabra o poética de la vida 101

De esta manera, mayor parte de los jóvenes poetas que cons-


tituirían la Generación del cincuenta, tales como Alejandro Ro-
mualdo, Francisco Bendezú, Washington Delgado, Juan Gonza-
lo Rose, Pablo Guevara, Carlos Germán Belli, partieron al exilio
o sufrieron deportación. La obra poética que el régimen militar
autorizaba circular con libertad, previa censura, era la propuesta
que hacía la revista Mar del sur y otras con igual contenido. No
obstante la situación contextual, hay que advertir que los tres
años de abertura democrática habían permitido el desarrollo de
un temprano proceso de reconocimiento intelectual de nuevos
puntos de vista en lo que debe ser la relación entre el autor y el
lector, especialmente a partir de la propuesta de Jean Paul Sartre
(de Qué es la literatura, 1946), donde se hacía explícita la tesis «del
ser para otro».
El primer libro de poemas que se editara correspondiente a
la Generación del cincuenta fue La torre de los alucinados de Ale-
jandro Romualdo, distinguido con el Premio Nacional de Poesía
en 1949, texto que relegó al segundo lugar al poemario Máscara
del que duerme de Sebastián Salazar Bondy. En 1952, Romualdo
publicaba Poesía Concreta (antes había descubierto Resonancias, Cá-
mara lenta, El cuerpo que tú iluminas, Mar de fondo, España elemental),
donde presentaba su arte poética a través del célebre poema escrito
en cuartetas “A otra cosa” donde se evidencia el influjo sartreano
como es salir del encierro del yo en sí mismo mediante el ser para otro,
con el intento de abolir el subjetivismo y escribió lo siguiente:
«Basta ya de agonía. No me importa / la soledad, la angustia y
la nada. / Estoy harto de escombros y de sombras. / Quiero salir
al sol. Verle la cara // al mundo. Y a la vida que me toca, / quiero
salir, al son de una campana / que eche a volar olivos y palomas.
/ Y ponerme, después, a ver qué pasa // con tanto amor. Abrir
una alborada / de paz, en paz con todos los mortales. / Y penetre
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el amor en las entrañas / del mundo. Y hágase la luz a mares. //


Déjense de sollozos y peleen / para que los señores sean hombres.
/ Tuérzanle el llanto a la melancolía. / Llamen siempre a las cosas
por sus nombres. // Avívense la vida. Dense prisa. / Esta es la
realidad. Y esta es la hora / de acabar de llorar mustios collados, /
campos de soledad. ¡A otra cosa! // Basta ya de gemidos. No me
importa / la soledad de nadie. Tengo ganas / de ir por el sol. Y al
aire de este mundo / abrir, de paz en paz, una esperanza.»
Pero ¿era sólo la presencia conceptual de Sartre?; obviamen-
te, no. Aquí aparece el nuevo paradigma poético de Romualdo y de
su generación; si, se advierte la marca inconfundible de César Va-
llejo, en tanto poeta poseído de una actitud estética afincada en el
marxismo, con dominio estilístico en el proceso de multiplicación
de significaciones de la palabra poética asentada en la realidad, si-
tuación que lo conducía a la orquestación de cambios semánticos
según sus necesidades artísticas. El crítico y maestro universitario
Alberto Escobar, al comentar el poema “A otra cosa”, señalaba
«El verso de Romualdo, templado y enriquecido, se torna mi-
litante; el gesto vital, enérgico, le insufla un dinamismo que
fluye del encabalgamiento y la enumeración, recursos a los que
suma la ruptura de sintagmas lexicalizados, y el atrevimiento
desenvuelto —aprendido en Quevedo— con el que instala en
la lengua una frescura que punza en la realidad y la recrea. El
ritmo interior y la visión unitaria, inspirados en la herencia de
Poemas Humanos, consiguen en esta poesía los mejores ecos de
la revuelta estilística que impulsó Vallejo»14.
Quien coteje las obras poéticas escritas y publicadas entre
1935 a 1945 con la propuesta de Romualdo en 1952, y la que
hicieran otros poetas durante la década del cincuenta, advertirá
que la poesía escrita en el Perú había experimentado un cambio

4 Escobar, Alberto. Antología de la poesía peruana, t. I. Ediciones Peisa, Lima, 1973, p. 141.
Romualdo, arte de la palabra o poética de la vida 103

profundo. El crítico y estudioso Antonio Cornejo Polar, al comen-


tar el poema “A otra cosa”, diría
«El poema ‘A otra cosa’, con que se abre Poesía concreta de Alejandro
Romualdo puede considerarse el arte poética de la poesía del 50 y
Edición extraordinaria la realización más plena del impulso (…)»5.
El impacto del arte poética de Romualdo, a partir de una ac-
ción fáctica, condujo a otros poetas formados en los años cuarenta
a dejar el subjetivismo que los había caracterizado y reorientaron
su accionar creativo, tomando como referente a la realidad, tal es
el caso, y quizá el más emblemático, de Sebastián Salazar Bondy
a partir de su poemario Confidencia en alta voz (1960).
El arte poética de Romualdo fue duramente criticado por los
círculos sociales de rancio tradicionalismo. La reacción desmesura-
da del crítico conservador José Miguel Oviedo, desde las páginas
del diario El Comercio, y la que efectuaran otros poetas afincados
en las costumbres neovanguardistas, fue de alcance político. Pero
Romualdo no se detuvo. En 1956, Martín Adán había publicado
Travesía de extramares, donde la rosa —continuando el camino que
trazara en La rosa de la espinela, 1939—, en tanto símbolo de algo
,aparece escrita como un ser inmaterial; por tanto, sin capacidad
de remitir al lector a hechos y funciones de su condición de belleza
material. Se trataba de la metáfora hermética, donde las palabras
portadoras de sentidos, al perder su cualidad asociativa, deducti-
va y de inferencia, quedan reducidas al plano de la subjetividad
absoluta. Y Romualdo escribió una segunda arte poética. En 1972,
a través de la Editorial Lozada de Buenos Aires, publicaba en el
libro Cuarto Mundo, el poema Poética, donde en clara alusión y
confrontación con Martín Adán, decía en el soneto:
5 Cornejo Polar, Antonio. «Literatura en el Perú republicano». En Historia del Perú, t.
VIII, Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1980; p. 158.
104 Ricardo Falla Barreda

«ESTA ES LA ROSA. Y no la rosa/ de Adán: la misteriosa y


omnisciente. / Aquella que por ser la Misma Rosa / miente a los
ojos y a las manos miente. // Rosa, de rosa en rosa, permanente,
/ así piensa Martín. Pero la cosa / es otra (y diferente) pues la
rosa / es la que arde en mis manos, no en mi mente. // Esta es
la rosa misma. Y en esencia. / Olorosa. Espinoza, Y rosamente /
pura. Encendida. Rosa de presencia. // La Rosa Misma es la que
ve la gente. / No es la que ausente brilla por su ausencia, / sino
aquella que brilla por presente».
No hay que ser muy zahorí para advertir que Romualdo ha-
bía tomado como base conceptual de sus reflexiones el pensa-
miento vivo de José Carlos Mariátegui. Y, desde este punto de
vista, escribió su poética. Ciertamente, Antonio Cornejo Polar, al
comentar el arte poética, afirmó que
el deslinde mayor y más consistente se realiza con la poesía de
Martín Adán. Los términos de este enfrentamiento son, de un
lado, el extremo idealismo y la diferencialidad del lenguaje poé-
tico con respecto a la norma coloquial, tal como se producen en
Adán; y, de otro, el materialismo, la diafanidad y el empleo de
la lengua común en la constitución del estilo, según lo que pro-
pugna Romualdo. Por esto, a la inmaterial y evanescente rosa
que canta Martín Adán en 'Travesía de extramares', y que es el
símbolo pertinente de toda su poética, Romualdo contrapone su
'poesía concreta', una revelación de la materia de las cosas y de
los sucesos de la historia.6

3. La última poética
Romualdo tuvo como característica vital de su poetizar la
capacidad de renovarse en forma constante. Esta virtud, sin pre-
cedente en el proceso poético peruano, lo condujo a experimen-

6 Cornejo Polar, Antonio. Ob. cit., p. 159.


Romualdo, arte de la palabra o poética de la vida 105

tar nuevas formas expresivas, tal como quedó demostrado en sus


libros El movimiento y el sueño (1971) y En la extensión de la pala-
bra (1974). En el 2002, se publicaba en Italia por la Editorial
Fahrenheit 451, en edición bilingüe, el libro Né pane Né circo (Ni
pan ni circo), último libro de su periplo histórico y artístico. Aquí,
con la palabra laboriosamente trabajada, nutrida de elementos
pictóricos a consecuencia de su paso por la plástica, expuso con
imágenes agudas e icásticas la naturaleza de la sociedad de consumo
y para ello dibujó, con palabras, el perfil del arte poética en estos
tiempos donde la crueldad se disimula. El poema “Iconoclastia”
afincado en la realidad, vista desde el realismo crítico, le permitió
operar toda una experiencia enunciativa mediante el lenguaje pic-
tórico transformado en poético, y transmitió el cómo se configura
la crueldad de la mentira de tal manera que el ser humano termi-
na por aceptarla como «natural», y dijo lo siguiente:
«Los ojos con sombra / perla bajo las cejas / párpados color
ciruela / color menta las pestañas / el rostro dorado / con base
crema marfil / spot / sobre la máscara amarillo / toque violeta /
párpados verde selva / labios coral profundo / durazno claro en
las mejillas / con base bronceada / pantalla / sobre la máscara
azul humo / labios verde musgo / rubí brillante y translúcido /
rosa tenue en los párpados / sonrisa lila celeste / fashion color
/ sobre la máscara lívida / ojos con sombra / orejas oscuras / y
desorden / del pensamiento / verde demacrado / con sombras
profundas / la serotonina / la adrenalina / la fragmentación /
el ataque de furia / y el grito / el grito azul / el grito amarillo
/ el grito rojo».
¿Cuál es el ícono que hay que destruir en vista de la gama de
connotaciones? Simplemente el «encubrimiento» o «maquillaje»
en tanto permite confundir el sentido de la realidad a través de
lo absurdo, lo falso, que emerge a manera de máscara, la misma
106 Ricardo Falla Barreda

que enmascara la alienación o falsa conciencia sobre la realidad.


En el poema, el sujeto tiene cubierto el rostro de maquillaje y
en la medida que comienza a diluirse aparece el rostro tal cual
es. Se trata, pues, de evidenciar a partir de la antítesis, mediante
juego de contrastes y la utilización del lenguaje científico, las ne-
gaciones mutuas entre «rosa tenue en los párpados» con «verde
demacrado», o «los ojos con sombra / perla bajo las cejas» con
«ojos con sombra / orejas oscuras /y desorden / del pensamiento».
El violento contraste entre el mundo ficticio y la realidad provoca
en el ser humano la sensación de impotencia, ya que al impactar
con fuerza hace que la «serotonina», en tanto agente neurotrans-
misor, lo arrastre indefenso a la depresión, la soledad, la muerte
por mano propia o ajena. Igualmente, el vivir en estado de ansia
la constante entre el deseo y la experiencia del desengaño causa
la producción de «la adrenalina» (hormona neurotransmisora que
incrementa o disminuye la frecuencia cardiaca) que al ser induci-
da su producción por la sociedad de consumo, donde el producto
es maravillosamente presentado por la publicidad, genera subse-
cuentemente la experiencia de la imposibilidad de tenerlo mer-
ced a la carencia salario o simplemente escaso; de esta manera,
la libertad sucumbe en el altar del capital. Ante ello, surge como
respuesta la violencia mediante «el grito», como en la célebre
pintura del noruego Munch. Frustración —locura— violencia, se
trata de la sociedad de la muerte. ¿Y la poesía? ¿Y el arte poética?
Romualdo, que años atrás decía «basta ya de agonía» o que «la
rosa brilla por presente», dejó a manera de testamento poético el
insertar la creación al interior del humanismo como respuesta a la
deshumanización de la vida, situación que conlleva a desarrollar
el sentido crítico y para ello es indispensable la «iconoclastia»,
destrucción de los iconos de la mentira, propios de la sociedad del
tener más antes que el ser más de manera auténtica y verdadera.
Romualdo, arte de la palabra o poética de la vida 107

Bibliografía
CORNEJO POLAR, Antonio. «Literatura en el Perú republicano». En Historia del
Perú, t. VIII, Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1980, p. 158-159.
ESCOBAR, Alberto. Antología de la poesía peruana, t. I. Ediciones Peisa, Lima,
1973, p. 141.
HEGEL, Federico Lecciones de estética. Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1959.
HUIDOBRO, Vicente. «Que el verso sea como una llave /que abra mil puer-
tas./Una hoja cae; /algo pasa volando;/cuanto miren los ojos creado sea,/y
el alma del oyente quede temblando./Inventa mundos nuevos y cuida tu
palabra;/el adjetivo, cuando no da vida, mata./Estamos en el ciclo de los
nervios./El músculo cuelga,/como recuerdo, en los museos;/mas no por
eso tenemos menos fuerza:/el vigor verdadero/reside en la cabeza./Por qué
cantáis la rosa, ¡oh poetas!/hacedla florecer en el poema./Sólo para noso-
tros/viven todas las cosas bajo el sol./El poeta es un pequeño Dios. Espejo y
agua, 1916. Cf. César Vallejo: «Todo acto o voz genial viene del pueblo/ y
va hacia él / en directo o transmitido». España, aparta de mí este cáliz, 1938.
RICOEUR, Paul. Teoría de la interpretación. Editorial Siglo XXI, Universidad Ibe-
roamericana, México D.F., 2066, p. 87.

Correspondencia:
Ricardo Falla Barreda
Docente del Departamento Académico de Comunicación Social de la Facultad de
Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM
Correo electrónico: poetariano@yahoo.es

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