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Ensayo El Espiritu Santo en La Iglesia

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República Bolivariana de Venezuela

Federación Concilio Asambleas de Dios de Venezuela


Seminario Evangélico Pentecostal Asambleas de Dios de Venezuela
Estudios Superiores Misionologicos intercultural (ESMI)
Teología de la Iglesia en Misiones

Integrantes
Elizabeth de Pastran
Rafael Pastran
Profesor
Yender Chirinos

Mayo 2021.
El Espíritu Santo en La Iglesia

Desde los inicios, en la creación El espíritu Santo estaba presente, la

Biblia en Génesis nos enseña que él se movía en el aire sobre la faz de las

aguas, Así que podemos decir que en cada periodo de la vida en la tierra Él está

presente, pero no es sino hasta el día del Pentecostés que se da inició al gran

periodo del Espíritu Santo, es decir que es allí cuando el viene enviado a cumplir

un propósito, con un tiempo definido por la estadía de la iglesia de Cristo sobre

la tierra y es que el mismo es la garantía que Cristo dejo a su iglesia de que un

día vendrá a arrebatarla y el Espíritu Santo subirá al cielo con ella.

Cabe destacar que el advenimiento del Espíritu Santo no es más que su

venida en el día del Pentecostés y como antes lo había señalada vino al mundo

en una época señalada para una misión definida y dejará este mundo cuando su

misión haya sido cumplida, esto nos infiere que su presencia en la vida del

creyente es como el anillo de compromiso de la novia de Cristo, esta es la Iglesia

redimida por la Sangre de Jesucristo.

Es importante mencionar que en todos los periodos de la humanidad en

la tierra, podemos observar que la Trinidad completa opera en toda su

manifestación de Dios, por lo tanto El Padre, el Hijo y El Espíritu Santo se

muestran a través de Escritura, en el Antiguo Testamento El Padre asume el rol

de dirección escogiendo hombre y mujeres para un propósito, así como también

a un Pueblo llamado Israel, al que el mismo les dio nombre, en el Génesis vemos

una oportunidad de redención para la humanidad perdida, aquellos humanos

creados que decidieron apartar su comunión plena con el Creador,

desobedeciendo su mandato, desde allí Jehová Dios inicio su plan redentor,


escogiendo hombres en cada dispensación, hasta que llego el gran día del

cumplimiento de una gran promesa, La Encarnación de su Único hijo Jesús

(Emmanuel).

Es de hacer notar que el hijo de Dios Padre era desde el Principio, que

antes de su encarnación ya el existía por la eternidad y que después que subió

al cielo sigue viviendo, él es eterno, Sempiterno, que durará siempre, que no

tendrá fin, el vino a la tierra a que la escritura se cumpliera y de la simiente de la

mujer nacería el que pisara la cabeza a la serpiente este es satanás, en este

periodo que se encarnó el hijo, Dios escogió una mujer y un hombre una familia

para que su hijo creciera como hombre y redimiera la humanidad, como él lo

había dicho antes por sus siervos los profetas, después que el Hijo cumplió su

propósito retorno a su lugar de Reye en el Cielo con su Padre.

Como lo hemos venido analizando y exponiendo las tres personas de la

Trinidad, desde el principio han cumplido un rol señalado en la Escritura,

podemos ver en el Antiguo Testamento la manifestación del Padre, en el Nuevo

Testamento El ministerio terrenal de Cristo siendo este el período que

corresponde al Hijo y la época comprendida entre la ascensión de Cristo,

mientras que desde el Pentecostés, hasta el arrebatamiento señala la Biblia que

se desarrolla el período del Espíritu Santo.

Un dato curioso, pero a su vez hermoso es ver que el Padre desciende en

el Monte Sinaí mostrándole la ley a Moisés, así como también el Hijo desciende

en la encarnación para redimir a la humanidad con su muerte y resurrección, y a

su vez el Espíritu Santo descendió en el aposento alto, el día de Pentecostés,


para ser el ayudador, el paracleto, el que ayuda a los creyente y dirige la Misión

de la Iglesia de Cristo.

Actualmente el Espíritu Santo desde su advenimiento ministra en su

iglesia, él estuvo en el nacimiento de ella, en el Pentecostés, en la evidencia de

la glorificación de Cristo, en la consumación de la obra de Cristo, él es quien

unge a la iglesia, la iglesia no podía quedar huérfana así que Cristo envió al

Espíritu de Verdad, para guiar a su Iglesia, quien es la morada (Habitación) del

Espíritu Santo. Así como el Padre estableció su presencia en el arca del pacto

en el Tabernáculo, de ese mismo modo el día de Pentecostés, el Espíritu Santo

descendió para morar en la iglesia como su templo, estableciéndose su

presencia en el cuerpo colectivo e individualmente en los cristianos.

Después del hermoso suceso del Pentecostés podemos observar en cada

detalle del libro de los hechos la hermosa manifestación y presencia del Espíritu

Santo en cada detalle de los creyentes, aun aquellos que decidieron mentir

después de vender unas propiedades, sufrieron las consecuencias por aquella

mentira ya que fue una ofensa al Es el Espíritu, por tal razón Ananías y Safira

murieron. El libro de los hechos es una experiencia maravillosa vivida de los

cristianos evangélicos del primer siglo viviendo bajo la guía del Espíritu Santo,

recordemos que es el quien envía en misión y dirige la iglesia a seguir esa

dirección. Como el caso de Hechos 13, en oración y ayuno ellos le dieron libertad

a su dirección y él les dijo que apartaran a Bernabé y Saulo “Apartadme a

Bernabé y Saulo para la obra a que los he llamado”. El testimonio de Lucas

después de la oración y del ayuno es contundente: “Ellos, entonces, enviados


por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre”

(Hch. 13:2-4).

Siguiendo este orden de ideas, no fue este solo evento en que el Espíritu

guio el envió de estos misioneros, sino que en cada pasaje del libro de los hechos

vemos la obra de el. Es imposible ir a la gran comisión sin la guía y presencia

del Espíritu Santo, ya que es el quien convence de pecado justicia y juicio al

incrédulo, es el El Espíritu Santo quien sostiene las misiones, quien nos señala

donde ir, y a donde no ir, quien da las palabras correctas como hablarlas, y

cuando hacer algo que para otros parece descabellado pero él conoce todas las

cosas aun los secretos de Dios, al igual que la mente del Hombre, no podemos

proclamar el evangelio sin su presencia, serian palabras vacías.

Necesitamos en estos últimos tiempo una iglesia que entienda que nos

son sus ideales, ni estrategias las que convierten al hombre, que no son

argumentos humanos los que trasforman las vidas, que no necesitamos más

estrategias usadas por muchos, solo necesitamos darle libertad al Espíritu

Santo, que no debemos encajonarlo, ni limitarlo, ni encerrarlo en cuatro paredes,

que el no es un objeto más en nuestras congregaciones, que es El Poderoso

Espíritu de Dios una persona de la Trinidad y que su gran poder transformar

vidas y quebranta yugos y argumentos humanos, que desde el Pentecostés el

invistió a la iglesia del poder y de los demás recursos necesarios para comunicar

el mensaje de Cristo a todas las naciones. No estamos solos, el dulce amigo

Espíritu Santo está aquí para nosotros, disfrutemos su presencia.

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