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Asia Pacifico
Asia Pacifico
Asia Pacifico
La región del Asia Pacífico es heterogénea y con marcadas diferencias. Una región tan
distinta, que los elementos que la separan son más notorios e importantes que los que las
unen o identifican. A pesar de ello, con pocos rasgos que la identifican como algo más que
una región geográfica, ha logrado el mayor y más prolongado éxito económico de la
historia reciente. El más espectacular de sus logros se resume así: En 1960, los países del
A-P constituían el 4% de la economía mundial; las tendencias actuales de su crecimiento
indican que en el año 2.015 representarán el 33%.
Las lecciones que ofrece esta mezcla de culturas, etnias, religiones e ideologías, donde los
valores sociales se anteponen a los individuales y donde la estabilidad política se valora
como elemento fundamental para el desarrollo, son innumerables. Las podemos resumir
así:
Gary Hamel, del London Bussines School y C.K. Prahalad, del Harvard Bussines School,
plantean que la mayor ventaja competitiva que puede tener una compañía -más valiosa aún
que una abultada cuenta bancaria o una estructura organizativa flexible - es su visión del
futuro. Para la compañía japonesa Matsushita, más conocida como National Panasonic, su
más preciado activo es el ideal de un mundo dominado por la realidad virtual. Para
Singapur Airlines, su más valioso “secreto” es saber ya, cómo va a transportar la cuarta
parte de los viajeros de Asia, con la comodidad de primera clase, a precio de clase
económica. Daewoo, de Corea, pregona con orgullo que su futuro incluye vestir, alimentar,
transportar y recrear permanentemente a más de cien millones de personas , o sea una
población mayor que la de las dos Coreas juntas. La compañía de computadoras Apple
tiene el sueño de un mundo donde cada hombre, mujer y niño posea su propio computador.
Para definir su visión del futuro, la compañía Mitsubishi cuenta con el grupo de
investigación Mitsubishi Research, y Toshiba con el Lifestyle Research Institute, dedicados
a definir su misión y como lograrla. En Yamaha existe el “Centro para escuchar” que
permite recibir toda clase de ideas y sugerencias sobre el futuro. La compañía NEC otorga
cada tres meses 2.500 dólares a 250 de sus empleados, con el fin de que inviten a almorzar
a personas ajenas al negocio pero que puedan aportar ideas nuevas y proyecciones sobre el
futuro.
Esta primera lección encierra, esencialmente, una característica muy “oriental”. Mientras
que la mentalidad occidental está caracterizada por el método cartesiano (que enfatiza las
formas legales, los acuerdos, los contratos, las estructuras interinstitucionales, etc), el
método asiático se basa primordialmente en el consenso, la presión del grupo y la unión de
voluntades.
Un ejemplo ilustrativo es cómo los 16 países de APEC (Asia -Pacific Economic
Cooperation) acaban de adoptar la “visión 2020; es decir, el establecimiento de una zona de
libre comercio sin barreras comerciales para ese año. Eso es lo que le da su gran fortaleza
como bloque regional y lo que les falta a los bloques comerciales y países de otras regiones
del mundo: una visión de futuro decidida para consenso.
En los procesos históricos es difícil identificar qué es una decisión de carácter colectivo. Y
lo es más aún en el caso del A-P, cuya población supera en magnitud tres veces la de todo
el continente americano y que posee la cuarta parte de la riqueza económica y comercial del
planeta. Pero, para lograr eso los países del A-P tomaron la decisión de industrializarse y
de integrarse al resto de la economía mundial, adoptando un modelo de orientación
exportadora. En el caso del Japón, la decisión se tomo no después de haber sido derrotado
en la guerra, en 1945, sino a fines del siglo XIX. Lo que se inició con la restauración Meiji
(1868) contagió gradualmente a los demás países del A-P. Japón se convirtió así en el
“conquistador” económico y en guía para los demás países de la región. La visión del
futuro y la reestructuración de sus respectivas economías, no fue otra que la de alcanzar a
Occidente y lograr un sistema donde la gente pudiera consumir más. . Además, la visión se
ejecutó como si todos estos países hubieran acogido el mismo manual de motivación
económica y control social. Con lenguajes diferentes y métodos distintos, el objetivo
común fue adelantarse ala época en que todas las regiones del mundo competirán, no por
materias primas o por recursos de capital, sino - sobre todo - por el control de un mercado
mundial unificado del conocimiento, del Know-how. La combinación de esta motivación
original, de la forma de persuasión colectiva, de los métodos utilizados y de las nuevas
formas institucionales introducidas para hacerlo perdurar es lo que da pie para identificar
este fenómeno como un fenómeno asiático, y el modelo de desarrollo derivado de él como
un modelo asiático.
Es evidente que, desde el punto de vista de la globalización, el A-P ya tomó la delantera. A
excepción de los Estados Unidos y algunas naciones de Europa Occidental, los demás
países del mundo han sido espectadores de un fenómeno que todavía no logran descifrar,
pero que cada vez es más real y evidente. Cada vez es más difícil de alcanzar.
El modelo asiático ha funcionado con éxito porque previó y se amoldó a la nueva realidad
económica mundial caracterizada por la globalización y la interdependencia. Seguramente
no habría obtenido los mismos resultados si hubiera permanecido con el modelo de
sustitución de importaciones, tan generalizado en los años sesenta y setenta. Los países del
A-P no solo previeron el fenómeno de la globalización como una oportunidad sino como
tabla de salvación y para ello adaptaron su capacidad productiva. Con el Japón a la cabeza,
generaron las “olas” de desarrollo - o lo que se denomina formación de gansos en vuelo -
que permitieron a cada país ir evolucionando en formación ordenada en terrenos de mayor
valor agregado y mayor incorporación tecnológica: Japón con las más altas y complejas
tecnologías; los NIE (Corea, Taiwan, Singapur y Hong Kong) como centros de tecnologías
simples de producción y altos niveles de productividad; y los ASEAN Tailandia, Malasia,
Filipinas, Indonesia, Singapur y Brunei) como países creadores de importantes ventajas
competitivas, mano de obra calificada y fusión de tecnologías de bajo contenido científico.
Así se produjo el mayor fenómeno de globalización conocido hasta el presente, pues abarca
mas de un tercio de la economía, más de la mitad de la población del mundo y cerca del
sesenta por ciento de la actividad comercial de Asia. Las cifras de crecimiento muestran
claramente, sin dejar duda alguna, que aunque la decisión fue difícil, facilitó que el Asía-
Pacífico se convirtiera en centro de la actividad económica global.
Al ver los resultados obtenidos, es fácil concluir que en la A-P se puso a la gente en primer
lugar. La diferencia fundamental entre la concepción que se tiene de la sociedad en el A-P y
la de Occidente nos es muy distinta de la que existe entre el paradigma occidental de los
intereses individuales y el paradigma asiático del bienestar colectivo. Desde el principio, el
gran éxito obtenido por los países del A-P radicó en el hecho de colocar a la población
como objetivo y como partícipe de los resultados del crecimiento s económico. esto, tan
fácil de deducir pero tan fácil de lograr, fue la clave para obtener mayores resultados y,
sobre todo, más democracia y más estabilidad social y política.
A pesar de los innumerables problemas que aún subsisten, ninguna región ha logrado lo que
el A - P logró en 25 años: reducir de 400 millones a 180 millones el número de personas
que viven en la pobreza absoluta Aun más: el nivel de ingreso promedio de la población se
multiplico por 5.2 en un periodo de 35 años ( el de América Latina se multiplico por 1.4) Se
calcula que para el año 2000 sólo el 15% de la población del A-P tendrá todavía
insatisfechas sus necesidades básicas ( en América Latina tal proporción será del 38%).
Fue así como se cerró un “circulo virtuoso” que empieza con exportación y termina con
más exportación. Todo esto, gracias a que los recursos generados serien para atraer más
tecnología y aumentar la productividad. La clave esta en que, una vez que se tenga un
sistema generador de riqueza, éste se autoalimente con la motivación permanente de
quienes se siente beneficiados por el proceso.
El elemento que rompió el “círculo vicioso” del subdesarrollo y, por lo tanto, su
desequilibrio crónico, fue el nivel de vida de la población. Una vez que el nivel de vida de
la población mejoró, se alteró el orden preestablecido que reciba la pobreza produciendo
más pobreza y, con ello, más violencia. Conscientes de lo delicado de este equilibrio,
muchos gobiernos del A-P adoptaron, en las primeras etapas de desarrollo, una actitud de
fuerte control, sacrificando libertades individuales y democráticas, con el fin de “ imponer
las prioridades colectivas”. lo que, sin duda, evitó que se cayera en situación económica
mejoró y sigue mejorando progresivamente. En ello radica uno de los mayores factores de
fortaleza del modelo asiático: en la aceptación y la solidaridad populares. Sólo así se podía
romper el “circulo vicioso” que comúnmente se genera entre inversión, crecimiento
desempleo y pobreza. En los últimos 30 años, el A- P ha mostrado que con la tecnología
externa y con recursos humanos propios se puede cambiar la realidad, originando el ya
mencionado “circulo virtuoso”. Sin pretender aprobar el uso de la fuerza pública o los
regímenes despóticos, la situación actual presenta mayores niveles de satisfacción social
que hace algunos años.
Para crear las condiciones de mejora continua o zenshin, se necesitó - ante todo- crear una
atmósfera apropiada o, mejor, la “visión” compartida de largo plazo que plantea la lección
primera. Con ello se creó un foco de atención colectiva que sirvió para recordar
permanentemente el compromiso adquirido. Un objetivo comunitario no puede ser labor de
un solo gobierno, ni puede ser propuesto eficazmente por un grupo político particular.
La gran fuerza económica causante del éxito del modelo asiático es, sin lugar a dudas, su
orientación exportadora. Exportar fue el resultado natural de haber generado una cultura de
supervivencia sin la cual no habrá futuro. Para ello, los países se apoyaron en la tecnología,
la productividad y la competitividad a fin de sentar las bases sobre las cuales descansó toda
su política macroeconómica. Las exportaciones permitieron acumular excedentes que se
aplicaron en favor y no en contra del objetivo de crecimiento con equidad. La fuente de
generación de excedentes que permitió aumentar el nivel de vida de la población dependió
de la decidida voluntad e irremediable necesidad de exportar. Fue una decisión colectiva
que permitió que todo el aparato institucional fuera concedido sobre la base de exportar y
de ser competitivo en los mercados mundiales. Hoy, cuando casi todos los países
consumidores presionan a los del A-P para que compren sus productos y puedan así
compensar los déficit comerciales que mentalidad que no sabe ni quiere saber de
importaciones y que levanta toda clase de barreras invisibles para no comprar lo extranjero.
Las economías del A-P fueron concebidas para exportar, no para importar. Por ello, las
barreras arancelarias ( que sí su actitud de vender afuera y maximizar sus ingresos
exportadores). De la política exportadora se derivó todo lo demás, puesto que para exportar
se necesitó una política de promoción y estímulos. Para ello se requirieron el apoyo y el
respaldo del gobierno, al igual que una política macroeconómica estable y consistente que
permitiera planificar la producción y competir en el largo plazo, Es decir, se necesitó un
marco macroeconómico estable y una política microeconómica eficiente. Esto,
complementado además con una infraestructura física que hizo que los productos
exportados fueran competitivos desde el origen y no solo a partir del puerto extranjero. Los
ferrocarriles, los puertos, las carreteras, las telecomunicaciones, los trámites, la honestidad
de los agentes de aduana e inspección, etc., todos estos elementos aseguraron el éxito de las
exportaciones.
La actitud exportadora de los países A-P produjo dos efectos paralelos de vital importancia.
Por un lado, tanto el sector público como el sector privado se familiarizaron con la realidad
mundial a través del conocimiento del sistema comercial internacional; la participación en
ferias internacionales; el estudio de los diferentes sistemas políticos y legales de los
potenciales países compradores; los flujos de información estadística e incluso el
aprendizaje de diversos idiomas. Por otra parte, los mismos exportadores se convirtieron
en los mejores compradores de tecnologías foráneas para aplicarlas a la producción
industrial. A través de las exportaciones, los países del A-P se insertaron en la tecnología
mundial; las exportaciones fueron un resultado de la tecnología, y ésta una consecuencia de
las exportaciones.
Es tal la fortaleza adquirida por los sectores exportadores de los países del A-P, que han
resultado rentables aun conviviendo con sectores nacionales ineficientes. En el caso del
Japón, paralelamente con sectores manufactureros de altísima eficiencia conviven otros no
tan eficientes, como los sectores financiero, de distribución interna y de administración de
las empresas. A pesar de ello el sector exportador se ha convertido en el combustible del
dinámico proceso de crecimiento, contrarrestando las deficiencias del resto del sistema e
imponiendo la pauta de eficiencia y calidad total.
No parecería necesario repetir una vez más lo ya dicho tantas veces y de tantas maneras
diferentes: que una lección resonante del A-P para el mundo es la combinación de estos tres
conceptos, que son en el fondo uno solo. Tres en uno, como se dice comúnmente.
Los países en vías de transformación tienen poca posibilidad de crear sus propias
tecnologías. menos aún en los sectores llamados " de punta" o sectores de tecnologías
novedosas y poco difundidas. Mucho menos pueden aspirar a obtener resultados por
investigación de ciencias básicas. El terreno de mayor perspectiva para estos países es el
de la tecnología aplicada a la industria; y dentro de ésta, el ensamble o fusión de
tecnologías conocidas y relativamente maduras. Para los países en vías de
transformación la tecnología más apropiada no es, necesaria, la última tecnología. Una
de las sorpresas que surgen de visitar los países del A-P, excepto Japón, es la mayoría de
ellos aún no poseen tecnología propia, a pesar de haber dedicada más de tres decenios de
ingentes esfuerzos a la investigación y el desarrollo tecnológicos. Pero todos estos países
saben que la tecnología industrial es su insumo más preciado; sin ella poco o nada
hubiera conseguido. Saben cuánto le deben a la exitosa asimilación tecnológica y a su
dinámica.
Los países que, como el Japón, Taiwan, Hong Kong y Singapur, han alcanzado los
mayores niveles de satisfacción de los trabajadores han sido aquellos en donde estos
participaron en las adaptaciones tecnológicas. En dichos países no sólo los mandos
gerenciales, sino también los empleados y los trabajadores de las empresas, tomaron una
actitud participativa y entendieron que la utilización de la tecnología no es un elemento
opcional sino un instrumento vital para alcanzar mayor productividad. Y, como
resultado, la mayor productividad no desplaza mano de obra, pues hace los productos
más competitivos, y esto, a su vez, hace aumentar su demanda.
Para los países en vías de transformación una primera y eficaz tecnología para asimilar
es la que está relacionada con el elemento humano. Comúnmente se llama a esta clase de
tecnología humanware o " tecnología suave". esta tecnología esta concebida para que
cada trabajador operario y cada empleado administrativo identifique los problemas
asociados con su trabajo y los solucione. Esto evita trasladar los problemas a etapas
subsiguientes de la línea de producción para que otros los solucionen.
Recordemos que más de las dos terceras partes de los artículos exportados por esos
países son simple transformación de productos importados; es como si todo el país fuese
una sola gran fábrica transformadora. Por ello a estos países se les conoce con el nombre
de Japan Inc., o de Singapur y Cía. o de Malasia S.A. Son países que se comportan como
verdaderas fábricas integradas y, además, con unidad de control: centralizan la
importancia de materias primas con poco valor agregado y la exportación de productos
de gran valor agregado a través de unas pocas comercializadoras apoyadas en los
gobiernos.
Los países del A-P compraron tecnología, y la compraron cara. La tecnología no es
barata y no se transfiere por la vía de la asistencia entre países o por cooperación técnica.
Hay que buscarla, rebuscarla, negociarla y comprarla. La importación de tecnología es
sólo el comienzo de un complejo proceso donde tanto el que la recibe como el que la
vende deben hacer un esfuerzo importante para culminar con éxito. De ahí, lo esencial es
la negociación y la adecuada elaboración de los contratos de transferencia tecnológica.
A excepción del Japón, en los demás países del A-P los grandes aumentos de la
productividad comenzaron por el sector agropecuario. Estos permitieron el
desplazamiento de mano de obra del campo hacia los centros de producción
manufacturera.
Entre 1970 y 1990 el A-P aumentó su fuerza laboral manufacturera en un 79%, mientras
que los EEUU. registraron un aumento del 38%, el Japón el 19% y Europa del 8%.
Todos ellos recibieron siempre el apoyo del alto gobierno y de los sectores privado,
académico y laboral. la creación del CP y del CNC contó con el respaldo de ministros
del gabinete, directores de los organismos de planificación, representantes del sector
académico y de capacitación, representantes de los gremios de la producción y
miembros de las centrales obreras u organizaciones laborales. Además, las entidades de
planeación y coordinación fueron reforzadas con mecanismos de recolección, de
información y análisis sobre tecnologías foráneas; negociación y compra de tecnologías;
mecanismos de consulta y evaluación llevada a cabo por representantes de los sectores
laboral y académico. Fue así como estas naciones de Oriente crearon el ambiente de
productividad, generaron la cultura de la competitividad y sembraron la semilla de la
innovación.
Como dice el presidente del Centro de Productividad del Japón , Jinnosuke Miyai, "no
importa pagar altos salarios si los niveles de capacitación y especialización permiten
obtener igualmente altos niveles de productividad". Claro que esto funciona mejor en
países que gozan de un clima generalizado de alta productividad y calidad. Pues
aumentos esporádicos y discontinuos en la productividad no calan en el resto del
sistema y, por el contrario, pueden generar distorsiones en los mercados laborales en la
medida que los ajustes en los cambios salariales también sean irregulares y
circunstanciales.
En sus Anecdotarios, Confucio cuenta que un día encontró una mujer que lloraba sin
consuelo sobre el cadáver de su esposo descuartizado por los tigres. “ Lo peor - dijo la
mujer - es que mi hijo de tres años también fue devorado por estas fieras”. Al preguntarle
Confucio por qué no se trasladaba a otra región más segura, donde no exhibiese el peligro
de los tigres, la mujer respondió sin titubear: “Es que el gobierno de esta provincia no es
opresor “.
Los gobiernos, pero sobre todo los que ejercen sus funciones en forma cabal, hacen la gran
diferencia. Los funcionarios, llámense administradores públicos, del servicio civil,
empleados públicos o simplemente burócratas, son los que definen si el gobierno es bueno
o no. Los políticos y los tecnócratas dan la visión, la inspiración, la dirección del gobierno
y del Estado - o al menos ése debería ser su papel - pero los que la ejecutan y hacen que la
tarea se realice o no, son los burócratas, los de la burocracia que obstaculiza, que no deja
hacer o que todo lo dilata o lo destruye. Ejemplos ya famosos son los casos de la China y
de la India. También es cierto que las burocracias socialistas hasta hace pocos años. Pero es
estricto sentido, el burócrata o como en la anécdota de Confucio, usurpando las funciones
de ciudadanos y empresarios, sino ser facilitador.
Pero una constante en los países del A-P ha sido la independencia de sus burocracias o del
sector público con relación a los sectores político y privado. Además, el buen nivel de
educación y capacitación ha permitido crear una verdadera “meritocracia” a pesar de que
burocracias demasiado independientes llevaron al fracaso a Rusia, y burócratas inflexibles
quisieron forzar el retorno del sistema anterior en la China, lo que sí es una regla de oro -
como lo demuestra la región del A-P - es que una burocracia calificada e independiente de
las presiones de la clase política es garantía de desarrollo exitoso. En el Japón, los
viceministros de carrera administrativa van al Congreso a defender sus proyectos y logran
imponerlos por encima de los intereses locales de los políticos. Fuera de las Filipinas, en
donde el poder y la capacitación académica de los políticos supera a los de la burocracia, en
el Japón, Corea, Taiwan, Indonesia, Tailandia, Singapur y Malasia se mantiene la herencia
de una burocracia con “status” y alto nivel académico, bien remunerada y bastante
independiente para llevar a cabo los programas del gobierno, velar por el nivel de vida de la
población y ayudar a sus países a ser competitivos internacionalmente.
Se adoptaron con fidelidad a lo que escribió Keynes en 1926; “ Lo importante es que los
gobiernos no hagan las cosas que ya hacen los individuos, quienes las hacen un poco mejor
o un poco peor, sino que deben hacer aquellas cosas que en el momento no se hacen “. Por
lo tanto, el dilema no debería ser: o intervención, o laissez-faire, pues es una alternativa
bastante popular pero engañosa. En Asia la discusión se ha centrado en la división de
responsabilidades entre gobierno y sector privado y la eficiencia con que cada uno realice
su labor... y sólo la suya. Con el gobierno como guía, y con el sector privado como
ejecutor, sin intercambiar o sustituir los respectivos papeles se pudo lograr una sinergia
ganadora, porque la suma de los esfuerzos de los dos sectores trabajando juntos ha sido
claramente superior al efecto obtenido si hubiesen actuado aisladamente.
Tal vez por ello es que Hiraiwa, anterior presidente de la poderosa Asociación de
Industriales del Japón (Keidanren), sostiene que, más que intervencionistas, los gobiernos
de los países de Asia son interventores, en el sentido estricto de la palabra. Según él,
interventor es “quien interviene, guía y coopera con el objetivo” La concepción nueva del
Estado socio, que defiende Toyoda, nuevo presidente del Keidanren y dueño de Toyota,
consiste en que conjuntamente, los sectores político, burocrático y privado, formen un
triángulo institucionalizado de ayuda y cooperación, que él designa con el término japonés
Kyosei o “simbiosis“. “ La competencia dura japonesa es en el Japón; hacia afuera todos
actuamos en un solo frente “, comentaba en presidente de Yaohan, la cadena de
supermercados del Japón que ya tiene sucursales en ocho países de Asia y que en el año
2000 tendrá cerca de seis mil almacenes.
Con este esfuerzo conjunto de los sectores público y privado, se realizó la transferencia
tecnológica a partir de la asociación con empresas multinacionales. El efecto demostración
schumpeteriano que se derivó de esta experiencia proporcionó grandes beneficios
psicológicos, pero sobre todo económicos. Esta estrategia quedó plasmada, previamente, en
los diversos planes de desarrollo tecnológico trazados en la mayoría de estos países.
Políticas selectivas de intervención del Estado, como las practicadas en el Japón, Taiwán,
Corea del Sur, Singapur y Malasia, los ayudaron a crecer y a ser internacionalmente más
competitivos. La promoción industrial puede ser doblemente exitosa cuando, además de
garantizar un ambiente macroeconómico sano, el gobierno guía al sector privado hacia
proyectos de desarrollo y fortalecimiento de nuevas industrias exportadoras.
LECCION SEPTIMA: EDUCACION Y CAPACITACION, CLAVES DEL
TRIUNFO.
Los dirigentes de los países del A-P saben más que nadie que la mejor manera de progresar
económicamente es educando e incrementando las posibilidades de hacer más productiva la
fuerza de trabajo. Ellos saben que un año adicional, en promedio, de enseñanza primaria,
representa entre 2% y 3% de crecimiento de la productividad. Y en el caso de las mujeres,
ello representa entre 4% y 6% de incremento de la productividad, un 30% de reducción de
la fecundidad y un 50% de reducción de la mortalidad infantil8 El A-P ha ampliado
significativamente el estudio de las matemáticas y de las ciencias desde los primeros años
de la educación primaria. También ha dado estímulos a las ingenierías y a las carreras
relacionadas con la tecnología. Así como en los años 60 y 70 el objetivo fue aumentar el
nivel de alfabetización, el actual objetivo es aumentar la “alfabetización computacional”.
Es decir, que todo ciudadano pueda operar e interactuar con un computador pequeño. Están
convencidos de que para el año 2015 todo ciudadano asiático tendrá un computador, un
teléfono celular, un telefax y se mantendrá comunicado con una red internacional de
información. Tal mercado producirá cerca de 1.5 trillones de dólares o el equivalente a los
ingresos de 45 Chiles o 36 Colombias.
8
“Cooperation for Growth”, aparecido en la revista Productivity Digest, Singapur, abril de 1993.
LECCION OCTAVA : KYOSEI ENTRE LA GRAN INDUSTRIA Y LA PEQUEÑA
Y MEDIANA EMPRESA
El caso de Toyota no es excepcional. En casi todas las otras compañías, la casa matriz
subcontrata la elaboración de piezas para que otras empresas. pequeñas y medianas,
realicen el trabajo; pero la tecnología, los métodos e incluso los diseños los elaboran
conjuntamente la compañía matriz y los subcontratistas. En Occidente, la diferencia reside
en que la formalización del contrato entre fabricantes y proveedores constituye su único
vínculo real; lo verdaderamente importante es el precio y las obligaciones jurídicas que
cada parte asume. Pero no existe una permanente integración tecnológica y de solución de
problemas.
En Asia, además, hay entidades oficiales que supervisan estos acuerdos informarles para
consolidar las alianzas entre productores grandes y pequeños. Como la globalización
presionará a las empresas internacionales a reducir de escala y a volverse más
especializadas vendedoras y más flexibles oferentes de servicios, son las PMI las que ya se
están convirtiendo en el sector más dinámico de la producción. Las PMI que no tienen
vínculos permanentes con las grandes, lo hacen a través de las llamadas “bolsas de
subcontratación” que han resultado tan exitosas en años recientes. En el Japón, por ejemplo,
son las PMI las únicas que han mantenido altos niveles de producción a pesar de la larga
recesión que se ha vivido en los últimos tres años. También fueron ellas las que mejor
asimilaron los efectos de la ruptura de la “burbuja económica” o período de gran
especulación (1986-1989), que comprometió activos del sector financiero y de las grandes
comercializadores en más de 180 000 millones de dólares. A pesar de que el número de
pequeñas y medianas empresas que quiebran oscila, en promedio, entre ochocientas y mil
mensualmente, las restantes, que superan el millón, hacen grandes esfuerzos por mantener
altos niveles de competitividad y han aumentado su producción en los últimos quince años.
De nuevo, según Shoichiro Toyoda, presidente de Toyota, “Competencia y Kyosei son
conceptos compatibles. Las asociaciones entre empresas o países con arreglo al concepto de
Kyosei no revisten un carácter de confrontación sino de permanente y concertada ayuda
mutua. De hecho, el término, en el contexto budista, significa “vivir juntos”.
A pesar de la dificultad universal de categorizar a las PMI, las empresas asiáticas con
menos de 200 trabajadores son las que más crecen, gracias a la eficaz asimilación de nuevas
tecnologías, hasta el punto de que ya en la jerga internacional se las conoce como
“gacelas”, por su velocidad, flexibilidad y vitalidad. Las empresas “gacelas” están siempre
listas a incorporar nuevas ideas, a hacer adaptaciones y ensambles de viejas ideas o nuevos
productos para sacar algo nuevo al mercado. Según David Birch, “las “gacelas” son
creativas e inherentemente experimentales. Ellas exploran nuevos mercados, con gran éxito
en unos casos y fracasasen otros [...] pero su agilidad es complementaria de su espíritu
empresarial y de su capacidad de innovación”. Aunque en Asia pocas de éstas alcanzan, en
promedio, una vida útil mayor de seis años, las “gacelas” han demostrado una dinámica
especial en los turbulentos mercados internacionales. Puesto que el crecimiento económico
se produce en las aguas turbulentas y no en las tranquilas, allí los pequeños han mostrado
ventajas, no tanto por su tamaño como por su flexibilidad de adaptación.
LECCION NOVENA : INFRAESTRUCTURA INSTITUCIONAL Y FISICA
A pesar de que la opinión de algunos estudiosos de Asia difiere de la nuestra, creemos que
una sólida estructura institucional ha sido pilar fundamental en el desarrollo económico de
los países del A-P. Fueron el Japón, Corea, Taiwán, Singapur, Malasia y Hong Kong los
que primero crearon instituciones sólidas apoyándose en su visión de largo plazo y en la
planeación estratégica de largo alcance. Basándose en la necesidad de adoptar audaces
estrategias de comercialización, crearon instituciones que se conocen genéricamente como
“agencias piloto”. Entre ellas se destacan: MITI, del Japón; la Dirección de Desarrollo
Industrial, de Taiwán, y el Departamento de Planeación Económica, de Corea. Ellas se
situaron cerca del núcleo de poder de los gobiernos y han funcionado como brazo
planificador del primer ministro o presidente de turno. Con persuasión y estímulos pero
también con control sobre los presupuestos de inversión y promoción, estas entidades
dieron continuidad a la política de promoción de exportaciones y transferencia de nuevas
tecnologías.
En Asia, tanto las instituciones públicas como las privadas han sido las encargadas de
generar y mantener la cultura de la productividad y la competitividad. Sobre todo las
primeras. En el A-P, más que en cualquier otra región, se ha rebatido con hechos la famosa
frase de Reagan: “La solución no es el gobierno, el gobierno es el problema”, Aquí el
gobierno participa, incentiva, guía y, aunque no escoge a los ganadores, sí los promociona.
El gobierno soluciona y crea el espacio en el cual se mueve y circula el sector privado. En
Asia el arreglo institucional y la decidida voluntad de intervenir en los mercados por parte
del gobierno refleja fortaleza, no debilidad. Además, la participación de los planificadores y
burócratas en las primeras fases del proceso ha fortalecido las industrias jóvenes. Una vez
que el proceso de desarrollo asiático dio sus primeros resultados, el sector privado tomó el
control del volante, dejando al gobierno en el asiento trasero... pero de todos modos dentro
del automóvil.
Todo esto ha requerido, para los asiáticos, una readecuación institucional pero también una
transformación mental.Un doimoi, como dicen los vietnamitas, o “rejuvenecimiento”. No
sólo el sector público de los países asiáticos necesitó realizar esta “reestructuración” o
transformación; también el sector empresarial tuvo que prepararse para asumir al mando y
la dirección del proceso. El sector privado, antes de 1960, nunca hizo algo distinto de tomar
el cómodo asiento del vehículo. El sector público fue el que realizó las primeras
inversiones, estructuró el marco institucional, lideró el proceso de consenso nacional
alrededor de objetivos de productividad, marcó el paso y sirvió de facilitador permanente.
Ya hoy es diferente. El sector privado es el motor del proceso, y el público un socio
comprometido y listo para actuar en pro de los intereses nacionales. Se trata de un
matrimonio con funciones claramente definidas; ya no de una relación incestuosa, como
tradicionalmente sucedía. Aunque aún persisten dudas sobre la transparencia en las
actuaciones y sobre la claridad de intereses que motivan a la mayoría de los mercados
asiáticos, la globalización está haciendo más transparente esta relación. Ejemplo de ello son
las disputas entre el Japón y los EE.UU. En materia comercial; a cada una de las partes le
ha tocado delimitar mejor y más claramente la relación entre el sector público y el privado.
En síntesis, el desarrollo económico del A-P, inicialmente motivado y realizado por los
gobiernos, también contó con el apoyo y esfuerzo de la empresa privada. Sin una
infraestructura institucional pública sólida, competente, mística y disciplinada no hubiese
sido posible lograr el gran salto hacia el desarrollo acelerado. Pero tampoco sin el concurso
del capital privado se hubiera podido crear una infraestructura física apropiada y moderna
para el desarrollo industrial y la competencia. La asociación público-privada realizó
megaproyectos concebidos con la óptica de hacer a los países más competitivos como un
todo. Así sucedió, por ejemplo, con el tren “bala” japonés, que se convirtió en orgullo
tecnológico nacional y símbolo de la infraestructura necesaria para ser eficientes en
transporte; el puente de Shikoku, que costó 10 000 millones de dólares y tiene 35
kilómetros, y el aeropuerto de Osaka, que constó 15 000 millones de dólares. (Son sólo
ejemplos asilados de la magnitud compromiso del sector público). En los próximos diez
años, otros proyectos de infraestructura costarán 1.5 trillones de dólares, sin incluir los 180
Se cuenta que, antes del descubrimiento de América, navegantes portugueses llegaron por
primera vez a las costas de Kyushu, que es una de las cuatro islas principales del
archipiélago, al sur del Japón, portando arcabuces, que causaron gran admiración entre la
población local. Los habitantes de la isla ofrecieron pagar un precio exorbitante por los
trescientos arcabuces traídos por los marineros. Los portugueses, maravillados, vendieron
toda su existencia y partieron convencidos de haber captado un mercado sin límites al cual
podrían ofrecer enormes cantidades de armas en su próximo viaje. A su regreso, un año
más tarde, ¡cúal no sería su sorpresa al no encontrar quien quisiera comprar siquiera una de
las armas traídas, esta vez, en tres embarcaciones! La razón: con gran disciplina y su
curiosidad innata los japoneses habían logrado fabricar los arcabuces. Esta anécdota ilustra
lo que ha sido la experiencia japonesa en su proceso de acopio de tecnologías foráneas..
Pues el Japón al igual que con los arcabuces, históricamente ha pagado altas sumas de
dinero por tecnologías desconocidas que luego logró dominar. Así sucedió con los
procesos de producción de cerámica provenientes de Corea y con los de fabricación de
seda de la China. También con las fibras sintéticas textiles de los Estados Unidos; con los
microchips ;con los circuitos integrados; con los procesos de refinación ; con los aceros
especiales; con el transistor plano; con los reactores nucleares. Japón se movilizó con
velocidad, fue flexible a las exigencias de quienes desarrollaron las tecnologías y demostró
decisión y fortaleza en sus objetivos. Ello le permitió asimilar nuevas tecnologías y
mejorarlas. Siguiendo la hermosa tradición japonesa de comparar las características de las
personas con elementos de la naturaleza, podría decirse que el atún, el bambú y el ciruelo,
simbolizan la permanente actitud japonesa en materia de tecnología.
Según una explicación dada por el guía principal del Palacio de verano de Kyoto, los
samurais pertenecientes a las clases privilegiadas del gran shogun Tokugawa tenían al atún,
al bambú y al árbol de ciruelo como los tres símbolos de las virtudes para triunfar en la
vida. El atún representa la increíble velocidad del pez que vive migrando sin parar,
buscando su objetivo; el bambú o take, representa la flexibilidad, pues a pesar de su
estructura rígida es extremadamente flexible; y el ciruelo o ume, simboliza la fortaleza
pues es el único árbol que florece durante el invierno. A la manera de los antiguos
samurais, el Japón de hoy y sus seguidores en el A-P parecen practicar estas tres virtudes
con relación a la incorporación de conocimientos de Occidente. Lo hacen con mística y
realismo práctico, pues en un mundo globalizado no se puede competir exitosamente con
menos.
De las tres virtudes, velocidad, flexibilidad y fortaleza, no hay ninguna más importante pero
sí una más decisiva para los países que decidan insertarse en el mundo globalizado: es la
rapidez. De ella dependió que los países del A-P hubieran reorientado sus economías hacia
las exigencias de los nuevos mercados mundiales y alcanzaran los niveles de
competitividad que hoy tienen . En el A-P no se conoce el refrán de “el pez grande se come
al chico”, se aplica el del “pez rápido se come al lento”.
En el caso de otros países del A-P, diferentes dl Japón el desarrollo de una tecnología
industrial “propia” ocupa parte de la atención y de los esfuerzos nacionales Este grupo de
países sabe claramente que la única manera de aumentar la productividad es con fuertes
dosis de transferencia de tecnología aplicada. Es decir tecnología industrial, que permite
producir más con menos. No toda la tecnología se encuentra en el mercado, y no todos los
países están interesados en transferir las tecnologías que les dan ventajas, puesto que
saben que incrementan la competitividad de los adversarios. La gestión de los gobiernos
asiáticos ha consistido en identificar tecnologías industriales, colaborar en la negociación
de éstas y supervisar que las partes cumplan sus compromisos. Como las primeras
transferencias se hicieron con costos muy altos, hoy están dispuestos a transferir hacia
quienes paguen por ello y se comprometan a mantener acuerdos de reciprocidad. Tarea que
puede durar años. Cuando se les pregunta si se justificó haber pagado tan alto los primeros
contratos de transferencia tecnológica, los representantes de entidades del gobierno y del
sector privado contestan sin titubear que el otro camino hubiera sido permanecer en el
oscuro túnel del subdesarrollo.
A partir de los años 90 la tecnología adquirió una nueva dimensión. Esta nueva dimensión
consiste en que la tecnología no solamente es el complemento y el soporte de los procesos
productivos sino que se ha convertido en una “commodity”, en una mercancía como
cualquier otra. De ahora en adelante, ya no sólo será el apoyo fundamental de los procesos
productivos sino que será un nuevo producto para negociar. De hecho, muchos países se
están preparando para hacer de la tecnología el producto número uno de su comercio
internacional. Los Estados Unidos ya lo vienen haciendo. El Japón ya comenzó a hacerlo en
telecomunicaciones, microelectrónica, nuevos materiales y medio ambiente. La nueva gran
revolución consiste en que la tecnología aplicada pasará de ser un factor de producción a
ser un producto más, negociable en el mercado. “Producto” que, por ser altamente
perecedero, tendrá entre sus ganadores a los que ya cuentan con una infraestructura de
investigación y desarrollo tecnológico...o de asimilación rápida.
La diplomacia que se practica en Asia es diferente de la que practican los países del
hemisferio occidental . En los países asiáticos ya dejó de funcionar la diplomacia
tradicional con objetivos únicamente políticos y protocolarios. Con la aparición del telefax,
la existencia de las telecomunicaciones instantáneas y un mundo globalizado, cambió la
naturaleza de las misiones diplomáticas.
Ahora tienen que ser promotores y “vendedores” del país y no simples transmisores de
intereses políticos internacionales. La nueva diplomacia es esencialmente lo que
pudiéramos llamar una diplomacia comercial o diplomacia tecnológica. Es decir, utilización
de los canales institucionales de las relaciones exteriores, a través de los cuales se
comunican formal e informalmente los países para conseguir mejoras en la posición
tecnológica del país y en la consecución de apoyos y ventajas comerciales. Y no sólo
ayuda concesional externa tipo AID, ODA o cooperación técnica y financiera. No. Es
lograr acuerdos comerciales de cooperación tecnológica y comercial. Veamos:
Corea del Sur consiguió grandes ventajas gracias a la ayuda de los EE.UU. después de la
guerra. Taiwán perdió importantes oportunidades de desarrollarse debido. sobre todo, a la
oposición de la China continental. Hong Kong, Singapur y Malasia deben a su manejo
diplomático las ayudas recibidas del gobierno británico. El Japón, a pesar de proyectar la
imagen de país cerrado e insular, ha aprovechado eficazmente sus nexos diplomáticos con
el exterior para lograr el espectacular desarrollo de su economía. En la historia japonesa
reciente se destaca cuatro acontecimientos que pusieron a prueba su capacidad diplomática:
la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, la crisis del petróleo de 1973 y el proceso de
rápida revaluación del yen, llamado endaka ( por el cual, en los últimos 10 años, Japón
sufrió una revelación del yen de 400% ). en cada una de las dos guerras funcionó la
diplomacia comercial. En los casos de la crisis petrolera y de la endaka, funcionó la
diplomacia tecnológica. gracias a las guerras, el Japón logró que los EE.UU. lo utilizaran
como primer proveedor de material bélico, lo cual le ayudó a despegar (guerra de Corea ) y
a consolidarse (guerra del Vietnam ) como país industrializado. Gracia a la tecnología,
Japón pudo triplicar su producción manteniendo el mismo nivel de consumo energético en
el periodo de tres lustros. Aunque casi toda la tecnología fue comprada, los canales
políticos de la diplomacia le sirvieron de vehículo y respaldo.
Aunque subsiste algunas zonas de potencial conflicto militar, político y territorial en la
esfera de influencia del A-P, indudablemente son los temas comerciales y tecnológicos los
que predominan en las agendas de los países asiáticos. a pesar de la existencia de armas
nucleares en Corea del Norte; de la disputa por las islas Spratley entre seis países del A-P;
de las incógnitas respecto de la reversión de Hong Kong en 1997 y de las fricciones
fronterizas en Tailandia, Indonesia, Malasia y Vietnam, son los temas sobre cuotas, barreras
arancelarias y no arancelarias, patentes, regalías, piratería tecnológica, dumping y practicas
desleales las que tienen prioridad real. Por ello estos países han consagrado sus esfuerzos,
en las relaciones diplomáticas, formales e informales, a servir sus intereses económicos:
Como ya lo dijimos, en estos países predominan los elementos que los diferencian y los
separan sobre los que unen. Para afianzar éstos últimos han encontrado vehículo de
comunicación permanente en los que actúa ese poderoso ingrediente que es la diplomacia.
Entre los vehículos de interacción e integración con que cuentan los países asiáticos, se
destacan: APEE, PECC, PBEC, ASEAN, EAEC y AFTA. En su seno actúan el sector
público, el sector privado y el sector académico, en forma independiente pero con un
propósito común: mantener el gran ímpetu de crecimiento económico y comercial de la
región , minimizando sus diferencias y motivos de conflicto. A este fenómeno asiático
particularmente relacionado con la región del pacifico, se han adherido países occidentales
que comparten la cuenca. En forma tardía y con más romanticismo que convencimiento,
comienzan a entender países como México, chile, perú y Colombia, que las costas del
Pacifico tienen que ser algo más que inspiración de poetas y retórica electorera. Allí está el
futuro comercial y tecnológico de toda Asia y América. La cuenca del Pacifico constituye,
repitámoslo una vez más, el 55% de la riqueza mundial del 58% del comercio mundial y el
50% de la población planetaria.
Aunque no hay discusión sobre cuales deben ser las fuentes de capitalización y financiación
de la industria de un país, si existen diferentes opiniones sobre la importancia relativa de
cada una de ellas. Entre tales fuentes están la inversión extranjera, la deuda externa, el
producto de las exportaciones y el ahorro interno. Lo que ocurre con la primera y la tercera,
inversión extranjera y exportaciones, es que se asemejan al problema del huevo y la gallina.
¿ Qué es primero? ¿ Una infraestructura de producción con potencial futuro para que los
inversionistas extranjeros inviertan su capital? ¿ O que los inversionistas, en una actitud
más valiente que racional, inviertan el capital para construir la infraestructura?. O, en forma
similar, ¿ cómo comenzar a fortalecer la industria nacional si no se posee de antemano una
base exportadora competitiva? Si, además descartamos la deuda como fuente de ingresos
para la industria, como prudentemente lo hicieron la mayoría de países del A- P, sólo queda
el ahorro como la más lógica y consecuente de las fuentes a que debe recurrir un país
decidido a transformarse económicamente. En el A-P, el nivel de ahorro interno triplica
históricamente los niveles observados en Occidente y en especial en América Latina. Si
comparamos las tasas de ahorro e inversiones internas de los países del A-P con los más
exitosos de América Latina, la diferencia es aún significativa. Cuando para aquellos los
promedios de ahorro oscilan entre el 25 y el 35% del PIB, éstos escasamente llegan a tener
tasas de ahorro de los dígitos.
¿ Por que los países del A-P ahorran más que otros? ¿ Que tienen ellos o qué política
adoptaron para que el ahorro interno se convirtiera en la base sólida de la exportación? Las
respuestas a estos interrogantes no son fáciles, ni aplicables a todos los países.
Pero existe una respuesta aplicable a todos. creando valor agregado y con bajos niveles de
consumo. Casi todos los países imitaron lo que Japón realizó generando una economía
exportadora de transformación. Lo que traía del exterior, en forma de materias primas o
de productos semielaborados, era transformado y exportado. Ello cubría sobradamente los
costos de la materia prima y el transporte.
Con los excedentes generados por el sector exportador, en forma de ahorro privado, se
desencadeno un proceso autoalimentado de crecimiento. Que es lo que hoy día se llama,
con mucha pompa, “ proceso de crecimiento autosostenido”. La razón y la motivación del
Japón para haber mantenido, por tanto tiempo, altas tasas de ahorro no son muy distintas de
las de otros países del A-P. Ello contribuyó a que esos otros países trataran, mediante
incentivos, de aumentar la inversión en industrias selectivas y en infraestructura. la
experiencia de estos diez países del A-P, enseña que el ahorro nacional fue el principal
factor para que se produjeran las más altas y sostenidas tasas de crecimiento económico
registradas hasta ahora en el mundo.
El círculo vicioso -especulación- baja productividad no se produjo en los países del A-P
debido a la fortaleza de sus monedas y a la madurez y magnitud de los mercados
financieros y de capitales; también a las fuertes reglamentaciones (regulación) de los
gobiernos contra toda motivación especulativa y, además, a causa de la naturaleza más
arbitraria y rígida de las burocracias administrativas. A pesar de la gran escasez de tierra y
activos de propiedad raíz, los fenómenos especulativos de importancia no se presentaron
antes que las economías se consolidaran. En efecto las olas especulativas más fuertes
aparecieron en el Japón a fines de 1987, en Corea en 1992, en Taiwan en 1993y la más
reciente en Hong-Konk en 1994. pero como el proceso de industrialización ya está
consolidado en estos cuatro países los efectos no han sido tan devastadores.
La especulación inducida generalmente por las altas tasas de inflación , actúa como gran
detractor y minimizador de los aumentos de productividad. las economías asiáticas, como
las de Filipinas e Indonesia, lo han podido comprobar. En la medida que los recursos se
desvían hacia las aparentemente más atractivas ganancias especulativas , la industria se
afecta con menores niveles de inversión en tecnología , menor capacitación y menor apoyo
de infraestructura, fenómeno que no ocurrió en la mayoría de estos países.
Esta fue la última lección que recogimos. No porque no haya más pues quedan otras por
sugerir, sino porque hasta aquí decidimos “exprimir” esta vivencia. Se nos quedaron
muchos temas por explorar, que dejamos de lado. Aspectos como la seguridad , el orden
ciudadano, los valores familiares, la regulación, etc., todos ellos desempeñan un papel
importante en este laboratorio social asiático. pero nosotros decidimos, de antemano parar
aquí. si comenzamos con zenshin, terminamos con zenshin.
Zenshin, resume el proceso que, creemos, debe aprender todo país que desee desarrollarse.
Ello se hace colocando la fuente principal de crecimiento en las exportaciones y en la
ampliación (léase: incremento del poder adquisitivo de la mayoría de la población) de los
mercados internos. Es lograr una mentalización general y una visión de largo alcance sobre
los beneficios de adoptar tecnologías apropiadas a los procesos de producción; sobre las
ventajas de desarrollar una nueva cultura de la productividad para poder aventurarse a
entrar en terrenos de la globalización. Incorporar zenshin a la vida cotidiana le tomó al
Japón 45 años, a Taiwan 35, a Corea 30 y a Singapur y Hong Kong 20. Malasia, Tailandia,
e Indonesia e incluso China continental están apostando a poder realizarlo en menos de 15
años... y probablemente lo lograrán. Recordemos, por ejemplo que en 1959 los Estados
Unidos producían 30.000 retroexcavadoras y Japón sólo 1.600. En 1980 la producción de
Japón se había multiplicado por 60 y la de los Estados Unidos por 3. En 1993 la mitad de
las retroexcavadoras del mundo se producían en el Japón y cuatro de las cinco mayores
compañías fabricantes del mundo son japoneses. Algo análogo pasó con la fabricación de
microchips de computador, cuya producción pasó a dominar Malasia; o con los aparatos
electrodomésticos que se producen en Tailandia; o con la industria de la refinación de
petróleo en Singapur; o con la industria de computadores y aparatos de telecomunicaciones
en Taiwan. esto es lo que nosotros llamamos zenshin: concepto que encierra una
determinación inamovible de alcanzar un triple objetivo: productividad, mayor
productividad y permanente productividad. Zenshin es un término tomado del japonés pero
que sintetiza conceptos que forman parte del leguaje y de la filosofía de otros países del A-
P: bumipútera, de Malasia; doi moi del Vietnam, y kaizen del Japón, lo cual muestra que,
independientemente de los términos diferentes, es ya un concepto “universal”. Concepto
que ha demostrado exitosamente la invalidez de ciertas creencias o nociones: que la
productividad aumenta los costos y el desempleo; o que es un problema individual y no
colectivo. Según la experiencia del A-P, la productividad ha aumentado el empleo
industrial, no lo ha disminuido. La calidad ha disminuido costos, no los ha aumentado. Con
zenshin se generan inventarios más pequeños y racionalizados, lo cual es más rentable que
mantener altos lotes de producción aun a pesar de que existen economías de escala. El
proceso de zenshin favorece a los obreros y empleados, pues los toma en cuenta. “Un
trabajador pensante y copartícipe es un trabajador más productivo”, reza uno de sus
principios. En síntesis, este vocablo japonés - y ahora más que japonés - representa lo que
implica y significa un proceso de mejora continua, de mejorar mientras se crece, de
superarse constantemente. De saber para dónde va uno y cuánto avanza cada día. Es toda
una filosofía de la motivación, la decisión y la ejecución de algo sin lo cual
desapareceremos como nación.y quedaremos reducidos a la simple condición de país. La
globalización es la red orgánica comercial que establecen las naciones que se decidieron y
lo están logrando; no de los países que, como islotes individuales, se limitan a mantener
una inercia colectiva sin más futuro que el propio consumo de los pocos frutos que ofrecen
la economías aisladas.
FIN.
ACTIVIDAD:
Para cada una de las lecciones, haga un análisis y exprese sus puntos de
vista de acuerdo a los siguientes entornos nacionales:
Economico.
Educativo.
Productivo-industrial.
Social.