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El Botiquin de Las Hadas (Natur - Clara Castellotti-3

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suavidad.

Vinagres aromatizados
El vinagre se presta muy bien a ser aromatizado con plantas medicinales,
haciendo resaltar así el sabor de las ensaladas o bien de otras preparaciones
culinarias.
• Vinagres aromáticos:
1 – Macerar durante 10 días en un tarro de cristal bien cerrado 20 gr de
salvia, 15 gr de romero, 15 gr de ruda, 8 gr de canela, 2 gr de nuez moscada y
1 litro de vinagre blanco. Filtrar, añadir 10 gr de cebolla triturada y dejar
macerar durante 2 días más. Filtrar y pasar a botellas pequeñas. Si el sabor
resultase demasiado fuerte, rebajar con más vinagre.
2 – En un tarro de gres, cerrado con una hoja de pergamino, dejar macerar
durante 6 semanas al sol en 3 litros de vinagre de Orléans (bien fuerte): 250
gr de flores de saúco, 375 gr de estragón, 125 gr de menta, 100 gr de
albahaca, 100 gr de ajedrea, 1 pizca de tomillo, 4-5 hojas de laurel, 125 gr de
escalonio, 30 gr de ajo, 40 gr de clavo, 40 gr de canela en rama, 6 pimientitos
rojos maduros, 180 gr de perifollo, 60 gr de pimienta triturada, sal y cebollas
pequeñitas al gusto. Filtrar y guardar en botellas de vidrio oscuro bien
selladas.
• Vinagre de los diez aromas: En 1 litro de vinagre de vino blanco,
macerar durante 10 días: 30 gr de sumidades floridas y desecadas de ajenjo,
15 gr de romero seco, 15 gr de ruda seca, 15 gr de salvia seca, 10 gr de
sumidades floridas de lavanda seca. Filtrar y añadir: 8 gr de canela en rama, 3
gr de nuez moscada, 2 clavos, 15 gr de ajo triturado y 10 gr de cebolla
triturada. Dejar macerar durante 10 días más y filtrar.
• Vinagre de las 5 flores: Macerar durante 10 días en 1 litro de vinagre un
puñado de flores de salvia, uno de flores de tomillo, 1 de flores de diente de
león, 1 de flores de ajenjo, unos clavos, 2 ramitas de estragón y sal marina.
Filtrar y guardar en botellitas.
• Vinagre de frambuesas: Dejar macerar en 3/4 de litro de vinagre
blanco, 250 gr de frambuesas limpias y unas hojas de menta. Filtrar y
embotellar en botellas pequeñas.
• Vinagre al enebro: Llevar a hervor 1 litro de vinagre de vino rojo con
un poco de sal y dejar cocer en él 50 bayas de enebro y una rama de romero.
Dejar enfriar y embotellar. Esperar 1 mes antes de utilizarlo; es ideal para
condimentar verduras.

Aceites aromatizados
• Aceite a las especias: En un tarro de cierre hermético, dejar macerar
durante 1 mes en 1 litro de aceite extra virgen de oliva: 2 hojas de laurel, 3
clavos de especias, 3 gramos de pimienta negra, 4 bayas de enebro, 1 trocito
de canela y una cáscara de limón. Filtrar y embotellar en botellas pequeñas.
Es un condimento ideal para verduras crudas y cocidas y para carnes a la
parilla.
• Aceite a los 4 sabores: En un tarro de cierre hermético poner 2 dientes
de ajo, 1 rama de romero, unas hojas de salvia y 1 guindilla. Cubrir con 1
litro de aceite de oliva y dejar macerar durante 20 días en un lugar fresco y
oscuro. Filtrar y embotellar en botellas pequeñas, usándolo para condimentar
verduras, ensaladas, carnes y pescado.

Sopas
• Sopa de ajo con tomillo: En un poquito de aceite, sofreír 4 dientes de
ajo por persona. Añadir 2 tazas de agua por persona y sal marina. Hervir unos
minutos, luego añadir 1 cucharada de tomillo y dejar hervir 2 minutos más.
Filtrar. En un plato hondo, poner 1 rebanada de pan integral y un huevo
fresco, crudo. Verter el líquido bien caliente para cuajar el huevo.
Es una sopa decididamente «medicinal» para tomar durante estados
griposos e infecciosos (fiebres, catarro, resfriado). Ideal para anémicos y
convalecientes.
• Sopa de ajo con salvia: Poner en infusión 12 hojas de salvia en 2 litros
de agua. Añadir sal, pimienta, algunos dientes de ajo y un vaso de aceite de
oliva. Hervir 10 minutos y verter caliente sobre rebanadas de pan integral
(para 4 personas).
• Sopa de ajo con especias: En 1 litro y medio de agua, poner 16 dientes
de ajo, 1 rama de tomillo y 1 de salvia, 1 clavo de especia, sal marina integral
y una pizca de pimienta roja. Hervir durante media hora a llama viva. En los
últimos minutos poner al horno 12-16 rebanadas de pan integral aliñadas con
aceite extravirgen y abundante queso parmesano. Cuando las rebanadas están
doradas, echar la mitad en el líquido y dejar que se empapen bien, luego
pasarlo todo por el pasapuré. Acomodar las restantes rebanadas en boles y
echarles por encima la sopa bien caliente.
• Sopa de cebolla: En un poco de aceite de oliva, sofreír a fuego lento 2
cebollas cortadas muy finas. Cuando estén doradas, echarlas en un recipiente
junto a 1 litro y medio de leche y llevar a hervor. Apagar el fuego, añadir 2
yemas de huevo, sal y pimienta al gusto, y servir sobre rebanadas de pan
viejo tostado.
Una variante consiste en sustituir las cebollas por el ajo. Esta sopa, bien
tolerada por los niños, puede considerarse un excelente vermífugo.
• Sopa de malva: Recoger toda la verdura que podais encontrar en vuestra
huerta: un poco de espinacas, unas hojas de acelgas, un poco de achicoria y
de rucola, 2-3 puerros. Añadir 2 buenos manojos de malva. Triturar todas las
hierbas muy finamente y hacerlas cocer en agua y sal marina. En el momento
de servirla, añadir un poco de nata fresca o bien una yema de huevo. Muy
indicada para las personas que padecen problemas estomacales e intestinales,
sobre todo úlceras y estreñimiento, ya que la malva es vulneraria y emoliente.
• Sopa de miso: Cortar muy finamente una cebolla y una zanahoria y
cocerlas en 1 litro de agua junto a una tira de alga wakame, previamente
remojada en un vaso de agua durante 5 minutos y cortada en trocitos de 1 cm.
Añadir una pizca de sal marina y hervir durante media hora. En un bol, diluir
1 cucharadita de miso (Mugi miso) por persona con un poco de caldo y
añadir la pasta bien diluida al resto del líquido, prestando atención a que no
hierva (el miso, de hecho, contiene fermentos vivos y la cocción, aunque sea
mínima, puede destruir sus propiedades). Añadir en cada plato una
cucharadita de cebollino picado o de perejil. Esta sopa es uno de los tesoros
de la dieta macrobiótica. Revitalizante, desintoxicante y nutritiva, está
particularmente indicada para quien padece enfermedades estomacales y
hepáticas.
• Sopa al estragón: Cocer en agua salada un puñado de estragón con 1/2
kg de guisantes secos. Pasar todo por el pasapuré y añadir un poco de nata
fresca.
• Crema de ortigas:
1 – Sofreír en aceite de oliva una cebolla grande cortada muy fina. Añadir
ortigas trituradas, dejando que se sofría todo junto, y echar 1 litro de agua con
un poco de sal marina. Dejar cocer durante 15 minutos y añadir, una vez
apagado el fuego, crema fresca y queso parmesano. Pasar todo por el
minipimer y acompañar de pan viejo ligeramente sofrito. Se trata de una
receta altamente revitalizante y remineralizante.
2 – En 1 litro de agua, hervir durante media hora 500 gr de sumidades
tiernas de ortigas y una taza de copos de avena. Añadir 50 gr de requesón y
dejar enfriar. Pasar por el minipimer, añadir 2 cucharadas de tamari y volver
a cocer la crema durante media hora más.
• «Dado» para caldos vegetales: Triturar finamente 1 kg de cebollas, 1 kg
de zanahorias, 172 gr de apio, 800 gr de perejil, 400 gr de tomates, 450 gr de
judías verdes, 1/2 kg de calabacines y 200 gr de tomillo. Mezclar todos los
ingredientes con 1 kg de sal marina integral fina. Ponerlo en un tarro que
cierre hermético, cubriendo los ingredientes con papel de pergamino, y usarlo
para preparar caldos vegetales instantáneos o para dar sabor a multitud de
preparaciones a base de verduras.
Salsas
Muchas de las plantas medicinales, sobre todo las aromáticas, se catalogan
en medicina oriental como extremo yin debido a su efecto expansivo. Es por
este motivo que no solamente sirven de delicioso y perfumado
acompañamiento de carnes y pescados sino que equilibran el extremo yang
de estos últimos, haciéndolos más digeribles y saludables. La cocina
tradicional árabe, que prepara la carne con miel, canela y azafrán, es un
ejemplo más de esta sabia manera de equilibrar alimentos extremos, haciendo
de la cocina un verdadero arte, un juego de alquimia que transforma las
materias primas.
• Salsa a la menta:
1 – Triturar finamente 50 gr de menta fresca, añadir 25 gr de azúcar
integral de caña, 15 ml de vinagre de sidra, 4 cucharadas de agua, sal y
pimienta. Es una salsa exótica y perfumada, típica de la cocina inglesa e ideal
para acompañar las carnes.
2 – Pasar por el minipimer: 200 gr de queso de cabra (en rulo), 50 gr de
perejil, 30 gr de menta verde, 20 gr de germinados de cebada perlada, sal y
pimiento rojo en polvo. Verter muy despacio 1 vaso de aceite de oliva. Salsa
particularmente indicada para la pasta, se adapta muy bien a muchos otros
platos.
• Salsa a la salvia: Sofreír en una sartén 2 cebollas grandes trituradas.
Añadir 100 gr de pan mojado en leche y 2 cucharadas abundantes de salvia
fresca. Pasar por el minipimer, diluyéndola si hace falta con un poco de agua
caliente. Para carnes y pescados.
• Salsa a los aromas:
1 – Triturar finamente 4 tomates maduros, 2 dientes de ajo, 140 gr de
aceitunas sin hueso, una hoja de laurel y una cebolla. Poner todo al fuego
junto a un poco de sal marina y 2 cucharadas de aceite de oliva. Cocer
durante 20 minutos, añadir unas hojas de albahaca, una pizca de mejorana,
una de lavanda y una de tomillo y apagar el fuego en seguida. Mezclar y
tapar la olla.
2 – Dejar en infusión durante 10 minutos en 1/2 litro de caldo de pescado
(o vegetal): 1 rama de tomillo, 1 de albahaca, 1 de ajedrea, 1 de mejorana, 1
de salvia, 2 escaloños picados y 1 cebollino. Añadir sal, pimienta y nuez
moscada. Filtrar la infusión de hierbas, añadir harina y mantequilla y hervir
todo a fuego lento durante unos minutos. En el momento de servir, añadir
zumo de limón y una pizca de estragón. Excelente para pescado hervido o al
vapor.
• Salsa de grosella: Recoger medio kilo de grosella, lavarlo y dejarlo en
infusión en agua hirviendo durante unos minutos. Quitar el agua y verter la
grosella en una sartén honda junto a 1 vaso de vino rojo, azúcar de caña, piel
de limón rallada, canela, sal, pimienta y una nuez de mantequilla. Dejar cocer
a fuego lento, añadiendo al final un poco de miga de pan. Servir caliente para
acompañar la carne, sobre todo de ave. La grosella se puede sustituir por
arándano.
• Salsa de gengibre y perejil: En una taza pequeña, mezclar una
cucharada de perejil picado, 1/4 de cucharadita de gengibre rallado, un poco
de agua y 1 cucharada y media de tamari shoyu. Sirve para acompañar
verduras al vapor, tofu a la plancha, mazorcas de maíz hervidas.
• Salsa arco iris: Machacar 160 gr de nueces, añadir la piel rallada de 2
naranjas, 1 loncha de calabaza cortada en trocitos, 2 manzanas ralladas, 3
clavos de especia, 45 gr de pan rallado y 1/2 litro de vino rojo. Dejar hervir
durante 30 minutos. Pasar por el minipimer y servir fría.
• Pesto a la genovesa: En un mortero, machacar hasta convertir en salsa 4
dientes de ajo, 1 manojo de albahaca fresca, 2 cucharadas de piñones, una
pizca de sal y 1 vaso de aceite de oliva extravirgen (que se irá añadiendo
poco a poco). Al final, añadir queso parmesano rallado al gusto. Es la salsa de
los muy conocidos espagueti al pesto, pero se puede añadir también en crudo
a sopas de legumbres, arroz y menestras.
• Pesto loco: Pasar por el minipimer: 7 cucharadas de piñones, 1 puñado
de salvia fresca, 5 cucharadas de aceite de oliva, sal y un poco de agua de
cocción de la pasta o del cereal que queremos condimentar. En el último
momento añadimos 9 cucharadas de queso parmesano rallado.
• Salsa de menta y alcachofas: Limpiar y cortar muy finamente 3
alcachofas y cocerlas en una olla junto a 1 taza de caldo vegetal y 2 dientes
de ajo machacados. Una vez cocidos, pasar por el minipimer, añadiendo unas
hojas de menta, perejil y 5 cucharadas de aceite de oliva. También sirve para
aliñar pasta y cereales integrales.
• Salsa al curry y mejorana: Pelar una manzana y cortarla en trocitos que
dejaremos sofreír junto con una cebolla picada en una sartén con un poco de
aceite y de mantequilla. Guardar. En 1 cucharada de aceite de oliva y 30 gr de
mantequilla, sofreír 2 cucharadas de harina de cebada, 2 cucharadas de harina
de trigo integral y 1 cucharadita de curry (o más, al gusto). Ir añadiendo 1/4
litro de caldo vegetal y sal, mezclando sin parar. Incorporar entonces el
sofrito de manzana, dejando cocer todo durante 25 minutos, a fuego lento.
Quitar del fuego y añadir 1/4 de nata líquida y 1 cucharada de mejorana
picada.
• Mayonesa con albahaca: Preparar una mayonesa como de costumbre
(más fácil con el minipimer) y echar 1 cucharada de perejil, una de albahaca
y dos dientes de ajo. Volver a pasar todo por el minipimer y servir como
aperitivo, junto con aceitunas y pan moreno o como acompañamiento de
pescado.
• Salsa negrita: En un bol, mezclar 2 cucharadas de perejil picado, 1
cebolla dulce picada, 2 hojas de menta, 2 hojas de melisa (trituradas) la yema
de 1 huevo duro desmenuzada, 1 cucharada de mostaza blanca, el zumo de 2
limones mezclado con 1/2 vaso de aceite de oliva, 2 cucharadas de yogur y 1-
2 cucharadas de agua. Mezclar bien de forma que los ingredientes formen una
salsa y usarla para acompañar todo tipo de ensaladas.
• Pinzimonio: Es un clásico aperitivo italiano que tiene como base aceite
de oliva, zumo de limón y sal. Estos tres ingredientes se deben mezclar bien
durante unos minutos (personalmente añado también tamari) y se le añaden
luego unas hierbas que pueden diferir según el momento. Veamos algunos
ejemplos:
1 – aceite, ajo, zumo de tomate, orégano, pimiento rojo;
2 – aceite, ajo, mostaza, romero, limón y sal;
3 – aceite, perejil, ajo, menta, ajedrea, limón, tamari y sal.
El compuesto debe resultar una salsa bastante líquida. Se sirve en copitas
individuales, poniendo en el centro de la mesa un plato con verduras frescas,
limpias, enteras o cortadas en trozos grandes. Las verduras más típicas en el
pinzimonio son: zanahorias, apio, nabos, rabanitos, cebollinos, brécol,
coliflor, tomates…
• Mantequilla a la salvia: Limpiar y secar 30 gr de hojas de salvia, picarla
finamente y mezclarla con 100 gr de mantequilla, amalgamando bien los
ingredientes hasta que el compuesto resulte liso y cremoso. Salar y guardar
en la nevera hasta el momento de utilizarla. Tendréis una exquisita
mantequilla aromatizada, para servir con pan integral tostado o para
condimentar pastas y arroces.
• Salsa tzaziki: Triturar en el minipimer media cebolla, 2 dientes de ajo,
un puñado de perejil y algunas hojas de menta junto a 700 gr de yogur.
Añadir 1 pepino cortado en trocitos muy pequeños y sal. Servir fresca.
• Salsa de romero: Lavar y triturar las hojas de 5 ramitas de romero.
Sofreír en una olla 1 cucharada de harina en 35 gr de mantequilla y 1
cucharada y media de aceite de oliva. Añadir el romero y 1 cucharadita de
paprika, manteniendo el fuego muy lento. Añadir luego 12 nueces finamente
trituradas, 4 cucharadas de agua y una pizca de sal, dejando cocer durante 12-
14 minutos más. Apagar y, cuando la salsa esté tibia, añadir 1 cucharada de
nata líquida. Sirve para acompañar pastas y cereales.
• Salsa de gengibre-kozou para verduras al vapor: Hervir al vapor
verduras a placer (pueden ser brécoles, coliflor, coles de Bruselas, judías
verdes…) hasta que estén cocidas pero al dente. Retirar dos tazas del agua de
cocción, dejarla enfriar y diluir en ella una cucharada de kozou. Verter el
compuesto en un cazo pequeño junto a una cucharada de vinagre de arroz,
media cucharadita de gengibre rallado y tamari shoyu al gusto.

Otros platos
Muchas de las recetas que siguen forman parte de la tradición culinaria de
mi tierra natal, la Toscana del norte, tierra de los etruscos. Siendo el clima
italiano muy parecido al español, así como los alimentos que de él derivan, he
integrado muchas de estas recetas tradicionales en las clases de macrobiótica
y cocina natural que imparto regularmente en Formentera. La mayoría de
ellas no han necesitado muchos cambios, ya que la base alimentaria de esta
región italiana han sido hierbas y verduras silvestres junto a la espelta y al
trigo; algunas, en cambio, las he presentado en una versión más aceptable por
una dieta naturista. Cuando en las clases presento un plato que contiene
productos lácteos, preparo también un plato alternativo donde los lácteos son
sustituidos por leche de soja y tofu. El fin es de obtener un plato delicioso
pero ligero, adaptado a los que siguen un régimen más estricto.
He intentado aislar en este libro, no específico de cocina, recetas fáciles y
rápidas que constituyan más que todo ejemplos de cómo podemos integrar las
hierbas en nuestra alimentación. No hay prácticamente recetas definidas
como de gourmet; para seguir la línea del libro, he preferido elegir platos
sanos y muchos de ellos aplicables a dietas y regímenes curativos o
depurativos.

Entrantes
• Ensalada de diente de león: Tostar trocitos pequeños de pan moreno del
día anterior. Restregarlos con ajo y unirlos al diente de león ya limpio y
dispuesto en un plato. Añadir daditos de queso fresco de cabra. Aliñar.
• Ensalada a las finas hierbas: Preparar una ensalada con lechuga, berro,
rucola, tomates y poca cebolla. Verter por encima una salsa preparada
pasando por el minipimer yogur natural, un diente de ajo, aceite de oliva, sal
y abundante eneldo fresco. Decorar con flores de capuchina.
• Ensalada griega: Preparar una ensalada con tomates bien maduros,
cebollas, lechuga y pepinos. Añadir queso feta cortado en daditos, ajo
finamente picado, aceite extravirgen de oliva, aceitunas negras, sal y
abundante orégano.
• Ensalada de primavera: Lavar las hojas de lechuga y colocarlas en un
plato. Añadir rabanitos cortados en lonchas finas y hojas y flores de borraja.
Condimentar con aceite, sal y hojas de menta. Adornar con flores de
capuchina.
• Ensalada oriental: Rallar un nabo grande, salarlo y apartarlo. Calentar
en una sartén 2 cucharadas de aceite de sésamo y sofreír el nabo, secándolo
después con papel de cocina y dejándolo enfriar. Sofreír en el mismo aceite
125 gr de champiñones cortados en rodajas finas, hasta que estén blandos; si
es necesario, añadir más aceite. Secarlos también con papel de cocina.
Repetir el mismo proceso con 3 gambos de apio cortados en trocitos. Mezclar
las verduras fritas con 3 puerros crudos cortados muy finos y 1 zanahoria
rallada. Preparar una salsa con 3 cucharadas de tamari shoyu, 1 cucharada de
azúcar de caña, 1 cucharada de vinagre de arroz, 1/4 de cucharadita de
pimienta negra, 2 cucharadas de sésamo tostado y 1 cucharadita de gengibre
en polvo.
Verduras al vapor con salsa de gengibre
Ensalada de capuchina
• Ensalada de aloe: Se corta un cuarto de col roja en rodajas muy finas, se
añade un pepino en rodajas finas, un puñado de nueces picadas y un puñadito
de pasas. Se adereza con aceite de oliva extravirgen, media cucharadita de
mostaza, 1 cucharada de aceite aromatizado (ver recetas) y un trozo de aloe
de 4×4 cm picado muy fino.
• Hierbas silvestres con germinados: Preparar una ensalada con hojas
tiernas de diente de león, sumidades de ortigas, llantén, berro, perifollo, apio
salvaje y perejil. Añadir germinados a placer; pueden ser de trigo, de lentejas,
de guisantes, de azukis o de alfalfa, y adornar con flores de diente de león y
de malva. Condimentar con aceite de oliva, tamari, zumo de umeboshi y
alcaparras. Es un plato altamente depurativo, especialmente indicado en las
curas de primavera para descongestionar el hígado.
• Pomelo caliente a las especias: Encender el grill del horno. Mezclar la
pulpa de 2 pomelos cortados por la mitad con 50 gr de azúcar moreno, 1/4 de
cucharadita de especias ralladas (pimienta, o bien mezcla de canela, clavo de
especia y nuez moscada), 1 cucharada de mantequilla y 1 cucharadita de ron.
Llenar con el compuesto las mitades de pomelos y mantenerlos bajo el grill
del horno durante 6-8 minutos, hasta que la parte superior empiece a
burbujear. Servir caliente.
• Tofu a las hierbas aromáticas: Dejar macerar durante media hora 400
gr de tofu en una mezcla preparada con 2 cucharadas de tamari, 1 cucharada
de miso (previamente diluido en poca agua tibia), 1 cucharada de aceite de
oliva, 1 cucharada de zumo de limón, 2 dientes de ajo picados y 1 cucharada
de hierbas aromáticas (perejil, albahaca, cebollino, ajedrea) picadas. Saltear
entonces el tofu por ambos lados en una sartén con poco aceite de oliva,
rociándolo con un poco del líquido de la maceración.
• Tofu en pinzimonio con gengibre: Hervir 300 gr de tofu durante 5
minutos. Cortarlo en cubitos de un par de centímetros de lado. Con la ayuda
de una gasa, extraer el zumo de 1 cucharada de gengibre recién rallado.
Cortar muy finamente 1 cebollino, mezclarlo con el zumo de gengibre, 1
cucharada de tamari, 1 cucharadita rasa de tomillo y 2 cucharadas del agua de
cocción del tofu. Utilizar esta salsa para sumergir en ella los cubitos de tofu.
• Calabaza marinada: Cortar en daditos 1/2 kg de calabaza amarilla
dulce. Pasarla por harina integral y freirla en aceite de sésamo. Hervir durante
unos minutos en un poco de agua 2 cucharadas de tamari y 1 cucharada de
vinagre de arroz. Apagar el fuego, añadir 2 hojas de laurel o unas hojas de
romero y media cucharadita de gengibre rallado. Disponer la calabaza en un
tarro de cristal con cierre hermético, cubrir con el líquido, cerrar y dejar
marinar durante 1 día. Conservar en la nevera.
• Tomates rellenos: Vaciar los tomates, salarlos y llenarlos con queso de
cabra de rulo previamente mezclado con un picado finísimo de cebollino y
orégano. Colocarlos en un plato sobre hojas de lechuga y cubrirlos con una
salsa verde a base de aceite de oliva extravirgen, tamari, ajo y menta.
• Queso tierno al tomillo: Cortar en daditos un queso tierno y fresco,
mejor aún si es de cabra. Disponerlo por capas en un bol y entre capa y capa
verter aceite de oliva de buenísima calidad y hojitas de tomillo. El queso,
para conservarse, debe estar cubierto de aceite. Esperar unas horas antes de
consumirlo. Ideal para las fiestas. Esta receta se puede preparar sustituyendo
el queso por tofu. El aceite de oliva utilizado se puede aprovechar luego para
aliñar ensaladas.
• Zanahorias en salsa blanca con menta: Rallar unas cuantas zanahorias
y condimentarlas con aceite, zumo de limón y sal. Mezclar y dejar descansar
unos minutos. Preparar una salsa mezclando yogur con perejil y menta
picados, y verterla sobre las zanahorias. Servir este plato fresco.

Queso tierno al tomillo


Platos varios
• Pan cocido: En una olla, llevar a hervor 1 litro de agua con sal marina, 1
cucharada de aceite de oliva, 2 pizcas de orégano, 1 cucharada de salsa de
soja (tamari shoyu) y 2 dientes de ajo. Cocer durante 5 minutos, añadir 8
rebanadas de pan integral viejo y cocer durante 3 minutos más. Es un plato
tradicional de la cocina pobre genovesa, muy rápido e ideal para las noches
de invierno; el orégano, relajante y calmante, prepara para un buen sueño.
• Focaccia a la salvia: Mezclar 1 cucharada de levadura de cerveza en una
taza de agua tibia con media cucharadita de azúcar y verter la mezcla en un
bol junto a 400 gr de harina de trigo integral, 1 cucharadita de sal, 1
cucharada de aceite de oliva y 3 cucharadas de salvia picada. Añadir más
agua tibia, si es necesario, para trabajar la masa. Formar una pelota de
consistencia suave, que no se pegue a las manos. Amasar durante 10 minutos
y dejar que suba la masa, extendiéndola con un espesor de un dedo en
horizontal sobre una placa de horno previamente engrasada con aceite de
oliva. Cubrir con un paño de algodón y ponerla en un lugar suficientemente
caliente. Al cabo de una hora, la masa habrá alcanzado el doble de su espesor.
Con los dedos se harán unos agujeros hondos en toda la superficie de la masa
y se rociará de aceite de oliva y granitos de sal marina gruesa. Cuando está
caliente se puede introducir en el horno la focaccia, dejándola cocer a calor
moderado durante 50 minutos más o menos.
• Focaccia al romero: La masa se prepara como en la receta anterior. Se
practican los agujeros a lo largo de la masa extendida y se cubre toda la
focaccia con los siguientes ingredientes: 3 cebollas grandes —cortadas y
sofritas anteriormente en mantequilla y aceite—, aceite de oliva extravirgen,
hojitas de romero fresco y aceitunas negras. La cocción se realiza como en la
receta anterior.
• Cuadraditos de polenta a la salvia: Si sobra polenta ya preparada del
día anterior, podéis reciclarla. Se corta en cuadraditos que se pasan por la
sartén con abundante mantequilla y hojas de salvia. Cuando están bien
dorados, se espolvorean con queso parmesano rallado y se sirven como
aperitivo.
• Algas dulse a la salvia: Lavar 1 puñado de algas dulse y dejarlas en
remojo en una taza de agua fría durante 10 minutos. Sofreír en un poco de
aceite de oliva 2 cebollas finamente cortadas, hasta que estén transparentes.
Añadir 2 dientes de ajo machacados y, después de unos minutos, las algas
con su agua de remojo y 3 hojas de salvia. Cocer a fuego moderado durante 5
minutos hasta que el agua se haya más o menos consumido. Quitar del fuego,
condimentar con tamari shoyu y zumo de limón y servir.

Foccacia de romero
• Raviolis a la salvia: En las tiendas de alimentación natural se pueden
encontrar raviolis ya preparados de buena calidad, por lo cual no me
entretengo en la receta base, que es larga y dificultosa, sino en la salsa de
acompañamiento. Mientras los raviolis están cociéndose en agua y sal, poner
al fuego una sartén con mantequilla y hojitas de salvia (2-3 hojas por
persona) trituradas y rehogar hasta que la mantequilla esté completamente
derretida. Verter inmediatamente sobre los raviolis calientes, añadiendo por
encima queso parmesano rallado. Los platos deberían calentarse antes de
servir los raviolis.
• Tarta salada de hierbas: En un bol, preparar una masa sencilla con 1
taza grande de harina integral, 2 cucharadas de aceite de oliva, sal y agua
tibia suficiente para formar una pelota que no se pegue a las manos. Amasar
durante unos minutos y, con un rodillo de madera, formar una base muy fina
(no contiene levadura, por lo cual la masa debe ser sutil) que extenderemos
sobre una placa de horno untada con mantequilla. Aparte prepararemos un
relleno compuesto de: 2 tazas de acelgas hervidas, 1 taza de borrajas
(previamente hervidas y troceadas), 2 puerros cortados finamente y
rehogados en mantequilla, 2 patatas crudas cortadas en lonchas finas, 3-4
cucharadas de aceite de oliva, 2 huevos, 1 taza de queso parmesano rallado, 1
taza de requesón, 1 taza de cereal integral ya cocinado, sobrante de las
comidas anteriores (arroz, espelta, cebada, etc.), un poquito de mejorana, sal
marina y 2-3 hojitas de albahaca. Mezclarlo todo, verter el relleno sobre la
masa y cubrir con la masa restante también extendida. Mojar con agua la
superficie para que no se seque e introducirla en el horno, previamente
calentado a 170° (encendiendo solamente la parte de abajo). Dejar cocer
durante una hora más o menos, hasta que la superficie esté bien dorada.
Empanada de ortigas y diente de león
• Empanada de ortigas y diente de león: Hervir en poca agua 500 gr de
acelgas y 500 gr entre ortigas, diente de león y lúpulo (este último no es
imprescindible, se puede sustituir por borraja). Una vez hervidas, quitar el
agua a las hierbas y mezclarlas con aceite de oliva, nuez moscada, sal,
pimienta y 300 gr entre requesón y queso rallado. Preparar una masa con
harina, sal y aceite y disponerla en una fuente. Verter el relleno y antes de
cerrar la empanada echar por encima 3 huevos crudos. Agujerear la superficie
y cocer a horno medio hasta que esté dorada.
• Guiso de lentejas con ajedrea: Cocer durante hora y media 200 gr de
lentejas en medio litro de caldo vegetal, usando una olla de barro con
tapadera. En los últimos minutos de cocción añadir 2-3 hojas de laurel y de
ajedrea y una pizca de gengibre rallado. Salar, añadir 20 gr de harina y 500 gr
de germinados de avena. Cocinar unos minutos más a fuego moderado. Servir
con ajo picado y aceite de oliva crudo.
• Habas con ajedrea: Las habas se prestan en particular a ser
aromatizadas por la ajedrea. Si son tiernas, dejarlas cocer con su piel en agua
junto a una rama de ajedrea. Guardar el agua de cocción porque se puede
utilizar para preparar una sopa perfumada y afrodisíaca. Las habas, en
cambio, se pueden servir como acompañamiento de otro plato, sofreirlas, o
simplemente condimentarlas con tamari, aceite de oliva y limón.
• Cebada con ortigas: Cocinar la cebada en olla a presión después de
haberla tenido en remojo durante 12 horas. Aparte, saltear en aceite de oliva 2
cebollas cortadas en rodajas muy finas y después de unos minutos de cocción
añadir 200 gr de ortigas tiernas. Unir las ortigas y dos cucharadas de tamari a
la cebada y cocer todo junto durante 20 minutos. Dejar reposar una decena de
minutos antes de servir. Es un plato que podemos definir como curativo, ideal
en primavera. La cebada es el cereal del hígado, lo descongestiona mientras
que la ortiga lo depura.
• Tempura de borraja: Recoger una cuantas hojas de borraja, lavarlas y
secarlas. Mezclar en un bol harina integral de trigo con agua y un poco de sal
marina hasta conseguir un compuesto semilíquido. Empapar las hojas de
borraja (una por una) en la pasta y freírlas en abundante aceite de oliva
caliente. Para preparar un plato exquisito, freír también unas cuantas flores de
calabacín, previamente lavadas y pasadas por el mismo compuesto. Una vez
cocidas, rociarlas con tamari shoyu.
• Tempura de hierbas silvestres: En un bol, picar finamente las hierbas
silvestre que encontremos en nuestro jardín: acelgas, borraja, un manojo de
rucola, unas hojitas de menta, un poco de ajedrea o bien de orégano. Añadir
sal marina, harina de trigo, harina de garbanzos, semillas de girasol o de
sésamo y agua hasta obtener un compuesto que se pueda coger a cucharadas
para freír en abundante aceite de oliva. Rociar con una salsa preparada con
tamari shoyu, gengibre rallado y un poco de agua.
• Tortilla de ortigas: Lavar 500 gr de ortigas frescas y tiernas (las
sumidades) y saltearlas unos minutos en una sartén con un poco de aceite de
oliva. Salar y seguir mezclando para que no se quemen. Al mismo tiempo,
batir 4 huevos y añadir 2 cucharadas de queso parmesano rallado y 2
cucharadas de nata líquida. Cuando las ortigas estén bastante tiernas, verter
los huevos en la misma sartén y preparar la tortilla.
• Huevos especiados: Cortar por la mitad longitudinal 4 huevos duros. En
una sartén con un poco de aceite de oliva, sofreír 1 cebolla cortada finamente
hasta que quede suave y trasparente. Apartarla del fuego y añadirle un
picadillo preparado con 1 cebolla, 2 dientes de ajo, sal marina, 1 cucharadita
de gengibre ral lado, 1 de coriandro en polvo, 1 de comino picado, 1 de curry
y 1 de pimentón. Unir a todos estos componentes 250 gr de tomates maduros
y cocer la salsa tapada hasta que esté densa. Añadir entonces los huevos
duros y seguir la cocción durante 3 minutos más antes de servir. Acompañar
con pan moreno integral tostado.
• Huevos a la salvia: Lavar 30 gr de alcaparras y preparar con ellas un
picadillo con 3 dientes de ajo, 30 gr de pan mojado en zumo de limón, 2
hojas de salvia y sal. Pasar por la batidora si es necesario y verter la salsa en
un plato. Preparar 4 huevos duros y, después de haberlos dejado enfriar,
cortarlos en lonchas finas y disponerlos sobre la salsa, espolvoreando salvia
fresca picada.
• Pastel de berenjenas y albahaca: Cortar 2 berenjenas en lonchas y
rociarlas con sal marina, dejándolas reposar una hora antes de utilizarlas. En
una fuente, disponer unas cucharadas de salsa de tomate casera o bien de
tomate biológico en bote de cristal que se vende en las tiendas de
alimentación natural (es menos ácido que el tomate natural); disponer una
capa de berenjenas, cubrirla con mozzarella en lonchas, 1 cucharada de
alcaparras, 1 pizca de orégano o de tomillo, unas cucharadas de queso
parmesano rallado, abundante albahaca fresca triturada, 2 cucharadas de
aceite de oliva, 1 diente de ajo picado y, por último, la salsa de tomate.
Formar una o dos capas más. Para la receta entera se necesita un bote grande
de tomate (500 gr), que se pasará por la batidora antes de utilizarlo.
Eventualmente, añadir agua, ya que al final el pastel debe resultar jugoso.
Seitán en papillote con romero
• Berenjenas especiadas: Se trata de una receta típica árabe. Cortar en
trocitos 4 berenjenas y salarlas. Después de 20 minutos, lavarlas y secarlas
con papel de cocina. En un wok, sofreír en 4 cucharadas de aceite de oliva 2
cebollas cortadas muy finas y 1 diente de ajo picado, hasta que las cebollas
estén doradas. Añadir entonces 1/4 de cucharadita de pimienta de Cayena, 1/4
de cucharadita de clavos de especia triturados en el mismo momento y 1/4 de
cucharadita de comino en polvo. Cocer durante 2 minutos y agregar las
berenjenas, mezclando bien hasta que estén doradas. Añadir entonces 1/2 kg
de tomates maduros en trocitos, 1 cucharadita de cilandro picado, 1
cucharadita de hierbabuena fresca y 2 cucharadas de uvas pasas. Cocer a
fuego lento hasta que todo el líquido se haya evaporado. Añadir por último 2
cucharadas de perejil picado. Se puede servir caliente o frío.
• Seitán en papillote con romero: Con papel de cocina de aluminio,
confeccionar unos cuadrados de 15 cm de lado. Cortar el seitán en lonchas de
2 cm de alto. Disponer 2 lonchas en cada cuadrado, cubrirlas con zanahoria y
calabacín rallado, aliñar con aceite de oliva, ajo picado, tamari shoyu y el
líquido del seitán. Cubrir con una rama de romero y formar con el aluminio
un paquetito para ponerlo al horno. Dejar cocer unos 20 minutos.
• Grillada vegetal: En una placa de horno engrasada con aceite, disponer
separando los ingredientes por clases: rebanadas de berenjenas y de
calabacines, tomates bien rojos cortados por la mitad y cabezas de rovellones
bien limpias. Rellenar los espacios libres con pimientos rojos cortados en
tiras. Rociar todos los ingredientes con aceite de oliva en abundancia y sal.
Espolvorear con ajo y perejil picados en abundancia y con orégano seco.
Cocer al horno y cuando prácticamente las verduras están hechas (¡no secas!),
añadir lonchas de seitán y tamari shoyu (3-4 cucharadas). Dejar cocer durante
5 minutos más y servir.
Palas de chumberas
• Palas de chumberas en nituke: Recoger 2-3 palas de chumberas
jóvenes y tiernas (las hojas más pequeñas). Lavarlas, pelarlas, cortarlas en
trocitos y cocerlas unos minutos en agua, para que se pongan más tiernas. Al
mismo tiempo, sofreír una cebolla en una sartén honda, añadir sal marina y
después otros vegetales a placer como, por ejemplo, zanahorias, calabacines,
coliflor, etc. Añadir las palas, un cuarto de cucharadita de gengibre rallado, 2
cucharadas de tamari shoyu y unas hojitas de albahaca (se puede sustituir por
orégano o tomillo). Cocinar a fuego lento, evitando añadir agua, si es posible.
Los ingredientes deberían cocinarse en su propio jugo. Acompañar con
chapatis o con tortitas de maíz.
• Guisantes con menta: En el guiso de los guisantes no olvidéis echar un
buen manojo de menta piperita; añadir alguna cebolla dulce picada y una
nuez de mantequilla en el momento de servir.
• Ruibarbo al gratén: Si disponéis de ruibarbo en vuestro jardín, en el
momento en que florece hervir su gran flor en agua, como si fuese una
coliflor. Pasarla después por el horno, junto con salsa bechamel y queso, y
gratinarlo.
• Col roja estofada con manzanas: Cortar una col roja y condimentarla
con 1/4 de cucharadita de nuez moscada, 1/4 de cucharadita de canela, sal
marina, pimienta negra y 3 cucharadas de vinagre de sidra. En una olla,
fundir 25 gr de mantequilla, añadir la col, tapar y cocer durante hora y media
a fuego lento, mezclando de tanto en tanto. Añadir 4 manzanas peladas y
cortadas en cuartos y 1 cucharada de azúcar de caña. Cocer durante 30
minutos más. Servir caliente.
• Zanahorias estofadas con romero: En un poco de aceite de oliva,
saltear durante unos minutos 2 cebollas cortadas muy finamente. Añadir 4
zanahorias grandes cortadas a «cerilla», 1 cucharada de semillas de sésamo,
una rama de romero y dos hojas de laurel. Cocer unos minutos más,
mezclando. Bajar la llama, salar y dejar cocer a olla tapada durante 15
minutos. Quitar del fuego, adornar con perejil picado y servir.
Kanten de fruta fresca con menta
• Zanahorias con comino: Cortar 1 kg de zanahorias en rodajas de 1/2 cm
de ancho, disponerlas en una olla y cubrirlas con agua. Hervirlas hasta que
estén al dente. Colarlas, guardando 1 vaso del líquido de cocción. En una
olla, sofreír a fuego lento durante 10 minutos 2 dientes de ajo picados, 1/2
cucharadita de tomillo seco, 1/2 cucharadita de canela en polvo, 1/2
cucharadita de semillas de comino y 5 cucharadas de aceite de oliva. Añadir
el líquido de cocción de las zanahorias, 1 hoja de laurel y dejar hervir durante
15 minutos hasta que las salsa esté densa. Añadir las zanahorias y mezclarlas
con la salsa. Quitar la hoja de laurel y verter las zanahorias en un plato
caliente. Esparcir 1 cucharadita de zumo de limón por encima y servir
caliente.

Postres
• Kanten de fruta fresca con menta: En un bol de cristal, poner en el
fondo unas cuantas hojas de menta piperita fresca. Formar capas de fruta
fresca eligiendo colores agradables: una capa de fresas cortadas en trocitos, 1
capa de piña, 1 capa de kiwi, y volver a empezar hasta llenar el bol. Llevar a
hervor 1 litro de zumo de manzana biológico con la piel de 1 limón y 1
cucharada de miel. Añadir 3 cucharadas de agar-agar en copos y dejar cocer
durante 4 minutos más, hasta que el alga esté completamente disuelta.
Echar el líquido caliente en el bol por encima de la fruta cortada y dejar
enfriar en la nevera hasta que la gelatina haya cuajado. Quitar el postre del
molde y servir frío. Es un postre delicioso y de muy buena presencia; ideal en
los calurosos días del verano, ya que tanto el agar-agar como la menta
refrescan.
• Kanten de fruta cocida con menta: Cortar en trocitos 2 manzanas
golden y 3 peras. Ponerlas en un cazo a hervir junto con 1 litro de zumo de
manzana biológico, 1/2 rama de canela, 1/2 vaina de vainilla y 2 cucharadas
de concentrado de manzana (de venta en tiendas de dietética). Cocer durante
15 minutos, añadir 3 cucharadas de agar-agar en copos, mezclar y dejar hervir
durante 5 minutos más. Apagar el fuego, echar unas cuantas hojas de menta
piperita fresca y verter todo en un bol de cristal. Dejar enfriar y servir bien
frío. Este postre tiene verdaderas propiedades terapéuticas; aparte de que
puede ser incluido en las dietas más estrictas, es óptimo remedio en casos de
estreñimiento. Lo aconsejo siempre a las mujeres embarazadas que
fácilmente padecen este trastorno, y en las dietas desintoxicantes y
depurativas.
Plum cake especiado y té moro con hierbabuena
• Cake alemán especiado: Calentar el horno a 190°. Batir 3 huevos
enteros con 175 gr de azúcar moreno integral. Añadir 125 gr de almendras
picadas, 300 ml de miel, la piel rallada de 1/2 limón y la de 1/2 naranja, 50 gr
de fruta confitada, 1/4 de cucharadita de clavos de especia picados, 1/2
cucharadita de canela en polvo, 1/4 de cucharadita de nuez moscada rallada,
300 gr de harina y 1 cucharadita de levadura en polvo. Amalgamar bien los
ingredientes y verter el compuesto en un molde de 20 cm de diámetro,
engrasado previamente con mantequilla. Cocinar en el horno durante 40-45
minutos. Dejar enfriar en el molde mismo, antes de disponerlo en un plato.
• Galletas de chocolate con canela: Calentar el horno a 180°. Batir 225 gr
de mantequilla; añadir poco a poco 125 gr de azúcar integral de caña, después
225 gr de harina ya mezclada con levadura en polvo, 50 gr de cacao en polvo
y 3/4 de cucharadita de canela en polvo. Amalgamar y añadir 1 cucharadita
de extracto de vainilla. Formar unas bolitas de la dimensión de una cucharada
cada una, disponerlas sobre la placa del horno previamente engrasada con
mantequilla y aplastarlas con un tenedor. Hornear durante 12 minutos. Dejar
enfriar las galletas antes de quitarlas de la placa.
• Galletas al gengibre: Calentar el horno a 200°. Mezclar 75 gr de
mantequilla fundida con 50 gr de azúcar moreno y 1 cucharadita de gengibre.
Aparte, montar a punto de nieve bien firme las claras de 4 huevos y añadirlas
a la pasta anterior, delicadamente. Con una cucharadita hacer caer unas
bolitas de pasta sobre la placa del horno engrasada con mantequilla, dejando
espacio entre una y otra. Aplastarlas ligeramente con el dedo. Cocer durante
3-5 minutos hasta que estén doradas. Enfriar las galletas. Montar 250 ml de
nata, añadirle 1 cucharada de madeira y 2 cucharadas de gengibre; sumergir
las galletas en la nata y servir.
• Muffins de manzanas y especias: Calentar el horno a 230°. Mezclar una
pizca de sal marina con 225 gr de harina semi-integral, 2 cucharaditas de
levadura en polvo, 50 gr de azúcar de caña, 1/4 de cucharadita de pimienta en
polvo, 1/4 de cucharadita de nuez moscada rallada, 1/2 cucharadita de canela
en polvo. Batir aparte 2 huevos enteros, añadirles 50 gr de mantequilla
fundida, 150 ml de suero de leche y 1 cucharada de zumo de limón. Añadir
este último compuesto al primero de harina. Empastar delicadamente y añadir
2 manzanas ralladas. Verter el compuesto en moldes para magdalenas y
cocinar al horno durante 15-20 minutos. Dejar enfriar 5 minutos antes de
servir. Este postre, servido aun caliente y acompañado por nata montada, es
excepcional.
• Migas de fruta al cilantro: Calentar el horno a 180°. En una bandeja
para horno, previamente engrasada con mantequilla, disponer 700 gr de
manzanas peladas y cortadas en rodajas finas y 225 gr de moras silvestres.
Cubrir con 2 cucharadas de azúcar de caña y 1 cucharadita de canela en
polvo. En un bol, verter 225 gr de harina, 125 gr de azúcar de caña y 125 gr
de mantequilla; empastar hasta que la pasta no tenga el aspecto de migas de
pan. Añadir entonces 2 cucharaditas de cilantro molido (semillas). Verter este
empasto sobre la fruta y hornear durante 45 minutos. Servir caliente.
• Compota de ruibarbo y gengibre: En una olla pequeña, disolver 225 gr
de azúcar moreno en 125 ml de agua. Llevar a hervor, añadir 1kg de ruibarbo
cortado en trocitos de 5 cm, 250 ml de ginebra, 1 cucharada de piel de
naranja rallada, 1/4 de cucharadita de nuez moscada rallada, 1/2 cucharadita
de gengibre rallado. Cocer hasta que el ruibarbo esté tierno, colarlo y
disponerlo entonces en un plato. Hervir nuevamente el líquido de cocción
hasta reducirlo en 1/3. Verterlo sobre el ruibarbo, mezclando
cuidadosamente, esparcir por encima 1 cucharada de gengibre rallado y dejar
enfriar en la nevera durante 30 minutos antes de servir.
• Naranjas a la canela: En un plato, disponer 4 naranjas cortadas en
rodajas; esparcir por encima 2 cucharaditas de azúcar de caña, 1 cucharadita
de canela en polvo y 2 cucharadas de licor aromatizado a la naranja. Poner en
la nevera durante 30 minutos antes de servir.
• Peras al horno con cardamomo: Calentar el horno a 180°. En una
bandeja para horno, previamente engrasada con mantequilla, disponer 3 peras
peladas y cortadas en rodajas. Verter por encima 2 cucharadas de azúcar
moreno, 125 ml de licor aromatizado a la naranja y 2 cucharaditas de
cardamomo en polvo. Cocer en el horno durante 35-40 minutos, hasta que las
peras estén tiernas. Dejar enfriar y servirlo a temperatura ambiente, en copas
con un poco de nata montada.
• Crema rosa: Dejar hervir 100 gr de pétalos de rosas rojas en 1/2 litro de
agua durante 10 minutos. Dejar en infusión durante 15 minutos, filtrar y
añadir luego 1/2 litro de nata líquida. Endulzar con azúcar de caña. Dejar
calentar todo y al primer hervor apagar el fuego. Añadir 6 yemas de huevo
batidas y mezclar bien con una cuchara de madera. Verter la crema en copas
de cristal y servir muy fría acompañada, si es posible, de galletas de color
rosa (el jugo de remolacha es un colorante natural que proporciona
tonalidades rojorosa).
• Crema a las flores de azahar: Hervir 1 litro de leche, endulzar y apagar
el fuego. Diluir en la leche 6 yemas y 2 claras de huevo bien batidas; añadir 3
cucharadas de flores de azahar. Servir muy fría, preferentemente por la
noche, ya que esta crema, además de ser particularmente perfumada, relaja y
concilia el sueño.
• «Amasake tangerine dream»: En un cazo, hervir durante unos minutos
una taza de amasake con una taza de zumo de manzana biológico (si se quiere
más líquido se puede añadir más zumo), un trocito de canela en rama (5 cm)
y media vaina de vainilla. Apagar el fuego, servir en una taza y añadir la
punta de una cucharadita de gengibre rallado. Es un postre fácil y altamente
nutritivo; el amasake, un tipo de arroz dulce fermentado, en Japón es
alimento reservado a las mujeres que amamantan y a los niños en época de
crecimiento. Se encuentra en tiendas de alimentación natural.
La presencia de la canela y, sobre todo, del gengibre hacen de este postre
un alimento-medicina ideal para los que padecen trastornos circulatorios y
para los que se encuentra débiles, convalecientes y bajos de energía.
• Miel rosada: En medio litro de agua hirviendo, echar 100 gr de pétalos
de rosa roja. Dejar hervir durante 10 minutos y reposar luego 10 minutos
más. Filtrar la infusión, unir 700 gr de miel pura de muy buena calidad,
mezclar y guardar en tarros de cristal con cierre hermético. Podéis usarlo para
endulzar las tisanas o bien para practicar gárgaras en casos de anginas,
diluyéndolo en agua tibia. Restregado suavemente, con los dedos limpios,
sobre las encías de los bebés en época de dentición les aporta un alivio
inmediato; es una óptima alternativa a los dudosos productos químicos que
persiguen este fin.

Licores y vinos
A pesar que muchas de las siguientes recetas, al haber sido confeccionadas
a partir de plantas medicinales, podrían haberse incluido en las preparaciones
terapéuticas señaladas anteriormente, su contenido en droga es más bajo
respecto a aquellas, por lo cual más que para curar las usaremos para prevenir
o bien para obtener un efecto más suave. La mayoría de ellas son placenteras
al paladar, por lo cual constituyen una sorpresa agradable a reservar a los
amigos en las más diversas ocasiones. Por estar preparadas a partir de
elementos naturales, azúcar integral, etc., son un válido sustituto de los
amaros y de los licores que se hallan en el comercio, que bien poco conservan
de sus recetas originales y suelen ser puras mezclas de aromas artificiales,
colorantes y azúcares. Personalmente no consumo alcohol pero he creído
interesante reunir estas recetas, muchas de ellas tradicionales y conocidas
actualmente en una versión industrial que nada conserva de los ingredientes
originales. Leer atentamente en el capítulo 1 las advertencias sobre el uso del
alcohol y la manera de rebajarlo cuando se precisa.
• Licor de menta: En 600 gr de alcohol de 60°, verter 50 hojas de menta
secas y dejarlas macerar durante 1 semana. Preparar un jarabe hirviendo en
165 gr de agua, 335 gr de azúcar y añadirlo, una vez frío, a la maceración
anterior. Filtrar y guardar en botellas. Diluido con agua y hielo, proporciona
en el verano una bebida refrescante y digestiva.
• Licor de nueces: En un tarro de cristal, poner a macerar 500 gr de
nueces verdes tiernas en 500 gr de alcohol de 60° y 500 gr de agua. Dejar el
tarro al sol durante 45 días y transcurrido este tiempo añadir a la maceración
4 gr de canela en rama, 20 gr de pétalos de rosa roja desecados, 10 gr de
semillas de hinojo y 4 gr de clavo de especia. Dejar reposar el licor a la
sombra durante 5 días más. Filtrar.
• Licor de rosas: Anotar el peso de un tarro de cristal y verter en él capas
de pétalos de rosas rojas y perfumadas, que no estén todavía abiertas del todo.
Formar capas y entre un estrato y otro verter un abundante puñado de azúcar
moreno. Tapar el recipiente y dejarlo al sol durante 10 días. Pesar de nuevo el
tarro lleno y añadir el equivalente del peso del contenido en alcohol de 80°.
Después de 3 días, filtrar con papel de filtro y guardar en una botella. Volver
a poner en el tarro los pétalos utilizados anteriormente, cubrirlos apenas con
alcohol de 80° y filtrar al cabo de 2 días. Añadir este líquido a la precedente
preparación. Este licor se conserva mucho tiempo y constituye una auténtica
receta de hadas.
• Elixir de rosas: Elegir 15 gr de rosas muy perfumadas y trabajarlas en
un mortero junto con 3-4 cucharadas de azúcar, hasta obtener una pasta.
Añadir 400 gr de alcohol de 95° y dejar macear el compuesto durante 10 días
en un tarro cerrado herméticamente, agitándolo cada día. Añadir entonces
azúcar (en total usaremos 350 gr de azúcar) y 350 gr de agua. Dejar macerar
1 semana, agitando de vez en cuando, filtrar y embotellar. Esperar un mínimo
de dos meses antes de consumirlo.
• Ratafía de rosas: Preparar una infusión con 150 gr de pétalos de rosas,
frescos y muy perfumados, en 350 gr de agua hirviendo. Dejar reposar 1-2
días, filtrar y añadir 350 gr de alcohol de 95°, 250 gr de azúcar moreno, 1 gr
de corteza de canela y 1 gr de coriandro. Esperar 12 días y volver a filtrar
hasta que la ratafía se vuelva límpida. Guardar en una botella de cristal y
servir como tónico.
• Licor de tilo para pastelería: En medio litro de alcohol de 60°
mezclado con 1 litro de agua destilada, dejar macerar durante 10 días: 40 gr
de flores de tilo, 10 gr de té, 2 gr de raíz de gladiolo, 2 gr de vainilla, 1 gr de
nuez moscada, 10 gr de pieles frescas de membrillo. Agitar cada día. Filtrar y
dejar descansar 3 meses antes de utilizar.
• Tintura de vainilla: En medio litro de alcohol de 90°, dejar macerar
durante 15 días 15 gr de vainilla natural en rama. Filtrar. Utilizar para
perfumar tartas y pasteles en sustitución de la vainilina química comercial.
• Curaçao: Cortar en trocitos 25 gr de piel de naranja (solamente la parte
anaranjada) y dejarla macerar en 350 gr de agua caliente durante 1 día. Filtrar
y guardar el líquido en un recipiente cerrado. La piel se deja macerar junto a
1 gr de corteza de canela y 1 clavo de especia en 400 gr de alcohol de 95°
durante 15 días, agitando cada día. Preparar entonces un jarabe con 280 gr de
azúcar y el agua de infusión de las pieles de naranja y añadirlo a la
maceración. Dejar descansar 1 día, filtrar y embotellar. Servir después de
algunos meses.
• Licor de Marco Polo: Durante 15 días, dejar macerar en 350 gr de
alcohol de 95° los siguientes ingredientes previamente triturados en un
mortero: 3 gr de anís estrellado, 1/3 de vaina de vainilla y 10 gr de karkadé.
Añadir 400 gr de azúcar disuelto al baño maría en 350 gr de agua y mezclar.
Dejar descansar 1 día más, filtrar y embotellar. Consumido después de las
comidas, ayuda a hacer la digestión.
• Elixir inglés: En un tarro cerrado herméticamente, dejar macerar durante
10 días: 5 gr de hojas de menta, 3 gr de hojas de melisa, 1,5 gr de coriandro,
1,5 gr de corteza de canela, 1,5 gr de nuez moscada, la piel de un limón y 350
gr de alcohol de 95°. Agitar dos veces por día. Añadir 400 gr de azúcar
disuelto en 350 gr de agua y dejar reposar durante 5 días más. Filtrar y
embotellar. Consumir después de unos meses.
• Amaro alemán: En 350 gr de alcohol de 95°, dejar macerar durante 15
días 5 gr de valeriana, 5 gr de ajenjo, 10 gr de menta, 5 gr de gengibre y 5 gr
de centáurea. Mezclar y filtrar. Verter 300 gr de agua caliente sobre la piel de
una naranja amarga y dejarla en infusión durante 8 horas, luego filtrar y
añadir 350 gr de azúcar, calentando todo para obtener un jarabe. Una vez frío,
añadirlo a la maceración alcohólica ya filtrada. Esperar un día y embotellar,
dejándolo descansar 3 meses antes de consumirlo. Es un óptimo aperitivo y
digestivo.
• Licor ruso: En un mortero, machacar 2 gr de corteza de canela, 2,5 gr de
angélica, 2 gr de anís estrellado, 1 gr de clavos de especia, 1 gr de raíz de
genciana, 1 gr de cálamo aromático y luego dejar macerar el compuesto en un
tarro cerrado herméticamente, durante 1 semana, en 100 gr de alcohol de 95°
y 100 gr de agua. Añadir entonces 220 gr de alcohol, 1/2 vaso de vino rojo y
un jarabe obtenido calentando 350 gr de azúcar en 350 gr de agua.
Embotellar y consumir después de 6 meses.
• Licor de anís: Macerar durante 6 semanas 40 gr de semillas de anís
machacadas, 1gr de canela y 500 gr de azúcar moreno en 1 litro de orujo.
Filtrar. 1 copita después de comer.
• Licor de manzanas: En un cazo pequeño, preparar un jarabe con 300 gr
de azúcar y 500 gr de agua. En cuanto el jarabe esté frío, verterlo en un tarro
con cierre hermético junto a 130 gr de semillas de manzana y 500 gr de
alcohol de 95°. Dejar reposar durante 2 meses, agitándolo de vez en cuando.
Filtrar, embotellar y utilizar como digestivo.
• Ratafía de naranja: Durante 5 días, dejar macerar en 200 gr de alcohol
50 gr de pétalos de naranja frescos, mezclándolo dos veces cada día. Filtrar y
añadir 300 gr de azúcar previamente disuelto en 400 gr de agua (al baño
maría) y 150 gr de alcohol. Dejar reposar 1 día y filtrar. Es un óptimo licor
perfumado, ideal para tomar por la noche, como relajante suave.
• Nocino («nuecito»): Licor típico de la tradición italiana, el nocino
debería pepararse con nueces pequeñas y verdes recogidas la noche de San
Juan. Cortar en 4 partes 19 nueces y ponerlas en un tarro con 350 gr de
alcohol de 95°. El día después añadir 4 clavos de especia, 2 gr de corteza de
canela y la piel de 3 limones (solamente la parte amarilla). Cerrar y dejar en
maceración hasta el día 3 de agosto, agitando 3 veces al día. Filtrar y añadir
500 gr de azúcar previamente disuelto en 300 gr de agua al baño maría. Dejar
enfriar y embotellar. Esperar 3 meses antes de consumirlo como digestivo.
• Elixir al café: En un tarro de cierre hermético, dejar macerar durante 3-4
días 2 vainas de vainilla en 250 gr de alcohol de 95°. El cuarto día, preparar
una infusión de café con 100 gr de café en 400 gr de agua e ir disolviendo en
ella poco a poco 500 gr de azúcar. Filtrar el macerado y añadir la infusión de
café. Dejar reposar 1 día, filtrar y embotellar. Consumir en dosis pequeñas
como tónico. No es aconsejable para las personas nerviosas.
• Lemoncito: En un tarro de cierre hermético, dejar macerar durante 15
días la piel de un limón (solamente la parte amarilla) y 16 hojas de limonero
en 1/2 litro de alcohol de 95°. Mantener en lugar oscuro, agitándolo cada día.
Transcurrido este tiempo, añadir 1/2 litro de agua mezclada con el zumo de
un limón y 400 gr de azúcar. Dejar reposar durante un día. Filtrar y
embotellar. Después de 1 mes se puede consumir como digestivo después de
las comidas o bien frío, como licor refrescante.
• Ambrosía: En un mortero, machacar 3 gr de coriandro, 1 gr de anís
estrellado, 3 clavos de especia y 1/2 gr de semillas de angélica. Verter las
especias en un tarro de cristal y dejarlas macerar en 250 gr de alcohol de 70°,
mezclando 2 veces al día, durante 10 días.
Abrir el tarro y añadir 400 gr de vino blanco seco y viejo. Cerrar y dejar
macerar 10 días más. Volver a abrir el tarro, añadir 400 gr de azúcar, mezclar
y cerrar, dejando reposar durante 5 días más. Filtrar y embotellar.
• Quina: En un tarro de cierre hermético, dejar macerar durante 2 semanas
40 gr de corteza de quina y 4 gr de piel de naranja amarga (solamente la parte
anaranjada) en 150 gr de alcohol de 95° y 50 gr de agua. Filtrar, pasar el
líquido a un tarro más grande, añadir 350 gr de alcohol y un jarabe preparado
calentando al baño maría 500 gr de azúcar en 450 gr de agua. Mezclar, cerrar
el tarro y dejar descansar durante 15 días más. Volver a filtrar y embotellar
sellando con lacre. Consumir después de 3 meses.
• Milhojas: En un mortero, machacar 1 gr de flores de lavanda, 1 gr de
flores de tomillo, 1 gr de menta piperita, 1 gr de cardamomo, 1 gr de clavos
de especia, 1 gr de mejorana, 1 gr de vainilla, 1 gr de nuez moscada y 1 gr de
coriandro. Dejarlo macerar en un tarro de cristal junto a 180 gr de alcohol de
95° durante 10 días, agitando 2 veces al día. Filtrar hasta que el líquido se
vuelva transparente y añadir una mezcla de 500 gr de azúcar y 500 gr de agua
hasta conseguir una amalgama perfecta. Embotellar y sellar con lacre.
Consumir después de 6 meses.
• Cassis: Dejar macerar en 1 litro de orujo 300 gr de bayas de grosella
negra durante 30 días junto con 1/2 rama de canela, 250 gr de azúcar de caña
y 3 clavos de especia. Agitar cada día. Antes de filtrar, machacar bien la
grosella con una cuchara de madera y exprimirlo todo a través de un lienzo
de lino. Guardar en botellas.
• Licor de ajenjo: En un mortero, machacar 10 gr de ajenjo, 3,5 gr de
menta piperita, 45 gr de anís, 40 gr de hinojo, 15 gr de coriandro y poner la
mezcla a macerar en 400 gr de alcohol de 95° durante 10 días. Añadir
entonces 300 gr de azúcar y 400 gr de agua, dejar reposar 1 día, filtrar y
embotellar. Después de 6 meses el licor estará listo para ser consumido como
aperitivo o como digestivo.
• Licor de hinojo: En un mortero, machacar 10 gr de semillas de hinojo,
10 gr de semillas de anís, 10 gr de comino y 10 gr de coriandro, dejando
macerar luego la mezcla en 120 gr de alcohol de 95° durante 20 días. Agitar 2
veces por día. Después de haber filtrado la maceración, añadir 1 litro de vino
blanco seco en el cual se habrán disuelto anteriormente 50 gr de azúcar. Dejar
reposar 1/2 día y filtrar. Se tomará después de las comidas media copita,
como carminativo, digestivo y diurético. Consumir frío.
• Licor de albahaca: En un tarro de cierre hermético, dejar macerar
durante 30 días 30 hojas tiernas de albahaca y una hoja grande de aloe
cortada en trocitos, en 100 cc de alcohol de 96°. El alcohol debe cubrir las
plantas. Transcurrido este tiempo, calentar 1 litro de orujo y disolver en él
400 gr de azúcar moreno. Añadir el orujo a la maceración precedente,
macerando durante 90 días más. Filtar y decantar varias veces hasta que
quede transparente.
• Licor calmante: En 2 litros de orujo, dejar macerar durante 15 días las
siguientes plantas: 10 gr de bayas de enebro, 10 gr de anís estrellado, 8 gr de
comino, 25 gr de flores de manzanilla, 20 gr de piel de limón, 20 gr de piel de
naranja y 15 gr de cálamo aromático. Añadir un jarabe preparado con 250 gr
de azúcar calentado en 250 gr de agua y, después de unas horas, filtrar y
embotellar. Emplearlo en casos de estrés, media copita al día después de las
comidas principales.
• Licor de genciana: Dejar macerar durante 10 días 30 gr de genciana, 10
gr de enebro (bayas), 10 gr de piel de naranja amarga (parte anaranjada), 5 gr
de menta piperita, 2,5 gr de frutos de hinojo y 2,5 gr de salvia en 80 ml de
alcohol y 1 litro de vino blanco seco. Rvolver cada día con una cuchara de
madera. Transcurrido el tiempo, filtrar y añadir 50 gr de miel. Consumir
después de 3 meses, 1/2 copita después de las comidas principales: es un
buen regulador del hígado y del bazo. Desaconsejado durante el embarazo.
• Marsala a las hierbas: En un mortero, machacar 5 gr de corteza de
quina, 5 gr de raíz de genciana, 2 gr de canela en rama y 2 gr de frutos de anís
verde. Poner los ingredientes a macerar en 1 litro de vino de Marsala durante
10 días. Filtrar y embotellar. Tónico y estomacal, este vino está
particularmente indicado para quien sufre de digestión lenta.
• Grapa con miel y menta: Dejar macerar en 1 litro de grapa durante 40
días 30 hojas de menta y 40 gr de miel. Mantener el tarro expuesto al sol y
agitarlo de vez en cuando. Filtrar y embotellar. Se obtendrá un licor de gusto
singular y particularmente perfumado, óptimo además para aliviar los
trastornos de la garganta y de los bronquios.
• Grapa de melisa: Dejar macerar durante 21 días en 1 litro de grapa
varias ramas de melisa fresca y 5 cucharadas de miel. Filtrar y embotellar.
Ademas de ser digestiva, esta grapa es un excelente calmante en casos de
calambres estomacales y de migrañas.
• Grapa a la tila: Durante 21 días, dejar macerar en 1 litro de grapa 4 gr
de flores de tila, 10 gr de té chino, 2 gr de vainilla, 1 gr de nuez moscada y 10
gr de piel de manzana, agitando el preparado. Filtrar, embotellar y usar como
tónico después de las comidas.
• Grapa de frambuesas: En un tarro de cierre hermético, verter en el
fondo 2 manojos abundantes de frambuesas maduras, 2 clavos de especia, 3
gr de canela en rama, 4 cucharadas de miel disuelta al baño maría y por fin,
lentamente, 1 litro de grapa. No mezclar, poner el tarro al sol durante 2
meses.
• Grapa de arándanos: Machacar ligeramente con las manos 100 gr de
arándanos y ponerlos en 1 tarro de cristal junto con 30 gr de azúcar. Cubrir
con 1 litro de grapa y exponer el tarro al sol durante 6 semanas, agitándolo 2
veces por semana. Este licor tiene excelentes propiedades tónicas.
• Vino de las 5 hierbas: En un mortero, machacar 30 gr de frutos de anís,
15 gr de frutos de hinojo, 5 gr de hojas de eucalipto, 5 gr de hojas de salvia,
20 gr de raíz de regaliz, y dejar macerar todos estos ingredientes durante 10
días en 1 litro de vino blanco de Jerez. Filtrar y guardar en botellas. En casos
de tos, consumir 4-5 cucharadas lejos de las comidas.
• «Vin brulé»: En un recipiente, llevar a hervor 5 gr de canela, 2 clavos de
especia, 2-3 bayas de enebro y la piel de un limón (parte amarilla) en 500 ml
de vino rojo. Al primer hervor, pasar una cerilla encendida sobre el vapor
para quemar el alcohol, apagar el fuego y añadir miel. Filtrar y servir bien
caliente. 1 copita como prevención y cura de resfriados y gripe.
Capítulo 3
ecología y belleza

«Si tengo que daros un consejo práctico para vivir muchos


años permaneciendo jóvenes, bellos y felices, os diré: En
todo momento casaros con la naturaleza, acostaros en su
cama, aunque esté llena de ortigas además de rosas,
seguidla paso a paso como si fuera una esposa querida y
no la traicionéis. Aprended a respirar su aliento y a seguir
el ritmo de sus estaciones. Espiadla a cada instante.
Pasead lentamente por los caminos para observar el
pájaro sobre el árbol y la florecita en el campo. Masticad
lentamente la manzana recién cogida y bebed siempre
despacio el vino nuevo. Y, de vez en cuando, paraos a
pensar en el pájaro, la florecita, la manzana y el vino
nuevo, porque son pensamientos serenos que enternecen y
hacen bien a la piel».
(Maurice Messegué)

en el actual momento histórico, la palabra ecología toma una importancia


particularmente destacada; no la podemos separar de la búsqueda de nuestro
bienestar físico, ni tampoco de nuestra búsqueda espiritual. No podemos
llamarnos «naturistas» o considerarnos «seres en camino espirituales» sin ser
a la vez ecologistas. Los alimentos, las plantas medicinales, el agua, el aire, el
mismo sol, todos los elementos que han constituido las bases de la terapia
natural, y a menudo de la comunión del hombre con Dios, están siendo
seriamente comprometidos. Hablar de naturopatía en el umbral del año 2000
es a la vez insistir en usar exclusivamente plantas y alimentos de procedencia
biológica, rechazar en todo lo que podamos los productos químicos y
manipulados que participan en la progresiva destrucción del ambiente,
aprender a respetar los elementos naturales, porque es nuestra acción de hoy
la que condiciona su estado de mañana. Es necesario que la poca información
que existe se extienda hasta concienciar a aquella gran parte de la humanidad
que, como dormida, no se da cuenta de que nos ha sido confiado un planeta
maravilloso y que estamos acabando con él. Tener una conciencia ecológica
en nuestro tiempo es también parte de nuestra búsqueda espiritual; no
podemos mirar al cielo sin antes haber cuidado de la tierra. Tener una
conciencia ecológica, significa «estar atentos», actuar en todos los aspectos
de la vida, hasta en los más aparentemente superfluos, como puede ser el
tema que sigue, la belleza física, con la certidumbre de que estamos haciendo
todo lo posible por salvaguardar este hogar para las generaciones que nos
siguen.
Antes de proponer recetas y fórmulas he considerado importante explicar
porqué elegir una cosmética natural o bien productos ecológicos para
mantener limpia la casa, advirtiendo de lo que supone seguir ignorando lo
que nos impone un consumismo sin conciencia. Volver a la naturaleza y a sus
recursos, si por ahora es algo bonito y divertido para pocas personas, pronto
será una necesidad imperiosa para todos aquellos que quieran poner su
granito de arena en la construcción de un mundo mejor.

hacia una cosmética consciente


En la época en que estamos viviendo, la palabra cosmética tiene un
significado completamente distinto del que podía tener en el pasado o, por lo
menos, tiene que despertar en todos nosotros una conciencia nueva. En el
umbral del año 2000, la cosmética también debe emplearse necesariamente
según las más estrictas leyes del respeto a la naturaleza y al ambiente. Una
cosmética natural no es una forma de ahorrar sustituyendo por una yema de
huevo una costosa mascarilla firmada «Beauty farm» (o lo que sea), sino una
forma consciente de actuar en todos los aspectos de la vida. Tenemos que
empezar a vernos como seres totales, no podemos alimentar nuestro
estómago con alimentos puros y biológicos y ponernos sobre la piel
productos que pueden comprometer seriamente nuestra salud. Nunca
deberemos aplicar al exterior de nuestro organismo lo que no juzgamos apto
para el interior. En otras palabras, habría que nutrir nuestra piel con los
mismos alimentos con los que alimentamos nuestro organismo. Un cosmético
verdaderamente natural y ecológico debería poderse comer, o sea, no debería
presentar ni la más leve toxicidad, respetando la tesis de que solamente es
bueno por fuera lo que es bueno por dentro.
Por otra parte, si somos sensibles a temas ecológicos y queremos
comprometernos todo lo que podamos en respetar la naturaleza evitando al
máximo productos químicos y contaminantes, también en lo que concierne a
nuestro cuidado físico debemos rechazar la cosmética dura y agresiva de los
laboratorios químicos.
Las bases de una cosmética natural son ingredientes naturales,
prácticamente todos ellos de procedencia vegetal (raramente se utilizan
pequeñas partes de minerales) como aceites vegetales de primera presión,
oleomacerados, aceites esenciales, preparaciones obtenidas a partir de plantas
medicinales, arcilla, ceras vírgenes, etc. No se emplearán ni colorantes ni
conservantes de procedencia química ni tampoco perfumes, sustituyéndose
tales sustancias por aceites esenciales de uso alimentario que, además de
proporcionar un aroma tan agradable como el más exquisito perfume
sintético, actúan como conservantes gracias a su natural propiedad
antiséptica.
Hay también otro hecho que tendría que hacernos reflexionar, si nos
consideramos seres humanos sensibles y evolucionados. Prácticamente todos
los productos que compramos en perfumerías, droguerías o farmacias han
sido probados con animales por lo menos una vez, durante su proceso de
fabricación. Si la etiqueta no indica lo contrario llevando la inscripción «No
probado sobre animales», el cosmético ha sido sometido a estos tipos de
pruebas, llegándose a cobrar cada año millones de víctimas sacrificadas en
nombre de la «belleza».
La negligencia con que se fabrican los cosméticos, a partir de ingredientes
tóxicos y dañinos, y la escasa información de los riesgos sanitarios de los
mismos han inducido a la Comunidad Europea a exigir las pruebas; es
escandaloso, por ejemplo, constatar que en el 56% de los cosméticos
procedentes de Estados Unidos la información sanitaria es nula, y que
solamente el 2% dispone de una información completa.
• Las pruebas sobre animales suelen ser de tres tipos:
1 – Toxicidad: Esta prueba sirve para determinar la «dosis mortal». Se
alimenta a un grupo de animales con la sustancia sometida a ensayo
(pintalabios, jabón, etc.) hasta que la mitad de ellos mueren.
2 – Irritación cutánea: Para determinar las reacciones negativas de la piel
a una sustancia determinada, la piel de los animales es afeitada y se les
aplican productos que la contienen (perfumes, desodorantes, cremas
hidratantes, etc.)
3 – Irritación ocular: Se vierten en las córneas de los animales gotas del
producto en cuestión. Los conejos son usualmente las víctimas de estas
pruebas ya que su córnea no puede eliminar la sustancia introducida, que
suele ser champú, lacas para el pelo, etc. Durante esta prueba, considerada de
las más crueles, los animales deben permanecer en estado de plena
consciencia y someterse a largos períodos de aplicación.
Aparte de los ratones, conejos, monos, gatos y perros sacrificados para
determinar las reacciones alérgicas, no debemos olvidar otros animales como
tortugas, visones (de ellos se extraen preciados aceites) y ballenas (el perfume
conocido como «ámbar» se extrae del macho de ballena), víctimas inocentes
de una cosmética sin conciencia.
Pero, además, ¿vale la pena toda esta matanza? En realidad, la
experimentación sobre animales no llega a detectar los efectos cancerígenos a
largo plazo, que no se asocian a la aplicación del producto. Tal es el caso, por
ejemplo, del conservante formaldehido, verdadero veneno de uso cotidiano.
Como se detalla en el apartado «¿Qué hay dentro de los cosméticos?», las
pruebas sobre animales seguirán siendo necesarias mientras se utilicen
materias primas más o menos peligrosas, alergénicas y tóxicas. La única
forma de evitar el sacrificio de animales es rechazar la cosmética de química
dura y apoyar aquella natural que no necesita ni ingredientes animales ni
experimentaciones con ellos.

¿Cosméticos químicos o naturales?


A lo largo de la historia, las mujeres han usado para embellecer su piel
todo tipo de productos y alimentos. Desde el barro a varias especies de grasa
para defenderla de los insectos, hasta los más delicados ungüentos para
suavizarla y perfumarla. El arte de cuidar el propio cuerpo fue conocido por
las más lejanas civilizaciones, aunque en un principio el uso de decoraciones
o de sustancias para el cuidado del cuerpo tenía un significado ritual o
religioso. Este arte se extendía no solamente a la mujeres, sino a todos los
seres, independientemente del sexo y de la edad. Civilizaciones como los
mayas, los egipcios y los indios norteamericanos atestiguan esta afirmación.
Hoy día, la industria cosmética es seguramente una de las actividades más
productivas, considerando el bajo coste de las materias primas (usadas en
cantidades prácticamente «homeopáticas») y los precios a los cuales se
venden los productos elaborados. Una crema hidratante normal puede
contener un 10% entre aceites, proteínas, vitaminas, extractos vegetales o
animales, etc., y ¡un 90% de agua! Esto sin contar la cantidad de productos
químicos, conservantes, colorantes, etc. contenidos en estos productos para
conseguir los colores más modernos y un olor agradable. Algunos de los
cosméticos comerciales más costosos contienen ingredientes nocivos y, a
pesar de esto, gracias a la enorme publicidad de que disponen, son los más
vendidos.
Es suficiente una pequeña reflexión: si las industrias alimentarias no tienen
escrúpulo alguno en destinar al publico más indefenso, los niños, una
cantidad de productos (golosinas, chucherías, etc.) que son un verdadero
atentado contra su salud y su desarrollo físico, ¿qué control puede pedirse a la
industria cosmética, que es algo más fútil y caprichoso? Los cosméticos
industriales son una mezcla de productos de laboratorio, incluso cuando
quieren ponerse una fachada «naturista» que es usada a menudo para crear
más atractivo y seguir una moda que lo impone. En realidad la sustancia
natural que pretenden contener (flores, fruta, etc.) es prácticamente
inexistente ya que dicha sustancia no es utilizada directamente, sino tratada y
sometida a múltiples fases de refinado. Por ejemplo, del aceite de oliva se
obtiene el olivolato de etilo; de las almendras, el amigdalato, y del aguacate,
el perseato.
Los colorantes más peligrosos se encuentran en los pintalabios y en los
productos destinados al maquillaje. Es ahí donde encontramos colorantes
sospechosos de ser cancerígenos, como el E123 (rojo) prohibido en casi todos
los países europeos pero no en España; el E124, el E122, etc., todos ellos
acusados de desencadenar alergias.
Existe también una vasta categoría de aditivos minerales que quizás son
más peligrosos aún porque derivan del petróleo, como la parafina, el aceite de
vaselina hilante, etc. Los aceites minerales son largamente empleados en
cosmética porque resultan mucho más baratos que los vegetales; derivan del
petróleo, eliminan vitaminas y minerales del organismo cuando son usados
como laxantes o alimentos de régimen y son seriamente sospechosos de ser
cancerígenos. Cuando un aceite mineral está incluido en los cosméticos,
normalmente en las cremas, no es absorbido sino que se deposita sobre la piel
obstruyendo los poros y dañándola a causa de sus propiedades desecantes.
¿No es quizás el caso de decir irónicamente: «guapas a morir»?
Hace unos años, en el laboratorio de merceología de la Universidad de
Bolonia, se hicieron unas investigaciones para verificar los ingredientes de
muchos productos cosméticos. En líneas generales, se han encontrado en
todos ellos sustancias muy sencillas: mucha agua, pequeñas cantidades de
grasa, muchos densificantes, emulsionantes y aditivos. La impresión general
ha sido que las variadísimas industrias cosméticas usan siempre los mismos
ingredientes, que las famosas sustancias publicitadas como «principio activo
espectacular» no existen o están presentes en una cantidad tan escasa como
para no tener efecto alguno sobre la piel. Esta misma investigación averiguó
que la mayoría de los aceites usados eran aceites de cocina normales y
corrientes.
Los productos cosméticos de venta en las tiendas de dietética y en las
herboristerías son seguramente más seguros y menos nocivos que los
comercializados por las grandes industrias cosméticas, pero también dan
lugar a muchas dudas. El alto porcentaje de agua que contienen no justifica
su alto precio y, sobre todo, ¿de qué forma pueden conservarse meses e
incluso años sin estropearse, si se anuncian como totalmente naturales?
Existen conservantes naturales con los cuales una crema que contenga un alto
porcentaje de agua (como las hidratantes) puede conservarse durante un
máximo de tres meses en frigorífico. Lógicamente, podemos deducir que
hasta las cremas más «naturales» en realidad contienen aditivos químicos que
permiten su conservación. A la industria le va muy bien la moda de la
«naturaleza» pero a este fraude podemos oponernos realmente usando los
mismos elementos que ella utiliza, quitándoles lo que no es necesario y
restituyendo la relación entre nuestra salud, nuestro cuerpo y los elementos
naturales a lo que en verdad es: una relación entre naturaleza y naturaleza.
El cuidado de nuestro cuerpo a través de sustancias naturales y saludables
es una obligación, forma parte del respeto que todo ser humano tiene que
tener hacia este vehículo físico que nos ha sido confiado y que es nuestro
verdadero templo. Nada tiene que ver con la instrumentalización de las
grandes firmas cosméticas que tratan a la mujer como un viejo fresco a
restaurar o hacen de ella un mito como puro objeto de placer.

Cosméticos y alergias
Como todo producto que contiene aditivos químicos, sobre todo colorantes
y conservantes, los cosméticos industriales provocan alergias. Para reparar
este inconveniente existen a la venta cosméticos hipoalergénicos (o sea
escasamente responsables de alergias) supuestamente exentos de alergenos y
de otras sustancias irritantes. A pesar de esto, aún así contienen muchísimas
sustancias químicas. Algunos de los ingredientes de los cosméticos
hipoalergénicos son: borato de sodio, monostearato glicerínico,
parahidrosibenzoato de metilo y propilo, aceites minerales, sorbitan
monoleado de polioxietileno, salicatado de metilo.
¡Aunque no se entienda muy bien lo que son estas sustancias, desde luego,
muy poco huelen a sano y natural! Esta es solamente una porción del
banquete químico que ofrecemos a nuestra epidermis, ya sea que usemos los
cosméticos normales en el comercio o bien los hipoalergénicos, sin contar lo
que añadimos con los jabones, champús y detergentes para lavar los platos y
la ropa.
En los cosméticos, el ingrediente que más alergias desencadena es el
perfume. No solamente puede irritar y causar reacciones alérgicas sino que,
cuando exponemos la piel al sol, es responsable de la aparición de manchas
oscuras. El perfume es totalmente innecesario en la preparación de cremas y
maquillajes, solamente sirve para hacernos creer que nos estamos poniendo
por encima algo verdaderamente apetecible.
Las grietas en la piel pueden derivar de la inclusión de glicerina en los
preparados cosméticos. Esta sustancia, que se usa abundantemente, puede
irritar y deshidratar la piel; deriva, de hecho, de la fabricación del jabón, y en
dosis altas es tóxica. Cuando la glicerina está en contacto con la piel, en vez
de absorber humedad del aire, la absorbe de los tejidos inferiores de la piel y
a la larga daña los delicados tejidos epidérmicos.
Otra sustancia a evitar es la lanolina, extraída de la lana de oveja y pasada
por procesos de acetilación, etocilación, hidrogenación, etc. que la convierten
en tóxica (se investiga en esta misma sustancia una posible actividad
cancerígena).

la piel y su estructura
Antes de pasar al tema de la cosmética natural, he creído conveniente
dedicar un espacio a una presentación más detallada del órgano más grande
del cuerpo humano: la piel.
La piel es el tejido de revestimiento del cuerpo; envuelve la entera
superficie externa del organismo llegando a lugares como la boca, la nariz, el
ano y la vulva, en los cuales cede su sitio a la mucosa. Representa al mismo
tiempo una barrera de defensa del mundo exterior y un órgano de los sentidos
que nos relaciona con el medio ambiente. En un adulto de peso y estatura
«normales», la superficie total de la piel es de 15.000 a 18.000 cm2; en la
mujer es sensiblemente menor. Su espesor máximo se localiza en las palmas
de las manos y en las plantas de los pies y es por esta razón que en estos
lugares la piel es más resistente y robusta; donde es más sutil, es más delicada
y frágil. La eficacia protectora de la piel varía con la edad, porque con el
tiempo la elasticidad disminuye y con ella también la calidad de la piel
misma. Una piel lisa y ligeramente grasa asegura una mayor protección,
mientras que una piel áspera, seca y agrietada favorece la penetración en
profundidad de bacterias y de hongos.
La piel pertenece, como los riñones, al aparato excretor: a través de la piel,
de hecho, eliminamos con el sudor una gran cantidad de agua y de sustancias
dañinas y superfluas. Tiene, pues, una función de regulación hídrica y de
limpieza del organismo. A través de la piel se verifica además un intercambio
de oxígeno y anhídrido carbónico entre organismo y ambiente, análogo al que
realizan los pulmones a mayor escala. Es, pues, un complicado órgano de
absorción y elaboración que, gracias a la espesas redes vasculares y nerviosas
que posee, cumple preciosas funciones biológicas.
La más importante función de la piel es la de adecuar las condiciones del
ambiente externo a las del cuerpo interno.
El color de la piel viene determinado por la melanina, un pigmento de
color oscuro. El tono de la piel es tanto más claro cuanto menor es la
presencia de melanina en la piel misma. La producción de melanina viene
determinada por varios factores como el clima, la exposición al sol y la
alimentación.
La piel está constituida por dos capas fundamentales superpuestas, que son
completamente distintas en su estructura y composición: la dermis, más
profunda, y la epidermis, la capa más superficial. Una tercera capa menos
importante es la hipodermis o tejido subcutáneo, que es la capa más espesa y
profunda.
Para los fines propiamente cosméticos, los factores más importantes son
las fibras presentes en la dermis: las fibras elásticas o musculares,
responsables de la elasticidad y de la flexibilidad de la piel, y las fibras de
colágeno, indispensables para el mantenimiento de una piel firme y
consistente. Cuando las células de las fibras elásticas no reciben un cuidado
adecuado, se endurecen dando lugar a piel seca, resquebrajada, arrugada; el
debilitamiento de las células de colágeno da lugar a flacidez y también a las
arrugas. La dermis en buenas condiciones, gracias a su elasticidad, ofrece una
notable resistencia a las lesiones.
En general, reconocemos tres tipos de piel: grasa, normal y seca.
Dentro de esta clasificación caben muchas variedades; a veces, por
ejemplo, una misma persona presenta tipos distintos de piel en zonas distintas
de su cara. Una piel grasa se reconoce fácilmente por las trazas de untuosidad
que puede presentar después de un cierto tiempo de haberse lavado la cara
por la mañana. La piel normal y la seca se pueden confundir; de todas formas
la primera también puede beneficiarse de un tratamiento externo indicado
para pieles secas.
El factor pH es algo de lo cual se oye hablar a menudo en relación con la
piel. El pH se refiere al equilibrio ácido-alcalino del cuerpo. La piel sana
presenta una capa ácida que la protege de las invasiones bacterianas y su
coeficiente pH varía de 5,2 a 6 en una escala que va de 4,5 a 7,5. De estos
últimos valores, el más bajo representa la extrema acidez mientras el más alto
denota el estado alcalino o básico.

La piel, espejo de nuestra salud


Una piel sana y normal debe dar la impresión de estar limpia, lisa, suave,
ligeramente húmeda y brillante. Nuestra alimentación es en gran parte
responsable del tipo de piel que tenemos, por lo cual podemos solucionar en
parte eventuales problemas corrigiendo nuestros hábitos alimenticios.
Una piel excesivamente húmeda indica un consumo excesivo de líquidos
y azúcares y conlleva un exceso de transpiración. A menudo, una piel
húmeda se acompaña de trastornos como diarrea, cansancio, caída del pelo y
dolores de varios tipos. El tipo de persona que la tiene sufre a menudo de
sobrecarga de los riñones y a veces del corazón.
Una piel demasiado oleosa —y eso se nota sobre todo en las manos, la
nariz, la frente, las mejillas y el pelo— es signo de un consumo excesivo de
grasas y aceites. Estos excesos se almacenan bajo la piel formando una capa
de grasa que no permite que la humedad natural salga afuera. La piel grasa,
además de un exceso de grasa en el organismo, indica en general
sobrealimentación; cuando se come demasiado, el exceso de comida se
transforma en grasa, que sale por la piel en forma de aceite.
Una piel áspera refleja un consumo excesivo de proteínas y grasas
animales o bien un hiperconsumo de alimentos azucarados y drogas. La
segunda causa, más yin, o sea, causada por alimentos expansivos, provoca
una expansión de las glándulas sudoríparas y se acompaña de un colorido
general rojizo.
Las personas de piel áspera presentan generalmente endurecimiento de las
arterias y acúmulos de grasa y colesterol alrededor de los órganos internos.
Una piel pastosa, que aparece blanca y sin elasticidad, indica un excesivo
consumo de productos lácteos y alimentos refinados (azúcar, cereales).
Muchas enfermedades presentan esta condición, sobre todo las relacionadas
con las mamas y los genitales.
Signos anormales sobre la piel pueden darnos otras indicaciones
interesantes: las pecas, por ejemplo, son la eliminación de carbohidratos
refinados, especialmente azúcar (también en forma de lactosa y fructosa). Los
lunares son eliminación de proteínas y grasas e indican la posible formación
de enfermedades de la piel. Aparecen a lo largo de los meridianos de
acupuntura relativos a los órganos afectados.
Las verrugas tienen la misma causa y el mismo significado que los
lunares.
Manchas blancas, resultantes del consumo excesivo de lácteos, helados,
etc., indican la acumulación de grasa y moco a lo largo del sistema
respiratorio y reproductivo.
El color general de nuestra piel nos puede dar también ulteriores
indicaciones sobre nuestro estado de salud.
El rojo indica problemas en el corazón y trastornos circulatorios; el
amarillo-anaranjado se refiere al páncreas y al estómago; el amarillo-
verdoso, al hígado o a la vesícula biliar; el negro, a los riñones y a la vejiga;
y el blanco, a los pulmones y al colon. Un tonalidad verdosa en la cara
interna de las muñecas, de los brazos y alrededor de los tobillos indica un
nivel adelantado de putrefacción celular y tisular; puede indicar un estado
precancerígeno.
Cuando nuestra piel presenta algún signo especial —granos, llagas,
lunares, etc.—, en vez de intentar taparlos con algún maquillaje debemos
descubrir su significado real, ya que es el síntoma externo de que algo está
pasando en nuestro organismo.
En general, mirándonos al espejo podemos diagnosticar el estado de
nuestros órganos internos observando las zonas siguientes y teniendo en
cuenta sus órganos correspondientes.
La frente refleja las condiciones de los intestinos; arrugas verticales
señalan problemas de contracción (estreñimiento, condición yang); arrugas
horizontales indican exceso de agua y condición yin. Las mejillas reflejan los
pulmones; los ojos y el entrecejo, el estado del hígado y, por debajo (la zona
de las «ojeras»), de los riñones. Ojeras oscuras indican trastornos renales
mientras que si la zona está hinchada, hay un acumulo de líquido en los
riñones, que presentan una condición demasiado expandida. La nariz
corresponde al corazón: una nariz roja y grande nos puede poner en alerta ya
que puede indicar serios problemas en el corazón. La boca refleja el sistema
digestivo: el labio superior, el estómago y el inferior, el intestino grueso. Si
uno de los dos labios es más sutil respecto al otro, indica contracción en el
órgano relativo (consumo excesivo de huevos, sal y productos animales); si
es más grueso, indica expansión debida a alimentos yin (fruta, azúcares,
alcohol). La condición de los órganos sexuales se diagnostica en la barbilla;
granos y vello en exceso localizados en esta zona indican problemas en el
aparato reproductor.
Es interesante notar cómo algunas de las tendencias que dictan las modas
son totalmente absurdas vistas a la luz del diagnóstico oriental. Las cejas
indican la constitución basal y la longevidad. Una cejas espesas y largas son
índice de fuerte constitución y de larga vida. Quitarlas y, como quiere la
moda a menudo, eliminarlas significa querernos quitar unos cuantos años de
vida. Los labios gruesos y sensuales que tantas mujeres sueñan y para los
cuales se someten a menudo a operaciones quirúrgicas, indican, según la
medicina oriental, estreñimiento, gases y flatulencia. Es útil recordar que para
la medicina oriental no existen casualidades, ni accidentes; un médico, a una
paciente que se justificara diciendo: «Tengo los labios gruesos porque me he
sometido a una intervención quirúrgica», le contestaría: «Tienes desórdenes
intestinales, la operación quirúrgica es solamente el efecto externo que
inconscientemente has provocado para demostrarlo».
Una cosa es cierta, nuestro aspecto exterior refleja nuestro estado interior;
si seguimos una dieta sana, rica en alimentos vegetales y biológicos, y si nos
adaptamos a las leyes de la naturaleza por lo que concierne a nuestro estado
espiritual, muchos de los pequeños y grandes defectos físicos que nos
atormentan desaparecerán. Evitaremos así gastar sueños y dinero inútiles en
productos milagrosos que solamente sirven para tapar las claras señales de
alarma que nuestro organismo nos está enviando.

Cuidados de la piel
Cuidar la piel es sencillo, ya que generalmente su respuesta a nuestros
esfuerzos es rápida y positiva.
La piel forma parte indirectamente de nuestro sistema respiratorio y por
eso necesita estar limpia, libre de elementos que le impidan llevar a cabo su
función. Las células muertas que se acumulan sobre la epidermis se pueden
eliminar gracias a unos productos que llamaremos exfoliantes. Los azuki, así
como la harina de avena, liberan los poros, limpiando y suavizando el cutis.
Se emplean en forma de harina molida no demasiado finamente, y se adaptan
a todo tipo de piel.
Las fricciones son muy importantes para remover los desechos que de otra
forma, al acumularse, hacen que la piel asuma un tono apagado y los poros se
dilaten y obturen.
Existen muchas maneras de realizar esta operación, indispensable para
hacer que la piel respire y para mantener abierta la comunicación vital entre
sus capas más profundas y aquello que todo el mundo puede ver.
Para quien puede permitírselo, el peeling realizado con arena mojada es
indudablemente superior a cualquier otro, ya que al beneficio de la fricción se
une la riqueza en oligoelementos de la arena y del agua de mar.
Hay que buscar un lugar en la orilla, lo bastante apartado para podernos
desnudar completamente (si no es posible, practicar el peeling en bikini).
Después de arrodillarnos o sentarnos lo más cerca posible del agua,
cogeremos varias veces con las manos arena (mejor si es fina) y agua y
empezaremos a frotar enérgicamente todo el cuerpo, cabeza incluida (no la
cara), insistiendo en zonas como brazos, piernas, riñones y pies. Se la dejará
luego sobre la piel hasta tener todo el cuerpo recubierto. Dejaremos que
actúen sus componentes, manteniéndola durante unos minutos, y luego nos la
quitaremos con un buen baño en el mar.
A diario, en casa, podemos usar un guante para fricciones; los de lufa y de
crin son óptimos para este fin.

Fruta y belleza
Una de las modas del momento en cosmética son las cremas a los «ácidos
de fruta». La fruta ha sido desde los tiempos más antiguos una gran aliada de
la belleza, también por su conocida riqueza en vitaminas.
Para mantener la piel sana y bella debemos, además de comer fruta,
aplicarla sobre la misma piel para obtener unos resultados excelentes.
Las fresas, por ejemplo, tienen un pH exactamente igual al de nuestra piel
y muchas recetas de belleza antiguas hablan de fresas machacadas con harina
de avena, con nata, con yogur, etc. Un sistema muy usado en la antigüedad
consistía en machacar una taza de fresas maduras con una cantidad igual de
agua. La mezcla se aplica antes de ir a la cama sobre el rostro, los hombros y
el cuello. Su efecto detergente y suavizante se pone en acción durante el
sueño y el residuo se quita a la mañana siguiente al despertar.
Suele decirse «piel de melocotón» de una piel bonita y joven.
Efectivamente, aplicar pulpa de melocotón, sola o con nata, devuelve a las
mejillas esplendor y un color rosado.
La acción astringente de una mascarilla de pera es muy positiva, sobre
todo para quien tiene una piel grasa; la pulpa de una pera fresca y madura
produce también un efecto desinfectante, por lo cual es muy útil en casos de
acné o espinillas.
El zumo de sandía constituye una optima loción refrescante y ejerce una
leve acción antiarrugas; los melones más dulces son utilísimos en casos de
piel árida, mientras el zumo de limón diluido con agua refresca las pieles
grasas y ayuda a eliminar las manchas oscuras de la piel.
El zumo de pepino es también muy apreciado en cosmética natural, sobre
todo para combatir la untuosidad de la piel. El pepino estimula y refresca, es
rico en azufre y sílice, y se alea perfectamente en mascarillas con el calcio de
los lácteos o con las propiedades reafirmantes de la clara de huevo.
También los tomates frescos son indicados para eliminar los defectos de
una piel oleosa.
Las mascarillas de fruta y de vegetales para la cara son agradables y
extremadamente prácticas. Unos pocos minutos bajo un capa de pulpa de
fruta pueden ayudar a corregir numerosos defectos de la epidermis.

ampliando el botiquín
Además de los productos especificados en el capítulo 1, que hemos
definido indispensables para nuestro botiquín desde un punto de vista
medicinal, hay unos cuantos más que necesitamos conocer para cuidar y
mimar nuestro cuerpo.

• Lecitina de soja. La lecitina se halla en cada célula de nuestro cuerpo y


puede considerarse un factor de belleza esencial. Emulsiona naturalmente la
grasa y asegura la utilización de las vitaminas A, E y B en el organismo.
Aporta fósforo orgánico directamente asimilable y ayuda a fijar el calcio en
los huesos. Reactiva las funciones celulares y produce un rejuvenecimiento
orgánico general.
Una pequeña cantidad de lecitina añadida a las cremas de belleza o a las
mascarillas acrecienta su eficacia. En la preparación de cremas, sustituye a la
yema de huevo y no tiene el inconveniente de estropearse tan pronto. En
nuestra dieta, la lecitina protege la piel de los eccemas y contribuye a
mantenerla suave.
En su estado natural la encontramos en los aceites extravírgenes y en
huevos, nueces, almendras y germen de trigo. En las tiendas de dietética
encontraremos lecitina de soja en gránulos, que podemos utilizar tanto en la
dieta, añadiéndola a las ensaladas, como en la preparación de cosméticos
naturales.
• Germen de trigo. Es el corazón del trigo, que se elimina normalmente
en los procesos de refinado. Su riqueza en proteínas es tres veces superior a la
de la carne y de los huevos; es rico en aminoácidos esenciales, en vitamina E
y en ácidos grasos esenciales, sobre todo en ácido linoleico y linolénico,
importantes en el crecimiento y en el mantenimiento de la piel. Lo
utilizaremos en mascarillas nutritivas y en afecciones cutáneas como
dermatitis, estrías, piel extremadamente seca o úlceras cutáneas.
• Vitamina E. La vitamina E, definida como la vitamina de la fertilidad
por su acción sustentadora de la vida, es un precioso elemento para aplicar a
la piel, ya sea para prevenir la aparición de arrugas o para eliminar todo tipo
de irritación cutánea.
Esta vitamina favorece el mantenimiento del nivel de oxígeno necesario al
normal metabolismo de los tejidos. Colabora en asegurar una corriente
sanguínea «joven» y, según estudios llevados a cabo en universidades
californianas, detiene el normal proceso de envejecimiento de las células
pulmonares. La vitamina E impide la oxidación celular, o sea, trabaja para
proteger el deterioro de las células del cuerpo; es por algo que también ha
sido definida como la vitamina de la belleza.
Para mantener una piel joven y elástica la utilizaremos por vía interna a
través de la dieta; pura, en ampollas, añadida a cremas de noche y
mascarillas; en forma de germen de trigo y de aceite de germen de trigo, que
la contienen en altas dosis, y que asumiremos ya sea como alimentos o como
ingredientes de nuestras preparaciones de belleza. En los alimentos, la
vitamina E, además de los ya citados, está presente en la mantequilla, las
yemas de huevo, los cereales integrales, las semillas y los aceites de girasol y
de germen de maíz.
• Manteca de cacao. Es uno de aquellos productos usados desde siempre
en las recetas de belleza, que nunca ha decepcionado a sus usuarios. Tiene
además un perfume y una textura tan agradable que le confieren un sitio de
honor en nuestro botiquín. Podemos conseguir la manteca de cacao en
farmacias y conservarla, sobre todo durante los meses de verano, en el
frigorífico. El calor, de hecho, la vuelve rancia, por lo cual una vez
preparados con ella ungüentos y barras de labios, la guardaremos al abrigo de
la luz en un lugar fresco. La manteca de cacao es un óptimo emoliente,
suaviza la piel y ejerce una acción antiarrugas. Aplicada en ungüento sobre el
pecho y la barriga, durante el embarazo, ayuda a prevenir estrías y grietas.
• Levadura de cerveza. La levadura de cerveza es detergente, reafirmante,
nutriente, estimula la circulación y aporta a la piel uno de los grupos
vitamínicos necesarios para su salud: las vitaminas del grupo B, en particular
la B2, importante para los trastornos de la piel, de las uñas y de las mucosas.
También contiene un elevado porcentaje de aminoácidos esenciales. En uso
interno favorece la evacuación intestinal, contribuyendo a mantener un cutis
limpio y puro. Por estas razones la usaremos también como complemento
alimentario, añadiéndola de vez en cuando a ensaladas y a combinaciones de
cereales. En uso externo la emplearemos en la preparación de mascarillas
para pieles grasas y en la prevención de arrugas. La más indicada es la
levadura en copos, de venta en las tiendas de dietética; es mejor evitar la
fresca, usada para la panificación.
• Harina de almendras. Es un buen detergente y suavizante para todo tipo
de piel, también usado desde hace siglos en cosmética. Limpia los poros en
profundidad y hace desaparecer toda aspereza. Es mejor preparar esta harina
partiendo de almendras completas. Después de haber quitado la cáscara a 2
tazas de almendras, las pondremos en un recipiente cubriéndolas de agua
hirviendo. Se dejarán en remojo hasta que resulte fácil quitarles la piel y
luego se secarán con un trapito de algodón. Cuando estén completamente
secas (es mejor esperar toda la noche) se pasarán por un molinillo o por una
batidora y se preparará el polvo. La harina que no se usa se puede guardar en
la nevera. Es un buen sustituto del jabón por sí sola y se puede añadir a
mascarillas detergentes. Resulta eficaz para combatir los puntos negros
típicos de una piel oleosa.
• Harina de avena. Rica en vitaminas, en proteínas y sobre todo en
oligoelementos como hierro, potasio, silicio y magnesio, la avena integral es
tan nutritiva en uso interno para nuestro organismo como en uso externo, para
la piel. Se puede encontrar fácilmente en las tiendas de dietética.
La emplearemos en mascarillas faciales, leches limpiadoras y como
sustituto del jabón.
Su ligera propiedad abrasiva, que permite limpiar a fondo la piel y eliminar
las células muertas, nos permite usarla como exfoliante. Deja la piel limpia y
suave.

• Azuki. Son judías de soja roja, muy utilizadas tradicionalmente en Japón


y revindicadas actualmente por el régimen macrobiótico. En cosmética
natural se usan como exfoliante. Se encuentran en tiendas de dietética.
• Salvado. Es la capa externa de los cereales integrales. El más conocido
es el salvado de trigo, que se encuentra en todos los establecimientos de
alimentos naturales. Contiene un buen porcentaje de proteínas, vitaminas del
grupo B y ácido pantoténico, componentes que explican su acción nutritiva.
Resulta ligeramente abrasivo usado como jabón; penetra profundamente en
los poros y elimina grasa y suciedad. Las friegas faciales con salvado están
particularmente indicadas en casos de piel grasa.
• Miel. La miel está formada por un centenar de sustancias diferentes,
muchas de las cuales no han sido todavía investigadas y estudiadas. Algunas
de estas sustancias provienen del néctar de las flores pero otras, como los
fermentos y las hormonas, importantes para entender las mágicas propiedades
de este alimento, son elaboradas por las propias abejas. Cuando las abejas
disponen de menos cantidad de flores en su entorno, la miel que producen es
más rica en sustancias segregadas por ellas y por tanto es más activa a nivel
terapéutico. La miel, además de un altísimo porcentaje de azúcar (el 80%),
contiene ácidos orgánicos, aminoácidos, proteínas, enzimas, sales minerales,
vitaminas y polen. Considerada la frecuencia con que se adultera, es
imprescindible, incluso para nuestro botiquín de belleza, procurarnos miel
pura cuya autenticidad esté garantizada. La miel puede ser usada por sí sola,
en forma de mascarilla para limpiar y nutrir a fondo la epidermis, o bien
mezclada con otros ingredientes en la preparación de cremas antiarrugas,
nutritivas y limpiadoras. Puede emplearse directamente sobre abcesos y
espinillas cuando presentan irritaciones.
• Polen. Es un producto de secreción de los órganos masculinos de las
plantas en su época de floración. En su composición encontramos minerales,
aminoácidos, vitaminas, hidratos de carbono y lípidos. En los niños favorece
el crecimiento, mientras que en los adultos produce una reacción de
rejuvenecimiento y mejora el tono vital. En uso interno ayuda a evitar el
estreñimiento, enemigo de la belleza; usado externamente, cicatriza heridas y
úlceras y es un ingrediente ideal en cremas y mascarillas antiarrugas.

• Vinagre. En muchas preparaciones cosméticas, el vinagre juega un papel


importante, especialmente en los productos destinados al baño. Partiendo del
vinagre de sidra, que está especialmente indicado para el cuerpo y para el
pelo, se pueden preparar lociones capilares, tónicos cutáneos y vinagres
aromáticos para el baño.
• Aceite de rosa mosqueta. Es el aceite extraído de un tipo de rosa
cultivada originariamente en Chile. Se ha identificado entre sus componentes
el ácido trans-retinoico, responsable de atenuar las arrugas y decolorar las
manchas generadas por la vejez, el embarazo y el abuso de sol. Usaremos
este aceite en la preparación de ungüentos antiarrugas y en aquellos usados
para cicatrizar las heridas provocadas por intervenciones quirúrgicas.
• Aceite de ricino. Es un aceite utilizado sobre todo en cosmética, para la
fabricación de barras de labios y aceites para el pelo. Es altamente nutritivo y
calmante; se puede emplear para combatir la caspa, las dobles puntas y para
devolver la vida a los cabellos secos, frágiles y estropeados a causa de
repetidos tintes químicos y agresivos. Es el mejor aceite para proteger el pelo
de la acción desecante del sol y del agua de mar en los meses estivales. No
hay que abundar en las dosis ya que se quita difícilmente y necesita un
aclarado minucioso. Este mismo aceite es excelente para fortalecer las uñas,
para preparar aceites corporales y bálsamos labiales, especialmente indicados
en casos de pieles secas, agrietadas y descamadas.

• Aceite de avellanas. Es astringente y cierra los poros de la piel. Es


aconsejable en el cuidado de pieles grasas y en casos de acné.
• Benjuí. El benjuí (Stirax benzoin) se utilizó durante muchos siglos como
incienso en los templos de Extremo Oriente y como aromatizante de
perfumes, colonias y pomadas. Además de ser antiséptico y actuar como
conservante, se ha empleado en cosmética tanto gracias a sus virtudes
reafirmantes como por su propiedad de «llamar la sangre a la superficie y
otorgar a la piel un esplendor rosado». Se utilizaba, de hecho, para disimular
el tono pálido del rostro. En cosmética se utilizan la tintura, que se encuentra
en los herbolarios o en tiendas de productos químicos, y la resina; se emplean
en tónicos, mascarillas y cremas limpiadoras.

el rostro
Una vez por semana sería conveniente proceder a una limpieza de cutis.
Los pasos a seguir parecen llevarse mucho tiempo, pero en realidad todo el
proceso no se prolongará más de media hora.

Los vahos
El primer paso en esta operación consiste en vahos de plantas medicinales,
que tienen el objetivo de abrir los poros y permitir así las demás operaciones.
Se procederá de esta forma: en un litro de agua hirviendo se echan 5
cucharadas de flores de lavanda o bien de romero (las sumidades floridas). Se
tapa la olla y se dejan las flores en infusión durante 5 minutos.
Transcurrido este tiempo, nos taparemos con una toalla que también cubra
la olla y dejaremos que los vapores inunden nuestro rostro por unos minutos.
Quien sufre de couperose (capilares frágiles o rotos en las mejillas), debe
limitar el tiempo de exposición a los vapores y esperar a que el agua no esté
tan caliente.
Si hay algún problema de piel específico, las plantas medicinales
empleadas pueden variar, pero en general tanto el romero como la lavanda
son óptimos amigos de la piel y favorecen una higiene perfecta y una buena
prevención. Una vez terminada la operación, con los poros bien dilatados,
podemos eliminar los pequeños puntos de grasa con un poco de algodón.

Las mascarillas
No hay casi ningún alimento en nuestra cocina que no pueda servir para
conferir nutrición y belleza al cutis. A lo largo de los siglos, las mujeres han
inventado mascarillas de avena, trigo, mijo, fruta y cualquier otro alimento de
los que consumían para mantenerse con buena salud. La primera ley que
tenemos que recordar en el tema de la belleza natural es que «lo que es bueno
para dentro lo es también para fuera». Según los ingredientes que
contienen, las mascarillas pueden esclarecer, tonificar, reforzar, limpiar,
refrescar, dar mayor elasticidad o bien eliminar una untuosidad excesiva.
Fundamentalmente podemos aislar dos tipos de mascarillas: nutritivas y
detergentes.
Las mascarillas nutritivas están particularmente indicadas en casos de
pieles secas y normales; en todo caso, después de los 30 años es conveniente
aplicarlas al menos una vez por semana. Las mascarillas detergentes, en
cambio, pueden ser usadas ya desde la adolescencia, para ayudar a limitar los
efectos tan antiestéticos de puntos negros, espinillas y acné. Es importante,
durante el periodo de tratamiento, estar relajadas, mejor aún tumbadas, y con
los ojos cerrados. Las mascarillas se pueden aplicar siempre que apetezca,
incluso cada día si es necesario.
Mascarillas nutritivas (para pieles normales y secas)
• Mascarilla de fresas con nata: Es muy eficaz para suavizar y devolver
luminosidad a una epidermis amarillenta o apagada; confiere elasticidad a la
piel y proporciona un efecto antiarrugas. Hay que repetirla con paciencia
varias veces para que proporcione los resultados eficaces que promete. Lavar
un puñado de fresas maduradas al sol, machacarlas con una cuchara de
madera en un tarrito de cristal y mezclarlas con una cantidad igual de nata
fresca. Aplicar la mezcla directamente sobre el rostro y el cuello. Descansar
durante una media hora dejando que actúe la mascarilla. Aclarar con agua
caliente.
• Mascarilla al germen de trigo: Esta mascarilla es efectiva en primavera
para estimular una piel árida y seca dañada por el frío invernal. Mezclar en un
bol una cucharada de germen de trigo crudo con una de agua y batir hasta que
el germen quede blando y disuelto en el líquido. Añadir entonces una
cucharadita de yema de huevo, a ser posible fresco y fertilizado, y batirlo
todo hasta conseguir una mezcla homogénea. Aplicar sobre cara y cuello bien
limpios.
• Mascarilla de levadura de cerveza y huevo: Esta mascarilla, además de
nutrir y regenerar la piel, tiene un efecto preventivo de las arrugas. Mezclar
en un bol 1 cucharada de levadura de cerveza en copos, 1 yema de huevo, 1
cucharada de miel, 1 cucharada de aceite de romero macerado en aceite de
germen de trigo, 1/2 cucharadita de vinagre de belleza (elegir el que más
guste en el apartado relativo). Aplicar la mascarilla evitando la zona
alrededor de los ojos y dejarla actuar veinte minutos. Aclarar con agua
caliente y tonificar.
Mascarillas detergentes (para pieles normales y grasas)
La mascarilla ideal para todo tipo de piel que no sea excesivamente seca es
la preparada a base de arcilla.
La arcilla, gracias a su contenido en oligoelementos, además de efectuar
una limpieza sin igual sobre el cutis, regenera las células epidérmicas, efectúa
un peeling profundo, realiza una ación antiarrugas y, al ser antiséptica,
absorbe y previene la formación de granos y otras imperfecciones.
• Mascarilla de arcilla, lavanda y romero: Preparar una infusión
echando 1 cucharada de cada planta en una taza de agua hirviendo. Dejar
macerar hasta que el líquido esté frío (varias horas). Con un palillo de
madera, mezclar en un pequeño bol un poco del líquido filtrado con la
cantidad suficiente de arcilla para formar una pasta homogénea, no líquida.
Aplicar sobre el rostro, evitando la boca y la zona alrededor de los ojos, en
una capa de 1/2 cm, más o menos, de espesor. En cuanto se nota que la piel
de las mejillas empieza a tirar, quitar la mascarilla con agua tibia o alternando
agua caliente y fría.
Podéis añadir a la arcilla las plantas medicinales más aptas para vuestro
caso; por ejemplo, añadiréis bardana y tomillo en casos de acné; menta si
queréis proporcionar frescor a la piel; caléndula y malva si hay propensión a
las inflamaciones; brecina en casos de capilares frágiles y rotos, etc.
• Mascarilla de pepino: Ideal para pieles grasas, con espinillas o con
acné. Mezclar en un bol (o bien servirse de un minipimer) 1/2 taza de pepino
picado, dos cucharaditas de leche en polvo y una clara de huevo. Aplicar
sobre rostro y cuello con masajes rotatorios hacia arriba. Dejar actuar durante
30 minutos y enjuagar con agua caliente. Tonificar con una infusión fría de
tomillo y lavanda.
• Mascarilla de levadura de cerveza: Esta mascarilla reduce la excesiva
untuosidad de la piel y limpia más en profundidad que el agua con jabón. Se
prepara mezclando una cucharadita da té de levadura de cerveza (de venta en
tiendas de dietética) con la dosis de yogur suficiente para obtener una crema
fluida y ligera. Se distribuye sobre todas las zonas oleosas de la cara y se deja
actuar durante 15 minutos. Aclarar antes con agua caliente y después con fría.
El aclarado último puede ser efectuado con zumo de limón diluido en agua.
Esta mascarilla es muy eficaz para estimular la circulación cutánea y está
indicada al principio de la primavera, para devolver vitalidad a la piel dañada
por el clima invernal.
Mascarillas para todo tipo de piel
• Mascarilla de miel y romero: La miel es un buen detergente; limpia a
fondo la piel librándola de células muertas y de impurezas. Además es
altamente nutritiva y aporta oligoelementos preciosos. Para confeccionar esta
mascarilla, indicada para todo tipo de piel, se mezclarán dos cucharadas de
miel pura con una cucharada de aceite de romero (maceración en germen de
trigo).
• Mascarilla de aguacate y huevo: También se adapta a todo tipo de piel.
Todos conocemos los efectos positivos del aguacate y de su aceite sobre la
piel, por lo cual cuando preparamos una ensalada no estaría de más reservar
una porción de pulpa madura para el cuidado de nuestro cutis y aplicarla
directamente sobre la cara hasta el momento de servir en la mesa. Para
confeccionar una mascarilla un poco más compleja necesitamos la pulpa de
un aguacate bien maduro, 1 clara de huevo, una cucharadita de zumo de
limón y nata. Se mezclan los ingredientes hasta formar una crema y se aplica
sobre rostro y cuello dejándola actuar durante 20 minutos.
• Mascarilla a la fruta: El secreto de esta mascarilla reside en su riqueza
en vitaminas, nutriente fundamental para mantener una piel joven y viva. Se
mezcla la pulpa de 1/2 aguacate maduro con una cucharada de zumo de
tomate y una cucharadita de zumo de limón. Se deja actuar como siempre y
se tonifica.
• Mascarilla de cereales: Pueden utilizarse todo tipo de cereales —trigo,
cebada, avena, arroz, etc.— con tal que sean integrales y de procedencia
biológica. Una forma sencilla de usarlos es hirviéndolos enteros y
aplicándolos directamente sobre la piel; se pueden usar también las harinas.
La avena destaca por su efecto suavizante y detergente, por lo cual la
utilizaremos en el siguiente ejemplo: Mezclar 2 cucharadas de avena hervida
sin sal con 2 cucharadas de nata y unas gotas de zumo de limón (evitar este
último ingrediente si la piel es muy seca). Dejar actuar durante 20 minutos y
aclarar usando al final el agua de cocción de la avena.
• Mascarilla de aloe:
1 – Mezclar una cucharadita de pulpa de aloe con 1 huevo entero, 1
cucharada de miel y 2 cucharadas de harina de cebada, hasta conseguir una
pasta semilíquida. Extenderla con un pincel sobre el cutis y mantenerla
durante 10-20 minutos o bien hasta que esté seca. Aclarar con agua,
alternando caliente y fría.
2 – En casos de cutis delicado, recurrir a la siguiente mascarilla. Mezclar 1
cucharada de pulpa de aloe con 1 cucharada de pulpa de pepino, 100 gr de
yogur entero y 2 cucharadas de harina de cebada. Se puede poner una gasa
sutil entre piel y mascarilla. Mantener durante 15 minutos y aclarar como en
el caso anterior.

Los tónicos
Si la fase más importante para el mantenimiento del equilibrio epidérmico
es la limpieza del cutis, la siguiente es la tonificación.
Los tónicos y los astringentes se usan después de las mascarillas para
cerrar los poros y devolver a la piel su estado de normalidad. La tonificación
aporta, pues, una acción vasoconstrictora, sedante, local, antiséptica y
astringente.
Es conveniente efectuarla cada día e incluso dos veces al día, por la
mañana y por la noche, al fin de asegurar un correcto cuidado del cutis.
Para esta fase se usarán infusiones de plantas medicinales; se empapará en
el líquido un trozo de algodón y se aplicará reiteradamente a la cara. Tónicos
especiales aptos para solucionar particulares problemas de la piel (acné,
espinillas, etc.) se encontrarán en el apartado dedicado a las afecciones de la
piel.
Por tonificación se entiende también un uso correcto del agua, por ejemplo
alternando agua caliente y fría y repitiendo el proceso unas cuantas veces, en
casos de piel grasienta. Para las pieles normales se usará agua tibia y se
terminará con agua fría; en casos de piel sensible e irritable, se usará
únicamente agua tibia.
Si disponemos de una piel sana y normal, muchas de las hierbas que
tomamos regularmente pueden ser usadas como tónico. Ademas del romero y
de la lavanda, que resultan convenientes en todos los casos, podemos usar la
menta, que proporciona una agradable sensación de frescor, la caléndula, la
manzanilla y la malva, todas ellas con propiedades calmantes y
antiinflamatorias, o bien la ortiga, cuya riqueza en minerales aporta preciosos
nutrientes.
En casos de piel normal con tendencia a granos y espinillas, o en casos de
piel grasa, se puede elegir entre los siguientes tónicos:
• Astringente a la salvia: En una taza de agua hirviendo, echar un puñado
de salvia seca. Apagar el fuego y dejar en maceración hasta que el líquido
esté frío. Lavarse generosamente la cara con esta maceración, disfrutando de
su efecto vitalizador y detergente. Durante el verano, esta misma loción
calma el ardor provocado por el sol sobre la piel.
• Astringente de hamamelis virginiana: La acción antiséptica de esta
planta se une a la propiedad de reducir la dilatación de los poros que a
menudo acompaña a la piel grasienta.
• Loción refrescante al limón: Mezclar zumo de limón con agua, según la
concentración deseada, y ponerlo en el congelador de cubitos de hielo.
Pasarlo por la cara y por el cuello, quitando después la grasa y la humedad
con un poquito de algodón.
• Astringente de menta: En un frasco, poner en maceración durante 7 días
3 cucharadas de menta picada en 2 cucharadas de vinagre de manzana.
Escurrir apretando las hojas de menta y añadir 1/4 de litro de agua destilada.
Guardar. Purifica, limpia y refresca la piel.
• Tónico refrescante para aclarar la piel: Exprimir el zumo de medio
limón en una taza de infusión de manzanilla y aplicar.
• Tónico de coñac y romero: Preparar una maceración con 3 cucharadas
de romero fresco o seco en una taza de agua hirviendo. Dejar enfriar y añadir
3 cucharaditas de coñac y 2 de agua de rosas natural. Es una loción
estimulante y se adapta a todo tipo de piel. (Los tónicos y los astringentes de
venta en el comercio normalmente contienen alcohol, elemento que a la larga
estira y seca demasiado la piel. Esta receta contiene alcohol y, si bien es
ciertamente más natural que un tónico comprado que, además de alcohol,
contiene muchos ingredientes químicos, no aconsejo su uso habitual).
• Loción de flores de saúco: En un recipiente de cristal que se pueda
cerrar, dejar macerar durante 24 horas una taza de flores de saúco (frescas o
secas) en una taza de agua. Filtrar y mezclar con media taza de zumo de
limón fresco. Se aplica sobre el rostro y el cuello, limpios.
• Tónico reafirmante al benjuí: Mezclar 1/4 de cucharadita de tintura de
benjuí en 1/4 de taza de infusión de rosas o bien de saúco o azahar. Filtrar
con una gasa y aplicar el tónico sobre el rostro con algodón, manteniéndolo
hasta que esté seco. Sirve para reafirmar la piel y mantenerla fresca.
Antiguamente, esta receta se utilizaba en casos de palidez.
• Agua de rosas pura: Es una verdadera loción «de lujo» ya que
solamente pueden permitírsela los que viven en el campo o bien los que
disponen de rosas rojas cultivadas sin fertilizantes. Para extraer la máxima
cantidad de agua se hará preferiblemente en los días más soleados. En un
tarrito de cristal transparente, poner los pétalos de una o dos rosas rojas y
olorosas; cerrar bien y poner al sol en las horas del mediodía. Al cabo de 2-3
horas las flores habrán destilado una agua muy preciosa mezclada con el
aceite esencial. Aplicar sobre rostro y cuello y guardar lo que sobra en la
nevera, pero no más de 24 horas. Las rosas son un factor de belleza usado
desde los tiempos más antiguos y retrasan la aparición de arrugas. Este
procedimento es la forma más completa de disfrutar de sus propiedades.

Leches limpiadoras
Para la piel grasienta, la mejor leche limpiadora es la leche desnatada, ideal
también para quitar el maquillaje. Sus propiedades astringentes parecen
reducir la actividad de las glándulas sebáceas, aunque sea momentáneamente.
Deja además una sutil capa protectora sobre la epidermis. Se puede, por
comodidad, tener un tarrito de leche desnatada en polvo en el baño y, en el
momento de utilizarla, mezclarla con agua bien caliente hasta obtener la
consistencia de la leche. Aplicarla con algodón, masajeando cada zona de la
cara y retirarla con una servilleta de papel. La leche entera se puede usar de
la misma forma en casos de piel seca y normal.
Personalmente, para limpiarme la cara, y sobre todo la zona de alrededor
de los ojos, uso la saliva. A menudo cuando hago esta afirmación la gente se
queda extrañada y un poco desconfiada. ¿No es acaso lo que utilizan los
animales para lavarse y desinfectar sus heridas? La saliva es un concentrado
de energía electromagnética, es riquísima en enzimas, tiene un alto poder
desinfectante y cicatrizante. Empleada a diario, además de limpiar y nutrir,
previene infecciones (sobre todo de los ojos) y actúa como preventivo de las
arrugas.
• Leche de almendras: Mezclar 4 cucharadas de almendras molidas, 125
cl de leche y media cucharadita de miel. Batir los ingredientes y guardar en la
nevera no más de 48 horas. Es una leche limpiadora indicada en casos de
pieles secas y normales.
• Leche de pepino: Con una licuadora, extraer el zumo de un pepino
pequeño. Mezclarlo con una tacita de leche, batiendo los ingredientes durante
2-3 minutos. Aplicar con bolas de algodón sobre pieles normales y grasientas.
• Leche limpiadora de avena: Mezclar una cucharada de harina de avena
con una cucharada de leche entera y una cucharadita de nata. La avena es una
efectiva limpiadora de la piel y elimina las células muertas. Esta leche está
particularmente indicada en casos de piel seca, opaca y desvitalizada.
• Leche limpiadora de avena y nata: Mezclar un poco de harina de
avena, reducida previamente a polvo muy fino, con nata hasta obtener una
pasta de consistencia mediana. Aplicar sobre la cara y dejarla actuar unos
minutos para que remueva la suciedad. Enjuagar y secar.
• Leche limpiadora de aloe: Se mezclan en un mortero 2 cucharadas de
tintura básica de aloe, 2 cucharaditas de menta fresca y 100 cc de infusión de
romero. Aparte, se calientan al baño maría en un tarrito de cristal 10 cc de
aceite de almendras, 20 cc de leche de almendra y 10 gr de manteca de cacao,
hasta que la manteca se derrita. Se agrega entonces el compuesto de menta y
aloe y 10 gotas de esencia de limón. Guardar en la nevera. Para todo tipo de
piel.

Los jabones
Para quien tiene la piel normal y seca, y sobre todo después de los 35
años, no es aconsejable el uso del jabón para lavarse la cara. Su fuerte
alcalinidad, de hecho, le quita a la piel la capa ácida, dejándola seca y
escamosa. Si os gusta usar jabón, elegid uno que lleve indicado su pH y
controlar que este pH sea lo más similar al de la piel. Si alguna vez usáis un
jabón alcalino, aclarar la cara con agua y vinagre de sidra (o bien vinagre «de
los 4 ladrones») para devolver a la piel su capa ácida. Personalmente uso
desde hace varios años agua o restos de infusiones a las que añado de vez en
cuando una parte de arcilla en polvo (una cucharada por 2-3 cucharadas de
líquido). Con esta mezcla se masajea el rostro y se aclara en seguida con agua
caliente y fría alternadas. Para proceder a la tonificación, elegir la infusión
más apropiada en el apartado dedicado a lociones y tónicos.
La avena es también muy efectiva como sustituto del jabón; ayuda a
eliminar las células muertas y a limpiar a fondo los poros. Se usará en forma
de harina, mezclando 4 cucharadas de esta con 4 de leche. Se calienta la
leche, se echa la harina y se cocina un poco hasta formar una pasta. Se aplica
a rostro y cuello y se enjuaga con agua tibia.
Para aquellos que no quieren prescindir del jabón, los mejores son los
nutritivos y ricos en aceites para evitar que la piel se seque en exceso. No
propongo, en este apartado dedicado a la delicada piel de la cara, recetas para
preparar el jabón base, porque su ingrediente principal, la sosa cáustica, es
una sustancia muy alcalina y, si no se la diluye apropiadamente, ejerce una
acción irritante sobre la piel. En el apartado dedicado al cuerpo se
encontrarán recetas para preparar jabones partiendo del jabón de Marsella. La
naturaleza nos ofrece algunas plantas que podemos usar como sustitutos del
jabón, como por ejemplo: la saponaria (o jabonera) y la chumbera.
• Jabón líquido de saponaria: En una olla, poner a hervir durante 5
minutos 5 cucharadas de saponaria con 3 cucharadas de lavanda y 2 de
romero. Dejar el cocimiento en maceración hasta que se enfríe, colar y verter
el líquido en una botella. Usarlo para lavarse el cuerpo y el pelo.
• Jabón natural de chumbera: Es una costumbre proveniente de los
indios americanos. Consiste en abrir por el medio una pala de higo chumbo,
después de haberle quitado los pinchos, y frotar bien cuerpo y pelo con la
parte interna de la hoja. Desprende una especie de espuma de suave efecto
detergente y confiere a la piel una sensación muy agradable. Estas palas son,
de hecho, ricas en mucílago.

Cómo retrasar el envejecimiento cutáneo


Al envejecimiento fisiológico acompaña el envejecimiento cutáneo, que
conlleva una serie de cambios en la dermis. Se verifican, de hecho:
• Una disminución del número de fibroblastos, las estructuras donde se
renueva el colágeno. El colágeno, así como la elastina, son proteínas
presentes en la dermis y responsables sobre todo de la elasticidad de la
misma. Al disminuir estas estructuras, la piel pierde elasticidad y turgencia.
• Aumento de la melanogénesis. La pigmentación pierde uniformidad y
aparecen manchas.
• Aumento de la fragilidad capilar, con la consecuente aparición de venitas
(couperose) en las mejillas y en la nariz.
• Pérdida de hidratación.
• Disminución del espesor de la dermis.
• Reducción del calcio extracelular dérmico. El calcio es fundamental en el
proceso de contración-expansión de las fibras.
La pérdida de elasticidad y de hidratación que deriva da estas condiciones
es responsable de la aparición de arrugas.
Elementos altamente responsables del envejecimiento cutáneo, son los
radicales libres. Se trata de grupos químicos en la producción de los cuales
participan factores como la contaminación ambiental, la radiación solar, el
agotamiento físico-psíquico, los tratamientos prolongados con fármacos y la
radioterapia. Los radicales libres alteran el sistema biológico actuando sobre
el metabolismo de proteínas, carbohidratos, lípidos y ácidos nucleicos,
acelerando así el proceso de envejecimiento. Afectan al colágeno y a la
elastina, favoreciendo la aparición de arrugas, y a los melanocitos, las células
productoras de melanina, causando manchas en la piel e incluso lesiones
cancerígenas.
Solamente podemos neutralizarlos con la ayuda de sustancias
antioxidantes, que añadiremos a la dieta (vitamina E, aceite de onagra) y a
los tratamientos de belleza externos, ya que en nuestro organismo su
producción disminuye con la edad. Las plantas medicinales que nos pueden
ayudar a neutralizar los radicales libres, son: la equinácea (en su raíz hay
derivados del ácido caféico, que inhiben la alteración del colágeno); la cola
de caballo (tiene una acción antiradical pero hay que usarla fresca o bien en
extracto de planta fresca); el ginkgo biloba y el grosellero negro (ambos
contienen flavonas, que bloquean la producción de radicales libres); el
romero (protege la oxidación de los lípidos), el diente de león (además de
flavonas, contiene zinc, un oligoelemento antiradical) y el hibisco (también
contiene derivados flavónicos).
Las cremas a base de estrógenos y progesterona, usualmente publicitadas
para reparar el envejecimiento cutáneo, pueden causar reacciones negativas,
ya que las hormonas, una vez absorbidas por la piel, pueden causar un
desequilibrio hormonal por todo el organismo. Aparte de las plantas
enumeradas más arriba, hay algunos preparados que nos pueden ayudar a
mantener la piel saludable.
Para evitar la deshidratación usaremos aceites vegetales ricos en ácidos
grasos poliinsaturados o ácidos grasos esenciales, entre los cuales los que
más nos interesan son el ácido linoleico y el ácido linolénico, fundamentales
para realizar la síntesis de prostglandinas. Son ricos en estos dos tipos de
ácidos grasos el aceite de germen de trigo, el aceite de semillas de onagra,
el aceite de semillas de borraja y el aceite de rosa mosqueta. Estos aceites
forman por encima de la epidermis una capa lipídica que frena la evaporación
excesiva de agua.
Por lo que concierne al problema de la elasticidad, necesitamos reponer
proteínas cuya síntesis, como hemos visto, disminuye con la edad. Entre las
funciones básicas de las proteínas está la función estructural que llevan a
cabo las proteínas fibrosas (colágeno, elastina, etc.). Debemos recordar que
solamente las proteínas de origen animal contienen todos los aminoácidos
esenciales y, por lo tanto, cumplen todos los requisitos. Las personas
completamente vegetarianas pueden convertir las proteínas ingeridas en
proteínas de alta calidad simplemente mezclando en la misma comida
cereales, vegetales y legumbres. Es cierto que las personas vegetarianas
tienen una piel más clara y sana que las que comen mucho producto animal
(sobre todo carne) pero es también verdad que una dieta totalmente
vegetariana, o sea con la exclusión de lácteos y huevos además de la carne,
puede presentar un déficit proteico que se refleja en un temprano decaimento
de la piel. Personalmente no como carne, pero después de muchos años de
dieta completamente vegetariana (macrobiótica) he llegado a la conclusión
que una dieta ovolácteovegetariana, con el consumo saltuario (una vez por
semana o menos) de pescado y la abolición total de tabaco, drogas, alcohol y
productos químicos, es una buena base para mantener el cutis joven y sano.
Complementaremos nuestra dieta con frutos secos, germen de trigo,
aguacates, productos derivados de la soja, y alimentaremos nuestra piel
externamente con estos mismos elementos. Los productos que derivan de la
soja y del aguacate, por ejemplo, se han demostrado eficaces en activar el
crecimiento de los fibroblastos y aumentar así la producción de colágeno.
La vitamina E debería ser un elemento siempre presente en el botiquín de
belleza de una mujer que ha llegado a los 40 años. Sus propiedades han sido
detalladas en el párrafo «Ampliando el botiquín».
La manteca de cacao, aplicada sobre las primeras arrugas alrededor de la
boca y de los ojos, también sirve para atenuarlas y reducirlas, actuando como
emoliente y suavizante de la piel.
Para las pieles maduras, además de aconsejar las mascarillas nutritivas
enumeradas en el párrafo relativo, aconsejo el uso de ungüentos. Estos
ungüentos se pueden aplicar por la mañana y retirar como una mascarilla
después de 1 hora, o bien se pueden aplicar en cantidad más reducida y
dejarlos absorber totalmente por la piel. Vuestro tipo de piel y su capacidad
de absorberlo totalmente os guiarán.
Entre las plantas medicinales a las que podemos dirigirnos para evitar un
precoz envejecimiento cutáneo, las más importantes, son: la centella asiática,
óptimo regenerante celular; la cola de caballo y la resina de benjuí,
reafirmantes; el hipérico y la consuelda, altamente cicatrizantes, y el
ginseng, regenerador y estimulante. La raíz de este último estimula la síntesis
de RNA y de proteínas, influyendo además en el metabolismo de los lípidos y
de los carbohidratos. Con todas las plantas enumeradas arriba se pueden
preparar tisanas para aplicar a la piel en forma de compresas. Para prepararlas
se puede seguir el procedimiento de la loción de flores de saúco (ver apartado
«Los tónicos»).
Gracias a sus principios activos, el aloe vera es un precioso aliado de la
salud y de la belleza del cutis. Sus propiedades regeneradoras están
justificadas por la concentración vitamínica, en particular las vitaminas A,
B1, B2, B6 y B12, y por los azúcares vegetales (glucomannan, pentosa,
galactosa). Estas sustancias convierten al aloe en un activo estimulante
biogénico, capaz de flexibilizar las fibras elásticas de la dermis, fortificar las
fibras de colágeno y estimular la reproducción de las células epiteliales.
El aloe, además de limpiar a fondo el cutis eliminando células muertas y
productos desechables, regula el pH, nutre la piel y la tonifica. Al estimular la
producción de colágeno, evita el resquebrajamiento del cutis, retrasando así la
aparición de arrugas y patas de gallo. Si disponéis de plantas frescas, lo ideal
es cortar un trocito de 3 cm más o menos por la mitad y, después de haber
removido un poco la pulpa con los dedos, aplicarla generosamente sobre el
rostro y el cuello. Mantenerla durante una hora y enjuagar con agua caliente y
fría alternas. Repetir esta operación lo más a menudo posible, recordando que
con los elementos naturales las respuestas pueden ser más lentas pero más
duraderas. La tintura de aloe (ver capítulo 1) rebajada con agua constituye un
óptimo tónico para pieles desvitalizadas, y el ungüento a base de aloe
proporciona todas las virtudes de la planta misma.
• Loción de consuelda: En una taza de agua, dejar macerar durante 24
horas 4-5 cucharadas de raíz de consuelda. Filtrar y aplicar mojando en la
loción unas bolas de algodón. Repetir varias veces, prolongando la operación
durante varios minutos.
• Ungüento de rosa mosqueta: Llenar con oleomacerados las 3/4 partes
de un tarro de mermelada vacío, respetando las siguientes proporciones: 3
partes de aceite de caléndula macerada en aceite de germen de trigo, 2 partes
de aceite de consuelda macerada en aceite de sésamo, 2 partes de aceite de
hipérico macerado en aceite de oliva, y 1 parte de aceite de rosa mosqueta
puro. Añadir cera de abejas y calentar al baño maría hasta que la cera esté
completamente disuelta. Verter la mezcla en tarritos pequeños y una vez
solidificados los ungüentos, añadir a cada tarrito 2 gotas de aceite esencial de
geranio, removiendo con un palillo. Las propiedades altamente cicatrizantes
de la consuelda, de la rosa mosqueta y del geranio hacen de este preparado
una ayuda valiosa no solamente para reparar las arrugas sino para reducir
estrías, cicatrizar grietas (manos, pezones) y para atenuar las cicatrices
resultantes de intervenciones quirúrgicas.
• Ungüento de aloe vera: Seguir el primer procedimiento usando 3 partes
de aceite de aloe vera macerado en aceite de oliva, y 2 partes de aceite de
caléndula macerada en aceite de germen de trigo. Añadir la cera y dejarla
fundir al baño maría. Verter en tarritos y añadir a cada uno de ellos unas
gotitas de tintura de benjuí. Es un ungüento antiarrugas, reafirmante y
suavizante.
• Ungüento de aloe e hipérico: Siguiendo el mismo proceso, mezclar 3
partes de aceite de aloe vera con 2 partes de aceite de caléndula y 2 partes de
aceite de hipérico. Añadir la cera y una vez que el ungüento esté listo pasarlo
a los tarritos, añadiendo 20 gotas de tintura de aloe por cada 30 cc de
producto. Además de ser antiarrugas, es un ungüento idóneo para ser
utilizado en casos de quemaduras o después de prolongadas exposiciones al
sol.
• Ungüento de caléndula y malva: Usando el primer procedimiento,
verter 3 partes de aceite de caléndula macerada en aceite de germen de trigo,
2 partes de malva macerada en aceite de sésamo, 2 partes de aceite de aloe
vera macerado en aceite de oliva y 1 parte de aceite de almendra. Verter en
tarritos y dej ar enfriar. Este ungüento antiarrugas, a diferencia de los
anteriores, no contiene ningún otro ingrediente tipo esencia o tintura; por este
motivo está especialmente indicado para pieles delicadas, con tendencia a la
couperose.
• Ungüento de aguacate y jojoba: Para quien no dispone de
oleomacerados preparados, el procedimiento más sencillo para preparar un
eficaz ungüento antiarrugas es el siguiente: Mezclar en partes iguales aceites
de germen de trigo, de aguacate y de jojoba. Añadir la cera de abeja
siguiendo las dosis indicadas para los demás ungüentos y también el
procedimiento común. Verter en tarritos y dejar enfriar. Añadir a cada tarrito
2 gotas de aceite esencial de rosas.

una bonita sonrisa


Los labios
El exceso de sol en verano, así como el frío y el aire seco del invierno,
deshidratan la sensible piel de los labios, causando a menudo heridas y
grietas dolorosas.
El uso de los pintalabios normales en el comercio, a menudo concentrados
de productos alergénicos y colorantes químicos, agrava estos problemas. En
algunos pintalabios hay unos componentes alergénicos que al contacto con la
luz solar causan reacciones negativas: los labios se agrietan y empiezan a
sangrar. Poco cambia en realidad con los productos publicitados como anti-
alérgicos; parece que también acaban provocando reacciones análogas. Por
suerte, empiezan a aparecer en tiendas de productos naturales pintalabios más
aceptables, que si bien no aseguran el efecto color durante 24 horas, por lo
menos no comprometen nuestra salud.
Para curar unos labios agrietados y secos o para protegerlos de elementos
externos agresivos como el frío, el sol, etc. se pueden preparar los ungüentos
que se encuentran a continuación.
La vitamina E es muy importante para conservar la salud y la belleza de los
labios, por lo cual maceraremos las plantas que vamos a utilizar en aceite de
germen de trigo, el más rico en dicha vitamina.
• Bálsamo emoliente para los labios: En un tarrito de cristal, fundir al
baño maría 2 cucharadas de aceite de caléndula (macerada en aceite de
germen de trigo), 2 cucharadas de manteca de cacao, y cera de abeja rallada
en cantidad suficiente para obtener un ungüento. Verter el compuesto en un
molde para pintalabios o bien repartirlo en pequeños tarritos de cristal.
Guardarlo en un lugar fresco para evitar el enranciamiento de la manteca de
cacao. Aplicar generosamente en los labios agrietados.
• Brillo labial: Es de muy fácil preparación y da un precioso brillo a los
labios, además de permitirnos disfrutar del sabor agradable que tiene. Fundir
al baño maría 3 cucharadas de manteca de cacao con 1 cucharada de cera de
abeja. Pasarla al tarrito de cristal y dejarla enfriar.
• Pintalabios natural: Quienes estén interesados en preparar un verdadero
pintalabios natural pueden proceder como sigue. Antes que todo, hay que
disponer de una maceración de raíz de palomilla de los tintes (dos
cucharaditas) en aceite de germen de trigo (media taza). La maceración debe
haber estado reposando dos semanas, por lo menos. Una vez filtrado el aceite,
se le añadirá al baño maría un poco de cera de abeja rallada (hasta formar un
ungüento más solido de lo normal) y se le añadirá un poco de infusión muy
concentrada de flores de hibisco y dos gotas de aceite esencial de rosas.

Los dientes
Para mantener nuestros dientes en buenas condiciones, una dieta adecuada
es tan importante como una higiene minuciosa. Por cuanto los productores de
dentífricos nos hacen creer que el secreto está en los cepillados diarios
realizados con productos confeccionados a partir de sustancias a menudo
tóxicas o contraproducentes para la misma salud dental, las verdaderas causas
de las caries y de otros problemas de nuestra dentadura residen en la
alimentación, en los factores hereditarios y en el mismo proceso del cepillado
en sí.
Es necesario evitar una alimentación rica en productos sofisticados y
refinados, en azúcar blanco, alcohol, vinagre y otros alimentos excesivamente
ácidos que sustraen minerales a nuestro organismo, y controlar que la
ingestión de minerales y vitaminas sea suficiente para la salud en general.
Nuestra dieta tiene que contener cereales integrales y alimentos duros o bien
que necesiten una masticación prolongada, ya que esta sirve para masajear las
encías.
Los dientes están compuestos principalmente de fosfatos de calcio, por lo
cual este mineral es imprescindible para el mantenimiento de una buena
dentadura; el calcio no se almacena en nuestro organismo como sucede con
otros minerales, por lo cual hay que asumirlo a diario en la cantidad justa.
Para asimilar el calcio se necesita la vitamina D; la vitamina A conserva el
esmalte y es responsable del aspecto externo de los dientes, y la vitamina C
impide el deterioro de los tejidos.
La placa dentaria la forma la saliva que se deposita sobre los dientes. La
saliva es una mezcla de secreciones glandulares y su composición está
influenciada por los alimentos que comemos. El azúcar provoca la secreción
de una cantidad de placa superior a la provocada por alimentos no
azucarados; la placa se forma cada 12 horas, por lo cual es muy importante
retirarla antes de que se deposite.
Las frutas y las verduras crudas, además de no producir placa dentaria, son
buenos detergentes y algunos de ellos, como la manzana, ejercen una acción
anticaries. Los vinagres atacan el esmalte dentario, por lo cual es mucho
mejor usar como aderezo zumo de limón o de umeboshi. En cambio, una
cucharadita de vinagre de sidra diluida en un vaso de agua, después de
comer, usada para enjuagues, ayuda a eliminar la placa.
Una carencia de minerales y de proteínas en la dieta de la mujer, durante el
embarazo y el amamantamiento, predispone también al deterioro de los
dientes en el hijo. Esto recalca que la salud en general no es solamente una
responsabilidad del individuo, sino que se determina antes de que este nazca,
en base a la calidad de la alimentación materna.
Síntomas como un excesivo acúmulo de tártaro sobre los dientes o encías
demasiado tiernas y fácilmente infectadas son un señal de alarma. También
las manchas sobre los dientes, las caries, pequeños granos de pus en la base
de los dientes en las encías y dientes que se balancean son otros síntomas a
tener en consideración.
Una cuidadosa higiene puede evitar muchas de estas situaciones. Es útil
también masajear a diario las encías y las zonas de alrededor con la yema del
dedo índice durante unos minutos.
El mal aliento, además de señalar trastornos del aparato digestivo o del
hígado, puede ser una de las consecuencias de dientes enfermos.
Comúnmente es un disturbio generado por una mala digestión que causa
putrefacciones en el organismo. Cuando en el estómago no hay ácido
clorhídrico suficiente, aparece el mal aliento.
Es importante entonces revisar la dieta y prepararse un elixir bucal que
solucione temporalmente el problema. El dentífrico de arcilla con clavo y
canela también puede ser útil, ya que actúa a la vez como elixir.
Como pequeña ayuda podemos recordar el limón: frotando los dientes con
su cáscara o con su zumo conseguiremos blanquearlos, teniendo cuidado de
enjuagarse en seguida con agua para que el ácido no ataque al esmalte. Las
fresas frescas frotadas también actúan como detergentes, así como algunas
raíces como la de alcanfor, usada en forma de tiza, que es además
antiséptica.

Los dentífricos
La mayoría de los dentífricos comerciales, además de contener un alto
porcentaje de azúcar, ya por sí mismo sumamente perjudicial para los dientes,
contienen sustancias abrasivas, detergentes o cáusticas. Los abrasivos,
usualmente a base de fosfatos o carbonatos, tendrían que asegurar una
limpieza minuciosa pero su acción corrosiva acaba por comprometer el
esmalte, sobre todo en las dentaduras débiles. El laurilsulfato, ingrediente
común a la mayoría de dentífricos, aunque ha sido presentado como
inofensivo, según estudios científicos independientes ha resultado que es
tóxico, provoca alergias y, como todos los detergentes, ejerce una acción
desequilibrante sobre la flora microbiana bucal, llegando a dañar la mucosa
misma. Algunos estudios señalan que bacterias nocivas como colibacterias y
estreptococos no son afectadas por su acción mientras que otras bacterias
inofensivas y beneficiosas son destruidas. El laurilsulfato, además, se
mantiene en la boca también después de haberla enjuagado repetidamente.
El miedo a los microbios ha llevado a la industria de los dentífricos a
incluir en sus productos el uso de antisépticos, así que sustancias peligrosas
como la benzosulfamida, el exaclorofeno e incluso el peligroso formaldehido
(sospechoso de ser cancerígeno) están presentes en su preparación. Tales
sustancias aniquilan indiscriminadamente la flora microbiana bucal
comprometiendo el sistema natural de defensa y alterando el equilibrio ácido-
basico de la boca.
Después de que la OMS se ha manifestado a favor del flúor, muchos
dentífricos lo incluyen entre sus componentes a pesar de ser sospechoso en
cuanto tóxico y de actuar como inhibidor de las glándulas endocrinas.
Para la higiene de los dientes podemos mezclar elementos biológicos y
preparar pastas dentífricas y enjuagues que sirvan no solamente para limpiar
sino para proteger nuestra dentadura de caries y alientos desagradables. La
arcilla es óptima para limpiar a fondo los dientes; si se la utiliza durante un
cierto tiempo y se vuelve después a un dentífrico normal, se tendrá la
sensación de que los dientes nunca están limpios. La arcilla es útil también
para quitar la placa y las manchas causadas por el humo, y la recomiendo
vivamente a todos aquellos cuyas encías sangran fácilmente.
Entre las plantas medicinales, elegiremos la salvia, fundamental en las
afecciones de la zona bucal y anticaries, el tomillo como antiséptico y la
menta como refrescante. Esta última, siempre que queramos podemos
añadirla a los otros componentes, ya sea en forma de infusión o de aceite
esencial.
La mirra es una resina con propiedades desinfectantes y es de gran ayuda
en casos de encías débiles y ulceradas. Añadida en forma de tintura (unas
gotas) a los dentífricos o a los enjuagues sirve como antiséptico y
conservante. Usada sola, siempre en forma de tintura, fortalece y sana las
encías y cura las llagas en la boca.
Las hojas de salvia frescas, frotadas sobre los dientes y las encías, limpian
al instante. En casos de caries dolorosa, se dejarán sobre la parte afectada
hojas machacadas con su zumo. La salvia se puede secar también en el horno,
reducir a polvo muy fino, guardarla y usarla como dentífrico. Este polvo de
salvia resulta útil como blanqueador, liberando los dientes de la placa
amarillenta. De la misma forma se prepara el dentie, el dentífrico usado en
macrobiótica, sólo que en vez de la salvia se usan berenjenas y sal marina.
El dentie es un producto óptimo y se puede conseguir en cualquier tienda de
dietética, aunque no aconsejo usarlo a diario ya que el exceso de sal marina
puede perjudicar el esmalte.
El zumo de manzana (recién centrifugado), sirve también para limpiar los
dientes y es ligeramente anticaries; por ese motivo es saludable acostumbrar a
los niños a comer una manzana con su piel entre las comidas.
• Dentífrico de arcilla y salvia: Preparar media taza de infusión muy
concentrada de hojas de salvia y no filtrarla hasta que esté fría. Con la ayuda
de una cucharita de madera formar una pasta blanda mezclando la infusión
con la arcilla que se necesite. Es muy importante usar una arcilla muy fina
para uso interno (la mejor es la arcilla blanca). Obtenida la pasta, añadir una
gota de aceite esencial de clavo, dos de canela, tres de tomillo y tres de
tintura de mirra.
Esta es la fórmula más antiséptica, indicada para quien sufre de caries o de
encías inflamadas. En casos extremos se le puede añadir tintura de propolis
por su valor como antibiótico natural.
Quienes no tienen problema particulares pueden prescindir del clavo y la
canela y usar en su lugar esencias más agradables como menta, hinojo,
mirra, etc.
• Elixir dentífrico astringente: En 200 gr de alcohol de 80° y 20 gr de
agua destilada, poner a macerar durante 9 días 100 gr de raíz de ratania y 50
gr de corteza de canela desmenuzadas. Filtrar, añadir 780 cl de agua destilada
y 10 gotas de esencia de menta. Filtrar nuevamente al cabo de 3 días y utilizar
el líquido para enjuagues 2-3 veces al día. Es útil para reforzar las encías y
mantener los dientes sanos y blancos.
• Elixir bucal: Mezclar 2 gotas de cada uno de los siguientes aceites
esenciales: romero, menta y salvia. Practicar enjuagues 2 veces al día.
• Elixir odontálgico: En 100 gr de alcohol de 70°, dejar macerar durante 9
días 15 gr de salvia, 4 gr de propolis puro, 2 gr de clavo de especia, 10 gotas
de esencia de romero, 4 gotas de esencia de bergamota. 1 cucharadita en un
vaso de agua para enjuagues (neuralgias).
• Enjuague de salvia para las encías inflamadas: Un enjuague realizado
con una infusión concentrada de salvia y sal marina puede ser eficaz por sí
solo para combatir una infección de las encías. Preparar una infusión de
salvia bien concentrada en una taza de agua. Al apagar el fuego, añadir una
cucharadita de sal marina integral, tapar y dejar macerar durante unas horas.
Dejar enfriar y practicar los enjuagues cada hora, manteniendo el líquido
sobre la zona infectada durante unos minutos.
• Infusión para enjuagues. En medio litro de agua hirviendo, poner en
infusión 30 gr de hojas de albahaca desecada, 30 gr de bayas de enebro, 10 gr
de pétalos de rosas rojas. Cuando la tisana esté tibia, filtrarla, exprimiendo
bien los ingredientes para que salga el zumo, y guardarla en la nevera.
Utilizar después de lavar los dientes, 3 veces al día (halitosis).
• Elixir bucal complejo: Ingredientes: esencia de canela, 1 gr; esencia de
eugenia, 2 gr; esencia de menta, 8 gr; tintura de benjuí, 8 gr; tintura de
propolis, 30 gr; esencia de salvia, 2 gr; alcohol de 80°, 1 litro. Mezclar, dejar
macerar 24 horas y filtrar. Se harán enjuagues diluyendo media cucharadita
de elixir en un vaso de agua.
• Enjuague especiado:
1 – Ingredientes: 1 cucharada de clavos triturados, 1 de nuez moscada, 1
de canela, 1/4 de litro de vino de Jerez, 5 gotas de esencia de lavanda y 5
gotas de esencia de menta. Dejar macerar en el jerez durante tres días la
canela, el clavo y la nuez y luego añadir los aceites esenciales. Usar a razón
de una cucharadita disuelta en un vaso de agua
2 – En 850 gr de orujo o grapa, macerar durante 9 días 30 gr de anís en
polvo, 8 gr de canela en polvo, 1 gr de esencia de menta. Filtrar y conservar.
En gárgaras, diluir 1 cucharadita en 1 vaso de agua. Sirve para refrescar la
boca, purificar el aliento, tonificar las encías y blanquear los dientes.
• Vino de salvia: Hervir durante 5 minutos 30 gr de hojas de salvia y 20 gr
de hojas de albahaca en 1 litro de vino rojo. Dejar enfriar, filtrar y añadir 50
gr de miel pura. Gárgaras y enjuagues bucales (estomatitis y todo tipo de
inflamación bucal, hongos).

El cuello
Muchas veces el cuello es la primera parte del cuerpo que da claras señales
de envejecimiento; esto es debido a la escasa atención y al poco ejercicio al
que sometemos esta parte del cuerpo. Para detectar su estado de flexibilidad,
probar este ejercicio: sentados en una postura cómoda que permita mantener
la espalda derecha, dejar caer hacia adelante la cabeza como un peso muerto
y hacerla rodar algunas veces. Si se advierten ruidos como si se tuviera arena
en la nuca, no se está utilizando el cuello adecuadamente. Al eliminar la
rigidez, el movimiento rotatorio del cuello, además de reforzar los músculos
locales, eliminará también las tensiones que se acumulan en esta zona. Este
mismo ejercicio es también una óptima prevención de cara a los problemas de
cervicalgia tan comunes en las personas ancianas.
Visto desde una óptica espiritual, el cuello es el puente entre la vida mental
y espiritual (los chakras superiores) y la vida emocional y física (los chakras
inferiores), por lo cual toda rigidez y tensión acumulada en esta zona impide
la comunicación entre estas dos partes del ser y mantienen en el hombre una
postura rígida y unilateral hacia la vida.
El chakra laríngeo, que ya pertenece al cuerpo espiritual, es estimulado por
los mismos ejercicios que utilizaremos para tonificar el cuello.
Sin pasar por alto los ejercicios físicos, cremas y bálsamos naturales
pueden ayudar muchísimo a atenuar los signos del tiempo y a devolver al
cuello cierta elasticidad.
• Máscara tonificante: Batir una clara de huevo, una cucharadita de
extracto de menta, una de alcanfor líquido, una de miel y una cucharada de
leche entera. Aplicar sobre el cuello y dejar secar. Enjuagar con agua tibia,
tamponando con una toallita de algodón, y aplicar un poco de bálsamo
revitalizador.
En el verano, debido a la excesiva exposición al sol, pueden aparecer
manchas oscuras sobre la piel del cuello. En este caso, el yogur resulta muy
útil, siempre que se tenga paciencia y se utilice a diario durante cierto tiempo;
pocas y salteadas aplicaciones no darían el resultado esperado. El yogur debe
mantenerse una media hora antes de proceder al enjuague.
Los ungüentos antiarrugas detallados en el apartado relativo son todos
ellos útiles para tratar esta parte del cuerpo.

el pelo
El requisito fundamental para mantener un cabello fuerte y bonito es la
alimentación. El pelo está compuesto básicamente por proteínas (97%);
contiene además minerales y cenizas (3%). El ácido sulfúrico, el calcio y las
vitaminas del grupo B son también necesarios para mantener una bonita
melena. La riboflavina y la vitamina A estimulan su crecimiento y las grasas
insaturadas evitan su caída.
Cada pelo nace de un minúsculo saquito de piel llamado folículo, en cuya
base se encuentra un tejido rico en vasos sanguíneos, que llevan sustancias
nutritivas al cuero cabelludo. En cuanto un pelo crece y sale del folículo deja
atrás una columna de células que forman un nuevo pelo. Mientras el proceso
sigue, normalmente el número de nuevos pelos iguala al de los viejos. Pero
cuando los cabellos al salir no depositan nuevas células, los pelos no son
sustituidos y empieza un proceso que puede acabar en calvicie.
Algunos alimentos resultan útiles para devolver tono a un pelo opaco o que
está envejeciendo tempranamente. La levadura de cerveza da vida al color,
así como el germen de trigo, la melaza de caña, las semillas de girasol, los
cereales integrales y los aceites de primera presión en frío. Estos alimentos
tendrían que formar parte de nuestra dieta.
Aceite de belleza para el cuerpo y el pelo

Se prepara a partir de oleomacerados de hipérico, lavanda y romero y se añaden esencias al gusto


(ylang-ylang; benjuí; rosou; musgo, ámbar, etc.)
Hay plantas medicinales que se adaptan más que otras a resaltar la salud y
la belleza del pelo. Entre ellas destacan:
• Abedul: Se utilizan las hojas, que resultan beneficiosas en casos de
seborrea.
• Capuchina: Las hojas y las flores combaten la caspa y fortifican el
cabello frenando su caída y vigorizando los bulbos pilosos.
• Centáurea y helicriso: Llamadas ambas vulgarmente biondella (rubita),
realzan el color del cabello rubio y embellecen el pelo ya blanco, quitándole
el tono amarillento.
• Cola de caballo: Su riqueza en minerales, silicio sobre todo, la hace
indicada en casos de alopecia y de debilidad capilar.
• Culantrillo de pozo: Su afinidad con el pelo la subrayaron los
exponentes de la Escuela de las Signaturas (ver capítulo 2). Fortalece el
cabello, estimulando su reproducción.
• Naranjo: En forma de aceite esencial, es muy efectivo para realzar la
belleza del cabello. Se puede añadir en gotas al vinagre del último enjuague.
• Ortiga: Altamente remineralizante en uso interno, usada externamente
nutre el pelo y detiene su caída.
• Retama: La raíz es efectiva para combatir la caspa.
• Ricino: El aceite extraído de las semillas combate la seborrea y desde la
antigüedad se utiliza para confeccionar mascarillas capilares aptas para frenar
la caída del pelo y realzar su belleza.

El champú
Lavarse el pelo tendría que ser un ritual programado, ya que si prestamos
más atención a este momento el pelo se mantendrá brillante y suave sin
necesitad de recurrir a costosas cremas y lociones.
La frecuencia con que se debe lavar el pelo es un factor individual pero,
por lo general, no es aconsejable aplicar más de un champú o dos por
semana. Una persona con buena salud y que lleva una alimentación
equilibrada necesita lavarse el pelo menos que una persona enferma (la
enfermedad hace liberar más toxinas) o que come demasiado (el exceso de
grasa se deposita, entre otros sitios, en el pelo). Quien vive en el campo o en
pueblos pequeños también mantiene el pelo limpio más tiempo que quienes
sufren el aire contaminado y sucio de las ciudades.
El tipo de pelo —graso, fino, grueso, seco, etc.— debe ser tomado en
consideración, ya que definirá también la frecuencia con que debemos
lavarnos el pelo. Un pelo seco y frágil, por ejemplo, resulta decididamente
dañado por unos lavados demasiado frecuentes, incluso si se usan champús
etiquetados como inocuos.
Un lavado de pelo rápido no es adecuado para mantener el pelo saludable;
con el tiempo, estas prisas pueden tener como resultado la caspa, malos
olores del cuero cabelludo y poros obturados.
Antes de lavarse el pelo es aconsejable practicar un masaje en la cabeza,
tirando ligeramente de cada mechón para dar vigor al cutis; se procede
entonces a cepillar el pelo con un cepillo de cerdas naturales de media dureza,
ya que los cepillos demasiado duros pueden irritar el cutis.
Evitar siempre que se pueda los cepillos y peines de plástico. Mantener la
cabeza echada hacia delante y cepillar desde la nuca hacia arriba. Tratar cada
punto del cuero cabelludo, para retirar el polvo y residuos de células muertas.
Aplicar entonces el champú, evitando el agua demasiado caliente y
siguiendo el masaje con las yemas de los dedos. Es necesario enjuagar bien el
pelo para eliminar toda traza de jabón.
Cuando elijáis un champú, no pensar erróneamente que los buenos son
aquellos que hacen «cantar» al pelo. Cuando oís este ruido al enjuagar el pelo
significa que ha habido una verdadera pérdida de sustancias lubrificantes y
nutritivas.
Los cabellos sanos deben ser suaves, vivos y «silenciosos» cuando están en
buenas condiciones de salud; los champús detergentes los hacen cantar a
costa de despojarlos de todos sus preciosos y necesarios aceites.
Después de haber lavado el pelo, esperar a que se seque un poco antes de
peinarlo, puesto que los peines quiebran el pelo mojado. Siempre que podáis,
evitar el secador, dejar que el pelo se seque por sí solo o al sol.
El pH del pelo es naturalmente ácido, por lo cual usando un champú
alcalino se rompe su equilibrio, lo que lleva, con el tiempo, a dañar su salud.

• Champú de saponaria: Cocer en medio litro de agua una cucharada de


raíz de saponaria hasta que el líquido se haya reducido a la mitad. Añadir
unas gotas de aceite esencial de salvia o romero para el pelo oscuro o bien de
manzanilla para el pelo rubio.
Para hacer más efectivo aún este champú se puede echar directamente al
agua hirviendo un abundante manojo de romero, de manzanilla o de otra
planta, según el caso específico.
• Champú de saponaria y naranja: Batir una yema de huevo con una
cucharada de zumo de naranja y una taza de infusión de saponaria. Es un
champú proteínico que nutre y deja el pelo sedoso.
• Champú de saponaria y cola de caballo: La cola de caballo es un
óptimo acondicionador, además de dotar al pelo de un brillo particular. Su
mismo nombre está ya algo relacionado con el tema del cabello. Hacer hervir
unos minutos 8 cucharadas de raíz de saponaria en 2 litros de agua destilada.
Al apagar el fuego añadir 10 cucharadas de cola de caballo y dejar reposar
hasta que esté frío. Filtrar y embotellar.
• Champú proteínico de huevos y romero: Batir en una taza 2 yemas de
huevo con una infusión concentrada de romero. Aplicar al pelo y dejar actuar
durante media hora. Cubrir la cabeza con un plástico para facilitar la
penetración del producto y para que se desarrolle el calor natural. Lavarse el
pelo con agua tibia, enjuagando abundantemente para eliminar toda traza de
huevo, utilizando como último enjuague la infusión restante. Este champú
genera mucha espuma. El romero puede sustituirse por manzanilla o
siempreviva en casos de pelo rubio y por salvia en casos de pelo oscuro.
• Champú de Marsella: Preparar una decocción de romero hirviendo
durante 15 minutos 30 gr de romero en 1 litro de agua destilada. Filtrar y
volver a poner el líquido a calentar a fuego lento después de haber añadido
media taza de jabón de Marsella puro en escamas. Remover hasta que el
jabón se haya disuelto completamente. No es un champú especialmente
espumoso pero limpia y refresca; además, el romero le confiere un pH muy
aceptable.
Para evitar lavados demasiado frecuentes, que pueden dañar el pelo, se
puede recurrir entre un champú y otro a un champú seco. Para este fin son
útiles las harinas de maíz (que además combate la caspa), de almendra y de
avena. Media taza de harina es suficiente para realizar este champú; se
masajea con ella toda la superficie del pelo y del cutis, se deja actuar durante
5-10 minutos y se elimina con un cepillo suave.
Muchas veces el pelo necesita regenerantes, sobre todo cuando lo
sometemos a tintes químicos, a excesivos lavados, o bien en el verano,
cuando el sol y el agua del mar y de las piscinas lo vuelven árido y más seco
de lo normal. La mayonesa preparada con vinagre de sidra, la pulpa de
aguacate y el aceite de ricino constituyen maravillosas mascarillas
regeneradoras, así como la melaza oscura (pelo negro) y la miel clara (pelo
rubio). Todos estos productos se aplican generosamente desde la raíz a la
punta del cabello, dejándolos actuar media hora.
Si estáis de vacaciones en un lugar de mar, es aconsejable tener siempre el
pelo protegido por una capa de aceite durante el día y lavarlo con el champú
por la noche. En las dos recetas que siguen destacan las propiedades
igualmente excepcionales del romero y de la salvia; los aceites esenciales
sirven únicamente par otorgarle perfume. El azahar confiere un perfume
dulce y sensual que acompañará durante todo el día; las esencias de agrumes,
en cambio, son más frescas y juveniles.
• Aceite de azahar para el pelo: Mezclar en partes iguales oleomacerado
de romero en aceite de germen de trigo y aceite de hipérico (confeccionado a
partir de aceite de oliva). Añadir por cada 100 cc de aceite 20 gotas de aceite
esencial de azahar.
• Aceite de cítricos para el pelo: Mezclar en partes iguales oleomacerado
de salvia (en aceite de oliva) y oleomacerado de romero (en aceite de germen
de trigo). Añadir por cada 100 cc de aceite 15 gotas de aceite esencial de
limón y 15 gotas de aceite esencial de naranja.
• Compresas de la reina Ana: En un tarro de cristal con capacidad para
250 cc, verter una taza de miel pura, media taza de aceite de oliva y 2
cucharadas de zumo de limón. Mezclar, tapar y dejar descansar durante 2
días. Aplicarla al pelo, desde las raíces a las puntas, masajear y cubrir la
cabeza con un saquito de plástico para desarrollar calor. Dejar que actúe
durante media hora y proseguir con el champú. Añadir al último enjuague
zumo de limón o vinagre de sidra.
Reflejos naturales
Ninguna receta natural devuelve al pelo su color original una vez que se ha
perdido, pero la dieta nos ayuda una vez más a retrasar el momento tan
temido en que empiezan a aparecer las canas. Los alimentos necesarios para
mantener la salud del pelo son los mismos que estimulan su crecimiento y
que retrasan el envejecimiento general de todo el organismo.
Entre los alimentos que resultan útiles en dar vida al pelo, una vez que su
color se ha apagado a causa de la edad, destacan: levadura de cerveza,
germen de trigo, melaza oscura, semillas de girasol, semillas de sésamo
negro, cereales integrales, marisco (el cobre que contienen influye
positivamente sobre los pigmentos de la piel) y aceites de primera presión en
frío.
Hay también plantas medicinales y otros elementos naturales que otorgan
reflejos al pelo y ayudan a cubrir las canas.
Para dar al pelo una tonalidad más clara, además de utilizar plantas como
la manzanilla y la siempreviva, se puede usar zumo de limón diluido en la
última agua de enjuague, repitiendo varias veces la operación. Otro sistema
consiste en lavarse el pelo con cerveza clara, que refuerza además el pelo
frágil. Para realizar este lavado no se necesita jabón, se introduce
sencillamente varias veces el pelo en una palangana con cerveza clara pura.
Este procedimiento se seguirá cada dos semanas.
La henna constituye el tinte natural más permanente, pero el color rojo que
imprime puede llegar a cansar. Mezclada a partes iguales con manzanilla
conferirá tonos rubios dorados; para obtener una tonalidad más oscura, seguir
la receta de henna con salvia y clavos de especia.
El mallo de nuez se ha utilizado desde siempre para conferir tonalidades
castaño oscuro. Este producto mancha mucho, hay que aplicarlo en la dosis
indicada y con la ayuda de unos guantes de plástico.
La salvia, en fin, fue conocida antes por su virtud de tapar las canas y
colorar el pelo de negro que por sus virtudes medicinales.
• Enjuague de manzanilla: La manzanilla es la tradicional aliada del pelo
rubio, elimina el tono gris del pelo canoso y devuelve un brillo dorado al pelo
rubio que se ha vuelto oscuro.
Hervir durante media hora en dos tazas de agua un puñado de flores de
manzanilla y dejar reposar en maceración hasta que el líquido esté frío.
Después de haber lavado el pelo y de haberlo secado con una toalla, verter el
líquido sobre el pelo y recogerlo con una palangana para poder repetir más
veces la operación. Este enjuague se puede preparar mezclando en partes
iguales manzanilla y siempreviva (reflejos rubios).
• Loción: En 500 gr de vino blanco, hervir 25 gr de flores de manzanilla y
una taza de cocimiento realizado con 15 gr de raíz de ruibarbaro. Friccionar
el pelo durante largo rato, después de aclararlo (reflejos rubios).
• Champú: Batir a punto de nieve 2 claras de huevo y, después de haber
cepillado el pelo, se masajea con ellas el cuero cabelludo. Secar el pelo al sol
durante 20 minutos y volver a cepillarlo. Enjuagar con manzanilla o bien con
zumo de limón diluido en agua.
• Tinte de salvia y henna: En medio litro de agua hirviendo, echar media
taza de salvia seca y dejar macerar durante toda la noche. Añadir 1
cucharadita de clavos de especia molidos y 1 cucharada de henna. Añadir
infusión de té negro hasta obtener una pasta suave y cremosa. Aplicar la pasta
sobre el pelo lavado y humedecido y dejarla actuar durante 1 hora. Enjuagar
(reflejos castaños y negros).
• Tinte a la salvia: En medio litro de agua hirviendo, echar 3 cucharadas
de salvia seca y 2 cucharadas de té negro. Hervir durante 25 minutos, apagar
el fuego y dejar macerar hasta que la tisana esté fría. Filtrar y usar a diario
para oscurecer paulatinamente el cabello. Una vez obtenida la tonalidad
deseada, limitarse a 2 aplicaciones por semana. (cubre poco a poco las
canas y oscurece el pelo).
• Tinte al mallo de nueces: Exprimir en un vaso el zumo de los mallos
verdes de nueces, añadir polvo de clavos de especia y cubrir con alcohol.
Dejar macerar durante 9 días, filtrar y añadir un poquito de sal marina como
conservante. Aplicar sobre el pelo húmedo, dejar actuar media hora y
enjuagar (cabello castaño y negro).
Estimular el crecimiento del cabello
El cuidado diario para un pelo que crece poco y con dificultad consiste,
sobre todo, en el masaje estimulador. No es verdad que cepillar el pelo a
menudo empeore la situación del cabello grasiento; al contrario, ayuda a
llevar a la superficie el sebo que reviste la base del pelo. Distribuyendo más
uniformemente la secreción oleosa se previene la obturación de los poros y la
formación de caspa. Es preferible usar únicamente cepillos de cerdas
naturales ya que el uso de cepillos de nilón es en buena parte responsable de
la caída del pelo y de su aridez. Proceder al cepillado con movimientos
uniformes desde el cutis hasta las puntas, sin dejarse ninguna parte. Contar,
por ejemplo, hasta 50 cepilladas. Practicar este masaje cada mañana; todo el
cuerpo parecerá relajarse después de esta benéfica estimulación.
Otro método efectivo para estimular el crecimiento del pelo consiste en el
masaje verdadero, efectuado con la palma y los dedos de las manos,
masajeando y tirando delicadamente del pelo, hasta notar un cierto
movimiento por debajo del cutis. La acción del masaje provoca una mayor
afluencia de sangre hacia las raíces del cabello, aportándole nutrición.
Para acelerar el crecimiento del pelo, prestar atención a la dieta es factor de
suma importancia. Las vitaminas del grupo B más las vitaminas A, C y E
estimulan el crecimiento del pelo. La levadura de cerveza y el germen de
trigo tendrían que estar presentes a diario en la dieta, así como las algas
marinas, riquísimas en minerales, entre los cuales están el yodo, el cobre, el
hierro y el potasio, esenciales para reconstituir el cabello. Las algas más
indicadas en casos de pelo frágil son las izijiki, cuya forma recuerda
justamente al cabello; como las otras algas, hay que remojarlas en un poco de
agua y añadirlas a otros vegetales, cociéndolas media hora, más o menos. La
cola de caballo es entre las plantas medicinales la que destaca por su aporte
en minerales, por lo cual se tomará en infusión cada día a razón de 3 tazas.
Las ortigas, ricas como ningún otro vegetal en hierro, calcio y magnesio, se
consumirán siempre que se pueda, hervidas y en forma de caldo, limitando al
mínimo su tiempo de cocción para conservar sus aportes minerales.

Problemas específicos: caída del pelo


Ni el masaje ni el cepillado son aconsejables en casos de caída del pelo.
En este caso, antes que todo hay que indagar las causas, que pueden ser
dietéticas, glandulares o, más fácilmente, psíquicas.
Desde el punto de vista de la medicina oriental, la caída del pelo tiene una
causa de extremo yin, o sea de expansión, que al dilatar los bulbos pilíferos
hace que el pelo caiga. Este exceso de yin lo provoca la ingestión de
alimentos expansivos como azúcar, alcohol, bebidas comerciales, fruta
tropical, y el uso de medicamentos (se ha reconocido, por ejemplo, que las
píldoras para adelgazar provocan la caída del pelo), tranquilizantes y a
menudo los mismos productos de belleza (lociones, champús, cremas, etc.)
que se adquieren pensando erróneamente que se está haciendo algo positivo
para solucionar este problema.
Un sistema nervioso tenso crea una contracción que cierra los vasos
sanguíneos que llevan alimento al cabello. Si la tensión nerviosa perdura, la
desnutrición del cuero cabelludo se transforma en una pérdida notable de pelo
y puede hasta terminar en verdadera alopecia (pérdida del cabello
consistente, que precede a la calvicie).
Las flores y las hojas de capuchina, machacadas en un mortero y aplicadas al cuero cabelludo,
detienen la caída del pelo y lo refuerzan
Tanto el desequilibrio nervioso como el emocional impiden la asimilación
de la vitamina H, provocando la caída masiva del cabello, mientras que las
emociones violentas estimulan excesivamente las glándulas suprarrenales,
acelerando el proceso de envejecimiento del cabello. Un tratamiento tópico
que intente detener la caída del pelo debe necesariamente ir acompañado de
unos ajustes dietéticos y de técnicas complementarias (yoga, tai-chi, técnicas
de relajación) cuyo fin sea equilibrar el sistema nervioso y evitar el estrés.
El calcio tiene un efecto tranquilizador, por eso es aconsejable tomarlo, no
simplemente a través de la comida, sino también en forma de preparados
naturales que se consiguen en tiendas de dietética o herbolarios.
El Urticalcin (un preparado a base de ortigas secas y cáscara de ostras)
constituye un válido aporte suplementario de calcio y magnesio, así como la
arcilla en uso interno (1 cucharadita disuelta en agua tomada por las mañanas
en ayunas). Se seguirán también las otras indicaciones dietéticas aconsejadas
para el escaso crecimientos del pelo: minerales, vitaminas, algas marinas,
plantas medicinales, etc.
• Cocimiento de ortigas. Para evitar la caída del pelo es eficaz una
decocción preparada con 200 gr de raíces de ortigas hervidas durante 5
minutos en 1/2 litro de vinagre de vino puro. Se deja enfriar completamente
el líquido y se filtra, friccionando con él el cuero cabelludo cada noche antes
de acostarse. Por la mañana se lava el cabello y se fricciona con aceite de
hipérico, cuya riqueza en tanino cierra los poros evitando que los pelos
caigan. Este tratamiento deberá seguirse 3 veces por semana durante varios
meses.
• Tintura de quina: La quina resulta también eficaz usada en forma de
tintura. Para prepararla, verter 5 gr de corteza de quina en 50 gr de alcohol de
70° y dejarla macerar durante 7 días. Filtrar. Con unas gotas de esta tintura
vertidas sobre un paño de lana, practicar fricciones en el cuero cabelludo.
Seguir el tratamiento durante 3 meses.
• Infusión: Mezclar en partes iguales hierba luisa, melisa, verbena y
pasiflora. Añadir una quinta parte de valeriana. 1 cucharadita por taza. 2 tazas
al día, después de las comidas. Esta tisana es aconsejada cuando el problema
tiene un origen nervioso bien definido.
Los oligoelementos también resultan muy efectivos, sobre todo el zinc,
tomado por la mañana en ayunas, por vía sublingual. Actúa como
equilibrador hormonal y es aconsejable siempre que se detecte un
funcionamiento glandular anormal.
• Loción: Macerar en 1 litro de alcohol de 90° dos puñados entre flores,
hojas y semillas de capuchina, 1 puñado de hojas de ortiga y uno de raíz de
bardana.
• Loción: En medio litro de ron, macerar durante 15 días 2 puñados de
raíces de bardana y 2 de raíces de ortigas machacadas.
Ambas recetas sirven para reforzar el pelo y frenar su caída.
• Loción fitoactiva: En 1 litro de vinagre de sidra, dejar macerar durante
15 días 25 gr de raíz de saponaria, 50 gr de hojas de perejil y 20 gr de flores y
hojas de capuchina. Filtrar y usar para masajes.

Cabello débil y frágil


Este tipo de cabello se rompe muy fácilmente y crece con dificultad. Como
siempre, hay que revisar la dieta y controlar si se están ingiriendo las
proteínas y los minerales necesarios. Según la medicina oriental, el pelo
corresponde al sistema reproductivo, por lo cual un cabello débil, con
tendencia a romperse y a formar dobles puntas corresponde a unos órganos
reproductivos débiles. Una insuficiente actividad ovárica es normalmente
responsable de esta condición externa, mientras el error dietético se
encontraría en un exceso de yin (azúcares, líquidos, fruta y verduras
tropicales, té, café) que empujan a los minerales a salir del organismo.
Para reforzar el pelo, uno de los tratamientos más importantes es el de
aceite de ricino aplicado antes de cada champú y dejado actuar como
mínimo durante media hora. A los amantes de las preparaciones herborísticas
les aconsejo preparar un oleomacerado (como se explica en la receta base) de
salvia y romero con base de aceite de ricino.
• Tintura de salvia (ver capítulo 1) mezclada con una parte igual de ron.
Friccionar.
• Champú al huevo: Mezclar 2 yemas de huevo, 3 cucharadas soperas de
cerveza y 3 cucharadas de loción fitoactiva (ver apartado anterior). Se pueden
añadir a esta mezcla 2-3 gotas de aceite esencial de lavanda o bien de azahar.
Agitarlo todo durante 1-2 minutos y aplicar el champú sobre el pelo mojado.
Los mejores resultados se obtienen dejando actuar el compuesto varios
minutos antes de aclarar.

Dobles puntas
La causa de la enorme difusión de este problema parece tener relación con
las frecuentes manipulaciones a las que se somete el cabello: decoloraciones,
mechas, tintes y el uso demasiado frecuente de secadores, rulos, etc. dañan el
pelo, así como también el uso de champús agresivos, lacas, la excesiva
exposición al sol y los baños en las piscinas, donde el cloro del agua es un
verdadero atentado contra el cabello y la piel en general.
Cada pelo está compuesto por tres capas: la capa externa o cutícula,
parangonable a las escamas de los peces; la capa mediana, llamada corteza,
más sensible y responsable del color del pelo, y la capa interna, la médula,
que es la que recibe la nutrición.
La acción dañina de los esprais, de las lociones alcohólicas y de los
productos químicos separa estas tres capas, dando lugar a lo que conocemos
como dobles puntas.
Las dobles puntas deberían ser cortadas siempre para evitar ulteriores
separaciones de las tres capas.
El champú de yemas de huevo ya comentado es también efectivo en
casos de pelo dañado. Es aconsejable alternarlo con compresas de aceite de
ricino y miel que se quitarán después con champú de hierbas. Las compresas
tibias de hipérico y milenrama, a partes iguales, actuarán como astringentes,
cerrando las puntas.

Caspa
La caspa es un problema de poca importancia si se combate al principio; de
otra forma, puede llevar a graves consecuencias y desembocar en alopecia.
Antes que nada hay que definir la diferencia entre la natural descamación
de la piel y la caspa, ya que muchas veces no tiene fundamento el pánico
provocado al observar escamas blancas sobre los vestidos. En las capas
inferiores de la epidermis se forman células nuevas continuamente, por lo que
al mismo tiempo se van eliminando las células de la capa superficial, por un
mecanismo de autoeliminación. Causas de descamación excesiva son los
esprais para el pelo, las lacas, los geles y los champús no suficientemente
enjuagados.
La caspa se divide en varias categorías. El disturbio más frecuente, cuando
el cutis se descama de modo anormal, es llamado pitiriasis. Un cepillado
diario que limpie a fondo el cabello suele ser suficiente para curarla.
Cuando a la caspa acompaña el picor, la tendencia a rascarse provoca una
irritación y la caspa puede difundirse más allá del cuero cabelludo, infectando
la cara y el cuello. Es de suma importancia entonces no irritar esta zona y
abolir cepillos que podrían agrietar el cutis y expandir la infección. La
mayoría de los productos anticaspa en el comercio, al ser prevalentemente
químicos, son verdaderos atentados contra la salud del cutis, así como las
lociones alcohólicas usadas para detener la excesiva descamación. Los
productos que contienen azufre y ácido salicílico pueden causar reacciones
alérgicas; muchas lesiones del cuero cabelludo son causadas por curas
«milagrosas» contra la caspa.
La dermatitis seborreica, el tipo más grave de caspa, provoca erupciones
en las zonas donde las glándulas sebáceas son hiperproductivas. Los champús
demasiado frecuentes agravan el caso, irritando el cutis, fácilmente atacado
por las bacterias. La dermatitis seborreica está considerada como una
afección inflamatoria del cutis.
La dieta, así como el estado nervioso y el emotivo, tienen una
importancia fundamental en la aparición de caspa y seborrea. Dietéticamente,
el primer cuidado a tomar será eliminar los productos refinados (sobre todo el
azúcar) y disminuir radicalmente los productos animales, sobre todo los más
grasos. Se abolirán también alcohólicos, café, té y otros excitantes.
Es necesario estimular el crecimiento del pelo con sustancias nutritivas
como alimentos ricos en vitaminas del grupo B (levadura de cerveza, miso,
tamari, chucrut, tofu), lecitina de soja, germen de trigo, fruta y verduras
frescas y proteínas. Estas últimas deberán provenir de los productos animales
menos grasos (pollo campero, pescado, queso fresco) y ser sobre todo de
origen vegetal (tofu, legumbres, seitan, pequeñas cantidades de frutos secos).
• Champú anticaspa de huevo: Las yemas de huevo son útiles para la
eliminación de la caspa. Se baten dos yemas de huevo en un cuarto de taza de
infusión de ortiga blanca y se masajea el cutis durante 5-10 minutos con este
compuesto. Enjuagar abundantemente y acabar con un enjuague final de
vinagre de sidra diluido en un poco de la infusión de ortiga.
• Champú anticaspa de hierbas: En 1 litro de agua, hervir durante 10
minutos un puñado de romero fresco, uno de tomillo y uno de salvia. Añadir
2 puñados de ortigas frescas, hervir dos minutos más y apagar el fuego. Dejar
macerar hasta que esté frío y filtrar. Volver a poner el líquido al fuego y
añadirle 5 cucharadas de jabón de Marsella en copos (o bien rallado) y
remover hasta que esté disuelto. Retirar del fuego, dejarlo enfriar y envasarlo.
• Loción de ortiga y vinagre: Preparar una infusión concentrada de
ortigas y dejarla en maceración hasta que se enfríe. Añadir vinagre de sidra
en la proporción 4:1(1 parte de vinagre por 4 de infusión). Friccionar dos
veces al día el cuero cabelludo.
• Zumo de ortiga: Lavar y machacar 100 gr de ortigas frescas y tiernas.
Pasarlas por la licuadora y mezclar el zumo resultante con 40 gr de aceite de
ricino desodorizado. Friccionar el cuero cabelludo varias veces al día, hasta
que el problema desaparezca.
Otras plantas indicadas para eliminar la caspa son: raíz y hojas de sauce
blanco, raíz y hojas de consuelda mayor y abrótano macho.

el cuerpo
Estando el cuidado del cuerpo sujeto mayormente a la dieta y al ejercicio
físico, no se estudiará en detalle en el presente libro, pero veremos cómo
influenciar positivamente su estado general mediante baños, perfumes o bien
otras aplicaciones realizadas a partir de plantas.
La cola de caballo y la salvia, por ejemplo, pueden emplearse para
reafirmar los pechos y, según algunos autores, la salvia tendría la capacidad
de aumentar el volumen de los pechos demasiado pequeños. Este factor se
debe con toda probabilidad a la presencia de hormonas estrógenas en la
planta. Se realizarán aplicaciones externas con infusión de salvia, cola de
caballo y heno griego y al mismo tiempo se tomarán por vía interna
infusiones de salvia, apio (los frutos) y polvo de cola de caballo. Por
supuesto, este tratamiento no debe ser aplicado en los meses de embarazo o
de lactancia porque obstaculizaría la producción de leche.
Las antiestéticas varices, así como la celulitis, se tratan en el capítulo 2, en
el párrafo dedicado a los trastornos circulatorios.
Eventuales problemas de piel seca, por ejemplo, en las rodillas y los codos
se pueden resolver mediante la aplicación de ungüentos antiarrugas. Si la piel
seca es un problema que afecta al cuerpo entero es aconsejable aplicar aceite
de germen de trigo y de almendra (mezclados en partes iguales y mejor aún
macerados con romero) una media hora antes de tomar el baño.
Como muchas otras plantas, la chumbera es emoliente y detergente. Puede utilizarse para lavar el
cuerpo y el pelo en caso de dermatitis o de reacciones alérgicas

El momento mágico: el baño


Usualmente los baños a base de hierbas se preparan con 500 gr de plantas,
mejor contenidas en un saquito de algodón, que se ponen en infusión durante
unos minutos en 2-3 litros de agua hirviendo. Se añade entonces el líquido al
agua del baño. Para los niños se usará la mitad de la dosis indicada. Muy
favorable es en muchos casos la asociación de plantas medicinales con algas
marinas y con sal marina integral, que aportan una consistente cantidad de
minerales y de oligoelementos.En general, los baños a base de plantas
medicinales aportan los siguientes efectos:
• Enebro: Recomendables a los artríticos y a los reumáticos.
• Lavanda: Calman los trastornos nerviosos y son útiles para los niños
débiles y delicados. Se alternan con baños de romero, pino y algas marinas.
• Melisa: Además de ser calmantes, dejan la piel maravillosamente
perfumada.
• Mejorana: Son fortificantes (parecidos a los baños de tomillo).
• Romero: Fortificantes, sobre todo para los niños. Indicados también para
quien sufre de reuma, artritis y gota, y para los individuos sujetos a debilidad
de la vista. Altamente relajantes, restituyen las fuerzas y devuelven el vigor a
las personas cansadas y agotadas.
• Trementina: Son básicamente antirreumáticos.
• Salvia: Fortificantes y benéficos para los artríticos, gotosos, reumáticos y
para quien sufre de afecciones pulmonares crónicas.
• Tomillo: Fortificantes, antianémicos, indicados también en las
afecciones reumáticas y pulmonares crónicas.
• Baño afrodisíaco: 50 gr de nuez moscada molida, 500 gr entre romero,
salvia, orégano, menta y flores de manzanilla. Dejar macerar en el agua
hervida durante 12 horas. Filtrar y añadir 100 gr de tintura de enebro y 100 gr
de tintura de clavo. Añadir al agua del baño.
• Baño antiartrítico: 2 gr de esencia de tomillo, 1 gr de esencia de
orégano, 1 gr de esencia de romero, 1 gr de esencia de lavanda y 350 gr de
bicarbonato de sodio. Añadir al agua del baño.
• Baño antirreumático: En 5 litros de agua, hervir durante 10 minutos 15
gr de romero, 10 gr de salvia, 15 gr de lavanda, 10 gr de ajenjo, 10 gr de
flores de saúco y 2 cucharadas de sal marina integral. Retirar del fuego y
cuando la infusión este fría, filtrarla exprimiendo las plantas. Verter el líquido
en la bañera y añadir el agua caliente necesaria para el baño.
• Baños tonificantes:
1 – En 5 litros de agua hirviendo, echar 1 kg entre tomillo, romero, salvia y
lavanda. Dejar enfriar, filtrar y volver a calentar. Añadir al baño junto a una
gotas de esencia de menta.
2 – Mezclar 30 gotas de aceite de romero, 20 gotas de aceite esencial de
pino y 20 gotas de aceite esencial de enebro. Usar 1/3 de la mezcla para cada
baño, añadiéndolo al agua caliente.

• Baño perfumado a la lavanda: Formar una pasta con los siguientes


ingredientes: 150 gr de bicarbonato sódico, 100 gr de ácido tartárico, 25 gr de
almidón de baño, 100 gr de aceite de jojoba, 10 gr de esencia de lavanda y 5
gr de esencia de bergamota. Conservar la pasta en un tarro y usar una
cucharadita por baño.
• Baño suavizante: En un saquito de algodón, verter unos puñados de
salvado, 1 puñado de almendras ralladas y la corteza de un limón rallado.
Hervir el saquito en 2 litros de agua durante media hora y luego verter el agua
en la bañera junto al agua caliente para el baño. Utilizar el saquito para
friccionar el cuerpo durante el mismo baño. Es un óptimo exfoliante, deja la
piel suave y fina y elimina el enrojecimiento.
• Pasta de almendra para el baño: Formar una pasta amalgamando los
siguientes ingredientes: 150 gr de bicarbonato sódico, 100 gr de ácido
tartárico, 25 gr de almidón de baño, 150 gr de aceite de almendras dulces y
unas gotas de aceite esencial al gusto (lavanda, jazmín, azahar…). Conservar
la pasta obtenida en un tarro de cristal o de porcelana y usarla a razón de una
cucharada cada vez, disuelta en el agua de baño. Mantiene la piel perfumada
y suave.

Jabones
La recetas que siguen se preparan a partir del jabón de Marsella puro que
se encuentra en los herbolarios. Nunca utilicéis el jabón de Marsella
comercial usado para lavar la ropa, ya que este último no es puro y a menudo
contiene lejía y otros ingredientes nocivos. Veamos a continuación cómo
preparar verdaderos jabones de lujo.
• Jabón al germen de trigo, miel y romero: Ingredientes: dos cucharadas
de aceite de romero (como base de la maceración se usará, en este caso,
aceite de germen de trigo), jabón puro de Marsella, 1 cucharada de miel, 20
gotas de esencia de lavanda.
Con ayuda de un cuchillo, reducir a escamas medio jabón y ponerlo al
baño maría o bien en una olla doble. Remover con una cuchara de madera y
cuando empieza a fundirse añadir el aceite de romero y la miel. Dejar hervir
unos minutos hasta que engorde y apagar el fuego. Sin dejar de remover,
añadir el aceite esencial y verter la mezcla en moldes adecuados, donde se
dejará endurecer (puede tardar tiempo, hasta semanas). Particularmente apto
para las personas que tienen la piel seca y desvitalizada.
• Jabón al aceite de hipérico con aloe: Mismo procedimiento que el
anterior, pero se utilizarán aceites de hipérico y de aloe en partes iguales. Se
fundirán al baño maría con el jabón de Marsella rallado y cuando se quita el
compuesto del fuego se añadirán 50 gotas de tintura de aloe. Indicado durante
el verano después de la exposición al sol, para suavizar la piel y mantener el
bronceado. Siendo altamente medicinal, este jabón puede resultar útil a quien
padece de eccemas y dermatitis.
• Jabón a la caléndula y azahar: Mismo procedimiento que los
anteriores, pero se utilizarán en partes iguales aceite de caléndula y de malva.
Se añade el jabón rallado y cuando se quita del fuego se agregan 30 gotas de
aceite de azahar. Indicado para las pieles delicadas, para los niños y en casos
de inflamaciones locales.
Perfumar estos jabones es muy fácil con la ayuda de los aceites esenciales;
si se desea colorearlos, se pueden utilizar especias. Una pizca de polvo de
cúrcuma o de azafrán otorgan un color amarillo, mientras otros colorantes
alimentarios pueden conferirle distintas tonalidades. Una base de aceite de
romero macerado en aceite de oliva proporcionará un color verde natural,
mientras una base de aceite de hipérico hará nuestros jabones rojos o rosados.
Si antes de enfriar y solidificar los jabones se les añaden infusiones
concentradas de plantas (como, por ejemplo, azahar, pino, eucalipto,
romero…) obtendréis geles de baño. Estos preparados, al contener agua, se
guardarán en la nevera en botellas de cristal durante un tiempo limitado.

Sales de baño
Sencilla es la preparación de sales de baño. La sal marina, además de un
claro aporte de minerales, ofrece muchos de los beneficios del agua de mar.
Por contener plantas enteras, muchas de las siguientes recetas están
especialmente indicadas para maniluvios, pediluvios y baños de asiento, ya
que de no ser así podrían atascar el desagüe de la bañera. Los mismos
ingredientes, pero sustituyendo completamente las plantas enteras por sus
aceites esenciales, pueden, en cambio, añadirse al agua del baño.
La receta base es la siguiente: en un bol de barro, mezclar medio kilo de sal
marina integral con medio kilo de hierbas trituradas. Añadir 50 gotas de
esencias elegidas según el caso, mezclar bien todos los ingredientes con las
manos y dividirlos en tarros de cristal con cierre hermético.
Sales para la circulación
1. Se necesitan flores secas de lavanda y de milerama y agujas semifrescas trituradas de romero y de
pino

2. Se añaden aceites esenciales de pino, de romero y de lavanda, y sal marina integral


3. Se remueve la mezcla durante varios minutos y se guarda en frascos con cierre hermético
• Sales de baño antirreumáticas: A la sal marina, añadir en partes iguales
romero, flores de lavanda y agujas de pino. Añadir en partes iguales esencias
de pino, de lavanda y de romero. Maniluvios y pediluvios.
• Sales de baño para la circulación: A la sal marina, añadir en partes
iguales milenrama, salvia, romero y castaño de india. Añadir esencias de
pino, romero y menta. Acabar con ducha alternada de agua caliente y fría.
Maniluvios y pediluvios. Introducir las piernas hasta las pantorrillas; si
existen problemas de varices, el agua deberá estar tibia, nunca caliente.
• Sales de baño sedantes: A la sal marina, añadir romero, mejorana,
manzanilla y espino albar. Agregar esencias de azahar y mejorana.
Maniluvios y pediluvios.
Las sales de baño realizadas con sal marina integral aportan los beneficios de un baño de mar,
además de otorgar las singulares propiedades de las plantas utilizadas
• Sales de baño perfumadas: Mezclar cuidadosamente durante unos
minutos sal marina integral con 10 gotas de esencia de lavanda, 4 gotas de
esencia de rosa, 2 gotas de esencia de clavo y 10 gotas de esencia de
bergamota. Guardar en un tarro de cristal y usar a razón de 1 cucharada
disuelta en el agua del baño.

Vinagres aromáticos
Tiempo atrás, las mujeres hacían copioso uso de vinagres aromáticos, que
hoy día han sido enteramente sustituidos por costosos perfumes. Los vinagres
aromáticos no solamente nos complacen con su agradable olor sino que
producen efectos muy benéficos sobre la piel y el pelo.
Las rosas son un ingrediente siempre apto para su preparación, pero en
primavera podemos usar pétalos de violeta; y en verano, flores más olorosas
aún. La lavanda, el romero, el tomillo, el eneldo y la albahaca constituyen
también óptimos ingredientes. Cada hierba modifica en un sentido el olor
agrio del vinagre.
• Vinagre de los 4 ladrones: La receta se encuentra en el capítulo 2, ya
que se trata fundamentalmente de una preparación terapéutica; se ha utilizado
también con fines cosméticos friccionando con él el pelo y el cuerpo.
• Vinagre antiséptico: Diluido con agua, es útil para tratar los picores que
acompañan algunas enfermedades cutáneas. Ingredientes: alcoholado de
melisa, 15 gr; esencia de eugenia, 4 gr; esencia de limón y de lavanda, 10 gr
de cada una; vinagre blanco, 60 gr. Mezclar bien. Las plantas no necesitan
macerarse y, por lo tanto, se puede usar en seguida.
• Vinagre de belleza: Diluido con agua, sirve para tonificar la piel y
combatir su untuosidad. Añadir dos tazas de pétalos de flores (rosas, violetas,
lavanda, clavel, etc.) a una taza de hojas cortadas (de romero, por ejemplo) y
medio litro de vinagre de sidra. Dejar macerar durante dos semanas y filtrar el
líquido, pasándolo a una botella de cristal oscuro.

Aceites corporales
Con los mismos oleomacerados de los cuales disponemos en nuestro
botiquín se pueden prepar preciosos aceites corporales. Estos aceites se
pueden usar para masajear con ellos el cuerpo después del baño o bien
podemos utilizarlos a razón de 1 cucharada en la misma agua del baño. Otra
forma es untarnos abundantemente el cuerpo con ellos una media hora antes
de tomar el baño, luego quitarlos con un cuchillo de cocina (usando el lado
que no corta) y sumergirnos en el agua del baño. De qualquier forma que se
utilicen, nuestra piel saldrá beneficiada, presentándose suave, lisa y
perfumada.
• Aceite corporal de naranja y canela: Añadir a 200 cc de oleomacerado
de romero (realizado con base de aceite de almendras) 40 gotas de esencia de
naranja y 5 gotas de esencia de canela. Exótico.
• Aceite corporal de azahar y vainilla: Añadir a 200 cc de oleomacerado
de caléndula (realizado con base de aceite de germen de trigo) 30 gotas de
esencia de azahar y 5 gotas de esencia de vainilla. Para quien ama los
perfumes dulces.
• Aceite corporal de lavanda y limón: Añadir a 200 cc de aceite de
romero 30 gotas de esencia de lavanda y 20 gotas de esencia de limón. Fresco
y juvenil.
• Aceite corporal de menta y gengibre: Añadir a 200 cc de aceite de
salvia 30 gotas de esencia de menta y 10 gotas de esencia de gengibre.
Energético y revitalizante.

Aguas florales y perfumes naturales


Preparar sencillos perfumes naturales como son las aguas florales es rápido
y estimula nuestra fantasía en la búsqueda de las mezclas más armoniosas. La
lavanda, el azahar y las rosas son los ingredientes que más posibilidades nos
ofrecen, bien en forma de flores frescas o en forma de aceites esenciales.
Perfumes naturales, rápidos y efectivos se pueden preparar sencillamente
añadiendo a un aceite inodoro y ligero, como puede ser el de almendras
dulces, unas cuantas gotas de aceites esenciales. Se confeccionan diluyendo
una cucharadita de esencia de primera presión en frío (son mucho más
concentradas) por cada tres cucharadas de aceite de almendra. Se guardará la
mezcla en un lugar oscuro durante tres semanas como mínimo. Se adaptan
estupendamente a este fin las esencias de rosas, geranio, azahar y jazmín.
• Aguas de colonia:
1 – Macerar 4 cucharadas de pétalos de rosas en media taza de alcohol
puro durante una semana. Preparar una infusión con 2 cucharadas de piel de
limón rallada, 2 cucharadas de piel de naranja rallada, 1 cucharada de
albahaca fresca y 1 cucharada de menta fresca. Añadir la infusión a la
maceración anterior y guardar.
2 – Mezclar bien entre sí los siguientes ingredientes: 1 cucharadita de
esencia de limón, 1 de esencia de bálsamo, 1 de esencia de naranja, 2 de
esencia de lavanda, 2 de esencia de romero, 10 gotas de esencia de rosas y
medio litro de alcohol puro. Verter todos los ingredientes en un tarro de
cierre hermético y agitar cada día durante tres semanas. Filtrar.
• Aguas de lavanda:
1 – A 400 gr de alcohol de 80° añadir los siguientes ingredientes: 20 gr de
esencia de lavanda, 4 gr de esencia de limón, 2 gr de esencia de clavel y 10 gr
de esencia de bergamota. Dejar macerar durante 21 días y filtrar.
2 – A un litro de alcohol de 80° añadirle 8 gr de esencia de lavanda, 5 gr de
esencia de cedro, 8 gr de esencia de bergamota, 3 gr de esencia de benjuí y 15
gr de esencia alcoholado de melisa. Dejar macerar durante 21 días y filtrar.
3 – Dejar macerar durante 1 mes en 1 litro de orujo 25 gr de flores de
lavanda. Filtrar y añadir 2 cucharadas de aceite esencial de lavanda.
4 – Agua de lavanda sencilla. Mezclar 3 cucharadas de esencia de lavanda
con 1/2 litro de alcohol de 70° y 1/4 de litro de agua de colonia.
• Agua de flores refrescante: En 1 litro de vinagre de sidra, verter 200 gr
de agua de azahar y 30 gr de pétalos secos de rosas rojas. Dejar macerar
durante 9 días y filtrar.
• Agua especiada: En media taza de alcohol puro, macerar durante una
semana 15 gr de melisa fresca triturada, 7 gr de piel de limón rallada, 2
cucharadas de canela en rama, 1 cucharada de nuez moscada, 1 cucharada de
clavos. Las especias deben estar bien picadas. Filtrar y añadir 1 taza de
infusión de hierba luisa en agua destilada.
• Aguas florales mixtas: En 1 litro de alcohol de 70°, dejar macerar
durante 24 horas 4 gr de cada una de las siguientes esencias: naranja, romero,
cedro y bergamota. Este mismo procedimiento puede servir para preparar
combinaciones y fragancias muy variadas como:
• Lavanda, mejorana, albahaca, romero
• Limón, naranja y menta
• Limón, naranja y azahar
• Rosa, vainilla, geranio y clavo
• Azahar, vainilla, canela en rama y ámbar
• Rosa, violeta y azahar
(Las tres últimas combinaciones son ideales también preparadas como
perfume en aceite de almendras).
Capítulo 4
cuidemos a la tierra

millones de toneladas de detergentes acaban cada año en las aguas del mar;
más de la mitad provienen de las coladas diarias; el resto, de lavavajillas,
champús, geles corporales, etc. Aparte su impacto sobre las aguas, no hay
que olvidar la toxicidad que estos productos ejercen sobre el hombre.

Los microbios y el ecosistema familiar


El consumo de productos para la limpieza ha aumentado en pocos años
unas 20 veces, gracias a los anuncios publicitarios que nos presentan un
mundo dominado por microbios y gérmenes de los cuales tenemos que
defendernos a toda costa.
En la base de esta «fobia» reside una absurda interpretación de la teoría
micróbica, que se remonta al siglo XIX, cuando científicos como Pasteur y
Koch aislaron los gérmenes. Desde entonces se buscan en ellos las causas de
todas las infecciones, degeneraciones y debilitamiento de las defensas
corpóreas.
Los microbios están presentes en todas partes y nosotros dependemos de
ellos; están en el interior y en el exterior de nuestro cuerpo. La vida sería
imposible sin ellos. Intervienen en los procesos bioquímicos reduciendo
formas complejas a formas sencillas y permitiendo así que las sustancias sean
asimiladas. Están presentes en el intestino y en el tubo digestivo facilitando la
digestión y evitando putrefacciones. Nuestro organismo, así como nuestra
casa, pueden definirse como perfectos ecosistemas donde cohabitan
microorganismos de todo tipo cuyo mutuo equilibrio asegura la armonía
global.
La utilización de determinadas sustancias químicas para uso personal crea
un desequilibrio bacteriano, porque a menudo se eliminan bacterias útiles y
se favorece el crecimiento de las dañinas, que, al no encontrar la resistencia
ofrecida por las primeras, pueden proliferar tranquilamente. Es un proceso
parecido a lo que sucede cuando tomamos antibióticos: junto a las bacterias
patógenas son eliminados los microorganismos útiles (flora bacteriana, etc.),
justamente los que tendrían que ayudarnos a salir de la enfermedad.
Por suerte, nunca llegaremos a vencer a estos numerosísimos enemigos, a
pesar de todo el ímpetu que ponemos en la lucha.

Los productos de limpieza y sus peligros para


la salud
Los productos ordinarios de limpieza, además de ser verdaderos
concentrados de componentes químicos, son mantenidos en total secreto por
lo que concierne a las dosis de sustancias nocivas que contienen. Los escritos
obligatorios del tipo «Atención puede contamiar mares, ríos. No excederse en
el uso» aparecen en letras microscópicas, casi esperando pasar
desapercibidos. Cuando usamos estos productos, las sustancias químicas que
contienen se depositan sobre las superficies tratadas (pavimentos, muebles,
vajilla, tejidos, ropa, etc.) y harían falta unos aclarados muy minuciosos para
eliminar completamente toda partícula química. Los productos que se aplican
pulverizados se quedan muchas horas en el aire en forma de gotitas
minúsculas que se depositan sobre las personas, la ropa y los alimentos. No
es ciertamente aconsejable, en contra de lo que nos hace creer la publicidad,
dejar que un bebé juegue sobre un pavimento limpio y desinfectado con tales
productos. Los peligros para la salud aumentan cuando tales productos se
emplean en la limpieza de materiales artificiales: plásticos, superficies
lacadas, pavimentos de PVC.
Hoy día se reconoce la «housewife sickness» (enfermedad del ama de
casa), que consiste en una serie de disturbios que van desde eccemas en
manos y brazos hasta dermatitis alérgicas, hipersensibilidad y trastornos
respiratorios. Estos síntomas derivan del uso inadecuado y excesivo de tales
sustancias.
Las manos, como los pies, son las áreas más absorbentes de nuestro
cuerpo. Cuando lavamos los platos o la ropa con productos químicos, las
sustancias químicas, además de penetrar en el organismo a través de las
manos (y el agua caliente empleada además dilata los poros facilitando dicha
penetración), son inhaladas con la respiración (como si se hiciera un vaho).
Los compuestos químicos entran rápidamente en la circulación sanguínea.
Los lavavajillas, por ejemplo, están constituidos por sustancias que disuelven
la grasa ligándose a ella; pero junto a las manchas se va también la película
lipídica que protege la piel de nuestras manos. Aunque nos pongamos a
continuación una buena crema para las manos, la piel ha perdido ya sus
defensas naturales y deja la vía libre a infecciones, irritaciones y eccemas.
Los envenenamientos provocados por productos como antioxidantes,
limpiahornos, etc. son más frecuentes de lo que se imagina.
Los exámenes efectuados sobre algunas sustancias no son una garantía. De
hecho, se limitan a componentes aislados y no evalúan los peligros de
sincrogénesis, o sea, los efectos producidos por dosis pequeñas que se suman
entre sí multiplicando efectos y valores tóxicos (sinergia).

Ecología y limpieza
La afirmación de que «el agua que contaminamos la volvemos a
encontrar en nuestro vaso» es más real que toda imagen publicitaria. Una
limpieza que respete al hombre y el ambiente no significa renunciar a la
higiene, sino salir de un mecanismo de consumo basado principalmente en la
desinformación. Según su rigurosa definición, detergente es cualquier cosa
que se comporte como agente limpiador, pero hoy día tal término se ha
restringido a productos que incluyen como parte integrante de su constitución
sustancias químicas, petroquímicas o bien obtenidas sintéticamente.
Las mujeres, a lo largo de los tiempos, siempre han lavado la ropa, pero
ningún río ni tampoco los mares han sido contaminados. El jabón, la ceniza
de madera, la arcilla y la saponaria han sido las sustancias más utilizadas.
El jabón se preparaba a partir de aceites vegetales o animales y sosa; el
descubrimiento de los derivados del petróleo, más eficaces y más baratos, nos
hizo olvidar su existencia. Pero ¿qué es lo que contienen los mágicos polvos
de hoy día?
Un detergente puede contener hasta 30 ingredientes, un verdadero cóctel
químico que intentaremos descifrar:
• Tensioactivos: Son sustancias derivadas del petróleo y del carbón. No
son fácilmente biodegradables, detergen muy a fondo pero tienen un alto
poder contaminante; a menudo se acompañan de metales pesados muy
tóxicos. Son causa de dermatitis y alergias. Se encuentran en polvos para la
lavadora, dentífricos, jabones, champús, tejidos y materiales plásticos.
• Fosfatos: Sirven para solucionar la dureza del agua, porque ligan las
sales entre sí. Son óptimos fertilizantes de las aguas de los mares y de los
ríos. Gracias a ellos las algas crecen exageradamente, consumiendo mucho
oxígeno; como consecuencia, los peces mueren y la vida de las aguas se
extingue. Un kilo de fosfatos permite el crecimiento de ¡100 kilos de algas!
Se ha intentado sustituir los fosfatos con NTA, pero el remedio ha sido peor.
Este último provoca serios riesgos para el hombre y el ambiente, sobre todo
por su propiedad de convertir en solubles los metales pesados (plomo, cromo,
hierro y cadmio) y provocar, como consecuencia, lesiones en el cerebro, el
hígado y los riñones, cuando es ingerido a través del agua, por ejemplo.
• Blanqueadores: Están contenidos en los detergentes en polvo. Además
de consumir las fibras y perjudicar al color, el boro en ellos contenido tiene
un efecto tóxico sobre la flora marina.
• Enzimas: Sirven para descomponer las proteínas (manchas de huevo,
sangre, cacao…). Son muy peligrosos, provocan daños a los bronquios y a las
vías respiratorias (cuando los ponemos en la lavadora se levanta un polvo
muy fino que inhalamos y que provoca picores en la piel y eritemas).
También después de varios aclarados sus trazas se quedan sobre los tejidos,
por lo cual los productos que los contienen nunca tendrían que ser usados
para lavar la ropa de los bebés ni tampoco las prendas íntimas de las personas
alérgicas.
• Azulantes ópticos: Son pigmentos azules que confieren a la ropa un
efecto más blanco. Se depositan sobre los tejidos y son absorbidos por la piel,
provocando daños que pueden llegar hasta el cáncer.
• Sales vacías: Están presentes en la cantidad de 20-40% en los
detergentes y hacen que parezcan económicos los grandes envases. Estos
compuestos, como el sulfato de sodio, además de contaminar los ríos,
vuelven rígidos los tejidos, necesitándose así el empleo de más suavizante.
• Suavizantes: Son usados en gran cantidad en el aclarado y toneladas de
ellos llegan a las aguas de los ríos. Las partículas químicas de los suavizantes
se depositan por millones sobre tejidos y piel; el mismo efecto tienen sobre el
cabello los bálsamos y los acondicionadores.
La sutil película de suavizante que se adhiere a la ropa no permite que las
fibras absorban, con el resultado de que un tejido natural pierde su capacidad
de mantener seco el cuerpo. Bacterias y hongos proliferan entonces con
consecuentes daños a la piel y al mismo tejido, que debe ser lavado más
frecuentemente a causa de los olores provocados por el acúmulo de toxinas.
Peor aún es dejar nuestra ropa en las lavanderías, donde los lavados se
realizan utilizando ácidos y disolventes en cantidad.
Podemos seguir una norma segura para establecer el nivel de toxicidad de
un producto de limpieza. Cuanto más se etiqueta de «altamente fuerte, rápido,
poderoso, ultrafuerte, etc.», más sustancias químicas y tóxicas habrán
intervenido en su fórmula. ¡Primera razón para no comprarlos!
En Europa, donde es más fuerte la demanda de productos inocuos y
respetuosos hacia el ambiente, han empezado a nacer fábricas de productos
de limpieza ecológicos, pero el coste de dichos productos es a menudo
demasiado alto. Las alternativas consisten en productos caseros preparados a
partir de vinagre, limón, bicarbonato de sosa, arcilla y otros ingredientes
naturales que veremos con más detalle.

Cómo realizar un lavado ecológico


Hay que constatar, ante todo, que los tejidos naturales se ensucian menos
que las fibras artificiales, porque estas últimas absorben más fácilmente el
smog, los malos olores y las partículas de polvo. Si por una parte la lavadora
es útil, los detergentes empleados estropean las fibras haciéndolas más
capaces de absorber la suciedad.
Para realizar un lavado ecológico serán utiles los siguientes consejos:
1 – Usar detergente ecológico y usarlo en cantidad mínima. El jabón de
Marsella en copos es ideal, aunque también hay que controlar la cantidad
empleada.
2 – En las zonas marítimas, para hacer que el agua sea más dulce, se puede
aplicar un filtro adaptador. También podemos usar sosa o bicarbonato en
pequeñas cantidades, recordando que para el agua de montaña no hace falta
esta precaución. Tampoco hará falta en las zonas de mar donde se utiliza el
agua de lluvia.
3 – No es necesario añadir blanqueador a cada lavado. De vez en cuando
podemos usar un blanqueador ecológico (percarbonado, por ejemplo)
4 – El suavizante es completamente inútil en un proceso ecológico de
lavado, ya que el jabón tiene una natural propiedad engrasante.
5 – Añadir un poquito de vinagre en lugar del suavizante ayuda a reducir la
alcalinidad de los detergentes, desinfecta la ropa y la suaviza ligermente.
6 – Si lo deseamos, podemos añadir al último aclarado unas gotas de
aceites esenciales de lavanda (u otra esencia a placer) para conferir a la ropa
un olor a «limpieza»
7 – En casos de manchas es aconsejable tratarlas con jabón antes de
meterlas en la lavadora. Si la ropa está muy sucia, es útil remojar previamente
las prendas con jabón de marsella y sal.
8 – Prácticamente toda prenda puede ser lavada con agua. Las etiquetas
que aconsejan el lavado en seco son, sobre todo, un aviso para evitar el uso
de sustancias agresivas sobre un indumento particularmente delicado.
Para lavar jerseys, abrigos, edredones y prendas de seda, usar agua tibia,
jabón de Marsella para las manchas y unas cucharadas de bicarbonato en el
agua de remojo. Sería conveniente, después de aclarar la ropa, sumergirla
durante 5 minutos en agua con vinagre.
Algunas sugerencias verdaderamente ecológicas pueden ser las siguentes:
• El agua de cocción de la pasta y del arroz es útil para lavar los
indumentos delicados de seda y de lana. El zumo de patata disuelto en agua
sirve al mismo fin.
• Las pieles de limón y las cáscaras de huevo, bien aplastadas y envueltas
en una garza de algodón para echar al agua hirviendo, se trasforman en
blanqueador.
• En casos de tejidos de seda o de indumentos de punto, por ejemplo,
podemos echarlos, después de haberlos lavado y enjuagado, en una solución
preparada con 1 litro de agua y el zumo de 1 limón. De esta forma
mantendrán una textura suave y los colores quedarán brillantes.
• El agua de cocer las espinacas sirve para devolver vida a los colores
negros de la seda y de la lana.

Los quitamanchas
Los quitamanchas en venta habitualmente, contienen disolventes como
tricloroetileno, percloroetileno, cloruro de metileno. Todos ellos son
venenosos aún por simple contacto y se mezclan con el aire de la casa. Una
vez en el agua, se acumulan en los tejidos adiposos de los peces o acaban
reapareciendo en nuestros vasos después de una parcial depuración de las
aguas.
La mayoría de las manchas pueden ser eliminadas con jabón de Marsella,
frotado sobre ellas, antes de poner la ropa en la lavadora. Si la mancha es
difícil, se puede añadir un poco de sal marina.
• Las manchas de sangre, carne, huevos o cacao pueden tratarse con agua
salada, bicarbonato de soda y un poco de jabón.
• Las manchas de grasa se limpian en seco con jabón o con arcilla en
polvo, dejándolos actuar toda la noche. Si la mancha persiste, aplicar papel
absorbente y pasarle la plancha caliente por encima.
• Las manchas de fruta pueden quitarse con agua y jabón. Antes del
tratamiento es aconsejable dejar la prenda en remojo en agua con limón o
bien en agua con leche.
• Las manchas de tinte, rotuladores, etc. se eliminan con yogur o bien con
zumo de limón diluido.
• Las manchas de óxido se quitan con una mezcla de zumo de limón y sal.
Se embebe un poco de algodón en esta mezcla y se mantiene sobre la
mancha, friccionando y repitiendo la operación de vez en cuando. Al cabo de
media hora se pueden lavar como de costumbre.
• Las manchas de café y de té se eliminan con agua mineral cuando la
mancha es reciente; si es vieja, usar bórax y agua tibia o salada.
• Detergente para tejidos de lana delicados: Hervir 30 gr de raíz de
saponaria en 3 litros de agua durante 3 minutos. Filtrar y volver a poner en la
olla la raíz con 1 litro de agua. Hervir durante 15 minutos y colar añadiendo
este líquido al precedente. Se utiliza para lavar jerseis de lana, puntillas,
visillos e indumentos delicados de seda, que se dejan en remojo en el
preparado durante media hora y después se aclaran.

Limpieza en la cocina
Los lavavajillas líquidos, que además se usan en cantidades excesivas
para contrarrestar el miedo a los gérmenes, contienen tensioactivos, enzimas,
desinfectantes, conservantes (como el formaldehido) y colorantes. Para el
efecto «brillo» tienen que adherir a la superficie de las vajillas una película
que es muy difícil de eliminar, con la consecuencia de que cada día ingerimos
una cierta cantidad de detergente que se suma a las otras sustancias
contaminantes (efecto sinérgico).
Estas sustancias forman unos «puentes químicos» en el interior de nuestro
organismo, facilitando la absorción de componentes tóxicos como el DDT y
los pesticidas presentes en los alimentos.
El uso de la máquina lavavajillas nos condiciona a usar detergentes muy
agresivos, y el aclarado no siempre es completo. Si no se puede prescindir de
ella, por lo menos hay que intentar reducir los efectos negativos que su uso
normalmente proporciona.
Ante todo, introducir los platos no demasiado sucios para poder reducir la
cantidad de detergente. De esta forma se pueden elegir lavavajillas
ecológicos, cuyo poder de limpieza no es ciertamente tan fuerte pero que
contaminan muchísimo menos. El brillo se puede conseguir añadiendo
vinagre.
La sal azurante también se puede sustituir por sal normal de cocina, que
además resulta más económica.
Para lavar los platos a mano, nuestra primera aliada es el agua caliente,
capaz de quitar por sí sola una buena parte de grasa. Puede utilizarse algún
producto ecológico, o bien copos de jabón natural. El agua de cocción de la
pasta también se trasforma en un buen detergente, si se le añaden unas gotas
de aceite.
Los cuchillos y cubiertos que conservan sabor a pescado después de las
comidas pueden desodorizarse frotándolos con rodajas de limón antes de
lavarlos.
Utensilios de madera, barro y otros materiales absorbentes jamás tendrían
que lavarse con detergentes químicos, sino solamente con agua bien caliente
y vinagre. Recordar, además, que la grasa se adhiere con más facilidad al
plástico que a la porcelana y al vidrio.
Podéis preparar un lavavajillas verdaderamente eficaz y completamente
ecológico de la forma siguiente.
• Lavavajillas natural: En un tarro de cristal que se pueda mantener
cerrado, mezclar una parte de arcilla y una de ceniza con infusión de romero
o lavanda (lo suficiente para formar una pasta bastante líquida). Añadir zumo
de limón y unas gotas de aceite esencial de lavanda o tomillo.
Personalmente, es el mejor lavavajillas que he encontrado: además de
limpiar (la ceniza y la arcilla quitan la grasa), desinfecta gracias al poder del
limón y de las hierbas, y deja las manos suaves. Si vivís en un sitio con
escasez de agua, podéis usar toda el agua para regar las flores, ya que esta
preparación es totalmente inocua.
Los limpiahornos están entre los productos más peligrosos, sobre todo si
son en aerosol, y habría que usarlos protegiéndose la nariz con una máscara.
Su poder fuertemente corrosivo, que es lo que les permite «funcionar», puede
dañar severamente la piel, los pulmones y los ojos. Los restos de los gases
que contienen pueden ser absorbidos por los alimentos mientras se están
cocinando. Los aerosoles no solamente contienen un propelente altamente
tóxico, sino que es inevitable no exponerse directamente a sus ingredientes
activos durante el uso. Los hornos tendrían que limpiarse cada vez que se
usan, ya que los residuos de los alimentos se carbonizan y producen gases
tóxicos. Si se procede a la limpieza en seguida después de haber cocinado,
con el horno todavía tibio, será suficiente usar una esponja, jabón y piedra
pómez. De la misma manera se limpiarán las hornillas, pasándoles depués
vinagre o zumo de limón para dar un toque de brillo.
Los objetos de cobre y de plomo se limpian de forma satisfactoria
frotándolos con rodajas de limón. Después no se lavan con agua sino que se
secan frotándolos con un paño limpio.

Limpieza en el baño
Es aquí donde la caza del microbio nos lleva a usar dosis aún mayores de
productos altamente tóxicos y contaminantes para el ambiente. Los productos
a base de cloro (como la lejía, por ejemplo) se liberan en el aire y nunca
tendrían que ir unidos a otros productos, porque provocan graves
consecuencias. De hecho, si unimos el cloro a detergentes ácidos se forma un
gas venenoso que en seguida satura un ambiente tan restringido como el
baño. Un conocido ecologista alemán, E. Koch, afirma que aún en dosis
mínimas, este gas tiene efectos negativos sobre el sistema respiratorio y
provoca la caída del pelo.
Los desinfectantes contienen formaldehido, fenol y clorofenol,
sospechosos de ser cancerígenos, de provocar mutaciones genéticas y
malformaciones. Es por este motivo que los biberones y la vajilla de los
bebés nunca deben ser desinfectados con tales productos, ya que permanecen
incluso después del aclarado.
Para limpiar los sanitarios podemos usar jabón en copos disuelto en agua,
un poco de soda y polvo de piedra pómez.
Para proporcionar brillo y desinfectar usaremos vinagre y sal (un vaso de
vinagre y dos cucharadas de sal son suficientes).
También las baldosas del baño, como las de la cocina, pueden limpiarse
con vinagre diluido en agua. Los pavimentos pueden recibir el mismo
tratamiento.
Si vivís en el campo, podéis usar para lavar el suelo agua caliente con
hierbas antisépticas, como romero y tomillo, y añadir a la maceración una
cucharada de sal marina y unas gotas de aceite esencial de lavanda.
Para eliminar las manchas de cal, se dejará actuar un poco de vinagre puro
durante una media hora.
Para proteger los grifos es útil pasarles un poco de vaselina; además,
usando productos naturales se estropearán mucho menos.
Para abrillantar y proteger las maderas (muebles, vigas, etc.) en
sustitución de los peligrosos esprais comerciales, altamente contaminantes y
venenosos para el hombre, podemos preparar un ungüento de «belleza» muy
parecido a los que preparamos para nuestra cara.
• Ungüento de belleza para la madera: El procedimiento es el mismo ya
explicado en otros puntos de este libro. Como base se usa aceite de linaza, en
el cual se va disolviendo al baño maría la cantidad idónea de cera de abeja
pura. Se dejará enfriar el compuesto y se le añadirán gotas de aceites
esenciales de lavanda, tomillo y trementina para asegurarle una acción
antiséptica frente a polillas y termitas.

Perfumes y ambientadores naturales


Si bien la industria produce perfumes a imitación de la naturaleza, sus
componentes son exclusivamente químicos.
Tales componentes contaminan mucho el ambiente, además de provocar en
el hombre y la mujer irritaciones de la garganta, cefaleas, rinitis alérgicas y
malestar en general. Sobre todo, parece que actúan a nivel psíquico,
contribuyendo a las depresiones nerviosas.
Vamos a ver algunas alternativas:
• Los aceites esenciales son los perfumes de la naturaleza y son útiles para
devolver frescura y un aroma agradable a las habitaciones.
Se pueden usar con un difusor de aroma; echando unas gotitas de vez en
cuando sobre edredones o tapicería (en un lugar donde no se vean eventuales
manchas) o bien mezclándolos con las hierbas en popurrí.
Tienen propiedades desinfectantes; algunos de ellos, como la melisa y el
geranio, alejan los mosquitos; otros, como la lavanda y el tomillo, dejan una
permanente sensación de frescura e higiene; otros aún, como el azahar y la
mejorana, son relajantes y favorecen el sueño.
• Las plantas medicinales o aromáticas pueden colgarse del techo o bien
en el interior de los armarios para evitar la intrusión de polillas, como es el
caso de la lavanda y de la siempreviva.
• El incienso desinfecta el aire, aleja los insectos y relaja la mente; aquieta
el flujo caótico de los pensamientos y favorece la concentración.
• La salvia, secada y luego quemada en un recipiente que aguante el calor
(el ideal es una concha de mar grande) y usada como incienso, libera el aura
humana y el entorno de negatividad. En invierno, sus humos sumamente
antisépticos liberados en el ambiente ayudan a prevenir las enfermedades
infecciosas (gripe, resfriados).

El incienso
El incienso constituye un óptimo ambientador; cuando se quema suelta
fenol, sustancia con propiedades altamente antisépticas. Parece que en las
iglesias en las cuales se utilizaba su humo se mantenían alejadas las termitas.

• Preparación del incienso: Se mezclan cuidadosamente 25 gr de polvo


de sándalo, 25 gr de benjuí, 15 gr de semillas de cardamomo en polvo, 15 gr
de clavos de especia en polvo y 15 gr de cáscara de canela (del tipo
Cinnamomum cassia).
• Palillos de incienso: Reducir a polvo con un molinillo y luego mezclar
minuciosamente 175 gr de carbón de rápida ascensión, 25 gr de goma de
benjuí, 6 gr de sándalo, 6 gr de canela (del tipo cassia). Para obtener una
pasta homogénea se puede usar goma arábiga, eventualmente mezclada con
agua. También se pueden añadir clavos de especia en polvo; lo importante es
que el peso del carbón iguale al de los demás ingredientes juntos. Una vez
que la pasta esté compacta, verterla en moldes y dejarla secar durante 2-3
días. Envolver los palitos en papel de aluminio para conservar el perfume
hasta su utilización.

Popurrí
El popurrí es una mezcla de flores y plantas aromáticas a las cuales se
añaden aceites esenciales. Se utiliza para perfumar la ropa, los armarios o
como ambientador. Las recetas para preparar popurrís son interminables;
solamente hay que tener paciencia y un poco de conocimiento de las
propiedades de las varias hierbas empleadas.
Algunos expertos sostienen que el éxito de un popurrí por lo que concierne
a una larga vida está en la sal marina y en el lirio florentino, pero podemos
prescindir de este último elemento y usar como fijador las raíces de geranio y
la madera de sándalo.
Es aconsejable preparar el popurrí en capas, dentro un tarro de cristal: una
capa de flores, otra de sal marina y raíces, otra de flores, otra de semillas y
hojas hasta llegar a la última capa. Se cierra bien el tarro y se deja en un lugar
oscuro durante un mes. Después de este tiempo, se remueven los ingredientes
con una cuchara de madera y se añaden los aceites esenciales.
Los ingredientes más comunes de un popurrí son rosas de todo tipo y
color, flores de azahar, todo tipo de flor muy olorosa, nuez moscada, clavo,
canela en rama, vainilla natural, hojas de laurel y plantas aromáticas como
lavanda, salvia, romero o menta. Veamos a continuación algunos ejemplos:
• Popurrí de lavanda: Ingredientes: 300 gr de flores de lavanda, 200 gr de
raíz de geranio, 55 gr de clavo, 55 gr de madera de sándalo, 55 gr de canela,
25 gr de vainilla (en rama). Reducir todos los ingredientes a trocitos muy
pequeños (menos las flores). Trascurrido el mes de preparación, añadir unas
gotas de lavanda. Dividir la mezcla en varios saquitos de algodón que se
introducirán en en los armarios y en los cajones para perfumar y proteger la
ropa. Este mismo popurrí se puede poner en un cuenco de barro y tenerlo en
el baño como ambientador. En este caso, de vez en cuando hay que añadir
gotas de aceites esenciales, para renovar el perfume.
• Popurrí especiado: Para prepararlo, reunir 25 gr de cada uno de los
siguientes ingredientes: canela, clavo, semillas de coriandro, flores de
lavanda, hojas de rosa y raíz de lirio florentino. Se puede usar como
ambientador o para perfumar los armarios.
• Popurrí de pachuli: Ingredientes: 100 gr de pachuli en polvo y 100 gr
de sándalo en polvo. Añadir unas gotas de aceite de pachuli y mezclar bien.
No necesita guardarse, se puede emplear directamente después de haber
distribuido la mezcla en los saquitos.
• «Rose bowl» (literalmente «bol de rosas»): En el pasado era sólo a esta
colección de rosas a lo que se daba el nombre de popurrí. Los pétalos de
rosas, conservados en la forma adecuada, pueden proporcionarnos un
perfume que durará muchos años inalterado.
Hay que elegir un recipiente de barro o de porcelana con tapadera (una
vieja sopera va muy bien).
Durante la estación de las rosas y en los días más secos, recoger los pétalos
de las flores más bonitas, separándolos cuidadosamente dal cáliz.
Cuando se tiene una cantidad bastante relevante de pétalos (deben estar
todavía frescos), como para llenar un tarro de 3-4 litros, se empieza a
preparar el rose bowl alternando en la sopera una capa de pétalos y otra de sal
marina. La última capa debe ser de sal. Presionarlo todo con un plato que se
dejará encima para taparlo.
Después de 10 horas se mezclarán los componentes y se repetirá este
proceso cada día durante una semana.
En cuanto la mezcla empieza a estar húmeda, añadir 90 gr de pimiento en
polvo y en los tres días siguientes mezclar pétalos y especias añadiendo en
cada uno de estos días 7 gr de pimiento y 7 gr de canela en polvo.
Guardar la mezcla en un tarro de cristal después de haber añadido como
toque final estos otros ingredientes triturados en grueso: clavo, canela, nuez
moscada, pimiento, cascara seca de naranja y de limón, 25 gr de semillas y 25
gr de raíz de anís, 7 gr de pimienta negra, 1/2 cucharadita de láudano y, para
terminar, 1/2 cucharadita de aceite de rosa o de geranio.
Durante todo el verano se pueden añadir al rose bowl todo tipo de pétalos
de flores siempre que antes hayan sido secados al aire. De vez en cuando,
mezclar y dejar abierta la tapadera para que el perfume salga y llene el
ambiente, pero cada vez hay que volver a cerrar herméticamente por un mes
para permitir que los aromas recuperen sus fuerzas.
• «Rose bowl» sencillo: Recolectar pétalos de rosas rojas muy perfumadas
y mezclarlos con sal marina y clavo de especias en la proporción de 1
cucharadita de sal y una punta de clavo por cada puñado de pétalos.
Comprimir todo en un tarro de cristal o de porcelana con cierre hermético y
mantenerlo cerrado durante 1 mes. Para perfumar las habitaciones, poner un
poquito de mezcla sobre una plancha caliente.
• Saquitos guardarropa perfumados: Triturar y mezclar los siguientes
ingredientes: 30 gr de sumidades floridas de lavanda, 25 gr de semillas de
gladiolo, 30 gr de pétalos de rosas secos, 7 gr de canela y 10 gr de clavo de
especia. Dividir la mezcla en saquitos y colocarlos entre la ropa en armarios y
cajones.

Las barrenderas del aire


Entre las más comunes plantas de interior, algunas pueden ofrecer una
sencilla solución al problema de la contaminación atmosférica interna; por el
servicio que ofrecen, han sido definidas como «las barrenderas del aire».
Dichas plantas tienen efecto sobre varios productos, como óxido de carbono
(desprendido por el humo de los cigarillos), bióxido de azoto, formaldheido,
tricloroetileno y benzeno, y en un hogar donde no se usen en abundancia
productos contaminantes llegan a anular literalmente a sus enemigos.
En un experimento llevado a cabo en los laboratorios de tecnología
espacial de St. Louis, una sola planta de Chlorophytum elatum en una
habitación cerrada ha reducido en un 85% el formaldheido presente en el aire.
Otros estudios seguidos sobre plantas como Chlorophytum filodendro,
Dracena, Ficus benjamina y Photos han demostrado que tales plantas reducen
eficazmente los elementos tóxicos y cancerígenos como el formaldheido y el
tricloroetileno, que en ambientes cerrados se hallan en concentraciones
relativamente altas.
glosario de las propiedades de las
plantas medicinales
Las plantas medicinales poseen un vocabulario propio que es necesario descifrar para acertar con
sus propiedades específicas en los libros que de ellas tratan.
A continuación encontraréis los términos más comunes usados en herboristería para definir tales
propiedades.
Afrodisíaco: Término que deriva de Afrodita (Venus), diosa del amor. Significa que aumenta el deseo
y la capacidad sexual.
Alcalinizante: Provoca una alcalinización de los fluidos orgánicos (sangre, orina…).
Anafrodisíaco: Disminuye el apetito sexual.
Analéptico: Estimula la función del corazón y del aparato respiratorio.
Analgésico: Calma el dolor.
Ansiolítico: Calma la ansiedad.
Antianémico: Aumenta la producción de hematíes (glóbulos rojos).
Antibiótico: Sustancia que destruye las bacterias (literalmente: «contra la vida»)
Antidiarréico: Detiene las diarreas.
Antiescorbútico: Sustancia rica en vitamina C que combate el escorbuto.
Antiespasmódico: Detiene los espasmos de los órganos, evitando el dolor.
Antihelmíntico: Expulsa los gusanos intestinales. Es lo mismo que «vermífugo».
Antihemorrágico: Detiene las hemorragias.
Antiinflamatorio: Reduce la inflamación.
Antipirético: Baja la fiebre. Lo mismo que «febrífugo» y «antitérmico».
Antiséptico: Impide el desarrollo de los gérmenes o los destruye.
Antitérmico: Baja la fiebre.
Antitusígeno: Calma la tos.
Antisudorífico: Reduce la secreción de sudor. Lo mismo que «diaforético».
Antivírico: Impide el desarrollo de los virus.
Aperitivo: Estimula el apetito.
Antiastenia: Combate la pérdida de fuerza y de energía.
Astringente: Seca y constriñe la piel y las mucosas. Las plantas que tienen esta propiedad suelen ser
antihemorrágicas y antidiarréicas.
Balsámico: Ejerce acción suavizante sobre el aparato respiratorio.
Béquico: Calma la tos (del griego bequis, «tos»).
Cardiotónico: Aumenta la fuerza de contracción del corazón y mejora su rendimiento.
Carminativo: Favorece la expulsión de gases intestinales.
Cicatrizante: Estimula la curación de llagas, úlceras y heridas. Lo mismo que «vulnerario».
Colagogo: Facilita la expulsión de la bilis desde la vesícula biliar.
Colerético: Aumenta la cantidad de bilis.
Depurativo: Favorece la eliminación de sustancias tóxicas.
Digestivo: Favorece la digestión.
Diaforético: Aumenta la sudoración.
Diurético: Estimula la diuresis, aumentando la cantidad de orina eliminada.
Emenagogo: Favorece la aparición de la regla.
Emético: Provoca el vómito.
Emoliente: Ejerce un efecto suavizante sobre piel y mucosas inflamadas.
Espasmolítico: Calma los espasmos de los órganos. Como «antiespasmódico».
Estimulante: Activa la funciones del organismo, sobre todo del sistema nervioso.
Estomacal: Favorece la digestión.
Eupéptico: Favorece las funciones digestivas.
Excitante: Estimula la actividad del sistema nervioso.
Expectorante: Facilita la expulsión de moco, fluidificándolo. Como «mucolítico».
Febrífugo: Baja la fiebre.
Fluidificante: Hace más fluidos los líquidos.
Galactófago: Reduce la cantidad de leche en las mujeres que amamantan.
Galactógeno: Aumenta la producción de leche.
Hemolítico: Provoca la destrucción de los glóbulos rojos.
Hemostático: Detiene las hemorragias.
Hepático: Favorece el buen funcionamiento del hígado.
Hipertensor: Eleva la presión arterial.
Inmunoestimulante: Estimula las defensas naturales.
Insecticida: Destruye los insectos. Lo mismo que «antiparasitario».
Laxante: Facilita el vaciado intestinal.
Mucolítico: Deshace el moco.
Narcótico: Provoca un sueño pesado.
Oftálmico: Cura las enfermedades de los ojos.
Oxitócico: Provoca las contracciones uterinas.
Pectoral: Cura las enfermedades respiratorias.
Remineralizante: Aporta sales minerales y oligoelementos.
Resolutivo: Elimina las inflamaciones en abscesos, hematomas e infecciones.
Rubefaciente: Produce enrojecimiento de la piel por el aflujo local de sangre.
Sedante: Calma la excitación nerviosa.
Sudorífico: Estimula la sudoración. Lo mismo que «diaforético».
Tónico estomacal: Aumenta la secreción de jugos gástricos, favoreciendo la digestión.
Tonificante: Estimula las funciones del organismo, especialmente del sistema nervioso.
Uricosúrico: Favorece la eliminación del ácido úrico.
Vasoconstrictor: Contrae los vasos sanguíneos, arterias en particular.
Vasodilatador: Dilata los vasos sanguíneos, permitiendo más flujo de sangre.
Venotónico: Favorece la circulación venosa y tonifica las paredes de las venas.
Vermífugo: Provoca la expulsión de los gusanos intestinales. Lo mismo que «antihelmíntico».
Vulnerario: Favorece la cicatrización de las heridas.
Clara Castellotti, autora de Madre Tierra, Hermana Luna, publicado en esta
colección, ha recogido el saber secular en este libro práctico y hermoso,
siguiendo la tradición de las hadas.
Table of Contents
Portada
Página de derechos de autor
Dedicatoria
índice
introducción
Un poco de historia: entre magia y medicina
Fitoterapia: la situación actual
Capítulo 1: el botiquín
Las materias primas
Aceites
alcoholes
cera de abeja
jalea real
propóleo
Los aceites esenciales
Plantas medicinales
Las familias
La teoría de las signaturas
Plantas medicinales y modas
La recolección
El secado
Los principios activos
Las preparaciones
Tisana
tintura
alcoholaturos
oleomacerados
zumos
polvos
compresa
cataplasma
emplastes
baños
maniluvios y pediluvios
baños de asiento
irrigaciones vaginales
vahos
gárgaras
extractos
Las plantas del Botiquín una por una
Capítulo 2: la alquimia
El arte de confeccionar los medicamentos
Volviendo a una farmacia natural
Las mezclas
Las preparaciones compuestas
Vinos medicinales
jarabes
ungüentos
licores
elixires
El momento justo a la luz de la astrología
Aplicación de las preparaciones a los distintos trastornos
Afecciones respiratorias
Afecciones digestivas
Afecciones nerviosas
Afecciones circulatorias y del corazón
Afecciones hepáticas
Afecciones del aparato reproductor
Afecciones y trastornos urinarios
Enfermedades infecciosas. Fiebre
Dolores reumáticos y musculares
Afecciones de la piel
Contusiones y heridas
Quemaduras
Celulitis
Afecciones oculares
Las hierbas en la cocina
Vinagres y aceites aromatizados
sopas
salsas
otros platos
entrantes
platos varios
postres
licores y vinos a base de plantas
Capítulo 3: ecología y belleza
Hacia una cosmética consciente
¿Cosméticos químicos o naturales?
Cosméticos y alergias
La piel y su estructura
La piel, espejo de nuestra salud
Cuidados de la piel
Fruta y belleza
Ampliando el botiquín
El rostro
Vahos
mascarillas
tónicos
leches limpiadoras
jabones
Cómo retrasar el envejecimiento cutáneo
Una bonita sonrisa
Los labios
los dientes
los dentífricos
el cuello
El pelo
Champú
reflejos naturales
estimular el crecimiento
Problemas específicos: caída
cabello débil y frágil
dobles puntas
caspa
El cuerpo
Momento mágico: el baño
jabones
sales de baño

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