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Ética Profes y Respon Social-Juan Pablo Saenz C

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE TRUJILLO

BENEDICTO XVI

FACULTAD DE HUMANIDADES
Programa de Segunda Titulación

Asignatura:

ÉTICA PROFESIONAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

JOSÉ ANDRÉS CRUZADO ALBARRÁN

Trujillo, Perú
CONTENIDOS
UNIDAD Nº 1
CAPÍTULO I: ÉTICA
1.1 ÉTICA VS MORAL
A.- ¿Qué es la Ética?
B.- Ética y Moral
C.- ¿Qué busca la Moral?
D.- Lo bueno y lo malo
E.- La Educación y la Moral
1.2 RACIONALIDAD ÉTICA Y RACIONALIDAD CIENTÍFICA
(TÉCNICA) EN LA DETERMINACION DEL DEBER –SER DEL
TRABAJO PROFESIONAL
A.- Relaciones de subordinación y complementariedad entre la racionalidad
ética y científica.
B.- ¿El comportamiento ético reduce la eficacia profesional?

UNIDAD Nº 2
CAPÍTULO II: ÉTICA PROFESIONAL
2.1 Concepto de Ética Profesional
2.2 Ser Ético no es una Moda..
2.3 Ser Ético: Una Cuestión de Pedagogía
2.4 Amplitud de la Ética Profesional
UNIDAD Nº 3

CAPÍTULO III: RESPONSABILIDAD SOCIAL []


3.1 Orígenes y evolución del término
3.2 Responsabilidad social en la actualidad
3.3 Implicancias de la Responsabilidad Social

UNIDAD Nº 4
CAPÍTULO IV: ÉTICA PROFESIONAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL.

4.1 Binomio: Etica Profesional y Responsabilidad Social.

A.- La  Ley.
B.- Los Derechos Humanos.
C.- El Medio Ambiente y Generaciones Futuras.
D.- La organización en la que se trabaja.
E.- La Profesión.

4.2 Desafío de la Responsabilidad Social y Ética Profesional


PRESENTACION

Ética Profesional como concepto tiene una íntima relación con la responsabilidad social.
Tanto que es la Ética profesional la que posibilita llevar a la práctica los valores que
pregona la Responsabilidad Social y es la Etica la que nos ayuda a ejercer la
responsabilidad en un marco de coherencia y correspondencia social. Para que la
responsabilidad social (RS), responsabilidad social corporativa (RSC), responsabilidad
social empresaria  (RSE) puedan acometerse y no sólo sean respetadas a la distancia, se
necesita de profesionales que sean éticos.
La Responsabilidad Social tiene subsumida en sí un conjunto de premisas, principios,
valores, y normas de conducta que se han establecido por el colectivo social como
elementos representativos de la denominada Responsabilidad Social. La Etica sin
embargo, no prescribe ninguna norma o conducta, tampoco la ética nos obliga o nos
recomienda que deba ser realizado. Su propósito se relaciona entre otros factores con la
praxis, con el cómo se ha de aplicar en los distintos contexto profesionales y personales
de nuestra vida los valores sociales.
Sabiendo que el procedimentalismo ético no recomienda ningún valor social concreto,
sino que centra su campo de acción en resolver los procedimientos que den legitimidad
a estos principios. La Ética entonces es una praxis racional de los principios y conceptos
relacionados a la Responsabilidad Social, desde una perspectiva de igualdad,
universalidad e interactividad con los actores del contexto de aplicación e
implicaciones.
El contexto actual requiere con urgencia que los profesionales de las empresas y
organizaciones practiquen la responsabilidad social y sean éticos, necesitamos que los
actores de la innovación institucional sean competentes, creativos, contextuales,
conceptuales y que comprendan que la solidaridad es la clave para lograr la
sostenibilidad y para afrontar  esta crisis de legitimidad que vivimos.
Este proceso  de entender cómo bajar a la realidad cotidiana de nuestros actos estos
principios es un trabajo  de conceptualización colectivo, aquí presentamos un
documento que busca contar claramente como se puede llevar la Etica profesional
conjuntamente con la Responsabilidad Social.

UNIDAD Nª 1
CAPÍTULO I: ÉTICA
1.1 ÉTICA VS MORAL

A.- ¿Qué es la Ética?


Las ciencias humanas estudian al hombre y sus acciones desde diversos puntos de
vistas. La lógica, por ejemplo, por el orden a la verdad y la corrección formal de los
actos cognoscitivos; la Psicología considera los actos del hombre en cuanto acciones
vitales que proceden del alma según un determinado proceso.
La Etica se ocupa de la moralidad: una cualidad que corresponde a los actos humanos
exclusivamente por el hecho de proceder de la libertad en orden a un fin último, y que
determina la consideración de un acto como bueno o malo en un sentido muy concreto,
no extensible a los actos o movimientos no libres.
La inteligencia advierte de modo natural la bondad o maldad de los actos libres:
cualquiera tiene experiencia de cierta satisfacción o remordimiento por las acciones
realizadas. A partir de aquí surge la pregunta acerca de la calificación de la conducta
humana: ¿qué es el bien y el mal?, ¿por qué esto es bueno o malo?. La respuesta a estos
interrogantes lleva al estudio científico de los actos humanos en cuanto buenos o malos,
que se denomina Etica. Por tanto, la Etica es la parte de la filosofía que estudia la
moralidad del obrar humano; es decir, considera los actos humanos en cuanto son
buenos o malos.
La ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones que rigen el
comportamiento del hombre en la sociedad. Aristóteles dio la primera versión
sistemática de la ética.
Es el compromiso efectivo del hombre que lo debe llevar a su perfeccionamiento
personal. "Es el compromiso que se adquiere con uno mismo de ser siempre más
persona". Se refiere a una decisión interna y libre que no representa una simple
aceptación de lo que otros piensan, dicen y hacen.
En la mayoría de los escritos que se ocupan del asunto se lee que la palabra "ética"
deriva del griego éthos, que quiere decir costumbre; a su vez "moral" deriva del latín
“mos”, que significa también costumbre. Para no ser conformistas, vale la pena conocer
con mayor amplitud la evolución semántica de esas palabras, muy bien analizadas por
H.F. Drane. Para él, éthos hace referencia a la actitud de la persona hacia la vida. En un
principio significó una morada o lugar de habitación; más tarde, en la época de
Aristóteles, el término se personalizó para señalar el lugar íntimo, el sitio donde se
refugia la persona, como también lo que hay allí dentro, la actitud interior. Siendo así,
éthos es la raíz o la fuente de todos los actos particulares. No obstante, ese sentido
griego original se perdió más tarde al pasar al latín, pues se trocó por mos/moris,
significa mos —casi sinónimo de habitus— una práctica, un comportamiento, una
conducta. Por su parte, la forma plural mores quería significar lo externo, las
costumbres o los usos.
En el habla corriente, ética y moral se manejan de manera ambivalente, es decir, con
igual significado. Sin embargo, como anota Bilberny analizados los dos términos en un
plano intelectual, no significan lo mismo, pues mientras que "la moral tiende a ser
particular, por la concreción de sus objetos, la ética tiende a ser universal, por la
abstracción de sus principios". No es equivocado, de manera alguna, interpretar la ética
como la moralidad de la conciencia. Un código ético es un código de ciertas
restricciones que la persona sigue para mejorar la forma de comportarse en la vida. No
se puede imponer un código ético, no es algo para imponer, sino que es una conducta de
"lujo". Una persona se conduce de acuerdo a un código de ética porque así lo desea o
porque se siente lo bastante orgullosa, decente o civilizada para conducirse de esa
forma.

En términos prácticos, podemos aceptar que la ética es la disciplina que se ocupa de la


moral, de algo que compete a los actos humanos exclusivamente, y que los califica
como buenos o malos, a condición de que ellos sean libres, voluntarios, conscientes.
Asimismo, puede entenderse como el cumplimiento del deber. Vale decir, relacionarse
con lo que uno debe o no debe hacer. La moral debe definirse como el código de buena
conducta dictado por la experiencia de la raza para servir como patrón uniforme de la
conducta de los individuos y los grupos. La conducta ética incluye atenerse a los
códigos morales de la sociedad en que vivimos.
Con el estado actual de la sociedad, casi se ha perdido todo el tema de la ética. En
realidad la ética es racionalidad (el ejercicio o uso de la razón) hacia el más alto nivel
de supervivencia para el individuo, el grupo, las generaciones futuras y la humanidad.
El nivel más alto de la ética serían conceptos de supervivencias a largo plazo con
incidencia mínima en contra de la ecología humana. Una de las razones de que esta
sociedad se está muriendo es que ha perdido la ética. La conducta razonable y las
soluciones óptimas se han dejado de usar a tal grado que la sociedad se está
desintegrando.
Este es un ejemplo de una conducta que no es ética: dile al jefe que estoy enfermo y
acto seguido el "enfermo" va rumbo a la playa.
Por perder la ética queremos decir, una acción o situación en la que el individuo se
involucra, o algo que el individuo hace, que es contrario a los ideales.
No sólo es importante el enfoque filosófico del término y sus problemas o
consecuencias, sino más bien práctico, es decir, sigamos reflexionando "éticamente"
desde la cotidianidad y en este sentido, el mejor comportamiento ético podría devenir de
las palabras de Confucio: "No hagas a otro lo que para ti no quieras". Este sabio
principio moral, (del latín "mos", costumbre, norma) tiene su visión positiva en el
evangelio que cita: "amar al prójimo".
Recordemos que ética significa estudio de la ordenación de los actos humanos, no
como son, sino como deberían ser. La ética es el "bien moral" de Aristóteles, es la
"recta razón" de los estoicos, es estar en posesión de la "virtud" lo que hoy llamamos
valores.

B.- Ética y Moral


Los llamados «derechos humanos» parece que tienen mucho que ver con la Ética y con
la Moral ¿Por qué llamarlos derechos y no deberes, por ejemplo? La pregunta alcanza
toda su fuerza desde las coordenadas que, según modos muy diversos, tienden a ver la
distinción entre los términos «ética vs moral», por un lado, y «derecho», por otro, como
una distinción dicotómica.
Quienes, por el contrario, no entienden esa distinción dicotómicamente, puesto que
presuponen la efectividad de un entretejimiento sui generis entre la ética vs moral, y el
derecho, estarán lejos de hacerse esta pregunta. Más bien tendrían que hacerse la
pregunta contraria: «¿Por qué no llamar derechos a los deberes éticos y morales?» En
términos gnoseológicos: «La cuestión de los derechos humanos, ¿no corresponde antes
a la Teoría del Derecho (a la Filosofía del Derecho) que a la Teoría de la Ética y de la
Moral?»
El debate en torno a la cuestión de si los derechos humanos han de considerarse desde
una perspectiva estrictamente jurídica, o bien desde una perspectiva previa, o por lo
menos no reducible a la esfera estrictamente jurídica —es decir, una perspectiva ética vs
moral— compromete evidentemente la cuestión general de las relaciones entre el
derecho estricto y la moral o la ética; así como la cuestión general de las relaciones
entre las normas éticas y las normas morales.
Partimos de la hipótesis general según la cual las normas jurídicas (los derechos, en
sentido estricto) presuponen las normas éticas y morales, pero casi a la manera como el
metalenguaje presupone el lenguaje objeto. Sólo que las normas jurídicas no las
entendemos como un mero «nombre» de las normas morales o éticas, algo así como una
reexposición reflexiva de normas prejurídicas o praeterjurídicas.
Las normas jurídicas no son un pleonasmo=(repetición) de las normas morales o éticas.
Si a las normas jurídicas les corresponde una función peculiar y no la de una mera
redundancia de las normas morales o éticas, sin que tampoco pueda decirse que se
mantienen al margen o más acá de la ética o de la moral, es porque las propias normas
morales o éticas, en un momento dado de su desarrollo, necesitan ser formuladas como
normas jurídicas. Si esto es así es porque las normas morales, y las normas éticas, no
sólo no son idénticas entre sí, sino que ni siquiera son estrictamente conmensurables.
Este esquema general de las relaciones entre el derecho y la moral vs ética es el que
podemos aplicar, como a un caso particular, para dar cuenta de las relaciones entre los
derechos humanos, como normas jurídicas, y los derechos humanos como normas éticas
y morales.
En términos generales diríamos, refiriéndonos por ejemplo a la Declaración de 1789,
que esa Declaración de los derechos humanos habría consistido, sobre todo, en una
sistematización muy precaria, sin duda, de los deberes éticos, separándolos de los
deberes morales (que aparecen, sobre todo, como derechos del ciudadano).
Etimológicamente "moral" viene de "mores", voz latina que significa "costumbres",
y sabemos que existen muchas costumbres buenas, denominadas virtudes y costumbres
malas, como los vicios. ¿Cuáles de estas costumbres son las más necesarias para vivir
en sociedad?, indudablemente que son las primeras.
No es extraño escuchar a los "viejos" de cada generación hacer comparaciones y hasta
entristecerse por la "inmoralidad" de la juventud y hablar con nostalgia de su tiempo,
cuando sí florecían las virtudes.
La sabiduría popular expresa que "todo tiempo pasado fue mejor" o por lo menos así se
percibe ¿por qué? porque la moral va evolucionando y entonces desconectarse es volver
a la añoranza.
El fin moral es el beneficio de sí mismo, es decir; el amor del hombre a su propio ser,
situación ésta que favorece al colectivo.

C.- ¿Qué busca la Moral?

La moral se relaciona con el concepto de lo bueno y de lo malo, de lo que uno debe o no


debe hacer. Ese concepto está muy ligado a las costumbres lo que permite deducir que
la moral no es una (permanente), sino muchas (variable).
En otras palabras, dado que la costumbre es cambiante, la moral también lo es,. Como
dice Malherbe, las morales son relativas a las sociedades y a las épocas que aquellas
estructuran; ellas son múltiples. Pero la ética, que es la exigencia maestra del ser
humano en cuanto tal, es única.
Dos ejemplos: la antropofagia era costumbre corriente entre los caníbales; el aborto era
aceptado en los países comunistas. En ambos casos esos actos eran lícitos moralmente
para quienes los ejecutaban, porque la costumbre así lo imponía, pero eran susceptibles
de cuestionamiento ético.
La moral, que se identifica también con el obrar bien, ha sido interpretada a la luz de
las diferentes escuelas filosóficas (positivismo, hedonismo, institucionalismo,
utilitarismo, idealismo, materialismo dialéctico, etc.), lo cual ha conducido a pluralidad
de conceptos, difícil de conciliar algunos. Siendo así. ¿quién dicta las leyes de moral?
¿Quién determina lo que es bueno o malo?.
Cuando se afirma que lo moral se identifica con el obrar bien, surge la pregunta. ¿y qué
es obrar bien?, cuya respuesta no es fácil de dar y si se da es probable que no sea
aceptada por todos. En efecto, lo "bueno" y lo "malo" siempre han dividido a la
humanidad.

D.- Lo bueno y lo malo

No obstante haber postulado Sócrates hace veinticinco siglos que la perfección humana
estriba en el conocimiento del bien y del mal, el concepto de la palabra "bueno", que es
el eje alrededor del cual gira la ética, ha sido muy discutido, explicable por cuanto su
significado está íntimamente relacionado con la cultura y el orden social en que tenga
aplicación.
Como dice Macintyre, a medida que cambia la vida social, cambian también los
conceptos morales, cambios que son aupados por la investigación filosófica. El filósofo
inglés G.E. Moore, citado por L. Rodríguez, va más allá al afirmar que el retraso de que
adolece el saber ético, se debe en gran medida al reiterado y pernicioso intento de los
filósofos por definir la bondad.
"Bueno" con cierto criterio general, significa cualquier acción o cualquier objeto que
contribuya a la obtención de un fin deseable. La bondad ética tiene que ver con el
hombre, con los actos que éste ejecute libremente y que vayan a beneficiarlo a él o al
"otro". El fin deseable sería, pues, alcanzar el bienestar, que a su vez involucra lo bueno.
El concepto axiológico de bien, de bueno, carece de unánime aceptación. ¿Puede
encontrarse una definición de "bien" que se identifique con lo que cada uno piensa que
es el bien?. Ese es, como ya dije, el quid que no ha resuelto la ética. Se ha carecido de
inteligencia frente a la idea del bien, como diría Platón. Así las cosas, habría que
aceptar, con enfoque práctico, que no es mediante la ciencia sino mediante el sentido
común como podríamos entender lo que es el bien.
Muchas personas afirman creer que actuar moralmente, o como se debe actuar, supone
aceptar conscientemente algunas limitaciones o reglas (bastante específicas) que ponen
límites tanto a la prosecución del propio interés como a la prosecución del bien general.
Aunque estas personas no consideran fines innobles, fines que debemos descartar por
razones morales el fomento de nuestros intereses o la búsqueda del bien general, creen
que ninguna de ambas cosas nos proporciona una razón moral suficiente para actuar.
Quienes suscriben semejante concepción creen que existen ciertos tipos de actos que
son malos en sí mismo, y por lo tanto medios moralmente inaceptables para la búsqueda
de cualquier fin, incluso de fines moralmente admirables, o moralmente obligatorios.
"La obligación moral tiene su origen en la vida misma y echa allí sus raíces mucho más
profundamente que en el pensamiento consciente. Proviene de los más oscuros e
inconscientes fondos del hombre". J.M. Guyau.
La conciencia moral consciente en el conocimiento que tenemos o debemos tener de las
normas o reglas morales; es la facultad que nos permite darnos cuenta si nuestra
conducta moral es o no es valiosa. Existen dos posiciones fundamentales que explican la
naturaleza de la conciencia moral: la innatista y la empírica.
La posición innatista afirma que la conciencia nace con el individuo, es una capacidad
propia de la naturaleza del humano. Se afirma, por ejemplo, que la capacidad para
juzgar lo bueno y lo malo de una conducta es un don divino, o, es un producto propio de
la razón humana, la misma que descubre a priori el sentido del bien y del mal.
La posición empírica sostiene que la conciencia moral es resultado de la experiencia, es
decir, de las exigencias o mandatos de la familia, de la educación o del medio
sociocultural en general, por lo que, las ideas morales son de naturaleza social, están
determinadas por las condiciones materiales de existencia.

E.- La educación y la Moral


El objetivo fundamental de la educación consiste en la formación de la conciencia moral
del hombre, para que éste intuya los valores éticos fundamentales tales como:

El amor a la verdad.
El apego a la sobriedad y a la lealtad.
La dedicación y la responsabilidad al trabajo.
El interés a la justicia y al bien común.
La aversión hacia la venganza, el odio, la hipocresía, la avaricia, el egoísmo y la
cobardía.
Es así como en el artículo 102 de la Constitución se plantea: "Desarrollar un individuo
con valoración ética".
Y en el Título I, artículo 3 de la Ley de Educación se plantea: "Fomentar el desarrollo
de la conciencia ciudadana".
La educación ha de procurar conducir a los jóvenes hacia la reflexión científica sobre
los grandes problemas y misterios de las cosas, de la vida y del cosmos, a fin de
proporcionar vivencias más profundas. Esto llevará hacia una formación de una cultura
general que lleve a la comprensión de nuestra cultural nacional, así como también a la
comprensión de otras culturas distintas a la nuestra.
Esta cultura general hará que el individuo se sienta, "ciudadano del mundo", mediante la
comprensión que obtiene de las formas de vida y manifestaciones culturales de otros
pueblos. De este modo, contribuirá a que haya mayor tolerancia para con otros pueblos,
otras costumbres y otros valores.
1.2 RACIONALIDAD ÉTICA Y RACIONALIDAD CIENTÍFICA (TÉCNICA)
EN LA DETERMINACION DEL DEBER SER DEL TRABAJO PROFESIONAL
A) Relaciones de subordinación y complementariedad entre la racionalidad ética
y científica.
En un segundo momento respecto al de la comprensión ético – filosófica del
trabajo profesional, y sólo en un segundo momento, esta actividad deberá ser
objeto de examen por parte de las distintas ciencias positivas que de algún modo
tienen el mismo objeto material: la medicina, la arquitectura, la pedagogía, etc;
y, de modo particular, por parte de la economía.

¿Por qué este examen deberá realizarse solo en un segundo momento? Porque en
estas ciencias el trabajo profesional es visto de un modo objetivamente; es decir,
consideran esta actividad en sí misma, prescindiendo casi totalmente de la
condición de personas del trabajador y de los clientes.

Estos individuos, para las ciencias positivas, son sólo relevantes en cuento
“sujeto productor/ distribuidor de determinados bienes” o en cuanto “sujeto
consumidor de los bienes que otros producen/distribuyen”.

Y, sobre este presupuesto tratan a continuación de individuar las técnicas de


intervención en el proceso productivo o del consumo que nos permiten
optimizarlos, hacerlo más racional (¿cómo producir/distribuir nuevos bienes?,
¿cómo producirlos/distribuirlos más eficazmente?, o ¿cómo aumentar su
consumo?)

Ahora bien siendo la metodología científico – positiva ciega al ser del hombre
en cuanto tal, no es tampoco capaz de descubrir cuál es el fin objetivo al que este
debe dirigirse con su actividad y, en particular, con su trabajo. Y, por esta misma
razón, es incompetente para determinar la naturaleza de los “bienes” que han de
producirse o distribuirse, y el significado profundo que el término “racionalidad”
posee en la expresión “producir / distribuir del modo más racional posible”.

Cuando la ciencia positiva desconoce este límite suyo, y pretende establecer


autónomamente una serie de conclusiones absolutas (válidas para el hombre en
cuanto tal), este hecho significa solamente que sus presupuestos “éticos” se
encuentran mas o menos escondidos, y que han sido aceptados de forma acrítica.

Por el contrario, una vez que se han fijado filosóficamente los bienes (fines) del
hombre que esta en juego en el ámbito de las relaciones profesionales, sí que
será justo hacer uso de las conclusiones a las que llegan las ciencias positivas en
estas materias. Aceptar en la práctica este hecho es característico de esta actitud
humana que se suele llamar “profesionalidad”, la cual lleva a realizar el propio
trabajo reconociendo el insustituible papel que las ciencias positivas
desempeñan:

- En el momento de señalar si los bienes que se quiere producir son o no


realizables en la dimensión específicamente estudiada por cada una de las
ciencias, contando con ciertos medios y teniendo en cuenta el entorno (las
circunstancias físicas y sociológicas); y en la determinación de cuál es el
modo técnicamente más racional (eficaz) de producirlos/distribuirlos en estas
circunstancias.

Para aclarar los puntos precedentes, podemos fijarnos en el caso particular de


las ciencias económicas. Se trata de un ejemplo especialmente interesante,
puesto que su racionalidad específica es usada por todas o casi todas las
profesiones.

Simplificando mucho podrían distinguirse en la ciencia económica dos partes.


La parte teórica (la teoría económica) se dirige a descubrir las “leyes
económicas” que operan en el seno de modelos en los que se hallan
caracterizado de modo simplificado ciertos rasgos abstractos de “medios
escasos”, “fines alternativos” y “medios de operación” (entorno físico, social e
institucional).

Basándose en estas leyes, y supuesto un cierto “medio de operación” y unos


ciertos “medios escasos”, la parte práctica de la ciencia económica (la política
económica) tratará entonces de responder a las dos preguntas siguientes:

¿Es posible (en el sentido, normalmente, de rentable) alcanzar un determinado


fin: la producción/distribución de un cierto bien?; y, ¿en qué modo los medios
a disposición producen en las circunstancias del mercado más o mejores
frutos?
En consecuencia, la función del economista consiste en deducir propiedades
necesarias de los procesos de asignación de recursos bajo marcos hipotéticos
progresivamente más complejos, y en utilizar esas leyes para entender y
optimizar los procesos económicos reales de la vida personal y social.

La aplicación de estos conocimientos tiene una indudable relevancia ética


positiva: permite contribuir más y mejor al bien común del progreso material y
cultural. Pero con una condición: quien los aplica deberá tener en cuenta que la
determinación fundamental de los fines, la opción por uno u otro de los varios
“fines alternativos”, habrá de realizarse mediante un razonamiento ético. Y otro
tanto habrá de hacerse al elegir los “medios escasos”, y al decidir si actuar o no
en un determinado “medio de operación”.

Cuando no se obre así, cuando se pretenda operar estas determinaciones desde


la misma racionalidad económica esto significa únicamente que ciertos hechos
han sido acríticamente asumidos como un deber – ser: muchas veces los que
componen la realidad sociológica de la oferta y la demanda.

B) ¿El comportamiento ético reduce la eficacia profesional?

Una cuestión que con frecuencia se plantea al estudiar las relaciones entre ética y
trabajo profesional es la siguiente: ¿en qué medida la introducción de valoraciones de
tipo ético, y la adopción de modelos de comportamiento que las tengan en cuenta,
influyen en la eficacia de aquél?.
La eficacia de la que aquí se habla puede ser de muy varios tipos, pero en mayor parte
de los casos se hace referencia al mayor o menor beneficio económico. Pues bien, por lo
que a este tipo de eficacia se refiere (aunque consideraciones análogas son válidas en
otros casos) podemos afirmar cuanto sigue.
Son muchos los ejemplos que permite sostener como tesis más probable – contra lo que
han sostenido algunas de las teorías económicas tradicionales-, que la adopción/
promoción de vínculos éticos ( personalista) en la praxis económica conduce, sobre todo
a medio y largo plazo, a resultados económicamente positivos, tanto para el agente
mismo como para la colectividad. La peor de las hipótesis: los comportamientos
egoístas o individualistas no aseguran una mayor eficacia económica que los
comportamientos alternativos altruistas.
En cualquier caso, es muy importante advertir que los razonamientos de este tipo,
aunque son útiles para defender dialécticamente la instauración de un orden
socioeconómico justo, no os permiten determinar – ya lo decíamos – cuál es el orden
ideal de la vida buena, ni, lo que es más importante, vivir bien.
En efecto, vivir la propia actividad según criterios éticos por razones de exclusiva
eficacia económica significa no vivir bien. Para que la propia actividad sea ocasión de
vida buena es necesario vivir intencionalmente y, en la medida de lo posible “
materialmente” como actuación del principio personalista.
El valor ético positivo de la eficacia es derivado: nace del hecho de que este proyecto
personalista implica, entre otras cosas, la profesionalidad, la preocupación por recurrir a
las distintas ciencias positivas con el fin de conocer cuáles son los medios técnicos más
idóneos para promover el valor de persona de los clientes. Pero ese mismo proyecto
personalista implica también aceptar, cuando sea el caso, las eventuales consecuencias
negativas de nuestro comportamiento justo.

UNIDAD Nª 2
CAPÍTULO II: ÉTICA PROFESIONAL

2.1 Concepto de Ética Profesional

Ética profesional o moral profesional, se suele definir como la "ciencia normativa que
estudia los deberes y los derechos de los profesionales en cuanto tales". Es lo que la
pulcritud y refinamiento académico ha bautizado con el retumbante nombre de
deontología o deontología profesional. En efecto, la palabra ética confirmada por
diccionarios y academias con el sentido de "parte de la filosofía que trata de la moral y
de las obligaciones del hombre", no es tan preciso en el significado como la palabra
moral.

Moral polariza y concreta de tal manera las obligaciones internas de la conciencia que,
excluye al menos parcialmente, las obligaciones derivadas del orden jurídico. En otra
palabras: El concepto medular de la ética profesionales el concepto de moralidad.
Todos los principios normativos y las aplicaciones prácticas de sus casuística deben
estar impregnadas e impulsadas por la moral. Pero erraría quien hiciera objeto de la
ética y responsabilidad profesional solamente a las obligaciones impuestas por la moral
o el derecho natural, con exclusión de cualquier otra exigencia de índole jurídica o
social.

Por lo tanto, el objeto de la ética profesional es mucho más amplio de lo que


comúnmente se supone. No es otra cosa que preguntarse (como docente, profesor,
pedagogo, licenciado) frente a su alumno(a), a la sociedad y al país. "¿estoy haciendo
con mi trabajo lo propio que beneficia a este alumno(a), lo necesario que beneficia a la
sociedad donde estoy inserto, lo trascendente para mi país y para la raza humana?."
Consecuencialmente, ¿estoy participando de lo que tengo derecho?. Una confianza que
se entrega a una conciencia, a una conciencia profesional.
La formación profesional es distinta para cada área y nivel de desempeño, y
dependiendo de esto mismo, la formación puede ser larga y pesada o corta y ligera e
incluso puede realizarse mientras se desempeña un trabajo ya sea similar o distinto,
aunque de menor nivel por lo general.
La formación profesional también puede ser muy teórica o muy práctica. Sin embargo,
excepto algunas profesiones eminentemente especulativas como la de filósofo, todas
deben contener una cierta dosis tanto de teoría como de práctica o sea la auténtica
"praxis", entendida ésta como la aplicación de un conocimiento o de una teoría que a su
vez fue extraída de experiencias concretas.
Hablando ya en un sentido menos amplio, y como se entiende por lo general, las
profesiones son el resultado de un proceso de formación a nivel superior de calidad
universitaria, ya que ésta es la forma en que se puede garantizar a la sociedad que un
individuo que ostenta la certificación de sus estudios mediante un título, sabe y puede
hacer algo dentro de un marco ético-social y que su actividad es productiva y
beneficiosa para la misma sociedad.
Larroyo señala lo siguiente: "En virtud de la profesión el hombre se articula a la vida
económica y asegura así su existencia fortaleciendo y haciendo progresar la economía
de la sociedad entera. El desempeño del trabajo profesional, al constituir un valor para
la sociedad, supone la eficienciaen el desempeño y su contribución al bien común.
Esto descarta totalmente la improvisación profesional que causa tantos estragos en las
sociedades subdesarrolladas, donde individuos de dudosa moralidad medran ostentando
conocimientos y habilidades de las cuales carecen".
Ahora bien, como ya se explicó, el hombre dedica la mayor parte de su tiempo a la
actividad profesional (preparación, preocupación), tanto para obtener los satisfactores
básicos como los de nivel más elevado consistentes en deseos, ambiciones y temores.
El elemento compensatorio de toda esta actividad es el dinero, representado por sueldo,
emolumento u honorarios, además de otros beneficios que, aunque no expresados en
metálico, si contienen satisfactores que pueden ser convertibles o equivalentes.
Dice Scherecker que "el profesional adquiere por su actividad el derecho a un sueldo
que cambia la distribución del dinero, o de otros bienes, en el mundo, y normalmente su
actividad cumple ciertas obligaciones estipuladas".
El cumplir con las condiciones dentro de las cuales el trabajo profesional ha sido
contratado, y el percibir un sueldo por el mismo, se pone al servicio de otros el "saber
hacer", pero de ninguna manera la dignidad humana. El sueldo o salario no compra al
hombre, solamente compra las habilidades del hombre.
La persona no está obligada a desempeñar funciones que no estén de conformidad con
la escala de valores morales que respalden su condición de profesional digno. Es algo
así como comprometer lo que antiguamente se conocía como el honor.
Los deberes profesionales no comienzan al recibir el Diploma o el Título. Desde el
mismo momento en que se decide la actividad profesional que se va a ejercer el
individuo adquiere una responsabilidad moral muy especial. El estudiante de una
determinada profesión no puede sustraerse a los deberes que corresponden a la misma,
alegando que aún no la ejerce, ya que en el momento en que empieza a estudiar, se
obliga a los deberes que la misma profesión ha establecido.

2.2 Ser Ético no es una Moda.

Ética, ¿será la nueva palabra de moda en el mundo? del mismo modo que antes lo
fueron "beneficio", " productividad" y "calidad" y "excelencia".

La ética no es una cuestión de moda ya que todavía sigue necesitándose lo mismo que
en otras épocas; para ser ético: trata a los subordinados, empleados, integrantes,
aprendices, miembros, colegas, etc., de la misma manera que nos gustaría que nos
trataran a nosotros.

Una persona "ética" sería considerada igualmente honesta, íntegra en su trabajo y su


vida, moral, confiable, incorruptible y respetuosa de sus deberes y de los derechos de
los demás como si fueran los propios. No sería una persona envuelta en la
autojustificación o la racionalización. Este individuo busca el espíritu más que la letra
de la ley, y obedece a ambos.
La ética, se vuelve un rasgo de la personalidad. Se incorpora al sistema de valores de
quien la practica. Influye en todos los aspectos de la vida. Ser ético no es algo que
puede encenderse y apagarse como un interruptor. Es un rasgo que hay que ganarse.
Perderla es fácil, ganarla es un poco más difícil. También es conservadora en el sentido
clásico. No existen nuevas modas ni los estilos nuevos a la hora de ser ético.
2.3 Ser Ético: Una Cuestión de Pedagogía

Partiendo de las cuestiones anteriores y para intentar una suerte de respuesta, el gran
desafío para el tercer milenio y, desde siempre, será la recuperación de la vigencia de
los paradigmas clásicos de moralidad.
¿Cómo se puede promover este tipo de formación moral?. No es fácil responder a esta
pregunta ya que se llevan más de 20 años intentando contestarla. Aún queda mucho por
investigar, sabiendo que algo se ha avanzado al respecto. La enseñanza interactiva
puede ser una.
Uno de los problemas a los que se debe enfrentar, al querer contribuir a la formación
moral de los individuos (alumnos, empleados, practicantes, etc.) es el siguiente: sea para
bien o para mal, parece que no son pocas las personas que, al querer dar sentido a sus
vidas no encuentran en los paradigmas clásicos una respuesta satisfactoria a sus
inquietudes. Es más: uno de los factores que agrava la crisis moral actual parece ser que
no hemos revisado a tiempo la vigencia de tales paradigmas o categorías mentales en las
vidas de los individuos. Como consecuencia, desde esa perspectiva se ha perdido
relevancia moral.
Al darnos cuenta de lo que está sucediendo, muchas veces se observan contenidos
curriculares de cursos (sistemáticos o asistemáticos), por ejemplo, totalmente
reformulados. Se utiliza un nuevo lenguaje, más a tono con los tiempos actuales,
tratando de ser más claros a nivel intelectual.
Pero no se presta debida atención a la manera en que los individuos aprenden lo que
realmente influye en sus vidas. Es decir, se modifican contenidos sin tener en cuenta las
estructuras de aprendizajeque se puedan observar. Abrirse a un nuevo aprendizaje a
través de una ética no meramente teórica, sino práctica, desde los más bajos niveles
cognoscitivos, será la eficiente respuesta para la comunidad en general.

El fin de la educación, ¿la felicidad o la alegría?: Que la educación es un camino hacia


el bien, es una idea universal, susceptible de muchas formulaciones, por supuesto. Si la
alegría es la conciencia del bien, parece clara la consecuencia de que ha de ser vista
como fin de la educación. La conclusión es correcta; pero, de hecho, en la literatura
pedagógica se presenta con más frecuencia la felicidad que la alegría como fin de la
educación (cfr.Altarejos, 1983). ¿Qué decir de esta disparidad de expresiones?...
Digamos, por lo pronto, que se trata de dos fenómenos tan ligados entre sí que su
diferenciación no parece que vaya a tener graves consecuencias. Sin embargo, en
función de la claridad de las expresiones, es interesante hacer alguna puntualización. Ya
está dicho que la alegría y la felicidad, en tanto que aspiraciones universales, se hallan
en la base de toda motivación humana.
Pero la felicidad, en su sentido estricto, por abarcar todos los elementos y
manifestaciones de la vida y permanecer a través y más allá del tiempo, tiene un grave
límite como fuente de motivación real de la vida temporal del hombre. Mas la
experiencia de que la felicidad no se puede alcanzar de una manera absoluta, no acaba
con la aspiración a unirse al bien en la medida en que esto es posible. Si la conciencia
de la plenitud sustituye por la vivencia de la posesión de un bien propiamente humano
—aunque parcial o limitado— y experimentalmente accesible, surge la alegría.
(Analicemos el artículo 3: Finalidad de la Educación. Ley Orgánica de Educación y las
Disposiciones Fundamentales de la Ley de Universidades).
La aspiración a la alegría, en tanto que reacción natural ante el logro de un bien, actúa
en todas las operaciones humanas. La alegría entra más modesta, pero más claramente,
en la perspectiva de la educación.
El pesimismo que pudiera nacer de considerar inasequible la felicidad, se salva tomando
la alegría como fin de la educación. Esta consecuencia no debe interpretarse como una
separación total de la alegría y la felicidad, sino como una distinción de dos hechos
diferentes pero estrechamente vinculados.
Haciéndonos cargo de que la felicidad en sentido absoluto está más allá de las
posibilidades naturales del hombre, pero que éste tiene a su alcance la alegría como un
logro parcial y un paso hacia la felicidad, parece razonable que, al relacionarlas con la
educación, quede como trasfondo la aspiración a la felicidad, pero se tenga como punto
de referencia inmediato la alegría.
En un concepto de la vida abierto a la realidad sobrenatural, a las anteriores palabras se
les puede atribuir el sentido de que la alegría es el fin de la educación alcanzable en el
tiempo y al mismo tiempo medio y camino para llegar a la felicidad que se halla más
allá de la existencia temporal.
Desde una perspectiva personalizada, la finalidad educativa se concreta en el hombre
que se quiere formar. Esto vale tanto como aludir a una antropología coherente con el
fin de la educación al que debe dar sentido, siendo a su vez base de partida para el
quehacer educativo.
En todo pensamiento pedagógico subyace una idea del hombre. El estudio de las
cualidades específicamente humanas ocupa un puesto relevante a lo largo de la tradición
filosófico-pedagógica. Pero desde el siglo XVIII, la ciencia natural y posteriormente
algunas especulaciones filosóficas, se pueden señalar varios intentos de sintetizar la
condición humana en alguna expresión en la que se signifique el carácter distintivo y
único del hombre.
En el fondo, se trata de señalar cuál es aquel rasgo, cualidad o condición que en la
actividad le distingue y le coloca por encima del resto de los seres.
El primero de estos intentos se debe a Linneo, quien, en la décima edición de su Sistema
Naturae, publicada en 1758, utilizó la expresión "Homo sapiens" para distinguir al
hombre de los animales que más se le parecen pero que no alcanzan a poseer la
capacidad de conocimiento propia del ser humano.
La expresión hizo fortuna y cuando se empezaron a estudiar aquellas manifestaciones de
la vida humana que podían considerarse como definitorias de la especie, surgieron otras
expresiones semejantes.
El pragmatismo, que ve en la acción la realidad más importante, parece ser el sustrato
doctrinal de la expresión "Homo faber", es decir, el ser distinguido por su capacidad de
hacer o fabricar más fácilmente al mundo material que tenga en su entorno. Bergson
extendió esta expresión dándole una mayor profundidad al señalar su pensamiento de
que "la esencia del hombre es crear material y moralmente, fabricar cosas y fabricarse él
mismo. Homo faber, tal es la definición que proponemos"(Bergson, 1934).
Poco después de Bergson, y casi coincidiendo con él en el tiempo, Huizinga publicó en
1938 su bien conocido libro "Homo Ludens", en el que, tomando como base de la
historia de la Humanidad, dice que "si se analiza hasta el fondo asequible el contenido
de nuestras acciones, es fácil tropezar con la idea de todo comportamiento humano es
mero juego" (Huizinga, 1943).
En el pensamiento de este autor, el juego, en tanto que actividad que tiene sentido en sí
misma, es elemento fundamental en el desarrollo de la personalidad humana y al mismo
tiempo la expresión de su más alta característica, que es la creatividad.
Avanzando más en los estudios sobre el hombre, Víctor E. Frankl contrapone a la idea
del Homo faber, que actúa en función del éxito, la idea del "Homo patines", que vive en
función de la plenitud humana, dentro de la cual necesariamente ha de caber la
aceptación del fracaso (Frankl, 1979).
A mi modo de ver, la idea de Frankl, que de algún modo pudiera interpretarse como
expresión del hombre sufriente, debe ampliarse más y entenderse por contraposición al
hombre que obra, al hombre que con su actividad modifica la realidad exterior. Así, el
Homo patines, se concebirá como el hombre receptor de influencias externas. El
concepto de acción, fundamental para entender al Homo faber, se completa aquí con el
concepto de pasión, en el sentido de capacidad de recibir, fundamental para entender al
Homo patines.
Las anteriores caracterizaciones del hombre resaltan un rasgo, capacidad o disposición
importante, pero parcial, ya que se refieren a un tipo particular de actividad que no
abarca toda la vida del hombre.
Otras expresiones semejantes que se pueden ver en obras como Formas de Vida de
Spranger (1935), en las que se utilizan expresiones semejantes a las comentadas, tales
como "homo economicus", "homo socialis", en realidad no pretenden definir ni
diferenciar al hombre respecto de otros seres, sino más bien diferenciar distintos tipos
humanos entre sí; en otras palabras, son denominaciones particulares de algún modo de
vivir o de algún tipo de personalidad.
Si el designio de caracterizar al hombre por una disposición relevante ha llevado a
utilizar las expresiones que en párrafos anteriores se han indicado, viendo en la alegría
la vivencia de la posesión o la esperanza de un bien, y mirando así mismo las especiales
vinculaciones que tiene con la actividad y con las relaciones personales, podemos
diseñar la imagen del hombre como un sujeto definido por su capacidad para encontrar
la alegría y hablar de él como "Homo gaudens".
La aspiración a la alegría y la capacidad de alcanzarla son cualidades propias de la
naturaleza humana. En ellas está la razón de que la alegría pueda servir para caracterizar
al hombre frente a otros seres.
La educación en el alcance de la alegría: La contestación a la pregunta que se acaba de
formular exige previamente ver si el hombre puede hacer algo para alcanzar o reforzar
la alegría. Si la alegría es algo que se recibe como don, real o fruto de un bien poseído o
esperado, no parece que pudiéramos concebirle su carácter de categoría pedagógica,
puesto que sería algo que entra en el hombre sin esfuerzo por su parte; quedaría fuera
del campo educativo, puesto que éste se fundamenta en la actividad del hombre.

La cuestión ya fue planteada por Aristóteles, quien, reflexionando sobre las causas de la
felicidad, se preguntaba si podía deberse al azar, contestándose a sí mismo: "realmente,
si hay en el mundo algún don que los dioses hayan concedido a los hombres, deberá
creerse seguramente que la felicidad es un beneficio que nos viene de ellos; y tanto más
motivo hay para creerlo así, cuanto que no hay nada que deba el hombre estimar sobre
esto... y añado, que la felicidad es en cierta manera accesible a todos porque no hay
hombre a quien no sea posible alcanzar la felicidad, mediante cierto estudio y los
debidos cuidados".
El texto del filósofo sugiere la idea de que la alegría es un don. Algún lenguaje
coloquial viene a reforzar esta idea. Dentro del núcleo de palabras relacionadas con la
alegría existe una que presenta un matiz singular: es el agrado. El agrado, como hecho
de agradar y también cualidad que convierte a las personas o cosas en realidades
"gratas", corrientemente se toma por significación análoga a la alegría, una especie de
alegría suave, tranquila.
Sin embargo, la raíz etimológica del agrado, gratum (don, regalo), está diciendo que la
alegría es algo que se nos da, un don, un regalo, con lo cual se pone de relieve la
dificultad de que el hombre pueda actuar directamente sobre su propia alegría. ¿Ser
ético, una cuestión de pedagogía? implica un rediseño del proceso E-A, con coherencia
vital que contribuyan en la educación de los valores en las dimensiones curriculares,
extensionistas y sociopolíticas. Enfoque que dé como resultado en su implantación el
hombre moral y ético que requiere la "aldea global".

2.4 Amplitud de la Ética Profesional

¿Qué implica la ética profesional?, ¿en qué se fundamenta?, ¿cuáles son sus
dimensiones? Los expertos de Empresa Responsable nos orientan.
 
A nuestro alrededor, la palabra ética resuena como una voz distante y ajena a nuestro
ser. Actuamos sin pensar en el bienestar del prójimo y lo miramos ajeno a nuestras
vidas; encerrados en nuestros propios problemas, sólo nos ocupamos de
lo que nos beneficia en el corto plazo o nos causa satisfacción.

Si el mundo mira con esos ojos de indiferencia todo lo que le rodea, incluyendo su
misma naturaleza humana, la ética se convierte en una realidad, que podría decirse,
que ya no pertenece al ser del hombre y se convierte en anticuado quien la adopta
como un valor fundamental en su vida y con el paso del tiempo lo que antes
distinguíamos como bien o mal nos parece ahora la misma cosa.

Lo trascendente ya no es una palabra común en el vocabulario de muchos; esta


palabra está quedando en desuso, se está convirtiendo en obsoleta. En otras palabras,
partiendo del sentido estrictamente discursivo, ha “pasado de moda”. Por tanto hablar
de la ética, es ahora hablar sobre un asunto “pasado de moda”, que se está quedando
en el olvido.

Pero a caso, conocemos en verdad qué es la ética, o sólo la catalogamos en un sentido


peyorativo; por creer que coarta nuestra libertad. Si bien es conocido el concepto de
Ética que parte de la raíz griega “ethos” (carácter, temperamento, hábito, modo de
ser) que hace hincapié en un modo de conducta que es adquirido por medio del hábito
y no por disposición natural. Por su definición etimológica, la ética es una teoría de
hábitos y costumbres. Comprende, ante todo, “las disposiciones del hombre en la
vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente, también la moral.” (Aranguren).

Así, si un hombre que a lo largo de su caminar en la vida, la ve ajena de su ser,


simplemente porque la palabra no es parte de su habla coloquial, ¿como podrá
distinguir el concepto de “Ética Profesional”?, que tarde o temprano lo alcanzará, ya
que por convicción o cualquier otro motivo, se dedicará a un oficio, trabajo o
quehacer profesional, y cuando lo ejerza, este concepto de aplicación de la ética
profesional no tendrá ningún eco en su interior porque siempre estuvo distante del
mismo concepto.

La Ética Profesional entendiendo lo anterior, no es más que la proyección del


quehacer del mismo ser, es decir, se trata de la fuerza moral en la que profesamos
nuestras convicciones. La razón ética del trabajo tiene su fundamento en la fusión de
la dignidad con el propio ser, como lo que esencialmente es en la labor que se
desempeña. Por tanto, la eficiencia debe dejar de usar al hombre como medio para
conseguir un fin, para que ante la exigencia ética se transforme la eficiencia. El
trabajo es trascendente, y abarca la dimensión ética, porque puede hacerse bien o mal;
el sentido ético de la vida es posible porque puede vivirse bien o mal. Y, desde la
perspectiva de Aristóteles, en su Ética Nicomáquea”, se ha visto la compaginación
estrecha entre vivir bien, obrar bien y ser feliz.

Si comprendemos esta gran pauta aristotélica, la Ética Profesional no depende


directamente de ciertas normas o códigos de “ética” de distintos ámbitos
profesionales. La Ética no tiene como finalidad, la de ponernos en el dilema de
cumplir o no determinadas reglas morales. La Ética, en el sentido profesional, tiene
que ver íntimamente con nosotros, está implicada en el modo de llevar a cabo nuestro
quehacer, e implica entrega vocacional, responsabilidad, honestidad intelectual y
práctica constante de lo que sabemos y lo que hacemos.

Este compromiso es tan profundo que en él, retomando de nuevo las ideas de
Aristóteles respecto a las virtudes, afirma que “poco o nada tiene que ver el saber,
pues para la ética valen más los actos de justicia, templanza, la responsabilidad, y
especialmente la autenticidad.

La ética profesional es fundamentalmente un compromiso con lo que uno hace, con lo


que cada ser humano es a lo largo de la vida, es una manifestación del servicio que
tiene una dimensión en el ámbito social. La ética profesional podría sintetizarse en el
fundamento ético de lo que hago y soy, es decir una forma determinada de vida.

La ética profesional pretende regular las actividades que se realizan en el marco de una
profesión. En este sentido, se trata de una disciplina que está incluida dentro de la ética
aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la realidad.

Cabe destacar que la ética, a nivel general, no es coactiva (no impone sanciones legales
o normativas). Sin embargo, la ética profesional puede estar, en cierta forma, en los
códigos deontológicos que regulan una actividad profesional. La deontología forma
parte de lo que se conoce como ética normativa y presenta una serie de principios y
reglas de cumplimiento obligatorio.

Podría decirse, por lo tanto, que la ética profesional estudia las normas vinculantes
recogidas por la deontología profesional. La ética sugiere aquello que es deseable y
condena lo que no debe hacerse, mientras que la deontología cuenta con las
herramientas administrativas para garantizar que la profesión se ejerza de manera ética.

La ética periodística, por ejemplo, condena que una periodista reciba dinero para
publicar una noticia tendenciosa a favor de una determinada persona, organización o
empresa. En el mundo de los negocios, por otra parte, la ética señala que un vendedor
no puede realizar operaciones por afuera de la empresa para la cual trabaja como
empleado.

El concepto de ética profesional es aquel que se aplica a todas las situaciones en las
cuales el desempeño profesional debe seguir un sistema tanto implícito como explícito
de reglas morales de diferente tipo. La ética profesional puede variar en términos
específicos con cada profesión, dependiendo del tipo de acción que se lleve adelante y
de las actividades a desarrollar. Sin embargo, hay un conjunto de normas de ética
profesional que se pueden aplicar a grandes rasgos a todas o a muchas de las
profesiones actuales. La ética profesional también puede ser conocida como deontología
profesional.

La idea de ética profesional se establece a partir de la idea de que todas las profesiones,
independientemente de su rama o actividad, deben llevarse a cabo de la mejor manera
posible, sin generar daños a terceros ni buscar exclusivamente el propio beneficio de
quien las ejerce. Así, algunos de los elementos comunes a la ética profesional son por
ejemplo el principio de solidaridad, el de eficiencia, el de responsabilidad de los hechos
y sus consecuencias, el de equidad. Todos estos principios, y otros, están establecidos a
modo de asegurar que un profesional (ya sea abogado, médico, docente o empresario)
desempeñe su actividad coherente y sensatamente.

En algunos casos, la ética profesional tiene que ver con acciones específicas de cada
profesión. En este sentido, un abogado, un psicólogo o un médico tienen como valores
de ética profesional la confidencialidad de la información recibida, la eficiencia ya que
en algunos casos se trata de situaciones que implican riesgo de vida, etc.

Cuando un profesional no cumple de manera evidente con las reglas de ética


profesional, es punible de altos castigos o sanciones ya sea por parte de sus clientes o
pacientes como también por parte de sus superiores, cualesquiera estos sean
dependiendo del tipo de profesión o actividad de la que se hable.

UNIDAD Nª 3

CAPITULO III: RESPONSABILIDAD SOCIAL

La responsabilidad social es un término que se refiere a la carga, compromiso u


obligación que los miembros de una sociedad -ya sea como individuos o como
miembros de algún grupo- tienen, tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto.
El concepto introduce una valoración -positiva o negativa- al impacto que una decisión
tiene en la sociedad. Esa valorización puede ser tanto ética como legal, etc.
Generalmente se considera que la responsabilidad social se diferencia de la
responsabilidad política porque no se limita a la valoración del ejercicio del poder a
través de una autoridad estatal.
“La responsabilidad social es la teoría ética o ideológica que una entidad ya sea un
gobierno, corporación, organización o individuo tiene una responsabilidad hacia la
sociedad. Esta responsabilidad puede ser “negativa”, significando que hay
responsabilidad de abstenerse de actuar (actitud de “abstención”) o puede ser “positiva”,
significando que hay una responsabilidad de actuar. (actitud proactiva)[]

3.1 Orígenes y evolución del término

El ser humano por necesidad se debe relacionar con otros y para ello debe cumplir una
serie de reglas de comportamiento, dependiendo del lugar y el tiempo en el que se
encuentre; estas obligaciones que cada individuo debe cumplir con los demás se les
denomina responsabilidades sociales.

La idea que los individuos tengan una responsabilidad para con su sociedad se remonta
a los filósofos griegos y el sistema romano de legalidad.

"En la antigua Grecia el pueblo libre tenía por costumbre, en ambiente de franco debate,
participar y cuestionar los argumentos de diálogo abierto en el ágora o plaza mayor; sin
embargo, la esclavitud era parte fundamental de su estructura social y económica"; la
vida de las personas era pública, no existía la intimidad y por tanto era normal ver
personas desnudas de todas las edades compartiendo todo; por tanto la responsabilidad
de cada persona que hacia parte de esta sociedad libre era la participación de todos en
cualquier asunto público.

En la Edad Media Occidental las creencias eran las que mostraban las reglas de
convivencia y el diario vivir de cada persona, por tanto si alguna persona no aceptaba la
religión era castigada, perseguida y excluida de la sociedad; "todo se hacía con el único
objeto de obtener la salvación que se acreditaba en el credo de la única y verdadera
Iglesia", con esto apareció la vida privada, el pudor, la intimidad y las propiedades; la
responsabilidad era exigir el respeto los espacios privados y a su vez vigilar que se
cumplan las leyes establecidas por la iglesia.

La Edad Moderna se caracterizó por un gran movimiento intelectual; la razón se


convirtió en el centro de todo, los derechos del hombre aparecieron y con estos la
esclavitud dejó de existir; por tanto "una de las principales obligaciones de los actores
sociales consistió en defender la libertad y promover los derechos humanos" además se
le dio responsabilidad al Estado con los individuos y con exigir el cumplimiento de las
reglas sociales de la época.

Así, por ejemplo, el estoicismo pone énfasis en los deberes cívicos, la responsabilidad
social, la importancia de una buena ley y la igualdad de los derechos ciudadanos. Uno
de sus grandes representantes, Cicerón, en libro primero de “Los Deberes”, habla sobre
los deberes que tiene el hombre hacia la sociedad y hacia él mismo y propone que existe
sólo una ley verdadera. Esta ley es la recta razón, la cual de acuerdo con la naturaleza,
gobierna sobre todos los hombres, es eterna y no cambia. La misma impulsa a los
hombres al cumplir con sus deberes, prohibiéndoles hacer el mal.

Luego de esto llegó la Edad Contemporánea, donde la tecnología y el avance científico


predomina, cada día es más fácil acceder a la información, se necesita acumular bienes
para tener una mejor calidad de vida; "valores como la eficiencia y la eficacia, actitudes
positivas frente al compromiso el cumplimiento, una buena educación, además de
habilidades comunicativas de negociación facultan a las personas para hacer parte
productiva de la sociedad". Estos comportamientos se convierten en una responsabilidad
para la sociedad; el Estado ya no es lo más importante, ahora las empresas tienen un
poder, ya que el mercado es lo que predomina.

Es notorio que a medida que pasa el tiempo la responsabilidad social cambia; lo que era
bueno para algunos tiempo después se convirtió en un delito y viceversa, las personas
tienen la obligación de ser responsables con la sociedad moral y legalmente,
independientemente si no están de acuerdo; cabe resaltar que las normas de conducta las
determina la entidad que tenga más poder en el momento, como la iglesia, el Estado, las
empresas, entre otros; ellos determinan las reglas aceptadas de acuerdo con la situación
que se viva.

3.2 Responsabilidad social en la actualidad

En la actualidad la responsabilidad social se considera un concepto normativo no


obligatorio o “ley blanda” (es decir, sin la fuerza de la ley), tales como los plasmados en
algunos acuerdos internacionales, por ejemplo, la “Declaración universal sobre Bioética
y Derechos Humanos” adoptada por la UNESCO.etc.

Esto ha dado origen no solo a diferentes tentativas o percepciones “sectoriales” de


establecer mecanismos de ‘responsabilidad social” -la más notable entre las cuales son
las referentes a responsabilidad social corporativa o “responsabilidad social
empresarial” (RSE) - sino a nuevas propuestas acerca de la implicaciones institucionales
del concepto.

Notable entre esas nuevas percepciones es la de Claus Offe, para quien responsabilidad
social tiene, como principal entre sus funciones en las complejas sociedades modernas,
actuar como mecanismo de creación y promoción de una “moral autónoma y el
autocontrol civilizado de sus miembros [o, por decirlo a la inversa, en la medida en que
no puedan compensar de manera suficiente los déficit de tal autocontrol con el aporte de
los medios (coercitivos) del derecho y (estimulantes) del dinero.

3.3 Implicancias de la Responsabilidad Social

Responsabilidad Social, como concepto refiere a nuestras acciones específicamente a


la responsabilidad que debemos asumir por los resultados de estas, o sea el impacto que
generan nuestras actividades y decisiones (personales y profesionales) en el contexto
social. Entre otras dimensiones que se abordan, aquí nos centraremos en la
responsabilidad ante la ley, los derechos humanos, el medio ambiente, las generaciones
futuras, la organización en la que se trabaja y la profesión.

Responsabilidad Social y la Etica Profesional no sólo son importantes desde sus


conceptos, sino sobre todo desde su práctica. No existe Responsabilidad Social
Corporativa (RSC) o Responsabilidad Social Empresarial (RSE) real sin el
cumplimiento de las responsabilidades sociales, ni la práctica concreta de la ética
Profesional de los actores organizacionales.

Una reflexión que compartimos con las personas que trabajan en las
Organizaciones:

Fijemonos ahora en una reflexión para los profesionales, funcionarios y docentes que a
diario construyen con su accionar distintas realidades en las organizaciones, este
mensaje dice: “Si nosotros -las personas que trabajamos en las organizaciones- no
damos el ejemplo con la acción, si no aplicamos en nuestros proyectos las mejores
prácticas profesionales, si no trabajamos en nosotros para que la Responsabilidad
Social y la Etica Profesional no sólo sean parte de nuestros discursos, libros y artículos
y comiencen a visualizarse en nuestras actividades, tareas y actitudes. Si no mejoran
las personas siendo responsables y éticas nuestras instituciones por sí mismas no
mejoraran, no serán ni más justas, ni más éticas, ni más inclusivas, ni más
responsables. Somos las personas con nuestro accionar las que construimos,
mantenemos y transformamos las organizaciones”.

Estamos viviendo un tiempo complejo donde la Responsabilidad Social y la Etica


Profesional están muy presentes en los discursos pero no tan presente en la práctica
profesional. Gran parte de las causas que han desatado la Crisis Mundial del 2008 la
encontramos en la irresponsabilidad y falta de ética profesional de destacados
profesionales y funcionarios.

“El contexto actual muestra más proyectos de innovación organizacional que


fracasan que proyectos que se realizan”

Ante este estado de situación lejos de visualizar soluciones se siguen aplicando modelos
ortodoxos que centran su eje en el cambio de las organizaciones para cambiar las
personas. La Red Pensar de Nuevo.org con sumo respeto de este enfoque plantea otra
mirada: El cambio de las personas que transforman las organizaciones. Este proceso
debe darse en Red, de forma Interactiva, con solidaridad, y prácticando la
Responsabilidad Social y la Etica Profesional.

Esta Red plantea reflexionar y entender cada una de nuestras responsabilidades que
como profesionales estamos llamados a respetar. La Responsabilidad Social se
convierte en Acción cuando cumplimos con ética nuestra:
● Responsabilidad ante La Ley,
● Responsabilidad ante Los Derechos Humanos,
● Responsabilidad ante El Medio Ambiente,
● Responsabilidad ante las Generaciones Futuras,
● Responsabilidad ante La organización en la que se trabaja.
● Responsabilidad ante La Profesión.

Con la Responsabilidad Social como norte y en Red, trabajamos para definir


PREMISAS orientadoras de la intervenición organizacional, en reflexionar a traves de
nuestra producción conceptual (artículos técnicos, de opinión e investigaciones) y en
escribir postulados de ETICA PROFESIONAL que orienten a las personas que así lo
requieran en la construcción de su rol profesional en el actual y complejo Contexto
Social.

UNIDAD Nª 4

CAPITULO IV: ETICA PROFESIONAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL.

4.1 Binomio: Etica Profesional y Responsabilidad Social.

Etica Profesional como concepto tiene una íntima relación con la responsabilidad social.
Tanto que es la Etica profesional la que posibilita llevar a la práctica los valores que
pregona la Responsabilidad Social y es la Etica la que nos ayuda a ejercer la
responsabilidad en un marco de coherencia y correspondencia social. Para que la
responsabilidad social (RS), responsabilidad social corporativa (RSC), responsabilidad
social empresaria  (RSE) puedan acometerse y no sólo sean respetadas a la distancia, se
necesita de profesionales que sean éticos.
La Responsabilidad Social tiene subsumida en sí un conjunto de premisas, principios,
valores, y normas de conducta que se han establecido por el colectivo social como
elementos representativos de la denominada Responsabilidad Social. La Etica sin
embargo, no prescribe ninguna norma o conducta, tampoco la ética nos obliga o nos
recomienda que deba ser realizado. Su propósito se relaciona entre otros factores con la
praxis, con el cómo se ha de aplicar en los distintos contexto profesionales y personales
de nuestra vida los valores sociales.

Sabiendo que el procedimentalismo ético no recomienda ningún valor social concreto,


sino que centra su campo de acción en resolver los procedimientos que den legitimidad
a estos principios. La Ética entonces es una praxis racional de los principios y conceptos
relacionados a la Responsabilidad Social, desde una perspectiva de igualdad,
universalidad e interactividad con los actores del contexto de aplicación e
implicaciones.

El contexto actual requiere con urgencia que los profesionales de las empresas y
organizaciones practiquen la responsabilidad social y sean éticos, necesitamos que los
actores de la innovación institucional sean competentes, creativos, contextuales,
conceptuales y que comprendan que la solidaridad es la clave para lograr la
sostenibilidad y para afrontar  esta crisis de legitimidad que vivimos.

Hoy se necesita que las personas en las organizaciones entiendan que la


Responsabilidad Social, Corporativa o Empresaria (Según el contexto de aplicación);
debe de la mano de la ética profesional dejar de ser sólo discurso y reflejarse en la
acción cotidiana, en los actos, en las actividades, en las tareas y en nuestro trabajo
diario.

Este proceso  de entender cómo bajar a la realidad cotidiana de nuestros actos estos
principios es un trabajo  de conceptualización colectivo, aquí presentamos un
documento que busca contar claramente como se puede llevar a la práctica la
Responsabilidad Social.

El siguiente escrito se completa periodicamente con el aporte de todos, si usted quiere


colaborar puede hacerlo  enviando su aporte o corrección a: colaborar @
pensardenuevo.org

Por lo expuesto anteriormente se comprende que este es un trabajo colectivo, que aún
está incompleto, que es abierto a nuevos aportes y factible de ser perfeccionado del
aporte  de todos.

EN LA PRÁCTICA:

Dimensiones abordadas:

A.- La  Ley.

B.- Los Derechos Humanos.

C.- El Medio Ambiente y Generaciones Futuras.


D.- La organización en la que se trabaja.

E.- Comunidad

F.- La Profesión.

A.- Un profesional es Responsable y Etico ante la  Ley

● Cumpliendo las convenciones y declaraciones internacionalmente reconocidas y


con sus instrumentos en vigencia.

● Cumpliendo con todas las leyes, regulaciones, normas del país en el que se
reside y en el que se trabaja.

● Alejándose  de cualquier forma de corrupción, extorsión y soborno.

● Cumpliendo con los legítimos contratos y compromisos adquiridos.

● Conociendo el alcance de su responsabilidad profesional tanto en lo civil y como


en lo penal, y las sanciones aplicables al incumplimiento de los deberes
relacionados con su profesión.

● Cooperando con la justicia siempre que se lo requiera.

● Denunciados actos fuera de la ley de los que sea testigo y se posea las pruebas
objetivas requeridas por la justicia para demostrar el hecho denunciado.

B.- Un profesional es Responsable y Etico ante los Derechos Humanos

● Procurando condiciones de trabajo dignas que favorezcan la seguridad, salud


laboral y el desarrollo humano y profesional de los empleados y colaboradores.

● Absteniéndose de ser cómplice de abusos a los derechos humanos cometidos


contra cualquier persona sin importar si el profesional tiene o no relación con
ella.

● Asegurándose que todo personal a su cargo sin excepción conoce los derechos
humanos y culturales y de no ser así capacitarlos para que lo conozcan.

C.- Un profesional es Responsable y Etico ante el Medio Ambiente y las


Generaciones Futuras

● Respetando el medio ambiente evitando en todo lo que este a su alcance 


cualquier tipo de contaminación minimizando la generación de residuos y
racionalizando el uso de los recursos naturales y energéticos.

● Asumiendo iniciativas para promover la prevención y una mayor


responsabilidad medioambiental.
● Previniendo en todo lo que pudiere la contaminación del medio ambiente y el
calentamiento global

● Consumiendo con responsabilidad: el agua, la electricidad, el gas natural y otros


recursos.

● Cuidando con la tierra que heredaran las futuras generaciones.

D.- Un profesional es Responsable y Etico ante  la Comunidad

● Procurando un impacto social positivo sobre las personas de su entorno y sobre


las comunidades en las cuales operan.

● Respetando a las personas locales y a los pueblos originarios, sus valores,


tradiciones y el aporte de su cultura al contexto social.

● Asegurándose que las comunidades en las cuales trabajan, estén informadas de


manera oportuna de cualquier factor que pudiera ser necesario que conozcan por
su impacto social.

● Contribuyendo con el desarrollo económico de las comunidades en las que


desempeña su labor.

● Sirviendo a la comunidad  y a la sociedad con productos y servicios útiles y en


condiciones justas.

● Procurando una distribución equitativa de la riqueza generada.

E.- Un profesional es Responsable y Etico ante la Organización en la que se trabaja

● Aceptando sólo prestar servicios para los cuales se tiene el entrenamiento


adecuado para realizar las actividades en un marco de calidad y responsabilidad
técnica.

● Recibiendo una retribución económica justa que guarde relación con la tarea
realizada.

● Absteniéndose de aprovecharse de situaciones que puedan perjudicar a quien


haya contratado sus servicios.

● Respetando el secreto profesional y de no revelar, por ningún motivo, en


beneficio propio o de terceros, los hechos, datos o circunstancias de que tenga o
hubiese tenido conocimiento en el ejercicio de su profesión.

● Aclarando las relaciones que guarda ante quien patrocina sus servicios cuando
emita juicio profesional que sirva de base a terceros para tomar decisiones.

● Analizando cuidadosamente las verdaderas necesidades que puedan tenerse de


sus servicios, para proponer aquéllos que más convengan dentro de las
circunstancias.
● Teniendo responsabilidad y carácter para no aceptar trabajos en los que se
requiera su independencia de hecho y de apariencia, si ésta se encuentra
limitada.

● Respetando y cumpliendo todas las normas que tenga la organización para su


personal y el contrato que regula la relación de laboral del profesional.

F.- Un profesional es Responsable y Etico ante su Profesión

● Siendo solidario con el otro, expresando en sus actos honradez, carácter,


cortesía, discreción, honestidad, respeto y compromiso social.

● Expresando cualquier juicio profesional con la obligación de sostener un criterio


libre de conflicto de intereses e imparcial.

● Realizando trabajos con calidad técnica y con una prestación de servicios


adecuada en tiempo y forma alineado con las normas aplicables, legislación
vigente.

● Pagando los impuestos y las obligaciones previsionales que le correspondiera


por su desempeño profesional o por la responsabilidad que se tenga por personal
contratado.

● Aceptando como una responsabilidad personal e instranferible los trabajos


llevados a cabo por él o realizados bajo su dirección.

● Rechazando las tareas que no cumplan con la moral, el honor, la dignidad y las
buenas prácticas sociales.

● Cuidando las  relaciones con sus colaboradores, con sus colegas y con las
instituciones que los agrupan, buscando que nunca se menoscabe la dignidad de
la profesión sino que se enaltezca.
● Trabajando para que la sociedad en general  y los clientes gesten una imagen
positiva y de prestigio, para lo cual sólo se valdrá de su calidad profesional y
personal. Esto siempre sin caer en una auto-promoción carente de significado
profesional y social.

● Transmitiendo sus conocimientos contribuyendo al desarrollo de otras personas.

● Fundando en elementos objetivos las opiniones, informes y documentos que


presente el Profesional, sin ocultar o desvirtuar los hechos de manera que
puedan inducir a error u otros problemas.

● Firmando sólo informes y documentos que son necesariamente el resultado de


un trabajo practicado por él o por algún colaborador bajo su supervisión.

● Aceptando sólo trabajos para los cuales está capacitado y preparado tanto
técnica como emocionalmente.
● Asumiendo la responsabilidad por las consecuencias de cualquier informe que
llevara su firma, como de cualquier secuela directa de sus actos.

● Consultando o intercambiando impresiones con otros colegas en cuestiones de


criterio o de doctrina, pero nunca deberá proporcionar datos que identifiquen a
las personas o negocios de que se trate, a menos que sea con consentimiento de
los interesados.

● Absteniéndose de utilizar sus conocimientos profesionales en tareas que no


cumplan con la moral y la responsabilidad social.

● Absteniéndose de hacer comentarios sobre otro Profesional cuando dichos


comentarios perjudiquen su reputación o el prestigio de la profesión en general.

● Otorgando a los colaboradores el trato que les corresponde como profesionales y


vigilando su adecuado entrenamiento, superación y justa retribución.

● Absteniéndose de ofrecer trabajo directa o indirectamente a empleados o socios


de otros Profesionales, si no es con previo conocimiento de éstos. Exceptuando
aquellos casos que las personas que por su iniciativa o en respuesta a un anuncio
le soliciten empleo.

● Cimentando la reputación, compromiso social, honradez, laboriosidad y


capacidad profesional, observando las reglas de ética profesional más elevadas
en sus actos.

● Enviando material de promoción tanto de su empresa como de su persona sólo a


las personas que han consentido previamente el envío, solicitándolos de
diferentes formas.

● Evitando que se utilice su nombre en relación con proyectos, informes, balances,


informaciones financieras o estimaciones de cualquier índole.

● Asumiendo la responsabilidad cuando por la naturaleza del trabajo, el


Profesional debe recurrir a la asistencia de un especialista y la participación de
éste en el trabajo sea fundamental para alcanzar los resultados previstos, el
Profesional asumirá la responsabilidad respecto a la capacidad y competencia
del especialista y deberá informar claramente a su cliente las peculiaridades de
esta situación.

● Negando permiso de actuar en su nombre a personas que no sea socio,


representante debidamente acreditado o empleado bajo su autoridad.

● Puntualizando claramente en qué consistirán sus servicios y cuáles serán sus


limitaciones.

● Absteniéndose de ofrecer sus servicios a clientes de otro colega. Sin embargo,


tiene el derecho de atender a quienes acudan en demanda de sus servicios o
consejos.
● Actuando exclusivamente dentro de los lineamientos convenidos con otro colega
cuando éste solicite su intervención para prestar servicios específicos a un
cliente. En el caso de que el cliente solicite una ampliación de los servicios
originalmente establecidos para el Profesional llamado a colaborar, éste no
deberá comprometerse a actuar en forma alguna sin antes obtener la anuencia del
colega por cuyo conducto recibió las instrucciones originales.

● Absteniéndose de contratar o hacer trabajo profesional por su cuenta, sin el


consentimiento de los otros socios cuando se los tenga.

● Respetando el principio de la libertad de asociación y el derecho a la


negociación colectiva;

● Negociando bajo la premisa que todas las partes deben ganar.

● Garantizando que las personas que desempeñen un trabajo en su ámbito laboral


lo hagan dentro de una relación de empleo reconocida y legal. Además bajo un
ambiente de trabajo saludable y seguro.

● Coadyuvando en el desarrollo de las personas que trabajan con él.

● Respetando la propiedad intelectual y otros derechos de propiedad y respeto por


los intereses de todas las partes interesadas.

● Manteniendo una comunicación correcta, efectiva con contenido sustantivo para


todos aquellos que trabajan con él.

● Absteniéndose de emplear niños, ni practicar cualquier forma de trabajo forzado.


● Absteniéndose de cualquier práctica discriminatoria e injusta en sus prácticas de
empleo, ya sea basada en religión, sexo, raza, color, idioma, opinión política o
de otro tipo, origen nacional o social, propiedades, nacimiento u otro estado.

● Promoviendo en su contexto inmediato y social la práctica de la responsabilidad


social, siendo ético y transparente en los actos.

Responsabilidad Social, como concepto refiere a nuestras acciones específicamente a la


responsabilidad que debemos asumir por los resultados de estas, o sea el impacto que
generan nuestras actividades y decisiones (personales y profesionales) en el contexto
social. Entre otras dimensiones que se abordan, aquí nos centraremos en la
responsabilidad ante la ley, los derechos humanos, el medio ambiente, las generaciones
futuras, la organización en la que se trabaja y la profesión.

4.2 DESAFIO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Y ETICA PROFESIONAL

El concepto de Responsabilidad Social ha ido gradualmente instalándose en la


mentalidad de los empresarios modernos. Hace un par de días, William Hays,
Presidente del Consejo Minero, entidad que agrupa a todas las grandes empresas
mineras del país, incluyendo, además de las grandes empresas mineras trasnacionales, a
la Corporación Nacional del Cobre de Chile y a lo menos una empresa importante
nacional, como es Minera el Tesoro, se mostró claramente partidario de incorporar este
concepto en las políticas de manejo de las empresas de ese sector, mencionando
ejemplos señeros de cómo algunas de ellas lo ponen en práctica en diversas maneras.
Aún más, hace un par de semanas, tuvo lugar en el Centro Cultural Mapocho, un
importante evento socio-económico denominado "La Otra Feria", que los medios
destacaron como una "Reunión de Ideas para construir una sociedad mejor", que tuvo
un resonado éxito tanto por el número de participantes de todos los sectores como por el
alto nivel de los paneles en que se consensuó el elevado grado de compromiso de
empresarios, organismos de Gobierno y entidades de la sociedad civil organizada en
contribuir al bienestar de la sociedad.
El sentido de responsabilidad social arranca, indudablemente, del espíritu de solidaridad
o filantrópico que está, en mayor o menor grado, presente en casi todo ser humano y aún
en algunos animales, que se ha manifestado históricamente de muchas maneras, siempre
trasunto del principio superior que inspira a Cristo y a muchas posiciones religiosas,
filosóficas o de simple convivencia social que nos mueven a amar al prójimo. "Como a
ti mismo" dice el Evangelio.
No cabe duda de que la decisión de una firma de abogados de participar en actividades
profesionales en forma gratuita, como ocurre en cualquiera organización empresarial,
depende directamente de los individuos que la manejan y dirigen, desde quienes esta
decisión pueda ser trasmitida y permear a todos sus integrantes, sean ellos socios,
asociados o paralegales.
Es éste el punto de partida.
El punto siguiente a dilucidar es qué motiva una actitud semejante. A veces, ella puede
provenir de un honesto espíritu de solidaridad o filantropía que se dá en quienes tienen
fuerte poder de decisión dentro de la empresa.
Vale la pena, pues, reflexionar sobre la motivación real de las acciones que encuadran
dentro del concepto de Responsabilidad Social, ya que si ellas no responden a un
auténtico deseo de ayudar a los más débiles, puede ser
criticable e incluso inconveniente.
Ello, porque el espíritu de solidaridad debe tener un fuerte respaldo ético para que cobre
su significado real.
La palabra "ética" proviene del griego "ethos" que significa "lugar de residencia" ( lo
que conlleva una referencia al propio ser). En consonancia con ello "ethos" significa
también "modo de ser", "carácter".
Suele mencionarse a la ética como sinónimo de moral. Me quedo con la interpretación
que asimila la ética a la filosofía práctica, esto es, aquella que regula las conductas y que
permite calificar éstas como buenas o malas al nivel de los valores que cada uno tiene.
Ello en contraposición a la "moral" o "costumbres" regla de conducta compartida con la
comunidad en que uno vive, establecida como manera de asegurar la cohesión y
organización del cuerpo social del cuerpo colectivo en un lugar y tiempo dados.
Así, una firma de abogados, organizada empresarialmente, actuará éticamente cuando
sus miembros lo hacen dentro de sus propios valores y principios de conducta.
Creo que es a este objetivo que la actuación Pro Bono de los estudios de abogados debe
propender, dejando de lado los aspectos promocionales o funcionales a su éxito
económico.
Para ello, la firma de abogados debe procurar que todos sus integrantes incorporen la
responsabilidad social como parte de sus valores, de modo que sus actividades Pro-bono
fluyan de modo espontáneo. Para ello, es importante la formación cultural y educación
ética de sus miembros, dentro y fuera del estudio.
La importancia de criterios éticos para orientar las acciones Pro-bono de los estudios de
abogados se hace indispensable, especialmente en estos tiempos, en que la técnica se
dispara en materias tan trascendentales como la bioética, los alimentos transgénicos, u
otros, poniéndose el énfasis en respaldar el respeto de los derechos humanos y otros
valores fundamentales que se ven negativamente afectados con el narcotráfico y el
lavado de dinero entre otras cosas. Asimismo, en la búsqueda de objetivos de relevancia
social, como el acceso a la justicia, la erradicación de la pobreza y la creación de
empleos. Ni el mejor de los honorarios puede justificar que los abogados pongan su
inteligencia y preparación al servicio de causas que atentan contra principios éticos en
materias tan delicadas como las recién señaladas.
Con lo que estoy diciendo es probable que la contribución de las firmas de abogados se
vea orientada no sólo a la atención de asuntos jurídicos profesionales, sino que, además,
a la participación de sus integrantes en actividades tales como consejos directivos de
fundaciones o corporaciones sin fines de lucro que persiguen fines de interés común, en
las que su aporte puede ser enormemente significativo. Asimismo, en alianzas con
Universidades que tengan planes de ampliar la asistencia judicial a estratos sociales que
no reciben ayuda del Estado para este objeto.
Un último punto en esta breve reseña. A mi me enseñaron a practicar el bien con
refranes como " haz el bien y no mires a quién", o "que la mano derecha no sepa lo que
hace la izquierda". Este llamado a la modestia en el "dar" creo que es y ha sido
compartido por muchos de nosotros en nuestra actividad diaria de solidaridad en la
atención sin honorarios de muchos asuntos con que el diario vivir nos enfrenta. Eso
tiene que mantenerse, como también continúa siendo valioso dar una dádiva o limosna a
un hambriento o contribuir a una colecta pública.
La responsabilidad social, sin embargo, tiene un efecto mucho más amplio en el actual
ambiente de globalización, en que el espíritu de solidaridad ha de manifestarse en un
mundo más pequeño y poblado, con fronteras cada vez más tenues, en que el espíritu
solidario debe extenderse en el espacio no sólo a los que están cerca sino también a los
que están lejos. No sólo a quienes compartimos el planeta en estos momentos, sino
también respecto de las futuras generaciones que lo poblarán, a quienes debemos
entregar un ambiente vivible en lo ambiental y en lo social.
ANÁLISIS DE LECTURA

LECTURA Nº 01

¿QUÉ SIGNIFICA SER UN PROFESIONAL COMPETENTE?1

Viviana González Maura


Universidad de La Habana, Cuba
1. INTRODUCCIÓN

La formación de profesionales competentes y comprometidos con el desarrollo social


constituye hoy día una misión esencial de la Educación Superior Contemporánea,
(UNESCO, 1998).
Cada día la sociedad demanda con más fuerza la formación de profesionales capaces no
sólo de resolver con eficiencia los problemas de la práctica profesional sino también y
fundamentalmente de lograr un desempeño profesional ético, responsable.
La responsabilidad ciudadana y el compromiso social como valores asociados al
desempeño profesional y por tanto, vinculados a la competencia del profesional
constituyen el centro de atención en el proceso de formación que tiene lugar en las
universidades en la actualidad que se expresa en la necesidad de transitar de una
formación tecnocrática a una formación humanista. (Aldea, E. 2001), (Cortina, A.
1997), (Martínez, 1991,1997,2001), (PuigRovira, 1992, 1992ª , 1993,1996) (Galdona, J.
2000), (Buxarrais, M.R. 1990,1991,1997), (Oser, F. 1992), (Ojalvo, V. y otros 2001),
(González, 1999,2000ª ,2001), (Samaniego, J.2001).
Sin embargo, nos preguntamos ¿Qué relación existe entre la competencia del
profesional y los valores asociados a su desempeño? ¿Puede hablarse de formación de
valores en el estudiante universitario al margen de la formación de su competencia
profesional?
Para dar respuesta a estas interrogantes es necesario entender qué significa ser un
profesional competente.

2. LA COMPETENCIA PROFESIONAL

El concepto de competencia en el campo gerencial aparece ante la necesidad de realizar


predicciones acerca de la ejecución del sujeto en su desempeño laboral (McClelland, D.
1973) y es utilizado con fuerza a partir de los años 80 del pasado siglo siempre asociado
a las características psicológicas que posibilitan un desempeño superior. Es con esta
connotación que los siguientes autores definen la competencia laboral: “Conjunto de
características de una persona que están relacionadas directamente con una buena
ejecución en una determinada tarea o puesto de trabajo.” (Boyatzis 1982).

1 Artículo publicado en: Revista Cubana de Educación Superior. Vol. XXII No.1. 2002,
pp. 45-53).

“Una caracteristica subyacente de un individuo que está causalmente relacionada con un


rendimiento efectivo o superior en una situación o trabajo definido en términos de
criterios. (Spencer y Spencer, 1993:9)
“Conjunto de conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas que posee una
persona que le permiten la realización exitosa de una actividad.” (Rodríguez y Feliú,
1996).
“Una habilidad o atributo personal de la conducta de un sujeto que puede definirse
como característica de su comportamiento y bajo la cual el comportamiento orientado a
la tarea pude clasificarse de forma lógica y fiable,” (Ansorena Cao, 1996:76)
“Una dimensión de conductas abiertas y manifiestas que le permiten a una persona
rendir eficientemente” (Wordruffe, 1993).
Vargas,J. ( 2001) en su artículo “Las reglas cambiantes de la competitividad global en el
nuevo milenio. Las competencias en el nuevo paradigma de la globalización” realiza un
interesante análisis acerca de la utilización del término competencia en el ámbio
gerencial expresado en las definiciones anteriores y su significación desde una
perspectiva psicológica. En este sentido destaca que las competencias:
· Son características permanentes de las personas.
· Se ponen de manifiesto cuando se ejecuta una tarea o un trabajo.
· Están relacionadas con la ejecución exitosa de una actividad.
· Tienen una relación causal con el rendimiento laboral, es decir, no están asociadas
con el éxito sino que se asume que realmente lo causan.
· Pueden ser generalizadas a más de una actividad.
· Combinan lo cognoscitivo, lo afectivo, lo conductual.
Mertens, L. (1997, 2000) al referirse a la conceptualización de la competencia laboral
desde la perspectiva empresarial, distingue la existencia de 2 enfoques: estructural y
dinámico, que considera complementarios en tanto abordan la conceptualización de la
competencia laboral y su formación desde diferentes ángulos que pueden ser
combinados en su aplicación. Señala que aunque la definición de competencia laboral
en el enfoque estructural es ahistórica en tanto no tiene en cuenta los contextos de
actuación profesional del sujeto, resulta interesante toda vez que incluye no sólo el
conjunto de conocimientos,aptitudes y habilidades sino también de actitudes requeridas
para lograr un determinado resultado de trabajo. Esta definición permite trascender la
concepción de la competencia como dimensión cognitiva y situarla en un contexto
personológico más amplio.
La formación de la competencia laboral en el enfoque estructural, según Mertens,
requiere de la aplicación de los atributos personales, (conocimientos, habilidades,
aptitudes, actitudes) para lograr un desempeño efectivo, de esta forma la competencia se
constituye en una capacidad real cuando las condiciones del proceso formativo exigen al
sujeto lograr un resultado destacado en función de las necesidades de la empresa.

Por otra parte el enfoque dinámico permite contextualizar el proceso de formación de


las competencias laborales teniendo en cuenta la evolución del mercado que tiende a ser
cada vez más abierto, complejo, dinámico , exigente y diferenciado.

En el enfoque dinámico formar en competencias significa, según Mertens, preparar para


la competitividad. “La empresa y la persona son competentes no tanto por cumplir con
un desempeño mínimo aceptado sino por tener la capacidad de destacarse en el medio”.

El enfoque dinámico exige, por tanto, una concepción de competencia más vinculada al
funcionamiento de la persona en el contexto de su actuación profesional (perseverancia,
flexibilidad, autonomía, responsabilidad) que a la simple enumeración de cualidades o
atributos (aptitudes, actitudes, conocimiento, habilidades) que la hacen apta para un
eficiente desempeño.

La necesidad de la flexibilidad como cualidad funcional de la competencia profesional


del sujeto para lograr un desempeño exitoso en diferentes contextos de actuación es
resaltada en la definición de profesional competente que se ofrece en el glosario del
documento “Analisis Ocupacional y Funcional del Trabajo“ IBERPROF, OEI (2000)
cuando se plantea: “Competente: Persona que posee un repertorio de habilidades,
conocimientos y destrezas y la capacidad para aplicarlas en una variedad de contextos y
organizaciones laborales”.

La necesidad de entender la complejidad de la competencia en el orden estructural en el


que se incluyen componentes no sólo cognitivos sino también motivacionales y
personológicos es también destacada por otros autores e instituciones: Spencer y
Spencer (1993 ), Lawshe y Balma (1966), Gonzci,A. Athanasou,J. (1996), INEM
(1995)

Lawshe y Balma (1966), citado por Vargas, plantea que la competencia comprende tres
aspectos: la potencialidad para aprender a realizar un trabajo, la capacidad real para
llevarlo a cabo y la disposición (motivación o interés) para realizarlo. Spencer y Spencer
plantean: las competencias están compuestas por características que incluyen la
motivación, los rasgos psicofísicos, las formas de comportamiento, el autoconcepto, los
conocimientos y destrezas manuales, las destrezas mentales o cognitivas.

INEM (1995) “las competencias profesionales definen el ejercicio eficaz de las


capacidades que permiten el desempeño de una ocupación, respecto a los niveles
requeridos en el empleo. “Es algo más que el conocimiento técnico que hace referencia
al saber y al saber-hacer”.

En este sentido el concepto de competencias profesionales planteado por la INEM


incluye no sólo capacidades requeridas para el ejercicio de una profesión, sino también
cualidades personales relacionadas con la toma de decisiones, el intercambio de
información necesarios para un desempeño efectivo.

Gonzci,A. Athanasou,J. (1996). “La competencia se concibe como una compleja


estructura de atributos necesarios para el desempeño de situaciones específicas. Es una
compleja combinación de atributos (conocimiento, actitudes, valores y habilidades) y
las tareas que se tienen que desempeñar en determinadas situaciones“.

Vargas destaca cómo el carácter multidimensional de las competencias se expresa en la


complejidad de su expresión en el desempeño profesional en el que se manifiestan
conocimientos, habilidades, motivaciones, valores en múltiples y diferentes relaciones.

Como puede apreciarse las diferentes aproximaciones a una conceptualización de la


competencia profesional revelan la complejidad de su naturaleza y expresión en la
actuación profesional del sujeto, en este sentido pudierámos destacar algunos aspectos
aún polémicos en los que es necesario continuar trabajando no sólo desde una
perspectiva gerencial sino también y fundamentalmente psicológica, ellos son:
· La estructura y funcionamiento de la competencia profesional.
· La expresión de la competencia profesional en la calidad de la actuación profesional
del sujeto.
· La formación de la competencia profesional.

Retomando la idea central de este artículo ¿Qué significa ser un profesional


competente? intentaremos su abordaje desde un enfoque psicológico de carácter
personológico.

3. LA COMPETENCIA PROFESIONAL DESDE UN ENFOQUE PERSONOLÓGICO

Las investigaciones que hemos desarrollado acerca de la Orientación Profesional en el


contexto universitario, González,V. (1994, 1998ª , 1998b, 2000 y 2002) nos han
permitido definir la competencia profesional como:

“Una configuración psicológica compleja que integra en su estructura y


funcionamiento formaciones motivacionales,cognitivas y recursos personológicos que
se manifiestan en la calidad de la actuación profesional del sujeto, y que garantizan un
desempeño profesional responsable y eficiente“.

Detengámonos en el análisis de la conceptualización presentada.

⮚ La competencia profesional es una configuración psicológica compleja.

La competencia profesional es una configuración psicológica compleja en tanto incluye


en su estructura componentes de orden motivacional e intelectual que se integran en
diferentes niveles de desarrollo funcional en la regulación de la actuación profesional
del sujeto. Esto quiere decir que un profesional es competente no sólo porque posee
conocimientos y habilidades que le permiten resolver eficientemente los problemas
profesionales sino también porque manifiesta una motivación profesional sustentada en
intereses y valores profesionales y dispone de recursos personológicos que le permiten
funcionar con flexibilidad, reflexión personalizada, iniciativa, perseverancia, autonomía,
perspectiva futura en su actuación profesional de manera tal que posibiiltan un
desempeño profesional eficiente y responsable.

En la estructura de la competencia profesional participan, por tanto, formaciones


psicológicas cognitivas (hábitos, habilidades), motivacionales (interés profesional,
valores, ideales, la autovaloración), afectivas(emociones, sentimientos) que en su
funcionamiento se integran en la regulación de la actuación profesional del sujeto en la
que participan recursos personológicos tales como: la perspectiva temporal, la
perseverancia, la flexibilidad, la reflexión personalizada, y la posición activa que asume
el sujeto en la actuación profesional.

⮚ La competencia profesional se manifiesta en la calidad de la actuación


profesional.

La competencia profesional se manifiesta en la actuación, en tanto es en la actuación


profesional que se expresan los conocimientos, hábitos, habilidades, motivos, valores,
sentimientos que de forma integrada regulan la actuación del sujeto en la búsqueda de
soluciones a los problemas profesionales.

La complejidad de la integración de los componentes estructurales y funcionales en la


regulación de la actuación profesional determina la existencia de diferentes niveles de
desarrollo de la competencia profesional que se expresan en la calidad de la actuación
profesional del sujeto y que transitan desde una actuación incompetente, parcialmente
competente hasta una actuación competente (eficiente y creativa).

La actuación profesional del sujeto se manifiesta en dos planos de expresión: un plano


interno, (reflexivo, vivencial) y un plano externo (conductual).

La competencia profesional en sus niveles superiores de desarrollo expresa la armonía y


la integridad del sentir, el pensar y el hacer del sujeto en la actuación profesional.
Quiere decir que un profesional es competente no sólo porque manifieste conductas que
expresen la existencia de conocimientos y habilidades que le permiten resolver
adecuadamente los problemas profesionales sino también porque siente y reflexiona
acerca de la necesidad y el compromiso de actuar en correspondencia con sus
conocimientos,habilidades motivos y valores, con flexibilidad, dedicación y
perseverancia, en la solución de los problemas que de él demanda la práctica
profesional.

⮚ La competencia profesional garantiza un desempeño profesional


responsable y eficiente.

Para que un profesional se considere competente, desde nuestra concepción, no basta


con lograr un desempeño eficiente sino que es necesario además que actúe con
compromiso y responda por las consecuencias de las decisiones tomadas, esto ocurre
justamente porque la competencia profesional como configuración psicológica compleja
integra en su estructura y funcionamiento elementos de orden cognitivo y motivacional
que se expresan como una unidad reguladora en la actuación profesional.

Otro aspecto polémico resulta el relativo a la formación de la competencia profesional.

4. LA FORMACIÓN DE LA COMPETENCIA PROFESIONAL

En las investigaciones que hemos desarrollado hemos partido de la concepción de la


educación del profesional desde una perspectiva histórico-social del desarrollo humano
en virtud de la cual entendemos que la competencia profesional es el resultado de un
proceso de educación de la personalidad para el desempeño profesional eficiente y
responsable que no culmina con el egreso del estudiante de un centro de
formación profesional sino que lo acompaña durante el proceso de su desarrollo
profesional en el ejercicio de la profesión.(González,V. 2000, 2000a, 2001 y 2002).

De esta manera la competencia profesional como configuración psicológica de la


personalidad que expresa la calidad de la actuación profesional se construye de forma
individual por los sujetos en el proceso de su formación y desarrollo profesional. Esta
afirmación tienen implicaciones importantes en el orden metodológico para la
educación de la competencia profesional que destacamos a continuación:
· La competencia profesional por constituir una configuración psicológica compleja no
nace con el sujeto sino que es construída por él en el proceso de su formación y
desarrollo profesional.

Esto no niega la participación de componentes innatos, tales como las aptitudes,


características temperamentales, que pueden constituir premisas sobre las cuales el
sujeto construye su competencia profesional. Es por ello que la construcción de la
competencia es individual aún cuando siempre se realiza en condiciones sociales. Ello
implica la necesidad de lograr por parte del docente y los tutores una atención
diferenciada en el proceso de educación de la competencia profesional en los centros de
formación profesional y en los centros laborales.

· En el proceso de educación de la competencia profesional tanto en el centro de


formación profesional como en los centros laborales, los docentes y tutores asumen un
rol orientador mientras que los estudiantes y profesionales asumen un rol de sujeto de su
formación y desarrollo profesional.

· Teniendo en cuenta el carácter protagónico de sujeto que asumen estudiantes y


profesionales en el proceso de construcción de su competencia profesional es necesario
tener en cuenta que la educación de la competencia profesional debe sustentarse en una
metodología participativa de enseñanza-aprendizaje, en una comunicación dialógica
entre docentes y estudiantes, tutores y profesionales, así como en una evaluación
centrada en el proceso de construcción de la competencia profesional a través de la
autoevaluación y la heteroevaluación en el ejercicio de la profesión.

5. A MODO DE CONCLUSIÓN

Hemos presentado algunas reflexiones teóricas y metodológicas en relación a la


conceptualización y educación de la competencia profesional desde una perspectiva
psicológica sustentada en una concepción histórico-social del desarrollo humano como
resultado de las investigaciones que hemos realizado en los últimos quince años en el
área de la motivación y la orientación profesional en la Educación Superior.

Considero que por la complejidad y relevancia del tema se impone la necesidad de un


abordaje científico inter y multidisciplinario a fin de poner de manifiesto las
regularidades de la formación y desarrollo de la competencia profesional en el contexto
universitario y en el escenario laboral en el que se insertan los egresados de la
Educación Superior.
ACTIVIDAD Nº 01

A través de un organizador visual plasmar las ideas fundamentales del artículo:

¿QUÉ SIGNIFICA SER UN PROFESIONAL COMPETENTE?


REFLEXIONES DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOLÓGICA

ACTIVIDAD Nº 02

1. ¿Cómo se puede definir la Ética?

2. ¿Qué diferencia existe entre la Ética y la Moral?

3. ¿Por qué es importante la racionalidad en la determinación del deber –ser


de un trabajo profesional?

4. ¿El comportamiento ético reduce la eficacia profesional?

5. ¿Qué implica tener una ética profesional?

6. ¿En la actualidad qué compromiso lleva consigo la responsabilidad social?

7. ¿Qué significa ser un profesional responsable y ético?


BIBLIOGRAFIA

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Rialp, Madrid 2005, 198 – 235.

● GAY BOCHACA, J., Curso de Filosofía, Rialp, Madrid 2001, 341 – 388.

● GAY BOCHACA, J., Curso básico de Ética Cristiana, Rialp, Madrid 1998.

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● CHALMETA OLASO G., Ética Especial El orden ideal de la vida buena,


EUNSA, Pamplona, 1996, 135 – 152.

● REGAL, BERNARDO, Fundamentos de Ética profesional, Lima, Universidad


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● ÁLVAREZ, D. y DE LA TORRE, J. (2004): 100 preguntas básicas sobre ética


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● CORTINA, A. Ética de la empresa, 1.ª ed., Colección Estructuras y Procesos


Serie Filosofía, Trotta, Madrid. 2000

● DE LARA, M. I. , La responsabilidad social de la empresa, 1.ª ed., Edisofer,


Madrid. 2003

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