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Ipem 181 Cornelio de Saavedra

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IPEM 181 CORNELIO DE SAAVEDRA

LENGUA Y LITERATURA

CUADERNILLO TEÓRICO- PRÁCTICO

6º A T T
Índice
RomanticismyctxtohistorArg-comprimido 2
El Matadero-comprimido[12418] 10
FACUNDO-comprimido 24
MARTIN FIERRO-comprimido 37
OPERACION MASACRE-comprimido 45
BORGES-comprimido 54
cortazar-comprimido 63
el mate,hernancasciari 74
ií t
EL LECTOR IDEAL V¿
\
'‘Alguien
Ernesto Sá bato ^^
que goce y sufra en los momentos en que yo mismo he gozado y sufrido escribifeB fi

'Los que comprenden qué he querido decir, sin necesidad de recurrir a explicaciones detalladas . Y téngase
en cuenta que cuando escribo, mi primera preocupación, la fundamental, es que el lector me entienda, sin
exigirle esfuerzos ni colaboraciones. Aunque la verdad es que escribo para mí, para sacarme de adentro lo
que all á adentro se va esbozando, formando, respeto mucho al lector. ”
Manuel Mujica Láinez

" Yo no sé si mi obra merece ser leída. Yo aconsejaría más bien a otros autores, a otros lectores o a mis lec-
tores sobre todo, o a una persona que perdonara muchos errores verbales, que me leyera no sé si a través
-a pesar del texto.”
Jorge Luis Borges

"
Tal vez lo único que un escritor sepa de verdad es que es un escritor. Y tal vez toda afirmación acerca de la
propia obra y de sus eventuales lecturas y lectores esté contaminada, sea un anhelo que se expresa contra-
dictoriamente en un discurso, en un ámbito, que no es el de la escritura.”
Juan Martini

Cuando se me pregunta sobre la idea que me hago del ‘lector ideal’ de mis libros, contesto que hoy ya no
tiene nada de ideal : veo y espero a mi lector como alguien que entra en la lectura después o antes de traba-
. de medirse con la injusticia, el error, la estupidez y la crueldad, y que no abre un libro como si fuera una
escafandra o una cortina de humo.”
Julio Cortázar

Yo escribo para los lectores, no para mí, pero jamás pensé en el lector ideal. Dejo que tenga miles de caras,
ie cabezas, de ojos y que sea imprevisible, como es, por otra parte. Salvo que lo procree yo mismo.”
Adolfo Bioy Casares

"
El lector ideal es aquel producido por la propia obra. Una escritura también produce lectores y es así como
evoluciona la literatura. Los grandes textos son los que hacen cambiar el modo de leer. Todos nosotros tra-
bajamos a partir del espacio de lectura definido por la obra de Macedonio Fernández, de Marechal , de
Roberto Arlt .”
Ricardo Piglia

“Un lector perverso que conservase la pureza .”


Isidoro Blaistein

“En genera] no escribo para el lector que vendrá, sino para el que está aquí, poco menos que leyendo el
texto sobre mi hombro.”
Mario Benedetti

“Cada novela que escribo es para m í una nueva vieja historia que me cuento a mí mismo para poblar las
obsesiones del niño que nunca he dejado de ser. Respondo a la necesidad de escribir con el placer de
escribir. Escribo, también para compartir la soledad.”
Osvaldo Soriano

Extraído de las Entrevistas del Centro Editor y de otras fuentes.


PANORAMA HISTÓRICO: DE LA DÉCADA DEL 20
w
ALA CONFEDERACIÓ N ARGENTINA PA

El dualismo Buenos Aires - interior


El dualismo Buenos Aires interior se instaló en ¡a vid,
^ &

ca argentina a partir r í e 1810 . La ruptura con España y ¡a

?f fn
mación de la Primera Junta de gobierno fueron hechos fUn¿
B talmente protagonizados por Buenos Aires. Los primeros a *7
organización institucional coincidieron con una progresiva ve
ía culta que ekj
'
lizaci ón del poder en manos de una minor arr
control desde la ciudad de Buenos Aires . Alcanzó su máxin
^^ b:
tralización en la figura del Director Supremo , entre 1813 y ¡j
Todos los ensayos constitucionales confirmaban tal suprei
cercenaban la autonomía de las provincias del interior.
Las provincias desafiaron esta situaci ón a través de la
^
los caudillos . La alianza de Artigas , López y Ramírez (cauc
Caudillo Unitario, retrato al óleo del del Litoral ) produjo la derrota de Buenos Aires en 1820. Supera
genera] Juan Lavalle , de Claudio Lastra.
la anarqu ía del año 1820 , que consistió en sucesivos y simuitá -
gobiernos , tanto Buenos Aires como el interior reconociera*
necesidad de establecer un gobierno nacional , pero la discusió: ¿
centró en determinar la forma espec ífica de dicho gobierno. De .
decidirse entre un gobierno estatal centralizado (doctrina unic:.
y una uni ón de provincias autónomas reunidas por un gofer
nacional ( doctrina federal ) .

Unitarios y federales
Unitarios y federales ten ían profundas diferencias. Los F:
ros alcanzaron un alto grado de homogeneidad y. aunque rec-
dos numéricamente , nucleaban a los sectores altos de la sociee-
identificados como la clase dirigente . Los segundos represen»
un conglomerado de intereses sociales , económicos y regitf '

heterogéneos , pero unidos en su oposición a los unitarios.


diferencias , que depend ían especialmente de las caracter ístKF^
gionales , fueron el motivo de su triunfo frente a los unitarto>
uni ón coyuntural condujo al partido federal a ampliar su
cial , y por eso se transformó en el vocero de los sectores tn*)
rios de la sociedad .

La alternancia entre los proyectos unitario y fede^


La alternancia entre los proyectos unitario y federalcar
el período comprendido entre 1820 y 1829 . El primero ,
tado por la figura de Rivadavia , y el segundo , por la
rrego . Rivadavia debi ó renunciar a la Presidencia . d £ 1f
por su pol ítica interna y externa . Dorrego fue derrota»"

^^
conspiraci ón unitaria dirigida por Lavalle y posteriorn*"
silado . La violencia se constituyó en la forma de relao
Soldados de Rosas. bos grupos pol íticos .

76
PANORAMA HISTÓRICO: DE LA DÉCADA DEL '20
A LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA

LOS UNITARIOS La organización de la Confederación Argentina


“En el fondo, la ciudad era para La Confederación Argentina se gestó a partir del ascenso de Ro-
ellos la civilización europea , la
antípoda del criollismo, el baluarte sas al poder. En 1829 , la Legislatura de la Provincia de Buenos Ai-
del progreso, concebido como res designó gobernador a Juan Manuel de Rosas y le otorgó Faculta-
aniquilamiento de las formas des Extraordinarias. Sus objetivos inmediatos fueron la derrota del
vern á culas de la existencia partido unitario y la firma del Pacto Federal , para unificar a las pro-
americana . ” vincias afínes . Ambos se lograron en 1831 . José Mar ía Paz -jefe
J. L. ROMERO unitario- fue derrotado, las provincias adhirieron al Pacto y confor-
Las ideas polí ticas en Argentina maron la Confederación Argentina.
Entre 1832 y 1835 , los gobiernos que le sucedieron sufrieron
serios conflictos. Rosas parecía la única figura capaz de restaurar
el orden.
En 1835 , la Legislatura lo designó nuevamente gobernador y le
otorgó la Suma del Poder Público. Un plebiscito avaló esta amplia
concentración del poder. Las provincias delegaron en él el manejo
de las Relaciones Exteriores de la Confederación .
Rosas se mantuvo en el cargo hasta 1852.

La oposici ón intelectual
La oposición intelectual estuvo representada por la Generación
del ’37 . Entre otros, la integraron Mármol , Echeverría , Alberdi ,
Sarmiento, Gutié rrez , Tejedor y Lamas , que recibieron la influen -
cia de diversas comentes del pensamiento.
Esta diversidad de fuentes inspiradoras generó entre ellos dife-
rencias e incluso contradicciones. Sin embargo , tuvieron en co-
mú n el intento de indagar los caracteres de nuestra realidad social .
Sarmiento abord ó su análisis a partir de la fórmula civilización-
barbarie. La ciudad era considerada como sede de la civilización ,
IB
A QAQS8SXI SS9MITA&,
la cultura europea y el progreso; la campañ a , de la barbarie , el
atraso y el criollismo. A partir de esa misma dicotomía , Echeve-
rría describió la vida del suburbio como antro de salvajismo y for-
mas de vida primitivas. Del mismo modo, Alberdi interpretó el
* .
MUSICA,DE POESIA DE LITE*ATUCA
.
. desierto como sinónimo de pobreza y atraso .
Sus ideas pol íticas se apartaron de la rivalidad vigente: ni fe-
DE COSTUMBRES

derales ni unitarios . Propiciaban la adhesión a los ideales de Ma-


yo -libertad , progreso, democracia-, la restricción del sufragio y
1 el dictado de una Constitución para organizar institucionalmente
al pa ís . En 1837 formaron el Salón Literario y publicaron sus
.
i3
£ unto « > aitt ( . ideas en el periódico La Moda . La ruptura con Rosas fue posterior
En 1838 , en coincidencia con el bloqueo francés al puerto de Bue-
nos Aires , emigraron a Montevideo y Santiago de Chile. En Mon-
tevideo formaron la Asociación de Mayo que , en alianza con los
^ 1 38 .
* unitarios , conspiró activamente contra la política rosista . Despué
de la renuncia de Rosas integraron el grupo de pensadores encar
.
s
-
moda. Buenos Aires, 1838. gados de elaborar el modelo de organización nacional
DOCUMENTOS
O Rosas y el poder La generación del '37, *
Ley del 7 de marzo de 1835: El sufragio
La Honorable Sala de Representantes, usando
de la soberaní a ordinaria y extraordinaria que re - Si bajamos de la clase que se llama ilustrad ,
. pueblo, a las masas, ¿qué encontraremos?
viste ha tenido a bien en sesión de esta fecha
sancionar con valor y fuerza de ley lo siguiente: ignorancia Ínfima, sin ningún medio para «a|f , ,
Art. 1 Q u e d a nombrado Gobernador y Capitán ella : ninguna noción de derechos y deberes jT
cí ales, ni de patria, ni de soberanía ni libertad» i
General de la Provincia por el término de cinco
años, el Brigadier General D. JUAN MANUEL porción de preocupaciones absurdas, buena
DE ROSAS. dolé pero costumbres depravadas por la an#
Art. 2.° Se deposita toda la suma del poder pú -
..
guia y la licencia(. .|
(Sobre el sufragio universal!
blico de esta Provincia en la persona del Briga -
Se habí a ensanchado entre nosotros el sufragio
dier General D. JUAN MANUEL DE ROSAS, sin
hasta el extremo. Primero, sin conocer su podw
más restricciones que las siguientes:
se mantuvo inerte, o se puso ciegamente en ny
1.° Que deberá conservar, defender y proteger
nos- de los partidos; después, se salió de madr?
la Religión Católica Apostólica Romana.
y todo lo trastornó. Era preciso, pues, refrenarlo
2.' Que deberá defender y sostener la causa na - ponerle coto por una parte; hacerlo por otra
cional de la FEDERACIÓN que han proclamado
efectivo [...).
todos los Pueblos de la República.
Art. 3.° El ejercicio de este poder extraordinario Concejo Deliberante
durará por todo el tiempo que a juicio del Gober - Antecedentes de la Asociación de Mayo
nador electo fuese necesario [ ) ... .
Registro Oficial del Gobierno
de Buenos Aires

Q La generación del '37. La barbarie


Civilización y barbarie “Los carniceros degolladores del matadero er 1
*
los apóstoles que propagaban a verga y puñal la
“Puede decirse” - escribía Echeverría, “que en el federación rosina(...]”, escribí a Echeverría, y
año ' 29 comenzó la guerra social, es decir, la
halaba con ello cómo el suburbio introducía
*
guerra entre dos principios opuestos: entre el
sentimiento de la democracia inorgánica en la
principio de progreso, asociación y libertad, y el ciudad europeizada.
principio antisocial y anárquico de statu quo, ig-
norancia y tiraní a . Ambos aspiraban al poder y a
J. L. R0 **°
la iniciativa social, y de ahí nació la lucha que
a ún hoy nos despedaza". Esta concepción dia -
léctica fue desarrollada por Sarmiento en Facun-
do. Cada uno de esos dos principios se encama -
ba, a sus ojos, en una forma de existencia: el
primero en la vida urbana y el segundo en la ru-
ral: “El siglo XJX y el siglo XII viven juntos: el uno,
, en las campa -
dentro de las ciudades; el otro
.
ñas” Expresó esta antinomia
n y
en
barbarie "
su fórmula ta
, porque sólo
jante de “civilizaci ó
argentinos resabios primiti-
veía en los campos
ía y, en cambio , creí a distinguir
vos que aborrec
- y sobre todo en Buenos
en los centros poblados
de la vida civilizada.
Aires- la simiente
J. L ROMERO
Las ideas politicéis en Argentina
ESQUEMA DEL PANORAMA INSTITUCIONAL ENTRE 1810 -1852
INSTITUCIONES

Primera Junta
2; / 10 al 18/12/10

i: 2 /10 al 23/9/11 Junta Grande

2; 1/11 al 8/10/12 Primer Triunvirato

8 / 10/12 al 22/1/ 14 Segundo Triunvirato

22/1/14 al 1/2/20 Directorio. Anarquía en la provincia de Bs. As. ( Las provincias reasumen su soberanía)

3/ 4/ 21 al 2/4 /24 Buenos Aires: gobierno de Martí n Rodríguez

2/ 4/24 al 6/2 /26 Buenos Aires: gobierno de Las Heras

7/ 2 /26 al 27/6/27 Presidencia de Rivadavia (Ley de Presidencia)

12/8/27 al 1/12/28 Buenos Aires: gobierno de Dorrego

1/12/28 al 24/8/29 Buenos Aires: gobierno de Lavalle

25 / 8/29 al 6/12/29 Buenos Aires: gobierno de Viamonte

6/12/29 ai 6/12/32 Buenos Aires: gobierno de Rosas

6/12/32 al 3/11/33 Buenos Aires: gobierno de Balcarce

4/11/33 al 27/10/34 Buenos Aires: gobierno de Viamonte

27 /10/24 al 7 /3/35 Buenos Aires: gobierno de Maza

7/3/35 al 3/2/52 Buenos Aires: gobierno de Rosas


RI0: LA LITERATURA DEL SIGLO XIX .
PA
R( )MANTIC1 SEM 0

ROMANTICISMO Los dos aspectos del Romanticismo


nanticismo constituye un La literatura hispanoamericana desarroll ó simult á neamente las
í to fundamental en la dos tem á ticas , en apariencia antité ticas , del Romanticismo europeo:
i ón de los valores estétl - un arte individualista , de evasión , y un arte socialista , de compro -
de Occidente , y podemos miso.
, iar que Instaura un nuevo
n esté tico , cuyas conse - .
• La evasión Ésta fue la influencia m ás temprana . Generalmente ,
-í cias todav í a perduran. Con
clon a la creació n poé tica , se convirtió en sin ó nimo exclusivo de ''romanticismo". Sus ras-
nianticismo inicia un modo gos generales m ás salientes fueron: a ) Los paisajes solitarios
vo de entender la actividad ( brumosos , otoñ ales , crepusculares , nocturnos ) , en los que el
cieadora , y su influencia es individuo proyectaba sus sentimientos de melancol ía , angustia,
fundamental en la poé tica de
los siglos XIX y XX: el simbolis - desesperación b ) La subjetividad del yo , que confiesa los des-
,

mo y el surrealismo, bajo diver- bordes de sus sentimientos y de su fantasía , no controlados por


sos aspectos, desarrollan prin - la razón , c) El alejamiento ( de un presente y de un ambiente
cipios romá nticos." adversos ) , por medio de la creaci ón estética , hacia pasados
VíCTOR MANUEL remotos o hacia lugares ex ó ticos , d ) La valoraci ó n de
las
DE AQü IAR E SILVA
sociedades y de las naturalezas primitiv as , e ) El genio en rebe -
cuya obra surge a partir de
li ón con las reglas en vigencia ,
ños , en los
fuerzas inconscientes (que se manifiestan en los sue
al esp íritu de la comu-
delirios , en la locura , y que están ligadas
nidad ) .
ás tard íamente , a
• El compromiso. Esta l ínea rom á ntica llegará men Francia donde
través de la literatura francesa , puesto que fue
ión que puso fin a la
se desarrolló a partir de 1830 y de la revoluc
ísticas m ás importa ntes fueron : a ) La
Restauración. Sus caracter e
obra literaria no se agotaba en el goce est é tico ni en el desbord
ó como un
de los sentimientos , b) La obra literaria se entendi
ó n de ideales
arma de combate y como un instrumento de difusi pú bli -
fue . a la vez , un hombre
sociales y pol íticos , c ) El creador se transfo rm ó en
co que actuó pol íticamente . Su yo individual humani dad
un yo social identificado con su patria y con
la
entera .
Personajes simbólicos del Romanticismo
, desde ñoso, contrario a
El individuo rom á ntico ( rebelde , altivo
por autoridades tirá nicas ,
las leyes y a los l í mites impuestos las figuras de los titanes ( mitad
desafiante ) se sintió expresado enlos preferidos fue Prometeo (que
dioses , mitad hombres ) . Uno de rlo a los hombres ) . Otros per-
robó el fuego sagrado para entrega , Don Juan el bandido e
ín
sonajes favoritos fueron Lucifer Ca al mal y a la destrucción ) , e
,
pirata, el “fuera de la ley ” ( inclinado lucha contra todos para el
joven sufriente ( un nuevo
Cristo) que
1 re8 eso de la cautiva , óleo de
u ' s.
Agenda triunfo de sus ideales .
PANORAMA LITERARIO: LA LITERATURA DEL SIGLO XIX .
EL ROMANTICISMO

LA OPINIÓN DE ÜN El Romanticismo en el R ío de la Plata


PENSADOR y la generación de 1837
“Cada nación , por tanto , debe El Romanticismo expres ó los ideales de los j6veilt.
ser considerada s ó lo en su pertenecientes a la burguesía mercantil y portuaria y a la élite
lugar , con cuanto es y tiene; de tual del interior, nacidos durante el primer decenio del siglo xix
las separaciones arbitrarias y
de rechazo de rasgos y costum -
formados en las instituciones educativas creadas durante el goi*^
bres aislados no resulta ningu - de Rivadavia. Ante la lucha que había dividido a los hombres dt 4
na historia .' generación anterior en unitarios y federales, quisieron superar ^
HERDER antinomia de sangrientas consecuencias. Se postularon cornos
voces de la civilización y del progreso” y aspiraron a ser, al ¡m
en un primer momento, el brazo intelectual del poder de Rosas.
-
Se nuclearon alrededor de algunos maestros. Alberdi . Echeverí-
Juan María Guti é rrez , fueron en un comienzo los mis escuchad
y aglutinantes. Circularon por distintas tertulias y grupos de le
tura en los que se discut ían y difund ían las ideas del roman úci®
social francés y se propon ían las soluciones para la organiza»
definitiva de la naci ón . Esta generació n de 1837 fue importa*'
porque pensó y definió el pa ís en té rminos que permanedai
vigentes por m ás de un siglo.

El Saló n Literario
Marcos Sastre ofreció un salón de su librer ía para que a® *
efectuaran las reuniones de uno de estos grupos de lecturtlf
cusión. La sesión inaugural se realizó en junio de 1837. A « »
invitado el pol íglota napolitano Pedro de Angelis, representa

Marcos Sastre .
Rosas. Los discursos inaugurales ( le ídos por Marcos Sastre.
Mar ía Gutié rrez y Juan Bautista Alberdi ) permiten
conceptos básicos que cohesionaron al grupo:
^
conoce ^
^
• Necesidad de reflexionar sobre los acontecimientos poli *ticos ^
pasado para actuar sobre el presente. e>
• Retomo a los ideales de la Revolución de Mayo, & la 4üü
LA ASOCIACIÓ N consideraban hijos y sucesores.

^^
0
• Creación de una literatura nacional, unida al medio 8eog»1
'

DE MAYO
social, que atendiera “al fondo más que a la
se clausuró en 1838
el forijj *
Cuando
Sal ón Literario por orden
Rosas los jó venes
de
siguieron
samiento, a la idea más que al estilo, a la belleza u
la belleza en sí” ( Alberdi ); que "armonice con v
¡ rgc^<> '

en forma secreta grandiosa naturaleza americana” (Echeverr ía). Los


Buent^
^ Aires y . luego de los
exilios , en Montevideo
estas reuniones
. De
surgió la
lerarios será n los ofrecidos por el Romanticismo eur
• Propuesta de un divorcio con respecto a los mode o litt
españoles y a la tutela académica.
• Defensa de la libertad en el empleo de la lengua, acep
^ í3*11

variantes regionales del español americano.

ía
ua de la “ tiran
82
i
IJTOR OBRA GÉNERO

tarcos Sastre Discurso inaugural del Salón Literario Ensayo.


,1808-1887 « (1837).
.
El tempe argentino (Bs. As. 1858). Texto descriptivo -didáctico.

Pedro de Angelis Vida de don Juan Manuel de Rosas Biografía.


(1784-1859) (Bs. As.,1830).

Juan Mar í a Gutiérrez Discurso inaugural del Salón Ensayo.


(1809-1878) Literario(1837).

Juan Bautista Alberdi Discurso inaugural del Salón Literario Ensayo.


(1810- 1884) (1837).
El Gigante Amapolas (Valparaíso, 1842). Teatro.

Esteban Echeverr
ía Elvira o la novia del Plata (Bs. As., 1832). Poema.
(1805-1851) Los consuelos (Bs. As., 1834). Poemas.
.
La cautiva (Bs. As. 1837). Poema narrativo.
El matadero (1838). Cuadro de costumbres.
Ojeada retrospectiva (Montevideo, 1845) . i Ensayo hist órico.
El Dogma socialista (Montevideo, 1846). Ensayo político.

Vicente Fidel López La novia del hereje (Chile, 1840) . Novela histórica.
-
(1815 1903)

José Mármol Canto del peregrino (Montevideo, 1847 ). Poema.


(1817-1871) Amalia (Montevideo, 1844). Novela.
Manuela Rosas (Montevideo, 1851). Biografí a.

Domingo Faustino Sarmiento Facundo. Civilización y barbarie. Ensayo histórico-biogr áfico.


(1811-1888) (Chile, 1845).
Recuerdos de provincia (Chile, 1850). Autobiografía.

L
Introducción
En este capítulo nos ocuparemos de analizar las relaciones entre literatura y violen
cia. Al respecto, podemos comenzar afirmando que la violencia es un tema constante
en la literatura de todos los tiempos. Esto se puede ver en obras muy diferentes de
la literatura occidental; por ejemplo, en las primeras obras de la historia de la lite -
ratura como la ¡Hada o la Odisea , en las tragedias griegas, en gran parte de las obras
02
de teatro del dramaturgo inglés Wifliam Shakespeare, en la narrativa conocida como
‘realista” o “naturalista” de fines del siglo XIX y comienzos del xx o en las denomina-
das “novelas testimoniales”, por nombrar solo algunas manifestaciones literarias. En
autores de diferentes épocas y lugares, encontramos muertes, intrigas de palacio,
hostilidad pol ítica, situaciones de marginación económica y social, terrorismo de
Estado, que aparecen y reaparecen como conflictos a ser analizados, como temas a
tratar. Y en cada época y en cada lugar, en cada movimiento literario y en cada obra,
el tratamiento del tema de la violencia ha adquirido características particulares.
Y la literatura argentina no es ajena a estas consideraciones. En el comienzo del
libro Literatura argentinay realidad política (1964) , una importante obra de critica
literaria en la que se aborda buena parte de nuestras letras, el reconocido crítico y
escritor David Viñas , sostiene lo siguiente:

La literatura argentina emerge alrededor de una metáfora mayor: la violación. Ese


brusco desgarramiento le otorga una identidad diferenciadora respecto del continuo
de la literatura de ese momento y, en particular, del romanticismo de escuela. “El
matadero” v Amalia , en lo fundamental no son así sino comentarios de violencia
ejercida desde afuera hacia adentro, de la “carne” sobre el “espíritu”.

1.a afirmación de David Viñas se refiere a la violación que aparece en el final de


“ El matadero” de Esteban Echeverría . Ese hecho manifiesta la violencia que la “barba .
rie” ejerce sobre la “civilización , el u l l ' l po sobre la ciudad , la “carne” (metáfora de la
materia, la falta de preparación intelectual, los instintos “salvajes”) sobre el “espíritu”
( metáfora de la cultura, las ideas europeas , el refinamiento ) .
“El matadero” ha sido considerado como el relato que da origen a la literatura argen -
tina moderna. Entonces , si pensamos que con é l comienza nuestra literatura, podemos
decir que la literatura argenti na se inicia nada menos que con la representación de una
violación . En esta escena de m áxima violencia, las victimas son los cuerpos de los peí
sonajes. En el case de “El matadero”, la violencia se observa en la forma en que, a la ma -
ñera de la mazorca resista, se tortura el cuerpo del unitario. Pero esta forma de agre -
sión no se manifiesta solamente en el cuerpo , sino que podemos decir que la violencia
se ejerce también sobre el lenguaje.
De acuerdo con lo que afirma el escritor y crítico Carlos Gamerro ( 2006a ), en el
caso de “El matadero” hay otra violación: la “violación” que ejerce el lenguaje popular
contra el lenguaje del salón . En efecto, hay una “violencia del lenguaje” porque el
lenguaje que se usa en el matadero no respeta las normas consideradas “correctas”,
sino que las transgrede, es decir, las “ violenta”. Para los escritores á nticos del
siglo XIX, el lenguaje de las clases populares es el lenguaje de la “barbarie”, y esta
lengua entra en una contienda despareja con el lenguaje culto del jinete unitario, que
representar ía la lengua de la “civilización”.

69
Cuando habíamos de violencia y literatura, entonces, pensamos que la violencia
se presenta en dos niveles: por un lado, en la narración de situaciones violentas y,
por otro lado, en el lenguaje que se utiliza. La violencia entonces no solo es mos-
trada, representada, de modos diversos a partir de diferentes escenas y encamada
en los cuerpos de los sojuzgados, sino que también existe una violencia del lengua-
je, discursiva, que atenta contra la norma lingüística, contra una forma de lenguaje
establecido. Se rompen, sojuzgan, golpean y violentan cuerpos e instituciones, pero
también se violenta lo que en un momento dado se considera el “buen decir": existe
un idioma de la violencia.
Es importante aclarar que. en las narraciones, la violencia no presenta una única
faceta ni motivaciones únicas. Pero en los relatos que vamos a analizar en este capitu -
lo, ía violencia tiene una característica particular: en todos ellos el que la ejerce es el
Estado, es decir, el poder político. La violencia política es un tema fundamental en la
literatura argentina v latinoamericana.
Los textos elegidos para conformar este capitulo se encuentran agrupados en
tomo a un procedimiento com ún: en este caso, la elipsis. Sabemos que ningún relato
narra todo , siempre quedan “huecos”' en la anécdota que el lector debe completar. La
elipsis consiste justamente en no contar, no decir, no mencionar datos que podrían
ser fundamentales. Ningún autor cuenta como s fuera un imitador de Funes el me -
morioso, aquel personaje borgeano que para narrar una jomada de veinticuatro horas
necesitaba veinticuatro horas. Funes no conocía la elipsis.

*****

Si decimos que todo relato es de alguna manera elíptico, debemos adarar que la ati-
li/acion de ese recurso en algunas nan-aciones que componen este capítulo se da de
modo privilegiado: es el recurso en tomo al cual gira la historia. Es lo que ocurre de
modo claro en “Esa mujer” (1965 ) de Rodolfo Waish, Anugono furiosa ( 1986) de Gri-
sclda Gámbaro, “Dos hilitos de sangre” ( 1980) de Rodolfo Fogwill v “Un asesino de
Cristo” ( 1998) de Andrés Rivera. En todos ellos hav algo que no se relata, que no se
cuenta, que permanece oculto, y le corresponderá al lector -a través de los indicios
que los textos le brindan- la tarca de descubrirlo y completar la historia. Esos elemen-
tos ocultos son de índole diferente: en “Esa mujer”, se elide la figura de Eva Perón; en
“Dos hilitos de sangre* o en .intigouajancta es la realidad política asfixiante la que
presenta de modo directo, pero aparece manifestada a través de la aparición de hilitos
de sangre o reinterpretada a partir de la figura clásica de Antigona; en “Un asesino de
Cristo” se elide una identidad v una historia personales.
Pero el primero de los cuentos seleccionados, “El matadero’( 1839; 1871 ) de Es-
tehan Echeverría, desdice lo que venimos sugiriendo. Lo incluimos porque, además
de su importancia en la historia de la literatura argentina, constituve la contracara
de la elipsis: la videncia aparece representada en primer plano en todas sus mani -
festaciones. Algo similar sucede en La noche de Thtehico i 1971 ) de Elena Foniatovvs-
ka, texto que incluimos en la sección “Conexión latinoamericana”; en este texto,
la violencia del Estado también se manifiesta de modo patente a trav és de las voces
transcriptas y de las fotograf ías obtenidas por la autora. El recurso, en estos últimos
casos, es el opuesto al de la elipsis: se trata de una profusión, ana superabundancia de
elementos para manifestar esa realidad.

70 Material de distribució n gratuita


antinomias de la pol í tica nacional

Cronologí a
Textos a trabajar en este capí tulo *

Las ciencias ocultas


Mart í n Fierro , En la sangre , en la ciudad de Buenos Aires ,
de J . Hernández de E . Cambaccres deR. Arlt

VZfQ. - I?/? Í ZX ? ±32.0


*

± 273 1913 1921


Facundo , “ Horacio Kalibang “ La extraña muerte “ Piedra, madera ,
de D. F. Sarmiento o los autómatas ”, de í ray Pedro”, asfalto”,
de E . Holmberg V de R . Dar
ío de B. Fern ández Moreno

Versos a la tristeza
de Buenos Aires”, “ La inundación”, “Torito”, “Gotán”,
de A . Storni de E. Martí nez Estrada de J. Cortázar de J . Gelman

1943 195&

1940 1953
La invenci ón de Morel , “ Nos han dado la tierra” ,
de A . Bioy Casares de J. Rulfo

“El Evangelio
El lugar lí mites ,
sin
según Marcos”, La tí a Julia y el escribidor ,
de J. Donoso de J. L . Borgcs de M. Vargas Llosa

19 e>? _
i9Jo i37?

1971 197? 19^3


La traici ón de * Li nuche JíTlatelalco , “Redención de la El entenado ,
Rita Hayworth , . .
de E Poin ilovvsk.i mujer caní bal”, de J . J . Saer
de M. Puig de M . Denevi

“Los dos sabios”, * “ Un asesino de Cristo”, Segundos afuera ,


de L. Lamborghini de A . Rivera de M . Kohan

_
i99¡? 2005

WJ- 2003 2007


Los crímenes
“El mono Alberto y “Viejo con á rbol”, Automáticos ,
de Van Gogh , la antropóloga de R . Fontanarrosa de J . Daulte
de J . P. Feinmann norteamericana ”,
de H . Libart

71
Cap í tulo 2

Violencia y polí tica en los orígenes


de la literatura argentina

i
El matadero (fragmentos)

Esteban Echeverrí a

El matadero de la Convalecencia o del Alto, resaltar sobre su blanca cintura los siguientes
sito en las quintas al sur de la ciudad, es una letreros rojos: “Viva la Federación”, “Viva el
gran playa en forma rectangular, colocada al Restaurador y la heroica doña Encarnación
extremo de dos calles, una de las cuales allí Ezcurra”, “Mueran los salvajes unitarios”.
se termina y la otra se prolonga hasta el este. Letreros muy significativos, símbolo de la
Esta playa, con declive al sur, está cortada fe política y religiosa de la gente del mata
por un zanjón labrado por la corriente de las dero. Pero algunos lectores no sabrán que la
aguas pluviales , en cuyos bordes laterales se heroína es la difunta esposa del Restaurador,
muestran innumerables cuevas de ratones y patrona muy querida de los carniceros, quie -
cuyo cauce recoge en tiempo de lluvia toda la nes, ya muerta, la veneraban por sus virtudes
sangraza seca o reciente del matadero. En la cristianas y su federal heroísmo en la revo-
junción del ángulo recto, hacia el oeste, está lución contra Balcarce. Es el caso que en un
lo que llaman la casilla , edificio bajo, de tres aniversario de aquella memorable hazaña de
piezas de media agua con corredor al frente la mazorca , los carniceros festejaron con un
que da a la calle y palenque para atar caba- espléndido banquete en la casilla a la heroína ,
llos, a cuya espalda se notan varios corrales banquete al que concurrió con su hija y otras
de palo a pique de ñandubay con sus fornidas señ oras federales, y que allí , en presencia
puertas para encerrar el ganado. de un gran concurso, ofreció a los señores
Estos corrales son en tiempo de invierno carniceros en un solemne brindis su federal
un verdadero lodazal , en el cual los animales patrocinio, por cuyo motivo ellos la procla-
apeñuscados se hunden hasta el encuentro, y maron entusiasmados patrona del matadero,
quedan como pegados y casi sin movimiento. estampando su nombre en las paredes de la
En la casilla se hace la recaudación del im - casilla , donde se estará hasta que lo borre la
puesto de corrales, se cobran las multas por mano del tiempo.
violación de reglamentos y se sienta el juez La perspectiva del matadero a la distancia
del matadero, personaje importante, cau- era grotesca, llena de animación. Cuarenta y
dillo de los carniceros y que ejerce la suma nueve reses estaban tendidas sobre sus cueros,
del poder en aquella peque ña rep ública, por y cerca de doscientas personas hollaban aquel
delegación del Restaurador. Fácil es calcular suelo de lodo regado con la sangre de sus ar -
qué clase de hombre se requiere para el de- terias. En torno de cada res resaltaba un gru -
sempeño de semejante cargo. La casilla , por po de figuras humanas de tez y raza distinta.
otra parte , es un edificio tan ruin y pequeño La figura m ás prominente de cada grupo era
que nadie lo notaría en los corrales a no estar el carnicero con el cuchillo en mano, brazo y
asociado su nombre al del terrible juez y no pecho desnudos, cabello largo y revuelto, ca-

72
"
‘uas de la polí tica nacional

— isa y chiripá y rostro embadurnado de san- dero y proyectando una sombra clara sobre
are sus espaldas se rebullían , caracoleando
.A aquel campo de horrible carnicer ía . Esto se
v 'iguiendo los movimientos , una comparsa notaba al principio de la matanza .
le muchachos , de negras y mulatas achura Pero a medida que adelantaba , la perspec-
Tas , cuya fealdad trasuntaba las harpías de
.
tiva variaba ; los grupos se deshacían , venían
i fábula , y entremezclados con ellas algunos a formarse tomando diversas actitudes y se
. normes mastines olfateaban , gruñí an o se desparramaban corriendo como si en medio
Jaban de tarascones por la presa . Cuarenta de ellos cayese alguna bala perdida, o asoma -

• tantas carretas , toldadas con negruzco y



se la quijada de algún encolerizado mastín .
pelado cuero, se escalonaban irregularmente Esto era que ínter el carnicero en un grupo
a lo largo de la playa, y algunos jinetes , con descuartizaba a golpe de hacha , colgaba en
el poncho calado y el lazo prendido al tiento, otros los cuartos en los ganchos de su carreta ,
cruzaban por entre ellas al tranco o reclina- despellejaba en este, sacaba el sebo en aquel
dos sobre el pescuezo de los caballos echaban de entre la chusma que ojeaba y aguardaba
ajo indolente sobre uno de aquellos animados la presa de achura salía de cuando en cuando
grupos , al paso que , más arriba , en el aire , una mugrienta mano a dar un tarazón con el
un enjambre de gaviotas blanquiazules , que cuchillo al sebo o a los cuartos de la res, lo
habían vuelto de la emigración al olor de car- que originaba gritos y explosión de cólera
ne , revoloteaban, cubriendo con su disonante del carnicero y el continuo hervidero de los
graznido todos los ruidos y voces del mata -
grupos , dichos y gritería descompasada de los
muchachos.

Hacia otra parte , entretan -


to, dos africanas llevaban
, arrastrando las entrañas

* de un animal; allá una


mulata se alejaba con
un ovillo de tripas y
resbalando de repen
te sobre un charco
I de sangre , caía a
A plomo cubriendo
I con su cuerpp la
D codiciada presa ,

i Acull á se veían
acurrucadas en
hileras cuatrocientas
negras destejiendo
sohre las faldas el
ovillo y arrancando uno
a uno los sebitos que el
avaro cuchillo del carni -
cero había dejado en la tripa
como rezagados , al paso que
otras vaciaban panzas y vejigas

73
Cap í tulo 2

y las henchían de aire de sus pulmones para medio para saber quién se llevar ía un hígado
depositar en ellas, luego de secas, la achura. envuelto en harro. Simulacro en pequeño era
Varios muchachos, gambeteando a pie y este del modo bárbaro con que se ventilan
a caballo, se daban de vejigazos o se tiraban en nuestro país las cuestiones y los derechos
bolas de carne, desparramando con ellas y su individuales y sociales. En fin, la escena que
algazara la nube de gaviotas que columpián - se representaba en el matadero era para vista,
dose en el aire, celebraban chillando la ma- no para escrita.
tanza. Oíanse a menudo, a pesar del veto del Un animal había quedado en los corrales,
Restaurador y de la santidad del día , palabras de corta y ancha cerviz, de mirar fiero, sobre
inmundas y obscenas, vociferaciones preñadas cuyos órganos genitales no estaban confor-
de todo el cinismo bestial que caracteriza a la mes los pareceres, porque terna apariencias
chusma de nuestros mataderos, con de toro y de novillo. Llególe la hora. Dos
las cuales no quiero regalar a enlazadores a caballo penetraron en el corral
los lectores. en cuyo contorno hervía la chusma a pie,
II ^ De repente caía un
bofe sangriento sobre la
KM* cabeza de alguno, que
a caballo y horquetada sobre sus nudosos
palos. Formaban en la puerta el más grotes-
co y sobresaliente grupo, varios pialadores y
'
; de allí pasaba a la de enlazadores de a pie con el brazo desnudo y
Mm\ / IJw . otro, hasta que algún
deforme mastín lo
armados del certero lazo, la cabeza cubierta
con un pañ uelo punzó y chaleco y chiripá co-
PLw / fl hacía buena presa ,
wM y una cuadrilla de
lorado, teniendo a sus espaldas varios jinetes
y espectadores de ojo escrutador y anhelante.
11 rr otros, por si estrujo El animal, prendido ya al lazo por las
o no estrujo, arma- astas, bramaba echando espuma furibundo,
ba una tremenda de y no había demonio que lo hiciera salir del
gruñidos y mordisco- pegajoso barro, donde estaba como clavado y
nes. Alguna tía vieja salía era imposible pialarlo. ( . . . )
} furiosa en persecución de

• un muchacho que le había
embadurnado el rostro con Y en efecto, el animal , acosado por los gritos
L'VV'VU»
sangre, y acudiendo a sus y sobre todo por dos picanas agudas que le
gritos y puteadas los com - espoleaban la cola , sintiendo flojo el lazo,
pañeros del rapaz, la rodeaban y azuzaban arremetió bufando a la puerta , lanzando a
como los perros al toro, y llovían sobre ella entre ambos lados una rojiza y fosfórica mi -
zoquetes de carne, bolas de estiércol, con rada. Diole el tirón el enlazador sentando su
groseras carcajadas y gritos frecuentes, hasta caballo, desprendió el lazo del asta, crujió por
que el juez mandaba restablecer el orden y el aire un áspero zumbido y al mismo tiempo
despejar el campo. se vio rodar desde lo alto de una horqueta del
Por un lado dos muchachos se adies- corral, como si un golpe de hacha la hubiese
traban en el manejo del cuchillo tirándose dividido a cercén, una cabeza de niño cuyo
horrendos tajos y reveses; por otro, cuatro, tronco permaneció inmóvil sobre su caballo
ya adolescentes, ventilaban a cuchilladas el de palo, lanzando por cada arteria un largo
derecho a una tripa gorda y un mondongo chorro de sangre.
que habían robado a un carnicero; y no de
ellos distante, porción de perros, flacos ya de
— Se cortó el lazo —gritaron unos—,
¡All á va el toro!
la forzosa abstinencia, empleaban el mismo
1
74
as antinomias de la polí tica nacional

Pero otros , deslumbrados y atónitos ,


guardaron silencio, porque todo fue como un
rel á mpago.

Mas de repente la ronca voz de un carnicero


gritó;
¡All í viene un unitario! Y al oír tan
significativa palabra toda aquella chusma se
detuvo como herida de una impresión subí
tánea.
-¿ No le ven la patilla en forma de U ? Escritor argentino nacido en Buenos Aires en 1805.
No trae divisa en el fraque ni luto en el Fue una de las figuras principales del
sombrero. argentino e hispanoamericano. Hijo de español y
—Perro unitario. criolla, perdió a su padre a temprana edad. Entre
—Es un cajetilla. los años 1826 y 1830, becado por el gobierno de
—Monta en silla como los gringos. Rivadavia para formarse profesionalmente en Parí s,
—¡La Mazorca con él! tuvo la oportunidad de observar de cerca el auge del
—¡La tijera! movimiento romántico francés, llegado de Alemania a
—Es preciso sobarlo. principios del siglo xix. En 1837, se abría en Buenos
Trae pistoleras por pintar. Aires el Salón Literario que funcionaba en la librer í a
Todos estos cajetillas unitarios son pin de don Marcos Sastre con el fin de debatir temas
tores como el diablo. culturales y teorí as sociales, polí ticas y filosóficas
—¿ A que no te le animas, Matasiete? de autores europeos de diferentes tendencias
-A que sí. ideol ógicas. Echeverr í a fue uno de sus grandes
-¿ A que no? animadores; tras su clausura por orden de Rosas,
Matasiete era hombre de pocas palabras y fundó la Asociación de Mayo.
de mucha acción . Tratándose de violencia, de En sus textos impuso la temática del indio y del
agilidad , de destreza en el hacha , el cuchillo desierto en la manifestación poética y es conside-
o el caballo, no hablaba y obraba. Lo habían rado por muchos teóricos como el autor del primer
picado: prendió la espuela a su caballo y se cuento argentino: El matadero . Entre sus obras má s
lanzó a brida suelta al encuentro del unitario. destacadas, pueden mencionarse: Elvira o la novia del
Era este un joven como de veinticinco Plata ( 1832), DonJuan ( 1833), Los consuetos ( 1834)
años , de gallarda y bien apuesta persona , que y Rimas ( 1837 ), que contiene el c élebre poema "La
mientras salían en borbotones de aquellas cautiva". Falleció en Montevideo, en el año 1851,
desaforadas bocas las anteriores exclama - por causa de una dolencia pulmonar.
ciones, trotaba hacia Barracas, muy lejano
de temer peligro alguno. Notando, empero
las significativas miradas de aquel grupo de
dogos de matadero, echa maquinalmcntc la
diestra sobre las pistoleras de su silla ingle-
sa, cuando una pechada al sesgo del caballo
de Matasiete lo arroja de los lomos del suyo
tendiéndolo a la distancia boca arriba y sin
movimiento alguno.

75
Capí tulo 2

Contexto —¡Viva Matasiete! -exclam ó toda aquella


Entre 1820 y 1852, diferentes grupos sociales chusma, cayendo en tropel sobre la víctima
con proyectos políticos diversos se enfrentaron como los caranchos rapaces sobre la osamen-
en los intentos por constituir un Estado en las ta de un buey devorado por el tigre.
Provincias Unidas del R í o de la Plata. La dife- Atolondrado todavía el joven , fue lan -
rencia entre los proyectos enfrentados surgía, zando una mirada de fuego sobre aquellos
principalmente, por la forma de organización hombres feroces, hacia su caballo que perma-
polí tica que propon ían para el nuevo Estado: necía inmóvil no muy distante a buscar en sus
unos, el centralismo, también llamado unidad pistolas el desagravio y la venganza. Mata -
de r égimen, en el que todos los niveles de siete, dando un salto, le salió al encuentro y
gobierno están subordinados al poder central y con fornido brazo asiéndolo de la corbata, lo
otros, el federalismo, basado en la federación tendió en el suelo tirando al mismo tiempo la
de Estados o poderes regionales que delegan daga de la cintura y llevándola a su garganta .
algunas de sus atribuciones para constituir el Una tremenda carcajada y un nuevo viva
Estado o poder central. estentóreo volvió a vitorearlo.
Los federales se oponían a un r égimen de go- ¡Qué nobleza de alma! ¡Qué bravura en
bierno unitario en defensa de las autonomí as los federales!, ¡siempre en pandillas cayendo
provinciales. Pero en la provincia de Buenos como buitres sobre la víctima inerte!
Aires, la defensa de la autonomí a provincial se — Degüéllalo, Matasiete ; quiso sacar las
convirtió en una justificación para no ceder la pistolas. Degüéllalo como al toro.
Ill F ciudad y el puerto de Buenos Aires a un Estado —Picaro unitario. Es preciso tusarlo.
central. Desde 1828, el autonomismo de Buenos
Aires se fue identificando cada vez más con
——Tiene buen pescuezo para el violín.
Mejor es resbalosa.
Juan Manuel de Rosas -representante de los -Probemos -dijo Matasiete, y empezó
intereses de los hacendados y terratenientes sonriendo a pasar el filo de su daga por la
de la provincia-. En su gobierno sostuvo que garganta del caído, mientras con la rodilla
las provincias debían mejorar sus respectivas izquierda le comprimía el pecho y con la
I administraciones y evitó nuevos intentos de siniestra mano le sujetaba por los cabellos.
constitución de un Estado central. — No, no lo degüellen exclamó de lejos la
voz imponente del Juez del Matadero que se
acercaba a caballo.
-A la casilla con él, a la casilla . Preparen
la mazorca y las tijeras. ¡ Mueran los salvajes
unitarios! ¡Viva el Restaurador de las leyes!
— ¡Viva Matasiete!
— “¡Mueran!”“¡Vivan!”, repitieron en
coro los espectadores, y atándolo codo
con codo, entre moquetes y tirones,
entre vociferaciones e injurias ,
arrastraron al infeliz joven al
banco del tormento como
los sayones al Cristo.
La sala de la casilla
tenía en su centro
una grande y forni -
da mesa de la cual

76
ntinomias de la polí tica nacional

no salían los vasos de bebida y los naipes sino —De rabia porque no puedo sofocarte
para dar lugar a las ejecuciones y torturas de entre mis brazos.
los sayones federales del matadero. Notábase -¿Tendrías fuerzas y valor para eso?
adem ás en un rincón otra mesa chica con —Tengo de sobra voluntad y coraje para ti,
recado de escribir y un cuaderno de apuntes infame.
— A ver las tijeras de tusar mi caballo;
y porción de sillas entre las que resaltaba un
sillón de brazos destinado para el juez. Un túsenlo a la fedérala.
hombre, soldado en apariencia, sentado en Dos hombres le asieron, uno de la liga-
una de ellas, cantaba al son de la guitarra la dura del brazo, otro de la cabeza , y en un
resbalosa, tonada de inmensa popularidad minuto cortáronle la patilla que poblaba toda
entre los federales, cuando la chusma , llegan - su barba por bajo, con risa estrepitosa de sus
do en tropel al corredor de la casilla , lanzó a espectadores.
empellones al joven unitario hacia el centro
para que se refresque.

A ver —dijo el juez , un vaso de agua
de la sala.
—Encomienda tu alma al diablo. — Uno de hiel te daría yo a albeber, infame.
— Está furioso como toro montaraz. Un negro petiso púsosele punto delan -
—Ya te amansará el palo. te con un vaso de agua en la mano. Diole el
—Es preciso sobarlo. joven un puntapié en el brazo y el vaso fue a
—Por ahora verga y tijera. estrellarse en el techo, salpicando el asombra-
—Si no, la vela. do rostro de los espectadores.
—Mejor será la mazorca . —Este es incorregible.
—Silencio y sentarse —exclam ó el juez, Ya lo domaremos.
dejándose caer sobre su sillón . Todos obe- —Silencio dijo el juez— . Ya estás afeitado
decieron, mientras el joven, de pie, enca - a la fedérala , solo te falta el bigote. Cuidado
rando al juez, exclam ó con voz pre ñada de con olvidarlo. Ahora vamos a cuentas. ¿ Por
indignación: qué no traes divisa?
— Infames sayones , ¿qué intentan hacer —Porque no quiero.
de mí? —¿ No sabes que lo manda el Restaurador?
¡Calma! —dijo sonriendo el juez— , no — La librea es para vosotros, esclavos, no
hay que encolerizarse.Ya lo verás. para los hombres libres.
El joven , en efecto, estaba fuera de sí de — A los libres se les hace llevar a la fuerza.
cólera . Todo su cuerpo parecía estar en con- —Sí, la fuerza y la violencia bestial. Esas
vulsión . Su pálido y amoratado rostro, su voz, son vuestras armas, infames. ¡El lobo, el
su labio trémulo, mostraban el movimiento tigre, la pantera tambié n son fuertes como
convulsivo de su corazón , la agitación de sus vosotros! Deber íais andar como ellos, en
nervios. Sus ojos de fuego parecían salirse cuatro patas.
-¿No temes que el tigre te despedace?
de la órbita , su negro y lacio cabello
se levantaba erizado. Su cuello — Lo preñ ero a que maniatado me arran -

t
í . « desnudo y la pechera de su
camisa dejaban entrever
el latido violento de sus
quen, como el cuervo, una a una las entrañas.
—¿ Por qué no llevas luto en el sombrero
por la heroína?
arterias y la respiración —Porque lo llevo en el corazón por la pa-
El l \ l anhelante de sus tria que vosotros habéis asesinado , infames.
pulmones. —¿ No sabes que así lo dispuso el
* —¿Tiemblas? - Restaurador ?
^/ 1
'

le dijo el juez.

P 4
I
Capitulo 2

— Lo dispusisteis vosotros, esclavos, para


lisonjear el orgullo de vuestro señor, y tribu -
despu és sobre sus rodillas y se desplomó al
momento murmurando:
tarle vasallaje infame. —
Primero degollarme que desnudarme,
— ¡Insolente! Te has embravecido mucho. infame canalla.
Te haré cortar la lengua si chistas. Abajo los Sus fuerzas se habían agotado.
calzones a ese mentecato cajetilla y a nalga Inmediatamente quedó atado en cruz y
pelada denle verga , bien atado sobre la mesa . empezaron la obra de desnudarlo. Enton -
Apenas articul ó esto el juez, cuatro ces un torrente de sangre brotó borbollo-
sayones salpicados de sangre suspendieron neando de la boca y las narices del joven ,
al joven y lo tendieron largo a largo sobre la y extendiéndose empezó a caer a chorros
mesa comprimiéndole todos sus miembros. por entrambos lados de la mesa. Los sayo-
— Primero degollarme que desnudarme, nes quedaron inmóviles y los espectadores
infame canalla. estupefactos.
Atá ronle un pañ uelo por la boca y em - —Reventó de rabia el salvaje unitario
pezaron a tironear sus vestidos. Encogíase
el joven , pateaba , hacía rechinar los dientes.
—dijoTenía. un íro de sangre las venas
-
uno
en
Tomaban ora sus miembros la flexibilidad
del junco, ora la dureza del fierro y su
—articul ó otro.
—Pobre diablo, queríamos únicamente di-
espina dorsal era el eje de un movimiento vertirnos con él y tomó la cosa demasiado a
parecido al de la serpiente. Gotas de sudor —
lo serio exclamó el juez frunciendo el ceño
flu ían por su rostro, grandes como perlas;
/ 1 echaban fuego sus pupilas , su boca espuma, vamos.

de tigre . Es preciso dar parte ; desátenlo y

y las venas de su cuello y frente negreaban Verificaron la orden; echaron llave a


D en relieve sobre su blanco cutis como si la puerta y en un momento se escurrió la
estuvieran repletas de sangre. chusma en pos del caballo del juez cabizbajo
—— —
Átenlo primero exclamó el juez.
Está rugiendo de rabia —articuló un
y taciturno.
Los federales habían dado fin a una de sus
sayón . innumerables proezas.
En un momento liaron sus piernas en En aquel tiempo los carniceros degolla-
ángulo a los cuatro pies de la mesa , volcan - dores del matadero eran los apóstoles que
do su cuerpo boca abajo. Era preciso hacer propagaban a verga y puñal la federación
igual operación con las manos para lo cual rosina, y no es difícil imaginarse qué fe-
soltaron las ataduras que las comprim ían deración saldría de sus cabezas y cuchillas.
en la espalda. Sintié ndolas libres el joven , Llamaban ellos salvaje unitario, conforme a
por un movimiento brusco en el cual la jerga inventada por el Restaurador, patrón
pareció agotarse toda su fuerza y vitalidad de la cofradía , a todo el que no era degolla-
se incorporó primero sobre sus brazos , dor, carnicero, ni salvaje, ni ladrón ; a todo
hombre decente y de corazón bien puesto, a
todo patriota ilustrado amigo de las luces y
de la libertad y por el suceso anterior puede
verse a las claras que el foco de la federación
estaba en el matadero.

I I”
Esteban Echeverría , 1871 (1839)
r: nomias de la política nacional

Análisis
El texto relata una historia siniestra ocurrida en el matadero del Alto de la Convalecencia , ubi -
cado en el actual barrio de Parque Lezama de la ciudad de Buenos Aires, en la cuaresma de un
año indeterminado de la dé cada de 1830. “El matadero” es considerado -como ya dijimos- la
primera obra moderna de la literatura argentina , ficción inaugural en la que aparece representa-
do el mundo de los “otros” (los federales, indios, “chusmas”) y el mundo propio del narrador, el
mismo de Echeverr ía (la cultura europea ) .
Si bien fue escrito hacia el año 1839, el cuento recién fue editado en 1871 . Ese año,
Mar ía Gutiérrez, amigo de Echeverría y compañero en el Salón Literario, lo rescató de entre
Juan
los papeles del poeta, quien había muerto en Montevideo, exiliado y en la miseria, en 1851.
Esta situación nos permite interpretarlo, en primer lugar, como un texto que busca generar una
polémica en el contexto histórico correspondiente al momento de su escritura y, en segundo
lugar, como un ensayo de tipo sociológico, único hasta el momento en las letras argentinas.
El fragmento elegido de “El matadero” puede analizarse a través de los dos recursos principales
utilizados por el narrador: la descripción y la narración. El primer recurso reconstruye el
ambiente del matadero con todos sus detalles, como si se lo mirara en una fotografía. Para eso,
apela a detalles crudos y desagradables. Al comienzo del relato, entonces, el narrador se dedica
especialmente a describir el escenario. Luego, se coloca en un segundo plano; así les da un lugar
central en el relato a las acciones que se producen en ese escenario que había descripto al principio.
El comienzo del fragmento que hemos seleccionado nos sit úa en la descripción del esce-
nario. A medida que avanza el texto, ese escenario se va poblando de personajes
que presentan
rasgos grotescos (gestos ridículos, chabacanos, vulgares o absurdos) y desagradables. Desde esta
mirada, “El matadero” nos muestra una sociedad inculta y tosca, un mundo primitivo y bestial
en el que los héroes son descuartizadores, carniceros y en el que se encuentran también mu
-
jeres mulatas, salvajes, cuyo contacto con la grasa, la sangre y el barro las muestra como seres
absolutamente primitivos capaces de pelear por un pedazo de tripa. Por ello, ese lugar se va a
oponer a la presencia del unitario, un extra ño que debe ser desechado de ese espacio, ya que es
considerado por los miembros del matadero como un inadaptado.
El narrador busca permanentemente la complicidad ideológica del lector por medio de la
utilización de la (“¡Viva la Federación! ¡Viva el Restaurador!”) ; el (“. . . todo el
cinismo bestial que caracteriza a la chusma de nuestros mataderos”); la crudeza y minuciosidad
en las descripciones (“. . .dos africanas llevaban arrastrando las entrañas de un animal ; allá una
mulata se alejaba con un ovillo de tripas y resbalando de repente sobre un charco de sangre . . .”)
y la (“un enjambre de gaviotas blanquiazules, que habían vuelto de la emigración al
olor de carne, revoloteaban , cubriendo con su disonante graznido todos los ruidos y voces del
matadero”). La también es un recurso fundamental para este narrador con clara intención
did áctica , ya que pretende crear conciencia a través de un posicionamiento político e ideol ó
gico
(“Simulacro en peque ño era este del modo bárbaro con que se ventilan en nuestro ís las
pa
cuestiones y los derechos individuales y sociales”) .
Este narrador explica, juzga (“ Llamaban ellos salvaje unitario, conforme a la jerga inventada
por el Restaurador, patrón de la cofradía, a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje,
ni ladrón ; a todo hombre decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado
amigo
de las luces y de la libertad ; y por el suceso anterior puede verse a las claras que el foco de la
federación estaba en el matadero”), informa, sintetiza y utiliza la descripción para acentuar los
momentos dramáticos del relato.

79
Cap í tulo 2

En este escenario, los símbolos


losario condensan significados y anticipan acciones.
Hip érbole. Figura ret órica que consiste en exagerar, El toro, con una fallida escapada , anticipa el
aumentar o disminuir excesivamente las cualidades de final del joven unitario. La decapitación de
la persona o cosa que se describe. Por ejemplo: "Gotas un niño prefigura el accionar de la mazorca .
de sudor fluían por su rostro, grandes como perlas". El juez del matadero señala la justicia
Ironía. Recurso que consiste en decir algo diferente de lo impuesta por el Restaurador. En sí ntesis , el
que se explí cita, ya sea por el contexto, la entonación o matadero no es otra cosa que una imagen
el lenguaje corporal. Por ejemplo: “Los federales habían en escala peque ña del estado de cosas
dado fin a una de sus innumerables proezas". Por el con- que rige en la federación rosista. La alta
texto se sobreentiende que el narrador no quiere hacer saturación del color rojo (“ La figura más
mención a ninguna "proeza" sino, por el contrario, a las prominente de cada grupo era el carnicero
atrocidades cometidas por los federales. con el cuchillo en mano, brazo y pecho
Romanticismo. Movimiento de importancia esté tica, desnudos, cabello largo y revuelto, camisa
ideológica y filosófica que se originó hacia tiñes del siglo y chiripá y rostro embadurnado de sangre”)
xvm en Alemania y en el Reino Unido, cuya influencia se lleva al máximo la nota sangrienta de un
propagó tardíamente a las literaturas hispánicas. Sus orden establecido a través de la violencia.
caracterí sticas generales son la defensa del individuo En el matadero coexisten violentamente
contra las instituciones y la ruptura con la tradición cla- dos mundos opuestos: el espiritual , culto,
sicista. La libertad auténtica es su búsqueda constante, individual proveniente del joven unitario ;
por eso es que su rasgo revolucionario - al menos en el y el material , instintivo y colectivo de los
caso de los románticos argentinos- es incuestionable. federales. El matadero es el escenario de la
Sarcasmo. Forma perjudicial de humor ofensivo. Por barbarie, un lugar grotesco y violento. Es
ejemplo: "Está furioso como toro montaraz". el narrador el responsable de establecer la
Sá tira. G énero literario que consiste en censurar o bur - organización de su relato en dos facciones
larse de algo o de alguien y en el que se emplean, entre opuestas e irreconciliables ( unitarios versus
otros recursos, la ironía y la exageración. El género tiene federales / animales versus humanos /
una finalidad cr í tica y correctiva de ciertas costumbres héroes versus víctimas / civilización versus
de una sociedad. barbarie ) . La generado n de 1837, a la que
pertenecía Esteban Echeverría, no creía
en un puente que pudiera unir a sus inte-
grantes con el poder concentrado de Juan
Manuel de Rosas. No creía en la posibilidad
de conciliad ón , sino más bien pensaban el
país en términos de divisiones tajantes entre
un “ellos” y un “nosotros”, los rurales bes-
tializados del matadero y el joven unitario
europeizado. Desde la concepción rom á nti -
ca de Echeverría, las facciones contrarias se
oponen y no hay salida posible. No existe la
posibilidad de pensar el matadero —metáfo-
ra del país- como un lugar de conciliadón ,
sino como un escenario de rivalidades entre
unitarios y federales.
Dentro del mundo del matadero, el que
no pertenece a él es percibido como un

I 80 Material de distribució n gratuita

J
antinomias de la polí tica nacional

sujeto a ser exterminado por no respetar las reglas de esa sociedad “bárbara”. Con el sacrificio
del unitario se pretende restaurar un orden desequilibrado por la sola aparición del unitario. El
unitario es un chivo expiatorio que parece cargar con todas las culpas. La violencia a la que es
sometido se presenta como un rito (similar al de Jesús en la Cruz, simbolizado en el madero: “Su
tuerzas se habían agotado. Inmediatamente qued ó atado en cruz y empezaron la obra de desnu -
darlo”) que, al finalizar, permite reafirmar el espíritu violento que forma parte de la identidad
que hermana a la masa: “el foco de la federación estaba en el matadero”.

ctividades
1. Como se ha expresado en el análisis, el narrador, luego de la descripción del matadero, dice: "Simulacro en pequeño era
este del modo b á rbaro con que se ventilan en nuestro pa í s las cuestiones y los derechos individuales y sociales". Podr í amos
decir entonces que el matadero es una representación de Buenos Aires en los tiempos en que Rosas era su gobernador. Unan
con flechas cada palabra de la columna de la izquierda con una de la derecha estableciendo relaciones entre los elementos que
aparecen en el matadero y lo que representan.

Toro -niño- reses Confederación


casilla Buenos Aires
Juez Federales
Matadero Juan Manuel de Rosas
Carniceros-matarifes Unitarios

1.1. Fundamenten dos de las uniones anteriores.

2. Citen algún fragmento en el que se perciba claramente una ironí a. ¿ Con qué propó sitos creen que el narrador utiliza este
recurso ? La ironí a sirve para posicionar ideoló gicamente al narrador en uno de los dos bandos. ¿En cuál? Antes de responder ,
relean el recuadro del contexto.

3. En función de lo respondido en el punto anterior, expliquen por qué podr ía afirmarse que el siguiente fragmento es una
provocación polí tica:

" Quiz á llegue


el dí a en que sea prohibido respirar aire libre, pasearse y hasta conversar con un amigo, sin permiso de
autoridad competente. Así era, poco más o menos, en los felices tiempos de nuestros abuelos, que por desgracia vino
a turbar la Revolución de Mayo ".

4. Relean los siguientes fragmentos del cuento y resuelvan las consignas:

"Varios muchachos, gambeteando a pie y a caballo , se daban de vejigazos o se tiraban bolas de carne, desparraman
do
con ellas y su algazara la nube de gaviotas que columpiándose en el aire, celebraban chillando la matanza. Oí anse
a menudo, a pesar del veto del Restaurador y de la santidad del dí a, palabras inmundas y obscenas, vociferaciones
preñadas de todo el cinismo bestial que caracteriza a la chusma de nuestros mataderos, con las cuales no quiero
regalar a los lectores".

81
Cap í tulo 2

" Por un lado, dos muchachos se adiestraban en el manejo del cuchillo, tir ándose horrendos tajos y reveses; por otro,
cuatro ya adolescentes ventilaban a cuchilladas el derecho a una tripa gorda y un mondongo que habí an robado a un
carnicero, y no de ellos distante, porción de perros, flacos ya de la forzosa abstinencia, empleaban el mismo medio
para saber quién se llevaría un hígado envuelto en barro. Simulacro en pequeño era este del modo bárbaro con que se
ventilan en nuestro pa í s las cuestiones y los derechos individuales y sociales. En fin, la escena que se representaba
en el matadero era para vista, no para escrita".

4.1. Completen los enunciados marcando solo una de las opciones sugeridas;

Se trata de fragmentos
a. predominantemente narrativos.
b. predominantemente descriptivos.
c. predominantemente argumentativos.

La función de estos fragmentos es


a. dar las caracterí sticas del matadero como representación de la Confederación.
b. justificar un posicionamiento del narrador .
c. contar los hechos que sucedían en el matadero.

El espacio que se construye en estos pasajes


a. establece una relación de semejanza con la violencia presente en el resto del texto.
b. establece una relación de oposición con la violencia presente en el resto del texto.
c. solo sirve de marco para el desarrollo de los hechos, con los cuales no tiene ninguna vinculación.

4.2. Seleccionen otro fragmento en el que la descripción cumpla con las caracterí sticas marcadas en 4.1.

5. Relean el concepto de romanticismo e identifiquen cuál de los personajes del cuento responde al perfil del héroe del
romanticismo. Justifiquen su respuesta.

6. El último párrafo del texto presenta caracter í sticas particulares. Comparen al narrador de este párrafo con el del resto del
relato. ¿Perciben algún cambio de tono respecto de la narración de los hechos en el resto del texto ? ¿ Qué efectos produce
este último fragmento en el lector ?

82
Introducción
En este primer capítulo nos ocuparemos de las diferentes maneras en que la
literatura ha representado el encuentro entre dos espacios: la ciudad y el campo.
No haremos referencia al campo o a la ciudad “reales”, sino a algunas de las maneras
en que se han representado esos espacios. En este sentido, podemos decir que, en la
literatura , el campo y la ciudad son construcciones estético-ideológicas .
En efecto, el campo y la ciudad en los textos literarios son , en primer lugar,
construcciones. Esto es así porque la literatura no es un espejo que refleja la realidad ,
sino que la literatura la representa, es decir, construye una realidad . Es com ún escuchar
que la literatura , el arte , los medios de comunicación “reflejan la realidad ” pero, en
verdad , muestran solamente una parte y desde una determinada perspectiva . Enton-
ces, si la literatura es una construcción , cada vez que hacemos referencia al campo
y a la ciudad no hablamos de un campo “real” ni de una ciudad “tal como es”, sino
de discursos sobre la ciudad y el campo, que han sido producidos con motivos y fines
particulares.
Además, en los textos literarios, la construcción de la realidad es estética , porque
para representar la realidad , un autor necesita recurrir a elementos específicos del
discurso literario que buscan crear belleza: una cierta variedad del lenguaje o figuras
retóricas , por ejemplo. Es cierto que algunos de estos elementos pueden utilizarse
también en discursos no literarios, pero la literatura tiene una libertad mayor en el
uso de esos recursos.
Finalmente , decimos que esta construcción estética es también ideológica porque
está condicionada por las ideas del autor, sus compromisos o sus aspiraciones. La
representación de un paisaje es un trabajo hecho por un autor, que es un individuo
que vive en sociedad , que tiene determinada ideología y que utiliza el lenguaje que
pertenece a toda una comunidad. Es así como, por ejemplo, veremos que en algunos
mp se vincula con la Pureza y en otros con la “barbarie”, y la
textos literarios el campo
ciudad , con la “civilización” o con la exclusión social .
El lenguaje está cargado de significados que no son inocentes ni “puros”, sino que
son sentidos que la sociedad fue elaborando a lo largo de la historia. Por ejemplo, la
palabra “desaparecido” no significó siempre lo mismo; si un autor argentino la utiliza
luego de la década del setenta, esa palabra tiene resonancias muy distintas a las que
hubiera tenido antes de esa é poca . Un autor que decide escribir sobre la ciudad o
sobre el campo también usa palabras que está n cargadas con ciertas connotaciones,
como “desierto”, “suburbio”, “centro” y muchas otras. A partir de esas connotaciones,
el autor puede relacionar ideas propias y ajenas sobre cómo es, cómo debió ser o
cómo debería ser la ciudad o el campo. Esas ideas, en suma, son el resultado de una
construcci ón ideológica y estética .
En la literatura argentina predominó la idea de que la ciudad y el campo son
espacios opuestos, y la idea de que la ciudad avanza sobre el campo. Esta idea de
antagonismo entre campo y ciudad fue producto de la primera generación de escrito-
res argentinos comprometidos políticamente , como Esteban Echeverría o Domingo
Faustino Sarmiento, que en las d écadas de 1830 y 1840 se opusieron al gobierno de
Juan Manuel de Rosas. Ellos identificaron la región pampeana , la regió n chaqueña
y la patagónica con “desiertos” que debían ser sometidos a la “civilización” y, sobre
todo, a la econom ía agroganadera . Construyeron una oposición entre el campo y la
ciudad porque, segú n ellos , el campo (o el “desierto”, como también lo llamaban) era
ul

uno de los problemas a resolver para consolidar la Nación y el Estado , y pretend ían
que el territorio “civilizado” (la ciudad ) se impusiera y dominara al otro para some -
ter al habitante de ese espacio indómito y “bárbaro” . Desde este
punto de vista, el
espacio virgen de la naturaleza era representado poé ticamente como un conjunto de
| Í fuerzas ingobernables, mientras que la ciudad era el lugar de “las ideas, costumbres
y
civilización de los pueblos europeos” (Sarmiento , 1967 [ 184-5 ]: 10) . De esta manera ,
la ciudad remitía a Europa, al extranjero, al mundo, mientras que el campo abierto
! :! expresaba el drama interno y la frustració n de los proyectos de los hombres que
habían participado de la Independencia en la década de 1810 .
Ya en el siglo xx , el conflicto entre culturas será el del rechazo de los inmigr -
an
tes , de los “cabecitas negras” o de los “inmigrantes ilegales”. Con esta nueva com
-
plejidad del conflicto se advierte que el papel de los intelectuales y escritores será
: tambi én m ás comprometido y variado.

i: ¡
5c
* ***
Para desarrollar esta problemática , seleccionamos seis textos literarios que se
ocupan
del encuentro de los dos espacios, o que presentan diferentes caracterizaciones del
campo o de la ciudad .
El ensayo Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento, publicado en 1845 en San -
tiago de Chile, es una brillante obra pol é mica sobre la situación política y cultural de
nuestro país en el per íodo en el que los caudillos tenían un importante po
der pol ítico.
El poema gauchesco Martín Fierro , de José Hernández, publicado entre 1872 y
1879 , puede ser considerado uno de los textos centrales de la literatura
argentina y
plantea la situación de un individuo desgarrado entre el pasado y el presente, entre
las injusticias que emanan de la ley urbana y su derecho a la libertad.
En cuanto a la poesía, “ Piedra , madera , asfalto” ( 1921 ) , de Baldomero Fernández
Moreno, es una clara muestra de cómo la lírica también se interesó en la rep
resen -
tación del espacio urbano , y el poema “Versos a la tristeza de Buenos Aires (1925
” ),
de Alfonsina Storni , utiliza una forma clásica (el soneto) para expresar un problema
contemporáneo: el de la soledad y el de la despersonalización en las ciudades.
El relato de Ezequiel Martínez Estrada “ La inundaci ó n ”, de 1943 , revela el drama
político, social y cultural de la imposición de un terreno sobre otro. El cuento “El
Evangelio según Marcos” , de Jorge Luis Borges , publicado en 1970, también a partir
del relato de una inundación , desarrolla un tema propio de la literatura arg
entina: el
encuentro trágico entre un personaje de la ciudad y los habitantes del esp
acio rural.
Finalmente , para vincular la problem á tica analizada con un texto de la literatura
latinoamericana , hemos elegido el relato de Juan Rulfo “Nos han dado la tierra”, de
1953, en el que se plantea , como en una vuelta al problema de la inmensidad el
I y
vacío del llano mexicano , el drama de la desposesió n y la miseria .

i
I Cap í tulo 1

La institucionalización del espacio

Facundo o Civilización y Barbarie


Capítulo 1 : Aspecto físico de la Repú blica Argenté
y caracteres , há bitos e ideas que engendra (&aginen: ;

Domingo Faustino Sarmiento


Por aquella extensión sin límites, tal como la en corto y limitado recinto, tiene todas ks
hemos descrito, están esparcidas, aquí y allá, apariencias de una ciudad europea, a la cpt
catorce ciudades capitales de provincia, que dan mayor realce la multitud de torres \
si hubiéramos de seguir el orden aparente, cúpulas de sus numerosos y magníficos te~ -
clasificáramos, por su colocación geográfica: plos. La ciudad es el centro de la civiliza ,- -
Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Co- argentina , española , europea; allí están los
rrientes, a las márgenes del Paraná; Mendoza , talleres de las artes, las tiendas del comer
San Juan, Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta las escuelas y colegios, los juzgados, todo JO!
y Jujuy, casi en línea paralela con los Andes que caracteriza , en fin, a los pueblos cuites
chilenos; Santiago, San Luis y Córdoba, al
centro. Pero esta manera de enumerar los
La elegancia en los modales, las come i -
dades del lujo, los vestidos europeos, el fra:
-
pueblos argentinos no conduce a ninguno de la levita tiene allí su teatro y su lugar convt
los resultados sociales que voy solicitando. La rúente. No sin objeto hago esta enumerac :
clasificación que hace a mi objeto es la que trivial . La ciudad capital de las provincias
resulta de los medios de vivir del pueblo de pastoras existe algunas veces ella sola, sin
las campañas, que es lo que influye en su ca- ciudades menores, y no falta alguna en que
rácter y espíritu . Ya he dicho que la vecindad el terreno inculto llegue hasta ligarse con .a
de los í ros no imprime modificación alguna, calles. El desierto las circunda a más o mena
puesto que no son navegados sino en una distancia: las cerca, las oprime; la naturaleza
escala insignificante y sin influencia . Ahora, salvaje las reduce a unos estrechos oasis de
todos los pueblos argentinos, salvo San Juan y civilización , enclavados en un llano inculto ,

Mendoza, viven de los productos del pasto- de centenares de millas cuadradas, apenas
reo; Tucumán explota, además, la agricultu- interrumpido por una que otra villa de con-
ra; y Buenos Aires , a más de un pastoreo de sideración. Buenos Aires y Córdoba son las
millo nes de cabez as de gana do, se entre ga a que mayor número de villas han podido echa
ú
las m ltiple s y varia das ocupa cione s de la vida sobre la campaña , como otros tantos focos
de civilización y de intereses municipales; ya
civilizada .
esto es un hecho notable.
Las ciudades argentinas tienen la fisono-
todas las ciuda des ameri - El hombre de la ciudad viste el traje
mía regular de casi
de la vida civili zada , tal como
corta das en ángulo s rectos , europeo , vive
canas: sus calles todas parte s : allí están las
inada en una ancha super - la cono cemo s en
su población disem de prog reso , los medio s de
excep t úa a Có rdoba , que , edific ada leyes, las ideas
ficie, si se

18
La institucionalización del espacio

Facundo o Civilización y Barbarie


Capítulo 1 : Aspecto físico de la República Argenti-
y caracteres, hábitos e ideas que engendra (fragmen
Domingo Faustino Sarmiento
Por aquella extensión sin limites, tal como la en corto y limitado recinto, tiene todas ii-
hemos descrito, están esparcidas, aquí y allá , apariencias de una ciudad europea, a la qut
catorce ciudades capitales de provincia , que dan mayor realce la multitud de torres v
si hubié ramos de seguir el orden aparente, cúpulas de sus numerosos y magníficos terr
clasificáramos, por su colocación geográfica: .
píos La ciudad es el centro de la civilizad:»
Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Co- argentina , española, europea; allí están los
rrientes, a las márgenes del Paraná; Mendoza, talleres de las artes, las tiendas del comer / q
San Juan , Rioja , Catamarca , Tucumán , Salta las escuelas y colegios , los juzgados , todo J 3I
y Jujuy, casi en línea paralela con los Andes que caracteriza, en fin, a los pueblos cultos.
chilenos; Santiago, San Luis y Córdoba , al La elegancia en los modales, las comoá
dades del lujo, los vestidos europeos, el ira:
-
centro. Pero esta manera de enumerar los
1

pueblos argentinos no conduce a ninguno de la levita tiene allí su teatro y su lugar com e
los resultados sociales que voy solicitando. La niente. No sin objeto hago esta enumerad i
clasificación que hace a mi objeto es la que trivial . La ciudad capital de las provincias
resulta de los medios de vivir del pueblo de pastoras existe algunas veces ella sola, sin
las campa ñ as , qu e es lo que inf luy e en su ca - ciudades menores, y no falta alguna en que
rácter y espíritu.Ya he dicho que la vecindad el terreno inculto llegue hasta ligarse con a
de los íros no imprime modificación alguna, calles. El desierto las circunda a más o meno
distancia: las cerca, las oprime; la naturaleza
puesto que no son navegados sino en una
esc insign
ala ific ant e y sin inf lue nci a . Ah ora , salvaje las reduce a unos estrechos oasis de
todos los pueblos argentinos, salvo San Juan y civilización , enclavados en un llano inculto,
Mendoza , viven de los pro du cto s del pas to- de centenares de millas cuadradas, apenas
ltu - interrumpido po r una que otra vill a de con -
reo; Tu cum án exp lot a , ade m ás , la agr icu
Bu eno s Air es , a m ás de un pas tor eo de sideración. Buenos Aires y Córdoba son las
ra; y de vill as han po did o o .
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millones de cab eza s


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las m últiples y ó de s mu nic ipa les ; u
de civilizaci n y inte rese
civilizada.
ina s tien en la fiso no - esto es un hecho notable.
Las ciu dad es arg ent la ciu dad vist e el traj e
las ciu dad es am eri - El hom bre de
mía regular de casi tod as vid a civ iliz ada , tal com o
ulo s tos , europeo, viv e de la
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una anc ha sup er - la conocemo s en tod as par tes
su población dis em ina da en
gre so , los me dio s de
rdo ba , qu e , edi fic ada leyes, las ide as de pro
ficie, si se except úa a C ó
instrucción , alguna organización municipal, el ganados es no la ocupación de los habitantes,
gobierno regular, etc. Saliendo del recinto de sino su medio de subsistencia. Ya la vida
la ciudad , todo cambia de aspecto: el hombre pastoril nos vuelve, impensadamente, a traer
de campo lleva otro traje, que llamaré ameri- a la imaginación el recuerdo del Asia, cuyas
cano, por ser común a todos los pueblos; sus llanuras nos imaginamos siempre cubiertas,
hábitos de vida son diversos; sus necesidades, aquí y allá, de las tiendas del calmuco, del
peculiares y limitadas; parecen dos sociedades cosaco o del árabe. La vida primitiva de los
distintas, dos pueblos extraños uno de otro. pueblos, la vida eminentemente bárbara y
Aún hay más: el hombre de la campaña, lejos estacionaria, la vida de Abraham , que es la
de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza del beduino de hoy, asoma en los campos
con desdén su lujo y sus modales corteses, y argentinos, aunque modificada por la
el vestido del ciudadano, el frac, la capa, la civilización de un modo extraño.
silla, ningún signo europeo puede presentarse La tribu árabe, que vaga por las soleda-
impunemente en la campaña. Todo lo que hay des asiáticas, vive reunida bajo el mando de
de civilizado en la ciudad está bloqueado allí, un anciano de la tribu o un jefe guerrero;
proscripto afuera, y el que osara mostrarse la sociedad existe, aunque no esté fija en un
con levita, por ejemplo, y montado en silla punto determinado de la tierra; las creencias
inglesa, atraería sobre sí las burlas y las agre- religiosas, las tradiciones inmemoriales, la
siones brutales de los campesinos.
Estudiemos, ahora, la fisonomía exterior
de las extensas campañas que rodean las
ciudades y penetremos en la vida interior
de sus habitantes.Ya he dicho que en
muchas provincias el límite forzoso i» £
es un desierto intermedio y sin
agua. No sucede así, por lo
general, con la campaña de una
provincia , en la que reside la 9
mayor parte de su población. La
de Córdoba , por ejemplo, que
cuenta 160.000 almas, apenas
veinte de estas están dentro
del recinto de la aislada ciudad;
todo el grueso de la población
está en los campos, que, así como
i :
\

(' /4
por lo común son llanos, casi por
todas partes son pastosos, ya estén
cubiertos de bosques, ya desnudos de
vegetación mayor, y en algunas, con tanta
abundancia y de tan exquisita calidad , que
el prado artificial no llegaría a aventajarles.
Mendoza, y San Juan sobre todo, se exceptúan
de esta peculiaridad de la superficie inculta,
TJ ¡
por lo que sus habitantes viven principalmente
de los productos de la agricultura . En todo
lo demás, abundando los pastos, la cr ía de
superficie. Imaginaos una extensión de a
mil leguas cuadradas, cubierta toda de zi
ción, pero colocadas las habitaciones a ci
leguas de distancia unas de otras, a oche
veces, a dos, las más cercanas. El desen-.:
vimiento de la propiedad mobilíaria no a
imposible; los goces del lujo no son del j
incompatibles con este aislamiento: pue- o
-
; levantar la fortuna un soberbio edificio a
desierto; pero el estímulo falta, el ejempi
Domingo Faustino Sarmiento desaparece, la necesidad de manifestarse ;
Uno de los proceres y de las figuras más polémicas dignidad , que se siente en las ciudades, »J
de la historia argentina. Nació en San Juan en hace sentir allí, en el aislamiento y la sole -
1811 . Particip ó con fuerte incidencia de los hechos dad. Las privaciones indispensables justo;
culturales y polí ticos, primero con la fundación de la la pereza natural , y la frugalidad en los gc«
Sociedad Literaria, filial del al ó n Li* i porteñ o, trae, enseguida, todas las exterioridades a
luego desde el exilio en Chile, donde fundó el perió dico la barbarie. La sociedad ha desaparecido
El Progreso e inició una ardua tarea como ensayista completamente; queda solo la familia feui
con Mi defensa ( 1843 ) y Facundo ( 1845 ). Después aislada , reconcentrada; y, no habiendo soca
viajó a Europa, Á frica y Estados Unidos para estudiar dad reunida , toda clase de gobierno se h¿ c
nuevos métodos de enseñanza. De vuelta en la Argen- imposible: la municipalidad no existe, la p
tina, transformó por completo el sistema educativo. licía no puede ejercerse y la justicia civil rjfl
Fue maestro rural, general del ejército, escritor, tiene medios de alcanzar a los delincuentes
periodista, senador, diputado, ministro, gobernador Ignoro si el mundo moderno presenta i
de San Juan y presidente de la Nación ( 1888 - 1874). género de asociación tan monstruoso con»
Falleció el 11 de septiembre de 1888 en Paraguay . este. Es todo lo contrario del municipio
En su homenaje se conmemora actualmente en esa romano, que reconcentraba en un recinto
fecha el D í a del Maestro. toda la población, y de allí salía a labrar los
campos circunvecinos. Existía, pues, una
organización social fuerte, y sus benéficos
invariabilidad de las costumbres, el respeto resultados se hacen sentir hasta hoy y han
a los ancianos, forman reunidos un código preparado la civilización moderna . Se ase
de leyes, de usos y de prácticas de gobierno,
que mantiene la moral, tal como la compren-
den, el orden y la asociación de la tribu . Pero
1
ja a la antigua sloboda esclavona , con la dife
rencia que aquella era agrícola, y, por tanto,
más susceptible de gobierno: el desparram
el progreso está sofocado, porque no puede de la población no era tan extenso como
haber progreso sin la posesión permanente este. Se diferencia de la tribu nómade en que
del suelo, sin la ciudad, que es la que desen- aquella anda en sociedad siquiera, ya que noj
vuelve la capacidad industrial del hombre y se posesiona del suelo. Es , en fin , algo pared
le permite extender sus adquisiciones. do a la feudalidad de la Edad Media , en que
En las llanuras argentinas no existe la los barones residían en el campo, y desde allí
tribu nómade: el pastor posee el suelo con hostilizaban las ciudades y asolaban las cam -
títulos de propiedad; está fijo en un pun- pañas ; pero aquí falta el barón y el castillo
to, que le pertenece; pero, para ocuparlo, feudal . Si el poder se levanta en el campo,
ha sido necesario disolver la asociación y es momentáneamente, es democrático: ni
derramar las familias sobre una inmensa se hereda , ni puede conservarse , por falta
de montañas y posiciones fuertes. De aquí normal , penetran en su celda y convierten su
resulta que aun la tribu salvaje de la pampa superioridad moral en elementos de fortuna
esta organizada mejor que nuestras campañas y de ambición , porque, al fin, concluye por
para el desarrollo moral. hacerse caudillo de partido.
Pero lo que presenta de notable esta Yo he presenciado una escena campestre
sociedad , en cuanto a su aspecto social, es digna de los tiempos primitivos del mundo,
su afinidad con la vida antigua, con la vida anteriores a la institución del sacerdocio.
espartana o romana, si por otra parte no Elallabame en 1838 en la sierra de San Luis,
tuviese una desemejanza radical . El ciudada- en casa de un estanciero, cuyas dos ocupa-
no libre de Esparta o de Roma echaba sobre ciones favoritas eran rezar y jugar. Había
sus esclavos el peso de la vida material , el edificado una capilla en la que, los domingos
cuidado de proveer a la subsistencia, mien - por la tarde, rezaba él mismo el rosario, para
tras que él vivía libre de cuidados en el foro, suplir al sacerdote y al oficio divino de que
en la plaza pública, ocupándose exclusiva- por años habían carecido. Era aquel un cuadro
mente de los intereses del Estado, de la paz , homérico: el sol llegaba al ocaso; las majadas
la guerra , las luchas de partido. El pastoreo que volvían al redil hendían el aire con sus
proporciona las mismas ventajas, y la función confusos balidos; el dueño de la casa, hombre
inhumana del ilota antiguo la desempeña el de sesenta años, de una fisonomía noble, en
ganado. La procreación espontánea forma y que la raza europea pura se ostentaba por la
acrece indefinidamente la fortuna; la mano blancura del cutis, los ojos azulados, la frente,
del hombre está por dem ás; su trabajo, su in - espaciosa y despejada , hacía coro, a que
teligencia, su tiempo, no son necesarios para contestaban una docena de mujeres y algunos
la conservación y aumento de los medios de mocetones, cuyos caballos , no bien domados
vivir. Pero si nada de esto necesita para lo aún , estaban amarrados cerca de la puerta
material de la vida , las fuerzas que econo- de la capilla . Concluido el rosario, hizo un
miza no puede emplearlas como el romano: fervoroso ofrecimiento. Jamás he oído voz
fáltale la ciudad , el municipio, la asociación más llena de unción, fervor más puro, fe más
íntima , y, por tanto, fáltale la base de todo firme, ni oración más bella, más adecuada a
desarrollo social; no estando reunidos los es- las circunstancias , que la que recitó. Pedía en
tancieros, no tienen necesidades pú blicas que ella , a Dios, lluvia para los campos, fecundi-
satisfacer: en una palabra, no hay res p ública . dad para los ganados , paz para la República ,
El progreso moral, la cultura de la inteli- seguridad para los caminantes... Yo soy muy
gencia descuidada en la tribu árabe o tártara, propenso a llorar, y aquella vez lloré hasta
es aquí no solo descuidada, sino imposible. sollozar, porque el sentimiento religioso se
¿ Dónde colocar la escuela para que asistan a había despertado en mi alma con exaltación
recibir lecciones los niños diseminados a diez y como una sensación desconocida, porque
leguas de distancia, en todas direcciones? Así, nunca he visto escena más religiosa; creía
pues, la civilización es del todo irrealizable, la estar en los tiempos de Abraham , en su pre -
barbarie es normal , y gracias , si las costum- sencia , en la de Dios y de la naturaleza que
bres domésticas conservan un corto depósito lo revela. La voz de aquel hombre candoroso
de moral. La religión sufre las consecuencias e inocente me hacía vibrar todas las fibras, y
de la disolución de la sociedad; el curato me penetraba hasta la médula de los huesos.
es nominal, el pulpito no tiene auditorio, He aquí a lo que está reducida la religión
el sacerdote huye de la capilla solitaria o se en las campañas pastoras: a la religión natural;
desmoraliza en la inacción y en la soledad ; el cristianismo existe, como el idioma espa-
los vicios, el simoniaquismo, la barbarie ñol , en clase de tradición que se perpetúa ,
Contexto
En 1835 fue asesinado el caudillo riojano Facundo sobre ella pesa casi todo el trabajo; y gr:
Quiroga . Ese mismo año, Juan Manuel de Rosas si algunos hombres se dedican a cultivar
volv ía a ser gobernador de Buenos Aires hasta 1852. poco de maíz para el alimento de la fair_
Esta vez, con la suma del poder público, razón por pues el pan es inusitado como mantend :
la cual su gobierno llegó a transcender los límites ordinaria . Los niños ejercitan sus fuerza?
de su provincia. adiestran por placer, en el manejo del laz
Mientras en su exilio en Chile Sarmienta publicaba de las bolas, con que molestan y persigu -.
Civilización y barbarie IVida de Juan Facundo Qui-
roga) en el perió dico El Mercurio, la Argentina se
descanso a las terneras y cabras; cuando
jinetes, y esto sucede luego de aprender :
-
dividí a políticamente entre unitarios y federales. La minar, sirven a caballo en algunos queha:
ideologí a unitaria, apoyada por Sarmiento, defendí a más tarde, y cuando ya son fuertes, recor
un gobierno centralizado mientras que la idea federal los campos, cayendo y levantando, rodar ,

sostení a que las distintas regiones debían ser aut ó - designio en las vizcacheras, salvando prec
nomas. El poder centralizador de la ciudad de Buenos dos y adiestrándose en el manejo del cab=
Aires se manifestaba principalmente en el comercio cuando la pubertad asoma, se consagran a
internacional y el control de la Aduana. domar potros salvajes, y la muerte es el ca
Un año después de la publicación del Facundo, go menor que Ies aguarda, si un momento
se instalaban en la provincia de Buenos Aires los faltan las fuerzas o el coraje. Con lajuven;
primeros alambrados llegados al pa ís, hecho que primera viene la completa independenda
ayudar ía a la desaparición del gaucho, dada su desocupación.
condición de nómade. Aquí principia la vida p ú blica, diré, del
gaucho, pues que su educación está ya tere

pero corrompido, encarnado en supersti-


nada . Es preciso ver a estos españoles, por
idioma únicamente y por las confusas nod :
-
ciones groseras, sin instrucción, sin culto y nes religiosas que conservan , para saber api
sin convicciones. En casi todas las campañas ciar los caracteres indómitos y altivos, que
apartadas de las ciudades ocurre que, cuando nacen de esta lucha del hombre aislado, con
llegan comerciantes de San Juan o de Mendo- la naturaleza salvaje, del racional, del bruto;
za, les presentan tres o cuatro niños de meses es preciso ver estas caras cerradas de barba ,
y de un año para que los bauticen, satisfechos estos semblantes graves y serios, como los o
de que, por su buena educación, podrán los árabes asiáticos, para juzgar del compasi -
hacerlo de un modo válido; y no es raro que vo desdén que les inspira la vista del hombri
a la llegada de un sacerdote se le presenten sedentario de las ciudades, que puede haber
mocetones, que vienen domando un potro, a leído muchos libros, pero que no sabe aterra
que les ponga el óleo y administre el bautis- un toro bravio y darle muerte; que no sabral
mo sub conditione. proveerse de caballo a campo abierto, a pie \
A falta de todos los medios de civilización sin el auxilio de nadie; que nunca ha parado
y de progreso, que no pueden desenvolverse, un tigre, y recibídolo con el puñal en una
sino a condición de que los hombres estén mano y el poncho envuelto en la otra , para
reunidos en sociedades numerosas, ved la meterle en la boca , mientras le traspasa el ooj
educación del hombre del campo. Las muje- razón y lo deja tendido a sus pies. Este há bitd
res guardan la casa , preparan la comida , tras- de triunfar de las resistencias, de mostrarse I
quilan las ovejas, ordeñan las vacas, fabrican siempre superior a la naturaleza , desafiarla I
los quesos y tejen las groseras telas de que y vencerla, desenvuelve prodigiosamente el I
se visten: todas las ocupaciones domésticas, sentimiento de la importancia individual y I
todas las industrias caseras las ejerce la mujer: de la superioridad . Los argentinos, de cual I-
quier clase que sean, civilizados o ignorantes,
tienen una alta conciencia de su valer como
nación ; todos los demás pueblos americanos
les echan en cara esta vanidad , y se muestran
ofendidos de su presunción y arrogancia .
Creo que el cargo no es del todo infundado,
y no me pesa de ello. ¡Ay del pueblo que
no tiene fe en sí mismo! ¡Para ese no se han
hecho las grandes cosas! ¿ Cuánto no habrá
podido contribuir a la independencia de una
parte de la América, la arrogancia de estos
gauchos argentinos que nada han visto bajo el
sol, mejor que ellos, ni el hombre sabio ni el
poderoso? El europeo es, para ellos, el último
de todos, porque no resiste a un par de cor-
covos del caballo. Si el origen de esta vanidad
nacional en las clases inferiores es mezquino,
no son por eso menos nobles las consecuen-
cias; como no es menos pura el agua de un parte, de tener sus atractivos. El gaucho no
río porque nazca de vertientes cenagosas e in - trabaja; el alimento y el vestido lo encuentra
fectas. Es implacable el odio que les inspiran preparado en su casa; uno y otro se lo pro-
los hombres cultos, e invencible su disgusto porcionan sus ganados , si es propietario; la
por sus vestidos, usos y maneras. De esta casa del patrón o pariente, si nada posee. Las
pasta están amasados los soldados argentinos, atenciones que el ganado exige se reducen a
y es fácil imaginarse lo que hábitos de este correrías y partidas de placer.
género pueden dar en valor y sufrimiento La hierra , que es como la vendimia de los
para la guerra. Añádase que, desde la infancia , agricultores, es una fiesta cuya llegada se re-
están habituados a matar las reses, y que este cibe con transportes de júbilo: allí es el punto
acto de crueldad necesaria los familiariza con de reunión de todos los hombres de veinte
el derramamiento de sangre, y endurece su leguas a la redonda; allí, la ostentación de la
corazón contra los gemidos de las víctimas. increíble destreza en el lazo. El gaucho llega a
La vida del campo, pues, ha desenvuelto la hierra al paso lento y mesurado de su me-
en el gaucho las facultades físicas, sin nin - jor parejero, que detiene a distancia apartada;
guna de las de la inteligencia . Su carácter y para gozar mejor del espectáculo, cruza la
moral se resiente de su hábito de triunfar de pierna sobre el pescuezo del caballo. Si el en-
los obstáculos y del poder de la naturaleza: es tusiasmo lo anima , desciende lentamente del
fuerte, altivo, enérgico. Sin ninguna instruc- caballo, desarrolla su lazo y lo arroja sobre
ción , sin necesitarla tampoco, sin medios de un toro que pasa , con la velocidad del rayo, a
subsistencia, como sin necesidades, es feliz cuarenta pasos de distancia: lo ha cogido de
en medio de la pobreza y de sus privaciones, una uña , que era lo que se proponía , y vuelve
que no son tales para el que nunca conoció tranquilo a enrollar su cuerda .
mayores goces, ni extendió más altos sus
deseos. De manera que si esta disolución de Domingo F. Sarmiento, 184S
la sociedad radica hondamente la barbarie,
por la imposibilidad y la inutilidad de la edu-
cación moral e intelectual , no deja , por otra
X
Análisis
Facundo. Civilización y barbarie en 1as pampas argentinas es el título original de este texto Ct
tral de nuestra literatura . En él encontramos los principales rasgos del género denomina
, pero también de la novela o de la narración biográfica . Como ensayo sociológico. :
tenta explicar cómo y por qué logró llegar al poder Juan Manuel de Rosas , pero tambié n 1
ca polemizar sobre la situación social y cultural de la Argentina que le tocó vivir a Sarmien:
Rosas y Facundo Quiroga formaban parte de la misma facción pol ítica (el bando federa!
sin embargo, Sarmiento encuentra una diferencia significativa entre ambos personajes: Qu:
roga simbolizaba la violencia “natural” o instintiva , no sujeta a l ímites ni control ; en cambie
Rosas había logrado darle a la barbarie una forma institucional , racional y planificada . Para
Sarmiento, la barbarie es una manifestación propia del espacio rural no trabajado por el he:
bre, es decir, el campo abierto o “la pampa” , y ese espacio resulta una amenaza para el ordi
las instituciones y la cultura de las ciudades.
Para Sarmiento era fundamental enfrentarse con el régimen rosista , porque de esa mar.
ra retomaba la lucha que habían llevado a cabo, treinta años antes , en la década de 1810, lo -
hombres que habían luchado por la Independencia . Estos habían intentado crear institución . ,

que no perduraron , debido a las guerras civiles entre unitarios y federales. De esta manera.
Sarmiento intentaba confrontar históricamente el presente autoritario del gobierno de Ro :
con los ideales de libertad de la Revolución de Mayo.
-
En el fragmento seleccionado del Facundo observamos que la oposición entre civilizador ,

barbarie explica , seg ú n el autor, có mo se llegó a la Confederación rosista , cuáles son las razo
nes del poder político de Rosas y qué modelo de sociedad y de pa ís se le puede contraponer
Sarmiento se vale de la descripción , de la enumeración de rasgos y de funciones , de com -
paraciones y de ejemplos, de recursos que , en suma , buscan que la civilizació n y la barbarie
se vuelvan nítidas , familiares a su lector a fin de que este tome partido. El ensayo pretende
comprobar que la barbarie se encuentra en el espacio natural de la pampa , y la civilización d .
las instituciones, en la ciudad , que se describe a imagen y semejanza de las capitales europea -
El capítulo, entonces, se estructura en un sistema de oposiciones muy controvertido con
una evidente intención política: contribuir a la conspiración contra el gobierno de Rosas.
La civilización equivale a la cultura urbana y al desarrollo de instituciones republicanas, y la
barbarie , producto defectuoso de una naturaleza improductiva , es el territorio dominado pe
el caudillo, el gaucho y el indio. La oposición , entonces , se plantea entre las características d .
la ciudad,
. . . centro de la civilización argentina, española, europea ; allí está n los talleres de las artes,
las tiendas del comercio, las escuelas y colegios, los juzgados , todo lo que caracteriza , en fin ,
a los pueblos cultos.

y los rasgos negativos de la campañ a y la pampa, en el desierto:


. . . puede levantar la fortuna un soberbio edificio en el desierto; pero el estímulo falta , el
ejemplo desaparece, la necesidad de manifestarse con dignidad , que se siente en las ciudades,
no se hace sentir allí, en el aislamiento y la soledad . Las privaciones indispensables justifican
la pereza natural, y la frugalidad en los goces trae, enseguida , todas las exterioridades de la
barbarie. La sociedad ha desaparecido completamente ...
s En el primer fragmento, podemos ob-
servar que el pronombre “todo”, que se re -
fiere a las propiedades de un pueblo culto, Ensayo. Género literario de origen didá ctico que
permite solo una enumeración de virtudes consiste en el desarrollo de un tema particular a partir
(arte, comercio, educación, instituciones); de una tesis. No tiene necesariamente una estructura
en cambio, en el segundo fragmento, el rígida y persigue, como función primordial, convencer
mismo pronombre, “todas”, que se refiere a al destinatario sobre las ideas propuestas por el autor
“las exterioridades de la barbarie”, también acerca del tema tratado. Se considera que el creador
introduce una enumeración, pero solo de del género es el escritor francés Michel de Montaigne
aspectos negativos: aislamiento, soledad , (1533-1592).
privaciones, pereza. Además, en estos ejem - Romanticismo. Movimiento intelectual surgido en
plos, la oposición se formula por la acti- Alemania y en Inglaterra durante la última dé cada
vidad que se ve favorecida en un á mbito y del siglo xvm. Luego continuará expandiéndose por el
desalentada en el otro: por un lado, vincu - resto de Europa y por América hasta mediados del
lando la “civilización argentina” a la euro - siglo siguiente. El romanticismo se caracteriza por el
pea, Sarmiento sugiere que una ciudad es rechazo de la realidad por considerarla insatisfactoria.
un mosaico de actividades; por el contrario, En ese contexto, la obra literaria -fundamentalmente la
una construcción emplazada en el desierto, poesí a- es concebida como producto de la sensibilidad y
aunque evoque la civilización, estará conde- de la imaginación del artista. Entre los rasgos más rele-
nada al aislamiento, y luego sus habitantes vantes de este movimiento se encuentran el gusto por lo
se verán sometidos a la inacción . ex ótico y lo deforme, el predominio de la subjetividad, el
En otros pasajes del texto, el autor se desborde de la pasión por encima de la razón, el excesivo
sirve de los juicios de viajeros, científicos individualismo y egocentrismo del héroe, el idealismo,
y políticos, en general europeos, sobre el la exacerbación de la naturaleza como expresión de los
espacio natural “improductivo” de las pobla - sentimientos del personaje y, en lo formal, la mezcla de
ciones rurales. En este fragmento apela a la géneros como rechazo a las formas rígidas.
| comparación histórica para demostrar que Salón Literario. Grupo de intelectuales cuyo primer
el espacio determina las formas en que se objetivo era profundizar cultural, literaria y políticamente
organiza un pueblo y también sus caracte- las ideas de la Independencia. Las reuniones se llevaron
rísticas morales. Por eso compara la pampa a cabo en la librería La Argentina, de Marcos Sastre,
con el régimen feudal a través de una refe- a partir de junio de 1837. El grupo, conformado entre
rencia a la Edad Media, referencia com ún otros por Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi,
entre los europeos. Juan María Gutiérrez y Marcos Sastre, reclamaba una
Sarmiento describe la oposición entre organización coherente del sistema político, basado en
ciudad y campo agreste como si la apreciara un conjunto de ideas ilustradas, orientadas a formar una
con solo ver un mapa; observa así que la ciudadanía moderna, un orden económico productivo y
inmensidad de la pampa es interrumpida una cultura nacional. Sus actividades fueron clausuradas
por las catorce ciudades “esparcidas” en la por orden de Rosas en 1838, con el agravamiento de la
“extensión sin límites” del territorio im - persecución política.
productivo. Es cierto que las poblaciones
indígenas tuvieron sus propios regímenes
productivos y llevaron adelante, en mayor
o menor medida , intercambios con las
ciudades y sus márgenes, pero igualmente
Sarmiento representa esa extensión como
un vacío.
Aun así, esta oposición tambié n tiene matices.
Las ciudades del interior, a excepción de
Có rdoba , Mendoza y San Juan , no son ,
para el autor, un avance sobre el desierto, precisa -
mente porque sus econom ías dependen de la
producción rural , del pastoreo, actividad que
conduce a la monoton ía y a la inactividad . Solamente Buenos
Aires , “ la ciudad capital de las
provincias pastoras” ( y en un sentido arquitect ónico, Córdoba se
) opondr ía al espacio rural,
ya que “se entrega a las m últiples y variadas ocupaciones de la vida civilizada . La
multiplicidad y la actividad son caracter ísticas suficientes para describir cómo la
” variedad, la
civilización
se enfrenta a la monoton ía del campo, que rodea y oprime a la
mayor ía de las ciudades del
interior.
El autor pretende vincular el aspecto y la fisonom ía con las costumbres la
y moral de los
habitantes. Por eso, bosqueja los rasgos exteriores para atribuirlos directamente a los
sujetos
que considera representativos de esos espacios: el hombre de ciudad y el gaucho. Aunque Sar
miento haga referencia a una “enumeración trivial ”, es importante la descripc ón del
i prototip
urbano, tanto para afirmar su idea de ciudadano como para negar el otro prototipo:

La elegancia cu los modales , las comodidades del lujo , los vestidos europeos, el frac y la levita
tiene all í [en la ciudad] su teatro y su lugar conveniente.

Y por otra parte, el gaucho encuentra su á mbito en la “naturaleza salvaje”:

...lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad , rechaza con desdé n su lujo y sus modales
corteses , y el vestido del ciudadano, el frac, la capa , la silla , ningún signo europeo puede
presentarse impunemente en la campaña.

Los signos exteriores (la ropa , la conducta ) presentan la confrontaci ó n de dos modelos de
organización comunitaria : uno institucional y otro an árquico. Sarmiento aborda ese enfrenta -
miento cultural y alienta la confrontación sin dejar de lado el argumento xenófobo:

. . . caras cerradas de barba , estos semblantes graves y serios, como los de los árabes asiáticos,
para juzgar del compasivo desd én que les inspira la vista del hombre sedentario de las ciudades,
que puede haber leído muchos libros , pero que no sabe aterrar un toro bravio y darle muerte .

De todos modos, Sarmiento también destaca la presencia europea en el ámbito rural ,


que deja de ser salvaje y agreste; es un modelo que se corresponde con la idea romá ntica del
hombre que convive con el medio natural. Ejemplifica esa presencia con el relato de aquel
estanciero que celebraba misa en una capilla construida en su propiedad . La descripci ón racial
del estanciero pretende tener un valor moral cuando se lo señala dueñ o de

. . . una fisonomía noble, en que la raza europea pura se ostentaba por la blancura del cutis,
los ojos azulados, la frente, espaciosa y despejada .

Aparecen dos prototipos opuestos: el blanco


y europeo habitante de las ciudades y el
criollo, mañoso e impredecible . Ambos compon en figuras que est á n descripta s en este pri -

las razones del poder de Rosas , y para contrapo ner dos


mer capítulo del ensayo para explicar
modelos humanos y pol íticos , asi como sus á mbitos y ocupacio nes . Si la barbarie geogr á fica
sustenta un modo de vida, esa forma de vida es descripta como ‘‘primitiva”, “eminentemente
bá rbara”, “estacionaria”, “monstruosa”. Su contrapartida, la vida que intentaría organizarse en
ser
las ciudades, ía “noble”, “elegante”, “pública”.

WAI
/ ctividades
1. Ubiquen en el fragmento los párrafos que cumplan las siguientes funciones:

Pregunta retórica para plantear la imposibilidad de abrir escuelas en medio de la llanura.


Comparación entre la religión y el idioma español para ejemplificar cómo son desvirtuados por los gauchos.
Enumeración de los lugares característicos de las ciudades.
Descripción del gaucho y de la vida en el campo.
Oposición entre la ciudad y la campaña y enumeración de los rasgos de los distintos tipos de habitantes.
Enumeración y clasificación de las distintas provincias argentinas.
Descripción de una fiesta gaucha.

1.1. Seleccionen dos de los procedimientos mencionados en el punto anterior para fundamentar que el Facundo es, pre- I
dominantemente, un ensayo. Fundamenten su respuesta.

2. En el fragmento, Sarmiento utiliza las siguientes frases o palabras:


criollo, campo, política rosista, urbano, instituciones republicanas, educación, blanco europeo, ignorancia, rural, pensamiento
liberal, ciudad, naturaleza salvaje. Ubíquenlas en el siguiente cuadro.

blanco europeo
campo
instituciones republicanas
ignorancia
política rosista

2.1. A partir del cuadro elaborado, expliquen en qué consiste la antinomia civilización / barbarie.

3. Relean la definición de "Romanticismo" que aparece en el recuadro "Glosario". Ejemplifiquen por lo menos tres de las caracte- ;
rísticas de este movimiento con citas textuales del Facundo.
i
i
4. Transcriban un breve fragmento en el que se observe la posición ideoló gica de Sarmiento en relación con el gobierno de Rosas.
Justifiquen.
;
mm
L ímite y fuga: civilización o . . . ¿barbarie ?

El gaucho Martín Fierro (fragmento)


José H er n ánd ez

XIII
Pido perdón a mi Dios,
Ya veo que somos los dos que tantos bienes me hizo;
astilla del mesmo palo: pero dende que es preciso
yo paso por gaucho malo que viva entre los infieles,
y usté anda del mesmo modo, yo seré cruel con los crueles:
y yo, pa acabarlo todo ansí mi suerte lo quiso.
a los Indios me refalo.
Dios formó lindas las flores,
delicadas como son,
les dio toda perfeción
y cuanto él era capaz,
pero al hombre le dio más
cuando le dio el corazón.
Le dio claridá a la luz ,
juerza en su carrera al viento,
le dio vida y movimiento
dende la águila al gusano,
pero más le dio al cristiano
al darle el entendimiento.

Y aunque a las aves les dio,


con otras cosas que inoro,
esos piquitos como oro
y un plumaje como tabla, José Rafael Hernández y Pueyrredón
le dio al hombre más tesoro Nació en 1834 en la provincia de Buenos Aires. Du-
al darle una lengua que habla . rante su infancia, en contacto con las tareas rurales,
conoció las costumbres y la manera de hablar de los
Y dende que dio a las fieras gauchos. Se dedic ó al comercio, al periodismo y a
esa juria tan inmensa , la política. Fue miembro del partido liberal y luchó
que no hay poder que las venza en contra del gobierno de Sarmiento hasta exiliarse
ni nada que las asombre en Brasil. A su regreso, en 1872, en pocos días,
¿qué menos le dar ía al hombre escribió y publicó El gaucho Martín Fierro, conocido
que el valor pa su defensa? popularmente como La ¡da, y, en 1879, La Vuelta de
Martin Fierro. El Martin Fierro es considerado una
Pero tantos bienes juntos de las obras cumbre de la literatura argentina. Sus
al darle, malicio yo otras publicaciones fueron Vida del Chacho ( 1863),
que en sus adentros pensó instrucción deiestanciero ( 1881) y Los treinta y tres
que el hombre los precisaba, orientales (1867). Falleció en Buenos Aires en 1886.
pues los bienes igualaba En su homenaje se conmemora actualmente, en el
con las penas que le dio. aniversario de su nacimiento ( 10 de noviembre), el
Dí a de la Tradición.
Y yo empujao por las mías
quiero salir de este infierno ;
ya no soy pichón muy tierno y si erramos el camino...
y sé manejar la lanza no es el primero que lo erra.
y hasta los indios no alcanza
la faculta del gobierno. Si hemos de salvar o no
de esto naides nos responde .
Yo sé que allá los caciques Derecho ande el sol se esconde
amparan a los cristianos tierra adentro hay que tirar;
y que los tratan de “hermanos” algún día hemos de llegar...
cuando se van por su gusto. después sabremos adonde.
¿ A qué andar pasando sustos?
Alcemos el poncho y vamos. No hemos de perder el rumbo,
los dos somos güeña yunta;
En la cruzada hay peligros el que es gaucho va ande apunta ,
pero ni aun esto me aterra; aunque more ande se encuentra;
yo ruedo sobre la tierra pa el lao en que el sol se dentra
arrastrao por mi destino dueblan los pastos la punta .
De hambre no pereceremos, menos males pasaremos
pues según otros me han dicho y ha de haber grande alegr
ía
en los campos se hallan bichos el día que nos descolguemos
de los que uno necesita... en alguna toldería.
gamas, matacos, mulitas,
avestruces y quirquinchos. Fabricaremos un toldo,
como lo hacen tantos otros,
Cuando se anda en el desierto con unos cueros de potro ,
se come uno hasta las colas; que sea sala y sea cocina.
lo han cruzao mujeres solas ¡Tal vez no falte una china
llegando al fin con salú, que se apiade de nosotros!
y ha de ser gaucho el ñand ú
que se escape de mis bolas. Allá no hay que trabajar,
vive uno como un señor;
Tampoco a la sé le temo, de cuando en cuando un malón ,
yo la aguanto muy contento, y si de él sale con vida
busco agua olfatiando al viento, lo pasa echao panza arriba
y dende que no soy manco mirando dar güelta el sol.
ande hay duraznillo blanco
cavo y la saco al momento. Y ya que a juerza de golpes
la suerte nos dejó aflús
Allá habrá siguridá puede que allá veamos luz
ya que aquí no la tenemos, y se acaben nuestras penas.
Todas las tierras son güeñas:
váraosnos , amigo Cruz.

Contexto El que maneja las bolas ,


Durante las presidencias de Sarmiento ( 1868 - 1874) y de el que sabe echar un pial ,
Nicolá s Avellaneda ( 1874- 1880) se crearon muchas de y sentársele a un bagual
las instituciones y normas jur í dicas aún vigentes. Domo sin miedo de que lo baje,
el 71 % de los habitantes a ún era analfabeto , una de las entre los mesmos salvajes
prioridades del gobierno fue el desarrollo de la educaci ón. no puede pasarlo mal.
Adem á s se foment ó la inmigración y se tendió parte de
la red ferroviaria y telegrá fica. En 1871, la epidemia de El amor como la guerra
fiebre amarilla caus ó unas 20.000 muertes. En 1879 lo hace el criollo con canciones;
partió la expedición al "desierto" que dirigía el general a más de eso en los malones
Roca. Al año siguiente, Roca asumió la presidencia y se podemos aviarnos de algo;
declaró a Buenos Aires capital de la República. en fin amigo, yo salgo
Mientras en Europa se inventaban la dinamita , el telé- de estas pelegrinaciones.
fono y el fonógrafo, en Buenos Aires se inauguraba la
primera exposición industrial con elementos nacionales. En este punto el cantor
La capital del país comenzaba a convertirse en una ciu buscó un porrón pa consuelo,
dad cosmopolita con aires europeos que se observaba en echó un trago como un cielo ,
los edificios y en los parques. La economía argentina se dando fin a su argumento,
basaba principalmente en las exportaciones de cereales y de un golpe al instrumento
y productos derivados de la ganadería. lo hizo astillas contra el suelo.
“Ruempo” , dijo, “la guitarra, le dijo Cruz que mirara
pa no volverme a tentar; las últimas poblaciones;
ninguno la ha de tocar, y a Fierro dos lagrimones
por siguro ténganlo; le rodaron por la cara.
pues naides ha de cantar
cuando este gaucho cantó”. Y siguiendo el fiel del rumbo
se entraron en el desierto.
Y daré fin a mis coplas No sé si los habrán muerto
con aire de relación; en alguna correría ,
nunca falta un preguntón pero espero que algún día
más curioso que mujer, sabré de ellos algo cierto.
y tal vez quiera saber
cómo fue la conclusión . Y ya con estas noticias
mi relación acabé;
Cruz y Fierro de una estancia por ser ciertas las conté,
una tropilla se arriaron ; todas las desgracias dichas:
por delante se la echaron es un telar de desdichas
como criollos entendidos cada gaucho que usté ve.
y pronto sin ser sentidos ,
por la frontera cruzaron . Pero ponga su esperanza
en el dios que lo formó;
Y cuando la habían pasao, y aquí me despido yo,
una madrugada clara que he relatao a mi modo
MALES QUE CONOCEN TODOS
PERO QUE NAIDES CONTÓ .

José Hernández, 1872

Análisis
La poesía gauchesca es un género literario característico del ámbito rioplatense. Este género ha
encontrado dificultades para su delimitación dado que combina elementos líricos y narrativos.
Paradó jicamente , son hombres de la ciudad los que a fines del siglo xvm comienzan a escribir
poesía en la que un gaucho canta , cuenta o dialoga sobre su historia. Se trata de una poesía en
la que el cantor denuncia , critica y expresa sus sentimientos, sus quejas y su propia visi ón de la
realidad , a la vez que narra la historia protagonizada por un gaucho. Con el correr del siglo XIX ,
el tema predominante de la poesía gauchesca pasa a ser el trato injusto y arbitrario que recibe
el gaucho. El mundo del gaucho, su lenguaje y sus actitudes son así recreados por el poeta -casi
siempre urbano y generalmente motivad '
por intenciones pol íticas- en obras de p -
Narrador. El narrador es la voz que relata, es decir, el rabie valor estético.
sujeto anunciador construido por el autor para contar Bartolomé Hidalgo fue uno de los prir
la historia. El narrador es una entidad abstracta cipales iniciadores de la poesía gauchesca s,

hecha de palabras, por ello no debe confundirse continú a con las obras de Hilario Ascasubi .
con el escritor . El narrador puede estar dentro de la Estanislao del Campo y José Hernández,
historia, como protagonista o personaje secundario, quien , con su poema Martín Fierro , confien
o fuera de la historia , como una entidad superior que definitiva jerarqu ía literaria a este tipo de
todo lo sabe. obras y otorga categor ía lingüística al habk
rural.
Durante mucho tiempo, la lengua del
gaucho fue considerada una forma bárbara , indigna de figurar en el mundo de la alta cultura . L
primeros en reconocerla y aceptarla fueron los escritores rom ánticos, seguramente atraídos ¡>
el perfil del personaje principal y su carácter ind ó mito de héroe que se refugia en una natural
con fuerza de personaje. No obstante, hasta principios del siglo xx , esta poesía no será consider
da como una manifestación literaria de valor estético.
-
El fragmento que hemos seleccionado es el canto xm, que cierra la primera parte del poerrr
de Hernández, El gaucho Martín Fierro , publicado en 1872 . En los cantos anteriores, Cruz, un
sargento de policía cuya partida debía atrapar a Fierro por desertor y asesino, lo ve luchar tan
valientemente que decide defender al delincuente y combatir contra sus propios compa ñeros
( canto tx ) . En los cantos x , XI y xu , ya liberados de la partida policial , Cruz narra su historia, en
muchos puntos similar a la de Fierro. En el canto xm, Fierro es nuevamente el , quien
tras una reflexi ón filosófico- pol ítica invita a su amigo Cruz a huir juntos a la tierra dominada pe -
el indio, tras lo cual culmina la primera parte del poema . Serán necesarios siete años más para
que la historia continúe.
El canto xm está constituido por 29 sextinas, estrofas de seis versos octosílabos (de ocho
sílabas). Los dos primeros versos presentan el tema, el tercero y el cuarto lo desarrollan y los
ú ltimos dos versos concluyen , muchas veces a manera de una sentencia o refrán , con el pensa
miento y / o el sentimiento del cantor. La rima es consonante y sigue el siguiente esquema: verso
libre / AABBA ). Por ejemplo:

Dios / for / mó / lin / das / las / flo / res, Libre 8 sílabas


de / li / ca / das/ co / mo / son, A 7+ 1 (por monosílabo final de verso) 8 sílaba'
-
les / dio / to / da / per / fe / ción
y / cuan / to é l / e / ra / ca / paz,
pe / ro al / hom / bre / le / dio / m ás
cuan / do / le / dio el / co / ra / zón .
A
B
B
A
7+ 1 ( por aguda final de verso) 8 sílaba
7 + 1 ( por aguda final de verso ) 8 sílaba
7+ 1 ( por monosílabo final de verso) 8 sílaba
7+ 1 ( por aguda final de verso ) 8 sílabas
--
En cuanto al desarrollo del tema, en este ejemplo los dos primeros versos plantean la crea -
ción divina de la naturaleza , específicamente de las flores. Los dos versos siguientes expanden
el sentido con las características de perfección que Dios le dio a la naturaleza . Los ú ltimos dos
versos cierran el tema poniendo al hombre -como creación divina- en relación con el resto de
la naturaleza , constituv éndolo como un ser superior al resto de los seres vivos , porque el hom -
bre tiene sentimientos, simbolizados en el “corazón”.
El canto XIII puede dividirse tem áticamente en seis partes o momentos. La primera parte
abarca las dos primeras estrofas; se trata de la identificación de Fierro con Cruz (“somos los
\
dos astillas del mismo palo”) y la decisión de vivir juntos “entre los infieles”, los indios; en estas
estrofas, si bien el narrador reconoce la bondad divina , se propone ser “cruel con los crueles”
porque la sociedad lo obliga a ser malo.
La segunda parte abarca una disquisición filosófica sobre Dios y su creación.’ En las estrofas
de Martín Fierro, por su parte, predomina la narración con un cierto tono bucólico, es decir que
evoca de modo idealizado el campo o la vida en el campo. En este caso, además, parece remitir
al paraíso perdido. En el fragmento leído, el narrador compara los dones dados por Dios a la
naturaleza con los que le ha dado al hombre. El lenguaje, que hasta el momento era coloquial,
se vuelve poético y artificioso en este pasaje. Así expresa que “la delicadeza” y “perfección” de
las flores es incomparable con el “corazón” que Dios le dio al hombre; la ‘Sida” y “movimiento”
que les dio a los animales no es equiparable al “entendimiento” que le dio al hombre. Del mismo
modo, la belleza de las aves y la furia de las fieras no se pueden comparar con la lengua y el valor
que les ha dado a los seres humanos. De este modo, el narrador sintetiza los cuatro dones del
hombre: sentimientos, razón, lengua y valor; todos ellos hacen que el hombre sea superior al
resto de la creación divina . Por otra parte, la repetición sistemática del verbo “dar” en pretérito
perfecto simple (“dio”) construye la imagen de un Dios generoso, dador de vida y de dones
exclusivamente humanos.
Sin embargo, este paraíso idílico no es tal para el personaje. la tercera parte , que abarca de
la estrofa 7 a la 9, se inicia con el conector de oposición “pero”. A todos esos “bienes juntos”
Dios los equiparó con las “penas” que le “dio” al hombre. El paraíso es ahora un “infierno” y este
se encuentra entre los blancos, paradójicamente, en el mundo civilizado . Desde este momento se
plantea una oposición que va a ser el eje del resto del canto. Se trata de la dualidad “aquí” / “allá”.
“Aquí” corresponde al espacio ocupado por la civilización , la ciudad, la población criolla; “allá”
es el espacio del indio, donde “no alcanza la faculta del gobierno”. No obstante, en ese mundo
bá rbaro y salvaje “amparan a los cristianos” y “los tratan de ‘hermanos’”. La estrofa 9 cierra con
una interpelación a Cruz, “alcemos el poncho y vamos”.
La invitación será seguida por un fragmento de tipo predominantemente argumentativo: la
cuarta parte , que incluye las estrofas 10 a 19. En ellas, Fierro da una serie de argumentos para
convencer a Cruz de que lo mejor para ambos es ir “tierra adentro”, “derecho ande el sol se es-
conde”, “all á, en el desierto”. Alternando la primera persona del singular (“yo”) con la del plural
(“nosotros”), Fierro enumera las ventajas de abandonar la civilización empleando la descripción
con valor argumentativo. Según sus dichos, si bien “en la cruzada hay peligros” y la incertidum-
bre acerca de su salvación es mucha, es muy probable que logren vivir mejor. Entre las posibili -
dades que brinda cruzar “all á”, según el narrador, figura el vagar sin rumbo preciso hacia “el lao
en que el sol se dentra” (estrofas 11 y 12), la abundancia de animales para alimentarse (estrofas
13 y 14), la habilidad y sabiduría de gaucho baqueano y rastreador, que les permitiría encontrar
agua y bolear animales sin problemas (estrofas 14 y 1 S) , la seguridad personal y recuperar la
alegría (estrofa 16), vivir cómodamente sin trabajar (estrofas 17 y 18) y hasta la posibilidad de
que “no falte una china que se apiade de nosotros” (estrofa 18). En definitiva, es el desierto el es-
pacio en el que las penas pueden llegar a su fin , porque “allá habrá siguridá / yaque aquí no la
tenemos, / menos males pasaremos / ... allá no hay que trabajar; / vive uno como un señor; /
. . . puede que allá veamos la luz y se acaben nuestras penas”. Fierro cierra la estrofa 19 con una
segunda invitación: “Todas las tierras son güeñas: / váraosnos, amigo Cruz”.
1
Es notable la relació n que se puede establecer entre la segunda parte del canto xm y el primer mon ólogo de Segismundo en la primera
jornada de La vida es sueño de Calderón de la Barca (1636) .
Esta vez, el valor persuasivo de la invitación ha sido reforzado
por los argumentos c \
tos por el cantor. Como toda argumentación, es necesario cerrarla
con una conclusión i
manera de una síntesis , retome los argumentos desarrollados los
y concluya respondien
cuestión planteada : ¿ Civilización o barbarie ?, ¿dónde está la barbarie ?,
¿aqu í o all á ? Las •.
20 y 21 cumpíen estas funciones: en primer lugar, retoman las habilidades del
gaucho o
herramienta para la supervivencia ; el que sabe bolear, pialar, montar “entre los mes
no puede pasarlo mal ”. Por último , cierran con la decisión de Fierro: “en fin ,
mos-
amigo, yo -.
estas pelegrinaciones”; evidentemente , la salvaci ón está “all á”. El hombre se encuentra
do
do entre el deber y la legalidad que supone vivir entre los blancos y el deseo de libertad c
puede hacer realidad entre los indios. De esta manera , Martin Fierro se convierte en la a
de la oposición entre civilizaci ón y barbarie, los dos gauchos superan la dicotom ía bus,
y
los indios lo que no pueden lograr entre los blancos.
La última parte abarca las estrofas 22 a 29 y es de tipo predominantemente narrativ
que les da unidad a estas estrofas es el narrador, que ya no es Fierro, sino otro que , a su vez
dirige a un auditorio figurado para contar, de manera casi cinematográfica, la partida de
hombres al desierto. Es importante aclarar que el “desierto” corresponde a la zona que esta
habitada por los indios: el espacio que actualmente ocupa desde el centro hasta el oeste < 1
llanura bonaerense y que corresponde, entre otros, a los actuales partidos de Olavarría , 9
lio, Guamin í , Lincoln yTrenque Lauquen . La voz de Fierro se inserta ahora a través del di'
referido directo ( la reproducción literal de su voz por parte del narrador) que repite lo di .
por el personaje al romper la guitarra. En el nuevo espacio, el que está m ás allá de la front
guitarra no es necesaria, ya no habr á penas que cantar.
En la estrofa 24 , el narrador anónimo anuncia el fin del relato que narrará en las pró xi
tres sextinas. El cruce propiamente dicho de un espacio al otro se produce en este momen:
por medio de una secuencia que adquiere un ritmo vertiginoso dado por la abundancia de
de acción (“arriaron”, “se la echaron”, “cruzaron”, “habían pasao”, “entraron”). Entre el crui
la frontera en la estrofa 25 y la entrada al desierto en la estrofa 27, Cruz le pide a Fierro qu
mire “las ú ltimas poblaciones” y “a Fierro dos lagrimones le rodaron por la cara”. Este es el :
propiamente dicho entre “aquí” y “allá”, momento en que se produce la transposición espac
no sin sentir nostalgia por dejar atrás un ámbito en el que el gaucho no era comprendido, u:
lugar donde había sido demonizado por razones pol íticas y sociales absolutamente injustas. :
mismo narrador siente nostalgia por ignorar el paradero de los personajes y alberga la esper
de saber “de ellos algo cierto” algú n día. Finalmente, en las estrofas 28 y 29, terminado el r
enmarcado, el narrador cierra el canto y, con él , esta parte del poema . Da por finalizada la n
.
ción y confirma su propósito de corte social (“y ya con estas noticias / mi relación acabé; / f
ser ciertas las conté , / todas las desgracias dichas”) porque el gaucho es “ un telar de desdicha
que “naides contó”. La única esperanza de que se haga justicia con este grupo social tan maltr
cío en ese momento de la historia argentina está en “el dios que lo formó”.
Individualmente , Fierro se perfila como un héroe romántico , solitario y amante de la libe
tad , a partir de la etapa de su vida en la frontera. El destino de Fierro, al igual que el de Cruz
perderse en una soledad sin límites, símbolo del destino que Herná ndez previo para el gauch
El canto xm es una clara expresi ón del propósito contestatario de la obra , ya que entre los b
bres de la ciudad , el gaucho era el “bárbaro”.
La revolución de 1810 había levantado una barrera entre el recinto urbano y la campa ñ a
porque, para los hombres “civilizados”, las características del gaucho eran consideradas eleim -
tos incultos. Entre 1830 y 1850, el gobierno del terrateniente Rosas estableció un panorama
\
favorable para el gaucho, pero tras la caída del Restaurador en 1853, el nuevo gobierno de
Buenos Aires, progresista y europeizante, iniciaría un proceso de desplazamiento v olvido del
gaucho convirtiéndolo en una clase desheredada de nuestro país. Así el gaucho, en conflicto con
autoridades e instituciones, resulta vencido en nombre de los superiores intereses de la nación ,
es enviado a la frontera por “vagancia” yes tratado como un delincuente. Es de esto de lo que
hablan los distintos narradores del poema: la lucha de clases, clases determinadas por el espacio
físico v social que ocupan .

ctividades
1. A partir de lo leí do en este canto y teniendo en cuenta lo trabajado en el Facundo, respondan las siguientes preguntas: ¿Cuál
es el lugar que Sarmiento le da al gaucho en la antinomia civilización / barbarie’. ¿Cuál es el lugar que le da Hernández ? Ambas
respuestas deben incluir una cita textual de cada fragmento.

2. El análisis del fragmento afirma que la poesía gauchesca recrea "el mundo del gaucho, su lenguaje y sus actitudes". Seleccionen
en el fragmento dos ejemplos de cada elemento recreado.

3. El lenguaje gauchesco tiene características particulares que intentan reproducir el habla propia del gaucho. Señalamos algunas
y les pedimos que busquen ejemplos en el fragmento:

.
a elisión de la "d":
b. cambio de "f" por "j":
c. aparición de diptongo donde no se lo espera:
d. reemplazo de "b" por "g":

4. ¿Cuáles de estas afirmaciones les parecen más adecuadas ? Fundamenten: Hemándaz utiliza el lenguaje propio de los gauchos
porque busca:

a. ridiculizarlos, ya que cree que son "la barbarie".


b. mostrar que con ese tipo de lenguaje se puede hacer poesí a.
c. que el gaucho se identifique con un personaje que hable como habla él.
d. diferenciarse de Sarmiento.
El caso Rodolfo Walsh
JHi iMEiClMfflBfl
~

“Hay un fusilado que vive”, esta frase oída en un bar y digna de


j
un cuento logra llamar la atención del periodista y escritor de po- En 1976 , Walsh cre ó la “ Cadena
liciales argentino Rodolfo Walsh. Informativa ”, un sistema de difu -
Hasta ese momento, Walsh , nacido en la provincia de R ío Ne- sión de información que se trans -
¿ ro, en 1927, era un autor de policiales que escribí a para revistas mitía y pasaba de mano en mano.
copulares y soñaba con triunfar en el mundo literario. Sin embar- Sus gacetillas estaban encabeza -
das por el siguiente texto: “Repro -
go, a partir de la noticia de los fusilamientos clandestinos en junio
duzca esta informaci ó n, há gala cir-
ie 1956 , inició un camino que concluyó abruptamente en 1977 con
cular por los medios a su alcance:
la publicación de su carta a la Junta Militar. Durante esos má s de a mano, a má quina, a mime ó gra -
einte a ños, y a medida que Walsh acentuaba su compromiso poli- fo, oralmente . Mande copias a sus
neo, su obra reflejó la tensión entre el escritor y el militante. amigos: nueve de cada diez las es-
Durante el per íodo de 1956 a 1977, escribió policiales clásicos, tará n esperando. Millones quieren
como el cuento “La aventura de las pruebas de imprenta”, que tie- ser informados. El terror se basa en
ne como protagonista al desencantado comisario Laurenzi. Pero la incomunicaci ó n. Rompa el aisla -
también utilizó el formato periodístico testimonial en libros como miento. Vuelva a sentir la satisfac -
ción moral de un acto de libertad.
Operación Masacre , en el que muestra la trama de los fusilamientos
Derrote el terror. Haga circular esta
de José León Su árez, y en investigaciones como Caso Satanowsky, información”.
que trata sobre el asesinato de un abogado de la familia dueña del
diario La Raz ón, y ¿Quién mató a Rosendo?, que gira alrededor de la
muerte, en Avellaneda, del sindicalista Rosendo García.

Literatura y política
De la derecha antiperonista a la izquierda peronista, de las no-
tas en la revista Leoplán a la creación y dirección de la Agencia de
Noticias Clandestina (ANCLA), y del elogio de los militares gol-
pistas de 1955 a la denuncia del plan criminal de la dictadura ins-
taurada en 1976: las opciones que eligió Walsh significaron, seg ú n
escribió en sus diarios íntimos y cartas, una lenta y contradicto-
ria toma de decisiones entre sus deseos de ser escritor de ficciones
y los requerimientos de su militancia pol ítica. En Walsh observa-
mos el conflicto entre el escritor con sus intereses particulares y
el militante de una organización político-militar. Hay un conflicto
entre dos extremos: buscar el premio literario o periodístico y el
triunfo de la revolución.
Como buen ajedrecista, antes de morir, Walsh había anticipado
una serie de jugadas: preparar su rutina para preservarse de la re-
presión de la dictadura y escribir una serie de “cartas polémicas”, .
1 Caractericen el período histórico
que va desde el golpe de Estado
que firmaría con su nombre. El objetivo de estas cartas era denun- de 1955 hasta el de 1976.
ciar a la dictadura militar. La primera y la ú nica que se conoce es

Carta abierta de un escritor a la Junta Militar ”, cuyo título conju-
.
2 Describan la figura de Rodolfo
Walsh. Señalen cuá les serían los
ga la tensión entre el escritor y el militante. Esta carta la escribió sucesos más significativos en su
en 1977, al cumplirse un a ño del golpe militar, y la entregó el 25 vida literaria y política.
de marzo, día en el que asistió a una “cita envenenada”, donde fue .
3 ¿Qué entienden por literatura
comprometida? Compartan sus
emboscado y asesinado. Hasta hoy sigue desaparecido. ideas con otros compañeros.
Literatura y periodismo: la non fiction
( Los cambios políticos, sociales y culturales ocurridos en la pri-
mer^ a mitad del siglo xx fueron el marco para el surgimiento de
nuevas formas de expresión.
^
\ La literatura de non fiction es un té rmino acu ñado por el escri-
tofiestadounidense Truman Capote (1924-1984), autor de A sangre
í a. Esta denominación hace referencia a un conjunto de procedi-
fr
mientos literarios utilizados por escritores y periodistas con el fin
de presentar, de una manera diferente y novedosa, hechos reales.
La non fiction se organiza y trata el suceso sobre el que se basa de
una manera cercana a la narración literaria. Por ese motivo, y de-
bido a la dificultad para clasificarla, también se la considera como
relato testimonial, discurso narrativo no ficcional, ficción verda-
dera o novela de no ficción.
Rodolfo Walsh utilizó este modo de hacer periodismo en Opera-
ción Masacre, publicada antes de que A sangre fría, de Capote, le diera
nombre a este estilo de escritura.

Características del relato testimonial


( jjna de las caracter ísticas que separa al relato testimonial de
otras formas del periodismo es su mayor extensión. Esto le permi-
te al narrador ahondar en zonas que la cromcálipenas menciona,
por ejemplo, la descripción de lugares o personas que participan
de los hechos y que, en consecuencia, dejan de ser testigos que
Truman Capote entrevistó en
la c á rcel a los condenados
certifican lo que el narrador dice y pasan a ser protagonistas.
por la brutal matanza de los iLa posibilidad de leer estos relatos solamente como una nove-
cuatro miembros de una la de ficción desaparece dada la presencia de pruebas documenta -
familia de Kansas, Estados
les que exige por el car ácter testimonial de la obra .(Sin embá rgo,
Unidos. A partir de esos
testimonios publicó, en 1966, ya que también se trata de una versión novelada de los hechos, se
A sangre fría, rompe la pretendida objetividad del periodismol De esta manera,
el relato testimonial se constituye en un híbrido o una mezcla en-
tre lo literario y lo period ístico o testimonial.
jgtxojdemento que define a este tipo de relato es la identifi-
caci ón entre el narrador y el autor, por lo que el texto se torna,
de algú n modo, autobiográfico. El punto de acercamiento entre
el narrador y el autor suele establecerse en los paratextos, como
los pr ólogos, los epílogos, los ap é ndices y las noticias prelimina-
res. Allí se detalla el origen de la investigación, las razones por las
~
cuales se publican los resulíados ylospormenores del caso.
Justamente, en el paratexto se advierte al lector sobre el carác-
ter de lo que va a leer y se especifica que lo narrado es una versión
de los sucesos reales. Esta aclaración pone en evidencia que se tra-
ta de una versión verdadera de los hechos.
La litera tura no ficci ona l de Wal sh
y litera tura en nuest ro pa ís tie -
La relación entre periodismo
, como las cr ó nicas que el poeta cuban o La película Operaci ó n Masacre
ne notables antecedentes
el diario La Naci ó n a fines del siglo xix y (1972) fue filmada en la clandesti-
José Martí escribía para Robe rto Arlt publi có nidad por Jorge Cedrón, quien, ade -
las “Aguafuertes” que el narra dor argen tino
1942. Amb os autor es aport an a las pro - m á s, escribi ó el gui ó n junto con
en el diario El Mundo hasta Walsh. En esta película , el sobre -
su gran mane jo de la escrit ura y el conoc i-
ducciones periodísticas viviente de los fusilamientos, Julio
miento de técnicas literarias. Troxler, actúa y narra los sucesos.
A diferencia de sus prede cesor es , Rodo lfo Wals h comb ina in -
La película es una relectura de los
crear una nueva forma de perio dism o .
vestigación y literatura para hechos de 1956 desde la perspec-
Esta escritura no ficcio nal es el result ado de dos etapa s de trabaj o :
tiva de la Izquierda peronista . Fue
una, la de la inves tigaci ó n , que incluy e la realiz aci ón de entrev is- exhibida clandestinamente en ba -
tas, la consulta de docum entos oficia les y la recol ecci ó n de testi - rrios, escuelas e iglesias, y actu ó
monios y ; otra , la de la narrac i ón de los hecho s medi ante el uso de como disparador de debates que
se organizaban sobre la coyuntura
técnicas de composición ficcional. También, a diferencia de Martí y
de los suces os, Wals h re - política de su época.
Arlt quienes
, preten den hacer una pintur a
curre a un modelo más cercano a lo cinematográfico, en el que des-
taca la fragm entac ió n en escen as , el ritmo din á mico del relato y el
montaje. Además, su escritura se centra en los detalles en lugar de
ofrecer generalidades y muestra acercamientos a los hechos como
lo haría una cámara con un primer plano, lo que permite a los lec-
tores adentrarse en la experiencia de los protagonistas.
Si bien los hechos ocurren una ú nica vez , en los textos de Wal-
sh las noticias que se tienen de ellos provienen de diferentes in-
terpretaciones. De esta manera, la historia contada es la versión
de los hechos que se impone por sobre las otras versiones existen-
tes. Como dice la canción, “si la historia la escriben los que ganan ,
eso quiere decir que hay otra historia”, para Walsh la literatura y
el periodismo son las herramientas para desmontar esa historia y
contraponerle los relatos silenciados de las otras versiones que cir-
culan en la memoria popular. En el espacio que separa la historia
oficial, escrita en libros y expedientes, de la historia popular está
la clave del relato no ficcional de Walsh: su escritura period ística
se convierte en el medio para que circulen esas voces acalladas.
Walsh es lector y escritor de policiales, por lo que el suspenso y
la revelación de un enigma se entrecruzan y dan forma a una na-
rración que deja en evidencia aquello que el autor-narrador desea
fl lki lfH W 'lll

1
probar: la culpa del Estado en los fusilamientos clandestinos ( Ope-
ración Masacré), la responsabilidad de los servicios de inteligencia .
1 ¿Cuáles son las característi-
del Estado en el crimen de un abogado ( Caso Satanowsky ), o “el cas principales de la non ñction?
¿Qu é ventajas aportaría a la in-
drama del sindicalismo argentino a partir de 1955” luego del asesi- vestigació n periodística este tipo
nato de un dirigente sindical ( ¿Quién mató a Rosendo?). de texto?
El uso novelesco del testimonio, que conforma el estilo de .
2 ¿Por qué creen que este géne -
Walsh, es una manera de despabilar a los lectores que podr ían ro recibe tantas denominaciones?
adormecerse por la monotonía de la crónica periodística. 3. ¿Cuáles son los procedimien-
tos que usa Walsh en su escritura
no ficcional?
Operación Masacre M
Rodolfo Walsh
En junio de 1956, se produjo un levantamiento peronista que fue derrotado por el gobierno
dictatorial de Aramburu. Sus líderes y varios de sus promotores fueron fusilados, al igual que
un grupo de civiles que no habían participado del alzamiento. Algunos de esos civiles sobre -
vivieron. Walsh los encontró y contó su historia. Operación Masacre se divide en tres partes:
“Las personas”, “Los hechos” y “La evidencia”, que se completan con un prólogo y un epílogo.

PRóLOGO
La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de junio de
1956 me llegó en forma casual, a fines de ese a ño, en un café de La Plata
donde se jugaba al ajedrez [...].
En ese mismo lugar, seis meses antes, nos había sorprendido una me-
dianoche el cercano tiroteo con que empez ó el asalto al comando de la se-
gunda división y al departamento de policía, en la fracasada revolución
de Valle. Recuerdo cómo salimos en tropel, los jugadores de ajedrez, los
jugadores de codillo y los parroquianos ocasionales, para ver qué festejo
era ese, y cómo a medida que nos acercábamos a la plaza San Mart ín nos
í bamos poniendo más serios y éramos cada vez menos, y al fin cuando
crucé la plaza , me vi solo, y cuando entré a la estación de ómnibus ya
fuimos de nuevo unos cuantos [...].
Después no quiero recordar m ás, ni la voz del locutor en la madru-
gada anunciando que dieciocho civiles han sido ejecutados en Lanú s,
ni la ola de sangre que anega al país hasta la muerte de Valle. Tengo
demasiado para una sola noche . Valle no me interesa. Per ón no me in-
teresa, la revolución no me interesa. ¿Puedo volver al ajedrez? [...]
«> Seis meses más tarde, una noche asfixiante de verano, frente a un
vaso de cerveza, un hombre me dice:
— Hay un fusilado que vive.
No sé qué es lo que consigue atraerme en esa historia difusa, leja-
na, erizada de improbabilidades. No sé por qu é pido hablar con ese
hombre, por qué estoy hablando con Juan Carlos Livraga.
Pero despué s sé . Miro esa cara, el agujero en la mejilla , el agu-
jero más grande en la garganta, la boca quebrada y los ojos opacos
donde se ha quedado flotando una sombra de muerte. Me siento in-
sultado, como me sentí sin saberlo cuando oí aquel grito desgarra-
dor detrás de la persiana.
Livraga me cuenta su historia increí ble; la creo en el acto.
Así nace aquella investigación, este libro. La larga noche del 9
de junio vuelve sobre mí, por segunda vez me saca de “ las suaves,,
tranquilas estaciones”. Ahora, durante casi un a ño no pensaré en
otra cosa, abandonaré mi casa y mi trabajo, me llamaré Fran- nnv
cisco Freyre, tendré una cédula falsa con ese nombre, un ami-
go me prestará una casa en el Tigre, durante dos meses viviré
en un helado rancho de Merlo, llevaré conmigo un revólver,
y a cada momento las figuras del drama volverá n obsesiva-
mente: Livraga ba ñado en sangre caminando por aquel inter-
minable callejón por donde salió de la muerte, y el otro que
se salvó con él disparando por el campo entre las balas, y los
que se salvaron sin que él supiera, y los que no se salvaron.
Porque lo que sabe Livraga es que eran unos cuantos y los
llevaron a fusilar, que eran como diez y los llevaron, y que él
y Giunta estaban vivos. Ésa es la historia que le oigo repetir
ante el juez [...].
Así que una tarde tomamos el tren a JosALeón Suá rez, lle-
vamos una cá mara y un pianito a lápiz que nos ha hecho Li-
vraga, un minucioso plano de colectivero con las rutas y los
pasos a nivel, una arboleda marcada y una (x), que es donde
fue la cosa. Caminamos como ocho cuadras por un camino -'
pavimentado, en el atardecer, divisamos esa alta y obscura hi-
Mr". : ; WKm
TU
lera de eucaliptos que al ejecutor Rodríguez Moreno le pare- |É;f
ci ó un lugar adecuado al efecto”, o sea al efecto de tronarlos,

y nos encontramos frente a un mar de latas y espejismos. [...]


Pag
Pero aquí fue, y el relato de Livraga corre ahora con más fuer-
za, aquí el camino, allá la zanja y por todas partes el basural ?
y la noche.
1
Al día siguiente vamos a ver al otro que se salvó, Miguel
Ángel Giunta [...]. fP;1:

Parece que aquí va terminar el caso, porque no hay m ás


que contar. Dos sobrevivientes, y los demás est á n muertos. Ufai
Uno puede publicar el reportaje a Giunta y volver a aquella
partida que dejó suspendida en el café hace un mes. Pero no
termina) A último momento Giunta se acuerda de una creen-
cia que él tiene, no de algo que sabe, sino de algo que ha ima-
'

ginado o que oyó murmurar, y es que hay un tercer hombre


que se salvó. [...]
La rueda sigue girando, hay que ir por esos andurriales en li
'

busca del tercer hombre, Horacio di Chiano, que se ha vuelto


lombriz y vive bajo tierra. [...]
Así que son tres,
1

Al día siguiente llega al periódico una carta anónima y


dice que “ lograron fugar: Livraga, Giunta y el ex suboficial f íSfliPP
~ ”
Gavino”.
£4
^
Asi que son cuatro Y Gavino, dice la carta, “pudo meterse
en la embajada de Bolivia y asilarse a aquel país”.
1

a de Bol ivia no enc uen tro pue s a Gav ino , per o enc uen tro
En la embajad
, que son rí e , cue nta con los ded os, me dice: Le falt an
a su amigo Torres
dos”, y me habla de Troxler y Benavídez^
Así que son ( )) seis res por que
Y ya que estamos , ¿no ser á n siete? Pue de ser , me dice Tor ,
o muy com ú n , algo así, com o Gar cía o
había un sargento, con un apellid
Rodr íguez, y nadie sabe qué ha sido de él.
A los dos o tres días vue lvo a ver a Tor res y le disp aro a que mar rop a:

—Rogelio Díaz.
Se le ilumina la cara.
—¿Cómo hizo?
hice . Pero son siete. [...]
Ya no recu erdo c ómo

LAS PERSONAS
13 . LAS INCóGNITAS
¿ Hay algu ien m á s en el dep arta men to del fond o? Sin dud a est á n Ca -
rranza, Garibotti, Díaz, Lizaso , Gav ino, Tor res , Brió n, Rod rígue z y Liy ra-

ga. “Mar celo ” ha esta do tres vec es y no volv er á . Alg uno s ami gos de Gav ino
han venido y también se han retirado temprano. Sabemos por lo menos de
vecino , con ocid o de Bri ón , que com o él ha lleg ado a escu cha r la pele a y
que a ú ltimo momento se siente descompuesto, se va, y se salva. [...]
Sin emb argo cua ndo lleg ue la pol ic í—a que en ese mism o mo -
mento est á requisando un colectivo en la parada de Puente Sa-

avedra , nadie ofrecerá la menor resistencia. No se disparará
un solo tiro.
Pero ¿hay alguien más, aparte de los ya mencionados? Será
difícil encontrar a un testigo que recuerde a todos; los que po-
drían hacerlo están ausentes o muertos. Sólo podemos guiarnos
por indicios. Torres, por ejemplo, afirmar á que había dos hom-
bres má s. Del primero supo que era suboficial del ejército. Del
segundo, ni siquiera eso.
Otros testimonios indirectos vuelven a mencionar al suboficial.
Y precisan: sargento. Las descripciones son confusas, divergentes. Pa-
rece que llegó a ú ltimo momento... Nadie sabe quié n lo trajo... Casi nadie
lo conocía... Alguien sin embargo, volverá a verlo, o creer á verlo, horas
más tarde, en el momento en que recibe un tiro y se desploma.
¿Y el otro? Ni siquiera sabemos si existió. Ni cómo se llamaba, ni quién
era. Ni si est á vivo o muerto.
Con respecto a estos dos hombres, nuestra b ú squeda ha concluido en
un callejón sin salida.
Faltan pocos minutos para las once. La radio est á transmitiendo los
preliminares de la pelea de box. En el grupo que juega a las cartas hay un
silencio cuando el locutor anuncia la presencia en el cuadrado del cam-
peón Lausse y del chileno Loayza.
_
Aldepartamento del frente, entretanto, ha llegado Giunta alrededor
de
las diez y media. La tranquilidad que reina en la casa de don Horacio es
perfecta. La señora Pilar conversa unos momentos con ellos antes de re -
tirarse a descansar. Su hija Nélida prepara unos mates para el invitado,
mientras don Horacio enciende el receptor.
Si acaso sintoniza un instante Radio del Estado, la voz oficial de la Na
-
ción, comprobará que ha terminado de transmitir un concierto de Bach
y
a las 22.59 inicia otro con Ravel...
A esa hora, en la Comisar ía 2o de Florida, han terminado de concen-
trarse veinte hombres, para un misterioso procedimiento.

—Algo gordo piensa el comisario Pena cuando se entera
de quién va a conducir a los hombres.
La palabra revolución no ha sido todavía pronunciada. Y
mucho menos por Radio Splendid, que filtra el rumor de mul-
titud en el Luna Park y la voz tensa del locutor Fioravanti,
transmitiendo las primeras incidencias del match.
Es un combate corto y violento [...]. Al promediar el tercer
round, el campeón derriba a Loayza por toda la cuenta.
El dueño de casa y Giunta se miraron con una sonrisa de
satisfacción.
Giunta tomaba una copa de ginebra y se disponía a mar-
charse. Desde el dormitorio, la señora Pilar pidió a su esposo
una bolsa de agua caliente. Don Horacio fue a la cocina, llenó
la bolsa y regresaba con ella cuando se oyeron violentos gol-
pes a la puerta. Parecían asestados con la culata de una pisto-
la o delrnTusíE En el silencio nocturno resonó el grito:
—¡La policía!
LOS HECHOS
[...]
Por el borde del baldío hacen caminar a los detenidos. Los
vigilantes los empujan con los cañones de los fusiles. La camio-
neta entra en la calle y les alumbra las espaldas con los faros.
Ha llegado el momento...

23 . LA MATANZA
... Ha llegado el momento. Lo señala un diálogo breve, im-
presionante.
— —
¿Qué nos van a hacer? pregunta uno.
—¡Camine para adelante! —le responden.
—¡Nosotros somos inocentes! —gritan varios.
— — —
No tengan miedo les contestan . No les vamos a ha-
cer nada.
¡NO LES VAMOS A HACER NADA!
Los vigilantes los arrean hacia el basural como a un reba ño aterroriza-
do. La camioneta se detiene, alumbrá ndolos con los faros. Los prisioneros
parecen flotar en un lago vivísimo de luz. Rodríguez Moreno baja, pistola
en mano.

A partir de ese instante el relato se fragmenta, estalla en doce o trece


nodulos de pá nico. [...]
Livraga se va abriendo hacia la izquierda, sigilosamente. Paso a paso.
Viste de negro. De pronto, lo que parece un milagro: los reflectores dejan
de molestarlo. Ha salido del campo luminoso. Está solo y casi invisible en
la obscuridad. Diez metros más adelante se adivina una zanja. Si puede
llegar... [...]
Livraga está a cinco metros de la zanja. Don Horacio, que fue el prime-
ro en bajar, también ha logrado abrirse un poco en la dirección opuesta.
—¡Alto! — ordena una voz.
Algunos se paran. Otros avanzan todavía unos pasos. Los vigilantes,
en cambio, empiezan a retroceder, tomando distancia, y llevan la mano al
cerrojo de los máuseres. > r C ií á v \ '

Livraga no mira hacia atrás, pero oye el golpe de la manivela. Ya no


hay tiempo para llegar a la zanja. Va a tirarse al suelo.
— ¡De frente y codo con codo! —grita Rodríguez Moreno. [...]
Giunta no espera más. ¡Corre!
Gavino hace lo mismo.
El reba ño empieza a desgranarse.
— —
¡Tí renles! vocifera Rodríguez Moreno.
Livraga se arroja de cabeza al suelo. Más allá, Di Chiano tambié n se I
zambulle.
La descarga atruena la noche. [...]
Horac io ¿ i Chia no dio dos vuelt as sobre s í mism o y se qued ó inm óvil,
como si estuviera muerto. Oye silbar sobre su cabeza los proyectiles des-
tinados a Rodríguez. [...]
Sobre los cuerp os tendi dos en el basur al , a la luz de los faros don -
de hierve el humo acre de la p ólvora , flotan algun os gemi dos. Un nue -
parec e conc luir con ellos . Pero de pront o Livra ga,
vo crepitar de balazos
que sigue inm óvil e inadv ertid o en el lugar en que cay ó, escuc ha la voz
desgarrad ora de su amig o Rodr íguez , que dice :
-¡Mátenme! ¡No me dejen así! ¡Mátenme!
Y ahora sí, tienen piedad de él y lo ultiman.

LA EVIDENCIA
[...]
Esa, pues , es la manc ha imbo rrabl e, que salpi ca por igual a
un gobierno , a una justic ia y a un ejército:

miij
Q
Que los detenidos de Florida fueron penados, y con la muerte, y sin
:
uicio, y arrancá ndolos a los jueces designados por la ley antes del he-
cho de la causa, y en virtud de una ley posterior al hecho de la causa, y
hasta sin hecho y sin causa.
No habr á ya malabarismos capaces de borrar la terrible evidencia
de que el gobierno de la revolución libertadora aplicó retroactivamen- V
te , a hombres detenidos el 9 de junio, una ley marcial promulgada el 10 _
de junio.
Y eso no es fusilamiento. Es un asesinato.

36. EPí LOGO


[...] Se trataba de presentar a la Revolución Libertadora , y sus here- Mj
deros hasta hoy, el caso límite de una atrocidad injustificada, y pregun- j
tarles si la reconocían como suya, o si expresamente la desautorizaban.
La desautorización no podía revestir otras formas que el castigo de los
culpables y la reparación moral y material de las víctimas. Tres edicio-
nes de este libro, alrededor de cuarenta art ículos publicados, un pro-
yecto presentado al Congreso e innumerables alternativas menores han
servido durante doce a ños para plantear esa pregunta a cinco gobiernos
sucesivos. La respuesta fue siempre el silencio. La clase que esos gobier-
nos representan se solidariza con aquel asesinato, lo acepta como he-
chura suya y no lo castiga simplemente porque no est á dispuesta a cas-
tigarse a sí misma. [...]

EXTRAíDO DEL LIBRO OPERACIóN MASACRE DE RODOLFO WALSH © 1972 BY


EDICIONES DE LA FLOR S.R.L. GORRITI 3695, C1172ACE,
BUENOS AIRES, ARGENTINA, WWW.EDICIONESDELAFLOR.COM.AR i
W .a*

W '1 til Bilí


1. ¿Qui é n era Walsh antes de comprometerse con el caso? ¿
Cu á l era su posici ó n sobre la pol ítica?
¿Qu é clase de narrador tiene el relato? ¿Cu á nto sabe sobre
los hechos? ¿Có mo se ñ ala sus incertidumbres con respecto
a la informaci ó n que maneja?
3. En el capítulo 13, se describen varias escenas previas ataq
al ue policial ¿Qu é ritmo le aportan al relato?
.
4 La adopció n del punto de vista de un personaje es una
herramienta utilizada por el narrador. Busquen ejemplos y com
ten qué le aporta a la narració n el uso de este procedimiento. en-
o . Cuando comienza el fusilamiento, el narrador dice: “
el relato se fragmenta , estalla en doce o trece m ódulos
¿Qué otra cosa se fragmenta en ese instante de de pá nico”.
zozobra? ¿Qué les provoca a ustedes el uso del verbo
giere el modo de llamar a las v íctimas ( “ m ódulos estalla? ¿Qu é les su -
de pá nico” ) que adopta el narrador?
.
6 ¿A qu é conclusión llega Walsh luego de su investigació
n ? ¿Será posible la justicia para los fusilados? ¿ Por qu é? ¿Có
relacionan lo expuesto en el epí logo con el poslclonamiento pol ítico de mo
Walsh durante la d écada de 1970?
El campo y la ciudad: dos linajes en Borges

El Evangelio según Marcos


I
Jorge Luis Borges
El hecho sucedió en la estancia La Colorada,
en el partido de Junín , hacia el sur, en los
últimos días del mes de marzo de 1928 . Su

protagonista fue un estudiante de medicina,


Baltasar Espinosa. Podemos definirlo por
ahora como uno de tantos muchachos por-
teños , sin otros rasgos dignos de nota que
esa facultad oratoria que le había hecho
merecer más de un premio en el co-
legio inglés de Ramos Mejía y qu
una casi ilimitada bondad . No le
gustaba discutir; prefería que
el interlocutor tuviera razón
v no él. Aunque los azares del
juego le interesaban, era un
mal jugador, porque le desa-
gradaba ganar. Su abierta in-
teligencia era perezosa; a los
treinta y tres años le faltaba
rendir una materia para gra-
duarse, la que más lo atraía.
Su padre, que era librepensa-
dor, como todos los señores
de su época , lo había instrui-
do en la doctrina de Herbert
Spencer, pero su madre, antes de
*
un viaje a Montevideo, le pidió que
todas las noches rezara el Padrenues-
tro e hiciera la señal de la cruz. A lo
largo de los años no había quebrado
nunca esa promesa. No carecía de
coraje; una mañana había cambiado, con más
indiferencia que ira, dos o tres puñetazos cor
un grupo de compañeros que querían forzar -
lo a participar en una huelga universitaria .
Abundaba, por espíritu de aquiescencia, en
Cor lid .
El casco de la estancia era grande y un
poco abandonado; las dependencias del
capataz, que se llamaba Gutre, estaban muy
cerca . Los Gutres eran tres: el padre, el hijo,
que era singularmente tosco, y una muchacha
de incierta paternidad . Eran altos, fuertes,
huesudos, de pelo que tiraba a rojizo y de
caras aindiadas. Casi no hablaban . La mujer
del capataz había muerto hace años.
Espinosa , en el campo, fue aprendiendo
Jorge Luis Borges cosas que no sabía y que no sospechaba . Por
Nació en Buenos Aires en 1899 y murió en Ginebra, ejemplo, que no hay que galopar cuando uno
Suiza, en 1986. Creció en Buenos Aires, fue alfa - se está acercando a las casas y que nadie sale
betizado en inglés y en español y de adolescente se a andar a caballo sino para cumplir con una
instaló en Suiza junto con su familia. Una enfermedad tarea. Con el tiempo llegaría a distinguir los
en sus ojos lo dejó casi completamente ciego. A los pájaros por el grito.
veinte años, viajó a España y se puso en contacto A los pocos días, Daniel tuvo que ausen-
con el movimiento ultraísta. De regreso en Buenos tarse a la capital para cerrar una operación
Aires, fundó la revista Proa y comenzó a publicar sus de animales. A lo sumo, el negocio le tomaría
libros. Los más importantes son Historia universalde una semana. Espinosa , que ya estaba un poco
la infamia ( 1935), Ficciones ( 1944), Eiaieph ( 1949) harto de las botines fortunes de su primo y de
y Ei hacedor ( 1960 ). Entre los premios recibidos, su infatigable interés por las variaciones de
obtuvo el Cervantes en 1980. Trató el tema de la la sastrería, prefirió quedarse en la estancia,
poesí a gauchesca en muchos de sus cuentos, poe- con sus libros de texto. El calor apretaba y ni
mas, ensayos y conferencias. Tanto su obra como siquiera la noche traía un alivio. En el alba, los
su biograf í a fueron llevadas al cine y algunos de sus truenos lo despertaron . El viento zamarreaba
poemas fueron convertidos en canciones. Borges las casuarinas. Espinosa oyó las primeras gotas
alcanzó fama a nivel internacional y es considerado y dio gracias a Dios. El aire frío vino de golpe.
el mejor escritor de la literatura argentina. Esa tarde, el Salado se desbordó.
Al otro día, Baltasar Espinosa , mirando
I desde la galer ía los campos anegados, pensó
que la metáfora que equipara Ja pampa con
el mar no era, por lo menos esa mañana, del
opiniones o hábitos discutibles: el país le im - todo falsa, aunque Hudson había dejado escri-
portaba menos que el riesgo de que en otras to que el mar nos parece más grande, porque
partes creyeran que usamos plumas; veneraba lo vemos desde¡a cubierta del barco y no
a Francia pero menospreciaba a los franceses; desde el caballo o desde nuestra altura. La llu-
tenía en poco a los americanos, pero aprobaba via no cejaba; los Gutres, ayudados o incomo-
el hecho de que hubiera rascacielos en Buenos dados por el pueblero, salvaron buena parte
Aires; creía que los gauchos de la llanura son de la hacienda, aunque hubo muchos anima-
mejores jinetes que los de las cuchillas o los les ahogados. Los caminos para llegar a La
cerros. Cuando Daniel, su primo, le propuso Colorada eran cuatro; a todos los cubrieron
veranear en La Colorada, dijo inmediatamen- las aguas. Al tercer día, una gotera amenazó la
te que sí, no porque le gustara el campo sino casa del capataz; Espinosa Ies dio una habi -
por natural complacencia y porque no buscó tación que quedaba en el fondo, al lado del
razones válidas para decir que no. galpón de las herramientas. La mudanza los
Contexto
fue acercando; comían juntos en el gran co- El año 1970 marca el inicio de la década más violenta
medor. El diálogo resultaba difícil; los Gutres, de la historia argentina del siglo xx. Los setenta
que sabían tantas cosas en materia de campo, comenzaban con el general Juan Carlos Onganí a a
no sabían explicarlas. Una noche, Espinosa les cargo de la Presidencia de la Nación; él habla liderado
preguntó si la gente guardaba algún recuerdo el golpe de Estado autodenominado "Revolución
-

de los malones, cuando la comandancia estaba Argentina " ( 1966 - 19731- que en 1966 hab í a
en Jun ín . Le dijeron que sí, pero lo mismo derrocado al presidente constitucional Arturo lllia.
hubieran contestado a una pregunta sobre la A fines de los años sesenta, dos de los principales
ejecución de Carlos Primero. Espinosa recor- acontecimientos ocurridos durante el gobierno de
dó que su padre solía decir que casi todos los la Revolución Argentina habían sido la represión de
casos de longevidad que se dan en el campo estudiantes y docentes universitarios conocida como
son casos de mala memoria o de un concepto La Noche de los Bastones largos ( julio de 1966) y
vago de las fechas. Los gauchos suelen ignorar la insurrección popular denominada el Cordobazo
por igual el año en que nacieron y el nombre (mayo de 1969 ) contra la dictadura de Onganí a. Por
de quien los engendró . otra parte, en 1970 lleva a cabo su primera acci ón
En toda la casa no había otros libros que pública la organización armada Montoneros, que el 10
una serie de la revista La Chacra , un manual de junio comunica su participación en el secuestro y
de veterinaria , un ejemplar de lujo del Tabaré , asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu, lí der
una Historia del Shorthorn en la Argentina , unos del golpe de Estado contra el general Per ón en 1955.
cuantos relatos er óticos o policiales y una A diferencia de muchos escritores que por esos
novela reciente: Don Segundo Sombra . Espino- años abogaban por un compromiso del escritor con
sa, para distraer de algún modo la sobremesa su contexto social, la obra de Borges se mantuvo
inevitable, leyó un par de capítulos a los Gu- ajena a la realidad del momento, aun en medio de la
tres, que eran analfabetos. Desgraciadamente, fuerte politización de los intelectuales y artistas en
el capataz había sido tropero y no le podían los años setenta.
importar las andanzas de otro. Dijo que ese
trabajo era liviano, que llevaban siempre un
carguero con todo lo que se precisa y que,
de no haber sido tropero, no habría llegado
nunca hasta la Laguna de Gómez , hasta el
Bragado y hasta los campos de los Nuñez, en
Chacabuco. En la cocina había una guitarra;
los peones , antes de los hechos que narro,
se sentaban en rueda; alguien la templaba y
no llegaba nunca a tocar. Esto se llamaba una
guitarreada.
Espinosa, que se había dejado crecer la
barba, solía demorarse ante el espejo para
mirar su cara cambiada y sonreía al pensar
que en Buenos Aires aburriría a los mucha-
chos con el relato de la inundación del Salado.
Curiosamente, extrañaba lugares a los que no
iba nunca y no iría: una esquina de la calle Ca-
brera en la que hay un buzón, unos leones de
mampostería en un portón de la calle Jujuy, a
unas cuadras del Once, un almacén con piso
después ce 1 ; .i 1. - r:: rendid que lo
.

escucharan con r.cr.c. : r. v .uego con callado


ínteres. Acaso la presencia ¿e las letras de oro
en la tapa le diera mas autoridad. Lo llevan en
la sangre, pensó. También se le ocurrió que
los hombres, a lo largo del tiempo, han repe-
^
tido siempre dos historias: la de un bajel per-
dido que busca por los mares mediterráneos
una isla querida, y la de pn dios que se hace
^
crucificar en el Gólgota. Recordó las clases de
elocución en Ramos Mejía v se ponía de pie
para predicar las parábolas.
Los Gutres despachaban la carne asada y
las sardinas para no demorar el Evangelio.
Una corderita que la muchacha mimaba
y adornaba con una cintita celeste se lastimó
con un alambrado de púa . Para parar la san -
gre, querían ponerle una telaraña; Espinosa
la curó con unas pastillas. La gratitud que esa
curación despertó no dejó de asombrarlo. Al
de baldosa que no sabía muy bien dónde es- principio, había desconfiado de los Gutres y
taba. En cuanto a sus hermanos y a su padre, había escondido en uno de sus libros los dos-

ían por Daniel que estaba aislado la
ya sabr
palabra, etimológicamente, era justa— por la
cientos cuarenta pesos que llevaba consigo;
ahora, ausente el patrón, él había tomado su
creciente. lugar y daba órdenes tímidas , que eran inme -
Explorando la casa , siempre cercada por diatamente acatadas. Los Gutres lo seguían
las aguas , dio con una Biblia en inglés. En las por las piezas y por el corredor, como si an -
páginas finales los Guthrie —tal era su nombre duvieran perdidos. Mientras leía, notó que le
genuino— habían dejado escrita su historia. retiraban las migas que él había dejado sobre
Eran oriundos de Inverness , habían arribado la mesa. Una tarde los sorprendió hablando
a este continente , sin duda como peones, a de él con respeto y pocas palabras. Concluido
principios del siglo diecinueve , y se habían el Evangelio según Marcos, quiso leer otro
cruzado con indios. La crónica cesaba hacia de los tres que faltaban; el padre le pidió que
mil ochocientos setenta y tantos; ya no sabían repitiera el que ya había leído, para entender-
escribir. Al cabo de unas pocas generacio - lo bien . Espinosa sintió que eran como niños
nes habían olvidado el inglés; el castellano, a quienes la repetición les agrada más que
cuando Espinosa los conoció, les daba trabajo. la variación o la novedad . Una noche soñó
Carecían de fe, pero en su sangre perdura- con el Diluvio, lo cual no es de extrañar; los
ban, como rastros oscuros, el duro fanatismo martillazos de la fabricación del arca lo des-
del calvinista y las supersticiones del pampa . pertaron y pensó que acaso eran truenos. En
Espinosa les habló de su hallazgo y casi no efecto, la lluvia, que había amainado, volvió a
escucharon . recrudecer. El frío era intenso. Le dijeron que
Hojeó el volumen v sus dedos lo abrieron el temporal había roto el techo del galpón
en el comienzo del Evangelio según Marcos. de las herramientas y que iban a mostrárselo
Para ejercitarse en la traducción v acaso para cuando estuvieran arregladas las vigas. Ya no
ver si entendían algo, decidió leerles ese texto era un forastero y todos lo trataban con aten -
ción y casi lo mimaban . A ninguno le gustaba —¿Qué es el infierno? donde las ánimas
el café , pero había siempre una tacita para él, —Un lugar bajo tierra
que colmaban de azúcar. arderán y arderán.
El temporal ocurrió un martes. El jueves —¿ Y también se salvaron los que clavaron
a la noche lo recordó un golpecito suave en la los clavos?
puerta que, por las dudas, él siempre cerraba —
—Sí replicó Espinosa cuya teología era
con llave. Se levantó y abrió: era la muchacha. incierta .
En la oscuridad no la vio, pero por los pasos Había temido que el capataz le exigiera
notó que estaba descalza y después, en el cuentas de lo ocurrido anoche con su hija .
lecho, que había venido desde el fondo, des- Después del almuerzo, le pidieron que re-
nuda . No lo abrazó , no dijo una sola palabra; leyera los últimos capítulos. Espinosa durmió
se tendió junto a él y estaba temblando. Era la una siesta larga , un leve sueño interrumpido
primera vez que conocía a un hombre. Cuan - por persistentes martillos y por vagas premo -

do se fue, no le dio un beso; Espinosa pensó niciones. Hacia el atardecer se levantó y salió
que ni siquiera sabía cómo se llamaba . Urgido al corredor. Dijo como si pensara en voz alta:
por una íntima razón que no trató de averi- —Las aguas están bajas. Ya falta poco.
guar, juró que en Buenos Aires no le contaría — Ya falta poco —repiti ó Gutre, como
a nadie esa historia . un eco.
El día siguiente comenzó como los ante- Los tres lo habían seguido. Hincados en el
riores, salvo que el padre habló con Espinosa piso de piedra le pidieron la bendición. Des-
y le preguntó si Cristo se dejó matar para pués lo maldijeron , lo escupieron y lo em -
salvar a todos los hombres. Espinosa, que era pujaron hasta el fondo. La muchacha lloraba .
librepensador pero que se vio obligado a justi - Cuando abrieron la puerta , vio el firmamen-
ficar lo que les había leído, le contestó: to. Un pájaro gritó; pensó: es un jilguero. El
— Sí. Para salvar a todos del infierno.
Gutre le dijo entonces:
galpón estaba sin techo; habían arrancado las
vigas para construir la Cruz.

Jorge Luis Borges, 1970

Análisis
Durante mucho tiempo, especialmente en las primeras décadas del siglo xx, los principales
escritores y críticos pensaron que un escritor verdaderamente argentino debía escribir sobre los
mismos temas que había tratado la literatura gauchesca , y que la literatura argentina debía buscar
su en el personaje y en el escenario propios de esa literatura: el gaucho y el campo. A
Borges nunca le pareció adecuada esa idea: jam ás le interesó escribir literatura
En un ensayo titulado “El escritor argentino y la tradición”, Borges explicó que un escri -
tor argentino no debía circunscribirse a los temas nacionales , sino que ten ía a su disposición la
totalidad de los temas de la cultura occidental . Uno de los argumentos que brinda Borges para
demostrar su idea es el siguiente: en el Corán , libro sagrado de la cultura musulmana, no se
, por eso es meno s arab e : no hace falta que el Cora n los
mencionan camellos; sin embargo no
mencione porque da por supuesta la existencia de los cam ellos . Por lo tanto , el escri tor arge nti -

no no nece sita habl ar del gau cho ni del cam po en su litera tura .
Esta posición de Borges se relac iona con su idea sobr e el plac er del lecto r. La ensayista
, un lecto r no sient e plac er cuan do lee histo rias
Beatriz Sarlo ( 1995 ) señala que , para Borges
relacionadas con su realidad , es deci r, cerca nas a su prop io mun do . Por el contr ario , para Bor ges ,
el placer se produce cuando leem os un relat o que nos cuen ta una histo ria lejan a , cuan do nos co -
munica con una cultu ra dista nte . Sarl o sosti ene que esto es lo que prec isam ente plan tea Bor ges
en “El Evangelio seg ú n Mar cos ” , cuen to inclu ido en El info rme de Brod ie .
En efecto, Baltasar Espinosa trata de tener alg ú n tipo de comu nicac i ó n con los Gutr es , quie -

nes se muestran sumame nte dista ntes . Para eso , deci de leerl es dos texto s muy difer ente s entre
sí: primero, la nove la Don Segu ndo Som bra , de Rica rdo G ü irald cs , y lueg o , un libro de la Bibl ia. La
novela de G ü irald es narra la histo ria de un jove n que crece junto a don Seg und o Som bra , gau cho
domador y reser o , con quie n reco rre la pam pa y de quie n apre nde las tarea s del cam po . A los
Gutr es, esa nove la no les prov oca inter és algu no ; por el contr ario , se abur ren con ella . Com o
conocen perfectamente la vida rural , el libro de G ü irald es no les intere sa en abso luto porq ue en
él no pueden encontrar nada diferente del mundo que los rodea:
, para distr aer de alg ú n mod o la sobre mesa inev itabl e , leyó un par de cap í tulos a los
Espinosa
Gutres, que eran analfabetos. Desgraciadamente, el capataz había sido tropero y no le podían
importar las anda nzas de otro . Dijo que ese traba jo era livia no , que lleva ban siem pre un cargue-
ro con todo lo que se precisa y que, de no haber sido tropero , no habría llegado nunca hasta la
Laguna de Gómez , hasta el Bragado y hasta los campos de los Nuñez, en Chacabuco.

En cambio, el Evangelio cuenta una historia exótica y absolutamente ajena a la vida de los
Gutres; no trata sobre el gaucho y el campo argentinos y por esa razón los cautiva por completo.
Muy lejos de aburrirlos, el Evangelio según Marcos los atrapa , y los Gutres, identificados repen -
tinamente con la historia , deciden reproducir la escena de la crucifixi ón con Espinosa en el lugar
de Cristo. Borges parece decirnos que el campo ( por lo menos el que se muestra en Don Segundo
Sombra) no es un lugar interesante para la ficci ón ; los escenarios más productivos son aquellos en
los que encontramos una mezcla de culturas.
Por eso, en el cuento de Borges, el campo no es el á mbito id ílico y apacible donde transcurre
la vida de los gauchos como en Don Segundo Sombra . Lejos de eso, aquí el campo es un paisaje de
dudosa belleza (“el casco de la estancia era grande y un poco abandonado”) y sumamente hostil
donde, primero, el calor se vuelve insoportable y, luego, ocurre el diluvio. Es entonces cuando el
campo se transforma como en una pesadilla: deja de ser la pampa extensa para transformarse en

una isla (“estaba aislado -la palabra , etimológicamente , era justa por la creciente”). Espi misa se
encuentra atrapado en ese lugar (“los caminos para llegar a La Colorada eran cuatro: a todos los
cubrieron las aguas”) y comienza a sentir nostalgia por su lugar de origen:
Curiosamente , extra ñaba lugares a los que no iba nunca y no iría : una esquina de la calle Cabrera
en la que hay un buzón, unos leones de maniposter ía en un portón de la calle Jujuy, a unas cuadras
del Once , un almacé n con piso de baldosa que no sabía muy bien d ónde estaba .

En el art ículo “Ideología y ficci ón en Borges” ( 1979) , el crítico y escritor Ricardo Piglia seña -
la que Borges, a lo largo de sus ficciones, ha contado siempre de manera disimulada una historia:
la historia de sus antepasados. Por eso, esa historia adquiere la forma de un árbol geneal ógico:
tiene un linaje materno y un linaje paterno, y
cada uno presenta caracter ísticas diferentes.
Seg ún Pig lia , una de las car act er
í stica s fund a - Color local. Conjunto de rasgos literarios utilizados con
mentales de la narrativa de Borges consiste el fin de mostrar las particularidades de una determinada
en que en sus relatos está presente siempre región (un país o una provincia). Por ejemplo, la literatura
ese “doble linaje”. gauchesca utiliza el color local a trav és de la imitación
¿Cuáles son las características de cada del habla del gaucho y la descripción pormenorizada de
linaje? La rama materna se caracteriza por sus costumbres y de su entorno.
estar conformada por antepasados criollos, Costumbrismo. Corriente literaria que busca retratar de
descendientes de personajes importantes de la manera realista las costumbres de una comunidad, sus
historia de la patria: fundadores, conquistado- personajes y situaciones caracter ísticas. Un ejemplo en
res y guerreros. Por eso Borges encuentra que el que puede observarse la influencia del costumbrismo
muchas calles de la ciudad de Buenos Aires se encuentra en la primera parte de El matadero, de
llevan los mismos apellidos de sus antepasa- Esteban Echeverría.
dos: Laprida, Cabrera y Soler, por ejemplo. El
linaje materno re úne a los antepasados heroi-
cos y gloriosos que participaron de los princi-
pales acontecimientos de la historia nacional .
La familia materna , entonces, tiene una larga
tradición nacional y el orgullo del coraje, pero
no tiene el prestigio del saber ni de la cultura .
El linaje paterno, en cambio, está forma -
do por personajes a quienes no les interesa-
ron jamás las armas ni las luchas políticas. La
familia del padre se caracterizó por sus incli -
naciones intelectuales y literarias. Pero hay
una segunda diferencia con la rama materna :
los antepasados paternos no se relacionan
con la Argentina , sino con la cultura inglesa.
De su padre ( y no de su madre) Borges here-
dó la vocación de escritor, el conocimiento
del idioma inglés y una valiosa biblioteca
llena de libros ingleses.
Esta situación no se trata simplemente de
una caracter ística biográfica: la oposici ón del
“doble linaje” es un rasgo propio de la cultura
argentina. Efectivamente, desde la obra de
Sarmiento, los escritores han establecido
diferentes oposiciones entre lo criollo y lo
europeo, el coraje y la cultura, las armas y las
letras, lo nacional y lo extranjero. Por lo tan -
to, el “doble linaje” es el modo en que Borges j <
*
ha elegido representar en su obra el conflicto i j-
entre ciudad y campo, entre civilización y * i
barbarie .
i v
i
i

9
En este sentido, resulta interesante observar cómo se presenta el doble linaje en la figu -
ra de Baltasar Espinosa, el protagonista de “El Evangelio segú n Marcos”: la rama paterna de
Espinosa está relacionada con la cultura inglesa y la rama materna representa las tradiciones
populares. El “doble linaje” implica una tensión; en este caso, esa tensión se relaciona con las
creencias religiosas:

Su padre, que era librepensador, como todos los señores de su época, lo había instruido en la
doctrina de Herbert Spencer, 2 pero su madre, antes de un viaje a Montevideo, le pidió que todas
las noches rezara el Padrenuestro e hiciera la señal de la cruz. ;; .

Pero también en los Gutres se observa la tensión de un “doble linaje”:

— —
En las páginas finales los Guthrie tal era su nombre genuino habían dejado escrita su historia.
Eran oriundos de Inverness, 5 habían arribado a este Continente, sin duda como peones, a princi-
pios del siglo diecinueve, y se habían cruzado con indios. La crónica cesaba hacia mil ochocientos
setenta y tantos; ya no sabían escribir. Al cabo de unas pocas generaciones habían olvidado el
inglés; el castellano, cuando Espinosa los conoció, les daba trabajo. Carecían de fe, pero en su
sangre perduraban, como rastros oscuros, el duro fanatismo del calvinista y las supersticiones
del pampa .

Sin embargo, aunque en todos los personajes convivan dos linajes, hay una diferencia fun
damental: Espinosa es el hombre letrado que proviene de la ciudad; los Gutres son iletrados
-
personajes del ámbito rural. Pero aun los Gutres, gauchos “de caras aindiadas” que “sabían tantas
cosas en materia de campo”, son el producto de una mezcla cultural porque llevan en su á
rbol
genealógico la presencia de lo extranjero. Nada menos que el campo argentino es el escenario de
una mezcla.

2
Spencer fue un filósofo inglés que vivió entre 1820 y 1903. Fue un fuerte defensor del
conocimiento científico como único conocimiento
válido, especialmente del evolucionismo, cuyos supuestos utilizó
}
para analizar la sociedad.
Ciudad de Escoda .

§¡8

'
M ctividades
1. El cuento finaliza con la escena previa a la inesperada crucifixión de Espinosa. Sin embargo, en una relectura es posible encontrar
algunas pistas que anticipan ese desenlace. Expliquen por qué puede afirmarse que los siguientes fragmentos del cuento funcionan
como indicios de la situación final:
a. Espinosa,, que se había dejado crecerla barba,, solía demorarse ante el espejo para mirar su cara cambiada...
b. Una corderita que la muchacha mimaba y adornaba con una cintita celeste se lastimó con un alambrado de púa. Para
pararla sangre, querían ponerle una telaraña; Espinosa la curó con unas pastillas. La gratitud que esa curación despertó
no dejó de asombrarlo.
c. Los Gutres lo seguían portas piezas y por el corredor, como si anduvieran perdidos. Mientras leía, notó que le retiraban
¡as migas que él había dejado sobre la mesa. Una tarde los sorprendió hablando de él con respeto y pocas palabras. Con-
cluido el Eva nge lio según Mar cos , quis o leer otro de los tres que falta ban; el pad re le pidió que repi tiera el que ya había
leído, para entenderlo bien.

1.1 . Subrayen en el texto otros dos fragmentos que anticipen el desenlace de la historia.

a Exp liqu en por qu é. "El Eva nge lio según Mar cos" de Bor ges es un texto en el que pred omi na
2. La siguiente afirmación es fals .
el color local.

3. Lean atentamente la siguiente afirmación de la ensayista Beatriz Sarlo:

una nov ela dem asia do evid ent eme nte crio lla par a Bor ges . Las mar cas loca lista s no ser í an pru eba sino
Don Segundo Sombra es
ent inid ad " sta tan de man ifies to com o par a des per tar tod as las sos pec has . La abu nda ncia y seg urid ad
obst á culo de su arg
" , pue
el sab er los valo res , la exp erie ncia y el apr end izaj e gau cho s va en con tra de lo que Bor ges con side ra
con que Güiraldes pres enta ,
te arg enti nas [ ]. Hay dem asia dos cab allo s en Don Seg und o par a con side rar seri ame nte su pre tens ión de
cualidades básicamen . . .

de la liter atur a arg ent ina se teje con los hilo s de tod as las cult ura s; nue stra situ aci ó n mar gina l es la
texto nacional . . . La
[ . ] tram a
inal idad ver dad era que no se bas a en el col or loca l ( que ata la ima gina ci ó n a un con trol emp í rico o la con fina
fuente de una orig ,
libr e de la influ enc ia [ ]. La dist anc ia, afir mar í a Bor ges , con ceb ida com o des plaz a -
a una única poética ) sino en la aceptació n . . .
ejer cida com o der ech o de latin oam eric ano s , no hac e pos ible su ficc ió n, sino que fun da el
miento geogr áfico, cultural, poético y ,
Bor ges se per mit e iron izar nue vam ente a pro p ó sito de Don Seg und o Som bra . En " El
placer del lector. Varias décadas despué s,
va a su hip ó tes is sob re la dist anc ia com o con dici ó n del plac er que pro duc e un rela to .
evangelio según Marcos" da forma narrati

ges alud e la auto ra cua ndo dice que, par a Bor ges, "hay dem asia dos cab allo s en Don Seg und o
3.1. ¿A qué texto de Bor
Sombra"? Justifiquen su respuesta.

par a Bor ges la dist anc ia cult ura l y geo gr á fica "fun da el plac er del lect or "?
3.2. ¿ Qué significa que, ,
Introduc c i ó n
La literatu ra no es un
___
discur so “ aislad o” , separ ado del resto
literar
de
ios
los
puede
discur
n
sos
incluir
que
circulan en una socied
; ad. Por el contra rio , los textos
, como
a otras esfera s de la activi dad human a
palabr as , frases o temas que perten ecen
ó , . La literatu ra tiene la posib ilidad de apropia rse
la ciencia, la política , la religi n etc
de cualquier discurso, de “absorberlo”. variad os .
interio r son sumam ente
Los discursos que la literatura incluye en su
los de
de la denom inada “alta cultura ” , como
Por una parte, puede incluir los temas
. Desde esta conce pci n la literat ura ser í a
la pintura, la música clásica , la escultura
ó

solamente producida y recibid a por los integra ntes de una é lite , es decir , por parte
de una minoría “culta”.
mucha s veces incorp oran tambi é n los discur sos de
Sin embargo, los textos
, tales como el cinc , la histori eta , el teletea tro , el
productos culturales masivos de la
tango, el rock ... Algunos de estos produ ctos han sido consid erados como parte
llamada “cultura de masas” A largo . lo del siglo XX , la indust ria disco gr á fica , editor ial ,
televis iva , . , ha hecho posib le que nuevos sectore s social es acceda n
cinematográfica , etc
masivamente a diferen tes produ ctos cultur ales ; estas forma s de la llamad a “ indust ria
cultural” han sido condicionantes de la aparición de la cultura de masas.
Los productos catalogados como parte de la cultura de masas son juzgados de
maneras muy diferentes. Algunos intelectuales han se ñalado que se trata de produc-
ciones poco serias , vulgares y que no pueden formar parte de la cultura de una socie -
dad . Para ellos , un tango siempre será inferior que el aria de una ópera , por ejemplo.
La razón fundamental de esta posici ón reside en que los productos masivos son vistos
como “fabricados en serie”, es decir, como realizados a través de un “molde” y sin un
verdadero trabajo art ístico. Por otro lado, hay quienes consideran que la cultura de
masas ha generado producciones art ísticas de calidad . Por ejemplo , muchas letras
de tango y de rock , historietas o producciones cinematográficas masivas han sido
consideradas como parte del acervo cultural de una comunidad por su belleza y su
perdurabilidad en el tiempo.
Frente a esta situaci ón , la literatura plantea básicamente dos modos de apro -
piación de estos discursos: o toma distancia de las formas masivas y las parodia, o
retoma los materiales proporcionados por la cultura de masas y los combina nueva -
mente , los usa o los fusiona de manera distinta ( Amar Sá nchez , 2000 ) . Es por esto
que la absorci ón de la cultura de masas por parte de la literatura se convierte en una
negociación constante entre estas dos formas de apropiaci ón .
Es así como, por ejemplo, grandes textos literarios han tomado las características
de la “novela rosa”, un género que reconoce su antecedente en el folletín del siglo
XIX y en el radioteatro. Si bien pueden encontrarse novelas rosa escritas ( la espa ñ ola
CorínTellado es uno de sus máximos exponentes) , en la actualidad se trata funda-
mentalmente de producciones televisivas. Aparecen divididas en episodios que son
interrumpidos en un momento culminante para que el espectador se vea obligado
a seguir la historia en el episodio siguiente . La novela rosa presenta un
argumento
estereotipado: la muchacha pobre que , enamorada del muchacho rico, debe luchar
contra una villana que se interpone en la concreción de su amor.
La literatura también ha absorbido los elementos del melodrama , un género que
en la actualidad se caracteriza por marcar fuertemente el car ácter de
los buenos y los
malos que busca emocionar al pú blico a través de
de reflexión en el espectador.
golpe s bajos y que evita todo tipo
r

En el presente capítulo se abordarán , precisamente, los recursos


o procedimientos
por los cuales la literatura incorpora o absorbe tanto los discursos de la alta
cultura
como los de la cultura de masas, Para este capítulo se seleccionaron
textos de distin
tos gé neros, publicados desde mediados del siglo xx hasta la actualidad
.
En primer lugar, incluimos textos correspondientes al siglo xx. El cuento
“Torito”, de Julio Cortázar, pertenece a unó de los libros m ás destacados de su
autor, Final del juego , de 1956: en este cuento es posible ver la absorción del discurso
tanguero y deportivo. El poema “Gotán”, de Juan Gelman , extraído del libro también
titulado Gotán, fue publicado por primera vez en 1962: este texto insiste sobre el
mismo discurso, el del tango. La novela de Manuel Puig La traici ón de Rita Hayworth ,
de 1968 , como su nombre lo indica, incorpora elementos de la cinematografía, y a •
ellos suma características de la novela rosa , del policial y de la historieta, entre otros.
Finalmente, Los crímenes deVan Gogh, novela de 1994 escrita por José Pablo Feinmann ,
presenta una estructura cinematográfica y también incorpora recursos del cómic.
En segundo lugar, presentamos dos textos correspondientes al siglo xxi. En el
cuento de Roberto Fontanarrosa, “Viejo con árbol”, del libro Usted no me Jo va a
creery de 2003, se pone en evidencia el discurso de las artes plásticas y musicales y se
lo enfrenta al discurso futbolístico. La novela de Martín Kohan , Segundos afuera dey

2005, contrapone, en el ámbito del policial , la música clásica con el boxeo.


En la sección “Conexión latinoamericana” incluimos un fragmento de la novela
La tía Julia y el escribidor del peruano Mario Vargas Llosa, ganador del Premio Nobel
y

de Literatura . Se trata de una novela de 1977 en cuya escritura están presentes las
técnicas del radioteatro.
Literatura, tango y boxeo: la cultura de masas
construye ídolos populares

Torito
Julio Cortázar
A la memoria de don Jacinto Cúcaro, puedo. Es buena la hermanita, me da leche
que en las clases de pedagogía del normal caliente y me cuenta cosas. Quién te iba a
Mariano Acosta, decir, pibe. El patrón me llamaba siempre
allá por el año 30, nos contaba las peleas pibe. Dale áperca , pibe. A la cocina, pibe.
de Suárez. Cuando pelié con el negro en Nueva York el
patrón andaba preocupado. Yo lo juné en el
hotel antes de salir. “Lo fajás en seis rounds,
Qué le vas a hacer, ñato, cuando estás abajo pibe”, pero fumaba como loco. El negro,
todos te fajan . Todos, che, hasta el más maula . cómo se llamaba el negrito, Flores o algo así.
Te sacuden contra las sogas, te encajan la Duro de pelar, che. Un estilo lindo, me
biaba. Andá, andá, qué venís con consuelos sacaba distancia vuelta a vuelta. Áperca, pibe,
vos.Te conozco, mascarita. Cada vez que metele áperca. Tenía razón el trompa. Al
pienso en eso, salí de ahí, salí. Vos te creés tercero se me vino abajo como un trapo.
que yo me desespero, lo que pasa es que no
doy más aquí tumbado todo el día. Pucha que
son largas las noches de invierno, te acordás
del pibe del almacén cómo lo cantaba. Pucha
que son largas...Y es así, ñato. Más largas que
esperanza’e pobre. Fíjate que yo a la noche
casi no la conozco, y venir a encontrarla aho-
ra... Siempre a la cama temprano, a las nueve
o a las diez. El patr ón me decía: “Pibe, andate
al sobre, mañana hay que meterle duro y pa-
rejo”. Una noche que me le escapaba era una
casualidad. El patrón...Y ahora todo el tiem-
po así, mirando el techo. Ahí tenés otra cosa
que no sé hacer, mirar p’arriba. Todos dijeron
que me hubiera convenido, que hice la gran
macana de levantarme a los dos segundos,
cabrero como la gran flauta. Tienen razón,
si me quedo hasta los ocho no me agarra tan
mal el rubio.
Y bueno, es así. Pa peor la tos. Después te
vienen con el jarabe y los pinchazos. Pobre la
hermanita , el trabajo que le doy. Ni mear solo
Amarillo, el negro. Flores, creo, algo así. pensar en eso, y se te acortan las horas. Pero a
Mira como uno se ensarta , al principio me la noche qué lata, viejo. Ni la radio, ni la
pareció que el rubio iba a ser más fácil . Lo hermanita, y en una de esas te agarra la tos, y
que es la confianza, ñato. Me barajó de una dale que dale, y por ahí uno de otra cama se
pina que te la debo. Me agarró en fr ío el rechifla y te pega un grito. Pensar que antes. ..
maula. Pobre patrón , no queír a creer. Con Fíjate que ahora me cabreo más que antes. En
qué bronca me levanté. Ni sentía las piernas, los diarios salla que de pibe los peleaba a los
me lo queíra comer ahí nomás. Mala suerte, carreros en la Quema . Puras macanas , che,
pibe. Todo el mundo cobra al final. La noche nunca me agarré a trompadas en la calle. Una
delTani , te acordás pobreTani , qué biaba. Se o dos veces, y no por mi culpa , te juro. Me
veía que el Tani estaba de vuelta. Guapo el podés creer. Cosas que pasan, estás con la
indio, me sacudía con todo, dale que va , barra , caen otros y en una de esas se arma .
arriba , abajo. No me hacía nada , pobre Tani. Y No me gustaba , pero cuando me metí la
eso que cuando lo fui a saludar al rincón me primera vez me di cuenta que era lindo.
dolía bastante la cara, al fin y al cabo me Claro, cómo no va a ser lindo si el que cobraba
arrimó una buena leñada. Pobre Tani , vos era el otro. De pibe yo peleaba de zurda , no
sabés que me miró, yo le puse el guante en la sabés lo que me gustaba fajar de zurda . Mi
cabeza y me reía de contento, no me queíra vieja se descompuso la primera vez que me
reír, te imaginás que no era de él , pobre pibe. vio pelearme con uno que ten ía como treinta
Me miró apenas , pero me hizo no sé qué. años. Se creía que me iba a matar, pobre vieja .
Todos me agarraban , pibe lindo, pibe macho, Cuando el tipo se vino al suelo no lo pod ía
ah criollo, y elTani quieto entre los de él , más creer.Te voy a decir que yo tampoco, creeme
chatos que cinco e’queso. Pobre Tani . Por qué que las primeras veces me parecía cosa de
me acuerdo de él , decime un poco. A lo suerte. Plasta que el amigo del trompa me fue
mejor yo lo miré así al rubio esa noche. Qué a ver al club y me dijo que había que seguir.
sé yo , para acordarme estaba. Qué biaba , Te acord ás de esos tiempos, pibe. Qué pestos.
hermano. Ahora no vas a andar disimulando. Flabía cada pesado que te la voglio dire. “Vos
Te fajó y se acabó. Lo malo que yo no quería metele nomás”, decía el amigo del patrón.
creer. Estaba acostado en el hotel , y el patr ón Después hablaba de profesionales, del Parque
fumaba y fumaba , casi no había luz. Me Romano, de River. Yo qué sabía, si nunca
acuerdo que hacía calor. Después me pusie- tenía cincuenta guitas para ir a ver nada .
ron hielo, íf jate un poco yo con hielo. El También la noche que me dio veinte pesos,
trompa no decía nada , lo malo que no decía qué alegrón. Fue con Tala , o con aquel flaco
nada . Te juro que tenía ganas de llorar, como zurdo, ya ni me acuerdo. Lo saqué en dos
cuando ella.. . Pero para qué te vas a hacer vueltas, ni me tocó. Vos sabés que siempre
mala sangre. Si llego a estar solo, te juro que mezquiné la cara. Si me llego a sospechar lo
moqueo. “Mala pata , patrón”, le dije. Qué del rubio. .. Vos creés que tenés la pera de
más le iba a decir. Él dale que dale al tabaco. fierro, y en eso te la hacen sonar de una piña.
Fue suerte dormirme. Como ahora, cada vez Qué fierro ni que ocho cuartos. Veinte pesos,
que agarro el sueño me saco la lotería . De día pibe , imagínate un poco. Le di cinco a la
tenés la radio que trajo la hermanita, la radio vieja, te juro que de compadre , pa mostrarle.
que... Parece mentira, ñato. Bueno, te oís La pobre me quería poner agua de azahar en
unos tanguitos y las transmisiones de los la muñeca resentida . Cosas de la vieja , pobre.
teatros. ¿ Te gusta Canaro a vos? A mí Fresedo, Si te fijás, fue la única que tenía esas atencio-
che, y Pedro Maffia. Si los habré visto en el nes, porque la otra. . . Ahí tenés, apenas pienso
ringside , me iban a ver todas las veces. Podés en la otra, ya estoy de vuelta en Nueva York.
nada , de puro rana , pero hizo bien, así yo iba
subiendo despacio, sin engolosinarme. Como
el pobre zurdito, que lo llevaron a River en
un año, y en dos meses se vino abajo que daba
miedo. En ese entonces no era macana , pibe.
Te venía cada taño de Italia, cada gallego que
te daba miedo, y no te digo nada de los
rubios. Claro que a veces la gozabas, como la
vez del príncipe. Eso fue un plato, te juro, el
príncipe en el ringside y el patrón que me
dice en el camarín: “No te andes con vueltas,
v»í¡vu
no te vayas a dejar vistear que para eso los
De Lanús casi no me acuerdo, se me borra yonis son una luz” , y te acordás que decían
todo. Un vestido a cuadritos, sí, ahora veo, y que era el campeón de Inglaterra , o qué sé yo
el zaguán de don Furcio, y también las qué cosa . Pobre rubio, lindo pibe. Me daba
mateadas. Cómo me tenían en esa casa, los no sé qué cuando nos saludamos, el tipo
pibes se juntaban a mirarme por la reja, y ella chamuyo una cosa que andá a entenderle, y
siempre pegando algún recorte de Crítica o de parecía que te iba a salir a pelear con galera.
Última Hora en el álbum que había empezado, El patrón no te vayas a creer que estaba muy
o me mostraba las fotos del Gráfico . ¿ Vos tranquilo, te puedo decir que él nunca se
nunca te viste en foto? Te hace impresión la daba cuenta de cómo yo lo palpitaba . Pobre
primera vez, vos pensás pero ese soy yo, con trompa, se creía que no me daba cuenta. Che,
esa cara. Después te das cuenta que la foto es y el príncipe ahí abajo, eso fue grande, a la
linda, casi siempre sos vos que estás fajando, o primera finta que me hace el rubio le largo la
al final con el brazo levantado.Yo venía con derecha en gancho y se la meto justo justo. Te
mi Graham Paige , imagínate, me empilchaba juro que me quedé frío cuando lo vi patas
para ir a verla, y el barrio se alborotaba. Era arriba. Qué manera de dormir, pobre tipo.
lindo matear en el patio, y todos me pregun- Esa vez no me dio gusto ganar, más lindo
taban qué sé yo cuánta cosa.Yo a veces no hubiera sido una linda agarrada, cuatro o
podía creer que era cierto, de noche antes de cinco vueltas como con elTani o con el yoni
dormirme me decía que estaba soñando. aquel, Hermán se llamaba, uno que venía con
Cuando le compré el terreno a la vieja, qué un auto colorado y una pinta bárbara ...
barullo que hacían todos. El trompa era el Cobró, pero fue lindo. Qué leñada , mama
único que se quedaba tranquilo. “Hacés bien, mía. No quería aflojar y tenía más mañas
pibe”, decía , y dale al tabaco. Me parece que... Ahora que para mañas el Brujo, che.
estarlo viendo la primera vez, en el club de la De donde me lo fueron a sacar a ese. Era
calle Lima . No, era en Chacabuco, esperá que uruguayo, sabés, ya estaba acabado pero era
no me acuerdo, pero si era en Lima , infeliz , peor que los otros, se te pegaba como sangui-
no te acordás del vestuario todo de verae , juela y andá sacátelo de encima . Meta force-
con más mugre. .. Esa noche el entrenador jeo, y el tipo con el guante por los ojos, pucha
me presentó al patrón , resultaba que eran me daba una bronca . Al final lo fajé feo, me
amigos, cuando me dijo el nombre casi me dejó un claro y le entré con unas ganas.. .
agarro de las sogas, apenas lo vi que me Muñeco al suelo, pibe. Muñeco al suelo fastrás. ..
miraba yo pensé: “Vino para verme pelear”, y Vos sabés que me habían hecho un tango y
cuando el entrenador me lo presentó me todo. Todavía me acuerdo un cacho, de
quería morir. El no me había dicho nunca Mataderos al centro,y del centro a NuevaYork ...
Contexto
En 1943, un grupo de militares nacionalistas escribió que yo no tenía estilo. Me dio una
dio un golpe de Estado y derroc ó al presidente bronca , te juro. No te voy a decir que yo era
Ramón Castillo. En este grupo se destac ó el como Rayito , eso era para ir a verlo , pibe, y
coronel Juan Domingo Perón, quien, desde la Mocoroa lo mismo.Yo qué te voy a decir, al
Secretar ía de Trabajo y Previsión, llev ó adelante rato de empezar ya veía todo colorado y le
un polí tica tendiente a mejorar la legislació n metía nomás, pero no te vas a creer que no
laboral y social (vacaciones pagas, jubilaciones, me daba cuenta, solamente que me salía y si
tribunales de trabajo). El apoyo popular a Per ón me salía bien para qué te vas a afligir. Vos ves
lo llev ó al gobierno en las elecciones de 1946. cómo fue con Rayito , está bien que no lo
Durante sus dos presidencias ( 1946 - 1952 saqué pero lo pude. Y a Mocoroa igual, qué
y 1952 - 1955 ) Per ón impuls ó una pol í tica querés. Flor de leñada, viejo, se me agachaba
que combinaba el impulso de la industria, el hasta el suelo y de abajo me zampaba cada
empleo, las comunicaciones y los transportes piña que te la debo.Y yo meta a la cara, te
con la acción social desarrollada por Eva Per ón juro que a la mitad ya estábamos con bronca y
a trav és de la construcción de hospitales, dale nomás. Esa vez no sentí nada , el patrón
escuelas, hogares para niños y ancianos, y me agarraba la cabeza y decía pibe no te abrás
ayuda econó mica para los má s pobres. tanto, dale abajo, pibe, guarda la derecha . Yo
En los últimos años y como consecuencia de le oía todo pero después salíamos y meta
las migraciones internas, se habí a constituido biaba los dos, y hasta el final que no pod íamos
alrededor de la ciudad un conjunto social de más, fue algo grande. Vos sabés que esa noche
caracteres muy diferentes a los del suburbio después de la pelea nos juntamos en un
tradicional. La era del tango y del compadrito bodegón , estaba toda la barra y fue lindo
hab í a pasado. En los cincuenta, poblaban los verlo al pibe que se reía , y me dijo qué
suburbios los nuevos obreros industriales, fenómeno, che, cómo fajás, y yo le dije te
que provení an de las provincias del interior gané pero para mí que la empatamos, y todos
y que habían cambiado su miseria rural por brindaban y era un lío que no te puedo
los mejores jornales que ofrec í a la industria contar. . . Lástima esta tos, te agarra descuida-
naciente. do y te dobla . Y bueno, ahora hay que cuidar-
se, mucha leche y estar quieto, qué le vas a
Mocoroa , esa fue pelea . Vos sabés que dos hacer. Una cosa que me duele es que no te
meses antes ya lo tenía al patrón dale que esa dejan levantar, a las cinco estoy despierto y
izquierda va mal, que no dejés entrar así, y meta mirar p ’arriba. Pensás y pensás, y
me cambiaba los sparrings y meta salto a la siempre lo malo, claro. Y los sueños igual, la
soga y bife jugoso.. . Menos mal que me otra noche , estaba peleando de nuevo con
dejaba matear un poco, pero siempre me Peralta . Por qué justo tengo que venir a
quedaba con sed de verde.Y vuelta a empezar embocarla en esa pelea, pensá lo que fue,
todos los días, tené cuidado con la derecha, la pibe, mejor no acordarse. Vos sabés lo que es
tirás muy abierta, mira que el coso no es toda la barra ahí, todo de nuevo como antes,
macana.Te creés que yo no lo sabía, más de no como en Nueva York , con los gringos.. .Y
una vez lo fui a ver y me gustaba el pibe, no la barra del ringside, toda la hinchada , y unas
se achicaba nunca , y un estilo, che. Vos sabés ganas de ganar para que vieran que... Otra
lo que es el estilo, estás ahí y cuando hay que que ganar, si no me salía nada, y vos sabés
hacer una cosa vas y la hacés sobre el pucho, cómo pegaba Víctor. Ya sé , ya sé, yo le ganaba
no como esos que la empiezan a zapallazo con una mano, pero a la vuelta era distinto.
impio, dale que va , arriba abajo los tres No tenía ánimo, che, el patrón menos toda-
minutos. Una vez en El Gráfico un coso vía, qué te vas a entrenar bien si estás triste. Y
Me lo cantaban por todos lados, en los
asados , por la radio. . . Era lindo oírse en la
radio, che, la vieja me escuchaba todas las
peleas. Y vos sabes que ella también me
escuchaba, un día me dijo que me había
conocido por la radio, porque el hermano
puso la pelea con uno de los taños... ¿ Vos te
acordás de los taños? Yo no sé de dónde los
iba a sacar el trompa, me los traía íresquitos
de Italia, y se armaban unas leñadas en
River.. . Hasta me hizo pelear con dos herma- Julio Cortá zar
nos, con el primero fue colosal, al cuarto Escritor, traductor y maestro . Nació en Bruselas
round se pone a llover, ñato, y nosotros con en 1914 mientras su padre se desempeñaba en la
ganas de seguirla porque el tanito era de ley y actividad diplomática en Bélgica. En 1918 se radicó
nos fajábamos que era un contento, y en eso en la Argentina, en la ciudad de Banfield. Fue profesor
empezamos a refalar y dale al suelo yo, y al de literatura en diversas instituciones. En 1951 fijó
suelo él. . . Era una pantomima, hermano. . . La residencia en Paris, donde trabajó como traductor
suspendieron , qué macana . A la otra vez el independiente de la UNESCO .
taño cobró por las dos , y el patr ón me puso En 1938 public ó, con el seudónimo Julio Oenis,
con el hermano, y otro pesto.. . Qué tiempos , el libro de sonetos Presencia. Su actividad como
pibe, aquí sí era lindo pelear, con toda la escritor fue intensa: Bestiario ( 1951), Final del
barra que venía, te acordás de los carteles y juego ( 1956), Las armas secretas ( 1959) y Todos
las bocinas de auto, che , qué lío que armaban los fuegos el fuego ( 1966) ejemplifican su profusa
en la popular... Una vez leí que el boxeador labor en torno del cuento. Entre las novelas que
no oye nada cuando está peleando, qué publicó, Los premios ( 1960), Rayuela ( 1963), 62/
macana , pibe. Claro que oye, vos te creés que Modelo para armar ( 1968 ) y Libro de Manuel ( 1973)
yo no oía distinto entre los gringos, menos son las más representativas. Además, incursionó en
mal que lo tenía al trompa en el rincón, teatro, en poesí a y en ensayo literario y polí tico con
áperca, pibe, dale áperca.Y en el hotel, y los repercusión mundial.
cafés, qué cosa tan rara , che , no te hallabas En 1984 recibió del poeta Ernesto Cardenal la Orden
ahí. Después el gimnasio, con esos tipos que de la Independencia Cultural Rub én Darlo. Su identi-
te hablaban y no les pescabas ni medio. Meta dad literaria encuentra distinción en la combinació n
señas, pibe, como los mudos. Menos mal que de lo absurdo con lo ló gico, de lo cotidiano con lo
estaba ella y el patrón para chamuyar, y extraordinario, haciendo pura experimentación con
podíamos matear en el hotel y de cuando en el contraste y la mezcla. Falleció en Paris el 12 de
cuando caía un criollo y dale con los autógra - febrero de 1984.
fos, y a ver si me lo fajás bien a ese gringo pa
que aprendan cómo somos los argentinos. No
hablaban más que del campeonato, qué le vas igualito. Y una vez me acuerdo que fuimos
a hacer, me tenían fe, che , y me daban unas con ella y el patr ón a una playa, todo el día en
ganas de salir atropellando y no parar hasta el el agua, fue macanudo. No te creas que podía
campeón. Pero lo mismo pensaba todo el divertirme mucho, siempre con el entrena-
tiempo en Buenos Aires, y el patrón ponía los miento y la comida cuidada , y nada que
discos de Carlitos y los de Pedro Maffia , y el hacerle , el trompa no me sacaba los ojos. “Ya
tango que me hicieron , yo no sé si sabés que te vas a dar el gusto, pibe”, me decía el
me habían hecho un tango. Como a Legui, trompa . Me acuerdo cuando la pelea con
bueno, yo aquí era el campeón y él me me acuerdo mucho. Mejor no acordarse , no
desafió, tenía derecho. No le voy a disparar, te parece. Son cosas que para qué. Me quisie -
no te parece. El patrón pensaba que le podía ra olvidar de todo. Mejor dormirse, total
ganar por puntos, no te abrás mucho y no te aunque soñés con las peleas a veces le acertás
canses de entrada, mira que aquel te va a una linda y la gozas de nuevo. Como cuando
boxear todo el tiempo.Y claro, se me iba para el príncipe , qué plato. Pero mejor cuando no
todos lados, y después que yo no estaba bien, soñás, pibe, y estás durmiendo que es un
con la barra ahí y todo te juro que tenía un gusto y no tosés ni nada , meta dormir nomás
cansancio en el cuerpo. .. Como modorra, toda la noche dale que dale.
entendés, no te puedo explicar. A la mitad de
la pelea la empecé a pasar mal , después no Julio Cortázar, 1956

Análisis
“Torito” fue publicado por primera vez en el volumen Final del juego (1956) , libro en el que
Cortázar incluye cuentos realistas y fantásticos. Las temáticas varían mucho: en esta colección
es posible encontrar cuentos autobiográficos (relacionados con experiencias de vida del propio
autor ) y mitológicos (que tratan antiguos temas de la historia de la cultura como, por ejemplo, el
mito de Orfeo). Pero también este libro es un ejemplo del interés de Cortázar por la m úsica y el
deporte, especialmente por el jazz y el boxeo, que lo acercan, en alguna medida, a lo popular.
Cortázar comienza su cuento con un epígrafe , es decir, con una frase ubicada al comienzo,
que, en este caso, es una dedicatoria. A través de este recurso, observamos que el autor dedica el
cuento a un profesor, Jacinto C úcaro, quien en los años treinta “contaba las peleas de Suárez”. De
esta forma , nos adelanta el apellido del protagonista del cuento. Se trata de Justo Suárez ( 1909-
1938), un boxeador argentino, conocido como “elTorito de Mataderos” . El apodo hace referencia
a otro púgil argentino que se llam ó Luis Á ngel Firpo, a quien se bautizó como “el Toro salvaje de
las pampas”. El apodo de Suárez , por su parte, menciona su porteño barrio natal: Mataderos.
Cortázar era un adolescente cuando peleaba Suárez y recuerda haber escuchado por la
radio sus peleas. Estas, sumadas a lo que dice de su profesor en la dedicatoria , fueron motivo
de su pasión por el boxeo. No solo “Torito” es una demostración de esta afición ; Cortázar
también escribió otros cuentos — por ejemplo “ La noche de Mantequilla”— y fue cronista y asiduo
espectador de ese deporte. El propio autor declaró que escribió el cuento en dos horas y que se
puso en la piel del boxeador, como si fuera el mismo Justo Suárez el que cuenta la historia .
La carrera profesional de este boxeador fue bastante corta, pero vertiginosa e intensa . Entre
los años 1928 y 1935 logró los títulos de campeón argentino y sudamericano. Intentó conseguir
el título mundial en Estados Unidos, pero fue abatido por Billy Petrolle, el “rubio” del cuento. En
el texto se nombran diferentes boxeadores, tanto argentinos como extranjeros, con los cuales
combatió, incluido Víctor Peralta, con quien perdió el título de campeón argentino. Justo Suárez
es considerado el primer ídolo deportivo, no solo por su destacada trayectoria , sino también
porque el pueblo vio en él al modelo de muchacho que desde el humilde hogar de origen logró,
con mucho esfuerzo y dedicación, el ascenso social y combatir varias veces en la tan deseada
ciudad de Nueva York .
En el cuento podemos observar dos operaciones que muestran cómo se incorpora el discurso
de la cultura de masas. Por un lado, el propio autor incluye como personaje y como narrador al
boxeador: el intelectual (Cortázar) rescata al ídolo popular (Suárez) e incluye süs propios saberes
y pasiones despertados por el boxeo y el tango. Por otro lado, el personaje, en su relato, retoma
fragmentos de lo que la cultura de masas destacó de él. Este discurso es trabajado e incorporado
desde la interioridad del mismo boxeador, que se construye así como voz que enuncia el relato.
El cuento narra , bajo la forma de un monólogo, el pasado profesional y personal de
algunos aspectos de la vida del personaje. De manera bastante caótica recuerda hechos
y situaciones que le cuenta a un destinatario desconocido, al que solo conocemos por
los vocativos “ñ ato” o “che”. Es un ídolo caído, agó nico, abandonado, consumido por la
tuberculosis, que rememora su carrera profesional y que toma conciencia de su estado actual
de inmovilidad y de respeto por los cuidados que su enfermedad requiere: “lo que pasa es que
no doy m ás aqu í , tumbado todo el d ía”, confiesa .
Un fragmento de la letra del tango “Muñeco al suelo”, de Venancio Clauso, con m úsica de
Modesto Papavero, dice así: “De Mataderos al centro y del centro a Nueva York”. Es el tango
que le escribieron a Justo Suárez y que el mismo narrador menciona en el cuento. La historia
que se cuenta en esa letra de tango es la misma que se narra en el monólogo. Lo que llama la
atención es cómo cuenta esa historia : lo hace como si fuera un personaje de alguna letra de
tango que recuerda con nostalgia hechos de su vida . El protagonista retoma, de esta manera ,
algunos tópicos del discurso del tango: el pasado feliz, el éxito, la figura abnegada de la madre, el
abandono de la mujer, la soledad del presente. El personaje se presenta mencionando fragmentos
de tangos que hablan de él, como por ejemplo cuando dice: “Te conozco, mascarita”, “Te acordás
de esos tiempos, pibe” , “Muñeco al suelo , pibe”. Todas estas son frases que aluden a tangos muy
1

conocidos de la época.
Adem ás de mencionar a distintos boxeadores con los cuales compitió (Julio Mocoroa ,

Estanislao Loayza elTani—, Víctor Peralta y otros) , cuando se refiere a Billv Petrolle , que es con
quien pierde la posibilidad de convertirse en campeó n mundial , el narrador lo denomina con
la de “rubio”, por ser norteamericano. El mismo recurso retórico lo utilizará para
referirse a su mujer ( Pilar Bravo) , a quien recuerda como “Un vestido a cuadritos”, o solo con
los referentes “ella” o “la otra”. Hay personas que marcaron su vida: uno es el “rubio” con el cual
perdió v, a raíz de esta derrota , la “otra”, su mujer, le pide el divorcio y lo abandona.
Como suele ocurrir en las letras del tango, la figura femenina se completa con la de la
madre. Ella es la “pobre vieja”: “Mi vieja se descompuso la primera vez que me vio pelearme con
uno que tenía como treinta años. Se creía que me iba a matar, pobre vieja”, expresión argentina
que connota cariño y compasión al mismo tiempo. La otra figura femenina que aparece en el
cuento es la “hermanita”, la monja que lo cuida en el momento presente (en un sanatorio en
Cosquín, Córdoba) y es con la que puede hablar.
Los tópicos del discurso del tango son recurrentes y el que sobresale es el de la nostalgia por
los buenos tiempos pasados. Como vemos, el protagonista se “reconoce”, se “identifica” y “toma
conciencia de ídolo” a través del tango, es decir, a través del discurso de la cultura de masas. Es un
boxeador que tuvo un origen muy humilde , pero que en un momento se reconoce en las fotos de
res istas v diarios de la época como El Gráfico, Crítica o Ú ltima Hora -, “¿ Vos nunca te viste en foto? Te
hace impresión la primera vez, vos pensás pero ese soy yo, con esa cara . Después te das cuenta que

se ín Quijano ( 1902 ) y Tiempos viejos , letra de Manuel Romero y m ú sica de


ilude son Te c :n? z;e. mascarita , de Mart
Canaro í 1926 ». que “;Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos..
la foto es linda , casi siempre sos vos que estás fajando, o al final
con el brazo levantado”. Es la imagen que construye al ídolo, losario
que lo congela para la posteridad , y al protagonista le sirve Metonimiíi. Recurso que consiste
como recurso para su identificación y para retener el momento en reemplazar un elemento por otro
de gloria. La madre también lo “reconoce”, pero a través de la que lo representa y que mantiene
radio: “Era lindo oírse en la radio, che, la vieja me escuchaba una relación directa con el primero.
todas las peleas.Y vos sabés que ella también me escuchaba , Esta es la diferencia fundamental con
un día me dijo que me había conocido por la radio, porque el la metáfora, en la cual un elemento
hermano puso la pelea con uno de los taños. . .”. reemplaza a otro sin necesidad de que
Los medios gráficos y la radio le otorgan la categoría de ambos tengan relación directa. Un
boxeador exitoso. Hasta se escribió un tango en su honor: ejemplo de metonimia ser ía: "Por la
“Vos sabés que me habían hecho un tango y todo. Todavía me Plaza de Mayo avanzan los pa ñ uelos
acuerdo un cacho, de Mataderos al centro, y del centro a blancos" para significar que marchan
Nueva York . . . Me lo cantaban por todos lados, en los asados, las Madres.
por la r a d i o . . L o s comentarios adversos le llegan a través Verosimilitud. Modo realista de
de los medios: “Una vez en El Grá fico un coso escribió que representar los acontecimientos
yo no tema estilo. Me dio una bronca , te juro”. El “coso” no en un relato ficcional de modo que
es otro que el periodista especializado Félix Daniel Fraseara, los hechos representados parezcan
quien sostenía que Suárez se destacaba porque en sus peleas verdaderos.
demostraba un “estilo sin estilo”.
La popularidad del boxeador queda de manifiesto, además ,
por el público que lo aclama: “Qué tiempos, pibe, aquí sí era lindo pelear, con toda la barra que
venía, te acordás de los carteles y las bocinas de auto, che, qué lío que armaban en la
popular”. La
idea de que es la patria la que está en juego en un encuentro deportivo es bastante corriente en
nuestra cultura. Es tradicional concebir la imagen del ídolo que convoca multitudes com
o la síntesis
del triunfo o del fracaso de toda una nación: “No hablaban más que del campeonato, é le vas a
qu
hacer, me tenían fe, che, y me daban ganas de salir atropellando y no parar hasta el cam ón . Es
pe ”
así como la cultura de masas construye ídolos y deposita en ellos sus expectativa como un
s logro
nacional y patriótico. Y es el momento culminante en el que , como dice el
protagonista , hasta llega
a darle la mano al príncipe (Eduardo de Windsor, príncipe de Gales), o a tener como
espectadores
a figuras del tango , como los directores de orquesta Francisco Cañara , Pedro Maffia Osvaldo
y
Fresedo.
La construcción de la figura del ídolo popular también se observa en la escr
itura del
cuento. El cuento reproduce un vocabulario bastante cercano, quizás, al
registro lingüístico
del boxeador: en ese vocabulario sobreabundan té rminos en lunfardo y se
recupera la
oralidad , con expresiones del habla popular; por ejemplo: “Te la
voglio dire”, “Qué fierro ni
que ocho cuartos”, etc. Estos procedimientos le otorgan al relato.
El cuerpo del ídolo se representa con recursos que incorporan los discursos de
la cultura de
masas y con un narrador en primera persona. En su relato, el
protagonista “le pone el cuerpo” a
su voz , le da vitalidad y dinamismo. Opone la pasividad del
presente a la actividad vertiginosa del
pasado. En definitiva, rememora su vida profesional porque, de alguna manera , está desafiando
a
la muerte, en un estado aletargado, el que no le permite otras cosas que mirar el
techo, escuchar
la radio y respetar horarios. Son las reglas del juego de un ídolo abandonado
.
ctividades
func ione s que cum ple y justi fiqu en la elec ci ón:
í graf e. Mar quen cu á les son las
1. El texto comienza con un ep
cultu ra.
la cultu ra pop ular y la alta
a. Establecer una oposición tajante entre
b. Expresar el reconocimiento de Julio Cort á zar por un doc ente .
c. Instalar el inter locu tor al que va dirig ido el texto .
el ámbi to culto y el á mbi to de lo pop ular.
d. Proponer una relación entre

licac ión se pue de dar a esa orga niza ción del texto ?
2. ¿Cuántos párrafos tiene el cuento? ¿Qué exp

3. Lean el siguiente fragmento;


Qué man era de dorm ir , pob re tipo. Esa vez no me dio gust o gana r, m á s lindo
"Te juro que me quedé frío cuando lo vi patas arriba.
com o con el Tan i o con el yoni aqu el, Herm á n se llam aba , uno que ven ía
hubiera sido una linda agarrada, cuatro o cinco vueltas
con un auto colorado y una pinta bárbara... Cobró, pero fue lindo".
3.1. Ubiquen el fragmento en el cuento.
3.2. Expliquen el significado que adquiere cada expresión destacada en cursivas.

4. La voz de "Torito permite reco


" nstru ir un pasa do añ orad o, un pasa do que le otorg ó fama y que lo tran sfor mó en ídolo. Com plete n
el siguiente cuadro con dos fragmentos del cuento que permitan dar cuenta de esto.

Música de tango Medios de comunicación Público seguidor

5. Completen con la información necesaria para obtener un texto coherente que recupere información trascendente de acuerdo
con lo observado en las actividades desarrolladas.

El cuento de narra, mediante la forma del


, el y el presente de . Dicho
personaje se reconstruye por medio de la inclusión del discurso y del discurso
yaque tanto como conforman
la figura del í dolo popular caído en
Capítulo 122
La existencia del alma en el Caio
08 de Enero de 2004
El Zacarías y yo tomamos mate. Siempre. A cualquier hora. Las veces que estuvimos a
punto de separarnos, las veces que llegó un hijo nuevo a casa, cuando lo echaron del
trabajo, cuando Argentina salió campeón del mundo, cuando se cayeron las torres
gemelas. Cuando murió mamá... Entre el Zacarías y yo hubo días sin besos a la mañana,
semanas sin dirigirnos la palabra, meses enteros sin juntar los pelos, años larguísimos
sin un peso en el bolsillo. Pero no hubo nunca en nuestro matrimonio un solo día sin
que él o yo nos sentáramos en silencio a tomar mate.
El mate no es una bebida, corazones de otro barrio. Bueno, sí. Es un líquido y entra por
la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más
bien una costumbre, como rascarse. El mate es exactamente lo contrario que la
televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás sola.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es “hola” y la segunda “¿unos mates?”.
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres
charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos
de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que
comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales
ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos
las víctimas y los verdugos. Los buenos y los hijos de puta.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. El Caio empezó a pedir a
los cinco. La Sofi a los nueve. El Nacho a los tres. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar,
y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre
empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años,
elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con
yuyos, con un chorrito de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta,
cuando no hay confianza:
—¿Dulce o amargo?
El otro responde:
—Como tomes vos.
Yo les escribo siempre a ustedes con el mate al lado del teclado. Los teclados de
Argentina y Uruguay tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay
siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con
democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay
yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie. Ni a la vieja Monforte.
Escribo esto por algo. Hoy llegamos todos de la calle y el Caio estaba tomando mate
solo. Nunca antes había tomado mate solo. Siempre con el Chileno Calesita, o con la
hermana, o con nosotros. Solo jamás.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar
a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión,
universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que
tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No
es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que
haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma. O está
muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.
El Caio no sabe qué carajo le pasa. No va a recordar este día. Ninguno de nosotros nos
acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido
un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones. Yo no me acuerdo de mi
día. Zacarías tampoco. Nadie se acuerda. Pero hoy el Caio empezó a tomar mate solo.
Hoy, 8 de enero del 2004, a la madrugada. Su padre y yo, escondidos en el pasillo,
empezamos a mirarlo con respeto.

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