Christ (Title)">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Poema Crucifixión

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

POEMA CRUCIFIXIÓN

Las injurias, los insultos


El amor brotaba a raudales y los golpes que dañan el alma
de aquél corazón puro, del más puro amor.
combinación perfecta entre Dios
y el hombre débil; La conveniencia de muerte
unión de amparo y comprensión total. de aquél hombre por arrancarse
la culpa de lo que no quiso entender.
Una sonrisa de bondad,
combinada con su tierna mirada angelical; Y después… ¡oh Dios!, ¿qué es eso después?
una mano cálida de animidad fraternal Un sollozo que no brota,
y su súplica, por hacer al hombre razonar. un grito que se transforma en silencio;
pues no escapa de la boca temblorosa.
Cánticos y oraciones brotaron
de sus apacibles labios, infinidad de veces; Aquel rostro demacrado
búsquedas sin treguas por el esfuerzo ya agotado,
le impulsaron a salvar a los corazones. y aquél cuerpo débil,
decaído por la falta de alimento.
Las propuestas de Dios para el hombre
por medio de su hijo; Aquella garganta que se burla,
piedra aquella que desecharon que se burla de sí sola…
los edificadores. porque sólo burlas exhala;
y aquél insulto que es de sí mismo,
Por la noche en aquel monte, porque de sí mismo se jacta.
el roció acariciaba con cariño
el venerable rostro de su Creador… El amigo arrepentido que sigue
de su gran amigo con su vista al amigo caído
y una madre que llora…
Y la turba equivocada, ¿que pretende?
Pretende saberlo todo, pero está ciega,
que llora por ver a su hijo perdido.
pues en su corazón no sabe nada...

y aquel hombre tranquilo, El peso de un madero


de santidad reflejaba, que malluga la espalda, oh Dios,
de serenidad fortificada, de quien le ha dado forma;
de semblante majestuoso, transformado ahora en suplicio
de porte recto por el odio y la venganza.
y de espíritu alentoso...
El látigo que lacera una carne santa
¿A quien buscáis si aquí estoy?
y esa sangre, que es sólo vida
¡Oh Dios!, tan necio y negro
es vuestro corazón. y que de la tierra borra la mancha.

¿Me tenéis y no me sentís? ¡Oh Dios si es tu hijo que carga


¿Me palpáis y no me tocáis? con el peso del mundo!
¿Me escucháis y no me entendéis? Mundo cruel, ¿qué no te das cuenta
Vamos pues, hacia lo que ha de ser. que matas a tu propio Rey,
que matas a tu propio Salvador?
El aturdimiento de los gritos, ¿Qué no te das cuenta, oh mundo;
los amigos que huyen
oh mundo, que te matas a ti mismo?
y a lo lejos se dispersan,
y la soledad que se posesiona Pobre hombre, pobre hombre.
de la existencia de esa bondad.
Y, ¿qué es ahora?... ¡Oh no!, La prueba de tu amor, de tu perdón,
Tu frente, tu frente Señor, la paga de tu vida misma…
tu frente… gruesas gotas de sangre para liberar al hombre del pecado.
que brotan a torrentes.
¿Cómo Señor,
Y tus manos, tus manos cómo pagar con mi vida
que a mil sanaron; perforadas, lo que tú me has dado;
que pena, perforadas ahora por los clavos… de lo que tú te despojaste,
por ponerlo en mis manos?
Señor, hasta dónde han llegado,
y el hombre, como bestia cegado ¿Cómo sanar tu herida, oh Cristo,
por la ira y el desprecio. si es necio el corazón humano;
si tu bondad desecha
Y allá, un hombre que a Dios llama, y toma un camino errado?
una mujer que pierde su vida;
y a tu lado, la propuesta de tus labios ¡Cómo Señor, si yo mismo padezco
de la nueva vida, y caigo por ciego, teniendo tu luz aún,
porque en ti, alguien cree, y no hago caso?
Tu bondad infinita, ¡oh Señor!,
una más se ve, una vez más Ahora sé Señor, ahora sé…
debo poner mi ser, debo poner mi existir,
De repente… ¡un estruendo!, como tú pusiste tu vida,
la naturaleza se enfurece como tú pusiste tu vida ¡Oh Cristo!
contra el corazón necio; En la crucifixión.
y los cielos te cobijan para darte
su consuelo. Salvador Castillo

¿Y la divinidad de los cosmos?,


¿dónde está que no la veo?
¡Oh sí!, Tienes que luchar solo;
pues sólo de ti depende el triunfo.

Tu corazón Señor… tu corazón


Se rompe en finos trozos;
Por la tristeza, el dolor
y el desconsuelo.

Y a lo lejos… una carcajada de maldad


que se transforma en un aullido de dolor,
Pues tú ¡oh Señor!, al mal has vencido.
Consumado es, consumado es…
¡Oh Dios!, tu hijo, mi Señor,
te ha correspondido

Y aún más… esa lanza


que atraviesa tu costado;
para derramar tu agua viva
Y dar vida a los mundanos.

También podría gustarte