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TESIS - ESPINDOLA - Yva A Caer, y Va A Caer

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Universidad Austral de Chile

Facultad de Filosofía y Humanidades


Instituto de Historia y Ciencias Sociales
Escuela de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales

Profesor Patrocinante:
Dr. Robinson Silva Hidalgo

“Y va a caer, y va a caer”.
Las pobladoras y pobladores de Valdivia en las Jornadas de Protesta Nacional
1983-1986.

Tesis para optar al título de Profesor en Historia y


Ciencias Sociales y al grado de Licenciado en
Historia y Licenciado en Educación – Bachiller
en Humanidades y Ciencias Sociales.

Daniel Espíndola Oyarzo

VALDIVIA – CHILE
2016
Agradecimientos.

Primero que todo, agradecer a las pobladores y pobladores que confiaron en este
trabajo, aportando con su testimonio y experiencia sobre las protestas nacionales durante la
Dictadura en Valdivia. Sin ellos y ellas, protagonistas de la protesta, esta tesis de pregrado
no tendría sentido.

Por otro lado, agradecer profundamente a mi madre Sonia, quién siempre estuvo
preocupada de mi alimentación, cuidado y bienestar. A mi padre Tolentino, quién durante
todo mi proceso académico, me entregó lo mejor y todas las herramientas necesarias para
desenvolverme de la mejor manera. Sin la ayuda, constancia y amor de ambos, este
proceso final jamás habría visto la luz.

También, agradecer a mi mamá Claudia, a mis hermanos Nico y Matías, a mis


hermanas Constanza, Daniela y Consuelo. A mi abuela Ana Helia, quien siempre estuvo
preocupada por la finalización de mi carrera. Agradezco a mis amigos y amigas, a mis
compañeros y compañeras, a las y los trabajadores de la Facultad de Filosofía y
Humanidades, a mis profesores y en especial a quién guio esta investigación, Dr. Robinson
Silva. Sin su certera colaboración, en libros y fuentes, como también en la paciencia y
motivación expresada, este estudio no habría encontrado horizonte.

Por último, quiero agradecer profundamente al pueblo trabajador y luchador de


todos los tiempos. Mujeres y hombres que históricamente batallaron dura y largamente por
conseguir mejores condiciones de vida para nuestra clase, y que producto de ello, muchas
veces fueron masacrados y reprimidos durante cada movilización. Como hijo del pueblo,
como fruto y semilla de la lucha y memoria histórica popular, considero que es deber de
todo estudiante, colocar al servicio de la comunidad el conocimiento adquirido durante los
años de estudio. Los universitarios debemos comprender que la Universidad es mucho más
que pasar ramos, mucho más que aprender una disciplina, mucho más que reproducir un
saber. He aquí el porqué de este tema de investigación. La Historia debe ser escrita desde
sus actores protagonistas anónimos, desde los sujetos, desde las y los que lucharon, luchan
y lucharán por la conquista de una vida digna y justa para todos y todas. Porque de
historicidad, amor y pueblo estamos hechos. Adelante con todas las fuerzas de la Historia.
1
Índice.

Introducción. 4

Capítulo 1. Contexto histórico y el movimiento de pobladores y pobladoras. 10

1.1. Dictadura Cívico-Militar. Instalación Autoritaria y reordenamiento popular. 11

1.2. Las Jornadas de Protesta desde una perspectiva nacional. 17

1.3. La pobladora y el poblador como tejedores de su Historia. 31

Capítulo 2. Contexto social y condiciones de vida de las y los pobladores en Valdivia. 39

2.1. Cotidianidad en la población. 41

2.2. Empleo: Los programas “salvavidas” de la Dictadura. 46

2.2.1. Plan de Empleo Mínimo. 47

2.2.2. Programa Ocupacional para Jefes de Hogar. 50

Capítulo 3. “Y va a caer… y va a caer”. El ciclo de protestas en Valdivia 1983-1986. 55

3.1. Protestas de baja intensidad. 56

3.2. Protesta de media intensidad. 60

3.3. Protesta de alta intensidad. 64

3.4. Represión: La respuesta dictatorial. 79

Capítulo 4. Organización y articulación político-social dentro de la Población. 86

4.1. Los sectores emblemáticos de Resistencia valdiviana. 87

4.1.1. Sector Corvi. 87

4.1.2. Sector Rubén Darío-Autoconstrucción. 93

4.1.3. Campamento Chorillos. 97

4.2. Actores de la Protesta. 103

4.2.1. Mujeres, hombres y jóvenes que lucharon. 103

2
4.3. Formas de protesta en Valdivia: preparación organizativa y repertorio de
la Resistencia. 109

4.4 Los grupos de pobladores milicianos. 117

5. Conclusión. 124

6. Bibliografía. 130

7. Anexos. 133

3
Introducción.

Entre los años 1983 y 1986 en Chile, distintos sectores sociales y políticos se
manifestaron decididamente en contra de la Dictadura Militar encabezada por Augusto
Pinochet desde 1973. Tanto pobladores, como trabajadores y estudiantes, partidos políticos
de oposición (tradicionales y con intención revolucionaria), convergieron en este periodo
para cuestionar y exigir la salida de los militares del poder. Diversos historiadores e
investigadores sociales denominaron a esta coyuntura histórica como Jornadas de Protesta
Nacional, las cuales tuvieron la característica de movilizar grandes masas de la población,
motivadas y articuladas bajo las demandas de democracia, por el sin número de violaciones
a los derechos humanos cometidos por las Dictadura –asesinatos, torturas, desapariciones,
brutal represión, entre otros-, y la grave crisis económica que afectaba a los sectores
sociales más vulnerables y medios del país.
Nuestro problema de investigación se centrará en el sujeto poblador/a y su
participación dentro de esta lucha de Resistencia anti-dictatorial en las denominadas
Jornadas de Protesta Nacional en plena Dictadura cívico-militar. Específicamente, la
investigación busca indagar lo que identificaremos como acciones de Resistencia anti-
dictatoriales que pobladores realizaron durante la época comprendida entre los años 1983-
1986 en la ciudad de Valdivia, en las poblaciones del sector CORVI, Campamento
Chorrillos y Rubén Darío.
Por consiguiente, nuestro problema de investigación se desprende del periodo ya
mencionado, pues como bien sabemos, en Chile, a partir de la instalación de la Dictadura
cívico-militar en 1973, se restringieron las libertades y derechos sociales que la población
nacional poseía hasta ese momento. Desde el Estado se realizaron una serie de
transformaciones económicas y políticas que impactaron socialmente al conjunto de la
sociedad. El desempleo, los bajos salarios, la crisis económica, hambre, hacinamiento,
entre otros, fueron algunos de los efectos que produjeron dichas políticas y que generaron
gran descontento en la población.
Por su parte, las constantes violaciones a los derechos humanos y represión por
parte de las Fuerzas Armadas, Carabineros y Servicios de Inteligencia –persecuciones
políticas, encarcelamientos, torturas, desapariciones, asesinatos, montajes, exilios,
4
relegaciones, entre otros- crearon en la sociedad chilena terror y pasividad política y social,
sirviendo como herramienta de contención y control social a favor del régimen. A partir de
1983 el panorama cambió radicalmente, pues estos mismos actores que anteriormente se
encontraban contenidos por la Dictadura –Estudiantes, Trabajadores y Pobladores
principalmente-, comenzaron a organizarse y manifestarse articuladamente con otros
sectores sociales y políticos, en contra del régimen autoritario conducido por Augusto
Pinochet.
Nuestra hipótesis consiste en lo siguiente. Partiendo desde la base que en la ciudad
de Valdivia se efectuaron manifestaciones en contra del régimen militar, enmarcadas
dentro de un contexto nacional de movilización. Planteamos que las acciones de resistencia
anti-dictatorial desarrollada en las poblaciones valdivianas aceleraron el proceso de
recomposición organizativa de los y las pobladoras locales, dando paso a la configuración
de todo un entramado social y político que se levantó contra la Dictadura en Valdivia, en
las denominadas Jornadas de Protesta Nacional, 1983-1986.
Desde este interés central, surgen una serie de interrogantes que especifican este
trabajo. Primero, reconociendo que este proceso vivido en Valdivia y Chile se enmarcó
dentro de un contexto histórico dictatorial; ¿Cuáles son las características de la Dictadura
militar y cómo se desarrollaron las Jornadas de Protesta desde una perspectiva nacional?
En segundo término, es pertinente preguntarse acerca del contexto social cotidiano
donde conviven pobladores y pobladoras. Entonces nos preguntamos; ¿Cómo fueron las
condiciones de vida de las y los pobladores bajo el Chile dictatorial?
En tercer lugar y en relación a la protesta valdiviana y las poblaciones movilizadas,
nos hacemos la siguiente pregunta; ¿Cuáles fueron las características y desarrollo de las
Jornadas de Protesta Nacional en Valdivia?
Como cuarto punto y ahondando en el ámbito organizativo de la población, los
actores de la protesta y formas de Resistencia Anti-dictatorial. Decimos; ¿Cuáles fueron
los sectores emblemáticos de la protesta valdiviana? ¿Qué actores y actrices sociales
reconocemos y cuáles fueron sus formas de lucha?
En este sentido, para darle coherencia y sustento a nuestra investigación el objetivo
general que nos concierne es, conocer el estado de recomposición social y política y las

5
acciones de Resistencia anti-dictatorial que realizaron las pobladoras y pobladores de
Valdivia en las denominadas Jornadas de Protesta Nacional 1983-1986.
Desde aquí se desprenden tres objetivos específicos.
Primero, caracterizar el contexto dictatorial y las Jornadas de Protesta desde una
perspectiva nacional.
En segundo lugar, reconocer el aporte de las y los pobladores en el desarrollo de las
protestas en la ciudad de Valdivia.
Como tercer punto, identificar las y los actores protagonistas de las Jornadas de
Protesta poblacional valdiviana y sus formas de lucha.
En cuanto a la metodología de trabajo, la investigación será abordada desde la
Historia Social ligándola permanentemente con la acción política que desempeñó nuestro
sujeto/a de estudio: el/la Poblador/a. Para ello, se utilizarán distintas fuentes primarias,
partiendo por un lado con entrevistas semiestructuradas a pobladores que participaron de
las diferentes Jornadas de Protesta Nacional en la ciudad. En este sentido, analizaremos los
testimonios de cinco entrevistados; R, P, Inti, todos pobladores del sector Corvi, más
Carolina Fuentes y María, ambas pobladoras de Rubén Darío. Las entrevistas fueron
realizadas entre noviembre de 2015 y marzo de 2016. Cabe señalar que respetamos la
solicitud de quienes quisieron ocultar su identidad para efectos de nuestra investigación.
Además, usaremos testimonios de otros pobladores; Marcos Triviño, Luis del Río, Claudia
Contreras, todos habitantes del antiguo campamento Chorrillos. Los testimonios fueron
extraídos desde el trabajo de tesis realizado por Daniel Durán en 20131, estudiante de
Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile. También, la
utilización de archivos de prensa entre los años 1983 y 1986 -periódicos de la época,
específicamente el Diario Austral de Valdivia y 24 Horas- más documentos de partidos
políticos insertos en el espacio territorial de las poblaciones (específicamente, Manual para
la conformación de milicias de Resistencia, documento MIR y lecturas del periodo
realizadas por otras colectividades políticas como el Partido Socialista).

1
Daniel Durán (2013) Un nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las
poblaciones Yáñez Zabala y Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y
Ciencias Sociales. Universidad Austral de Chile, Valdivia.

6
Todo esto será apoyado por la revisión de fuentes secundarias, gracias a la
existencia de numerosos estudios historiográficos respecto al tema –principalmente
enfocados en la zona central del país- que ayudarán para la compresión del marco
temporal. Dentro de los escritos académicos que se utilizaron y sirvieron como base para la
construcción de esta investigación encontramos; La explosión de las mayorías de Mario
Garcés y Gonzalo de la Maza, donde obtuvimos valiosa información descriptiva y analítica
acerca de cada una de las Jornadas de Protesta Nacional en la capital del país,
especialmente durante los dos primeros años de movilización, lo cual nos permitió generar
un relato local coherente con lo nacional. Los rostros de la protesta, tesis de pregrado de
Antonia Garcés, contribuyó en la comprensión del proceso desde una perspectiva y visión
de los propios sujetos, desde un enfoque social y político enmarcando la lucha poblacional,
junto a las manifestaciones levantadas por el mundo estudiantil y trabajador, como parte de
las innumerables demandas que la sociedad del momento estaba desarrollando contra la
Dictadura. El libro El régimen de Pinochet de Carlos Huneeus ayudó significativamente en
nuestro estudio, pues su acabado análisis en materia política y económica respecto a las
transformaciones dictatoriales, sirvieron para entender el contexto e ideas y reconocer sus
consecuencias sociales a corto y largo plazo. Por su parte, el texto de Eduardo Valenzuela,
La rebelión de los jóvenes nos orientó acerca de las acciones que estos realizaron durante
las jornadas, donde pudimos conocer el porqué de sus acciones y darle sentido al
protagonismo que estos alcanzaron en cada una de las manifestaciones.
Lo anterior será complementado con archivos visuales pertenecientes a
“Teleanálisis”, medio informativo audiovisual independiente de los años ochenta que
cubrió cada una de las acciones públicas contra la Dictadura en Santiago. Las imágenes
nos ayudarán a tener una noción clara acerca de los sucesos estudiados y observar formas
de protestas, sujetos movilizados y la respuesta directa del régimen (represión). Con todo
lo mencionado, podremos contrastar las fuentes y reconstruir los acontecimientos ocurridos
entre los años 1983 y 1986 en esta ciudad del sur de Chile.
La importancia de desarrollar esta investigación radica en que las grandes
movilizaciones sociales en Chile históricamente han sido analizadas, entendidas e
historiadas desde las grandes urbes. En este caso, las Jornadas de Protesta Nacional, son
comprendidas y estudiadas principalmente en Santiago, y desde allí buscan construir
7
Historia o realidad del periodo. Por este motivo, recabar información, conocer testimonios
y reconstruir parte de la Historia desde Valdivia, ayudará a entender de forma más amplia
las diferentes expresiones que el sujeto/a poblador/a realizó bajo esta coyuntura, además de
observar las características propias de las movilizaciones que en el sur de Chile desarrolló
el movimiento social y político poblacional. Además, señalamos que la puesta en escena de
estas acciones con intensión de Resistencia anti-dictatorial protagonizada por los
pobladores, constituye una de las motivaciones de este estudio, pues esto reflejó el
desarrollo de una cultura política de Resistencia anti-dictatorial arraigada en la lucha
popular, así como el uso de diferentes tácticas y estrategias que sirvieron para mantener las
expresiones de resistencia y que de una u otra forma, sirvieron para alimentar y fortalecer
al conjunto de los sectores “democráticos” y opositores contra el régimen autoritario de
Pinochet.
Por último, y para introducirnos de lleno en la investigación aquí redactada,
realizaremos una breve descripción de cada capítulo y apartado presente en nuestro texto.
En el capítulo primero, analizaremos en términos generales los aspectos centrales de la
Dictadura Cívico-Militar, desde sus orígenes golpistas pasando por las transformaciones
políticas y económicas que allí se gestaron, como también la brutal represión contra los
sectores populares y restricción de todas las libertades civiles. También entregaremos una
mirada amplia sobre las Jornadas de Protesta surgidas en 1983, desde los acontecimientos
que ocurrieron en Santiago, capital del país, develando el clima de protesta generado, las
acciones de la población civil según sus espacios, entre otros. Para cerrar el capítulo,
revisaremos brevemente la trayectoria del movimiento de pobladores en Chile, ligando lo
ocurrido en la década de los ochenta con la lucha histórica que éstos desarrollaron a partir
de los años cincuenta.
En el segundo capítulo, reconoceremos las condiciones de vida de los y las
pobladores de Valdivia. Para ello, a través del testimonio de los entrevistados,
reconstruiremos el contexto que rodeó la protesta, poniendo énfasis en la precariedad
social, económica y política de los habitantes de las poblaciones. También, nos
adentraremos en la problemática laboral, abordando principalmente los dos programas que
desde la institucionalidad dictatorial se levantaron para paliar la grave crisis económica que
azotó al país durante gran parte del régimen autoritario.
8
En el tercer capítulo, nos adentraremos en los hechos de protesta ocurridos en
Valdivia y que responden a los distintos llamados a paro nacional convocados por las
diferentes organizaciones políticas de oposición, organizaciones sociales, estudiantiles,
sindicatos, etc. Gracias a la información proporcionada por la prensa escrita local,
dilucidaremos los alcances de las manifestaciones, en cuanto a masividad, impacto
mediático-social, acciones de sabotaje, enfrentamientos con la policía y daños causados,
para edificar una clasificación que contemple tres categorías; protestas de baja, media y
alta intensidad.
En el cuarto capítulo, desarrollaremos a partir de los testimonios aportados por las y
los pobladores, una revisión sobre los principales sectores-barrios movilizados de la
ciudad. Entre ellos destacamos al sector CORVI, campamento Chorrillos y Rubén Darío,
lugares que, tras cada llamado a protesta, eran escenario del descontento popular plasmado
en levantamiento de barricadas, cortes de calle y luz eléctrica, cantatas, caceroleos, mítines,
entre otros, y donde participaba gran cantidad de pobladores y pobladoras. Además,
ahondaremos en los protagonistas de cada protesta, reconociendo su origen y roles dentro
de la misma, como también las formas de manifestaciones que se gestaron durante cada
Jornada de Protesta Nacional en la perla del sur.
En las conclusiones, daremos cuenta sobre el cumplimiento o no, de nuestra
hipótesis investigativa respondiendo cada una de las preguntas introductorias presentadas
en este trabajo. Por último, en los anexos, revisaremos información complementaria, como
cuadros descriptivos, fotografías de los barrios, registros de prensa escrita, entre otros.
A continuación, en el siguiente capítulo, nos sumergiremos en el contexto histórico
del periodo de estudio, abarcando tanto la Dictadura cívico-militar y sus principales
características, como también las Jornadas de Protesta Nacional y su impacto en materia
social y política. Además, realizaremos una pequeña revisión sobre el movimiento de
pobladores y pobladoras en Chile, como también los cambios producidos en las Ciencias
Sociales ante el surgimiento de este nuevo sujeto histórico.

9
Capítulo 1. Contexto histórico y el movimiento de pobladores y pobladoras.

En este capítulo, para lograr una mejor comprensión del periodo estudiado -Las
Jornadas de Protesta Nacional en Valdivia- y para darle mayor coherencia al relato
presentado, contextualizaremos temporal y espacialmente nuestra investigación en tres
sub-capítulos que servirán como guía para entender el surgimiento de las protestas, su
desarrollo popular poblacional y las características que lo definieron desde una perspectiva
nacional. En el primero de ellos, analizaremos la Dictadura Cívico-Militar, sus efectos y la
incipiente articulación popular bajo comunidades cristianas principalmente, para luego
abordar en un segundo sub-capítulo y desde una mirada nacional, las Jornadas de Protesta,
culminando con una tercera parte que conecte lo anterior con el auge popular y la
trayectoria del sector poblacional en Chile. Para ello, revisaremos investigaciones de
diferentes autores contemporáneos, como Mario Garcés, Antonia Garcés, Gonzalo de la
Maza, José Weinstein, Eduardo Valenzuela, Carlos Huneeus, Gabriel Salazar, entre otros,
generando un diálogo entre estos para darle sustento bibliográfico y argumentativo a
nuestra propia investigación.
En este sentido, en el primer sub-capítulo describiremos el contexto social y
político que se vivía en Chile durante el periodo de estudio. Específicamente abordaremos
la Dictadura Cívico-Militar que se estableció en el país durante los años 1973-1990,
explicando en términos generales sus acciones y posteriores consecuencias para la
población civil, especialmente para los sectores populares, en cuanto a la represión y
transformaciones políticas y económicas. Además, esbozaremos una breve
contextualización sobre la grave crisis económica de 1982 que afectó al conjunto de la
población nacional, y que generó gran cantidad de cesantía, hambre y miseria en los
sectores más empobrecidos de Chile. Seguidamente, y como efecto de dicha precariedad
social y política, mostraremos la incipiente rearticulación popular que surge principalmente
bajo el alero de la Iglesia Católica y las comunidades cristianas, como un precedente
importante que explica en parte la constitución de una gran fuerza social que estalló a
partir del año 1983 contra el régimen autoritario.

10
1.1 Dictadura cívico-militar. Instalación Autoritaria y reordenamiento popular.

Tras el golpe de Estado al Gobierno de Salvado Allende en 1973, perpetrado por las
Fuerzas Armadas y de Orden, en conjunto con sectores políticos de oposición y religiosos
conservadores2, el movimiento popular chileno entra en una fase de inactividad y
restricción provocado por el régimen dictatorial, producto de la brutal represión que
ejercían las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad. Inmediatamente a la instalación de
la Dictadura, se cerraron y censuraron todos los espacios de participación de la sociedad, a
través de reformas constitucionales, y represión e intervención directa de los espacios de
organización y articulación de los sectores populares, atomizando a las organizaciones
sociales y sindicales y restringiendo su expresión al mínimo. Además, y como lo analiza
Tomás Moulian, otras características de esta primera fase dictatorial fueron;

“a) el derecho se fundaba en procedimientos absolutamente formales, autonomizados de toda


fuente de legitimidad, fuera esta una relación verosímil con principios de justicia, o la
generación representativa de la ley, b) la capacidad de legislar se concentraba en un ‘aparato’
de las FF.AA. y no es un poder estatal diferenciado, c) el saber teórico, orientado a guiar las
opciones políticas, no funcionaba como sistema de proposiciones confrontables sino como
sistema dogmático, como ortodoxia, d) el terror tuvo una absoluta elasticidad y en él se
sostenía básicamente el orden, siendo anulada la posibilidad de movilización política así
como la posibilidad de cuestionar los actos del poder.”3

Vale decir, la base de toda la dominación dictatorial radicó en el poderío de las


Fuerzas Armadas y Seguridad, bajo una estructura cerrada y estrictamente dogmática
donde no cabía crítica ni posibilidades de contraproposición. A su vez que, el terror y
represión promovidos fueron las bases del orden establecido y los únicos recursos
utilizados para contener cualquier tipo de cuestionamiento a la gestión autoritaria. Por su
parte, se clausuró el espacio público como lugar de expresión social, donde la población
podía manifestar su descontento, es decir, todas las libertades individuales y colectivas
fueron eliminadas. Para algunos autores como Carlos Huneeus, la Dictadura chilena
presentó algunas particularidades que la diferenciaron de otros regímenes autoritarios de
América Latina.

2
Valdivia, Verónica, Pinto, Julio y Álvarez, Rolando. (2006). Su revolución contra nuestra revolución.
Volumen I. Izquierdas y derechas en el Chile de Pinochet. LOM Ediciones, Santiago.
3
Moulian, Tomás (2002). Chile Actual, anatomía de un mito. Ediciones LOM, Santiago, página 165.

11
“El caso de Chile presentó diversas singularidades que lo distinguieron de las demás
experiencias autoritarias de la región. En primer lugar, estuvo fuertemente dominado por el
empleo de la violencia, particularmente en los primeros años, aplicada por sus servicios de
seguridad, por efectivos militares y por la policía. La muerte, las torturas y el exilio fueron
dramáticas realidades que afectaron a miles de personas. El régimen de Pinochet conservó el
carácter de un Estado policial a lo largo de sus 17 años de vida, con un estricto control de la
población y una sistemática persecución de las organizaciones opositoras.”4

Esto le permitió a la Junta Militar mantener el control social y generar


transformaciones económicas y políticas en el país, sembrando el miedo a través de la
represión y terrorismo de Estado ejercido por sus organismos de inteligencia. El Estado
portaliano de 1833 nuevamente se encontró explícitamente vigente a partir de 1973, para
contener al movimiento popular y resguardar los intereses de clase de los sectores
dominantes. Y para reforzar esta orientación, meticulosamente se elaboró un discurso que
intentó legitimar la acción violenta de los militares y la Dictadura, argumentando que el
país se encontraba en guerra contra el marxismo nacional, poniendo sobre la mesa una
serie de evidencias como el plan Z, la presencia de catorce mil guerrilleros dispuestos a
tomarse el poder por las armas, entre otros. Cuestión que sirvió para crear un clima de
tensión/temor, ejecutar el golpe y posteriormente mantener el Estado policial-dictatorial
durante todo el periodo autoritario.5
En la misma línea, y para disipar dudas con respecto al dinamismo con que actuó el
régimen, la dualidad en la acción de la Junta Militar, represión y transformación
económica y política, fueron acciones que tuvieron un mismo origen y sentido, preparar el
escenario y clima apropiado para la instalación del modelo Neoliberal en nuestro país.

“Las reformas económicas y la coerción no eran dos mundos opuestos, sino dos caras de la
misma moneda. Hubo un ‘estado dual’, en que cada una de estas dos facetas respondió a
distintas racionalidades: la racionalidad económica y la racionalidad política. La racionalidad
económica privilegió la eficiencia, el lucro empresarial y la libertad económica, sin
preocuparse por sus costos sociales; racionalidad política canceló libertades básicas,
convirtió los derechos humanos en bienes subordinados a los intereses políticos y justificó el
empleo de la violencia.”6

4
Huneeus, Carlos. La Dictadura de Pinochet. Editorial Sudamericana. Santiago, 2005. Página 35.
5
Ídem. Página 43.
6
Ídem. Página 46.

12
Es decir, este contexto dictatorial de terror favoreció y facilitó la aplicación de las
reformas estructurales realizadas por los tecnócratas neoliberales, pues les proporcionó un
amplísimo poder para actuar, al no permitir la aparición de una contraparte organizada
proveniente de los diferentes actores del mundo social y político –trabajadores y
sindicatos, estudiantes y federaciones, militantes y organizaciones políticas de oposición,
entre otros-, al encontrarse severamente controlados y diezmados por la Junta Militar.
Además, esta inexistencia de cuestionamientos e impedimentos para la instalación
Neoliberal fue acompañada por la difusión de la prensa dictatorial (grandes medios de
comunicación pro Dictadura en TV, radio, periódicos), quienes se preocuparon de informar
“positivamente” a la ciudadanía, “escondiendo sus debilidades y silenciando las críticas de
ciertos círculos empresariales y opositores”.7 Y este “escenario favorable”, si bien se
mantuvo durante casi todo el periodo dictatorial, especialmente en la primera década
autoritaria, a través del extremado control social conteniendo las diferentes expresiones
organizativas de resistencia que buscó tejer y realizar el movimiento popular, en Santiago
entre los años 1975 y 1980 lentamente aparecen diversas expresiones organizativas de
pobladores, amparadas e impulsadas por la Iglesia Católica y comunidades cristianas, que
tenían como finalidad paliar la cesantía, el hambre y denunciar la sistemática violación de
los Derechos Humanos, provocados por los efectos de la política económica y represiva del
régimen a través de la creación de espacios comunitarios.

“(…) la Iglesia jugó un papel de primer orden en el proceso de rearticulación del mundo
popular bajo el régimen militar. Ella, en primer lugar, se constituyó en una suerte de espacio
para-estatal de reunificación: es, por una parte, prácticamente el único espacio de
reagrupación tolerado desde donde se desarrollan un conjunto de iniciativas sociales, así
como también iniciativas políticas y culturales impulsadas por los sectores más politizados.”8

Esto se reflejó concretamente en los diferentes comedores populares que en


distintas poblaciones de Santiago y otras zonas del país se levantaron, como también en
actividades culturales y utilización de parroquias para la organización social y política.
Además, a través de la Vicaría de la Solidaridad, la Iglesia trabajó con mujeres pobladoras

7
Huneeus, Carlos. La Dictadura de Pinochet. Editorial Sudamericana. Santiago, 2005. Página 248.
8
Garcés, Mario y De la Maza, Gonzalo. La explosión de las mayorías. Protesta Nacional 1984-1984.
Santiago, 1985. Página 16.

13
que habían sufrido la detención, desaparición o muerte de sus maridos, por lo cual
“formaron organizaciones de derechos humanos, como las Agrupaciones de Familiares de
Detenidos Desaparecidos (AFDD) y empezaron a presionar por información acerca de sus
parientes”9 como clara muestra de expresión de política para denunciar los casos de lesa
humanidad cometidos por la Dictadura. Quienes más se vieron atraídos por estos espacios
colectivos fueron los jóvenes, quienes se integraron activamente en las comunidades
religiosas. Para el autor Eduardo Valenzuela, la participación de la juventud en la
comunidad eclesiástica responde a dos aspectos;

“Desde un punto de vista sociológico, esta relación tiene dos características centrales: a) la
recuperación de la comunidad como defensa frente a la desintegración social que provoca el
modelo de desarrollo, a la vez que como crítica del Estado y de las instituciones sociales. B)
la recuperación de lo popular que al mismo tiempo se presenta como crítica de la modernidad
y del desarrollo.”10

Es decir, los jóvenes, y principalmente los más organizados y/o politizados, se


integran y refugian en estos espacios religiosos para desde allí, participar y levantar
acciones comunitarias bajo el amparo de la propia Iglesia. Así, logró mantenerse la
organización popular frente a la asfixia estatal impulsada por la dictadura. Además, a
través de la Vicaría de la Solidaridad, sectores de la iglesia se posicionó en favor del
mundo popular, denunciando las brutales acciones del régimen militar, como también
cumpliendo el rol de mediador entre el mundo social y demandas con el Estado Dictatorial.
El cual, en palabras de los autores, excluye toda interlocución con los sectores populares
organizados. Fue a partir de los años ‘80, que la Dictadura consolida institucionalmente su
proyecto Neoliberal a través de la Constitución y posterior plebiscito. En términos
prácticos, se amoldó la legislación chilena en favor del empresariado, consolidando en la
práctica las transformaciones neoliberales y perjudicando significativamente al mundo
laboral, arrebatándole sus conquistas históricas e impidiendo su recomposición social y
política. En palabras del historiador estadounidense Peter Winn;

“Para entonces, el régimen militar había impuesto un nuevo código del trabajo pro empresas,
que limitaba la organización laboral y las negociaciones colectivas, socavaba la seguridad del

9
Winn, Peter (2013). La revolución chilena, Lom Ediciones, Santiago. Página 139.
10
Valenzuela, Eduardo. La rebelión de los jóvenes. Ediciones Sur, Santiago, 1984. Página 101.

14
trabajo y el derecho a huelga, eliminaba la participación de los trabajadores en la gestión y
revertía las conquistas obreras durante décadas de lucha. Además, estableció la ‘flexibilidad
directiva’ en el uso de la fuerza laboral y debilitó la regulación y la fiscalización estatal de las
condiciones de trabajo. Estas nuevas leyes laborales eran las más importantes de las llamadas
‘siete modernizaciones’, calculadas para extender la revolución neoliberal en la sociedad
chilena.”11

Y también en el ámbito de la salud, educación y pensiones hubo cambios


sustanciales, promoviendo la privatización del derecho en cuestión por sobre la protección
social. Destruyendo los pilares del Estado de Bienestar y golpeando en el piso a la sociedad
civil trabajadora. De esta manera se garantizó la irrupción y permanencia del modelo de
desarrollo neoliberal en Chile, acompañado de una brutal represión hacia quienes osaron
desafiar la Dictadura, sancionando severamente, incluso con la muerte, a los grupos
opositores.

A pesar de esto, y volviendo al espacio poblacional, también en los ochenta ocurre


un proceso de recomposición social y orgánica en los barrios, cuestión que, con la crisis
económica de 1982, se materializa con importantes tomas de terrenos que pobladores y
pobladoras realizadas en la ciudad de Santiago, para dar solución a los serios problemas de
vivienda y cesantía que los afectaba. Un dato relevante es que para el año 1982 el
desempleo “fue del 19,6% -cifra altísima si se consideran los programas de empleo
comunitario, el PEM y el POJH, llegando al 26,1%-, y fue aún superior en 1983, subiendo
al 26,4% (31,3% si se excluyen el PEM y el POJH)”12, resultados que nos grafican el crudo
clima de desesperación social existente en la sociedad chilena. Para Moulian, este nuevo
momento estuvo caracterizado por;

“a) carácter de dictadura constitucional del Estado reformado y reforzado por el plebiscito de
1980; b) sociedad en crisis como consecuencia de la ‘mezzo depresión’ de comienzos de los
ochenta y c) despertar de la multitud, primero a la catarsis, para luego instalarse en una forma
móvil de copamiento de ciertos espacios públicos.”13

11
Winn, Peter (2013). La revolución chilena. Lom Ediciones, Santiago. Página 132.
12
Huneeus, Carlos. La Dictadura de Pinochet. Editorial Sudamericana. Santiago, 2005. Página 254
13
Moulian, Tomás (2002). Chile Actual, anatomía de un mito. Ediciones LOM, Santiago, página 261.

15
Y como lo relata el autor, para el año 1983 el país se encontraba en medio de una
profunda crisis económica, en donde la banca estaba completamente quebrada, debiendo el
Estado intervenir en su rescate. A nivel nacional, el cierre de fábricas era la tónica y la
inflación y cesantía se disparaban afectando incluso la producción en el campo. El gasto
público, que antiguamente era utilizado para garantizar salud, vivienda, educación y acceso
al trabajo de la población, ahora se encontraba brindando un salvavidas a los sectores
privados, contribuyendo a la agudización de la crisis social chilena.
De esta forma, comprendemos porqué los pobladores optan por refugiarse en
espacios colectivos ligados a la iglesia y otras organizaciones comunitarias propias, con el
fin de contrarrestar en conjunto, los efectos de la grave crisis económica del periodo. Por
su parte, los sectores medios también se vieron arrastrados por las consecuencias de la
crisis, lo cual los llevó a sumarse a las protestas sociales organizadas por la oposición
durante nuestro periodo de estudio.

“La crisis económica afectó a la inmensa mayoría de la población, incluyendo a los sectores
medios, gatillando una protesta ciudadana inédita en el régimen militar, que hizo recordar las
movilizaciones de una década atrás contra la grave crisis económica del Gobierno de
Allende. Las manifestaciones se produjeron en los barrios, donde los habitantes de miles de
hogares expresaron su malestar de la misma manera que en el invierno de 1973, tocando
cacerolas en las noches, con la activa participación de las mujeres. También ocurrieron en los
barrios donde vivían los estratos medios, que habían sido muy activos contra el Gobierno de
la Unidad Popular.”14

La crisis económica desatada durante inicios de los ochenta, sumado a las fuertes
restricciones políticas y represivas, generaron que grupos mayoritarios de la población
chilena se abocara a manifestarse contra la Dictadura. Ya no solo eran los sectores
populares, sino también sectores acomodados quienes se encontraban descontentos con las
políticas del gobierno designado, descontentos con la creciente ola de cesantía e inflación,
constante escases y subidas de precios de alimentos, y el clima de permanente tensión y
enfrentamiento entre el régimen dictatorial y la sociedad civil. En resumidas cuentas, ya no
eran solo los pobres de la ciudad quienes se lanzaban a las calles para manifestarse y exigir
justicia y democracia. Durante los años 1983 y 1986 fue todo un pueblo el que se movilizó

14
Huneeus, Carlos. La Dictadura de Pinochet. Editorial Sudamericana. Santiago, 2005. Página 519.

16
y generó un quiebre dentro del contexto de estabilidad autoritaria, al son de cánticos y
consignas democráticas pidiendo la salida de Pinochet y la Junta Militar.

1.2 Las Jornadas de Protesta desde una perspectiva nacional.

A partir del año 1983, diversos sectores sociales y políticos comienzan a


manifestarse públicamente contra el gobierno autoritario presidido por el dictador y
comandante en jefe del Ejército Augusto Pinochet. Esto, como consecuencia de un difícil
inicio de década en materia económica producto de la crisis nacional, además de la
permanente represión y terrorismo de Estado perpetrado sistemáticamente por el régimen y
sus organismos de seguridad por largos diez años. Así, organizaciones de mujeres,
agrupaciones cristianas y de pobladores, grupos políticos de oposición, estudiantes,
sindicatos, entre otros, se organizaron y levantaron la voz contra la tortura, el hambre, la
cesantía y miseria, exigiendo a gritos el derrocamiento de la Dictadura y luchando
decididamente por conquistar la tan ansiada democracia. Por lo tanto, en este sub-capítulo,
revisaremos las principales características de las manifestaciones efectuadas por
pobladores fundamentalmente en los sectores emblemáticos de Santiago, visibilizando sus
protagonistas y describiendo sus respectivas acciones.
Con los antecedentes revisados en los subcapítulos anteriores, comprendemos que
el surgimiento de las protestas, y su desarrollo en el contexto poblacional, posee una
incipiente fase de rearticulación que inclusive proviene desde los primeros años de la
instalación de la Dictadura Militar. Por otro lado, si bien los sectores poblacionales fueron
un importante actor dentro de la protesta a nivel nacional, su participación inicial estuvo
principalmente concentrada en la capital, lo cual no solo se refleja a nivel de pobladores,
sino también en todos los actores de la protesta (estudiantes, trabajadores, jóvenes,
mujeres).
Para el desarrollo de esta investigación, es necesario entregar una definición amplia
de lo que fueron las Jornadas de Protesta Nacional. Para ello, señalamos que estas jornadas
fueron una movilización social y política que distintos sectores de la población chilena
desarrollaron públicamente en las calles guiados por la recuperación de la democracia,
entre los años 1983 y 1986. Según lo señalado por Antonia Garcés;

17
“La protesta fue multifacética, en cuanto logró incluir distintas formas de lucha que se
enmarcaron en el rechazo a la dictadura. La protesta fue para los sujetos sociales una
explosión de rabia y descontento, así como también (…) un medio de expresión de la
oposición social y política contra una dictadura que ya llevaba 10 años en el poder”. 15

Si bien entre estos años se realizaron en Santiago y todo Chile alrededor de 15


jornadas de protesta nacional16, durante todo el periodo y en las diferentes fechas
emblemáticas como el 8 de marzo, 1 de mayo, 11 de septiembre, entre otras, también se
desarrollaron diversas manifestaciones anti-dictatoriales que se enmarcan dentro de las
demandas que el conjunto del pueblo movilizado –Mujeres, Estudiantes, Trabajadores,
Pobladores- venía gestando.

“A esto debemos sumarle las manifestaciones sectoriales de universitarios que salían a las
calles demandando una universidad libre, de organizaciones sindicales que también hicieron
concentraciones en teatros y calles exigiendo condiciones de trabajo y sueldos dignos, de
mujeres que se autoconvocaban a jornadas ‘electorales’, en donde votaban entre dictadura o
democracia, de pobladores que se organizaban contra los allanamientos, la represión y el
hambre, entre tantas otras manifestaciones”17

Es decir, en este periodo se vivía un clima de permanente agitación-movilización,


en donde cada actor social realizaba además por su cuenta, acciones de protesta siguiendo
agendas propias y en su espacio directo, las cuales, a su vez, tenían directa ligazón entre sí.
Así, estudiantes se manifestaron por democracia interna en sus universidades, mujeres se
volcaron a las calles para denunciar los atropellos, torturas y asesinatos cometidos por la
Central Nacional de Inteligencia en sus centros de aniquilamiento, los trabajadores
organizados principalmente del cobre y otros se alzaron contra las arbitrariedades,
sometimientos y encarcelamientos de los dirigentes que luchaban, los pobladores en su
desesperación se organizaban para solucionar sus graves problemas de hacinamiento y
vivienda, además del hambre y desempleo. Eran tantas las demandas y necesidades de la
población, eran tales los problemas sociales, económicos y políticos que el país poseía, que

15
Garcés Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra la
dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 32
16
Las fechas específicas se pueden observar en el anexo n° 1.
17
Garcés Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra la
dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 34

18
durante este ciclo de protestas se evidenció explícitamente el desmantelamiento estatal y la
desprotección social de la ciudadanía.
En este mismo sentido, debemos analizar los factores que provocaron el
surgimiento masivo de las protestas sociales. Por un lado, De la Maza y Garcés, si bien
sugieren que producto a la experiencia histórica del movimiento social, responde el
estallido sociopolítico de las masas en los ochenta, señalan que la profunda crisis
económica desatada en el país aceleró este escenario de agitación social. A partir de este
momento, para la población el único y principal responsable de la debacle es el régimen
autoritario de Pinochet porque;

“(…) se lo ve como responsable de una política económica que prácticamente ha devastado al


país para ponerlo en sintonía con los requerimientos del capitalismo internacional y las
transnacionales, porque se lo ve responsable de la falta de trabajo y del empobrecimiento
generalizado que afecta a los sectores populares, se lo ve administrando una crisis de
capacidad de iniciativa creíble porque a la presión popular y de oposición responde con
represión de manera arbitraria y sin abrir ningún canal de participación.”18

Es decir, vemos como las protestas sociales levantan explícitamente


cuestionamientos hacia la dictadura, hacia la figura de Pinochet como responsable de la
Junta Militar, exigiendo el término de ésta, pues ante sus ojos era su gestión y los cambios
estructurales en el ámbito político y económico, lo que estaba generando la gran crisis. Por
su parte, más tajante aún en ver a la crisis económica como factor fundamental en el
despertar de las masas, es lo que expone Moulian., quién afirma que;

“(…) la crisis constituyó un elemento activo en el despertar de la multitud, sin el cual este no
hubiese ocurrido bajo la misma forma. Por tanto, ese despertar no es comprensible sin
instalar la crisis como acontecimiento. En toda crisis hay una realidad que se escapa a las
pautas de dirección hasta entonces establecidas. La gobernabilidad o eficacia funcional de las
autoridades públicas, o la ‘gobernanza’, la capacidad de un orden de producir legitimidad,
están empobrecidos. Entonces cada crisis debe interpretarse como hecho político y no en
cuanto desajuste sectorial. Siempre una crisis pone en jaque las pretensiones de universalidad
del poder-Estado, deteriora sus discursos justificatorios, pone al desnudo los límites de un
régimen de verdad.”19

18
Garcés, Mario y De la Maza, Gonzalo. La explosión de las mayorías. Protesta Nacional 1984-1984.
Santiago, 1985. Página 18.
19
Moulian, Tomás (2002). Chile Actual, anatomía de un mito. Ediciones LOM, Santiago, página 262.

19
Por lo cual, y como explicita el autor, la crisis generó ingobernabilidad económica,
lo que llevó a derribar los mitos tecnocráticos e intelectuales acerca de la perfección y
eficiencia del modelo de desarrollo Neoliberal. “Lo que ocurrió fue que las políticas
económicas ya no pudieron más seguir presentándose como dogmas. Se tornaron
discutibles, relativas, dudosas. (…) lo que se creía sólido se empezó a desvanecer en el
aire.”20 Y así tal cual, fue como se acrecentó la crítica hacia las políticas económicas del
régimen. Desde amplios sectores de la sociedad civil se cuestionó la forma en cómo se
abordó la crisis y se perdió la confianza en este saber “científico” tecnocrático, lo que
inclusive llevó a plantear el mal manejo económico de la misma para su superación. Esto
llevó a la configuración de un creciente descontento social, potenciado por el estado
precario de las grandes mayorías de la población, quienes vivieron en carne propia, la
miseria, hambre, desempleo y caos, producto de la debacle de la economía chilena.
Paralelamente, las Jornadas Nacionales se transformaron en la máxima expresión
social de descontento acumulado y generalizado, y que, “a través de la protesta, asume la
forma de una lucha expresiva contra el régimen, transformándose en elemento catalizador
de la crisis que busca expresarse en el campo de la política.”21 Campo que se encontraba
clausurado por la dictadura y que de golpe fue reabierto por la población movilizada para
disputar desde dicha dimensión el presente y futuro de Chile y sus habitantes.
Por ende, en la protesta es principalmente la población en su conjunto quien se
manifiesta y no simplemente sectores sociales parcelados o gremios, tanto a nivel
individual como organizados bajo diferentes organizaciones sociales, sindicales y políticas.
Como se observa, la protesta también se alza como un espacio de articulación social entre
los diversos sectores descontentos y como espacio de generación de consciencia crítica
respecto al contexto dictatorial, y que además les permite a los distintos actores
pronunciarse en su medio, de acuerdo a sus propias posibilidades y capacidades, siempre
teniendo como norte el mismo objetivo en común. En consecuencia, la protesta representa

20
Ídem. Página 263.
21
Garcés, Mario y De la Maza, Gonzalo. La explosión de las mayorías. Protesta Nacional 1984-1984.
Santiago, 1985. Página 18.

20
la reconstitución y politización de la sociedad tras una década de Dictadura Militar, y que
lucha por alcanzar un nuevo sistema democrático para el país.

“Mucha gente de clase media se unía a las protestas golpeando cacerolas vacías como ya lo
había hecho pidiendo el fin de la revolución chilena, y muchos de los antiguos dirigentes de
la Democracia Cristiana dieron los primeros pasos para formar una amplia oposición a
Pinochet. Pero pronto quedó claro que las tropas de choque de ésta rebelión eran los jóvenes
desempleados de las poblaciones, donde todavía era fuerte el legado de la revolución.”22

Si nos abocamos netamente al espacio poblacional, autores afirman que, si bien los
pobladores y pobladoras se sumaron activamente a las protestas nacionales, generando que
la “gran mayoría de esos pobladores se involucraran en la lucha política contra la
dictadura”23, también desplegaron una serie de demandas propias y que buscaban mejorar
sus condiciones particulares.

“El marco general que gatilló la protesta fue, como ya lo dijéramos, el término del régimen
militar, sin embargo a la hora de caracterizar la protesta poblacional, planteamos que la lucha
por dignidad fue una de las motivaciones centrales, pues nos permite sintetizar las demandas
de fin del hambre, a la cesantía y a la represión.”24

Así, a la par con las manifestaciones anti-dictadura, los pobladores instalaron


también públicamente, sus demandas que tenían como objetivo exigir soluciones a sus
problemáticas internas, como la cesantía, vivienda, el hambre, exclusión, represión, ente
otros, pues como recordaremos, seguían siendo el sector más golpeado durante la dictadura
y también el grupo social que históricamente ha sido marginado de las diferentes
refundaciones del Estado y sus políticas sociales.
En relación a las características de la protesta en las poblaciones, los autores
señalan que ésta se produjo principalmente de noche, con levantamientos de barricadas,
cortes de luz, canto de consignas, caceroleos callejeros, entre otros, aunque en el día
también existieron otros tipos de manifestaciones.

22
Winn, Peter (2013). La revolución chilena. Lom Ediciones, Santiago. Página 138.
23
Garcés Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra la
dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 102.
24
Garcés, Mario y De la Maza, Gonzalo. La explosión de las mayorías. Protesta Nacional 1984-1984.
Santiago, 1985. Página 104 .

21
“La protesta en las poblaciones se caracterizaron principalmente por su carácter nocturno. El
encendido de barricadas, el caceroleo, el grito de consignas, los miguelitos barridos por las
calles, las zanjas y los numerosos cortes de luz fueron sus formas principales. Sin embargo, la
protesta también tomó otras formas y horarios. Las mujeres durante el día realizaban acciones
de protesta en las ferias libres en lo que se denominó la marcha de las “bolsas vacías”, con la
cual se representaba la falta de alimento que aquejaba a la población; las dueñas de casa
también marchaban por las poblaciones a medio día mientras gritaban ‘Sra. Vecina, salga Ud.
ahora, a tocar cacerolas’; jóvenes quemaban muñecos que representaban a Pinochet; se
hacían marchas del silencio frente a la muerte de pobladores (…) ”25

Como vemos, la barricada es la acción más característica de la protesta en la


población, pero no es la única expresión de descontento. Se desarrolló de forma masiva en
los sectores populares, ya que estos registraron una mayor tolerancia y legitimación a la
violencia, pues se veía como una forma de “autodefensa” frente a la represión brutal
ejercida por la dictadura. Esta acción insurreccional urbana, como señala Sidney Tarrow,
aparece con fuerza durante el siglo XIX en Paris, como resultado de los movimientos
sociales levantados por la población francesa contra sus autoridades monárquicas. Durante
este periodo histórico, las barricadas evolucionaron rápidamente pasando de ser simples
focos de movilización localizados con participación reducida, a grandes acciones de
protesta donde se sumaron importantes capas de la comunidad. Así, se transformaron en
una herramienta de lucha predilecta para el movimiento social francés, y adoptada en las
manifestaciones que posteriormente surgieron desde los sectores populares en todo el
mundo occidental. Aparte de servir como barrera defensiva dentro de un espacio urbano,
su finalidad consistió en lo siguiente;

“Al igual que la manifestación, la barricada tenía una función interna además de externa.
Cuando se enfrentaban a tropas hostiles o guardias nacionales, los defensores de una
barricada se convertían en camaradas, desarrollaban una visión del trabajo asumiendo los
roles de luchadores, constructores y proveedores, y creaban redes sociales que unirían de
nuevo a los supervivientes en futuras confrontaciones.”26

Como vemos, la barricada dio paso a la conformación de vínculos y reconocimiento


como iguales entre quienes participaba de ella, propiciando la colaboración defensiva y
cooperación en las diferentes funciones emanas. Por su parte, y a pesar que la protesta en

25
Ídem. Página 106.
26
Tarrow, Sidney. (1997) El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política.
Alienza Editorial, Madrid. Página 88.

22
general se concentró en horario nocturno, no fueron las únicas acciones de protesta que se
desarrollaron en la población. Las barricadas también eran levantadas por las mañanas y
durante todo el día, cortando el tránsito de calles, lo cual era utilizada por mujeres y
jóvenes para realizar cánticos y jugar fútbol, entre otras actividades comunitarias diurnas.
Es por todo esto que, este actor social fue muy relevante en cada jornada de
protesta, pues sus acciones “radicales” fueron cada vez más masivas y los enfrentamientos
y represión ejercida por efectivos policiales más cotidianos, lo cual generó que los
pobladores se convirtieran en protagonistas indiscutibles de la protesta.

“Existe consenso en señalar a los pobladores como el principal protagonista de la protesta, es


más, para algunos, ésta es inminentemente poblacional. Si bien no compartimos la última
aseveración, no se puede discutir que donde mayor desarrollo, extensión y masividad alcanzó
ha sido en el sector poblacional”27

Si bien, la motivación de las pobladoras y pobladores por realizar activamente


acciones de violencia en las protestas se vinculan a las demandas generales de la sociedad
por el derrocamiento de la dictadura, la llegada de la democracia, al rechazo total a la crisis
económica que provocaba mayores índices de cesantía y hambre en la población y al brutal
terrorismo de Estado realizado por el régimen, es este último hecho lo que potenció dicha
motivación y resistencia violenta de los sectores populares.

“El uso de la violencia, si bien es una respuesta a los tres motivos expuestos, se relaciona más
directamente al de resistencia, pues tiene que ver directamente con los allanamientos masivos
y selectivos, los muertos y heridos, y los actos vejatorios tanto físicos como psicológicos a
los que eran sometidos los pobladores y pobladoras previamente a las jornadas de protesta, y
durante la realización de estas.”28

La población fue el lugar predilecto para la maquinaria represiva estatal para


desarrollar sus constantes hostigamientos y violencia desmedida. El uso de la violencia
popular –autodefensa- tenía más características defensivas y de resistencia, que acciones
directas ofensivas contra la estructura dictatorial. Y señalamos esto porque en cada
manifestación y/o allanamiento, los grupos de pobladores organizados preparaban el
campo de batalla en sus mismas poblaciones para esperar la llegada de la represión, una

27
Ídem. Página 85.
28
Garcés Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra la
dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 110.

23
suerte de autodefensa premeditada pues, se sabía que tarde o temprano llegarían las fuerzas
policiales para detener a participantes de la protesta, para disolver desordenes, cortes de
calles y reponer el tránsito. Desde el punto de vista de Georges Sorel, la violencia es una
herramienta utilizada por la población para defenderse de los ataques del Estado y también
como única forma de lucha para acabar con el orden impuesto desde los sectores
dominantes.

“Diríamos entonces que la fuerza tiene por objeto imponer la organización de un cierto orden
social en el cual una minoría es la que gobierna, en tanto que la violencia es la destrucción de
ese orden. La burguesía ha empleado la fuerza desde principios de los tiempos modernos, en
tanto que el proletariado reacciona sólo ahora contra ella y contra el Estado por medio de la
violencia.”29

Por otro lado, dentro de lo que podemos llamar el “espacio poblacional”, existió
una heterogeneidad de actores e identidades que confluyeron en la protesta, donde
convivieron los sectores más o menos politizados pertenecientes a organizaciones políticas,
las mujeres, los jóvenes pobladores, adultos y sectores marginales. De estos sectores
sociales quienes realizan las acciones de descontento más radicales en la población
(apedreo a semáforos, quioscos de diarios, paraderos de micros, cortes de luz, barricadas,
cortes de tránsito) y se enfrentan constantemente con las fuerzas represivas son los jóvenes
pobladores.

“La manera como estos jóvenes expresan su descontento, es ante todo especialmente
localizada. Se manifiestan en su territorio, su población o las poblaciones marginales del
sector, que son sus lugares cotidianos (…) Esta juventud que está excluida de las actividades
productivas y estudiantiles y que está, en general, disgregada en el espacio de la ciudad (el
desempleo es vivido en su sector periférico), se rebela también ‘en su casa’.”30

Como vemos, los jóvenes se sienten atraídos por la protesta debido a su condición
de marginalidad, a cuál se expresa en las nulas oportunidades para surgir dignamente. No
pueden acceder a la universidad por su alto costo, no logran encontrar trabajo porque
simplemente no hay, no pueden realizar oficios calificados porque no existen centros de

29
Sorel, Georges. (1978). Reflexiones sobre la violencia. Editorial La Pleyade, Buenos Aires, Argentina.
Página 178.

30
Weinstein, José. Los jóvenes pobladores en las protestas nacionales (1983-1984). Centro de investigación y
desarrollo de la educación. Santiago, 1989. Página 48.

24
formación que pueda prepararlos. Vale decir, su acción y rebeldía tiene relación también
con su propio futuro y el de sus familias. Y estas manifestaciones localizadas, como señala
el autor, también tienen que ver con las condiciones de seguridad que les ofrece su propio
entorno cotidiano, pues es allí donde nacieron y se criaron, donde conocieron el mundo y
entablaron relaciones sociales como iguales con sus vecinos y vecinas, es allí donde se
sintieron protegidos ante cualquier eventualidad, pues recordemos que durante este periodo
dictatorial, lo mínimo que un manifestante arriesgaba era ser arrestado, aunque
probablemente también sea interrogado, torturado y en el peor de los casos, asesinado y/o
desaparecido.
Siguiendo con Weinstein, este identifica dentro de los sectores juveniles a dos
grupos principales. Por un lado, se encuentran los jóvenes más politizados quienes son los
que se organizan y promueven la movilización en la población.

“Los jóvenes militantes dirigen sus acciones contra el régimen político, identifican su
descontento con claras carencias que tienen responsables específicos, y consideran las
características del orden alternativo en el que les gustaría vivir. Su compromiso con la causa
les da determinados símbolos de identidad, determinadas ideas-fuerza y determinados líderes
que les son propios. Tienen un nivel de información superior al resto de la población, en lo
que concierne al desarrollo de la protesta, y planifican acciones concretas para llevar a cabo
durante esa jornada. En síntesis, tienen propuestas claras con respecto a la expresión de la
protesta.”31

En consecuencia, son ellos quienes asumieron la tarea de conducir la movilización


en la población, canalizando el descontento popular contra la Dictadura y sus organismos
represivos. Son los jóvenes politizados, militantes de organizaciones políticas de oposición
(principalmente las ligadas a la izquierda insurreccional), quienes se autoimpusieron la
misión de preparar el escenario necesario para salir a manifestarse, encargándose de agitar
la movilización dentro de la misma población con propaganda política antidictatorial,
inclusive con muchos días de anticipación, delegando las funciones y tareas específicas
(recolectores de neumáticos, encargados de los rayados y panfleteo, equipos de primeros
auxilios, entre otros) a desarrollar para los días anteriores y durante la protesta. Solo así, a
través de un trabajo meticulosamente planificado pudieron garantizar el éxito de la protesta

31
Ídem. Página 54.

25
y seguridad de los asistentes, propiciando la participación y concientización de la mayor
cantidad de vecinos y vecinas posible.
Por otro lado, están los jóvenes más marginados socialmente, los cuales se
encuentran inmersos dentro de problemáticas como la delincuencia, drogadicción y
alcoholismo. Si bien, estos asistentes de las protestas no poseen una participación activa en
cuanto a la preparación de las jornadas, ni tampoco asumen como propias las consignas y
sentido político de la movilización, sus acciones si fueron protagonistas de las diferentes
protestas nacionales que se efectuaron.

“Otras minorías activas entre estos jóvenes se dedican a acciones viscerales y no-politizadas.
Estas minorías están formadas por bandas de jóvenes relacionados con las conductas
desviadas, sea la delincuencia o la droga. Tienen un nivel elemental de información en lo que
respecta a los contenidos específicos de la protesta y, sin embargo, participarán activamente
en ella. Las acciones típicas de este sector de la juventud son: asaltos contra el comercio y las
personas, pillaje, destrucción de las señales de tránsito, pedradas sin discriminación contra
todos los vehículos, imposición de peajes en las calles y carreteras.”32

Como se observa, este sector juvenil, emprende sus acciones principalmente contra
el orden establecido de la sociedad, atacando sus símbolos y violando sus normas sociales
y jurídicas. Como señala Weinstein, fueron estos grupos quienes en su mayoría acataban
pequeños almacenes de barrio con la finalidad de saquearlos, apedreaban a Carabineros
como también a cualquier tipo de vehículo particular y de transporte que pasara por el
lugar de manifestación, fomentaban los desmanes al interior de la barricada, entre otros,
pues no necesariamente estaban conscientes del sentido político de sus actos, ni menos de
la trascendencia de la protesta como contraposición a la Dictadura. Más bien, participaban
por diversión o recreación, incluso placer. Una sociedad que no les daba cabida, y que al
contrario, les engendraba rabia e impotencia al ser constantemente vulnerados y
discriminados por sus prácticas y por la policía o pares, solo debía recibir por parte de ellos
violencia y más violencia. Así, muchos de estos jóvenes participaban de la protesta porque
las acciones que se generaban eran levantadas en su mismo entorno cotidiano y que ellos
consideraban como parte de su territorio (su población, su esquina, su paradero, etc.), por
ende, se sentían parte de los focos de resistencia popular reconociendo a la represión
policial como el enemigo. Para Eduardo Valenzuela, autor del libro La rebelión de los

32
Ídem. Página 55.

26
jóvenes, esta acción responde a lo que él denominó “rebelión anómica”, es decir, una
especie de alzamiento movilizador juvenil con una escasa o nula densidad normativa social
que la enmarque dentro de parámetros de conducta positivos para la comunidad. 33 Además
agrega que;
“Un segundo elemento que define la rebelión anómica es la agresividad. Ésta debe ser
entendida en términos sociológicos, como agresión desestructurada contra el orden social, no
solamente el Estado sino también el conjunto de instituciones sociales. La movilización de
los jóvenes (al menos aquella que prima entre la juventud popular) carece, en efecto, de
principios positivos de acción: es esencialmente un movimiento de oposición, con escasa
identidad y menos todavía referencias a un proyecto histórico de sociedad.”34

Por ende, es comprensible el actuar agresivo, radicalizado y a veces irracional de


los jóvenes marginales/dos, quienes actúan más por cuenta propia y como bloque cerrado,
que en sintonía y armonía con los demás participantes de las barricadas y manifestaciones.
Es por este mismo motivo, que la convivencia entre ambos grupos no estuvo exenta de
complicaciones. Los jóvenes politizados-militantes siempre buscaron guiar y controlar
“positivamente” la movilización, en contraposición a los sectores más marginales que
realizaban acciones ligadas más al “vandalismo” y descontrol, haciendo caso omiso a las
instrucciones elaboradas para la protesta, provocando tensión dentro del grupo de
participantes de los levantamientos dependiendo de la situación. Durante los momentos de
mayor expresividad –cánticos, caceroleo, instalación de barricadas, consignas, discursos,
etc.- la relación se vuelve más “conflictiva y distante que durante la defensa contra la
policía. En general, los delincuentes y los drogadictos no se adhieren a las actividades
propuestas por los militantes, y éstos no participan ni en el vandalismo, ni en el pillaje.” 35
En resumidas cuentas, esta conflictividad entre ambas partes por no llegar a un acuerdo
común, indujo a que cada sector juvenil realice sus propias acciones y por separado,
dividiéndose los focos de resistencia popular en la misma población.

33
Valenzuela, Eduardo. La rebelión de los jóvenes. Ediciones Sur, Santiago, 1984. Página 92.
34
Ídem. Página 113.
35
Weinstein, José. Los jóvenes pobladores en las protestas nacionales (1983-1984). Centro de investigación y
desarrollo de la educación. Santiago, 1989. Página 56.

27
“Algunas veces, las relaciones son tensas porque los jóvenes politizados tratan de convencer
a los otros de que no ejecuten ciertas acciones, son a veces distantes y existe una cierta
división del territorio, cada grupo actúa en determinados lugares; y en muy escasas ocasiones
hay una acción consensual, cuando las minorías políticas emprenden ciertas acciones
radicales.”36

Y estas acciones radicales, estaban fundamentalmente ligadas con el fuego en


barricadas, quema de paraderos o automóviles y también enfrentamientos con las fuerzas
de represión de la Dictadura. Por lo tanto, fue en dichas instancias donde se observó una
real fuerza y unidad en la acción de las y los protagonistas de la protesta poblacional.
Por su parte, las mujeres tuvieron un rol muy importante para el desarrollo de la
movilización en las poblaciones, asumiendo funciones en la protesta misma, como la
atención de heridos junto con los “adultos” y también, siendo participantes activas y
protagonistas de las organizaciones comunitarias existentes en la población,

“(…) durante las protestas, éstas han cumplido un rol del todo significativo, no sólo porque
se han movilizado mucho más masivamente que los hombres (adultos), sino porque su
participación siendo menos ‘de punta’ de halla –en muchos casos- más asentada sobre
organizaciones permanentes de los pobladores, dentro de las cuales las mujeres son un
componente de primera importancia”.37

Y estas organizaciones permanentes, muchas veces eran las instancias que


sostenían la movilización en los periodos intermedios de cada jornada de protesta,
sirviendo como espacio de planificación, colaboración y asistencia popular, aportando
también a cubrir diferentes necesidades inmediatas como alimentación, salud, educación,
entre otros. En la protesta misma, debido a los serios peligros originados por la represión,
muchas de ellas participaban especialmente en los momentos previos a la llegada de
Carabineros. Luego, realizaban funciones defensivas o “de escondite”, abriendo las puertas
de sus casas para que las y los combatientes pudieran refugiarse de las fuerzas policiales.

“(…) Las grandes, inmensas protestas…entonces los cabros´ salían corriendo cuando venían
los pacos´ y nosotros todas les abríamos las puertas. Estaba lleno de cabros´ y a veces ni
teníamos idea de dónde eran, no sabíamos y andaban pidiendo permiso los chiquillos por el

36
Weinstein, José. Los jóvenes pobladores en las protestas nacionales (1983-1984). Centro de investigación y
desarrollo de la educación. Santiago, 1989. Página 57.
37
De la Maza y Garcés. La explosión de las mayorías 1983-1984. Educación y Comunicaciones. Santiago,
1985. Página 87.

28
living de tu casa (risas) y todo oscuro, todo oscuro. (…) entonces, la señora del segundo piso
gritaba ¡Cuidado los fulanos! ¡Cuidado que pa´ allá iban los pacos´! ¡Vean acá! Entonces
todo el mundo de alguna manera colaboraba…”.38

Este testimonio refleja claramente el sentido de empatía y solidaridad poblacional


con las y los que luchaban, expresado durante todo el periodo de estudio, lo cual no sólo
era practicado por mujeres, sino por la mayoría de los protagonistas del mundo popular,
quienes, de una u otra forma, realizaban acciones de colaboración para potenciar la
resistencia antidictatorial. Y es por estos altos índices de participación y acción, que la
población se convierte en el espacio social más afectado por la acción represiva de la
Dictadura, realizando una serie de violentos allanamientos e intervenciones policiales días
antes, durante y después de las protestas en todo el país.

“En uno de estos allanamientos, que bueno, uno después se entera que son allanamientos,
porque cuando estás chico reconoces que la gente corre por las calles, que hay gritos, que no sé
qué. En uno de esos allanamientos escuchamos muchos gritos, muchos gritos, y uno, después
como silencio, y después de ese silencio, un montón de balazos, así como de
metralletas…quedamos como muy asustados, y en la mañana siguiente, tipo siete de la
mañana, mi papá, era un día sábado en la mañana, y eso fue un día viernes, de madrugada,
salimos a dar una vuelta, y en la laguna hartos muertos, así como no sé, ocho, diez muertos.
Que me acuerdo que nos devolvimos, mi papá muy impactado, y se lo contó a mi mamá, mi
mamá se puso a llorar, y después supimos que los que habían matado habían sido dirigentes de
las poblaciones…”.39

Así mismo, los toques de queda decretados por los militares, además de la
persecución y especialmente asesinatos de jóvenes pobladores combatientes en sectores
emblemáticos, se tornan recurrentes durante los años de movilización. Caso emblemático
son las muertes de los hermanos Rafael y Eduardo Vergara Toledo, quienes fueron

38
Testimonio de G, 72 años, pobladora de Pudahuel Norte. Extraído desde; Ahumada, Karina. Recuperación
del rol de las mujeres pobladoras en la Historia de Pudahuel (1965-1989): Luchas y sueños por extrapolar.
Tesis para optar al grado de Magister en estudios de Género y Cultura, mención Ciencias Sociales.
Universidad de Chile. Santiago, 2016. Página 64.
39
Testimonio de S, 53 años, pobladora de Pudahuel Sur. Extraído desde; Ahumada, Karina. Recuperación
del rol de las mujeres pobladoras en la Historia de Pudahuel (1965-1989): Luchas y sueños por extrapolar.
Tesis para optar al grado de Magister en estudios de Género y Cultura, mención Ciencias Sociales.
Universidad de Chile. Santiago, 2016. Página 63.

29
interceptados por una patrulla policial de Carabineros en medio de su población
santiaguina, Villa Francia, el 29 de marzo de 1985.40
Por otro lado, la protesta general también significó políticamente un cambio en la
correlación de fuerzas entre la Oposición y el Gobierno Militar, pues ocasionó que la
presión social hiciera retroceder en cierta forma la conducción de la Dictadura, perfilando a
la oposición como un actor relevante a nivel nacional, por primera vez después de varios
años de autoritarismo, gracias a su capacidad movilizadora amplia con distintas formas de
lucha y organización entre los diferentes sectores sociales y políticos.

“La protesta agrietó el edificio autoritario al modificar la correlación de fuerzas, es decir, al


demostrar capacidades en la oposición para llevar adelante iniciativas políticas. (…) En la
historia del régimen autoritario habrá un antes y un después de la protesta porque esta se
constituyó en el hecho político ordenador del acontecer político nacional. La iniciativa
política ya no fue entonces monopolio exclusivo del régimen.” 41

Debido a este nuevo escenario de agitación social, la dictadura militar se dispuso a


desarrollar diversos mecanismos para contrarrestar el avance social y político de la
población y oposición. Por este motivo, la respuesta frente a la manifestación social apuntó
“a desactivar las bases que permitirían articular expresiones sociales y políticas bajo la
forma de una acción unitaria de la oposición, al tiempo que asegurar la permanencia del
régimen.”42 Y esta desactivación se gestó en base a una brutal represión para con el
movimiento popular –Estudiantes, trabajadores, pobladores, mujeres- por un lado, y por el
reconocimiento de sólo algunos dirigentes (con visiones más conservadoras) como
interlocutores válidos para dialogar y generar un acuerdo mínimo para culminar las
movilizaciones por otro.
También, otro método de desactivación del movimiento popular fue la
manipulación mediática orquestada por el régimen militar. Esta se materializó en la
intervención a los distintos medios de comunicación, ya sea televisión, radio y prensa
40
Para mayor información revisar artículo periodístico: Verónica Torres, La tragedia de los Vergara Toledo:
Tres lutos en una familia. Publicado en The Clinic, 29 de marzo de 2012. Link
http://www.theclinic.cl/2012/03/29/la-tragedia-de-los-vergara-toledo-tres-lutos-en-una-familia/
41
Garcés Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra la
dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 118
42
Idem. Página 20.

30
escrita, y formó parte de las tácticas mediáticas para avalar y justificar las acciones
represivas, como allanamientos en poblaciones, detenciones, persecución política, entre
otros. Además, la invocación de Toques de Queda, aumento en las restricciones públicas,
etc., fueron también parte de las medidas tomadas por la dictadura para abordar el
escenario adverso que estaba emergiendo.

“la acción de gobierno acentúa el control sobre los medios de comunicación y busca asociar
la protesta con desorden, violencia, vandalismo, etc. Para justificar la acción represiva y
restar a los sectores medios. Su estrategia se basa en el viejo esquema ´orden versus caos’.
Con posterioridad se ejerce una represión selectiva contra dirigentes sindicales: Judicial para
algunos, administrativa para los otros y la aplicación de algunas medidas económicas para los
sectores medios.”43

En síntesis, durante esta coyuntura movilizadora social y política anti régimen


militar, que maduró entre los años 1983-1986, se evidenció la cara más brutal de la
Dictadura. Los altos niveles de represión, las numerosas violaciones a los derechos
humanos y la manipulación mediática no bastaron para contrarrestar las protestas
generalizadas de la población nacional. Bajo este contexto, las y los pobladores fueron uno
de los actores protagonistas de las jornadas, realizando en sus propios espacios cotidianos y
simultáneamente, importantes manifestaciones que por momentos parecieron poner en
jaque el aparataje dictatorial represor. En este sentido, es necesario para nuestra
investigación conocer quienes fueron estos protagonistas (pobladores y pobladoras) y
cómo surge el movimiento que, durante la Dictadura, se enfrentó y resistió el
aniquilamiento estatal.

1.3 La pobladora y el poblador como tejedores de su Historia.

Para nuestra investigación, la acción del sujeto poblador/a es fundamental para


comprender los acontecimientos ocurridos durante las Jornadas de Protesta Nacional. Por
ende, para conocer y argumentar el interés por historiar la resistencia de los pobladores en
Valdivia en este periodo, es necesario remontarse a los inicios del movimiento de
pobladores en el país para ubicar en perspectiva histórica el desarrollo y evolución del
movimiento de pobladores. Así, en este sub-capítulo realizaremos una rápida revisión

43
Ídem. Página 30.

31
sobre el trayecto histórico del incipiente movimiento de pobladores, además del impacto
que provocó en las Ciencias Sociales, la irrupción de un nuevo actor social protagonista de
su historia.
En los años cincuenta, producto de la masividad en las migraciones campo-ciudad
que campesinos realizaron buscando mejores condiciones de vida, un gran número de
personas se instaló en sectores periféricos de las grandes urbes, levantando así las
denominadas “poblaciones callampas” en Chile. Esto significó la aparición de un nuevo
actor social dentro de la ciudad, que poseía características propias y que comenzó a realizar
demandas hacia el Estado para superar sus condiciones de precariedad social, laboral,
económica, entre otros. Tras esta notoria visibilidad de este nuevo actor social en el país y
toda Latinoamérica, surgen dentro de las Ciencias Sociales teorías para explicar y dar
solución a las problemáticas sociales que se estaban gestando en las principales ciudades
latinoamericanas, las cuales tenían relación con las condiciones precarias con que vivían
los habitantes más pobres de la ciudad y que, como mencionamos anteriormente, se
agruparon en asentamientos periféricos conocidos como favelas, villas miserias y
campamentos o poblaciones callampas.
En este sentido, el historiador Mario Garcés, tras su investigación entre las décadas
del cincuenta y setenta señala que en este periodo los pobladores se constituyeron como un
movimiento popular que logró posicionarse en la escena nacional, poniendo sobre la mesa
las demandas de habitabilidad y malas condiciones en las que vivían. Esto generó que se
convirtieran en un actor social, tanto a nivel público como también en la construcción
concreta del espacio- ciudad.

“Re-fundar la ciudad no era solo un problema de conseguir una vivienda digna; sino de
poblar en más de un sentido, es decir de apropiarse del espacio urbano para hacer posible el
desarrollo de nuevas formas de sociabilidad, con un fuerte acento en la auto-organización, la
vida comunitaria y el desarrollo local y la democracia”44

Es decir, para los pobladores el problema no solo pasaba por las precarias
condiciones de vida ligadas a la falta de vivienda digna, sino al conjunto restricciones

44
Garcés, Mario. Tomando su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago, 1957 – 1970. Lom Ediciones,
Santiago, 2002. Página 10.

32
sociales y políticas que limitaban su desarrollo como habitantes de la ciudad. Por ello, el
movimiento de pobladores desarrolló diversas acciones orientadas a solucionar dichas
problemáticas, desde tomas de terrenos, formas de auto-organización, hasta exigencias de
participación en las decisiones públicas, entre otros.
Por otro lado, debido al quiebre democrático e institucional producido por el golpe
de Estado de 1973, la constitución y politización de los sectores populares decayó producto
de la brutal represión y las transformaciones neoliberales dentro del Estado y la Sociedad
chilena. Si bien, sobrevivieron pequeños núcleos de organización popular amparados
principalmente bajo la Iglesia, estos nuevamente se situaron como actor relevante en las
Jornadas de Protesta Nacional en los años ‘80, cuando nuevamente comenzaron a
desarrollar acciones comunitarias levantando nuevas demandas colectivas, las cuales no
eran solo por la vivienda, sino además por la democratización de la sociedad, por fuentes
laborales acorde a sus necesidades, acceso a un sistema justo y digno de educación y salud
pública, como también la defensa de la vida, el ejercicio de las libertades individuales, fin
del régimen, entre otras.
Producto de este auge en la participación y acción política y social de los
pobladores, historiadores como Mario Garcés y María Angélica Illanes instalan un enfoque
centrando el interés desde el paradigma del propio sujeto para la elaboración de una teoría
social. Lo central en esta perspectiva historiográfica es el sujeto que puede ser entendido
como quien es capaz de entender su entorno y además poder modificarlo según sus
intereses.

“Porque la batalla de la memoria consiste en esto: en reconstruir -a través de la re-escritura


crítica de la memoria-nuestra pertenencia a algún proyecto histórico capaz de reunir las
piezas de nuestra fracturada tribu, reagrupando nuestras fuerzas para tantas otras batallas que
habrán de seguir. Sólo de este modo los jóvenes que cayeron –soñadores de un mundo mejor-
cobrarán vida, el paso que retomaremos la hebra perdida de nuestra historicidad.”45

45
Illanes, María Angélica. La batalla de la memoria. Ensayos históricos de nuestro siglo, Chile, 1900-2000.
Planeta / Ariel, Santiago de Chile, 2002. Página 16.

33
En palabras de Julio Pinto y Gabriel Salazar 46, el sujeto popular no tiene una
identidad fija, sino que constantemente se está reformulando, a partir de la experiencia
acumulada de base, pero también de las percepciones que la elite tiene de ellos y de las
funciones que el Estado, la Iglesia y más contemporáneamente, los medios de
comunicación social le han asignado.
A pesar de la heterogeneidad de estos sectores populares, existen elementos que
van a ser comunes y que serán unificadores, que son principalmente la articulación por una
necesidad y demanda, eje central que, al sujeto popular en su expresión de colectividad, les
motivó para desarrollar movimientos sociales populares. Por ende, los aportes
historiográficos recientes han rescatado de la “masa popular” al sujeto, “asignándole un
protagonismo histórico, reivindicando su historicidad y reconociendo su capacidad para
tomar conciencia de las condiciones adversas a las que históricamente ha estado sometido,
pobreza, subordinación, exclusión, en virtud de las cuales se habían movilizado (…) la
capacidad popular para concebir y luchar en función de proyectos propios, alternativos al
orden que se le ha pretendido imponer.47
Gabriel Salazar también ha contribuido a esta historia social de los pobladores. Él
reconoce a los pobladores como “constructores de ciudad e incansables tejedores de
comunidad” acercándose al concepto planteado por Mario Garcés. Desde una perspectiva
histórica, Salazar señala que el movimiento de pobladores demostró ser un movimiento
social de masas, dotado de una predominante motivación socioeconómica, que ha adoptado
las acciones directas como un medio de ir en contra de la situación económica, pero que,
por inmutabilidad de su situación, ha debido comenzar a organizarse para la acción y a la
vez, politización. Su forma principal ha sido la toma de terrenos. 48
Como mencionamos anteriormente, durante el periodo de 1983-1986 el movimiento
de pobladores irrumpió en la escena pública nacional con el grito de la protesta. El
dinamismo y la heterogeneidad de este sector social aparece como un actor radical y

Pinto, Julio y Salazar, Gabriel (1999) Historia Contemporánea de Chile. Tomo II. Actores, Identidad y
46

Movimientos. Ediciones LOM, Santiago.


47
Idem. P. 96.
48
Salazar, Gabriel (1990) Violencia política popular en las Grandes Alamedas, Santiago de Chile 1947 –
1987. Ediciones Sur. Santiago.

34
masivo en las llamadas Jornadas de Protesta Nacional. Junto a ello, nuevas identidades
sociales surgen al calor de las manifestaciones, por una parte, la mujer, y por otra, la
juventud. Las primeras destacaron por su participación en organizaciones para producir,
subsistir, auto-educarse y resistir a la dictadura. Por lo mismo, se transformó en un actor
social relevante en la vida organizativa y comunitaria. Los segundos, los jóvenes, también
irrumpieron con protagonismo específicamente en las jornadas de protesta contra la
dictadura militar y en actividades de índole social, político y cultural.
Siguiendo con la trayectoria organizativa de los pobladores en el periodo en
cuestión, podemos agregar que la grave crisis económica que azotó al país durante los
ochenta permitió y obligó el surgimiento de organizaciones económicas populares para
contrarrestar los altos índices de necesidad alimenticia de la población. Esto, por un lado,
debido a la importante escases de productos agrícolas (trigo, cebada, centeno, avena, arroz,
maíz, porotos, arvejas, garbanzos, lentejas, papas, entre otros) como también productos
extraídos de la producción ganadera (carne y leche) 49, y por otro, al impresionante aumento
del desempleo nacional. Esto último, y en palabras de Bernard Gallardo, fue “sin duda un
primer elemento que explica la gravedad que adquiere el hambre en estos años al negar el
acceso al salario a sectores mayoritarios de la población.” 50 Por este motivo, al compás de
la adversidad económica, donde ni el sector privado a través de salarios ni el Estado vía
políticas sociales son capaces de garantizar la vida y cubrir las necesidades de la población,
florecieron prácticas de sobrevivencia colectivistas, que básicamente consistían en entregar
sustento alimenticio de manera comunitaria a los mismos pobladores, pobladoras y sus
familias, lo cual se vio reflejado en los innumerables comedores populares, talleres
laborales, ollas comunes, y los comprando juntos, etc. En relación a los primeros, podemos
señalar que emergen durante la década de los años setenta, principalmente promovidos por
la Iglesia Católica y comunidades cristianas, orientados a satisfacer las necesidades
alimenticias de niños y niñas, sumando a sus madres y padres al trabajo operativo. En este
sentido, dentro de sus objetivos encontramos;

49
Gallardo, Bernarda. Espacio y Poder. Los pobladores. FLACSO, Santiago, 1987. Página 174.
50
Ídem. Página 174.

35
“a) A corto plazo: asegurar al niño –cuyos padres se ven imposibilitados de hacerlo- una
ración de alimento tal que sea paliativa a la desnutrición.
b) A largo plazo: que la comunidad, cada equipo responsable de comedores y cada familia
tome conciencia de que el hambre es un problema generalizado que debe ser enfrentado en
forma unida y solidaria; que a través del comedor, la familia reflexione sobre las causas y
consecuencias del hambre y busque formas de solución permanente.
Posteriormente los objetivos de los comedores fueron enunciados como:
a) paliar el hambre y la desnutrición infantil;
b) ser instancia de organización en la población, y
c) ser un elemento de denuncia.”51

Vale decir, el surgimiento de estos espacios comunitarios tenía como finalidad


inmediata solucionar las necesidades alimenticias de niñas y niños populares, pues eran los
más afectados por la creciente crisis económica y social que afectó al país durante el
periodo señalado, y más importante aún, servir como espacio crítico, reflexivo y
desarrollador de iniciativas que busquen y consoliden el término de dicha condición de
hambruna. A todas luces, forjar en conjunto una alternativa organizativa y de lucha contra
la Dictadura y sus consecuencias. Para ello, se buscó que estos comedores y las
denominadas ollas comunes, sean propiciados y elaborados por los mismos pobladores,
tarea que no estuvo exenta de complicaciones debido a lógicas asistencialistas y
paternalistas, pero que a la larga representó un gran aporte en el auge de este tipo de
prácticas comunitarias y en la reconstitución social popular, gracias a la creación de un
ambiente social sensible, solidario y empático entre la población. Ambiente que favoreció
al movimiento de pobladores en dos sentidos;

“Uno práctico: las ollas contaron con los recursos materiales mínimos (alimentos y enseres de
cocina) para empezar a funcionar. El otro, ‘no práctico’, digamos ‘cultural’: no se atribuye a
la desidia de las familias la desnutrición de sus hijos o su mala alimentación, sino a un
sistema que no les permite acceder a los mecanismos socialmente imperantes (trabajo) para
garantizar su sobrevivencia. Esta conciencia de los pobladores que la ‘culpa’ por no poder
alimentarse no es de ellos sino de otros (el ‘sistema’), permite perder la vergüenza y aceptar
enfrentar en conjunto un problema común. Hace posible atreverse a acercarse a las ollas
comunes y mostrar a los vecinos y familias que hay hambre en sus hogares y que todo el
esfuerzo que hacen los jefes de hogar no alcanza para proveer a sus familias de lo necesario
para comer.”52

51
Ídem. Página 183.
52
Ídem. Página 189.

36
Y esta construcción de conciencia popular sobre el real problema de su dramática
realidad, permitió canalizar dicho descontento social contra el causante directo de toda la
precariedad en materia social, política y económica en la cual se encontraba sumergido el
país; la Dictadura. Proceso que se vio potenciado por el contexto de represión y brutalidad
contra los sectores populares, tema que repasaremos en los siguientes capítulos. Por otra
parte, y volviendo a centrarnos en la aparición de prácticas cotidianas y comunitarias como
comedores populares y ollas comunes (principales formas de organización alimenticia
popular), debemos agregar que;

“Se trata de una instancia de cocinar en común que forman familias populares con la
finalidad de enfrentar la incapacidad de satisfacer por sí mismas la necesidad de comer. Se
establece en la misma población o campamento, funcionando ya sea en un local de la Iglesia
–la Parroquia- o en el sitio de una familia. La regla general que se observa es que acuden a
ellas familias que viven espacialmente próximas.”53

Es decir, tanto la iglesia del barrio, la casa o patio de un vecino/a, como también la
sede social o espacio similar, fueron los lugares escogidos para desarrollar ollas y
comedores populares, pues eran espacios presentes en la inmediatez de la población y que
poseían las condiciones idóneas para hacerlo. Como vemos, los espacios de auto-
organización en las poblaciones sirvieron para reconstituir el tejido social desarticulado por
la Dictadura Militar, y en donde no sólo la población volvió a reagruparse, sino también
comenzó a desarrollar una cultura con contenido comunitario y de resistencia. Esta cultura
comunitaria sirvió para auto-educar a la misma población, lo cual permitió cultivar y
alimentar las manifestaciones de resistencia anti-dictatorial en las Jornadas de Protesta
Nacional.
Por otro lado, consideramos interesante, como los diversos trabajos historiográficos
surgidos desde los años 80 en adelante, propone la legitimidad del sujeto poblador como
constructor de la historia y realidad. En este sentido, y para conocer la visión de propio
sujeto, esta valoración también incluye la palabra/voz de pobladores para concebirla como
una nueva metodología para complementar el estudio de la historia, para reconstruir
mediante los propios sujetos estudiados, la memoria, la oralidad – la historia oral –

53
Ídem. Página 190.

37
metodología que no solo extrae información de los sujetos, sino que además nos acerca al
valor “subjetivo” de la información. Por este motivo, en esta investigación, tomaremos
como óptica de estudio la planteada por la Historia Social, que pone al poblador y
pobladora, en cuanto sujeto social-popular, como forjador de su realidad y espacio.
En definitiva, el contexto político del periodo marcado por la represión popular y
transformaciones en materia política y económica realizados por la Dictadura, propiciaron
el camino para la reconstitución del mundo social-popular producto del descontento
generalizado de la población. Descontento que se vio acompañado por altos índices de
cesantía, escases e inflación, además de una grave crisis económica que agudizó aún más la
problemática alimenticia, laboral, sanitaria, educativa, entre otros, de la sociedad civil
popular, la cual respondió organizativamente con prácticas colectivas y comunitarias para
garantizar su sobrevivencia y accionar. En el siguiente capítulo, nos adentraremos en las
condiciones de vida de las y los pobladores en Valdivia, desde una mirada cotidiana (la
población) y también laboral (PEM y POJH).

38
Capítulo 2. Contexto social y condiciones de vida de las y los pobladores en Valdivia.

En este capítulo ahondaremos en las condiciones de vida en las cuales se


encontraban inmersos las y los pobladores de la ciudad de Valdivia, tanto en el ámbito
social como laboral. Para ello, y a través de testimonios de pobladores, conoceremos su
mirada y experiencia bajo el contexto dictatorial, centrándonos en aspectos cotidianos
alusivos a problemáticas sociales presentes como alcoholismo, hacinamiento en el hogar,
desocupación y represión policial. Todo esto, será abordado en un primer subcapítulo que
denominamos cotidianidad en la población. También, analizaremos en un segundo
subcapítulo, y desde una perspectiva laboral, los problemas generados por la grave crisis
económica y los altos índices de desempleo. Para ello, revisaremos los programas de
trabajo que impulsó el gobierno autoritario durante el periodo, para paliar en cierta medida
la alta tasa de cesantía nacional.
Para continuar, es necesario primero realizar una breve introducción sobre el
contexto particular del periodo, especialmente sobre el reacomodo del Estado y las nuevas
lógicas sistémicas que comenzaron a desarrollarse desde una perspectiva Autoritario-
Neoliberal. Como bien sabemos, este periodo de la Historia chilena, en donde miles de
personas fueron víctimas de violaciones a los Derechos Humanos y se vieron afectados por
las políticas económicas y sociales implantadas por la Dictadura, significó un retroceso y
un estado de crisis permanente y progresiva en materia social y política para la población
nacional. Esto, porque desde un Estado de Compromiso o Bienestar Social54 -que tenía real
preocupación de cubrir las necesidades educativas, de salud, de vivienda y protección
social para las y los trabajadores y sociedad civil, por ende, una gran red de empresas y
organismos pendientes a resolver dichas temáticas y un elevado gasto público-social para
cubrir estas necesidades-, se pasó a un Estado Subsidiario, reduciendo al mínimo la
participación del Estado en materia económica, desvalijando su sentido de protección
social reduciendo el gasto fiscal, entregando sus empresas a privados y situando a las leyes
del mercado como reguladoras de la sociedad.

54
BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE. El Estado de Bienestar Social (1924-1973). Memoria Chilena.
Disponible en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3411.html. Accedido en 17/3/2016.

39
“El régimen actual define al Estado como subsidiario. Vale decir, el Estado subsidia o se
hace cargo momentáneamente de aquellas actividades que el sector privado no asume por
poco rentables, riesgosas o por requerir de una inversión cuyo plazo de retorno no aparece
conveniente al interés del Capital privado. Se trata principalmente de actividades que
históricamente han formado parte del gasto social (educación, salud, seguridad social, etc.) y
que inciden directamente en la calidad de vida del grueso de la población.”55

Todo guiado y supervisado por intelectuales y políticos de derecha, nacionales e


internacionales, que vieron en Chile un contexto ideal para experimentar e instalar el
pensamiento Capitalista Neoliberal como matriz de desarrollo nacional. Y este contexto
ideal, asegurado sólo por la represión policial y restricción política, más aspectos
ideológicos neoliberales, jamás fueron cuestionados ni tampoco expuestos a una autocrítica
por parte de sus impulsores, más bien, hubo una defensa férrea al fondo y forma, aun
cuando ya se vislumbraban los problemas sociales y económicos que iban a desatarse.
Defensa y espaldarazo que el propio Milton Friedman, principal pensador y promotor de la
lógica Neoliberal, declaró públicamente a un medio escrito en Chile señalando que “el país
está en pleno boom. Lo que se observa allí es comparable al milagro económico de la
Alemania postguerra”56 haciendo explícita alusión al auge económico alemán después de
la Segunda Guerra Mundial, como referente inmediato al proceso desencadenado en Chile
durante el periodo dictatorial.
Tras este beneplácito y “seguridad” intelectual, las autoridades de la Dictadura
simplemente de dedicaron a plasmar dichas ideas. Para ello, durante sus primeros siete
años buscaron aniquilar todo tipo de oposición social y política existente en el país a través
del terror y muerte, para luego dar paso a la institucionalización de las leyes neoliberales
gracias al shock/trauma generado. En este sentido, la comunidad fue mera expectante de la
transformación política, económica y social que se desarrolló dentro del Estado y hacia la
sociedad en los años de Dictadura, siendo los sectores populares los más afectados.

“Había mucha pobreza, yo recuerdo mi casa, nosotros éramos 7 más mis padres, un sueldo
mísero de mi padre, pasamos harta hambre. Se esperaba la quincena pa que llegara mi papá con
un poquito de plata, para poder comer, habían días que no se comía noma (…) el pan duro se
remojaba y se hacía comible”57

55
Gallardo, Bernarda. Espacio y Poder. Los pobladores. FLACSO, Santiago, 1987. Página 176.
56
En Revista Hoy, Santiago, Chile, semana 1-7 julio 1981, p.20. Extraído desde Moulian, Tomás. Chile
Actual. Anatomía de un mito. Santiago, Lom Ediciones, 2002. P. 265.
57
María, Pobladora Sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015.
40
La tónica de la vida en las poblaciones chilenas se expresa en este testimonio de
una pobladora del Sector Rubén Darío. Esa realidad de miseria se fue profundizando a
medida que nos acercamos a la crisis de 1982 y se mantuvo por largos años. Muchos y
muchas vivieron en carne propia el hambre y cesantía, así como también fueron parte de
las jornadas de movilización y víctimas de la brutal represión autoritaria. A continuación,
revisaremos los aspectos más importantes de la cotidianidad en la población, para hacernos
una idea de la realidad social popular durante dichos años de régimen en Valdivia.

2.1 La cotidianeidad en la población.

En este subcapítulo, abordaremos desde la visión y testimonio de quienes vivieron


durante el periodo de estudio, la experiencia popular valdiviana para reconstruir en parte la
realidad social del periodo autoritario. Por ello, ámbitos como la educación, hacinamiento,
cesantía, represión, alimentación serán algunos de los aspectos que analizaremos para
generarnos una idea sobre las difíciles problemáticas que sortearon las y los pobladores de
la ciudad en plena Dictadura militarizada.
La vida de las y los pobladores bajo el contexto dictatorial, en términos generales
estuvo marcada por la constante represión policial-militar en sus espacios cotidianos, la
calle, la sede social, sus propios hogares, en la esquina del pasaje, y a toda hora del día y
noche. Era recurrente ver a las fuerzas policiales realizando patrullajes y acciones de abuso
de poder contra pobladores, tomando detenidos por simple sospecha, llevándoles a la
unidad policial y dejándoles detenidos por horas, incluso días. Era común ver el maltrato
de Carabineros, golpeando y violentando física y verbalmente, tomándose mayores
atribuciones, por lo cual se transformaron en objeto de odio y descargo social. Como lo
describe un poblador de Inés de Suarez, “en ese tiempo había un odio al uniforme, porque
desde niños, el espacio común que era la calle, era reprimido por la policía.”58 Y no solo
contra Carabineros se engendraba ese sentimiento de rechazo, también contra los militares,

58
R, poblador del sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.

41
pues eran quienes estaban directamente ligados al poder, y quienes actuaban más
violentamente en los sectores más marginales de la ciudad.

“Nosotros éramos anti-pacos, anti-milicos, porque cuando ellos entraban no llegaban con
sonrisas para adentro, sino que ellos, entraban disparando balines y fuera quien fuera, si había
un cauro chico, le mandaban el balín nomas. Entonces, nosotros debíamos corresponderle de la
misma manera”.59

Este abuso policial-militar y odio social se intensificaban cuando desde el gobierno


autoritario central se decretaba Estado de Sitio, los cuales eran muy recurrentes por lo
demás, y miles de uniformados militares salían a las calles para custodiar el orden y los
toques de queda, que podían durar fácilmente doce horas, donde ningún civil podía
transitar libremente, los niños/as no podían jugar fuera de sus hogares, ni ir a comprar al
negocio, es decir, estaba prohibido todo tipo de accionar en el espacio público mientras
durara la restricción. Como recuerda Carolina, “durante los toques de queda jugábamos
hasta las 7 y luego las mamás nos llamaban para entrarnos. A través de la radio se
anunciaba y la gente sabía que había toque de queda, eran los milicos los que hacían
rondas y nosotros mirábamos por la ventana sapiando (sic).”60
Así, vemos cómo este otro actor represor entra explícitamente en la escena cotidiana
local, en momentos de toque de queda. Los militares, quienes con caras pintadas,
armamento de guerra y otros símbolos de terror reforzaron el Estado policial promovido
por la Junta y de paso, enviaron un claro mensaje a quienes se atrevieron a manifestarse.
Brutal ejemplo fue lo que ocurrió en el campamento Chorrillos, donde fue común la
intervención de miembros del Ejército cuando sus habitantes se movilizaban al interior de
la población.

“En esos tiempos yo iba a Chorrillos, me quedaba el fin de semana y era cuando se armaban las
protestas adentro y llegaban en este caso, los milicos, y ahí quedaba la pura cagá, se llevaban

59
Luis del Río, poblador del campamento Chorrillos. Entrevista extraída desde Durán, Daniela. (2013) Un
nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y
Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad
Austral de Chile, Valdivia. Página 56.
60
Carolina Fuentes, pobladora sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015.

42
detenidos. (…) suponte cuando se hacían los cacerolazos, eran con fogata y todo los milicos
entraban y la balacera era impresionante”61

Por otro lado, en cuanto a la obtención de la vivienda digna, esto se convirtió en un


progresivo problema habitacional y rápidamente se tornó en un conflicto permanente entre
los y las pobladoras y la Dictadura. Muestra de esto fueron las tomas de terreno que se
realizaron en la Región Metropolitana durante el periodo dictatorial, por pobladores/as
afectados por el hacinamiento en sus hogares donde cada familia poseía un núcleo no
menor de integrantes. En Valdivia, si bien no ocurrieron acciones de estas características,
si existían desde antes del Golpe de Estado, campamentos que se levantaron gracias a
tomas de terrenos de pobladoras y pobladores desesperados y precarizados. Ejemplo de
ello fue el Campamento Chorrillos, que poseía centenares de habitantes. También había
otros asentamientos de similares características en el sector CORVI, como el campamento
Wanapri Emergencia, donde las condiciones en las que vivían las y los pobladores eran
nefastas. No tenían agua potable, solo algunos poseían luz eléctrica (se colgaban del
tendido público), sus casas apenas les protegían de la lluvia y casi nada del frío húmedo
valdiviano. Sus pequeños pasajes estaban siempre cubiertos de barro, al igual que en la
mayoría de las calles de tierra de las poblaciones valdivianas, en donde las condiciones de
vida eran un “poquito mejor”. Pero igualmente hacinados en casitas pequeñas pues, en el
hogar de los abuelos podían vivir tres o más generaciones. Todo esto agudizó aún más la
crisis popular potenciando su precariedad social y de vivienda.

“En las poblaciones existía un hacinamiento grande, mucha gente en la calle, alrededor de
veinte casas por pasajes, casi siete personas por casa, las cuales eran muy pequeñas y eso hacía
que todos salgan a la calle, lo que provocaba que al estar en la calle tu te relacionabas con el
otro aunque no quieras porque era el espacio común.”62

Otro factor que marcó la vida en la población fue la creciente ola de desempleo que
golpeó duramente a las familias populares. En las poblaciones y campamentos, mucha
gente quedó sin ocupación clara, quedando a la deriva de las “soluciones” que desde el

61
Martin Etcherreborde. Entrevista extraída desde Durán, Daniela. (2013) Un nuevo habitar en tiempos de
Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y Pablo Neruda 1989-1995. Tesis
para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad Austral de Chile, Valdivia.
Página 57.
62
P, poblador Sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.

43
Estado se implementaron, pues la permanente crisis económica –que se arrastró desde un
principio para los sectores populares y que detonó durante 1982 a nivel nacional- reducía
las oportunidades de quienes con suerte tenían su escolaridad básica completa. Así, se
generó una gran masa de cesantes, fundamentalmente jóvenes pobladores, que se reunían
en grupos y deambulaban por esquinas, calles y plazas para “matar” el tiempo, en palabras
de R, poblador de Inés de Suarez, quién además agrega qué, “(…) en esos años el nivel de
cesantía era tremendo, con decirte que aquí, y ese fue uno de los temas principales que
ayudó a organizarse a la gente, por ejemplo tú te levantabas y quedabas desocupado
altiro.”63 Y ese “levantarse y quedar desocupado”, sumado al hacinamiento hogareño, el
salir a la calle para relacionarse con otros en similares condiciones, decantó en un
importante número de pobladores parados en las esquinas de cada pasaje en barrios,
poblaciones y campamentos, reuniéndose para pasar la tarde o la noche, acompañados por
el alcohol como elemento distractor, principalmente entre los jóvenes, el cual rápidamente
se tornó en un grave problema social. Como lo confirma, P, poblador de la Corvi, “la gente
tomaba mucho, me incluyo porque no había nada más que hacer, además que los locales
estaban ahí mismo entonces era fácil conseguir alcohol.” 64 En palabras de los
entrevistados, podemos afirmar que durante en esta época había “más copete que comida”,
lo cual, si lo analizamos bien, era completamente posible, pues la crisis alimentaria generó
escases de bienes alimenticios en todos los almacenes populares, pero no la reducción de
ventas de bebidas alcohólicas.
En este mismo sentido, otra consecuencia de la crisis permanente en la cual estaba
sumergido el sector poblacional, producto en parte, por la carencia de empleos dignos en la
ciudad, fue la difícil tarea de conseguir y garantizar alimentos, enseres y servicios
necesarios, como ropa y calzados, cuadernos, artículos para el hogar, acceso a la salud y
educación, etc. a sus familias. Por ello, muchos niños y niñas debieron utilizar la ropa de
sus hermanos mayores, o simplemente compartirla por turnos, como ocurría con el uso de
zapatos y bolsos para el colegio. Así lo confirma Carolina, pobladora del sector Rubén
Darío quien señala que, “(…) los zapatos que usaba mi hermana los usaba en la mañana,
63
R, poblador Sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.
64
P, poblador sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

44
luego llegaba en la tarde y me los prestaba, igual que el bolsón, porque no había pa
comprarle a todos y esa era la realidad de toda la gente.”65
Además, durante el año escolar, las y los niños debían acudir “Pal colegio a pie
nomás, nosotros estábamos en el liceo técnico y a pie noma, lloviera o no a pie noma
porque no había plata pa la micro.”66, cuestión que se hace compleja sabiendo que Valdivia
posee un clima templado lluvioso, donde llueve la mayor parte del año y que durante los
meses de otoño e invierno se presenta de manera muy hostil, con temporales de viento y
lluvia que fácilmente pueden durar semanas.
Además, era casi imposible que, tras salir de enseñanza media y rendir la Prueba de
Actitud Académica (PAA), jóvenes pobladores se matriculen en la Universidad, y cómo lo
señala una entrevistada era común que “nadie iba a la universidad de nuestro sector,
nadie”, por el alto costo monetario que esto significaba para la familia, y además agrega
que en el ámbito escolar medio, “la mayoría de la gente iba a los liceos técnicos, Industrial,
Técnico, Comercial, muy pocos iban al liceo de hombres que es humanista porque nadie
podía ir a la universidad entonces no servía.”67
Por otro lado, y para fortalecer la economía del hogar, muchas madres debieron salir
en busca de trabajo, porque incluso con el sueldo del padre no alcanzaba para dar de comer
a toda la familia. Y para conseguir alimentos, muchos padres se veían en la obligación de
comprar junto a vecinos, sacos de productos –azúcar, harina, sal- para dividirlos en partes
iguales. Una especie de “comprando juntos” que sirvió en parte para paliar la constante
crisis y pobreza económica local como lo relata nuestra entrevistada, “mi papá compraba
con vecinos un saco de azúcar, un saco de esto y de esto otro, porque había escases y
teníamos que asegurarnos, así salía más barato.”68
Como recuerdan los entrevistados, muchas veces tuvieron que realizar grandes filas
para comprar pan y mantequilla en Panaderías y negocios, donde sólo le vendían una
cantidad determinada a cada comprador. Todo debido a la escasez de bienes alimenticios

65
Carolina Fuentes, pobladora Sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015
66
María, pobladora sector Rubén Darío. Entrevista realizada en diciembre de 2015.
67
Ídem.
68
Carolina Fuentes, pobladora Sector Rubén Darío, diciembre de 2015.

45
que afectó al país especialmente durante la crisis económica en el año 1982, aunque esta
condición se mantuvo durante toda la Dictadura entre los sectores populares de Valdivia.

“Íbamos a hacer las medias colas para comprar un kilo de pan, 10 panes, a una panadería
común y corriente. Llegaba la mantequilla, pan, azúcar, se juntaba la gente y se hacían las colas
para todo, comprando cigarros, café, todo. A veces había plata pero no habían cosas”69

Con todo esto, observamos que la vida cotidiana y en todo aspecto, se hizo cada vez
más complicada para las y los pobladores valdivianos, lo cual se condice con la realidad
nacional de los sectores populares. En Valdivia también sufrieron los efectos de la brutal
represión, fueron el sector más golpeado durante las protestas, debieron realizar malabares
para sobrevivir a la crisis económica, sus familias crecieron a tal punto que, había más
gente dentro de la casa que afuera, muchos debieron improvisar e imaginar la forma ara
encontrar otro sustento, otra ocupación, otra forma de matar el tiempo que sea útil para la
familia. Y esta forma, a partir de 1983 se materializó en las grandes protestas nacionales,
que obviamente tuvieron gran repercusión y adhesión en esta ciudad sureña.
Más urgente, fue la búsqueda de trabajo u oficio, que les permitiera a pobladores
obtener ingresos suficientes y dar solución inmediata a los problemas del hambre. En este
sentido, la Dictadura, consciente de la seria problemática que se arrastraba, implementó
una serie de programas laborales con el fin de contener el descontento social y mantener
ocupada a la población popular. Para ello creó el Plan de Empleo Mínimo y también el
Programa Ocupacional para Jefes de Hogar, los cuales fueron fuente de empleo para
importantes capas de la población, cuestión que analizaremos en el siguiente sub-capítulo.

2.2 Empleo: Los programas “salvavidas” de la Dictadura.

Tras la constante cesantía que golpeó a la población chilena durante el periodo


autoritario militar, la Dictadura elaboró una serie de acciones para superar dicha condición
de precariedad. Entre estas acciones laborales, encontramos la implementación del Plan de
Empleo Mínimo (PEM) y el Programa Ocupacional para Jefes de Hogar (POJH), ambos
dirigidos hacia los sectores desempleados y empobrecidos del país. En este sentido, a partir

69
María, Pobladora Sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015.

46
del relato proporcionado por entrevistados sumado a revisión de artículos académicos,
conoceremos la trascendencia de estos programas y su experiencia valdiviana.

2.2.1 Plan de Empleo Mínimo (PEM).

El PEM, Plan de Empleo Mínimo, 70 surge como resultado del Decreto Ley N° 603 de
Agosto de 1974, promulgado por el Ministerio del Trabajo y Previsión Social “que creaba
un subsidio a la cesantía, tanto para el sector público como para el privado, de acuerdo al
ingreso de los beneficiarios”.71 Comienza a desarrollarse a partir de 1975 y su origen era de
carácter transitorio, mientras el nuevo sistema económico se estabilizara y pudiera entregar
fuentes laborales estables a toda la mano de obra desocupada nacional.

“El programa se diseñó, en esa perspectiva, de manera tal que el trabajo no debía exceder de
las 15 horas semanales y la consiguiente remuneración equivaldría a un tercio del ingreso
mínimo. Sin embargo, en virtud de su carácter transitorio, los trabajadores adscritos no podían
ser considerados trabajadores del Estado, no gozarían de estabilidad, de propiedad del empleo
ni indemnización por término de trabajo. Tampoco podrían aspirar a asignación familiar, ni de
colación o de movilización.”72

Vale decir, con estas nuevas características laborales se marca un precedente al


actual modelo de subempleo como generador de obra de mano barata. El Estado fue
utilizado como promotor de graves alteraciones al trabajo regulado, el cuál históricamente
contaba con protección social como derecho conquistado por la lucha sindical durante el
siglo XX chileno. A pesar de las primeras disposiciones mencionadas, cuando se
implementó el plan bajo la ejecución de municipalidades, se instaló una jornada laboral
completa con un sueldo que no superaba la mitad del sueldo mínimo por esos años.

“En primer lugar, resulta cuestionable que solo se paguen E° 150.000 mensuales, sin
asignaciones familiares u otras, sin imposiciones previsionales, a personas que deben cumplir

71
Sepúlveda, Matías. Del trabajo protegido al trabajo subsidiado. Intervención, libre mercado y la situación
de los trabajadores del PEM y POJH 1974-1988. Artículo desarrollado en el Seminario Estado, mercado y
sociedad. Chile 1920-1988. Universidad Católica, Santiago. Página 213. Extraído desde sitio web
http://historia.uc.cl/images/stories/publicaciones/simon_collier_2014/simon%20collier%202014%20-
%20sepulveda.pdf
72
Morales, Eduardo. Políticas de Empleo y contexto político: El PEM y el POJH. Documento de trabajo
programa Flacso-Santiago de Chile, número 225, noviembre de 1984. Página 25. En sitio web
http://flacsochile.org/biblioteca/pub/memoria/1984/001006.pdf

47
una jornada completa de trabajo. Esta suma queda muy por debajo del sueldo mínimo. No
parece justo exigir un trabajo de tiempo completo a personas que ni siquiera reciben la
remuneración mínima. El argumento de que ‘nadie está obligado’ tiene escaso valor, porque la
ley de la oferta y de la demanda no puede constituir un criterio de justicia, sobre todo cuando
existe una situación de extrema miseria.”73

A pesar de todos estos reparos, la Dictadura siguió adelante con su plan laboral a
costa de la necesidad y miseria de los sectores más empobrecidos de la ciudad,
principalmente pobladores y pobladoras. Por su parte, dentro de las funciones y trabajos
que los inscritos a dicho programa podían realizar estaban, saneamiento y mejoramiento de
condiciones ambientales en poblaciones y campamentos; construcciones y reparaciones de
viviendas de emergencia; apertura y reparaciones de cables y vías de acceso a escuelas,
policlínicos y parvularios; fabricación de elementos de urbanización; construcción y
reparación de carreteras, caminos y puentes; construcción y limpieza de canales y obras de
regadío, drenajes de desagüe; trabajo en talleres artesanales; explotación de pequeñas
industrias, minería y aserraderos; planes de forestación y reforestación; Tareas auxiliares
de atención parvularia en jardines infantiles; actividades administrativas y de servicios
menores en Municipios y organismos públicos. 74 En su mayoría son hombres los que
participaron de este programa debido a los requisitos de postulación (se privilegiaba a los
Jefes de Hogar que llevaban un tiempo determinado cesantes), aunque la participación de
la mujer fue en aumentando hacia los años 80, producto de la debacle económica y las
fuertes necesidades que las obligaron también a conseguir ingresos para la familia, como lo
grafica el siguiente cuadro;

73
Ruiz-Tagle, Jaime. Cesantía y Solidaridad Nacional. El programa de empleo mínimo. Biblioteca
Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 1975. Página 343. Extraído desde sitio web
http://biblioteca.uahurtado.cl/ujah/msj/docs/1975/n242_341.pdf. El autor en el apartado agrega que, “El
sueldo mínimo actualmente alcanza a E° 182.000, más E° 19.200 de movilización y E° 23.589 de colación.
La asignación familiar es de E° 21.600, de modo que un trabajador promedio (con cargas familiares) recibe
una remuneración mínima total de E° 267.989. Por su parte, el empleador teniendo en cuenta las
imposiciones previsionales, debe pagar como mínimo E° 310.329.
74
Morales, Eduardo. Políticas de Empleo y contexto político: El PEM y el POJH. Documento de trabajo
programa Flacso-Santiago de Chile, número 225, noviembre de 1984. Página 27. En sitio web
http://flacsochile.org/biblioteca/pub/memoria/1984/001006.pdf

48
75

En Valdivia, también fueron muchas las y los pobladores que se inscribieron en el


PEM y realizaron diferentes trabajos, entre los que destacan la construcción de calles,
como la Avenida Francia, construcción de soleras y veredas, y también se dedicaron a “dar
vuelta la tierra” en fundos de privados, plazuelas, entre otros. Como nos cuenta R,
poblador de Inés de Suarez, muchos pobladores se inscribieron y trabajaros dentro del
PEM y luego, con el paso de los años fueron incorporándose a otros planes laborales
creados por el gobierno autoritario.

“En esos años, los famosos intelectuales que teníamos aquí en Chile implementaron el sistema
de trabajo que era el PEM y el POJH, donde los solteros trabajaban en el PEM y los casados en
el POJH, yo trabajé en esos dos programas de gobierno. Era pa’ mantener ocupada a la gente y
pa’ demostrar a nivel mundial que en Chile no había cesantía, nos pasaban una pala y una
picota y a mover la tierra todo el día, nos andaban pa’ cualquier parte, donde un dueño de algún
fundo decía, saben qué yo necesito que me arreglen todo esto e íbamos y revolvíamos la tierra,
con decirte que nosotros mismos nos llamábamos los astronautas, porque dábamos vuelta la
tierra todo el día jajaja. Lo que ganábamos era una miseria, con decirte que comparao’ con los
tiempos de hoy eran 30 lucas, 50 lucas, pero había cualquier cesantía, estaba toda la gente
inscrita si no había nada más po gente adulta, viejitos, jóvenes. Después implementaron el
POJH, pa’ los casados, aunque era casi lo mismo noma, dar vuelta la tierra. A nosotros, 200,
300 compadres empezamos con ese proyecto a hacer la Av. Francia y ahí metían a toda la
gente, nos mandaron igual al Valdicor para hacer las veredas y asoleras. Trabajábamos 8 horas,
pero de esas como 5 nomas eran de pega, el resto puro dar la vuelta. Me alcanzaba solo pa’
medio quintal de harina en ese tiempo.”76

Como se logra extraer del testimonio, toda la población se vio obligada a sumarse a
estos programas. Si bien nadie estaba obligado, la necesidad era más grande y urgente, y
allí podían de una u otra forma, obtener recursos para comprar víveres y aportar en el
hogar. Sin embargo, el sueldo recibido (y como ya lo mencionamos anteriormente) era una
burla para los trabajadores, teniendo estos que cumplir ocho horas diarias de trabajo y

75
Ídem. Página 32. Elaboración propia del autor.
76
R, poblador del Sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.

49
todas las obligaciones laborales normadas. Los municipios y privados, se aprovecharon de
la mano de obra barata para realizar remodelaciones de todo tipo en la ciudad y
empresa/fundo. Todo esto, amparado por la legislación y mandatos desprendidos de la
Dictadura. En la década de los ochenta, debido al aumento de los desocupados y la
limitada significancia que tuvo el PEM para la superación de la cesantía nacional, desde el
Estado se implementa otro programa laboral dedicado exclusivamente a quienes
constituían un grupo familiar. Así, en 1982 nace el Programa Ocupacional para Jefes de
Hogar (POJH) que al igual que el anterior plan, busco atacar el grave problema del
desempleo en tiempos de crisis económica.

2.2.2 Programa Ocupacional para Jefes de Hogar (POJH).

Tras la creación del PEM, otra medida desesperada para contener la incontrolable
alza de desempleo, tras la grave crisis económica que afectó a Chile en 1982, fue la
implementación el Programa Ocupacional para Jefes de Hogar (POJH). A partir de octubre
de dicho año, y tras la promulgación de la Ley N° 18.02077, comenzó a operar
paralelamente y con características similares al Plan de Empleo Mínimo. Se estipuló
claramente el salario destinado a los trabajadores, el cual era de $4.000 y para los
capataces, una suma de $8.000. A pesar de los intentos del régimen autoritario por superar
el contexto de crisis y mantener a la población controlada, las y los trabajadores de estos
programas, a partir del año 1983 comienzan a manifestarse organizadamente, pues sus
remuneraciones eran muy bajas y no estaban siendo canceladas a fin de mes, quedando
muchos trabajadores con meses impagos, agudizando aún más sus problemas alimenticios,
entre otros. 78

77
Ley que creó el POJH. En Sepúlveda, Matías. Del trabajo protegido al trabajo subsidiado. Intervención,
libre mercado y la situación de los trabajadores del PEM y POJH 1974-1988. Artículo desarrollado en el
Seminario Estado, mercado y sociedad. Chile 1920-1988. Universidad Católica, Santiago. Página 238.
Extraído desde sitio web
http://historia.uc.cl/images/stories/publicaciones/simon_collier_2014/simon%20collier%202014%20-
%20sepulveda.pdf
78
En Santiago se realizaron las principales manifestaciones. Las primeras movilizaciones de los adscritos a
los programas PEM – POJH revelan la pérdida de legitimidad que tales políticas habían alcanzado y la
reacción del gobierno señala el comportamiento que, a futuro, se va a seguir, esto es, privilegiar la dimensión
50
Los sectores populares fueron quienes coparon las vacantes disponibles en estos
programas de empleo, especialmente quienes se desempeñaron como obreros asalariados.
Sin embargo, estos programas más allá de generar mejores condiciones de vida para la
población en tiempos de crisis, solo sirvieron para maquillar la precariedad constante en la
cual se encontraba sumergida la población más pobre del país. Fueron cientos de miles los
“beneficiados” (aún más, los que buscaban ingresar y repletaban las listas de espera), y que
se transformaron rápidamente en subcontratados, una gran masa de trabajadores que fueron
utilizados como mano de obra barata para las operaciones estatales y que aprovecharon
también los sectores privados. A continuación, mostramos un recuadro que refleja la
cantidad de adscritos al PEM y POJH entre los años 1975 y 1984.

79

del control represivo de tales programas. En Morales, Eduardo. Políticas de Empleo y contexto político: El
PEM y el POJH. Documento de trabajo programa Flacso-Santiago de Chile, número 225, noviembre de
1984. Página 44. En sitio web http://flacsochile.org/biblioteca/pub/memoria/1984/001006.pdf
79
Fuente Instituto Nacional de Estadística, 1984. Extraído de Morales, Eduardo. Políticas de Empleo y
contexto político: El PEM y el POJH. Documento de trabajo programa Flacso-Santiago de Chile, número
225, noviembre de 1984. Página 26. En sitio web
http://flacsochile.org/biblioteca/pub/memoria/1984/001006.pdf

51
A partir del recuadro, podemos observar la gran cantidad de chilenos y chilenas que
pasaron por dichos planes laborales, mayoritariamente provenientes de sectores populares.
Claramente, los años 1982 y 1983 fueron los que concentraron el mayor monto de
participantes, principalmente este último año, donde el total alcanza cerca de los quinientos
mil afiliados a los programas. Una cifra muy alta si pensamos que estas personas
corresponden al amplio grupo de cesantes y/o desocupados, donde además debemos
considerar la larga lista de espera y a quienes, por diversos motivos, no buscaron en el
Estado solucionar sus problemas de cesantía y precariedad.
En relación a la convivencia social dentro del espacio de trabajo, R, poblador
valdiviano, nos señala que la fraternidad, el compañerismo y solidaridad eran valores muy
arraigados dentro de las y los trabajadores que participaban de estos programas. Esto se
reflejaba, según lo que él relata, siempre se realizaban ollas comunes en hora de colación,
donde todos o gran parte de ellos, contribuían con insumos y/o trabajo para levantar la
actividad, o simplemente compartían su propio almuerzo con sus pares que no llevaban
alimento. Así los denominados “sin pega” comenzaron a reconocerse también como
iguales dentro del ámbito laboral, espacio que, al igual que la población, sirvió para crear
consciencia y sobre todo definir al causante de sus problemas.

“En todas partes se levantaban ollas comunes, en el mismo trabajo ahí en el PEM, nos
poníamos de acuerdo y cada uno traía una cosa. Lo que siempre se comían eran las famosas
porotadas. Ese compañerismo era muy bueno, muy exquisito, tú no llevabas comida y tu
compañero te decía, compañero sírvase de mi comida, éramos solidarios, todos convidaban
porque estábamos en la misma, compañerismo puro.”80

Desde 1984 en adelante, la crisis económica comenzó a declinar y para el año


siguiente se redujo drásticamente los beneficiarios de los programas laborales el Estado,
donde el Ministerio del Interior “comenzó a cancelar proyectos del PEM y a redirigir a sus
‘beneficiarios’ al POJH, para así unificar la beneficencia en un programa, sólo para
cesantes y que fueran Jefes de Hogar; no más jóvenes en el programa.” 81

80
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
81
Sepúlveda, Matías. Del trabajo protegido al trabajo subsidiado. Intervención, libre mercado y la situación
de los trabajadores del PEM y POJH 1974-1988. Artículo desarrollado en el Seminario Estado, mercado y
sociedad. Chile 1920-1988. Universidad Católica, Santiago. Página 242. Extraído desde sitio web
http://historia.uc.cl/images/stories/publicaciones/simon_collier_2014/simon%20collier%202014%20-
%20sepulveda.pdf

52
Todo lo anterior, cruenta represión policial cotidiana (abusos permanentes,
detenciones y hostigamientos) y “excepcional” (toques de queda, militares en la calle), el
alto índice de desempleo local, la falta de dinero para sobrevivir y mantener una familia,
los crecientes obstáculos y precariedad en salud y educación, la escases de bienes
alimenticios, la nula posibilidad de vivienda digna, el grave problema del hacinamiento, la
cruda crisis económica nacional de 1982, y en definitiva, las mínimas oportunidades para
surgir digna y socialmente, fueron sin duda, factores que generaron en las y los pobladores
valdivianos, al igual que en todo el país, descontento, rabia e impotencia contra quienes
ellos identificaron como los únicos responsables de sus nefastas condiciones de vida.
Además, la gran cantidad de jóvenes populares desocupados, quienes fueron los más
afectados por las nulas posibilidades de ascenso social y marginados de las políticas de
“ayuda” establecidas por el régimen, permitió que en ellos florezca la semilla de rebeldía y
cultiven un sentimiento anti-dictadura.

“La injusticia de aquellos tiempos, ver como los milicos a punta de patadas le daban a esos
cristianos. Se creían los dueños y reyes. Cuando se curaban se ponían a disparar en la calle.
También el hambre, porque sufrimos hambre a cagar. No había trabajo, no había nada, mi
hermano mayor no encontraba trabajo. En esa época el trago estaba regalado, no había pan
pero el copete sobraba, querían tener a la gente lona todo el día. Toda la gente estaba cesante,
se levantaban y quedaban desocupados. Eran los jóvenes quienes participaron principalmente
de las protesta, porque la gente mayor sufrió mucho y no querían más guerra, algunos
torturados, presos, quedaron con traumas.”82

En Valdivia como en todo Chile, las y los jóvenes no tenían “nah que perder”, ya que
en peores condiciones no podían estar. Con ello, se conformó una importante masa de
“indignados”, decididos a organizarse y enfrentar su realidad para conquistar un futuro
próspero y digno para toda la comunidad. Y ese futuro, con vientos de cambios, se hizo
cada vez más latente a partir de 1983 cuando el pueblo en su conjunto se lanzó de lleno a la
lucha antidictatorial, pues concebían que su presencia era la detonante de toda la injusticia
y desigualdad social y política de la sociedad. Pero primero, para superar dicha condición
de miseria, debían alcanzar una sociedad democrática sin restricciones, sin militares, sin
crisis económica, sin Pinochet. Y como señala una pobladora valdiviana, “estábamos

82
R, poblador del sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.

53
enojados en ese tiempo noma po, pero no hacíamos daño a paraderos, ni a las casas, ni a la
gente, era solo protestar contra ese viejo weon.”83

83
Carolina Fuentes, pobladora sector Rubén Darío. Entrevista realizada en diciembre de 2015.

54
Capítulo 3. Por la dignidad y democracia. Las protestas populares en Valdivia 1983-
1986.

Como ya hemos mencionado anteriormente, las Jornadas de Protesta Nacional


fueron un fenómeno de movilización sociopolítica que se desarrolló a lo largo y ancho del
país, y que fue protagonizado por amplios sectores y actores sociales y políticos, entre ellos
las y los pobladores. Si bien, la máxima expresión de descontento social contra la
Dictadura se desarrolló entre los años 1983 y 1986, durante los años que la precedieron
también hubo acciones anti-dictatoriales y formas de organización popular en diferentes
poblaciones del país. En Valdivia, y como nos relatan nuestros entrevistados, también
desde mucho antes del inicio de las JPN, los pobladores y pobladoras más la comunidad en
general, se organizaron para denunciar los atropellos de la dictadura y luchar por el regreso
de la democracia en Chile.

“Acá en Valdivia partieron mucho antes [las protestas] con los mitin (sic) en lugares
céntricos, semáforos. Nosotros lo hacíamos en la vuelta de la culebra, Av. Mackenna con
Don Bosco [Sector Corvi], una vez a la semana para denunciar lo que estaba haciendo el
tirano. Participaba poca gente porque la CNI siempre estaba detrás de quienes organizaban
principalmente. (…) Recuerdo también en Barrios Bajos, Rubén Darío, Corvi y la plaza.
Aquí se realizaban mítines y también barricadas, en fechas conmemorativas durante la
dictadura y desde antes de las Jornadas de Protesta”84

Desde fines de los ’70, el campo popular y específicamente los pobladores,


comenzaron nuevamente a constituirse como actor social y político activo, tras un proceso
de rearticulación paulatino contenido por la fuerte represión ejercida por los organismos de
seguridad de la Dictadura. Ésta experiencia previa, permitió que a partir de 1983 la protesta
desbordara todo pronóstico y pusiera en las cuerdas al régimen autoritario. Sin embargo,
primeramente, esta floración del mundo poblacional se percibió con mayor fuerza en el
centro del país, específicamente en la Región Metropolitana, donde producto de la mayor
politización y el permanente trabajo de organizaciones políticas de izquierda dentro de las
comunidades, posibilitaron el rápido despertar y accionar de las y los pobladores en
materia social y política.

84
R, poblador sector Corvi de Valdivia. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

55
En cambio, en regiones y específicamente en Valdivia, el mundo poblacional-
popular no reaccionó de igual forma. En la ciudad, el proceso de “despertar y accionar”
social y político de las y los pobladores fue más lento, cuestión que se vería reafirmado por
la baja participación de las y los pobladores en las primeras protestas nacionales, como
pudimos constatar en los archivos de prensa.
Si bien no es menester de esta investigación profundizar en un análisis comparativo
con los factores (clima, realidad social, cultura, despolitización, niveles de represión, entre
otros) que generaron esta variación del proceso, si realizaremos en este capítulo una
clasificación de las diferentes jornadas de protestas, categorizándolas en protestas de alta,
media y baja intensidad según el grado de movilización/participación poblacional,
características y cobertura mediática.
En el subcapítulo primero, abordaremos la categoría de protestas de baja intensidad,
donde clasificaremos a las JPN que no tuvieron mayor relevancia movilizadora, pero que
representan los albores de la lucha antidictatorial valdiviana. En un segundo apartado, nos
adentraremos en las JPN de mediana intensidad, donde podremos distinguir algunas formas
de lucha, sectores y actores, entre otros. Por último, en un tercer subcapítulo denominado
Protestas de alta intensidad, reconoceremos las acciones de resistencia poblacional en toda
su expresión, identificando lugares y tipos de lucha, actores sociales protagonistas y las
consecuencias represivas. Con todo ello, podremos sacar algunas conclusiones que nos
permitirán analizar y reflexionar acerca del desarrollo de las Jornadas de Protesta Nacional
en Valdivia.

3.1 Protestas de baja intensidad.

Durante las convocatorias nacionales a las diferentes JPN, la respuesta de la


población chilena tuvo distintos matices dependiendo de la ciudad o sector geográfico. En
algunas ciudades, fundamentalmente las más pobladas y de mayor relevancia, la reacción
popular fue inmediata, haciendo que desde la primera manifestación la tónica fuera una
masiva convocatoria. En otras en cambio, la participación ciudadana fue más lenta y
minoritaria, o no tuvo el impacto mediático ni represivo como las altas convocatorias de la
Capital. Bajo esta premisa, señalamos que las protestas de baja intensidad tienen relación
con el nulo o poco nivel de acción y adhesión a las manifestaciones que realizaron las y los
56
pobladores en la ciudad de Valdivia. Principalmente acá clasifican las tres primeras
jornadas de protesta de 1983 (11 de mayo, 14 de junio y 12 de julio 85), pues como se ha
mencionado anteriormente, en la ciudad el despertar poblacional avanzó a un ritmo propio,
intensificándose a medida que transcurrían las Jornadas.
Las características más significativas de estas jornadas en la ciudad fueron, por un
lado, y según lo que pudimos inferir de las fuentes de prensa y testimonios consultados, la
nula acción de protesta realizada por las y los pobladores de Valdivia, al no generarse
manifestaciones en sectores poblaciones de la ciudad.
Sin embargo, quienes sí se movilizaron durante esta convocatoria fueron
estudiantes universitarios y secundarios, los cuales realizaron pequeñas concentraciones y
caminatas como forma de expresión del descontento generalizado de la sociedad para con
la Dictadura.
“Tres manifestaciones de protesta pacífica, complementadas con distribución y lanzamiento
de panfletos de claro contenido político partidista, protagonizaron estudiantes de la
Universidad Austral de Chile, cerca del mediodía (…) Más tarde, un grupo organizado de
alumnos se dirigió hasta el centro de la ciudad gritando conocidas consignas políticas y frases
contra el gobierno y los Servicios de Seguridad.”86

Mientras tanto que, en una segunda movilización estudiantil, esta fue la


descripción relatada por un medio de prensa local;

“La anunciada protesta nacional se vivió con mayor fuerza y en forma casi exclusiva en la
Universidad Austral, donde un grupo numeroso de estudiantes protagonizó sendas
manifestaciones que hicieron necesaria la acción de la fuerza pública. Estudiantes del IPV y
de establecimientos secundarios, apoyaron al movimiento universitario que causó la única
expresión de protesta en Valdivia.”87

Por su parte, otros sectores, como el comercio y transporte, si bien no paralizaron


sus funciones, si realizaron un funcionamiento atípico. Algunos locales mantuvieron sus

85
El 11 de mayo de 1983 se realizó la primera Jornada de Protesta Nacional en el país, convocada por la
CTC (Confederación de los Trabajadores del Cobre). Para el día 14 de junio, segunda JPN, los convocantes
fueron el Comando Nacional de Trabajadores (CNT), conformado el 1 de junio por la Confederación de
Trabajadores del Cobre, la Unión Democrática de Trabajadores, la Coordinadora Nacional Sindical, la
Confederación de Empleados Particulares de Chile y el Frente Unitario de Trabajadores, más otras
organizaciones sociales. La tercera JPN del 12 de Julio de 1983 fue llamada por primera vez por los partidos
políticos de oposición, debido a la persistente persecución y detención de los líderes sindicales.
86
Diario 24 Horas, 12 de mayo de 1983, “Manifestación Callejera en el centro de Valdivia”, página 9.
87
Diario 24 Horas, 15 de junio de 1983, “Solo universitarios en la protesta”, página 12.

57
puertas cerradas durante la mañana y los taxibuses circularon con una baja intensidad
también durante la mañana. En los medios escritos, se deja entrever que en el sector de
Inés de Suárez ocurrieron apagones eléctricos y también algunos caceroleos en el sector de
Isla Teja.
A raíz de toda esta actividad social y política anti-dictatorial en Valdivia y Chile, la
Dictadura y Pinochet respondieron duramente a las manifestaciones efectuadas por la
población nacional declarando en los diferentes medios de comunicación su oposición a las
movilizaciones, bajándole el perfil y culpando a “comunistas extranjeros” de la agitación y
promoción de la movilización agregando que “el gobierno ha sido tolerante por aceptar los
dos que han ocurrido [JPN]. Pero esto se acabó señores. En lo sucesivo, se aplicarán a
situaciones semejantes todas las disposiciones legales, pertinentes o, si es el caso, las
medidas administrativas.”88
Esto se materializó en una serie de acciones represivas en contra del pueblo
movilizado, las cuales tendieron a actuar de forma preventiva y con carácter de
hostigamiento, fundamentalmente hacia los sectores populares. Reflejo de ello fueron las
constantes redadas que comenzaron a practicarse sucesivamente en la ciudad, para prevenir
cualquier acción contra el régimen y/o altere el orden público, como lo grafica el siguiente
extracto de un medio local,

“Ciento cuatro personas fueron detenidas la noche del viernes último, en diversos puntos de
la ciudad de Valdivia, en una ronda extraordinaria que realizó personal de Carabineros de la
Prefectura Local. El trabajo policial preventivo fue realizado entre las 20 y 23 horas e incluyó
personal de todas las tenencias de la ciudad. (…) La Prefectura de Carabineros valdiviana
seguirá realizando rondas similares, de manera intempestiva, para efectuar una labor de
prevención delictual. El trabajo policial preventivo fue realizado entre las 20 y 23 horas del
viernes e incluyó personal de todas las tenencias de la ciudad.”89

Por otro lado, en medio de estas primeras manifestaciones a nivel nacional, surgió
el denominado instructivo de protesta propuesto por las organizaciones convocantes, una
especie de manual de acción a ejecutar para la población que estableció ciertas formas y
fases de la movilización. Su intención fue sumar la mayor cantidad de voluntades a las

88
El Diario Austral, “Advertencia de S.E.: No aceptará nueva protesta”, cuerpo b, 28 de junio de 1983
89
Diario 24 Horas, “104 detenidos en redada nocturna”, 19 de junio de 1983, página 5.

58
jornadas, pudiendo éstas participar de la manera que estimen convenientes, haciendo que
todo tipo de acciones allí propuestas, sean parte de la rutina movilizadora.

“Las indicaciones eran: paralizar totalmente las faenas, hacer paros parciales, trabajo lento,
llegar atrasados, no asistir al casino, no enviar a niños a escuelas o colegios; no hacer
trámites bancarios; no tomar micros; no hacer compras en el comercio; circular lento en
automóvil para producir congestión, y tocando la bocina a las 13 y 18 horas; en las
poblaciones, organizándose los cesantes para ir a las Municipalidades a pedir trabajo,
conversando con choferes de locomoción colectiva y comerciantes para que no trabajen ese
día; y a las 20 horas hacer sonar las cacerolas”90

Con ello, comprendemos que el llamado a protesta consiste en una gran cantidad de
acciones no-violentas y ejecutables por toda la ciudadanía descontenta con el régimen
autoritario. Si bien, en Santiago, Concepción y Valparaíso la adhesión fue sumamente
exitosa, logrando la participación de amplias capas de la población, en Valdivia el llamado
a las primeras protestas tuvo eco mayoritariamente en los sectores estudiantiles, aunque la
reacción de la autoridad castrense local refleja el incipiente movimiento anti-dictatorial
dentro de los barrios de la ciudad.
Podemos decir entonces que la baja o nula participación de los sectores
poblacionales en estas tres primeras jornadas de protesta nacional en comparación con la
capital, puede explicarse por las diferentes condiciones y realidades que presentan una y
otra localidad. Por ejemplo, el clima pudo influir notoriamente en la masividad o no de una
movilización, pues mientras en Santiago prima un clima Mediterráneo, en Valdivia
predomina el clima Templado lluvioso, dejando caer casi 2.500 mm de agua al año.91 Y
estas tres primeras protestas se desarrollaron durante los meses más lluviosos del año.
Además, la existencia de una menor cantidad de habitantes en Valdivia, acompañado de un

90
Garcés Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra la
dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 37
(Instructivo N° 3, 9/5/83, Fuente: Archivo Vicaría de la Solidaridad).
91
Las precipitaciones se registran durante las temporadas invernales, especialmente durante los meses de
mayo, junio, julio y agosto. Santiago presenta 369,5 mm de agua caída promedio anual. Extraído de la página
web de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. http://siit2.bcn.cl/nuestropais/region13/clima.htm. El
régimen de precipitaciones registra, en la estación meteorológica de Valdivia, un valor absoluto de casi 2.500
mm anuales, con lluvias durante todos los meses del año, no existiendo una estación estival propiamente
seca. Extraído de la página web de la Municipalidad de Valdivia.
http://www.munivaldivia.cl/www/municipal_valdivia/index.php?option=com_content&view=article&id=139
1&Itemid=804&lang=es

59
menor grado de politización y organización de la población, como también la fuerte
represión policial que engendró miedo y amedrentamiento en los habitantes, entre otros,
provocó que el ritmo de acción popular fuera mucho más lento que en la zona central del
país. Por ende, no se identifican aún sectores poblacionales activos políticamente, ni
tampoco actores más allá del ámbito estudiantil. No es casual que las únicas tres jornadas
que clasifican en esta categoría de baja intensidad, corresponden a las tres primeras
convocatorias nacionales, lo cual evidencia el lento despertar del movimiento popular
valdiviano.

3.2 Protesta de mediana intensidad

Para nuestros fines investigativos, las protestas de mediana intensidad son aquellas
que presentan una leve o moderada actividad de los sectores de pobladores valdivianos en
las JPN. En esta categoría, el accionar está plenamente relacionado con las manifestaciones
preparadas y nocturnas, desde donde podremos identificar algunos puntos de protesta
emblemáticos, grupos de pobladores organizados, las acciones que efectuaron -
levantamientos de barricadas y cortes de luz localizados- en solidaridad con la lucha
nacional (su espacio/barrio). De igual modo, gracias a los sucesos que fueron registrados
por la prensa local, podremos realizar un análisis con respecto a la respuesta represiva y
discursiva de la Dictadura, desde la experiencia valdiviana, para complementar el contexto
social y político presente en este tipo de Protesta. Acá encontramos las jornadas nacionales
del 11 y 12 de Agosto de 1983, 27 de octubre de 1983, 29 y 30 de octubre de 1984.92 A

92
11 y 12 de Agosto de 1983 – Cuarta Jornada de Protesta Nacional, fue convocada por la recién fundada
Alianza Democrática (se fundó el 6 de agosto de 1983, y estuvo conformada por corrientes políticas de la
derecha republicana, socialdemócratas, radicales, socialistas y democratacristianos.), en conjunto con la CNT
y otras organizaciones de izquierda. La particularidad de esta jornada es la contradicción del régimen
autoritario que, al nombrar como ministro del Interior a Sergio Onofre Jarpa, perteneciente a la casta política
tradicional, pretendía establecer canales de diálogo con la oposición, aunque, por otra parte, efectuó la
militarización de Santiago sacando a más de dieciocho mil soldados a la calle para que resguardasen el orden
público y eviten una nueva protesta popular.

27 de octubre de 1983 – Séptima Jornada de Protesta Nacional. Tras no otorgar permiso para una
concentración opositora en la capital, el Comando Nacional de Trabajadores decide llamar a una nueva
Jornada de Protesta Nacional contra la Dictadura.

29 y 30 de octubre de 1984 – Décimo Primera Jornada de Protesta Nacional. Esta movilización es convocada
nuevamente por el CNT en conjunto con el Movimiento Democrático Popular y el Bloque Socialista

60
continuación describiremos y analizaremos la forma y desarrollo de las protestas de
mediana intensidad en la ciudad de Valdivia.
Durante el transcurso de estas jornadas, se observa una naciente semilla de rebeldía
y organización dentro de algunos sectores poblacionales de Valdivia. Particularmente,
dentro del sector comprendido por múltiples poblaciones y que deriva su denominación por
la construcción de las casas realizada por la Corporación de Vivienda, CORVI –cuestión
que detallaremos más adelante-, además de los Barrios Bajos, Avenida Lynch, entre otros.
Aquí, durante éstas movilizaciones, se gestó al calor de la lucha anti-dictatorial numerosas
acciones que tendieron a visualizar el descontento popular contra el gobierno y todo su
aparataje estatal. Ejemplo de ello fueron las diversas notas de prensa que emanaron tras
cada Jornada de Protesta.

“Cuarenta detenidos, vehículos dañados, barricadas, manifestaciones con consignas políticas


contrarias al gobierno y dos apagones causados por el lanzamiento de cadenas al tendido
eléctrico, fue el saldo de los incidentes ocurridos la noche del jueves en distintos sectores de
la ciudad como parte de la llamada ‘protesta pacífica’ a que convocó la Organización
Comando Nacional de Trabajadores. Los hechos se suscitaron principalmente en el sector
Corvi, donde ya se ha hecho una tradición, Allí, grupos de personas, en su mayoría jóvenes,
se reunieron en Holzapfel y Lastarria, gritando consignas políticas. Poco después,
desconocidos lanzaron cadenas contra el tendido eléctrico, provocando un apagón en la
población Valparaíso. Una acción similar se produjo en Pérez Rosales con Baquedano, donde
también los vecinos quedaron a oscuras. También se logró saber que un grupo de individuos
instaló barricadas en Pérez Rosales con Riquelme. ”93

Lo que resulta interesante rescatar, es el surgimiento de diversas formas de acciones


de lucha, entre las que destacan la barricada y cortes de energía eléctrica. Esto último,
también fue evolucionando con el correr de las protestas, buscando optimizar los recursos
para generar mayor daño hacia el tendido público.

“Un atentado contra los cables de electricidad, que pudo tener consecuencias lamentables a
no mediar el destino, fue realizado por desconocidos en la Avenida Lynch a la altura del 800.
El hecho, ocurrido a las 20.15 horas de anoche, ocasionó el apagón general de la Población
Lynch, pero no hubo víctimas. Mientras la calle se encontraba solitaria una a varias personas
no identificadas lanzaron a los cables una cadena de dos metros, la cual estaba amarrada a un
cordel de nylon que tenía en su otra punta un fierro. Éste había sido previamente clavado al
suelo. ”94

93
Diario 24 Horas, “Autos dañados, apagones, barricadas y 40 detenidos”, 29 de octubre de 1983.
94
Diario 24 Horas, “Terroristas causaron apagón en Pobl. Lynch”, 16 de agosto de 1983.

61
Lo que queda claro, es que ya se observa una elaborada coordinación y
organización para las acciones, las cuales tienen como objetivo sabotear elementos
sensibles para la sociedad, como lo es la energía eléctrica. El uso de artefactos explosivos o
de onda expansiva, fueron herramientas que grupos de oposición utilizaron para construir y
agudizar el clima de protesta. Ejemplo de ello fue un estallido provocado por un artefacto
de ruido en la Escuela 1.122, ubicada en el sector de Pedro Montt a un costado de la
población Bueras. El impacto causó el quiebre de vidrios, tanto del establecimiento
educacional como de departamentos cercanos.

“Un artefacto de bajo poder explosivo, pero de gran potencia de ruido, detonó en la
madrugada de ayer, a las 0.45 horas, en la población Bueras, causando quebrazón de más de
un centenar de vidrios y cortando el suministro eléctrico en parte del sector.(…) a los pocos
minutos se hicieron presentes efectivos militares, los que concurrieron al lugar alertados por
la explosión ya que cerca de allí se encuentran dos unidades militares. También llegaron
hasta allí efectivos de Carabineros y de los servicios de Seguridad, constatando los daños e
iniciando de inmediato las diligencias para dar con los autores. Se dispararon incluso,
algunos tiros al aire para verificar la presencia de los terroristas en el área. ”95

Ante esta activación del movimiento popular contra el régimen, que se materializó
en acciones concretas como barricadas, ataques a la propiedad privada, continuos cortes de
energía en diferentes sectores valdivianos –lo cual grafica el incremento de la actividad
opositora a nivel nacional-, la respuesta de la Dictadura no se hizo esperar. Estos actos de
oposición pública rápidamente fueron catalogados por la prensa y por la propia Dictadura
como actos terroristas, criminalizándolos y catalogando de delincuentes a quienes se
atrevieron a cometerlos. Así, promoviendo el pánico y la existencia del enemigo interno,
negando el diálogo y utilizando la fuerza represiva para acallar la movilización, y además,
mostrando su nerviosismo ante tal ebullición social, el régimen buscó a través de la
censura mediática y fortalecimiento del Estado policial, ahogar los gritos de descontento
generalizado. Y esta censura, se expresó en momentos de mayor efervescencia social,
impidiendo que se informe sobre los acontecimientos del día en los diarios de cobertura
nacional y local. El objetivo principal era invisibilizar la protesta, sus actores, alcances y
efectos, y a su vez, tergiversar la información transmitida con contenido propio y en favor

95
Diario 24 Horas, “Bomba rompió más de cien vidrios”, 8 de noviembre de 1984.

62
del gobierno dictatorial. En Valdivia, el diario local 24 Horas captó fotografías e
información acerca de las protestas realizadas en la ciudad, las cuales no pudieron ser
publicadas debido a la prohibición a los medios de publicar imágenes de la protesta. En
una nota de prensa, el medio valdiviano da cuenta de las dificultades para informar la
noticia; “24 HORAS, captó fotografías de lo ocurrido pero un bando emitido por la
Jefatura de Zona en Estado de Emergencia nos impide publicarlas y entregar mayores
antecedentes. Tampoco la parte oficial entregó fotografías.”96
Por suerte, y a pesar de estas prohibiciones, los reporteros gráficos siguieron
cubriendo la protesta y publicando sus efectos en medios tradicionales, situación que nos
permite conocer desde primera fuente, la existencia de adhesión, acciones e identificación
de sectores movilizados durante las distintas JPN. Como lo registra el diario 24 HORAS,
en la protesta-paro nacional del 29 y 30 de octubre se registraron algunos incidentes en
poblaciones de la ciudad, con “algunos neumáticos incendiados e insinuaciones de
barricadas, fueron los elementos usados en algunos barrios para demostrar su unidad al
movimiento opositor.”97 Como repercusión, el día 6 de noviembre de 1984, y tras las
intensas manifestaciones a lo largo de todo el país, la Dictadura decreta Estado de Sitio
para el territorio nacional. En entrevista para el diario 24 HORAS, el Gobernador de
Valdivia General Brigadier Eduardo Castellón Keitel comentó las principales implicancias
del decreto jurídico.

“Estamos a la espera de las instrucciones pertinentes. Solamente se han reiterado algunas


medidas de seguridad y control que efectúan las fuerzas de Orden y Seguridad. (…) cualquier
tipo de reunión no se puede hacer sin autorización. Ninguna reunión de tipo político podrá
realizarse, porque quedan restringidas las libertades de reunión y todas aquellas que establece
la Constitución que son inherentes al estado de sitio.”98
En síntesis, durante estas jornadas de protesta, a raíz de toda la información
obtenida, logramos identificar a Barrios Bajos, y en mayor medida al sector Corvi, como
zonas urbanas que se levantan como referentes de resistencia y actuar de las y los
pobladores. Y fue precisamente la noche, el momento escogido por las y los pobladores

96
Diario 24 Horas, miércoles 31 de octubre de 1984, página 3.
97
Diario 24 Horas, “Todo tranquilo durante las últimas horas de la protesta”, 1 de noviembre de 1984.
98
Diario 24 Horas, Gobernador frente al Estado de Sitio, 8 de noviembre de 1984.

63
para actuar y manifestarse. De igual modo, señalamos que el accionar dependió de las
condiciones sociopolíticas y materiales de las mismas poblaciones. Para explicar esto,
pensemos en las jornadas que fueron calendarizadas en meses cercanos a fechas sensibles
para la sociedad, como lo es el 8 de marzo, 1 de mayo o el 11 de septiembre.
Específicamente hablamos en las Jornadas del 29 y 30 de octubre de 1984. Aquí, en
algunas zonas más combativas de la Corvi –por denominarlo de alguna forma-, la protesta
se caracterizó por levantamientos de barricadas y actividades públicas en la famosa “vuelta
de la culebra” y en otros lugares, como por ejemplo en Av. Lynch, el corte de luz
prolongado fue la herramienta de protesta escogida.
Conociendo los puntos urbanos en cuestión, vemos que fue de acuerdo a las
posibilidades que el escenario e historia les proporcionó, los aspectos que influyeron en el
desarrollo las acciones de resistencia. El sector Corvi en el periodo fue muy activo social y
políticamente y en Lynch, la presencia de una pequeña sub-estación de energía eléctrica
explica la recurrencia de los cortes. También, tras los informes de prensa, confirmamos la
presencia de grupos compuestos por jóvenes pobladores quienes eran los protagonistas de
las protestas, especialmente en las barricadas. Igualmente, el número de detenidos en el
sector poblacional tras cada Jornada de Protesta fue mínimo, por lo que se infiere, que a
pesar de las evidentes protestas populares en Valdivia, éstas no alcanzaron la relevancia e
impacto social necesario, en cuanto a propaganda del descontento social, por lo que
representaron una moderada actividad política poblacional.

3.3 Protesta de alta intensidad.

Si bien durante las categorías anteriores pudimos identificar algunos sectores


movilizados y formas de lucha, es imperioso decir, que fue durante las JPN de alta
intensidad donde se visualiza correctamente el panorama de resistencia valdiviano en toda
su expresión, indagando en la trascendencia de las manifestaciones populares, como en sus
costos sociales. En estricto rigor, consideraremos a las movilizaciones que tuvieron mayor
grado de violencia popular, protagonismo mediático y niveles de represión, las pertinentes
para matricularse bajo esta catalogación. Para tal selección, utilizamos las fuentes de
prensa y su cobertura a los hechos para caracterizar las protestas de alta intensidad,
reconociendo sectores y actores, como también formas de lucha resistente valdiviana, entre
64
otros. Junto con ello, palparemos el alcance organizativo logrado por las y los participantes
de las JPN, que permitió la permanencia del movimiento local manteniendo activa la
resistencia anti-dictatorial en las poblaciones. Las JPN que fichan dentro de esta categoría
son; 8-11 de septiembre 1983, 11-13 de octubre en 1983, 27 de marzo 1984, 11 de mayo de
1984, 4-5 de septiembre de 1984, 4 de septiembre 1985, 5-6 de noviembre de 1985, 20 de
mayo de 1986 y 2-3 de julio de 1986.99

99
8 al 11 de septiembre de 1983 – Quinta Jornada de Protesta Nacional, La particularidad de esta protesta,
tiene relación con el contexto de gran efervescencia social en todo el país producto de la fecha en cuestión,
11 de septiembre, donde se recuerda el derrocamiento del gobierno de la Unidad popular y la instalación de
la Dictadura.

11 al 13 de octubre de 1983 – Sexta Jornada de Protesta Nacional, Esta movilización nacional fue convocada
por el Movimiento Democrático Popular, bloque político y social de oposición fundado en septiembre de
1983 y que agrupó a partidos políticos que no integraban la Alianza Democrática, entre ellos, el Partido
Comunista de Chile, el Partido Socialista-Almeyda, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y otras
orgánicas más pequeñas. Sus objetivos eran; 1) la caída de Pinochet y el fin del sistema político y del orden
jurídico, económico y social impuesto por la dictadura; 2) la movilización social y callejera; 3) la
implementación de un gobierno provisional que llevara adelante la tarea de re democratizar la sociedad
chilena.

27 de marzo de 1984 – Octava Jornada de Protesta Nacional. “En la protesta de marzo estuvo en juego la
capacidad de convocatoria y movilización de la Oposición, que alcanzó sin dudas resultados muy positivos
respecto a declinación vivida en los últimos meses del año 83. El régimen, cada vez más aislado ensayó una
estrategia conocida: represión a los sectores populares y promesas de concesiones a los sectores medios.” En
De la Maza, Gonzalo y Garcés, Mario. La explosión de las mayorías 1983-1984. Educación y
Comunicaciones. Santiago, 1985. Página 54.

11 de mayo de 1984 – Novena Jornada de Protesta Nacional, La novena Jornada de Protesta Nacional fue
convocada nuevamente por el Comando Nacional de Trabajadores y los diferentes bloques políticos de
oposición (MDP, AD y BS), más organizaciones estudiantiles y sociales.

4 y 5 de septiembre de 1984 – Décima Jornada de Protesta Nacional. La particularidad de esta protesta, es


que para el primer día se llamó a manifestarse de la forma tradicional, manifestación en los centros cívicos de
cada ciudad, caceroleos, entre otros, y para el día siguiente, se buscó generar una paralización total del país,
señalando que los manifestantes y ciudadanía en general no realice sus actividades normales ni salga de sus
hogares.

4 de septiembre de 1985 – Décima Segunda Jornada de Protesta Nacional. La jornada, se desarrolló de la


siguiente manera en la capital; “Las fases de la jornada, como ya resultaba característico a estas alturas,
comenzó en la mañana con falta de locomoción colectiva y altos niveles de ausentismo escolar, a medio día
las actividades se desarrollaron en torno a los planteles universitarios, mientras que en la noche las
poblaciones del sur y el oriente fueron las destacadas por la prensa”. En Garcés Antonia. Los rostros de la
Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra la dictadura militar (1983-1986).
Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 60

5 y 6 de noviembre de 1985 – Décimo Tercera jornada de Protesta Nacional. Ésta protesta, tuvo como
finalidad ser una muestra de apoyo a los dirigentes sociales detenidos en la movilización anterior por la
Dictadura.

65
Las protestas de alta intensidad desarrolladas en Valdivia, tienen como
característica común un nutrido nivel de actividad social y política de la población, antes,
durante y después de cada JPN, asociado a acciones de manifestación que fueron
coordinadas entre distintos sectores poblacionales. Y esta coordinación se vio reflejada en
la simultaneidad de los sucesos de protesta, como también en acciones complementarias,
donde participó un considerable número de pobladores. Todo con el objetivo de visualizar
el descontento popular y preparar un clima social adverso para la Dictadura.
En la JPN del 8 al 11 de septiembre de 1983, una de las más agitadas y recordadas
por el impacto mediático y adhesión social que generó, en vísperas del ocho se registraron
acciones de manifestación en algunos sectores de Valdivia. Uno de ellos fue Barrios Bajos
donde, un grupo indeterminado de personas “lanzaron panfletos, hicieron fogatas, pintaron
100
consignas y provocaron un apagón al lanzar un alambre al tendido eléctrico”, con el
claro objetivo de preparar el ambiente de protesta. En la misma prensa de la época, se deja
entrever los diferentes preparativos para la protesta que se gestaron a partir de esta
convocatoria nacional. Preparativos de grupos organizados que consisten en la recopilación
de insumos útiles para encender la movilización.

“El robo de neumáticos en desuso colocados como defensa en diversas plazoletas de la


ciudad, especialmente en el sector Corvi (…) fue realizada en la noche por desconocidos. La
situación provoca inquietud en las poblaciones afectadas, ya que se presume que se trataría
de la acción de grupos vandálicos que estarían preparándose de esta forma para realizar
quemas y barricadas el día de hoy, con ocasión de la manifestación de protesta convocada
por grupos políticos de oposición.”101

20 de mayo de 1986 / 2 y 3 de julio de 1986. Décimo Cuarta y Décimo Quinta JPN. Las últimas dos
movilizaciones del ciclo de protestas denominadas Jornadas de Protesta Nacional que se desarrollaron
durante el año 1986, fueron convocadas por el Comando Nacional de Trabajadores primeramente (20 de
mayo) y por la Asamblea de la Civilidad (2 y 3 de julio) quién llamó a un paro-protesta. Ésta última jornada,
quedó marcada por el asesinato de Rodrigo Rojas de Negri y el grave estado de salud en que quedó su
compañera Carmen Gloria Quintana. Como lo grafica Antonia Garcés, “Ambos jóvenes fueron quemados
vivos mientras participaban de una barricada en General Velásquez. La llegada de una patrulla militar
disolvió a los manifestantes, teniendo éstos que escapar para no ser arrestados, sin embargo, Carmen Gloria y
Rodrigo fueron capturados. Luego de ser golpeados fueron rociados con bencina, para posteriormente
prenderles fuego.” En Garcés, Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas
de protesta contra la dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia.
Santiago, 2011. P. 69.
100
Diario 24 Horas, “Comunistas quemaron la bandera chilena”, 7 de septiembre de 1983.
101
Diario 24 Horas, “Robo de neumáticos en varias poblaciones”, 8 de septiembre de 1983.

66
En medio de todo este clima de descontento y agitación social, y tras el llamado
público del gobierno autoritario hacia sus seguidores para defender sus pretensiones,
surgen sectores de derecha agrupados en organizaciones políticas, organizaciones de
mujeres (en Valdivia, ‘Poder Femenino’ 102), grupos “paramilitares”, entre otros, que hacen
eco al llamado castrense y realizan concentraciones de apoyo y acciones de
amedrentamientos contra quienes se organizan en la protesta.

“La Juventud Anticomunista de Chile, J.A.CH., hizo llegar hasta la sala de redacción del
Diario de Valdivia, un escueto papel que trae una notificación que no necesita
interpretaciones. (…) Filial Valdivia. Sres. Diario ’24 HORAS’ Comunicado. ‘La Juventud
Anticomunista de Chile se hace el deber de informar a la ciudadanía que esta entidad ya no
tendrá más contemplaciones con los activistas de ideologías marxistas, condenándolos a
recibir la única condena que éstos se merecen (la muerte)”103

A pesar de tales amenazas, para el primer día de protesta (8 de septiembre), se


efectuaron varios incidentes en el centro como también en poblaciones de la ciudad. Así
quedó registrado en el Diario 24 Horas del día 9 de septiembre de 1983, “Más de un
centenar de personas fueron detenidas ayer durante los incidentes que se registraron en el
centro de la ciudad y algunos sectores periféricos (…)”104 Además, en la misma
publicación se observan las acciones que pobladores llevaron a cabo en el sector CORVI
de Valdivia.
“También, alrededor de las 20.00 horas, otros grupos de pobladores se reunieron en la
esquina de las calles Lastarria y Holzapfel, entre las poblaciones Emergencia y Alfredo
Cañas y cortaron el tránsito vehicular, colocando barricadas de neumáticos encendidos y
lanzando botellas al pavimento. También algunas mujeres y niños golpearon insistentemente
ollas y tarros, gritando consignas contrarias al gobierno.”105

Para el día siguiente, la jornada estuvo mucho más agitada. Aumento el número de
detenidos por participación en la protesta llegando a 206. Nuevamente los hechos más

102
Organización social que agrupó a mujeres ligadas a movimientos políticos de derecha.
103
Diario 24 Horas, ¡Apareció en el país un “Comando de Vengadores” !, 1 de septiembre de 1983. Este
comunicado, fue a propósito de la muerte del General e Intendente de la Región Metropolitana Carol Urzúa,
el 30 de agosto de 1983, a manos de un destacamento del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
104
Diario 24 Horas, “Protesta en Valdivia dejó a más de un centenar de detenidos”, 9 de septiembre de 1983.
105
Ídem.

67
relevantes ocurrieron en el sector de la CORVI en Valdivia, donde se registraron serios
incidentes entre la fuerza policial y pobladores.

“De acuerdo al informe del jefe policial, aconteció a la una de la madrugada de ayer en la
Corvi, cuando una poblada atacó a pedradas a un bus Pegaso de Carabineros, resultando el
vehículo con sus parabrisas y cuatro vidrios laterales destruidos (…) Las acciones de protesta
más violentas tuvieron lugar en la Corvi, población Valparaíso y Holzapfel. En tales lugares
la fuerza pública intervino usando bombas lacrimógenas y equipos antimotines deteniendo a
decenas de personas, en su mayoría jóvenes.” 106

La noche del 11 de septiembre fue escenario de protestas por parte de pobladores


de la CORVI en Valdivia. Las barricadas, cánticos y consignas contra la Dictadura, más el
apedreo a taxis y taxibuses fueron parte de la jornada.
“Un Carabinero herido, once detenidos y daños por un monto imposible de precisar,
provocaron turbas de antisociales que en la noche del domingo y madrigada del lunes
realizaron diversas acciones en el sector CORVI de esta ciudad. Grupos de personas
protegidas por la oscuridad levantaron barricadas en las calles, incendiaron neumáticos,
destrozaron casetas de buses, apedrearon vehículos y escuelas. Los delincuentes, gritando
consignas políticas contra el gobierno prolongaron su acción durante cinco horas.
Carabineros se hizo presente actuando con energía y usó sus armas de servicio en repetidas
oportunidades para repeler el ataque de los manifestantes.”107

Por su parte, otro diario local “El Austral de Valdivia”, registró los mismos incidentes
ocurridos en la ciudad, entregando mayores detalles acerca de esta Jornada de Protesta
Nacional que se vivió en el sector CORVI, inclusive se da cuenta de un enfrentamiento
entre Carabineros de la Tenencia Los Jazmines y pobladores que intentaron atacar la
unidad policial.

“Serios incidentes en el sector Corvi, población Valparaíso y Los Jazmines provocaron


anoche grupos de individuos que se dedicaron a levantar barricadas, apedrear vehículos
particulares y de la locomoción colectiva, y a incendiar garitas y neumáticos. (…) Pasada la
media noche continuaba en el sector Corvi el ruido de disparos, mientras las fuerzas
policiales mantenían completamente acordonado ese sector, cuyo alumbrado público había
dejado de funcionar. (…) elementos extremistas habían atacado con piedras y otros
elementos contundentes la Tenencia de Carabineros Los Jazmines, por lo menos en tres
oportunidades, intentando sobrepasar a las fuerzas policiales, que repelieron el ataque
poniendo en fuga a los asaltantes.” 108

106
Diario 24 Horas, “Resultado en Valdivia. Protesta dejó 206 detenidos”, 10 de septiembre de 1983.
107
Diario 24 Horas, “Vandalismo Nocturno”, 13 de septiembre de 1983.
108
Diario Austral de Valdivia, “Incidentes en sector CORVI anoche”, 12 de septiembre de 1983, página 28.

68
Según las mismas fuentes de prensa, fueron once los detenidos por este hecho, y
además un Carabinero resultó herido tras el enfrentamiento con pobladores, sumado a los
cuantiosos daños efectuados en un establecimiento educacional del sector, el cual resultó
con gran cantidad de vidrios quebrados producto de las pedradas, las que también
alcanzaron a taxibuses y taxicolectivos. 109
El saldo de esta manifestación popular nocturna, realizada principalmente por
jóvenes y mujeres, dejó al descubierto destrozos de señaléticas, soleras y paraderos,
apagones de luz debido al lanzamiento de cadenazos al tendido eléctrico, barricadas y
enfrentamientos con Carabineros (incluso una unidad policial apedreada en la población
Los jazmines) en varios sectores, como la Corvi y poblaciones aledañas, además de Rubén
Darío y Barrios Bajos. Sin duda, esta JPN en particular, tuvo un gran impacto en Valdivia,
pues fue la primera movilización que alcanzó tales niveles de intensidad y violencia,
potenciada por la fecha misma y por los cuatro días de protesta convocados. Además,
transformó en referente de lucha al sector Corvi, pues su población decididamente se abocó
a las calles para manifestarse con fuerza y organización contra la Dictadura Militar, siendo
un permanente foco de resistencia y enfrentamientos en varios puntos del mismo sector.
En las siguientes convocatorias a Protesta Nacional, también evidenciamos la
importancia del sector Corvi como foco de resistencia activa y masiva. Tanto por la
siempre presente acción de protesta, como por la cantidad de pobladores y pobladoras que
participaron, y no solamente en un lugar definido, sino más bien, en diversos puntos del
mismo sector. El 14 de octubre de 1983, en una nota de prensa del diario 24 Horas,
obtuvimos la siguiente información;

“Nuevamente se registraron desórdenes anoche en el sector Corvi. Pasadas las 22.00 horas
diversos grupos se concentraron en la calle Holzapfel y en el sector de los edificios de la
población. Los manifestantes instalaron barricadas con neumáticos encendidos,
movilizándose de inmediato personal de Carabineros que se encontraba en un bus (…) el
personal policial encontró focos de resistencia de algunos grupos que lanzaron piedras a los
vehículos de Carabineros.”110

109
Diario 24 horas, “Noche de terror en la Corvi”, 13 de septiembre de 1983, página 12.
110
Diario 24 Horas, “Otra vez desórdenes en Pobl. Corvi”, 14 de octubre de 1983.

69
Además, se registró un corte de electricidad durante la noche debido al sabotaje
perpetrado en la “Subestación General Lagos, causando el apagón en la zona del Hospital
Regional, Huachocopihue y Barrios Bajos” 111. Tras declaración de testigos, un grupo de
desconocidos habría lanzado una cadena al tendido eléctrico ocasionando el desperfecto.
Por su parte, en la JPN del 27 de marzo de 1984, la primera movilización nacional
del año, registró en Valdivia una alta actividad social y política de las y los pobladores.
Nuevamente fue la noche el momento escogido para realizar acciones de resistencia y
descontento popular. Así se vivió la jornada, según el relato de un medio de prensa escrita
valdiviano.

“Casi al filo de la medianoche se supo que sujetos no identificados saquearon el local del
Autoservicio Comunitario, AUCO, ubicado en la población San Luis. Las versiones,
confusas hasta ahora, indicaban que una poblada que instaló neumáticos ardiendo en medio
del pavimento, irrumpió luego en el local, abastecido por Supermercados Kapel y provistos
de elementos de palanca lograron abrir las puertas e ingresar al recinto llevándose
mercaderías diversas. También se supo que grupos de antisociales destruyeron casetas donde
se espera la locomoción colectiva y procedieron a incendiarlas en el mismo sector. Hasta allí
concurrió personal de Carabineros que debió usar gases disuasivos lacrimógenos para repeler
a los furiosos vándalos. (…) Informaciones telefónicas de personas anónimas indicaron,
asimismo, que en el sector [CORVI] otro grupo de personas instaló barricadas, utilizando en
algunos casos hasta alambres de púas. También hasta allí debió concurrir personal policial
para actuar en defensa de los intereses de la comunidad. Finalmente, vecinos del sector de la
población Libertad, señalaron que personal militar patrullaba la población donde también se
registraron desórdenes.”112

Aquí, observamos que aparecen nuevos sectores movilizados, como lo es Población


San Luis y Población Libertad, ambas ubicadas en las cercanías de calle Rubén Darío,
arteria que atraviesa la población Autoconstrucción, ésta última, foco de resistencia
popular en los ochenta, con características similares a las desarrolladas en la Corvi, aunque
en menor medida. Entonces, no sería extraño pensar que los protagonistas de éstas
acciones de sabotaje y saqueo al almacén de Schneider con Rubén Darío, hayan sido
pobladores de “la Rubén Darío” o Autoconstrucción, pues permanentemente levantaron
acciones de protesta contra el régimen y Pinochet. Interesante nos resulta ver, la utilización
de paraderos de la locomoción colectiva como fogatas, señaléticas de tránsito para

111
Diario 24 Horas, “El ‘apagón’ de anoche habría sido provocado”, 14 de octubre de 1983.
112
Diario 24 Horas, “Vandalismo anoche: saquearon un AUCO”, 28 de marzo de 1984.

70
bloquear calles, y los rutinarios cortes de luz en diferentes zonas de la ciudad. Esto grafica
el incremento de la actividad opositora, abarcando más sectores movilizados y ejerciendo
nuevas formas de protesta. Debido a esto, en Población San Luis (específicamente en la
esquina de René Schneider con Rubén Darío), en el sector Corvi, principalmente en calle
Holzapfel, en Población Inés de Suarez, El Laurel y Libertad se registraron incidentes entre
pobladores y la fuerza pública. El saldo final de detenidos en esta protesta valdiviana fue
de 5 personas, uno de ellos un menor de 15 años. Dos de los detenidos fueron acusados por
infringir la Ley de Seguridad al interior del Estado y pasaron a ser procesados por la
Fiscalía Militar. El niño fue dejado en libertad, quedando bajo la custodia de sus padres.
Los otros dos jóvenes también quedaron en libertad.113
Otro informe de prensa, esta vez ligado a la JPN del 11 de mayo de 1984, al
cumplirse un año del inicio del ciclo de protestas, los pobladores, principalmente jóvenes,
nuevamente hicieron eco al llamado nacional y se volcaron a las calles para protestar
contra la Dictadura Militar durante la noche, levantando barricadas, golpeando cacerolas,
lanzando panfletos y gritando consignas anti-dictatoriales, en distintos puntos de la ciudad.

“Poco después de las 21.00 horas, en diferentes sectores de la ciudad, especialmente en las
poblaciones Corvi y los llamados “barrios bajos”, grupos de manifestantes instalaron
barricadas, utilizando neumáticos encendidos para obstaculizar el tránsito vehicular. Los
grupos de manifestantes, en su mayoría jóvenes, se reunieron en torno a las fogatas para
gritar consignas en contra del gobierno. (…) Personal de Carabineros recorrió la ciudad y se
instaló en piquetes en algunos puntos neurálgicos (…). Tanto en población Corvi, como en la
calle Guillermo Fritz, los manifestantes coreaban frases contra el gobierno hasta casi la media
noche. A las 20.00 horas, como se había anunciado mediante panfletos firmados por grupos
políticos y que fueron lanzados durante la madrugada de ayer, se escucharon ruidos de
cacerolas en diferentes poblaciones mientras grupos se reunían en las esquinas para protestar.
”114

Hasta el momento, vemos que, dentro del estado de la protesta valdiviana, se


consolidan algunos sectores poblacionales como lugares de lucha permanente contra la
Dictadura. Es el caso de la Corvi y Barrios Bajos, donde tras cada convocatoria nacional se
realizó algún tipo de acción de protesta, ya sea corte de luz, barricadas, caceroleos,
panfleteo, entre otros, lo cual trajo como consecuencia el constante enfrentamiento entre
pobladores y personal policial. Similares acciones se concentraron durante la JPN del 4 y 5

113
Diario 24 Horas, “Solo 5 detenidos la noche del martes”, 29 de marzo de 1984.
114
Diario 24 Horas, “Fogatas en diferentes sectores de Valdivia”, 12 de mayo de 1984.

71
de septiembre de 1984, donde los manifestantes de las ya mencionadas poblaciones, se
sumaron a las protestas durante la noche en doble jornada, como lo registra el diario local
“24 Horas”.

“En cuanto a las organizaciones políticas que provocaron acciones subversivas, el informe
indicó que el martes a las 18.30 horas, en población Gil de Castro [Sector Corvi], fue
apedreado un furgón de Carabineros por tres individuos que fueron aprehendidos. (…) El
informe oficial indicó que, entre las 19.00 del martes y las 01.30 horas de ayer en numerosos
puntos de las poblaciones periféricas, hubo manifestaciones en contra del Gobierno, con
quema de neumáticos, barreras y todo tipo de elementos que obstruyeron las calles,
esparciendo a la vez miguelitos. Estos lugares, medios de Carabineros fueron atacados con
piedras y otros elementos con gran violencia cuando llegaron a desarmar las barreras. Por
otro lado, a las 21 horas de anoche, una patrulla militar que protegía una población en Bueras,
sector Huachocopihue, fue apedreada y atacada con improperios por un grupo de personas, lo
que obligó a la patrulla a efectuar disparos al aire.(…) en total se detuvo a 25 personas por
desorden y dos por insulto o ataque a Carabineros. Por otro lado, nueve vehículos policiales y
cinco particulares, resultaron dañados por efecto de las piedras y otros elementos lanzados
por los elementos subversivos. En el sector del Cantón Bueras, se produjo un corte de energía
eléctrica de unos veinte minutos, provocados por las fuerzas en desorden. Los hechos más
relevantes y violentos se cumplieron en las poblaciones Corvi y San Luis.”115

La particularidad de dicha movilización, estuvo marcada por el accionar represivo


de militares y Carabineros, quienes, al verse sobrepasados por las y los manifestantes,
realizaron disparos supuestamente al aire para dispersar la protesta. Producto de ello, una
persona en el sector de Barrios Bajos sufrió un impacto de bala, por lo cual fue trasladada
al centro de salud. Las versiones oficiales señalaron que, “el sujeto [Juan Carlos Pinilla
Oviedo, 21 años, electricista] resultó herido en extrañas circunstancias en la esquina de
Camilo Henríquez al llegar a Cochrane” 116, sin precisar los hechos y omitiendo a los
responsables. Otro dato importante, lo podemos extraer desde la fecha del llamado,
septiembre, mes simbólico y muy sentido por la población popular debido a todo lo que
representa. Así explicamos el arrebato de las fuerzas represivas, quienes se ven
sorprendidos al no poder contener las manifestaciones por la alta intensidad de las acciones
de resistencia popular, frente a un nuevo aniversario de la caída del gobierno democrático
de Salvador Allende.
Siguiendo con los hechos ocurridos en las JPN de alta intensidad, y tras un año sin
llamados a protestas nacionales, nuevamente nos topamos con el mes de septiembre, pero

115
Diario 24 Horas, “Todo normal a pesar de la protesta nacional”, 6 de septiembre de 1984.
116
Diario 24 Horas, “Herido a bala en protesta reciente”, 8 de septiembre de 1984.

72
esta vez dentro del año 1985. Aquí se convocó a una Jornada de movilización para el
cuarto día del mes, aunque durante toda esa semana, hasta llegar al 11 de septiembre,
ocurrieron acciones de resistencia poblacional en la ciudad. Y fue nuevamente durante la
noche, cuando grupos de pobladores realizó barricadas e incidentes que se desarrollaron en
varias zonas urbanas. Entre ellas, sector Corvi, calle Schneider a la altura de Rubén Darío,
Bueras y General Lagos (Barrios Bajos), donde a su vez, se provocaron apagones
eléctricos producto de cadenazos lanzados a cables, como también el sabotaje con las
mismas características, a la subestación de electricidad de la empresa SAESA, ubicada en
calle Picarte a la altura del Campamento Chorrillos.

“Un total de 7 apagones de luz se registraron en la ciudad la noche del miércoles, como
consecuencia de ‘cadenazos’ lanzados a cables de alta y baja tensión, según un informe
policial (…). Carabineros procedió también a retirar de la vía pública cuatro neumáticos que
ardían y con los cuales grupos de exaltados pretendían levantar barricadas. Estos hechos se
produjeron entre las 20.15 y 21.30 horas en las calles Schneider, CORVI, Bueras y General
Lagos. La jefatura de la Prefectura sostuvo que la situación del pasado miércoles estuvo
controlada, estableciéndose que los protagonistas de los incidentes era una minoría
compuesta fundamentalmente por muchachos jóvenes y delincuentes habituales que trataron
de aprovecharse de la situación. ”117

Claramente, los tipos de acciones variaron según las condiciones, tanto del
entorno como en la preparación y perfeccionamiento de acciones de resistencia. Por ende,
el gran número de apagones, que se transformaron en infaltables acontecimientos durante
las movilizaciones y fechas emblemáticas. Incluso, en algunas ocasiones fueron la señal
para dar inicio a la protesta, como también una forma de notificar a la ciudadanía y a la
Dictadura, sobre la decisión y acción que estaban llevando a cabo las y los pobladores,
frente al antidemocrático gobierno de Pinochet. En este sentido, y estando ad portas de un
nuevo 11 de septiembre, se generó una importante efervescencia social entre las y los
pobladores, y más específicamente entre los jóvenes, lo cual se vio reflejado en
importantes manifestaciones contrarias a la Dictadura que se realizaron durante las noches
de setiembre, y que marcaron la agenda mediática local.

“Cinco jóvenes fueron detenidos en la madrugada de ayer al ser sorprendidos por Carabineros
cuando efectuaban diversas acciones de tipo vandálicas en el interior de la Población Inés de

117
Diario Austral, “Noche del miércoles: Siete apagones en Valdivia”, 6 de septiembre de 1985.

73
Suarez. (…) La policía informó que los cinco sujetos destruyeron letreros de señalización de
tránsito, provocaron desórdenes y desmanes en la vía pública y gritaron consignas contrarias a
la autoridad. Su detención se produjo alrededor de las 01.15 horas. Por otro lado, se informó
que también elementos vandálicos lanzaron durante la noche del martes, y madrigada de ayer
‘cadenazos’ al alumbrado público, provocando algunos cortes de energía eléctrica en varios
sectores de la ciudad.”118

Para el 11 de septiembre de dicho año, los ánimos se encontraban bastante agitados.


La construcción del clima de protesta creado por las y los pobladores era un hecho, pues
durante todos los días se efectuaron en la noche acciones de resistencia y propaganda
antidictatorial. Nuevamente el sector Corvi, Rubén Darío con Schneider, sumándose Av.
Lynch con calle Brasil en la Población Inés de Suarez, fueron escenario de expresión de
descontento popular. Básicamente, jóvenes pobladores realizaron cortes de tránsito con
barricadas y provocaron cortes de luz que afectaron a toda la ciudad por unas horas,
inclusive al hospital Regional. La información de la prensa local nos permite evidenciar los
hechos y realizar un pequeño balance;

“Un total de 15 personas fueron detenidas la noche del miércoles poco después de producirse
el apagón que oscureció Valdivia entre las 20.35 y 22 horas. El grupo pasó ayer a disposición
de los Tribunales de Policía y del Crimen, acusado de promover y provocar actos vandálicos
y desmanes que afectaron a diversos sectores de la ciudad (…) Carabineros debió desplegar
un numeroso contingente por todas las calles de poblaciones y barrios de Valdivia, a fin de
controlar la situación (…)”.119

Septiembre y el 11, se constituyeron en una fecha insigne para la lucha anti-


dictadura en Valdivia. Pareciera ser que las y los pobladores, sentían en su interior, un
llamado de justicia y dignidad que los conducía masiva y decididamente a participar de la
resistencia contra el régimen autoritario con más fuerza durante estos días. Y los
protagonistas fueron mayoritariamente los jóvenes pobladores, quienes se atrevieron a
desafiar el orden autoritario durante las noches. Los manifestantes, a través de cadenazos,
cortes de calles con barricadas y enfrentamientos con las fuerzas policiales, entre otros,
instalaron a la ciudad como un foco más de resistencia durante las JPN y en especial
durante el noveno mes del año.

118
Diario Austral, “Cinco detenidos por vandalismo público”, 12 de septiembre de 1985.
119
Diario Austral de Valdivia, Página Portada y número 6, 13 de septiembre de 1985.

74
Por su parte, en la décimo tercera JPN convocada para los días 5 y 6 de noviembre
de 1985, en Valdivia, los principales acontecimientos se realizaron en los mismos sectores
mencionados, más la aparición de otros lugares de resistencia como respuesta al
permanente estado de protesta social desarrollado por pobladores. Por la noche y durante
ambos días, el sector Corvi, Isla Teja, Campamento Chorrillos, Sector Barrios Bajos, Calle
Schneider con Rubén Darío, entre otros, fueron escenario de levantamientos de barricadas,
uso de señaléticas como barreras en las calles, destrucción de semáforos y apedreos, los
cuales dañaron algunos microbuses de la locomoción colectiva.

“Las máquinas (…) han sufrido quebrazones de vidrios, especialmente en los sectores Rubén
Darío, Corvi, Inés de Suarez, Avenida Argentina, Isla Teja y General Lagos, que son los
lugares de mayor conflicto. Esta situación –dijeron los dirigentes- nos ha motivado a que
tengamos que reducir los horarios de circulación de los taxibuses, con las consiguientes
pérdidas que ello involucra, pues en las mañanas las calles amaneces plagadas de botellas
quebradas e incluso restos de damajuanas con filudos vidrios que dañan peligrosamente los
neumáticos, sin considerar las grandes piedras, fierros retorcidos y chatarras de vehículos, por
lo que las máquinas tienen que salir una vez que han despejado en parte las calles. Por las
tardes, agregaron, ya al atardecer debemos retirarlas porque en los barrios periféricos son
víctimas de atentados de antisociales.”120

Con estas declaraciones, observamos el estado en que quedan las calles luego de
cada JPN, lo cual nos permite reconocer los elementos utilizados por las y los
manifestantes, más allá de la barricada y los continuos cortes de luz. Entre ellos destacan,
la quebrazón de botellas, grandes piedras, estructuras de cemento, señaléticas, paraderos y
todo lo que sirvió para construir barreras en las calles, fueron utilizados por quienes se
manifestaron en los barrios de Valdivia, acompañados de los infaltables apedreos a la
policía y a los microbuses de transporte colectivo. Esto, no solo fue realizado en el sector
Corvi, sino también en otras zonas valdivianas como Rubén Darío, Avenida Argentina
(Colinda con población Inés de Suarez y Valparaíso) y Barrios Bajos. Y los nombres se
van repitiendo a medida que analizamos cada JPN, lo cual ya nos indica, cuándo y dónde
se protagonizaron las jornadas de protesta contra la Dictadura presidida por Pinochet.
Bajo el contexto de esta JPN, la reacción del régimen local no se hizo esperar y
respondiendo a la orden emanada desde la Dictadura central para contener la movilización

120
Diario Austral de Valdivia, “Afirman dirigentes de Asociación de Taxibuses: Diversos atentados han
sufrido máquinas de la locomoción colectiva”, 8 de noviembre de 1985, página 7.

75
social y política, efectivos de Carabineros realizaron una serie de redadas en los sectores
poblacionales más activos de Valdivia, deteniendo a 53 personas por su presunta
participación en las protestas, lo cual da cuenta de la masiva concurrencia que poseían las
manifestaciones populares.

“53 personas detenidas hasta ayer en la tarde era el saldo de la jornada de ‘protesta’ efectuada
en nuestra ciudad en las pasadas 48 horas. Así se informó en la Prefectura de Carabineros,
donde se indicó que el grupo pasó a disposición del Tribunal de Policía Local, acusado de
provocar daños a la propiedad fiscal, desórdenes en la vía pública y lanzar ofensas contra
Carabineros en servicio. Se informó que la mayor parte de los detenidos se logró en un
operativo de carácter preventivo que Carabineros efectuó el pasado martes en el campamento
Chorrillos y la población San Luis. La acción –alrededor de las 18.00 horas- contó con el
apoyo de un helicóptero policial, lográndose la incautación de un alto número de neumáticos
y letreros de fierro que habían sido arrancados desde sus bases (…)”121

Continuando con lo expuesto, en las últimas dos JPN del largo ciclo de protestas en
Valdivia -la décimo cuarta realizada el 20 de mayo de 1986 y la décimo quinta convocada
para los días 2 y 3 de julio del mismo año-, las y los pobladores realizaron manifestaciones
en contra del régimen militar, con características muy similares a las anteriores protestas de
alta intensidad. Sin embargo, el paro-protesta del 2 y 3 de julio marcó una de las jornadas
más álgidos en cuanto a protestas en la ciudad, donde gran cantidad de personas y acciones
se sumaron en las calles, con barricadas, atentados a postes, cortes de luz, entre otros. En el
sector Corvi, calle Rubén Darío, sector Barrios Bajos, Avenida Argentina, Chorrillos, entre
otros, fueron escenario de las acciones de manifestantes quienes destruyeron las señaléticas
de tránsito, semáforos, adoquines, veredas, paraderos de micros, lanzaron piedras, vidrios y
miguelitos en las calles. Además, se registró un “atentado” a la subestación de electricidad
de SAESA en picarte.

“Un desolador panorama presentaban ayer en la mañana algunos sectores periféricos de la


ciudad, como consecuencia de manifestaciones e incidentes provocados por adherentes a la
‘Jornada de Protesta’ que fue convocada para el martes y miércoles pasados. En un recorrido
efectuado por este diario se pudo observar los daños y perjuicios en calles, veredas, tendidos
eléctricos e incluso un semáforo y letreros señalizadores de tránsito. (…) Aún en la mañana,
alrededor de las 08.50 horas ardían en algunas intersecciones, neumáticos quemados y eran
retirados pesados adoquines que fueron utilizados como barricadas. En SAESA se estimaba

121
Diario Austral de Valdivia, “Operativo preventivo en Chorrillos: 53 detenidos en la jornada de ‘protesta’”.
7 de noviembre de 1985, página 8.

76
que los daños causados a algunas instalaciones eran de consideración, así como los destrozos
que causó el bombazo del martes a las 21.40 horas.”122

Resulta necesario contextualizar esta JPN para comprender la alta intensidad en


cuanto a participación social y acciones desarrolladas. Estamos en presencia de la última
protesta considerada dentro del grupo de quince jornadas nacionales entre los años 1983-
1986. La comunidad valdiviana, al igual que todo Chile, y más precisamente quienes
vivían a diario los perjuicios provocados por la Dictadura cívico-militar, estaban cansados
de tanta miseria y represión, por lo que, obviamente, salieron más decididos y con mayor
carga de rabia e impotencia, a las calles a manifestarse y liberar la desazón. Esto es avalado
por el saldo final de detenidos en la protesta que correspondió a 33 personas, quienes en su
mayoría fueron detenidos por sospecha. Del grupo, cinco jóvenes quedaron en prisión y
fueron enviados a la cárcel por desórdenes en la vía pública, y como lo evidencia la nota de
prensa, otra vez eran fundamentalmente jóvenes populares quienes levantaron la voz contra
Pinochet.

“Cinco personas ingresaron ayer a la cárcel pública por disposición del Primer Juzgado del
Crimen, acusadas de provocar desórdenes y daños a la propiedad pública y privada. Los
cinco detenidos fueron identificados como José Solis Serrano (20), Alban Plumer Boin (20),
Orlando Wladimir Pérez Pino (30), Juan Félix Cayumán Áviles (33) y un menor de 17 años,
L. R. D. C.”123

En síntesis, durante las Jornadas de Protesta Nacional que clasificamos como de


alta intensidad se observó el gran protagonismo de las y los pobladores valdivianos,
antes, durante y posterior al desarrollo de las protestas convocadas a nivel nacional. Este
protagonismo, ligado más precisamente al rol desempeñado por jóvenes populares, se vio
reflejado en la gran organización y coordinación en las acciones de los diferentes sectores
poblacionales movilizados, lo cual se grafica cualitativamente en las significativas
concentraciones de pobladores en cada sector, fortaleciendo la lucha de resistencia a

122
Diario Austral de Valdivia, “El saldo de la Jornada de Protesta”, 4 de julio de 1986, página 2.
123
Diario Austral de Valdivia, “Otros 28 en libertad: Cinco detenidos ingresaron a la cárcel por desórdenes”,
4 de julio de 1986, página 24.

77
través de la apreciación de una mayor cantidad de barricadas y enfrentamientos con
Carabineros.
Es necesario recalcar que, durante éstas manifestaciones de alta intensidad, se
consolidaron sectores de lucha y se transformaron en referentes de resistencia popular
durante el periodo dictatorial. Hablamos del sector CORVI, Poblaciones Inés de Suárez,
Valparaíso, Los Jazmines, Avenida Argentina, campamento Chorrillos, Calle Schneider a
la altura de Rubén Darío, sector Barrios Bajos, población San Luis, entre otros, donde
pudimos constatar el nivel de articulación poblacional, realizando acciones simultaneas
en distintos puntos de Valdivia. Con ello, el clima de protesta se situó como un hecho,
nadie quedó indiferente a la movilización, lo cual permitió que la propaganda opositora
se llegara a todos los rincones de la ciudad, obligando a los medios de prensa superar la
censura impuesta por la Dictadura y cubrir los sucesos de resistencia poblacional. En
relación a los elementos utilizados por la poblada, destacamos las piedras, botellas,
“miguelitos”, palos, entre otros, para combatir la represión policial. También el sin
número de neumáticos para ser quemados, fierros retorcidos de letreros y grandes piedras
de cemento, fueron parte de los materiales usados en la construcción de las barricadas.
Por otro lado, los cortes de energía eléctrica pasaron de ser localizados (una calle o
población) a generalizados (varios sectores o gran parte de la ciudad) producto de osadas
maniobras realizadas por pobladores que sabotearon diversas subestaciones de SAESA en
la ciudad, o que inclusive, los mismos protagonistas realizaron múltiples cortes de luz
localizados y a la misma hora, todo con el fin de preparar el escenario para la JPN. Cabe
destacar que para la prensa local, cada una de estas protestas significó un gran impacto
mediático por el nivel de “violencia” expresado por los manifestantes, quienes
destrozaron calles y veredas, quemaron paraderos y señalética de tránsito, lanzaron
piedras a unidades policiales y de transporte, saquearon almacenes de barrio e incluso
intentaron atacar una Tenencia de Carabineros en la población Los Jazmines. Interesante
también resulta observar, que las JPN que se realizaron durante el mes de septiembre,
fueron algunas de las más intensas y violentas del total de protestas nacionales, logrando
mantener por varias jornadas una alta actividad social y política de las y los pobladores.
Por último, la recurrencia de las medidas legales adoptadas por la Dictadura, como
el Estado de Sitio y toque de queda, más el número de detenidos en las diferentes
78
movilizaciones, o el aumento de las redadas policiales, son también consecuencias del
auge social y político que se vivió en la ciudad en cada JPN de alta intensidad, pues para
el régimen, acallar las expresiones de descontento a través del aumento de la represión
significó su única reacción y respuesta.

3.4 Represión: La respuesta de la Dictadura.

Las Jornadas de Protesta Nacional entre 1983-1986, significaron la reconstitución del


tejido social y político que había sido desarticulado por el régimen militar en sus diez
primeros años de instalación. Tras el creciente avance organizativo y movilizador de la
oposición política y los sectores populares expresados en las distintas manifestaciones, la
Dictadura ante la desesperación producto de un nuevo escenario interno caracterizado por
masivas protestas en su contra, se aboca a la tarea de contener el movimiento social y
político opositor, reprimiendo violentamente a los sectores en resistencia. En este sentido,
reconoceremos en este subcapítulo las huellas que dejaron las acciones represivas en la
población valdiviana, verificando los elementos utilizados y las formas de represión.
Como era de esperarse bajo condiciones antidemocráticas, la respuesta sistemática
del régimen ante un contexto de agitación social y vientos de resistencia popular, fue la
acción represiva. Esta se desarrolló en diferentes niveles según el momento/espacio y
organismo estatal que la ejecutó, pero siempre caracterizada por el terror y castigo. Lo
anterior, si bien fue practicado durante todo el periodo autoritario, en los primeros años de
Dictadura fue cuando explícitamente, en la práctica y en el discurso, se llevó a cabo sin
contemplaciones. El objetivo era claro, de preparar el escenario idóneo para implementar
las transformaciones neoliberales. Luego y tras las JPN, nuevamente el aparato represivo
se torna protagonista, haciendo del aniquilamiento social una forma de contención y
convivencia. Para Tomás Moulian, sociólogo chileno, este momento dictarorial
corresponde a una fase terrorista;

“La etapa terrorista es aquella fase de una dictadura revolucionaria en la que el derecho, que
define lo prohibido y lo permitido, y el saber que define al proyecto, se imponen privilegiando
los castigos. El orden se afirma sobre el terror. Este tiene la principal valencia en la
combinación de recursos del poder. Para que ello ocurra, la capacidad del Estado de actuar
sobre los cuerpos no puede estar limitada ni por el derecho ni por la moral, ella debe poseer
flexibilidad, elasticidad absoluta. Pero para que esa total plasticidad sea alcanzable, no basta
disponer de toda la capacidad legal. Más importante es que haya emergido una capacidad
79
subjetiva, la de actuar con crueldad, la de sentirse por encima de la moral convencional. Se
trata de una disposición interna, del corazón y de la mente: estar preparado para la búsqueda,
no solo la aceptación del mal materializado y concreto (provocar dolor-hacer dolor) como
condición del bien.”124

Vale decir, para la Dictadura chilena, el elemento central de dominación es el poder


basado en el terror, poder para reprimir, para inmovilizar y castigar conductas anti-
dictadura, creando toda una estructura de normas jurídicas en los ochenta que le permitió, a
través del derecho, legitimar sus acciones. Con ello, se buscó instalar un saber, y una forma
de hacer, capaz de moldear las mentes sociales, siendo constantemente justificada por la
ideología del enemigo interno. Con esto, comprendemos el sentido y prioridad que poseía
la acción represiva dentro del contexto dictatorial, pues se situó como su pilar fundamental,
por lo cual, no resulta extraño observar en medio de las Jornadas de Protesta Nacional, la
violencia desmedida por parte de organismos del Estado. Bajo esta línea, y para aterrizar lo
mencionado, conoceremos en términos generales los agentes represivos y los métodos que
usaron. Así, lograremos diferenciar el actuar de; miembros del Ejército, quienes
participaron de patrullajes y acudieron a incidentes producidos por artefactos explosivos;
Carabineros de Chile, quienes actuaron fundamentalmente en las manifestaciones como tal
–protestas, barricadas, actos públicos-; y las persecuciones y detenciones selectivas
realizadas por la Central Nacional de Informaciones.
Ahondando en la memoria popular y experiencia obtenida tras la exposición a
momentos represivos, R, poblador valdiviano, menciona que en algunas protestas los
militares acudieron a dispersar a las y los manifestantes en el sector CORVI, agregando
que “Los milicos en las primeras protestas vinieron a reprimir, tirando ráfagas de balas,
nosotros teníamos un centro de enfermería activo para cada protesta, aunque jamás vi un
herido a bala en esos años. Luego eran los pacos noma’ quienes llegaban a reprimir.” 125
El uso de la fuerza militar para contener la movilización popular no solo se registró
en Valdivia, sino que también en todo Chile, pues respondió a la primera reacción del
régimen autoritario frente a las protestas masivas que se desarrolla ron en el país a partir de
mayo de 1983. Pinochet y la Junta, fieles al estilo duro, intransigente y castigador,

124
Moulian, Tomás. Chile Actual. Anatomía de un mito. LOM Ediciones, Santiago, 2002. Página 166.
125
R, poblador del Sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.

80
simplemente mandataron a las fuerzas militares y de orden a reprimir la acción social
levantada por los sectores populares. Si bien en Santiago y otras ciudades, la brutalidad de
dicha represión generó decenas de muertos en cada jornada de protesta, en Valdivia la
situación fue diferente, pues no se registraron fallecidos, aunque sí heridos, según los
relatos de pobladores y los archivos de prensa de la época. Su participación se efectuó en
los diferentes toques de queda, patrullando las calles y resguardando el “orden y seguridad
nacional”. También, en algunas JPN salieron a la calle para apoyar la labor desarrollada
por Carabineros, cuando éstos se vieron sobrepasados. Así se vio en población Libertad,
sector Rubén Darío, Corvi, poblaciones Inés de Suárez y Valparaíso, entre otras, como
también en los diferentes lugares donde se registraron explosiones producto de artefactos
de ruido.
Por otro lado, en la institución que recayó la responsabilidad de mantener una
cotidiana labor represora como resguardo dictatorial, fue Carabineros de Chile. Estos, con
todo su aparataje fueron los encargados de disolver las manifestaciones de pobladores y
pobladoras que se realizaron en los diferentes sectores de resistencia valdiviana y también
dentro del espacio cotidiano de la población, hostigar permanentemente a los sectores
populares. Estas acciones, estuvieron caracterizadas por el uso de desmedido de la fuerza,
como también de bombas lacrimógenas, guanaco, carro lanzagases, lumas y perros,
principales elementos disuasivos que se utilizaron en la protesta misma. Como la idea era
castigar violentamente a quienes se atrevieron a desafiar al régimen, la represión no sólo
alcanzó a quienes protestaban, sino también a las casas y cuerpos de las y los pobladores
no participantes de manifestaciones, como lo evidencian las denuncias realizadas por
vecinos/as en los distintos medios escritos locales.

“Un reclamo contra la acción de Carabineros presumiblemente de la Tenencia Gil de Castro,


dieron a conocer a ’24 Horas’ Víctor Delgado Delgado y su esposa Inés Miranda, domiciliados
en pasaje 1, casa 18 de la Población San Francisco. El matrimonio llegó hasta la redacción de
nuestro diario para denunciar que la noche del jueves último, Carabineros había ingresado al
patio de su domicilio y sin causa justificada habían detenido a su hijo de 15 años y golpeado a
la mujer cuando trató de reclamar la libertad del muchacho. En el sector se desarrollaban
desórdenes que se iniciaron con la instalación de barricadas en la esquina de las calles Donald
Canter y Los Chilcos.”126

126
Diario 24 Horas, “Matrimonio reclama por violencia policial”, 10 de septiembre de 1983.

81
Y claramente, este abuso policial tiene justificación con el imaginario creado por
los jerarcas de la Dictadura, quienes en todo momento diseminaban su incansable lucha
contra elementos subversivos y el caos, por lo cual, dentro del organigrama construido, las
fuerzas de orden y seguridad eran los encargados de garantizar y velar por el nuevo
régimen político y social. De esta manera, la impunidad y esa sensación de superioridad,
fueron parte de la lógica con que actuó la FF. AA y de Orden. Otro ejemplo de esto, fueron
los serios amedrentamientos que sufrieron los pobladores valdivianos, quienes víctimas de
los gases lacrimógenos, condenaban los actos originados por barricadas y manifestaciones.
Como grandes estrategas de guerra, simplemente se buscó dividir a la población para
contener la movilización.

“Pobladores que permanecían en el interior de sus casas, mientras elementos que ellos
calificaron como ‘ajenos al sector’ establecían barricadas y provocaban a las fuerzas
policiales en el sector CORVI, sufrieron los efectos del gas que se desprendió de bombas
lacrimógenas lanzadas por efectivos uniformados. Hubo casos dramáticos, cuando las
bombas explotaron junto a las viviendas, lanzando el gas hacia el interior. En casa de Silvia
Castañeda Fritz un niño de dos años estuvo en grave peligro cuando el gas de una bomba que
cayó junto al inmueble penetró en la vivienda, imposibilitando la respiración de sus
ocupantes.”127

Otra acción recurrente de Carabineros, fue realizar durante las horas previas a cada
movilización, una serie de redadas nocturnas y allanamientos con el fin de amedrentar y
desbaratar la acción popular. A medida que se intensificaron las manifestaciones en la
ciudad, estos procedimientos se hicieron más recurrentes en los sectores que jornada tras
jornadas levantaban acciones de resistencia. Así, la represión policial se dejó caer con
fuerza, una y otra vez, en la CORVI y otros sectores de Valdivia. Registro de ello, fue la
detención de 34 personas por su presunta participación en las protestas de septiembre de
1983. Según el diario 24 Horas, muchos de ellos pertenecían a células de partidos políticos
de oposición.

“Un operativo policial iniciado en la madrugada de ayer terminó con la detención de 34


personas, todas las cuales están acusadas de participar activamente en los hechos de
terrorismo y destrucción del domingo último. (…) En los allanamientos se encontró
elementos de defensa y ataque, linchacos, garrotes, horcajadas para hondas, cascos de fibra,

127
Diario Austral de Valdivia, “Serios problemas causaron las bombas lacrimógenas”, 10 de septiembre de
1983.

82
cadenas y cables acerados con gancho para cortar la energía eléctrica, ocho neumáticos, una
caja de miguelitos y abundante literatura marxista.”128

Por su parte, y en relación a las labores de inteligencia de la Dictadura, estas fueron


desarrolladas principalmente por agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI),
quienes durante todo el periodo realizaron persecuciones, amedrentamientos, detenciones y
torturas, lo cual hizo complicado y muy peligroso el trabajo social y político en las
poblaciones. En 1984, se gestó el golpe más brutal consumado por este organismo de
inteligencia en la ciudad. Tras poner en marcha la denominada operación Alfa-Carbón129,
agentes de la CNI interceptaron a tres miembros del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria en Valdivia. Así, Rogelio Tapia y Raúl Barriendo, fueron asesinados cerca
del puente Estancilla, camino a niebla el día 23 de agosto de dicho año. Mientras que, al
día siguiente, en su domicilio ubicado en el sector de Rubén Darío, fue acribillado Juan
José Boncompte. Este último caso conmocionó a la comunidad valdiviana, pues el hecho
se registró en plena tarde, teniendo cobertura nacional. Los medios de prensa y fuentes
oficiales de inmediato se señalaron que las muertes fueron frutos de enfrentamientos entre
los “extremistas” y los agentes. El informe Rettig señaló que jamás hubo resistencia en las
detenciones, sino más bien, los miristas fueron ejecutados en el lugar.
También, durante todo el periodo en cuestión, los “cenetas” merodeaban
concentraciones, identificaban manifestantes, realizaban detenciones selectivas a
personajes claves de la protesta, entre otros, y como lo relata un poblador valdiviano, “en
ese tiempo la CNI estaba muy activa y sumado a los vecinos sapos, era muy complicado y
peligroso trabajar, había que estar atentos en todo sentido.”130 Quienes fueron descubiertos
realizando acciones de resistencia, tuvieron graves consecuencias personales, familiares y
también para su población. Las detenciones iban acompañadas de más detenciones

128
Diario 24 Horas, “34 detenidos por terrorismo”, 14 de septiembre de 1983, páginas centrales.
129
Entre el 23 y 24 de agosto de 1984 la CNI, con agentes enviados desde Santiago, ejecutó una operación
destinada a eliminar a los dirigentes del MIR en la zona sur del país, específicamente en Concepción, Los
Ángeles y Valdivia. Muchos de ellos habían ingresado ilegalmente al país y se encontraban realizando
trabajo clandestino. Todos estaban siendo seguidos por agentes de seguridad con anterioridad y por lo mismo
éstos tenían claridad absoluta sobre sus actividades. En Centro de Estudios Miguel Enríquez CEME. Página
web ArchivoChile.cl/Memorial/caidosmir/B/boncompte.
Link http://www.archivochile.com/Memorial/caidos_mir/B/boncompte_andreu_juan.pdf
130
Inti, poblador de Los Jazmines, entrevista realizada en febrero de 2016.

83
ilegales, allanamientos, interrogatorios, torturas, reforzamiento policial en las calles
cercanas, entre otros. Todas medidas tomadas por los jerarcas de la Dictadura en la ciudad
contra la comunidad organizada en los distintos sectores de resistencia.

“Donde nos veían nos tomaban detenidos. Nos metían al gualve (humedal) durante todo el día,
en tarros de agua gigante, querían que entreguemos información, fuimos torturados, nos
pegaron. Siempre nos preguntaban por otros, quienes eran, como los conocíamos, que
participábamos de las protestas, etc. Luego los pacos se parapetaban afuera de sus cuarteles, en
todos los recintos policiales y militares para que no sean rayados o apiedrados pero la gente
igual noma les tiraba piedras siempre, aunque con más cuidado.” 131

Sin embargo, a pesar de toda esta maquinaria de terror, intimidación y contención


social, las y los habitantes de las poblaciones en Valdivia no perdieron el entusiasmo ni
tampoco dejaron de organizarse para protestar y enfrentar a las fuerzas represivas de la
Dictadura. La rabia e impotencia, sumado a la precariedad y miseria total los llevó a luchar
decididamente contra el régimen de Pinochet, como lo confirma R, poblador de la Corvi,
“Después se le perdió el miedo a todo, a los pacos, a los milicos, la gente de la pobla es
chora y les tirábamos piedras de todos lados.”132
En síntesis, durante el periodo de estudio, los niveles de represión hacia quienes se
manifestaron contra la Dictadura militar fueron cada vez más brutales, siendo los hechos
perpetrados por Carabineros de Chile, los de mayor recurrencia y registrados por la prensa
local. Éstos, durante cada protesta acudían a establecer el orden público, enfrentándose a
los manifestantes, con elementos disuasivos como bombas lacrimógenas, carros, y disparos
al aire. También repartían golpes de luma y lanzaban piedras a la misma población. El
exceso de violencia policial afectó a quienes no se plegaban a las movilizaciones, siendo
objeto de amenazas, caída de bombas lacrimógenas dentro de sus casas, abrupta entrada de
Carabineros para detener sospechosos, entre otros. En el caso de los militares, éstos
apoyaron la labor represiva de Carabineros en las protestas y momentos en que los
segundos se veían desbordados, saliendo a la calle a patrullar y disolver cualquier tipo de
resistencia. La característica de su intervención fue el constante uso de armas de guerra,
específicamente, ráfagas de ametralladora que lanzaban al aire con la finalidad de intimidar

131
R, poblador del sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.
132
Ídem.

84
a la comunidad. Casi siempre fueron ellos quienes acudieron a las diferentes explosiones
ocasionadas por artefactos de ruido en colegios, edificios gubernamentales, unidades
policiales, etc. Adquirieron gran protagonismo, en momento que al Dictadura central
decretó toques de queda para todo el país, debiendo los miembros del Ejército, velar por la
“seguridad nacional” entre los horarios determinados. Por último, los agentes de la CNI,
merodearon permanentemente las concentraciones populares y las protestas nacionales en
Valdivia, según el relato de nuestros entrevistados, siendo una especie de policía secreta
que perseguía a los líderes o principales agitadores de cada zona. Ejemplo de ello fueron
los asesinatos de miristas mencionados anteriormente, quienes formaban parte de una
estructura central ligada a acciones insurreccionales.
Sin embargo, a pesar de toda esta maquinaria represiva, las y los pobladores
continuaron con su camino de resistencia contra la Dictadura. Es más, estas acciones
represivas sirvieron para agudizar la lucha política y compenetrar el tejido social sumando
más voluntades a las distintas actividades sociales comunitarias desarrolladas en las
poblaciones valdivianas.

85
Capítulo 4. Organización y articulación político-social dentro de la Población.

A partir del 11 de septiembre de 1973 y con la posterior instalación de la Dictadura


militar en Chile, el movimiento popular y sus avances en materia política y social, se
vieron seriamente truncados por las políticas implementadas por la Junta militar. Para las y
los pobladores, este impacto se reflejó en los constantes amedrentamientos y militarización
de sus espacios vecinales, en la creciente ola de desempleo, escasez de bienes alimenticios,
vivienda y oportunidades.
Desde principios de la década de los ’80, la grave crisis económica desatada
empeoró la situación de la población, sumergiendo al mundo popular en total precariedad y
marginalidad. Ante esta realidad adversa, crisis económica, por un lado, restricción de las
libertades y represión por otro, las y los pobladores se vieron obligados a buscar y practicar
nuevas alternativas para sobrevivir en tiempos de crisis -o más bien, rescatar y recuperar
sus históricas prácticas comunitarias-.
Esta necesidad de sobrevivencia, dotada de una histórica experiencia organizativa
acumulada por las grandes luchas desarrolladas por el movimiento popular chileno durante
gran parte del siglo XX –la cual no pereció en tiempos de Dictadura, sino que pudo
mantenerse/recomponerse y aflorar con fuerza a partir de 1983-, permitió la reconstrucción
del tejido social poblacional bajo el alero de instituciones como la Iglesia Católica y
diferentes organizaciones sociales y políticas presentes en la población, lo cual facilitó el
surgimiento y posterior desarrollo de la protesta en Chile.
En este sentido, durante este cuarto capítulo observaremos ese desarrollo social y
político alcanzado por la organización popular valdiviana, conociendo a sus actores
sociales protagonistas y los principales sectores poblaciones movilizados en la ciudad de
Valdivia durante las Jornadas de Protesta Nacional. Para ello, en el primer subcapítulo
caracterizaremos los sectores de resistencia local, para reconocer sus aportes y relevancia.
En un segundo apartado analizaremos sus actores protagonistas, para luego culminar con
una tercera parte ligada reconocer en detalle las formas de lucha presentes en la población.

86
4.1 Los sectores emblemáticos de Resistencia valdiviana.

Dentro de este subcapítulo, y como ya lo mencionamos anteriormente,


caracterizaremos algunos de los principales sectores de Resistencia de Valdivia, poniendo
énfasis en las acciones organizativas de resistencia elaboradas por las y los pobladores para
reconstruir el contexto social-movilizador del periodo. A partir de la década de los 80, la
organización de las pobladoras y pobladores, en conjunto con otras organizaciones sociales
y partidos políticos de oposición a la Dictadura militar permitió la materialización y
levantamiento de diferentes organizaciones sociales-territoriales y políticas, o simplemente
grupos de pobladores/as organizados/as, instaladas dentro del mismo espacio poblacional.
Estas organizaciones tenían como finalidad agrupar, concientizar y organizar a la gran
masa popular presente en las poblaciones y con ello, fortalecer la movilización social
antes, durante y posterior a las Jornadas de Protesta Nacional. Así, algunos de los sectores
que mayor relevancia tuvieron en el periodo a nivel organizativo y movilizador fueron; las
poblaciones Menzel, Inés de Suárez, Valparaíso, Los Jazmines, como también Población
San Francisco, El Laurel, Gil de Castro, Wanapri, Emergencia (todas conformaron el
sector CORVI de Valdivia), Rubén Darío-Autoconstrucción y el Campamento Chorrillos,
entre otros. A continuación, realizaremos una breve caracterización y descripción de cada
sector para situarlo dentro del desarrollo de la protesta en Valdivia.

4.1.1 Sector CORVI.

El sector CORVI133 de Valdivia, comprende un vasto terreno urbano localizado en


los límites del lado sureste de la ciudad, a las faldas de los cerros cordilleranos de la costa
en donde estas poblaciones conforman una importante red sectorial. Como lo señala P,
poblador del lugar, la “CORVI agarra todo lo que es Jazmines, Inés de Suarez, Valparaíso,

133
Corporación de la Vivienda (CORVI), entidad estatal dependiente del Ministerio de obras Públicas, surgió
en 1953 bajo el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. Tenía como finalidad la construcción de casa-
habitaciones para la población, ante el creciente problema demográfico y de vivienda surgido en Chile a
partir de la década del 50. Este sector valdiviano posee dicha denominación debido a su génesis en la
CORVI.
87
Menzel, Lastarria, el Laurel, Gil de Castro, todas esas poblaciones, también la Wanapri en
ese tiempo y Emergencia, poblaciones que se crearon por efectos del terremoto.”134

135

134
P, poblador del sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.
135
Mapa Sector CORVI, poblaciones emblemáticas y principales puntos de manifestación popular. Bloques
Corvi y Vuelta de la culebra: Lugares específicos de manifestaciones diurnas y nocturnas. Durante las noches
era común el levantamiento de barricadas en estos puntos, donde acudían pobladores y pobladoras de todo el
sector.

88
Y como él mismo poblador afirma, su creación se remonta a la década de los sesenta,
como consecuencia del gran terremoto y la grave crisis humanitaria que la catástrofe
generó, dejando a más de veinte mil personas sin hogar 136. Bajo este contexto, y sumado a
los riesgos de inundación producto del desborde del Lago Riñihue, el sector comprendido
por la actual Corvi, albergó a una gran cantidad de pobladores afectados provenientes de
toda la urbe.

“Las viviendas de emergencia destinadas a recibir a los habitantes de los sectores bajos fueron
encargadas por la Corporación de la Vivienda (CORVI) a la firma contratista Nahmias Hnos.
Ellos construyeron en total 5.000 viviendas, ‘tipo rucas’, en los sectores de Las Ánimas, Los
Jazmines, Picarte, y en el actual sector CORVI, para un total de 22.000 refugiados”137

Debido al paso de los años, y producto de la mínima política habitacional estatal en


la ciudad, el hacinamiento entre las numerosas familias fue la tónica del crecimiento, ya
que no existían políticas gubernamentales ni tampoco condiciones para obtener una nueva
casa-habitación. Por ello, era costumbre que la mayoría de los hijos, hijas, hermanos,
hermanas, sobrinos, sobrinas, nietos y nietas, debieran permanecer como allegados en casa
de sus abuelos.

“Hasta ese momento, los avances en materia de política de vivienda habían sido la
construcción de complejos habitacionales para las familias damnificadas por el sismo de 1960.
Hecho que no significaba que no hubiese demanda por parte de los pobladores. (…) Sólo se
hicieron casas para la gente que en ese periodo pierde todo, no más, pero ya habían pasado 10
años y la gente joven que quedó del terremoto tuvo familia y vivían hacinadas en las casas de
sus papás y toda la cosa. Esta fue gente joven la mayor parte, la que toma las 3B [toma de
terreno]”138

Paralelamente, y ante esta latente precariedad, las numerosas familias se fueron


contagiando con las luchas populares, donde muchos padres y madres, tíos/as o
hermanos/as participaron activamente en el proceso histórico popular, abierto antes y
durante el periodo de la Unidad Popular en Chile, y que para el sector poblacional se
materializó en la incansable lucha por la vivienda digna a través de los diversos comandos
comunales. Así surgieron grandes tomas de terrenos, creación de nuevos campamentos,

136
Guarda, Gabriel. (2000). La nueva historia de Valdivia. Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile.
Página 580.
137
Aucapan, Bernarda. (2010). Los terremoteados de la Población Menzel (1960-2007). Valdivia, página 33.
138
Ídem. Página 108.

89
entre otros, para dar solución al problema habitacional que aquejaba a las y los pobladores
valdivianos. Obviamente, este proceso social quedó truncado tras el golpe de Estado de
1973 y la instalación de la Dictadura, pero no así en su memoria histórica y popular.
Como ya se explicó anteriormente, y ante tanta precariedad social y restricciones
políticas, las y los pobladores de este sector de Valdivia se lanzan hacia la reconstrucción
comunitaria para contrarrestar los embates dictatoriales. En este sentido, a fines de los años
’70 surgió una agrupación juvenil denominada “Los Copihues” levantada por militantes
socialistas de la ciudad que se insertaron y trabajaron en las poblaciones Menzel,
Valparaíso, Inés de Suarez, Los Jazmines -y que fueron apoyados financieramente por los
grupos de exiliados políticos del propio partido-. Así, muchos niños, niñas, jóvenes y
adultos se sintieron atraídos por las actividades que se desarrollaron, orientadas tanto a las
y los más pequeñitos del hogar, con celebraciones de fechas importantes para la
comunidad, talleres, como también a los más grandes, con conversatorios educativos, ollas
comunes, preparación de marchas/protestas, entre otros, lo que en definitiva posibilitó que
más pobladores y pobladoras se sumaron de forma permanente a la agrupación.
Además, las diferentes manifestaciones públicas que se efectuaron en las
poblaciones, como mítines y actos, que en su mayoría terminaba en enfrentamientos con
Carabineros, sirvieron como puerta de entrada para muchos niños/as y jóvenes a la
organización juvenil “Los Copihues”, como lo relata R, poblador del sector.

“Nosotros partimos en un grupo juvenil de acá de la población. Nos reclutaron en las calles,
yo siempre me metía a los mitin contra la dictadura a mirar y nos reclutaron. Tirábamos
piedras y siempre estuvimos participando como niños. Así, muchos niños fueron reclutados y
nos metimos a este espacio, reclutaron a harta gente. En esos tiempos, por nuestra juventud, no
conocíamos el miedo, no lo dimensionábamos. Yo por las escuelas de edupol (escuela de
educación política), me comencé a meter en temas políticos en los Copihues. Nos invitaron a
participar, jugar y trabajar desde que éramos niños.”139

Esta organización social, estaba compuesta por pobladores, estudiantes, cuadros


políticos del Partido Socialista Allendista y niños/as y jóvenes. Los estudiantes
universitarios de la UACh pertenecientes al partido (militantes socialistas) eran quienes
trabajaban como voluntarios activos en la agrupación, y no solo dentro de actividades
sociales, sino también asumiendo tareas dentro de las manifestaciones existentes en la

139
R, poblador del Sector Corvi. Entrevista realizada noviembre de 2015.

90
población, como lo confirma uno de nuestros entrevistados, “los estudiantes universitarios
cumplieron un rol activo en Los Copihues, eran ellos quienes desarrollaban y dirigían los
talleres. Venían a la población a trabajar y luchar”140, siendo claros aporte colocando a
disposición de la comunidad el conocimiento adquirido en su paso por la universidad.
Según la experiencia de R, miembro del Partido Socialista Allendista en el periodo,
esta Agrupación Juvenil Los Copihues le sirvió de trampolín organizativo para más tarde
trabajar políticamente en la población como cuadro político del partido.

“Nos organizamos en un Centro Juvenil Los Copihues que quedaba en la población Valparaíso,
era como un comedor popular, nos enseñaron a trabajar organizativamente y formar escuelas
populares, ahí nos dijeron que podíamos entrar a las juventudes del partido, esto fue en el año
81.En ese tiempo, los que funcionábamos como partido éramos como 20 y las personas que se
reclutaron fueron como 60 o 70. Luego nos formamos como centro cultural, potenciamos el
comedor y Los Copihues organizando a la población, utilizando el espacio como escuela
popular y seguir reclutando gente. Principalmente era solo gente del sector pues había más
confianza, ya que no podíamos invitar a cualquier persona.”141

P, por su parte, recuerda que, durante las JPN, Los Copihues era un referente
organizativo para la población Inés de Suárez y Valparaíso, desde donde surgía la
información, difusión y agitación para las diversas jornadas de manifestación popular.

“El AGP (Agitación y propaganda) también era desarrollado por compañeros de Los Copihues,
antes y durante la protesta. Yo mismo era quién agitaba a la masa con un discurso durante los
mítines y barricadas, buscando darle contenido y sentido a las acciones que realizábamos y
sumar más gente. Lo hacía encapuchado para resguardarme, porque sabíamos que nos miraban
de todos lados”142
Además, no sólo durante las jornadas de protesta se realizaban acciones de AGP por
parte de las y los integrantes de “Los Copihues”, sino que era una actividad permanente de
la organización en el periodo, y que tenía como objetivo concientizar a la comunidad a
través de la realización de jornadas muralistas, entre otros. Como lo recuerda R, “teníamos
una unidad muralista. Realizábamos murales en la población y rallado de consignas,
siempre fui malo pa’ pintar pero estaba metido en lo que era el AGP”. 143 Es decir, en el
sector existía toda una infraestructura orgánica que contaba con comedor popular, jornadas
140
P, poblador del Sector Corvi. Entrevista realizada en diciembre de 2015.
141
R, poblador del Sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
142
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
143
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

91
muralistas y propaganda anti-dictatorial, sesiones de talleres de formación, entre otros, que
le permitió a las y los pobladores realizar una serie de acciones hacia su misma comunidad
y contra la Dictadura, y que a pesar de las dificultades del periodo, logró recomponer en
cierta medida el tejido social y político desarticulado por la represión. Bajo esta lógica, y
en voz de los protagonistas, “el objetivo del comedor (Los Copihues) era preparar a la
gente, para los cauros que no cachaban les pasábamos videos de Nicaragua, Angola, El
Salvador. Teníamos cassette con temas que enseñaban a fabricar artefactos explosivos y
motivaban la lucha directa.”144
Dentro de la misma CORVI, pero más al sur, en otro sector ubicado en las cercanías
de las poblaciones anteriormente mencionadas (Menzel, Valparaíso, Inés de Suarez, Los
Jazmines), y que también agrupó otro gran número de poblaciones y campamentos entre
los que destacaron; Campamento Wanapri Emergencia145, Población Gil de Castro, El
Laurel, San Francisco, entre otras, según los informes de prensa y relatos de entrevistados,
también fue un sector muy movilizado durante las denominadas Jornadas de Protesta
Nacional en Valdivia. Tanto por la masividad de las manifestaciones, como por los
enfrentamientos con las fuerzas represivas, debido a las distintas expresiones de protesta e
intensidad de las acciones que realizaron los pobladores y pobladoras del sector.

“Yo creo que la Corvi fue el sector más movilizado del periodo, donde más gente se
manifestaba y quedaba la cagá. A veces, compañeros realizaban caminatas de noche por la
pobla encapuchados con una antorcha prendida en silencio, esto era para generar un clima de
protesta para que la gente saliera a la calle.”146

La particularidad de esta zona (aparte de su importancia por la gran cantidad de


habitantes), radica en que muchos pobladores y pobladoras de otras partes de Valdivia y
sectores colindantes acudían a las concentraciones, mítines, actos culturales y
conmemorativos, protestas, barricadas, entre otros, que allí se realizaban. Específicamente
en la Avenida principal Calle Holzapfel/Avenida Mackenna, arteria principal del sector
que lo cruza por completo desde Av. Argentina hasta calle Picarte. En la intersección de

144
Ídem.
145
Campamento erradicado el año 1986, conformando junto con otros campamentos valdivianos (El Roble)
la población Yáñez Zabala.
146
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.

92
las calles Av. Mackenna con Don Bosco, denominada popularmente como “la vuelta de la
culebra” por la curva que la caracteriza, a la altura de la Iglesia Católica Preciosa Sangre,
fue uno de los lugares escogidos por las y los manifestantes de las JPN para levantar
barricadas durante la noche, realizar cortes de luz y efectuar todo tipo de acción contra el
régimen autoritario. Según los propios entrevistados, aquí se concentró la protesta
valdiviana, situándose como un punto de referencia de lucha y organización poblacional
popular.
Otra zona igualmente activa fueron los bloques ubicados en calle Holzapfel, a unas
cuantas cuadras del lugar antes nombrado. Acá también, constantemente se levantaron
barricadas y se generaron violentos enfrentamientos con la policía. Todo esto es abalado
por los registros de prensa, que hemos revisado en capítulos anteriores, donde se graficó
claramente que durante cada JPN en el sector Corvi se realizaron los hechos de mayor
relevancia.
Debido a estos antecedentes, para la Dictadura local y para los medios de prensa
oficiales, la CORVI y su compleja red poblacional, representó un foco de lumpen,
desorden y destrozos en los años ochenta. Por ello, fueron muy recurrentes los
allanamientos, los continuos patrullajes, los abusos policiales y extrema violencia para
disolver manifestaciones, entre otros. El sector más movilizado y combativo de la ciudad,
debía ser el más reprimido. Ejemplo de castigo a la organización popular, pero que sin
dudas, no logró apagar el grito de lucha y esperanza por justicia, dignidad y democracia.

4.1.3. Sector Rubén Darío-Autoconstrucción.

La Población Autoconstrucción, ubicada prácticamente a lo largo de calle Rubén


Darío al sur de Valdivia, surge a mediados de la década de 1960. Su denominación
“Autoconstrucción” proviene de la terminación de las casa-habitaciones realizada por las y
los pobladores, pues éstas fueron entregadas a “medio terminar” por la autoridad.

93
“Nosotros llegamos en el 67, mis papás. Creo que el año 66 se hizo Autoconstrucción, Rubén
Darío es la calle y autoconstrucción es la población. Se les dio el terreno a las personas, y las
casas prefabricadas y se entregó materiales para que pudieran terminarlas a cada vecino.”147

Durante las Jornadas de Protesta Nacional, las y los pobladores de este sector
valdiviano fueron también muy activos social y políticamente, sumándose en muchas
oportunidades a los distintos llamados nacionales y locales a manifestarse contra el
régimen militar. Específicamente, en la intersección de las calles Rubén Darío con
Fernando Santivan se concentraron los principales acontecimientos, desde barricadas,
quema de elementos de todo tipo, cantatas, caceroleos, entre otros, como lo consigna una
pobladora del lugar, “las Protestas se realizaban donde está ubicada la mano actualmente,
ahí habían barricadas, barreras, se cantaba, se entregaban panfletos, se gritaba contra la
dictadura.”148 A lo que otra pobladora agrega; “en ese tiempo, la protesta no era para hacer
daño a las casas, a los vecinos, la gente no estaba encapuchada, no existían, todos éramos
vecinos y nos conocíamos.” 149
Como ocurrió en otros lugares de la ciudad, aquí también la comunidad apoyó
masivamente las movilizaciones, participando de las acciones de descontento social, a
pesar de la constante represión ejercida por las fuerzas de Orden y Seguridad estatal. En
cada concentración “se reunía harta gente, se llenaba, sus cien personas o más en esa
esquina”150, todos habitantes de la Rubén Darío y sectores aledaños, como población
Libertad y Teniente Merino.
Fueron hombres, mujeres, niños y jóvenes quienes se organizaron y unieron para
demostrar su oposición a la Dictadura, gritando consignas y dándole vida a la Resistencia
popular. Sin embargo, fueron éstos últimos, las y los adolescentes de Rubén Darío quienes
protagonizaban y lideraban los actos de protesta anti-dictatorial.

“Mis padres no participaban, no es que sean de derecha ni nada, pero no les gustaba participar.
Éramos los más jóvenes los que salíamos a la calle, porque los viejos tenían miedo, no querían

147
María, pobladora Sector Rubén Darío. Entrevista realizada en diciembre de 2015.
148
Ídem.
149
Carolina Fuentes, pobladora del Sector Rubén Darío. Entrevista realizada en diciembre de 2015.
150
María, pobladora Sector Rubén Darío. Entrevista realizada en diciembre de 2015.

94
que salgamos a la calle, había terror por lo que le hacían a la gente [la Dictadura] (…) Los
chicos que estaban metidos tenían entre 15 y 20 años, eran jóvenes noma.”151

Dentro de la población, otro punto de reunión y acción popular fue la intersección de


Rubén Darío con Avenida René Schneider. Esta zona era reconocida por las habituales
protestas que allí se generaban, materializadas en cortes de calle y barricadas, como
también de electricidad en la vía pública. Esto porque, dicha intersección reunía gran
cantidad de tránsito vehicular en el periodo, pues conectaba los sectores periféricos del sur
de la ciudad con calle Avenida Picarte, la arteria vial principal de Valdivia. Así, cada corte
y manifestación producida, generaba mayor visibilidad y atención por parte de la
ciudadanía local, los medios de comunicación y también de las autoridades represivas. Por
ello, para muchos pobladores participar de manifestaciones en calle Schneider significaba
aventurarse y poner en riesgo su propia integridad producto de la represión ejercida. Como
lo señala M, pobladora del sector, “Una vez estábamos en Schneider con Rubén Darío, y
de repente llegaron los pacos y corríamos y corríamos, y mi actual esposo me dio la mano
y corríamos hasta la casa, porque si te agarraban te llevaban preso noma.”152 Además, este
punto también durante cada JPN era sinónimo de rebeldía y descontento, siendo noticia en
varias oportunidades, por los saqueos cometidos por las y los pobladores al AUCO
(almacén de Autoservicio Comunitario).
Pero la represión y amedrentamiento policial en la población Autoconstrucción, no
solo se producía en los días de protesta. Esta se efectuaba permanentemente, al igual que
en otros sectores de la ciudad y el país, donde incluso, pobladores “inocentes” por el solo
hecho de atravesarse a la vista de un carro policial podía ser detenido, interrogado, y
llevado a una unidad policial, sin importar edad, género, ocupación, etc.

“Una vez a mi hermano, que venía del colegio tipo 6 de la tarde, que a esa hora está de noche
ya en invierno acá, los pacos lo tomaron detenido por nada, iba caminando por la calle
solamente. Mi mamá tuvo que ir a buscarlo a la comisaría y ahí estaban hasta que los pacos
quisieran nomás si hacían lo que querían.”153

151
Ídem.
152
Ídem.
153
Carolina Fuentes, pobladora del sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015.

95
Por este motivo, la Rubén Darío fue estigmatizada y catalogada como “comunista”
por la Dictadura local, debido a los hechos de Resistencia que usualmente ocurrían durante
las Jornadas de Protesta. Por ende, las acciones de Carabineros y otros organismos de
Seguridad de Estado, no eran producto del azar ni mucho menos resultaba extraña la
extrema violencia ejercida durante sus intervenciones para disolver a las y los
manifestantes. Según la experiencia de una pobladora de la Rubén, “cuando llegaba
Carabineros, nos lanzaban lacrimógenas, nos pegaban con palos, como siempre estaba
cortada la luz, los veíamos porque sus cascos brillaban y se notaban y los veíamos de allá
de acá y alcanzábamos a correr dentro de las casas.” 154 Por ello, fue común ver como
vecinos y vecinas ayudaron a socorrer a quienes arrancaron de las unidades policiales,
abriendo las puertas de sus casas, albergando a varios manifestantes.
El acontecimiento más grave ocurrido en este sector valdiviano, y que repercutió
pública y mediáticamente en todo el país, fue el asesinato de Juan Boncompte, militante
del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, abatido el 24 de Agosto de 1984155 por
miembros de la Central Nacional de Inteligencia. Esta operación denominada Alfa-Carbón,
tenía como finalidad desarticular en el sur de Chile (principalmente en Concepción, Los
Ángeles y Valdivia) a toda la militancia dirigencial activa del MIR, que se encontraba
trabajando en labores de la Resistencia antidictatorial. El hecho fue traumático para la
población, pues ocurrió en plena tarde, alrededor de las 16 hrs. de un día viernes, por lo
cual mucha gente fue testigo del numeroso despliegue de la agencia de Seguridad junto a
Carabineros, quienes a vista de las y los pobladores, portaban armas de grueso calibre,
generando miedo y pánico en el sector. Este fue el registro de la prensa local ante los
hechos mencionados;

“Un tercer elemento subversivo, sindicado como el jefe de la célula extremista que operaba en
Valdivia y que fue desbaratada por los Servicios de Seguridad, fue abatido ayer alrededor de
las 16 horas, cuando atacó con una pistola automática a policías y agentes de la CNI que
practicaban un allanamiento en su domicilio. Los hechos ocurrieron en el inmueble de madera
ubicado en la calle Rubén Darío 643, en la población Autoconstrucción Teniente Merino, en

154
Ídem.
155
El día anterior, el 23 de agosto de 1984, fueron asesinados cerca del puente Estancilla (camino a Niebla,
sector costero de Valdivia) Raúl Barrientos y Rogelio Tapia. Esta acción también respondió a la operación
Alfa-Carbón ejecutada por agentes de la CNI.

96
medio de un gran despliegue de fuerzas policiales y un hermetismo absoluto para con los
periodistas de medios de difusión valdivianos.”156

La muerte de Juan Boncompte generó gran pesar en la población y quedó


grabada en la memoria popular valdiviana. En su honor, y también para recordar a
todas las víctimas de la Dictadura, fue instalado un monumento denominado La
Mano, donde hasta los días de hoy se reúnen pobladores y militantes de izquierda
para realizar homenajes en fechas emblemáticas para la población. A pesar de todas
estas experiencias represivas en el sector Rubén Darío, la comunidad continuó
desarrollando durante gran parte de los años ochenta movilizaciones en contra de la
Dictadura militar.

4.1.4. Campamento Chorrillos.


Otro sector y foco de organización popular durante las Jornadas de Protesta Nacional
se gestó concretamente en el campamento Chorrillos, ubicado en calle Picarte a la altura
del actual Liceo Técnico de Valdivia abarcando hasta Av. Francia. Éste asentamiento
popular, surge tras una toma de terreno157 realizada por pobladores “sin casa”158
organizados en los llamados Comandos Comunales, y que durante la Unidad Popular
desarrollaron una ferviente lucha con la finalidad de dar solución al grave problema
habitacional que los afectaba. Así, el 29 de junio de 1973 se levantó en la Pampa Kramer el
campamento Vietnam Heroico.

“Nos trasladamos un día 29 de junio, de la toma al campamento Vietnam Heroico (…) nosotros
ganamos una parte de la lucha, nosotros presionamos tanto a las autoridades que se vieron
obligados a instalarnos mediaguas en la Pampa Kramer (…) cuando ya nos entregaron al

156
Diario 24 Horas, “A balazos murió jefe del grupo extremista”, 25 de agosto de 1984. Página 3.
157
Para más información ver documental valdiviano Good Morning Vietnam, relatos de vida de comandos
comunales. Link https://www.youtube.com/watch?v=4mVTnI6t6SY
158
Tras el terremoto de 1960 en Valdivia, en el periodo de la UP miles de pobladores seguían afectados por
la falta de vivienda, teniendo que vivir de allegados en casa de familiares. Por este motivo, y ante la nula
acción de las autoridades pertinentes, deciden organizarse y conformar los denominados comandos
comunales de pobladores sin casa.

97
mediaguas nosotros empezamos a cambiarnos, nos turnábamos en carreta de mano y a pulso,
nada de vehículo.”159

Desde los inicios de este proceso de lucha por la vivienda, la organización y acción
popular de este grupo de pobladores estuvo ligada políticamente al Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), pues sus principales encargados/dirigentes eran militantes
activos de dicha organización política de izquierda.

“Cuando llego la "repre" nosotros ya estábamos instalados, y con la rojo y negro -porque toda
lucha debe tener una conducción y su bandera de lucha, y la conducción de nosotros era el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el MIR-. De ahí no nos movimos. Felizmente no
tuvimos problemas porque en ese tiempo estaban un poco más humanizados, en esa época, la
época de Allende estaba más humanizados los pacos, no hubo represión porque sabían que iban
a tener respuesta, ellos vieron que podíamos enfrentarlos, éramos un buen grupo.”160

Esto grafica la fuerte ligazón entre los sectores más politizados de la sociedad con la
comunidad, los cuales fueron dotando de cultura organizativa, comunitaria y política la
vida y convivencia entre las y los pobladores. Prácticas colectivas y solidarias relacionadas
con el buen vivir vecinal, cooperación y apoyo mutuo, como también en el fomento de la
lucha por la conquista de derechos a través de la acción directa emanada desde su propia
autodeterminación.
Sin embargo, este avance de las y los pobladores del sector en materia social y
política se ve truncado con la instalación de la Dictadura el 11 de septiembre de 1973 y la
posterior persecución y desarticulación de toda organización popular. El campamento pasó
a llamarse Batalla de Chorrillos y Miraflores, o simplemente Campamento Chorrillos. Por
ello, y ante la urgente necesidad de agruparse nuevamente, las y los habitantes del
campamento fundan el 12 de octubre de 1974 el Deportivo Chorrillo, agrupación social y
deportiva ligada al fútbol que les permitió mantener el vínculo y organización dentro del
campamento. En palabras de Marcos, habitante del campamento, “nosotros en el año 1974
fundamos el Deportivo Chorrillo y también lo fundaron gente que se fue quedando del

159
Extracto de la entrevista a Bernardo Yeffi Quezada, realizada por comunicadores populares del Periódico
La Rotonda (Edición N°7, Junio 2010, distribuida en Población Pablo Neruda, Valdivia). Obtenida desde el
sitio web http://www.revistabagual.cl/2012/05/aqui-nadie-muere-
companero.htmlhttp://www.revistabagual.cl/2012/05/aqui-nadie-muere-companero.html
160
Ídem.

98
MIR, con personalidad jurídica y todo lo demás, se comienza a hacer un trabajo
organizacional ahí.”161 Referente a esto mismo, otro poblador del campamento señala;

“El club deportivo nace también como una expresión donde se iban formando políticamente a
los jóvenes con el motivo de enfrentarse y combatir, y no sólo quienes formaban parte del club
lo hacían sino que la gente de la población en general también participaba de aquello” 162

Así, observamos cómo un club de fútbol se transforma en una fachada organizativa


de las y los pobladores, para mantenerse organizados y tratar temas que traspasan el ámbito
deportivo, y que tienen que ver con su propia realidad adversa. Gracias a esta herramienta
social-deportiva, las y los habitantes del campamento supieron mantener vigente el
movimiento popular anti-dictatorial durante todo el periodo y transformarse en uno de los
sectores más combativos durante las Jornadas de Protesta Nacional en Valdivia. Así lo
confirma R, poblador del sector Corvi, quién además deja entrever la constante solidaridad
en la acción entre los pobladores de Valdivia; “en el campamento Chorrillos, los cauros
salían a tomarse Picarte, luego entraban los milicos y dejaban la cagá. Yo estuve como dos
veces apoyando esas acciones en jornadas de protesta. El chorrillos era más un trabajo del
MIR.”163
Por otra parte, dentro del campamento la intervención militar e institucional fue
total. La vigilancia y patrullajes realizado por miembros del Ejército en toda la extensión
del asentamiento estaban a la orden del día, en todo momento. Y no sólo para sancionar
conductas anti-dictadura, sino también para vigilar actividades sociales de los habitantes
previniendo cualquier tipo de manifestación y/o preparación.

161
Marcos Triviño, poblador del Campamento Chorrillos. Entrevista extraída desde Durán, Daniela. (2013)
Un nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y
Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad
Austral de Chile, Valdivia, página 60.
162
Luis del Río, poblador del Campamento Chorrillos. Entrevista realizada por Vilches, C.; Cortez, J. y
Cárcamo, C. (2012) Club Deportivo Chorrillos como base de organización y concientización de los
pobladores. Valdivia. Extraída desde Durán, Daniela. (2013) Un nuevo habitar en tiempos de Democracia:
Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al
título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad Austral de Chile, Valdivia, página 60.
163
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

99
“Dentro de la población, en Chorrillos, estaba a cargo el regimiento cazadores, Maturana, el
Telecomunicaciones Membrillar y las actividades que hacíamos era sólo en el contexto
deportivo. Nos juntábamos con otras personas y ahí se hacían actividades deportivas pero era
imposible hacer más actividades respecto al acontecer social ya que había mucha represión y
teníamos metidos a los milicos metidos dentro de la población”164

Otro ejemplo de la permanente instalación militar en el Chorrillos y en la mayoría


de los campamentos valdivianos, fue la labor o “rol social” que la institución castrense
desarrolló en conjunto con otros organismos estatales. Hablamos de los denominados
operativos cívico-militares que fueron implementados periódicamente, con la finalidad de
entregar soluciones a las necesidades sociales y de salud de la población más vulnerable.

“A las 9 horas comenzará hoy en el campamento ‘Chorrillos’, el operativo cívico-militar,


dispuesto por la Municipalidad conjuntamente con el Regimiento ‘Cazadores’ y en el que se
tomarán también parte el Servicio de Salud, Servicio de Seguro Social, Secretaria de la
Mujer, CEMA-Chile, Cruz Roja y Escuela F 59. En esta ocasión se prestarán atenciones de
medicina adulto, pediatría, ginecología, enfermería dental, trámites de pensiones asistenciales
y orientación de otros, trámite de RUN, subsidios familiares, casos sociales, educación de
higiene ambiental e higiene corporal, peluquería y medicina veterinaria.”165

A la par con el Ejército, otras organizaciones insertas por la Dictadura para generar
mayor control ciudadano y adhesión al régimen dentro de campamentos y sectores
populares fueron las juntas de vecinos, comités municipales y CEMA-Chile166. Su
presencia fue también permanente en la zona, trabajando directamente con pobladores y
pobladoras, generando simpatía y apoyo por parte de grupos de habitantes del mismo
campamento. Como lo relata Marcos, “dentro del campamento Chorrillos teníamos los
Comités de Adelanto, pero que a la vez también eran manejados por la Municipalidad,

164
Luis del Río, poblador del campamento Chorrillos. Entrevista realizada por Vilches, C.; Cortez, J. y
Cárcamo, C. (2012) Club Deportivo Chorrillos como base de organización y concientización de los
pobladores. Valdivia. Extraída desde Durán, Daniela. (2013) Un nuevo habitar en tiempos de Democracia:
Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al
título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad Austral de Chile, Valdivia, página 61.
165
Diario 24 Horas, “operativo cívico-militar en Campamento Chorrillos”, 5 de septiembre de 1985.
166
Esta fundación, Centro de Madres, tiene como origen la década de los cincuenta. A partir de los años
setenta ocupo la presidencia Lucía Hiriart, esposa de Augusto Pinochet, tomando así su actual formato de
trabajo, inserción en los barrios populares para garantizar la adhesión al gobierno de turno y acallar las voces
críticas.

100
estaban los centros de madres, que eran instrumentos de CEMA-Chile (…).”167 Y estas
instituciones, que se situaron como espacios autorizados de reunión, también tenían como
objetivo claro, ser centro de la convivencia y organización social vaciando de contenido
movilizador y popular todas las acciones y cultura de la comunidad y sumar simpatizantes
para el régimen militar. Como lo expresa Claudia, pobladora del campamento, “existía el
miedo por la dictadura, uno como joven no le tomaba el peso al asunto, a veces éramos un
poco irresponsables (…) aunque igual nos juntábamos alrededor de los centros juveniles,
club deportivo, la Junta de Vecinos y CEMA-Chile”.168
Otro espacio de organización y solidaridad surgió bajo el alero de la Iglesia
Católica. Gracias al amparo religioso, se levantó una agrupación denominada, Centro
Juvenil “Esperanza de un niño”, destinada a solucionar en parte, los graves problemas de
alimentación de los niños y niñas del campamento Chorrillos, además de ser un espacio
crítico y aglutinador de voces disidentes a la Dictadura. Como estaba prohibido cualquier
tipo de organización y reunión que no fuera en instituciones gubernamentales, debieron
escudarse en la Iglesia para poder subsistir.

“Las organizaciones que estaban por fuera del gobierno estaban ocultas, se trabajaba
clandestinamente se hacían cosas públicas, pero con otras chapas por la Iglesia (…) la iglesia
en los años ochenta fue súper fuerte dentro de las poblaciones de Valdivia, los curas
prestaron mucha ayuda para organizarse daban espacio a la juventud. (…) hacíamos
actividades con los jóvenes más del cincuenta o sesenta por ciento de los jóvenes pertenecía
al centro juvenil. Todas las semanas hacíamos un comedor abierto (fin de semana) porque de
lunes a viernes comían en el colegio. El día sábado y domingo los niños no tenían que agarrar
en la casa (…) nosotros les dábamos desayuno, almuerzo y once, no era mucho, pero le
teníamos su pedazo de pan y su leche. Ese era el nivel de pobreza que teníamos en el
campamento.”169

167
Marcos Triviño, poblador del campamento Chorrillos. Entrevista extraída desde Durán, Daniela. (2013)
Un nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y
Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad
Austral de Chile, Valdivia, página 58.
168
Claudia Contreras, pobladora del campamento Chorrillos. Entrevista extraída desde Durán, Daniela.
(2013) Un nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez
Zabala y Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales.
Universidad Austral de Chile, Valdivia, página 58.
169
Luis del Río, poblador del campamento Chorrillos. Entrevista extraída desde Durán, Daniela. (2013) Un
nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y
Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad
Austral de Chile, Valdivia, página 59.

101
También, otra de las funciones del Centro Juvenil, aparte de entregar raciones de
alimentos periódicas a niños y niñas, fue encargarse de la realización de encuestas locales,
tipos de censos, donde los mismos pobladores se organizaron para saber el número de
habitantes en su campamento, el número de infantes, ancianos, hombre y mujeres, como
también conocer y difundir acerca del proceso de fundación, entre otros. Lo que más se
realizó fueron campañas de cuidado e higiene, cuestiones que eran apoyadas por
estudiantes universitarios de la Universidad Austral de Chile.

“Al mismo tiempo hacíamos trabajo de investigación con los cabros de la Universidad.
Investigábamos cosas del sector, como la fundación del campamento, cuantas personas se
fueron o cuantas llegaron y así fuimos insertándonos nosotros con varias cosas (…) por
ejemplo una vez se hizo una campaña con los cabros de la Federación, hicimos una campaña
de pediculosis, nos programamos para un día sábado e inventamos varios tipos de cortinas,
bañamos a los cabros chicos, porque era para sarna y pediculosis” 170

Observamos claramente la importancia de la relación, pobladores-estudiantes,


siendo éstos últimos un importante aporte, poniendo a disposición todo su conocimiento
académico y disciplinario para solucionar en parte, problemáticas inmediatas para la
comunidad. También, reconocemos el significativo interés de las y los jóvenes pobladores
por asumir la responsabilidad de suplir las necesidades de su población/campamento. Y
decimos jóvenes, porque la mayoría de los entrevistados, en los años ochenta no
sobrepasaban los 20 años de edad. En sus espaldas cargaron el peso de todo el sufrimiento,
amargura y precariedad social de su gente, y a pesar de aquello, creyeron que a través de la
organización popular autónoma, podrían encontrar una alternativa a su adversa realidad.
En síntesis, la vida dentro del Campamento Chorrillos estuvo marcada por la
constante y cotidiana represión y terror debido a la presencia permanente de efectivos del
Ejército que en nombre del orden y seguridad, violaron continuamente los derechos
humanos de quienes allí habitaron. Y esta realidad estuvo presente en la mayoría de los
campamentos valdivianos y chilenos, donde se creía que la población poseía armas o eran
posibles elementos subversivos. Por su parte, los principales actores protagonistas de las
manifestaciones, actividades deportivas y sociales, fueron nuevamente las y los jóvenes,

170
Marcos Triviño, poblador del campamento Chorrillos. Entrevista extraída desde Durán, Daniela. (2013)
Un nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y
Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad
Austral de Chile, Valdivia, página 60.

102
así como también las mujeres, quienes desempeñaron un rol clave en la mantención de la
memoria y cultura popular de Resistencia contra la Dictadura militar.

4.2 Actores de la Protesta.

Durante todo el periodo de estudio, y fundamentalmente en las principales jornadas


de movilización nacional, las y los pobladores acudieron masivamente al llamado de
Protesta en las ciudades más importantes del país. De igual forma, en Valdivia, hombres
pobladores, mujeres pobladoras y jóvenes se manifestaron en contra del régimen
autoritario militar. Para muchos autores, como Gabriel Salazar, Mario Garcés, Gonzalo de
la Maza, José Weinstein, entre otros, los pobladores en cuanto a unidad-actor social, fueron
uno de los principales protagonistas, y quienes ejercieron mayor expresividad social a la
hora de demostrar su descontento contra la Dictadura en las JPN 1983-1986. Claramente,
ante los hechos vividos particularmente en Valdivia coincidimos con los autores, y nos
aventuramos en decir que, en esta ciudad, fueron ellos quienes realizaron las formas de
protesta más radicalizadas y por ende, las que tuvieron mayor represión, impacto social y
cobertura mediática a nivel local.
Por este motivo y para conocer quienes fueron éstos protagonistas de la protesta
poblacional en Valdivia, en este subcapítulo desmenuzaremos su componente social y
describiremos y analizaremos sus roles dentro de las movilizaciones, recogiendo las
principales acciones que en conjunto caracterizaron a este sector social.

4.2.1 Mujeres, hombres y jóvenes que lucharon.

Dentro de los actores de la protesta poblacional, claramente distinguimos el papel


que cumplieron mujeres, hombres y jóvenes en las distintas manifestaciones populares en
los diferentes sectores movilizados. En este sentido, revisaremos sus acciones en la
cotidianidad de la población, para develar quienes fueron cada uno de estos protagonistas y
con ello, reconstruir la historia y memoria de este sujeto/a histórico.
Las mujeres pobladoras tuvieron un rol muy significativo durante todo el periodo de
manifestación popular. Esto, porque al ser fundamentalmente ellas quienes criaban y
cuidaban a los niños/as pequeños en el hogar, tenían la posibilidad de conocer, estar y

103
relacionarse más a menudo con sus pares en el barrio, lo cual les permitió apropiarse del
espacio-población, y ante tanta precariedad social, manifestarse decididamente en el. Así,
podemos clasificar su participación en dos niveles, ambos muy activos, y que tenían
relación con la protesta misma y con acciones cotidianas en la población. En primer lugar,
durante las protestas las mujeres participaron activamente tanto de las concentraciones,
marchas organizadas, y toda forma de manifestación “pacífica” diurna saliendo a la calle
en familia, como lo relata una pobladora del sector Rubén Darío, “en ese tiempo, íbamos a
caminatas que se hacían desde mi casa hasta la CORVI, los vecinos, la familia” 171, es
decir, ellas participaban con hijos e hijas por voluntad propia o porque no tenían otra
opción. Y como lo señala R, poblador del sector, “Las mujeres fueron super importantes,
siempre salían a la calle, a las marchas.172
También acudían a los cortes de calles gritando consignas contra la Dictadura,
participaban de cantatas, organizaban los caceroleos en la población, entre otros. Es decir,
realizaron muchas acciones significativas que aportaron subjetivamente a la creación del
clima social de protesta. Como recuerda P, poblador de la Corvi, “Casi siempre eran las
mujeres las que comenzaban con los caceroleos, discutían con los pacos porque estos
querían detener la manifestación, luego de eso comenzaban los enfrentamientos.”173
Por otro lado, en la cotidianidad de la población, las mujeres también cumplieron
funciones que ayudaron a la sobrevivencia y mantención de la movilización popular, si
bien dependiendo el sector, estas tuvieron mayor o menor grado de acción, la participación
estuvo marcada por su constante compromiso con la comunidad. En la CORVI,
específicamente en el Centro Juvenil Los Copihues, que también funcionaba como
comedor popular, ellas se desarrollaron como organizadoras del espacio en cuanto a la
alimentación, trabajando cotidianamente en la preparación de ollas comunes, entre otros,
como lo recuerda R, “las mismas señoras de la población trabajaban ahí, esposas de

171
María, pobladora del sector Corvi. Entrevista realizada en diciembre de 2015.
172
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
173
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

104
compañeros, de los que estaban presos, hacían la comida, ollas comunes, todo eso [Los
Copihues]”174
En cuanto a los hombres adultos, en términos generales, y según los relatos de las y
los entrevistados, la participación de estos no fue tan masiva, como si vimos que lo fueron
las mujeres adultas y también los jóvenes en la población. Esto pudo ser producto de que la
mayoría de ellos, o se encontraba trabajando, el cual era muy escaso y se refleja en los
altos índices de desempleo, o bebiendo alcohol en alguna cantina o esquina de la
población.

“Imagina todo el problema del alcoholismo y la droga después po, porque si tu llegai’ y
quedai’ desocupao’ todos conversando y cauros, uta vamos, tengo un vinito y alguna cosa, era
tomar, tomar, tomar y tomar. Así surgen todos estos problemas, habían botillerías y
clandestinos, allá en Chorrillos había uno re conocido, la Chaqueta Amarilla, donde nos íbamos
a meter todos, estaba siempre lleno, uta que ganó plata esa vieja” 175

Además, como la mayoría vivió en carne propia (al igual que las mujeres adultas) el
proceso de quiebre democrático en 1973 y la posterior represión contra los sectores
populares, veían con cierto temor, desesperanza y desaliento el nuevo proceso de lucha y
protesta que se estaba viviendo en el país. Como lo señala M, pobladora de la Rubén
Darío, “mis padres no participaban, no es que sean de derecha ni nada pero no les gustaba
participar, tenían miedo.”176 Miedo a exponerse a la crueldad represiva, pues se sabía
cuándo tomaban detenido a alguien, pero luego quedaba esa incertidumbre de no saber si
lo soltarían vivo, si lo dejarían en prisión o estaría nuevamente en la calle.
Entonces, muchos de ellos se limitaron a observar la protesta desde sus casas, y
entraron en escena cuando llegaba la represión policial y la poblada comenzaba la retirada.
Era usual que dejaran abierta las puertas de sus hogares para que los manifestantes, que
arrancaban de Carabineros, pudieran escapar y no ser detenidos. También participaron de
acciones menos radicalizadas, pero igualmente importantes como ayuda en la
“enfermería”, preparación de actividades durante el día, marchas, concentraciones, entre
otro.

174
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
175
Ídem.
176
María, pobladora del sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015.

105
Por su parte, en relación a las y los jóvenes podemos decir que este grupo etario fue
el que mayor protagonismo alcanzó durante las movilizaciones nacionales y también
locales. La falta de trabajo, oportunidades educativas, nulo espacio para la recreación
deportiva, pobreza, hambre, entre muchas otras aristas, provocaron que una gran masa de
jóvenes, hombres y mujeres, quedaran a la deriva en materia social, constituyéndose
simplemente como un grupo de “desocupados”, lo cual se vio reflejado en el gran número
de jóvenes populares parados en las esquinas de pasajes, en el día o la noche, en la mayoría
de las poblaciones chilenas y valdivianas, pues como nos relatan los entrevistados, “no
había nah que hacer”.
Además, muchos de ellos, que se criaron bajo un contexto dictatorial represivo
(toques de queda, abuso policial cotidiano) y con muchas restricciones políticas (libertad
de expresión, manifestaciones públicas, prohibición a reuniones, entre otros), veían a la
Dictadura como el principal culpable de su precariedad social y de la población. Por ello,
su participación en las protestas por derrocar al régimen militar y conquistar la Democracia
fue masiva y especialmente radicalizada, pues como lo señala Antonia Garcés; “(…) la
lucha por la democracia se transformó en un ideal, que a veces sujeto en una suerte de
romanticismo, lograría cumplir sus demandas de justicia, libertad, trabajo y dignidad.” 177
Así, las y los jóvenes populares que “eran casi puros cauros jóvenes de 15, 16, 20
años”178 los primeros en participar y organizarse para desarrollar las acciones más
radicalizadas durante las Jornadas de Protesta Nacional. Barricadas, cortes de luz con
cadenazos, enfrentamientos con Carabineros, apedreos, utilización de miguelitos, bombas
molotov, quema de paraderos para bloquear calles, destrozos en la vía pública (veredas y
adoquines), fueron algunas de las acciones y manifestaciones habituales que este grupo
juvenil ejecutó en el periodo y que principalmente efectuaron durante la noche y/o
finalizando alguna concentración-marcha realizada por el conjunto de la población.
Si bien dentro del sector juvenil también existían subgrupos, donde encontramos a
sectores más politizados que pertenecían a organizaciones políticas de izquierda y que eran

177
Garcés Antonia. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas de protesta contra
la dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia. Santiago, 2011. P. 95
178
Carolina Fuentes, pobladora del sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015.

106
principalmente los que agitaban y comenzaban las acciones de Resistencia, jóvenes
organizados/activistas de la población sin pertenecer a partidos políticos, grupos
denominados “lumpen”, entre otros, la tónica fue que, en conjunto, le daban vida y forma a
la protesta poblacional nocturna valdiviana y nacional. Los primeros, se constituyeron
básicamente en pobladores-militantes y/o milicianos, realizando acciones de sabotaje más
especializadas o de vanguardia radicalizada, siguiendo una línea política perteneciente a su
organización política, insertándose en espacios comunitarios del barrio, generando
pensamiento crítico para sumar voluntades contra la Dictadura. Los segundos eran los
jóvenes que vivían en la población, pero que, sin pertenecer a partidos políticos,
participaron de lleno en cada jornada de movilización, como también en organizaciones
sociales y territoriales que surgieron a raíz de las necesidades cotidianas de la comunidad y
al calor de la lucha anti dictatorial. Otro grupo importante, eran los jóvenes que estaban
ligados a los sectores más marginales del mundo popular, los cuales vivían en la pobreza
extrema y que, para sobrevivir y solucionar su condición desigual, buscaban a través de la
delincuencia-robo una forma de vivir. Estos, por diversión más que por convicción, se
sumaban a las protestas radicalizadas (barricadas y cortes de calles) siempre y cuando
había enfrentamientos con Carabineros y su actuar era caracterizado por la violencia
ejercida. Por su parte, según el relato de pobladores, también aportaban a las
organizaciones sociales que entregaban alimentación a la población, “yo vi a varios cauros
que andaban robando que igual aportaban al comedor [Los Copihues] con cosas, nunca se
metían a robar en la pobla, buscaban poner su granito de arena” 179 Y es que la solidaridad
popular, bajo este contexto de dictadura extrema, sobrepasó todas las barreras individuales.
El colectivo, la comunidad, la población o campamento, se transformaron en la
preocupación de la mayoría de sus habitantes.
Por otro lado, la participación de jóvenes universitarios en la población, durante la
protesta y en la cotidianidad, también era muy activa. Estos se dedicaban a realizar talleres
para niños y niñas, como señala P, poblador de la Corvi, “las cauras de la universidad
hacían el preuniversitario, talleres [Los Copihues]”, conversatorios sobre la realidad social
y política, entre otros. También durante las manifestaciones, acudían a las poblaciones

179
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

107
durante la noche y participaban del levantamiento de barricadas, enfrentamiento con
Carabineros, pues la “gente de la universidad (…) se sentían más resguardados y seguros,
porque acá la gente te abría la puerta de las casas para arrancar.” 180
También aportaban con conocimientos médicos y de primeros auxilios en la protesta
nocturna, poniéndose al servicio de la comunidad para labores de enfermería y asistencia a
heridos o afectados por lacrimógenas, chorro lanzaaguas, golpes, etc., como lo afirma P;
“Cuando habían protestas planificadas, si había un aparato logístico con respecto a lo que
es primeros auxilios, se encargaba gente de enfermería de la universidad Austral, cauras
que venían a la población. Pero la población como tal no tenía esos medios.”181 Por ende, y
al igual que en otros lugares valdivianos, como el campamento Chorrillos, las y los jóvenes
universitarios colocaron a disposición de la comunidad su conocimiento académico y
disciplinario para buscar ser aporte real en la lucha social y política contra la Dictadura.
El significativo protagonismo juvenil en las manifestaciones, también se ve
reflejado en las constantes detenciones realizadas por Carabineros antes, durante y después
de las protestas. La mayoría de los detenidos fueron jóvenes pobladores, qué tenían
participación directa o indirecta en las movilizaciones. Además, y en los hechos de mayor
connotación mediática, como el ataque a la Tenencia Los Jazmines 182, y saqueos a los
almacenes de Autoservicio Comunitario AUCO, quienes quedaron a disposición de la
Justicia fueron principalmente jóvenes entre los 17 y 25 años. Todo esto evidencia la
masiva participación de jóvenes en las diferentes Jornadas de Protesta Nacional que se
registraron en Valdivia, e indica que fueron fundamentalmente estos quienes desarrollaron
y potenciaron las acciones más radicalizadas durante el periodo en Chile y Valdivia.
En definitiva, la participación realizada por hombres, mujeres y jóvenes
valdivianos, estos dos últimos actores con mayor cuota de protagonismo, tanto en la
protesta misma como en la cotidianidad organizativa de la población, es expresión de la
recomposición social que vivió el campo popular a partir de la década de los ochenta y que
se manifestó con toda su fuerza durante las Jornadas de Protesta Nacional en el país. Estas

180
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
181
Ídem.
182
Diario 24 Horas, 13 de septiembre de 1983.

108
acciones de resistencia, derivaron en diferentes formas de manifestación, las cuales fueron
desarrolladas dependiendo de las condiciones del entorno, momento del día o actor social
involucrado. En el siguiente subcapítulo, abordaremos dichas formas de protesta,
enfatizando en las acciones concretas que pobladores y pobladoras cometieron en Valdivia.

4.3 Formas de protesta en Valdivia: preparación organizativa y repertorio de la


Resistencia.

La protesta política desarrollada por el movimiento social poblacional estuvo


marcada por la radicalización de las acciones. Tanto en Valdivia como en Chile, después
de cada JPN, lo más mediático siempre fue la manifestación nocturna en las poblaciones, la
cual, como ya hemos señalado anteriormente, estuvo protagonizada principalmente por los
jóvenes populares. Cabe mencionar, que no sólo durante las noches se realizaron
movilizaciones contra el régimen, en horario diurno también existieron acciones de
protesta que evidenciaron el malestar social y que integraron a otros sectores de la
comunidad que se autoexcluían por la peligrosidad represiva de la protesta nocturna. Sin
embargo, este estado de auge en la recomposición social no fue simplemente efecto de la
grave crisis económica y política del contexto, sino que también fue producto del constante
trabajo y construcción organizativa que los grupos más politizados desarrollaron en la
población. Por ello, en este apartado abordaremos desde la experiencia de los
entrevistados, el trabajo organizativo efectuado por pobladores y pobladoras para levantar
la movilización social reconociendo las diferentes formas protesta popular.
En un primer momento, cuando la Dictadura poseía el dominio total del espacio
público, incentivar la participación popular se transformó en todo un reto y peligro. Esto,
porque la mayoría de las personas convivían con el miedo y terror impuesto por los
militares, Carabineros y los servicios de Seguridad del régimen, lo que generó
desarticulación y deconstrucción del tejido social popular.

“En un principio los pobladores eran reacios a participar debido a la represión que estaba
detrás. En las jornadas cayó con fuerza y comenzaron las detenciones masivas acá. Por

109
cualquier cosas nos seguían a las casas, había persecución, nos amenazaban en un principio
agentes de la CNI.”183
A pesar de esto, el clima social ya se encontraba muy agitado tras los permanentes
llamados a movilización por parte de las organizaciones políticas, sindicales y sociales de
oposición, como también por la grave crisis social y económica que afectaba a la sociedad
chilena. Bajo ese escenario, la población comenzó a manifestarse masivamente contra la
Dictadura. En el sector CORVI, se encontraba ubicada la sede del Sindicato de la
Construcción de Valdivia, lugar y organización que desempeñó un rol importante durante
el periodo situándose como promotor de cada jornada de protesta, convocando a toda la
población del sector y la ciudad a movilizarse.

“Ahí en Holzapfel con Av. Argentina había una sede del Sindicato de la Construcción. La
construcción agrupaba la mayor parte de la gente obrera, difícilmente en la ‘constru’ encontrai’
a alguien de derecha. Desde este sindicato se hacía el llamado a la población a participar en las
JPN, marchas, manifestaciones, velatones pal 11 donde llegaba la policía y quedaba la cagá.” 184

Sin embargo, el simple llamado a protesta no bastaba para sacar a la población a la


calle, por lo cual parte importante de esta reactivación del tejido social fue la constante
propaganda anti dictatorial efectuada por los grupos de pobladores, trabajadores y/o
estudiantes organizados en cada sector poblacional, y que a pesar de los riesgos ayudaron a
crear el clima propicio para levantar la protesta.

“El agp era principalmente rayados contra la dictadura y se hacían días antes de cada protesta.
Una vez salimos con una compañera a hacer rayados y cuando estábamos en la plena, vimos a
los pacos que venían pasando, entonces nos abrazamos e hicimos como que estábamos
pololeando.”185

También la difusión de las jornadas de protesta se hizo a través de la producción de


panfletos creados para informar e incentivar a la población para que se sume a las
movilizaciones. Esta difusión panfletaria podía ser directa, de persona a persona, o también
por el lanzamiento de estos en la vía pública. Como lo relata una pobladora del sector
Rubén Darío de la ciudad, esto se realizó “a través de panfletos y con el boca a boca, así

183
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
184
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
185
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.

110
nos enterábamos de los actos, protestas, pasaban en auto tirando panfletos por las
poblaciones.”186
Por otra parte, P, nos señala que en el sector CORVI, específicamente pobladores de
las poblaciones Menzel, Inés de Suarez, Valparaíso y Los Jazmines, se dirigían hacia la
Avenida Mackenna con Don Bosco para protestar contra el gobierno militar. Esta
intersección denominada popularmente como “la vuelta de la culebra” por sus
características ondulares, fue el principal foco de acción y resistencia popular durante el
periodo investigado.
“Siempre era amplia la convocatoria, a todo el sector CORVI y casi siempre terminaban en la
vuelta de la culebra… Se hacían mitines, caceroleos, concentraicones, marchas hacia la vuelta
de la culebra, porque así paralizabas el tránsito en el sector, transito de micros, autos, de todo y
llegaba la repre y quedaba la caga”187

La Avenida Mackenna, calle principal del sector CORVI, y que llegando a la


intersección con Av. Argentina se denomina calle Holzapfel, durante el periodo de las
jornadas de protesta fue muy concurrido y significativo para el desarrollo de las acciones
de descontento de los pobladores en Valdivia. Esto porque en el mismo sector,
convergieron varias poblaciones –Menzel, Inés de Suarez, Valparaíso, Los Jazmines, Gil
de Castro, San Francisco, El Laurel- además de viviendas/campamentos de emergencia que
desde el terremoto del año 1960 se encontraban habitando el lugar (Wanapri Emergencia),
lo que generó una gran masa de pobladores empobrecidos dispuestos a movilizarse en cada
llamado nacional y local.

“En ese tiempo, me acuerdo que las durante las protestas se reunía mucha gente, mil, dos mil,
tres mil personas, acá en la CORVI y marchábamos por las calles de acá, hacia la vuelta de la
culebra, por Mackenna, Av. Argentina, otras veces con dirección a Picarte. La gente estaba
desesperada, por eso era más consciente y participaba.”188

Por ende, la tarea específica para los sectores más politizados de la población era
seguir sumando voluntades a las acciones contra la Dictadura y sus efectos. Acciones, que
no solamente se inscriben en la protesta misma, sino en todo un aparataje organizativo
popular, concientizador y “solucionador” de las necesidades urgentes de la misma

186
Carolina Fuentes, pobladora del sector Rubén Darío. Entrevista realizada en diciembre de 2015.
187
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
188
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.

111
población. En ese tiempo, “La gente era muy solidaria, había harta confianza entre vecinos,
nos ayudábamos. Cuando se preparaba el comedor, todos hacían algo, las señoras de los
compañeros hacían la comida, otros ayudaban a servir, todos participaban. Había mucho
compañerismo.”189 Así, muchas mujeres, hombres y jóvenes se acercaron a las
organizaciones territoriales presentes en las poblaciones para trabajar en pos de su
comunidad.
Paralelamente, tanto en el día, pero fundamentalmente cuando caía la noche, dentro
de las mismas poblaciones también se realizaban manifestaciones con cortes de calles y
electricidad. Esto podía responder a un llamado nacional y/o local de Protesta, lo cual era
más planificado, como también a acciones espontáneas realizadas por las y los pobladores,
cansados de su cotidiana precariedad social.

“En la pobla, las protestas a veces salían de la nada, protestas instantáneas, in situ, tipo mitin.
Como siempre había policía en la población, ellos llegaban a disolver la concentración pues
estaba prohibida las reuniones de grupos y siempre llegaba más gente dispuesta a repeler el
ataque de la fuerza pública.”190

Esto grafica el latente clima de tensión presente en las poblaciones, producido por
los constantes abusos perpetrados por la Dictadura y su aparataje institucional, en materia
social, política, económica y policial hacia la sociedad civil. Por ello, como lo señalan los
testimonios, la respuesta recurrente de pobladores y pobladoras, espontánea o planificada,
fue la acción de protesta como forma de Resistencia. Y esa respuesta, comúnmente se
materializó en manifestaciones que terminaban con levantamientos de barricadas. Éste fue
el caso de la población Inés de Suarez. donde en calle Brasil se levantaron regularmente
barricadas a la altura de calle Uruguay por el norte y calle Azucenas por el sur, como
forma de expresión de esa Resistencia popular localizada. En palabras del entrevistado, “se
cortaba en dos partes en la población, un poquito antes de llegar a Brasil con Uruguay y un
poquito antes de llegar a Brasil con Azucenas. Así los pacos no podían entrar y
defendíamos la barricada dentro de la pobla (sic).”191 Este tipo de acciones eran muy

189
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
190
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
191
Ídem.

112
recurrentes, especialmente para los y las jóvenes quienes fueron los principales
protagonistas de la barricada. Su objetivo fue hacer carne el descontento generalizado,
haciendo eco de los distintos llamados a protesta, liberando la rabia e impotencia
acumulada por tantos años de represión y muerte. De igual manera, también este momento
sirvió para generar un espacio de recreación y diversión entre niños y jóvenes
participantes. Como es costumbre, en cada foco de movilización se hizo presente la fuerza
policial para dispersar a los manifestantes, quienes, por su parte, buscaron por todas las
vías contener el embate represor.
Conocer el escenario, optimizar los recursos existentes y fidelizar la causa, fueron
algunos de los resguardos que las y los manifestantes utilizaron para garantizar la
seguridad del grupo. Como lo relata Inti, “Cuando enfrentábamos a los pacos, aparte de las
barricadas y molotov, andábamos con palos, garrotes, botellas y todo lo que sirviera para
combatir y estábamos tapados hasta las canillas sipo jaja” 192 Era común que las y los
pobladores utilizaran todas las ventajas que su propio espacio les proporcionaba para
enfrentar, detener y fundamentalmente resguardarse de la fuerza represora, como atajos por
peladeros, huida por pasajes angostos o casas de vecinos/as, etc., todo lo que sirviera para
brindar mayor protección y seguridad a quienes participaban de la protesta. Por ello, “Los
pasajes al ser angostos no dejaban pasar vehículos, solo a pata, entonces usábamos
estratégicamente esa ventaja.”
Consultando a algunos entrevistados sobre el tipo de elementos utilizados para
enfrentar el accionar policial, estos coincidieron que las piedras, barricadas, molotov y
“miguelitos” fueron los elementos recurrentes en cada jornada de protesta, en los diferentes
sectores de la ciudad. En relación a esto, R agrega, “En la protesta en sí, y por lo que
recuerdo jamás se utilizó armas de fuego, quizás algún revolver por ahí, pero nada más.
Solo piedras, molotov y barricadas, aunque si había armamento guardado, pero era muy
peligroso utilizarlo en la pobla (sic).”193 Esto es reafirmado por otro entrevistado
perteneciente al sector CORVI, quién además agrega información sobre el tiempo estimado
de duración de cada enfrentamiento con Carabineros; “Cuando se efectuaba la protesta en

192
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada el 19 de febrero de 2016.
193
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

113
sí, nunca hubieron armas ni nada por el estilo. Las protestas duraban fácil una o dos horas,
se calmaba y luego volvíamos a la calle. Y así en todas las poblaciones.” 194
Estas aseveraciones de los entrevistados se ven respaldadas por los registros
encontrados en las diversas fuentes de prensa escrita del periodo –24 Horas y Diario
Austral-, donde se registró que las acciones perpetradas por pobladores en cada Jornada de
Protesta Nacional se vieron marcadas principalmente por “desórdenes” en la vía pública,
destrozos de paraderos, veredas y adoquines para ser usados como barreras o proyectiles,
cortes de luz en diferentes sectores de la ciudad, barricadas y uso de bombas molotov
contra vehículos policiales, especialmente en la CORVI y Picarte, a la altura del
campamento Chorrillos. También, otra acción que se desarrolló durante algunas protestas
fueron los saqueos a supermercados establecidos en la Corvi y en el sector de Rubén
Darío-San Luis, donde turbas de pobladores forzaron las entradas y se llevaron lo que
pudieron aprovechando los frecuentes cortes de luz ocasionados para la manifestación.
Según la experiencia de P, “Los cortes de luz, las barricadas o saqueos, no eran cuestiones
espontaneas (…) eran acciones que en conjunto decidíamos realizar entre todas las
organizaciones activas de Valdivia, aunque cada cual veía como las hacía en su sector.”195
Es decir, la gran mayoría de las acciones realizadas durante las Jornadas de Protesta
Nacional en Valdivia fueron planificadas y articuladas en conjunto entre los grupos y
organizaciones de pobladores que lideraban dichas acciones de protesta en los distintos
sectores movilizados. Con ello, se buscó generar un mayor impacto público y político
efectuando manifestaciones coordinadas y simultáneas en diferentes puntos de la ciudad,
poniendo en jaque la acción represiva de las fuerzas de seguridad y llamando a toda la
población a la lucha contra la Dictadura.

“(…) nos reuníamos en la sede del MOPOPO que quedaba en la Rubén Darío, nos reuníamos
de todas partes de varias poblaciones; Rubén Darío, Bernardo O’Higgins, Autoconstrucción,
Corvi –Valparaiso, Inés de Suarez, Jazmines, Menzel-, Sector Collico. Planificábamos las
acciones y destinábamos las tareas. Todos tenían sus misiones, los que iban a hablar, los que
panfleteaban, los que prendían las barricadas, los que cortaban la luz.”196

194
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.
195
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
196
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

114
Así, días previos a las convocatorias de protesta nacional, se hacía el llamado para
que asistan los pobladores que integraban el MOPOPO (Movimiento Popular Poblacional,
herramienta organizativa que agrupaba a los sectores poblacionales movilizados) a esta
reunión de planificación general, donde acudían representantes de todos los sectores de
Valdivia. La comunicación se realizaba a través del “boca a boca”, pues las condiciones
del periodo solo permitían este tipo de trasmisión del mensaje, al ser más confiable y
directa.

“Habían hartos grupos de resistencia en Valdivia por ejemplo que marco un poco un sector
determinado fue el MOPOPO, había una cantidad de gente que no necesariamente era del
sector, porque estaba enmarcado en lo que era la lucha del MDP, entonces era la organización
más política que podíamos encontrar en ese momento (…) estaba además el Sindicato de la
Construcción que era emblemático en el sector CORVI y Rubén Darío.”197

En las reuniones del MOPOPO, se comentaba la situación que vivía cada sector en
particular, se presentaban las propuestas para la acción, se discutían los pasos a seguir a
nivel poblacional y se definían los roles y funciones para las tareas generales y específicas.
Éstas últimas, tenían relación con la realización de “atentados” para generar apagones de
luz generalizados en la ciudad, acción que debía estar a cargo de aquellos pobladores
“especializados”, que pertenecían a organizaciones políticas de izquierda y que por su
experiencia e instrucción miliciana, se encontraban calificados para desempeñar dicha
función. Si bien, los cortes de luz podían generarse a través de cadenazos directos al
alambrado eléctrico, su efecto era reducido y no permitía generar un gran apagón general.
Por ello, quienes eran responsables de esta misión, debían efectuar una acción de mayor
envergadura y preparación. Así lo relata R, quién estuvo a cargo de estas operaciones
durante el periodo estudiado,

“Colocábamos explosivos en la subestación de electricidad de SAESA (cerca del campamento


Chorrillos, donde se encuentra actualmente ubicada), y torres de alta tensión, para generar
apagones en la ciudad y también en comunas como Río Bueno. Para esto, nos llegaba la
instrucción y el paquete, hacíamos el reconocimiento de la zona y luego nosotros
determinábamos día, la hora y tareas, como te dije ya habían estudios sobre el impacto que se
produciría con el corte de luz, estos eran realizados por encargados, nosotros solo

197
Marcos Triviño, poblador del campamento Chorrillos. Entrevista extraída desde Durán, Daniela. (2013)
Un nuevo habitar en tiempos de Democracia: Vida social y organizativa en las poblaciones Yáñez Zabala y
Pablo Neruda 1989-1995. Tesis para optar al título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Universidad
Austral de Chile, Valdivia. Página 57.

115
ejecutábamos la acción, y tampoco conocíamos a la persona que nos entregaba la orden, como
te dije, todo era muy compartimentado.”198

Continuando con el relato de los entrevistados, con el correr de las protestas el


repertorio ya era más o menos conocido por todos sus protagonistas y las tareas a
desarrollar ya se encontraban medianamente asignadas. Paralelamente a la coordinación
general realizada en la Sede del MOPOPO, en cada sector también se planificaba el
montaje sectorial a realizar, y dónde la mayoría de la población contribuyó de una u otra
forma en la puesta en escena.

“La receta ya estaba preparada en las JPN, había cuestiones típicas como el apagón, barricadas,
etc, entonces solo nos quedaba coordinar las funciones noma’. Durante los días previos
recolectábamos cachureos, neumáticos. La gente cuando sabía que había protesta iba a botar
cosas y luego nosotros las recolectábamos. Había compañeros encargados de llevar
combustible, aserrín, de hacer las bombas molotov. Acá, por la lluvia es complejo hacer fuego
pero en ese tiempo a pesar del clima, si o si salíamos y la gente acompañaba.”199

Durante gran parte del periodo, las movilizaciones contemplaron más o menos el
mismo “ritual” de protesta. Así, a pesar de las inclemencias del tiempo, la represión, entre
otros, las acciones de las y los pobladores fueron casi las mismas, aunque también
ocurrieron acciones que escaparon a la regla y se presentaron como excepcionales. Este es
el caso ocurrido en el sector de Los Jazmines, donde un grupo de militantes pobladores
atacaron una unidad policial de Carabineros.

“En una jornada de protesta, nosotros nos fuimos a tomar el retén de Los Jazmines, en una
protesta del año ‘83. Queríamos tomarlo y quitar todo el armamento. Primero éramos 5, todos
socialistas allendistas, luego se metió toda la población. Fue una acción propia de nuestro
núcleo, no una orden del partido, creíamos que era necesario. Luego de esto, los pacos nos
pedían prestados jaja”200

La acción temeraria terminó con varios detenidos, pero demostró la capacidad de


decisión entre quienes, en parte, guiaban las movilizaciones y se sentían los llamados a
conducir al pueblo hacia la victoria sobre el régimen. Por su parte, en relación a las formas
de protesta, básicamente, comprendemos que, para pobladores y pobladoras, estas

198
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
199
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
200
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

116
consistieron en la irrupción violenta del espacio público, materializado con cortes de calles
y tránsito, a través de masivas concentraciones de personas o levantamiento de barricadas
por la noche. Éstas últimas, acciones de resistencia preferidas de las y los jóvenes, casi
siempre terminaron en serios enfrentamientos con las fuerzas policiales. En cuanto a la
reconstrucción organizativa de la población, a partir de los ochenta y las JPN, vimos
algunas de las dificultades para promover la organización dentro del mundo popular. La
causa principal de este síntoma, fue el miedo y terror infringido por la Dictadura a la
sociedad, por medio de sus aparatos de represión y la constante violación a los derechos
humanos. Sin embargo, el fruto del trabajo constante de quienes se organizaron, sumado al
ambiente de crisis y descontento nacional, posibilitó la reconstitución del tejido social,
ahora más cohesionado y decidido a enfrentar la tiranía y la muerte. En este sentido, los
grupos de vanguardia, por nombrarlos de alguna manera, fueron trascendentales en el
repunte del movimiento social anti-dictatorial, dando forma a la resistencia, asumiendo la
responsabilidad de guiar el proceso.

4.4 Los grupos de pobladores-milicianos.

Dentro de la Resistencia anti-dictatorial, se ejecutaron acciones de corte paramilitar


destinadas a crear un clima de ingobernabilidad política y sabotaje social contra el régimen
autoritario. Estas labores más específicas dentro de las movilizaciones requerían de
conocimientos especializados en acciones de sabotaje militar. Por ende, fueron
desarrolladas por pobladores que a su vez eran militantes de organizaciones políticas de
izquierda, y que, además, tuvieron la posibilidad de recibir instrucción “militar” o tenían
nociones básicas. Apoyados por una infraestructura orgánica acorde con procedimientos de
éstas características, y que fueron puestos a disposición de la lucha de pobladoras y
pobladores, y el conjunto del pueblo organizado contra la dictadura.

“En el partido, había dos ex presos políticos que participaron en el periodo del 73 ligados al
sector de las armas, gente que tenía mucho conocimiento militar sobre armas, había
compañeros que pertenecieron a un grupo denominado ‘elenos”, eran como guardaespaldas que
hacían cualquier tipo de acción militar y ellos sabían harto y nos transmitieron su
conocimiento.”201

201
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

117
Sin duda, la experiencia de militantes “viejos” que participaron activamente en el
periodo de la Unidad Popular, fue muy importante para la reproducción del conocimiento
orgánico “militar” entre las y los nuevos militantes. También la incorporación de
pobladores jóvenes a partidos políticos de izquierda durante el periodo de las protestas
nacionales fue vital para mantener y cultivar dicho conocimiento y contribuir con acciones
de sabotaje anti dictatorial. Otra forma de transmitir instrucción “militar” fue a través de la
creación de instructivos y/o manuales de resistencia, los cuales tenían como finalidad
formar milicianos capaces de desenvolverse en el ámbito urbano para operar político-
militarmente contra la Dictadura. Así lo relata Inti, quién agrega que “el conocimiento en
armas que poseo fue gracias al servicio militar que realicé a principios de los 80. Luego, en
el MIR, tuvimos alguna preparación teórica pero tampoco fue mucha debido a las
condiciones que habían.”202
Otros pobladores militantes tuvieron la oportunidad de ir más lejos (debido a sus
condiciones individuales y orgánico-partidarias), y asistieron a escuelas de instrucción
militar levantadas por sus propios partidos políticos, así lo afirma R, diciendo “yo salí 6
meses a recibir instrucción militar, bien al sur de Chile. Salimos 4 de Valdivia y solo dos
de la población. Aprendí todo lo relacionado con lo militar, explosivos, mapeo de área y
reconocimiento, seguridad, etc.”203 Estas escuelas tuvieron como objetivo principal, formar
militantes combatientes que se ajusten a las necesidades de lucha del periodo, para
transformarse en aportes significativos en el desarrollo de las estrategias y tácticas políticas
bajo el contexto de crisis y JPN en Valdivia y todo Chile. Por ende, la formación de
milicianos, era una de las tareas más trascendentales para las organizaciones políticas que
veían en la estrategia de insurrección de masas, la única vía para el derrocamiento de la
Dictadura militar. Este desafío, también significó una misión específica y delicada para las
pobladoras y pobladores militantes, quienes debieron realizar grandes esfuerzos para crear
grupos de pobladores organizados y decididos a enfrentar al régimen autoritario. Muchos
de estos voluntarios, se sumaron a organizaciones políticas de oposición mucho antes de
iniciadas las JPN, como lo confirma P, “Yo el año 81 ingresé al partido (Socialista), y

202
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.
203
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.

118
desde ese momento comenzamos a operar dentro de mi núcleo denominado Venceremos.
El fondo de nuestro trabajo era formar combatientes milicianos.” 204
Asimismo, la construcción de una fuerza social militar-combatiente contra la
dictadura, fue una de las principales tareas que la izquierda radical adoptó tras el golpe de
Estado de 1973. Si bien en un comienzo esto se vio dificultado por el acelerado exterminio
y persecución que sufrieron las organizaciones de izquierda, a partir de los años 80, con el
aumento del descontento social expresado en diferentes manifestaciones de protesta, se
masificó el número de militantes (pobladores, estudiantes, trabajadores) decididos a
conformar grupos de Resistencia Popular anti dictatoriales. En este sentido, y como lo
demuestra una investigación realizada por el Historiador Robinson Silva, una de las
organizaciones que abiertamente se abocó a dicho objetivo fue el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria, quienes dentro de su línea y acción política del periodo desarrollaron
teóricamente y en la práctica la construcción de lo que denominaron, las Milicias de la
Resistencia popular.

“Las Milicias de Autodefensa fueron parte fundamental de la estrategia seguida por el MIR.
Estos grupos fueron organizados para combatir en espacios locales muy específicos y utilizaron
violencia de baja intensidad en su accionar. La milicia se define particularmente en las
siguientes características.
- Sus miembros no se dedican exclusivamente a ella, seguían insertos en su lugar de trabajo o
estudio.
- Las milicias subsistieron a través de la autogestión de los recursos que necesitaba para su
labor.
- Desarrollaba sus acciones de violencia política en virtud de la coyuntura local.
- Prestaba apoyo al trabajo militar de la Resistencia.”205

Además, Silva nos aclara que estos grupos de combatientes-milicianos estaban


compuestos por no más de 5 integrantes y que su espacio de acción era básicamente su
entorno cotidiano, ya sea la población, el lugar de trabajo y/o estudio. Su organización era
horizontal pues la toma de decisiones se gestaba en reuniones y por todo el grupo, aunque
si poseía un jefe-encargado, el cual recibía las instrucciones directas desde el “aparato
militar” del Partido. Sin embargo, también tenían la facultad de generar acciones

204
R, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
205
Silva, Robinson (2011) Resistentes y Clandestinos. La violencia política del MIR en la Dictadura
profunda 1978-1982. Escaparate, Concepción. Página 100.

119
autónomas de acuerdo a las propias condiciones que cada milicia poseía en su espacio
inmediato. Inti, poblador de la Corvi, en su testimonio señaló su pertenencia a unos de
estos grupos, con lo cual evidenciamos la existencia de este aparato político-militar en la
zona; “yo por así decirlo, era parte de las milicias de resistencia, aunque en mi sector
estaba solo operando y me tuve que vincular con los compañeros socialistas.” 206
Las principales tareas de los milicianos era resguardar a la población en marchas y
concentraciones de cualquier tipo, agitar la protesta con propaganda anti dictatorial durante
los días previos, potenciar el desarrollo y defensa de la protesta ocupándose de la barricada
y el enfrentamiento con la represión, generar cortes de calle y luz, promover la
organización popular en la población, entre otros. Como cada Milicia de la Resistencia se
situaba bajo una base social, en este caso el barrio, era ahí mismo donde se reclutaban
combatientes dispuestos a asumir labores de Resistencia, aunque debían seguir
estrictamente un protocolo de seguridad para resguardar su propia integridad, la de su
núcleo y toda la organización.

“También existían métodos específicos para el reclutamiento de los milicianos. Así como no se
podía hablar libremente con otros milicianos de temas políticos o paramilitares. Fundamental,
era el reconocimiento de la identidad durante las acciones del grupo miliciano, por esto se
utilizaban pañuelos o pasamontañas, además de actuar preferentemente de noche. El miliciano
podía participar de movilizaciones de reivindicación social o política, pero debía participar
como un manifestante, menos aún si se sospechaba que era reconocido por otros como parte de
la Resistencia. No se permitía a los milicianos la realización de actos de violencia política en el
desarrollo de actividades públicas.”207

Por otro lado, las condiciones del periodo no permitían que esta labor de
reclutamiento y construcción de la fuerza combatiente fuera sencilla, pues, por un lado, el
mundo social tenía encima y dentro de sus propios espacios cotidianos a los organismos de
orden y seguridad y por otro, los recursos con los que se contaba para difundir, preparar y
organizar combatientes eran muy escasos. Éstos recursos, tanto materiales, financieros,
humanos y logísticos al estar restringidos, generó que cada célula y/o núcleo de
pobladores-militantes tuvieran que arreglárselas y ajustarse a su propia realidad local para
cumplir con la línea política de su organización. Así, muchos de estos pobladores-

206
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.
207
Silva, Robinson (2011) Resistentes y clandestinos. La violencia política del MIR en la Dictadura profunda
1978-1982. Escaparate, Concepción. Página 102.

120
militantes tuvieron que complementar su “formación militar”, ensayando tácticas y
acciones, entre otros, en un escenario real como marchas, concentraciones, enfrentamiento
con las fuerzas dictatoriales, etc., para poner en práctica lo aprendido teóricamente y
también para enseñar a quienes se estaban alistando como “milicianos populares”.

“El proceso de construcción de lucha, lo vivimos en la experiencia misma, era ensayo-error.


Como complemento había instrucción teórica sobre el qué hacer en el momento específico. En
el fondo era táctica militar, hasta para avanzar en la calle, donde el compañero sabía lo que tú
realizarías, todo coordinado. Éstas técnicas eran usadas en barricadas, marchas, etc., para
resguardarnos y resguardar a la población. (…) El que quería integrar una guerrilla urbana,
debía conocer sobre armas, en la calle, en las barricadas, los miguelitos de tres y cuatro puntas,
el conocimiento de metalurgia para detener los camiones de los militares donde venían los
pacos dentro. No solamente la piedra y el arrancar era necesario, sino el saber cómo detener a
estas armas del enemigo, esa era la construcción de guerrilla urbana.”208

En este mismo sentido, y en medio de las manifestaciones poblacionales, militantes


de organizaciones políticas de izquierda también buscaron referenciar su capacidad de
“autodefensa” y lucha contra la Dictadura frente al pueblo movilizado, instalando y
agitando la propaganda armada como acción legítima en tiempos de represión, aniquilación
y muerte.

“Con unos compañeros del MIR realizamos en una protesta lo que llamábamos propaganda
armada, llegamos encapuchados a una protesta y realizamos unos disparos al aire y luego nos
fuimos enseguida. Eso lo hicimos un par de veces en la CORVI, y nos retiramos
inmediatamente para que no nos agarre la repre (sic).”209

Otro entrevistado también menciona que, durante los enfrentamientos en sí con la


fuerza policial, jamás observó el uso de armas de fuego para contener la represión, pero sí
recuerda que, en su momento, un grupo armado con fusiles M-16 realizaron disparos al
aire en la población Inés de Suarez-Los Jazmines, aunque según su relato, jamás tuvo
claridad acerca de los responsables.

“En algunas protestas organizadas de la población si hubieron armas en la calle, M-16 se


dispararon, se regaló pólvora negra para construir explosivos básicos, no fueron compañeros
nuestros, eran de otras orgánicas que desconozco. Llegaron con pasamontaña, en una
camioneta vieja y se bajaron disparando al aire M-16 y en el fondo nunca tuve claro si era otra
orgánica o realmente eran cenetas gueon (sic) tratando de hacer picar la guea (sic) para matar
gente.”210

208
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
209
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.
210
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
121
A pesar de toda esta adversidad, las y los pobladores militantes del sector siguieron
efectuando trabajos de agitación y rearticulación social y política. Además, no solo
socialistas se encontraban presentes en el lugar, sino también como vimos, militantes del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria y también del Partido Comunista. Por ello, y
según el relato de los entrevistados, hubo trabajos y acciones que fueron levantadas en
conjunto debido a la política nacional de unidad entre la izquierda no alineada con la
Democracia Cristiana y su plataforma política Alianza Democrática, principalmente PS-
Allendista, MIR y PC-FPMR (entre otros partidos políticos) agrupándose en lo que se
conoció como Movimiento Democrático Popular (MDP). A pesar de esto, los roces y
disputas entre militantes de las diferentes organizaciones políticas eran permanentes,
especialmente entre los PS-MIR y la gente del PC.

“Trabajamos harto con compañeros del MIR de la misma población, casi vecinos y nos
teníamos mucha confianza. Para hacer cualquier movilización lo planificábamos juntos. Igual
había roces entre organizaciones políticas, específicamente con la gente del PC que se creían
que la llevaban y nosotros les decíamos que acá también sabíamos disparar.”211

La vinculación entre pobladores militantes de diferentes organizaciones políticas fue


la tónica en el periodo, pues la mayoría de estas organizaciones revolucionarias coincidía
en la lectura y en las acciones a seguir durante el periodo dictatorial. Además, muchos de
ellos crecieron juntos en la población, razón por la cual sentían cercanía y confianza para
trabajar y actuar en medio de las Jornadas de Protesta, pues el objetivo común era derrocar
el gobierno tiránico de Augusto Pinochet.

“Yo pertenecí al MIR, pero de igual forma trabajé con compañeros de otros partidos políticos
que vivían en la población para levantar acciones contra la dictadura y organizar a la población.
Esto era una política de la organización y fue más fácil también porque éramos vecinos y nos
conocíamos de chicos.”212

La conformación de estos grupos de combatientes, que denominamos pobladores-


milicianos, fue parte de la línea política que la izquierda más radicalizada adoptó durante el
periodo dictatorial a nivel nacional. Sus acciones estuvieron concentradas principalmente
en la población y como vimos, podían estar compuestas por pobladores militantes de

211
P, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en noviembre de 2015.
212
Inti, poblador del sector Corvi. Entrevista realizada en febrero de 2016.

122
diferentes orgánicas políticas afines. Claramente, ésta forma de lucha responde a las
políticas implementadas bajo la plataforma MDP, materializando los conceptos de
Resistencia y lucha insurreccional popular para derrocar a la Dictadura militar. Igualmente,
la construcción de este actor de la Resistencia fue muy importante para acelerar la
reconstitución y radicalización del movimiento social, gracias a su preparación militar y
conocimiento adquirido, perfeccionaron las típicas formas de resistencia popular, como
barricadas y cortes de luz localizados, para avanzar en la creación de nuevas formas de
lucha, como sabotajes a estaciones de electricidad para dejar a oscuras a amplios sectores
de la ciudad o tácticas de guerra para enfrentar de forma eficiente y segura a los efectivos
policiales. También, cumplieron un rol importante en la generación de un clima de
protesta, lo cual es, uno de los elementos indispensable para posibilitar el alzamiento
generalizado de la población, por lo que, el trabajo organizativo, el AGP y uso de
propaganda armada fueron también acciones asumidas como necesarias para potenciar la
lucha del movimiento social popular anti-Dictadura de Pinochet.

123
CAPÍTULO 5. Conclusiones.

Primero que todo, creemos que es importante destacar lo siguiente. Si bien partimos
nuestra investigación desde un supuesto, pues no sabíamos si las Jornadas de Protesta
Nacional habían tenido una real expresión en Valdivia, ni menos enterados de sus alcances
sociales y políticos, nos aventuramos al pensar que sí estábamos en lo correcto, y nuestro
trabajo así lo confirmó. Gracias a testimonios de pobladores y pobladoras que participaron
del proceso, más los informes de prensa registrados en la época, pudimos constatar la
magnitud de la protesta valdiviana y sus características.
En esta línea, nuestra hipótesis planteó que las acciones de resistencia anti-dictatorial
desarrollada en las poblaciones valdivianas, fueron un elemento acelerador del proceso de
recomposición organizativa de los y las pobladoras locales, dando paso a la configuración
de todo un entramado social y político que se levantó contra la Dictadura en Valdivia en
las denominadas Jornadas de Protesta Nacional, 1983-1986. Y efectivamente,
evidenciamos que a pesar de la constante precariedad en materia social, laboral, educativa,
sanitaria y las totales restricciones políticas existentes en la sociedad chilena, y por ende
valdiviana, del periodo, estas no bastaron para dar el salto cualitativo y cuantitativo en
relación a una movilización generalizada. Por ende, fue necesario que pequeños grupos
politizados en Valdivia y todo Chile, asumieran la responsabilidad de contribuir en la
recomposición social organizativa del movimiento popular, como un proceso paralelo al
descontento civil surgido por las transformaciones y perjuicios neoliberales, propiciando el
auge social y político de las mayorías populares. En términos prácticos, la resistencia anti-
dictatorial fue vital para la construcción del movimiento social y político desatado durante
las Jornadas de Protesta Nacional, pues dotaron de contenido orgánico, herramientas y
proyecciones políticas las acciones levantadas por pobladores y pobladoras. Es decir,
ocurrió una retroalimentación entre el contexto de miseria económica, política y social bajo
el marco dictatorial y los constantes intentos de sectores organizados por acabar con el
régimen y recuperar la democracia y dignidad para el pueblo chileno.
En relación a la evaluación de los objetivos, partimos señalando que nuestro
propósito general era conocer el estado de recomposición social y política y las acciones de
Resistencia anti-dictatorial que realizaron las pobladoras y pobladores de Valdivia en las

124
denominadas Jornadas de Protesta Nacional 1983-1986. En este sentido, creemos que
claramente pudimos develar en profundidad el desarrollo organizativo popular alcanzado
por las y los pobladores valdivianos en materia social y que los llevó a irrumpir política y
radicalmente dentro del espacio público durante cada protesta nacional. Así lo confirmaron
las distintas fuentes consultadas, tanto entrevistas como medios de prensa escritos, las
cuales nos permitieron obtener información vital para reconstruir y rescatar la Historia
anti-dictatorial valdiviana desde una perspectiva sociopolítica. Por un lado, constatamos el
accionar de Resistencia alcanzado y su impacto mediático, pudiendo discriminar entre las
quince JPN valdivianas, categorizándolas en protestas de alta, media o baja intensidad, con
respecto a su masividad y acciones emprendidas. También verificamos la permanente
organización poblacional que afloró durante estos años, expresada en la creación de
centros juveniles, organizaciones de articulación poblacional, ollas comunes, entre otros,
espacios que sirvieron a pobladores y pobladoras para generar los preparativos de la
protesta. Tras ello, grandes concentraciones, marchas, mítines durante el día, barricadas,
cortes de electricidad y graves enfrentamientos con la policía durante las noches, fueron el
fiel reflejo del grado organizativo y articulación existente al interior del mundo
poblacional. Lo cual, sin duda, fue potenciado por aquellos que poseían mayor
conocimiento y experiencia de trabajo social y político, y que en nuestra investigación
denominamos como las y los pobladores milicianos. Ellos fueron quienes impulsaron las
acciones de Resistencia más osadas y radicalizadas como herramienta propagandística
opositora, retroalimentándose con la creciente actividad social y política de la comunidad.
En cuanto a los objetivos específicos, señalamos que el primero tenía relación con
caracterizar el contexto dictatorial y las Jornadas de Protesta desde una perspectiva
nacional. Esto lo pudimos concretar gracias a fuentes secundarias ligadas a investigaciones
que diversos autores nacionales e internacionales y desde distintas disciplinas,
desarrollaron sobre el tema en cuestión. Fundamentales fueron los trabajos que Garcés, De
la Maza, Weinstein, Valenzuela, entre otros, quienes en el mismo periodo de ebullición de
las protestas generaron estudios acerca del proceso social y político desencadenado.
También, las obras de Huneeus, Salazar, Winn, Moulian, más algunas tesis consultadas,
entre otros, ayudaron a comprender profundamente la situación social, económica y
política del periodo, con trabajos desarrollados años más tarde, pudiendo analizar desde
125
una perspectiva más global las causas y efectos de las movilizaciones dentro de un marco
autoritario.
Así, dilucidamos que la Dictadura cívico-militar surge tras un golpe de Estado
perpetrado el 11 de septiembre de 1973, contra el legítimo gobierno de Salvador Allende,
por las Fuerzas Armadas y de Orden, en conjunto con otros sectores sociales y políticos de
la sociedad. Tras su instalación, el uso de la represión y terror fueron las herramientas
predilectas para dominar y controlar a la población. El régimen, en su ADN, partió con la
lógica de la existencia de un “enemigo interno”, el marxismo o comunismo, por lo cual,
todo aquel que fuera ligado a esta ideología o con partidos políticos de izquierda, debía ser
castigado y eliminado de la sociedad, por el “bien de la nación”. Bajo esta premisa, la
constante violación a los derechos humanos fue la tónica del periodo, transformándose en
una práctica sistemática promovida desde el Estado y realizada por sus organismos
represivos. Esto posibilitó, que por casi diez años, la Dictadura mantuviera inmovilizado al
movimiento social popular, gobernando sin mayores contratiempos, instalando las
transformaciones neoliberales sembradas los por tecnócratas de la escuela de Chicago. Sin
embargo, esta ilusión neoliberal se desarmó durante el año 1982, pues se desató una grave
crisis que devastó la economía local, acrecentando los índices inflacionarios, como
también el desempleo. A esto, se sumó una grave escases alimentaria, dejando a miles de
chilenos y chilenas sumidas en la precariedad total.
Además, y paralelamente, vimos como sectores de la población, amparados en
organizaciones ligadas a la Iglesia Católica u otras entidades autónomas, desde fines de los
setenta comenzaron un proceso de reagrupación y reorganización, producto de la necesidad
de dar solución a las nefastas condiciones de vida de los sectores populares. Así surgen
espacios comunitarios de resistencia dictatorial, que ayudaron en la recomposición del
tejido social desarmado tras diez años de autoritarismo. Bajo este contexto de agitación
social, los cuestionamientos a las políticas económicas del régimen y sus tecnócratas,
sumado al descontento generalizado de la población civil, llevó al surgimiento de las
Jornadas de Protestas Nacional entre los años 1983-1986. Su principal característica fue la
masiva participación de la sociedad civil, de norte a sur y de mar a cordillera, donde
nuevamente se recuperó el espacio público como lugar de deliberación política por parte de
la ciudadanía. Sin entrar en mayores detalles, vimos como por un total de quince JPN, el
126
pueblo organizado chileno y específicamente, las pobladoras y pobladores, se volcaron a
las calles para manifestarse decididamente y con distintas expresiones, contra el régimen
militar dirigido por Augusto Pinochet.
En segundo lugar, dijimos que otro objetivo específico sería reconocer el aporte de las
y los pobladores en el desarrollo de las protestas en la ciudad de Valdivia. Creemos que
cumplimos con tal intención pues, con la información entregada por las y los entrevistados
más las tesis consultadas, pudimos conocer desde su experiencia las acciones que se
llevaron a cabo en el espacio poblacional, sumado a más los informes de prensa de la
época, que nos permitieron abalar dicha información. De esta manera, logramos situar a
pobladores y pobladoras como las principales protagonistas de la protesta valdiviana. Esto
porque, si bien constatamos que hubo algunas protestas de sectores estudiantiles y
trabajadores en la ciudad, estas se desarrollaron con una baja adhesión ciudadana, por lo
que su impacto mediático y social no fue determinante en cuanto a expresión del
movimiento. A su vez, si reconocimos protestas que tuvieron mayor participación popular
y radicalización en las acciones, las cuales fueron desarrolladas en y desde el espacio
poblacional. Como ejemplo destacamos las JPN que se convocaron en los meses de
septiembre de 1983, 1984 y 1985. Debido a la sensibilidad de la fecha, aquí notamos las
principales acciones de resistencia directa contra el régimen, tanto por su masividad como
por los elementos utilizados, las cuales fueron organizadas y ejecutadas por pobladores y
pobladoras de Valdivia. Así, la barricada, los cortes de luz, el uso de botellas de vidrio,
miguelitos, señaléticas de tránsito, quema de paraderos, saqueos a almacenes, entre otros,
fueron parte del repertorio de dichas protestas poblacionales valdivianas. Todo esto
conllevó a que el movimiento poblacional fuera el sector más activo, relevante y decidor
en cuanto a los niveles de movilización dentro de las denominadas Jornadas de Protesta en
Valdivia.
Como último objetivo específico, nos planteamos identificar las y los actores
protagonistas de las Jornadas de Protesta poblacional valdiviana y sus formas de lucha.
Nuevamente, los archivos de prensa, tesis consultadas y testimonios fueron esenciales para
cumplir con dicha tarea. Allí visualizamos claramente los protagonistas de la protesta
poblacional, entre ellos las y los jóvenes como también las mujeres, además de las y los
pobladores-militantes. Esto, sumado a las investigaciones históricas y sociológicas
127
contemporáneas antes mencionadas, nos permitió dilucidar sus funciones dentro del
movimiento, también los espacios donde se desenvolvieron y las formas de lucha que
desarrollaron. Así vimos cómo en la protesta misma, y durante las noches, las y los jóvenes
populares fueron quienes se atrevieron a desafiar el orden autoritario, ya que fue este grupo
social etario, el más afectado por las consecuencias de las políticas en materia económica y
social de la Dictadura. La mayoría de ellos, convivió con la cesantía y nulas oportunidades
para surgir socialmente, por lo cual veían en las protestas populares, una alternativa de
esperanza y futuro para la conquista de la democracia y su bienestar. Las mujeres por su
parte, fueron esenciales en la conformación de todo un entramado social organizativo,
liderando los espacios comunitarios de la población, asumiendo el rol solucionador de las
necesidades inmediatas. Por ello, vimos que, durante las ollas comunes, en las
agrupaciones populares, en las movilizaciones diurnas cotidianas, fueron ellas las
protagonistas, agitando y tejiendo la recomposición social. Y resaltaron más, porque a su
vez, sus maridos, eran quienes buscaban trabajo remunerado o estaban sumidos en el
alcohol dentro de la población.
Punto aparte fueron los pobladores milicianos, quienes se alzaron como los
principales conductores del movimiento social popular valdiviano. Ellos, como miembros
de organizaciones políticas de izquierda, eran los coordinadores de las acciones
poblacionales en la ciudad. En espacios como el MOPOPO, llegaban distintos
representantes de los sectores valdivianos, entre ellos, Barrios Bajos, Collico, Isla Teja,
Corvi, Chorrillos, San Luis, Libertad, Rubén Darío, entre otros, para juntos construir el
repertorio de la protesta valdiviana, distribuyendo tareas, generando unidad y solidaridad
en la acción contra el régimen. Además, estos pobladores militantes, poseían conocimiento
militar, el cual colocaron a disposición de la comunidad para radicalizar acciones y
demostrar la fuerza popular. Ejemplo de ello, fueron los constantes cortes de luz
generalizados tras atentados contra subestaciones de electricidad durante el periodo,
ataques a unidades policiales, uso de propaganda armada para crear un clima de protesta
local y aumentar la moral de quienes luchaban, uso de tácticas militares para resguardar la
integridad de quienes se manifestaron, entre otros.
Para finalizar, y en términos generales, señalamos que las formas de lucha de las y los
pobladores estuvieron completamente ligadas a la irrupción violenta en el espacio público,
128
la calle, y dentro de su entorno cotidiano, la población. Así, en horario nocturno,
principalmente la barricada y los cortes de calles, se convirtieron en la herramienta de
protesta preferida por quienes se movilizaron. Y en cada barricada, se utilizaron además de
los neumáticos quedamos y letreros de tránsito, grandes rocas de cemento para bloquear el
paso del tránsito, apedreos a vehículos policiales y de transporte, lanzamiento de botellas al
pavimento para generar pinchazos en las ruedas de automóviles y microbuses, bombas
molotov para combatir la represión, entre otros. Otra práctica recurrente, pero durante el
día, fue la concentración masiva de personas, quienes, con cánticos, consignas, discursos,
caceroleos, etc., intervinieron el espacio público, interrumpiendo el tránsito,
transformándose en piedra en el zapato para la Dictadura local.

129
CAPÍTULO 6. Bibliografía.

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Diario 24 Horas, entre los años 1983-1986.

Medio audiovisual Teleanálisis. Capítulos 1 - 2 - 3 y 4 pertenecientes al año 1984. Director


Fernando Paulsen. Editor General Augusto Góngora. Santiago de Chile.

Documental Good Morning Vietnam. Relatos de vida de comandos comunales. Dirigido


por Darío Haro Romero. Valdivia, Chile. 2013.

Testimonios:
Carolina Fuentes, pobladora sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de
2015.
María, pobladora sector Rubén Darío, entrevista realizada en diciembre de 2015.
R, poblador sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.
P, poblador sector Corvi, entrevista realizada en noviembre de 2015.
Inti, poblador sector Corvi, entrevista realizada en febrero de 2016.

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ANEXOS
Anexo n°1: Las quince convocatorias a Protesta Nacionales entre 1983 – 1986.
Jornadas de Protesta Fecha Convoca

Primera JPN 11 de mayo de 1983 CTC – CNS

Segunda JPN 14 de junio de 1983 CNT y adherentes

Tercera JPN 12 de julio de 1983 Partidos políticos, organizaciones sociales y


comandos de protesta

Cuarta JPN 11-12 de agosto de 1983 AD y CNT convocan para el 11.


Izquierda y convocatorias locales para el 11 y 12.

Quinta JPN 8 al 11 de septiembre de AD y CNT para el 8. Izquierda y organizaciones


1983 territoriales del 8 al 11.

Sexta JPN 11 al 13 de octubre de 1983 MDP

Séptima JPN 27 de octubre de 1983 CNT

Octava JPN 27 de marzo de 1984 CNT, AD, BS, CEPCH, UDT, FUT, CNS,
camioneros, taxistas, comercio detallista, AGECH,
comandos, grupos y coordinadoras poblacionales.

Novena JPN 11 de mayo de 1984 CNT, AD, BS, MDP, profesores, estudiantes,
comandos, grupos y coordinadoras poblacionales.

Décima JPN 4 y 5 de septiembre de Comando Nacional de Protesta (Agrupa a bloques


1984 políticos y CNT)

Undécima JPN 29 y 30 de octubre de 1984 CNT convoca a paro nacional para el 30. Comité
Nacional de Protesta (CNT, MDP, BS) convocan a
protesta para el 29

Duodécima JPN 4 de septiembre de 1985 CNT y conglomerados políticos

Decimotercera JPN 5 y 6 de noviembre de 1985 CNT

Decimocuarta JPN 20 de mayo de 1986 CNT

Decimoquinta JPN 2 y 3 de julio de 1986 Asamblea de la Civilidad

Extraído desde, Garcés, Antonia. 2011. Los rostros de la Protesta. Actores sociales y políticos de las jornadas
de protesta contra la dictadura militar (1983-1986). Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia.
Santiago. Elaboración de la autora.
133
Anexo n°2: Ubicación espacial de algunos de los sectores de Resistencia poblacional
valdivianos.

134
Anexo n°3: Archivos de Prensa. Diario 24 Horas, 13 de septiembre de 1983.

135
Anexo n°4: Archivo de Prensa, Diario 24 Horas, 28 de marzo de 1984.

136
Anexo n°5: Archivos de Prensa, Diario Austral, 13 de septiembre de 1985.

137
Anexo n°6: Archivos de prensa, Diario Austral, 4 de julio de 1986.

138

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