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Tarea Pensamiento Filosofico 3

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Escuela Superior del PCC “Ñico López”

Licenciatura en Ciencias Sociales. Modalidad semipresencial


Asignatura: Pensamiento filosófico y social

Tarea Evaluativa
De
Pensamiento Filosófico

Tema: El existencialismo es un humanismo

Nombre y Apellidos: Indira Hernández Soroa


Grupo: 1
2 Año

Pregunta
Entregar un reporte de lectura de la obra de J.P. Sartre “el existencialismo es
un humanismo
-Extrae las ideas centrales que fundamentan su concepción.
-Valore críticamente estas ideas

Respuesta

Existencialismo: Es uno de los más influyentes sistemas filosóficos y culturales; una


tendencia particular de la concepción humanista que tiene por objetivo el análisis y la
descripción del sentido y contradicción de la vida humana. Desde el punto de vista del e., el
individuo no es una parte mecánica de un todo único (generación, clase, socium), sino lo
íntegro por sí mismo.

En la filosofía del e. se definen numerosas tendencias, entre ellas la religiosa y la atea. Las
aúna una problemática común, pero cada una tiene su propio enfoque del entendimiento de
la vida. En la primera se le otorga primacía a la relación del hombre con Dios. La tendencia
atea considera al individuo como único dios. Estas concepciones, sin embargo, se influyen
mutuamente, manifestando la misma preocupación por las penas del hombre, proclamando
los mismos principios éticos, y experimentando las mismas decepciones en cuanto a todo lo
absurdo y privado de sentido que hay en la vida. El espíritu de pesimismo, y veces de
desesperación, caracteriza a todas las tendencias del movimiento existencialista. Uno de los
precursores de la doctrina existencialista es Sören Kierkegaard (1813-1855), filósofo y
teólogo danés, quien analizó detallada y profundamente tales rasgos de la existencia del
hombre como aflicción, temor, amor, culpa, bien y mal, muerte, conciencia, espanto, etc. El
espanto permanente que sufre un individuo es fruto del sentimiento de abandono en espera
de la muerte inevitable. La fe sincera es lo único que permite al individuo vivir su vida
conscientemente. Esa línea del pensador protestante la prosigue Nikolai Berdiaev (1874-
1948), filósofo ortodoxo ruso, fundador del así llamado "nuevo cristianismo". Según él, la
existencia del individuo se fundamenta en la libertad, mientras el sentido de la vida lo hace
"en el nacimiento de Dios en el individuo y del individuo en Dios". Existe sólo el individuo,
mientras todo lo demás "hay" pero no existe, ya que no tiene conciencia de su existencia,
tan solo se adapta a las condiciones objetivas. En este e. se tropiezan tres factores: la
libertad, la predestinación divina y la responsabilidad y energía personal de un ser que sabe
pensar, sentir y producir. El individuo siempre debe renovarse, es decir, llegar a ser cada
vez más humano. Karl Jaspers (1883-1969) entendió este problema a su modo, ofreciendo
separar el "tiempo axial" de la historia y concentrar la atención en aspectos continuos que
hay en la vida (enfermedad, muerte, sufrimiento) que determinan el sentido principal de la
existencia. Según Jaspers, todo ser debe buscar su individualidad en la vida presente. En la
filosofía y literatura española es Miguel de Unamuno (1864-1936) quien desarrolló la
concepción existencialista. Le atribuyó significado especial a la idea de "donquijotismo",
según la cual el hombre libra una lucha permanente (al igual que Don Quijote) por un ideal
irreal. Cada existencia concreta comprende choques de categorías corrientes y sublimes, de
pragmatismo y lucidez espiritual. Para muchos existencialistas, otra fuente de esta doctrina,
aparte de Kierkegaard, está representada por Federico Nietzsche (1844-1900). Así como los
marxistas hicieron uso del método dialéctico de Hegel, los existencialistas más recientes
utilizan para sus descripciones el riguroso método fenomenológico de Husserl. Martín
Heidegger (1889-1976) y Jean Paul Sartre (1905-1980), son otros pensadores que han
contribuido considerablemente al desarrollo del e. También puede ser considerado en esta
corriente, José Ortega y Gasset (1883-1955), aun cuando su línea de pensamiento
raciovitalista escapa en muchos puntos de varios de los supuestos básicos del e.
Independientemente de la diversidad que caracteriza al enfoque existencialista de las
situaciones de la vida humana, esta concepción se singulariza también por la sensibilidad
para con todos los problemas de la existencia individual, así como por la confianza en las
fuerzas creadoras personales. La afirmación de muchos existencialistas: "La existencia
quiere decir el ser humano, el ser humano quiere decir la existencia" se corresponde
completamente con la concepción del N.H.

 Jean Paul Sartre nació en París en 1905. Huérfano de padre desde muy niño, fue criado
por una madre católica y un abuelo calvinista, lo que le creó una tensión religiosa que le
conduciría finalmente al ateísmo.

Estudió en la Escuela Normal Superior de París, donde obtuvo la agregaduría en Filosofía el


año 1929, al mismo tiempo que Simone de Beauvoir, mujer con la que convivió y compartió
sus ideas progresistas durante el resto de su vida.
El tituló obtenido en la Escuela Normal le permitió ejercer la docencia en los liceos de El
Havre, Laon y París, hasta el año 1945, en que abandonó la enseñanza. Antes, entre 1933 y
1935, residió en Alemania como becario del Instituto Francés de Berlín, lo que le permitió
entrar en contacto con la fenomenología de Husserl y las ideas existencialistas de
Heidegger, que influyeron profundamente en la evolución de su pensamiento.
Participó en la Segunda Guerra Mundial, primero como soldado y después, tras unos meses
de internamiento en un campo de prisioneros de guerra en Alemania, como colaborador de
la resistencia francesa contra los nazis.
Una vez terminada la guerra, Sartre se dedicó de lleno al estudio de la filosofía y a la
redacción de sus múltiples obras: ensayos (El existencialismo es un humanismo, 1946),
novelas (La náusea, 1938), obras de teatro (Las moscas, 1943; A puerta cerrada, 1944),
obras de investigación filosófica (El ser y la nada. Ensayo de una ontología fenomenológica,
1943; Crítica de la razón dialéctica, 1960).
Su compromiso con la realidad social y política, desde una posición de izquierda, se plasmó
en la fundación, junto con Merleau-Ponty, de la famosa revista Temps Modernes, el año
1946, y en su participación activa en las manifestaciones de mayo de 1968.
El año 1964 la Academia Sueca le concede el premio Nobel de Literatura, pero Sartre lo
rechaza por razones ideológicas.
Los achaques de la vejez (Sartre está casi completamente ciego desde el años 1975) no le
impiden seguir ejerciendo su actividad como intelectual comprometido, cosa que hace a
través de numerosos artículos y conferencias. Murió en París el año 1980.

Sartre fue una persona muy activa y comprometida con todos los aspectos y
manifestaciones de la vida cultural, social y política de su tiempo. No fue sólo un gran
filósofo, el máximo representante del existencialismo francés, sino también un gran escritor,
que supo servirse de la literatura para expresar su pensamiento filosófico y sus ideas
políticas.

En el pensamiento de Sartre pueden distinguirse dos períodos. En el primero, encontramos


su filosofía ontológico-existencial propiamente dicha, expuesta en obras como La náusea o
El ser y la nada, ya citadas.
El segundo, iniciado con la publicación de la Crítica de la razón dialéctica (1960), se
caracteriza por llevar a cabo una revisión crítica del marxismo  desde sus postulados
existencialistas.
Podríamos incluso hablar de un tercer período, constituido por los últimos años de la vida de
Sartre, época en que tanto el existencialismo como el marxismo parecen quedar superados
de forma dialéctica por nuevas visiones e interpretaciones de la realidad.

  El existencialismo es un humanismo, del año 1946, obra en la que Sartre quiere


defenderse de las críticas y malentendidos que suscitaba su pensamiento. Las tesis básicas
de este escrito pueden resumir se así:
La existencia del ser humano es anterior a su esencia; no hay nada parecido a una
“naturaleza humana” en el sentido que lo entiende la filosofía escolástica o racionalista.
No existen normas, principios o valores establecidos de una vez para siempre; éstos
dependen de las distintas situaciones.

Esto crea una inseguridad al ser humano, que lo sume en la desesperación, de la que sólo
puede librarse por medio de la acción.
Acción que, a su vez, sólo es comprensible desde la perspectiva de la libertad humana,
concebida no como algo dado desde el principio, sino como una tarea y un objetivo que hay
que perseguir durante toda la vida del individuo.
Por ello no se puede negar que el existencialismo, filosofía orientada a conseguir mayores
cotas de libertad y de perfección para el ser humano, sea un verdadero humanismo.

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