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Hans Albert Contra Hans Kung y Dios Como Pretexto

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Antonio Marlasca López

Hans Albert contra Hans Küng ... y Dios como pretexto

Summary: This essay begins with a critical convirtieron rápidamente en destacados éxitos de
..wy of the fundamental -affirmative- thesis of librería: las ediciones de sus compactas obras teo-
famous Cathilic theologian, Hans Küng in his lógicas se sucedían a un ritmo vertiginoso.
rk EXISTIERT GOTT? In it he questions the Indiscutiblemente, Hans Küng fue un best-seller a
ssibility to demonstrate God's existence (1 escala mundial en la década de los setenta.
'art). Later on, I show the criticism and objec- Posteriormente -y para variar, infaustamente-
lIons made to Küng by the greatest representative intervinieron las autoridades romanas, por las
"critical racionalism", Hans Albert, in his pro - consabidas razones de "ortodoxia", retirándole el
WKative work Das Elend der Theologie to be cargo de profesor de teología católica; y aunque
-fa;r (l! Part). The final part of this essay con- Hans Küng, por lo que sabemos, sigue enseñando
mts of the conclusions -a result ofthe confronta- teología (si católica o no, no nos consta) en las
IIon betwen the philosopher and the theologian. universidades alemanas, en los últimos años su
De author states that with some exceptions, he popularidad ha menguado un tanto. Pero sus
eonsiders Albert's criticism to Küng's philosophy obras, agresivas y macizas, ahí siguen desafiando
sound and accurate. (Il! Part). el paso del tiempo y la inquina romana.
Si bien en nuestros medios latino-americanos y
Resumen: El presente trabajo se abre con un tercermundistas Hans Küng, sin ser una figura
examen crítico sobre la tesis fundamental -afir- muy popular, no es del todo desconocida, sí lo es
..at;va- del famoso teólogo católico Hans Küng, otro paisano y tocayo suyo: Hans Albert. No obs-
en su obra ¿ Existe Dios?, sobre si se puede tante, este autor tiene también en su haber impor-
demostrar la existencia de Dios (1 Parte). A con- tantes obras (traducida también alguna de ellas a
tinuación se hace una exposición ordenada de las principales lenguas modernas) y es el más
las despiadadas críticas y objeciones que el importante representante alemán del llamado
llláximo representante del "racionalismo crítico", "racionalismo crítico".' Cuando Hans Küng publi-
Hans Albert, en su provocativa obra La miseria có una de sus obras más famosas, ¿Existe Dios?',
de la teología, dirige al teólogo católico (l! Hans Albert, cuyo "racionalismo crítico" se
Parte). Lo que suelen llamarse "conclusiones" - encontró aludido y criticado por parte del teólogo
resultado de la confrontación polémica entre el católico, le dedicó una obra polémica que provo-
filósofo y el teólogo- constituye la parte final del cativamente, y con ciertas remembranzas marxia-
ensayo. El autor no oculta que, salvo excepcio- nas y popperianas, se titula La miseria de la teo-
nes señaladas, le han parecido atinadas y pert i- logia.'
nentes las críticas de Albert a Küng (Il! Parte). En el presente trabajo vamos a hacer en primer
lugar una exposición sucinta de la postura funda-
Hace unos años estuvo de moda en los medios mental de H. Küng en su obra ¿Existe Dios?
intelectuales europeos la brillante y simpática sobre si se puede demostrar la existencia de Dios
figura del teólogo católico de Tubinga: Hans (primera parte del trabajo). A continuación estu-
Küng. Sus libros, variados y voluminosos, se tra- diaremos la despiadada crítica a que somete H.
dujeron a las principales lenguas modernas y se Albert en su Miseria de la teología las tesis fun-

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXIX (69), 1-13, 1991


2 ANTONIO MARLASCA LOPEZ

damentales del teólogo católico (segunda parte). "no existe una infraestructura evidente de la razón sobre la que
Aclaramos que la primera parte es totalmente pueda basarse la fe" en Dios, pues, "en todos los argumentos
tomad~s de la experiencia (a posteriori), siempre cabe pregun-
independiente de las críticas de Albert. Por tanto, ~,e ,SI realmente ellos realizan el tránsito de lo visible a lo
y a pesar de que en nuestro trabajo haya alguna invisible, a la trascendencia más allá de la experiencia: tanto
que otra referencia interna, se han evitado en lo las diversas vanantes del argumento cosmológico (Dios como
posible las exposiciones reiterativas. Lo que sue- causa eficiente) como las del teleológico (Dios como ordena-
len llamarse "conclusiones" (tercera parte), brota- dor del mundo o causa final) no excluyen la duda de si tales
pruebas realmente llegan a una causa o fm último no identifi-
rá P?r sí mismo como resultado de lo expuesto cable con el yo, la sociedad o el mundo",'
previamente.
En resumidas cuentas, nuestro autor, aunque
con respeto, desecha por inválidas, al igual que
l. La demostrabilidad de la existencia
Kant, las pruebas tradicionales de la existencia de
de Dios según H. Küng.
Dios. Pero, si entendemos bien, no nos presenta
como alternativa ningún "nuevo" argumento ni
Una de las tesis centrales y repetidas hasta la
tan siquiera una nueva versión o interpretación de
saciedad en la obra de H. Küng es que, racional-
l?s pruebas tradicionales. Lo que hace H. Küng es
mente, tanto el ateismo como la creencia en Dios
literalrnente postular la existencia de Dios, funda-
son, al mismo tiempo, indemostrables e irrefuta-
mentado en una confianza en la realidad racional-
bles. Ambos se basan en una postura "conectada
mente fundada, en base a una supuesta racionali-
con la decisión básica por la realidad". Puesto que
dad interna (que, por supuesto, sólo a él es acce-
es una tesis fundamental de nuestro autor (y en
sible). En otras palabras, Küng en este capítulo,
cierto modo también de Kant, en quien en este
donde pretende pasar -suponemos que "legítima-
tema se inspira nuestro teólogo), vamos a exponer
mente':- de la hipótesis de Dios a la realidad de
esto más en detalle.
Dios, nos propone una variante más de la conoci-
En la época moderna, después de la recepción
da postura de los modernistas sobre este tema: a
de la crítica kan tiana a las pruebas tradicionales
Dios no se le demuestra, se le siente; a Dios no se
de la existencia de Dios, a veces se ha querido
llega por la razón, sino por el corazón, etc.
deducir, contra toda lógica, que, puesto que no se
Estaríamos pues, ante una nueva versión del
puede demostrar la existencia de Dios, eo ipso
fideismo (la existencia divina no se demuestra a
queda ya demostrada su inexistencia. En contra de
golpe de silogismos) y del gnosticismo (misterio-
esto H. Küng tiene toda la razón en subrayar que
samente, Dios como fundamento, meta y valor
Kant rechaza igualmente las pretensiones del
primero de toda realidad se manifiesta en cuanto
ateismo: ¡la idea de Dios no es en absoluto con-
uno mismo se abre a él; y esta realidad divina se
tradictoria en sí misma!" Porque, según Kant, las
impone no a través de una racionalidad externa -
mismas razones que demuestran la incapacidad de
accesible a la lógica universal y a la fría razón-
la razón humana para probar la existencia de
sino a través de una racionalidad interna, capaz:
Dios, bastan y sobran a su vez para demostrar la
no obstante, de engendrar una certidumbre funda-
invalidez de las razones que pretenden probar su
mental en el sujeto que se "abre" a la realidad).'
inexistencia. Pues, como con razón se pregunta
Henos pues, al parecer, en las postrimerías del
Kant: ¿de dónde y cómo podría uno sacar la evi-
siglo XX, ante una nueva versión del gnosticismo
dencia de que no existe un ser supremo como
que asegura un conocimiento salvador para algu-
causa primera de todo ... ? Dios sería un concepto
nos privilegiados o iniciados. Como esto no deja
límite (al igual que el concepto del alma y del
de tener su interés, vamos a exponerlo en forma
mundo) que expresaría un ideal, pero un ideal
más pormenorizada.
intachable, un concepto, como enseña Kant, que
clausura y corona todo el conocimiento humano y
cuya realidad objetiva no puede ser demostrada, A) La hipótesis de Dios.
pero tampoco refutada.'
En el capítulo sexto de la obra de H. Küng (el Para nuestro caso, tal hipótesis podría formu-
que responde directamente a la cuestión funda- larse más o menos en los términos siguientes:
mental sobre si existe Dios y que se titula precisa- Si Dios existiera, habría una solución radical
mente "Sí a Dios. Alternativa al ateismo"), nues- par~ el enigma de la realidad en cuanto que Dios
tro autor concede que sena:
HANS ALBERT CONTRA HANS KUNG 3

- fundamento primordial mo como el ateismo son posibles!). Si así fuera,


- meta y sentido último de toda realidad estaríamos ante un nuevo "parto de los montes" y
- el ser último de toda realidad también nosotros podríamos repetir el viejo refrán
español: "sobraban alforjas para tan corto viaje".
La misma hipótesis de Dios puede aplicarse a Pero no, dichosamente, según el autor, no esta-
la especial problematicidad de la existencia mos ante un empate; no quedamos en tablas. La
humana. En efecto, si Dios existiera, el enigma de existencia de Dios es algo que puede ser admiti-
la vida humana quedaría resuelto en cuanto que, do, no en virtud de una prueba racional o postua-
frente a la crueldad del destino y de la muerte, del do moral tipo kantiano, sino mediante una con-
absurdo y de la inanidad de todo esfuerzo huma- fianza basada en la realidad misma. Y a esta con-
no, Dios sería el origen primero y el sentido últi- fianza, según el autor, se la puede llamar, con
mo de toda vida humana." toda razón, creencia, fe en Dios. Tal confianza se
La hipótesis, tal como _queda formulada, cree- basa en una decisión libre, aunque no arbitraria,
mos que es totalmente anodina e inofensiva, y ante la realidad. El autor nos asegura además,
que la puede aceptar -por supuesto, como hipóte- pero sin aportar ninguna razón convincente o al
sis- el ateo más recalcitrante y empedernido. En menos plausible, que
el fondo, se trata simplemente de suponer la mera
posibilidad de Dios, al que para saber de qué "la fe en Dios en cuanto confianza radical y fundamental,
hablamos, lo definimos provisional y conceptual- puede aducir la condición de posibilidad de la problemática
mente como origen, fundamento y meta de toda realidad ... En la fe en Dios mi sí a la realidad resulta última-
mente fundamentado y consecuente ... Mi confianza en Dios,
realidad. (Una nueva versión, si se quiere, del
en cuanto confianza fundamental, cualificada y radical, es
"qua maius cogitari nequit" de San Anselmo). Lo capaz de precisar la condición de posibilidad de la problemáti-
difícil, lo problemático -como también en el caso ca realidad. En este sentido, y a diferencia del ateismo, mues-
del argumento ontológico- es pasar de la hipótesis tra una racionalidad radical que no puede confundirse con el
simple racionalismo"."
o posibilidad de Dios a su existencia real, puesto
que. como muy bien sabe Küng y nos lo recuerda
aquí expresamente: "ab esse ad posee valet illatio, El ateísmo, por el contrario, significa
sed non viceversa" (de la existencia de una cosa
se puede inferir su posibilidad, pero no vicever- "una confianza radical últimamente infundada en la realidad:
sa). el ateismo no puede aducir ninguna condición de posibilidad
de la realidad problemática."

B) La realidad de Dios
La negación de Dios implicaría, según H.
NlleSnu autor concede paladinamente que la Küng, una confianza radical, fluctuante, a la deri-
probIemaIicidad radical de toda realidad se presta va, no anclada ni enraizada en parte alguna, deso-
también. al menos como posibilidad, a una lectura rientada y paradójica ... En el ateismo se echaría
o interpretación agnóstica o atea. En otras pala- de menos una racionalidad radical y saldría
bras más Iaramente: el ateismo es posible y no sobrando una confianza irracional en la razón
puede ser rechazado racionalmente: no hay prue- humana. 12
bas po itivas de la imposibilidad del ateismo. Todo esto, según el autor, basta para probar
Este es irrefutable. que no hay un empate entre la fe en Dios y el
Entonces, ¿qué? Parece que hemos llegado a ateismo. De ninguna manera, asegura H. Küng,
un empate. Quedarno en tablas: son posibles hemos quedado en Tablas."
tanto el teismo como el ateismo; ambos son inde- Pero cualquier lector, medianamente perspicaz,
mostrables e irrefutables; ambos responden a que no se deje impresionar por frases un tanto
opciones últimas ante la realidad problemática. ampulosas y altisonantes, habrá advertido sin difi-
Pero, entonces ¿todos los preparativos y cultad que nuestro autor se ha limitado a hacer
esfuerzos anteriores, todos los "tours de force" una serie de afirmaciones gratuitas -y ya se sabe,
que ha hecho el autor a través de las casi 800 desde antiguo, que "qua gratis asseritur gratis
páginas previas para preparar el camino que había negatur" (lo que gratuitamente se afirma, gratuita-
de conducir hacia Dios, han sido en vano? ¿Tanto mente se niega)-, para las que no ha aportado la
despliegue de erudición y de retórica para llegar a más mínima prueba: Por ejemplo, no se sabe por
una conclusión tan pobre y baladí? (¡Tanto el teis- qué la fe en Dios

-.
4 ANTONIO MARLASCA LOPEZ

"implica una confianza radical últimamente fundada en la rea- En resumen, hay que creer en Dios -¿en cuál
lidad"",
dios? ¿en Dios como refugio o en Dios como
ideal sublimado del padre en el mejor estilo freu-
mientras que el ateísmo diano?- porque así tendremos una vida tranquila y
sin sobresaltos. En fin, que la fe, como cualquier
"significa una confianza radical últimamente infundada en la
realidad?" otra virtud, también paga y da buenos dividendos.
Hacía tiempo que no veíamos a un teólogo de
a no ser tal vez por la simple razón de que H. altura, como sin duda lo es H. Küng, argumentar a
Küng así lo asegura ... o porque se presupone ya - favor de la fe en Dios en virtud de un utilitarismo
contra la lógica más elemental- que Dios efectiva- tan mezquino. La conclusión es obvia:
mente existe y de ahí que la fe en él resulte últi-
"Después de todo lo dicho -confiesa nuestro autor- es evidente
mamente fundada y su negación últimamente que no puede hablarse de un empate, de un resultado en tablas
infundada ... pero esto era precisamente "quod entre la fe en dios y el ateísmo"."
erat probandum". En otras palabras, si H. Küng
intenta proponemos algo más que meras afirma- Lo que para nosotros de ninguna manera es
ciones gratuitas, inevitablemente incurre en una evidente es por qué, según H. Küng, la creencia
burda petición de principio ... con lo que su lógi- en Dios es racionalmente, lógicamente, preferible
ca o su racionalidad (¿interna o externa?) no a la increencia. El autor no ha aportado ningún
queda mejor parada. argumento válido en favor de su tesis. Se ha limi-
Indudablemente, la postura de nuestro autor tado a postular la existencia de Dios y a subrayar
sobre este punto central en su obra no es nada las consecuencias benéficas que, según él, llevarí-
airosa ni inmune a las críticas. Por ello nuestro an aparejadas la existencia de Dios y la creencia
teólogo, tal vez para enfrentar esta situación tan en dicha existencia.
precaria y para corroborar que efectivamente no Todo ello dentro del más puro fideismo y de un
hay un empate entre teismo y ateismo, apela ade- gnosticismo demasiado retórico:
más a las consecuencias faustas e infaustas que se
seguirían respectivamente de la fe en Dios y de su "Si yo no me cierro, sino que me abro a la realidad, no me sus-
negación. En efecto, el precio que el ateo debe traigo al fundamento, soporte y meta, últimos y primeros, de la
realidad, sino que me arriesgo a basarme y confiar en ellos,
pagar por su opción es muy caro: descubro no antes, ni tampoco después, sino al hacerlo, que
estoy haciendo lo correcto, en definitiva, lo más razonable.
"pone en peligró su propia existencia por falta de un último Pues eso mismo que de antemano no puede probarse, yo lo
fundamento, soporte y meta, se arriesga a la posible división, experimento en la ejecución misma, en el mismo acto de
absurdidad y futilidad, a la inanidad de la realidad en general. . conocer reconociendo: la realidad se me manifiesta así en su
. se expone ... al riesgo del abadono, la peligrosidad y el des- auténtica profundidad; su primer fundamento, su soporte más
moronamiento con todas su secuelas de duda, angustia y hasta hondo, su última meta, su origen, sentido y valor primero se
desesperación" .16 me manifiestan en cuanto yo mismo me abro a ellos. Y a la
vez, dentro de toda su problematicidad, yo experimento la
Brevemente y en forma convincente: hay que racionalidad radical de mi propia razón: la confianza radical
en la razón no es, pues, irracional, sino que está racionalmente
creer en Dios porque si no probablemente termi-
fundada. ¡La realidad primera y última, Dios, aparece así
naremos en un manicomio o acabaremos saltán- como la garantía de la racionalidad de la razón humana! ''."
donas de un tiro la tapa de los sesos. Por el con-
trario, el creyente recibe ya desde ahora un pre- El texto ha sido un poco largo, pero lo hemos
mio o recompensa sin par: al optar por un funda- querido transcribir para que el lector se dé cuenta
mento primero en lugar de la sinrazón; por un del talante "místico" que aquí adopta H. Küng y
soporte primordial en lugar de la inconsistencia; para que juzgue por sí mismo si nuestro reproche
por una meta última en lugar del absurdo, descu- de fideismo y gnosticismo está o no justificado.
bre una unidad dentro de la escisión, un valor Finalmente, queremos dejar constancia que no
dentro de la futilidad y un sentido dentro del sin- comprendemos en absoluto cómo H. Küng puede
sentido de la realidad ... Ese origen primero, ese afirmar que
sentido originario y ese último valor le
"el ateismo no puede ser eliminado racionalmente" pues "la
"regalan una radical certidumbre, una última seguridad y una problematicidad radical de toda realidad brinda al ateismo
inamovible consistencia"." motivo suficiente" para su negación de Dios ''',
HANS ALBERT CONTRA HANS KUNG 5

y un poco más adelante sostener que el ateis- miento u "odio teológico", sino por cuestiones de
mo se basa en método: porque las tesis centrales del racionalis-
mo crítico chocan frontalmente con las pretensio-
"una confianza radical últimamente infundada en la realidad: nes "científicas" de algunas teologías. A raíz de la
el ateismo no puede aducir ninguna condición de posibilidad
publicación de la obra de H. Küng ¿Existe Dios?
de la realidad problemática"."
en 1978, nuestro filósofo contesta, en 1979, con
un agresivo y macizo libro titulado, como ya
Igualmente nuestro autor confiesa paladina-
queda dicho, La miseria de la teología. Polémica
mente que la existencia de Dios no puede ser
crítica con Hans Küng .26 De esta crítica y de esta
objeto "de una prueba o demostración estricta de
polémica vamos a ocupamos en lo que sigue.
la razón pura (teología natural)'?', para defender
Pero, previamente, vamos a permitimos aun
abiertamente poco después que lila fe en Dios
exponer sucintamente algunas tesis capitales del
puede justificarse ante una crítica racional". 23
racionalismo crítico para que se comprenda mejor
Definitivamente, pareciera que el autor borra con
la razón de la crítica albertiana a la teología de H.
el codo lo que acaba de escribir con la mano ... o
Küng.
juega libremente con la equivocidad de algunas
palabras para enfatizar el dramatismo de las alter-
A) El racionalismo crítico de H. Albert.
nativas .24
No quisiéramos terminar esta primera parte
Punto central del racionalismo crítico es la
dando la -falsa- impresión al lector de que toda la
idea de que toda proposición, de cualquier clase
obra de H. Küng, sobre si existe Dios, se reduce a
que sea, verbigracia ética, científica, religiosa,
esta pseudo-demostración de su existencia.
estética, etc., que aspire a tener alguna validez
Evidentemente no, pues, sus casi mil páginas con-
científica, ha de estar presta a someterse a la c r í-
tienen excursus históricos, biográficos, etc., que
rica, al examen crítico. Así, se rechazan como
en general hacen bastante amena su lectura. Pero,
contrarios a la racionalidad todos los intentos -
no es esto lo que ahora nos interesa.
abiertos o camuflados- de eximirse de la crítica
racional en nombre de una supuesta evidencia,
11. La crítica de Hans Albert
vivencia, experiencia, fe, revelación, autofunda-
mentación o lo que sea ... No hay ningún punto
Antes de entrar a exponer con algún detalle las
de Arquímedes incólume e indubitable sobre el
cáusticas críticas de H. Albert a nuestro teólogo,
que se apoye el edificio de nuestro saber siempre
amos a decir algo sobre el autor tie esas críticas,
precario y provisional. Para expresarlo con las
en nuesIro medio nos tememos que sea un
perfecto desconocido. propias palabras de Albert:
Hans AIbert. profesor de' sociología y teoría de
"El criticismo -la posición metódica por la que se caracteriza
la ciencia en la Universidad de annheim, es, sin el racionalismo crítico según mi concepción- contiene la
duda, el más importante representante alemán del máxima de no dogmatizar ningún enunciado (norma, institu-
llamado "racionalismo crítico" iniciado por su ción) y ello porque el hombre es, ciertamente, falible en cual-
quier ámbito y por eso no puede saber en qué medida son defi-
maestro Karl Popper. Como todo filósofo alemán
cientes las soluciones que ha dado hasta ahora a los proble-
que se precie, Albert tiene y ha tenido siempre mas ... El racionalismo crítico desestima la suposición de la
hondas preocupaciones teológicas -ya advertía inmunidad crítica para los llamados presupuestos últimos"."
ietzsche que detrás de todo filósofo alemán ace-
cha siempre, agazapado, un teólogo-; y ello a De ahí que, según Albert, toda ciencia o cono-
pesar de que se declara abiertamente agnóstico o cimiento racional sea hipotético, conjetural, pro-
ateo. (Incluso algunos de sus críticos le echan en visional: hasta que no se demuestre lo contrario.
cara cierto cinismo o arrogancia en su ateismo). La ciencia no es, pues, posesión pacífica de ver-
No ie arredran las controversias teológicas y ha dades eternas, sino inquisición permanente, o,
polemizado con la flor y nata de la teología ale- para decirlo en palabras de Popper, "búsqueda sin
mana: Bultmann, Barth, Tillich, Rahner, término"." Cuando se intenta dogmatizar o abso-
Pannenberg, Ebeling, la Teología Política, etc. lutizar alguna pretendida verdad, por haberla
Posiblemente "estamos ante el filósofo del racio- basado en un supuesto fundamento inconmovi-
nalismo crítico más pertinazmente confrontado ble, se cae inevitablemente en el llamado trile-
con la teología"." Y no precisamente por resenti- ma de Münchhausen. En efecto, quien pretende
6 ANTONIO MARLASCA LOPEZ

fundamentar todo, incurre en una de estas tres ciones que, según el, carecen totalmente de funda-
opciones: mento y se basan en toscos malentendidos." Ante
una pregunta expresa que se le hizo recientemente
a) un regreso al infinito en las sucesivas prue- sobre cómo podía propugnar un método único
bas o fundamentaciones, lo que, como es cuando la realidad era plural, declaró taxativa-
obvio, en la práctica es imposible. mente que su opción metodológica
b) un círculo vicioso o petición de principio
que, como también consta, es ilegítimo. "admite una pluralidad de métodos. es decir, desde formas de
proceder para la investigación de las conexiones reales, desde
e) una interrupción en alguna parte del proceso
métodos de comprender en el ámbito de la comunicación
de fundamentación, declarando arbitraria- humana, hasta métodos de análisis químico y físico. Esta
mente que tal punto es absolutamente segu- opción sólo exige que no se consideren estos métodos como
ro, en virtud, por ejemplo, de la experiencia libres de error y por eso, como infalibles; sino que permanez-
de los empiristas, la evidencia de los racio- can radicalmente abiertos al examen crítico"."

nalistas, la revelación de los teólogos, etc.


Por lo demás, Albert nunca ha ocultado que el
Según H. Albert es de esta tercera posibilidad racionalismo crítico parte de presupuestos -inclu-
(e) de la que más se abusa, sobre todo en teología, so metafísicos, como por ejemplo su confianza en
donde con demasiada frecuencia se declara abso- la razón y en la racionalidad de la realidad-, pero
lutamente segura e indudable una "verdad" y con- esos mismos presupuestos son asimismo revisa-
secuentemente se la eleva a dogma indiscutido e bles, criticables, etc.: la razón humana nunca
indiscutible. En nuestro caso, y también según puede refugiarse en una supuesta infalibilidad.
Albert, el procedimiento de H. Küng de funda- Pero pasemos ya a exponer directamente la crí-
mentar en Dios, como soporte último, toda la rea- tica albertiana a la teología de H. Küng.
lidad en virtud de una supuesta racionalidad
interna (que, por supuesto, sólo a él es accesible y B) Las sin-razones de H. Küng,
sólo a él le consta) es una variante más de este según H. Albert.
procedimiento arbitrario."
Con lo dicho es obvio que al racionalismo crí- Las objeciones de fondo que el filósofo
tico le tendrán que parecer extraños e ilegítimos (Albert) hace al teólogo (Küng) son numerosas,
ciertos procedimientos comunes en las escuelas serias y, estimamos, dignas de un examen atento.
de teología. Y como el método de fundamenta- Es, en parte, lo que pretendemos hacer en las líne-
ción última es imposible, el método propugnado as que siguen ... Huelga decir que intentamos
por el racionalismo crítico para conocer con cierta hacer un examen imparcial, aunque seguro no lo
seguridad y para intentar avanzar en el conoci- será del todo, pues también nosotros partimos de
miento, es el del "ensayo y error", con sus inevita- presupuestos y tenemos nuestras fobias y filías.
bles pruebas y contrapruebas, avances y retroce- Haremos, pues, por propia cuenta y riesgo, una:
sos. Así, todo enunciado se convierte de hecho en exposición numerada y ordenada de las objecio-
una hipótesis que necesita ser contrastada en la nes de Albert a Küng que nos han parecido más
realidad. Y dado que en la práctica no se pueden importantes y que se encuentran dispersas a través
comprobar todos los -cuasi infinitos- casos com- de la compacta obra de Albert. Para que se entien-
prendidos en una hipótesis, en lugar de la verifi- dan mejor estas objeciones -y su eventual perti-
cación, se utilizará la falsación o falsificación. En nencia o impertinencia- a veces citaremos explíci-
otras palabras, quedarán -provisionalmente- a tamente el texto de Küng, con frecuencia aludido
salvo aquellos enunciados que hayan resistido los sólo implícitamente en la crítica de Albert. Por
intentos de.falsificación." descontado, nos ubicamos en una perspectiva
Con frecuencia algunos críticos le han repro- exclusivamente racional.
chado a Albert una nueva especie de imperialismo
científico o metodológico: querer imponer unívo- 1) La teología, un saber hipotecado
camente su método -que tal vez sería adecuado
para las ciencias empíricas de la naturaleza- a- Para empezar, aclaremos por qué ya desde el
todos los sectores de la realidad." Albert protesta título -La miseria de la teología- H. Albert se
airadamente contra estas acusaciones o tergiversa- muestra tan agresivo y poco respetuoso con un
HANS ALBERT CONTRA HANS KUNG 7

"saber", la teología en este caso, que los medieva- "(Dios) es lo infinito en lo finito, la trascendencia en la inma-
les consideraban como "la reina de las ciencias". nencia, lo absoluto en lo relativo ... Dios es la realidad abso-
luta-relativa, intramundana-supramundana, trascendente-
Pues bien, Albert reprocha a la teología -especial- inmanente, omnicomprensiva-omnieficiente, la realísima rea-
mente a la católica por los motivos obvios de obe- lidad en el corazón de las cosas, en el hombre, en la historia
diencia y respeto que los teólogos católicos deben de la humanidad, en el mundo"."
observar con la jeraquía eclesiástica- que no es un
saber independientey libre, sino hipotecado, por Dios, sigue explicando H. Küng, no es algo
servir a intereses ajenos (a la fe en este caso, una ahistórico (como pensaba la filosofía griega), ni
fe ya dada y definida y a la que hay que defender suprahistórico (como lo concebía la metafísica
y justificar a todo trance). Lo que se reprochaba a medieval), sino, como lo ha mostrado insupera-
la teología medieval -"philosophia ancilla theolo- blemente Hegel, histórico y actuante en la histo-
giae" (la filosofía es sierva de la teología)- ahora ria."
se le reprocha a la misma teología: "theologia anci- ¿Qué le objeta nuestro filósofo? Que todo esto,
Da fidei" (la teología es sierva de la fe). Ello le aunque suene muy moderno, muy hegeliano y
impide ser un saber auténtico, pues la teología es muy "dialéctico", es muy confuso, en algunos
casos literalmente contradictorio y que, si tal es el
"el abuso profesionalizado e institucionalizado de la razón al concepto "moderno" de Dios, sería preferible vol-
servicio de la fe, en la medida en que se tratan cuestiones dog-
ver al concepto anticuado de Dios, al de antes de
máticas"."
Hegel. Pero, mejor dejémosle a él la palabra:
Pareciera que Albert en este caso, suponemos "Tengo que confesar que a menudo he leído algo similar en
que sin quererIo ni pretenderIo, argumentó "ad trabajos teológicos pero no he logrado descubrir el sentido que
bominem" e hizo de profeta, pues, como prueba los correspondientes autores vinculan a esto. Si se exige que
de esta hipoteca de la teología, señala que los teó- Dios tiene que ser aceptado en el mundo, entonces esto signi-
fica, de acuerdo con el uso habitual de estos conceptos, que
logos católicos pierden sus cátedras si no se
Dios es inmanente al mundo y por lo tanto no es trascendente
someten a la disciplina eclesiástica: irónicamente y por consiguiente, tampoco supra o extramundano. Pero
es lo que, pocos años más tarde, le sucedería al manifiestamente esto parece no satisfacer a nuestro crítico de
propio H. Küng a quien, como ya se indicó, las las concepciones anticuadas de Dios (Küng), de manera tal
autoridades eclesiásticas le quitaron su cátedra de que se ve impulsado a desplazar la trascendencia misma en la
inmanencia, el allende en el aquende, como si algo así pudiera
teología "católica" ... En resumen, según Albert, ser comprensible sin explicaciones. Esto puede sonar 'dialécti-
un saber hipotecado como la teología no puede co', pero también para el lector con formación filosófica no es,
por menos de encontrarse en un estado de "mise- por lo pronto, nada más que una ensalda conceptual que en
ria geoeral".].'j modo alguno puede pretender servir como explicación del
concepto de Dios deseado por el autor". 39

2) Dios, una idea confusa dentro


de una "ensalada conceptual" En otra ocasión, al exponemos el concepto
biblico de Dios, nuestro teólogo nos asegura que
En numerosas ocasiones, a través de las casi tal concepto "desborda el concepto de persona". 40
mil páginas de su obra, Küng describe lo que Sin embargo, tampoco Dios "es impersonal ni
entiende por Dios, cuya existencia real se trata de subpersonal" ... sino "transpersonal o supraperso-
dilucidar. Veamos algunos de los conceptos utili- nal en vez de personal o apersonal''." Por si no
zados para definir a Dios. Expresiones muy fre- hubiera quedado claro: Según H. Küng, Dios no
cuentes, para referirse a Dios, son del tipo es ni "personal ni apersonal porque es ambas
siguiente: "fundamento primordial", "soporte pri- cosas a la vez y, por lo tanto, transpersonal".? A
mordial", "meta primordial", "valor primordial", la vista de estos malabarismos o acrobacias
etc. ¿Qué reprocha Albert? Que estas expresiones verbales, nuestro filósofo se limita a observar
no son claras, sino vagas, difícilmente comprensi- cáusticamente que no entiende por qué el concep-
bles y que lo único que queda claro es el intento to de Dios no deba rebasar también el concepto
de elaborar un concepto de Dios que satisfaga los de "transpersonal". 43 Pero de lo que se trata en el
previos deseos humanos." fondo, según Albert, es que H. Küng se ha echado
En otras ocasiones, cuando H. Küng intenta sobre las espaldas una tarea imposible (por con-
"actualizar" el concepto de Dios y presentamos tradictoria): concordar la imagen bíblica de Dios
un Dios posthegeliano nos lo define así: (necesariamente con rasgos personales si ha de
8 ANTONIO MARLASCA LOPEZ

poder responder a las necesidades y deseos huma- Dios, pero no a hacer incuestionable la inexisten-
nos) y un concepto actual de Dios conciliable con cia de Dios: ni la interpretación psicológica
la ciencia moderna (que, en ningún caso, puede (Feuerbach), ni la interpretación socio-económica
tener, según Albert, rasgos personales). (Marx), ni la psico-analítica (Freud) de la fe en
Para solucionar este dilema (insoluble, según Dios deciden nada sobre la existencia o no exis-
Albert), Küng ha acuñado el término "transperso- tencia real de Dios."
nal'', que no soluciona nada, porque no significa Por todo ello, Küng da como obvio que el
nada, con el agravante además, de que intenta ateismo de estos tres autores resulta últimamente
ocultar su carencia de solución -como no rara- infundado, que los tres sostienen posturas dogmá-
mente. lo fiace la. teología e incluso en algunos ticas y... que dan por probado "quod erat proban-
casos la filósoffa.alemana- tras una "oscura nube dum", a saber, la no existencia de Dios."
di.!o frases'' ampulosas. Para rematar, nuestro filó- ¿Qué tiene que objetar nuestro crítico a estas
sofo aprovecha laocasión para pedir al experto en apreciaciones de Küng? Para empezar, está de
teologíá w:ta'prosa clara y accesible al "sano acuerdo con él en que, efectivamente, los autores
entendimiento humano"." ateos mencionados nunca han probado positiva-
mente la no-existencia de Dios ... Pero, según
3); El.ateo no es el "encargado" Albert, no lo han hecho no porque sus razona-
deeprobar la inexistencia de Dios. mientos sean defectuosos, o porque Dios exista,
sino sencillamente porque es imposible probar
Uno de los capítulos mejor conseguidos de la positivamente la no-existencia de una cosa (Dios,
obra de H. Küng es, a nuestro juicio, el tercero, en este caso). En otras palabras, nuestro teólogo
intitulado "el reto del ateismo", en el que nuestro asigna a sus adversarios -los ateos- una. tarea
autor analiza prolijamente, a través de unas dos- sobrehumana (por imposible): probar que, de
cientas páginas, el ateismo de tres grandes autores hecho, Dios no existe. Escribe, en efecto, Albert:
y promotores de posturas ateas en nuestro tiempo:
L. Feuerbach, K. Marx y S. Freud. En los tres "Lo que aquí se espera del defensor del ateísmo -la refutación
casos, después de exponer la génesis y las razones estricta de esta hipótesis de existencia (de Dios)- es una
empresa totalmente utópica"."
o sinrazones que sustentan el ateismo de estos tres
pensadores, el veredicto de H. Küng es el mismo:
Pero, según Albert, vistas las cosas más de
ninguno de ellos ha probado positivamente el
cerca, son los defensores de la fe en Dios los que
ateismo, los tres se han limitado a postularlo con
en realidad postulan su existencia y, por tanto, son
razones más o menos plausibles, pero, en ningún
ellos los que lógicamente deben asumir el "onus
caso, apodícticas y lógicamente obligantes." Por
probandi", la carga de la prueba de la existencia
ello, constata Küng con cierto optimismo, el teis-
efectiva de Dios. Es el teólogo, quien astuta y
mo sigue siendo posible. Estamos todo lo más
hábilmente desplaza la carga de la prueba (de la
ante una situación de empate: lógicamente son
no-existencia de Dios) a sus adversarios, el que en
posibles tanto el teismo como el ateismo.
realidad debe probar la verdad de su tesis (la exis-
En efecto, como ya hace tiempo señalaba E.
tencia de Dios),
van Hartmann, criticando el ateismo de L.
Feuerbach: "tanto más cuanto que, por razones lógicas, las puras asevera-
ciones de existencia no pueden ser falseadas, sino, en el mejor
"Es muy cierto que una cosa (en este caso, Dios) no existe por de los casos, tan sólo verificadas" ."
el mero hecho de que se la desee; pero no es exacto que una
cosa no pueda existir porque se la desea. Toda la crítica de la En resumen, según Albert, el teólogo se facilita
religión de Feuerbach (y de Marx y de 'Freud, añadimos noso-
en demasía el trabajo a sí mismo (al eximirse de
tros) y todas las pruebas de suateismo, sin embargo, se basan
enesta única argumentación, es decir, en un sofisma lógico"." tener que probar la existencia de Dios) e impone
una carga demasiado onerosa a sus adversarios (a
quienes exige que positivamente demuestren su
H. Küng tiene, pues, toda la razón del mundo
inexistencia):
al concluir, tras el largo excursus histórico en el
que nos explica la génesis del ateismo moderno, "Es realmente curioso que se le impute la carga de la prueba
que las demostraciones de los atea-s más eminen- de la aceptación de la existencia, precisamente, a quien no
tes llegan a hacer cuestionable la existencia de desea sostenerla".".
HANS ALBERT CONTRA HANS KUNG 9

La postura del teólogo es análoga a la de "con su 'racionalidad interna' no supera el planteamiento kan-
alguien que sostuviera que la historia está regida tiano fundamentalmente, ya que el ejercicio de la confianza
para alcanzar la racionalidad fundamental de la razón... no se
por un demonio poderoso -por ejemplo, una espe- escapa a la esperanza/confianza típica de la fe práctica".so
cie de Gengis Kan cósmico- a quien le agrada
producir catástrofes continuas entre los humanos, En definitiva, según Albert -y presuponemos
pero .que deja a estos en la duda de si realmente aquí todo lo expuesto en la primera parte de este
existe o no, de manera que tengan dificultades trabajo-, no hay en Küng la más íntima prueba
para creer en él; y al emplazársele a que demues- racional para probar la existencia de Dios. Todo
tre su tesis (la existencia del demonio), respondie- se reduce a una argumentación donde "el deseo es
ra con la contraexigencia de que se le pruebe lo padre de la idea" y "la razón está al servicio de
contrario (que no existe): no se daría sin más por los deseos humanos". En pocas palabras, se trata
buena tal respuesta." Pues, según Albert, ésta es de "un burdo abuso de la razón al servicio de la fe
en el fondo la postura de Küng (y de la teología en Dios y de las necesidades subyacentes':"; se
en general). trata de "una capitulación de la razón frente a sus
propios deseos"." Pero, re~pecto al punto clave de
4) H. Küng, pese a sus protestas, probar la existencia de Dios, nuestro teólogo, a
es un mero epígono y repetidor de Kant. pesar de sus frases ampulosas y sus malabarismos
verbales, no demuestra absolutamente nada. Se
Como parcialmente ya quedó expuesto en la limita a definir previamente un "fundamento" y
primera parte de este trabajo, Küng da por buenas postular luego que también existe." Para hacer
aceptadas las críticas kantianas a las pruebas esto no se requiere ser un genjo:
tradicionales de la existencia de Dios, expuestas
CIlla "Crítica de la razón pura". Tales pruebas no "Hace falta sólo una- cierta irresponsabilidad y audacia como
o han fracasado en la práctica, sino que son para poder trasladar al papel los resultados de esta irresponsa-
también teóricamente imposibles. Kant, sin bilidad" ./J)
anbargo, como se sabe, más tarde pretendió lle-
a la existencia de Dios en virtud de un postu- Por lo demás, añade sacrásticamente Albert,
lado de la razón práctica. Küng manifiesta gran- citando a Russell:
simpatías por el Kant de la "razón práctica"
más allá de la "razón pura?", pero, en defi- "El método de postular lo que uno necesita tiene muchas ven-
tajas. Son las mismas que las del robo con respecto al trabajo
••••• ICO,.a:e admitir la respuesta positi- honrado" ",
.*&JI ••••• pmbIeaIa de la existencia de Dios,
DO puede ser aceptada ni
- #

pero, por supuesto, es un método totalmente


CIl de postulado moral incon- arbitrario, cuyos resultados están a la vista .
.ooado de la razón práctica "SO tal como de
bo sostenía el último Kaat,
Sin embargo, como ya queda dicho, Küng en 5) Dios, un fundamento que se
realidad no aporta ningún otro argumento racional fundamenta a sí mismo.
para probar la existencia de Dios. Albert es per-
fectamente consciente de ello y le reprocha que El Dios cuya existencia H. Küng ha pretendido
implemente ha postulado la existencia de probar como fundamento del mundo, pero que en
Dios. de un Dios del tipo por él preferido"." realidad, como queda expuesto, se ha limitado a
uestro teólogo ha postulado un Dios bueno, postular, tiene un sentido muy similar al Dios
misericordioso, compasivo, pero, si no hubiera como primera causa de la antigua prueba cosmo-
ido tan filántropo, podría haber postulado un lógica. Dios es, en efecto, según Küng, el funda-
Dios cruel, vengativo y rencoroso, como por mento primero, el soporte más profundo, la meta
ejemplo el Dios calvinista). Algo semejante ya última de toda realidad; en una palabra, Dios es
hizo Kant al postular un Dios moral, invocando la "el fundamento de los fundamentos" .62 Como
razón práctica. Por ello, Küng, malgré lui, y a puede verse, es algo parecido, por no decir idénti-
pesar de todas sus protestas y declaraciones de co, a lo que los antiguos describían como la causa
que "hay que ir más allá de Kant", no hace sino última, la causa primera, la causa incausada, la
repetirlo, pues, causa de todas las causas y de toda la realidad.
10 ANTONIO MARLASCA LOPEZ

y bien ¿qué hay de reprochable en este con- En forma parecida, acota Albert sarcástica-
cepto de Dios? Según Albert, y para variar, mente, el Dios de Küng tiene características tan
muchas cosas. En principio, no es del todo evi- contradictorias, tan difíciles de conciliar (por
dente que la realidad tenga que aparecer como ejemplo: inmanente-trascendente, histórico-trans-
"últimamente fundamentada". Albert nos recuerda histórico, personal-apersonal-transpersonal, etc.),
la supuesta lección que aprendió de adolescente que tampoco se arredrará ahora ante una nueva
B. Russell y que, según él, hubiera venido muy dificultad: la de causarse a sí mismo."
bien a nuestro teólogo. En efecto, B. Russell Para terminar esta parte de nuestro trabajo,
cuenta de sí mismo que a los 18 años, al leer la seanos permitido añadir algunas .observaciones
autobiografía de J. Stuart Mill, se encontró con personales. En primer lugar, la última crítica que
esta frase: velada y mordazmente Albert enrostra a Küng nos
parece totalmente injustificada: en ningún
"Mi padre (el de J. Stuart Mili) me enseñó que la pregunta momento ha dicho nuestro teólogo que Dios sea
¿quién me hizo? no puede responderse, ya que inmediatamen- "causa de sí mismo". H. Küng escribe repetida-
te sugiere la pregunta ¿quién hizo a Dios?" "Esta sencilla frase mente que Dios es el "fundamento primero" (y
-prosigue B. Russell- me mostró como aun pienso, la falacia
otras expresiones análogas, ya transcirtas). Para
del argumento de la primera causa. Si todo tiene que tener
alguna causa, entonces Dios debe tener una causa. Si puede
Albert, por lo visto, se trata en el fondo de expre-
haber algo sin causa, igual puede ser el mundo que Dios, por siones equivalentes. Para nosotros no hay tal equi-
lo cual no hay validez en ese argumento".": valencia, pues la primera expresión (causa sui) es
claramente contradictoria, pero no así la segunda
En otras palabras, según Albert, quien pretende (fundamento primero), pese a las protestas de
para todo una causa o un fundamento, está conde- Albert.
nado al regreso al infinito. No es sino en forma Por descontado, no tenemos ningún interés
totalmente arbitraria que alguien -para evitar tal especial en defender, por ejemplo, la supuesta
regreso al infinito (que, como se recordará, es una validez de las "vías tomistas" para demostrar la
de las alternativas del trilema de Münchhausen)- existencia de Dios. Pero que tampoco se nos diga
declara que tal causa no tiene causa (por ser igual- -y se nos quiera hacer creer- (por ahí va la obser-
mente fundamento primero). Pero con esto se vación de B. Russell, ya transcrita) que lo mismo
vuelve a caer en otra de las alternativas del famoso da sostener que "Dios es el fundamento primor-
trilema. Ni se aduzca el autoengaño de que el fun- dial" que afirmar que "el mundo es el fundamento
damento primero, precisamente por ser primero, no primordial". Pues, para usar los términos de una
puede tener un fundamento anterior. Ello se debe- metafísica añeja, como la tomista, el mundo pre-
ría simplemente a la peculiar y gratuita definición senta características de contingencia (por ahí va la
que se ha dado de "fundamento primero" para cor- tercera vía tomista) que manifiestamente le impi-
tar, per definitionem, el regreso al infinito." den ser "fundamento primordial".
De todo ello parece concluir Albert que el con- A diferencia de las criaturas, a Dios no se le
cepto de Dios como fundamento primero o f u n- puede percibir empíricamente (para empezar, ni
damento de todos los fundamentos es semejante a siquiera sabemos si realmente existe), por lo que
la concepción spinozista de Dios como causa sui es obvio que no puede haber evidencias de que
(causa de sí mismo), concepto palmariamente sea contingente, y por lo mismo tampoco hay evi-
contradictorio (una cosa para actuar necesita pre- dencia de que no pueda ser "fundamento primor-
viamente existir, y si ya existe, no vale la pena dial", cosa que no puede afirmarse en absoluto del
que se tome el trabajo de darse la existencia ... ), mundo ni de ninguno de los seres que lo compo-
sobre el que con sobrada razón ironizaba A. nen, pues todos y cada uno de ellos evidencian su
Schopenhauer: contingencia en el hecho de que son pero pudie-
ron no ser o no haber sido: lo cual, obviamente,
"La causa sui es una contradictio in adjecto, un antes que es repugna al "fundamento primero".
un después, una insolente orden de cortar la cadena causal Aclaramos una vez más que no hemos preten-
infinita, un análogo a aquel austríaco que cuando quiso colo- dido ni pretendemos refutar el ateismo ...
carse su penacho en la gorra, como no alcanzaba, se subió a
Simplemente intentamos mostrar que la famosa y
una silla. El emblema correcto de la causa sui es el Barón de
Münchhausen que al hundirse con su caballo en el pantano, se supuestamente perspicaz observación de Russell
aprieta a él con sus piernas y se tira de su pelo hacia arriba con sobre la "causa primera" no es tan genial ni tan
caballo y todo; abajo escrito: causa sui "." indiscutible ...
HANS ALBERT CONTRA HANS KUNG 11

Otra observación. Casi nos temíamos que do sus frecuentes y ásperas polémicas con los teó-
estro filósofo (Albert), como coronación y logos alemanes. Pero hay otros niveles de prueba,
JaDate de su obra, agresiva y provocadoramente examen, crítica, auto-control, etc. (más acá o más
lIea. nos iba a hacer pasar por toda una refutación allá de la pura experiencia), a los que puede y
al regla del llamado argumento ontológico. Era debe remitirse el discurso humano -incluso el teo-
1m3 empresa, pensamos, demasiado fácil y tenta- lógico- para mantener un nivel mínimo de racio-
dora y suele ser lo usual en obras que se inscriben nalidad y evitar proposiciones fuera de todo con-
en una óptica beligerantemente atea. Pero, no. trol. La teología, si bien tiene un status epistemoló-
bert, gracias a Dios, no ha querido hacemos gico particular, no debe ser una excepción y, como
1ransitar por caminos tan trillados y nos ha aho- cualquier saber que se respete, debe disponer de
rrado las críticas obvias (al argumento ontológi- algún método para auto-regularse y auto-controlar-
co), repetidas hasta la saciedad por todos los se. De otra forma, la teología se convierte en logo-
seguidores de los ateismos fáciles que en el maquia y en literalmente "hablar lenguas".
mundo han sido. Y de verdad que se lo agradece- 4) Apelar, como lo hace Küng, a una "raciona-
mos y pensamos que ha obrado acertadamente, lidad interna" para sostener una confianza radical
pues así, su polémica se mantiene a un nivel en la realidad que me remitiría a Dios como a su
digno. Por lo demás, las críticas de su propia último fundamento, es precisamente un buen
cosecha y que, por su cuenta y riesgo, ha hecho al ejemplo de lo que no debe hacer una teología
Dios de Küng, eran ya más que suficientes. Y por seria. Pues, obviamente, tal "racionalidad interna"
supuesto que, en este modesto trabajo, no están sólo es accesible al sujeto que la "percibe" y se
recogidas todas, sino las que más nos han llamado presta a las interpretaciones más dispares y arbi-
la atención. trarias. En pocas palabras, la "racionalidad inter-
na" está fuera de todo control. Por lo demás tal
III Conclusiones racionalidad interna es un intento solapado y ver-
gonzante de reintroducir una fundamentación últi-
1) Hans Küng tiene el gran mérito de haber ma para evadir un regreso al infinito (recuérdese
vuelto a plantear, en el mundo de la razón técnica el trilema de Münchhausen).
y mecánica, y en términos asequibles para un 5) La teología, como lo sabe cualquier lego, se
público medianamente culto, un problema eterno plantea los problemas y presupuestos últimos de
y siempre apasionante: el de si existe Dios y t:l de la existencia humana (Dios, sentido de la vida, fin
si la fe en él es racionalmente sostenible en las del hombre, etc.). A veces, en nombre de no se
po trimerías del siglo xx. Que un tema tan sabe qué, se ha querido inmunizar a estos presu-
"viejo" siga interesando todavía, lo prueba con puestos últimos frente a toda crítica (histórica,
creces la venta verdaderamente masiva de la obra filológica, científica, etc). Albert, por el contrario,
de Küng en las principales lenguas modernas. sostiene: "El racionalismo crítico desestima la
2) Después de las páginas que anteceden cae suposición de la inmunidad crítica para los llama-
por su propio peso que si la fe en la existencia de dos presupuestos últimos".
Dios sigue siendo "racionalmente sostenible", no 6) Como el lector ya lo habrá intuido, por el
es precisamente gracias a Küng, sino a pesar de tono y talante de nuestra exposición, y salvo las
Küng (malgré lui!). A nuestro modesto entender, excepciones que quedan explícita o implícitamen-
éste no ha hecho en verdad el más mínimo aporte te señaladas, en general nos han parecido atinadas
racional y personal para "probar" la existencia de y pertinentes las críticas que hace Albert a Küng.
Dios. Tal vez porque, como tantas veces se ha Otra cosa es que el tono, a veces sarcástico y
dicho y el mismo Küng lo reconoce, no se puede mordaz, que utiliza Albert, sea el más adecuado.
"probar"la existencia de Dios como si fuera una No obstante, nos interpretaría equivocadamente
cosa o un objeto más. quien viera en este trabajo una apología solapada
3) Ha debido también quedar claro que "la teo- del ateismo confeso de Albert. Y para terminar,
logía no prueba nada empíricamente". Pero sería hacemos votos para que el diálogo -aunque sea
totalmente ilegítimo concluir, a partir de ahí, que polémico- entre filosofía y teología continúe y
todo discurso teológico es vano y sin sentido. Que hacemos también nuestra la invitación de Albert a
sepamos, Albert nunca ha sostenido tal cosa. los teólogos (y por qué no, también a los filóso-
Incluso, nos atrevemos a añadir que si hubiera fos): que escriban una prosa clara y accesible al
defendido tal tesis, tampoco tendrían mayor senti- "sano entendimiento humano".
12 ANTONIO MARLASCA LOPEZ

Notas 18. /bidem, l.c.


19. /bidem, p. 780.
20. /bidem, p. 773 Y passim.
1. Su obra más famosa es, sin duda, Tratado sobre la 21. /bidem, p. 777.
razón crítica. Traducción de Rafael Gutiérrez Girardot. 22. /bidem, p. 775 Y passim.
Editorial Sur, Buenos Aires, '1973, que constituye algo así 23. Ibidem, p. 781.
como el "manifiesto del racionalismo crítico". 24. Este reproche (que consideramos fundamental pues
2. Cf. Hans Küng, ¿Existe Dios? Respuesta al problema implica una cierta ilogicidad en H. Küng) no se lo hacemos
de Dios en nuestro tiempo. Traducción de J. M. Bravo solamente nosotros. Otros críticos han destacado también cier-
Navalpotro. Edic. Cristiandad, 3a. edición, Madrid, 1979. En tas incoherencias lógicas en la obra de H. Küng. Así por ejem-
adelante todas las citas se harán por esta edición. plo, R. Larrañeta: "¿~ómo puede decirse que el no (a la reali-
3. Cf. Hans Albert, La miseria de la teología. Traducción dad) es legítimo, que la realidad problemática da lugar a él y
de Ernesto Garzón. Editorial Alfa, Barcelona, 1982. El origi- luego insistir en su incoherencia y en su falta de fundamenta-
nal alemán de H. Albert se publicó en 1979, un año después de ción última?": R. Larrañeta, "Por Dios y por la mundanidad.
la publicación del-¿Existe Dios? (1978). El título de la obra de Dos obras recientes sobre Dios", en Ciencia Tomista, vol.
Albert no es muy original. Se recordarán títulos parecidos: el CVII, n. 353, 1980, p.600. Igualmente J.M. Mardones recono-
de una obra de Marx en polémica con Proudhon: La miseria ce que "en Küng se dan una serie de oscuridades lógicas: por
de la filosofía; y el de otra obra de K. Popper en polémica con una parte Dios es el fundamento de la confianza radical en la
el historicismo: La miseria de historicismo. realidad problemática y, por otra, la aceptación confiada de la
4. Como se sabe, dentro de la ontología fenomenológica existencia de Dios funda el sí radicalmente confiado a la pro-
de J. P. Sartre, Dios es literalmente un concepto auto-contra- blemática realidad": J.M. Mardones, "Hans Albert: El proble-
dictorio: la síntesis imposible del "en sí" y del "para sí". Pero ma de Dios y la falibilidad de la razón", en Estudios
ello se debe simplemente a que Sartre ha definido previamente Filosóficos. vol XXXVI, n. 102, 1987, pp. 387-388. No aduci-
el "en sí" (el ser de las cosas) y el "para sí" (el ser de las perso- mos por ahora las críticas de Albert que sean expuestas en la
nas) de manera que su unión resulte imposible; además ha segunda parte.
decidido que Dios tiene que ser la síntesis de esas dos catego- 25. José María Mardones, artículo citado, p. 369. Como
rías auto-excluyentes. Por ello puede concluir victoriosamente: ya queda indicado, la obra más importante de H. Albert es
"la idea de Dios es contradictoria y nos perdemos en vano". Tratado sobre la razón critica. Edit. Sur, Buenos Aires, 1973.
Pero, como observa Juan Stam en un agudo trabajo sobre el En el capítulo V de esta obra titulado "Fe y Saber", se efectúa
ateismo de este autor, el análisis sartreano "presupone una ya una cerrada y agresiva crítica a la teología.
radical disyuntiva entre el ser-en-sí y ser-para-sí, una contra- 26. En lo que sigue utilizamos y citamos la edición caste-
riedad entre el ser de las cosas y el ser de las personas. llana de La miseria de la teología publicada por la Editorial
Presupone que se excluyen mutuamente ... Por lo tanto el con- Alfa, Barcelona, 1982, 198 pp. Queremos también informar al
cepto 'Dios' es contradictorio y Dios no puede existir": J. lector interesado que la excelente revista Estudios
Stam, "El ateismo existencialista de J. P. Sartre", en Revista Filosóficos, publicada por el Instituto Superior de Filosofía de
de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, vol. XVII, n. 45, Valladolid (España), dedicó recientemente un número íntegro
1979, p. 38. a analizar las tesis fundamentales del racionalismo crítico de
5. El texto kantiano, en el que se expresa la imposibilidad H. Albert, donde incluso el propio Albert clarifica personal-
de demostrar la inexistencia de Dios, es inequívoco: "... pues mente algunas de sus tesis y responde a algunas dudas. Cf.
las mismas razones gracias a las cuales se hizo patente la inca- Estudios Filosóficos, vol. XXXVI, n. 102, 1987.
pacidad de la razón humana para la afirmación de la existencia 27. "Respuestas de H. Albert", en Estudios Filosóficos,
(de Dios) ... bastarán también necesariamente para demostrar vol. XXXVI, n. 102, 1987, pp. 396-397.
la inconveniencia de cualquier afirmación en contra. En efec- 28. Como se sabe esta expresión -Búsqueda sin término-
to, ¿de dónde sacará alguien por pura especulación de la razón es el sugerente título de la autobiografía de K. Popper, publi-
el conocimiento de que no hay un ente supremo que sea causa cada por Edil. Tecnos, Madrid, 1977.
originaria de todo ... ? Por consiguiente, el ente supremo sigue 29. Cf. La miseria de la teología, pp. 41-42. El famoso tri-
siendo un mero ideal aunque impecable ... , un concepto que lema de Münchhausen se encuentra explicado por Albert en su
cierra y corona todo el conocimiento humano; cuya realidad Tratado sobre la razón crítica, p. 26.
objetiva no puede demostrarse por este camino, pero tampoco 30. Cf. K. Popper, La lógica de la investigación científi-
refutarse": I. Kant, Crítica de la razón pura (Dialéctica tras- ca, Tecnos, Madrid, 1973, pp. 39 ss.
cendental y Metodología trascendental). Traducción de José 31. Aunque no con estas mismas palabras es lo que, en el
Rovira ArmengoJ. Edit. Losada, Buenos Aires, 1965, p. 279. fondo, le reprochan, por ejemplo, G. Ebeling, H. Küng, lM.
6. ¿Existe Dios?, p. 727. Mardones, etc. Cf. La miseria de la teología, p. 30, nota 4. H.
7. lbidem, pp. 778-782. Küng, por ejemplo, en su obra Ser cristiano expresamente
8. Cf.lbidem, pp. 770-772. acusa al racionalismo crítico de Albert de querer imponer un
9. Cf./bidem, pp. 773-774. método unívoco para todos los saberes: "El racionalismo críti-
10. bidem, pp. 778-779. co ... es un racionalismo que mistifica lo racional, que quisie-
11. Ibidem, p. 777. ra tratar todas las cuestiones políticas, estéticas, morales y reli-
12. lbidem, J.c. giosas única y exclusivamente según el método de las ciencias
13. bidem, p. 779. naturales y que, en conclusión, pese a su insistencia en la fali-
14. Ibidem, p. 778. bilidad y provisionalidad de las soluciones que ofrece a pro-
15. lbidem, p. 777. blemas particulares, constituye en conjunto, aunque con pre-
16. bidem, pp. 777-778. tensiones críticas, una explicación dogmática de la totalidad":
17. bidem, p. 779. H. Küng, Ser cristiano. Edic. Cristiandad, Madrid, 1977, p. 43.
HANS ALBERT CONTRA HANS KUNG 13

32. Cf. La miseria de la teología, p. 30. 55. La miseria de la teología, p. 113.


33. "Respuestas de Albert", en Estudios Filosóficos, vol 56. J.M. Mardones, "H. Albert: El problema de Dios y la
}D()[VI,n. 102, 1987,p.398. falibilidad de la razón", en Estudios Filosóficos, vol. XXXVI,
34. La miseria de la teología, p. 153. (Subrayado en el n. 102, 1987, p.388, nota 77.
mginal). 57. La miseria de la teología, p. 115.
35. Ibidem,l.c. 58. Ibidem, p. 160.
36. La miseria de la teología, pp. 102-103. 59. lbidem, p. 114.
37. H. Küng, ¿Existe Dios?, pp. 261-262. 60. Ibidem, l.c.
38. Ibidem, pp. 264-265. 61. B. Russell, Introducción a Iafilosofia matemática,
39. La miseria de la teología, 6p. 68. citado por Albert, p. 113.
40. ¿Existe Dios?, p. 861. 62. Cf. ¿Existe Dios?, pp. 779 ss.
41. Ibidem, p. 862. 63. B. Russell, Por qué no soy cristiano. Edil.
42. Ibidem, p. 863. Sudamericana, Buenos Aires, 1977, p. 20.
43. La miseria de la teología, p. 130. 64. Cf. La miseria de la teología, p. 118.
44. Ibidem, pp. 131-132. 65. Cf. A. Schopenhauer, De la quadruple racine du
45. Cf. ¿Existe Dios? Para Feuerbach, pp. 293-296; para principe de raison suffisante (chap. II, n. 8). Vrin, Paris, 1946,
• pp. 341-342; y para Freud, pp. 413-414. p.27.
46. Citado por H. Küng en ¿Existe Dios?, p. 295. 66. La miseria de la teología, p. 119
47. ¿Existe Dios?, p. 452.
48. Cf. por ejemplo, ¿Existe Dios?, pp. 341,414,453 Y
".mm.
9. La miseria de la teología, p. 73.
SO. Ibidem, p. 72. Antonio Marlasca
51. Ibidem, pp. 149-150. Escuela de Filosofía
52. lbidem, p. 150. Universidad de Costa Rica
53. Cf. ¿Existe Dios?, pp. 731-751. 2060 Montes de Oca
54. ¿Existe Dios", pp. 775. Costa Rica

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