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Arqueologia de La Muerte en El Mundo Romano

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Tema 14 ARQUEOLOGIA DE LA MUERTE EN EL MUNDO ROMANO.

Todos los epígrafes del tema 16 son de estudio obligatorio, si bien no es imprescindible memorizar todos los
edificios citados como ejemplos en cada uno de los epígrafes para responder a un tema teórico. Sin embargo,
el estudio de estos edificios debe encaminarse al comentario de láminas. Solamente existe una excepción, el
apartado 5.2 -Los mausoleos imperiales- cuyo estudio se enfocará únicamente para el comentario de las
láminas en la prueba presencial o en las PED´s.

LA MUERTE EN ROMA Y SU ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO

El concepto de la muerte en la cultura romana


La idea de la muerte y su acontecimiento forma parte del marco del pensamiento del hombre romano. La
inquietud antes el desconocimiento forma parte del rito. Los gestos, ordenamientos y actitudes parecen
destinados a conservar la individualidad en el más allá. Se tiende a buscar la protección de los dioses. Las
actuaciones sobre el cuerpo buscaban el descanso del alma y que esta no se volviera contra de los familiares
impíos. La tumba se concibe como la morada perpetua y monumento a la memoria. Es un auténtico lazo de
unión entre dos mundos. La tumba fue también una fórmula de ostentación de su riqueza. Existen actitudes y
conceptos que se analizan mejor a través del pensamiento filosófico. Las escuelas epicúrea y estoica
mantienen cierto escepticismo. La primera se enfrenta al momento final intentando despojarlo de
supersticiones e instando a eliminar el miedo a la muerte. El pensamiento estoico legará a negar la existencia
de un más allá. A esta rama pertenece Séneca. Una tercera vía la constituye el ordenamiento legal que marca
el carácter individual de la propiedad de la tumba, prohibiendo su uso, disposición o venta a los herederos
quienes debían de hacerse cargo de su mantenimiento. El incumplimiento se penaba con multas impuestas
por el propio difunto en su testamento.

EL PAISAJE FUNERARIO EN ROMA


Unos de los aspectos que más contribuyen a definir el paisaje funerario de roma es la situación de las
necrópolis fuera del recinto urbano como se establece en el siglo V a. C en la Ley de las XII tablas. El paisaje
funerario romano relacionado con la esfera urbana esta conformado por verdaderas vías mortuorias
dispuestas en los márgenes de los caminos convirtiéndose en una autentica columna vertebral del espacio
cementerial. La cercanía de la ciudad hacía que esta se ocupara un poco de ellos. Estos cementerios solían
presentar variedades distintas de enterramientos condicionada por el status del difunto. La Vía Appia de
Roma u Ostia en Pompeya son ejemplos ilustrativos. El tamaño de la tumbas también conviene tenerlo en
cuenta. La disposición o no de utilizar ciertas partes del suelo hacia que este se encareciese. Los
enterramientos más cercanos a la ciudad son los más antiguos lo que da idea de una cierta estratificación. Un
ingrediente más en el paisaje funerario es la imposición de límites por el carácter de lugares religiosos.
Existen diversos métodos para marcar la delimitación de las tumbas variando según las épocas y lugares. Los
sistemas más utilizados fueron los cipos de límites, con una aspecto de estela redondeada, y asociados o no a
recintos amurallados.

EL RITUAL Y LOS AJUARES EN ROMA


La palabra latina funís define el conjunto de rituales que culminaban con el sepelio para asegurar el transito
entre la dos vidas e impedía al alma vagar por la tierra en forma maligna. Las primeras ceremonias se
llevaban a cabo en la propia casa comenzando en el momento de la muerte depositando el cadáver en el suelo
cerrando el ciclo iniciado con el nacimiento momento en el cual se efectúa la misma acción. Había gestos de
piedad como un último beso, para continuar con el lavado, cubrir con sustancias aromáticas mientras los
parientes se reunían para expresar el dolor por la pérdida. Después del velatorio se iniciaba la procesión
fúnebre que se celebrar por la noche hasta el lugar del enterramiento y que algunas veces constituían una
ostentación de riqueza al punto que hubo leyes para limitarla. Al retorno del funeral los parientes debían de
someterse a rituales de purificación con fuego y agua comenzando las celebraciones para mantener la
memoria del difunto. Estas duraban alrededor de nueve días incluyendo un banquete en el cual se hacía
comparecer al difunto llevándole los presentes el día de su cumpleaños. La cremación o la inhumación son
los dos rituales más característicos aunque en algunos momentos unos predominen sobre otros. A finales del
siglo I d. C y durante el siguiente, la inhumación comienza a reemplazar de forma progresiva a la
incineración sustituyéndola completamente en los siglos III y IV. Cualquiera que fuera el rito se realizaban
ofrendas que podían arrojarse al fuego o depositarse con el difunto. El ritual de la época paleocristiana
comienza con el lavado del cadáver con sustancias aromáticas amortajándolo con prendas blancas. El
cadáver se disponía orientado a occidente. Finalmente los rituales culminan con un banquete llevado a cabo
el noveno día aunque las mujeres de la familia continúan con el luto para guardar memoria.

NECRÓPOLIS Y MONUMENTOS FUNERARIOS EN ROMANO-CRISTIANA


La posesión de las tumbas podía obtenerse por diversas vías: compra a la ciudad, compraventa, donación o
concesión entre particulares, admisión en tumba privada, o pertenencia a un collegium funeraticium.
Estaba prohibido sepultar en los límites de la ciudad por razones higiénicas o de seguridad. En algunos
núcleos se constatan necrópolis ocupadas de forma temporal que se trasladaron con el paso del tiempo. Para
las clases altas eran lugares de ostentación manifestándose en la grandiosidad del edificio y su decoración.
La importancia a la última morada se ve en la constitución de los llamados colegios funerarios ( collegium
funeraticium) que aseguraban un lugar en el cementerio.

Tumbas y monumentos menores


Hay que distinguir dos zonas.
1. Lugar que alberga el cadáver. El receptáculo donde se introducía el cuerpo podía ser de varios
tipos. La incineración se introducía en una urna de de cerámica, mármol y este se metía a su vez en
otra de plomo. En el caso de la inhumación existen distintos tipos de sepulturas:
- Ánfora rota por el cuello y tapada con una tapa de terracota.
- Ataúd de madera algunas veces protegidos por otros de piedra.
- Cista: una caja de placas de cerámica o lajas de piedra.
- Sarcófago de plomo o piedra lisos o decorados.
Algunos ataúdes no estaban enterrados sino que se ponían a modo de exposición.
2. Monumento visible que señalaba el enterramiento . Estas formas de enterramiento debían de tener
algún tipo de símbolo exterior erigiéndose para ello diversos tipos de monumentos como los
descritos a continuación:
- Placa: para señalar un emplazamiento.
- Cipo: bloque de piedra cilíndrico o prismático decorado en un lado donde hay una inscripción.
- Estela: evolución del cipo. Bloque monolítico paralelepípedo con inscripciones y decorados.
- Ediculo templiforme: la fachada de un templo es lo que representa.
- Ara funeraria: cuerpo cuadrangular con basa para las ofrenda.
- Cuppae: sillares que presentan una cara redondeada y que suele encerrar las cenizas, con
inscripciones y orificios para las libaciones

Urna funeraria inhumación en ánfora inhumación en cista inhumación en sarcófago de plomo

Tumbas y monumentos menores Cuppae


Monumentos funerarios
Se puede definir la monumentalización como el proceso de construcción de edificios de piedra con el objeto
de perpetuar la memoria y el recuerdo. Pretenden recordar valores como la virtud la piedad y honor del
difunto. También es una autorepresentacion social a la exaltación del difunto. Las tumbas de Roma de los
siglos IV y III a. C están casi destruidas, a excepción de la tumba de los Escipiones. Las transformaciones
sociales del siglo II tienen su reflejo ante la muerte. Los restos de la época son escasos. Aparecen edificios
colectivos construidos por libertos haciendo así gala de su nueva condición jurídica.
a) Final de la república e inicio de la época augústea:
– Altar funerario es el más simple aunque a veces tiene una gran monumentalidad.
En líneas generales consta de una base, un cuerpo con forma cuadrangular
rematado en un friso dórico y una cornisa que da paso a la mesa del altar. A partir
de la época augustea evoluciona cambiando el friso por otro de motivos vegetales
aumentando el tamaño.
– Las tumbas de edículo sobre podium son las más
representativas. Están constituidas por dos electos superpuestos:
Un alto podium con pilastras que sostienen un edículo en forma
de naiskos, un pabellón circular o un nicho prostilo que alberga
las esculturas del difunto. Los edificios con tholos son los de
mayor difusión.

Tumbas de Naiskos y tholos sobre podium


– Los tumuli derivan de los etruscos. El más simple es una cámara funeraria cubierta de tierra. Las
urnas se depositaban dentro. El revestimiento algunas veces se decora.
– Los monumentos funerarios en forma de exedra son semicirculares. Algunos tienen bancos
llamándose entonces scholae. Este tipo de edificios se encuentra en Grecia en las ágoras, gimnasios
y santuarios. En los edificios mas elaborados puede haber nichos para colocar las estatuas.
– Las pirámides son un tipo de carácter exótico.

Tumuli en forma de exedra

b) Segunda mitad del siglo I d. C: los usos funerarios sufren variaciones. El cambio se manifiesta en la
importancia que reviste la pertenencia a una categoría social más que a la individualidad.
– Tumbas-templo: a finales del siglo I d. C y sobre todo durante el II. Con apariencias de templo en su
fachada principal. Se articula en cella y pronaos.
– Tumbas de cámara: más simples y reproducen el esquema de una casa. Construida de ladrillos y
bóveda o tejado de doble pendiente. Una única cámara con nichos para las urnas. A finales del siglo
II y III las tumbas de cámara dejan de ser edificios asilados y se edifican en bloques de tres o cuatro.
– Columbarios: a mediados del siglo I a.C., y constan de una gran sala abovedada, semisubterránea y a
la que se desciende por una escalera habiendo en sus paredes pequeños nichos de forma cuadrada
donde se depositaban las urnas. Son enterramientos múltiples y modestos.

Tumba-templo Tumba de cámara Columbario


Necrópolis y monumentos funerarios cristianos
Son pocas en el II y se extienden en el III. En los primeros siglos las estructuras funerarias no se distinguen
de la de los paganos. Aparecen inhumaciones bajo tierra y de cámara heredadas de los paganos. Las formas
de enterramiento son muy variadas, con simple deposición de tierra, cubiertas de lajas o ladrillos. Los
sarcófagos realizados en mármol, madera o plomo.
– Catacumbas: su nacimiento se remonta a finales del
siglo II d. C. Se encuentran en las afueras de Roma, pero
también en Nápoles, Siracusa, Hadrumentun y la isla de
Milo. Fueron áreas destinadas al culto y sepultura de los
primeros miembros del cristianismo. Se caracterizan por
largos corredores a lo largo de cuyas paredes se situaban
las tumbas. Estos pasillos daban acceso a estancias
cuadradas o rectangulares destinadas a familias o
asociaciones. Formaban una amplia red de corredores y
cámaras sepulcrales. En su creación se conjugan
diversos factores como el crecimiento de la comunidad,
la conciencia de una construcción colectiva solidaria, la
disposición de lugares para rituales y el carácter
económico. En la segunda mitad del siglo III se vive el
aumento de cristianos y de su capacidad organizativa.
También es la época de mayor difusión de las
catacumbas de espina de pez. En esta época se registran un aumento de sepulturas monumentales
como los arcosolios, grandes nichos y cubículos. El siglo IV supone un aumento importante de los
espacios ocupados por catacumbas, paralelo cada vez más a las condiciones favorables del
cristianismo. De esta misma época hay tumbas con un carácter monumental correspondiente a
sectores sociales elevados. En estos cubículos se construyeron estructuras relacionadas con el
refrigerium o comida fúnebre. En las zonas más pobres continúa la utilización de loculi pequeños. Se
impone la costumbre de colocar pequeños objetos de índole personal o adornos de cerámica que
individualizan las tumbas. Estos recipientes tienen como decoración temas iconográficos y diversas
inscripciones. El ajuar ha modificado su concepto sufriendo un importante cambio simbólico. La
segunda mitad del IV no presencia la ampliación de áreas catacumbales y muchas de las sepulturas
se llevan a cabo en las basílicas edificadas. En los siglos V y VI las catacumbas sólo eran visitadas
como símbolo de devoción, centrándose en las áreas de los mártires.
– Martyria: las tumbas de los mártires comienzan en la época de Constantino una fase de
monumentalización. A mediados del siglo IV se manifiesta el culto a los santos. Otra característica es
la construcción de itinerarios dentro de las catacumbas, convertidas entonces en santuarios. Esta
veneración a los mártires tuvo como consecuencia la ampliación de zonas situadas en las
proximidades de las tumbas ya que los fieles querían ser enterrados cerca de ellos. También es
consecuencia la creación de áreas denominadas retro sanctos situados en las cercanías y espaldas de
los sepulcros venerados y que son utilizados por personas de elevada condición. Para las personas
más humildes se idearon profundos pozos para enterramientos múltiples excavados en las cercanías
de las tumbas.

LOS MAUSOLEOS IMPERIALES Y LA APOTEOSIS


En muchos casos participan de los modelos arquitectónicos ya mencionados

El funus imperatorum
Aunque cada emperador dejaba su impronta existen una serie de características comunes.
• Las ceremonias comienzan con el traslado del cadáver hasta la pira funerario instalada en el Campo
Marcio.
• En la procesión hay músicos abriendo el cortejo; suele haber un coro sustituyendo a las plañideras.
• Hay actores representando actos de la vida cotidiana del sujeto.
Además de estos hay otros exclusivos de los imperiales como la presencia del senado, sacerdotes, ordo
ecuestre, lictores, soldados y el pueblo, así como exhibición de objetos en la representación de pueblos
vencidos. Las manifestaciones de duelo son diversas llegando al suicidio en contexto militar.
La pira funeraria o logus era una estructura de madera recubierta de telas doradas y sustancias aromáticas,
así como marfiles. En el trascurso de la ceremonia desfilaban caballerías con imágenes de cera del
emperador y generales más famosos. Cuando el fuego destruía el lugus surgía un águila que simbolizaba la
admisión al mundo de los dioses. Con el paso de la cremación a la inhumación el cuerpo se sustituye por uno
de cera. No hubo demasiados cambios en las ceremonias aunque si se constata una fase llamada consolatio.

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